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CRECIENDO EN LA GRACIA DEL DAR

Como cualquier otro tema en la Palabra, el tema del dar debe


ser entendido, enseñado y practicado a la luz del Nuevo
Pacto. La legalidad y fundamento sobre la cual opera el Nuevo
Pacto en el orden y propósito del Padre te liberará del “yugo de
esclavitud” y te ayudara a desarrollar una cultura de
generosidad donde hijos maduros sean formados y se
conviertan en mayordomos comprometidos con el propósito.

EL NUEVO PACTO Y EL DAR

El Cuadro Completo

Durante su ministerio Jesús hablo más sobre el dinero que el


cielo o el infierno. Él sabía que la manera en cómo las personas
tratan con sus posiciones terrenales son un buen indicador de
como trataran las riquezas celestiales.

 El dar sacrificadamente es un elemento esencial en las


enseñanzas de Cristo. Es más, fue el propósito central de
su ministerio en la tierra. El dio su vida en rescate de
muchos.
 Dios el Padre dio a su Hijo como propiciación, un
sacrificio suficiente para pagar el precio del pecado,
obteniendo así la salvación eterna de los suyos. Dios
el Hijo, se dio asimismo para ser torturado y morir
en nuestro lugar. Él se dio asimismo para ser un
sacrificio en nuestro lugar, llevando en sí mismo el
castigo y la ira que nos merecíamos nosotros. Ese
acto de obediencia voluntaria resulto en el don del
Espíritu Santo, el anticipo de nuestra herencia y la
prueba de nuestra salvación.
En otras palabras, el Padre dio al Hijo, el Hijo dio su
vida, el Espíritu es dado a los hijos, dándonos
gratuitamente vida eterna. Nuestra salvación se logró
por medio del dar sacrificadamente de parte del Padre,
del Hijo y del Espíritu Santo.

ENTONCES; ¿QUÉ CLASE DE NATURALEZA TIENEN


LOS HIJOS DE DIOS? La naturaleza del dar
sacrificadamente. El Padre dio, el Hijo dio, el Espíritu Santo dio.
¿Podrá un creyente ignorar todo lo que ha costado su salvación
e ignorar las riquezas de la gracia, mientras atesora cada
centavo y migaja para sí mismo? Imposible.

La verdadera fe en Cristo nos conduce naturalmente a


la generosidad y al dar con gozo. El dar es una
respuesta fundamental al Evangelio.

Un argumento común en contra del dar es: “Dios no necesita


nuestro dinero”. Y eso es cierto. Dios no tiene ninguna
necesidad. Tú no le añades nada a Dios cuando das a su obra.
Él es infinitamente rico. Él es dueño de todo (incluyéndote a ti)
por lo tanto cualquier cosa que le puedas ofrecer ya es de Él.

Bajo el Nuevo Pacto, el Señor nos prepara oportunidades para


dar porque él sabe que nuestro carácter y vida en Cristo será
enriquecida a la medida que respondemos en obediencia a la
guianza del Espíritu Santo.

Nuestro Padre no necesita que le demos. Nosotros


necesitamos dar. Dar no tiene nada que ver con
enriquecer a Dios; tiene que ver con nuestra
mayordomía y la madurez espiritual y emocional en la
cual nos encontramos.
Sin embargo, aun cuando la generosidad debe ser un estilo de
vida natural para los que están en Cristo, muchos creyentes no
dan nada a nadie. Esto no tiene que ver con su salvación pero
si con su inmadurez y la falta de la renovación del
entendimiento. Por otro lado, hay demasiados creyentes mal
enseñados.

Demasiados maestros y predicadores enseñan sobre el dar


como una responsabilidad legal, cancelando así el gozo del
proceso. Como cualquier obligación legal, si la ley se convierte
en una carga, las personas se rebelan contra ella.

Esto es triste. Porque uno de los pocos textos en la Biblia en


los cuales Dios reconoce y celebra cierto tipo de persona en
particular es en 2 Corintios 9:7 “Cada uno dé como propuso
en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque
Dios ama al dador alegre”.

3.3.1 La única condición

El Apóstol Pablo fue muy intencional en la construcción exacta


de la antítesis de los requisitos del Antiguo Pacto para los
diezmos, ofrendas y sacrificios. Moisés mandó absolutamente -
por necesidad, ya sea a regañadientes o no - que cada persona
en Israel trajera hasta el último sacrificio y ofrenda requerida,
de acuerdo con los estatutos y reglamentos de la Ley. Pero,
Pablo se fue al otro extremo, indicando que cada persona
individualmente debe decidir por sí mismo lo que sería su
porción.
La primera parte de este versículo es lo que yo llamo “la única
condición”. Muchos de los errores en las enseñanzas sobre el
dar serian eliminados, si los cristianos simplemente se
comprometieran con este principio – “cada uno dé como
propuso en su corazón”.
La “única condición” es suficiente para desarmar a todo
predicador legalista en el mundo. La próxima vez que escuches
a un predicador poniéndote un sentido de culpa para sacarte
dinero, simplemente responde, ¡Cada uno dé como propuso en
su corazón! Esto es suficiente para librarte de la manipulación
y culpa que produce la manera equivocada en como ellos están
tergiversando la Palabra.
3.3.2 Lo que tú das es entre tú y tu Padre celestial.
Como en ningún otro lugar en la Palabra en este texto
encontramos un rasgo de la personalidad que agrada a Dios y
provoca su afección – “porque Dios ama al dador alegre”.
Estoy seguro que más de uno al leer esto dirá: Si cada uno
decide por sí mismo la cantidad de lo que dará o si debe dar o
no, ¿No llevará esto a muchas congregaciones a la bancarrota?
Buena pregunta. Sabiendo lo que Dios sabe de cada uno de
nosotros, y nuestra tendencia al auto preservación y avaricia -
¿Cómo puede Dios dejarnos tomar esa decisión según nuestro
corazón? ¿No es eso peligroso? NO.
Dios conoce nuestros pensamientos y las intenciones de
nuestro corazón. Él nos ha dado su Espíritu, Su naturaleza, la
mente de Cristo y Su palabra para transformar nuestra mente
y corazón. Él está dispuesto a liberar a los pecadores redimidos
porque Él sabe que ellos son guiados y movidos por su Espíritu.
El, permite que cada uno de sus Hijos determine la porción de
lo que quiere dar porque él sabe que Su Espíritu los guiara a
dar generosamente. El obrará a través de sus hijos para
proveer los medios para mantener Su Evangelio en avanzada y
prosperando.
Los que han nacido de nuevo no son agentes
independientes. Han sido comprados por un precio.
1 Corintios 6:20 “Porque habéis sido comprados por precio;
glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro
espíritu, los cuales son de Dios”.
Dios no ha libertado a los suyos para que decidan si darán o
no. Él sabe que sus hijos darán - de lo que El los liberó es de
dar por obligación, o una cantidad específica o de ser
manipulados o presionados para dar por necesidad - que
elimina el gozo pero le abre la puerta a la tristeza. Esta es la
razón por la cual el “ama al dador alegre.”
 La palabra “alegre” es la palabra griega “ἱλαρός
(hilaros) “(Strong 2431) y significa – gozoso,
dispuesto a hacer cualquier cosa – En el diccionario
expositivo Vine se define como la disposición de la
mente, el gozo que está dispuesto a hacer cualquier
cosa. Es la única vez que se usa esta palabra en la
Escritura.

Esto es maravilloso. Dios liberta a los suyos de la obligación y


los requisitos de la ley de Moisés impuestos a Israel y permite
que cada persona determine con gozo la cantidad que desea
dar. Cuando esto sucede Dios es glorificado. Su Espíritu inspira
a los que han nacido de nuevo para adorarlo de la manera que
él quiere ser adorado. Esto no es nada nuevo, siempre ha sido
así.

CULTIVANDO UN CORAZON GENEROSO

Dar comienza con el Espíritu Santo obrando en el corazón. Es


un impulso de hacer algo más allá de nosotros mismos, un
deseo de compartir. Nuestros corazones son activados a través
de testimonios, la Palabra, información, y la presencia del
Señor.

1. Un corazón dispuesto ( Éxodo 25:2; 35:21-22)


2. Un corazón estimulado (Éxodo 35:21)
3. Un corazón sacrificado (Éxodo 35:29)
4. Un corazón fiel ( 1Cronicas 29:3)
5. Un corazón alegre ( 1 Crónicas 29:9)
6. Un corazón quebrantado ( Lucas 15:24)

El enfoque de la estrategia está concentrado en:


 Desarrollar una cultura de generosidad no una
campaña para levantar fondos.
 Enseñar la mayordomía como parte de un discipulado
dinámico no una clase electiva.
 Ser una iglesia con todos los recursos necesarios para
cumplir con la tarea asignada.

