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CONVIVIO

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La última
LETRAS LIBRES
OCTUBRE 2016

superstición
ROBERTO CALASSO
Al renunciar a las explicaciones religiosas, la
sociedad laica del último siglo ha querido encontrar
en ella misma todo aquello que le dé sentido. Esta
tendencia dominante en la antropología y la sociología
es en realidad un acto de fe.

C
asi ciento veinte años des- como el terminus
pués del Ensayo sobre la natu- ad quem, que apor-
raleza y función del sacrificio ta una ejemplar evalua-
de Henri Hubert y Marcel ción del estado de la cuestión
Mauss, podríamos pregun- en el mundo académico. Trataré de
tarnos qué ha sido del sacri- trabajar retrocediendo en el tiempo, empezando,
ficio. Desde entonces, varias de hecho, a partir de este libro. Desde la introduc-
obras fundamentales han ción de su editor y con el propósito de despejar el
aparecido y se ha acumulado una impresionante can- campo de cualquier intromisión innecesaria, el libro
tidad de materiales y estudios. ¿Podemos, entonces, enfatiza que, en lo concerniente al sacrificio de san-
decir que las ideas de Hubert y Mauss han sido con- gre, los últimos cuarenta años han sido dominados
firmadas, refutadas, abandonadas o corroboradas? por dos libros: Homo necans de Walter Burkert (1972)
¿Podemos decir que hemos avanzado? Si es así, ¿en y La cuisine du sacrifice en pays grec de Marcel Detienne y
qué dirección? Y ¿podemos reconocer cierto carác- Jean-Pierre Vernant (1979). Fritz Graf añade otro: La
Ilustración: LETRAS LIBRES / María Titos

ter general, como un sello, que haya dejado su marca violencia y lo sagrado de René Girard (1972), aunque
en todos estos estudios, al menos en los círculos aca- relegado a un segundo plano porque el estatus aca-
démicos? Si tomamos el estudio de Hubert y Mauss démico del autor no es tan impecable como el de los
como un terminus a quo, podemos considerar la colec- otros académicos. (Después de todo, Girard se metió
ción de ensayos Greek and Roman animal sacrifice, editada en la literatura.) En 2012, Faraone y Naiden dejaron
por Christopher A. Faraone y F. S. Naiden en 2012, claro enseguida que, como por definición el destino
de las ciencias (incluidas las ciencias humanas) es pro- monografía etnográfica alguna, publicada en los últi-
gresar, queda todavía por verse, y en qué medida, si mos veinte años, en cuyo índice aparezca el término
esos libros siguen resistiendo el escrutinio. ‘sacrificio’. Mi conclusión es que no existe ‘sacrificio’
Pero, primero, ¿qué tienen en común las enorme- alguno hasta que lo inventamos. Nosotros lo imagina-
mente diferentes obras de Burkert, Girard y Detienne y mos y después salimos a buscarlo.” Estas son palabras
Vernant? Según Fritz Graf, es el hecho de que son “Tres de una arrogancia excepcional. Pero parece sumamen-
Grandes Teorías”. Y esto es esencial si uno desea pro- te irónico y emblemático que solo cinco años antes
bar (y esa es la manifiesta intención de Greek and Roman de la conferencia en Stanford, Hertha Krick publi-
animal sacrifice) que las “Grandes Teorías” están fuera, cara Das Ritual der Feuergründung, su magnífico estudio
que son vestigios del pasado. Tal vez deberían sobre el ritual de preparación de los fuegos sacrificia-
estudiarse como cualquier otro fenóme- les védicos. Se trata de un volumen de casi setecientas 27
no, como hecho social y cultural, pero páginas con un índice, que ocupa casi tres colum-
son inadecuadas si uno desea descri- nas, de entradas relacionadas específicamente con
bir el sacrificio, palabra que por sí el sacrificio. Quizás su libro no pertenecía a la catego-
sola y de esta manera es pues- ría de “monografías etnográficas”.
