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i- • #-i j n n u i L L

PONCELA
EVA JARDIEL PONCELA

Colección

EL C R E D O Q U E H A D A D O S E N T I D O
A MI VIDA

1.—José M. 5 González Ruiz: « ¡ A y de m í , si no evan-


gelizare!»

2.—José M." Llanos: «¡Creo..!»

3.—José M.* Diez Alegría: « ¡ Y o creo en la esperanza!»

4.—Javier Domínguez: « ¡ Y o creo en la justicia!»

5.—Enrique Miret Magdalena: «Catolicismo para ma-


DIOS DENTRO
ñana»

6.—I. Rodríguez Arguello: « ¡ Y o creo en el a m o r ! »

7.—Alfonso C. Comín: « F e en la t i e r r a » .
Presentación de
8.—José M.* Gil Robles: « L a fe, a través de m i v i d a » JOSÉ MARÍA GONZÁLEZ RUIZ
9.—Pedro Casaldáliga: « ¡ Y o creo en la justicia y en la
esperanza!»

10.—Francisco Cuervo: « ¡ Y o creo en Jesús de N a z a r e t ! »

11.—Alberto Iniesta: « ¡ C r e o en Dios P a d r e ! »

12.—Rosario Bofill: « C r e o , ayuda m i poca f e »

13.—Carlos Alberto Libanio Cristo: « ¡ C r e o desde la cárcel!»

14-—José M. a García Escudero: « E l escándalo del cristia-


nismo»

15.—Eva Jardiel Poncela: « D i o s d e n t r o »

EL CREDO QUE HA D A D O SENTIDO A MI VIDA •


DESCLÉE DE BROUWER
Í N D I C E

Págs.

Presentación 9

Prólogo 13

PRIMERA P A B T E

EDITORIAL ESPAÑOLA DESCLÉE DE BROUWER - 1976


Cap. I: El pecado 21
Henao, 6 - BILBAO - 9
II: Injusticias y... un encanto maravilloso 27

III: La gran injusticia 31

IV: Nada es gratuito 37

V: Años de oscuridad 43

SEGUNDA PARTE
I. S. B. N.: 84-330-0354-2
Depósito Legal: BI-2.723 - 1976 Cap. I: La Verdad en la Biblia 53

II: El amor humano 59

III: E l amigo 63

IV: Israel y el Santo Padre 71

V: Soy judía 77

VI: Jordania 83

VII: Otra vez España 87

EL NOTICIERO BILBAÍNO.—Alam. de Recalde, 74.—BILBAO-12


g ÍNDICE

Págs.

95
Cap. VIII: El Judaismo

IX: Problemas psicológicos 99


u l
X: El retorno
121
XI: La Ultima Cena
131
XII: Las tinieblas
PRESENTACIÓN
XIII: No es necesario salir de uno mismo 141

XIV: La Nueva Jerusalén I45 En la colección «El Credo que ha dado sentido a mi
XV: Los carros de fuego 15°
vida», que yo tuve el honor de iniciar, aparecen ahora,
como agua fresca procedente de un manantial desconocido,
XVI: Aclaraciones 163
estas magníficas páginas religiosas de Eva Jardiel Pon-
cela.
XVII: En el hotel Palace nace un libro 169
Cuando José M. a de Llanos me dijo que había ya
XVIII: 13 de Agosto de 1970 I87 un manuscrito de Eva (que, desde luego, se salía de los
cánones concordados), yo le contesté con mucho entusiasmo
XIX: Francisco de Asís I97 que estaba dispuesto a prologárselo. Tenia la intuición
203 de encontrarme ahí con algo fundamental. Y así ha sido.
XX: Jesús
No he quedado defraudado.
Me voy a explicar. Vivimos una época muy curiosa.
Unos se van y otros vuelven o, simplemente, vienen.
Quiero decir que en los ámbitos clásicos y tradicionales
de lo religioso se busca afanosamente una secularización
o al menos una adjetivación que disimule lo obsoluto y
lo anacrónico de lo religioso. Yo diría que este proceso
vergonzante de secularización, que se da en nuestro viejo
mundo cristiano, tiene tres dimensiones precisas: C, Dy R.
Me explico.
El proceso C (c de conservador) identifica a la Iglesia
como Reino de Dios y por ello mismo la concibe como
algo extraño y hostil al mundo, a un mundo de suyo pe-
cador y satánico. La Iglesia-Reino-de-Dios otorga su
legitimidad al poder civil según que éste le reconozca esta
situación única. Es el modelo de la cristiandad, que, al
derrumbarse en los tiempos modernos, se ha convertido
en secta integrista.
El proceso D (d de desarrollo) considera a la Iglesia
como una agencia de desarrollo, y, como tal, la introduce
en las convergencias de todos los intentos reformistas del
nuevo capitalismo o de los falsos socialismos.
10 PRESENTACIÓN PBESENTACION 11

El proceso R (r de revolucionario) parte, en el ámbito su pie. Los hombres de la calle siguen sintiendo ese vacío
católico, de la indudable abertura del Conciclio Vaticano II, de lo religioso; y como quiera que en estos tres ámbitos
e intenta insertarse en los ámbitos revolucionarios. Pero «eclesiales» no lo encuentran a satisfacción, van por ahí
lo hace frecuentemente con timidez o con jactancia. Yo a la busca y captura de quien les ofrezca una posible mer-
diría que la timidez inicial, que obliga a los católicos a cancía de este tipo. Así se explica la proliferación de mo-
mendigar la patente de revolucionarios, explota después vimientos «espiritualistas» y «carismáticos» en nuestra
(según un conocido mecanismo del subconsciente) en una época: hay incluso quien se va nada menos que al Nepal
arrogancia con pretensiones de liderazgo. Y asi aparecen, para encontrar allí el rastro de lo Trascendente.
por ejemplo, los clérigos a la cabeza de acciones específica- Y es que en los tres procesos se ha yugulado a lo reli-
mente revolucionarias. gioso ya en punto de partida. Quiero decir que se lo ha
Pero, mientras tanto, lo religioso ha sufrido un grave considerado como «útil», y por eso cada uno se afana en
detrimento. El proceso C ha hecho de lo religioso un puñado demostrar la utilidad de su modelo en orden a la construc-
de viejas supersticiones con implicaciones de inútil resis- ción de un determinado tipo de sociedad. Pero la cosa
tencia a la más elemental evolución de la Historia humana. no es así: lo religioso es gratuito. La verdadera experien-
El proceso D implica a la Iglesia —sobre todo a sus cia de Dios es anterior a todo tipo de interés y a toda clase
jerarquías— en una serie de actividades paralelas, ani- de proyecto.
madas por eso que se llama «Doctrina social de la Iglesia»,
y que (hablando en plata) se reduce a un tipo de proyectos Es lo que marca precisamente la experiencia religiosa
reformistas, como ha sido, por ejemplo, la Democracia que con una enorme y brutal sinceridad nos expone aquí
Cristiana. Eva Jardiel Poncela: «En un ambiente más bien poco
religioso crecía yo: una niña terriblemente religiosa.
Finalmente, el proceso R ha surgido como un meteoro,
¿Por qué? ¿A qué se debía aquello? No lo sé. Creo que
ha arrastrado la periferia eclesial (eso sí, acompañada
como todos tenemos de algún modo marcado nuestro
de un buen puñado de intelectuales) y ha acabado en
paso por este mundo, yo nací marcada por la vivencia
hacer de las comunidades cristianas una instancia más
de lo religioso, de lo místico...»
en las ofertas de cambio radical en lo socio-económico.
Ordinariamente, se sitúa a la izquierda del viejo y ponde- Eva reconoce que su vivencia religiosa nació y creció
rado partido obrero, por considerarlo demasiado «institu- en ella, en gran parte a pesar de la Iglesia: ya en el bau-
cional» (quizá, porque es demasiado «eclesiástico» y «cle- tismo hubo un rechazo eclesial; lo hubo después, cuando
rical»). pretendió ser monja, y... ¿para qué seguir? El lector
podrá verificarlo con la lectura atenta de estas páginas
Como vemos, los tres procesos tienen de común la ma- apasionadas.
nipulación de lo religioso para fines políticos técnicos: Pero quisiera terminar con una observación fundamen-
los del C quieren utilizar a la Iglesia para que bendiga tal para entender el hilo del discurso, expuesto en este
sus macroconstrucciones y entone solemnes y pomposos libro: como quiera que se traía de una experiencia reli-
«Te Deum» en todas las inauguraciones triunfales. Los giosa, aquí no hay nada de maniqueísmo ni cosa que se le
del D son muy caviladores: llegan hasta crear una especie parezca. Eva, con una simplicidad apasionante, nos va
de «teología» de la reforma, que enseñan e imponen en las describiendo su inverosímil itinerario en busca de eso re-
numerosas escuelas que han levantado para ellos. Por ligioso, a lo que ella no puede renunciar. Así se explica
último, los del R (que indudablemente son los más puros, que no se plantee el problema en esa forma dicotómica,
aunque los menos astutos) lanzan sus «teologías políticas» tan frecuente entre nosotros: o Dios o Iglesia. No: a lo
que terminan convirtiéndose en manuales laicos (aunque mejor Dios está también en la Iglesia; y Eva nos cuenta
no laicistas) de técnica revolucionaria. sus encuentros con hombres de Iglesia (incluso clásicos)
Pero mientras tanto lo religioso va emigrando de un que para ella eran válidos intermediarios de la comuni-
lado para otro, sin encontrar dónde posar definitivamente cación de Dios.
12 PRESENTACIÓN

Y esta ausencia de maniqueísmo también la lleva a no


hacer una valoración de la Iglesia en función apologética.
Quiero decir: que no le preocupa mucho si la institución
eclesial está a favor de los de arriba o de los de abajo. Des-
cubre que en «la viña del Señor» hay de todo. Eso sí: se
irrita y se desanima cuando ve ejemplos desagradables
en las personas marcadas sociológicamente por su repre-
sentatividad religiosa.
Finalmente, por el hecho de estar ella misma marcada PROLOGO
(a pesar de ella misma) por esa irrupción de lo religioso,
llega normalmente, a su amor, a posiciones de actitudes
liberadoras. O sea lo religioso no es válido porque sea Cuando se me pidió que escribiese este libro, no lo
útil, pero, de hecho, a posteriori, lo religioso impulsa a los dudé, aun cuando no ignoraba lo difícil que sería hacerlo.
creyentes a caminar en un determinado tipo de dirección. Vi en ello casi un deber a pesar de las dificultades que me
Por eso, todos los creyentes, los verdaderos creyentes, se acarrearía. Lo que no entendí entonces, ni entiendo ahora,
encuentran (sin haberse citado previamente) en un deter- es cómo supieron que yo tenía «algo» que decir.
minado kilómetro de la carretera que va de Jerusalén a Sé que va a ser una sorpresa para muchos. General-
Jericó, donde yace un hombre medio muerto, que no en- mente las personas nos hacemos una idea de cómo son los
traba en los programas asistenciales de los diversos grupos otros y no sospechamos qué hay en su fondo más profundo.
«eclesiales», políticos o sociales establecidos. Eso nos ocurre a todos con todos. Vivimos condicionados
por nuestras propias ideas.
Y allí precisamente nos encontramos un día Eva Jar-
Mi intención al escribir DIOS DENTRO fue ser ab-
diel Poncela y yo. Hablamos mucho, como si siempre
solutamente sincera. Coniar la verdad de todo y que lo
hubiéramos dialogado.
que no pudiera ser exactamente como fue, mejor no hablar
Y ahora este diálogo pierde el pudor de lo escondido,
de ello a falsearlo.
de lo trivial, de lo no importante, y sale a la luz para que les
Tenía, pues, bien planeada la línea a seguir: seriedad,
sirva a algunos de esos que andan por ahí desnoríados
verdad y sinceridad anle lodo.
buscando eso que llamamos «lo religioso», que no necesa-
Yo misma me he sorprendido de la sinceridad que he
riamente está en las lejanas tierras del Nepal.
puesto en todo lo que en él hablo. Nunca pensé al empezarlo
que llegase a contar cosas tan íntimas.
JOSÉ M.a GONZÁLEZ RUIZ.
Vivencias del alma... ¡ahí es nada!...
Nunca, repito, imaginé que llegase a escribirlas, por-
que la verdad sea dicha, me consideraba incapaz de hacerlo,
a la vez que consideraba imposible que llegase a entender-
me alguien.
Ignoro si me entenderán o no, pero un «no sé qué»
especial hace que no dude y que piense que sí, que me en-
tenderán.
Nunca ha sido mi idea escandalizar, pero a veces la
excesiva sinceridad puede hacer pensar en ello. Ruego
que si esto ocurre no se tome como tal. Que no se confunda
la sinceridad con el cinismo, porque ése no es mi caso,
aunque a veces se puede confundir. Nunca me ha movido
14 PROLOGO
PROLOGO 15

una postura cínica al escribir DIOS DENTRO, y si de Muchas veces mientras escribía algo que yo conside-
algo puedo presumir en este libro es de la absoluta serie- raba muy importante y que indudablemente lo fue para
dad con que ha sido escrito. mí en su momento, me asaltaba la pregunta a la que me he
referido antes: «Pero... esto ¿puede interesarle a alguien?
Me ha costado muchísimo escribir cada capítulo. Una Es una de las cosas que más me ha preocupado siempre
vez encontrada la idea no sabía cómo desarrollarla, y mientras escribía DIOS DENTRO. Ahora me sigue pre-
cuando ya lo tenía acabado, me consideraba incapaz de ocupando, claro.
seguir adelante con otro nuevo. Sabía muy bien de qué A veces estaba completamente convencida de que no,
quería hablar, pero consideraba dificilísimo hacerlo, casi de que aquello no podía interesar a nadie y no sabía ni
imposible poder reducir a palabras, sentimientos del alma. por dónde tirar, ni qué hacer... Entonces cometía un acto
Pensaba que no podría. Siempre igual, durante lodo el de verdadera crueldad, me aprovechaba vergonzosamente
libro. de la amistad, concretamente de la de dos estupendos ami-
Por otra parte, una vez acabado el capítulo, surgía gos; un hombre y una mujer de caracteres completamente
indefectiblemente la misma pregunta: «¿A quién puede in- distintos e ideas de lo más opuestas. Maruja conocía algo
teresarle todo esto? de mis inquietudes espirituales y de mi vida; él, Alfonso,
No creo que tenga que aclarar que lo he pasado muy no conocía absolutamente nada de mi vida. En esos mo-
mal. mentos «bafos» les explotaba y abusando de esa amistad
Nunca hubiera llegado a escribir nada de no haberme verdadera de los dos y de su aguante, les leía lo que me
comprometido; por eso me comprometí en el acto. Sabía traía de cabeza. El estaba tan sorprendido por todo lo
que debía hacerlo y no desconocía lo difícil que me iba a que le leía, que llegó después a ser él el que me pedía que
resultar. le leyese lo que llevaba, porque estaba muy intrigado; no
Luego me he arrepentido muchas veces de aquel com- tengo ni qué decir que eran verdaderas inyecciones de
promiso adquirido. Cuando pensaba en las personas que optimismo el oír aquello. Los dos me animaban y eleva-
me habían precedido en esta colección: «El Credo que ha ban mi moral y sobre todo podía ver las reacciones tan
dado sentido a mi vida», me entraba verdadero terror. dispares y los comentarios tan diferentes de una y otro.
¿Qué pintaba yo al lado de tanta gente importante?, Ella era un poco exagerada pero sincera, todo lo encon-
¿al lado de escritores de fama reconocida? La verdad es traba siempre demasiado bien desde mi punto de vista,
que la sombra de esos nombres importantes me ha frenado que nunca me gusta nada de lo que hago. Alfonso no elo-
muchas veces. Al fin decidí no pensar más en ello. Me giaba, pero aquel interés era para mí el mayor elogio; en
había comprometido y había que hacerlo, si no tan bien cambio me ponía de vez en cuando alguna pega a lo que
como otros, pues, como Dios me diese a entender. le leía. Las actitudes tan distintas de los dos, me dieron
El Destino ha querido que desde el nacimiento mi la visión completa siempre. Cuando Alfonso me ponía
vida no fuese una vida corriente. No se puede llamar a la alguna pega, desde su punto de vista, yo lo pensaba des-
mía, desde luego, una «vida normal», ni mucho menos... pués de escucharle y siempre le hice caso, porque estoy
Los que la conocían bien siempre me aconsejaron convencida de que quien menos entiende lo que está escri-
que debía escribirla, yo también contesté, riendo, lo mismo biendo es uno mismo.
siempre: que era una vida tan «anormal» que nadie po-
dría creer que fuera verdad... También me animaba el pensar que como mi vida
Cuando me aconsejaban aquello, no se referían a mi humana estuvo marcada por lo extraño, por lo anormal,
vida espiritual que, como casi todo el mundo que me trata, no ha dejado de repercutir eso en lo espiritual. Y muchas
desconocían. Se referían a mi «historia humana». Ahora veces ante el temor de aburrir, pensaba que si no intere-
les sorprenderé con esta nueva faceta, porque si extraña saban demasiado mis vivencias espirituales, al menos el
ha sido mi vida humana, tanto o más extraña ha sido la entorno no dejaba de ser «novelesco»..., pues siempre, sin
espiritual. proponérmelo ni buscarlo, me he visto metida en situado-
PROLOGO PROLOGO 17
16
¿esconcertantes para cualquiera que no estuviese acos- que todo lo que le cuento es cierto, y que lo es, porque mi
'tainbrado como yo a esperar siempre lo inesperado. Estas esperanza y mi alegría mayores serían conseguir que no
ituaciones desconcertantes, aunque fueran de tipo mate- le aburriese y de paso le sirvieran para algo las amarguras
rial, quisiéralo o no, se reflejaron siempre en mi vida que he vivido hasta llegar a encontrar la verdad: única
espiritual. meta que desde los seis años, una veces inconscientemenle
Si mi existencia fue extraña, como decían mis ami- y otras consciente de ello, quisieron alcanzar mi mente
inquieta y mi espíritu excesivamente revolucionario, nunca
s n0 menos extraña fui yo desde que empecé a darme
conforme con la verdad establecida y en busca de la única
cuenta de que vivía. He considerado oportuno, por eso,
Verdad, que yo sabía que existía y no lograba encontrar
contar aquellos sucesos de mi infancia que fueron indu- por buscarla en donde no estaba o creerla más lejana de
dablemente como un aviso de lo que sería mi vida ya en lo que estaba en realidad, la Verdad con mayúsculas que
lo sucesivo. pedia mi alma.
En un ambiente mas bien poco religioso crecía yo, una
niña terriblemente religiosa, ¿por qué?, ¿a qué se debía EVA JARDIEL PONCELA
aquello? No lo sé. Creo que como todos tenemos de algún 8 de abril de 1976
¡nodo marcado nuestro paso por este mundo, yo nací mar- MADRID
cada por la vivencia de lo religioso, de lo místico...
La primera vez que me rechazó la Iglesia fue el día
¿e mi bautismo. Ya era un buen comienzo... Sí, desde
ese mismo momento comenzó algo que se convertiría ya
en una constante en mi vida: el rechazo de la Iglesia...
Desconocedora de ese primer hecho, quizá movida por
Un fatal masoquismo espiritual, desde niña me sentí
siempre atraída por ella; en mi infancia, mi mente in-
genua la idealizó. Por eso serían más grandes los bata-
cazos luego...
He procurado analizar las ideas que tenía en cada
época, en cada momento, procurando pensar como enton-
ces. Explicar el porqué íntimo de ciertas reacciones en
apariencia absurdas, contar exactamente qué fue lo que
me hizo pensar tal o cual cosa, sentir aquella u otra emo-
ción. Cuáles, en fin, fueron las sensaciones que ciertas
cosas provocaron en mi alma otras.
He querido, por todos los medios, poniendo para ello
toda mi verdad, que el lector pueda entender lo que ocu-
rrió y por qué ocurrió.
Para que todo fuera difícil, también me lo está resul-
tando escribir este prólogo. Todo, en realidad, está ya
contado en los siguientes capítulos. Sólo me resta pedirle
al lector, amigo ya, que sepa disculparme, que intente
comprenderme y sobre todo que nunca piense que hay fan-
tasía o exageración en lo que lea, por exagerado y fantás-
tico que lo encuentre. Fue tal como lo escribí. Ocurrió así.
Si algo puedo asegurarle al lector, al amigo ya, es
PRIMERA PARTE
CAPITULO I

EL PECADO

Mucho antes que a Dios, conocí el pecado.


Tenía seis años cuando ese concepto, nuevo para
mí, irrumpió en mi infancia feliz y apareció en ella con-
siderándome yo a mi misma protagonista absoluta.
Durante cuatro interminables años viví con la certi-
dumbre de ser una gran «pecadora». Ahora esta afir-
mación puede producir una sonrisa y quizá ternura,
pero entonces yo vivía atormentada a pesar de tener
sólo seis años. No sabía, en realidad, bien qué era el
pecado, intuía que algo muy malo y sobre todo, no sé por
qué, si por ignorancia, o por qué motivo, desconocía la
existencia del perdón.
Hasta ese momento mi infancia había transcurrido
feliz. Crecía en un hogar donde no se hablaba de reli-
gión, ni para negarla, ni para afirmarla; mal, pues, po-
dían hablar de pecado. Mi padre había puesto especial
empeño en que no se me asustase con nada. Mi madrina,
hermana suya y que hiciera las veces de mi madre, si-
guió fielmente sus deseos, tampoco consideraba ella
oportuno atemorizar a los niños. ¡Qué ajenos estaban los
pobres de mis sufrimientos! De Dios sí me hablaban,
pero nunca supe bien qué era, aunque de alguna ma-
nera debía tener una idea, ya que guardo un recuerdo
muy claro de cómo le daba gracias por tener una cama
donde dormir. En las noches de invierno lo pensaba
siempre; pensaba por qué yo tenía aquella cama ca-
liente y tantos otros niños no la tenían; inmediatamente
le daba gracias a Dios. No sé cuándo fui consciente de
22 DIOS DENTRO EL PECADO 23

esto, pero desde muy pequeña lo hice sin que nadie noche trágica para mi alma infantil. Lloré mucho
me lo dijera. y desde aquel momento tuve la losa encima de mi
Sólo este recuerdo guardo de mi vivencia de Dios espontánea alegría de aquel recuerdo que lo ensombre-
en aquella época; en cambio, la imagen del Ángel de la cía todo. Me sentía muy desgraciada, porque no me
Guarda fue clara para mi mente infantil, tampoco re- hablaron de perdón, sólo de pecado. También me hacía
cuerdo cuándo oí hablar de él por primera vez. Creo muy desdichada pensar que había perdido a mi único
que nací conociendo su existencia. Era mi compañero, amigo, al Ángel de mi Guarda, y echaba en falta aque-
mi amigo y antes de ser «pecadora» mantenía largas llas charlas interminables de antes.
conversaciones con El; le hablaba de aquello que las Por supuesto, de todo aquel drama infantil nada
personas mayores no entendían. Después uno de mis supieron mi padre y mi madrina, porque al fin «peca-
mayores sufrimientos fue que según mi moral infantil, dora» lo callé avergonzada y como buena «pecadora»
tan tajante como es en los niños que sólo conocen y mi falta moral me atormentó a solas, sin compartirla
aceptan el bien y el mal; en sus mentes no existe el con nadie.
ser mixto. Las personas son buenas o malas. Para
aquella mente mía de entonces el Ángel se habría ido Pasaron cuatro interminables años en esta situa-
al convertirme en una «pecadora». ción. Había estallado la guerra civil y cuando me pre-
Y ¿por qué me había convertido en «pecadora»? paraban para la Primera Comunión tenía ya diez años.
Me lo dijeron un verano que pasé en la sierra de Fue en Sevilla, en el Colegio de las Madres Irlandesas.
Madrid con mis tíos, cuando una noche en el jardín Aquella preparación fue mi gran alegría al enterarme
quisimos saber mis primos y yo la diferencia que había de la existencia de la confesión. Me preparé para la
entre unos niños y una niña. Aquella noche fue decisiva primera que hiciera en mi vida con entusiasmo y no
en mi vida y debo contar esta pequeña historia de mi veía el momento de que llegase el día en que al fin me
infancia porque ella marcó en cierto modo cómo sería sintiera libre de culpa.
mi existencia en lo sucesivo. Las Madres no conocían mi «secreto» y recuerdo
Creo que fue un aviso. que me ponían de ejemplo porque, según ellas, me to-
No me marcó psicológicamente; fue como un ade- maba aquello con mucha seriedad, siempre según las
lanto de lo que se repetiría muchas veces ya a través Madres, era la niña que mejor preparada estaba. Yo
de los años. no sentía vanidad alguna cuando oía los elogios que
La injusticia, la decepción y la duda. de mí hacían, al contrario. Yo tenia un motivo para pre-
Quizá aquel episodio me marcara creando un re- pararme mejor que nadie porque yo era una «pecadora»,
chazo en mi yo interior a todo lo que no fuera «como y las otras niñas, no. Era tan feliz que, llena de genero-
debía ser». sidad, quería que todo el mundo lo fuera. De modo
Aquella noche de verano en la sierra madrileña nos que me puse manos a la obra y preparé a mi tata, para
sorprendieron observando atentamente la diferencia que comulgara también. Llevaba muchos años sin ha-
existente entre un niño y una niña, y precisamente cerlo, de modo que todo lo que aprendía en el colegio
por culpa de la diferencia existente, sólo a mí me pi- se lo enseñaba yo a ella al volver a casa. Su problema
llaron «in fraganti». Una niña tarda más en vestirse... era la confesión; tenía miedo de que la riñeran. Yo la
Lloré mucho cuando oí las cosas que se me dijeron, aseguraba que no, que no la reñirían porque Dios
me sentí muy desgraciada. Alegué que mis primos tam- perdona todos los pecados.
bién habían hecho lo mismo que yo; pero como no les Y llegó el día tan deseado para mí. Me iba a confe-
habían visto, sólo yo fui «pecadora». Me pareció injusto, sar al fin... Cuando me acerqué al confesionario le dije
pero comprendí que nada podía hacer ante aquellas al Padre que tenía un pecado horrible. El sacerdote
personas que no me escucharon, que me castigaron sin se puso en guardia. Llena de arrepentimiento le conté
cenar y me dejaron encerrada en mi cuarto... Fue una lo que ocurriera una noche de verano cuatro años
24 DIOS DENTRO E L PECADO 25

atrás... Al concluir mi relato noté que el Padre se cesario decir que a los diez años no lo había leído, pero
reía... ¿qué ocurrió para que me invadiera por completo esa
Me quedé desconcertada, después tuve clarísima la idea? No lo sé, sinceramente. He intentado analizar el
sensación de haber sido estafada, y entonces, quizá sí momento, estudiar las circunstancias; nada. No sé por
pequé sin sentirme pecadora, porque un rencor sordo qué a los diez años me dio por pensar seriamente en el
invadió mi alma contra aquellas personas que me ha- final del mundo. No tenía miedo. No me asustaba la
bían hecho tanto daño. Del rencor pasé a la duda. Algo idea, sólo temía por la Humanidad. Pensaba yo, que
no encajaba... vivía muy despreocupada sin darse cuenta de lo que la
Pero yo me sentí libre de aquella losa. esperaba. Tampoco se convirtió en una idea obsesiva.
Cuando llegué a casa me encontré con otro problema. Mi preocupación no era constante; sólo se reducía a
A la tata le había reñido mucho el confesor por llevar que muchas tardes cuando, después del colegio jugaba,
tantos años sin acudir a la iglesia. de pronto lo recordaba, dejaba los juegos y me iba a
Tampoco lo entendí; si Dios lo perdonaba todo, ¿por mi habitación a pedir por la Humanidad...
qué la reñían? Comprendía que si hablaba de ello se reirían de mí,
Tampoco aquello encajaba. De nuevo apareció la de modo que nunca dije lo que hacía. Sólo lo hablaba
duda... con aquel bendito confesor del colegio que le debía de
Ya estaba limpia, ya estaba mi alma en paz. En- tener hecho un lío, esperando por dónde saldría al día
tonces busqué a mi Ángel de la Guarda que tanto había siguiente. Me tomaba muy en serio, nunca intentó qui-
añorado, pero no vino. Ya no podía hablar con él, ya tarme de la cabeza aquella preocupación, de modo que
no sería más mi confidente, lo comprendí. No era yo podía hablar con él casi casi como antes lo hiciera
pecadora, pero tampoco era una niña. Había per- con el Ángel de la Guarda; ahora comprendo, al cono-
dido aquel sentido maravilloso con el que, estoy con- cer lo aburrido que resulta confesar, que encontrar un
vencida, nacen todos los niños. Una reminiscencia caso como el mío debió ser muy divertido para él. No
de otra vida mejor que luego van olvidando cuando llega recuerdo ni cómo se llamaba, recuerdo que fue alguien
eso que llaman los hombres la edad de la razón. En que me hizo mucho bien.
una palabra, cuando el alma se va aclimatando a su Comencé a juzgar a las personas mayores. Yo no
nueva vida y no añora ya la Etapa feliz que ha dejado quería hacerlo, pero sin querer las juzgaba. Intentaba
al morir para llegar a ésta. comprender sus reacciones, sus palabras. Aunque el
En muy pocos meses, en cambio, me invadió por ambiente familiar no era muy religioso, yo sí lo era,
completo la vivencia de Dios. Le sentía. Le notaba eso me haría pensar más tarde que la educación sirve
junto a mí siempre. Esta sensación y esta vivencia no para poco en realidad, cada cual sale como tiene que
me abandonarían ya nunca. He pasado por muchas salir.
crisis hasta llegar a la Verdad que buscaba mi alma, Entonces vivía con mi madrina y mis tíos. La guerra
pero nunca he dejado de sentir a Dios junto a mí. nos había separado y prácticamente los tres años que
Nunca. duró viví sólo algunos meses con mi padre que estaba
en San Sebastián.
Pocos meses después de aquella feliz Comunión caí Mi espíritu buscaba la Verdad ya, aunque no me
gravemente enferma. Estuve a punto de morir. Cuando daba cuenta. Todavía no sabía yo cuál Verdad buscaba
salí de la enfermedad, lo hice más fortalecida espiritual- y creí que era la que se escribe con minúscula, lo que
mente. Comulgaba muy a menudo, iba en el colegio normalmente se entiende por eso. Cuando pillaba a un
mucho a la capilla. Era muy feliz. No sé cómo tuve ser querido en una mentira, en un renuncio, me volvía
noción del Apocalipsis. Todavía no he podido llegar a a sentir estafada. Poco a poco comprendí que el ser
comprenderlo. Creo que fue otro nuevo aviso de lo que humano, aunque se tratara de personas muy queridas
luego sería algo muy importante en mi vida. No es ne- por mí, no era perfecto. Lo comencé a aceptar. Pero
26 DIOS DENTRO

lo que no acepté fue el serlo yo. Yo no quería ser así.


Luego, pasado el tiempo, al leer Camino de Perfección,
me identifiqué por completo con Santa Teresa y quise
ser como ella...
Pero todavía no había llegado a eso. Iba muy de
prisa, es cierto, pero todavía no conocía mi problema.
El aceptar que el ser humano era defectuoso hizo
que me volcase con las personas de la Iglesia, que las
idealizara y que pusiera toda mi confianza en ellas;
para mí eran la verdad. No me habían estafado nunca, CAPITULO II
nunca me fallaron, nunca les pillé en un renuncio...

