Muchas gracias

Gracias por subscribirte y bajarte esta pequeña guía de referencia para comenzar a
escribir. En ella espero animaros a que cojáis un papel y un bolígrafo, que perdáis el
miedo a rellenar folios en blanco y escribáis vuestras primeras historias.

Uno de los objetivos más básicos a la hora de comenzar a escribir es disfrutar de la

escritura y establecer una rutina diaria para practicar. Este ebook pretende facilitar
estos primeros pasos. Para más información sobre cómo escribir, siempre puedes
acudir a la web Escribirr.com.

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Toda historia
comienza con una Toda historia comienza con una idea
Al principio puede resultar un poco difícil sentarse a escribir

idea sin tener una idea previa sobre lo que vamos a contar. Sin
ideas, de repente los folios se vuelven más blancos,
comenzamos a morder la capucha del bolígrafo de turno y
miramos el techo en búsqueda de alguna idea ocurrente que
nos salve del aprieto. Y a menos que tu techo sea muy
diferente del mío —y tenga algún poder sobrenatural—, no
creo que te inspire mucho más que a mí.

La solución a este problema es bastante sencilla. Solo

necesitamos tener una colección de ideas o temas que nos
atraigan personalmente y sobre los que queramos contar
algo.

Estas ideas pueden tomar formas muy diferentes: puede que

se nos haya ocurrido un personaje, que queramos contar
una historia inspirándonos en nuestro último viaje a Italia,
que al leer las noticias hayamos sentido pena por una niña
que se quedó atrapada en la escuela todo el fin de semana
mientras que los padres estaban como locos buscándola, o
que el último documental que hemos visto sobre China nos
haya dado algo que pensar.