Crear una cultura de generosidad comienza cuando se identifica


a una persona que dio por primera vez e intencionalmente se
va dirigiendo a esa persona a través de un proceso de tres
pasos:
1. De un dador de primera vez a un dador regular.
2. De un dador regular a un dador generoso.
3. De un dador generoso a un mayordomo comprometido.

Esta estrategia está compuesta por 3 partes


fundamentales:
5.3.1 El Desarrollo De La Iglesia Local
 La cultura
 La estrategia – informativa y transformadora – los
cambios permanentes requieren ambas dimensiones
 Alcance

5.3.2 El Desarrollo Del Liderazgo


 Modelaje – un líder puede dirigir una iglesia que no sea
generosa pero una iglesia no puede ser generosa sin un
líder generoso.
 Maximizando la experiencia del fin de semana – este
es el tiempo ideal para contar testimonios de impacto,
enseñar la teología del dar, afirmar la confianza, fortalecer
relaciones.
 Abraza el ministerio de PEDIR – el enfoque debe ser lo
que Dios quiere de las personas no lo que la iglesia quiere
de ellos – aprende a discernir la intersección entre la
pasión de las personas y que quieren lograr con los
recursos que tienen disponibles.
 Discípula dadores de alta capacidad – no descuides a
las personas con muchos recursos. Ellos tienen los
mismos problemas y necesidades que las otras personas
y necesitan ser ministrados intencionalmente.

5.3.3 Impacto
 Mide el progreso – no se puede administrar lo que no se
mide. El mejor punto de partida es la información histórica
sobre el dar en la congregación.
 Celebra – identifica actos de generosidad y celébralos
para motivar a otros. La celebración refuerza las actitudes
y comportamientos que tú quieres que se repitan y se
pasen a otros.

3.3.3 La Ofrenda En El Tabernáculo


En el libro de Éxodo, capítulo 25, Dios recibió una ofrenda de
Israel, y le permitió traer lo que ellos decidieran. Luego de 430
años de esclavitud Dios trajo las plagas sobre Egipto, las cuales
concluyeron con la muerte de los primogénitos. Al momento de
sacarlos de Egipto los instruyo así:

Pero yo extenderé mi mano, y heriré a Egipto con todas mis


maravillas que haré en él, y entonces os dejará ir. Y yo daré a
este pueblo gracia en los ojos de los egipcios, para que cuando
salgáis, no vayáis con las manos vacías; sino que pedirá cada
mujer a su vecina y a su huésped alhajas de plata, alhajas de
oro, y vestidos, los cuales pondréis sobre vuestros hijos y
vuestras hijas; y despojaréis a Egipto.(Éxodo 3:20-22)

La jornada de Israel en el desierto fue iniciada con gran riqueza.


Pero, aquello no era para que Israel hiciera lo que quisiera y lo
gastara en sus placeres. Después de todo el oro no tiene mucho
uso, mientras estas cruzando un desierto y lo que tienes es
sed. Dios estaba preparando a su pueblo. Él les iba a pedir un
tabernáculo con ciertas especificaciones, adornado de oro y
bronce.

Allí se ofrecerían continuos sacrificios. Los sacerdotes


necesitarían vestimentas de lino, tejidos con una insignia de
oro que leería, “Santidad a Jehová”. Dios requeriría una fuente
de bronce, un candelabro de oro y una mesa de oro con sus
terminaciones y utensilios en oro.

Para lograr esto Dios los tenía que preparar de antemano.


Imagínate, ¿Cómo puede un pueblo que había sido esclavizado,
en medio del desierto, cumplir con esto? Para eso, Dios se
aseguró que tuvieran en abundancia – ahogó a sus enemigos y
finalmente le pidió una ofrenda para construir el tabernáculo,
en el cual el habitaría en medio de ellos.

Jehová habló a Moisés, diciendo:

Di a los hijos de Israel que tomen para mí ofrenda; de todo


varón que la diere de su voluntad, de corazón, tomaréis mi
ofrenda. (Éxodo 25:1-2)

Antes que se estableciera la Ley – Dios tomo una


ofrenda voluntaria de todo varón.

Di a los hijos de Israel que tomen para mí ofrenda; de todo


varón que la diere de su voluntad, de corazón, tomaréis mi
ofrenda. Esta es la ofrenda que tomaréis de ellos: oro, plata,
cobre, azul, púrpura, carmesí, lino fino, pelo de cabras, pieles
de carneros teñidas de rojo, pieles de tejones, madera de
acacia, aceite para el alumbrado, especias para el aceite de la
unción y para el incienso aromático, piedras de ónice, y piedras
de engaste para el efod y para el pectoral. Y harán un santuario
para mí, y habitaré en medio de ellos. Conforme a todo lo que
yo te muestre, el diseño del tabernáculo, y el diseño de todos
sus utensilios, así lo haréis. (Éxodo 25:2-9)

Las especificaciones estaban claras. Dios no esperaba


mediocridad o mezquindad. Después de todo Él los había
librado de su cautividad, los había enriquecido más allá de lo
que se podían imaginar, y los estaba preparando para habitar
en medio de ellos. El, esperaba lo mejor de ellos, de la misma
manera que Él le había dado lo mejor.

Como consecuencia una de dos cosas podía suceder. Moisés


fielmente instruyó a los Israelitas, que Dios quería una ofrenda
y les dio instrucciones de qué traer y para lo que se usaría.
Ellos sabían de antemano que la ofrenda seria usada para el
servicio y la adoración a Dios – ahora ellos tenían la opción de
responder o simplemente no hacer nada.

Ahora bien, si Dios los deja por sí mismos, este mismo pueblo
– con quien El mismo se frustraría, le daría la espalda a Dios y
hubiera usado su nueva riqueza para crear ídolos de oro, como
el becerro que construyeron al pie del monte Sinaí. Dios no los
dejo por sí mismos. Primero, Él le proveyó suficiente riqueza
para cumplir con lo que Él le pidió. Luego, él les dijo que Él
requería una porción de esa abundancia para Su tabernáculo.
Y, finalmente Él se movió en sus corazones, causando así que
dieran generosamente para Su gloria.

Dios proveyó la substancia de la ofrenda, la razón para la


ofrenda y la inspiración para responder a la ofrenda. Y vino
todo varón a quien su corazón estimuló, y todo aquel a quien
su espíritu le dio voluntad, con ofrenda a Jehová para la obra
del tabernáculo de reunión y para toda su obra, y para las
sagradas vestiduras. (Éxodo 35:21)

La razón por la cual Dios recibió una ofrenda voluntaria de


Israel es porque él se movió en sus corazones, creando una
disposición y deseo de servir.

De los hijos de Israel, así hombres como mujeres, todos los


que tuvieron corazón voluntario para traer para toda la obra,
que Jehová había mandado por medio de Moisés que hiciesen,
trajeron ofrenda voluntaria a Jehová. (Éxodo 35:29)

¿Habrá Moisés recibido suficiente material para completar el


proyecto? Según la Palabra ¡más que suficiente! Aun mientras
la obra progresaba, nuevas ofrendas llegaban cada mañana. Es
el único lugar en la Escritura donde la ofrenda fue tan
abundante que la persona que la estaba recibiendo le dijo al
pueblo que dejaran de dar. ¿Cuándo fue la última vez que paso
esto en una iglesia?

Y hablaron a Moisés, diciendo: El pueblo trae mucho más de lo


que se necesita para la obra que Jehová ha mandado que se
haga. Entonces Moisés mandó pregonar por el campamento,
diciendo: Ningún hombre ni mujer haga más para la ofrenda
del santuario. Así se le impidió al pueblo ofrecer más; pues
tenían material abundante para hacer toda la obra, y sobraba.
(Éxodo 36:5-7)

Una vez su corazón fue motivado por Dios no podían


dejar de dar. Esta es la plataforma sobre la cual Pablo está
construyendo su exhortación – “Cada uno dé como propuso
en su corazón”. Dios no estaba demandando un sacrificio de
pecadores rebeldes. Él estaba anticipando la demostración de
la naturaleza de Dios mismo en los suyos para dar
generosamente. Pablo sabía que es natural para los que han
nacido de nuevo y han sido hechos participes de la naturaleza
divina dar más que suficiente.