Al año escaso de mi Primera Comunión terminó la INJUSTICIAS Y... UN ENCUENTRO


guerra y volvimos a Madrid. Los cambios, la vuelta, MARAVILLOSO
el nuevo ambiente hicieron que olvidara por una larga
temporada el Apocalipsis.
En el verano del 39 estudié por libre el ingreso de
bachillerato y me examiné luego en el Instituto; por El segundo año de bachillerato decidieron mis tías
la guerra iba un año atrasada y mi padre no quería que lo hiciese hasta terminarlo ya, en un colegio de
que perdiese el tiempo. El primero de bachillerato lo religiosas.
hice el primer trimestre en San Luis de los Franceses, Mis tías que antes de la guerra eran más bien tibias,
fue una experiencia agradable pero duró poco, pues, se habían convertido las dos en muy creyentes... Fenó-
por la época que vivíamos, había mucho desbarajuste meno especial que se dio mucho entonces. Decidieron,
en el colegio y aprovechando que el Liceo Francés em- pues, que fuera a un colegio religioso e intentaron que
pezó el curso el segundo trimestre, empecé a asistir a ingresara en uno muy aristocrático de Madrid, pero
las clases del Liceo, dejando San Luis de los Franceses. como si nada, porque las monjas no me admitieron por
Allí fui feliz. Todavía no conocía el martirio que luego ser hija de mi padre.
sería para mí ya familiar que representaría asistir a un Recuerdo el barullo que se armó con eso. A mí no
colegio hostil. Mis experiencias escolares habían sido per- me hizo más efecto que el de estupor. Hasta entonces
fectas, incluso redentoras. había estado acostumbrada a que la gente pusiera los
La familia se unió y volví a vivir con mi padre y ojos en blanco al saberme hija de mi padre. Cosa que
una hermana seis años menor que yo y que comenzaba tampoco entendía, porque como siempre había sido su
a tener ya su puesto, su identidad. Hasta entonces hija, pues yo no le daba importancia, sólo estaba ya
había sido demasiado pequeña... acostumbrada.
Espiritualmente seguía igual, sin cambios. Mi padre Las indignadas fueron mis tías. Lo que mi padre
continuaba sin hablar de religión ni para bien ni para pensara de ello lo ignoro, sí recuerdo el comentario que
mal, al menos delante de mí. Respetaba mi fervor reli- hizo: «Eso os ocurre por querer llevar a la niña a esos
gioso; luego, muchos años después, cuando me aparté colegios de cursis».
de la Iglesia, comprendí que no lo respetó sólo. Le agra- Se pensó en otro colegio religioso. En aquél, al pa-
daba, como le desagradaba mi alejamiento de la reli- recer, no hubo obstáculo, e ingresé en él. Iba confiada.
gión, pero vi claro que no era por la religión en sí. Conocía lo que habían sido las Madres Irlandesas para
Era por aquello que se decía mucho antes, que siempre mí... Pronto me daría cuenta de que aquello no era lo
resultaba un freno... mismo.
Estuve en aquel colegio cuatro o cinco años y tengo
28 DIOS DENTRO I N J U S T I C I A S Y . . . UN E N C U E N T R O MARAVILLOSO 29

algún recuerdo bueno de él, sólo alguno porque la rea- Nada de esto hizo que se entibiase mi amor a Dios.
lidad fue que se amontonaron los malos. Yo ya era ma- Sabía que no tenía nada que ver una cosa con la
yorcita, ya tenía una base espiritual y mal podían ha- otra.
cerme daño con aquella vivencia tan real de Dios que
tenía. Algo sin embargo ocurrió en aquel colegio para mí
Difícil, teniendo tan arraigadas mis ideas muy par- muy bueno. No intervinieron seres humanos en ello, ni
ticulares sobre Jesús y María. Lo siento por ellas. Sólo seglares ni religiosos. Fue algo maravilloso, quizá por
consiguieron que lo aguantase todo, pensando: «Esto no es eso, porque en nada tuvo que ver el ser humano.
lo que dijo Jesús». Luego, lo he pensado tantas veces... Comenzó un amor fuera de lo normal a María... Si
tuve la vivencia de Dios clarísima cuando llegase a mí
En aquella santa casa oí por primera vez que mi en aquella época de Sevilla, ahora era María la que en-
padre era un pecador. traba en mi corazón con tal fuerza que todo era poco
Y volvieron a surgir en mi vida el fraude, la desilu- para ofrecérselo a Ella. Luego he pensado que viendo
sión y la injusticia. mi alma tan pura, ahora puedo decirlo, han pasado
Aquellos años fueron francamente desagradables, muchos años y yo era realmente una niña muy pura
pero los llevaba bien, porque crecía y al crecer mis ideas y de muy buenos sentimientos, porque nunca albergó
religiosas se consolidaban. Empecé a perdonar. A veces mi alma el rencor y las cosas que venían sucediendo
me rebelaba cuando oía que mi padre era un pecador y podían muy bien haber hecho que naciera ese senti-
veía tanta hipocresía, pero todavía tenía poca edad y miento en ella.
no me atrevía a defenderle ni a decir lo que pensaba. Luego he llegado a pensar que Ella como Madre sin-
Yo admiraba precisamente en mi padre su valentía al tió pena de aquella hija que despreciaban las que decían
vivir según su conciencia y sin importarle las opiniones llamarse esposas de su Hijo.
ajenas ni «el qué dirán». Ahora parecería ridicula esta Todo el tormento de aquel colegio lo doy como
admiración, porque lo que él hacía se ha convertido en muy poco al lado de lo que conseguí, una Madre y nada
algo corriente, pero en los años cuarenta no era normal menos que Ella, yo, que no la tenía humana.
vivir con una mujer sin estar casado con ella. Entonces Mi amor a Ella era tan sincero que las canciones
era algo vergonzoso y aunque no fuese mi padre el que le cantábamos no eran para mí meras canciones.
único, sí puedo afirmar que muy pocos lo hacían como Cada frase se la decía de corazón. Había una que cuando
él valientemente y sin ocultarlo. la cantaba lo hacía casi con angustia, era aquella en
Admiraba en él su sentido de la justicia y su deseo la que decíamos que si alguna vez La olvidábamos, Ella
de que cada uno hiciéramos lo que queríamos sin juz- no se olvidase de nosotros. Sentía como si fuera a ocu-
garnos los unos a los otros. rrir y se lo pedía desesperadamente. Cantábamos otras
Si en aquel colegio no pudieron hacer daño a mi es- que incluso he olvidado pero aquélla se me quedó gra-
píritu, sí me lo hicieron a mi psiquismo, de tanto repe- bada por la emoción y el sentimiento angustioso que me
tirme que rezara por mi padre porque era un pecador, invadiera cada vez que la cantaba.
comenzaron a crearme un complejo de inferioridad. Era como si yo supiera que fatalmente acabaría
Toda mi ilusión la cifraba entonces en haber sido hija ocurriendo. Y con el tiempo La olvidé, pero como Le
de un ingeniero como lo eran las niñas que entonces pedía en la canción Ella no se olvidó de mí...
«pitaban» en el colegio. Empecé a avergonzarme de mi Mi amor era tan inmenso que cuando La volví a
padre... encontrar de nuevo no hallé palabras de disculpa para
Volvía la injusticia a mi vida. mí, porque no las había. Las tuve para todo, nunca
Y algo no encajaba. para haberme olvidado de Ella. ¡Cómo La noté cuando
Comprendí que también me habían fallado las per- volvió a mí la Luz!...
sonas de la Iglesia, al menos las mujeres. Comprendí que aquel ruego mío había llegado a lo
30 DIOS D E N T R O

más profundo de Su corazón porque salió de lo más


profundo del mío y... ¡Dios mío! ¡Cómo me distinguió!. ••
El amor que entonces La tenía era tan sincero y
auténtico que nunca Lo olvidó y nunca, como decía
el cantar aquél, se alejó de mí cuando yo me alejé de
Ella.

CAPITULO III

LA GRAN INJUSTICIA

A los 15 años tuve mi primer contacto con la muerte.


Sufrí porque perdía a un ser muy querido, pero la muerte
en sí no me preocupó nada.
Pasé la noche entera junto al cadáver observándolo
y pensando... No sentía más que un desprecio total
ante aquel cuerpo. Una vez que el alma lo había aban-
donado veía claramente que «aquello» no era nada.
Igual me ha pasado ya siempre. En cambio, recibí un
choque muy grande en aquella misma época, cuando
descubrí las coplas de Jorge Manrique. Las leía una
y otra vez. «Aquello» era la obra de un iluminado. Ya
siempre que he vuelto a leerlas he sentido lo mismo y
siempre me emocionan como si fuera la primera vez
que las leo.
Más tarde, cuando hice alguna vez Ejercicios Espi-
rituales, pocas veces fueron, nunca resultó para mí
traumatizante la meditación de la muerte como obser-
vaba que lo era para otras personas, porque nunca la
consideré como algo espantoso; tardaría muchos años
todavía para comprender su verdadero significado, pero
indudablemente lo intuía porque recuerdo que en aquella
época, cuando comentaba con personas de más edad
que yo mi falta absoluta de miedo ante la muerte y
que no me importaría morir en aquel momento, me
decían que ya cambiaría de idea al cumplir años.
Han pasado muchos desde entonces; sigo pensando
lo mismo, pero comprendiendo lo que entonces sólo
intuía, que la muerte es el verdadero nacimiento. Se
32 DIOS DENTRO LA GRAN INJUSTICIA 33

llega llorando, en la expresión de los muertos hay paz, su biografía y tropezarme con la foto de un chico, cuan-
tranquilidad... do empecé a preguntarme a mí misma de qué le conocía,
Estas convicciones mías de ahora han hecho, lo sé hasta que leyendo ya el libro recordé de pronto quién
bien, que no pocas veces me hayan juzgado inhumana era aquel muchacho. ¡Claro! Manuel Fraga Iribarne, ya
ante mi indiferencia aparente cuando me entero o me entonces era imposible que pasara inadvertido. Siempre
hablan de algún conocido que ha muerto. No voy a de un lado para otro en la capilla de la calle de Zorrilla,
explicar estas cosas a todo el mundo y en cada caso; organizando, realizando... No paraba.
entonces me creen indiferente, fría, porque eso parece,
Aquella etapa de «Los Luises» trajo maravillosas vi-
al no exteriorizar lo que realmente siento, que es, en
vencias a mi alma y un inesperado y sorprendente final.
realidad, una infinita alegría por aquella alma que ya
se ha liberado de un cuerpo tan limitado, tan impropio En la Congregación tuve mi primera amiga. Había
de ella. Y si me preocupa algo es, si el espíritu se habrá tenido otras antes que seguían siéndolo, pero lo que me
elevado. unía a ellas no podía llamarse amistad en el sentido
real de la palabra, pues en ese sentido es muy difícil
llegar a encontrar amistad y muchos pasan por este
A los 15 años ya no iba al colegio religioso, en rea- mundo sin conocerla.
lidad ahora me doy cuenta que fueron pocos años los En la Congregación conocí la amistad perfecta. Creí
que asistí a él, sólo tres, pero indudablemente por el que nunca volvería a encontrar algo como aquello. Era
mayor tiempo que pensaba que había asistido lo pasé pedir demasiado. Una persona con la que pudiese ha-
peor de lo que creí y de lo que ahora recuerdo. blar de mis vivencias religiosas, de mis sentimientos
Al año siguiente entraría en un colegio seglar, donde más profundos, como lo hacía con aquel ser excepcional.
estudiaría definitivamente los últimos años del bachi- Eramos uña y carne porque, sencillamente, éramos
llerato. En realidad desde que ingresara en el colegio exactas. Podría decirse que fuimos un doble espejo
religioso de tan malos recuerdos intenté que me cam- donde podíamos ver nuestras propias imágenes la una
biaran, alegando todo lo inimaginable para ello, menos en el espejo de la otra.
la realidad de lo que me ocurría, no quería que mi padre
se enterase de lo que decían de él. Comulgábamos juntas diariamente, los domingos
Cuando entré en el colegio seglar, ya no podría el juntas íbamos por las mañanas a un hospital madrileño
medio conmigo. No tuve problemas, ni me preocupó lo a visitar a los enfermos y por las tardes a los suburbios
que pudieran pensar o no. Empezaba a acorcharme. a enseñar a los niños. Manteníamos charlas espirituales, a
Ya no me hacían daño los pensamientos ni las palabras, veces interminables. Era una verdadera amiga del alma.
equivocados o no, de las gentes. Sabía cómo eran, no Yo me sentía feliz por todo, por su amistad, por las
las juzgaba y, lo más importante, ya no me herían. En ideas tan claras que creía entonces que iba teniendo
aquel colegio no ocurrió nada especial. En cambio sí sobre muchas cosas que habían estado confusas para
empezó una etapa decisiva para mí. Ingresé en las Con- mí. Aquello era el camino de perfección que tanto había
gregaciones Marianas de «Los Luises», en la rama fe- deseado.
menina. Pasaría un año hasta que comenzara a acariciar
Me movió a ello mi gran amor a María y terminaron una idea: hacerme monja. Idea que cristalizó un día
por convencerme dos amigos estupendos pertenecientes que, como tantos otros, íbamos camino de los subur-
a la rama masculina. Entonces era miembro de la bios. Aquella gran alma que era mi amiga me comunicó,
Junta Directiva de esa rama, precisamente quien luego cuando menos lo esperaba, que ese sería el último do-
sería una gran personalidad en la política española, mingo que estaríamos juntas, porque ingresaba como
me refiero a Manuel Fraga Iribarne. Jesuitina. Nunca me había dicho nada, como yo tam-
Pasado el tiempo y cuando le volví a ver no lo re- poco le hablara de la idea que me viniera rondando hacía
cordaba, serían unos años después, al tener en mis manos tiempo. Fue el único secreto que hubo entre las dos.
34 DIOS DENTRO LA GRAN INJUSTICIA 35

La he recordado muchas veces, echándola de menos. en aquel caso despiadada, y la decepción, pero la duda
La última noticia que tuve de ella fue una carta despi- ya no. Acababan de finalizar mis dudas.
diéndose. Se marchaba a misiones. Era una carta llena La Iglesia no era lo que yo creí.
de alegría y felicidad. Nunca más volví a saber de ella. La doctrina de Cristo no la veía por ningún lado...
Aquel último domingo me enfrenté con la muerte en No culpé al Padre de nada, por supuesto. Sé lo que
vida, mucho más dolorosa que la física. Al perderla me sufrió al tener que revelarme aquello. Sé que pensaba
di cuenta de lo que había significado para mi espíritu en aquel momento como yo, aunque no lo dijo. No podía
aquella amistad y descubrí el valor de lo que se pierde, decirlo, y sé que aquello no le abandonó nunca.
pero sigue existiendo. Si algo siento de aquel desdichado incidente, fue
mi cobardía. No volví a verle nunca más. Se había des-
Seguí sola el camino que hiciéramos juntas tantas moronado todo dentro de mí y el verle me hacía sufrir
veces. Había otras compañeras en la Congregación, por su propio sufrimiento que era mayor que el mío. Murió
supuesto, pero yo me sentí sola. pocos años después. Siempre me he avergonzado de
Un día le hablé al Padre que dirigía la Congregación aquella cobarde deserción; porque yo era fuerte, no
femenina, y que también era mi director espiritual, de sufría y debí acudir a sus llamadas que fueron muchas.
mi idea de ingresar en un convento. Me dijo que aquello Yo creía tanto en Jesús que por eso dejé la Iglesia.
era algo muy serio, que no se podía hablar a la ligera, Jesús no podía haber dicho aquello, me repetí una y
que lo meditase bien. Me dio de plazo un año, añadiendo mil veces.
que cuando pasara volveríamos a hablar del asunto. Era la primera vez que se me despreciaba por ser
No volví, pues, a mencionar mis deseos con él, y hija natural. Por algo de lo que yo no era culpable...
pasó el año. El día que se cumplía se lo dije, añadiendo Era la primera vez, sí, y la última.
que seguía con la misma idea y el mismo deseo. Si digo que no sufrí, no miento, no hay soberbia al
Por el gesto del Padre noté que se avecinaba algo afirmarlo. No sufrí porque no dejé de creer en Dios, de
malo para mí. Al fin habló y lo que dijo me dejó de sentirle junto a mí; porque no dejé de sentir a María y
piedra. Me aconsejó que no volviera a pensar en ello, «notar» su consuelo. Cuando se tienen esas vivencias
porque una hija natural no podía ser monja. No creí tan claras como yo las tenía, no se puede sufrir. Es
haber oído bien, pero sí. Eso había dicho. Entonces le imposible.
pregunté: «Y... ¿mi madre sí?» Costándole mucho asintió Eso sí, me aparté definitivamente de la Iglesia. Nada
con la cabeza. Yo volví a preguntar: «Y... ¿una prosti- de Ella me hacía recordar a Jesús.
tuta puede ser monja?» Me contestó que sí. Tendrían que pasar muchos años para que compren-
No sé por quién sentí más pena, si por el Padre o diese, no a la Iglesia, pero para que comprendiese y
por mí... Creo que por el Padre. Lo estaba pasando aquella comprensión me llevase a la Verdad.
muy mal. Entonces le dije lo que pensaba en una pre- Seguí igual. Mi camino estaba trazado. Mi espíritu
gunta: «Ud. ¿cree que Jesús hubiera dicho eso?» No no sufrió, quizá mi amor propio, pero mi alma, no. Por-
me contestó, yo terminé: «No, Jesús nunca lo habría que lo que hubiese dañado a mi alma hubiera sido una
dicho. Todo esto nada tiene que ver con El». Terminé equivocación espiritual. Aquello no lo era. Todo seguía
con algo que yo sabía que le iba a hacer sufrir mucho, en pie, mi fe era la misma. La equivocación era humana
porque me quería de verdad, pero no había más re- y yo nunca me sentí diferente ni culpable, por supuesto.
medio... No le deseaba ningún daño, pero no podía Me sabía con la razón, sólo me daba pena del pobre
ocultar ya lo que pensaba. Le dije: «Lo siento, Padre, Jesús. ¡Qué mal Le interpretaban...!
pero me he equivocado. No me interesa esta religión». Mi caso era excepcional, lo pensé mucho. Era un
sarcasmo en realidad. La sociedad que generalmente
Una vez más volvían a aparecer las constantes de es la que se ocupa de partidas de nacimiento, etc.,
siempre, menos una. Surgieron de nuevo la injusticia, nunca me despreció. Nunca noté nada, nunca me sentí
36 DIOS DENTRO

distinta a los demás. No se me ocultaba que el ser hija


de mi padre había influido mucho en todo ello; pero
por lo que fuera, yo nunca, repito, noté nada que me
hiciera sentirme diferente, ni en la infancia que es
cuando más suele ocurrir por la inconsciente crueldad
del niño...
Era la Iglesia la que hizo que me sintiera distinta,
la que me «recordó» que algo «anormal» había en mi
partida de nacimiento, porque la de bautismo estaba
en regla... CAPITULO IV

NADA ES GRATUITO

Como todo ocurre por algo en esta vida, tuve que


dar gracias a Dios por aquello, ya que me hizo pensar
cosas y ver otras que de no haberme encontrado en
aquel trance, no habría pensado ni visto nunca.
Esto comenzó a ser una nueva constante en mi vida.
Todo lo que me ha ocurrido después, que pudiera pa-
recer malo a simple vista, he tenido que dar gracias
luego porque hubiese ocurrido. Todo. Sin excepción.
Tras algo malo que ha venido a mi existencia, ha lle-
gado después algo muy bueno que, de no haberse pro-
ducido lo primero, no hubiera podido llegar lo segundo.
Nada se te da gratis. Todo hay que pagarlo. Y como
la justicia existe. Habré pagado, pero lo que he recibido
después ha sido siempre demasiado. Siempre he pen-
sado que no merecía tanto, que era una mimada de
Dios.
Tengo el firme convencimiento de que pagamos aquí
los favores que recibimos; unos pagan antes y otros
después, pero a todos nos pasan la cuenta. Yo, particu-
larmente, soy de las que pago por adelantado, siempre
ha sido así. Desde que me di cuenta de la auténtica
verdad que era esto, cuando me ha llegado una mala
racha en la vida, me he preguntado qué cosa maravi-
llosa me esperaría después y nunca ha dejado de llegar
tras el mal momento una gran alegría.
Del mismo modo, estoy también convencida, de que
lo malo que hacemos nosotros lo pagamos aquí. La
vida me ha enseñado, asimismo, que todo lo que se
38 DIOS D E N T R O NADA E S GRATITUD 39

siembra se recoge, no en la otra vida sólo, también en fiadas cuando todo marcha bien. Y sobre todo en el su-
ésta. En la otra, quizá se recoja más, pero en ésta ya frimiento se encuentra a Dios. Entonces es cuando más
empieza a crecer el fruto de lo sembrado. Lo mismo si te das cuenta de Su presencia, de que está ahí, a nuestro
lo que se siembra es bueno o es malo. Y estoy tan con- lado. De que no estamos solos. He dado muchas veces
vencida de que es así, porque tengo la suerte de haberlo gracias por la vida que me ha tocado vivir. He compren-
podido comprobar y nunca me ha fallado. dido más como me ha mimado al enviarme una exis-
Si he ayudado a alguien en un mal momento, luego tencia nada fácil.
yo he recibido ayuda cuando la he necesitado. Nunca Dentro de aquellos días grises, surgía de vez en
se ha tratado de una correspondencia, nunca ha llegado cuando el sol, y surgió una vez para que comprendiera
esa ayuda de manos de quien yo ayudé. Para que vea- mejor algo que había juzgado excesivamente tajante.
mos, quizá, más la justicia divina la ayuda viene siem-
pre de las personas más insospechadas; pero si se ha Un verano pude hacer un viaje de quince días a
sembrado antes... viene, no hay duda. Málaga. Dadas las ideas de mi padre, aunque ya tenía
Leí una vez una frase de Buda que me la apropié; veintidós años, no podía viajar sola; de modo que lo
la hice mía, porque lo encierra todo. Es la clave del hice con las javierianas. No me unía a ellas nada espi-
Camino a seguir. Es, como todo lo trascendental, muy ritual. Sencillamente anunciaron unos viajes en grupos
sencillo: «No hagas a los demás lo que no quisieras que y, además, baratos; era lo que yo buscaba, de modo
te hicieran a ti». Siguiendo fielmente esto, no haríamos que me apunté a uno de ellos para poder veranear.
nunca nada malo, porque nadie es tan tonto como para Nos hospedábamos en el convento de la Visitación, pero
desear para sí mismo el mal; a la vez haciendo un bien no había ningún roce con las monjas. No sé ni cómo me
al otro, nosotros recibiríamos siempre un bien. encontré un día hablando con una de las Madres. Re-
Cada uno consigue en la vida lo que quiere. cuerdo que era andaluza, muy guapa y muy simpática.
Era un ser encantador y comprensivo. Le hablé clara-
Acabada la etapa de «Los Luises», comenzó otra mente de mi decepción con la Iglesia y de cómo me
completamente distinta. Mi padre cada vez estaba más había apartado definitivamente de ella. Lo aceptó sin
enfermo y tuve que hacer cosas que nada tenían que comentarios y como nos caíamos muy bien mutuamente,
ver conmigo ni con mis gustos. Siempre le había oído comenzaron unas charlas que se convertirían ya en
decir que, para ser feliz en esta vida, había que trabajar, hábito. Aquella Madre me hizo pensar mucho... Com-
pero en aquello que fuese nuestra vocación, y que, por el prendí que había tropezado con algo negativo de la
contrario, el mayor martirio consistía en hacerlo sin Iglesia porque Dios lo quiso por y para algo, pero no
ella. podía juzgar a sus hijos por aquello que me ocurriera
Empecé a comprobar por mí misma aquella enorme a mí y que nada tenía que ver con ellos. Aquello era una
verdad, pero seguí porque no había otro remedio, no ley eclesiástica sólo hecha por hombres. Comprendí que
podía elegir, tenía que hacerlo. tenía que aclarar conceptos. Tenía que llegar a una
No tuve tiempo, en realidad, de sufrir añoranzas postura más elástica, menos tajante de la que había
pasadas, ni siquiera de pensar en ellas. Dios quiso que tomado. La Iglesia como Institución no me gustaba,
me enfrentara con la vida. Con lo material. Y comenzó no era lo que había creído, pero no podía juzgar a sus
bruscamente una etapa muy diferente. La peor de mi hijos por unas leyes que nada tenían que ver con ellos.
vida hasta ahora. Podía apartarme de la Institución, como había hecho,
Se juntaron tantas cosas, que sólo pude sufrir por el pero no tenía por qué apartar de mi vida a aquellos que
sufrimiento en el que me vi inmersa. honradamente creían estar en la Verdad. Comencé, pues,
No hay duda de que el sufrimiento es algo maravi- a ser menos intransigente. Ya no practicaba, pero la
lloso. Te hace comprender muchas cosas, hace que fe y la vivencia religiosa estaban tan hondamente arrai-
despierten muchas cualidades del alma que están atro- gadas en mi alma que lo que más feliz me hacía era
40 DIOS DENTRO NADA E S GRATITUD 41

poder tener conversaciones del espíritu y había ya lo dijo, y lo habían dicho los Profetas: «Los que tengan
comprendido lo difícil que era mantenerlas con los seres ojos vean y los que tengan oídos oigan». Y... todos te-
que no eran religiosos. nemos esa oportunidad de poder oír y ver con los oídos
En el fondo de mi alma yo sabía que estaba hecha y ojos del alma; por todos pasa, en un momento dado,
un lío, y aquel verano que pude pensar en la vida del la brisa del Espíritu Santo. Si sabemos aprovechar ese
espíritu tuve que reconocer que me sentía en el aire. momento, luego se dan pasos de gigante. Todo es igual
Era una sensación angustiosa de vacío. Se había des- en el camino espiritual, lo mismo si se escoge el Bien
moronado algo y no encontraba otra cosa donde aga- que si se escoge el Mal, porque ambos utilizan las mis-
rrarme. mas armas e idénticos senderos con diferentes metas.
Cuando se emprende el descenso y degradación del alma,
Poco tiempo tuve para pensar en todo esto. Mi pa- se empieza por poco y pronto se ha recorrido gran trecho.
dre se moría y los que me dijeran que era un pecador En el Bien lo importante es estar alerta a la Hora Má-
no podían ni sospechar qué hacía en esos momentos en gica aprovechándola y empezar por poco. En el Mal lo
que él conscientemente sabía que se moría. Leía la importante es no empezar.
Biblia. Estuvo semanas enteras leyendo y meditando. Según se acercaba el fin de mi padre en esta tierra,
Ahora ya hablaba de religión y mucho. Creía firmemente más admiré su carácter y la seguridad y fe de sus ideas.
en Dios, tenía una especialísima devoción por la Virgen Me dijo un día que no le preocupaba nada de lo que la
del Pilar a la que él llamó siempre la Señora. gente pudiera considerar fuera de la ley, que sólo tenía
Pero no creía en la Iglesia. La veía llena de errores que dar cuenta ante Dios de mi hermana y de mí por-
y equivocaciones. Yo no le había contado lo que me que no habíamos pedido nacer y por eso quería que
ocurrió cuando quise ser monja, ni se lo conté ya nunca. fuéramos igual en todo. Opinaba que ante Dios había
No se lo dije porque sabía que a él le hubiera hecho que responder de los inocentes ante los que se tenía
mucho más daño que el que pudo hacerme a mí. un deber que cumplir. En todo él había una postura
Admiraba a Pablo y creía en su doctrina, pero opi- espiritual del alma.
naba que nada de ella se había puesto en práctica. Su muerte trajo un bien espiritual a la mía. Ese día
Había veces que nos enzarzábamos en verdaderas un sacerdote dijo algo para mí trascendental, no era
discusiones por nuestros diferentes puntos de vista. nada nuevo, pero parecía que lo oía por primera vez:
El atacaba a Juan, no comprendía el por qué la «Todo es en conciencia».
predilección de Jesús por él. De pronto mi alma angustiada y en el aire dejó de
A muchos de sus argumentos yo no sabía contestar sentirse inestable y desapareció de ella la angustia...
entonces, pero «intuía» que no tenía razón, o «sabía» el Me invadió una inmensa paz.
por qué de algo y no podía explicarlo en palabras. ¿Cómo sospechar entonces lo corta que sería aquella
Más tarde todo aquello que estaba dentro y no sabía paz? ¿Cómo imaginar siquiera lo pronto que olvidaría
explicar, cristalizó. De pronto vi claro todo lo que me aquellas palabras?... Pero la semilla estaba sembrada y
había parecido confuso. Aquello me hizo comprender había caído en buena tierra, en tierra protegida.
que no era cuestión de discutir ni de darle vueltas a las Muchos años después fructificaría.
cosas. Comprendí que todos tenemos un momento, una
«Hora Mágica» en que algo que se nos antojó oscuro e
incomprensible, de pronto lo «vemos».
Hay que aprovechar esas horas mágicas que pasan
a nuestro lado y que si no sabemos aprovecharlas, no
vuelven.
Es ese momento especial en que Dios nos ilumina y
vemos y oímos con los ojos y los oídos del alma. Jesús
CAPITULO V

AÑOS DE OSCURIDAD

Pasados cuatro meses de la muerte de mi padre,


me casé.
Empezaba, pues, una etapa de mi vida que supuse
para siempre con la ingenuidad propia de la época, y
que duró ocho años. Ocho inacabables años, pero li-
geros pensando como entonces creía que eso ya sería
siempre igual, ya para toda la vida. Sin salida... Sin
futuro...
Me casé sabiendo lo que hacía; durante la ceremonia,
consciente de su significado e importancia, rogaba a
Dios por la nueva vida que iba a emprender. Pensé
mucho y estaba llena de buenos propósitos, todas mis
ideas espirituales brotaban en aquel momento llenas
de buenas intenciones.
Nada ignoraba sobre el sacramento del matrimonio
y aunque me había apartado de la Iglesia y no practi-
caba, aquel sacramento para mí seguía vigente, preci-
samente por ser los ministros los propios contrayentes...

Realmente era ya, en lo último que creía.


No era inocente; a los 24 años, ya nadie es inocente,
pero sí era en cambio muy sentimental y sensible. Eso
no pasa con los años y si se es sensible, se es toda la
vida y si al amor le das un sentido más espiritual que
material, se lo darás toda la vida también.
Es cuestión de carácter, en eso no se cambia. Queda
claro, creo, que le daba menos importancia al amor
sexual que al espiritual. No podía imaginar que una
44 DIOS DENTRO
AÑOS D E OSCURIDAD 45

cuestión sexual mal enfocada en sus comienzos pu- No quisiera que lo que digo fuese causa de escán-
diera dar al traste con todo, incluso con los más no- dalo, que se vea en ello un cinismo que estoy muy lejos
bles propósitos, como ocurrió en mi caso. de sentir. Sólo hay en todo ello realismo. Apartándonos
No lo podía creer pero pronto lo comprobé en mí de la moral cristiana, dejando a un lado la religión,
misma. La noche misma de la boda me di cuenta de mi aunque no sé hasta qué punto hay que proceder así,
error. si pensamos que en ese sacramento lo que se unen son
No sé exactamente qué ocurrió, sólo sé que yo sentí las almas y por amor, no los cuerpos.
un rechazo total. Más tarde, cada vez que se me comunicaba que el
Comprendiendo lo que eso significaba me eché a Tribunal Eclesiástico nos había separado las almas, me
llorar sin dar explicaciones, no podía darlas. entraba risa... Pero si nunca estuvieron unidas...
Aquel rechazo mío me produjo un sentimiento de Y porque pensé que todo en ese sacramento era en
culpa. conciencia, no obtuve la anulación después, habiendo
Al día siquiente comprendí que había cometido la tenido la posibilidad en las manos.
equivocación más grande de mi vida. Un sentido del Cuando los Padres de la Santa Rota me recibieron
deber completamente equivocado, ahora lo comprendo, en el Obispado para estudiar la posibilidad de su anula-
y una gran cobardía también, hicieron que fracasara ción, se quedaron sorprendidos, y yo más que ellos,
algo que ya nació fracasado. Pensaba que el deber me cada cual por diferentes causas.
ataba a mi marido. Sólo el deber... Si no hubiera sido Me preguntaron si conocía los motivos por los cuales
tan cobarde y hubiera tenido las ideas claras que tengo se podía anular un matrimonio. Contesté que sí. No
ahora, al día siguiente me hubiera vuelto a mi casa, obstante creyeron oportuno recordármelos. Sólo existía
que era en realidad lo que deseaba con toda mi alma. uno, en mi caso, que podía esgrimir yo.
No es de extrañar que ya desde entonces marchase El Padre me preguntó: «¿Creía Ud. cuando se casó
mal el matrimonio y por culpa mía. en el sacramento?» Mi contestación fue la causa del
Dos o tres meses, no creo que más, duró una vida asombro que antes mencioné: «Entonces desgraciada-
en común con una meta espiritual que yo entonces mente sí creía, ahora después de todo lo que he visto,
creía compartida; luego he comprendido que no, que a no».
él nunca le unió a mí lo espiritual, no por su culpa, éra- Me miraron perplejos y no sin cierta admiración.
mos caracteres muy diferentes. Antagónicos en todo, Comprendí, entonces me tocó a mí asombrarme, qué adu-
ahora, pasado el tiempo, me voy dando más cuenta del cían parejas que tanto me extrañaba a mí que lograsen
abismo que hay entre él y yo. Ni siquiera pensamos anular el matrimonio...
igual en nada. Ni una sola idea compartida. Yo no creía en la Iglesia, pero había jurado sobre
Eramos dos seres diametralmente distintos, él hacía los Evangelios decir la verdad y por nada del mundo
un culto de la sexualidad. Yo necesitaba que estuviese ponía yo a Dios por testigo de una mentira. Así se lo
acompañada de algo más... expliqué a los Padres y lo hice porque casi me vi obli-
Esa fue la gran equivocación de mi vida. gada a hacerlo ante su gesto de desconcierto.
Si se hubiera tratado de un amante, no le hubiera
vuelto a ver más tras la experiencia sexual; como era Pero antes de llegar al final, seguiré con el principio.
mi marido «tenía» que seguir a su lado... ¿Cómo soporté la situación una vez que me di cuenta
En aquella equivocación nadie había tenido la culpa y de mi equivocación? Pues, muy mal. Sólo Dios lo sabe.
a nadie se la eché. Sólo, en todo caso, a la educación equi- Eché mucho de menos a mi padre, él me hubiera
vocada que se me dio y que creyó un deber algo que aconsejado como tantas veces lo hizo... Pero no estaba
en el fondo de la cuestión no lo era, si lo analizamos bien. y tenía que arreglármelas yo sola.
Aquella primera noche había levantado un muro Aquello estaba desde los cimientos mal construido,
entre los dos. por mucho que se quisiera arreglar, tenía que desmoro-
46 DIOS DENTRO AÑOS D E OSCUBIDAD 47