Todos estos tipos de ideas son válidas. Y a estas alturas no

hace falta que sean súper concretas, que sean las mejores

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ideas del mundo, ni ocurre nada porque sean un sentimiento
abstracto que no sepamos muy bien adónde nos lleva.
Lo importante es que a nosotros esa idea nos diga
algo y nos atraiga, aunque todavía no tengamos
muy claro qué es lo que nos dice.
Más adelante tenemos todo el tiempo del mundo para
elaborar y refinar poco a poco la idea a través de sesiones
de escritura, para llegar al punto en que la idea se
transforme en una historia.
Ahora vamos a ver cómo buscar estas ideas.
En busca de ideas
No hay nada como inspirarse en el día a día para conseguir
las mejores ideas. Lo único que hace falta es tener los ojos
bien abiertos y estar atento a cualquier hecho que nos pueda
inspirar a contar una historia.
Estos son algunos recursos que puedes utilizar para
inspirarte:
• Empieza por ti mismo. Las mejores ideas las
solemos tener enterradas en nuestra memoria. Aquella
vez que montamos por primera vez en bicicleta y no
sabíamos cómo frenar, cuando nos fuimos por primera
vez de viaje en familia a Francia y ninguno hablaba
francés, aquel verano excesivamente caluroso en el
que la abuela se llevó un disgusto tremendo cuando se
enteró de que estaba poniendo la calefacción en vez
del aire acondicionado y tenía a toda la familia
sudando, etc. Muchas veces solo hace falta pensar un
poco en nuestras experiencias para tener buenas ideas.
• Escucha conversaciones ajenas. No te digo que
escuches a propósito a las personas que se sientan a
tu lado en el autobús. Pero de vez en cuando se da el
caso de una persona que más que hablar por teléfono,
parece que le está contando su vida sentimental a todo
el pasaje. Y lo mismo ocurre en el cine, en la sala de
espera del médico y en cualquier supermercado.
Lo mejor de este tipo de conversaciones es que
raramente escuchamos el principio y pocas veces
llegamos a oír el final. Solo escuchamos alguna frase
suelta, pero que de repente desata toda nuestra
imaginación.
Por ejemplo, una vez escuché en el supermercado las
siguientes palabras: “Sí, sí, en serio, esa crema de
pepino estaba para matar, creí que me moría del
gusto”.
Y de ahí, con un poquito de trabajo e imaginación, se
me ocurrió un comienzo para una historia: “Un policía
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le decía a otro, por tercera vez consecutiva, cómo el
asesino había matado a su víctima. Con una crema de
pepino, al parecer recién hecha, que apenas contenía
30 gramos de zanahoria, dos cucharadas soperas de
aceite, 100 gramos de pepino, una pizca de sal y un
poquito de pimienta…”.
• Habla con la gente. Conocemos a camareros, a
alumnos de universidad, a una pareja que lleva
viviendo siete meses en Holanda, a un taxista que solo
trabaja por las noches, a un bibliotecario, a un alpinista,
etc. Y no hay nada como preguntar por alguna
anécdota que les haya parecido curiosa, alguna
aventura, algún cliente extraño, alguna situación en la
que sintieron miedo de verdad… para conseguir alguna
idea interesante para comenzar nuestra historia.
• Lee. Y concretamente lee poesía. Creo que lo dice
muy bien Bradbury en su libro Zen en el arte de
escribir:
“Lea usted poesía todos los días. La poesía es buena
porque ejercita músculos que se usan poco. Expande
los sentidos y los mantiene en condiciones óptimas.
Conserva la conciencia de la nariz, el ojo, la oreja, la
lengua y la mano. Y, sobre todo, la poesía es metáfora
o símil condensado. Como las flores de papel
japonesas, a veces las metáforas se abren a formas
gigantescas. En los libros de poesía hay ideas por
todas partes; no obstante, que pocos maestros del
cuento recomiendan curiosearlos.”
• Escucha música. Esto se podría decir que es casi
una continuación de leer poesía, pero con el añadido
de las sensaciones que evoca la música. Un ejercicio
que me encanta practicar es escuchar canciones en
otros idiomas. Por el contexto de la música y la voz
suelo imaginarme de qué trata la canción, y
normalmente la historia que me invento no tiene nada
que ver con la canción en concreto.
• Ojea el periódico. En cada periódico hay una
cantidad increíble de historias que merecen ser
contadas. Basta con que eches un vistazo con la
actitud de buscar ideas en la sección de incidentes,
entrevistas a personajes famosos e incluso en las
esquelas.
• Pasear y dormir también ayudan bastante. Muchas
veces, tenemos nuestras mejores ideas cuando
estamos relajados y pensamos en otras cosas. Los
momentos más propicios suelen darse en paseos
largos, sesiones de cardio en el gimnasio, cuando nos
acostamos, en los trayectos de tren, etc.
• Imagina un mundo igual al nuestro pero con una
pequeña excepción. Para ello, nos podemos ayudar
5
de la pregunta sugerida por Gianni Rodari en
Gramática de la Fantasía: “¿Qué ocurriría si…?”.
Por ejemplo, ¿qué pasaría si de repente un día toda la
humanidad solo quisiese comer plátanos?
Probablemente el mundo cambiaría bastante. El
supermercado estaría colapsado de gente haciendo
cola y peleándose por llevarse el mayor número de
plátanos posible, el mercado bursátil se vería afectado,
se destinarían fondos de inversión para estudiar por
qué de repente tenemos este extraño deseo, saldrían
religiones nuevas que adorasen al plátano como fruto
sagrado, conferencias de platonólogos… y la vida de
nuestro protagonista cambiaría por completo, sobre
todo al darse cuenta de que este terrible deseo por
comer plátanos lo teníamos escrito en nuestra genética
desde el comienzo de los tiempos y era solo cuestión
de tiempo que llegásemos a este momento.
• Binomio fantástico. Ya que hemos mencionado a
Gianni Rodari y Gramática de la fantasía, no me queda
más remedio que explicar este famoso ejercicio.
Consiste en juntar dos palabras que en principio no
tienen ningún tipo de conexión lógica y a partir de esta
unión crear una historia.
Por ejemplo, podríamos elegir las palabras “trampolín”
y “anciana”. En este caso, la historia podría transcurrir
en el jardín trasero de la señora Melvin, que tras
comprar un trampolín y una colchoneta para sus nietos,
descubre un día que está aburrida en casa que tiene
un don increíble para las piruetas y las acrobacias.
¿Qué ocurrirá cuando por casualidad se entere la
familia? ¿Se desmayará el padre? ¿Dejarán intentar
hacer la triple pirueta mortal a la abuela? ¿Llegará a
ser famosa en el mundo entero? Estoy seguro de que
sus nietos serán sus fans número uno.
Ejercicio recomendado: escribe 5 ideas
Para este ejercicio necesitas papel, lápiz y 10 minutos. Busca
en tus experiencias cotidianas todas aquellas ocurrencias o
ideas que creas que pueden convertirse en buenas historias.
Piensa en lo que hemos dicho: en tus amigos, viajes,
problemas, deseos, situaciones incómodas o graciosas,
binomio fantástico, ¿qué ocurriría si…?, ojear el periódico,
etc.
Anótalas todas, sin preocuparte en exceso de si las ideas son
buenas o malas. Ya veremos más adelante cómo sacar
partido de esta lista.
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 No te preocupes si no se te ocurre ninguna idea. Es
algo normal. Nuestra mente es muy caprichosa y basta
con que queramos tener ideas para que no las
tengamos. Sal a dar una vuelta, queda con amigos y
haz todo lo que suelas hacer en tu vida normal. Lleva
una libreta siempre contigo o una app donde puedas
tomar nota. Ya verás como en seguida esa libreta
comienza a llenarse poco a poco.
¿Dónde almacenar mis ideas?
Con tantas ideas ahora necesitamos un buen lugar donde
guardarlas. La idea clásica y que funciona bastante bien es ir
siempre con una libreta y un bolígrafo para apuntar todas
nuestras ocurrencias y que no se nos olvide ninguna.
Sin embargo, a mi no me parece un sistema demasiado
bueno. Es bastante probable que se te olvide la libreta en
casa, que tengas todas las notas sin ningún tipo de orden,
que pierdas el bolígrafo justo cuando has tenido la mejor
ocurrencia en mucho tiempo, que no entiendas lo que
escribiste el otro día porque tienes una letra horrible (como la
mía) o lo peor de todo: que pierdas tu libreta y con ella tu
colección de ideas.
Por eso yo prefiero utilizar una app. A día de hoy todo el
mundo llevamos siempre un teléfono en el bolsillo y la
tecnología nos ofrece varias ventajas:
• Nos permite editar y ordenar ideas.
• Letra siempre entendible.
• Podemos, en muchos casos, dictar nuestras ideas.
• Nos permite tener backups.
• No tenemos que cargar con nada extra.
En la mayoría de los teléfonos viene siempre incluida de
forma gratuita una aplicación para tomar notas. Aún así,
aconsejaría utilizar una de estas dos opciones:
• Evernote: esta app te permite escribir, guardar todas
tus notas y sincronizarlas entre diferentes dispositivos
(ordenador, móvil, tableta) para que tengas todas tus
notas ordenadas y listas cuando las necesites.
Además, su uso es gratuito, y si quieres funcionalidad
extra siempre puedes recurrir a su versión premium de
pago, aunque de momento yo no he visto la necesidad
de pagar por esta opción.
• Notability: Es mi app preferida para tomar notas.
Tiene apps tanto para iPhone como para iPad y te
permite guardar textos, dibujos y audios.
En el único caso que sí aconsejaría tener una libreta es en la
mesita de noche. Como hemos visto, es bastante común
tener nuestras mejores ideas cuando estamos relajados o
pensando en otras cosas, y resulta que para muchos el
7
momento ideal suele ser cuando acabamos con todo el
quehacer diario y nos metemos en la cama. Entonces se nos
ocurren buenas ideas y pensamos que al día siguiente nos
vamos a acordar. ¡Error! Cuando tengas una buena idea
apúntala siempre en el momento.

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Tipos de ficción
Tipos de ficción
Si estás leyendo estas líneas, lo más seguro es que tengas
como objetivo escribir un cuento o una novela. Ahora que
tienes unas cuentas ideas almacenadas y antes de ver cómo
abordarlas, creo que viene bien dar un pequeño repaso a las
formas más comunes en las que se puede presentar una
ficción.