La libertad para determinar tu propia ofrenda es


regulada por el Espíritu de un Padre que nos ha dado de
las riquezas de su gracia y es abundantemente
generoso. Tu ofrenda es una demostración del valor que
le asignas a la Palabra de Dios, Su Hijo y el sacrificio que
resulto en tu salvación.

Cuando tú respondes en obediencia al mover de Dios en tu


corazón, y das generosa y abundantemente en Su obra – atraes
la afección y reconocimiento de Dios en tu vida. Dios ama al
dador alegre.

Por supuesto que este texto no es toda la historia. Para


comprender la teología de Pablo en relación al dar, tenemos
que ver todo el contexto. Miremos rápidamente esta sección de
la segunda carta de Pablo a la iglesia en Corintios.

 Pablo iba para Corinto y por medio de Tito le pidió que


prepararan una ofrenda y la tuvieran lista para cuando el
llegara.
 El tomaría esa ofrenda y la llevaría a los santos en
Jerusalén.
 Cuando Pablo llego tenía con él a un hermano de
Macedonia y él había estado hablando de la generosidad
de los Corintios.
 En caso de que no que no se prepararan correctamente,
Pablo los exhortó escribiéndoles:

2 Corintios 9:1-5 “En cuanto a la ministración para los


santos, es por demás que yo os escriba; pues conozco
vuestra buena voluntad, de la cual yo me glorío entre los
de Macedonia, que Acaya está preparada desde el año
pasado; y vuestro celo ha estimulado a la mayoría. Pero he
enviado a los hermanos, para que nuestro gloriarnos de
vosotros no sea vano en esta parte; para que como lo he dicho,
estéis preparados; no sea que si vinieren conmigo algunos
macedonios, y os hallaren desprevenidos, nos avergoncemos
nosotros, por no decir vosotros, de esta nuestra confianza. Por
tanto, tuve por necesario exhortar a los hermanos que fuesen
primero a vosotros y preparasen primero vuestra generosidad
antes prometida, para que esté lista como de generosidad, y
no como de exigencia nuestra”.

Principios importantes en estos


versículos:
1. El esperaba que los Corintios dieran una ofrenda
abundante.

Ellos habían sido bendecidos con posesiones materiales y


ellos sabían sobre la necesidad de los hermanos en
Jerusalén. Por lo tanto Pablo fue claro en sus expectativas.

2. Él les indico que su ofrenda era un asunto de


generosidad, no una cuestión de codicia.

Ni Pablo, ni los santos en Jerusalén deseaban o codiciaban


su riqueza, y tampoco ellos podían permitir que la codicia
limitara su generosidad. Si ellos fallaban en cuanto a esto,
Pablo y ellos serían avergonzados.

Pero esto digo: El que siembra escasamente, también


segará escasamente; y el que siembra generosamente,
generosamente también segará. Cada uno dé como
propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad,
porque Dios ama al dador alegre. (2 Corintios 9:6-7)

Este es el principio: En relación a los asuntos del dar, el que


siembra escasamente, también cosechara escasamente. Pero
el que da generosamente, recibirá una porción generosa como
cosecha.

Eso es doctrina básica de Pablo. Nota la ubicación de ese


principio – es antes de la “única condición”. Según Pablo
puedes dar lo que quieras. Pero recuerda, si eres escaso,
así también recibirás a cambio. Si das generosamente
también recibirás generosamente.

La pregunta que esto provoca es: ¿Puedo dar para que


Dios me haga rico?

 Aunque Dios puede darte riquezas materiales como


resultado de tu generosidad para con otros, no olvides que
él conoce tu corazón. Si tus estas dando con la intención
de obligar a Dios para que te enriquezca no olvides que Él
puede ver a través de esas tinieblas. Lo que Dios si hace
es que pone los medios y los recursos en las manos de
aquellos que Él sabe que distribuirán generosamente para
Su pueblo y Su obra. Esto está en perfecta armonía con
las enseñanzas de Pablo.

¿Puedes dar para que Dios te haga rico? NO. ¿Puedes tú dar
generosamente y recibir en abundancia? Absolutamente.
¿Tendrás más al final que con lo que comenzaste? Según
Pablo, SI. Y, mientras más recibes más generoso puedes ser.
Es cíclico.

Alguno se preguntará; ¿pero eso funciona?


¡TRATALO! Todavía no he visto que haya fallado. Lo que aquí
está en juego es la fidelidad de Dios a Su propia Palabra. Trata
de dar más que Dios mismo. Trata de ser la primera persona
que vive en bancarrota dándole a Dios. Solo asegúrate que lo
estás haciendo con un corazón alegre, para la gloria de Dios,
tengas respuesta o no tengas respuesta.

Dios trabaja a través de sus hijos para proveer todo lo


necesario para el establecimiento de Su iglesia y la predicación
del Evangelio de Su gracia. Su gracia es derramada sobre Su
pueblo, supliendo todas sus necesidades y proveyendo los
medios suficientes para dar generosamente para Su obra.
Como lo dijera Pablo:

2 Corintios 9:8-12 “Y poderoso es Dios para hacer que


abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo
siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis
para toda buena obra; Como está escrito: Repartió, dio
a los pobres; Su justicia permanece para siempre. Y el
que da semilla al que siembra, y pan al que come,
proveerá y multiplicará vuestra sementera, y aumentará
los frutos de vuestra justicia, para que estéis
enriquecidos en todo para toda liberalidad, la cual
produce por medio de nosotros acción de gracias a Dios”.

La provisión de Dios para los suyos es generosa. Esta es la


razón por la cual podemos ayudar a otros que están en
necesidad. Dios trabaja a través de Su pueblo. Esto es lo que
Pablo le está recordando a los Corintios, que Dios suple semilla
de las plantas y los árboles, que el sembrador usa para producir
más comida. De igual manera Pablo oraba que en respuesta a
su generosidad Dios multiplicara la semilla que ellos habían
sembrado en su ministerio, enriqueciendo su generosidad en
“todas las cosas”.
La generosidad que ellos mostraron Pablo la llamo “un fruto
de su justicia”. Por cuanto ellos habían sembrado una buena
semilla, Pablo oraba que su cosecha creciera abundantemente.

El principio es claro. Da generosamente y


abundantemente. Dios ama a ese tipo de dador y El
aumentará sus riquezas a la medida que trabaja a través
de ellos para suplir las necesidades de Su obra y Su
pueblo. Durante este proceso, el necesitado será suplido
y la riqueza de los dadores generosos aumentará.

EL PRIVILEGIO DE LA PARTICIPACIÓN

Para entender las enseñanzas de Pablo en relación al dar en el


Nuevo Pacto, tenemos que familiarizarnos con la palabra
Koinonia. En nuestro lenguaje no tenemos una palabra que
abarque todo el significado del término en griego.

En el Griego la palabra Koinonia, (κοινωνία, koinōnia – G2842)


y su aplicación como un verbo es Koinoneo y tiene que ver con
compartir, o participar en la distribución de cosas. En su
definición más simple significa “participación por
asociación”.

Pablo, usa esta palabra para comunicar la idea de que aquellos


que dieron bienes materiales para su uso personal, o para
distribuirlo a los santos, estaban participando con él en su
ministerio. Es como decir, por causa de la participación estaban
asociados y compartirían la recompensa de su generosidad.

Además, todos los que le ayudaron en su obra apostólica


participarían de las bendiciones temporales y eternas, del
ministerio de Pablo. La participación por asociación es un
concepto clave en la teología Paulina. Su carta a la iglesia de
Filipos es donde más claro se muestra este principio.
La carta se escribe para la primavera del año 62. Es la última
carta de parte de Pablo que se registra a una iglesia en el Nuevo
Testamento. Al momento de escribirla, está preso, lo cual
muestra que para el tiempo que llega la ofrenda que enviaron
los Filipenses por medio de Epafras todavía él estaba
encarcelado. Aun así, es una extraordinaria carta, en ella Pablo
agradece su apoyo y les enseña, verdades esenciales en cuanto
a la generosidad. La carta comienza así:

“Pablo y Timoteo, siervos de Jesucristo, a todos los santos en


Cristo Jesús que están en Filipos, con los obispos y diáconos:

Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor


Jesucristo. Doy gracias a mi Dios siempre que me acuerdo de
vosotros, siempre en todas mis oraciones rogando con gozo por
todos vosotros, por vuestra comunión en el evangelio,
desde el primer día hasta ahora; estando persuadido de esto,
que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará
hasta el día de Jesucristo”… (Filipenses 1:1-6)

Luego de saludarlos, Pablo procede con su típico estilo de


afirmar a los santos y en este caso expresarle su gozo por la
“participación” de ellos (los Filipenses) en su ministerio. Esto
no fue un evento aislado sino que los Filipenses se asociaron
con Pablo desde el primer día que creyeron al Evangelio hasta
el momento de recibir la carta. Pablo le afirmo que su
generosidad - por vuestra comunión en el evangelio – fue
iniciada por Cristo en ellos y continuaría hasta el día de
Jesucristo.