narse por fuerza. Quiero aclarar que nadie fue causante amor había puesto, no podía morir. La justicia de Dios
del desmoronamiento, me refiero a terceros, aunque exis- es maravillosa. El nunca olvida si se Le amó.
tieran. La Sociedad tiene que echar la culpa a un ter- No podía morir aquella, alma, podría estar aletar-
cero siempre y no hubo tal culpable, porque no lo fue gada si acaso, pero no muerta.
del final de una unión, acababa al empezar... Medio año antes de mi separación matrimonial em-
Aunque yo tuviese que defenderme ante la Ley de pecé a interesarme por las cosas y me aburría; pero
los hombres aduciendo eso, nunca lo hubiera hecho de estaba renaciendo en mí mi carácter de antes y quería
no ser por una postura que, mal aconsejado, adoptó ocuparme en algo. No sentía ya aquella indiferencia y
mi marido contra mí y las niñas. Pero los Padres del pensando qué podría hacer, se me ocurrió ponerme a
Eclesiástico saben cómo retiré toda acusación y lo que estudiar hebreo. ¡Qué ajena estaba cuando tomé esa
sucediera después... No tengo por qué contarlo aquí, decisión a que daba el primer paso hacia la vida del
pues nada perjudicó aquello a mi espíritu. espíritu otra vez!
Tuve yo la culpa, he dicho, sí, porque nunca he Estas cosas son las que me han ido convenciendo
comprendido el amor a fecha fija. Como principio pienso de que Dios no nos abandona y luego comprendí que
que el amor tiene que llegar rodado, no puede tener a veces hay que pasar por la noche del espíritu para
una hora como uno más de los deberes del día. apreciar mejor la Luz...
Quizá el hombre conciba mejor así el amor porque Todo se basa en lo mismo y todo existe y está ahí
están acostumbrados. Por regla general, hasta que se porque tiene que ser. Nada es superfluo.
casan suele ser así para ellos, claro está, que me refiero La decisión de estudiar hebreo podría parecer ex-
a hombres y mujeres de mi generación. traña si no se tratase de algo heredado. El catedrático
de semíticas anterior al actual era tío mío; además de
Entonces y ahora concebía y concibo el amor sexual
la cátedra se ocupó en escribir una gramática de hebreo.
unido al espiritual; de otra forma, como una obligación,
Otra tía mía hablaba tan perfectamente el árabe que,
me hacía sentirme, en aquella época, «sucia» y humillada. cuando las recibió el Sultán a ella y a sus compañeras
en el viaje de fin de carrera, no creía que fuese española.
Supongo que este conglomerado de desdichadas si-
tuaciones fue culpable de que pocos meses después Tras esa atracción de las lenguas semíticas se ocul-
llegase la peor etapa espiritual de mi vida hasta el mo- taba otro motivo más de herencia: nuestra sangre judía.
mento y pido a Dios que nunca se vuelva a repetir Decidida, pues, busqué un profesor, resultó ser un
algo tan triste, tan desolador. Recuerdo con infinita sacerdote que dominaba el hebreo moderno, que utili-
pena los años que vinieron detrás. zaba incluso modismos al uso de Israel. Después de
siete años y medio irrumpió de nuevo en mi vida lo
Aseguro que fue la peor etapa de mi vida y no exa- espiritual en forma de profesor de hebreo.
gero, porque lo fue, ya que nada veo peor que la indife- Ya el idioma era espiritual por sí mismo.
rencia. Una casualidad hizo que a través de D. RAMÓN
Pasados los primeros meses de la boda y hasta medio MENENDEZ PIDAL indirectamente, trabara amistad con
año antes de la separación, transcurrieron ocho años un matrimonio sefardí de Salónica, pero establecidos
de una indiferencia total a todo lo relacionado con el en Israel mucho antes de la guerra mundial. Sin darme
espíritu. cuenta me iba metiendo en el misticismo judío, pero
Ni siquiera me convertí en una pecadora... al mismo tiempo iba conociendo mejor a Jesús, a María,
Nada. Indiferencia y olvido por todo lo espiritual a los Apóstoles, a todo lo que constituyó Su entorno.
y en realidad indiferencia por todo en general. No se trata de que hablase de religión con ninguno
¿Puede existir algo más triste? ¿Puede concebirse de ellos, porque no hablábamos de eso, pero cuando
vida más sin sentido? oía al Padre hablar en hebreo, pensaba en Jesús...,
Pero un alma que tanto había luchado, que tanto cuando a los que escuchaba era a mis nuevos amigos
48 DIOS D E N T R O AÑOS D E OSCURIDAD 49

hablando, por ejemplo, de pasada, de cualquier cos- ataba, puede vivir experiencias de eternidad en minutos.
tumbre de la religión judía, pensaba en Jesús, pensaba Esta primera parte de mi vida abarca, pues, treinta
que vivió y murió en esa religión. largos años de ella.
La segunda sólo dieciocho. Cuando se es feliz el
El tiempo pasó rápido, y llegó mi separación ma- tiempo pasa muy rápido, parece que no hubiese trans-
trimonial. currido. Todo depende de eso; de ser feliz. Algo que
Cualquiera podía pensar que aquello era algo des- está al alcance de todos y no nos damos cuenta.
graciado... Mi deseo sería que todos al leer este libro consiguie-
Una vez más la vida demostraba que nada es como ran encontrar esa Verdad que yo buscaba en las regio-
parece y que es mejor no hablar, no ya no juzgar, de nes de lo difícil y no la veía por tenerla demasiado cerca.
un problema que no nos concierne porque nada sa- Querer encontrarlo ya es un paso.
bemos de él... No hay que dejar pasar de largo las Horas Mágicas
Una vez más se demostraba que Dios está tras las que nos envía Dios a todos.
cosas mas insospechadas.
Nunca se sabe por qué ocurren las cosas, ni qué hay
en realidad tras las apariencias...
Existen situaciones, que como en mi caso, en apa-
riencia iban incluso contra todo lo establecido, sin
saber que tras ellas estaba Dios, porque sus caminos
son un misterio para nosotros y porque sobre todo,
hablamos de lo establecido, pero ¿por quién?...
Dios está por encima de todo eso... Dios es algo
mucho más importante... Dios nada tiene que ver con
las leyes humanas...
No voy contra las leyes, sé que son necesarias y
que hay que cumplirlas. No juzgo ni me meto con
ninguna. Digo lo que ocurrió en mi caso. El quiso va-
lerse de aquello para que mi alma comenzara a renacer
de una enfermedad en la que se había visto inmersa
por una situación límite, como ahora se dice.
Había de nuevo entrado en otra etapa que ya sería
la última. Sería dolorosa la búsqueda, pero esta vez al
final estaría la Verdad.
En realidad estaba tan cerca y era tan sencilla que
no la veía, porque la buscaba lejos y por el camino de
lo difícil.

Hasta ahora me he referido a una tercera parte de


mi vida espiritual. El resto será lo más largo porque el
tiempo no existe. A veces vivimos años en los que nada
ocurre para adquirir después una experiencia de siglos
en unos días...
Para el espíritu no existen las horas ni los días.
Cuando comienza a desprenderse del lastre que le
4—

SEGUNDA PARTE
CAPITULO I

LA VERDAD EN LA BIBLIA

Paulatinamente iba renaciendo en mi alma su propia


naturaleza. Esto no quiere aecir, por supuesto, que de
golpe y porrazo aceptase todo cuanto había apartado
de mí anteriormente. Tampoco significó en la época an-
terior que mi indiferencia hubiera alejado de mí la
vivencia de Dios, ya que esa vivencia, como dije,
nunca se ha apartado, ni en las peores crisis de mi alma.
La aparición de la vida espiritual fue muy lenta, yo
no me daba cuenta de ello y por supuesto el que todo me
recordase a Jesús de una forma u otra, no era que me
llevase hacia lo que ya me había fallado antes.
Sin proponérmelo me encontraba mentalmente, cuan-
do menos lo esperaba, dando vueltas y más vueltas a
ideas y conceptos que creía olvidados.
La separación matrimonial trajo consigo muchos
problemas materiales, sobre todo económicos. Yo no
tenía dinero y tardaron seis meses en dictar medidas
provisionales. Todavía no sé de qué vivimos... Lo que
sí sé es que muy mal. Yo no estaba sola, existían dos
seres de seis y siete años, mis hijas, que no entendían
por qué no había dinero. Tenía, pues, que hacer frente
a muchos problemas, a muchas responsabilidades. Nada
de eso me asustó, nunca había tenido miedo a enfren-
tarme con la vida. Nunca los problemas materiales
habían sido tales para mí y respecto a las niñas pensé
que Dios me ayudaría. Entonces me di cuenta de que
pedía ayuda, mejor dicho, la daba por segura, cuando
tan olvidado Le había tenido... Y un sentimiento de
54 DIOS DENTRO LA VERDAD E N LA B I B L I A 55

culpa me invadió por primera vez después de tanto como desnudar el alma, y... ese «destape» sí que cuesta,
tiempo. la verdad.
Ya Me había oído. Escasas personas conocieron mis luchas, mis sufri-
Mi espíritu salía de aquel largo letargo, desaparecía mientos espirituales en diferentes épocas de mi vida.
la indiferencia para dar paso a algo tan positivo como Es muy difícil confiar tanto en alguien como para saber
el reconocimiento de nuestra falta, en mi caso particu- que te escuchan, te entienden y saben que eres sincera.
lar, el reconocimiento de mi ingratitud. Pero aun eso tan difícil lo he encontrado en muy pocas
Día a día me iba sorprendiendo a mí misma medi- personas, pero lo he encontrado; se trata, indudable-
tando sobre temas espirituales, siendo, como lo era, un mente, de seres que están de algún modo en mi misma
difícil momento aquel en el que debiera estar sumergida vibración y todo es cuestión de vibraciones.
de lleno en cómo resolver los innumerables problemas En aquellos momentos que surgían de mi más pro-
materiales que surgían constantemente. fundo yo antiguas sensaciones, comprendía que más
Querría aclarar que si mi alma pedía a gritos ser que volver a pensamientos anteriores, comenzaban a
escuchada, y que si a mi mente volvían pensamientos e hacer su aparición nuevas ideas que nunca hasta en-
ideas olvidados durante tanto tiempo, nada cambiaba tonces habían surgido.
en mi vida externa. Nadie de los que me trataban en- Me di cuenta, por ejemplo, de la gran importancia
tonces y me tratarían después sospecharon mis inquie- de los símbolos. Y comprendí que todo lo creado es,
tudes espirituales. Muy pocas personas han sabido de en último término, imagen de Su creador. Son símbolos
ellas. que nos ha puesto El para que comprendamos, para que
veamos con ios ojos deí espíritu.
Esto me ocurrió siempre. Nada en mi comporta-
Tantas cosas sencillas que nos empeñamos en ima-
miento cotidiano con las gentes dejó entrever siquiera
ginar difíciles y por tanto ocultas de algún modo para
mis vivencias espirituales. Es más, dado el carácter
nosotros. Ocultas, quizá, pero por símbolos. Es el len-
alegre con que Dios quiso que naciera y mi sentido
guaje más sencillo, porque fue creado para almas sen-
del humor, si no profundizaban un poco, la opinión
cillas. Cuanto más ha avanzado el hombre en ciencia,
general sobre mí era la de una persona más bien frivola.
en civilización, suponiendo que a eso pueda llamarse
Tengo un pudor especial que me impide exteriorizar avance, ha perdido en sencillez y sin ella le cuesta mucho
quizá lo mejor que Dios ha puesto en mí. También encontrar a Dios. Todo lo que nos rodea nos habla
hay algo de orgullo; sólo la idea de que se pueda dudar de El. La Creación es El, en definitiva.
de mi sinceridad, me asusta haciendo que mi yo espi-
ritual se repliegue hacia dentro y se oculte, saliendo en Los mismos caminos utiliza el Mal para que se le
su lugar un yo muy sociable que sabe adaptarse per- pueda distinguir. Nada natural es creado por él.
fectamente a cualquier ambiente, aunque no sea el Tras cualquier obra del hombre puede estar escon-
suyo precisamente. dido el Mal.
Las obras de Dios no se esconden, las tenemos de-
A veces, he intentado abrirme; ser yo misma, pero lante de nuestros ojos y siempre nos hablan de El, de
no puedo, es muy difícil o al menos a mí me lo resulta. Su Creador, del Creador de todo lo que existe de forma
Temo ver aparecer un destello de duda burlona en los natural y sin la intervención del hombre.
ojos de mi interlocutor... Esa idea me asusta, porque
si yo, hablando de un tema tan importante y serio para Comencé a leer la Biblia, pero me negué a leer las
mí, notase esa expresión, me sentiría muy herida. En el interpretaciones que explican lo que en apariencia está
fondo es más que nada cobardía, lo reconozco. Cobardía confuso. Nada está confuso en la Biblia. No necesita
con su poquito de soberbia, ¿a qué engañarme? que nadie aclare nada.
No creo que sea necesario que explique el esfuerzo Comprendí que era un libro esotérico, de ciencia
que está representando para mí escribir este libro. Es hermética y que se entiende el significado de cada cosa
56 DIOS DENTRO LA VERDAD EN LA BIBLIA 57

cuando nos iluminan, cuando llegan a nosotros esas chispa, de pronto, nos hace comprender lo que tanto
Horas Mágicas cíe las que hablaba en la primera parte. llevábamos intuyendo o habíamos olvidado y conocía-
Lo comprendí después de leer muchas veces, quiza, mos de antes de venir a este mundo. Mientras no sea
un pasaje y no ver más que lo que leía, no lo que «era». de esa forma, el hombre no entenderá nada, por mucho
Un día, de pronto, sin pensarlo, cuando menos lo es- que quieran explicárselo otros.
peraba, releía aquello tan conocido y resultaba nuevo, En aquellos días de juicios humanos, de problemas
comprendía su fondo. Estaba clarísimo. ¿Cómo no lo humanos, de posturas absurdamente humanas; enton-
vi antes? Porque todo tiene su momento. Todo tiene ces, cuando menos lo esperaba, aparecía la chispa y
que ser, cuando tiene que ser. No hay que darle vuek comprendía algo que antes había estado años creyendo
tas. No puede encontrar con la misma facilidad el sig- de una forma que no era.
nificado oculto de un pasaje bíblico el lector que por Donde menos se piensa, puede encontrarse la Verdad.
primera vez coge una Biblia que el que lucha y la lee Esto, que parece ya una frase hecha, y que como tal
una y otra vez intentando encontrar la Verdad. suena a falso, es una auténtica verdad.
Todo en esta vida necesita un esfuerzo, ¿no va a
ser necesario para hallar lo más importante de ella? Cuando comenzaron los juicios matrimoniales, las
Afortunadamente nunca había leído la Biblia. No clases de hebreo se acabaron, pero no la inquietud que
era costumbre en España leerla cuando yo estudié el esa lengua había hecho nacer en mi espíritu. El cono-
bachillerato. Sólo se leía entonces el Nuevo Testamento cimiento del matrimonio sefardí hizo que tuviera nue-
y más concretamente los Evangelios. vos amigos judíos. Tras unos surgían otros. A través
La Biblia está coja leyendo sólo el Antiguo Testa- de aquellas amistades iba yo conociendo algo nuevo
mento o sólo el Nuevo. para mí: el alma judía, su gran misticismo, tan parecido
Jesús constantemente menciona a los Profetas, al español. Llegué a pensar quién influyó en quién.
¿cómo comprenderle sin leer el Antiguo Testamento? Porque nuestra gran mística, Teresa de Jesús, tuvo
Por su parte éste, empezando por David y acabando problemas por su pureza de sangre...
por los Profetas, es un adelanto, todo él, de lo que tiene He dicho muchas veces que Dios ha puesto Angeles
que llegar. Es, en suma, la confirmación del Nuevo en mi camino. Nunca he explicado esto y así, de pri-
Testamento. meras suena bonito, se puede pensar en una metáfora.
Bien, yo, afortunadamente y gracias a una educa- No. Nada de eso es. Creo que Dios ha puesto muchas
ción equivocada, leí la Biblia sin deformaciones, sin veces Angeles verdaderos en mi camino, estoy conven-
ideas de otros, sin aclaraciones en suma y creo que así cida de ello.
debe leerse porque cada ser humano debe encontrar en Santo Tomás dice que todo espíritu puede encarnar,
la Biblia ese mensaje que hay para él sólo. Porque cada menos Dios, en un momento dado para ayudar a un
ser humano es un mundo y Su Creador sabe lo que es alma o para la misión que fuere.
necesario al alma de aquel pequeño mundo. Y en la Yo he comprobado que es cierto. Y comencé a com-
Biblia está la respuesta a iodo. probarlo entonces...
Pienso que a cada alma hay que dejarla hasta que Luego lo he comprobado ya muchas veces.
le llega «su» momento. Sí, son esas personas que se acercan a tu vida en
A todos les llega, porque hay una justicia Divina. un momento difícil de ella, te ayudan y luego se apartan
Todo es equilibrio en la Creación. de tu camino. Guardas un gran recuerdo de ellas, pero
Todos nos damos cuenta cuando algo fuera de lo si vuelves a encontrarlas te das cuenta, al principio
normal nos ocurre. Todos podemos entender los mis- con sorpresa, luego acostumbrado ya, que nada tenían
terios si Dios quiere que lleguen a nosotros. que ver con aquella persona que te ayudara en un mo-
Por mucho que se empeñen en explicárnoslos otros, mento dado... No fueron ellas, un espíritu angélico, las
como no nos lleguen de El, de esa forma que como una inspiró.
CAPITULO II

EL AMOR HUMANO

En aquella época surgió una de esas personas a las


que me refería en el capítulo anterior.
Pronto se convertiría en un gran amigo y sobre
todo en un sabio consejero. Los problemas a veces me
desbordaban. Ni uno sólo de los que él me dio fue equi-
vocado.
Siguiendo uno de sus consejos, en este caso comple-
tamente ajeno a los pleitos matrimoniales, me matriculé
en la Escuela de Psicología, que entonces estaba en la
Antigua Universidad Central de la calle de San Ber-
nardo.
Me costó mucho adaptarme el primer trimestre a
aquella nueva vida. Me sentía completamente desplaza-
da en el ambiente universitario con mis niñas en casa y
teniendo que ir un día sí y otro no, como quien dice, a los
Juzgados por las mañanas. Las clases eran por las
tardes de 6 a 9, pero a todo se acostumbra el ser huma-
no, pues así estudié los tres años y todavía al acabar
tendría que seguir yendo a la Plaza de las Alesas tres
años más.
En broma mis amigos decían que en el Carnet de
Tdentidad, en el lugar de mi profesión, tendría que poner
«mis juzgados», mi marido le había tomado gusto a la
cosa y todas las sentencias a mi favor terminaban en el
Supremo porque recurría y recurría...
A trancas y barrancas asistí aquel trimestre a clase,
pero asistí.
En el segundo trimestre ya fue todo muy diferente,
60 DIOS D E N T R O E L AMOR HUMANO 61

había superado todo y empezaría una de las épocas más si hablo de ello es con el único deseo de dar una idea
felices que recuerdo. exacta de mí misma. A veces por callar ciertas cosas
Había aparecido con aquella nueva amistad tam- parece que una persona es mejor de lo que en realidad
bién una nueva constante en esta segunda etapa de es. Quiero, pues, dar una exacta medida de mis pro-
mi vida, pronto me daría cuenta de ello. blemas, limitaciones e ideas y al mismo tiempo explicar
que si comprendí que sólo era verdadero el amor que
Comprendí que ya no podría ser amiga de ningún
no muere, me apartaba del amor humano no por con-
hombre, sin que se le supusiera en el acto mi amante,
siderarlo pecado, y si buscaba el Divino, no lo hacía
lo fuera o no. Al principio me molestó mucho, no me
como obligación.
acostumbraba. Descubrí que algo que creía que no me
importaba, me importaba y mucho. Me refiero al Una de las cosas que nunca he comprendido ha
«qué dirán»... sido el primer mandamiento de la Ley de Dios...
Luego me acostumbré. Ya sabía que fuera con quien No me cabe en la cabeza que sea un mandamiento,
fuera se diría que se trataba de mi amante. Es algo algo como una obligación, un sentimiento que brota
por lo que no hay más remedio que pasar si se ha sepa- de nuestros corazones querámoslo o no, por una fuerza
rado una de su marido y frecuenta otros hombres. del alma, no por obligación. No puedo concebir amar
Tenía que elegir entre «el qué dirán» y la amistad, a Dios por obligación...
siempre más interesante para mí, de los hombres que Sólo me hace comprender la existencia de ese man-
de las mujeres con las que por regla general me suelo damiento, la existencia también del Diablo, sólo en-
aburrir. Hay excepciones, claro. tonces se puede comprender que haya seres que no aman
Ante aquella disyuntiva, por supuesto elegí la amis- a Dios. Y pienso que ese mandamiento a la vez que una
tad masculina y desprecié por completo «el qué dirán» idea refleja otra: la existencia efectivamente del Diablo.
entonces. Luego lo ignoré hasta el punto de que ya Y hablo del Demonio porque hay muchos que le
ni me acuerdo de él. Tengo que ser sincera, alguna vez niegan. Yo creo tan firmemente en su existencia y
«el qué dirán» no se equivocó, pero generalmente sí. poder que veo su mano precisamente en los que le nie-
Se equivocó y mucho... gan. No sólo creo en él, no. Pienso que ahora está en
No voy a decir que despreciase el amor humano su mayor apogeo porque se acerca una nueva era. Siem-
porque estaría mintiendo vergonzosamente. Nunca he pre para empezar una nueva vida hay que destruir la
considerado pecado amar, por el contrario pienso que anterior, y él es diestro en destruir...
el amor todo lo engrandece y si amé fue mucho más Nunca se le ha hecho tanta propaganda como en
limpio que en mi matrimonio porque fue verdadero estos tiempos, ni nunca se ha hecho sentir tanto su
amor. Nunca, repito, consideré un pecado amar y por mano y es que sabe inspirar a los suyos para que utilicen
lo tanto no lo vi como algo prohibido; por no conside- los medios necesarios y más adecuados en cada mo-
rarlo prohibido nunca representó, pues, un problema mento.
para mí. Negar al Diablo es negar a Dios, porque sin el mal
El problema fue cuando comprendí que ese amor no existiría el bien. Es negar la oscuridad y la luz.
humano no representa nada porque muere, luego no es Existen principios que sin sus contrarios no tendrían
del alma... razón de ser. Desde que el hombre supo afirmar, aun-
Ahí estuvo mi verdadero problema. Cuando me lo que sólo fuera con la cabeza, aunque todavía no tuviese
planteé conscientemente siguió en marcha «el qué dirán», el don de la palabra, el concepto del bien y del mal
pero entonces equivocándose de todas, todas... acababan de aparecer en el mundo.
Querría que no se viese ni el menor atisbo de cinis- Este razonamiento no quiere decir que niegue la
mo en mí, como querría poder expresarme lo más con- existencia del Ángel rebelde, por el contrario, creo en
venientemente posible para que el lector vea claro que los Angeles rebeldes del Libro de Henoch y no comprendo
62 DIOS DENTRO

por qué han quitado de la Biblia ese libro necesario


para entender el Génesis y la rebelión de los hijos de
Dios al entrar en las hijas de los hombres... Han querido
silenciarlo, no sé por qué, cuando las primeras Iglesias
lo aceptaban y lo consideraban.
En su libro, Henoch, abuelo de Noé, no sólo pre-
dijo el Diluvio avisando a su nieto, sino que se adelantó
a Juan y escribió algo mucho más claro que el Apoca-
lipsis.
He llegado a pensar si no sería que Juan, conocedor CAPITULO III
de algún modo, de lo que ocurriría más tarde con el
Libro de Henoch, decidió escribir el suyo en «clave»...
EL AMIGO

Mi entrada en la Universidad Central de San Ber-


nardo, para estudiar psicología, fue un gran choque.
Todo iba transcurriendo por sus cauces, suavemente.
Así lo aceptaba tranquila, porque casi no me daba
cuenta de lo que estaba pasando.
Siempre sucede así cuando lo que ocurre en nuestra
vida es trascendental.
De aquel fluir a mi mente ideas, de aquel llegar a
comprender cosas, a encontrarme en una clase inmensa,
donde lo que más se veían eran curas y monjas, signi-
ficaba un salto demasiado brusco y reaccioné como tenía
que reaccionar, exclamando: «¡Señorl ¡Cuánto cura!»
No es que fueran demasiados, es que se les veía
mucho. Con las sotanas, los hábitos y las tocas saltaban
a la vista.
Como principio les rehuía, por no decir que huía
abiertamente de ellos que era la realidad. Los pobres
eran muy amables, pero a mí me trajeron de repente
todos mis amargos recuerdos que creía haber olvidado,
que creía haber superado. De ellos huía dolorida y de
ellas huía porque no las podía tragar.
No hay que olvidar que el daño que recibiera, hecho
por mujeres de la Iglesia, fue un daño gratuito, porque
ellas quisieron. Por equivocación o por lo que fuera,
ellas me lo hicieron, no estaban cumpliendo ninguna
ley eclesiástica.
Ellos no me hicieron daño nunca. Aquel Padre
cuando tuvo que comunicarme la existencia de una ley
64 DIOS DENTRO E L AMIGO 65

eclesiástica que yo desconocía, me lo comunicó porque El ayudó al «pobre ángel», como me llamaba cuando
no tenía más remedio, pero sufrió y todo él se rebeló me confesaba con él. Ahora pienso en las tonterías que
aun cuando nada dijera que lo hiciese pensar. Yo sé debía decirle para que me llamase así.
que así ocurrió porque eran muchos los años de cono- Pero hasta que llegara aquello, todavía «el pobre
cernos y leía sus pensamientos. También había com- ángel» tenía que buscar mucho, luchar y sufrir lo suyo.
prendido más tarde que me dio aquel plazo de un año
con la esperanza de que se me pasara y no tener que, Antes de seguir adelante quisiera hacer una aclara-
diciéndome la verdad, hacerme daño. ción. Si llamaba y lo sigo haciendo con el tratamiento
Había sido muy diferente la actitud del Padre a la de Padre a aquel nuevo amigo, sólo se debía y se debe
de las mujeres de la Iglesia, ellas no procuraron evi- a la fuerza de la costumbre. Cuando le conocí era un
tarme daños. Ellas me los hicieron gratuitamente. Es- gran paso y... muy grande en realidad, el que le tuteara.
pero y pido a Dios que hayan cambiado, por el bien de Fue el primer sacerdote al que llamé de tú, pero todavía
otras niñas, quizá en situaciones parecidas a la mía. no se había generalizado el llamarles sencilla y llana-
De modo que en la Escuela de Psicología huía de mente por sus nombres. Todo ha ido muy rápido, com-
los hábitos por diferentes razones, pero monja o cura prendo y veo muy justo el que no les guste que se les
que veía... salía pitando en dirección contraria. llame Padres, al menos al Padre Rubio no íe gusta
junto con otros muchos. Tienen razón cuando alegan
No me extrañó nada, en absoluto, que en el segundo para explicar su postura las palabras de Jesús: «A nadie
trimestre mis mejores amigos de la Escuela fueran los llaméis Padre», «el mayor de vosotros sea el servidor
curas... Estaba predestinada. Y comenzaba a acostum- de todos», «no seáis como los escribas y fariseos», «no
brarme con aquel extraño destino. os dejéis llamar guías», «no ocupéis los primeros puestos»,
En el fondo creo que cuando los vi por primera vez, «no seáis como los que mandan en la tierra»...
mi repulsa fue porque intuía lo que terminaría ocu- Quede claro, pues, que el tratamiento por mi parte
rriendo. Me conformé, ¿qué podía hacer yo contra mi es mera costumbre y no intento con él dar una falsa
destino? Cuando descubrí que de todos los que llevaban idea clerical o de «casta sacerdotal» en poca consonancia
hábitos con los que mejor congeniaba y más amigos conmigo misma y con el mismo Padre Rubio.
míos se habían hecho eran jesuítas, ya, me dio risa...
Estaba claro, de algún modo, no conocía el motivo, Hecha esta aclaración necesaria para no equivocar
mi vida tenía que verse involucrada con la Compañía en nada al lector, volvamos a aquellos años de la Uni-
de Jesús. En realidad, antes de conocer a sus hijos siem- versidad Central y de la Escuela de Psicología, donde
pre me sentí atraída por Ignacio de Loyola, siempre le me volvería a encontrar a la Compañía de Jesús en-
había admirado mucho. No sé si vendría ya de entonces, trando de «rondón» otra vez en mi vida.
pero el caso es, que siempre ha tenido que hacer acto Y así como no me sorprendió lo más mínimo mi
de presencia en mi vida la Compañía de Jesús. Lo que amistad con los hombres de la Iglesia, sí me desconcertó
no podía sospechar entonces, recién iniciada aquella la que empezara a unirme con una monja. Tanta llegó
amistad, que luego uno de los jesuítas, el Padre Isidro a ser aquella unión que terminé convirtiéndome en su
Rubio, sería mi mejor amigo, mi confidente, mi gran confidente y hasta en alma benefactora de una futura
compañero y, pasados los años, el vehículo que utilizó orden religiosa.
Jesús para que volviera a El... No podía imaginar en- Cuando pensaba que yo custodiaba en mi casa toda
tonces que aquel Padre risueño, amable y comprensivo, la documentación en espera de la aprobación del Va-
sería la persona que más bien haría a mi alma. ticano, me entraba mucha risa.
Pienso que desde el cielo, el Padre que tuvo que Habían quedado atrás los tiempos de intransigen-
darme a conocer aquella ley eclesiástica movió los hilos cias. Ya comprendía que se podía servir a Dios en todas
de la trama. partes si se creía de corazón estar en la Verdad y se
5—
66 DIOS DENTRO EL AMIGO 67

era sincero con uno mismo. Aquella época de indife- sividad y a la defensiva. Cuando, sorprendida, com-
rencia que había durado casi ocho años, algo bueno probé que no intentaba hacerme cambiar en mis ideas,
había traído, me había hecho más humilde; recordando poco a poco fue desapareciendo la agresividad para con-
las palabras de aquel sacerdote, cuando murió mi padre, fiarle, no como a un sacerdote, sino como a un amigo
comprendía que todo tenía que ser en conciencia y no mis vivencias religiosas.
se podía despreciar nada, ni a nadie, porque podía Le hablé claramente, sin ocultarle nada de cuanto
estar haciéndolo a un santo, aunque a mí no me lo entonces iba pensando y cuanto ocurría en mi espíritu
pareciese. en aquellos días. Le abrí mi alma mucho más que si
En cuanto a aquella monja, era tan sincera, tan me estuviese confesando, y su actitud tampoco fue la
verdadera y sufría tanto en su valiente lucha en soli- de un sacerdote. Se comportó como un amigo que sabía
tario contra muchos, más fuertes que ella, que obstacu- escuchar. Opinaba sin intentar convencerme nunca de
lizaban su futura orden, que sólo me inspiraba un gran nada. Era un tío listo y se dio cuenta en seguida de mi
respeto, pensando convencida que toda ayuda que le carácter. Comprendió que había que dejarme suelta la
pudiera prestar era poca; y bien poca, porque eran rienda.
muchos y fuertes sus adversarios y muy pequeño el Conociéndome muy poco todavía, intuyó que no era
número de personas que conocíamos lo que estaba su- persona a la que le fuesen las imposiciones, cosa difícil
friendo. Que yo sepa, por lo menos en la Escuela, sólo de adivinar en mí a primera vista, pues mi aspecto hace
fuimos dos. Sus vicisitudes me convencieron de que pensar a la gente que soy blanda de carácter y más
cuando las mujeres de la Iglesia se ponían a malas, eran bien débil.
francamente desagradables. Lo que yo padeciera no se Con el conocimiento del Padre Rubio comenzó otra
podía comparar con lo que estaba conociendo por la época feliz de mi vida; era otra vez encontrar un amigo
historia de aquella monjita. Pero, tenaz como pocas, del alma. Era poder confiarle los sentimientos más ocul-
al fin triunfó y fundó su soñada orden en la que figuro tos que ella encerraba con el convencimiento de que
desde entonces como alma benefactora.
me entendería.
Indudablemente las oraciones diarias que rezaba por Se repetía la amistad que había conocido en «Los
los que las ayudamos, también fueron hasta Dios e Luises».
intercedieron para que yo encontrase definitivamente Sé lo difícil que es encontrar la verdadera amistad,
lo que llevaba buscando desde los seis años. la que hallé en aquella compañera de las Hijas de María
La Madre no supo nunca nada de mis problemas y que ahora volvía a encontrar en el Padre. Le di sin-
religiosos. Así como ella me confió todos los suyos, que ceras gracias a Dios, porque siendo algo tan difícil,
comprendía mejor que nadie, yo, nada la dije. Aun que muchos pasan por esta vida sin conocerlo, a mí me
cuando la ayudé, la quise y compartí sus angustias, a la envió dos veces.
veces increíbles verdaderamente; aun así, no hay duda
que inconscientemente seguía sin fiarme demasiado de La Escuela me trajo también la juventud perdida.
las mujeres de la Iglesia. Hubiera querido abrirme con No tenía edad para sentirme vieja, acababa de cumplir
ella, pero algo superior a mí me lo impidió. Sólo recuerdo 31 años, pero el haberme casado, el hecho de tener dos
haber hablado con ella de aquella amiga del alma que niñas en casa esperando y confiando en mí, los innu-
se fuera a misiones, eso ya era algo, pues con muy merables problemas de mi separación matrimonial, todo
contadas personas he hablado de ella y de lo que signi- mezclado hacía que me sintiera mayor al empezar el
ficara en mi vida. curso.
En la Escuela volvió la época estudiantil. Las noches
Con el Padre Rubio fue diferente. Pronto le con- preparando los exámenes, los nervios, las preocupacio-
taría mis ideas, mis problemas espirituales, tengo que nes compartidas, las alegrías después de las tensiones
reconocer que se los conté al principio con cierta agre- pasadas tras un examen. Las charlas alegres.
68 DIOS DENTRO EL AMIGO 69

A veces los problemas de la separación se convir- No sacábamos la conversación nosotros, respetando


tieron en un motivo más de risa, como por ejemplo, sus ideas; no se nos ocurrió quererla convencer de nada,
cuando a mi marido le dio por ponerme un detective pero no podíamos dejar de intercambiar una sonrisa
privado que conocía ya toda la Universidad, le veíamos guasona cuando, menos lo esperábamos, nos veíamos
en la esquina de San Bernardo, enfrente de la Univer- inmersos en una conversación sobre la existencia o no
sidad todas las tardes, esperando a que yo saliera de existencia de Dios que había provocado ella.
clase, me siguiera hasta mi casa, que era a donde iba, Aseguraba no creer en nada y que no podía creer
y se marchase hasta el día siguiente. Aquel buen hom- en Dios, le atormentaba, eso sí, el que creyéramos nos-
bre nos hizo reír mucho, porque nunca se enteró que otros. No lo reconocía; quizá no se daba cuenta, porque
había una puerta trasera, por donde a veces salíamos es una de las personas más sinceras que me lie trope-
sólo para desconcertarle... zado en la vida. Muy inteligente, analítica y con una
Volvía a vivir en todos los sentidos, cuando hacía mentalidad totalmente cartesiana, según ella, concebía
un año escaso, todavía viviendo con mi marido, con- que las personas poco cultas creyesen en Dios, pero la
sideraba mi vida acabada, sin horizontes, muerta. desconcertaba el que creyéramos en El, su marido, al
que ella consideraba inteligentísimo, el Padre y yo, a
Nos reuníamos mucho en mi casa, para estudiar los que, según parece, también consideraba inteligen-
juntos Mercedes, el Padre y yo. Mercedes era una cria- tes. No lo comprendía. Todo su esquema se caía al
tura encantadora, espontánea, radiante y que sólo te- suelo. Que personas no incultas creyésemos la traía
nía un tema de conversación: su novio. por la calle de la amargura. Nos aseguraba que no la
No llegamos a conocerle personalmente, pero era inquietaba aquello lo más mínimo, que vivía muy tran-
como alguien más que estuviese allí presente en el co- quila, que no era ningún problema para ella la cuestión,
medor de mi casa. Resultaba difícil sustraerse a ello pero cuando menos lo pensábamos ya nos había me-
porque, se hablara de lo que se hablara, Mercedes veía tido su obsesivo tema.
un motivo especialísimo aquél, para contarnos alguna
maravilla de su novio. Su graciosa espontaneidad nos AI grupo de Mercedes, el Padre y yo, se unió otro
hizo reír mucho, al mismo tiempo yo la admiraba. Era sacerdote. Iba por clase y estaba muy solo, nos miraba
de esos seres que notas que todo es verdad en ellos, mucho con sana envidia de nuestra camaradería, de
que aunque nunca tocase el tema de Dios, hacían pensar nuestra alegría.
en El. Parecía no conocer a nadie, ni haber entablado nin-
Se casó al fin y se fueron a vivir a Sevilla. No he guna amistad.
vuelto a saber más de ella, pero querría que la vida no Un día, tímidamente, se nos acercó preguntándo-
la hubiera cambiado, que siga conservando la espontá- nos si no nos importaba que estudiase con nosotros,
nea alegría que brotaba del fondo de su alma feliz y porque además de ser alegres y divertidos, teníamos
que tanto bien hacía a los que nos acercábamos a ella. fama de «empollones».
También estudiábamos en casa de Annette el Padre Comenzó a venir a mi casa, lo cierto es que perdía-
y yo. Annette era judía. Vivió en España desde niña, mos mucho tiempo porque estaba más atrasado que
al terminar la guerra mundial se vinieron a vivir aquí nosotros; al final nos haría un gran favor por haberle
y aquí conoció a su marido, un judío español; cuando se ayudado en aquel momento.
casaron se fueron a vivir a Israel, a la ciudad santa de Siento no recordar su nombre, pero a él no le he
Safed, nada menos, en la alta Galilea. Había vuelto a olvidado porque era una gran persona. Muy diferente
España a casa de sus padres para estudiar psicología. al Padre Rubio de formación. Yo le observaba y veía
Annette era atea. cómo se sentía entre nosotros. Estaba perplejo de aque-
Nunca he conocido a nadie tan preocupado por saber llas confianzas. Tardó en liberarse de una formación
por qué el Padre y yo creíamos en Dios. algo anticuada, pero terminó haciéndolo, participando
70 DIOS DENTRO

feliz de nuestra amistad. Me producía ternura la expre-


sión de gratitud que se leía en sus ojos cuando creía
que no le observábamos. Nunca llegó su confianza a
tanto como para contarnos lo desconcertado que le ha-
bíamos tenido y lo contento que se sentía por haberse
unido a nosotros.
Nunca lo dijo, pero no era necesario.

