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F O N D O D E C U LT U R A E C O N Ó M I CA
MARZO DE 2018

JOSÉ LUIS MARTÍNEZ


100 AÑOS
567
F O N D O D E C U LT U R A E C O N Ó M I CA
MARZO DE 2018

José Luis Martínez:


“Todos deberíamos
ser maestros rurales”

D
e todas las facetas de José Luis Martínez, quizá la
más comprehensiva sea la de maestro. Maestro en
el sentido más amplio: el intelectual advertido del
suelo que pisa y de la misión pública que éste le exige.
Misión más afín a la de los constructores de naciones
que a la del intelectual escéptico o a la del autor
profesional contemporáneos. Más cercano a Agustín
Yáñez y Jaime Torres Bodet que a cualquier otro escritor reconocido de
su propia generación, José Luis Martínez es uno de los miembros más
destacados y longevos de la primera camada de intelectuales polígrafos
3 Epitafio
influidos por el vasconcelismo, cuya misión se condensa en tres palabras: nicanor parra
educar, educar y educar. No en vano exclamó: “Todos deberíamos ser
maestros rurales”.
Mal haríamos, pues, en valorar su obra escrita con las categorías
de “autor” u “originalidad”, pues no aspiró a hacer carrera profesional
como escritor ni a cautivar al lector con brillantes metáforas inéditas.
Su obra escrita, igual que su labor como funcionario público y editor,
5 Centenario
está sometida a un propósito trascendente: contribuir a crear un sentido
de nación y de identidad nacional para un pueblo pobre e ignorante.
de José Luis Martínez
Este propósito está expresado en su “Examen de Ramón López Ve- dossier
larde”, quien “concertó y cristalizó nuestro moderno sentido y espíritu
de la nacionalidad”, de manera explícita en el ensayo “Novedad de la pa-
tria”, donde el poeta nacional aboga por una patria “menos externa, más
modesta y probablemente más preciosa” (Obras. Ramón López Velarde,
7 Anecdotario epistolar
fce, 1994).
Calificar a un escritor de “didáctico” es hoy casi un denuesto. Pero
de José Luis Martínez
José Luis Martínez, por sólida que fuese su formación intelectual y agu- virginia bautista
do su sentido crítico, fue deliberadamente didáctico como condición de
su propósito educativo: hacer obras necesarias, útiles, honestas, legibles
y rigurosas para la integración cultural de México. Piénsese, por ejem-
plo, en su Hernán Cortés (fce, 1990), cuya motivación fue “cerrar una
9 Conversación con
herida nacional”. Y lo logró: ningún lector atento puede salir de ese libro
sin sentirse liberado de la idea maniquea heredada sobre el conquista-
Víctor Díaz Arciniega
dor y la conquista de México. virginia bautista
La conciencia pública de José Luis Martínez se forjó en su identifi-
cación con la labor nacionalista y constructiva de los gobiernos de la
Revolución mexicana, cuya marca fue la convicción de que México ha-
bría de forjar su grandeza a partir de sus propias fuerzas, sin cerrarse
10 La intimidad lejana:
al mundo, sólo tomando de él lo necesario para ensanchar la conciencia
nacional. Esta apreciación sería muy parcial sin reparar en los orígenes
escritos de viaje
regionales de su devoción por los libros y las bibliotecas. Enrique Krau-
ze propone considerar la religiosidad específica de la región de Jalisco
de Clarice Lispector
donde José Luis Martínez nació y creció, religiosidad que “comenzó a gonzalo aguilar
transferirse en algún momento del siglo xix a la vida secular, impreg-
nando la cultura y sus vehículos específicos, los libros, de un carácter
sacramental”. (“José Luis Martínez”, Letras Libres online, 31 de agosto,
2007).
13 La política del matrimonio
Las entrevistas de sus últimos años lo muestran moderadamente op-
timista sobre las tendencias cosmopolitas de las nuevas generaciones de
gay en América Latina
escritores mexicanos. “Hoy no veo hacia dónde estamos yendo: quizás olga maría del carmen sánchez cordero dávila
hacia un cosmopolitismo más amplio, a una búsqueda de nosotros mis-
mos pero de una manera más seria, menos caprichosa” (Letras Libres,
entrevista, Fernando García Ramírez, 31 de agosto, 2004).
Pero para él, la tarea de completar el panorama de la expresión lite-
15 La ira y el perdón.
raria nacional tenía aún “lagunas enormes”, tarea que encaraba hasta
antes de su muerte en 2007, atendido por un selecto grupo de escritores
Resentimiento,
mucho más jóvenes que él.
“Creo que ignorarnos es un crimen. Es necesario conocernos, saber
generosidad, justicia
cuanto sea posible de nuestro pasado, pero sobre todo conocerlo y amar- martha nussbaum
lo”, dijo.•

José Carreño Carlón Director general del fce


16 Al final, las palabras
antonio malpica
Susana López, Socorro Venegas,
Octavio Díaz y Juan Carlos Rodríguez
Consejo editorial

Rocío Martínez Velázquez Editora de La Gaceta


18 El siglo de Baudelaire
Ramón Cota Meza Redacción
León Muñoz Santini Arte y diseño yves bonnefoy
Andrea García Flores Formación
Ernesto Ramírez Morales Versión para internet
Jazmín Pintor Pazos Iconografía
Impresora y Encuadernadora Progreso, S. A. de C. V. Impresión 20
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El mar que se fue
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de marzo de 1995. La Gaceta es un nombre registrado en el Instituto Nacional del Derecho
de Autor, con el número 04-2001-112210102100, el 22 de noviembre de 2001. Registro postal,
Publicación periódica: pp09-0206. Distribuida por el propio Fondo de Cultura Económica.
ISSN: 0185-3716

Ilustración de portada Andrea García Flores


Fotografía de portada José Luis Martínez lee y fuma en El Colegio Nacional. AJLM.
poema josé luis m art ínez. c ent enario

Epitafio
Nicanor Parra
De estatura mediana,
Con una voz ni delgada ni gruesa,
Hijo mayor de profesor primario
Y de una modista de trastienda;
Flaco de nacimiento
Aunque devoto de la buena mesa;
De mejillas escuálidas
Y de más bien abundantes orejas;
Con un rostro cuadrado
En que los ojos se abren apenas
Y una nariz de boxeador mulato
Baja a la boca de ídolo azteca
—Todo esto bañado
Por una luz entre irónica y pérfida—
Ni muy listo ni tonto de remate
Fui lo que fui: una mezcla 
De vinagre y aceite de comer
¡Un embutido de ángel y bestia!•

Recordamos al gran “antipoeta” con este


autorretrato muy representativo de su poesía
hecha de palabras comunes y experiencias
cotidianas a la altura de la mirada inmediata, como
verse al espejo y burlarse de sí mismo.

m ar zo d e 2 01 8 l a g aceta 3
a
a
JOSÉ LUIS MARTÍNEZ
dossier 567
100 AÑOS
Dedicamos esta edición de La Gaceta
a la figura del ensayista, editor y
diplomático José Luis Martínez, a cien
años de su nacimiento. Virginia Bautista
recupera el intercambio epistolar de
este gran personaje en el marco de su
colaboración con el fce. De manera
complementaria, la entrevista con
el historiador Víctor Díaz Arciniega
rememora la gestión de jlm como
director de esta casa editorial. También
recordamos a Nicanor Parra con el poema
“Epitafio”. Incluimos como adelanto el
prólogo de La política del matrimonio
gay en América Latina, un análisis
minucioso que brinda herramientas para
el debate público, además de fragmentos
de nuestras novedades más recientes.
Finalmente, la sección Trasfondo es una
narración donde el mar se convierte en
bálsamo y ausencia.
m ar zo d e 2 01 8 josé luis martínez en 1941. foto de lola álvarez bravo. ajlm. 5 l a g aceta
a
6 l a g ac e ta n ov i em b r e de 2 016
a
Anecdotario
y la de ensayo político a Martín Luis Guzmán. Le
solicita su opinión sobre todo y que le diga cuál de
los títulos quiere antologar.
La carta donde JLM le explica a Orfila su pro-
puesta no se encuentra en el archivo, pero se cuen-
ta con la misiva fechada el 3 de junio de 1952, en la

epistolar que Orfila le comunica que la junta está de acuerdo


con sus lineamientos generales para hacer la Anto-
logía del ensayo mexicano contemporáneo. Orfila
puntualiza que el volumen tendría de 400 a 500 pá-
ginas, un prólogo de 30 cuartillas y una nota bio-

de José Luis
gráfica para cada autor. “Estaríamos dispuestos a
pagarle hasta 4 000 pesos de honorarios para una
primera edición de 4 000 ejemplares, si lo entrega el
31 de julio.” Le pide dar su conformidad por escrito.
JLM le contesta el mismo día, aceptando honora-
rios y fecha de entrega.

Martínez Sin embargo, seis meses después, el antologador


no había entregado aún los textos a la editorial. El
26 de enero de 1953, Orfila le manifiesta su preo-
cupación por el vencimiento de los plazos “varias
veces renovados, en los que usted se había com-
prometido a entregarnos la Antología”. Y le solicita
La colaboración de José Luis Martínez amablemente fecha precisa de entrega. Al parecer,
el tiempo pasó sin resultados concretos sobre este
con el fce data de 1945, cuando título. El 18 de septiembre de 1954, JLM envió un
telegrama felicitando al fce por su vigésimo aniver-
el director de esta casa era todavía sario. Y Orfila agradece el saludo en misiva fechada
el 21 de septiembre de este mismo año.
Daniel Cosío Villegas, fundador. A pesar del retraso de JLM, el Fondo mantiene
su relación normal con él. El 8 de agosto de 1955,
Presentamos una selección el director le pide una foto y su currículum “para
el archivo de autores y colaboradores que esta-
de anécdotas. mos preparando”. Pero como buen editor, Orfila
acostumbraba cerrar ciclos. El 10 de diciembre de
1956 lamenta informar a JLM que deja sin efecto
el convenio al que se comprometió el 3 de junio de
1952 de entregar el libro El ensayo mexicano en el
virginia bautista
siglo xx. “Nos vemos obligados, por una parte, a
encomendar a otra persona la preparación de ese
volumen y, por otra, a cargar en su cuenta corriente
el adelanto que por esa tarea le hicimos oportuna-
mente”, le informa.
Dos meses después, el 6 de febrero de 1957, JLM

L
a relación del historiador, diplo- que me dispensa al pedir mi opinión para un pro- ruega a Orfila concederle un “último plazo impro-
mático y bibliógrafo (JLM, 1918- yecto tan importante, y para mí tan largamente de- rrogable” hasta el 31 de marzo de ese año, aclaran-
2007) con el Fondo de Cultu- seado, como es el de la publicación de una serie de do que si no lo entrega devolverá el anticipo. “Los
ra Económica no comenzó aquel ‘Letras Mexicanas’ por el Fondo de Cultura”. JLM textos están copiados y corregidos totalmente. De
17 de diciembre de 1976, cuando incluye sus puntos de vista al respecto, entre ellos las notas introductorias y las bibliografías, que son
tomó posesión como su director que “conviene no dar demasiada publicidad a la se- muy laboriosas, llevo actualmente la mitad y confío
general. El enamoramiento nació rie, sino más bien esperar a que ella misma se con- en poderlas terminar.”
antes, como autor y asesor de diversos proyec- firme y se ajuste a la realidad —de escritores y de Orfila le contesta el 20 de febrero de 1957 que
tos impulsados por Daniel Cosío Villegas, quien públicos— para luego ‘lanzarla’ ”. Le adelanta que toma en cuenta su promesa de entregar el volumen
fundó esta casa editorial en 1934 y la dirigió regresará a México en enero de 1952 y lo felicita por y expresa su satisfacción por haber ratificado su
hasta 1947. su matrimonio con Laurette (Séjourné). compromiso. El Archivo Histórico del fce conserva
El Archivo Histórico del fce resguarda unas 40 Orfila le responde el 29 de octubre de 1951, unas 10 cartas más, en las que se establece comuni-
cartas mecanuscritas entre JLM y funcionarios y agradece sus “interesantes sugestiones” respecto cación con JLM durante 1962, aún bajo la gestión de
colaboradores de esta casa entre 1945 y 1977. Al- de Letras Mexicanas y le aclara que la Junta aún Orfila, pero éstas fueron respondidas por Manuel
gunas fueron enviadas por JLM desde El Salvador, no ha resuelto en forma definitiva “el criterio con Andújar, Gerente de Promoción y Publicidad.
Perú, Francia y Grecia durante el tiempo en que que vamos a iniciar esa tarea”. Agrega que “en una Esta correspondencia, emitida entre el 23 de ene-
ocupó diversos puestos diplomáticos, las cuales próxima entraré a considerar sus proposiciones y ro de 1962 y el 26 de enero de 1963, cuando JLM
testimonian el compromiso y el interés que siem- nuestras ideas para tratar de ponernos de acuerdo fungía como embajador de México en Perú, detalla
pre tuvo por enriquecer y promover las publicacio- y elaborar el plan primero de trabajo”. El diplomá- la constante preocupación del diplomático por pro-
nes del Fondo; otras le fueron enviadas a él, y otras tico admite, en misiva fechada el 15 de noviembre mover en Lima los libros del fce. Las misivas des-
son suyas como director general. del mismo año, que está en deuda con Orfila por- glosan los títulos que se envían de México al país
Las dos primeras misivas que se conservan en que los comentarios que le mandó “eran tan vagos andino, hablan de la “lentitud” del correo, de cómo
el acervo fueron enviadas a JLM por Daniel Co- como desordenados”. Y le promete “enviarle unos los ejemplares se hacen llegar a los periodistas y
sío Villegas y datan del 25 de julio de 1945 y el 10 algo más útiles y congruentes en cuanto le sea po- críticos literarios peruanos y las reseñas publica-
de enero de 1948, respectivamente. La primera se sible hacerme conocer los datos concretos que yo das que se envían de regreso a México. “Me da mu-
la envió cuando JLM era secretario particular de solicitaba”. Le explica además, a pregunta del edi- cho gusto ver con cuanto entusiasmo se comentan
Jaime Torres Bodet, entonces titular de la Secre- tor sobre cómo va con la traducción de [Albert] Be- en Lima los libros del Fondo”, comenta JLM, quien
taría de Educación Pública. Aunque en tono for- guin: “Aunque parezca extraño, algo, no mucho, he seguido manda saludos a Orfila y al poeta Alí Chu-
mal, la carta ilustra la existencia de una colabora- trabajado en el Beguin, y creo que a mi regreso en macero, su amigo.
ción constante. El director del fce le agradece que diciembre podré entregar cien páginas más. No es El 3 de julio de 1962, JLM confiesa a Andújar:
haya aceptado escribir el tomo Letras mexicanas mucho, pero la traducción no es tampoco fácil, ni “Hace muchísimo tiempo que no le envío noticias,
en el siglo xx para la colección Tierra Firme, y le yo soy buen trabajador…” En la misma carta, JLM pero ello se debe a que me he tenido que convertir
comunica que le envía el contrato respectivo “para le recuerda a Orfila episodios de su relación: “Es- en una especie de hombre orquesta”. Y le avisa del
que lo firme y mande el original”. tuve en un viaje corto en Guatemala, en los Días de envío de 22 recortes de prensa, “de los cuales qui-
La segunda misiva, de 1948, es más personal. Co- Muertos y Santos que, en años anteriores, hemos siera que hiciera llegar a Juan Rulfo, cuyo actual
sío se la hace llegar a El Colegio Nacional, del que disfrutado juntos: en Pátzcuaro, en Acapulco y en domicilio ignoro, con mis saludos muy afectuosos,
JLM era miembro, y evidencia la confianza que exis- Mixquic, ¿recuerda usted? Allí, en Guatemala, los recortes que se refieran a él”. El 17 de enero de
tía entre ambos. En unas cuantas líneas, el director pude ver, con orgullo, que el Fondo impera como 1963 le informa al gerente del Fondo que hacia me-
le presenta a la fotógrafa francesa Ciselle Freund, se merece”. diados de febrero “dejaré esta ciudad para trasla-
“quien realiza un reportaje del México moderno, darme a París, donde he sido designado represen-
incluyendo fotos de importantes hombres de letras Confianza y flexibilidad tante de México ante la unesco”.
y artistas”, para que la reciba. Para Arnaldo Orfila no fue fácil trabajar con un JLM
El 3 de octubre de 1951 marcó el inicio del inter- sumamente ocupado durante el primer lustro de la Promotor y autor
cambio epistolar que JLM sostuvo con el segundo década de 1950, según él mismo expresa en sus mi- Tras un año como embajador de México ante la
director del fce, el argentino Arnaldo Orfila Rey- sivas. Pero la confianza y la flexibilidad en cuanto unesco en París (1963-1964), JLM regresó al país
nal, quien estuvo al frente de la institución de 1948 a los tiempos de entrega de los trabajos dieron bue- a ocupar la dirección general del Instituto Nacio-
a 1965. En una hoja con el membrete de la Dirección nos frutos. Orfila le comenta el 26 de noviembre de nal de Bellas Artes, de 1965 a 1970. Aun en este
General de Bellas Artes de San Salvador, JLM es- 1951 que echará a andar las antologías de Cuentos cargo —el máximo a que aspiran los promotores
cribe a Orfila desde su “destierro salvadoreño”, que mexicanos contemporáneos, La poesía, Los ensa- culturales en México— el autor de El concepto de
espera concluya a finales de ese mismo año de 1951, yos y Los ensayos políticos. Le cuenta que encar- la muerte en la poesía española del siglo xv siguió
y le agradece “la muestra de confianza y de amistad gará la selección de poesía a Antonio Castro Leal, escribiendo y haciendo antologías para el Fondo.