Esta noción es fundamental en la doctrina de Pablo: Dios


trabaja a través de los suyos, inspirando y sosteniendo
su generosidad. Los creyentes participan en el ministerio del
evangelio, cuando contribuyen materialmente con aquellos que
están llevando las Buenas Nuevas. Pero, esto lo hacen es
respuesta a la obra del Espíritu en sus vidas, que comenzó a
manifestar la generosidad a través de ellos y sostendrá esa
obra hasta el día del regreso del Señor. Esto es un fundamento
esencial de la vida en Cristo.

MUCHAS COSAS SE PUEDEN FINGIR EN EL


CRISTIANISMO, EXCEPTO LA GENEROSIDAD.

Un creyente puedes asistir regularmente a los servicios,


arrodillarse, orar, cantar, trabajar en la guardería, ser parte del
coro, servir en la junta de gobierno, y nunca abrazar la verdad
del evangelio. Muchas personas lo hacen. Pero, dar
generosamente y consistentemente sin esperar nada a cambio
excepto que el evangelio sea predicado – eso no se puede
fingir.

No es natural en nosotros dar voluntariamente lo que tanto


trabajo ha costado ganar. Y, si es por nosotros mismos, esa
naturaleza afectaría nuestro deseo de dar. Te aseguro que la
mente te presentaría más de una excusa:

 “la iglesia tiene suficiente dinero”


 “yo no quiero que el pastor se enriquezca”
 “yo no tengo mucho y lo que tengo lo necesito”
 Dios conoce mi corazón.
 Dios entiende mi situación”

La realidad es que el dar generosamente y


continuamente es una obra del Espíritu en nosotros. La
prueba de que el Espíritu Santo ejerce influencia en una
persona es la disposición de esa persona de dar con gozo de
sus bienes materiales para “participar por asociación en un
ministerio”. Eso no se puede fingir.

Los Filipenses habían sido diligentes y había procurado enviarle


una ofrenda a Pablo, pero le faltaba la oportunidad.
Filipenses 4:9-10 “Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis
y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con
vosotros. En gran manera me gocé en el Señor de que ya al fin
habéis revivido vuestro cuidado de mí; de lo cual también
estabais solícitos, pero os faltaba la oportunidad”.

Para cuando los Filipenses reciben esta carta ya el ministerio


de Pablo estaba en su conclusión, encarcelado en Roma,
esperando la sentencia final. Sin embargo los Filipenses
“habían revivido su cuidado por Pablo” causando así, que
Pablo se gozara por su actitud y la ofrenda que le habían
enviado.

Considera que en ningún momento fueron manipulados,


seducidos o presionados para dar. Ellos amaban a Pablo por la
verdad que él le había enseñado, el mensaje de vida eterna en
Cristo Jesús. Y, para ellos era una oportunidad de
testificar del valor de ese mensaje y del ministerio de
Pablo.

Filipenses 4:11 “No lo digo porque tenga escasez, pues he


aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación”.

Para Pablo era importante que los Filipenses entendieran que


él iba a continuar con o sin su ofrenda. Él no los estaba
elogiando porque tenía necesidades y deseos. Después de todo
él estaba preso. Él estaba regocijado por la condición
espiritual que su ofrenda demostró.

“cualquiera que sea mi situación” Ver. 11

Pablo no estaba diciendo que él estaba contento con estar


preso y no estar haciendo nada – él había aprendido a
contentarse cualquiera que fuera la situación porque él sabía
que Dios tenía un propósito en medio de cualquier cosa.
Notemos:

Filipenses 4:12-13 “Sé vivir humildemente, y sé tener


abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar
saciado como para tener hambre, así para tener abundancia
como para padecer necesidad.

Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”.