El cuento o relato breve

Su extensión no suele superar las 15.000 palabras y por lo
general suele ocupar entre tres y treinta páginas. Aunque
esta forma de ficción es más corta que la novela, cuenta una
historia y tiene los mismos elementos principales que la
caracterizan: principio, nudo y desenlace.

La mayor diferencia con la novela es que el autor cuenta con

menos espacio para transmitir esa historia, por lo que el
número de personajes, escenarios y palabras se ve limitado
a un número más reducido. Esto, aunque no lo parezca,
añade complejidad a la hora de escribir un cuento, pues
cada párrafo ha de trabajar para la historia para que en su
conjunto funcione bien.

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Esta limitación de espacio también afecta al tipo de historia
que se puede contar. Por ello, los cuentos se centran en
narrar un único hecho y no, por ejemplo, la vida entera de
una persona.
A veces, estos cuentos o relatos se agrupan en un libro de
relatos. En ese caso, suele existir un tema común que une
los relatos. Ejemplos de libro de relatos son:
• Catedral, de Raymond Cárver
• Casa tomada y otros cuentos (Serie Roja Alfaguara),
de Julio Cortázar
• Ficciones (Contemporánea), de Jorge Luis Borges
• Crónicas marcianas, de Ray Bradbury
La novela corta
Definida por Julio Cortázar como un “género a caballo entre
el cuento y la novela”, la extensión de una novela corta
supera las 15.000 palabras y suele llegar hasta las 50.000,
aunque muchos consideran que hasta 80.000 se sigue
considerando novela corta y que solo a partir de esta cifra se
pasa a la novela. Aunque por supuesto, esto son
generalizaciones para hacernos una idea aproximada.
La novela corta suele presentar características del cuento y
de la novela, y por lo general suele tener las mismas
limitaciones que en los cuentos pero siendo un poco más
permisivos con la economía del lenguaje y con el número de
personajes que aparecen.
Algunos ejemplos de novela corta son:
•La metamorfosis, de Franz Kafka
•El corazón de las tinieblas, de Joseph Conrad
•Fahrenheit 451, de Ray Bradbury
•El extranjero, de Albert Camus
La novela
Escribir una novela es la mayor ambición de muchos
escritores, el mayor desafío al que uno se puede
encomendar cuando está comenzando a escribir. Sobre todo
porque conlleva un esfuerzo increíble durante largos
períodos de tiempo y pone a prueba nuestra resistencia y
perseverancia.
Suelen considerarse novelas a aquellas ficciones que
superan las ochenta mil palabras, aunque muchas veces
nos encontramos con novelas más cortas y otras que
sobrepasan con creces este número.
Las novelas, dada su mayor extensión, nos permiten
ahondar más en los personajes, tener más escenas y tratar
todo con mayor detenimiento. Sin embargo, esto no significa
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que debamos incluir cosas por el simple hecho de incluirlas. Lo que si que te aconsejaría es que antes de que te pongas
Todo párrafo ha de tener una justificación, aunque este a escribir una novela al menos hayas escrito antes varios
formato es mucho más permisivo que el cuento y la novela relatos breves. Creo que te va a resultar un poco más
corta en este sentido. sencillo abordar un proyecto narrativo largo si entiendes las
partes que contienen una historia y los recursos que puedes
Algunos ejemplos de novela son los siguientes: utilizar para contarla.
• Matar a un ruiseñor, de Harper Lee
• El conde de Montecristo, de Alexandre Dumas
• Moby Dick, de Herman Melville
• Las aventuras de Huckleberry Finn, de Mark Twain
• Orgullo y prejuicio, de Jane Austen

¿Por qué forma de ficción comenzar?

Algunos dicen que es mejor comenzar por relato breve, más
que nada porque te permite contar historias y adquirir
práctica en el arte de narrar sin la necesidad de invertir
meses y años en terminar, por ejemplo, una novela. Sin
embargo, hay otros muchos que dicen que si quieres ser
novelista lo mejor que puedes hacer es escribir una novela
tras otra hasta adquirir la experiencia necesaria.

Como puedes ver, no hay un criterio claro establecido sobre

qué forma es mejor practicar. Así que lo mejor que puedes
hacer es guiarte por ti mismo teniendo en cuenta tus gustos
y preferencias.

11
¿Cómo se hacen
los buenos ¿Cómo se hacen los buenos
escritores?
escritores? Seguramente habrás oído en más de una ocasión que a
escribir se aprende escribiendo. Lo que quizá no has oído
tantas veces es cuánto necesitas escribir para alcanzar
cierta soltura y familiarizarte con el oficio de escritor.

Cuando aprendemos cualquier deporte, instrumento o

estudiamos un idioma, tenemos claro que vamos a tener que
practicar bastante para ser buenos. Porque para qué nos
vamos a engañar, si es la primera vez que vas a tocar el
saxofón, seguramente no vas a ser capaz de tocar una
canción y los sonidos que consigas exprimir del instrumento
van a dejar bastante que desear. Aprender a tocar un
instrumento bien implica muchas horas de estudio durante
varios años.

Y la escritura no es algo diferente en este aspecto, aunque la

utilicemos todos los días para mandar e-mails a nuestros
compañeros de trabajo y hayamos cursado alguna
asignatura de literatura o lengua en el colegio e instituto.
Para escribir bien es necesario escribir mucho. Practicar
muchas horas durante bastantes años.

