Diego Palacios Muñiz

Teoría de la Historia
Séptima idea, Capítulo 7, “Moléculas con mente propia”.
El bien y el mal, un binomio del que nos hablan desde que somos pequeños, los dos opuestos
más marcados en los cuentos, en realidad, en toda narración. Hagamos una pequeña historia: Un niño
que fue arrebatado de las manos de su madre al nacer, dejado en una familia adoptiva que lo criará
como si fuera suyo. El niño crece con excelentes valores, pero, siente que está destinado a algo más y,
en ese momento, surge una oportunidad que cambiará su vida. Toma la oportunidad, destaca y es
felicitado por un personaje misterioso y poderoso que lo conoció desde que era niño, ya que, fue él
quien lo separó de su madre. Después del acontecimiento, el joven será guiado por esa figura poderosa,
dándole consejos y, tratará de hacerlo una herramienta. El protagonista seguirá su camino junto a ese
personaje hasta que un día descubrirá que él fue quien lo alejó de su verdadera familia y, por lo tanto,
tendrá que enfrentar a su villano. Como es de esperar el héroe vencerá y, habrá cumplido su destino.
Esa historia, todos la hemos escuchado, de alguna u otra forma. Ese camino del héroe que hará
que el bien, siempre triunfe sobre el mal. Pero, ¿En verdad funcionan así las cosas? ¿Siempre hay un
bueno y un malo? Me parece que no, los humanos tienen una moral, por la cual rigen su día a día, pero,
no todas las personas piensan igual y, por tanto, no tienen una sola moral. La misma es formada desde
que somos niños, en nuestras casas, en la escuela y por otros medios más actuales como la televisión o
una tablet. Así pues, lo que es bueno y es malo va a depender de las circunstancias de cada uno.
Como cualquier persona el investigador también tiene una moral, sin importar que tipo de
investigación haga, ya sea de física o historia, como es nuestro caso. Claro, que en los dos casos
funciona de manera distinta. En el primer caso, funciona de una manera más personal porque su objeto
de estudio es inanimado, pero el físico, no lo es y, puede alterar sus resultados o simplemente ocultarlos
para intentar obtener un mayor renombre en la comunidad científica o, quizás, para no perderlo.
También, si pensamos en un médico o, un químico, puede ser que su descubrimiento afecte a toda una
comunidad y, por tanto, tiene que pensar en si en verdad es justo o necesario poner en práctica su
investigación. En el caso de la historia, nos enfrentamos con mentes humanas en el pasado, que
también tuvieron una moral y, por tanto tenemos que ser conscientes de la misma para no ser
anacrónicos y aplicar un juicio incorrecto a otra época. Además de que, el mismo va a tener que
enfrentarse a más de un “malo”, quien sería capaz de decir quien fue el malo: ¿el que hizo un genocidio
humano o, el que lanzó dos bombas nucleares a ciudades pobladas?
No se puede seguir pensando que solo las ciencias sociales se ocupan de la moral por tener por
objeto de estudio al ser humano y que los científicos de la naturaleza por solo ocuparse de su objeto de
estudio ya sea la física o la biología, ya que todo trabajo de investigación está ligada a la humanidad y,
por tanto a un tipo de moral.