m arzo d e 2 01 8 ri car do salazar l a g aceta 7


a
a n ecd otari o epi sto la r d e jo s é l ui s m a rt í n e z

En ese periodo su comunicación fue con Sal- contratos de la edición del libro y las notas finales. siga apoyando a la joven escritora Vilma Fuentes,
vador Azuela, el tercer director del Fondo, quien El 23 de junio de 1971, Villegas le cuenta que el pre- “quien se encuentra en París terminando una no-
llevaría las riendas de la editorial de 1966 a 1970, sidente de la República, Luis Echeverría, compró vela en condiciones de bastante estrechez”. Fuen-
y con quien JLM trabajó diversos proyectos. Por 1 000 ejemplares de este título, los cuales envió a tes le informa que durante el sexenio anterior el
ejemplo, el 11 de diciembre de 1969, Azuela le co- Jerez, Zacatecas, tierra natal de López Velarde, fce estuvo prestando a Vilma “una modesta ayuda
menta que propondrá a la Junta de Gobierno del para ser repartidos en la ceremonia de inaugura- mensual, del orden de mil francos”, la cual le fue
fce publicar una antología de la poesía mexicana ción de los festejos por su 50 aniversario luctuoso. suspendida, “hecho que resulta dramático para la
en la Colección Popular, con un estudio prelimi- La última carta archivada de JLM, el 31 de octu- joven escritora”. Le dice que ella está dispuesta a
nar y datos biográficos y bibliográficos de los au- bre de 1973, evidencia la sólida relación que existía justificar la beca con trabajo. El 15 de abril de ese
tores, y le pregunta si él puede ocuparse del traba- entre él y el Fondo. En esa misiva, JLM acusa re- año, JLM le responde a Jacqueline González, de la
jo. JLM responde afirmativamente en carta del 2 cibo de dos cheques por 459.88 dólares y 1 003.71 Embajada de México en Francia, y le deja claro que
de febrero de 1970. El 16 de febrero, el director le dólares, por las liquidaciones de derechos de autor “nos es imposible continuar este envío”.
especifica que es una antología general de la poe- por El ensayo mexicano moderno y la primera edi- En otra carpeta se detalla la relación de JLM
sía mexicana y agradece que acepte. ción de las Obras de Ramón López Velarde. con el poeta y ensayista Gabriel Zaid. El 9 de no-
Otra propuesta es la del 4 de junio de 1970, en la El Archivo Histórico cierra esta sección de car- viembre de 1977, JLM le indica a su jefe de Alma-
que Azuela le pregunta si autorizaría publicar en tas digitalizadas con un documento singular que cén, Eligio Rodríguez, que le mande a Zaid los li-
la Colección Popular su antología El ensayo mexi- echa luz sobre el José Luis Martínez que se con- bros solicitados, pues hizo “un trabajo importante
cano moderno, entonces agotada. Martínez acep- virtió en el séptimo director del fce, cargo que para el fce y, en lugar de aceptar pago por dicho
ta el 10 de junio del mismo año pero le aclara que desempeñó de 1977 a 1982, en el periodo presi- trabajo, prefirió que le enviáramos como obsequio
la revisará y le hará cambios, pues para entonces dencial de José López Portillo. En la misiva que el los libros que existen disponibles de la lista que
habían pasado 12 años de la primera edición. asesor jurídico del Fondo, José García Pimentel, le adjunto”.
JLM fungía también como intermediario para envía a Francisco Borja, del Banco de México, el Zaid le escribe el 30 de marzo de 1978 sobre
la edición de antologías de literatura mexicana 25 de enero de 1977, constan los siguientes datos otro tema. “Es usted una de las poquísimas per-
en otros países. Así, el 25 de septiembre de 1970 del nuevo funcionario: “Edad: 59 años/Naciona- sonas que han visto la excelencia del poeta Ma-
le comenta a Azuela que, por consejo del poeta lidad: mexicana/Experiencia: Administrativa y nuel Ponce. ¿No cree usted que los buenos lectores
Octavio Paz, le escribió Pierre Zekeli de Suecia, diplomática/Ingresos anuales: 450,000.00/Pro- de poesía merecen una recopilación de su poesía
pidiéndole que le enviaran libros de Celestino Go- piedades: su casa habitación de Rousseau 53, en la completa en Letras Mexicanas?”. A lo que don José
rostiza, Carlos Pellicer y Salvador Novo para ha- colonia Anzures”. Luis le pregunta el 7 de julio de ese año: “¿No le
cer una antología. gustaría promover el mejor conocimiento de esa
Su estadía en Grecia como embajador de Mé- El sello del director obra con una antología y un estudio preliminar?”Y
xico, de 1971 a 1974, tampoco frenó su trabajo Una caja de cartón reúne las cartas que José Luis le manda los libros de Ponce.
como “curador de las letras mexicanas”, según la Martínez recibió de diversos escritores como di- El investigador Enrico Mario Santi, profesor de
expresión de Gabriel Zaid. El 16 de abril de 1971, rector del Fondo. Algunos eran ya autores de la la Cornell University de Nueva York, le propone
Carlos Villegas, del Departamento de Producción casa y otros le proponían libros a su considera- en carta del 22 de mayo de 1979 publicar su colec-
del fce, le notifica que le envía, por recomenda- ción. En carpetas color amarillo numeradas del ción de crítica literaria Escritura y tradición. Sie-
ción de Alí Chumacero, el primer lote de páginas 424 al 664, se conservan los proyectos de inte- te estudios sobre la obra de Borges, Paz, Sarduy y
de su libro Obras. Ramón López Velarde para su lectuales de diferentes países. Pero también hay Lezama Lima. El libro no se publicó tal cual, pero
corrección. JLM le propone, el 5 de mayo de 1971, asuntos varios que, al resolverlos, se observa la diversos ensayos del autor sobre los poetas men-
que, por la tardanza del correo, le manden sólo las marca del director. cionados y otros más se incluyen en otros libros
pruebas finales del volumen. En la carpeta 434 hay una carta que Carlos Fuen- suyos publicados por el fce posteriormente.•
Diversas cartas describen las correcciones que tes, entonces embajador de México en Francia,
JLM envía desde Atenas, notifican el envío de los le envía a JLM el 8 de marzo de 1977. Le pide que

a
de arriba a abajo, izquierda a derecha: alfonso reyes con josé luis martínez, 21 de julio de 1947. ajlm; josé luis martínez es c r i b e en el co l eg i o n aci o n a l .
8 l a g ac e ta a j l m ; jaim e garcía t errés y jos é l u is martí ne z e n casa de joaquí n dí e z-cane do, 1990. foto: pab lo orti z mona ster i o ; jo s é l u i s m artínez, alí chumacero y m a r zo de 2 018
jorge gonzále z dur án, e n casa de josé lui s martí ne z, ca. 1960. ar chi vo de laura g o n zá l ez du r á n .
josé luis m art ínez. c ent enario

entrevista él buscaba el modo de resolver esa


necesidad. Si uno necesitaba un libro

“ o revista antiguos, permitía que los


revisaras en su oficina o en su biblio-
teca”, recuerda.
Durante la gestión de José Luis

Se volvió a sentir Martínez, el fce publicó unos 700


títulos nuevos y reeditó y reimprimió
más de mil, todos seleccionados “con
un criterio que equilibraba los ries-
gos del mercado y la responsabilidad

el gusto por hacer cultural”. Díaz Arciniega detalla


que durante esa administración “se
limitaron determinadas orientacio-
nes temáticas de inclinación ideo-
lógica muy propias del gobierno de

bien los libros, Luis Echeverría, con su proclividad


por los temas de América Latina y
el Tercer Mundo. Las moderó muy
sensiblemente, no las eliminó.
”Por ejemplo, los títulos de teoría

por quererlos del desarrollo, en boga desde la


década de 1960 en América Latina,
no desaparecieron de la colección
de Economía. Los mantuvo pero los
disminuyó, lo cual fue importan-


Conversación con
te porque eso permitió ampliar o
incorporar otras líneas editoriales”,
indica.
El catedrático de la unam enfatiza
que Martínez puso en práctica en el
fce todo lo que había aprendido en
los diversos cargos del sector público
Víctor Díaz Arciniega que había ocupado hasta entonces,
además de la experiencia bibliófila
de 20 años de amistad con Alfonso
Reyes. “Fue además secretario par-
El investigador y profesor ticular del secretario de Educación
Pública Jaime Torres Bodet. En una
de literatura encommia la labor perspec
perspectiva chata se diría ‘un buró-
crata’; p
pero es falso, pues estuvo a las
de José Luis Martíínez órdenes de uno de los tres mejores
secretar de Educación Pública que
secretarios
como director de esta
e casa: ha tenid
tenido el país. El joven Martínez,
tení entonces entre 25 y 30
que tenía
la reencauzó en suu años, ap
aprendió con él durante tres
años con
consecutivos, es decir, cuando
trayectoria históriica se debe aprender.”
Otro dato interesante, prosigue el
y la enriqueció. especial
especialista, es que don José Luis fue
represe
representante diplomático de México
en El Sa
Salvador, Perú, Grecia y en la
Unesco. “No vivió acontecimientos
virginia bautista político relevantes, pero guardó el
políticos
d
decoro diplomático, no tuvo ningún
tropiezo y no se le acusó de con-
ductas n negativas. Esto habla de su
buena cconducta institucional. Fue un

E
sto sucedió durante
nte en funciones no ligadas propiamente el catálogo, en el rescate de varios hombre prudente: no se confrontó
la gestión del a la editorial, sino como adiposida- autores y obras y en la producción go
con el gobierno, pero tampoco fue un
itor
historiador y editor des que se fueron incorporando con de nuevos títulos que fueron útiles funcion
funcionario servil”, afirma.
José Luis Martínez propósitos no muy funcionales”. para enriquecer el conocimiento de Una prueba de su pensamiento
como director del Y, agrega, “don José Luis, digá- nuestra historia literaria y cultural independiente —dice— es que hoy
Fondo de Cultura moslo modestamente, puso a dieta al del siglo xx para atrás”. en día continúan vigentes las normas
Económica (1977- Fondo, a guardar línea, a adelgazar la Arciniega destaca que Martínez editoriales que estableció para el
1982), afirma Víctor Díaz Arciniega. empresa para recuperar su agilidad “hizo algo que no se había hecho fce, las cuales fueron presentadas
El polígrafo, editor y diplomático, y el proyecto cultural que se había en el fce: el rescate y producción a la Junta de Gobierno del sello el 21
de quien este año se conmemora el trastocado”. Así, le tocó vigilar “la facsimilar de las colecciones de de diciembre de 1978. Estas normas
primer centenario de su nacimiento, cirugía mayor” del fce autorizada revistas literarias más importantes “están regidas por principios no uti-
fue el séptimo director de este sello, por el presidente José López Portillo, de México. En seis escasos años, bajo litarios y por la voluntad de difundir
cuyo destino guió “con un ánimo de que consistió en la liquidación de em- su cuidadosa dirección, publicó las obras clásicas y fundamentales, por
transformación, de recuperar la tra- presas subsidiarias, el saneamiento colecciones completas de casi 50 re- el afán de tolerancia amplia y liberal,
dición editorial que él había conocido de las finanzas y la reestructuración vistas. Esto es absolutamente fuera la estimulación valorativa fundada
desde los años cuarenta”. administrativa y financiera. de serie. Y digo que lamentablemente en la objetividad de la calidad y la
Díaz Arciniega afirma en en- Además de esta tarea colosal, que no se sigue haciendo, porque estas universalidad de las obras y auto-
trevista que Martínez recibió una duró cuatro años, José Luis Mar- revistas son fundamentales para la res”, apunta Díaz Arciniega y añade:
editorial de tamaño desmesurado y tínez buscó consolidar el perfil de investigación de la cultura mexicana. “Estaba pendiente de todo. Durante
con problemas financieros y la llevó cultura universal en los contenidos Este es un punto que distingue la ad- cuatro años sostuvo ante la Junta de
al equilibrio. “Entre 1965 y 1976 — del Fondo. “Como lector muy acu- ministración de José Luis Martínez Gobierno del Fondo la conveniencia
explica— el proyecto cultural del cioso de obras literarias, tanto del de todas las anteriores y posterio- de hacer obras de mantenimiento al
fce se desdibujó un poco y durante el pasado como del siglo xx, José Luis res”, añade. edificio de la casa matriz, ubicada en
sexenio del presidente Luis Echeve- Martínez era un lector muy informa- El también editor explica que en Avenida Universidad, que se había
rría (1971-1976), en el que tuvo tres do y con una sensibilidad literaria y ese proyecto de dar una segunda vida descuidado por cerca de 15 años”
directores, realmente se desconfigu- estética muy depurada. Esto devolvió a las revistas literarias mexicanas se La pasión que José Luis Martínez
ró por las pretensiones de carácter a la editorial su perspectiva amplia unen la pasión del bibliógrafo y la del sentía por el fce —concluye Díaz
político vigentes en esos años”. en la dimensión histórica.” coleccionista. “No el bibliófilo que se Arciniega— se puede entender por el
El autor del libro Historia de la Díaz Arciniega aclara que don distingue por su egoísmo, que todo lo hecho de que él mismo escogió ser su
Casa. El Fondo de Cultura Económi- José Luis tuvo sensibilidad como reserva para sí mismo, menos el que director. “Se decía que el presidente
ca, 1934-1994 (fce, 1994) explica que historiador, “no sólo de la Historia de actúa como ‘gourmet’ exquisito. José López Portillo, satisfecho con él
el sello “tuvo entonces un creci- México, sino como historiador de la ”Si algo tenía don José Luis es que por su forma de coordinar una mesa
miento inusitado desde el punto de cultura letrada porque fue un lector era muy generoso. Si uno necesitaba redonda para su campaña electoral,
vista de producción, de colecciones de literatura de ideas. Esto se notó su consejo de viva voz, él encontraba le dio a escoger un puesto en su ad-
y administrativo porque se contra- en su administración”. Explica que el tiempo para escuchar. Si uno nece- ministración y él eligió ser director
tó a un mundo de gente; después ese conocimiento suyo de historia sitaba apoyo para un tipo de informa- del Fondo de Cultura Económica”•
vamos a saber que esa gente estaba cultural y literaria “se expresó en ción medianamente especializada,

m arzo d e 2 01 8 una amistad literaria. correspondencia 1942-1959 l a g aceta 9


a
jo sé lu is martínez. ce n te n a r io

prólogo la temáti
temática social. La singularidad
de Cerca del corazón salvaje fue de
algún mo
modo atenuada por los críticos,

La que la definieron
de
“introspe
como una novela
“introspectiva” (término usado por
el influye
influyente crítico paulista Sérgio
Milliet), de
d “experiencia interior”
(Benedito Nunes) o del fluir de la con-

intimidad ciencia (Roberto


en realid
(R Schwarz), aunque
realidad lo que sucedía allí era
otra cosa
cosa, mucho más imperceptible,
pero que el tiempo ha revelado como
esencial. En la historia de Joanna, la

lejana: escritos ficción evidencia


ev
de la inti
cado en la
el carácter político
intimidad y el peso del patriar-
l constitución de la subjeti-
vidad. La novela, de hecho, se inicia
con una frase
f emblemática: “La má-

de viaje de quina de papá golpeaba tac-tac… tac-


tac-tac…” Ese “tac-tac-tac” es el que
escuchab
escuchaba la niña que protagoniza
el relato: como si la subjetividad más
íntima, pparticularmente la femenina,

Clarice Lispector necesitar


necesitara construirse en antagonis-
mo con la escritura masculina que
había basado su poder en la represen-
tación de la realidad y de lo nacional,
algo que su primera novela eludía y a
la vez cuestionaba con sagacidad. Si
El despliegue de la intimidad en su etapa viajera, en Clarice la interioridad está en el
lugar de la máxima exterioridad, es
las lecturas y el intercambio literario se descubren porque la distinción interior/exterior
carece de sentido y, con ello, toda la
en estas cartas y crónicas de Clarice Lispector. lógica de la conciencia que, supues-
tamente, definía su mundo. Era tan
ompilador
Publicamos el prólogo por el compilador nueva la dimensión que traía Clarice
que, en la carta del 13 de octubre de
tos
y traductor de varios de los textos 1946 a su amigo, el escritor Fernando
Sabino, inventa un término: “éxti-
incluidos en el libro. mo”. La palabra “éxtimo” viene del
latín extimus. Superlativo de “exter”,
se relaciona con la frontera y los
lugares más alejados y, en portugués,
gonzalo aguilar lo mismo que en castellano, evoca
el término “íntimo”. Jacques Lacan
también usó este neologismo para
dar cuenta de la oposición imagina-
En verdad yo no sé escribir cartas sobre viajes. ria entre mundo interior y exterior
Me escondí de mí todo lo que pude. y la aparición amenazante de lo real
clarice lispector en lo simbólico. La persona —otra
palabra clave del léxico clariciano—
se construye en esa extimidad, ese
“nudo vital” al que se refiere en la
carta a su hermana Tania del 6 de
enero de 1948. La palabra surge, en
la escritura de Clarice, en relación
con un sueño, una cara extraña, un
animal sin nombre. En el contexto en
el que la utiliza, puede interpretarse

E
n el taxi que la ercía la profesión
gada y mientras ejercía regreso definitivo en 1959, Clarice como la relación de lo más íntimo
llevó al hospital asó con el abogado
de periodista, se casó vivió en estado de viaje. con el otro, como la revelación de
donde moriría y diplomático Maury G Gurgell V l t
Valente, S i i t en la
Su nacimiento l llejana
j E
Europa la animalidad y de lo impersonal de
poco después, a quien Clarice conoció en la Facul- del Este y sus prolongadas estadías cada ser. Como si, en el viaje hacia la
Clarice Lispector tad de Derecho. A mediados de 1944, en el exterior hicieron que la con- interioridad y la soledad que fueron
comenzó a hacer publicó su primera novela, Cerca dición de extranjería adquiriese un sus estadías lejos de Brasil, Clarice
planes en voz alta del corazón salvaje, con muy buena lugar relevante en los acercamientos buscara denodadamente al otro,
sobre un imaginario viaje a París. El recepción de la crítica, y a fin de año a su persona y a su obra. En 1942, le en una cinta de Moebius en la que
taxista entonces giró la cabeza y le dejó Brasil debido a las misiones escribió al presidente Getúlio Vargas interior y exterior se continúan en
preguntó: “¿Puedo ir yo también en diplomáticas de su marido. Comen- para solicitarle la nacionalidad y un mismo plano. “El mundo de afuera
el viaje?” A lo que Clarice respondió: zó entonces su peregrinaje por el se vio en la situación —que debió —dijo en una entrevista concedida
“Por supuesto, y también puede venir mundo: Nápoles (1944-1946), Berna enfrentar a menudo— de demos- a Yllen Kerr en 1963— también es
su novia”. Clarice murió en el Hospi- (1946-1949), Torquay en Inglaterra trar que era brasileña: “No poseo, íntimo.” No sorprende, entonces, que
tal da Lagoa de Río de Janeiro el 9 de (1950-1951), y Washington, en lo- ni elegiría, otra patria que no fuera el feminismo de los años setenta, al
diciembre de 1977, y tal como lo pone sEstados Unidos (1952-1959) fueron Brasil”. En la única entrevista que plantear que “lo personal es políti-
en evidencia la anécdota del taxi, la las ciudades en las que vivió. Entre concedió para la televisión, en 1976, co”, haya encontrado en Clarice uno
experiencia del viaje y la errancia la un viaje y otro retornaba —para una vez más tuvo que explicar que de los ejemplos más elaborados y
marcaron desde sus orígenes. Clarice su alegría— a Río de Janeiro, pero su pronunciación rara se contundentes de escritura
no nació en Brasil sino en Chechelnik eran sólo intervalos que siempre debía a un inconveniente femenina.
(Ucrania), en 1920. Había termina- le resultaban insuficientes. En sus físico y no al hecho de haber
do la primera Guerra Mundial y su diferentes estadías, conoció París, El nacido fuera de Brasil. Sin El destino del mensaje
familia huía asediada por el hambre Cairo, Lisboa, Atenas, Roma y hasta embargo, la condición de Las cartas, en Clarice, son
y las persecuciones a los judíos. Con Groenlandia, por un desperfecto en extranjería no carece de el documento de una agi-
menos de dos años de edad, llegó a el avión que la llevaba de Holanda a pertinencia cuando se habla tación, del repliegue hacia
Brasil. Vivió primero en Maceió y Estados Unidos. En 1959 se divorció de su literatura: desde la intimidad y, a la vez, del
luego se mudó a Recife, donde pasó y así pudo volver definitivamente a Cerca del corazón salvaje, intento de comunicarse con
buena parte de su infancia. Río, ciudad que sólo abandonaría en escrita cuando tenía apenas los otros por medio de la
Allí murió su madre, que se en- viajes turísticos, o para encontrarse 23 años, Clarice no se En estado escritura. El género episto-
contraba paralítica a causa de una con su ex marido (por ejemplo, en contentó con “posiciones ya de viaje lar se convierte, así, en un
enfermedad. A los 14 años, se instaló Polonia en 1962), o como escritora adquiridas” —para usar la género de supervivencia:
clarice
con su padre y sus hermanas mayo- invitada a eventos literarios en Eu- expresión de Antonio Can- lispector
“Mi vida se vuelve intole-
res, Elisa (1911-1989) y Tania (1915- ropa, Bogotá o Buenos Aires, ciudad dido— y publicó una novela rable sin vuestras cartas”
2007), en Río de Janeiro, que fue la que visitó para promocionar su obra sumamente extraña en un fce, méxico, 2018 (Nápoles, 29 de enero de
ciudad en la que vivió más tiempo y en la Feria del Libro de 1976 y sobre panorama literario como 1945); “No hay en el mundo
que sintió más suya. A los 23 años, la que no llegó a escribir nada. Desde el brasileño, dominado por nada mejor que una carta”
después de haberse recibido de abo- su salida de Brasil en 1944 hasta su la referencia nacional y (Nápoles, 19 de marzo de