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Y si es la primera vez que te sientas a escribir, seguramente
el resultado no va a ser muy bueno. Esto le ocurre a todas
las personas y escritores del mundo. Es lo normal.
Sin embargo, sentarse a escribir es lo que te va a hacer un
buen escritor. Una vez que comiences a escribir con cierta
regularidad en seguida notarás como la escritura fluye, cómo
las palabras que antes te faltaban ahora acuden con mayor
facilidad. Cómo cada vez eres un lector más exigente que
analiza todo lo que lee para aprender de otros escritores. Es
cuestión de práctica.
Hay una historia que ilustra perfectamente este concepto de
lo necesaria que es la práctica. Esta historia aparece en el
libro Art and Fear de David Bayles (si sabes inglés es una
lectura muy recomendada) y en el post de Ángel Alegre
sobre la práctica.
La historia de las vasijas
Un profesor de cerámica, en la primera clase del curso,
divide a la clase en dos grupos.
Al primer grupo le dice que para obtener la calificación más
alta en la asignatura necesitan modelar una vasija perfecta y
que la nota de la asignatura depende exclusivamente de la
evaluación de esta vasija.
En el segundo grupo, por el contrario, el profesor anuncia
que va a evaluar la asignatura en función del número de
vasijas modeladas a lo largo del curso, independientemente
de la calidad de las vasijas producidas.
Cuando finaliza el curso, para sorpresa de todos, los
alumnos que obtienen las mejores vasijas —y por tanto la
mejor nota— son los del grupo segundo, pues de tanto
modelar vasijas han aprendido de sus errores y de los
muchos intentos hasta adquirir la experiencia necesaria para
modelar vasijas perfectas.
Mientras tanto, en el primer grupo, han teorizado en busca
de la “vasija perfecta”, sin poner la práctica necesaria para
dominar las técnicas que se requieren para modelarla.
La moraleja de esta anécdota queda muy bien recogida en
esta cita de Ray Bradbury sobre la práctica de la escritura:
“Mil o dos mil palabras por día durante los próximos 20 años.
Al principio podría apuntar a un cuento por semana, 52
cuentos al año, durante cinco años. Antes de sentirse
cómodo en este medio tendrá que escribir y dejar de lado o
quemar mucho material. Bien podría empezar ahora mismo y
hacer el trabajo necesario. Porque yo creo que finalmente la
cantidad redunda en calidad.”
13
La mentalidad
adecuada para La mentalidad adecuada para mejorar
tu escritura
mejorar tu escritura Ahora que hemos visto que llegar a escribir bien nos puede
llevar bastantes años de práctica y aprendizaje, quizá nos
interesa pensar un poco en cómo hacer que este aprendizaje
nos resulte entretenido.

Algo que rara vez funciona es intentar aprender a lo bruto.

Un ejemplo de este tipo de enfoque sería sentarse a escribir
todos los días un libro cuya temática no nos gusta pero
pensamos que puede tener valor comercial y dedicar nuestro
tiempo libre a leer manuales de gramática y ortografía.

Seguramente podemos aguantar unos días haciendo esto,

dos o tres semanas si tenemos mucha fuerza de voluntad,
pero tarde o temprano nos vamos a morir del aburrimiento y
vamos a abandonar la escritura sin llegar a ver ningún
resultado.

Mejor si nos dedicamos a escribir sobre cosas que nos

gustan. Sin ponernos ningún tipo de presión y sin exigirnos
nada. Mejor escribir por el simple hecho de pasar un buen
rato.

Quizá de esta forma no vamos a terminar ningún libro

durante los próximos meses, pero si disfrutamos de nuestras

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sesiones de escritura creamos un ciclo positivo que nos
ayuda a mejorar. Y cuando nos queramos dar cuenta,
estaremos mejor preparados para afrontar el reto que nos
hayamos puesto, ya sea escribir un libro de relatos o una
novela.
Este ciclo positivo se consigue más que nada porque cuanto
más disfrutamos de la escritura, más ganas tenemos de
escribir. Y cuantas más ganas tenemos de escribir, más
escribimos y leemos. Cuanto más escribimos y leemos, más
progresos vemos en nuestra escritura. Cuánto más progreso
notamos, más ganas tenemos y más tiempo dedicamos a
nuestras sesiones.. y bueno, ¿ves el ciclo positivo?
La forma más efectiva de mejorar cuando se es
principiante es disfrutar de la escritura, tomársela
como un juego de experimentación y no tener
ningún tipo de presión para crear obras perfectas a
la primera.
Uno de los mejores objetivos que te puedes fijar para
mejorar es crear un hábito de escritura diario, para sumar
todas esas horas necesarias de práctica que se requieren
para dominar el oficio del escritor. Esto será lo que veremos
a continuación, una vez hayamos completado el ejercicio.
Ejercicio recomendado: juega con las
palabras
En este ejercicio te voy a proponer jugar un rato con las
palabras. Concretamente 10 minutos. El objetivo de este
ejercicio es que disfrutes con la escritura, así que procura
tomártelo como un juego en el que solo pierdes si te
estresas y no escribes.
En el apartado de buscar ideas, habíamos mencionado el
binomio fantástico de Gianni Rodari, cómo combinando dos
palabras que no tienen en principio ninguna relación se
pueden construir las bases de una historia.
Pues bien, te dejo aquí con tres parejas de palabras. Elige
una de estas parejas y escribe sobre ellas durante 10
minutos con el objetivo de crear una historia. Y recuerda, no
importa tanto el resultado como pasárselo bien.
• Zanahoria y avestruz.
• Piragua y frigorífico.
• Colchón hinchable y sacapuntas.
15
Consejos para
crear un hábito de Consejos para crear un hábito de
escritura
escritura Practicar es la clave para convertirse en un buen escritor, y
una de las mejores formas de asegurarse de que vamos a
practicar es tener un hábito de escritura diario. Vamos a ver
algunos consejos para cómo conseguir establecer este
hábito.

1. Empieza poco a poco

Algo tan simple como diez minutos al día puede bastar para
comenzar a crear un hábito. Ya más adelante, cuando te
resulte sencillo, puedes incrementar el tiempo de tus
sesiones de escritura.

2. Escribe con amigos y forma parte de una

comunidad
No hay nada mejor que encontrar un amigo con el que
compartir sesiones de escritura, compartir progresos y las
dificultades que surgen en el día a día para escribir.

Si ninguno de tus amigos está interesado en la escritura

creativa, siempre puedes recurrir a fórums, blogs sobre
escritura, talleres literarios que haya por tu zona o cursos de
escritura online.