CAPITULO IV

ISRAEL Y EL SANTO PADRE

El segundo año de la Escuela me trajo una gran


alegría.
Por una serie de circunstancias me propusieron de
un periódico femenino ir a Israel para hacer el reportaje
de la visita del Papa.
Iríamos tres periodistas. Dos irían a Jordania y yo
escribiría la estancia del Santo Padre en Israel, ha-
ciendo de paso algún reportaje sobre el país, para pasar
al final a Jordania y salir desde Amann hacia España
de nuevo.
La verdad por delante, no les movió a proponerme
aquello ni la amistad, ni siquiera la simpatía, que bri-
llaba por su ausencia. Sencillamente les convenía por
las amistades que tenía en el lado hebreo. Yo no igno-
raba la circunstancia, pero, francamente, merecía la
pena aguantar lo que fuera con tal de hacer aquel viaje,
aunque luego ni me pagaran, como así ocurrió.
Israel me atraía por muchísimos motivos. Hacía
muchos años que soñaba con visitarlo. El sueño al fin
se realizaba. Estaba loca de alegría.
Esperaba mucho del viaje, pero no que cambiaría,
en cierto modo, el rumbo de mi vida material y espiri-
tualmente. No apartándome de Dios, ni dejando de
sentirle. Todo lo contrario. Nunca le he sentido tanto
como en Jerusalén. El viaje, aparte de descubrirme algo
inesperado de mi propia identidad, hizo que como cuando
estudiaba hebreo, constantemente todo me recordaba a
Jesús, a los Discípulos, a María...
72 DIOS DENTRO ISRAEL Y E L SANTO P A D R E 73

No comprendo el antisemitismo entre los que se Sólo aquellas frases llegaron de algún modo a ha-
llaman cristianos... No me cabe en la cabeza que digan cerme sentir algo espiritual a través del Santo Padre.
que los judíos son «así» y se acabó. Estaba muy cerca Juan XXIII; el que planeara
Los judíos son como todo el mundo y los hay exac- aquella visita...
tamente como fueron cuando Jesús nació allí. Hay gente Todos, judíos y cristianos, pensábamos en él, le
estupenda, gente no tan estupenda y gente tirando a echábamos de menos. Entre los hebreos sólo se oía un
esquinada, como en todos los lugares y razas. Es ab- comentario: «Si hubiera sido el Papa Juan...». Yo pen-
surdo querer decir que todos son buenos, o todos malos. saba lo mismo. Todos lo pensábamos...
Como tengo muchos amigos israelíes, el ir por fin a Estuve muy cerca, del Santo Padre en Megiddo y no
aquella tierra me alegraba también por encontrarme logró su presencia que vibrara ni una sola cuerda de mi
con ellos. alma. Nada había en él que me atrajese.
En el año 1963, cuando fuimos, se sabía poco de No pegaba el armiño y las lujosas telas con la abrupta
Israel aquí en España. Para explicar a dónde íbamos tierra de Megiddo... donde, según la Biblia, tendrá lugar
había que decir a Tierra Santa. al final de los tiempos la última batalla del Bien contra
el Mal.
Una vez allí me invadió una sensación. La de que En la tierra donde naciera Jesús era donde no «en-
rescataba a Jesús. Que ¡al fin! Le encontraba en su cajaba» el protocolo vaticano... Estos pensamientos no
ambiente, donde vivió, donde fue feliz y desgraciado. los compartí con nadie, no podía, ni con mis amigos
Le veía allí. judíos, ni con los compañeros de prensa porque podían
Nada más podía estar allí. haberlos interpretado como un ataque al Santo Padre
Y... Le rescaté de las Iglesias y de los altares. y no era eso.
Creo que por primera vez tuve una vivencia de Era que no encajaba en el marco, sencillamente.
Jesús casi tangible. Algo que nunca había sentido. Este ¿Qué tenía que ver su lujosa figura con Pedro o con
deseo mío de que lo quitaran de los altares comprendí Pablo?
que no podía comentarlo con nadie, porque no me ha- Y allí se les «notaba», estaban en el ambiente, pa-
brían entendido. recía que de un momento a otro iban a aparecer por un
Sólo, quizá, el Padre Rubio, que tanto Le ama, me camino.
hubiera podido comprender, poniéndome muchos peros... Eché de menos al Padre, esto sí lo hubiera compren-
O a lo mejor no, porque el Padre siempre me ha descon- dido, con él hubiera podido comentarlo, pues supo-
certado. niendo que no hubiera estado conforme con mis ideas,
Tampoco hubieran comprendido demasiado que me nunca las habría interpretado mal. Estaba deseando
sintiera orgullosa de mi sangre judía, aunque fuese volver a España para contarle todo.
poquita, como pensaba, por ser la misma que corrió La Nochevieja del 63 al 64 la pasé en Jerusalén.
por las venas de Jesús... por las de los Apóstoles. Antes de dormirme, ya en la cama, me di cuenta del
Oía constantemente hablar la lengua que ellos ha- día que era. Allí nada me lo había recordado. Se rigen
blaron y saludarse con el Shalom bíblico... por el año judío y el 31 de diciembre fue un día más.
Era un bombardeo de emociones. Pensé que en el mundo estarían armando jaleo,
divirtiéndose, bebiendo champagne...
La llegada del Papa me provocó una de las más Aquello me hizo sentirme más fuera del tiempo aún
grandes, no por el Papa en sí, sino por el lugar que y más cerca de Jesús, de su época, de los suyos, y por
escogió para pisar tierra judía. un momento identifiqué a aquel mundo, que celebraba
También me emocionaron sus palabras: «Al pisar la entrada de un nuevo año bebiendo y armando jaleo,
tierra de Israel, quiero saludaros como lo hicieron los con la Roma pagana de Su tiempo...
antiguos profetas: Shalom, Shalom». No podía conciliar el sueño, la imagen del Santo
74 DIOS DENTRO I S R A E L Y E L SANTO PADRE 75

Padre en Megiddo me desvelaba. El recuerdo de su al ser humano. El amor lo purifica y dignifica todo. El
frialdad no sé si aparente o no, desconozco su carácter. amor a cualquier cosa ya realiza ese milagro y quedan
Su gesto altivo, el protocolo político del que había sido en el ambiente las vibraciones positivas y bellas de ese
testigo entre otros muchos periodistas venidos de todas sentimiento. ¿Cómo serán las vibraciones si el amor es
las partes del mundo. Aquello de que Golda Meir no a Dios? ¿Qué fuerza no tendrán?
hubiera asistido a Megiddo para recibirle, porque como
Ministro de Asuntos Exteriores no podía sentar un No todo el mundo piensa lo mismo, o quizá no se
precedente ante un Estado como el del Vaticano que hayan parado a hacerlo, pero el caso es que cuando yo
no había reconocido al de Israel... Dios mío, ¿qué tenía pensaba en todo aquello y miraba extasiada a Jaiffa
que ver todo eso con el Jesús que dijera: «Dad al César desde el Carmelo, cuando me parecía sentirme inmersa
lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios»? Y cómo en el espíritu especial que había quedado como huella
se materializaban aquellas palabras allí, en las tierras de las religiones surgidas en aquel trozo de tierra tan
que El pisó, en la Jerusalén que tanto amó... Por la pequeño y tan grande, oí que una periodista, me decía
que lloró. consternada: «¡Qué pena...!». —¿Por qué?, pregunté
extrañada—. «La Cruz en medio de todo «eso»...». «Todo
Entré, pues, en el año 1964 con una mente de lo eso» para ella eran los símbolos de otras religiones con
más revolucionaria que imaginarse pueda. idénticos fines que la cristiana: Amar a Dios. Callé,
En Jerusalén, la de los atardeceres rosa, Le sentí y porque cuando alguien dice algo así, no puede todavía
comprendí muchas cosas. comprender. No le había llegado todavía «su» momento...
En Jaiffa, que significa hermosa en hebreo y que Estaba en las Cruzadas, lo peor del caso es que se con-
lo es de veras, desde el Monte Carmelo viéndola en sideraba muy superior... Era de los que creen que sólo
toda su extensión, «noté» cómo aquella tierra estaba están en la Verdad ellos... Pertenecía a una orden secu-
llena de Dios. Era hermoso ver todas las religiones, lar. Con la mirada me había perdonado muchas veces
ver la Mezquita al lado de la Sinagoga y ésta al lado de ya la vida.
una iglesia católica, ortodoxa o de rito armenio. Una En Jordania, visitando la Mezquita de Ornar, aque-
civilización que partiera de la palabra divina se exten- lla misma periodista volvió a sorprenderme con otro
día bajo mis pies. comentario.
La visita a la tumba de Maimónides, el sabio cor- Hacía poco habíamos estado en la Iglesia de la As-
dobés... censión. Casi cayó en éxtasis al pensar que desde aquel
Tantas cosas en tres días eran demasiadas y me que- mismo lugar ascendiera a los cielos María... A mí en-
daba tanto por ver... tonces se me hacía muy cuesta arriba creerlo, pero ni
Allí, en el monte Carmelo, decidí que volvería para por un momento la juzgué a ella. Respeté aquella fe
empaparme bien con el aire místico que se respira en que yo no tenía y la admiré, mi mente cartesiana enton-
un país en guerra. ces podía más. Después me daría cuenta del inmenso
Sólo la presencia de Dios podía hacer el milagro. daño que hizo Descartes a Occidente y del atraso que
Y... las oraciones de tantos a El, da igual el nombre representó para el espíritu su doctrina.
que le dieran, porque El es sólo UNO. Aquellas oracio- Un Padre franciscano nos acompañaba en la visita
nes se habían quedado en el éter casi materializadas; a la Mezquita de Ornar; cuando nos mostró el lugar
nada se destruye y todo queda. Por eso en una tierra donde, según la religión del Corán, Mahoma ascendió
en guerra se respiraba paz; porque son muchos los pe- a los cielos, el comentario de la periodista en cuestión
regrinos que la visitan con sinceridad en el alma, llenos sorprendió al propio franciscano dejándolo unos segun-
de fe y de amor. El amor engendra amor y hace que dos silencioso: «¡Cuánta incultura!», exclamó indignada,
donde mucho se ama quede el éter impregnado del para añadir muy convencida: «Creer que subió a los
sentimiento más noble y hermoso que pueda albergar cielos...»
76 DIOS D E N T R O

Decidí apartarme lo más posible de la gente. Verlo


todo, cuanto más sola mejor. Así podría disfrutar del
milagro constante que es aquella tierra... Tierra Santa,
efectivamente.

CAPÍTULO V

SOY JUDIA

Uno de mis amigos hebreos me llevó a ver al Gran


Rabino de Jerusalén. Por sus vestiduras podría ser
un obispo cristiano de los de antes, por su dignidad
también. Me inspiraba el respeto que supongo me ins-
piraría un obispo, nunca he tenido la ocasión de estar
frente a ninguno.
Era amable y simpático, pero lo que más me sor-
prendió fue su asombro ante mi apellido. Me dijo que
era hebreo puro, yo ya lo sabía, pues se lo había oído
decir muchas veces a mi padre, así como nuestra pro-
cedencia griega.
El Gran Rabino me dijo más cosas que yo ignoraba,
me explicó que era muy antiguo y estaba mezclado con
arameo, que por fuerza mi familia tuvo que venir a
España después de la Inquisición, pues de no ser así,
no hubiéramos podido conservarlo; que Jardiel signi-
ficaba «energía de Dios». La J se pronuncia como la
j francesa, haciendo que su sonido sea más bonito al
oído, por lo menos a mí así me lo parece.
También me dijo que era muy conocido y que los
primeros Jardiel fueron, cuando la destrucción del
Templo, hacia Rusia, bajando más tarde a los Balcanes,
estableciéndose definitivamente en Grecia, que luego
ya se les había perdido la pista. Le alegraba haberla
encontrado en España, porque no cabía duda que éra-
mos los mismos. No sé bien en qué se basaba para esa
seguridad, pero desde luego concordaba lo de Grecia.
Le interesó mucho saber si en España había muchos
78 DIOS DENTRO SOY JUDIA 79

apellidos judíos puros como el mío. Me preguntó si yo luego comprobase que lo hablaba a la perfección. La
era judía, le contesté que no, que era cristiana. niña hablaba también francés. Me dirigí a ella para
Mirándome sonriendo un poco burlonamente y al formularle mi pregunta al comprobar que el oficial no
mismo tiempo no sin cierta pena terminó la conversa- me entendía, ella se la transmitió a éste en árabe; él
ción con estas palabras, para mí, inesperadas: «Serás contestó en árabe algo que me dejó de una pieza cuando
cristiana de religión, pero nunca has dejado de ser la niña me lo tradujo en francés. No pasaba, porque
judía». yo era judía y por la misma razón tampoco pasaba
No se lo dije, pero lo pensé: «Pues... igual que los mi compañero.
Apóstoles». Mi reacción les dejó estupefactos a todos, porque
Pronto me daría cuenta de la verdad que encerraban salió a relucir mi furia española, que indudablemente
aquellas palabras del Gran Rabino de Jerusalén. no conocían ni de oídas.
Dije a la niña que yo era española, que había nacido
Llegó el día de salir de Israel para pasar a Jordania. en España.
Todavía Jerusalén estaba dividida. Una larga fila de
El periodista americano me hacía gestos de que me
periodistas de todo el mundo atravesaba la Puerta de
callara, ante mi asombro, ¿por qué?, ¿si yo era espa-
Mendelbaum y entraba en la tierra de nadie que sepa-
ñola?
raba una Jerusalén de la otra. Allí estaban los famosos
cascos azules, aunque aquel día no se les veía por ningún Tras numerosas traducciones se me hizo saber que
lado, debido, sin duda, a la tregua por la visita del bueno, que yo habría nacido en España, pero que mi
Papa. apellido era hebreo y para que me convenciese de ello
El choque de ambientes completamente diferentes me lo mostraban escrito en un libro que habían ido a
era grande. Dejábamos atrás un trozo de tierra orien- buscar y que habían estado estudiando meticulosa-
tal con unas gentes europeas cien por cien, para entrar mente antes. Me quedé helada. Comprendí algo que
en el propio Oriente, en tierra árabe. La simpatía de había leído mucho, pero que no se puede comprender
los militares israelíes quedaba atrás para encontrarnos del todo hasta que no se vive en propia carne. Recordé
con unos árabes muy serios que nos miraban a todos a aquellos alemanes con sangre judía que se sintieron
como sospechosos de algo. Según íbamos pasando visa- alemanes y nunca creyeron que pudieran acusarles de
ban los pasaportes y se continuaba hacia tierra jordana. judíos y menos llegar con sus huesos a un campo de
exterminio nazi... Me vinieron a la memoria claras,
Eso estaba ocurriendo cuando yo llegué a la aduana. diáfanas en todo su significado, las palabras del Gran
Un oficial jordano miró mi pasaporte y me hizo una se- Rabino de Jerusalén. Tenía razón, sería cristiana pero de
ñal para que me sentara al lado de un joven que esperaba raza era judía, al menos así se me consideraba en Jor-
en un banco, luego me enteraría que era un periodista dania. No conocía el racismo. No lo había vivido en
americano del Life. España; de modo que hecha una furia le dije a la niña
Los dos vimos desfilar a todos los corresponsales para que se lo tradujera al oficial. Que no tenía ningún
hasta que se acabó la cola. A nosotros parecía habernos interés en pasar a ese país, que si lo hacía era porque
olvidado, nada nos decían de pasar adelante. Noté me esperaban con el pasaje en Aman, que diese orden
cierto nerviosismo en mi compañero que yo atribuí de que se me enviara mi pasaje al aeropuerto israelí y
a que tenía prisa. Pero no decía nada. Esperé un poco con mucho gusto me volvía a Israel.
más, al fin me decidí, al comprobar que seguíamos es-
perando no sé el qué, a preguntar por qué no pasaba El comprender aquello le costó mucho trabajo al
yo la frontera. oficial jordano, y no porque no supiera la niña tradu-
Entenderse con el oficial jordano era todo un poe- cirlo, me miraba con tanta sorpresa que, si no hubiera
ma. Tenía junto a él a una niña de unos doce años, sido por lo furiosa que estaba, me hubiera hecho gracia.
rubia, que no parecía árabe a simple vista, aunque Por otra parte el periodista americano me rogaba casi
80 DIOS DENTRO SOY J U D I A 81

que me calmase. No entendía ni comprendía su actitud, hubieran visto en un caso parecido al que yo estaba
¿por qué se callaba? ¿por qué no decía nada? viviendo pero mucho más dramático. Qué sorpresa la
Seguían en la frontera cerrados en banda. Al fin suya al verse en campos de concentración nazis acusa-
me cansé y se me ocurrió pedir que me pusieran por dos de sangre judía... siendo y sintiéndose españoles
teléfono con el Consulado español. Temía que me lo en el fondo de sus corazones.
fueran a negar, pero no, y hablé con nuestro cónsul, Decidí no contar nada a las compañeras del perió-
le dije lo que me estaba pasando, contestó que se habían dico, no lo iban a comprender. Ya lo había comprobado
vuelto locos, que esperara. A los pocos minutos estaba con el hijo del cónsul que, ante mi miedo de quedarme
en la frontera. Había ido a buscarme. El americano al sola en el hotel, se rió.
oírme hizo lo mismo que yo y se dieron cita el embajador Volví a ver varias veces al cónsul y a su familia,
americano y el cónsul español allí. fueron siempre muy amables conmigo, pero nunca se
Los dos les soltaron una reprimenda a los oficíales habló de lo que ocurriera en la frontera.
de aduanas. Estaban seriamente enfadados y, además,
les decían que si no habían pensado que éramos perio-
distas y lo podíamos contar en nuestros países.
Cada uno subimos al coche que representaba a nues-
tra Patria. Una vez en él, ya tranquila, me invadió el
miedo y comprendí lo que le ocurría al americano: para
él no era nuevo el asunto y conocía el racismo...

Cuando divisé el edificio de nuestro Consulado y vi


nuestra bandera, me eché a llorar.
Recordé una frase que oí al Padre que me diera
clase de hebreo: «Habría que saber si a los primeros
cristianos les mataban por cristianos o por judíos»...
Cuando el hijo del cónsul me acompañó al hotel
donde tenía que reunirme con mis compañeras del pe-
riódico, ellas no estaban, habían salido. Al verme sola,
rodeada de árabes por todas partes, me encerré en mi
habitación, eché el cerrojo y la llave. No bajé ni a
cenar.
Tenía miedo... mucho miedo. Intenté pensar en lo
que acababa de vivir. Tardé en asimilarlo. No sólo era
española, además amaba mucho a España y que de
golpe y porrazo te hagan ver que no, que no eres es-
pañola por mucho que esa sea tu nacionalidad, por
mucho que hayas nacido en España, es algo difícil,
muy difícil de asimilar rápidamente.
Cuesta, cuesta mucho. Sólo los que se hayan visto
en idénticas circunstancias pueden comprenderlo. Sólo
ellos.
Recordé algo que decía mi padre. La gran suerte de
España por no haher entrado en la Guerra Mundial...
Cuántos españoles, incluso con ideas antisemitas, se
6—
CAPITULO VI

JORDANIA

En Jordania me esperaba una gran desilusión.


Si deseaba pasar la frontera era porque soñaba en-
contrarme allí con los lugares más importantes en la
vida de Jesús... Belén, el Huerto de los Olivos, la Casa
de Pilatos, el Jordán...
Si todo en el Jerusalén israelí me recordara a Jesús,
¿qué no ocurriría allí donde se hallaban los escenarios
más importantes de la tragedia de Su paso por esta
Tierra...?
Tenía verdadera ilusión por visitarlo todo.
Pero Jesús no estaba allí.
¿Qué habían hecho, Dios mío? ¿Cómo pudieron ha-
cerlo?
El Huerto de los Olivos era una inmensa iglesia.
Al verla, pensé: detrás estará el huerto... No. La iglesia
estaba en el Huerto y junto a la iglesia dos huérfanos y
solitarios olivos, descendientes de aquellos que forma-
ron un huerto, tras unas alambradas, nos hablaban de
la noche más triste de Jesús, de la noche que sintió
miedo a morir, que supo de la soledad y del abandono
humano y que hasta Se sintiera un poco abandonado
por el Padre...
Sentí pena por aquellos olivos, también ellos ha-
blaban de soledad y abandono.
En vez de un huerto de olivos la mano del hombre
había levantado una iglesia... Como no había ninguna
en el mundo... Luego comprendería por qué lo hicieron.
Hasta entonces me había emocionado la idea de
84 DIOS DENTRO
JORDANIA 85

visitar la Casa de Pilatos. Ahora iba con miedo de qué


sita del Papa a Belén, al menos en España, pues nada
encontraría en su lugar. Sí, efectivamente. Otra iglesia...
se dijo del asunto, pero lo cierto es que el Santo Padre
Reconozco que me estaba asombrando ante algo no pudo entrar en la basílica por la puerta principal,
muy conocido, pero que yo no sé por qué, yo no conocía. en manos de los ortodoxos. Que lo hubiera hecho signi-
En la Casa de Pilatos algo había que al menos no ficaba para la Iglesia ortodoxa el reconocimiento del
pudieron cambiar o no fue necesario. Me refiero al só- Papa, era sentar un precedente. El Santo Padre entró
tano, era el mismo donde Cristo estuviera detenido, por la puerta de atrás que custodian los franciscanos.
donde le azotaran y le pusieran la corona de espinas. Tampoco pudo decir la misa en el altar levantado donde
En el suelo se veía grabado el juego popular de los estuviera el pesebre del Niño. Ese altar, considerado
soldados romanos en aquella época. Emocionante de lógicamente el principal, pertenece a los ortodoxos. La
verdad, se sentía un «algo» especial que pronto vendría misa la celebró en un altar lateral.
a desvanecer una monja de Nuestra Señora de Sión
advirtiéndonos que estaba prohibido hacer fotos. Arriba
podíamos comprar todas las que quisiéramos... Todo era desilusionante, ¿cómo podía yo hablar de
injusticias a mí, si estaba presenciando una de las ma-
En Belén, claro, el Portal no existe como tal. En yores que se pueden cometer?
donde naciera el Niño hay una pequeña capilla y El
La cristiandad, los representantes de Cristo, los que
que vino a unificar tiene que pasar por ver cómo los
Le siguen están separados, ¿se puede concebir esto
que se llaman cristianos están divididos y precisamente,
entre las Iglesias del que predicara la paz y el amor?;
en donde El naciera, es donde más se hace notar la divi-
¿se puede concebir entre hermanos?
sión.
Yo estaba allí. Lo vi. No me lo ha contado nadie.
Al lado de la capilla hay una basílica que, como la
Comprendía demasiadas cosas.
anterior, nos habla de lo mismo.
Nada de aquello era serio...
Ambas, basílica y capilla, son propiedad de los Pero existían cosas todavía que nos hablaban direc-
ortodoxos y los católicos a trozos. tamente de Jesús, donde afortunadamente no había
Nos contó el Padre franciscano que nos enseñara entrado la mano del hombre, donde no pudo hacerlo y
aquellos lugares que en la basílica, concretamente, existe que permanecen inmutables a través de los siglos.
una ventana que no pertenece a ninguno de los dos.
Allí estaba la tierra que El pisó, el mismo aire..., la
Depende de quien la friega por las mañanas, es durante
calzada romana por donde tuviera que subir con sus
el día ortodoxa o católica.
discípulos para celebrar la última Pascua de su vida.
Todas las mañanas se entabla una lucha entre ellos. Me quedé mucho rato junto a ella. Era una preciosidad
Nada simbólico. Tal lucha y según sea el vencedor que y emocionante. Se conserva exactamente igual a como
terminará fregándola, será durante todo ese día orto- fuera cuando El la anduviese por última vez.
doxa o católica.
«Las calles resbaladizas de Jerusalén», allí estaban
Me invadió una amargura enorme, una mezcla de también, exactas a como las describieran los Evangelis-
asco y amargura. tas y tan resbaladizas como entonces. Nada de eso
Y no era esta vez culpable la Iglesia Católica. No. podía el hombre transformarlo y allí permanecía dando
Era el cristianismo en general. fe del paso de Jesús de Nazaret por este mundo. Y para
La Iglesia católica tiene muy poco suyo en los San- final y sobre todo ello estaba el ambiente cargado de
tos Lugares. La mayoría está en manos de los ortodo- El, de Su Espíritu, para los que pudiesen captarlo.
xos. Son los propietarios de casi todo. Comprendía por
Del Templo no queda nada, sólo las gradas y un
qué aquel afán de construir iglesias, era el modo de
muro. El famoso Muro de las Lamentaciones, entonces
poder adquirir la propiedad y de paso poder explo-
vigilado por un soldado jordano dispuesto a disparar
tarla.
sobre el que lo mirase de frente, según nos dijo y avisó
Hay algo que se desconoce bastante de aquella vi- el Padre franciscano.
86 DIOS DENTRO