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ta en duda. Esto queda claro La actitud despectiva de J. Z. Smith hacia el sacri- OCTUBRE 2016
al final de la introducción ficio, que considera falaz, anticuado y hasta infun-
de Faraone y Naiden, dado, podría parecer idiosincrática y aislada. Pero
donde subrayan que el lo contrario es verdadero: esta misma actitud es la
animus de todo el libro que ha encontrado apoyo en la comunidad académi-
es mostrar que “cuaren- ca. El libro de Faraone y Naiden es prueba de ello.
ta años después de la Y empieza a filtrarse una nueva implicación: habiendo
publicación de Homo establecido confiadamente que “lejos están los días
necans, ‘sacrificio’ [los en que se creyó que podía elaborarse una teoría del
autores colocan la pala- sacrificio que abarcara todos los milenios y civiliza-
bra entre comillas, como ciones” (esta es la frase inaugural de Le sacrifice dans
un corpus delicti] es una l’Antiquité, el importante volumen sobre el sacrificio de
categoría del pensamien- la Fondation Hardt), es posible dar los primeros pasos
to del ayer”. Esta ominosa en la joven disciplina de la antropología del antropólogo.
e inquietante frase implica El primer experimento, y hasta el momento insupe-
varias consecuencias. Primero rable, en esta disciplina viene del libro Observaciones
que nada, que el sacrificio, a ‘La rama dorada’ de Frazer de Ludwig Wittgenstein,
como tal, ya no es un tema serio donde el autor trata a James George Frazer de la
de investigación, actual o del futu- misma manera en que Frazer trata a sus primitivos:
ro, y que, si acaso, pertenece a una observa su comportamiento, sus reacciones forzadas,
rama menor de estudios, correspondien- sus significados implícitos, sus puntos ciegos, sus sus-
te a la historia de una disciplina particular. ceptibilidades victorianas; de la misma forma en que
De este modo, de un solo golpe y basándose en los un antropólogo habría documentado, en el campo, las
estudios publicados en los últimos cuarenta años, acciones de un chamán. Es un difícil y delicado cami-
los autores rechazan una “categoría de pensamiento” no, y la clarividencia de Wittgenstein no produjo un
que ha sobrevivido por varios milenios, con una impre- gran resultado. Pero ahora, en el mundo académico,
sionante constancia de temas y lenguajes, no solamente existe la tendencia a reparar en la personalidad de
en el mundo clásico, sino también –si deseamos retro- los investigadores a la hora de formular juicios sobre
ceder a las tradiciones que forman el pilar del estu- sus trabajos. Por ejemplo, desde el principio de Greek
dio de Hubert y Mauss– en textos védicos y bíblicos. and Roman animal sacrifice, Faraone y Naiden reve-
En otras palabras, el mundo académico parece consi- lan, con cierta brutalidad, sus verdaderas intencio-
derarse, en 2012, demasiado sofisticado e iluminado nes. Escriben: “El tema de la violencia de Burkert se
como para conformarse con lo que la humanidad, tor- remonta al reaccionario francés Joseph de Maistre, y el
pemente, ha acumulado desde tiempo inmemorial y tema de la solidaridad comensal de la escuela francesa
en los escenarios sociales y geográficos más dispares. se remonta a Durkheim y la Ilustración.” En cuanto a
Y, sin embargo, no hay nada nuevo en esta actitud. En Girard, según Fritz Graf, basta con decir que “genera-
1987, durante una conferencia en Stanford, Jonathan Z. liza los aspectos pesimistas de la antropología freudia-
Smith, destacado antropólogo, pronunció las siguien- na”. Lo pone en indicativo, como cuestión de hecho
tes palabras con formidable franqueza: “No conozco y en un tono de tal certidumbre que el juicio tiene
algo involuntariamente cómico en él, especialmente mundo como un todo. De hecho, ¿por qué nos habría-
si uno considera la vergüenza que podría causarle a mos de sorprender? Si ahora la Iglesia católica no
Burkert en Alemania, donde se desprecia o ignora el parece más que una gigantesca agencia de ayuda
nombre de Joseph de Maistre, mientras que el mismo social, entonces, ¿por qué una simple rama de una
Burkert es altamente respetado como autoridad en actividad académica, como la antropología, habría de
estudios clásicos. Las siguientes frases nos proveen vacilar ante la idea de considerar a la sociedad como
de un mejor ejemplo de humor involuntario: “Tanto el último horizonte de pensamiento?