10 l a g ac e ta m a r zo de 2 018
a
l a i n timida d leja na : escritos de via j e de cla rice lispector

1945), le dice a su hermana Elisa. Sus propia, y acepta todas, absolutamen- enclaustramiento dotan a su obra de la distancia: Fernando Sabino, Lúcio
dos hermanas también nacieron en te todas las correcciones. El enojo de nuevas dimensiones que no sólo son Cardoso, João Guimarães Rosa,
Ucrania: Elisa, la mayor, en Savran, Sabino no se hace esperar y comenta simbólicas, sino que constituyen una Hélio Pellegrino, Lêdo Ivo, Ruth Gui-
y Tania, la menor, en la aldea de en una de las notas que escribe para base para su aparición fulgurante a marães son algunos de los autores
Teplik. Elisa también fue escritora la edición de la correspondencia que principios de la década del sesenta, brasileños a los que se refiere de
y publicó novelas y cuentos, algunos ambos mantuvieron: “Casi todas las cuando se publicaron, en menos de manera explícita en sus cartas.
con marcas autobiográficas, co- sugerencias fueron aceptadas. Las un lustro, cuatro libros inéditos y Los escritos de viaje permiten re-
mo No exílio (1948). Tania trabajó no mencionadas directamente por se reeditaron los tres primeros, que construir un mapa de las lecturas de
como funcionaria pública, se casó con Clarice me llevaron a recomponer la eran inconseguibles. Clarice escribió Clarice. Se sabe que era una lectora
William Kaufmann en 1938 y fue página entera; de las cuatrocientas que no llegó a descifrar a la Esfinge, voraz (el tiempo libre en su vida co-
madre de Márcia Algranti, única y pocas páginas de los originales, pero que la Esfinge tampoco la desci- tidiana como esposa de diplomático
sobrina de Clarice, a quien se refiere me envió en sustitución nada menos fró a ella: ese misterio habla también no era poco), pero son escasas en su
con mucha frecuencia. En la cartas, que ochenta y tres completamente de la relación con sus lectores, como obra las referencias explícitas a otras
el lector puede seguir de cerca los reescritas”. Las cartas, entonces, si ese juego de fascinación y sospe- lecturas, y no tiene ensayos dedi-
diferentes avatares de una relación son el desesperado movimiento para chas mutuas marcara un vínculo cados a un autor específico. Llegó a
familiar y afectiva intensa que tiene producir esa “extimidad”, esa unión intenso que se profundizará con las decir, tal vez con el fin de despistar
dos momentos de inflexión impor- del otro con la intimidad propia que, crónicas publicadas en los sesenta, a los críticos o para resguardarse
tantísimos con los nacimientos de los en el proceso de composición de La las novelas y las entrevistas que fue de las comparaciones fáciles, que
hijos de Clarice: Pedro, quien nace en ciudad sitiada y La manzana en la concediendo. no había leído a James Joyce, de
Berna el 10 de septiembre de 1948 y oscuridad, se vuelve angustiante y Si bien el misterio fue cultivado quien tomó el título de su primera
es llamado así en homenaje al padre dramática. Desde esta perspectiva, sistemáticamente por Clarice, no se novela. Entre sus preferencias, es
de las hermanas Lispector, y Paulo, puede considerarse la primera como trató sólo de una estrategia. Hay una conocida su devoción por Katherine
quien nace en Washington en 1953, la construcción ficcional de una historia de vida terrible que se re- Mansfield (“No puede haber una vida
en condiciones mucho más favora- ciudad mental, y la segunda, como el monta a su niñez, a la huida de Euro- más intensa que la de ella y ante eso,
bles que las de su hermano mayor. retorno imposible a Brasil. Es decir, pa, a la enfermedad de la madre y a la simplemente, no sé qué hacer”, le
La correspondencia hace participar se trata de dos novelas que surgen tristeza por el destino del padre (un escribe a Lúcio Cardoso en la carta
a su familia de todos estos aconteci- como el resultado del estado de viaje hombre muy culto y preparado que de octubre de 1944), Fiódor Dostoie-
mientos y se transforma en el espacio y errancia en el que se encontraba se había tenido que convertir en ven- vski, Hermann Hesse (sobre todo
en el que Clarice construye un hogar Clarice. dedor ambulante), que no siempre se El lobo estepario), Virginia Woolf,
virtual, más allá de la distancia, con explicita en las cartas a sus herma- Julien Green (véase la carta a Tania
familiares y amigos. Estrategias del retorno nas, pero que las recorre como un río desde Torquay, del 23 de octubre de
Algo similar sucede con los escri- Las largas estadías en el exterior co- subterráneo que emerge transfigu- 1950), entre otros. En su biblioteca
tores a los que les envía cartas en las mienzan en 1944 y terminan en 1959 rado en los cuentos y las novelas. En se encontró una antología de Spinoza
que se percibe la necesidad de un vín- con el regreso definitivo. Hasta ese las cartas, el lector asiste al periodo que desató toda una serie de tex-
culo para atenuar la soledad y la aje- momento, y pese al éxito de crítica más angustiante de la vida de Clarice, tos críticos que nos entregan a una
nidad de un mundo que a principios de Cerca del corazón salvaje, Clarice sobre todo antes del nacimiento de su Clarice spinoziana: se trata de un
de los años cuarenta había sido pro- permanece como una desconocida primer hijo, Pedro, y la mezcla de re- libro realizado en 1939 por Arnold
pio: la bohemia carioca. Sin embargo, para el público brasileño. En las ticencia y delicadeza de sus actitudes Zweig (1887-1968), escritor de origen
el carácter descontracturado de las cartas pueden observarse su ostra- compone un atractivo al que es difícil judeopolaco que escapó del nazismo
cartas familiares contrasta con la cismo literario y las dificultades que sustraerse. La vida siempre late en su y que en el prólogo presenta a un
correspondencia con los escritores. A enfrenta para publicar: escritura, pero a la vez hay una zona Spinoza antinazi y protobolchevique,
las hermanas, pese a ser la menor, les autobiográfica nunca expresada en exponente de “la libertad de espíritu
da consejos y les recomienda cami- Poniendo a los otros en situación de sus relatos, ni siquiera cuando habla y el derecho democrático de crítica”.
nos a tomar. Con los escritores, en tener que dar disculpas, o tener que de sí misma. Un “desdibujarse de los En Cerca del corazón salvaje —tal
cambio, sobre todo con Lúcio Cardo- luchar por una causa que no me es límites personales —en palabras de como lo muestra la excepcional bio-
so y Fernando Sabino, asume una po- particularmente simpática, esto es, Florencia Garramuño— en una suer- grafía escrita por Benjamin Moser—,
sición de escritora menor o aprendiz. por un libro [se refiere a La manzana te de impersonalización fundamental hay varias citas de esta antología,
En principio, parece lógico en el caso en la oscuridad] que no me apasiona, en busca de lo común y compartido”. entre las que se destacan la defini-
de Lúcio Cardoso si se piensa que y debo ofrecer de editorial en editorial El misterio puede ser una máscara, ción spinoziana de los cuerpos, la
éste le llevaba casi 10 años de edad y para esperar el veredicto y después pero una vez que quitamos esa más- impugnación de un Dios consciente y
que fue para ella una figura de inicia- ver que los otros tienen prejuicios. Ya cara resulta aun mayor: sus palabras la continuidad de la naturaleza frente
ción. Cuando lo conoció en la Agencia pasé por esto. bordean los afectos, refieren un a la finitud humana (“Todo lo que
Nacional en 1940, Lúcio Cardoso dolor primario, expresan una alegría podría existir ya existe”, se lee en la
ya tenía varias novelas publicadas. Sin embargo, la vida fuera de su indecible, se acercan a la pulsación novela). De todos modos, no hay que
Esta posición de subordinación es país le proporciona una perspecti- sin signo, y al cercar lo inefable de dejar de lado en esta comparación el
sorprendente, en cambio, con Sabino, va distanciada del campo literario su historia, su escritura adquiere un rechazo radical que Clarice ha hecho
quien era de su misma edad y a quien brasileño que le permitirá ver e aura que denominamos precisamente del entendimiento como operación
conoció cuando volvió a Brasil en incorporar su funcionamiento. Por misterio y que Clarice ha asumido central para comprender el mundo:
1946. Sabino estaba lejos todavía del eso, pese a las dificultades y a las integralmente en su vida, en su obra “Entender es la prueba del error”,
reconocimiento que obtuvo mucho desavenencias con los editores y y en su persona. escribió en su cuento “El huevo y
después, con la publicación de En- promotores culturales (por ejemplo, la gallina”, incluido en Felicidad
cuentro marcado (1956) y las cróni- la carta a José Simeão Leal de marzo Lecturas en soledad clandestina. Toda la obra de Clarice
cas de O homem nu (1960). En 1956, de 1959), la escritora retorna a Brasil Clarice no llega a Europa y a los puede verse como una impugnación
Clarice le envió los manuscritos de con un saber que habría sido muy Estados Unidos como escritora, sino del entendimiento como categoría de
La manzana en la oscuridad con el diferente si nunca hubiera dejado su como esposa de diplomático. Sus con- conocimiento básico.
título provisional “A veia no pulso” país. En la construcción de su lugar tactos literarios no son tan frecuen- En sus estadías en las ciudades ex-
[La vena en el pulso]. Sabino sugirió de escritora, será central un tópico tes, salvo en Lisboa o en Italia, donde tranjeras, es testigo de varios aconte-
muchísimas modificaciones que Cla- que se formó alrededor suyo en los se destaca su relación con Giuseppe cimientos culturales. En la carta
rice aceptó por completo, lo que pudo años de viaje: el misterio, que la le- Ungaretti, quien había sido profesor del 17 de julio de 1946, testimonia
deberse tanto a su inseguridad como janía hizo aún más enigmático (algo visitante en la Universidad de San su lectura de Jean-Paul Sartre y su
a sus deseos de sacarse de encima la que ya estaba en Cerca del corazón Pablo en los años treinta y tradujo percepción del existencialismo, con
novela. Desde el título (Sabino critica salvaje). Como si su retiro hubiera al italiano, junto con su hija y con la el que se la ha vinculado más de una
que “A veia no pulso” se confunde ido creando un aura alrededor de su colaboración de la propia Clarice, un vez. La conferencia a la que se refiere
con “aveia”, “avena” en castellano) persona, que se fue acumulando y de capítulo de Cerca del corazón salvaje. Clarice es, obviamente, El existen-
hasta la eliminación del prefacio la que dispuso cuando volvió a Brasil También es importante su encuentro cialismo es un humanismo, que fue
(“Encontré prescindible, en las dos para usarla como capital simbólico con Giorgio de Chirico, quien hace un publicada en 1946: “Todo el mundo
lecturas que hice, todo el ‘prefacio’. y hacerse un lugar en una literatu- retrato de ella por encargo (es decir, —observa— anda loco por creer en
Medio preciosista también”),1 Sabino ra que hasta entonces le había sido pinta a la esposa del diplomático y no algo después de esta guerra”. Hasta
tacha, modifica, corrige, cambia, hostil (a fines de 1958, el editor a la escritora) en el mismo momento ahí, Clarice parece responder posi-
opina, remplaza. Sus intervenciones Ênio Silveira se negó a publicar La en que se anuncia el final de la gue- tivamente a las fantasías o a las pre-
llegan a afectar aspectos estructura- manzana en la oscuridad, lo que rra. Otros personajes con los que se tensiones de la crítica, que la colocan
les del texto, como cuando observa provocó una protesta pública de los cruza Clarice dejan entrever las va- en una constelación de prestigio, sea
que “le huiría a la primera persona, escritores que, paradójicamente, cilaciones entre la escritora recono- tanto con el legado spinoziano como
da un tono sentencioso, que escapa creó las condiciones para el retorno cida por sus pares en su país (había con la contemporaneidad filosófica.
a la naturaleza de la novela, por lo de Clarice a Brasil con una fama que ganado el prestigioso premio Graça Las cartas, sin embargo, esbozan una
menos en un caso como este. Al final no se correspondía con los libros que Aranha) y la acompañante anónima lectora muy diferente, dedicada a los
de cuentas, se trata de una novela y estaban en ese entonces disponibles en el extranjero: las pintoras Leo- escritores en boga, como Rosamond
no de un ensayo”. Clarice reacciona en las librerías). Su enfrentamiento nor Fini y Zina Aita y, sorprenden- Lehmann, o a autores más bien con-
como una alumna de taller literario, con la Esfinge, que Clarice narra en temente, Eva Perón en su gira por vencionales, como François Mauriac,
o como si ya no tuviera una opinión la crónica “Anduve en camello, la Europa. Sin poder integrarse a un de quien se confiesa admiradora,
Esfinge, la danza del vientre”, publi- ámbito intelectual, Clarice recurre a igual que sus amigos del grupo de
1 Esta cita y las dos siguientes están tomadas
cada en el Jornal do Brasil el 12 de la correspondencia y a los libros que escritores católicos al que pertene-
de una carta enviada por Fernando Sabino a Cla- junio de 1971, es una extraordinaria le llegaban de Brasil para mantener cía Lúcio Cardoso. Hoy en día puede
rice en septiembre de 1956, que forma parte del síntesis de cómo su estado de viaje, un vínculo cultural (afectivo, intelec- resultar sorprendente la admiración
volumen Cartas perto do coraçao, Río de Janei- su retiro forzado y por momentos su tual y vital) que se hacía difícil por que Clarice manifiesta en repetidas
ro, Record, 2001.

m arzo d e 2 01 8 l a g aceta 11
a
la int i mi dad lejana : es c r i to s d e vi a je d e c la r i c e l i s p ector