Me emocionaron muchísimo las gradas del Templo


donde se levanta la Mezquita de Ornar; son las mismas
donde estallara la santa cólera del Maestro. Las mismas
por donde tirara los tenderetes de los mercaderes. Y yo
las estaba pisando, estaba pisando por donde El lo
hiciera, andando por donde El anduvo. No quise pensar
en aquellos mercaderes que echara del Templo para no
recordar a otros que todavía venden trocitos de madera
asegurando que pertenecen al madero donde El mu-
riera... CAPITULO VII
Cómo habían olvidado todo, absolutamente todo
cuanto El dijera.
Comprendí que así tenía que ser. Si casi acababa OTRA VEZ ESPAÑA
de morir cuando ya tuvo que avisar por medio de Juan
a sus Iglesias que no marchaba ya todo como debiera.
«El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las Igle-
sias. Al que venciere daré a comer del árbol de la vida, Cuando en Roma tomamos el avión de Iberia, al
el cual está en medio del paraíso de Dios». oír nuestra música española me dio mucha alegría.
Si recién instaurada su doctrina ya tenía quejas de Y... que dijeran que yo no era española...
alguna de sus Iglesias, ¿qué se podía esperar pasados Aquello era algo que no se me olvidaba. Me sentí
veinte siglos? espiritualmente unida con tantísimos judíos nacidos en
otros países de generación en generación, sintiendo
amor al país que consideraban su Patria. ¡Qué triste
destino el de ese pueblo aun cuando no hubiera habido
persecuciones...! ¿Qué misterio encerraba aquella raza?
¿Qué ocurría? Pablo se sintió, en su gran modestia, in-
ferior durante mucho tiempo a Pedro por ser circun-
ciso... Quizá muchos como yo, no considerándose ju-
díos, han sentido el orgullo de su sangre hebrea, al
pensar que por las venas de Jesús corrió esa misma
sangre.
Era para meditarlo mucho ¿Qué importaba que tú
te sintieses inglesa, francesa o española si en un mo-
mento, inesperadamente, te negaban aquel sentimiento
y te decían que eras judía, hubieras nacido donde hu-
bieras nacido, tuvieras la religión que tuvieras? Y ¿qué
fuerza tenía aquella raza para que te enorgulleciera en
el fondo pertenecer a ella, cuando ha sido perseguida,
vituperada, despreciada y demolida durante años y
años?
¿Qué contrasentido era aquél? ¿Por qué?
Volvía a España un ser completamente diferente al
que se fue.
Ahora comprendía el sentimiento de los conversos,
88 DIOS DENTRO OTRA VEZ E S P A Ñ A 89

fueron los peores con sus hermanos de raza; luego en ver un nazismo moriría por judía? Pues tenía que serlo
la Alemania nazi había ocurrido lo mismo con los con todas las consecuencias.
«cappos» en los campos de concentración, judíos tam- La religión católica no me convencía, de eso ya
bién y los más crueles con los otros judíos. Comprendía estaba segura.
el sentimiento de impotencia que movió a unos y a El cristianismo que seguían los cristianos tampoco.
otros. Renegaban, pero sabían que segían siendo he- El cristianismo como continuación de Jesús de Nazaret
breos, por mucho que se convirtieran unos y por muy sí. Pero ¿qué tenía que ver el cristianismo que yo cono-
crueles que fueran los otros. cía con el que predicó Pablo?
Esto me hizo tomar conciencia de una situación. Por otra parte al volver de Israel y releer los Evan-
Nunca sería como aquéllos. ¿Que había sangre gelios cada vez me identificaba más con Juan por ejem-
judía en mis venas?; pues bien, aceptado. plo, y sin poderlo remediar mi mente se iba al Juan
Por otro lado ocurría algo peor en mi espíritu. hebreo que, como el Maestro, naciera en Israel y fuera
Quizá el lector no lo comprenda porque es un con- judío practicante.
trasentido, por eso nunca a nadie, ni al Padre Rubio Bullía algo en mi cabeza que no podía aclarar bien,
le expliqué aquello, lo que sentía. No se podía explicar mal explicárselo a nadie si todavía yo no lo entendía.
ni materializar con palabras. Yo sentía a Jesús más Lo pasaba muy mal, tenía tanta angustia como
judío que cristiano. ahora mismo tengo, al querer explicar, algo inexplica-
Nació en el judaismo y como hombre nunca renegó ble. Era un sentimiento del alma y no conozco palabras
de su religión. La practicó siempre. Toda su doctrina para expresar los sentimientos que brotan de ella, me
se basaba en los antiguos Profetas. Llamó al Padre es imposible.
Jehová y Yahvé. Hasta la muerte cumplió con todos Entonces tenía el convencimiento de que sólo po-
los ritos de la religión hebrea. dría encontrar a Jesús en la misma religión que El
Jesús fue un revolucionario del judaismo, pero practicó, que practicaron los Apóstoles.
nunca dejó de ser judío y amó a Israel como a su Pa- Hasta Pablo practicaba el Yom Kipur, por ejem-
tria en la Tierra y lloró por Jerusalén a la que tanto amó. plo, como se desprende claramente de Los Hechos de los
Era, pensaba yo, como si a Teresa de Jesús, otra Apóstoles, cuando Lucas narra el naufragio camino de
revolucionaria, en el fondo y la forma, del Carmelo, Roma. El ayuno a que se refiere que acababa de cum-
hubieran dejado de llamarla carmelita. plir Pablo, por la fecha, está claro que era el ayuno del
María había sido una Virgen del Templo; José, des- Yom Kipur (1). La fiesta más importante de la religión
cendiente de David, pertenecía a la aristocracia judía. judía.
Todo el entorno de Jesús fue judío.
Al tomar conciencia de mi sangre judía de un modo Por aquellos días, estaba convencida de que en el ju-
tan brusco y palpable, educada en el cristianismo y daismo les encontraría a todos, porque cada noche de
cristiana por el bautismo, en mí se daba una extraña Pascua recordaría las noches que la celebraron ellos.
circunstancia: por sentimientos unía el Antiguo y Nuevo Por otra parte había comprobado que entre los judíos
Testamento, los dos eran parte de mí misma. hay más fraternidad o caridad, como se le quiera llamar.
Humanamente se me planteaba un problema que Nadie se siente extraño ni fuera de lugar entre ellos,
quería resolver religiosamente también. Mi carácter no contra lo que se dice; si se encierran es porque no se
sirve para las ambigüedades, necesita aclarar posturas acercan a ellos. En Israel, que no existe ese problema,
siempre, se trate del tema que se trate. Lo ambiguo te acogen en sus casas con verdadera hospitalidad sin
me produce un estado de ansiedad. Necesito la claridad preguntarte a qué raza perteneces, ni cuál es tu religión.
por naturaleza. Lo había comprobado en aquel viaje. Lo mismo me
Quería ser fiel a mí misma, fiel a mi circunstancia.
¿Era judía? ¿Como tal se me consideraba? ¿De vol- (1) Día del Perdón.
90 DIOS DENTRO OTRA VEZ ESPAÑA 91

había ocurrido con los judíos que conocía en España. sólo sea un defecto español; si así fuera, una vez más
La casa de Annette, por ejemplo, estaba siempre abierta se demostraría que siempre se presume de lo que se
para mí y para todo el mundo. Si ese «mundo» les des- carece y la cacareada hospitalidad española sería un
precia y les discrimina, no es cosa suya. Y vuelvo a lo cuento más.
mismo, como en todas partes los hay acogedores o no; En el fondo me alegraría que sólo se tratara del
pero la realidad, comprobada por mí, era que se daba defecto de un país y no del cristianismo en general.
más entre ellos lo primero que lo segundo y en grado Hablo de lo que conozco.
muchísimo mayor que entre los cristianos. Es más, Sea de quien sea la culpa, nada hay más triste que
había comprobado que judíos abiertos y que te habían una Nochebuena cuando no se tiene familia. No diga-
hecho sentirte una más de ellos, cambiaban radical- mos si no se es español...
mente si se casaban con cristianos. Hablo con conoci- Eso lo conozco muy bien.
miento de causa. Es curioso, pero así ocurre; se cierran En la época aquella tenía muchos amigos extran-
y ya nada tienen que ver con lo que fueron. jeros. Me di cuenta de la frialdad ante ellos, quizá por-
Los judíos normales son hospitalarios, nadie se que había pensado mucho sobre el asunto, el caso es
siente extraño entre ellos. Como principio en la Fiesta que la Nochebuena siguiente de mi viaje a Israel me
de Pascua siempre invitan a personas de otras religio- propuse reunir en mi casa a todos los que estaban
nes que están solas, para celebrarla con ellas, porque solos como yo. La casa se llenó de extranjeros y espa-
hay un momento en la cena en que se recuerda por qué ñoles. Hombres y mujeres que, según me contaron, ya
se han reunido y en el cual se dice que no hay que se habían acostumbrado a pasar esa noche de amor en
olvidar que: «extranjeros fuimos en tierras de Egipto»... completa soledad. Los extranjeros me descubrían a
Por el contrario, yo comprobaba cada vez más la unos compatriotas nuevos para mí, me hablaron de la
indiferencia de las personas ante los que están solos en sensación tan triste que sentían al comprobar que ni
las grandes fiestas cristianas. un solo amigo español les invitaba aquella noche a
participar en su cena de amor. La noche de paz y la
Nochebuena es una fiesta tan familiar como pueda noche feliz era para ellos y para muchos más que yo
serlo la Pascua judía; nadie se acordaba de los que pa- no conocía, noche de soledad y tristeza.
sábamos esa noche solos. ¿Tenía que ver algo todo aquello con las reuniones
Por las circunstancias particulares de mi vida lo de las primeras Iglesias?
estaba comprobando año tras año. También había, a mi modo de ver, más valor en las
Dicen que es una fiesta familiar, se cierra todo para fiestas judías porque siendo tan antiguas conservaban
que todos puedan celebrarlo en familia, pero y ¿los el espíritu que las iluminara por primera vez.
que no teníamos familia?; ¿con quién lo celebrábamos?... Las nuestras se habían convertido en comilonas, que
Ya no era cosa de la Iglesia, ya era algo que fallaba llamaban fiestas religiosas, pero que nada había en
en los cristianos, en los que decían que seguían a Jesús ellas que recordase vagamente el motivo de serlo.
que nunca olvidó a nadie. Que predicó el «amaros los
unos a los otros». Todo esto me atormentaba, produciéndome un gran
Estaban cambiados los valores, todo tergiversado. estado de desasosiego.
El cristiano, en general, no abre las puertas de su Era un círculo vicioso que terminaba llevándome al
casa a los extraños en las fiestas religioso-familiares. mismo final: una inmensa pena por Jesús, por cómo le
Es más, la frase típica de «en familia» te las cierra, habían olvidado, por cómo y de qué forma estúpida
haciendo que te sientas un intruso. habían tergiversado su doctrina de paz y de amor.
Está claro que al decir todo esto me refiero al cris- Pero lo que me producía verdadera angustia era
tiano español, no sé qué ocurre en otros países; es aquel sentirme dividida y al mismo tiempo un todo.
posible que yo vea un defecto cristiano en algo que Dentro de mí, porque así lo había querido Dios,
OTRA VEZ E S P A Ñ A 93
92 DIOS DENTRO

estaba el Antiguo Testamento. Religiosamente me sen- Pero hacía mucho tiempo ya que pensaba eso.
tía judía y cristiana. Humanamente empezaba, aunque Antes de conocer al Padre Rubio, recién separada,
me costaba mucho, a saberme española y judía. lo hablé con otro sacerdote. Me dijo tajante: «Entonces
Comprendía por qué Annette, sin darse cuenta de no eres cristiana».
que ya tenía la nacionalidad israelí, decía que era belga Aquellas palabras me sumieron en un gran descon-
tantas veces... Sólo se sentían israelíes los nacidos allí, cierto y sólo yo sé lo mal que lo pasé.
lo había comprobado; los otros lo olvidaban para de- Pasado el tiempo ese sacerdote comentó con mis
cirte que eran búlgaros, rusos o alemanes... o españoles, amigos judíos que todo lo que me pasaba a mí era
que eso quiere decir sefardí en hebreo. que la Iglesia me rechazó cuando quise ser monja...
Si desde 1500 todavía no se habían acostumbrado a Cuando llegó a mis oídos aquel comentario tan fri-
dejar de ser españoles, ¿qué me pasaría a mí, recién volo, me lo contaron en seguida, me quedé más descon-
estrenada? certada que cuando me dijo tajantemente que, si no
Todos aquellos sentimientos míos de entonces no creía en Jesús como Dios, no era cristiana. ¿Qué había
los podía entender nadie, al menos eso creía yo. Era un pasado? ¿Se le olvidó aquel pequeño detalle? No quise
sentimiento y nada más. pensar que obró con mala idea, aunque todo lo indi-
No me hacía gracia aquel estar fuera de lo normal. caba.
Entre otras cosas me hacía desgraciada aquel lío Me hizo más daño de lo que él puede imaginar, re-
porque siendo extrovertida de nacimiento, no podía trasó mi encuentro con la Verdad...
hablar con nadie sobre aquello. Sintiéndome cristiana Al conocer al Padre Rubio no pude abrirme con él
y judía, no podía comunicarme ni con judíos ni con sobre este punto tan pronto como lo hubiera deseado,
cristianos. pues temía que pensara como el otro que sólo se trataba
Lo pasaba muy mal. de una frustración. Claro que no conocía bien al Padre
y hay que reconocer que me he llevado cada batacazo
con la gente de la Iglesia...
Pero todavía existía un motivo para sentirme desdi-
chada, era algo que no quería reconocerme a mí misma, Pero más que el que pudiese pensar que se trataba
pero que constantemente asaltaba mi mente. No podía de una frustración me preocupaba y temía que lo co-
creer que Jesús fuera Dios. mentara. Que comentara, frivolamente como el otro,
Creía en su existencia, creía en El. Le amaba sin- algo para mí tan importante.
ceramente, pero no me cabía en la cabeza que fuera No me dolió en el otro que no profundizara más en
Dios. Pensaba que creer en Dios hecho hombre era mí, que se quedara sólo en la superficie, me dolió que lo
empequeñecerlo. Para mí la idea de Dios era tan grande, comentara.
que era imposible expresarla con palabras. Era algo Tenia que ser. Todo tenía que ocurrir así, para que
que no podía nuestro limitadísimo cerebro concebir ni cuando llegase Jesús a mi vida, lo hiciera de la forma
explicar. que lo hizo. Casi como con Tomás.
A Jesús le veía como un Profeta, como un Enviado
de Dios, y le amaba porque todo El inspiraba amor.
Sentía todo lo que habían olvidado de su doctrina como
un daño físico que me hiciera a mí. No dudaba de que
estuviese lleno de Espíritu Divino, pero no me cabía
en la cabeza que El fuera Dios mismo. Hay cosas que
sólo puede la fe creerlas y a mí me faltaba esa fe. Pen-
saba en todo, sí, por humildad, por amor a nosotros,
para librarnos del pecado... aun así, para mí Dios era
algo intangible.
CAPITULO VIII

EL JUDAISMO

Comencé, pues, a estudiar a fondo el judaismo.


Según avanzaba y profundizaba en su más puro
sentido, más me gustaba, y paradójicamente más cono-
cía a Jesús, más le comprendía, entendiendo mejor el
significado de muchas de sus palabras y acciones. Com-
prendía cosas de Su vida que, no conociendo el judaismo,
a un cristiano se le escapan. No conociendo la religión
que El tenía se desconoce por ejemplo, lo arriesgado de
Su postura, Su gran valentía revolucionaria. Claro está,
siempre viéndole desde el lado humano, pero aun acep-
tando que fuera Dios, cuando luchó con los hombres
luchó como hombre y como hombre se enfrentó a los
levitas y como hombre fue juzgado y sentenciado a
muerte.
Más paradójico, cuanto más estudiaba el judaismo,
más admiración sentía por Jesús y por los que le si-
guieron...
Al mismo tiempo la religión judía estaba más cerca
de mi idea de Dios. Mi mente no concebía palabras para
la imagen Divina.
Decidí volver al tronco de donde procediera.
Una vez tomada aquella decisión me tranquilicé, y
ya en paz con mi espíritu seguí instruyéndome, sin
olvidar las clases de la Escuela, por supuesto.
No es fácil entrar en la religión judía. Como prin-
cipio no existe el proselitismo. Si una persona que no
sea de raza hebrea quiere pertenecer al judaismo, en-
cuentra muchos obstáculos.
96 DIOS DENTRO EL JUDAISMO 97

Tiene que probar que es consciente de lo que quiere Mase. Me conocía muy bien a mí misma, estaba deci-
y sincero, que lo hace de corazón y luego pasar por unos dida ya, y nadie me haría cambiar de idea. Que el
exámenes tremendos, exhaustivos. Demostrar que se Padre lo intentase sería fatal para nuestra amistad tan
conoce a conciencia la religión, las leyes de la Torah, etc., sincera, que yo no quería por nada del mundo perder,
esto por parte del Rabinato. Luego está la policía. No pero que fatalmente enfriaría yo misma al notar que
hay que olvidar que Israel está en guerra. Hace falta me quería dominar de algún modo... Ese es mi carácter
un informe, pues, de la Policía del Estado. Informe que y no podía cambiar.
se realiza meticulosamente y que se tarda mucho en No hubo, pues, en mi silencio cobardía, ni mucho
conseguir, si se consigue. menos hipocresía.
Sabía que nunca se comportaría como el otro padre
La amistad que me unía al entonces Ministro de la lo hiciera, pues hacía tiempo que le había confiado mi
Policía israelí, Behor Shitrit resolvió en mi caso ese falta de fe en Jesús como Dios, y no una vez, sino
trámite rápidamente. Me conocía bien. Le constaba que muchas ya habíamos hablado sobre ello. Como siempre,
no era una espía y conocía mis ideas políticas. Fue un escuchó, me dio sus ideas, pero nunca me dijo lo que el
gran amigo, uno de los mejores que he encontrado en otro tajantemente sentenciara.
mi vida y Dios ha querido que encontrase muchos y Con lo compleja que es el alma humana, y la miseri-
muy buenos. Behor Shitrit ha muerto ya, por desgracia cordia tan grande de Dios, ¿cómo pudo afirmar aquello?
para los que le quisimos. Ni yo misma sabía lo que era y él tan seguro...
En cuanto al Rabinato no existían problemas para Espero, y así se lo pido a Dios, que cuando lea esto,
mí. Yo no renegaba de nada, ni me convertía a nada, que lo leerá, piense, y en lo sucesivo no obre tan a la
porque según ellos, nunca había dejado de ser judía. ligera. Y sobre todo, que profundice más en las almas,
Se trataba, en mi caso, sólo de un retorno. llegue o intente llegar al fondo de ellas y guarde para
De todo esto me iba enterando en España a través sí mismo las conclusiones sacadas.
de la correspondencia que mantenía con mis amigos de No le guardo rencor por el daño humano que podía
Israel. haberme hecho. En eso no intervino la Iglesia. No era
Así, pues, me informaron que la ceremonia en el un ministro suyo, en aquel momento era simplemente
Rabinato sólo consistiría en pronunciar el Shema Israel. un hombre. Ya le perdoné en su día. Sólo me desilusionó
Manifestación de fe hebrea y que traducida dice así: y él sabe que le apreciaba y el alto concepto que de él
«Escucha, Israel. El Señor es nuestro Dios, El Señor tenía. No puedo guardar rencor, primero porque soy
es Uno». incapaz por naturaleza de guardárselo a nadie; no tiene
Aquello no iba contra mis creencias. ningún mérito, he nacido así, así me ha hecho Dios, no
Creía y creo en la existencia de un solo Dios verda- es cosa mía; y segundo, suponiendo que fuera capaz de
dero. Le llamen como le llamen. ello, en este caso no podría guardar rencor alguno,
Tenía planeado viajar a Jerusalén después de los porque fue una equivocación humana, quiero creerlo
exámenes de junio. así, y porque tengo motivos para que la gratitud pueda
Nada dije al Padre Rubio de todo aquello. Nuestra más. Me hizo ese daño, pero mayores fueron los favores
amistad continuaba igual, pero no le confié lo que pen- materiales que de él recibí, mucho mayores, sin precio.
saba hacer. Ahora, analizándolo en frío, aseguro que
no fue cobardía. Sabía que le haría sufrir y no quería
que ocurriera; también temía que, saliéndose de su
costumbre, intentara convencerme para que desistiera
de hacerlo.
No quería exponerme a que eso pudiera ocurrir,
porque sería el motivo de que nuestra amistad se en-
7—
CAPITULO IX

PROBLEMAS PSICOLÓGICOS

Al terminar el curso, en julio me fui a Ibiza con las


niñas y en agosto iría a Israel otra vez, como había
planeado cuando, emocionada, miraba a Jaiffa desde
el Carmelo el invierno pasado.
Annette se había ido ya con su marido y sus niños.
Quedamos en que nos veríamos allí. Que iría a Safed a
pasar unos días en su casa. Ir a Safed significaba viajar
por toda la Galilea, significaba Cafarnaún y significaba
Tiberíades... No tengo que explicar lo que aquello era
para mí... y no hubo desilusiones.
Luego, al terminar agosto, volveríamos juntas a
España. Sentía no poderme quedar en septiembre, pues
en ese mes se celebra Yom Kipur y luego el Año Nuevo.
Son fiestas movibles, pero el día del Perdón siempre es
el anterior al Año Nuevo, para entrar en él limpios de
pecados.

En Ibiza escribí mucho al Padre que se había ido


a pasar unos días en una casa de descanso de la Compa-
ñía y tuve la alegría de sus cartas.
En aquella época éramos novatos de la parapsicología
y nos contábamos los experimentos que cada uno
íbamos teniendo durante aquellos días.
La afición por la parapsicología había nacido el
curso anterior. Después de Comunes habíamos pasado
a Clínica, que sería nuestra especialización. A la clase
de Psicología Clínica asistíamos muy pocos alumnos,
unos quince en total; esto hacía que todos nos cono-
100 DIOS DENTRO PROBLEMAS PSICOLÓGICOS 101

ciáramos resultando las clases verdaderas conversacio- «Lo de la parapsicología es más hondo. La
nes con los profesores. Allí no existían las lecciones ma- ciencia simplemente humana no puede pene-
gistrales, pues suponiendo que algún profesor nos las trar los misterios del mundo sobrenatural. En
hubiera querido dar, no habría sido posible, siempre todo está la mano de Dios. Tienes razón.»
había alguno de nosotros interviniendo y creando, sin
darnos cuenta, coloquio, diálogo... Eran unas clases Siempre he sentido la mano de Dios tan cerca de
estupendas porque se aprendía de verdad, a todos nos mí, que por eso le hablaba de Ella, y por eso comprendí
interesaban y nadie perdía el tiempo. Difícilmente ol- que estaba hasta en el hecho de estudiar parapsicología.
vidaré a aquellos profesores, fueron una maravilla. Aquella ciencia demostraba sobre todo la existencia
Tampoco me será posible que olvide a los compañeros, de Dios.
había verdadera unión entre todos. Había un más allá que estaba empezando a ser fia-
Cuando la Doctora Romano, ayudante de Cátedra ble por medio de una ciencia antiquísima que el hombre
de López Ibor y profesora de Rorschach en la Escuela, «acababa» de descubrir.
nos dio unas clases de Parapsicología el ambiente fue Pensé que quizá podía servirme para que Annetle
de lo más propicio. La doctora es una de las mujeres comprendiese por qué creía en El. Pero... Annette re-
que yo más he admirado, creo que la que más en toda sultó que no creía tampoco en la parapsicología... Siem-
mi vida hasta ahora. Tenía una gran humanidad, era pre la maldita lógica intentando dar al traste con todo.
sencillísima, además de ser un prodigio de delicadeza La dejé por imposible. Una vez más pensé que no
y sensibilidad. había llegado su «momento».
Al empezar aquellas clases de parapsicología, todos
las acogimos con entusiasmo. Recuerdo a un compañero Esto que tanto sé y comprendo, que tanto me he
dominico que nos contó experiencias vividas por él in- repetido a mí misma convencida de ello por completo,
teresantísimas. Todos conlaron algo interesante. Luego me exaspera cuando se trata de alguien a quien quiero.
hacíamos prácticas entre nosotros de telepatía, inten- Desearía poder infundirles mi fe, mis sentimientos,
tábamos ir desarrollando el cerebro para poder conse- mis vivencias, todo lo que tan feliz me hace y siempre
guir tantas cosas, al parecer inexplicables, pero que se termino dando marcha atrás, pero tarde...
logran conseguir como luego podríamos apreciar por La efectividad me juega muy malas pasadas.
nuestra propia experiencia. Sabiendo perfectamente que nadie convence a na-
En una de sus cartas a Ibiza el Padre me decía: die, hace que de vez en cuando me dé batacazos que
«Funcionó la telepatía o parapsicología. Es- lógicamente no tenía por qué darme. Y es que también
taba haciendo una visita en la capilla cuando en eso la lógica falla.
"presentí" tu carta. Era la hora de llegar el Generalmente las personas cartesianas, en el fondo,
cartero. No me volví a acordar hasta después tienen un complejo de superioridad, se consideran más
de la comida cuando el Padre Cobos que hace inteligentes inconscientemente o no y miran con cierta
de Superior, me dijo: "Tiene Ud. carta de Eva piedad a los que creen en cosas que no tienen una expli-
Jardiel". Me alegré muchísimo y le dije que me cación lógica. No se dan cuenta de su equivocación;
lo esperaba. Unos días antes me pasó otro caso. cuanto más inteligente es una persona más convencida
Estábamos charlando a la sombra de los abe- está de que todo puede ocurrir. Cuando no se cree en
tos después de comer, y antes que él me empe- algo, sólo se trata de una cuestión de fe, no de lógica,
zara a decir, "presentí" que me iba a preguntar como ellos creen.
por ti e inmediatamente me dice: "¡Hombre!, Y yo, que no la tenía en Jesús como Dios, sufría
Padre Rubio, ¿cómo está la hija de Jardiel porque otros no creyeran en cosas para mí indiscutibles.
Poncela?"». Esto me continúa pasando ahora con mayor fuerza,
En otra carta me decía aquel mismo verano: al darme cuenta de mis errores pasados. Querría que
102 DIOS DENTRO PROBLEMAS PSICOLÓGICOS 103

todo el mundo creyese, no por una forma más o menos nuestra obligación es cuidarlos, pero también lo es sol-
de dominio mental, no: sólo para que fuesen más felices. tarles la rienda cuando ellos quieren vivir, dejarles
Una equivocación que intento corregir y que poco que se equivoquen; tienen todo el derecho a hacerlo,
a poco lo voy consiguiendo. como lo tuvimos nosotros antes.
A través de la parapsicología se ha comprobado que Una vez que el hijo no te necesita, hay que dejarle
el alma no muere; que existe otra vida después de la marchar.
muerte física, que los que se fueron pueden ayudarnos e Reconozco que esto debe ser muy duro para, las
incluso ponerse en contacto con nosotros. mujeres que han cifrado su vida en la maternidad.
En realidad todo esto se sabía ya, pero lo habíamos Para mí no lo fue, porque siempre tuve inquietudes
olvidado. que consideraba más importantes que el ser madre,
En un mundo cada vez más hostil y materialista que al fin y al cabo es una necesidad de la Nauraleza
surge ahora esta ciencia que cada vez va tomando mayor para que nazcan nuevos seres y las hembras sólo el
fuerza y vigor. Tenía que ser así, porque todo el Uni- vehículo del que se sirve para que no se acabe la especie.
verso se rige por un equilibrio. Aquel mes de julio de 1964 me aburrí, pues, como
era lo mandado y como venía haciéndolo ya otros vera-
El mes de julio fue un mes aburrido; quería mucho a nos, pero aquél tenía la perspectiva del viaje de Israel
mis niñas, pero no he sido nunca una madre que se en agosto.
considere feliz sólo por el hecho de serlo. Las niñas, Eso y la correspondencia continua con el Padre
cuando eran pequeñas me aburrían bastante, esa es la Rubio influyeron bastante para que los días transcu-
verdad. rrieran más rápidos.
Fui buena madre y tuve un sentido muy grande del Casi sin darme cuenta estaba ya embarcándome en
deber, porque ese sentido es innato en mí. No tiene Barcelona, rumbo a Israel.
mayor importancia, y por supuesto ningún mérito.
Todo lo que hice por mis hijas lo hice pensando que Aquel viaje tenía un fondo psicológico también.
era mi obligación, sin esperar nada y aburriéndome Nunca había viajado sola. Siempre estuve muy do-
bastante. minada por mi padre, creando en mí una dependencia
Para mí la maternidad no es el todo, es sólo parte al hombre que más tarde se encargaría mi marido en
de la vida, pero no la llena. Ahora que mis hijas son fomentar. Aun cuando no fuera precisamente una niña,
mayores, encuentro satisfacción al hablar con ellas, tenía un miedo infantil a enfrentarme con las pequeñas
pero no por el hecho de que sean una continuación cosas de la vida. El que lo hiciese ante grandes proble-
de mí misma, no. En realidad, tenemos pocas cosas mas sólo se debía a mi carácter que se crece en las difi-
en común y cuando estoy con ellas a veces lo paso muy cultades, creando entre mis conocidos una idea falsa
bien y otras no tan bien; supongo que igual les ocurrirá de mí que me consideraban muy valiente. No, no lo era;
a ellas conmigo. en mi caso las circunstancias me pusieron ante situa-
No existe en mí el culto a la descendencia. Cada cual ciones que yo no hubiera buscado.
sale como Dios quiere y si coincidimos en algo, pues En el viaje aquel, pues, tenía dos fines; uno de tipo
me alegro como cuando me ocurre con una amiga o religioso como vengo diciendo, y otro de tipo psicológico
un amigo muy queridos. que me había impuesto a mí misma, para lograr sacar
No quiero dibujar una idea falsa de mí y pienso que mi propia personalidad y desechar de una vez por todas
la maternidad ha sido muy explotada. Primero por la aquella que me había creado deformando la verdadera.
Sociedad para dominar a las mujeres y luego por las Tenía que apartar de mí aquella cobardía que no era
mismas mujeres para dominar al hombre y terminar mía; era la obra de otros, creada sólo para dominarme;
haciéndolo más tarde, con los hijos. primero mi padre y luego mi marido, dos hombres muy
Los hijos mientras son pequeños nos necesitan y parecidos de carácter en cuestión «mujeres de la fami-
104 DIOS DENTRO PROBLEMAS PSICOLÓGICOS 105

lia». Sólo en eso, pero muy parecidos. Dos típicos espa- llevaba tiempo ya mentalizándolo, aun cuando no me
ñoles a la antigua usanza. Y ambos muy diferentes lo podía creer.
cuando de mujeres que no fueran de la familia se tratase. Algo de consciencia debía de haber tomado del pro-
El Padre Rubio, con el que había hablado de ello, blema, ya que mucha parte del miedo a enfrentarme
me animó para que hiciese el viaje. con las pequeñas cosas de la vida había desaparecido
El me aseguraba que inconscientemente guardaba de mí, pero lo vencí totalmente el día que viví mental-
un rencor hacia mi padre por lo dominada que me sentí. mente otra vez el momento que naciera aquel senti-
No me lo podía creer. Conocía los mecanismos de la miento contra mi padre.
mente, pero me costaba trabajo creerlo.
Cuando el Padre insistía, yo lo negaba. La travesía hasta Jaiffa fue muy agradable y si
Más tarde comprobaría cuánta razón tenía. Era yo me sentía insegura, que me sentí muchas veces,
cierto. El carácter típicamente machista de mi padre nadie lo notó. Si hacía progresos en ese terreno, enton-
me hizo daño cuando mi verdadera personalidad em- ces me daba mucha alegría y se lo escribía al Padre
pezaba a hacer acto de presencia; yo no comprendí qué en el acto. Lo mismo le contaba, deprimida y triste
pasaba, pero el caso es que al sentir odio ante aquel cuando la inseguridad en mí misma y el miedo hacían
excesivo dominio, me asusté, «yo no podía odiar a mi de nuevo su aparición inhibiéndome y no dejándome
padre», «ese sentimiento hacia él no era bueno», de ser como yo era.
modo que lo aparté de mi consciente cambiándolo por Al llegar a Jaiffa me estaba esperando el coche del
otro de sumisión y cariño; pero en el inconsciente había Ministro de la Policía en el puerto para llevarme a
quedado el verdadero sentimiento que brotara al nacer Tel Aviv.
mi personalidad auténtica que no era precisamente muy Si enviarme su coche era un detalle de agradecer,
sumisa que digamos. más lo era por las tristes circunstancias que estaba
Cuando libre de aquello y sabiendo «mi» verdad, le pasando aquellos días. Su mujer, a la que quería mucho,
di la razón al Padre Rubio, liberándome al fin de algo se hallaba muy enferma; al día siguiente de llegar yo
que no era mío; el miedo a enfrentarme con las pequeñas murió.
cosas de la vida, la inseguridad, el temor...
He dicho que el Padre me había avisado de lo que En Tel Aviv me esperaba una carta del Padre Rubio,
me pasaba. Por supuesto no cayó en saco roto su argu- que me dio mucha alegría. Me decía en ella: «Querida
mentación, aunque no me lo quería creer o no podía. Eva: No sé cuándo llegarás a la Tierra Prometida y,
Quiero aclarar cómo llegué a la realidad de lo que se por si acaso, quiero adelantarme en tu camino como
encerraba en mi subconsciente. Hasta que no supe los exploradores enviados por Moisés».
autohipnotizarme no estuve segura del todo, aun te- Sentí remordimientos. No por lo que iba a hacer,
niendo la fe que tenía en el Padre como psicólogo que porque me parecía casi un engaño habérselo ocultado.
es, sencillamente sensacional y yo había podido com- En la carta siguiente, al ver su bondad de espíritu, su
probarlo en diferentes ocasiones con otras personas. En sinceridad, noté mi alma sucia; me sentía mucho más
cada sesión de autohipnosis fui regresando poco a poco culpable al leer su preocupación por todo lo mío y
al pasado. El día que al despertar lo vi todo tan claro, comprobar una vez más que compartía todos mis sen-
recordando exactamente cómo hacia los trece años, timientos, alegres o tristes.
nació en mí un sentimiento de auténtico odio hacia Hay que reconocer que no es fácil encontrar una
mi padre, tuve un fuerte choque emocional, normal en amistad como la suya. Por eso creo oportuno añadir a
estos casos; cuando pasó llamé al Padre llena de alegría mis líneas las que él me escribiera en aquella época
para contárselo. trascendental en mi vida. En la siguiente carta me
La realidad es que me costó poco que saliese todo decía:
lo que celosamente guardaba mi subconsciente, pues «Querida Eva: Recibí tu epistolón con cía-
106 DIOS DENTRO PROBLEMAS PSICOLÓGICOS 107

ras señales, aunque nada alarmantes, de des- como quería. Para mí, que soy muy agradecida y todo
orientación en tiempo y espacio. Me imagino lo valoro, aquello era impagable y ahora pienso que
que al pisar tierra firme y semejante tierra, nunca podré pagarle Laniísimos favores espirituales y
habrás resucitado a la vida y habrás agrade- materiales.
cido, como recién creadas, las infinitas mara- De la carta que acabo de transcribir me admiró su
villas que Dios hizo surgir de las profundas sagacidad y la capacidad que tuvo para leer entre lí-
aguas. Me gusLó mucho la descripción que neas. Sabía que me conocía bien, pero me sorprendió
haces de ese ambiente y eso que sólo te quedas porque no pensaba que tanto. Efectivamente, al des-
en la superficie. Espero que de palabra serán cribirle el ambiente, recuerdo que fue un sábado y le
más completas y psicológicas tus impresiones. contaba cómo se guardaba allí ese día; al describirle,
Pero, como es natural, lo que más me interesa digo, el ambiente silencioso, de recogimiento, de paro
es tu estado de ánimo, tus temores y todos total en todo el país, me quedaba en la superficie deli-
esos dinamismos que han influido en la deci- beradamente. No quería profundizar en mis sentimien-
sión de realizar ese viaje. Te diré de palabra, tos, entonces más hebreos que cristianos. Me había im-
todo lo que pienso para que lo que esté equi- presionado mucho la seriedad con que se guarda el
vocado lo corrijas. Creo que algunas cosas que sábado en Israel.
te decía en mi carta te habrán ayudado a su- En una de las cartas que más tarde recibiría en casa
perar esas desazones y a comprenderte un poco de Annette, había un párrafo que no quiero dejar de
más. ¿Sigues pensando que tus problemas in- transcribir. Sé que todo esto me costará, cuando salga
fantiles son tan grandes? Creo que no. Espero el libro, una ligera riña por su parte. Si fuera capaz de
que tus temores de volver a Madrid se irán reñir a alguien seriamente, lo temería...
cambiando en ganas de estar con los tuyos y
compartir todas esas experiencias tan mara- «Ayer estuve en Pamplona y dije misa en el
villosas. Sigue disfrutando de ese descanso y pueblecito donde murió mi madre. Fui con mi
empapándote de todo cuanto tu sensibilidad hermana al diminuto cementerio. ¡Qué paz! y
es capaz de captar en ese centro del mundo, ¡qué sentir tan cerca esa realidad que nos es-
del universo, donde se ha fijado siempre con
pera! ¿Comprendes?»
complacencia la mirada de Dios. Hoy es trece
y ayer recibí tu segunda carta. Había comentado con él tantas veces la paz que
»Te contestaré en cuanto pueda a casa de sentía yo en la Sacramental donde enterraron a mi
Annette, pues hoy salgo para Santander para padre y en el cementerio chiquito del pueblo de mis
recibir los votos de una monjita dirigida mía. abuelos...
»Tengo las señas de las niñas y haré todo La paz y la alegría tan grande que sentía después,
lo posible por ir a verlas. Así te podré dar noti- al marcharme... Contra lo que suelen decir la mayoría
cias directas y estarás más tranquila. Te dejo de las personas, yo siento paz y algo muy especial en
por hoy, pues tengo que ir a decir misa. Pe- los cementerios pequeños.
diré mucho por ti. Salúdame muy efusivamente Tan celosa soy del sentimiento que me invade que
a Annette. La recuerdo con agrado y pido por no voy acompañada nunca. Me gusta ir sola, para sabo-
ella. rearlo y vivir intensamente eso que «percibo» y no sé
»Te bendice de corazón.» cómo explicar porque no tiene explicación. Sólo puedo
decir que es maravilloso. He visitado muchas veces la
La carta tocaba todos mis problemas, hasta de las Sacramental donde está enterrado mi padre, sólo dos
niñas se preocupaba para tranquilizarme. En otra me fui acompañada y las dos veces oculté mis sentimientos
enviaría unas fotos con ellas, pues al fin fue a verlas por ese pudor que tengo ante lo espiritual y el temor,
108 DIOS DENTRO PROBLEMAS PSICOLÓGICOS 109

siempre latente, de que no me comprendiesen. No tiene no dejaba ni rechistar. Ante mi carácter decía sorpren-
obligación la gente, por otra parte, de comprender dido: «Tú no eres una sefardí, eres una askenazi»...
ciertas cosas. No sabía el trabajo que me estaba costando dejar
de ser una auténtica sefardí, como decía él...
Tel Aviv no trae ningún recuerdo. Es una ciudad La idea de que volviera a salir aquel incómodo super
más, como muchas de cualquier otro país, pero Jeru- yo al volver a España, era lo que más temía.
salén ya no fue para mí como la primera vez, era algo
más todavía. Se siente allí una sensación muy especial,
hay algo en el ambiente, al menos yo lo capto, que no
se puede definir...
La idea de volver a España no me atraía nada,
porque la temía.
Primero, allí se encontraba mi espíritu en «su» ele-
mento y en España seguían esperándome problemas
nada espirituales precisamente; segundo, porque temía
perder la confianza en mí misma otra vez, que allí
estaba empezando a encontrar. Por primera vez me
sentía segura; poco a poco me iba sorprendiendo la
nueva personalidad que nunca dejé salir. Entonces me
parecía asombroso y todavía no era nada al lado de
lo que sería.
Como me reía para mis adentros cuando el secretario
de Shitrit se asustaba de mi carácter independiente y
de que viajase sola de un lado para otro del país. Era
sefardí, que es lo mismo que decir español, no sólo
porque eso signifique la palabra en hebreo, es que era
típicamente español su carácter. No concebía a la
mujer andando sola por el mundo. Parece una paradoja
en un país donde la mujer hace el servicio militar du-
rante tres años, exactamente igual que un hombre.
Pero los serfardíes no pueden remediar tener un tem-
peramento español cien por cien, me refiero, claro está,
a los nacidos fuera de Israel; los «sabrás» (1), ya no son
sefardíes, aunque sus padres lo sean, ni sefardíes ni
askenazis.
Este buen amigo mío, Haim Lévy, creía que las
españolas eran todas mujeres encerradas en sus casas,
dominadas por el hombre, igual que habían sido las
sefardíes de la generación suya y de su mujer a la que