Girard como Burkert podrían verse como reaccio- El siglo xx presenció la cristalización de un pro-
nando a sus experiencias personales de la Segunda ceso de gran alcance que ha afectado todo aque-
Guerra Mundial: los dos crecieron en países devasta- llo que cabe bajo la etiqueta de religioso. Lenta, pero
28 dos por la guerra, Girard en el sur de Francia; Burkert segura, la sociedad laica se ha convertido en el prin-
en el sur de Alemania.” No hace falta recalcar que esta cipal marco de referencia de todo significado, como
observación tiene un valor heurístico cercano a cero, si su forma correspondiera a la fisiología de cual-
en tanto que es aplicable a millones de personas. Sin quier tipo de comunidad, y tuviera que hallar todos
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embargo, es un enfoque compartido por, al menos, los sentidos dentro de la sociedad misma. Esto puede
OCTUBRE 2016 otro autor en el libro, Bruce Lincoln, quien rastrea la tomar las más diferentes formas políticas y económi-
teoría de Burkert hasta “la angustia alemana de pos- cas: capitalistas o socialistas, democráticas o dictato-
guerra” y la de Vernant y Detienne a la “perpetua joie riales, proteccionistas o de libre mercado, militares
de vivre francesa”. o sectarias. En cada caso, todas deben ser conside-
Sin embargo, no quisiera hablar sobre este aspec- radas como meras variantes de una única entidad: la
to, sino acerca de la actitud general de rechazar las sociedad misma. Es como si la imaginación, después
“Grandes Teorías”, aquellos residuos de una época más de miles de años, se hubiera privado a sí misma de
ingenua y sencilla. De la misma manera en que muchos la habilidad de ver más allá de la sociedad en busca
que presumen de rechazar la política y hacen, al mismo de algo que provea de significado a lo que está pasando
tiempo, una declaración política –y de tipo bastan- dentro de ella. Este es un paso en extremo arriesgado que
te virulento–, los antropólogos de hoy que tratan a las proporciona un notable alivio psíquico, pero un ali-
“Grandes Teorías” con desprecio y mal disimulado des- vio que no dura mucho tiempo. Vivir “más allá del
dén, al mismo tiempo están estableciendo otra “Gran bien y del mal” es algo que se topa con una invenci-
Teoría”. Pero ¿qué tipo de teoría? Para tratar de enten- ble resistencia. Producir, o al menos alentar ese ali-
der esto, estoy impelido por una aguda observación vio, es una característica clave de la democracia, pero
hecha por Jaś Elsner, que puede ser leída en la misma una que no puede mantener. Comparada con todos
colección editada por Faraone y Naiden: “Me parece los demás regímenes, la democracia no es un pensa-
que el problema fundamental es que la actual commu- miento específico, sino una serie de procedimientos
nis opinio sobre el sacrificio de sangre, aunque presenta- que se convencen a sí mismos de ser capaces de incor-
da como hecho histórico, es realmente una suposición porar cualquier tipo de pensamiento, excepto aquel
teológica (suponiendo una forma de religión enraizada que busca derrocarla. Y este es su punto más vulnera-
en un intercambio sacrificial entre los dioses y los hom- ble, como se demostró en Alemania en enero de 1933.