oportunidades por La respuesta, de bella, y estas no son meras palabras” partamento de Prensa y Propaganda 1946, vuelve a viajar con su marido,
Rosamond Lehmann, novela que lee (“Los puentes de Londres”). (dip) del gobierno como redactora y en esta ocasión para instalarse en
en francés (Poussière) y cuyo título Esta apertura a la vida orgánica repórter de la Agencia Nacional, y Berna, capital de Suiza. Desde allí,
original es Dusty Answer. “Pero yo básica a la que Clarice alude con una privilegia este dato para convencer envía cartas a sus hermanas —como
adoro a Rosamond Lehmann, y me serie de palabras frecuentes en su al primer mandatario. Sin embargo, era habitual— y comienza la corres-
gustaría que leyeras un libro suyo”, léxico (pulsaciones, estado de emer- la respuesta de Getúlio Vargas resul- pondencia con el escritor Fernando
le escribe a Elisa desde Roma (3 de gencia, latidos, soplo de vida, corazón ta negativa y eso explica la segunda Sabino, a quien había conocido en los
enero de 1945), y a Lúcio Cardoso: salvaje) aparece en las cartas como carta, en la que Clarice refuerza al- pocos meses pasados en Río de Janei-
“Deberías leerlo, es una maravilla” los tiempos muertos pero a la vez gunos aspectos, sobre todo la urgen- ro. Si bien Clarice se encontró con
(Nápoles, 21 de noviembre de 1944). potentes que debe enfrentar una y cia de su pedido. Las cartas resultan amigos y pudo viajar por Europa, los
Aunque la novela ha envejecido, su otra vez. fascinantes no sólo porque son un días en Berna le resultaron tediosos
clima y su audacia para referirse a la autorretrato de la joven escritora y angustiantes. La “calma suiza”,
sexualidad de los personajes parecen Y tú ¿eres espiritista, Fernando? Si frente al Estado, sino también por la según se titula la cuarta parte de este
haber dejado marcas en La manzana no lo eres ¿cómo es que me preguntas audacia y la decisión de una mujer en libro, la llevó a definir Suiza como
en la oscuridad (además del nombre qué hago a las 3 de la tarde? ¿O ya ha- un medio —como el periodismo y los “un cementerio de sensaciones”.
del protagonista, Martim, que posi- blamos sobre eso? A las 3 de la tarde organismos del Estado— en el que “Ways of life: Inglaterra y Esta-
blemente esté inspirado en la novela soy la mujer más exigente del mundo. dominaban los hombres. dos Unidos” inicia con el viaje de
de Lehmann). Quedo a veces reducida a lo esencial, “Escalas: entre África y Groenlan- seis meses que realiza a Torquay
De todos modos, la mención filo- quiero decir, sólo mi corazón late dia” reúne testimonios de las esta- (Inglaterra) después de otro regreso
sófica más importante y sorpren- (Berna, 19 de junio de 1946). días breves que Clarice debió hacer temporal a Brasil en 1949. Torquay,
dente por su grado de devoción es para llegar a sus destinos diplomáti- adonde llega para acompañar a su
la lectura que hace de La imitación Y en el relato “Silencio”, afirma: cos. Estas escalas motivaron las car- esposo que asiste a una conferencia
de Cristo, de Tomás de Kempis, best “Hay una continuidad que es la vida”. tas y crónicas de tema más exótico de del Acuerdo General sobre Aran-
seller atemporal escrito en el siglo Esa pulsación no tiene otra finali- su obra (Argel, Egipto, Groenlandia, celes Aduaneros y Comercio (gatt,
xv y lectura obligada de los fieles dad que persistir, como el conatus entre otros lugares), en las que re- por sus siglas en inglés), tiene para
católicos. “Una vez abrí un libro spinoziano. En su novela póstuma Un flexiona sobre la extrañeza de otras Clarice algunos encantos adicionales:
que compré, la célebre Imitación de soplo de vida, y como si hiciese una culturas y a la vez el surgimiento de es una hermosa ciudad balnearia,
Cristo, y allí estaba escrito: aún no relectura de su obra, hace una doble una cultura global. En Marruecos, al borde del canal de la Mancha, y
has sufrido hasta la sangre” (carta a afirmación sobre la protagonista, que por ejemplo, asiste a la danza del allí nació una de sus escritoras más
Tania, Berna, 14 de agosto de 1946). no es contradictoria sino divergente: vientre y se encuentra con que la admiradas, Agatha Christie. De
El libro suscita un misticismo en “Ángela es orgánica” y “Ángela es so- música es nada menos que “Mamá yo hecho, muchos años después, en 1975,
esos años de “excesiva soledad” (26 lamente un significado”. Reducido a quiero”, célebre canción carnavalesca tradujo Curtain [Telón], el último
de enero de 1949) que surge, por lo mínimo, el personaje es pulsación de 1937 que hizo famosa Carmen Mi- caso del detective Hércules Poirot.
ejemplo, en las descripciones de la y es escritura, intimidad y mirada del randa en la película Down Argentine Sin embargo, la pequeña ciudad
catedral de Berna: “Necesito que la otro, tiempo y sentido, una vida que Way (estrenada en Argentina como inglesa le resulta aburrida y debe
piedad del amor me salve”, escribe persiste y un jeroglífico. Entre ambas Serenata tropical). También la moda vivir en un hotel, lo que tampoco la
en “Recuerdo de un verano difícil”. instancias, se juega la obra de Clarice a lo Carmen Miranda sorprende a entusiasma. Allí comienza a escribir
Las amonestaciones de Kempis y la como si la clave fuera construir una Clarice en sus viajes. En Bolama (re- lo que después será La manzana en
valoración que hace de los afectos red de relaciones que, sorprendente- gión de Guinea por entonces domina- la oscuridad. Tras dejar Inglaterra,
dejan su huella en cómo se evalúa y mente, había comenzado a trazar en da por los portugueses), se encuentra Clarice retorna nuevamente a Brasil
se mira a sí misma: su primera novela, más de 30 años con el “misterio de África” (el trato (esta vez por más de un año); en julio
antes. Las cartas y los relatos que inhumano de la esclavitud) y una es- de 1952 parte hacia Washington, la
Para mí, dejar Brasil es una cosa se integran En estado de viaje son cena que recupera a principios de los ciudad extranjera donde permaneció
seria y, por más “fina” que quiera ser, un testimonio conmovedor de quien, setenta, invocando una relación entre más tiempo. Vivió allí siete años y
a la hora de partir hasta me pongo desde una vida alejada de su tierra, explotación y palabra literaria que no compartió su vida cotidiana con una
a llorar. No me gusta que me vean sigue su camino hacia el corazón dejaba de tener ecos en el Brasil de comunidad diplomática más numero-
así, aunque se trate de una lágrima salvaje, porque en lo más íntimo, en ese momento. Entre esas escalas, se sa y atractiva que la de Berna. Entre
bien educada, lágrima de artista de los dolores y las alegrías más perso- encuentra la de Portugal, donde, por las relaciones que entabló durante
segunda fila, sin permiso del director nales, está también la vida de quienes única vez, Clarice es recibida como su estadía, destaca la amistad con
para arreglarme el pelo… No es por la rodean. escritora y entra en contacto con Érico Veríssimo (1905-1975), uno
vanidad del rostro que no me gusta En estado de viaje compila cartas el campo literario local. Establece de los novelistas brasileños de más
que me vean con los ojos colorados, es y crónicas de Clarice Lispector. Las relaciones con críticos y escritores éxito de todos los tiempos. En los
por una vanidad que, por ser menos cartas, excepto las que le envía al reconocidos como Ribeiro Couto, textos de este período, son notables
frívola, es mucho más pecaminosa: es presidente de Brasil Getúlio Vargas, João Gaspar Simões, Maria Archer y sus observaciones sobre el way of life
por el orgullo o la altivez o algo por el pertenecen al periodo 1944-1959, Natércia Freire, con quien mantuvo y la alegría que le proporcionan sus
estilo… En fin, la vanidad más grave años en los que Clarice estuvo fuera correspondencia hasta el final de su hijos (pese a que, con el tiempo, los
(carta a Fernando Sabino, Washing- de su país, acompañando a su ma- vida. Al contarle a Lúcio Cardoso los problemas psiquiátricos de su hijo
ton, 25 de septiembre de 1954). rido, el diplomático Maury Gurgel diferentes lugares por los que debió mayor, Pedro, la angustiarían muchí-
Valente. Las crónicas, en cambio, pasar antes de llegar a Italia, escribe simo). Sin embargo, Washington, tal
El catolicismo, no como creencia sino fueron escritas después de 1959, una sobre sí misma: “Nunca vi a nadie como les escribe a Helena y Fernando
como meditación sobre las pasiones vez que Clarice se instaló definitiva- menos turista”. Es que no hay mirada Sabino en febrero de 1953, “es linda,
y, sobre todo, como terapia de las mente en Río de Janeiro. En agosto distanciada ni pintoresca en esas según varias leyes de la belleza que
emociones, está particularmente de 1967, comenzó a colaborar con escalas: Clarice siempre busca el con- no son las mías”. Una vez más, Clari-
presente en esos años y se filtra en el Jornal do Brasil con una serie de tacto entre el paisaje y la intimidad. ce extraña el desorden, la confusión y
las dos novelas que escribe en estado crónicas semanales que continuaron “Desembarco en Europa” presenta la vitalidad que sólo encuentra en una
de viaje: La ciudad sitiada y La man- hasta 1973. No era la primera vez las cartas que escribe desde Nápoles, ciudad: Río de Janeiro.
zana en la oscuridad. Para alguien que escribía en un medio gráfico si adonde llega mientras transcurre el Cierra el volumen “Crónica de un
como Clarice, que se encontraba en antes lo había hecho con seudónimos último tramo de la segunda Guerra viaje futuro”, que contiene “Mi próxi-
“extrema soledad” (sobre todo en (Tereza Quadros, Helen Palmer) o Mundial. La elección de enviar un mo y excitante viaje por el mundo”,
Berna), la lectura de La imitación de como ghostwriter (de la actriz Ilka servicio diplomático a Italia no era texto que publicó en el Jornal do Bra-
Cristo la inclinaba a un tipo de intros- Soares), en sus publicaciones del casual, ya que por el sur de ese país sil en 1972, más exactamente el 1º de
pección angustiante o de zozobra, Jornal do Brasil, que después fueron estaba entrando la Fuerza Expedi- abril, conocido en varias partes del
de lo que son testimonio las cartas recopiladas en el volumen Revela- cionaria del ejército brasileño que mundo como “día de las mentiras” o
que envía. Por eso, no es casual que ción de un mundo, Clarice renovó el participó activamente en la contien- “día de los bobos” (que se correspon-
cuando termina su estado de viaje, en género de la crónica (muy popular da. De hecho, Clarice viaja de Argel a de con el día de los inocentes en los
su regreso a Brasil, escriba un cuento en Brasil) por el uso que hizo de la Roma en un barco militar y después a países de habla hispana). La escritora
(“La imitación de la rosa”, incluido primera persona, creando una situa- Nápoles en un avión de la fuerza área. aprovecha para hacer una broma
en Lazos de familia) en el que hace ción de intimidad con su público. En Clarice, quien presta colaboración sobre un viaje imaginario, en el que
un ajuste de cuentas con la lectura de sus más de 400 entregas, la escritora humanitaria en la Cruz Roja, apro- en realidad complementa ficcional-
Tomás de Kempis. Laura, la protago- rememora más de una vez los viajes vecha también para conocer Roma, mente los que había hecho desde su
nista del relato, llega a la conclusión que realizó entre 1944 y 1959: esas Florencia, Venecia y París. Es su pri- infancia. En el momento de imaginar
de que “Cristo es la peor tentación” crónicas son las que se incluyen en el mera experiencia en el extranjero, y una ficción para su vida, Clarice se
y que es preferible imitar a la rosa, presente volumen complementando su preocupación principal consiste en escribe a sí misma en estado de viaje.
aunque eso la lleve a la locura. Es las cartas escritas mientras vivió tranquilizar a su familia y conseguir
decir, opta por la vida antes que por fuera de Brasil. un sistema de comunicación eficien- Criterios de esta edición
la moral, elige la forma inestable “Carta de ciudadanía”, sección que te. Un entusiasmo contradictorio, por En estado de viaje reúne muchísimas
atrapada en la inclemencia del tiempo abre En estado de viaje, consta de las la satisfacción que le produce ayudar cartas y algunas crónicas vinculadas
y no la conducta ejemplar y sin fisu- dos cartas que Clarice Lispector le a los soldados que están en el frente con las diversas estadías de Clari-
ras. La belleza no puede separarse del envía a Getúlio Vargas en 1942 para en una Europa en guerra y por la ce Lispector fuera de Brasil, de las
proceso biológico de la podredumbre obtener su naturalización. Clarice tristeza de estar lejos de su familia, cuales una buena parte no se conocía
y por eso Londres la atrae más que estaba a punto de cumplir 21 años y, recorre los escritos de esta parte. hasta el momento en castellano y he
Berna. Mientras la ciudad suiza la sabiendo que la asistía esa posibili- “Calma suiza”, en cambio, mues- traducido especialmente para esta
aburre con su “exceso de evidencia dad, no duda en escribir para iniciar tra el periodo más triste de su vida. ocasión. La selección de textos in-
de belleza” (“Berna”), Londres la fas- el trámite. Dos años antes había Después de una breve estadía en Río cluye fundamentalmente el material
cina con su “fealdad tan peculiar, tan entrado a trabajar en el polémico De- de Janeiro, entre enero y marzo de epistolar presentado en los volúme-

12 l a g ac e ta m a r zo de 2 018
a
la inti mi dad lejana: josé luis m art ínez. c ent enario
escri tos d e vi aje d e c l a r i c e l i s p ecto r

nes Queridas mías [Minhas queri- prólogo


das], Correspondências y Cartas
perto do coração, todos publicados
muchos años después de la muerte
de Clarice. Queridas mías entrega
un amplio conjunto de las cartas que
escribió para sus hermanas Elisa y
Tania desde diferentes partes del
La política
mundo. Correspondências es una
antología de las cartas que Clarice
recibió y envió a lo largo de su vida.
Cartas perto do coração compila el
epistolario con su amigo el escritor
del matrimonio
Fernando Sabino, quien se ocupó de
la edición. De todos estos libros, sólo
Queridas mías se tradujo al castella-
no, en versión de Elena Losada, y fue
publicado por la editorial española
gay en América
Siruela en 2010. Los otros dos per-
manecen inéditos en nuestra lengua:
Correspondências (organización de
Teresa Montero, Río de Janeiro, Roc-
co, 2002) y Cartas perto do coração.
Latina
Dois jovens escritores unidos ante o
mistério da criação (Río de Janeiro, Descripción, análisis y discusión
Record, 2001).
Los demás textos, por su parte, de las políticas de matrimonio gay
fueron recogidos de diversas fuentes.
Revelación de un mundo y Descu- en América Latina a partir de la
brimientos, publicados por la edito-
rial Adriana Hidalgo y traducidos experiencia de la Ciudad de México
por Amalia Sato y Claudia Solans,
respectivamente, son en realidad la y su comparación con las políticas
traducción de un solo volumen:
A descoberta do mundo, que reco- respectivas de Argentina y Chile.
pila las crónicas que Clarice es-
cribió durante los años sesenta en Un hito en los estudios en
el Jornal do Brasil. Otros textos
fueron tomados de Para no olvidar y la materia. Presentamos
Dónde estuviste de noche, el prime-
ro traducido por Edgar Stanko y el el prólogo.
segundo por Teresa Arijón y Bár-
bara Belloc, ambos editados por El
Cuenco de Plata.
Por razones ajenas a la edición olga maría del carmen sánchez cordero dávila
del volumen y a la decisión editorial,
no ha sido posible ofrecer nuevas
versiones de aquellos textos que ya
circulaban en castellano. Por esto
mismo, En estado de viaje presenta
los escritos de Clarice en traduccio-
nes que siguen criterios diferentes.
De allí que haya disparidades en el
modo en que aparecen algunos títulos
de libros, por ejemplo. En el caso de
los textos cuya traducción no me co-
rresponde, se reproduce fielmente la
versión ya editada en lengua españo-
la, cuya responsabilidad es exclusiva

P
de los traductores. En cuanto a los ocas veces ro de
la comprensión del lector. El libro o no tener en común una vida con
textos que se presentan por primera tenemos la ental
Jordi Díez es un trabajo fundamental otra persona, ya sea de diferente o
vez en castellano, se trató de mante- oportunidad bases de su mismo sexo, es un elemento re-
en la materia, porque sienta las bases
ner el tono informal de Clarice en la de percatarnos para la discusión y contribuye a u n
un leva
le
evant
van e en esa proyección personal,
va
levante
mayoría de las cartas, el uso que ella lo mucho que debate esencial en la consolidación y no debería ser restringido legal-
hacía de palabras o expresiones en les debemos a de un Estado de derecho. La obra que mente. Derivado del derecho funda-
otras lenguas, el efecto particular de ciertos hombres el lector tiene a su disposición es un mental a la dignidad se encuentra el
su puntuación, la utilización de sig- y mujeres, a ciertas instituciones, a estudio que busca explicar la dispa- derecho a la libertad del desarrollo
nos, entre otros aspectos similares. ciertas épocas. Esta obra llega a las ridad de las políticas del matrimonio personal, esto es, toda persona tiene
Se trató, como puede inferirse, de no manos del lector para propiciar dicha gay en Argentina, México y Chile, el derecho a elegir, en forma libre y
normalizar la espontaneidad de una oportunidad: la de reflexionar sobre desde el método de diferencia de autónoma, cómo vivir su vida: esto
escritura a mano, casi sin correccio- la justicia sexual, su repercusión John Stuart Mill, para así explicar incluye no sólo el derecho a elegir
nes, que si bien permite reconocer a en la sociedad y las contribuciones los factores que influyen en la varia- libremente si contraer matrimonio
la Clarice de novelas y cuentos, tam- que muchas personas han aportado a ción de estas políticas incluso entre o no, la de procrear hijos y cuántos,
bién nos deja descubrir una Clarice las libertades individuales. países tan similares. Se trata, como sino también la de decidir con quién.
privada, familiar, íntima. En cuanto Cuando me propusieron escribir el bien puede sospecharse, de un libro Esta identidad personal y sexual
a las notas al pie, son todas de mi prólogo a la obra de Jordi Díez, publi- provocador, que no sólo se ocupa debe entenderse como el derecho
autoría y tienen la función de acla- cada por el Fondo de Cultura Econó- de destacar las cuestiones de todo individuo a ser sí
rar el contenido de ciertos pasajes. mica, experimenté una gran satis- meramente históricas, sino mismo, en la propia con-
Finalmente, agradezco a Constanza facción personal, puesto que sentí que también nos involucra ciencia y en la opinión de
Penacini y a Tatiana Lima Faria su que de alguna forma su contenido me en una discusión intelectual los demás, según lo quiera
colaboración.• involucraba a mí y muchos colegas de las políticas morales en y según oriente su carácter,
que desde distintos ámbitos han América y sus reformas. su voluntad y sus acciones,
trabajado para lograr que en México Nadie niega que la natu- que lo individualizan ante
y en otros países de Latinoamérica se raleza humana sea compleja la sociedad y que permiten
rompan paradigmas legislativos, se y, por tanto, las relaciones identificarse y ser identifi-
superen “clasificaciones” desiguales entre los seres humanos y cado. La autodeterminación
La política
y arbitrarias y se construyan políti- la abstracción de esas re- del matrimonio de las personas es su libre
cas que permitan a la sociedad vivir laciones, que son las leyes, gay en América desarrollo; dicha libertad,
en libertad. también son complejas. La Latina innegablemente, determi-
Argentina, Chile
No hace falta decir que Jordi Díez preferencia sexual de cada y México nará sus relaciones afecti-
dispone de numerosas herramientas individuo —como uno de vas o sexuales con personas
discursivas para tejer el entramado los aspectos que lo confor- jordi díez de diferente o de su mismo
de conceptos y principios generales man como sujeto— orienta fce, méxico, 2018 sexo.
que, a través del comentario certero también su proyección de Decidir casarse o no, y la
y la investigación rigurosa, alientan vida; el que cada uno desee libertad de elegir con quién,