(1) «Sabrá» es higo chumbo en hebreo y el nombre, a la


vez, que les dan a los israelíes nacidos ya en Israel, porque dicen
que son como los higos chumbos, que pinchan por fuera y son
muy dulces por dentro.
CAPITULO X

EL RETORNO

Todas las mañanas, durante ocho días, tuve que ir


al Rabinato que está en Jerusalén. Como yo vivía en
casa de Haim y Matilde Lévy, en Tel Aviv esto signi-
ficaba unos madrugones tremendos. Durante esos días
viví por las mañanas en Jerusalén y el resto del día en
Tel Aviv, a donde volvía muerta de calor al mediodía.
Salía de Tel Aviv con el fresquito del mar, llegaba
a Jerusalén con frío y cuando en Jerusalén empezaba
uno a sentirse a gusto, volvía a Tel Aviv, que era un
horno. No se puede negar que estaba convencida y dis-
puesta a volver al tronco... Nada más se aguantaba
aquello con una firme decisión y sabiendo o creyendo
saber lo que se quería.
El que fuera tantas veces al Rabinato no quiere
decir que hubiera muchas cosas que hacer o que se tra-
taran asuntos especiales. Ni un solo día de aquellos vi
a un rabino, sólo era simple papeleo como en todas
partes.
Una vez resueltos aquellos trámites burocráticos,
me comunicaron que hasta finales de agosto no me po-
dría recibir el Tribunal Rabínico. A finales de agosto
precisamente salía mi barco y yo ya tenía el pasaje de
vuelta. Me quedé muy preocupada. Mis amigos de Je-
rusalén me tranquilizaron. Ellos harían lo posible para
que todo saliese bien. Lo dejé en sus manos y comencé
a hacer una vida más lógica. Aquellos días habían sido
agotadores, pero también interesantes.
112 DIOS DENTRO EL RETORNO 113

Tuve la ocasión de ver, gracias a ellos, algo que nato no cambiara de actitud anulando leyes antiquí-
nunca había visto y no creo que sea fácil que vuelva a simas que nada tenían ya que ver en un Eslado como
suceder. Vi cómo se caía la gente en las calles de Jeru- el de Israel.
salén al suelo, desmayados por inanición... Yo les decía, a los que conocía, el error que estaban
Se trataba de una huelga de hambre que hacía unos cometiendo: si el pueblo hebreo había sobrevivido a
días habían iniciado los judíos hindúes en protesta tantas tragedias sólo se debía a su fe y sentido religioso.
contra el Rabinato. Ellos se negaban a oír hablar del pasado; aquella
Mis amigos hebreos me explicaron indignados que juventud no era justa y juzgaba muy mal a sus padres,
el Rabinato reconocía a aquellos judíos venidos de la eran hasta crueles echándoles en cara su cobardía por
India como tales judíos, pero no permitía que se casa- haberse aguantado con los nazis. No tenían idea de
ran con los de Israel. n a d a y no querían enterarse; tenían como lema que
Eran hebreos nacidos en la India y que durante si- había que olvidar.
glos, concretamente desde la primera Diáspora, guar- Ya sabía yo algo de esto y cómo, cuando el juicio
daron la ley mosaica que llevaran consigo sus antepa- de Eichman, se habían manifestado contra la pena de
sados a aquel país, no mezclándose y viviendo en co- muerte, teniendo el Gobierno que obligarles, porque si
munidad. no, no lo hacían, a ver los documentales sobre los campos
Físicamente nada hacía pensar que eso hubiera de exterminio.
ocurrido, pues no tenían ya ni un solo rasgo semita, Conocía el carácter valiente y orgulloso de los «sa-
siendo su aspecto exacto al de cualquier otro hindú; brás». Son agresivos y duros, pero sobre todo son testa-
para mayor semejanza vestían los clásicos saharis y rudos como ellos solos. Se cierran en una idea y resulta
las mujeres cubrían sus cabezas con gasas al estilo casi imposible que te escuchen. Desde luego no recuer-
hindú, dando un pintoresco aspecto de colorido exótico dan en nada, ni físicamente ni en el carácter, a la idea
a las calles de Jerusalén. establecida de lo que es o era un judío. Sí recordaban a
Habían viajado los pobres desde la India para llegar los guerreros bíblicos, pero el judío post-biblia, no
a la Tierra Prometida que, como todos los judíos en la tienen ya nada.
Diáspora, recordaban por Pascua una vez al año, di- Todo lo que cuento de ellos puede dar una imagen
ciéndose la tradicional frase al terminar la cena: «El más bien antipática; pero no, no son antipáticos, al con-
año que viene en Jerusalén». Y ahora aquellos leales trario, son encantadores e ingenuos; de ahí aquel idea-
judíos se encontraban con que el Rabinato no los reco- lismo que tanto admiré yo en ellos.
nocía enteramente como a tales. En las chicas había algo que siempre me sorprendía:
Todo el país estaba de su parte. Los periódicos es- eran valientes, decididas, se enfrentaban a la vida exac-
cribían cosas furibundas contra el Rabinato. El Rabi- tamente igual que los chicos, pero eran tremendamente
nato no se daba por enterado y los judíos hindúes se- femeninas, graciosas y dulces e incluso tenían cierta
guían su huelga sentados en las aceras de las calles picardía.
de Jerusalén y desmayándose de hambre impertérritos.
Al fin el Rabinato tuvo que ceder. La opinión pú- El apartarse de la religión y sobre todo sus ideas
blica la tenían en contra ya por otros muchos motivos, contrarias al Rabinato hacía que muchos jóvenes no
la actitud con los judíos hindúes no hizo más que enco- se casaran, ya que no existe el matrimonio civil solo.
nar las cosas, desatándose una verdadera campaña pe- Hay, pues, «Kibutzim» (1) laicos donde viven las parejas
riodística en contra del Rabinato, muy peligrosa para que no han contraído matrimonio. La ley del Estado
él que no se las tenía todas consigo. les reconoce todos los derechos como si de matrimonios
legales se tratara.
Los jóvenes se habían apartado de la religión pre-
(1) Kibutz = Especie de granjas colectivas, Kibutzim es el
cisamente por su culpa; según ellos, hasta que el Rabi- plural.
8—
114 DIOS DENTRO EL RETORNO 115

Precisamente en la Policía había conocido a una Los cafés de Israel me recordaban a los de mi infan-
señora joven, muy guapa y con una gran expresión de cia en España. Después de comer se llenan de hombres
tristeza en la mirada; pude observar cómo la trataban que hablan a gritos, parece siempre que discuten y es
con un especial respeto, se llamaba Eva, que allí es que discuten. No he conocido pueblo más parecido al
igual de corriente que aquí Carmen, y vestía de luto español. Ellos tienen un dicho que igual podía ser nues-
riguroso. tro: «Tres judíos, tres partidos»... Siempre discuten y
Como me había llamado la atención, le pregunté a de política, claro.
Haim Lévy quién era, el me explicó que se trataba de Hay otro rasgo muy común entre los dos pueblos:
la «javer» (2), de un alto funcionario de la Policía fa- Tienen un gran sentido del humor y se ríen de sus pro-
llecido recientemente, que ella también perteneció siem- pias desgracias. A todo le encuentran el lado cómico y
pre al Cuerpo y que, al morir él, cobraba la pensión, de todo hacen un chiste. H a y un hecho histórico y para
exactamente igual que una viuda legal. ellos triste que lo prueba a las mil maravillas.
Utilizaban una frase que a mí siempre me gustó: Cuando el hijo del fundador del Sionismo, Tehodoro
«El Estado nada tiene que ver con los asuntos de Dios...» Herzel, se convirtió al cristianismo, puede imaginarse
También existían «Kibutzim» religiosos con sinago- el golpe que fue para el judaismo. Hubo verdadera cons-
ga propia, y para decir la verdad, eran mayoría. ternación. Al día siguiente el «Jerusalem Post» publicó
Me gustaba aquello. un chiste con un dibujo en el que se veía a Herzel en
Cada uno vivía como quería y nadie se metía en la el cielo sentado en una nube con una cara muy triste,
vida de nadie. Veía más verdad en todas las posturas, al lado suyo de pie el Dios del Sinaí le observaba mien-
pero sobre todo en las religiosas, al no ser nada obliga- tras le decía: «¿Qué te pasa, Herzel?» —«Ya ves, Señor,
torio legalmente; los que eran religiosos lo eran de mi hijo se ha convertido al cristianismo». A lo que Dios
verdad y porque querían serlo. Nadie engañaba a nadie. le contestaba: «No te preocupes, el mío también».
Esto ocurría en pleno mandato británico y el «Je-
Decidí que había llegado el momento de ir a Safed, rusalem Post» estuvo tres meses sancionado sin salir a
la ciudad santa... Tenía ganas de ver a Annette y sobre la calle.
todo estaba deseando conocer la Galilea. Cuando me lo contaron me dio mucha risa y decía
Y comenzó mi viaje hacia Safed. Desde Tel Aviv que estaba deseando venir a España para contarlo. Me
fui en unos taxis colectivos, muy utilizados allí, hasta sorprendieron en su ingenuidad al preguntarme asom-
Jaiffa. En el taxi hice amistad con una judía checa brados si podía contar aquello en España, que si les
muy simpática y como también iba a la Galilea, en podía hacer gracia. Les expliqué que éramos tan pare-
Jaiffa permanecimos juntas hasta que continuásemos cidos, que igual que ellos, hacíamos chistes de cosas
el viaje en unos autobuses que van hacia allí. Teníamos que nos importaban mucho, incluso que nos dolían.
dos horas libres. Ella se metió en una peluquería, cosa
que no me extrañó lo más mínimo. No he visto en mi A la hora convenida estaba esperándome mi nueva
vida nunca tantas peluquerías femeninas como en Is- amiga mientras se tomaba un «ice-café», verdadero vicio
rael, ni he visto nunca tampoco mujeres que vayan del país. Juntas emprendimos el camino hacia la parada
tanto a la peluquería como las israelíes. Se pasan la de autobuses. Durante el trayecto, ella se sintió muy
vida en ellas y eso que son carísimas. orgullosa de mi admiración por el paisaje, porque es
Mientras ella se dedicaba al «deporte favorito», yo verdaderamente maravilloso. Fue una especie de guía
me di un paseo por Jaiffa... Habíamos quedado citadas improvisada, vivía en la Alta Galilea o el Galil, como
en un café, muy abundantes en el país, tanto o más se dice en hebreo y como allí lo conocen, y la conocía
que las peluquerías. a fondo como es natural. No voy a repetirme. Todo
me recordó a Jesús.
(2) Javer: compañera en hebreo. En casa de Annette sólo se respira amor. Es un
116 DIOS DENTRO EL RETORNO 117

matrimonio impresionantemente feliz. Además, los dos voluntad de Sadiaa porque era un fumador de verdad
son muy guapos y daba gusto verles. El es médico en y pensé que era una exageración, el no encender lumbre
el Hospital de Safed, aparte de ser, cuando las circuns- era para que no se guisara...; pero no le juzgué, porque
tancias lo requieren, paracaidista del Ejército. siempre he admirado a quienes siguen fielmente, equi-
Annette y Sadiaa se llevaban muy bien. Coincidían vocados o no, unas obligaciones religiosas.
en todo menos en algo primordial desde mi punto de Lo malo de todo aquello es que casi tuve que guar-
vista. Comprendí que el verdadero amor puede con dar también yo el sábado en cuanto a lo de fumar; An-
todo. El era, no ya religioso, sino extremadamente nette no lo hacía nunca y pensé que haría pasarlo peor
religioso, guardando escrupulosamente todos los pre- a su marido, siendo como era fumador, verme a mí
ceptos de la religión judía y ella, ya lo he dicho, era fumando... De modo que algún pitillo a escondidas fue
atea. todo lo que fumé yo aquel sábado en Safed.
Annette nos había hablado al Padre y a mí de la fe Al día siguiente cuando me levanté le dije a Annette
de su marido, pero cuando lo hizo en España yo no si podía darme un poco de café. «Sí, dijo ella, pero en-
podía imaginar hasta qué punto era religioso. Al día ciende tú el gas». A mi gesto interrogador me aclaró:
siguiente lo comprobaría. «Hoy es "savat" y no se guisa». Mí asombro iba en au-
Por indicación de Annette fui a su casa en jueves mento. ¿Era aquella la Annette atea de Madrid? Pronto
para aprovechar la fiesta del sábado, que comenzaría aclaró ella mis dudas. «Ya sabes que yo no creo en esas
al día siguiente, viernes al anochecer, para acabar el cosas, pero no me cuesta nada que Sadiaa sea feliz;
anochecer del sábado. Me hizo aquella indicación por- si encendiese el fuego le daría un disgusto».
que, al estar libre Sadiaa, podríamos hacer una excur- Más tarde me explicaría que habían llegado a un
sión al mar de Tiberíades. acuerdo. Ella se comprometería a guardar escrupulosa-
Tiberíades sí que fue mi reencuentro con todo. Eran mente el sábado y él pasaría por conducir el coche ese
las mismas aguas por donde anduvo Jesús, en donde día, que también está prohibido para los judíos reli-
pescaban Juan y Santiago... El hecho de estar a punto giosos. Annette le había argumentado que era su único
de ser judía oficialmente, ya que bien sabía que nunca día libre, cuando podían salir con los niños. El había
dejaría de serlo de todos modos como me había dicho accedido y ella cumplía su promesa. El viernes por la
el Gran Rabino, no impedía mi recuerdo constante de mañana hacía la comida para los dos días y el sábado
todos Ellos; por el contrario, era aún más fuerte. no encendía el gas para nada. Ese día, como en muchos
A la vuelta, Sadiaa miró hacia el cielo diciendo: más hogares, se comía todo frío.
«Todavía puedo fumarme un pitillo». La admiré y pensé que cuando se encuentra el amor
Hubo una ligera discusión entre el matrimonio sobre así es bonito el amor humano, pero en el fondo quien
si había o no salido una estrella en el cielo. Al fin me hacía posible aquello era la religiosidad de Sadiaa...
eligieron de arbitro. Annette sostenía que ella veía una Era el espíritu también.
estrella, Sadiaa aseguraba que no había ninguna. Yo El sábado siguiente fuimos a Cafarnaún. De todo
tampoco la veía y así lo dije: «Entonces puedo fumarme lo que llevaba visto en Israel entre los dos viajes, las
el pitillo», terminó Sadiaa mientras encendía uno. Yo ruinas de la Sinagoga de Cafarnaún fue lo que más me
sabía lo prohibido en el sábado, desconocía lo del fumar, emocionó. Están tal como fueron cuando Jesús se reunie-
porque nada dijo Moisés del asunto; iba pensando en ra con los discípulos en ellas; creo que podría afirmar
ello cuando recordé que no se podía encender lumbre. que es lo único que está exactamente igual, sin ningún
Me quedé de una pieza al comprender hasta dónde lle- cambio. Por un momento pareció que el recuerdo de
gaba Sadiaa en su guardar escrupulosamente el sábado. Ellos se materializaba...
Annette comprendiendo lo que pensaba me dijo: «Sí, El domingo me marché de Safed. Annette y yo nos
hija, y ya hasta mañana hasta que salga la primera despedimos ya hasta el barco que lo cogeríamos juntas
estrella no volverá a fumar»... Admiré la fuerza de en Jaiffa, para volver las dos a España otra vez.
118 DIOS DENTRO EL RETORNO 119

Agosto llegaba a su fin. En Tel Aviv me encontré y me cortara al rape las uñas de los pies y de las manos;
al llegar con un aviso de Jerusalén para que me presen- esto último todavía no sé qué simboliza, todo en la
tase en el Rabinato dos o tres días después. religión judía es un símbolo de algo, pero cuando lo
Pasados éstos, llegué una mañana al Rabinato, en conté a mis amigos hebreos se rieron mucho y me dije-
seguida entré en la sala del Tribunal Rabínico que ya ron que no tenían ni idea por qué me hizo hacer aquello.
estaba formado y trabajando en otros casos desde hacía Una vez que aquel extraño ser me hubo dado las órdenes
rato. Lo formaban tres rabinos mayores. anteriores añadió que cuando hubiera acabado la
En seguida también me atendieron y fue tan rápido llamase, y se fue.
todo, que diez minutos después estaba ya fuera de la Entendí todo porque el yiddish es una deformación
sala. Uno de los rabinos me preguntó si creía en un solo del alemán y conozco bastante bien esta lengua.
Dios. Yo le dije que sí. Otro me dijo que recitara el La obedecí en todo y cuando hube terminado la
«Schema Israel». Lo dije y se acabó. Salí del Tribunal. llamé pero nadie acudió. No sabía qué hacer. Estaba
Era un caso sólo de retorno. ya como los chorros del oro. Recordé que no utilizaban
Todavía faltaba el baño de purificación en la pis- el hebreo y yo la había llamado, por la fuerza de la
cina. Las casas de baños están regidas por judíos orto- costumbre en este idioma. Dije, pues, «¡Frau!», en el
doxos. Un tipo especial, casi forman una secta. Proce- acto entró, creo que estaba detrás de la puerta.
dentes de Rusia visten exactamente igual que si estu-
vieran allí. Siguen la Biblia a rajatabla, no reconocen Me preguntó con su característica simpatía si había
el Estado de Israel porque no está reconstruido el hecho todo cuanto ordenó. Asentí. No contenta con ello,
Tempfo, no haWan hebreo porque lo consideran lengua me hizo un examen a conciencia. Al fin dio su aproba-
sagrada para dirigirse sólo a Dios. Únicamente hablan ción diciéndome secamente, mientras se volvía a ir,
yiddish y viven hacinados en un barrio que lo llaman que esperase a los rabinos. Y... yo, pues esperé.
en Israel «Meashearim», que quiere decir mil puertas; Mi idea era, no sé por qué, que serían unos rabinos
este barrio es una especie de ghetto maloliente y sucio viejecitos; cuando se abrió la puerta para dar paso a
que ellos mismos se han construido, viviendo volunta- éstos, me encontré con tres chicos uniformados, del
riamente exactamente una vida de ghetto, pero las casas ejército. Me quedé boquiabierta mirándolos, sólo se
de «Meashearim» son las más difíciles de conseguir y traslucía que se iba a celebrar una ceremonia religiosa
más caras de todo Israel, pues estos judíos descendien- por el bonete que llevaban puesto.
tes de Rusia dan lo que sea con tal de vivir en su «ghetto Pasamos a la habitación de la piscina. La ortodoxa
particular». hizo intención de quitarme la bata que me había puesto
En Israel los consideran unos chalados y se ríen de después del baño para esperar, yo la agarré con más
ellos, pero como son muy fanáticos les temen y cuando fuerza, ella con nuevos bríos volvió a intentar quitár-
en el invierno el Papa visitara el país, «Meashearim» mela, yo la apreté con mayor fuerza contra mí.
estuvo acordonado por la policía, pues sus ocupantes Entonces vi un gesto de guasa en uno de los rabinos
habían exteriorizado su repulsa a la visita del Papa lan- que observaba el forcejeo que nos traíamos, al fin dijo:
zando octavillas en contra y amenazando con atacarle. «Déjela; que entre en la piscina con bata». Respiré.
Yo creo que la policía de Israel y el Gobierno todo Aquello debía de ser una especie como de sacrilegio,
respiraron tranquilos cuando el Santo Padre abandonó porque la ortodoxa bufó y con desprecio murmuró:
el país. La responsabilidad era mucha... «Rabinos modernos...»
Olvidando a aquella mujer, la ceremonia me emo-
Cuando entré en la casa de baños para mujeres, me cionó, porque era la purificación.
recibió una de las ortodoxas que autoritariamente me Los tres rabinos se colocaron al lado de la piscina
dijo en yiddish, sin pararse a pensar o no importándole recitando una oración al tiempo que yo me introducía
si lo entendía o no, que me bañase, me lavase la cabeza, del todo debajo del agua por tres veces mirando hacia
120 DIOS DENTRO

el lugar donde estuvo levantado el Templo antigua-


mente.
Terminado el rito, se fueron los rabinos, la ortodoxa
hizo lo propio mientras yo me vestía.
Al salir me encontré con que estaban esperán-
dome los tres rabinos y unos cuantos amigos que abra-
zándome decían: «¡Mazal Tov! ¡Mazal Tov!» (1).
Definitivamente había retornado al tronco.
Aquella ceremonia era la misma que tantas veces
había celebrado María en su paso por este mundo. La CAPITULO XI
misma que siguen celebrando una vez al año las mujeres
religiosas judías para purificarse y siempre antes de la
boda. LA ULTIMA CENA
Había vuelto a la religión de mis antepasados.

No pasaría mucho tiempo, cuando una vez ya en


España de nuevo, le confesara al Padre Rubio la ver-
dad de lo que ocurrió en Israel.
Nada le dije de mis ideas sobre Jesús, porque creía
que nadie podía entender semejante galimatías. Debí
decírselo, pues conociendo el amor particularísimo que
él sentía por Jesús, quizá le habría dolido menos mi
deserción. Temía que al hablarle de mis sentimientos, me
dijera lo contrario de lo que aquel otro sacerdote me
dijo, que seguía siendo cristiana si creía en El... Bien
entendido que no concebía un Dios empequeñeciéndose
tanto, hasta llegar a hacerse hombre por amor a una
especie que dejaba mucho que desear. Creía en El, pero
no como Dios, como un enviado de Dios y por tanto
con la verdad; con una doctrina auténtica de salvación
del hombre, moral y humanamente.
Podía ser una Potestad muy superior, que incluso
no conociéramos ni su existencia, ni su nombre; ni su
Naturaleza... Un Espíritu Purísimo lleno de Dios.
Callé los sentimientos íntimos quedándome en la
superficie; en el hecho concreto. Solamente le dije que
había vuelto al judaismo sin entrar en explicaciones
ni motivaciones. Tampoco él las pidió. No puedo olvidar,
nunca lo he olvidado, su expresión al oírlo. No había
pena, como temí. Un destello de furia se asomó a sus
ojos. Sólo un destello y tan fugaz..., porque si hay un
hombre capaz de dominar sus impulsos, ese hombre es
el Padre Rubio. En aquel destello había también ira.
(1) Buena Suerte, Buena Suerte.
122 DIOS DENTRO LA ULTIMA CENA 123

Para alguien poco observador hubiera pasado desaper- no tomaba las cosas en serio, puede parecerlo efectiva-
cibido todo, porque fue rapidísimo. Para mí, no. Lo mente. Pero las tomaba. No estaba jugando. Pensaba
capté aunque su furia y su ira murieron antes de nacer. que Dios sabía lo que por mí pasaba y que eran verda-
Me admiré, porque nunca había pensado que fuese deros mis sentimientos, aun cuando judíos y cristianos
un hombre de mucho genio; acababa de descubrir su pudieran pensar lo contrario. Por eso precisamente no
verdadera personalidad y comprendí aquella úlcera de lo hablé con nadie, porque sabía que nada más Dios
estómago que tanto le molestara y nadie notaba tam- conocía la verdad de mí misma.
poco. Si yo sabía que le molestaba era porque lo deducía
Aquí en Madrid pronto dejé de tratar, lo poco que
por el rigurosísimo plan de comidas que llevaba y por-
que tenía que echarse todas las tardes después de comer trataba, a la Comunidad judía.
obedeciendo sólo, pues era incapaz del descanso como- Noté que me rechazaban, que me rehuían por miedo.
dón. Admiré, una vez más, su capacidad para el sufri- Temían una acusación de proselitismo. Entonces la Co-
miento, sonriendo siempre como si nada le ocurriese y munidad no era lo que es ahora. Por no tener, no te-
admiré asimismo el dominio, que acababa de descubrir, nían ni Rabino y la nueva Sinagoga no existía todavía.
constante para no dejar ni siquiera traslucir su carácter Los israelíes despreciaban a los de la Diáspora, lo había
apasionado. podido comprobar en mis dos viajes. Ante aquella acti-
Mi sorpresa era inmensa, pero mayor lo fue, cuando tud cobarde conmigo les comprendí. Tenían complejo
dueño de sí, como siempre y sonriente, como siempre de ghetto. No sé cómo son ahora, porque hay muchos
también, me dijo: «Da igual, tú no has dejado de ser judíos en España que en 1964 no estaban aqui.
cristiana, porque estás bautizada...» (1). Me aparté de la Comunidad, no sin cierta pena,
Era ya para reírse. Los judíos aseguraban que no pero tenía que reconocer que aquellos judíos nada te-
había dejado de ser judía y el Padre que tampoco cris- nían que ver con los de Israel. En nada se parecían a
tiana. Sin saberlo estaban plasmados mis sentimientos los que yo había conocido. «No se puede servir a dos
a la perfección con aquellas negativas. señores», había dicho Jesús. Eso era lo que ellos hacían.
Pasado el mal momento y después de esto, tampoco Yo, particularmente, me había convertido para ellos
hizo preguntas y yo nada le expliqué. Estaba un poco en una persona molesta que podía perjudicar su vida
enfadada, molesta de sentirme como un juguete de tranquila en España... Más tarde conocería al Rabino,
unos y otros... Yo no contaba, mis sentimientos no sig- pero eran otros tiempos que no dejaré de hablar de
nificaban nada. El destino se había empeñado en que los ellos, por supuesto, porque hay que decirlo todo, lo
demás hablasen por mí diciéndome lo que era y lo que bueno y lo malo.
no era. Los judíos a los que me estoy refiriendo ahora, los
Pasados los años y al escribir este libro he hablado de 1964, no eran una gente digna de admiración; pero
algo del asunto, por teléfono, con el Padre que sigue en para ser justa tengo que aclarar que me recibieron llenos
San Sebastián, y me he dado cuenta de que entonces de buenas intenciones y todos a una fueron estupendos,
creyó que había abjurado. No se lo he podido aclarar, sólo capté el gesto cerrado de cierta persona, muy
era demasiado largo para una conferencia. Cuando lea influyente entonces en la Comunidad y nada claro
el libro se enterará de cómo fue. Creo sinceramente que como judío idealista. Vamos, que no era nada idealista.
si hubiera tenido que abjurar de Jesús y de María, no Noté que no le gustó mi presencia. Al principio, aquel
habría dado aquel paso... Lo pienso ahora, me pongo día en que lo notara, pensé sólo que no le fui simpática,
en aquella época, recuerdo mis sentimientos íntimos y más tarde al observar el cambio radical de todos com-
no, no lo habría dado. Puede decirse en mi contra que prendería que no se trataba de simpatías o antipatías:
aquella persona había hecho cambiar a los demás.
(1) Todo hay que decirlo. Eso era lo que pensaba, según me Comprendí qué les había dicho y, aun considerándoles
ha aclarado; ahora no me habría contestado lo mismo. cobardes, les entendí y no les juzgué, pero pensé lo
124 DIOS DENTRO
LA ULTIMA CENA 125

mismo que dicen en Israel: si tanto miedo tienen, ¿por judía. Me refiero al «judío internacional» que ha creado
qué no se van allí a vivir? una fama falsa y que es un cuento como la fama del
En realidad no podía culparles, la culpa sólo era «caballero español». Dentro de la Banca Internacional
de aquella persona y ellos no sabían el fondo verdadero hay toda clase de hombres y todos son iguales, sean
que le moviese a aconsejarles que no me tratasen. Yo sí de la raza que sean. Lo que no son es judíos, eso ni si-
lo conocía y más sabía de aquella persona. Era el clá- quiera en un momento de racismo.
sico judío culpable de que luego los antisemitas puedan Igual que los españoles los hay de todas las formas y
decir eso de que están metidos en las finanzas de todos no todos son caballeros, igual entre los judíos los hay
los países; esos tipos prefieren ignorar a las personas de muchas clases y muy pocos son lo que se conoce
como yo era entonces, ignorarlas aparentemente, aun- como «judío internacional». La diferencia del símil que
que no tanto en realidad; se creen muy listos, pero he utilizado es que al decir que los españoles son todos
todo se sabe, igual que yo supe todo lo que dijo de mí. caballeros no se les hace ningún daño, al contrario.
El caso es que, por un mal consejo, los judíos de España Decir que todos los judíos pertenecen al «judaismo in-
en 1964 prefirieron ignorarme, haciéndome el vacío y ternacional» es una propaganda negativa creada por el
de ese modo demostrando que me había convertido en «antisemitismo internacional».
un ser poco grato para su tranquilidad en España... Si existiese en realidad esa «hermandad» o masonería
Pensaba que, Dios no lo quisiera, pero que si volvía a judaica, no habrían muerto en los campos de Hitler
ocurrir un nuevo fenómeno nazi, tendrían que aguantar- precisamente los «no pudientes», la clase media, la hu-
me junto a ellos, a pesar de sus precauciones. Esto, como milde y la intelectualidad. Los del dinero salieron todos
es natural, puede ocurrir lo mismo ahora, sea o no sea ilesos. Si alguno murió fue por equivocación. Las esta-
judía de religión. No se puede olvidar el caso de Edith dísticas cantan.
Stein, la carmelita de raza hebrea: por mucho que in- Freud, siendo quien era, nada pudo hacer para sacar
tentaron salvarla sus hermanas del Carmelo, terminó a sus hermanas que morirían en un campo nazi. El
su vida en un campo de exterminio. murió en Inglaterra pensando en ellas... Atormentado
por ese recuerdo.
Dije que hablaría del nuevo Rabino de la Comuni- Nada de lo que digo puede extrañarnos a los espa-
dad y debo hacerlo. ñoles, si lo mismo ocurrió cuando la expulsión de los
Le conocí mucho después en una cena judeo-cris- judíos de nuestra Patria. Salieron de ella los mismos de
tiana. Es un hombre muy joven, pero muy bien prepa- siempre, la clase media, la humilde y los intelectuales.
rado y sobre todo religioso de verdad. Aquella cena se Los Reyes dejaron a su lado a sus consejeros y tesoreros
celebró en la nueva sinagoga y entonces pude apreciar judíos... La historia se repetía en la Segunda Guerra
que había muchas caras desconocidas para mí, por eso Mundial: los financieros, los banqueros, en una palabra,
no puedo decir cómo hubieran reaccionado ahora, no lo que se conoce como «judío internacional», ésos no
los conozco. Sí puedo y debo decir en cambio, que conocí murieron a manos de los nazis.
la reacción del Rabino y sólo hay palabras en su favor, Lo que se conoce como «judío internacional» ni es
sólo cosas buenas podría decir de él. Su actitud no fue judío ni es nada, como nada son sus compañeros. Son
la de aquellos del 64, su actitud fue exacta a la que una raza creada por ellos mismos, da igual de dónde
conocía de los judíos de Israel, teniendo en cuenta algo procedan. Son «aves de presa» que sólo tienen un Dios:
muy importante, que en 1964 nadie molestaba a los el dinero; un fin: dominar el mundo y un mandamiento:
hebreos de España y cuando asistí a aquella cena había «Lo que sea necesario para llegar a ese fin, es lícito»;
dos agentes del O.P. haciendo guardia a la puerta de la en el caso concreto de los que procedían de la raza judía,
sinagoga. Por algo sería... hasta vender armas, incluso, que servirían después para
Aquella persona de la que he hablado pertenece a que muriesen sus hermanos. Da igual. Todo es lícito...
ese grupo pequeñísimo y que tanto daño hace a la raza Esa raza creada por todos los que son iguales, procedan
126 DIOS DENTRO LA ULTIMA CENA 127