Pablo sabía que las circunstancias de su vida estaban diseñadas
para enseñarle a descansar y depender de la provisión de Dios,
sabiendo que nunca seria abandonado.
Hebreos 13:5-6 “Sean vuestras costumbres sin avaricia,
contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te
desampararé, ni te dejaré; De manera que podemos decir
confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré Lo que
me pueda hacer el hombre”
Para Pablo cualquiera que fuera su condición, en abundancia o
escases, en fuerza o debilidad, libre o encarcelado el factor
que hacia la diferencia era Cristo, en Él podía enfrentarlo todo
porque Cristo lo fortalecía.
Para Pablo todo lo que sucedía en su vida era para la gloria de
Cristo.
Filipenses 1:21 “Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir
es ganancia”.
Esto es importante porque Pablo está considerando los
extremos en los cuales una persona se puede encontrar en la
vida.
Es fácil llegar a la conclusión que la pobreza y la aflicción son
más difíciles de enfrentar que tiempos de prosperidad y
abundancia. Eso, no es necesariamente siempre cierto.
Nada destruye más rápido a una persona que las riquezas
súbitas. El dinero aumenta las posibilidades y los
escogimientos. Mientras más dinero una persona tiene más
escogimientos tiene que decidir. Los humanos no hacemos
siempre bien cuando tenemos oportunidades ilimitadas. Casi
siempre la tendencia es a satisfacer la carne y la avaricia. Fue
cierto en los días de Pablo y es cierto en nuestros tiempos.
En el versículo 14-15 Pablo vuelve a enfatizar el punto que él
no se estaba regocijando en su ofrenda por su propia necesidad
sino por la causa de otros.
Filipenses 4:14-15 “Sin embargo, bien hicisteis en
participar conmigo en mi tribulación.
Y sabéis también vosotros, oh filipenses, que al principio de la
predicación del evangelio, cuando partí de Macedonia, ninguna
iglesia participó conmigo en razón de dar y recibir, sino
vosotros solos”
Pablo reconoció su ofrenda como “una participación por
asociación” en su ministerio. Ellos sabían que su ofrenda no
le iba a ayudar mucho en la cárcel, aun así dieron con regocijo
para demostrarle su apoyo durante su tribulación.
Esto Pablo no lo tomo livianamente, sino que le trae a la
memoria su larga historia de participación. Al principio de su
ministerio el, cuando partió de Macedonia, llevando el
Evangelio al mundo gentil, ninguna iglesia participó con él en
razón de dar y recibir – excepto los Filipenses. Aun cuando él
estaba trabajando para establecer una iglesia en Tesalónica,
ellos enviaban su ayuda financiera para cubrir sus necesidades.
Filipenses 4:17 “No es que busque dádivas, sino que busco
fruto que abunde en vuestra cuenta.
Note el principio en acción – aunque él no estaba
solicitando activamente ofrendas a los Filipenses, el las
recibía con agradecimiento sabiendo que la buena obra
de apoyar su ministerio estaba acumulando
recompensas, buen fruto, interés compuesto, en sus
cuentas celestiales.
El recipiente de la ofrenda era bendecido, pero recibía mucho
más el que ofrendaba. Ellos cuidaban de las necesidades físicas
de Pablo y eso resultaba en buenas obras que producían buen
fruto en su cuenta.
Filipenses 4:18 “Pero todo lo he recibido, y tengo
abundancia; estoy lleno, habiendo recibido de Epafrodito lo que
enviasteis; olor fragante, sacrificio acepto, agradable a Dios.
Esto es interesante:
Habiendo recibido la ofrenda Pablo le dice que estaba lleno y
tenía abundancia… luego se remonta a la historia y escoge un
sacrificio particular – “la ofrenda quemada” – y la conecta
con la ofrenda de la iglesia. ¿Por qué? ¿Cuál es la conexión?
Esta ofrenda de “olor fragante” fue un sacrificio muy
específico que inicio Noé.
Génesis 8:20-21 “Y edificó Noé un altar a Jehová, y tomó de
todo animal limpio y de toda ave limpia, y ofreció holocausto
en el altar. Y percibió Jehová olor grato; y dijo Jehová en su
corazón: No volveré más a maldecir la tierra por causa del
hombre; porque el intento del corazón del hombre es malo
desde su juventud; ni volveré más a destruir todo ser viviente,
como he hecho”.
Luego en el monte Sinaí cuando Dios estableció los requisitos
del Pacto – el describió los sacrificios que él requería:
Éxodo 29:18 “Y quemarás todo el carnero sobre el altar; es
holocausto de olor grato para Jehová, es ofrenda quemada a
Jehová”.
También había una ofrenda de consagración:
Éxodo 29:19-25
Tomarás luego el otro carnero, y Aarón y sus hijos pondrán sus
manos sobre la cabeza del carnero. Y matarás el carnero, y
tomarás de su sangre y la pondrás sobre el lóbulo de la oreja
derecha de Aarón, sobre el lóbulo de la oreja de sus hijos, sobre
el dedo pulgar de las manos derechas de ellos, y sobre el dedo
pulgar de los pies derechos de ellos, y rociarás la sangre sobre
el altar alrededor. Y con la sangre que estará sobre el altar, y
el aceite de la unción, rociarás sobre Aarón, sobre sus
vestiduras, sobre sus hijos, y sobre las vestiduras de éstos; y
él será santificado, y sus vestiduras, y sus hijos, y las
vestiduras de sus hijos con él. Luego tomarás del carnero la
grosura, y la cola, y la grosura que cubre los intestinos, y la
grosura del hígado, y los dos riñones, y la grosura que está
sobre ellos, y la espaldilla derecha; porque es carnero de
consagración. También una torta grande de pan, y una torta de
pan de aceite, y una hojaldre del canastillo de los panes sin
levadura presentado a Jehová, Y lo pondrás todo en las manos
de Aarón, y en las manos de sus hijos; y lo mecerás como
ofrenda mecida delante de Jehová. Después lo tomarás de sus
manos y lo harás arder en el altar, sobre el holocausto, por olor
grato delante de Jehová. Es ofrenda encendida a Jehová”.
Israel aprendió que el sacrificio de holocaustos – dar lo mejor
que tenían y quemarlo para el placer de Dios – enviaba un
olor grato a los cielos que era recibido por Dios – causando la
bendición y mano protectora de Dios sobre ellos.
Este fue el concepto que Pablo utilizo para expresarle su
gratitud a los Filipenses. Él les enseño que en el Nuevo Pacto,
su acto de generosidad era el cumplimiento de la “sombra” –
una ofrenda sacrificada que era agradable a Dios – que era
compatible con la ofrenda de “olor fragante” que se ofrecía en
el pasado.
Esto es maravilloso:
No solo Dios ama al dador alegre sino que la generosidad
que muestran los santos con propósito de avanzar el
Evangelio y sostener la obra de Dios crea un aroma que
es agradable a Dios.
¿Cuál es la respuesta del Padre a la acción generosa de sus
hijos?
Filipenses 4:19 “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta
conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús”.
Permítame enfatizar lo que es obvio:
Solo los que dan generosamente a la obra de Dios, solo
los que con su generosidad avanzan el Evangelio de
Cristo como un acto de sacrificio para la gloria de Dios
pueden esperar que Dios provea para todas sus
necesidades.
Solo los que se atreven a participar de esta manera participan
de este maravilloso intercambio.
Nunca podremos dar más que Dios – mientras que nosotros
damos de nuestros limitados recursos Él nos da de sus
ilimitados recursos y poder.
Mientras que no todos están llamados a la predicación,
evangelización o enseñanza del Evangelio – todos los santos
pueden y deben participar en el ministerio del Evangelio
apoyando a aquellos que están avanzando la causa de Cristo.
La acción de proveer ayuda financiera a un ministerio se llama
“koinonia” – participación por asociación.
Las bendiciones temporales y eternas de las cuales ese
ministerio participa son compartidas mutuamente entre los
participantes. Y, las ofrendas que se presentan son vistas por
Dios como un sacrificio agradable – “olor grato” porque damos
lo mejor para Dios.
En respuesta Dios promete suplir cada una de nuestras
necesidades con sus RIQUEZAS Y SUPERABUNDANCIA.
¿Creen ustedes que este no es un buen intercambio?
La enseñanza de Pablo sobre la ‘koinonia” no la limito a los
Filipenses. También se la enseño a los Gálatas.
Gálatas 6:6 “El que es enseñado en la palabra, haga partícipe
(koi-nō-ne'-ō) de toda cosa buena al que lo instruye”.
La instrucción es clara la persona que es enseñada en la Palabra
de participar, comunicar, asociarse con sus bienes materiales
con aquel que le enseña.
Gálatas 6:7 “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues
todo lo que el hombre sembrare, eso también segará”.
Este texto lo hemos aplicado en todas la áreas de la vida –
desde el alcoholismo hasta el matrimonio – lo que siembres
cosecharas.
Pero el contexto que Pablo usa es solo uno “koinonia”. Aquel
que es enseñado en la Palabra debe hacer partícipe de sus
bienes materiales al que le enseña. Él o ella deben compartir
de todos sus bienes materiales.
Pero, no creas que puedes engañar a Dios – todo lo que
siembres en la obra del evangelio, eso es lo que vas a cosechar
– siembra escaso, escaso recibirás, siembras abundantemente,
abundantemente recibirás. Pensar que se puede sembrar
para la carne y cosechar espiritualmente es engañar a
Dios.
Gálatas 6:8 “Porque el que siembra para su carne, de la
carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu,
del Espíritu segará vida eterna”.
Podemos gastar el dinero en nosotros – sea mucho o sea poco.
Podemos gastar el dinero satisfaciendo la carne y cuando
muramos ahí quedo todo. Pero si usamos el dinero para el
avance del evangelio, apoyar a los que lo predican, estas
sembrando para el Espíritu y por ese Espíritu estarás
cosechando vida eterna.
Esa es la decisión que hay que hacer – es blanco o negro – no
hay medio. Es vida o muerte.
Dios conoce tus cuentas, tus deudas, tu carne, tu corazón, tu
cuenta de banco, y la abundante gracia que ha derramado
sobre ti. No te engañes. Podemos engañarnos a nosotros
mismos pero Dios no puede ser engañado.
Gálatas 6:9 “No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque
a su tiempo segaremos, si no desmayamos”.
Nada es más difícil que dar consistentemente cuando tú sabes
que hay necesidades en tu familia. Dar requiere disciplina,
consistencia. No es fácil. La tendencia es regresar a los malos
hábitos, y subestimar la obra de Dios. Dar consistentemente
es una disposición del corazón.
Pero, la promesa es que si no nos cansamos, cosecharemos.