bres que resulta en un beneficio material: la provisión La sociedad laica se halló a sí misma capaz de reab-
de carne y el banquete que siempre se ofrece al final del sorber, aunque disfrazados, los mismos poderes que
proceso sacrificial).” Aunque aparentemente resulta cosa apenas acababan de expulsar. La práctica de la teolo-
de sentido común, esta visión del sacrificio es tan incon- gía desembocó en política, al tiempo que delegó su
gruente como la visión decimonónica que explicaba las teoría en las universidades. Pero el proceso es aplica-
mitologías en términos meteorológicos, como los vaive- ble a todos los niveles: sin la excitación de lo numino-
nes de las nubes de lluvia, las tormentas, las sequías y los so, la sociedad laica parece negarse a existir, mientras
relámpagos. Pero lo interesante aquí no es tanto la esca- que lo numinoso en sí es confinado a escenarios aca-
sa substancia especulativa de esta communis opinio sobre démicos. De esta forma, sin poder nombrar aquello
el sacrificio sino sus orígenes ocultos, que constituyen lo que se adora conforme a las reglas de una tradición,
que yo quisiera describir como la superstición de la sociedad la sociedad parece condenada a una nueva y generali-
(donde la palabra “sociedad” debe ser entendida como zada superstición: la superstición de sí misma, la más
el mero objeto de la superstición, de la misma manera difícil de detectar y disipar. Los peores desastres, en
en que uno habla sobre “la superstición del gato negro”). consecuencia, siempre han ocurrido cuando las socie-
En este momento debemos retroceder más aún y dades laicas han buscado convertirse en orgánicas, un
ampliar la perspectiva puesto que la cuestión no con- recurrente anhelo de todas las sociedades que desa-
cierne únicamente a la antropología, sino a nuestro rrollan un culto a sí mismas (siempre con las mejores
intenciones, siempre intentando recuperar una uni- un editor alemán, fiel al régimen (y para ese entonces,
dad perdida y una supuesta armonía). En esto, Marx todos lo eran), resultaba intolerable que se presentaran
y Rousseau, pero también Hitler y Lenin, o un libe- ciertos hechos con aquella inflexible precisión, “caren-
ral como Henri de Saint-Simon, han encontrado te de cualquier sentimiento de empatía”, tal como lo
un fugaz consenso: lo orgánico está bien, para todo hacía Burckhardt.
el mundo. Nadie se siente tentado a sugerir que la Respecto de la sociedad laica, podríamos pregun-
deplorada atomización de la sociedad pueda ser, tam- tarnos si es una sociedad que cree en algo, aparte de en
bién, una forma de autodefensa contra peores males. sí misma. O si ha llegado al grado de sabiduría en que
En una sociedad atomizada es más fácil pasar inad- uno renuncia a la creencia, pero se limita a observar,
vertido. Nadie espera que la policía secreta toque a su estudiar y entender en una progresión imprevisible e
puerta a las cuatro de la mañana. indefinida. Ahora bien, esta condición, que demanda 29
Todo esto ha ocurrido como el resultado de un sobriedad y concentración, no parece corresponder
largo y tortuoso proceso de evolución ininterrumpido, con lo que sucede todos los días en esta inmensa socie-
a pesar de las apariencias que sugieren lo contrario. Si dad laica que se extiende sobre todo continente y que,
(de manera evidentemente arbitraria y con considera- por varias causas, resulta continuamente azotada por
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ciones puramente dramáticas) tuviéramos que escoger la ingobernabilidad. Esta ingobernabilidad evoca lo OCTUBRE 2016
el punto de partida de este proceso, ninguna ima- acontecido durante el tiempo de las guerras religiosas,
gen nos serviría mejor que la de Esparta, como Jacob con la diferencia de que estas estaban provocadas por con-
Burckhardt lo describe en Historia de la cultura griega, flictos entre creencias: ejércitos invisibles de teologías
condensando el punto en pocas palabras con su acos- y liturgias combatían junto a ejércitos terrenales. Hoy
tumbrada sobriedad: “El poder puede tener una gran sería imposible detectar tales ejércitos, dada la nota-
misión en la tierra; puesto que quizá sea únicamente a ble estrechez mental de tales teologías y su obvio rol
través del poder, en un mundo protegido por el poder, de pretexto para la acción política que, con frecuencia,
como puedan desarrollarse civilizaciones superiores. resulta particularmente violenta. El objeto de los con-
Pero el poder de Esparta parece haber surgido casi flictos de la sociedad ya no es algo que vaya más allá
para sí mismo y para su propia autoafirmación; y su de ella misma, sino que es ella misma y es, antes que
constante pathos era la esclavización de sus súbditos y cualquier otra cosa, una vasta superficie experimen-
la extensión de su dominio como un fin en sí mismo.” tal, un laboratorio donde fuerzas opositoras intentan
Que estas palabras de Burckhardt tengan una par- tomar el control sobre los experimentos.