de donde procedan, deshumaniza a los que pertenecen de otra, por eso ahora ya se empieza a comprender qué
a ella, desarraigándolos de todo. No les importa el daño quería decir Juan en su Apocalipsis...
que han hecho y que hacen a los que son judíos, a la Señales que no pudo darles nombre porque todavía
raza de donde proceden, porque no se sienten atados no lo tenían, comienzan a verse ya. Había en mí una
a ella por nada. especial predilección por Juan, predilección que con-
Reconozco que nada nuevo estoy escribiendo, pero tinúa y que no sé bien a qué es debido. Siempre sentí
no hay duda de que tenía razón el Gran Rabino, no algo muy especial por él. Cuando de mayor me enteré
puedo dejar de sentir mi alma judía y si de algún modo de que era mi santo, me alegré mucho. Nunca habíamos
hago un bien a los que pertenecen a la raza a que perte- sabido cuál era mi santo. De niña no lo supe, pues Evan-
neció Cristo, creo que es mi deber hacerlo, quizá aun- gelina es un nombre ortodoxo, muy poco corriente en
que conocido todo esto, todavía haya alguien que lo España. Tampoco supimos nunca por qué aquel espe-
desconozca. Pues a ese alguien van dirigidas estas líneas. cial empeño de mi padre en que me llamase así, tan
Como todo lo anteriormente expuesto, no puede grande fue que a punto estuve de que no me bautizaran,
conducir a nada bueno; ellos mismos fatalmente se ya que el sacerdote se negaba a hacerlo con ese nombre
destruirán porque han creado escuela y los alumnos han y mi padre ya se iba conmigo de la iglesia
salido aventajados, comprendiendo que había que cam- Seguía leyendo y leyendo la Biblia, intentando llegar
biar. Tiempos nuevos requerían métodos nuevos. a la Verdad a través de ella y pidiendo iluminación para
Los de la «antigua escuela» comienzan a notar que conseguirlo. Empecé a descubrir cosas que había te-
hacen agua; comprenden a dónde les lleva su capita- nido delante de mis ojos y nunca había «visto».
lismo, porque ¿se puede llamar de otra forma? ¿No está Con uno de los pasajes que me llevé una gran sor-
el capitalismo en manos de unos pocos? y... ¿no son presa fue con la Ultima Cena, cuando comprendí que
ellos esos pocos? los doce apóstoles eran doce arquetipos. Nada tenía
Tienen, eso sí, un gran instinto de conservación, lo que ver, por ejemplo, el Juan débil de aquella noche
tienen agudizadísimo... con el que se hiciera acreedor, junto con su hermano
Pero no contaron con sus aventajados alumnos. Ellos Santiago, por su vehemencia y valentía, al nombre de
mismos se destruirán entre sí. El daño será tremendo. «Hijos del Trueno» que les diera Jesús.
Lo pagará toda la humanidad. Veinte siglos no son Comprendí, de pronto, que en la Ultima Cena se
nada en el Tiempo. Jesús vino a avisar que el Tiempo encerraba una clara simbología, un aviso de Jesús a los
estaba cerca, que nos preparásemos y Juan escribió hombres. A través de los doce quiso que supiéramos el
algo, en apariencia, indescifrable. Ahora ya no lo es. tipo de personas que nos rodearían en nuestra pasada
Jesús vino a avisar el final, como Henoch avisara el fin por esta tierra, como le ocurriera a El mismo.
de otro Tiempo con el Diluvio. El amigo sincero y apasionado, vehemente de nues-
tra amistad que, llegado el momento, ante una situación
Todo aquello comenzaba a materializarse en mi cere- límite para él, negaría incluso conocernos. El despistado,
bro. Eran ideas sueltas que me iban haciendo compren- que pasaría toda su vida junto a nosotros y no nos cono-
der el fondo bíblico que había en todo lo que estaba cería, nada sabría en realidad de cómo éramos. El trai-
viviendo. dor que nos vendería fingiendo querernos mucho. El
Al cristalizarse recordé mi infancia y mi obsesión amigo predilecto, al que más querríamos nosotros y él
por el Apocalipsis. Me hizo pensar mucho; porque ahora sólo se dejaría querer...
ya lo había leído y comprendía que ese fin del mundo Comprendí también que el 12 era un número muy
estaba mucho más cerca de lo que se pensaba. No era importante. Todo había sido 12 antes y terminaba con
un fin total, en realidad Jesús lo dijo: que lo merecería- el mismo número. Los 12 signos del Zodíaco, las 12 tri-
mos pero que por los que obraran bien no sería total bus de Israel, los 12 Apóstoles; pero todo tenía una
la destrucción. Se acerca el fin de una Era y el principio correlación entre sí. Cada Apóstol tenía su igual en un
128 DIOS DENTRO LA. ULTIMA CENA 129

signo del Zodíaco y en una tribu de Israel. En realidad tipos de seres humanos que nos encontraríamos todos
nos estaba avisando de algo por última vez. De lo en nuestra existencia en la tierra, y nos recuerda en
mismo. De la importancia del número 12 y de los doce ese testamento que si le recordamos a El y todo lo ha-
arquetipos humanos. Sería la última vez que nos lo cemos pensando en El, lo desagradable será menor y
avisaran, porque Jesús había llegado para anunciar el lo agradable muchísimo mayor. Nos dice, en ese men-
fin del Tiempo. saje último, que no podremos librarnos de la traición,
En Judas vi un conglomerado de símbolos. A través de la hipocresía, de sentirnos vendidos por aquellos
de Judas, Jesús nos avisaba del peligro tan grande que que más queremos, defraudados al ver que se tasan con
representa el dinero en esta tierra; por él se venderían medida de dinero nuestras más espirituales ayudas...,
los hombres, por él serían capaces de vendernos y, lo de la cobardía del ser humano.
que es peor, vender sus propias almas al Diablo. Por
Y nos lega lo más importante de todo: que no olvi-
eso ya había dicho antes que sería más difícil que un rico
demos que en cualquier momento el espíritu del diablo
entrase en el Reino de los Cielos que un camello pasara
puede entrar en quien menos se nos ocurra pensar.
por el ojo de una aguja... El dinero rompe amistades,
familias, todo... A veces nuestra amistad, nuestro ca- No queda ahí el mensaje Divino. Tras los doce ar-
riño a otra persona sólo tiene un precio: el valor material quetipos hay una advertencia sobre nuestra propia de-
en que lo ha tasado esa persona. bilidad humana, sobre nuestros limitados cerebros. La
El dinero, nos quiso avisar, no lo compra todo. El advertencia es algo que ha repetido mucho a través de
espíritu no tiene precio. Nadie podría alcanzar vida es- su vida pública: «No juzguéis, porque con la vara que
piritual por mucho dinero que tuviese, no la podría midáis seréis medidos». En la Ultima Cena nos hace
comprar, eso sería lo único que no podría comprar su ver por qué no podemos juzgar. Nuestra debilidad,
dinero. nuestras limitaciones humanas son tantas y tan grandes,
que nada podemos juzgar, no sólo porque se nos juz-
Judas era también, a mi parecer, el símbolo de algo
gará a nosotros, también porque quizá estemos juz-
que todos sufriríamos en nosotros mismos: la envidia,
gando cosas que nosotros haríamos igual en idénticas
como lo era también el de la hipocresía, la falsedad con
circunstancias.
la que tropezaríamos todos los seres humanos. Por úl-
timo, en Judas se materializaba otro símbolo muy hu- Intenta dejarnos un legado de comprensión. Quiere
mano y muy mal consejero: los celos. que comprendamos la debilidad humana, que es nues-
Creo que no digo ninguna barbaridad al afirmar que tra propia debilidad, porque podemos caer en todo lo
Judas fue el Apóstol que más quiso a Jesús, el «amador», que nos parece imposible en nosotros. En una palabra,
así como Juan fue el «amado». En Judas nos avisó del nos habla de la vanidad, que no nos pensemos seguros
peligro que encierra el amor humano que puede llegar de nada si no es con Su ayuda. Y nos alerta para que
en su grandeza a las peores pasiones. Y para acabar, no nos durmamos, pues el Demonio puede entrar en el
Judas nos demuestra que no hay mayor infierno que el momento más insospechado en nuestras almas.
de nuestra propia conciencia... En una palabra, Judas, Incluso en su maravillosa generosidad nos avisa de
como dice Juan de boca de Jesús en su Evangelio, es que no esperemos felicidad en el amor humano; en todo
la encarnación del demonio. «¿No he escogido yo a vos- caso la podremos encontrar amando sin esperar corres-
otros doce, y uno de vosotros es el Diablo?» (Cap. 6, pondencia, como El hizo. Amando a todos y a todo...
ver. 70). Y nos repite, por última vez, que en definitiva la
A mi modo de ver, en la Ultima Cena Jesús nos deja Verdad de Todo está en El. En Su Luz.
Su testamento; a través de él nos avisa de todo. Nada Después de haber sufrido en Su propia alma todos
de lo que ocurre en este mundo nos tendría que pillar los desengaños, nos los entrega como un aviso para que el
de sorpresa. sufrimiento no nos pille de sorpresa, para que estemos
Los doce simbolizaron aquella noche, a los doce prevenidos. En la Ultima Cena nos lo entrega todo,
9—
130 DIOS DENTRO

todo cuanto como hombre padeció espiritualmente y


nos lo entrega para que sepamos que eso, no? ocurrirá
a todos.
Es Su último regalo.

CAPITULO XII

LAS TINIEBLAS

Comenzaba el último curso. El tercero que llevába-


mos asistiendo a los Hospitales de San Carlos y Provin-
cial para hacer prácticas.
Todo transcurría normal. Yo continuaba hablando
con el Padre de mis dos temas favoritos: religión y pa-
rapsicología.
En la última ya hacíamos verdaderos progresos, en
lo primero estaba cayendo yo en algo que tanto había
atacado. Me invadió una lógica absurda, como lo es
siempre la lógica. No creía en Jesús como Dios, pero
comenzaba a elaborar el por qué de no creer.
Y lo que luego me haría sufrir más. Empecé no ya
a no creer, no. A atacar a María con argumentos tan
lógicos y bien elaborados que no quiero escribirlos si-
quiera.
No es falta de sinceridad. No querría que por darles
forma en este libro, alguien pudiera dudar de Ella y
ser yo la culpable de ese daño. Demasiado hice ya en-
tonces.
Le di muchas vueltas luego, ¿cómo yo que tantísi-
mo la quise pude llegar a aquello? Sólo hay una expli-
cación. Me dominó el espíritu del Mal...
Lo comprendí después, porque actué con el Padre
de diferente forma. A él le ocultaba las barbaridades
que decía de María.
Si alguien no cree en el demonio, que no se ría, por
favor. Yo sé lo que digo. Y puedo asegurar que me do-
minó.
132 DIOS DENTBO LAS T I N I E B L A S 133

Estaba convencida pero, por si lo dudaba, cuando el que unos dijesen que la más milagrosa era Tal y
volví a Ella, pasados unos años, Ella quiso que tuviera para otros fuera Cual. Aquello me parecía paganismo.
una prueba palpable de cómo puede entrar en un cuerpo. Para mí no había más que una: María.
El Padre Rubio conoce lo que me ocurrió porque le No se me ocultaba que todo lo que me ocurrió fue
llamé, no asustada, no me asusta. Le llamé para pregun- un castigo a mi vanidad. Me creía incapaz de caer en
tarle si eso podía ocurrir, porque había un testigo y no nada de lo que caí.
podía pensarse en imaginaciones mías. Me dijo que sí, Al volver a Ella, mucho más humilde, pude com-
que a veces ocurre para fortalecer más la fe de alguien. prender la sabiduría del pueblo; no era paganismo.
Yo sé que fue Ella la que me concedió esa gracia, por- La comencé a considerar como la Virgen Cósmica.
que a Ella llamé en el acto. Igual que comenzaba a considerar a Jesús. La Virgen
Sí, entonces me dominó, como él sabe hacerlo; sin Cósmica es UNA y MUCHAS siendo siempre UNA. En
que nos demos cuenta, pero si logramos salir de su do- aquella época me vino esa idea que no he desechado
minio, como me ocurrió a mí, entonces es cuando se con el paso del tiempo, al contrario, me he convencido
comprende que existe y se le reconoce por cómo actúa. más de que tiene que ser así. También empecé a pensar
Ahora, aunque no hubiera tenido la prueba de la que algo: ¿No sería la Virgen la representación femenina
antes hablé, no podría dudar porque, sólo siendo él el de Dios, como Jesús era la masculina? Dios era TODO
inspirador, se comprende aquel radical cambio en mí. y para que lo comprendiesen nuestros pobres cerebros,
Un cambio sin justificaciones, que nada tenía que ver ¿no nos podía haber enviado dos representaciones hu-
con experiencias pasadas. Un cambio, en fin, sin moti- manas de su fuerza cósmica que unidas hacían un
vos, y fuera de la lógica y que yo «lógicamente» expli- TODO?
caba a otros... pero que, taimadamente, como él actúa,
ocultaba al Padre. Por aquella época podía más mi mente clarificadora
Cuando tres años después empecé a acercarme a que la fe por la fe, claro que no niego la existencia de la
María de nuevo, todavía no me daba cuenta de lo ocu- fe en mí entonces, porque sin ella no habría llegado
rrido; pero volví a sentir por Ella lo mismo que había a nada. De todos modos, entonces había en mí un deseo
sentido siempre, desde que con angustia Le pidiese en de llegar a comprender que podía más que mi amor
aquella canción que no se olvidase de mí si yo lo hacía místico de antes por Jesús y María. Ya no se trataba de
de Ella. judaismo ni de cristianismo.
Aun así, no comprendí lo que había ocurrido hasta En las dos religiones había verdades y equivocacio-
el verano de 1970. nes. Comprendí que las religiones, todas, tenían esa
Estoy convencida de que si algo me salvó fue el pega para los espíritus inquietos como el mío. Había
mucho amor que La tuve, el seguir buscando la Verdad que aceptar, sin crearse un problema por ello que, ma-
sin cesar y algo muy especial que no se puede explicar. nipuladas por el hombre, resultaban muy poco convin-
Sólo se siente. centes. Existían demasiadas lagunas, demasiados con-
trasentidos. Había llegado a la conclusión que lo de
Dos años después, al volverla a encontrar, fue todo menos eran las etiquetas, que lo importante está en
diferente. Conservaba el amor que La tuve, pero Ella alcanzar la Verdad. Dejé a una lado las religiones.
era otra cosa para mí mucho más grande. Aquello había pasado, lo había superado y asimilado.
Algo que había censurado mucho en la época ante- Una experiencia más...
rior a negarla, empecé a comprenderlo.
Cuando nunca se me había pasado por la cabeza El Antiguo Testamento me gustaba mucho, por-
que llegaría un día que yo la pudiera negar, en que la que veía en él un fondo de ciencia hermética que se
atacaría de la más feroz manera, censuraba mucho las iba abriendo para mí.
advocaciones diferentes con las que se La conocía y Empezaba a hablarse cada vez más de los ovnis,
DIOS DENTRO
134 LAS T I N I E B L A S 135

pero nadie, medianamente culto, reconocía creer en los


extraterrestres, al menos en público. Se me pasó por jovencita la asimilé en toda su profundidad y la hice
la imaginación si aquellos carros de fuego de los que mía.
tanto hablaba la Biblia no serían lo que ahora llama-
ban ovnis. No materialicé el pensamiento, no lo deseché, No es necesario que diga que los problemas mate-
pero tampoco le di forma, quedó ahí, latente, esperando riales seguían su curso normal, es decir, que había
su momento. No me inquietaba la idea y no había leído muchos y difíciles de resolver. Había comprendido ya,
nada respecto al asunto. que siempre sería así; era mi destino y como tal lo
aceptaba. Se habían convertido en algo normal, de los
que había que hablar cuando no existía otro remedio,
En esa época trasladaron al Padre Rubio a San pero que dejaba a un lado y olvidaba hasta otra ocasión,
Sebastián, donde continúa. Ya no vivía en Madrid y porque en el fondo me aburría mucho.
serían contadas las veces que nos volviéramos a ver. Se habían convertido en parte de mí misma, siem-
Manteníamos el contacto, por supuesto. El había lle- pre sería ya así. Dios me ayudaba casi milagrosamente
gado a tener tal fuerza mental; tal capacidad receptora a resolver el problema inmediato, el que «tocaba» en
que ocurrió más de una vez que me llamase por telé- aquel momento. Yo le daba gracias y nada más, por-
fono preguntándome: «¿Qué te pasa?» y, efectivamente, que no fueron aquellos problemas, ni lo son ahora
en aquel mismo instante estaba pasando por un mal motivo para atormentarme. Siempre he creído que Dios
momento. De modo que no sólo por teléfono estábamos no nos abandona y las frases de Jesús de:
en contacto, más todavía, telepáticamente.
Cada uno por nuestra parte seguíamos desarrollan- «No os acongojéis por vuestra vida, qué
do el cerebro y teniendo experiencias que a pocos se habéis de comer, o qué habéis de beber; ni por
podían contar por considerarlas, ¿cómo no?, la mayoría vuestro cuerpo, qué habéis de vestir, ¿no es
de las personas, ilógicas... la vida más que el alimento y el cuerpo que el
Le eché y cada vez le echo más de menos. Necesito vestido?
muy a menudo hablar con él, cambiar ideas, conocer »Mirad las aves del cielo que no siembran,
su opinión sobre algo, hacerle preguntas... Pero una ni siegan; y vuestro Padre celestial las alimenta.
vez aceptado que tenía que andar sola mi alma por el ¿No sois vosotros mucho mejores que ellas?»
mundo preferí no buscar otro sacerdote. No quería
nuevas experiencias. Estaba muy tranquila y había No me abandonaron nunca. Antes de saber qué eran
cogido miedo, porque no es fácil encontrar un Padre los problemas de la vida por propia experiencia, nunca
Rubio todos los días. los temí, porque pensaba en aquellas frases y «sabía»
Aparentemente, como siempre, hacía una vida de que eran ciertas.
lo más normal; nada en ella traslucía, ni un poquito Luego lo comprobé, cuando recién casada no tenía-
siquiera, mis inquietudes espirituales. Nunca, ni en los mos dinero ni sabíamos por dónde tirar, yo estaba siem-
momentos de mayor exaltación religiosa, he sido moji- pre tranquila, nunca perdí la fe en que Dios se ocuparía
gata; en eso seguía lo de: «al César lo que es del César de todo, como hacía con los pajarillos... Después lo he
y a Dios lo que es de Dios»... Dios, para mí, estaba siem- comprobado ya, durante toda mi vida y seguía fiel-
pre presente, lo tenía ahí, a mi lado y a solas Le encon- mente el consejo de Jesús: «Buscad primeramente el
traba siempre. Cuando estaba entre la gente sabía que reino de Dios y su justicia y todas esas cosas os serán
El seguía conmigo, pero entonces había que dar al añadidas». Por eso me ha sorprendido tanto siempre
César su Tributo. oír a la gente que me rodeaba hablar del mérito que
La idea de Teresa de Jesús de que Dios estaba había en mí y lo hay, según ellas, que teniendo tantos
también en los pucheros siempre me gustó; desde muy problemas que resolver, tantas pegas que me pone la
vida en mi camino, no perdiese la alegría de vivir, ni
136 DIOS DENTRO LAS T I N I E B L A S 137

el deseo de seguir estudiando, aprendiendo, superán- decía, problemas de otros, porque los míos de tipo prác-
dome. tico o económico nunca me han preocupado, nunca han
No existió nunca tal mérito, sólo seguía unos sabios sido causantes de que no durmiera una noche. Cuando
consejos. No existe el mérito que me atribuyen, no, he tenido un grave problema que no sabía cómo resol-
porque, además, las pegas han estado y están ahí y ver, al acostarme, Le he dicho a Jesús: «Resuélvemelo
cuando surgen tengo que resolverlas como entonces las Tú, que yo no sé», y me he quedado frita. Al día si-
resolvía, con la fe absoluta de que no me abandonaba guiente, siempre ha surgido algo inesperado que me lo
ni me abandona el Padre; pero esas pegas, esos proble- ha resuelto, pero siempre. Nunca me ha fallado, puedo
mas no son mi vida, ni mucho menos. asegurarlo.
Antes hubo unas, ahora otras, ya tengo cierta prác-
tica para, después de pedir ayuda a Dios, resolverlas A veces pienso que si mi destino es vivir así, es por-
sobre la marcha, no dándoles excesiva importancia, por- que necesito un recordatorio de que estoy aquí, en el
que para mí no la tienen, ni nunca la tuvieron. Si algo mundo. También pienso que es un gran favor que me
me atrevo a aconsejar al lector, es que ponga en prác- hacen, porque he podido comprobar, gracias a ese des-
tica lo mismo que yo hago cuando le surjan problemas; tino, que Dios nunca nos abandona si todo lo dejamos
yo le aseguro que si los deja en manos de Dios, El los en Sus manos.
resuelve. No lo dude. Por difíciles que parezcan... Todo lo que cuento ha hecho que la gente haya
Esos problemas que tanto admiran los que los cono- creído siempre que nadaba en la abundancia, pues el
cen o han conocido, para mí en el fondo no son nada. no hablar de ello y de pronto ayudar a alguien con una
Mucho más me han preocupado siempre los problemas cantidad de dinero, no les puede poner en la situación
de los demás y he intentado ayudar a todo el mundo, verdadera de mi vida, porque no es normal, desgracia-
según la medida de mis fuerzas y cuando yo no he po- damente, que alguien preste todo el dinero que tiene
dido le he dicho al Señor: «Échale una manita, que yo en ese momento, como he hecho yo muchas veces, sin
no puedo». pensar nunca que me lo devolverían. Cuando alguien
me ha pedido prestado yo le he dado, porque creo que
Nunca me ha fallado. así hay que hacerlo.
Dicen que soy muy espléndida y ahora me acabo de Nunca han sido mis preocupaciones las económicas;
enterar de un comentario del Padre Rubio sobre mí lo que de verdad me ha preocupado en esta vida han
que desconocía en absoluto. Me lo ha contado alguien sido siempre los problemas espirituales y filosóficos.
que ante algo que yo le di tuvo escrúpulos de conciencia A veces me he sentido una verdadera extraña en
al cogerlo, pensando en cuántas cosas tenía yo que resol- esta tierra, porque no comprendía nada de lo que para
ver para mí, y cuando vio al Padre en uno de sus viajes los hombres es importante en general: una cuenta en el
le preguntó qué debía de hacer. Me ha dicho que con- Banco, un piso propio...
testó: «Cogerlo. Eva es así, si te lo ha dado, cógelo, Sé perfectamente que también yo resulto rara y ex-
porque ella da por una mano y recibe de Dios por la traña para los demás y como no pueden llegar hasta mi
otra». yo interno, se quedan en la superficie pensando que
¡Exacto! Sólo él podía decir eso y eso es lo que me soy una inconsciente. Tienen razón al hacerlo, porque
ocurre. ésa es la primera sensación que doy y porque tienen
Lo que yo no sabía era que él se hubiera dado cuenta, tal deformación espiritual ya, que han olvidado que
una vez más tengo que admirar su sagacidad. nada es nuestro, que todo lo que se nos da es gratis y
En realidad mis problemas han sido siempre los de para repartirlo. Por eso me molesta que digan que soy
los demás. espléndida. No lo soy. Sólo recuerdo que desnudos vi-
Cuando no han sido los de mis hijas han sido los nimos y desnudos nos iremos, que nada material pode-
de amigos o amigas que necesitaron de mi ayuda, como mos sacar de este mundo y que no sabemos si mañana
138 DIOS DENTRO LAS T I N I E B L A S 139

nos iremos dejando para nadie algo que podía haber sido está ahí y estando El no hay que preocuparse por el
una solución inmediata de alguien que nos lo había mañana. Siempre lo resuelve El. Lo tengo comprobado.
pedido el día anterior. Si todos pensáramos en eso, no Aparte de eso, preocuparse por el mañana es una de las
sería yo un «bicho raro», ni como piensan los que me mayores soberbias, ¿sabemos si existirá mañana?
conocen, una inconsciente. Para mí los inconscientes Al principio intenté hacerme comprender. Ya no.
son los que se creen eternos y no piensan que de este Me callo y en paz.
mundo al irnos no podremos llevarnos nada, sólo lo La opinión que tiene el Padre de todo esto y que
bueno o lo malo que hayamos hecho en él nos acom- acabo de conocer me ha hecho mucho bien. Al menos
pañará. él me entiende. Tenía que ser.
Para mi manera de pensar y sentir es un problema
Olvidado todo esto, tergiversados todos los verda- muchísimo más grande el perder una amistad que creía
deros valores, no es de extrañar que muchas amigas sincera que no tener dinero para comer al día siguiente.
mías, con mejor intención, pero equivocadas las pobres Aunque algunos lo piensen no soy tonta y si noto,
de parte a parte, hayan criticado mi manera de actuar, que lo noto, que quieren t o m a r m e el pelo, lo mismo
tachándome a veces de eso, de inconsciente, otras de que doy me cierro en banda y no doy nada, porque si
tonta y otras de ser demasiado buena, que es lo mismo lo hiciera le haría un daño muy grande a la persona
que llamarme tonta, pero «en fino». Sólo he encontrado que quería aprovecharse de mí. Cuando ocurre esto,
una sola amiga que piense como yo y actúe como yo; siento una verdadera pena.
claro, dicen de ella lo mismo que de mí... Por supuesto, Mis penas nunca las han traído las pegas diarias
es la que íe preguntó al Padre si debía o no coger algo que hay que ir sorteando. Mis penas siempre han sido
que le di. Ella no sabe cómo he admirado eso. No estaba motivadas por desilusiones con los que creía amigos.
acostumbrada, porque las que me critican, cuando les Y no tanto por perder la amistad en sí, como por
he dado algo de valor no han tenido el menor escrúpulo. el daño que ellos mismos se estaban haciendo sin darse
No lo censuro, pero no puedo por menos de admirar cuenta, o dándosela, eso yo no lo sé. También me pro-
a la que se la considera una inconsciente como a mí. duce pena el comprobar algo conocido, algo intuido por
Me dan pena, quiero aclarar que no me han criticado mí, pero que quería creer que no existía, que sólo era
por la espalda, no, son buenas amigas, equivocadas pero una equivocación mía. Mi mayor pena, en fin, es ir
buenas, sus críticas eran con buena intención y me lo día a día comprobando lo vulnerables que somos, lo
han dicho a mí siempre. Han olvidado lo que dijo Jesús: poquita cosa que es este ser engreído y presuntuoso
llamado hombre.
«Al que pidiere, dale; y al que quisiera tomar Nada de lo que acabo de decir tiene mérito; no lo
de ti prestado, no se lo rehuses». «Y a quien te cuento para que así se me reconozca. Nada de eso es
cargare por una milla, vete con él dos». mío. Dios me hizo así. El mérito, desde mi punto de
vista, está en lo que representa algún sacrificio, para mí,
Los comentarios de buena fe de estas amigas han todo esto no lo es. Sólo intento plasmar una parte de
hecho que no se enteren de lo que hago. Nunca lo hablé mi carácter, no querría que se viese en ello vanidad.
para presumir, lo hice movida por la confianza que me No lo es. Soy, sencillamente así. No hago nada por serlo.
inspira la amistad, y porque no sé callarme nada, lo Esto me ha hecho pensar muchas veces que si hay
reconozco. Nunca lo hice creyendo que podía hacer un que sufrir para que nuestra alma evolucione; por eso
daño, sus comentarios me abrieron los ojos, se lo estaba siempre mis sufrimientos han sido espirituales porque
haciendo al darle ocasión de que me juzgaran errónea- lo material para mí no es motivo de sufrimiento, ni
mente. En ese momento callé, dejé de contarles nada. esfuerzo de ninguna clase. Sí lo es perdonar a aquellos
Creo que si alguien necesita y hoy puedo, debo ayu- que no han visto mi buena intención y me han juzgado
dar, aunque no sepa qué pasará mañana. Dios siempre mal...
140 DIOS DENTRO

Tampoco quiero que se piense que desprecio los


bienes materiales. Todo lo contrario, cuando llegan me
alegran muchísimo; pero si no llegan no me preocupo
ni me angustio.