Gálatas 6:10 “Así que, según tengamos oportunidad,


hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la
fe.
Note como Pablo llama al dar: UNA OPORTUNIDAD.
Las oportunidades se presentan en nuestro camino para hacer
el bien, demostrar el Espíritu de Dios en nosotros, y traer Gloria
a Aquel que nos salvó. Debemos aprovechar esas
oportunidades para hacer bien en todo momento, con cada
persona. Pero, debemos hacerlo mayormente con los de la
familia de la fe.
Siembra sabiamente, Dios no puede ser engañado. No te
canses de hacer el bien. Confía que cosecharas a su debido
tiempo. Trata a todos bien. Entiende que Dios pone
oportunidades en nuestro paso y trata generosamente
primeramente a los de la familia de la fe.
Los Corintios, Hacer Tiendas, y Vivir Del Evangelio
Más que ningún otro escritor en el Nuevo Testamento, el
Apóstol Pablo identificó la responsabilidad que viene como
resultado de oír el Evangelio. Una de esas responsabilidades
es apoyar directamente a aquellos que predican la Palabra y
enseñan las Buenas Nuevas.
Aun así, a través de la historia ha habido un debate: ¿Debe un
predicador vivir completamente de las ofrendas de una iglesia
o debe proveerse para el mismo?
La mayoría de ese debate está centrado en el hecho que Pablo
trabajo como un hacedor de tiendas durante su tiempo en
Corinto.
Hechos 18:1-3 “Después de estas cosas, Pablo salió de
Atenas y fue a Corinto. Y halló a un judío llamado Aquila,
natural del Ponto, recién venido de Italia con Priscila su mujer,
por cuanto Claudio había mandado que todos los judíos saliesen
de Roma. Fue a ellos, Y como era del mismo oficio, se quedó
con ellos, y trabajaban juntos, pues el oficio de ellos era hacer
tiendas”.
Es cierto que Pablo no quiso ser una carga para la iglesia en
Corinto, pero en sus cartas vemos que su decisión de trabajar
no eliminó la responsabilidad o la oportunidad que tenía la
iglesia de participar generosamente en su ministerio.
Pablo ejercitó la opción de laborar entre los gentiles,
ensenándoles el Evangelio libremente, sin embargo a la misma
vez los instruía sobre su necesidad de dar. Aun más, Pablo
concluyó que la iglesia de Corinto debió haber asumido la carga
de tener un maestro entre ellos.
Miremos lo que Pablo le instruyó, como se sostuvo, y
porque escogió hacerlo de esa manera.
De todas las iglesias que Pablo tenía a su cuidado, la iglesia de
Corinto era los más problemas internos que tenía.
Aun luego de escribirles dos cartas, en las cuales señalaba
punto por punto las deficiencias – en su segunda carta les
recuerda que los iría a visitar por una tercera vez porque
todavía había problemas que había que resolver.
En el Capítulo 9 de la primera carta el argumenta que él tenía
el derecho, como un apóstol, de todos los beneficios y ayuda
que los apóstoles de Jerusalén recibían. El comienza con una
serie de preguntas fundamentales
1 Corintios 9:1 “¿No soy apóstol? ¿No soy libre? ¿No he visto
a Jesús el Señor nuestro? ¿No sois vosotros mi obra en el
Señor?”
Estas preguntas eran retoricas. La respuesta es evidente. Pablo
era un apóstol, un enviado, un emisario de Jesús. Él estaba
libre de la ley y las ataduras de la tradición, libre de todo
hombre y de toda opinión. La iglesia misma de Corinto servía
como una prueba de su apostolado. Ellos habían conocido el
evangelio por medio de su ministerio. Eso no se debatía.
1 Corintios 9:2 “Si para otros no soy apóstol, para vosotros
ciertamente lo soy; porque el sello de mi apostolado sois
vosotros en el Señor”.
Aun si Pablo no establecía otra iglesia más o trajera a otros a
la fe, él era el fundador y apóstol de la iglesia en Corinto. La fe
de ellos era prueba de su apostolado. Contra eso no había
argumento. Entre los Corintios como en ningún otro lugar Pablo
era ciertamente un apóstol, y tenía derecho de cualquier
beneficio que su oficio le proveyera.
1 Corintios 9:3 “Contra los que me acusan, esta es mi
defensa”:
No es noticia que Pablo siempre estaba bajo escrutinio – tanto
por los de la iglesia como por los que estaban fuera de ella.
Como judío él había perseguido a los “del camino” y las
personas estaban sospechosas de sus intenciones y cuidadosos
de sus enseñanzas, no fuera que tomara ventaja de ellos o les
robara. Sin embargo, Pablo vivió una vida intachable, insulada
de cualquier acusación que le pudieran hacer en contra de él.
Pablo estaba totalmente libre. Habiendo sido libertado por
Cristo, vivió entre pecadores, predico entre los gentiles comía
y bebía como quería y no permitía que las tradiciones de los
hombres ataran su conciencia. Esto trastoco la sensibilidad de
algunos líderes religiosos que trataron de subestimar su
mensaje basado en el estilo de vida que él tenía. Pablo
rehusaba ser juzgado por el estándar de los hombres. Él ya se
lo había dicho…
1 Corintios 4:4-5 “Porque aunque de nada tengo mala
conciencia, no por eso soy justificado; pero el que me juzga es
el Señor. Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que
venga el Señor, el cual aclarará también lo oculto de las
tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones; y
entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios”.
Corintios era una mega y cosmopolita ciudad Griega, localizada
en un istmo como a 50 millas al oeste de Atenas. Era una de
las mayores ciudades comerciales del imperio romano. Los
griegos, romanos y judíos junto a marineros y mercantes
frecuentaban la ciudad de Corinto para el comercio. Era un
centro de influencia desde donde el evangelio podía fluir al
mundo entero.
Pero, también era una ciudad perversa, llena de costumbres
paganas, y falsas religiones. Mantener a los nuevos
convertidos lejos de su pasado religioso y pagano no era una
terea fácil, y los sacerdotes paganos siempre estaban prestos
para criticar a Pablo y su nueva religión.
La costumbre era que a los sacerdotes se les prohibía casarse,
comer con extraños, o beber vino. Esta es la razón porque la
libertad de Pablo en Cristo, lo hacía un blanco fácil para ser
criticado. Pero, Pablo apelaba al estilo de vida de los otros
apóstoles, los cuales eran conocidos por donde quiera y quienes
habían caminado con Jesús.
1 Corintios 9:4-5 “Acaso no tenemos derecho de comer y
beber? ¿No tenemos derecho de traer con nosotros una
hermana por mujer como también los otros apóstoles, y los
hermanos del Señor, y Cefas?”
Todo esto eran preguntas retóricas con la intención de
enfatizar un punto – Pablo no iba a permitir que las
tradiciones de los hombres ataran su conciencia.
Mientras que hombres con una conciencia débil evitaban comer
comida sacrificada a los ídolos, Pablo sabía que un ídolo no era
nada, y que la carne era buena para ser alimentado. (1
Corintios 8:4) Y aun si él quería tenía el derecho de tomar una
esposa.
Después de todo, Pedro tuvo una esposa y era considerado un
apóstol (Mateo 8:14). El propio hermano de Jesús, Santiago el
principal apóstol en Jerusalén, también era casado. El punto de
Pablo era claro – Yo soy un apóstol y si otros apóstoles pueden
actuar de ciertas maneras – yo también tengo esa libertad.
1 Corintios 9:6 “¿O sólo yo y Bernabé no tenemos derecho
de no trabajar?”
Pablo sabía que Pedro, Santiago y otros apóstoles no tenían
otros trabajos sino que eran completamente sostenidos por la
iglesia (Hechos 6:1) Entonces; ¿Tenían Pablo y Bernabé que
ser forzados a trabajar? ¿No se merecían ellos también ser
sostenidos?
1 Corintios 9:7 “¿Quién fue jamás soldado a sus propias
expensas? ¿Quién planta viña y no come de su fruto? ¿O quién
apacienta el rebaño y no toma de la leche del rebaño?”
Una vez más, otras preguntas retóricas diseñadas con la
intención de probar un punto. Nadie va a la guerra y paga su
propio conflicto. El gobierno paga el salario del soldado y lo
equipa para la batalla. De igual manera ningún hombre planta
una viña, labora para cultivar las uvas y luego rehúsa comer y
beber de lo que él ha sembrado. Y nadie cuidaría de un rebaño,
lo alimentaria y pastorearía y rehusaría tomar de la leche que
le provee diariamente. Cualquiera en Corinto estaría de
acuerdo con estos ejemplos.
El punto de Pablo es obvio. Si el lucho las batallas espirituales,
trabajo en la obra del evangelio para producir fruto y pastoreo
la grey del Señor, ciertamente él tenía derecho de participar de
los beneficios y pago que acompañan ese trabajo. Él podía
recibir suficiente dinero, comida y bebida para continuar su
obra apostólica.
¿Estaba Pablo diciendo esto solo para beneficiarse el mismo?
O, ¿había suficiente fundamento en la Escritura para sostener
su posición – entendiendo que lo único que el tenia era el
Antiguo Testamento, la Escritura Hebrea?
1 Corintios 9:8 “¿Digo esto sólo como hombre? ¿No dice
esto también la ley?”
Según Pablo, esto era una enseñanza histórica y fundamental
en acuerdo con la Torah, las enseñanzas de Moisés.
1 Corintios 9:9 “Porque en la ley de Moisés está escrito: No
pondrás bozal al buey que trilla. ¿Tiene Dios cuidado de los
bueyes,…”
Pablo está citando Deuteronomio 25:4: “No pondrás bozal al
buey cuando trillare”.
Dios había instruido a no poner bozal a los bueyes que trillaban
el campo, para que estuvieran libres para comer de los granos
para los cuales ellos trabaron. Pero Pablo le asignó un
significado más profundo a este simple mandamiento.
1 Corintios 9:10 “¿O lo dice enteramente por nosotros? Pues
por nosotros se escribió; porque con esperanza debe arar el
que ara, y el que trilla, con esperanza de recibir del fruto”.
Esta breve ley se escribió para ensenar el principio de que
aquellos que “trillan” el campo tengan la esperanza de comer
del fruto de su trabajo. Pero, que mientras trillan y preparan la
tierra para recibir la semilla no hay nada para comer. Así que,
“trillan” en esperanza con el anhelo ardiente que cuando venga
la cosecha habrá suficiente comida.
Asimismo aquellos que siembran la semilla de la Palabra (Lucas
8:11) en el campo, anticipan una cosecha. Al final de su labor
habrá buen fruto y un buen retorno de su inversión. Así como
el buey que trilla come mientras prepara el campo del trigo, los
ministros del evangelio deben ser cuidados mientras laboran
en la enseñanza y en la propagación del evangelio. Ellos
correctamente tienen la esperanza y anticipación – que
aquellos a quienes ellos ensenan le provean lo que ellos
necesitan.
1 Corintios 9:11 “Si nosotros sembramos entre vosotros lo
espiritual, ¿es gran cosa si segáremos de vosotros lo material?”
En última instancia, se trata de una cuestión de valor. Si Pablo
le había enseñado a la iglesia en Corinto la verdad de Cristo,
que el mismo había recibido del Señor, ¿a qué podría
compararse? ¿Con que podrían ellos negociar para hacer un
intercambio justo?
¿Qué cosa física o material poseemos que sea igual con la
gracia y el amor de Dios para con nosotros? ¿Qué precio se le
puede poner al Evangelio? ¿Y quién tiene la suficiente fortuna
para igualar su infinito valor? Estas cosas, como el dinero, ropa,
comida, los requisitos de la carne no son comparables a la
verdad del evangelio por gracia a través de la fe. Así que; ¿si
Dios se digna en enviarles un maestro, que daño hay si ustedes
comparten sus bienes materiales con los cuales Dios los ha
bendecido?
Eso es lo que Pablo les está preguntando.
Es como decir: “Si yo he compartido con ustedes verdades y
revelaciones espirituales cual es el problema si ustedes
comparten lo material”.
Lo material es temporal, hoy esta mañana no. Cualquier cosa
que acumulemos en vida, se le dejará a otro, al momento de
la muerte. ¿Cómo podemos comparar la vida eterna que Cristo
ofrece a través de Su evangelio con los bienes pasajeros de
esta vida?
Lo que Pablo le está diciendo es: Si usted participan de sus
bienes conmigo no crean que han hecho una gran cosa, porque
lo que él le había impartido era de mayor valor que lo que ellos
habían dado.
1 Corintios 9:12 “Si otros participan de este derecho sobre
vosotros, ¿cuánto más nosotros? Pero no hemos usado de este
derecho, sino que lo soportamos todo, por no poner ningún