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Si escribes con alguien o tienes a una comunidad pendiente
de ti, te resultará mucho más fácil continuar con tu hábito y
no saltarte días de escritura.
3. Ten clara cuál es tu motivación
¿Por qué escribes? ¿Escribes para divertirte? ¿Porque
tienes como objetivo escribir un libro y publicarlo? ¿Porque
te gustaría llegar a ser escritor? ¿Porque quieres tener un
blog propio?
Cuanto mayor fuerza tenga tu motivación, más fácil te
resultará superar las adversidades y la procrastinación
cuando te llegue el momento.
4. Ten siempre listo el lugar y el material de
trabajo
Voy a poner dos casos exagerados como ejemplo.
Caso A: Imagínate que quieres escribir 10 minutos y cuando
llegas a la cocina, que es tu lugar favorito para escribir, te
encuentras que la mesa esta llena de vasos, platos y
cubiertos sucios de la cena de ayer. Y la pila está llena hasta
arriba de platos por fregar. Echas todo a un lado porque te
interesa escribir —ya fregarás los platos más adelante, ¿no?
—, pero no encuentras el cuaderno y no sabes dónde tienes
el bolígrafo, ¿dónde los dejaste la última vez?
Caso B: Imagínate que quieres escribir 10 minutos y cuando
llegas a la cocina, que es tu lugar favorito para escribir, la
mesa está limpia, tienes un cuaderno sobre la mesa con un
bolígrafo, un calendario en el que apuntas tus sesiones de
escritura y en el cual puedes ver que has escrito nueve días
seguidos y que este va a ser el décimo.
¿En cuál de los dos casos te va a resultar más fácil escribir?
5. Ten un lugar para escribir
No se necesita un lugar super especial, ni materiales caros
para comenzar a escribir. Un papel, un bolígrafo y un lugar
con algo de luz y ventilación deberían ser más que
suficientes para comenzar a escribir.
Sin embargo, si escribir es algo que nos gusta, si que puede
convenir invertir algo de tiempo en buscar un lugar adecuado
donde podamos escribir sin ser interrumpidos, relativamente
en silencio y en el que nos podamos sentar de forma
cómoda durante un período de tiempo.
Cada persona es diferente, y hay personas que pueden
preferir el ambiente de una cafetería para escribir, mientras
que otras personas necesitan el silencio absoluto para no
distraerse. Eso es algo que cada uno puede experimentar y
probar por cuenta propia.
Pero lo importante es no dedicar más tiempo a buscar el
lugar y a preparar ese lugar que a escribir. Si de verdad
es algo que te gusta, más adelante, cuando ya hayas
establecido el hábito podrás ir mejorando este sitio
progresivamente.
17
6. Encuentra el momento adecuado
Puede ser que estés más activo por las mañanas que por las
noches, que te guste escribir después de haber ido al
gimnasio porque estás relajado, o que prefieras escribir
antes de ir al trabajo porque después vas a estar tan
cansado que solo vas a poder cenar y tumbarte en el sofá.
Prueba a escribir en diferentes horarios y en diferentes
lugares y observa cuál se ajusta más a tu cuerpo. Si la
experiencia de escribir te resulta placentera, te será mucho
más fácil continuar con tu hábito.
7. Crea un ritual de escritura
Un ejemplo sencillo podría ser prepararse un café o una
infusión antes de cada sesión de escritura. Sirve para
entrenar la mente y que el hecho de tener el café en la mano
nos impulse a que nos resulte más sencillo sentarnos a
escribir.
Otros rituales comunes son encender velas, regar las
plantas, hacer unos estiramientos, etc.
8. Evitar cualquier tentación de
procrastinar
No forman parte de un ritual: ver el correo, ponerse a
navegar por Facebook o Youtube, o encender la tele cinco
minutos. Más que nada porque hacer eso puede llevarte a
procrastinar durante horas.
Incluso algo menos obvio como leer un libro o ponerse a
ojear el periódico puede
agotar el tiempo que tienes asignado a escribir. Esto es
especialmente importante por la noche, ¿por qué no escribir
los diez minutos que te has propuesto y después ya ponerse
a hacer las otras cosas?
9. Tener cuidado con las interrupciones
innecesarias
Son 10 minutos diarios los que vas a dedicar a crear el
hábito, ¿merece la pena interrumpir esos diez minutos?
Algunas aplicaciones pueden bloquear tu navegador de
internet y tu teléfono móvil durante el tiempo que quieras
trabajar de manera ininterrumpida.
Una de mis aplicaciones favoritas se llama Forest, y es una
aplicación en la que puedes poner un contador de tiempo y
mientras que trabajas no puedes salir de la aplicación. Es
una app perfecta si quieres evitar que el móvil o el
navegador te distraigan. Además, recibes puntos cada vez
que consigues cumplir tu objetivo de tiempo sin haberte
distraído, y con esos puntos puedes plantar árboles en el
mundo real. La app es de pago y cuesta aproximadamente 2
euros.
Y si no quieres utilizar ninguna app, algo tan simple como
dejar el móvil en otra habitación puede bastar.
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10. Pásatelo bien
Una de las cosas más importantes es que encuentres la
escritura y el tiempo que le dedicas como algo divertido.
Son 10 minutos de libertad, y si quieres, por cualquier causa,
escribir libertad con V en vez de con B porque eso te resulta
divertido en ese momento, pues tienes ese privilegio, porque
la escritura, a estas alturas —y en mi opinión debería ser así
siempre— es un juego. Una diversión.
11. No te desanimes
Es posible que leas algo de lo que hayas escrito hace unos
días y no te guste tanto como te esperabas.
Es parte del proceso. Estás aprendiendo. Escribes para
mejorar tu práctica, para que un día seas tan bueno que los
lectores no puedan parar de leer y estén tan enganchados a
tu forma de escribir que se tengan que comprar todos tus
libros y regalar copias de tus títulos a sus amigos y
familiares.
Pero aún no ha llegado ese momento. Y precisamente por
eso tienes que continuar con tu práctica, con el hábito. Hoy
puede que sea un día más difícil, pero estar preparado para
este tipos de días es clave para formarte como escritor.
En su libro Mientras escribo, Stephen King habla de los
muchos rechazos que obtenían sus escritos y cómo
coleccionaba las cartas de rechazo que le mandaban los
editores. ¡Ojalá pudiésemos todos tener esa mentalidad!
12. Planifica tu siguiente sesión de
escritura
Una sesión de escritura requiere de concentración, esfuerzo
y energía. Y cuando llegas a casa tras un día de trabajo, lo
más seguro es que no tengas ni fuerzas ni energías para
escribir.
Por eso, al menos hasta que tengas establecido un hábito y
te sientas con la seguridad suficiente de que no vas a fallar,
lo mejor es planificar con anterioridad en qué momento vas a
escribir al día siguiente.
De esta forma no dejarás para lo último escribir, será más
difícil que se te olvide, no tendrás que preocuparte al día
siguiente de cuándo podrás escribir y aprovecharás mucho
más esos huecos que tienes a lo largo de la jornada, para
que cuando llegues a casa te puedas dedicar a descansar.
Hay muchos momentos en el día que se pueden
convertir en sesiones de escritura. Solo tienes que
planificar.
13. Pon recordatorios o alarmas
Esto es sobre todo importante los primeros días, cuando aún
no se ha establecido el hábito. Más que nada porque te
puedes acordar de escribir cuando ya estés tumbado en la
cama, con el edredón encima y medio dormido.
¿Vas a tener la suficiente fuerza de voluntad para levantarte
a escribir?
19
Una simple alarma o un recordatorio te ayuda a que esto no
ocurra.
14. Tratar la escritura como un privilegio
Cuando hablamos de crear un hábito parece que estamos
hablando de establecer una rutina de algo que no nos gusta
pero que nos es necesario para alcanzar un fin. Como
cuando digo que voy a ir al gimnasio…
Pero este no es tu caso porque te gusta escribir. Si no, ¿por
qué escribes?
El hecho de querer establecer un hábito es porque queremos
exigirnos más. Pero la escritura es un privilegio, una
oportunidad de ser libres y de disfrutar.
No es una tarea pesada que tenemos que realizar todos los
días. En el caso de que esto ocurra, quizá nos debemos
preguntar si escribir es algo que de verdad queremos hacer,
¿no?
Esto me recuerda una anécdota que cuenta Bradbury de
cuando escribía en el sótano de la biblioteca de la UCLA.
Pagaba a 10 centavos de dólar la media hora de alquiler de
una máquina de escribir. En ese caso, para Bradbury era un
privilegio escribir. Pagaba por tiempo y no se podía permitir
distracciones ni remoloneos. Y en estas condiciones tardó
nueve días en escribir Farenheit 451.
15. No fallar dos veces seguidas
Un día vas a fallar y no vas a escribir. Es cuestión de tiempo.
Porque somos humanos y a veces fallamos. Y eso no quiere
decir nada malo, y no quiere decir que no tienes suficiente
fuerza de voluntad ni que no vales para escribir. Es algo que
ocurre.
Lo importante es estar preparado para no repetir ese fallo y
no encadenar varios días seguidos sin una sesión de
escritura. Porque si encadenamos varios días sin escribir se
incrementan bastante las posibilidades de abandonar.
Si ayer no escribiste por cualquier circunstancia, haz
que tu mayor prioridad hoy sea la de escribir cuanto
antes para no encadenar dos días seguidos sin
escribir.
Ejercicio recomendado: comienza tu hábito
de escritura
Cuantos más elementos de la lista anterior cumplas, más
posibilidades tienes de lograr tu objetivo de llegar a
establecer un hábito de escritura. Para muchas personas
puede ser que simplemente con cumplir uno de todos estos
elementos sea suficiente, mientras que otras personas
necesiten más, ¿cuál crees que te conviene más a ti?
Selecciona unos cuantos y comienza hoy con tu hábito de
escritura.
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La ciencia dice (en este artículo) que se tarda de
media unos 66 días de media para instaurar un nuevo
hábito, aunque algunos lo adquieren a los 18 días y
otros tardan hasta cerca de nueve meses. ¿Crees que
podrías escribir todos los días hasta que escribir
forme parte de tu día a día? Ten en cuenta que los
primeros días serán los más difíciles.