ticular relevancia y que puedan aplicarse, no solamen- Esta imagen ya debe ser suficiente para reconocer
te a Esparta, sino a lo que está sucediendo hoy en día, lo el carácter único de la sociedad laica. Todo etnógrafo
corrobora un curioso suceso editorial. En 1940, la edi- de la escuela positivista sabía que los cientos de socie-
torial alemana Deutsche Buch-Gemeinschaft publi- dades catalogadas por su disciplina tenían, al menos,
có en un solo volumen la Historia de la cultura griega, de una característica en común: la creencia en poderes y
Burckhardt, con una nota introductoria firmada por entes externos a la sociedad misma, invisibles, auto-
“El editor”, con la siguiente advertencia: “Las cantida- suficientes, y que afectaban la vida de todos. Pero la
des excesivas de información técnica, notas, referencias sociedad laica declara que puede vivir sin nada de
a fuentes, así como ciertas repeticiones y detalles que esto. Y de ahora en adelante me referiré a ella como
interesan solo a los investigadores, han sido elimina- sociedad experimental para, de este modo, identificar su
dos. Esto ha hecho que el trabajo sea mucho más legi- carácter peculiar.
ble.” Pues bien, llegando a la página cincuenta, el lector Pero ¿cuándo y dónde comenzó a moldearse esta
podía encontrarse con que un párrafo entero había sido singular configuración? Aunque es verdad que sus
eliminado, y era precisamente el párrafo que termi- primeros signos pueden fijarse, siempre con buenos
naba con las palabras que acabo de citar. Pero es inte- argumentos, entre el Paleolítico y la Revolución fran-
resante leer las líneas anteriores, que también habían cesa, invariablemente existe un momento de cristali-
sido cortadas: “Ya hemos establecido que fundar una zación donde su forma final comienza a ser visible.
ciudad implicaba un gran costo. Pero la fundación de Y en este caso se puede identificar en los años que
Esparta, en particular, tuvo un precio excesivamente podríamos describir como el período de Bouvard y
alto, que pagaron los pueblos sojuzgados. Se les ofre- Pécuchet, los dos intrépidos innovadores de Flaubert
cieron, como opciones, toda clase de esclavitud, ani- que, malinterpretados incluso hoy, fueron los prime-
quilación, deportación.” Y Burckhardt concluyó que, ros experimentadores totales. No existió área de la
aunque una organización social de este tipo tuviera una actividad humana que les estuviera vedada, y su inves-
magnificencia propia, uno no puede evitar considerar- tigación dejó rastros indelebles en todas direcciones,
la “carente de cualquier sentimiento de empatía”. Para ya fuera en jardinería o en astrofísica. Su propósito
era preparar el terreno de todo experimento futuro Durkheim resultó exitoso y continúa siendo un funda-
que tuviera que basarse en una suerte de enciclope- mento irrefutable. No sorprende que un investigador
dia omniabarcadora. En ellos podemos encontrar la como Robert N. Bellah siga declarándose “profunda-
semilla de lo que algún día se llamaría internet. Pero mente durkheimiano” y que dicha declaración siga
si Bouvard y Pécuchet pueden reclamar el título de la línea de la corriente dominante en la antropolo-
heroicos fundadores de la sociedad experimental, gía. Incluso hay algo obvio en ello, como un profesor
siempre hay un libro que guía la doctrina: como las de instituto describiéndose a sí mismo como “profun-
trece epístolas del apóstol Pablo para el cristianismo, damente newtoniano”. Efectivamente, hoy en día la
la Historia del Partido Comunista (bolchevique) de la urss de antropología, o es funcionalista, cualesquiera que sean
Stalin para los soviéticos, La interpretación de los sueños sus métodos y sus escuelas, o no existe. Este es el terre-
30 de Freud para el psicoanálisis. En el caso de la antro- no de pensamiento común y universalmente acepta-
pología fue Las formas elementales de la vida religiosa de do. Pero ¿podría ser de otra manera? La antropología,
Durkheim, publicado en 1912. como el estudio de la sociedad, solo puede ser el locus elec-
Por una curiosa paradoja, el libro de Durkheim fue tionis, donde se representa la suprema superstición, que
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la imagen especular del ensayo que su sobrino, Marcel es la sociedad misma. El fundamento de la superstición
OCTUBRE 2016 Mauss, había publicado trece años antes. Mauss y de la sociedad queda expuesto en la obra maestra de
Hubert habían escrito sobre la “naturaleza y función Durkheim con formidable franqueza, inigualable luci-
del sacrificio”. Mauss, como vidente védico disfrazado, dez y sin ningún temor de llevar las cosas a sus últimas
buscó, sobre todo, enumerar las características esencia- conclusiones. Durkheim estaba consciente de que en su
les de la “naturaleza” del sacrificio, sin menospreciar teoría no se podía trazar una línea divisoria conceptual
su “función” social. Por un lado, Mauss quería descu- entre, por un lado, los arunta, que celebran el ritual de
brir qué es el sacrificio, qué peligros acarrea y con qué las larvas de coso, “que representa los movimientos del
tipo de cosas establecía contacto. Nada menos, en efec- animal al dejar su crisálida y volar por primera vez” y,
to, que una “Gran Teoría”. Por el otro, Durkheim solo por el otro, los oficiales, vestidos de levita, que lo rodea-
estaba interesado en su “función”: aquel peculiar fenó- ban y cantaban los loores del Progreso y de la Ciencia.