obstáculo al evangelio de Cristo”.
Otros ministros, otros líderes religiosos, otros sacerdotes de
todo tipo ejercitaban el poder para tomar ofrendas y vivir de la
dadiva de los fieles – entonces decía Pablo, ¿No debe un
predicador de la verdad también participar de eso?
Lo extraordinario de todo esto es que Pablo teniendo la
autoridad dada por Dios para hacerlo, optó por no hacerlo entre
los santos en Corinto. Sabiendo que iba a ser criticado y
analizado – el decidió no recibir nada y no darle a los críticos
una oportunidad para hablar.
Para Pablo era más importante que el evangelio fluyera
libremente aun si eso significaba renunciar a algunos de los
derechos que él tenía como apóstol. Él prefería padecer
necesidad que ser un obstáculo para el evangelio.
¿Estaba Pablo sin un ingreso? En ninguna manera. No solo él
trabajaba por su salario como un hacedor de tiendas, sino que
continuaba recibiendo ofrendas de otras congregaciones,
particularmente de Filipos, que hacían posible que el pudiera
trabajar en Corinto, sin tener que pedirle nada a ellos.
Más tarde, como veremos, Pablo lamentaría esa decisión. En
definitiva, concluyó que el no insistir en el apoyo financiero de
los Corintios fue un error. Pero, vamos a llegar a eso luego.
Aun cuando Pablo se privó de sus propios derechos apostólicos
a favor de la libre expresión del evangelio, Él nunca se retiró
de la verdad. La iglesia en Corinto, debía dar de sus bienes en
intercambio por las verdades espirituales que habían
aprendido. Este deber fue sin cesar. Aunque Pablo desistió de
vivir de esas ofrendas, sus ofrendas fueron dirigidas a
Jerusalén.
El deber de dar era firme. La opción de Pablo de no recibir para
el su ofrenda y dirigirla de otra manera era su propia discreción.
Y las ofrendas de Galicia, y Filipos, junto a lo que el ingresaba
de su negocio de hacer tiendas, le brindaban los medios para
el ejercicio de esa opción.
1 Corintios 9:13 “¿No sabéis que los que trabajan en las cosas
sagradas, comen del templo, y que los que sirven al altar, del
altar participan?”
Una vez más Pablo utiliza una Escritura del Antiguo Testamento
y le recuerda a sus lectores que el sacerdocio levítico que servía
en el templo recibía su provisión por las ofrendas y sacrificios
de Israel. Era alimentados por los animales sacrificados y por
las ofrendas de grano y mecidas. Aun su vestimenta y casa era
provista. Los sacerdotes eran requeridos de servir en el templo
y Dios requería que Israel proveyera para que vivieran.
Magistralmente de esto Pablo extrae un principio en el Nuevo
Pacto.
1 Corintios 9:14 “Así también ordenó el Señor a los que
anuncian el evangelio, que vivan del evangelio”.
Finalmente y sin alegoría – Pablo estableció una verdad
contundente. El mismo Señor ha ordenado que aquellos que
predican el Evangelio de las Buenas Nuevas vivan del trabajo
que realizan en el evangelio. Esto también implica que aquellos
que son enseñados la verdad del Evangelio hagan participe –
“de toda cosa buena” al que le enseña. No importa la forma
en como lo pongamos, este es el orden que Cristo estableció
en su iglesia. Los que reciben el Evangelio deben proveer lo
necesario en la vida para aquellos a quien Dios ha ordenado
sobre sus vidas.
Sin embargo, aunque este principio estaba firmemente
establecido en la iglesia, Pablo mismo no escogió ser sostenido
de las ofrendas de la iglesia en Corinto. Note que el no minimizó
la obligación de los santos, simplemente probaba la devoción
de Pablo de predicar el evangelio a todo costo.
1 Corintios 9:15-19
Pero yo de nada de esto me he aprovechado, ni tampoco he
escrito esto para que se haga así conmigo; porque prefiero
morir, antes que nadie desvanezca esta mi gloria. Pues si
anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme; porque me
es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el
evangelio! Por lo cual, si lo hago de buena voluntad,
recompensa tendré; pero si de mala voluntad, la comisión me
ha sido encomendada. ¿Cuál, pues, es mi galardón? Que
predicando el evangelio, presente gratuitamente el evangelio
de Cristo, para no abusar de mi derecho en el evangelio. Por lo
cual, siendo libre de todos, me he hecho siervo de todos para
ganar a mayor número”.
Lo que vemos aquí es el corazón de Pablo. Él se gloriaba en el
evangelio y prefería morir antes de permitir que alguien
presentara una acusación en contra de él. Él sabía que Cristo
lo había llamado a predicar el evangelio, y no tenía opción,
fuera recompensado materialmente o no.
Su recompensa era que nadie lo podía acusar de abusar de su
derecho sobre la iglesia y de que el evangelio fuera predicado
sin obstáculos. Él tenía el derecho de pedir apoyo, pero rehusó
ejercerlo. Estaba libre de toda opinión humana o presión,
voluntariamente Pablo se hizo siervo de todos los hombres para
poder presentárselos a Cristo.
Si eso hubiera sido lo único que Pablo dijo sobre este tema,
ciertamente lo podríamos usar como un modelo para el
liderazgo cristiano. Aunque los ministros del Evangelio tienen
el derecho de vivir del evangelio, los ministros deben sujetarse
a sí mismo para servirle al evangelio y no esperar ser
sostenidos por la congregación física o financieramente. Pero,
eso no es todo lo que Pablo dijo sobre este tema.
En Relación A La Colección De Ofrendas
Antes de terminar la epístola a los Corintios, Pablo escribió:
1 Corintios 16:1 “En cuanto a la ofrenda para los
santos, haced vosotros también de la manera que ordené en
las iglesias de Galicia”.
Aparte del asunto sobre el sostenimiento de los ministros, Pablo
les recordó a los santos que debían de colectar una ofrenda
para los santos pobres en Jerusalén. No solo él esperaba que
ellos actuaran en esta responsabilidad, sino que el dio la orden
para que todas las iglesias de la región hicieran los mismo
regularmente y sistemáticamente.
1 Corintios 16:2 “Cada primer día de la semana cada uno de
vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado,
guardándolo, para que cuando yo llegue no se recojan
entonces ofrendas”.
El primer día de la semana los creyentes debían separar una
porción e sus ingresos y tenerlo listo para cuando Pablo llegara.
Lo más probable era guardado en un lugar de reserva común
para que así no estuvieran recibiendo ofrendas una vez el
llegara. Este se convirtió en el modelo de la iglesia el primer
día de la semana, reservar una porción de los ingresos para las
necesidades de los santos.
1 Corintios 16:3-4 “Y cuando haya llegado, a quienes
hubiereis designado por carta, a éstos enviaré para que lleven
vuestro donativo a Jerusalén. Y si fuere propio que yo también
vaya, irán conmigo”.
Pablo, con cartas de recomendación enviaría una delegación de
Corinto a la iglesia de Jerusalén para poner a los pies de los
apóstoles la ofrenda (Hechos 4:34-35) y aun si fuera necesario
Pablo les acompañaría. La palabra clave en este pasaje es la
palabra “liberalidad” - Pablo anticipaba que ellos dieran una
ofrenda generosa y liberal.
Ahora bien como dijimos anteriormente, entre la primera carta
y la segunda carta a los Corintios, Pablo descubrió que haber
rehusado a recibir apoyo de parte de ellos había sido un error
y en realidad fue un obstáculo que impidió el crecimiento de la
iglesia como cuerpo.
El entendió que el evangelio por necesidad debe, poner la
responsabilidad en cada persona que es convertido por él. El
nunca construyo una formula o especificó una cantidad –
simplemente le ofreció – “la única condición” que permitía que
cada persona determinara su ofrenda en su propio corazón,
pero nunca asumió que un creyente no sería un dador. Por
cuanto el fallo en insistir en su apoyo se convirtió en una fuente
de tristeza y arrepentimiento para Pablo. En su segunda carta
el escribió:
2 Corintios 11:5-6 “Y pienso que en nada he sido inferior a
aquellos grandes apóstoles. Pues aunque sea tosco en la
palabra, no lo soy en el conocimiento; en todo y por todo os lo
hemos demostrado. Y podrá ser que me quede con vosotros, o
aun pase el invierno, para que vosotros me encaminéis a donde
haya de ir”.
Para este tiempo ya el apostolado de Pablo estaba claro entre
ellos. No hubo revelación, entendimiento o don del Espíritu que
Pablo fallo en compartir con ellos. Y aunque era fuerte al hablar
sin embargo su entendimiento del evangelio no carecía de
nada. La iglesia en Corinto en quien Pablo invirtió tanto
esfuerzo llego a conocerlo completamente. Entre ellos su
apostolado y llamado en Cristo fue manifiesto.
2 Corintios 11:7 “¿Pequé yo humillándome a mí mismo,
para que vosotros fueseis enaltecidos, por cuanto os he
predicado el evangelio de Dios de balde?”
Esa es la pregunta clave: Pablo no siendo menos que los
principales apóstoles, se entregó por completo a la iglesia en
Corinto. Sin embargo ellos fallaron en responder
generosamente y cuidarlo en sus necesidades físicas. Así que
el mismo se proveyó, trabajando con sus propias manos y
sirviéndole libre de costo, exaltándolos a ellos sobre el mismo.
Pero, ¿era eso una ofensa? Y si lo era, ¿cuál era la ofensa? Era
simplemente esto:
2 Corintios 11:8-9 “He despojado a otras iglesias, recibiendo
salario para serviros a vosotros. Y cuando estaba entre
vosotros y tuve necesidad, a ninguno fui carga, pues lo que me
faltaba, lo suplieron los hermanos que vinieron de Macedonia, y
en todo me guardé y me guardaré de seros gravoso”.
Aun cuando otras iglesias cubrían los gastos de viajes de Pablo
el usaba ese dinero para servirle a los que no daban nada.
Otras iglesias que hubieran deseado tener a Pablo entre ellos,
ensenándoles y exhortándoles le enviaban ofrendas repetidas
veces. Pablo les decía que el uso de la ofrenda que otros dieron
para servir a los que no habían dado nada era una forma de
robo a los que habían dado. Todos perdían. No solo los Gálatas
y los de Filipos, dejaban de recibir el beneficio completo del
ministerio y consejo de Pablo, sino que también los Corintios
no iban al mismo ritmo de crecimiento y desarrollo espiritual
que las otras iglesias.
2 Corintios 12:13 “Porque ¿en qué habéis sido menos que las
otras iglesias, sino en que yo mismo no os he sido
carga?!Perdonadme este agravio¡”
Su fallo de poner el peso de responsabilidad sobre la iglesia de
Corinto para suplir a sus necesidades causo que Pablo se
arrepintiera y le pidiera perdón. Aun así, Pablo estaba listo para
ir hasta ellos y estaba preparado para no ser una carga entre
ellos. Pero, si fallaban en responder esta tercera vez, era
evidencia de lo que el temía – mientras más él los amaba,
menos ellos le amaban a él.
2 Corintios 12:14-15 “He aquí, por tercera vez estoy
preparado para ir a vosotros; y no os seré gravoso, porque no
busco lo vuestro, sino a vosotros, pues no deben atesorar los
hijos para los padres, sino los padres para los hijos. Y yo con
el mayor placer gastaré lo mío, y aun yo mismo me gastaré del
todo por amor de vuestras almas, aunque amándoos más, sea
amado menos”.
Qué triste la condición de esta iglesia. Aun, Pablo enseñándole
la recompensa del dar y el gozo de Dios porque el ama al dador
alegre, ellos seguían actuando como niños y no entendían el
irrespeto que le hacían a Pablo y a las iglesias hermanas. Su
fracaso de no proveer para el apóstol que Dios le había enviado
era una evidencia de su falta de amor, aun cuando ellos habían
sido abundantemente amados.
La Biblia demuestra este contraste entre las iglesias. Algunas
iglesias como la de Filipos causo que Pablo celebrara
gozosamente y adorara a Dios, acordándose de ellos en sus
oraciones y pidiendo que Dios le supliera todo lo que
necesitaban. Otras como la de Corinto produjeron tristeza y
contención al Apóstol. Estaban llenos de pecado, y le causaron
muchos dolores de cabeza. Su condición espiritual se reflejaba
en su indisposición y fracaso al dar.
Nos guste o no, la manera en como damos es una reflexión
directa de nuestra condición espiritual.
Del Fundamento A La Estrategia
Una buena estrategia es mejor que una buena
intención.