m arzo d e 2 01 8 ap ollo. 15 96-1600. jan har me nsz mulle r . l a g aceta 13


a
la polí t i ca d el mat r i m o n i o g ay e n a m é r i c a l at i n a

sin importar el sexo, en mi opinión, Civil. Los legisladores de la Ciudad parejas del mismo sexo o considere
es un derecho que tienen todas las de México consideraron que para que la finalidad de la institución del
personas, independientemente de su hacer extensiva la igualdad a todas
Decidir casarse o no, matrimonio es la procreación, es in-
orientación sexual. Los lazos afecti- las personas era necesario reconfi- y la libertad de elegir constitucional, pues implica un acto
vos libres constituyen una comuni- gurar jurídicamente el matrimonio de verdadera discriminación que no
dad vital, de solidaridad recíproca, y lograron definirlo como “la unión
con quién, sin puede ser tolerado en un Estado de
con una vocación de estabilidad, libre de dos personas para realizar la importar el sexo, derecho. Un Estado de leyes no sólo
apoyo y permanencia. comunidad de vida, en donde am- debe estar abierto a la pluralidad,
Jordi Díez elabora un riguroso bos se procuran respeto, igualdad y
en mi opinión, es un sino que además debe estar compro-
bosquejo del camino que han traza- ayuda mutua”. La palabra personas derecho que tienen metido con el respeto absoluto de
do, paulatinamente, distintos países es fundamental para no limitar los los derechos humanos. Jordi Díez
latinoamericanos en torno al reco- derechos según los sexos de quienes
todas las personas, nos señala que en América Latina la
nocimiento de los derechos de las los hacen valer. independientemente aprobación del matrimonio gay ha
personas homosexuales y a la pro- Estas reformas fueron impugna- implicado más que meras reformas
tección jurídica de sus uniones. La das ante la Suprema Corte de Justi-
de su orientación legislativas, pues los movimientos
justificación general se encuentra en cia de la Nación, por medio de la ac- sexual. Los lazos reformadores son una manifestación
que la noción de dignidad humana es ción de inconstitucionalidad 2/2010, de la redefinición de la familia, uni-
exigible y debe ser reconocida por en la que se argumentaba, entre
afectivos libres dad central de la ciudadanía.
el Estado. Para quienes promueven otras cosas, que el matrimonio era constituyen una Por lo demás, como guía jurídi-
estos derechos y reconocimientos una institución de interés público, ca al lector de este libro, quisiera
en diferentes países del continente, porque el interés que en él se tutela
comunidad vital, agregar que tampoco debe olvidarse
es sabido que la orientación sexual, no es el particular o individual de de solidaridad que el matrimonio es un atributo de
jurídicamente, no puede estar ses- quienes lo forman, sino un interés la persona, que lo acompaña hasta
gada; si existe el pleno respeto a la superior: la familia. Argumentaba
recíproca, con la disolución de tal vínculo en todos
orientación sexual de un individuo también que el matrimonio debía una vocación los actos jurídicos que decida rea-
hacia personas de sexos distintos, tener como finalidad la procreación, lizar, como, por ejemplo, en lo que
también debe existir el respeto a las y por tanto, era “jurídicamente in-
de estabilidad, apoyo concierne a la propiedad. Por otra
uniones de personas del mismo sexo compatible” que personas del mismo y permanencia. parte, esto también se extiende a la
y también a uniones distintas, como sexo desearan fundar una familia; adopción por parejas del mismo sexo
sociedades de convivencia, pactos asimismo, se manifestaba que el ma- —en donde no puede aceptarse que
de solidaridad, concubinatos, el trimonio entre personas del mismo la preferencia u orientación sexual
matrimonio, etcétera. sexo provocaba un impacto psicoso- de un ser humano sea un elemento
Históricamente el matrimonio ha cial en los “menores”, y, finalmente, por cualquier otra forma que denote utilizado para establecer,
sido considerado sólo como la unión entre otras cuestiones, señalaba que un vínculo semejante. a priori, que una persona o una
entre un hombre y una mujer, asu- “debían reconocerse los derechos El matrimonio como institución pareja homosexual no es apta para
miendo como vínculo la procreación, de todos los individuos, pero que, civil no es un concepto inmutable o adoptar un menor. No puede existir
la cual desempeña un papel funda- sin embargo, no todas las institu- “petrificado”; por tanto, las legisla- un trato especial: una vez satisfe-
mental en su definición jurídica. ciones jurídicas eran para todos”. ciones no deben sujetarlo a un con- chos los requisitos y el procedi-
Sin embargo, si bien se trata de una Cuestiones, todas, que resultaban de cepto predeterminado: deben con- miento que al efecto establezca la
definición histórica, el hecho de una gran complejidad, sumamente siderar que las instituciones civiles legislación aplicable, un ciudadano
extender nuestra noción del matri- controvertidas y sensibles a la vez. evolucionan, mutan como la sociedad puede adoptar a un menor; negar
monio a uniones del mismo sexo no Es pertinente volver a evocar la misma que los concibe, y que se desa- esta prerrogativa pese a cumplir con
significa desconocer, por ello, que dicha que me provoca prologar este rrollan juntos. La sociedad siempre los requisitos constituiría un ejem-
procrear siga siendo parte impor- libro. Saber que investigadores se- está un paso más adelante que las plo de discriminación por orienta-
tante de las uniones humanas. Pero rios como Jordi Díez se están dando leyes. A los legisladores les compete ción sexual. Es inadmisible que se
no es sostenible afirmar, sin más, a la tarea de analizar, documentar y ponerse al día en cuanto al desarrollo considere que la orientación sexual
que el matrimonio en su definición reflexionar acerca de las políticas del de la sociedad. La transformación de sea un elemento o factor que, por sí
tradicional es un concepto completo, matrimonio igualitario en México, las relaciones humanas crea nuevas mismo, pudiera afectar el desarrollo
definitivo y ahistórico y, por tanto, Argentina y Chile es una gran satis- y diversas formas de uniones, rela- de un menor. En caso de limitarse
inmodificable por los legisladores, facción. Lo es también porque siento ciones afectivas, sexuales, de apoyo, el derecho de las personas de un
y más aún, por la sociedad. El libro que puse mi grano de arena: formé ayuda y solidaridad mutua. ¿Cómo mismo sexo a contraer matrimonio,
de Jordi Díez evoca justamente parte de estos acalorados debates o por qué surgen? Al legislador no le debe realizarse un análisis de tal
el proceso de secularización de la en la Suprema Corte de Justicia de compete la explicación, sino hacer limitación, atendiendo a la igualdad,
sociedad y por ende, del concepto la Nación de México, como integran- leyes justas, equitativas y vigentes, para determinar si la diferencia
de matrimonio. La mayoría de los te de este tribunal constitucional, es decir, de acuerdo con el presente, que hace la ley está justificada o es
países latinoamericanos basan la logrando concluir que la protección que reflejen una realidad. Así, las discriminatoria; porque impedir
legitimidad de un Estado de dere- de la familia —su organización y modificaciones legales a la institu- a las personas del mismo sexo el
cho en un laicismo racional que, desarrollo— debe ser garantizada ción del matrimonio, en una redefini- acceso a la institución del matrimo-
poco a poco, ha superado viejos de manera tal que, precisamente, ción nacida del concepto tradicional nio implica discriminación por los
paradigmas. La autodeterminación conlleve su promoción y protección y su desvinculación de una finalidad beneficios expresivos asociados a
del individuo y su derecho al libre por el Estado, sin que esto signifique meramente procreativa, cumplen con dicha institución, así como por los
desarrollo de la personalidad es uno la imposición del tipo ideal de familia la expectativa de los ciudadanos. beneficios materiales, económicos y
los pilares de dicha legitimidad, la como sería la nuclear (padre, madre La institución del matrimonio pue- no económicos que las leyes prevén
de otorgar garantías de libertad a los e hijos) porque no se puede determi- de reconfigurarse de forma neutra para el matrimonio.
ciudadanos. nar, tajantemente, que la familia se para que personas del mismo sexo Las políticas del matrimonio gay
Durante décadas, en la experien- constituya exclusivamente a través que han decidido hacer vida en co- en América Latina es una obra que
cia jurídica mexicana, el matrimonio del matrimonio entre un hombre mún y beneficiarse de prerrogativas debe analizarse, y seguramente será
se limitó a la unión de un hombre y y una mujer para que “proceda” la legales, puedan contraerlo, sin ser un referente para estudiantes, el
una mujer; sin embargo, ¿por qué protección constitucional. Como discriminadas o excluidas. Hay que público en general y, esperemos, para
existía esta limitante, aun cuando ministra, aporté mi postura; a saber, considerar que el derecho, como ins- la clase política. Contribuirá amplia-
atentaba contra la autodetermina- que la protección a la organización trumento social, carecería de sentido mente a que el derecho, siempre a
ción de las personas y contra el dere- y desarrollo de la familia implica un si no tuviera la capacidad de recrear- la zaga, se adapte a las condiciones
cho al libre desarrollo de la persona- derecho fundamental para poder te- se y ajustarse a una necesidad social actuales; abonará para reconciliar
lidad de cada individuo y, de manera ner y formar parte de una, indepen- patente que en muchas ocasiones se los conflictos existentes en nuestras
implícita, generaba una violación dientemente de la forma en que ésta ignora; este fenómeno, llamémosle sociedades y a explicar y entender
al principio de igualdad? Se debía a se componga, pues, como un derecho así, nos ha llevado muchas veces los fenómenos sociales y sus respues-
una carga ideológica que dominaba humano, tiene la cualidad de ser ex- a reconocer a unos ciudadanos y a tas jurídicas. Disculpándome por
el concepto jurídico del matrimonio pansivo y progresivo, siendo incom- segregar a otros. Quizá habría que ser tan personal (a final de cuentas
y que, por aspectos de una moral no patible su regresividad al descono- aseverar que no sólo es un fenómeno, me siento, de alguna forma, protago-
secular, daba un trato diferenciado a cimiento de determinadas formas y sino también un patrón inhuma- nista de este libro), quiero agregar
parejas homoparentales respecto de estructuras familiares. Dicho de otro no, de exclusión, discriminación y que Jordi Díez le hace justicia con su
las parejas heterosexuales, al excluir modo, las constituciones y cualquier segregación. Hemos visto cómo, a obra a la lucha de miles de personas
de la posibilidad de contraer matri- legislación no deberían proteger lo largo de los últimos 200 años, la para que nuestras sociedades, la de
monio a personas del mismo sexo. exclusivamente a la familia que surge idea misma de los derechos humanos estos países latinoamericanos, sean
Como bien analiza Jordi Díez en o se constituye mediante el matrimo- se ha puesto en tela de juicio cons- sociedades incluyentes, tolerantes,
este estudio, los esfuerzos inicial- nio, debido a que la protección a la tantemente, cómo las conquistas plurales; que consoliden el Estado
mente fueron locales, concretamente familia debe ser general; así que, lo civiles se cuestionan y en ocasiones constitucional, laico y social en el
en la Ciudad de México, donde se que debiera entenderse como protegi- se suprimen principios de igualdad y que se cumple a cabalidad la libertad,
llevó a cabo un ejercicio de valora- do constitucionalmente es la familia libertad. En otras palabras, como lo la igualdad y la no discriminación de
ción, ponderando la realidad social, como realidad social, y tal protec- define Ronald Dworkin, los derechos todas las personas. Dijo Aristóteles:
para extender el ámbito de la igual- ción debe cubrir todas sus formas y humanos son las cartas del triunfo “El único Estado estable es aquel en
dad en el sentido de “incorporar” en manifestaciones en cuanto realidad de las minorías. que todos los ciudadanos son iguales
su espectro de derechos humanos los existente, trátese de uniones de Considero que cualquier ley que ante la ley”.•
relativos al matrimonio y a la adop- hecho, familia tradicional, nuclear, limite el matrimonio a un hombre
ción conyugal previstos en el Código monoparental, homoparental, o bien, y una mujer, excluyendo de él a las

14 l a g ac e ta m a r zo de 2 018
a
josé luis m art ínez. c ent enario

introducción salvajes en una jaula y obtener


justicia. Sin embargo, las Furias no
hacen la transición a la democracia

La ira y sin cambios. Mantienen su persona-


lidad canina hasta un momento muy
avanzado en el drama y amenazan
con vomitar su veneno, marchitan
la tierra y producen infertilidad. Sin

el perdón embargo, Atenea —quien ya había


establecido sus instituciones legales
sin ellas— las persuade después de
cambiar con el fin de unirse a su
empresa. “Apacigua la amarga cólera

Resentimiento, de esa negra ola iracunda”, les dice.


Claro que esto implica una transfor-
mación muy profunda, ciertamente
un cambio virtual de identidad, pues
están tan atadas a la fuerza obsesiva

generosidad, de la ira. Les ofrece incentivos para


unirse a la ciudad: un lugar de honor
debajo de la tierra y la reverencia
de los ciudadanos. No obstante, la
condición de estos honores es que

justicia dejen de concentrarse en la retribu-


ción y adopten una nueva gama de
sentimientos. Particularmente deben
adoptar sentimientos benévolos
hacia toda la ciudad y abstenerse de
sembrar cizaña en ella: en especial la
Estudio de la evolución de la ira desenfrenada guerra civil, pero tampoco la muerte
prematura o cualquier pasión iracun-
hacia la justicia, el paso de la venganza da intoxicante. De hecho, se les pide
que lancen sus bendiciones sobre la
dictada por emociones irracionales a la tierra. La idea es que si hacen el bien,
tienen y expresan sentimientos bon-
justicia dictada por la razón. Presentamos dadosos, entonces recibirán un buen
trato y serán honradas. Quizá lo que
la introducción por la autora, la muy resulta más transformativo de esto
es que deben oír la voz de la persua-
prestigiada filósofa Martha Nussbaum. sión. Todo lo anterior, huelga decirlo,
no es sólo una contención externa: se
trata de una reorientación interior
profunda, que llega a las raíces mis-
martha nussbaum mas de su personalidad.
Aceptan su oferta y se expresan
“con predicción gentil” (preumenōs).
Prohíben la muerte prematura. Cada
uno, según declaran, debe dar amor
(chármata) a cada uno, con una

H
acia el final de Lloyd-Jones concluye: “Lejos de perro que permite el género. Clitem- “actitud de amor común” (koino-
La Orestíada, desear la abolición de las prerroga- nestra dice: “En sueños persiguen a phileí dianoíai). Una vez más: estos
Esquilo tivas de las Erinias, Atenea está de- la fiera y ladran como un perro que sentimientos son absolutamente
presenta dos seosa de conservarlas”. Lo anterior nunca abandona la solicitud de su ajenos a su antigua identidad canina.
transformaciones sugiere que las pasiones retributivas trabajo”. Si bien más tarde se otorga No resulta sorprendente que parez-
que ocurren en se conservan sin alteración, tan sólo un discurso articulado a las Furias, can experimentar transformaciones
el mundo arcaico se construye una nueva casa a su de- como exige el género, nunca debemos físicas relacionadas. En apariencia
de los personajes, transformaciones rredor; aceptan las restricciones de olvidar esta descripción inicial. asumen una postura erguida para la
cuyo carácter reconocería el público la ley pero conservan su naturaleza Esquilo describe aquí la ira procesión que concluye el drama y
ateniense del siglo v como algo inalterada, oscura y vengativa. desenfrenada. Es obsesiva, destruc- reciben ropajes carmesí de un grupo
fundamental para la estructura de Sin embargo, esa exégesis igno- tora; sólo existe para infligir dolor de escoltas femeninas; los ropajes
su mundo. Una de ellas es famosa; ra la segunda transformación, una y desgracia. Su fervor por la sangre carmesí que los extranjeros residen-
la otra suele pasarse por alto. En la transformación en la naturaleza y el la vuelve subhumana, canina. Los tes visten en el festival citadino de
que goza de fama, Atenea introduce comportamiento de las Furias mis- griegos estaban lo suficientemente las Panateneas. Se han convertido en
instituciones legales que remplazan mas. Al inicio del tercer drama de la alejados de las razas elegantes y mujeres, ya no son bestias, y son “ex-
el ciclo de venganza sangrienta trilogía, las Furias son repugnantes domesticadas de perros y lo suficien- tranjeros residentes” en la ciudad. Su
que en apariencia carecía de final, y horrorosas. Tras otearlas por un temente cerca de escenas crudas de nombre mismo cambia: ahora se les
terminando con él. Tras establecer segundo, la sacerdotisa de Apolo asesinatos caninos como para aso- conoce como las Benévolas (Euméni-
un tribunal con procedimientos corre con tanta premura que, ya que ciar a los perros, de modo consisten- des), no las Furias.
establecidos de argumentación se trata de una anciana, se tropieza te, con una indiferencia abominable La segunda transformación es tan
razonada y sopesamiento de y “corre” en cuatro patas. No son por el dolor de la víctima. Incluso la importante como la primera y sin
evidencias, un juez independiente mujeres, son Gorgonas, exclama. Ni idea de vomitar la sangre de las víc- duda resulta crucial para su éxito.
y externo, y un jurado elegido del siquiera Gorgonas, pues no tienen timas es una descripción muy literal Esquilo sugiere que la justicia polí-
cuerpo de ciudadanos atenienses, alas. Son negras, desagradables; sus del comportamiento canino. El olor tica no sólo enjaula a la ira sino que
Atenea anuncia que la culpa de ojos escurren un líquido espantoso del aliento de las Furias es el mismo la transforma de manera fundamen-
sangre se resolverá ahora a través de y roncan un estruendo aterrador. Su de la sangre a medio digerir, el mis- tal, de algo que apenas es humano,
la ley; ya no serán las Furias —esas vestimenta es completamente inade- mo olor al que uno daría la espalda obsesivo, sanguinario, a algo huma-
antiguas diosas de la venganza— cuada para reuniones civilizadas. Al asqueado después de ser no, que entiende razones,
quienes lo hagan. No obstante, y esto poco tiempo, Apolo las retrata como testigo del comportamiento calmado, deliberado y
forma parte integral de la famosa si vomitaran coágulos de sangre que canino desenfrenado. La medido. Además, la justicia
transformación de la comunidad ingirieron de su presa. Sólo existen, idea de Apolo es que esta no se enfoca en un pasado
ateniense que ella lleva a cabo, no se según dice, para el mal. Pertenecen estirpe rabiosa pertenece a que no puede alterarse
despacha simplemente a las Furias; a una dictadura bárbara en la que es otro lugar, a alguna socie- nunca sino en la creación
por el contrario, Atenea las convence costumbre matar de modo arbi- dad que no intente moderar de bienestar y prosperidad
de unirse a la ciudad, otorgándoles trario a las personas, mutilarlas y la crueldad ni limitar la en el futuro. El sentido de
un lugar de honor debajo de la tierra, torturarlas. imposición arbitraria de responsabilidad que habita
en reconocimiento de la importancia Cuando despiertan, las Furias no tortura: definitivamente en las instituciones justas
La ira y el perdón
que tienen para esas mismas desmienten estas descripciones som- no a una sociedad que se Resentimiento, no es, de hecho, en lo más
instituciones legales y para la salud brías. Cuando las llama el fantasma considera civilizada. generosidad mínimo, un sentimiento de
futura de la ciudad. de Clitemnestra no hablan, simple- Inalteradas, las Fu- y justicia retribución; se trata de un
En su interpretación típica, este mente gimen y se quejan: el texto uti- rias no podrían ser parte martha nussbaum juicio mesurado en defensa
gesto suele entenderse como un liza mygmós y ōgmós, ruidos carac- esencial de un sistema de la vida actual y futura.
reconocimiento de que el sistema terísticos de los perros. Sus únicas legal que funcione en una fce, méxico, 2018 Aún son necesarias las Fu-
legal debe incorporar las oscuras palabras al despertar, son: “¡Cógele! sociedad comprometida con rias, porque se trata de un
pasiones vengativas y honrarlas. Por ¡Cógele! ¡Cógele!” (labé, labé, etc.), lo el Estado de derecho. No es mundo imperfecto y siem-
consiguiente, el gran helenista Hugh más cercano al grito de caza de un posible encerrar a perros pre habrá crímenes con los

m arzo d e 2 01 8 l a g aceta 15
a
la i ra y el perd ón

cuales tratar; pero no son deseables adelanto


ni necesarias en su forma original.
De hecho, no son lo que solían ser: se
han convertido en instrumentos de la
justicia y el bienestar. La ciudad se li-
bera del azote de la ira vengativa que
produce conflictos civiles y muertes
Al final,
prematuras. En lugar de la ira, la
ciudad obtiene justicia política.
Aún hay lugar para el temor, pues
los criminales en potencia y quie-
las
nes fomentan los conflictos civiles
están avisados de que los malos
actos no se dejarán sin castigo. Por
consiguiente, Atenea aún describe
los rostros de las Euménides como
horripilantes. Sin embargo, la
palabras
responsabilidad legal no es el caos;
de hecho, al tener una dirección pre-
La amistad entrañable en
cisa, al ser mesurada y proporcio-
nal, es lo opuesto al caos. Además,
este relato urbano de la Ciudad
la responsabilidad por los actos
pasados se enfoca en el futuro: en la
de México con el trasfondo de
disuasión más que en la venganza.
Esquilo no es un teórico filosófi-
una distante Revolución mexicana.
co del castigo y deja muchas pre-
guntas para su exploración futura.
Publicamos un adelanto
Por ejemplo, ¿existe algún tipo de
retribucionismo que pueda cumplir
del nuevo libro de este
con sus restricciones? El castigo
debe renunciar a la lex talionis,
prolífico autor.
pero ¿existe algún tipo de retribu-
cionismo que sea compatible con el
rechazo de esa idea? O, ¿acaso la so-
antonio malpica
ciedad debe, como creían Sócrates y
Platón —y con ellos una buena parte
del pensamiento popular griego—,
acoger una teoría completamente
distinta del castigo, una que se base
en la disuasión y la utilidad general?
Estos son indicios del segundo enfo-