21
Estar en la zona, un
concepto de Mihaly Estar en la zona, un concepto de
Mihaly Csikszentmihalyi
Csikszentmihalyi Me gustaría hablarte de algo que seguramente a estas
alturas te ha ocurrido cuando estabas escribiendo: durante
algunos minutos has perdido la noción del tiempo, de todo lo
que te rodeaba y estabas totalmente sumergido en lo que
escribías.

Es lo que el psicólogo Mihaly Csikszentmihalyi llama flujo, o

estar en "la zona". Llegar a este estado de la mente tiene
muchas ventajas, siendo una de las principales la
productividad, como se menciona por ejemplo en este
artículo de McKinsey, aunque a mi lo que más me gusta es el
sentimiento de libertad y concentración que viene ligado a
estar en este estado mental.

Por supuesto, estar en la zona no es solo exclusivo de la

escritura. Nos ocurre también cuando tocamos un
instrumento, cuando estamos super concentrados trabajando
o cuando estamos sumergidos viendo una película o jugando
a un videojuego.

¿Por qué os cuento esto?

Porque cuando escribimos es bastante habitual distraerse.

Es decir, estamos sumergidos en “la zona”, notamos que la

22
escritura fluye y de repente, nos quedamos atrancados
porque no nos acordamos del nombre de un personaje, de
cómo se llamaba una calle determinada o cómo se escribe
una palabra que necesitamos.

También es habitual que seamos críticos con lo que

escribimos y nos digamos que las dos últimas líneas que
hemos escrito no son buenas, las tachamos e intentamos
pensar unas líneas mejores que escribir, pero no se nos
ocurren y nos quedamos atrancados.

¿Ves lo que estamos haciendo?

Estamos interrumpiendo estar en “la zona”, no dejamos que

la escritura fluya y como consecuencia nos bloqueamos. Y
una vez que nos hemos detenido nos cuesta más volvernos
a concentrar, nos apetece tomarnos un descanso o nos
comenzamos a preguntar si lo que estamos escribiendo tiene
algún tipo de valor.

23
Fase creativa y
fase editora Fase creativa y fase editora
Para ilustrar lo fácil que puede resultar interrumpir el proceso
de escritura, he escrito un ejemplo de algo que me ocurría a
mí al principio cuando me sentaba a escribir.

