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P.

Crescenciano Aguilar

Era capellán de la Capilla de El Castillo, Jalisco, en las cercanías de Juanacatlán.


Y fue asesinado allí mismo por los agraristas confabulados por el gobierno de
Calles, porque inició una campaña perfectamente de acuerdo con los postulados de
la Doctrina Cristiana. Sostenía, en su predicación a las masas campesinas, esta
tesis: “O tierras, o sacramentos”. Esto es, que los afiliados a las ideas agro-
comunistas –que se apropiaban de las fincas agrícolas para repartirlas, despojando
de ellas a sus legítimos dueños– no podían recibir los sacramentos de la Iglesia con
buena conciencia, ni los ministros del Señor podían impartírselos.

Y sin embargo, un grupo de campesinos, movidos por sus funestos líderes agrarios,
que comprendieron tener en el esforzado sacerdote un fuerte adversario de sus
ideas disolventes y anticristianas invadieron su casa y lo asesinaron cobardemente.
Así fue una de las primeras víctimas del odio comunista contra la doctrina de la
justicia y de la paz predicada por Jesucristo. Y bien merece un lugar de honor en
este catálogo de nuestros mártires mexicanos.

Pbro. Lauro López Beltrán.

#MártiresPocoConocidos

#DifusiónDeBiografías

Continuamos con la presentación de las vidas de los mártires poco conocidos de la


persecución religiosa. Agradezco la colaboración del señor Jorge Abraham García-
Iñiguez, quien amablemente me envió información al respecto y me la compartió
para que la haga llegar a ustedes.

P. Pablo García Fernández


+1927

El padre Pablo García nació en San Diego de Alejandría, Jalisco, el 15 de enero de


1876. Al siguiente día fue bautizado en la parroquia de la Inmaculada Concepción,
siendo sus padrinos, su tío don Francisco García G., quien fungía como párroco, y
su tía, la señorita Micaela García G.

Al correr del tiempo, el muchacho sandieguense se fue al Seminario. Recibió las


ordenes sagradas el 17 de septiembre de 1899, junto con San Cristóbal Magallanes
y el poeta Alfredo R. Placencia.

Su labor sacerdotal duró 27 años y fue llevada a cabo en diferentes parroquias y


vicarías. Su destino inicial el pueblo pionero de la Cristiada en Jalisco, San Julián;
enseguida lo mandaron a Unión de San Antonio, localizado en las lindes de su
pueblo natal, y posteriormente a éste; luego fue enviado a “La Chona” (Encarnación
de Díaz) en 1903 a la parroquia de Nuestra Señora de la Encarnación y al poco
tiempo fue vicario de la Hacienda de Rangel, por quince años; pasó a ofrecer su
ministerio a Santa María de en medio. Más tarde fue el primer vicario de la parroquia,
recién creada, de San Sebastián del Álamo, y también de Santa María Transpontina.

El padre Pablo fue un buen sacerdote, sobre todo muy reconocido en la región de
Encarnación de Díaz, lugar fecundo en vocaciones. Cuando se agudizó la
persecución, el padre Pablo se quedó con su pueblo. Dicen que visitaba a sus fieles
al lomo de una mula. Todo marchaba sin sobresaltos mayores.

Este generoso presbítero fue capturado en la casa donde residía. Los esbirros del
gobierno, que se cebaban en sacerdotes indefensos o en las vírgenes de Dios,
consagradas a cantar sus alabanzas en el claustro, sacrificaron todos los animales
domésticos que el padre tenía en su humilde vivienda. Luego, el jefe de ellos le
preguntó por el paradero del V Arzobispo de Guadalajara, a quien el régimen
buscaba con saña para que corriera la misma suerte que muchos laicos y
sacerdotes de su amadísima grey. El P. Pablo contestó que lo ignoraba. Entonces,
el líder de aquellos energúmenos, que se habían embriagado poco antes, les dio
carta libre para lastimar al ministro de Dios, diciéndoles:
—Háganlo cantar.