N
que, pero no son una aserción clara. adie sabía con —¿Y qué vas a hacer, Pegote? borrachos que se ponían imperti-
Otra liberación se deja sin explo- certeza de dónde —pregunté. nentes a lal hora
h d
de pagar.
rar, aunque despierta nuestros pen- había salido el —¿Cómo qué? Me voy a regre- —Hala, cabrón. Tú ya no vives
samientos: se trata de la liberación Pegote. Cuando yo sar al Dos de Oros. Ahorita mismo. aquí.
de la esfera privada. En el mundo lo conocí ya vivía Ayer tuve que dormir con los curas Y diciendo esto lo arrojó sin
antiguo de las Furias, una necesidad y despachaba porque el padre me llevó a la fuerza, violencia lejos de la puerta, lim-
continua de vengar a alguien por jicareando en pero de loco regreso. piándose las palmas de las manos
algo aquejaba a la familia y al amor, el Dos de Oros. Era un año mayor Así era el Pegote. Decía las cosas contra el mandil en un claro afán
tanto familiar como amistoso. La que yo y los otros dos que siempre y las llevaba a la práctica. Creo que de desprecio. Luego se apostó en la
necesidad de represalias carecía de andábamos juntos, pero en estatura nunca lo vi alardear de algo que no puerta con las manos en las caderas,
final y nublaba todas las relaciones, no sobresalía. En ese aspecto, era estuviera dispuesto a hacer justo obstruyendo el paso.
incluidas aquellas que son fundamen- el Flaco el más alto, Pita, pero como después de que se le ocurriera. Era un buen hombre don Julián,
talmente benignas, como de Orestes si no lo fuera porque también era El brillante sol oblicuo sobre la con unos brazos velludos y enormes,
con Elektra. La venganza hacía im- el más lento. El Pegote, en cambio, plazuela de Regina era una invi- cada uno del tamaño de un tronco.
posible amar a alguien. (El espantoso era como de mi estatura, y tal vez tación. Se nos henchía el pecho Solía darnos caramelos cuando
mundo musical de la ópera Elektra hasta de mi complexión. Tenía las cuando el Pegote arrojaba el cigarro, íbamos a buscar al Pegote para ir a
de Richard Strauss quizá sea la manos callosas y fumaba hasta puro lo pisaba y se ponía en marcha. Un jugar canicas o para ir al cine. Él fue
materialización más indeleble de este cuando podía. Se sabía el poema desplante como ése era idéntico al quien le había puesto así, “Pegote”,
entendimiento presente en Esquilo “El Ánima de Sayula” completito, de arremangarse la camisa o de es- porque según le había caído de quién
y Sófocles. No existe una sola nota, entre otras cosas. Solía dormir cupirse en las manos; te preparaba sabe dónde y no se lo pudo despegar
una frase, que el peso de la venganza entre los barriles de pulque del Dos para trompearte con otro o para ir nunca. No era de extrañarse que
no tuerza y distorsione.) Sin embar- de Oros, que estaba en la cuarta en busca de tu destino. Caminamos tuviera que arrojarlo de su vida así.
go, ahora que la ley asume la tarea de Bolívar, y era él quien hablaba hacia el Dos de Oros codo con codo, Jamás sabríamos lo mucho o lo poco
de lidiar con el crimen, libera a la con los borrachos a la hora de como cuando íbamos de paseo al que le costaría echar de ese modo al
familia para que sea un espacio de cerrar, era él quien los convencía cine o de excursión a Balbuena, por- Pegote de su lado.
philia, de buena voluntad recíproca. de que ya le fueran ahuecando. que sabíamos que lo que fuera que —Sí vivo aquí. El Dos de Oros es
No es que haya dejado de haber oca- Imposible imaginar al Pegote fuera estuviera a punto de ocurrir, sería mi única casa. Usted lo sabe, don.
siones en que las personas puedan de ese ambiente, que era su casa. Si digno de ser mencionado en nues- —Que no. Aquí te vas a echar a
sentir ira, pero si éstas son serias se nosotros conocíamos una pulquería, tras casas a la hora del chocolate, a perder, ya te lo dije ayer. Y por eso
entregan a la ley, y si no lo son, ¿por ésa era la del Dos de Oros, y era pesar de los reclamos de nuestras te vas con el cura o te llevo a ras-
qué deberían ameritar una preocupa- gracias a él que nos dejaba entrar madres: “Ya no quiero que te juntes tras, lo mismo que ayer.
ción recíproca? (Como veremos, esta nomás para ver según cómo con ese muchacho, el Pegote”. —No voy. Prefiero dormir en la
dicotomía es demasiado simple, pues jicareaba con maestría. Me acuerdo Llegamos al Dos de Oros, a su calle que volver con el cura.
el intenso amor y la confianza de las que la primera vez que entramos el ventanita y al picante aroma de —Pues entonces hazle como quie-
relaciones íntimas bien puede pro- Flaco se quedó como alelado al ver la mezcla de los curados. Desde ras, pero aquí no vuelves.
porcionar ocasiones legítimas para las pinturas de mujeres desnudas adentro, los incoherentes Antes de meterse,
emociones dolorosas como la pena y en las paredes; tuvimos que sacarlo cánticos, el rasgueo de la escupió sobre la tierra.
el miedo, sin importar si la ley está a empujones. También me acuerdo, guitarra, la algarabía que El Pegote todavía hizo
involucrada.) Como diría Aristóteles Pita, que el Pegote nos presumía era como una masa amorfa, dos intentos más por
más tarde, la persona con tempe- de todo cuando nos invitaba; una llamaban al Pegote a su- escabullirse, mismos que
ramento gentil (el nombre que da a vez nos contó que, en el año trece, mergirse en su penumbra. presenciamos con un poco
la virtud en el área de la ira) no es le echaba dos pasas —dos moscas En cambio el Flaco, el Gijo y de vergüenza, porque
vengativa, sino que, por el contrario, muertas— al Mata Ratas, el jefe yo nos sentamos a observar en ambos el Pegote salió
tiene una inclinación a la compren- de policía de Victoriano Huerta, en la banqueta de enfren- disparado de la pulquería,
sión compasiva. La ley proporciona cuando iba a tomar ahí, desde la te, con una sonrisota de cada vez con más fuerza,
Al final,
un doble beneficio: nos mantiene puerta, sin bajarse de su carro expectación, a sabiendas de las palabras siempre perdiendo la boi-
seguros afuera y nos permite cuidar negro. que lo que fuera que siguie- na, casi alcanzando el sitio
el uno por el otro, sin el peso de la ira Esa tarde, a mitad de la plaza de se, merecía toda nuestra antonio malpica en el que nos encontrába-
retributiva, dentro.• Regina, nos enteramos de que el atención. fce, méxico, 2018 mos sentados. Hasta que
padre Raña había hablado con don No tardó en asomar salió don Julián con una
Julián para llevarse al Pegote con él de vuelta. Don Julián lo vara fue que el Pegote le
porque le preocupaba que el am- llevaba pescado del cuello mostró el dedo medio y se
biente de la pulquería lo estuviera de la camisa y lo empujaba echó a correr a lo largo de
trastornando. como si fuera uno de tantos la calle, y nosotros tras él.

16 l a g ac e ta andrea garcía flores m a r zo de 2 018


a
al f i nal , l as pal ab r as

—Algún día me lo has de agrade- otros, buscando alguna respuesta a saber si por nostalgia o por alguna No se le daba al Pegote alardear
cer, cabrón —gritó el calvo y forta- solidaria que no iba a surgir —eso extraña desolación, el caso es que el de nada. Y tal vez fuera el único de
chón dueño del Dos de Oros. era seguro— de nuestro calzado. Pegote empezó a caminar lentamente los muchachos del barrio que podía
Pero no era cosa de risa. Nunca Los ojos sobre los zapatos y el frío y sin rumbo fijo, todo para terminar, sostenerle la mirada translúcida,
habíamos visto llorar al Pegote. apretando más. Sólo los zapatos del inexplicablemente, otra vez en las de reflejo de agua, al padre Raña.
Y cuando le dimos alcance, recar- Flaco tenían menos de dos meses; calles de Bolívar. Así estuvo, con las Lo dijo y se aprestó a demostrarlo.
gado contra la pared de una casa, se los del Gijo y los míos ya estaban manos metidas en los bolsillos de Como si nunca lo hubieran corrido
estaba limpiando la cara con el dor- todo lo traqueteados que se pueden su pantalón oscuro apretujado a la de ese lugar, caminó en dirección a
so de la mano. El pecho se le convul- llevar a esa edad. El Pegote, en cam- fuerza debajo de sus botines, con la la puerta de la pulquería y entró. El
sionaba. Claro, nadie sería tan tonto bio, siempre traía unos singulares e precaria luz del Dos de Oros —que padre extrajo su reloj con leontina
como para mencionarlo. inacabables botines que don Julián no tardaría en llevarse consigo el y contó treinta segundos exactos.
Terminamos sentándonos a su le conseguía de segunda mano en último borracho de la noche— dán- Luego, hizo conciencia y pensó que
lado sobre la piedra desnuda de la el Colegio Militar. Don Julián, que dole en el rostro. Así estuvo, como probablemente muchachos como el
calle, forzando la mirada y procu- era como su padre; pero ya no más. uno de esos perros de rancho, Pita, Pegote estén hechos para esa vida
rando no romper el frágil silencio. Ahora, a saber qué calzado o qué que no puedes correr porque, a cada de vino, mujeres y albur. Suspiró
El Flaco, seguramente sintiéndose ropas le compraría el padre Raña. pedrada, siempre regresan menean- como sólo puede hacerlo un derro-
responsable del funesto ambiente, Pensé en preguntarle si entraría do el rabo, tratando de figurarse en tado cura sexagenario a las once de
compró unas naranjas con chile y al Seminario Conciliar o algo así, la mente qué haría cuando ese último la noche, arrepentido de haberse
las repartió entre los cuatro. Por un porque ya me lo estaba imaginando cliente saliera dando tumbos y del creído cosas, y dio la espalda a la luz
momento podría decirse que sólo de sotana cuando, como si me leyera interior se borrara la luz del foco, del Dos de Oros para encaminarse
se escuchaban nuestras asíncronas la mente, te lo juro Pita, levantó tratando de figurarse si se metería a de vuelta a Regina.
chupadas a la fruta. Ni el ir y venir los ojos, los apartó del suelo y de la fuerza o subrepticiamente o qué. Si hubiera esperado cinco mi-
de la gente o el claquetear de las pe- nuestros zapatos; luego, me miró, Ni siquiera le dio tiempo de nutos en vez de treinta segundos,
zuñas de los caballos o las ruedas de esculcándome el alma. decidirlo. En el Dos de Oros toda- hubiera podido ver, o al menos ima-
las carretelas sobre el pavimento se —Oye, Cepillo… ¿y si me quedo en vía había luces y un sinuoso cantar ginarse, cómo don Julián perseguía
metían con nuestro pesar. Sabíamos tu casa? incomprensible cuando sintió sobre por todo el sitio al Pegote hasta
que tenía que ser el Pegote quien Sentí que una ventisca helada me su hombro el fuerte apretón de una terminar por acorralarlo entre las
hablara primero, y si esto no ocu- recorría la espalda, una ventisca mano rechoncha. cajas de la fruta. Hubiera podido el
rría en lo que quedaba de tarde, ya que seguramente nadie más sintió. —Demonio de Pegote. Ya sabía padre preguntarse qué ruido extra-
tendríamos que esperar varios días Todos voltearon a mirarme. Si no que aquí andarías. ño sería ése que provocaba tantas
a que se decidiera, si era necesario. me había atrevido a aceptar un ciga- No se mostró arredrado ni nada risas —que no sería otro que el de
Afortunadamente, al Pegote no le rro por miedo a llegar a mi casa con el Pegote. las fresas arrojadas por el Pegote
duraban tanto los malos ratos. el aliento apestoso a tabaco y que mi —Don Julián me mandó llamar, hacia el dueño del tugurio— y ter-
—Gijo, di “arañas” —fue con lo madre me diera una paliza por eso, padre —mintió el Pegote, que para minar por ver, por cuarta o quinta
que rompió el silencio. ¿cómo atreverme entonces a llegar a inventarse cosas era invencible—. ocasión en el día, cómo el Pegote era
Le decíamos así porque su familia la casa cargando con todo y Pegote? Dice que ésta es mi casa. despedido del Dos de Oros hacia el
era de Gijón, una ciudad del norte de Me tardé tanto en responder que El anciano de azul mirada y suelo empedrado de Bolívar. Pero el
España, Pita. Cuando el Gijo llegó a creí que lo mejor sería fingir que no redondas gafas se paseó una mano padre Raña ya no estaba ahí cuan-
la ciudad, a sus cinco años, hablaba había escuchado la pregunta. Pero por la barbilla. Llevaba el sombrero do esto ocurrió, pues el Pegote se
más asturiano que español. Con el el Pegote hizo una mueca de decep- y la sotana de ese modo misterioso encargó de durar en el interior de la
tiempo fue olvidando uno y reafir- ción, aspiró su cigarro y se encogió que hace parecer a los curas, en las pulquería el tiempo suficiente como
mando el otro. Pero, por inexplica- de hombros. noches frías, seres fantasmales sin para no encontrárselo nuevamente
ble que te parezca, no podía decir —No. Ya lo pensé bien. Voy a dor- cuerpo y sin rostro. cuando fuera devuelto a la calle.
“arañas”. mir en la calle, como dije. Ni hace —¿Eso dijo? —Y si cuando cierre todavía te
—Vete a la chingada —protestó tanto frío. —Por ésta, padre —dijo el Pegote encuentro ahí, yo mismo te llevo con
el Gijo. Ninguno se atrevió a desmentirlo, besándose los dedos apretados, que el padre a rastras, cabrón de moco-
—Que digas “arañas”. incapaces de tomar una decisión para blasfemar y jurar en vano tam- so. O al hospicio, si prefieres, para
—No, pinche Pegote. que sólo nos atraería problemas en bién se pintaba solo. que termines llorando por un real en
—Gijo, di “arañas”. nuestras casas. Sólo el Gijo propuso El padre Raña sintió el deseo, tan los velorios.
—Que no, no me sobes los cojones. aventarle una cobija desde el balcón común en él, de levantar al Pegote Dijo don Julián, ahora sí verda-
—Anda, Gijo. Sé bueno. de su casa. Y ahí murió el asunto. de una patilla, como hacía con todos deramente molesto. Cualquiera que
El Flaco y yo nos unimos a la Al menos por esa tarde que ya había los muchachos del barrio, arrastrar- recibe fruta en proyectil puede ser
súplica hasta que al Gijo no le quedó cuajado en ve tú a saber qué cosa, lo unos cuantos metros y propinarle fácil presa de la ira. El Pegote tuvo
otra que darnos gusto. Pita, porque nos despedimos apesa- alguna ocurrente penitencia. Pero que admitir, al ver así al dueño del
—Carajo. Arañes. dumbrados y cada quien jaló para su esta vez sus canas y una voz interior Dos de Oros, que éste no bromeaba.
—¡Arañas! —corrigió el Pegote. rumbo. Ni cómo decirte que aunque se lo impidieron. Pocas veces lo había visto igualmen-
—Arañes. el Flaco y yo íbamos en la misma —¿Y qué más dijo, si se puede te furioso y en todas ellas el cau-
—Arañas, Gijo de la mañana. dirección, también nos despedimos saber? sante del encono había salido mal
Arañas. en esa esquina de Bolívar y segui- —Que está muy arrepentido de librado. Todavía recordaba el Pegote
—Arañes. mos caminando, lo menos juntos haberme corrido. Hasta me dio és- a aquel cochero ebrio que, por ha-
Era imposible para el Pegote que podíamos y, naturalmente, en tos, de lo mal que se sentía. cerse el chistoso, orinó en uno de
seguir malhumorado después de silencio. Lo cierto es que ninguno Sacó de sus bolsillos unos cuantos los barriles y casi muere ahogado
algo como eso. Se levantó y volvió comentó nada en su casa a la hora de centavos, revueltos con unos oritos en curado de mango a manos de
a recargarse contra el edificio, las la merienda, a la mitad del chocola- bien doblados y varias canicas y don Julián. Por eso se convenció de
manos en los bolsillos. Dio un gran te. De eso estoy seguro. huesitos. Para su fortuna, los ciga- que nada ganaría con hacer nuevos
suspiro de resignación. Nosotros El Pegote siguió al Gijo a su casa, rros ya se le habían terminado, que si intentos por escurrirse al interior y
también nos pusimos de pie, nues- en la tercera de Mesones. Y ahí, en no, los habría mostrado con la misma comenzó a caminar, ahora sí, verda-
tras sombras largas copiando el la puerta del edificio, se despidieron. desfachatez con que había sacado a la deramente sin rumbo fijo.
movimiento. Encendió el Pegote un Aguantándose el frío y terminando luz sus otros tesoros y el padre no se Ninguno de nosotros sabía, Pita,
cigarro y nos ofreció. Sólo el Flaco con sus cigarros —probablemente habría resistido de hacerle la pinza de dónde había salido el Pegote. Pero
aceptó uno, nomás para estarlo los últimos de su vida porque, fuera sobre la patilla. El cura se fijó en las sí sabíamos que, si no pertenecía a
tosiendo todo el rato. El frío co- de la pulquería y encerrado con el manos sucias y callosas del Pegote una pulquería, mucho menos cabía
menzaba a apretar. Ya se encendían padre Raña, ni cómo imaginarse que y luego en sus ojos castaños y el ca- en una casa de curas. Esa noche me
las farolas, chaparras y redondas. podría hacerse de más Superiores, bello revuelto bajo la boina, volando acosté pensando que probablemente
Entonces me atreví a preguntar: que eran sus favoritos—, el Pegote con el viento que corría desde el nor- hubiera sido la última tarde que vié-
—¿Qué vas a hacer? se sentó en la musgosa banqueta a te. Debe haber pensado el padre que, ramos al Pegote porque, en una de
—No sé. Me voy a largar p’al esperar la cobija que había de caerle para cambiar al bribón, no bastaba ésas, sí se iba en pos de su general
norte. del cielo en cualquier momento, cosa con sólo presentarse al Dos de Oros y Villa, muerto o no el revolucionario.
Eso era lo único sobre lo que el que nunca ocurrió porque al Gijo lo arrastrarlo del greñero hasta la casa No. No me lo imaginaba viviendo
Pegote fanfarroneaba, Pita. Siempre descubrieron despojando a su cama parroquial de Regina. Eso pensó, o con el padre Raña, pero tampoco me
decía que se iba a unir a Francisco de un cobertor de lana gruesa y éste simplemente fue que le dio sueño. La lo imaginaba viviendo en la calle,
Villa en el norte. Y siempre lo decía no se supo inventar nada que no so- verdad es que quién sabe. durmiendo en el hueco de algún
de ese modo, tan cargado de una nara a disparate. Y como dormía en —Bueno. Pues siendo así, árbol o sobre el pasto del jardín de
inapropiada melancolía infantil. Por la misma habitación que su abuela, ya me voy. Tumbaburros o en alguna banca de
eso nadie le creía. Ni siquiera el Fla- no tuvo modo ni de avisarle al Pego- Luego siguió una pausa malévola, la plaza, como el Marqués o la Bruja.
co. Además, todos suponíamos que te que el plan se había frustrado. Pita. Porque el padre dijo que se iba, Me daba una extraña pena pensar
Pancho Villa ya estaba bien muerto Así, cuando dieron las diez de la pero no se iba. Y el Pegote ya empe- que el Pegote acabara como los dos
porque, desde que los gringos lo noche, Pita, el Pegote se decepcionó zaba a silbar y a desviar la mirada. locos del barrio, hablando con las
habían correteado por todo Chihua- tanto que ya tenía decidido irse para Ya jugaba con las canicas en sus paredes y alimentando perros pul-
hua, no se sabía nada de él. el norte con su general Villa. O si bolsillos. Ya silbaba. Ya jugaba y ya guientos, asustando a las viejitas y
—O quién sabe. No sé —añadió, no, para la calle de Cuauhtemotzin, silbaba. sufriendo la burla de los niños. No el
de todos modos. a pernoctar con alguna mala mujer, —¿Y… por qué no entras? —insis- Pegote.•
Así en corrillo dirigimos nuestras que ese proyecto también lo tenía tió el padre.
miradas hacia el centro del círcu- bien metido entre ceja y ceja, me —Salí a tirar unas cubetas. Pero
lo, los ojos sobre los zapatos de los acuerdo perfectamente. Pero ve tú ya voy para adentro.