En el ejemplo escribo acerca de los diferentes sabores de

helado que me gustan. He puesto en azul el tipo de
pensamientos solía tener:

"Me gustan los helados de pistacho y yogurt, especialmente

cuando me los sirven en cucuruchos de chocolate. Me
encantan los helados de…

¿Cómo se llamaba este sabor? No era de Oreo, ni nueces,

pero era algo con galleta, sí, creo que era estrachatela, ¿se
escribe estrachatela así tal cual? Voy a buscarlo. Abro
internet, busco "helado de estrachatela", veo que se escribe
"stracciatella". Vaya, se escribía así, lo edito.

Y sobre todo, me encantaba tomar helados en…

¿Cómo se llamaba aquella cafetería donde me solía tomar la

merienda los viernes por la tarde cuando salía del colegio?
Voy a buscar el nombre a ver si me acuerdo. Abro de nuevo
el navegador. Busco por internet. Encuentro el nombre tras
varios minutos. Ah, sí, se llama cafetería Los Terrarios, ¿por

24
qué se llamaría así?. Vaya, ¿llevo ya veinte minutos
escribiendo? ¡Si apenas he escrito dos lineas!”
Bueno, puede ser que haya exagerado bastante. Pero lo
quería hacer a propósito para explicar una de las lecciones
más importantes cuando se comienza a escribir: separar la
parte creativa de la parte editora.
Es decir, cuando estamos escribiendo por primera vez una
idea, lo que estamos escribiendo es un borrador. Y nuestro
objetivo es algo parecido a hacer un brainstorming de ideas
en el cual no importa tanto la gramática, la calidad literaria
del texto o la exactitud de lo que queremos contar, sino más
bien dejar que la escritura fluya y con ella nuestros
pensamientos.
Así que si, por ejemplo, no te acuerdas de cómo se llama un
lugar, lo llamas "lugar X" y continúas escribiendo, y si no
sabes cómo se deletrea una palabra la escribes mal (sí, no
pasa nada), y si no se te ocurre un nombre para un
personaje, lo llamas también "X" o "Y" o cualquier letra, y ya
más adelante, una vez que hayas terminado la sesión de
escritura, habrá otras sesiones de editar, corregir y reescribir
para pulir los textos.
No hay nada peor que tener una idea genial y por
detenerse a corregir una palabra perder esa idea.
Para corregir siempre tenemos tiempo.
Lo importante es dejar que la escritura y la creatividad fluyan,
y si estás constantemente interrumpiendo esa fluidez, te
resultará más difícil escribir textos creativos y te desanimarás
pronto. Porque nuestra parte editora es muy exigente, y eso
es algo bueno en la fase de editar, pero no cuando estamos
creando.
Así que ahora, teniendo estas dos fases en cuenta, me
gustaría proponerte un par de ejercicios.
Ejercicio recomendado: escribe el primer
borrador de una historia
Para este ejercicio puedes continuar con la historia que
comenzaste a escribir en el ejercicio anterior o bien puedes
optar por escribir sobre una de las ideas que tienes
anotadas.
El objetivo de este ejercicio es escribir el primer borrador de
una historia corta, de aproximadamente una página de
extensión.
Recuerda, no te preocupes de si la historia resulta
interesante, de si los personajes tienen nombres adecuados
o de las correcciones de estilo. Solo deja que la escritura
fluya y diviértete.
25

Ejercicio recomendado: edita la historia
Ahora que has escrito el primer borrador es un buen
momento para detenerse a pensar en la historia que has
escrito. Seguro que se te han ocurrido cosas interesantes
sobre el principio, sabes que el final falla y que resulta
bastante simple y no te termina de convencer el personaje
principal.
Pues bien, ahora tienes todo el tiempo del mundo para
tachar, reescribir y editar. Prueba a mejorar el texto lo
máximo que puedas.
Leer para escribir
“Uno no es lo que es por lo que escribe, sino por lo que ha
leído”. Jorge Luis Borges.
¿Has conseguido separar la fase creativa de la fase editora?
Al principio cuesta un poquito, pero es importante entender
que cuando uno trabaja en los cimientos de la historia
escribe para si mismo y nadie más va a ver el texto.
Nosotros tenemos el control de cuándo enseñamos nuestro
texto, así que no nos debe preocupar que cuando estemos
construyendo los cimientos de nuestro relato, los muros de
hormigón no resulten muy atractivos. Ya más adelante nos
dedicamos a pintar la fachada y podemos invertir en ello todo
el tiempo que queramos.
Ahora, para terminar, vamos a ver un par de consejos que
tenía guardados para el final. El primero tiene que ver con la
lectura, que es una de las herramientas más poderosas que
tiene el escritor para formarse, y sin embargo es una de esas
cosas que muchas veces damos por supuesto y decimos "yo
sé leer", porque cuando nos sentamos frente a un libro
somos capaces de juntar letras, pronunciarlas y entender el
significado de las palabras y frases que componen el libro.
Sin embargo, hay diferentes niveles de comprensión lectora,
diferentes niveles de profundidad a la hora de comprender
un texto y de leer entre lineas lo que pretendía mostrarnos el
autor, ¿cuántas horas dedicamos a la lectura? ¿cómo es de
variada? ¿podríamos decir con total seguridad que somos
unos lectores expertos?
Si quieres ser escritor es importante que leas y cualquiera de
los libros mencionados en la sección de formas de ficción es
un buen comienzo para aprender de los grandes maestros.
Lee, preocúpate por analizar cada libro que lees, busca fallos
y piensa cómo habrías escrito tú esa parte, destruye las
historias que lees y vuélvelas a recomponer.
En fin, intenta observar cómo narran otros escritores.
26
Herramientas y
recursos para Herramientas y recursos para
escritores
escritores Ya estamos llegando al final del ebook. Y para terminar, me
gustaría hablar un poco sobre las herramientas que
podemos utilizar para escribir, porque a todos nos gusta
saber qué herramientas utilizan los profesionales. A fin de
cuentas, hasta que no tenemos acceso a las mismas
herramientas no estamos en igualdad de condiciones, ¿no?
Además, en muchas ocasiones se dice que la herramienta
es la mitad del trabajo.

Pues en verdad en la escritura se necesita poco más que

acceso a libros, bolígrafo y papel. Con eso, y mucho tiempo
y esfuerzo se puede llegar muy lejos.