Los sayones, también cayéndose debido a la ebriedad, comenzaron a torturar al


inerme sacerdote, en medio de una ristra de palabras soeces y bestiales. Todos,
con los ojos extraviados por el alcohol, emitían carcajadas mientras lo azotaban sin
piedad. El tormento duraría once días.

El P. Pablo fue paseado, junto con la señorita Genoveva Campos, por los siguientes
ranchos: Las Sardinas, El Desperdicio, luego al Paso Hondo, La Escondida y La
Laja, del municipio de San Juan de los Lagos, después a: Santa María Transpontina,
Santa María de en medio, San Matías, hasta llegar a las orillas de la hacienda de
Castro. A ambos los conducían atados, a jalones de cuerda.

No obstante, por ser representante de Cristo, los soldados se ensañaron con el


padre. Lo humillaron y lo sometieron a continuas vejaciones, lo golpearon y, al igual
que al “Maestro”, Anacleto González Flores, le desollaron las plantas de los pies y
las palmas de las manos.

Unas jornadas posteriores a la aprehensión, los cristeros se apersonaron en el lugar


donde estaban el sacerdote, la joven y sus verdugos. Los soldados de Calles, tan
valientes con los indefensos, tímidos y cobardes huyeron con tanta prisa que
algunos de ellos, al ensillar sus caballos, les ponían el freno en la cola. Cargaron
con el sacerdote, semivivo, y lo fusilaron con balas expansivas en el camino a
Encarnación de Díaz, cerca de Castro, Jalisco. El lugar elegido para la ejecución
fue una nopalera. Era el 23 de diciembre de 1927. Sus asesinos relataron, con gran
asombro, que ni las hormigas ni las moscas se acercaron a sus venerables
despojos, ensangrentados y destrozados por el odio anticatólico.

Los restos de este valeroso sacerdote, olvidado pero no por ello menos heroico y
generoso que los demás presbíteros que derramaron su sangre por Cristo Rey,
reposan en el cementerio municipal de Encarnación de Díaz [1]. De igual manera,
existe un busto suyo en el atrio del templo de Nuestra Señora de la Encarnación.
[1] El panteón data de 1826, y resguarda los restos de Norberto López Calvillo,
oficial cristero fusilado en este sitio.

Fuentes consultadas

Libro Testigos de Cristo en Jalisco tomo V. El autor Guillermo María Havers.


Ediciones Promesa 1988 con licencia Eclesiastica del Arzobispado de Guadalajara.
Pp.82.

Maldonado Villalpando, Ó. (4 de diciembre de 2010). Padre Pablo García: grandes


ejemplos, grandes valores. Recuperado el 28 de abril de 2018 de
http://www.semanario7dias.com.mx/2010/12/padre-pablo-garcia-grandes-
ejemplos.html

Mensajero Diocesano (5 de enero de 2018). 90 Años de su martirio: “Mártir por amor


a cristo y a su pueblo”. Padre Pablo García Fernández. Recuperado el 28 de abril
de 2018 de http://www.mensajerodiocesano.com/2018/01/05/90-anos-de-su-
martiriomartir-por-amor-a-cristo-y-a-su-pueblo-padre-pablo-garcia-fernandez/

“¿Se sospecha ahora por qué la mujer es una fuerza, un elemento que ha actuado
constantemente sobre las sociedades y puede contribuir a su derrumbamiento y a
su ruina, también a su elevación y su florecimiento? Porque no hay entre todas las
criaturas una que al ponerse en contacto con el espíritu del hombre, influya tan
decisivamente en el corazón como la mujer, y por esto su historia, si se quiere muy
poco conocida y muy trunca, porque se ha escrito de un modo incompleto, es una
serie de conquistas que no han tenido por teatro la inmensidad de los campos de
batalla en que se coronaron con laureles de victoria los conquistadores famosos, ni
la resonancia con que vibran a través de los tiempos y sobre las muchedumbres
admiradas los nombres de los héroes; pero que de todas maneras se han labrado
para labrar nuestra prosperidad o hacer nuestra degradación y nuestra ruina.”

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