m arzo d e 2 01 8 l a g aceta 17
a
adem ás

El siglo
de
Baudelaire
El epitafio “Dios ha muerto”
no suprime la búsqueda de
lo trascendente. ¿Cuál es
el lugar del combate que
imp
importa proseguir? ¿Cuáles
l condiciones en que la
las
pa
palabra puede “cambiar la
v
vida”? Emplazamientos
centrales de este libro,
del que publicamos
el presente ensayo.

yves bonnefoy

E
l siglo xi
xix vio
i producirse uno mán experimentaba por el lugar simplemente te- se sabrá ya retener del instrumento simbólico más
de los grandes hechos de la rrestre —bosques, montañas— un atractivo cuyo que su empleo por una imaginación banalmente
historia del espíritu y nos legó fondo le parecía ser una divinidad que identificaba deseante, de manera que muchas analogías, hace
la tarea, poco asumida después en medio de la creencia tradicional. poco hogares de símbolos, se prestarán, por ejem-
—en todo caso, de ningún modo Algo totalmente distinto se produjo a partir de plo, a las fantasías más fácilmente sexuales, como
en el plano donde sería preciso 1840 en los escritores y en los artistas cuyas in- en la literatura “gótica”. Un primer nivel atorado
que lo fuera—, de medirlo, de tuiciones y el sentimiento de responsabilidad es- del inconsciente aflora en la conciencia: es el co-
apreciar sus peligros, de percibir sus aportes piritual continuaban, no obstante, sin encontrar mienzo de una revisión, quizás un poco demasiado
posibles. sentido a los problemas de la fe: pero entonces era precipitada, de los juicios de valor.
Este hecho es la banalización del descreimiento para constatar, conscientemente esta vez y con Simultáneamente, o más bien de un modo con-
y el efecto que tuvo sobre el trabajo de los poetas. cierta inquietud además, su síncopa. El más inten- secuente, las ciencias de la materia van a imagi-
Lefranc de Pompignan o Voltaire, en el siglo an- so y profundo entre los grandes espíritus de esta narse el campo libre, con sus efectos secundarios
terior, poca religión tenían, pero tampoco tenían nueva época, Baudelaire, se plantea la pregunta proliferando sin control en una sociedad invitada
mucha poesía. En sus poemas, poco advertidos del por la existencia de Dios pero debe resignarse a a producir y consumir objetos ellos mismos sólo
día a día de su existencia, el ocaso de la preocu- comprender, al menos en momentos que están en materia, sin enraizamiento en la interioridad de la
pación por Dios iba a la par del empleo cada vez el centro de su atención, que no cree. Ocurrirá lo vida como era todavía el caso de la mesa hecha con
más resueltamente retórico de la palabra ritmada mismo, de manera más resuelta pero no por eso una madera en cuyos nudos y fibras el bosque aún
con la que intentaban preservar la apariencia; y en más radical, con Mallarmé, con Rimbaud. Estos respiraba. Las ideologías podrán oponer su gus-
los márgenes de esta literatura tan satisfecha de poetas saben mantener sus ojos sobre las cosas to por la generalidad desierta, su abstracción, al
sí, la sensibilidad propiamente poética, la que sabe próximas, objetos de la vida cotidiana o aspectos universal concreto al que se accede si la reflexión
percibir la trascendencia en las situaciones y las del ser sensible, en la profundidad de los cuales la no olvida la reserva de sentido del instante vivi-
cosas de la realidad empírica, la que sin embargo percepción de una trascendencia es un hecho de do. Cuando el siglo se acaba, con sus trenes que
no se sentía en condiciones ya de apoyarse en ar- simple evidencia; sin embargo, la creencia en algo silban en los túneles, e incluso, poco después, con
tículos de fe, tenía entonces que errar —atónita, más que esta realidad que se da en lo inmediato esos primeros aviones que despegan, ya es la gue-
asustada, poco capaz aún, sin embargo, de una se apaga en ellos, y se encuentran allí, en tan solo rra moderna, y el totalitarismo se establece en el
verdadera recuperación— en las sorprendentes algunos poemas, los acontecimientos que permi- pensamiento político. Los trastornos que afectan
situaciones de esas novelas de la época que se lla- ten pensar que afectarán muy profundamente a la la relación con la trascendencia tendrán aspectos
maban góticas. sociedad entera. que se pueden estimar profundamente benéficos
Tras lo cual, en la proximidad del romanticismo ¿Por qué? Primero porque este desmorona- pero también numerosas consecuencias que evi-
y todo el tiempo que éste duró, una sensibilidad miento del “principal pilar”, como dirá Mallar- dentemente no lo son.
finalmente agotada por la excesiva verbalidad del mé, sugería comprender sólo como mito, “gloriosa De manera que, al menos en algunas mentes,
clasicismo tardío se consideró de nuevo verdade- mentira”, lo que era artículo de fe, y esto es correr puede tomar forma una pregunta muy precisa, la
ra poesía, pero lo fue para dejarse inflamar por el riesgo, peligrosamente, de perder de vista esa que confiere a la poesía una función y una impor-
un fervor religioso que retardó, en la mayor parte clase de verdad que se descubre en la meditación tancia totalmente nuevas. ¿Hay que pensar en la
de aquellos que se pretendían poetas, la toma de de los símbolos. A pesar de que en lo sucesivo se trascendencia sólo en términos sobrenaturales?
conciencia de los cambios que se producían más presienta y por lo tanto se quiera y sepa reunir el ¿No es evidente que hay una trascendencia tangi-
profundamente en el espíritu. Hugo, al final de su nivel más difícil de su capacidad significante, es- ble, y activa, en el infinito interior de una brizna de
vida, escribía La Fin de Satan [El fin de Satán] y tos no estarán más ahí para permitir a ciertos con- hierba o en la sugestión que produce en la existen-
Dieu [Dios], poemas aún impregnados por el senti- ceptos unirse a aspectos de la vida más íntimos cia cotidiana una simple escudilla sobre una mesa
miento de lo sobrenatural. Y el romanticismo ale- que otros en su deseo seguramente indecible; no o los niños jugando, riendo en un camino donde la

18 l a g ac e ta m a r zo de 2 018
a
e l si glo d e baud ela i r e

noche cae poco a poco? La transformación de la que la intuición que faltaba tener cuando cayó la miento conceptual en Grecia, sino de mantenerlas
relación de lo humano con la trascendencia ¿debe- fiebre romántica, última gran época de la creen- sometidas a la tarea de coordinar, analizar, signi-
ría fatalmente producirse de la manera que pronto cia, fue que la necesidad que se tenía de preservar ficar; siendo la elocuencia sólo la manera más há-
se constata, un trato sin profundización recíproca el ser de la realidad inmediata era también la oca- bil tanto como más insidiosa de privar al impulso
entre la creencia tradicional, requerida por figu- sión de tomar conciencia de lo que es la poesía en poético de su conciencia de sí. ¡Y cuán eficaz habrá
ras, dogmas, preceptos, y este descreimiento que, su voluntad y su poder esencial, hasta en esos años sido el incesante trabajo de los retóricos! Toda-
sensibilizado tanto como pensado, es a pesar de ofuscados por el pensamiento dominante. Villon o vía en la época del romanticismo, cuando muchos
todo susceptible de dejarse invadir por los miste- Racine, o Leopardi o Keats, eran poetas, grandes poetas saben sin embargo percibir el soplo de la
rios del mundo y de la vida? poetas, pero no podían percibir con claridad el unidad de las vidas, Victor Hugo imagina que bas-
Esta pregunta fue planteada, evidentemente se verdadero lugar de su combate; se comprometían, ta emplear mayor número de palabras para que
plantea todavía hoy, y cada vez más. En su espa- por lo tanto, con causas más de superficie, de don- la relación con el mundo sea revigorizada. Quie-
cio, que permaneció abierto a tantas posibilidades, de, por otro lado, se constatan las disparidades en re diferenciar la representación porque olvida, al
presto atención a las contradicciones en las que sus pensamientos sobre la poesía. Solo cuando lo menos momentáneamente, que es la presencia lo
se debatía Baudelaire y me apresuro a pensar que religioso tambaleó, se volvió posible discernir lo que cuenta.
este debate que tuvo lugar en él, entre sí mismo y sí poético en su diferencia, la poesía en su ser propio. Ponerle “un bonete rojo al viejo diccionario”, au-
mismo —entre, diría, el yo [moi] construido por el El genio de Baudelaire fue el haber tenido, el mentar incluso los aspectos por los cuales los con-
pensamiento conceptual y el Yo [Je]* que se acuer- primero, esta intuición plena de la poesía pero ceptos abordan las cosas, no es por cierto lo que
da de la unidad que éste oculta y hasta censura—, también haber sabido explorar en ella lo posible, quiso Baudelaire; él vio perfectamente que es por
fue un crisol donde brilló un oro que es inmensa- experimentándola no como el relámpago que pue- la memoria del referente y no por el juego de sus
mente importante percibir. Esta atención a una de atravesar la ensoñación de un artista sino, des- significados que las palabras pueden renovar las
obra de poesía me incita a pensar que el siglo xix, de el comienzo, como un trabajo para internarse existencias, y que esto es así porque ella restituye
desde el punto de vista que menciono y que consi- lejos en la noche del ser físico, allí donde las in- ese poder —ya que la forma, en poesía, es creado-
dero fundamental, no sólo fue el siglo de Michelet trincaciones de la moral en plaza, conceptual, con- ra— al liberarlas de la obligación de sólo tener que
o, en el ocaso, de Marx y de Nietzsche, casi el de sagran la existencia alienada a las aporías, a los significar. La palabra, la gran palabra libre y re-
Freud, sino también, al menos en Francia, del au- conflictos sin salida, a las esperanzas que se obs- sonante de “El balcón”, de “El cisne”, es pues, en
tor de las Flores del mal. tinan y después fallan. Esta intuición —una luz, suma, el corazón de la poesía, su gran aporte posi-
¿Por qué Baudelaire? Y bien, porque si “Dios ha al principio resplandor— es la pequeña llama que ble a esta nueva habla que han querido Baudelaire,
muerto”, como se dice para significar la retirada agitará las sombras en esos lugares subterráneos Rimbaud, y por cierto Leopardi o Wordsworth, y
de lo divino de las significaciones y figuras de los que había, remarquémoslo, presentido el imagina- también Nerval, poco después Yeats en su otra len-
medios con los cuales estructuramos la realidad rio de las novelas negras. Un deseo de iluminación, gua: el lugar del combate que importa proseguir.
empírica, no es sin embargo necesario, vuelvo a de presencia, pero el consentimiento, bajo un cie- Si el siglo xix tiene un porvenir en este plan del
ello, que se pierda en esta última o sólo se diluya lo hoy “cenagoso y negro”, para una búsqueda que “cambiar la vida” que me parece esencial, es por-
allí el sentimiento de trascendencia. La poesía es por largo tiempo carecerá de referencias. El traba- que se habrá sabido reconocer la palabra volviendo
la que permite, la única que lo permite, responder jo de la poesía, transgresión del plano de represen- a ser poesía como lo esencial de su legado, y que es
con eficacia a esta necesidad de preservación. En tación, es difícil, puesto que toca el corazón mismo de entrada este combate, de entrada este supremo
un ser en el mundo instituido por lenguas como de lo conceptual, es decir, toca varios niveles de la deber del ser hablante presa de las contradiccio-
las nuestras, occidentales, desde el principio lengua, de la cultura, de los saberes y, por lo tanto, nes, incluso de las aporías, del lenguaje.
altamente conceptualizadas, las definiciones de lo más secreto de la existencia vivida donde debe ¡Y qué difícil es además batirse así! Ir al árbol
cosas, las categorías de pensamiento, sus encade- tener lugar, asumiendo las limitaciones de la per- en la palabra “árbol” es fácil al principio, cuando
namientos lógicos o no son otras tantas ocasiones sona, enfrentando sus fatalidades, reviviendo sus el verso decasílabo o el alejandrino toma ese nom-
para olvidar lo que cada una de ellas en su genera- dramas, transfigurando sus deseos. La grandeza bre u otro en su majestad augural, pero también
lidad no puede sino perder de vista, la existencia del autor de las Flores del mal es, precisamente, es abandonar el refugio, el diccionario, entrar ahí
particular en su instante y en su lugar, en su fini- haber comprendido que era necesario que fuese donde los seres vivientes van a morir, por lo tanto
tud (en su infinito, además). Pero el menor peda- así y, con valentía, no haberse excusado de una ta- habrá que afrontar la ordalía de la finitud; ahora
zo de pan, la menor nube en el cielo siguen siendo rea que solo podía condenarlo, entre otras mise- bien, desde siempre, el espíritu —o digamos mejor
eucarísticos, hecho que los pintores a veces saben rias, a la incomprensión de sus contemporáneos. el intelecto— se ha excusado de la tarea, y es una
significar. Y que la poesía, más radical que el arte, Baudelaire reconoció en las situaciones de su pereza espiritual que no está cerca de terminar.
al ser cuestión de palabras, puede, ella, no sólo ex- existencia más íntima —estructuras edípicas, El siglo xix de la poesía no tuvo muchos herede-
presar sino también volver a descubrir, cuando el enigmas del ser maternal, fatalidades del tem- ros en el xx. Incluso es sorprendente constatar que,
hablar conceptual que la rodea y que ella recusa peramento, un medio social hostil a todo des- levantando cada vez más a Mallarmé contra Baude-
amenaza borrarle hasta la memoria. vío— los datos mismos de su trabajo de poeta, el laire, reanudando el antiguo designio de la retórica,
Comprendemos primero que en la experiencia material del que hablará su alquimia. Hizo de su la literatura, esta antigua negación de la poesía —
religiosa, cuando se asienta sobre la base de una difícil, tempestuosa, muy ambivalente relación reserva hecha del surrealismo y de Proust—, com-
creencia, el sentimiento de la trascendencia que con su compañera, Jeanne Duval, el crisol de esta prendió claramente que la palabra era su peligro;
esta suerte de fe ofrece experimentar es además alquimia ya no de la materia sino de la vida; alcan- de allí esta inmensa maniobra en las redes de la
y en seguida la captación de esta profundidad me- zó además, al menos en instantes de los cuales “El cual la hora presente corre el riesgo de hundirse.
diante los mitos; y que en éstos las representacio- balcón” es ejemplo, una reunificación de la finitud ¿Esta maniobra? Decidir que la palabra, que como
nes, las afirmaciones, las figuras mantienen entre y del ser que es justo lo que la poesía promete y que tal aparece en el trabajo de la forma sobre el habla,
sí relaciones parcialmente explícitas, conceptuali- otorga: prueba de ello es este poema. Pero este no debe ser puesta en relación no ya con lo que nom-
zadas, lo que debilita y desnaturaliza la experien- es lugar, esta reflexión sobre su siglo, para dete- bra en el exterior del lenguaje, sino con todas las
cia de la presencia, privando de su plenitud posible nerse por más tiempo en Baudelaire, es decir, en otras palabras que están dentro de la lengua. Pues-
muchos momentos sin embargo esenciales en la el hombre que fue o en su obra compleja e inclu- to que la bella forma que se le ha dado a la frase la
vida de la persona creyente. El amor, por ejemplo, so contradictoria. Lo que quiero retener ahora de ha desviado de su significancia, la que se emplea-
el simple amor natural, a través de los siglos cho- él es la revolución que comenzó su pensamiento, ba en una acción o en una búsqueda y consagraba
có, en su impulso hacia los otros, con raras prohi- e igualmente, si no es primero, su práctica de una por lo tanto sus palabras a un cierto sentido, ¿por
biciones de la moral que las religiones establecían escritura impregnada de vida cotidiana. Un ensan- qué no unirnos en estas al acrecentamiento sobre
a causa de su fatal ideología. Era difícil compren- chamiento, una excitación del empleo de las pala- ese sentido de sus significados y significancias
der entonces que aquellos o aquellas que uno ama- bras hechas para “cambiar la vida”, como dijo el posibles, podríamos de este modo evadirnos de
ba eran más y muy distintos de los modos de ser y más intenso y el más determinado de los discípu- la triste realidad, nos resguardaríamos entre las
de vivir que se tenía consignado esperar de sus ac- los de este poeta. sombras de significancias tan innumerables como
tos, de sus deseos. Descubrimiento que hicieron, Desde el alba de Occidente, las palabras han liberadas de tener que verificarse en la vida? El si-
no obstante, y refirieron fragmentariamente, los sido los auxiliares del pensamiento con vocación glo xx heredó el interés que despierta la palabra,
novelistas, desde Cervantes y desde Ariosto, al analítica, ya sea como estructura del conocimien- pero para ver solamente en ese nombre propio de
resguardo todavía de las ortodoxias de sus tiem- to, ya sea para dirigir la acción y, por lo demás, las cosas una plataforma de intercambios de con-
pos. Escuchando el auténtico infinito ahí donde también para limitarla. Cargada cada una con un ceptos. Gran encerramiento de nuevo en la abs-
se obstina, en la ficción, comprendían la impor- concepto, cuando no de varios, han puesto sus ca- tracción, ¡y cuántos peligros, en este espacio de
tancia de separar la aprensión de las personas y pacidades de relación al servicio de significancias nada más que ficción! No sabremos ya defender-
también de las cosas de todo a priori determinado con las cuales este pensamiento construyó lo que nos de las ideologías; la gran habla, esa que hace
por un pensamiento analítico, incluso si eéste re- nosotros denominamos nuestro mundo. Y por este de la vida un lugar de alianza en principio entre los
curría al prestigio de religiones que dicen hablar hecho son, ya lo he recordado —es toda la idea de seres, será víctima, una vez más todavía.
de la trascendencia. la poesía—, lo que nos priva del saber de la finitud Debemos prestar atención a lo que se jugó en las
Es importante separar la realidad, la simple y de la armonía que ese saber permitiría en la re- Flores del mal entre “Spleen” e “Ideal” y los “Cua-
realidad, del velo con que este pensamiento la re- lación con uno mismo y con los otros. ¿Pero cómo dros parisienses”; entre “Correspondencias” y “El
cubre. Ahora bien, este descubrimiento de la ver- no percibir en las palabras más simples del existir cisne. Ahí va la poesía. Solo su aporte podría ser
dadera naturaleza, toda inmanente, de lo trascen- cotidiano un resto de la presencia inmediata de lo decisivo en la recuperación que nos es preciso in-
dente; este enlace de su infinito con la existencia que es, el original, esa que se experimentaba en la tentar.•
ordinaria es lo que la poesía puede, esta vez direc- infancia ante los árboles, en las piedras o en los
tamente, realizar o, por lo menos, intentar, ya que intercambios con los allegados? Es esta aptitud de
en el poema el ritmo que anuda las palabras, la mú- los grandes vocablos para la evocación de una rea-
sica de los versos, el paso que toman las asonan- lidad plena la que nos toma, bruscamente, que nos
cias sobre las estructuras lógicas transgreden en enmudece, a veces incluso nos trastorna, cuando
los vocablos las exigencias —y por lo tanto el pla- escuchamos ciertos versos.
no— de sus contenidos conceptuales, reabriendo Las palabras tienen por lo tanto un poder, pero
así, a través por cierto de muchas trampas, el ca- están bajo control. Lo que llamamos retórica no
mino de encuentros al fin verídicos. De allí resulta tuvo otra función, desde los comienzos del pensa-