meno donde abstrusas y frenéticas ceremonias servían Los dos eran ramas de un único y denso árbol. Ambos
para mantener el equilibrio y la cohesión de una socie- casos involucraban deliria, si deseamos usar la palabra
dad (en efecto: de cualquier sociedad). El camino de que Durkheim consideraba más apropiada. Pero eran
deliria eminentemente útiles, dado que solo gracias a
ellos se aseguraba la cohesión social, entre la tribu de
los arunta y entre los representantes de la Francia de la
Tercera República. Entonces Durkheim continúa con
tonos de astringente elocuencia:

En resumen, la sociedad no es en absoluto el ser


ilógico o alógico, incoherente y fantástico que muy
frecuentemente se gusta ver en ella. Muy por el con-
http://letraslib.re/stitcher2016 trario, la conciencia colectiva es la forma más elevada
de la vida psíquica, pues es una conciencia de con-
ciencias. Situada por fuera y por encima de las con-
tingencias individuales y locales, no ve las cosas más
que en su aspecto permanente y esencial que ella fija
en nociones comunicables. A la vez que más alto, ve
más lejos; en cada momento del tiempo abarca toda
la realidad que se conoce; es esta la razón de que solo
ella pueda proporcionar al espíritu los cuadros que se
aplican a la totalidad de los seres y que hacen posi-
ble pensarlos. [Las formas elementales de la vida religiosa,
traducción y estudio preliminar de Ramón Ramos,
Madrid, Akal, 1982.]

Esto suena como a un presocrático refiriéndose al lógos.


Pese a ello, Durkheim es el fundador de esa “cien-
cia lúgubre” llamada sociología. Pero siempre hay un
fundador antes del fundador y el mismo Durkheim alguien, hoy en día, escapar de esta variante de la
describió a Saint-Simon como el “fundador de la magia negra? ¿Cómo puede alguien en una socie-
sociología”. ¿Qué tenían en común? No solamente dad laica, acostumbrado a ignorar lo invisible, vol-
estudiaron y analizaron algo que llegó a ser conocido ver a reconocerlo? ¿En qué forma? ¿Qué le sucederá
como “sociedad”, sino que fueron los primeros sacer- si no quiere adherirse a una sola creencia, como pasa
dotes –más lúcidos y eficaces que aquellos que se detu- en el lamentable caso de las sectas occidentales que
vieron a medio camino– de un culto nuevo: el culto de se describen a sí mismas como hindúes, budistas, chi-
la sociedad glorificada. En otras épocas era suficiente itas o genéricamente chamánicas? Es un juego ridí-
glorificar a un emperador para garantizar la cohesión culo de entre las muchas oportunidades que ofrece
social. Ya no era el caso. La sociedad misma tenía que la sociedad laica, marcadas con su sello.