Pero sí que es cierto que hay herramientas y recursos que

nos pueden gustar un poco más y nos hacen la vida más
sencilla.

Podría haber incluido aquí una lista de las herramientas y

recursos que considero más útiles, pero dado que la mayoría
de estas herramientas y recursos son digitales, cambian con
bastante frecuencia y es difícil ofrecer una lista actualizada
en un ebook.

Por eso he decidido que es mejor publicar la lista en el blog,

que es más fácil de actualizar. Puedes ver esta lista en la
sección de recursos del blog en:

•Escribirr.com/recursos

27
Cómo puedo
continuar Cómo puedo continuar formándome
Como puedes imaginar, lo que has leído hasta ahora es una

formándome pequeña introducción a la escritura creativa. El comienzo de

un largo viaje si quieres ser escritor.

Como de momento no te puedo acompañar tan lejos, he

reunido aquí unas cuantas referencias para que puedas
continuar si estás interesado en formarte o aprender más por
tu cuenta.

Si te gusta leer sobre cómo escribir y aprender sobre

técnicas narrativas, te recomendaría que leas los libros
siguientes. Los primeros dos libros se centran más en la
parte creativa, en escribir sin ningún tipo de presión y en
disfrutar del proceso de escribir. Los dos siguientes títulos se
centran más en el arte de contar historias.

• El camino del artista, de Julia Cameron

Si quieres dar un empujón a tu creatividad y dejar los

miedos y los bloqueos literarios fuera, creo que no hay
mejor medicina que leerse y hacer los ejercicios de El
camino del artista.

Este libro es perfecto para todos aquellos que se

quieran adentrar en el mundo de la escritura creativa,
pero también es una buena lectura para aquellos
escritores algo más experimentados que necesitan

28
recordar el placer de explorar, pues ayuda a ser más
permisivos con nuestras sesiones de escritura y a
ganar confianza en lo que escribimos.
Me gustaría recalcar lo importante que es tomárselo
como un curso y poner todo lo aprendido en práctica.
En el caso de hacerlo así, la lectura de este libro nos
puede llevar 12 semanas (a tema por semana).
• El gozo de escribir, de Natalie Goldberg
Creo que no hay mejor libro que el de Natalie Goldberg
para perder el miedo a la escritura y sentarse a escribir.
Cada vez que leo un capítulo del libro tengo unas
ganas terribles de escribir, me libro de cualquier tipo de
presión por obtener resultados y disfruto mucho más de
las sesiones de escritura. Y es que Goldberg tiene una
facilidad increíble para transmitir su pasión por la
escritura de forma natural.
• La práctica del relato: manual de estilo literario
para narradores, de Ángel Zapata
Este libro es perfecto si quieres aprender más sobre el
arte de contar historias. La práctica del relato está
dividido en cuatro temas principales: naturalidad,
visibilidad, continuidad y personalidad. Todas las
explicaciones están respaldadas por ejemplos y
consejos que son muy útiles cuando los ponemos en
práctica.
• El arte de la ficción, de John Gardner
John Gardner fue profesor de escritura creativa en
varias universidades norteamericanas, y como
resultado de esas enseñanzas tiene publicados dos
libros bastante importantes para la formación de un
escritor: El arte de la ficción y el de Para ser novelista.
En este libro se enseñan los conceptos básicos sobre
la ficción, qué tipo de errores son comunes y cómo
evitarlos, incluyendo unos cuantos ejercicios para
practicar.
Si quieres ver otras alternativas, te recomendaría leer los
siguientes posts del blog:
• Libros imprescindibles para el escritor novel de
ficción.
• Manuales para escribir novela.
• Manuales avanzados de escritura.
• Manuales para mejorar la redacción y el estilo.
En el caso de que prefieras otras formas de aprender, te
aconsejaría leer la guía sobre todo lo que necesitas saber
sobre los talleres literarios y la sección de recursos para
escritores de la web.
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Por último, no te olvides de que lo importante es
escribir. A escribir solo se aprende escribiendo. No
vas a mejorar si te dedicas solo a leer sobre cómo
escribir. Es necesario que practiques.

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 • Orgullo y prejuicio, de Jane Austen
Libros mencionados
• Zen en el arte de escribir, de Ray Bradbury
• Art and fear, de David Bayles
• Casa tomada y otros cuentos (Serie Roja Alfaguara),
Créditos
de Julio Cortázar
• Catedral, de Raymond Cárver Pencil by Setyo Ari Wibowo from the Noun Project
• Crónicas marcianas, de Ray Bradbury Idea by Numero Uno from the Noun Project

• El camino del artista, de Julia Cameron Pen by Vladimir Belochkin from the Noun Project
Typewriter by Borja santos Lobo from the Noun Project
• El conde de Montecristo, de Alexandre Dumas
Brain by Hopkins from the Noun Project
• El corazón de las tinieblas, de Joseph Conrad
origami bird by Symbolon from the Noun Project
• El extranjero, de Albert Camus Target by Gregor Cresnar from the Noun Project
• El arte de la ficción, de John Gardner
• El gozo de escribir, de Natalie Goldberg
• Fahrenheit 451, de Ray Bradbury
• Ficciones (Contemporánea), de Jorge Luis Borges
• Las aventuras de Huckleberry Finn, de Mark Twain
• La metamorfosis, de Franz Kafka
• La práctica del relato: manual de estilo literario para
narradores, de Ángel Zapata
• Matar a un ruiseñor, de Harper Lee
• Moby Dick, de Herman Melville

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Acerca de Escribirr.com
Bueno, si has llegado hasta aquí, lo primero que me gustaría es darte las gracias por
visitar la web y leerte este pequeño libro digital.

Lo segundo es darte la enhorabuena, porque has hecho los ejercicios, ¿verdad?

Y en cuanto a lo tercero, me gustaría pedirte que, en el caso de que te haya gustado

este libro digital, des un like al Facebook de la página y que recomiendes la web a
todas aquellas personas que están interesadas en aprender a escribir, ya que uno
de los objetivos fundamentales para la subsistencia de Escribirr.com es que la web
tenga visibilidad.

¡Muchas gracias y os espero en el blog!

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