m arzo d e 2 01 8 l a g aceta 19
a
N OVEDADES 567
jo sé lu is martínez. ce n te n a r io

FOND O DE CULT UR A ECO NÓ M ICA


M A RZO D E 2 018

El águila y el dragón. Política de competencia


Desmesura europea Teoría y práctica
y mundialización en el siglo xvi
massimo motta

Miedo serge gruzinski

El renombrado historiador Serge


La política de competencia
—entendida como el conjunto de
Gruzinski narra el mayor evento políticas y leyes que garantizan
kevin brooks de mundialización gestado a que la competencia en el mercado
principios de 1520, contraponiendo no esté limitada de tal manera que
Después de seis años de la publicación de su último libro en el fce, la reacción de China y México a la reduzca el bienestar económico— es
Kevin Brooks regresa al catálogo de Obras para Niños y Jóvenes llegada de la invasión ibérica. El abordada por Massimo Motta desde
con un thriller psicológico autobiográfico. La historia nos presenta Nuevo Mundo y el Imperio Celeste una perspectiva fundamentalmente
a Elliot, un chico que, desde su nacimiento, experimenta un miedo se sincretizan de múltiples maneras económica y con un contenido
incontrolable a casi todas las cosas. Los primeros recuerdos de Elliot con las costumbres y sociedades normativo de tipo universal
se remontan al vientre de su madre, que compartía con su hermana europeas, aportando nuevas formas aplicable a cualquier jurisdicción.
gemela Ellamay, quien murió a los pocos minutos de nacer, y ahora de concebir el cosmos. El águila y En esta obra se aborda de forma
sólo está viva en la mente de Elliot. Además de Ellamay, su mundo el dragón, mediante el análisis de analítica y rigurosa el tema de
se reduce a tres personas: su madre, su tía Shirley y el Doc, quien lo formas de gobierno, infraestructura, la teoría y práctica de la política
ha ayudado a sobrellevar su padecimiento y le recetó lo único que geografía y sociedad, ahonda de competencia para entender
mantiene sus terrores a raya: unas pastillas amarillas que toma a en este choque cultural, qué es lo que puede enseñar la
diario. Pareciera que la mala suerte persigue a Elliot, pues justo en económico y político, en el que los economía moderna avanzada sobre
Nochebuena se da cuenta de que no tendrá pastillas suficientes para conquistadores de la península un campo de estudio en el que
pasar Navidad y pide a su madre que vaya de emergencia a la farma- ibérica —Hernán Cortés de parte de tanto economistas como abogados
cia para surtirse de más, a pesar de la terrible tormenta de nieve que España y Tomé Pires de Portugal— suelen trabajar juntos. El autor
hay afuera y del terror que siente por quedarse solo. Aparentemente intentan saciar su necesidad de analiza las implicaciones de los
las cosas van bien, pero pasa un buen rato y su madre no regresa ni expandirse al mundo, suceso que cárteles, las alianzas estratégicas,
le llama por teléfono; él sospecha que algo sucedió, entonces la voz interconecta a ambas civilizaciones. los contratos verticales, las
de Ellamay lo incita a que salga en su búsqueda, ¿tendrá el valor para Gruzinski analiza cómo el águila prácticas depredatorias de
enfrentar sus miedos y salir al exterior? azteca se arrodilló y el dragón chino precios, las prácticas de exclusión
resistió ante los europeos. y discriminación en precios, en la
a través del espejo política de competencia.
1ª ed., 2018 historia
1ª ed., 2018 administración pública
1ª ed., 2018

20 l a g ac e ta m a r zo de 2 018
a
noveda des ma rzo 201 8
novedade

La vida secreta de una hoja Francisco Xavier Clavigero La poesía llama Los siete tremendos cabritos
El aliento del Espíritu
steven vogel homero aridjis sebastian meschenmoser
arturo reynoso
Steven Vogel busca con esta obra La poesía llama atiende a la Los clásicos son reinterpretados en
adentrar al lector al fascinante Durante siglos la memoria de la constante búsqueda del espacio múltiples ocasiones y de distintas
mundo de la ciencia a través de ciencia occidental ha pasado por desde el que la poesía nace y se maneras; este libro es justamente
una presentación detallada de alto las aportaciones y los alcances manifiesta. Dividida en cuatro una reinterpretación del clásico
los aspectos físicos, biológicos de la obra de Francisco Xavier secciones —La poesía llama, de los hermanos Grimm Las siete
y químicos de las hojas de los Clavigero, y su capacidad para Poemas del presente lejano, Las cabras, que el autor ha logrado
árboles y plantas en los niveles conciliar la vocación religiosa con cuatrocientas voces del azul y convertir en un álbum ilustrado me-
micro y macroscópico. De esta las ideas filosóficas y científicas Preámbulo a la noche—, en esta morable. Libro tras libro, Sebastian
manera muestra cómo el estudio de la Ilustración es un tema que obra los versos que se encienden e Meschenmoser se consolida como
de este organismo puede ayudar no ha sido estudiado a fondo. En iluminan la voz tienen como eje el un autor-ilustrador que posee una
a comprender los fenómenos este libro, Arturo Reynoso, con tiempo y las distintas realidades del creatividad sobresaliente y un len-
naturales que suceden en todo una lúcida precisión, nos acerca a presente: uno violento, uno lejano y guaje preciso para acercarse a los
su ecosistema y la manera en estos aspectos para confirmarnos uno que se transforma para sumarse pequeños lectores. En esta historia,
que afectan a quienes viven en que la labor de este jesuita tiene un al mar de historias que evocan una el lobo se disfraza de mamá cabra
él. El texto está escrito en un lugar excepcional en el fundamento memoria colectiva y una memoria para engañarlos y comérselos, sin
lenguaje ameno y fluido, lo que e integración de la identidad íntima en que el insomnio hace embargo, no cuenta con que la casa
posibilita la fácil comprensión mexicana, así como en la enseñanza surgir todas estas páginas en una estará hecha un desastre en el que
de términos muy especializados. filosófico-científica de nuestro país. suerte de cosmogonía. le será difícil encontrarlos. En cada
Provee instrucciones para realizar página, el lector tendrá que buscar,
experimentos en casa, con el fin tezontle poesía junto con el lobo, a los siete tremen-
1ª ed., 2018 1ª ed., 2018
de que el lector pueda comprobar dos cabritos, que están escondidos
las teorías que se exponen en el hasta en los lugares más extraños.
libro. Incluye un anexo de símbolos, Así, el lobo también limpiará el de-
abreviaciones y conversiones para sastre de los cabritos hasta dejar la
mayor comprensión, así como un casa reluciente. Gracias al juego y a
índice analítico para consultar la interacción que el autor hace con
conceptos. las ilustraciones y el texto, los lec-
tores pasarán horas revisitando las
ciencia y tecnología páginas de este libro, que además
1ª ed., 2018
es ideal para leer en compañía de
los padres, quienes también disfru-
tarán de esta ingeniosa lectura que
los llevará a descubrir si los cabri-
tos lograrán escapar de las negras
intenciones del lobo.
los especiales de a la orilla del viento
1ª ed., 2018

m ar zo d e 2 01 8 se b asti an mesche nmose r l a g aceta 21


a
t ras f o n d o

El mar que se fue La bajamar como metáfora


de la oquedad del corazón
por la pérdida del ser querido.
Roberto Abad

os despierta un ruido vuelvo con los vecinos a ver qué irritado Ahora entiendo
hace más irritado. pronto Lo llevan hacia la carretera,
pronto. t

N lejano y repetitivo que


va adquiriendo claridad
conforme abrimos los ojos.
Es como si arrastraran un mueble
muy pesado. El sonido dura unos
pasó.
Ella me mira sin contestar, como
si apenas reconociera mi rostro.
A veces se le olvidan las cosas y dice
frases sin sentido; ahora, supongo,
por qué actúa así: le asusta ese vacío
que ha ocupado el lugar del agua.
Y lo entiendo. En verdad. La hume-
dad aún se respira en el aire. ¿Acaso
el hecho ocurrió hace unos minutos,
detrás de las casas. Poco a poco se
van alejando hasta que desaparecen.
Sin embargo, aún escuchamos sus
ladridos, que exigen una porción de
comida.
minutos, luego disminuye lentamen- es uno de esos momentos. Cada vez o incluso antes del amanecer, mien- Mirlo se fue.
te. La luz entra por la ventana; hace le suceden con mayor frecuencia. tras estábamos en la cama? ¿También él?, pregunta Ruth,
calor. Siento que dormí más de lo Beso su mejilla que desprende un ¿Qué haremos ahora?, pregunta desolada. Me alzo de hombros.
habitual. Desde que nos mudamos de aroma a crema perfumada. Ensegui- Ruth, el mar ha desaparecido y noso- Al cabo de un rato en silencio, ella
la ciudad a la costa, el tiempo sucede da observo el contorno de la costa, tros aquí parados, como si nada. mueve la cabeza, negando. Le pido
de una forma irreconocible, entre le- cuya longitud traspasa un kilóme- Vamos a casa, le digo, llamemos a que se tranquilice. No me quiero ir,
targos que parecen no acabar nunca. tro al Este. Una bandada recorre el alguien. repite, no me quiero ir, no me quiero
¿Por qué ladra Mirlo?, pregunta cielo en formación y siento una brisa Mirlo se detiene en la entrada y ir, no me gusta salir de mi casa. Yo le
Ruth al incorporarse, poniéndose fantasmal que viene de aquella fron- ladra sin cansancio. digo: está bien, mujer, está bien.
los anteojos. tera. Tomo de la mano a Ruth. Tomo el directorio del librero, Y la beso.
Tal vez persigue a otro perro, Nos mudamos a la costa porque el marco el número telefónico de emer- Ha pasado otra vez. Su cerebro en
digo. doctor dijo que nos haría muy bien gencias. Cuando vivíamos en la ciu- blanco.
Nos vestimos y bajamos a la sala. después de lo sucedido con Mark. dad, los muchachos de la ambulan- Cuando se pone así, lo mejor es
Tras las escaleras, las fotografías de También comentó que las olas eran cia nos conocían bien. Acudieron un sentarla. Saco dos sillas desplega-
la familia que colgamos en la pared terapéuticas y que nos caerían mejor par de veces en nuestro auxilio: la bles, las coloco cerca de la arena,
están en el piso, con los marcos que la barahúnda insoportable de la primera, para sacar el anillo de ma- debajo de una sombrilla, y nos sen-
cuarteados y los cristales rotos. Y la ciudad. Ruth y yo lo discutimos unos trimonio del dedo hinchado de Ruth, tamos a esperar a que Mirlo regrese.
vajilla, por Dios, echa añicos junto meses, sobre todo, en función de lo que empezaba a ponerse morado; la Veo a Ruth de reojo y pienso: ella no
al comedor. que hubiera deseado nuestro querido segunda, para pedirles que llevaran se movería aun si se acabara el mun-
Estoy mareada, dice Ruth, siento hijo. Él habría deseado que dejára- a Mark al hospital. También les ha- do, éste es el sitio que escogió para
que las cosas giran. mos de sufrir, pero eso es imposible: blamos otras ocasiones para que nos olvidarse de todo; contradecirla a
Se pone la mano en la frente. para las ausencias no hay analgési- ayudaran a solucionar problemas estas alturas podría ser peor.
Traeré sus medicinas en un momen- cos. Ruth dijo que, si de cualquier menores. Se habían aprendido nues- Se escucha un ruido en el ho-
to. Abro la puerta principal. Obser- manera iba a padecer el recuerdo y tros nombres y solían saludarnos al rizonte, un murmullo, el mismo
vamos a Mirlo a unos cinco metros, el olvido de Mark, sería mejor hacer- reconocer la voz al otro lado de la que nos despertó quizás. En este
ladrando y saltando hacia delante lo con una vista hermosa. bocina. Espero que los enfermeros momento tampoco sabría calcular
y atrás. Usualmente se comporta Así llegamos a este sitio. de aquí sean igual de amables que desde dónde proviene, pero al menos
tranquilo, como una buena mascota. Ruth y yo caminamos junto a Mir- aquéllos. ahora sé que lo genera ese espa-
Pero ahora pelea contra un enemigo lo hacia la casa contigua. La terraza Estoy llamando, no te preocupes, cio que ha quedado en la vera, esa
invisible. A nuestra distancia no hay luce un ventanal grande. Toco la mujer, le pido a Ruth y ella asiente. oquedad repentina y tibia. Las olas
manera de saber el motivo de esa puerta pero nadie atiende; no hay Al pegar mi oído al teléfono, me podrían estar lejos o cerca, podrían
actitud. Salimos a su encuentro. rastros de vida. Lo mismo ocurre percato de que no hay línea. Aun así estar alejándose a toda velocidad o
Al vernos, mueve la cola, se re- en la siguiente y en los búngalos intento comunicarme varias veces, viniendo de regreso con el doble de
fugia detrás de nosotros y emite un del otro lado. Miro al horizonte de hasta que me doy por vencido. No te- fuerza.
quejido. nuevo. La distancia del mar adquie- nemos forma de llamar a los mucha- Sentados, admiramos lo que
Pobre perro, dice Ruth y lo re un peso más hondo. Qué terrible chos, digo a Ruth, ¿qué hacemos? queda de la playa y las tonalidades
acaricia con parsimonia y creo que palabra, hondo. Tal vez sea mejor irnos de una vez del cielo radiante. Al parecer, digo,
lástima. Levantamos la mirada. Sa- La playa está deshabitada, digo, por todas, contesta, pero se queda es una simple distancia, no sé cómo
bemos que algo falta, algo que había debe tratarse de un fenómeno natu- pensativa. explicarlo, pero eso es, una distan-
estado ahí y ahora ya no. El mar. Se ral; quizá nosotros también tenía- Si el problema es grave, contem- cia que con el tiempo se arreglará,
ha ido. La arena se extiende hasta el mos que huir. plemos la posibilidad de tomar un estoy seguro.
horizonte, donde una línea azul muy ¿Pero adónde fue a parar tanta taxi y marcharnos, ¿estás de acuer- Ruth asiente al distinguir que el
delgada parece retroceder o hacerse agua?, pregunta Ruth con las manos do?, ¿te parece bien, Ruth? ¿Ruth? rumor —ahora vibrante— se in-
diminuta. temblorosas, como si no me hubiera Sin decirme nada vuelve a salir, y tensifica, y agrega con voz trémula:
¡El mar!, dice Ruth, ¡a dónde se escuchado. Entonces repongo: es yo la sigo. Al estar en el borde de la todo sea por Mark. Y yo, que hablo
fue! imposible que, de un día para otro, playa, mirando aquella línea del- del agua y no de nuestro hijo, guardo
Descuida, mujer, sólo se ha aleja- el mar desaparezca. Quizá sólo se gadísima y distante en la que se ha silencio, pero ella, recargando su
do un poco. ha ido más lejos. reducido todo el mar, distinguimos cabeza sobre mi hombro, antes de
No son buenas las emociones Sostengo su brazo y vamos al un movimiento cerca de las palme- quedarse quieta, repite la misma
fuertes a nuestra edad y menos con límite de la arena, donde empieza ras. Una manada de perros —entre frase por un rato largo.•
el problema de la presión que com- el hueco que han dejado las olas ellos Mirlo— corre de un lado a otro
partimos. Por eso le pido a Ruth que y desde el cual puede percibirse y arrastra con el hocico a un pez de
se tranquilice. ¿Quieres regresar a la profundidad de la costa. Mirlo buen tamaño; por lo que vemos debe
la sala? Te doy la medicina y luego comienza a ladrar, pero esta vez lo de estar muerto y, si no, lo estará

22 l a g ac e ta andrea garcía flores m a r zo de 2 018


a
a
UR
NC S

O
PENSAR LA
CO

DEMOCRACIA
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