ser glorificada. Y la cohesión se convirtió en la subs- La disponibilidad y el acceso a todo tipo de 31
tancia divina que recorría su cuerpo. Durkheim no creencias del pasado es una de las características
estaba interesado en criticar (o en demostrar la inexis- de una era a la que una vez llamé poshistórica. Pero, si
tencia de) el objeto (divino) al cual el hombre religioso excluimos el inevitable camino de la parodia, ¿qué
afirmaba recurrir. Por el contrario, les aseguraba, con otra posibilidad queda? Este sujeto anónimo, laico,
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cuidado paternal: el objeto existe. Pero no hay necesi- ¿tendrá que conformarse con la elisión de lo invisi- OCTUBRE 2016
dad de darle nombres de dioses o de un solo dios. Ese ble, convertida ahora en una precondición de la vida
objeto es la sociedad misma: “pues constituye para sus comunitaria? Este es el punto decisivo.
miembros lo que un dios para sus fieles”. Si el factor esencial no es la creencia sino el cono-
El tipo ideal del antropólogo o del historiador de la cimiento, como toda gnosis presupone, será cuestión
antigüedad actual se caracteriza, como Durkheim espe- de irse forjando un camino a través de la oscuridad,
raba, por un marcado desinterés por aquellas entidades utilizando cualquier medio, en una especie de con-
para las cuales los oficiantes llevaban a cabo los sacrifi- tinuo bricolaje de conocimiento, sin ningún tipo de
cios. Esas entidades podían ser dioses, demonios, espí- certeza sobre el punto de partida o noción alguna
ritus, poderes o ancestros. Lo que sean, se asume que, sobre el destino final. Esta es la condición, misera-
como no existen, el hecho de recurrir a ellos es, básica- ble y exultante al mismo tiempo, que enfrentan hoy
mente, lo mismo que dirigirse a un armario. Lo que se en día quienes no pertenecen a ninguna denomina-
le diga a ese armario se considera más o menos irrele- ción religiosa pero que, al mismo tiempo, rehúsan
vante, mientras que se presta una meticulosa atención aceptar la religión, o más precisamente, la supers-
a las razones económicas y sociales que pudieran haber tición, de la sociedad. Es un camino difícil que no
provocado tal comportamiento. Y la solución preferida tiene nombre ni puntos de referencia fuera de los
será la de cualquiera que tenga éxito en describir deta- que ya están codificados o son estrictamente perso-
lladamente la función homeostática que tal comporta- nales. Pero también es un camino en el que uno se
miento, aberrante por sí mismo, desempeña dentro de encuentra la inesperada asistencia de voces afines,
una sociedad dada. como en una constelación clandestina. No creo que
Una voz solitaria del siglo xx reconoció, con cla- podamos esperar más durante la fracción de tiempo
ridad e inflexibilidad, el proceso que llevó a que la en que vivimos. Y, sin embargo, si miramos cuida-
sociedad se convirtiera en la principal y más pode- dosamente, eso ya es una gran cantidad. Y es un gran
rosa de las supersticiones en juego actualmente: la juego: uno que muchos han practicado a través de los
de Simone Weil. Basándose en el pasaje de La repú- siglos, sin aparentar hacerlo, y que ahora no pueden
blica de Platón que se refiere a la “bestia grande y evitar la audacia de mostrarse a plena luz. Como ya
poderosa”, Weil circunscribe, con luminosas pala- me referí a las Observaciones a ‘La rama dorada’ de Frazer,
bras, el fenómeno mediante el cual lo social “imita de Wittgenstein, me gustaría cerrar con unas pala-
lo religioso hasta el punto de convertirse en uno con bras que pueden encontrarse ahí: “Uno casi podría
él, restringiendo todo discernimiento supernatu- decir que el hombre es un animal ceremonial.” ~
ral”. Es un discernimiento que pone severamente a
prueba al razonamiento, como la misma Weil sugie-
re en un comentario entre corchetes: “Este misterio Traducción del inglés de Laura Guevara Pereda.
Este ensayo fue publicado originalmente en
crea una aparente relación entre lo social y lo super- Res: Anthropology and Aesthetics.
natural, y absuelve a Durkheim, hasta cierto punto.”
Esa “relación” es una entendible pero fatal equivo-
ROBERTO CALASSO (Florencia, 1941) es escritor y editor.
cación si fuera cierto que, como Weil escribe en otra Su libro más reciente es La marca del editor (Anagrama,
parte, “de muchos modos, lo social es el único ídolo”. 2014). El pasado septiembre recibió el Premio Formentor
Inevitablemente surge una pregunta: ¿Cómo puede de las Letras.

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