5 CULTIVANDO EL CORAZON DE UNA IGLESIA


GENEROSA

Mateo 2:11: “Y al entrar en la casa, vieron al niño con su


madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus
tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra”.

Características de una iglesia generosa

 Una iglesia generosa es una iglesia que trae de sus


bienes y recursos
 Una iglesia generosa trae a Dios lo mejor
 Una iglesia generosa cultiva la generosidad en el corazón
de las personas que ya están.

5.1 CULTIVANDO ESTRATEGICAMENTE A LAS


PERSONAS

5.1.1 El factor del compromiso debe estar asegurado

La meta de todo ministerio debe ser que cada creyente se


convierta en un discípulo, fiel al propósito y la iglesia local,
sea un dador alegre, disfruta reunirse con los hermanos
en la oración, adoración, grupos pequeños, tiene una
pasión de traer a otros al conocimiento del Señor, modela
los valores de la familia de Dios y el Reino con todo su
corazón.

5.1.2 La persona asiste regularmente a las reuniones de


la congregación

El factor más importante para predecir las contribuciones


individuales es la asistencia regular. Si quieres que
aumenten las finanzas haz de las reuniones algo que la
gente quiera estar. No pueden dar si no están presentes.

5.2 8 RAZONES DEL PORQUE LAS PERSONAS DAN

1. Pasión: Dan porque creen en la causa


2. Afiliación: Dan porque pertenecen a un grupo
3. Tradición: Dan porque tienen la costumbre y tradición
de dar
4. Reconocimiento: Dan porque quieren ser conocidos
5. Inspiración: Dan porque son motivados por el proyecto
o el que lo está presentando
6. Deber: Dan porque quieren hacer la diferencia
7. Invitación: Dan porque se le invita o se le pide que den
8. Compromiso: Dan porque están cumpliendo una
promesa

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