Otra de las cosas que me hacen sufrir es comprobar


que aquellos a quienes más quiero ni me conocen, ni
me escuchan, ni me toman en serio siquiera cuando
intento ayudarles espiritualmente. Esa sí es una gran
pena. Generalmente los amigos han sido estupendos con- CAPITULO XIII
migo, han sabido comprender muchas cosas y me tienen
en gran estima. Pero en los amigos que más me he
puesto, aquellos que yo querría que comprendiesen, NO ES NECESARIO SALIR DE UNO MISMO
aquéllos... ¡nada!
Eso sí que representa un sufrimiento para mí.
Por supuesto, nunca lo sospecharon ni lo sospechan,
porque no han visto lo que otros, quizá mucho menos Empecé a comprender algo que lo sabía de siempre.
unidos a mí, han comprendido que les ofrecía a través Siempre había sostenido que tenía a Dios conmigo,
de mi amistad. junto a mí... Y un día comprendí que eso era todo. Esa
Otros, todavía más triste, no sólo no han captado era la GRAN VERDAD que tanto buscaba, sin darme
nada, sino que han interpretado erróneamente mi amis- cuenta de que estaba dentro de mí misma y yo me em-
tad, creyendo que buscaba algo muy diferente a la peñaba en buscar fuera, en la religión, en las personas...
realidad. Todo está dentro de uno mismo, hasta Dios y en-
Por supuesto que no tengo ni que decir que no los tendí las palabras de Jesús tan repetidas por El y tan
juzgo ni les culpo de nada. No son culpables. Sé que leídas por mí sin entender su verdadero significado:
esto ocurre siempre y que cuanto más querríamos ayu-
dar a alguien es cuando menos podemos hacerlo, y «Si tuvierais fe, esto que yo hago y más haríais vos-
cuando querríamos transmitirles aquella verdad mara- otros».
villosa descubierta por nosotros a los que más queremos, De pronto vi claro. Cuando Pedro quiso andar tam-
ellos son los que no se enteran ni comprenden. bién por las aguas y así se Lo dijo, Jesús le contestó
Su indiferencia es una de las muchas facturas que que fuera hacia El y Pedro anduvo un poco, hasta
nos pasan por tantos bienes recibidos. Nada se puede que dudó y empezó a hundirse.
culpar, porque ellos, en ese momento no son nuestros Jesús se refería a fe en nosotros mismos, porque en
amigos más queridos. Sólo son instrumentos de Dios. cada uno de nosotros está Dios. Pedro sin pensar echó
a andar; cuando tomó conciencia de que lo hacía sobre
las aguas, dudó y por eso se hundía..., le faltaba la fe
de que todo se puede cuando se tiene a Dios dentro de
nosotros.
Nuestro espíritu es lo único que tenemos de Dios
en esta tierra, porque en él está El... No hay duda. Los
agnósticos dicen que es la voluntad, que digan lo que
quieran, pero si con fe ciega se quiere conseguir una
cosa, se consigue y cuando esa cosa traspasa el límite
de lo normal, sólo el espíritu puede conseguirla.
142 DIOS DENTRO NO ES NECESARIO SALIR DE UNO MISMO 143

Todo es Dios. Todos somos una parte de El, una dad había llegado, cuando menos lo esperaba, mi Ver-
parte indivisible que termina en un Todo Infinito. dad, la que buscaba mi alma.
Llegar a esta conclusión me llenó de alegría. Bus- Eso que llamamos Dios en nuestro limitadísimo len-
caba la Verdad y nada está fuera de nosotros mismos. guaje. Eso, que nuestra imperfecta mente es incapaz
La Verdad, pues, estaba dentro. de imaginar siquiera, me había enviado un soplo divino
Empecé a ver con otros ojos nuevas cosas que hasta de claridad cósmica.
entonces me había sentido incapaz de ver. Asombrada, descubría hacia dónde me llevaba aquel
El día que comprendí aquello, comprendí qué era soplo divino: a la Gran Verdad: Jesús era Dios.
el Espíritu Santo porque lo acababa de sentir en mí
misma. El me había inspirado. Comprendí a Hegel cuando afirmaba que el Hombre-
Dios suprimía la separación que había existido entre
La lógica, pues, no existía. Me convencí más aún.
conciencia humana y conciencia universal... Yo, hu-
La lógica es la negación de la Inspiración Divina, la
biera dicho cósmica.
negación de la fe. Nunca admitiría la lógica que todo
Nunca había comprendido a Hegel y a través de
es posible con fe y yo acababa de comprender que sí,
ideas religiosas comprendía también ideas filosóficas,
que era posible y que eso quiso decirnos Jesús tantas
porque tenía que ser así; aquello me demostraba la
veces repitiendo que si la teníamos haríamos lo que El
razón de su doctrina y me lo demostraba, porque una
y más... En una palabra, milagros. Lo que nunca en-
doctrina filosófica que está en lo cierto te lleva al final
trará dentro de la lógica propiamente dicha. Si acaso
a Dios. Lo mismo que los pensamientos religiosos ter-
en la lógica natural.
minan llevándote a la filosofía.
Pensé en la fuerza de Aristóteles. Desde el siglo iv
Tras de esto, ya vino en cadena todo...
a. de C. dominaba occidente. Sólo Hegel se había atre-
También lo había leído muchas veces, pero sin «ojos vido a plantearse el problema, llegando a elevar a la ló-
para ver». Se materializaba en mi mente lo que no gica en una metafísica. Pero la influencia aristotélica
entendí: «Pedid y se os dará; buscad y hallaréis, llamad era superior, tenía más fuerza; a Hegel le seguían pocos
y se os abrirá. Porque cualquiera que pide, recibe, y y muy equivocados. Sólo le nombraban para fortalecer
el que busca, halla; y al que llama, se abrirá». Pero, ideas contrarias a las suyas, demostrando la razón que
¿qué había hecho yo toda mi vida? Buscar... y acababa tenía al sostener que «toda acción o cosa llevada a
de encontrarlo todo. Y si lo que buscaba no podían límites extremos se transformaba en su contraria».
dármelo los hombres más religiosos y más capaces,
porque lo que buscaba era la Verdad, mi Verdad, En realidad, siempre me había convencido Hegel, lo
¿quién, pues, me lo daba? único que no comprendía de él era que considerase
como religión verdadera al cristianismo, por el hecho
Estaba clarísimo: el Espíritu Santo, la Iluminación de que a él le parecía perfecta la idea de Hombre-Dios
Divina. Había sido una Hora Mágica que había sabido y yo no la comprendía.
aprovechar. En un momento recordé también a Husserl y su
A través de Dios hecho Hombre, con palabras hu- fenomenología; el querer volver a las cosas mismas evi-
manas. Tuvo que hacerse Hombre también para que Le tando todo rigor, todo presupuesto tan en consonancia
entendiéramos y hablar nuestro imperfecto lenguaje con mis propios deseos.
para ello. También recordé el «conócete a ti mismo», de Só-
A través del Padre que con Su Fuerza me ayudó a crates...
buscar. Para terminar haciéndolo de San Agustín, con el
A través del Espíritu Santo que me envió Su Luz que me sentí plenamente identificada. La Verdad está
y que llegó a mi cerebro iluminándolo. dentro de nosotros mismos, siempre había sentido gran
En pocas palabras, a través de la Santísima Trini- predilección por él. Tenía las Confesiones a mano, muy
144 DIOS DENTRO

cerca de la Biblia, me las había regalado el Padre y


aunque nunca comenté con él profundamente mis im-
presiones, lo cierto era que siempre me «caló» hondo,
y por otra parte también era curioso que, después de
leerle, nunca hubiera llegado a la conclusión que aca-
baba de llegar... San Agustín me atrajo siempre por-
que, cuando nos sentimos atraídos por alguien, es que
algo hay «nuestro» en ese alguien; en realidad, no hace-
mos más que proyectarnos.
CAPITULO XIV

LA NUEVA JERUSALEN

El 15 de septiembre de 1968 ocurrió algo nuty extra-


ño que se convertiría en el comienzo de una nueva in-
quietud.
El 15 de septiembre de 1968 fue una fecha impor-
tante.
Ese día mis hijas me propusieron ir a un pueblecito
extremeño que se llama Castañar de Ibor, donde una
amiga de mis niñas tenía una casa. Estaba vacía por
encontrarse toda la familia en Madrid, donde residen
habitualmente.
La madre de aquella niña, cuando oyó a su hija y a
las mías el deseo que tenían de irse unos días a aquella
casita, lo encontró bien siempre que yo fuese con ellas.
Mis hijas me lo propusieron con muchas dudas de que
aceptase.
Todo fue muy raro. Como principio, no era una
madre, como ya he explicado anteriormente, que se
divirtiera precisamente con sus hijas; menos entonces
que ya estaban en una edad difícil, la mayor, Paloma,
tenía 14 años y Piocío 13; eran un principio de mujerci-
tas pero sin serlo mentalmente; en una palabra, esta-
ban en la edad del pavo. Siempre iba de veraneo con
ellas cuando económicamente nos era posible, pero
viajes extra no solíamos hacer.
Podía haber dicho que estaba de acuerdo con aquél,
pero haciendo un sacrificio; lo que me sorprendió de
veras fue oírme a mí misma encantada con la idea de
meterme en el coche con tres niñas camino de un pue-
10—
146 DIOS D E N T R O LA N U E V A JERUSALEN 147

blecito extremeño. La sorpresa de mis hijas no fue Las de atrás no decían «esta boca es mía». De pronto
menor, pues conocían lo que ellas entonces llamaban Paloma volvió a llamarme la atención para que mirara.
«rarezas de mamá» y que ahora, cuando lo hemos co- Entonces no era el cielo, era la carretera lo que le lla-
mentado, comprenden perfectamente. maba la atención y concretamente unos cuantos coches,
Contentísimas de mi aprobación al proyectado viaje unos en la misma dirección que el nuestro y otros en la
avisaron rápidamente a su amiga y por la tarde está- contraria, todos parados y con sus ocupantes dormidos.
bamos camino de Castañar de Ibor, las tres niñas, mi Esto lo vimos mejor en los que iban en dirección con-
perra y yo. traria a nosotras. Paloma, presa de mayor asombro y
Cenamos en el camino, yo me tomé un café solo con mucho miedo me volvió a indicar un punto para
después de la cena. En Talavera todavía tomé otro que mirase. Mi sorpresa fue mayúscula al ver a un po-
doble para que no me entrase sueño, quería ya dormir licía de carretera de pie, con una mano en la moto y
en el pueblo y no hacer más paradas. completamente dormido, supongo que su compañero
Al poco de salir de Talavera tomamos una carretera no estaría muy lejos. Paloma tenía mucho miedo, pero
comarcal. Era la una de la madrugada. En el coche, no de lo que se veía al fondo, tenía miedo de ver al
delante conmigo, venían Paloma y la perra, detrás Rocío policía dormido y decía constantemente: «Vamonos,
con su amiga. vamonos» Yo no recordaba esto en absoluto, me lo
ha dicho ella. Me ha explicado que aquel policía dor-
Llevaba poquísimo corrido de carretera cuando note mido le daba verdadero pánico. No le hice ningún caso,
algo extraño en el coche. Por más que pisaba el acele- según me ha dicho ella. A pesar de tantas cosas extra-
rador no pasaba de los cincuenta; aquello me sorpren- ñas, a mí lo único que me llamaba la atención y en ella
dió desagradablemente y temí una avería. Cuando iba la puse, era aquel gajo color naranja inmenso al fondo.
preocupada pensando en aquel problema, Paloma me De pronto empezó a elevarse y comenzó a cambiar
dijo: «Mira, mamá, el sol». Sin mirar contesté: «No digas de forma saliendo de él luces de todos los colores.
tonterías, ¿cómo va a ser el sol si es de noche?, será la Comprendí de lo que se trataba al fin. Era un platillo
luna»; y distraída miré hacia donde Paloma me indi- volante, todavía no se había generalizado la palabra
caba, mientras Rocío y su amiguita, atrás, decían que «ovni». Tampoco lo recordaba, pero al buscar donde lo
tenían mucho sueño. Oí, también, decir a una de las dos escribí cuando ocurrió, he podido comprobar: primero,
que no sentía las piernas, la que fuera, lo decía alar- que pongo platillo volante y, segundo, que en aparien-
mada, porque no sé quién lo dijo y ellas recuerdan ha- cia no le di demasiada importancia, cuando la verdad es
berlo oído pero tampoco saben a quién. Rocío se dur- que se la di, y mucha. Ante un fenómeno tan raro,
mió del todo, pero de eso me he enterado ahora, al tan nuevo para nosotras, sólo escribí entonces estas
preguntarles qué recordaban exactamente. Quitando lacónicas palabras: «En el cruce de Madrid y otro pue-
ese detalle, lo demás todo coincide con mis recuerdos. blo que no recuerdo, vemos claramente un platillo
Miré, pues, donde me indicaba Paloma y me quedé volante. La una de la madrugada». Nada más. Es increí-
gratamente sorprendida, nunca había visto la luna tan ble que ante algo que tanto nos impresionó y tantas
grande y tan baja... En seguida comprendí que no era vueltas le diéramos luego, sólo escribiese eso. Ni un
la luna. En ese momento no se me ocurrió pensar qué detalle. Nada. Sólo eso. No había vuelto, desde enton-
podía ser aquello, pudo más mi admiración, porque era ces a leer lo que escribí, es más, no estaba segura de
muy bonito. haberlo hecho, casi hubiera dicho que no miré, dudando
Al fondo, en el cielo, pero locando con la tierra, se encontrar algo relativo a aquello.
veía una inmensa media esfera pero en forma de gajo Aquel objeto comenzó a elevarse, entonces recor-
color naranja; un color naranja maravilloso como nunca daba a una pirindola de esas de los niños que tienen
había visto ni he vuelto a ver. Paré el coche para obser- música, sólo que «aquélla» lo que tenía era la gama más
varlo mejor. Paloma y yo lo mirábamos admiradas. maravillosa de luces de colores que he visto. Aparente-
148 DIOS DENTRO LA N U E V A JERUSALEN 149

mente iba muy lento, esa sensación daba, pero en segui- Nunca, ni cuando me callé, fue por mí, era como si
da estuvo arriba en el cielo confundiéndose con una una fuerza superior me impidiese hablar.
estrella más. No había ninguna diferencia de luz ni de A partir del 71 empecé a contárselo a determinadas
brillo. Igual que una estrella. Me dio pena que se fuese, personas, porque con otras cuando iba a hacerlo, siem-
a Paloma no, porque estaba deseando que nos fuéra- pre ocurría algo que me lo impedía. O se cambiaba de
mos nosotras también. Lo curioso es que dice que conversación, o se me olvidaba a mí en el momento de
«aquello» no le asustaba nada, era el policía dormido irlo a decir.
de pie junto a la moto... Una vez que «aquello» desapa- No era ya por temor a que me considerasen loca,
reció, todos los coches automáticamente se pusieron se había generalizado que la gente hablase de estas
en marcha y nosotras también. Nadie dijo nada, ni experiencias con naturalidad. Unos no creyéndolo y
nosotras. Luego lo comentaríamos en el coche hasta otros admitiendo su existencia claramente.
que llegáramos al pueblo. Recuerdo que la amiga de Lo que siempre me sorprendió fue que a todos los
mis niñas dijo: «Lo dirá Ud. a los periódicos». Yo le que oía hablar del encuentro con un objeto de éstos
contesté: «Ni hablar, para que digan que estoy loca». lo hacían con miedo. A nosotras no nos produjo el
Recuerdo que dijo eso, lo que luego me ha hecho menor miedo; es más, a mí, por lo menos, me produjo
pensar que lo vio todo; Paloma dice que se quedaron primero sorpresa y admiración por lo bonito que era y
dormidas las dos, eso pensaba yo también hasta que luego paz.
recordé el comentario. No sé, es posible que el comen- Sin proponérmelo, más tarde empecé a leer sobre
tario de la niña viniese motivado porque le contára- este tema, poco en realidad, pero ese poco nunca lo
mos lo que vimos; no lo sé y resulta difícil saber qué busqué yo. No he comprado nunca un solo libro sobre
ocurrió exactamente con ella, pues se casó con un ame- el asunto, me han llegado sin yo hacer nada. De pronto
ricano, se fue a vivir a Norteamérica y hemos perdido me prestaban uno, o ponía la radio y estaban hablando
su pista. Por cómo habló pienso que vio lo mismo que del tema en ese momento, lo mismo me ocurrió con la
Paloma y yo. Recuerdo también que la perra, una televisión. Y no es que no me interesara, muchas veces
fox de pelo duro, se puso con las patas en el parabrisas pensaba en comprar un libro que había visto anunciado
mirándolo todo sin «perder comba». Tampoco nos ex- sobre ovnis, por ejemplo, pero no sé por qué nunca
trañó, ni siquiera nos hizo gracia. Ahora, al recordarlo, llegué a comprar nada.
me la hace, porque estaba graciosa de veras; pero aque- Puedo asegurar que nunca busqué «motu propio»
lla noche todo me pareció de lo más normal. información sobre el fenómeno ovni, que cada vez eran
Mi hija Rocío sí estaba dormida, eso lo recordaba, más frecuentes. Siempre llegó a mí sin buscarlo. Sin
pero creí que se despertó al acabar el fenómeno. Según proponérmelo. Al irme enterando del asunto comprendí
me ha dicho ahora, no se despertó hasta que no está- qué le pasó a mi coche. Leí que siempre que aparece
bamos entrando en el pueblo. un objeto de éstos, las máquinas, al entrar en su campo
Todo me pareció normal, luego cuando comentá- magnético, no funcionan; eso me hizo pensar que quizá
bamos cosas, empecé a darme cuenta de lo extraño no paré yo el coche para verlo, aunque lo estuviéramos
que fue todo, como lo de que todo el mundo se quedara observando, quizá se paró solo. También podía ocurrir
dormido. Pasado el tiempo, yo me haría muchas veces que al llegar nosotras a ese campo magnético estuviese
una pregunta: ¿qué nos impidió a Paloma y a mí hablar perdiendo fuerza, por eso noté que el coche no subía
de aquello? Dos años después veía al Padre Rubio y de cincuenta y por eso fui yo la que lo paré como tengo
no se lo conté, nunca se lo he contado. No porque no la sensación de que ocurrió, pero ¿por qué se durmió
quisiera o no tuviera confianza con él, no, sencilla- Rocío? No sé. No sé nada. Sólo cuento lo que ocurrió
mente se me olvidó siempre. Igual me pasó con todo el exactamente, sin añadir ni quitar nada; pero sí creo
mundo. Hasta 1971 «no pude» contárselo a nadie. A que es un fenómeno muy importante y que lo será en
partir de 1971 empecé a hablar de ello alguna vez. un futuro muy próximo mucho más. Ya no me importa
150 DIOS DENTRO LA NUEVA JERUSALEN 151

si piensan que estoy chalada. Yo sé lo que vi y que a No quiero decir, por supuesto, que esto sea así.
partir de ese momento comencé a soñar cosas al parecer Pero podría ser... Pensé que si, según Juan, la Nueva
raras que luego me aclaraban otras. Que comencé a Jerusalén descendería del cielo, ¿no se estaría refiriendo
encontrarme con gente que había visto algún fenómeno el Evangelista a una nave espacial? Las piedras precio-
parecido y que a donde iba, donde menos lo pensaba, sas con que él la describe, ¿no podía ser una forma de
me hablaban del tema. Comprendí que las mentes se describir las diferentes luces que suelen verse rodeando
estaban abriendo. Que algo ocurría. Hacía el efecto de a los objetos que hasta ahora se han visto? Todo está
que nos estuviesen moviendo telepáticamente y nos fuera de lo establecido, pero ¿qué es lo establecido? y
fuéramos encontrando todos los que hasta entonces ¿por quién? No sé, pero de algo estoy convencida, de
habíamos tenido un fenómeno de esos individualmente. que el cerebro humano no puede pensar nada que no
Yo sabía la existencia de grupos interesados en el pueda ocurrir. ¿No parecieron fantásticas las historias
tema, nunca se me ocurrió ponerme en contacto con de Julio Verne?
ninguno de ellos. Incluso por dos veces quiser ver a una
persona que me inspira mucha confianza, no le conozco Comencé a mirar el Apocalipsis desde esa idea, para
pero siempre me la había inspirado, desde que oyera ver si encontraba más argumentos que encajasen con
hablar de él por primera vez: me estoy refiriendo a ella y por supuesto que los encontré.
Germán de Argumosa; por dos veces, digo, quise verle Tengo que advertir que estos pensamientos fueron
y una de ellas incluso hablé con él por teléfono, tam- muy paulatinamente tomando forma en mi mente, el
bién mostró interés en conocerme, pero circunstancias proceso fue lentísimo.
completamente ajenas a mí me lo impidieron las dos Hay palabras, frases, que se dicen sin saber por qué
veces. Dejé, pues, el conocerle para cuando tuviera que y que de tanto decirlas nos hemos acostumbrado a ellas
ser, pues comprendí que no era el momento. sin pensar en el fondo que encierran. Todo se dice por
Me convencí que los carros de fuego de la Biblia algo, todo, absolutamente todo tiene un por qué de ser.
eran lo mismo que nosotras viésemos. Por ejemplo, al morir alguien estamos acostumbra-
Creo que algo muy importante y que la gente no dos a decir y oír como lo dicen otros, que se fue al otro
se da cuenta, está ocurriendo, y sobre todo creo que mundo. No nos damos cuenta de lo que afirmamos con
más lo será lo que va a ocurrir. esas palabras. La existencia de otro mundo. Siempre,
Sé que puede parecer una barbaridad lo que voy a desde los egipcios y aun antes, se ha hablado de otro
decir, pero ¿por qué no pensar que pudiera ser lo que en mundo, el mundo de los muertos.
la tierra siempre se ha conocido por ángeles? Si lo pensa- Por otra parte, hay frases en Jesús que pudieran
mos no es tan extraño lo que digo, siempre se les ha estar hablándonos de ello, como cuando dijo que Su
considerado de fuera de este mundo, en una palabra, reino no era de este mundo, ¿no se estará refiriendo a
extraterrestres y siempre también se ha dicho que vola- otro mundo más evolucionado espiritualmente y por
ban. Había como un recuerdo ancestral de cierta época tanto más perfecto que éste y por eso éste ser el de las
en que la Humanidad lo supo y algo, un poco, había tinieblas y reinar en él el mal?
quedado de ese recuerdo en el subconsciente universal. Al decir: «En el reino de mi Padre hay muchas mora-
Pensé que Jesús dijo que volvería con su ejército de das», ¿no se referiría a que en el Universo, creado por
Justos, ¿cómo?, ¿a caballo? Dios, hay más mundos? Podía pensarse que eso nos
¿No era más lógico pensar que podría volver en quiso avisar, ¿por qué esa vanidad de creernos los
unos vehículos desconocidos por el hombre que a ca- únicos? y ahora ya, ¿por qué pensar que sólo nosotros
ballo por las nubes? De utilizar alguna lógica utilizaba podemos viajar por el espacio tan rudimentariamente
la natural, porque las dos cosas en la mente de un car- como lo hacemos? ¿No es también una gran vanidad?
tesiano eran ilógicas; dentro de lo ilógico de las dos Repito que no puedo decir que estoy en la verdad, eso
ideas, ¿no lo era menos aquélla? nadie lo puede decir, pero tampoco puede nadie negar
152 DIOS DENTRO LA NUEVA JERUSALEN 153

taxativamente que pudiera estarlo. Nada sabemos de resantísimo y por no recordar no recuerdo ni el nombre
nada y nada se puede negar a priori. del autor.
Su lectura me hizo pensar de nuevo en la Iglesia
Los fenómenos que vinieron después me convencían y... no bien, lo siento. ¿Por qué se calla los mensajes
más de que algo estaba ocurriendo. de la Virgen? En Fátima, según se dice, dio un mensaje
Se había venido hablando de los ovnis, pero a partir para la humanidad. ¿Cuándo piensan que nos entere-
de entonces ya ha ido en aumento y en poquísimo tiem- mos?...
po; si nos paramos a pensar en esto, veremos que es Todavía no sé quién me envió desde Francia parte
muy importante, en poquísimo tiempo, repito, algo que de ese mensaje. Si es auténtico, la Virgen en Fátima,
pareció de locos se estudia seriamente y seriamente lo que hizo fue avisar a la Humanidad de todo lo que
también se especula sobre ello. está ocurriendo ahora y Ella lo dijo en 1917...
Quizá, si la Iglesia hubiera hecho público el mensaje,
Creo que no he sido la única que haya relacionado
la Humanidad hubiera reaccionado, aunque lo dudo.
todo esto con el Apocalipsis. Estoy convencida de que
Sería mucho pedir que los que llevaran el ateísmo al
otros lo han pensado e incluso quizá lo han estudiado
mundo hubieran creído en él.
seriamente sin atreverse a escribirlo. Quizá hay algo
escrito sobre el tema, que yo no conozco, claro. Sólo Si la parte del mensaje que a mí me enviaron es
leí un libro que me dejaron prestado y que pensé que- cierta, hay algo que de haberse hecho público hubiera
dármelo, soy sincera, no es mi costumbre no devolver ayudado mucho a los católicos. Conociéndolo no se hu-
los libros, al contrario; pero aquél era algo especial, que bieran desconcertado como ahora lo están y nada les ex-
no se podía conseguir en España, lo presté yo a mi vez trañaría de cuanto está ocurriendo en el seno de la
y no me lo han devuelto. Lo que prueba palpablemente Iglesia, porque, repito, de ser cierto lo que yo tengo, Ella
mi teoría de que todo se vuelve contra nosotros, hasta lo avisó; avisó que eso y más ocurriría.
lo más inocente. Algo sí hay de cierto en todo esto: no nos han dicho
cuál fue el mensaje verdadero, creando un mal mayor,
Aquel libro me lo dejó un parapsicólogo que estaba porque sabiendo exactamente cuál fue, nadie podría
muy interesado en el tema y lo estudiaba con seriedad. engañar con supuestos falsos mensajes, dando por hecho
El autor del libro en cuestión había estudiado, inves- algo que quizá no es así.
tigado y entrevistado a muchísimas personas que ha- No sé si es cierto o no; sí en cambio que lo que en él
bían visto o decían haber visto un ovni, a personas de se anunciaba hace tiempo, ha empezado a suceder y tal
todo el mundo; viajó mucho y daba datos exactos de como se precipitan los acontecimientos, antes de lo que
donde ocurrió y los nombres de los que lo vieron o de- yo pensé, habremos visto todo con nuestros propios
cían haber visto. Luego hizo exactamente lo mismo con ojos.
los testigos presenciales del llamado «baile del sol» de
Fátima. Todos coincidían en las descripciones. Todos.
Los que habían visto un ovni y los que vieron el «baile
del sol» lo describían exactamente igual. Solamente he
leído ese libro y de cierta forma, relaciona los ovnis
con el Apocalipsis, muy indirectamente, pero alguna
relación sí hay.
Me interesó mucho la lectura de ese libro porque
no era fantástico, ni mucho menos, era un estudio esta-
dístico; el autor ni quitaba ni ponía, se limitaba a una
investigación muy amplia entre testigos presenciales
de uno y otro hecho. Siento haberlo perdido. Era inte-
CAPITULO XV

LOS CARROS DE FUEGO

El 14 de febrero de ese mismo año de 1968, aprove-


chando una visita que hice a mi hija Rocío que estaba
en Pamplona estudiando en un colegio, me acerqué a
San Sebastián a visitar unas horas, muy pocas, al
Padre Rubio. Tenía muchas ganas de verle y hablar
con él desde hacía tiempo; pero el viaje lo improvisé
movida por una necesidad espiritual superior.
Quería contarle algo que venía ocurriéndome hacía
unos meses, quería contárselo y conocer su opinión,
pues yo estaba bastante desconcertada. No sé qué me
movía de pronto a un deseo muy vago de volver al
cristianismo. Era una duda, en realidad no estaba se-
gura, pero sí intranquila. Así se lo expliqué y ante mi
sorpresa el Padre me aconsejó que no lo hiciera. Me
dijo que me tranquilizase y no pensara en ello, que si-
guiera como hasta entonces; que mi vivencia de Dios
era muy grande; según él, una de las más grandes que
había conocido; que con tanto cambio iba a terminar
por perderla y lo importante era creer en Dios como yo
creía y amarle como yo Le amaba.
Ahora comprendo muy bien qué quiso decirme; en-
tonces no demasiado, pero como yo fui en busca de paz
espiritual y la había encontrado, no pensé en más.
En realidad, yo no sabía bien qué quería, por un mo-
mento, quizá tuve deseos nuevamente de una etiqueta;
el Padre debió comprenderlo, y conociendo de mis avan-
ces espirituales, prefirió que no hiciese nada. Tenía que
156 DIOS DENTRO LOS CARROS D E FUEGO 157

ser todo como fue. No había que precipitarlo. Vendría en los peores momentos, a Dios por buscar etiquetas
solo y en su momento. con Su nombre.
Pienso que el Padre ni se dio cuenta de lo que me No me dijo nada de esto, por supuesto, pero tam-
dijo o quizá «intuyó», de algún modo, lo que ocurriría bién era yo psicóloga...
dos años más tarde. Si lo comenté con alguien fue cuando, hablando del
Aquella reacción suya la admiré mucho y si alguna Padre, quise explicar la clase de sacerdote que era, quise
vez había confiado en él, a partir de ese momento mi que comprendieran su calidad humana, pero comprobé
confianza era ciega. que no lo entendían.
Dejé de hablar de ello, no quería ser la causante
Sabía ya, porque lo había vivido, que nunca inten-
de que se juzgara a una persona de la bondad y cate-
taría forzarme a nada.
goría espiritual del Padre Rubio.
Comprendí más tarde que no todo el mundo enten-
El 17 de diciembre del mismo año 68 volvimos a ver
dería eso. Alguna vez, muy pocas, cuando lo he comen-
otro platillo volante, sería el último hasta ahora, nunca
tado con alguien, he visto que no podía hacerlo. Noté
más he vuelto a ver ninguno. Aquel último no fue nada
que le prejuzgaba sin conocerle y que, por supuesto,
excepcional. Era como los que he oído describir muchas
nada sabían de mi espíritu y problemas; mal, por tanto,
veces después y que ya describían entonces los que
podían entender lo que el Padre comprendió en el acto.
aseguraban haber visto alguno. A Paloma y a mí no nos
No buscaba a Jesús, buscaba humanamente sentirme
dijo nada ya aquel fenómeno; en cambio, a una amiga
dentro de una comunidad por una necesidad equivocada,
mía que venía con nosotras en el coche la impresionó
nacida de la formación religiosa que recibí, deformada
mucho, tanto, que ella fue la que me recordara haber
ella misma por la época especial que me tocó vivir...
visto aquel objeto a la entrada de Córdoba, yo lo había
Nos hizo mucho daño a muchos, no fui yo sola la olvidado por completo. Supongo que Paloma tampoco
víctima. Indudablemente cuesta mucho quitarse el las- lo recordará, pues nunca volvimos a hablar de él, ni lo
tre de lo que se aprende cuando no se tiene un criterio comentamos, como haríamos tantas veces «en familia»,
formado, y aquellos días salía a relucir inesperadamente como dice Rocío, el primero que vimos.
algo de entonces, porque yo no tenía ninguna inquietud Del primero todavía ahora, pasados los años, me
ni mística, ni elaborada cerebralmente; era algo que he enterado de cosas inexplicables, como que Rocío
venía de mi yo antiguo y hacía acto de presencia que- no habló nunca de aquello con nadie hasta 1971, igual
riendo fastidiar un poquito. que yo; pero más me ha sorprendido lo de Paloma que
Afortunadamente el Padre comprendió todo aque- dice que nunca se lo ha contado a nadie, ni a su marido...
llo y es que cada vez estoy más convencida de que los Me ha dejado de una pieza y no lo entiendo.
sacerdotes tenían que ser todos psicólogos; la psicología Aquel objeto estuvo siempre rodeado de cosas inex-
debería ser una asignatura más, pero no nociones, no. plicables, de fenómenos raros. El segundo que vimos
Hacerse psicólogos y practicar, que oigan cómo sufren sólo fue el clásico que han visto ya muchos; además,
los que se llaman pecadores, que viesen como yo había iba volando, no muy alto, pero volando, ya digo, que
visto el sufrimiento, por ejemplo, de un homosexual si no llega a ser por la amiga que lo vio con nosotras,
que entró en mi despacho y echándose a llorar me pre- yo no lo recordaría siquiera. Ella se sorprendió mucho
guntó que por qué había nacido pecador... de mi olvido, pero es que no puede imaginar, ni nadie
No era éste mi caso, pero sí influyó el psicólogo al que no haya visto lo que nosotras, cómo fue aquello...
decirme que no cambiara y siguiese como hasta enton- Leyendo la Biblia después, he comprobado cómo
ces; él sabía y era muy cierto, que no me movía nada aclara las cosas parecidas a éstas. Cómo deslinda tér-
religioso en aquel momento y tuvo miedo, con toda la minos, utilizándolos muy diferentes, según cómo algún
razón, de que perdiese lo que nunca me abandonó ni personaje bíblico fue trasladado a otras dimensiones o
158 DIOS DENTRO LOS CARROS DE FUEGO 159

mundos. Cómo dice que un carro de fuego, por ejemplo, »Interrogué al ángel que iba conmigo y que
arrebató a Elias, quedando en tierra su manto al caerse me hacía conocer todos los secretos, respecto
de sus hombros. Éso podía ser lo que ahora llamamos a este Hijo del hombre: ¿Quién es él, de dónde
platillo volante u objeto no identificado, ¿cómo le viene, por qué va él con la Cabeza de los días?
llamarían ellos? No conocían otra cosa que brillase »EÍ me respondió y me dijo: "Este es el
más que el fuego; yo, particularmente, no puedo en- Hijo del hombre que posee la justicia y con el
contrar algo parecido para explicar el color aquel na- que habita la justicia, que revelará todos los
ranja que nunca había visto, ni tampoco encuentro tesoros de los secretos, porque el Señor de los
algo similar a la luz que salía de ese color naranja, así Espíritus lo ha escogido, y su sino ha vencido
como al ponerse en marcha sí es fácil explicar que esta- por el derecho ante el Señor de los Espíritus
ba rodeado de luces de todos los colores y no tan fácil por la eternidad".
definir esos colores. En la Biblia hablan del carro de »E1 Hijo del hombre que tú has visto hará
Elias, de que fue arrebatado por él; en otros casos, arre- levantar a los reyes y a los poderosos de sus
batados por una nube. Concretamente en la ascensión lechos, y a los fuertes de sus asientos; y rom-
de Jesús, dice Los Hechos de los Apóstoles, Cap. 1. vers. 9: perá los frenos de los fuertes, y partirá los
«Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado; dientes de los pecadores.
y una nube le recibió y le quitó de sus ojos». En otros »Y derrocará a los reyes de sus tronos y de
casos, como el de Juan en el Apocalipsis, dice que fue su poder, porque ellos no le han exaltado y
en espíritu. Henoch habla de una visión que le hizo porque no le han glorificado y porque no han
volar (1). Como sea, la Biblia está llena de traslados confesado humildemente de dónde les había
celestiales y no siempre son iguales, aclarando mucho, sido dada la realeza.» (1)
como decía, el término para definir cada traslado.
Desconozco los motivos por los cuales quitaron este
Del Libro de Henoch lo que más me impresiona es
Libro de la Biblia, ya que en los primeros tiempos de la
cómo delimita cuándo será el final de esta Era. Dice:
Iglesia era uno de los más leídos y tenidos en considera-
«He visto la visión del Santo que está en los cielos,
ción. Particularmente considero un error el que lo eli-
que me han enseñado los ángeles. He aprendido todo
minaran, pues creo que igual que a mí me hizo mucho
de ellos, y he comprendido yo lo que veía y no es para
bien leer cómo casi empezado todo, antes del Diluvio,
esta generación, sino para aquélla que viene lejana» (2).
Henoch ya habló de Jesús, pero claramente, tal como
Jesús constantemente se refiere al fin de esta gene- lo conoceríamos nosotros; igual que a mí, pienso que
ración en el Nuevo Testamento. Henoch, perteneciendo podría haber hecho mucho bien a otros que, como yo,
al Antiguo, aclara a qué generación se refirió el ángel. dudaban.
Se me puede decir que el Libro de Henoch no está
en la Biblia; a lo que yo contestaría que es verdad, En cuanto a su modo de traslado a otra dimensión
pero ¿por qué? o mundo, él lo explica así:
Otra cosa que me impresionó vivamente del Libro «Y llegó después que su nombre (de Henoch)
de Henoch es cómo entre todo lo que ve en su visita fue elevado, en vida, cerca de este Hijo del
al cielo, ve a Jesús, asombrándose de aquella visión: hombre y cerca del Señor de los Espíritus, lejos
de los que habitan sobre el árido. Y fue elevado
«Allí vi otro cuya figura tenía la apariencia
sobre el carro del viento, y el nombre (de He-
de un hombre, y su figura era llena de gracia,
como uno de los ángeles santos.
(1) Libro de Henoch, Oxford, 1821. Traducido del texto
(1) Henoch, 7.° Patriarca después de Adán, abuelo de Noé etiope por Francois Martin (1906). Traducción del francés de
y padre de Matusalén, descendiente de Seth. F. Bosch y. C. Rivera, del Centro de Estudios Interplanetarios
(2) Amplia información sobre Henoch al final del capítulo. 1960.
160 DIOS DENTRO LOS CARROS D E FUEGO 161

noch) desapareció de entre ellos (de los que el número doce que hasta ahora pudiera ser el de los
habitan sobre el árido).» arquetipos humanos, que todos padeceríamos en nos-
otros mismos como los padeciera Jesús, dejarían de
Pero dejaré a Henoch. Juan mucho más en «clave»,
existir como defectos para convertirse en pertenencias
como ya dije, y advirliendo castigo de Dios si alguien
puras y hermosas.
quitaba alguna palabra de su Libro. Por algo lo adver-
tía... En ninguna profecía hay el aviso del castigo di- Insisto que no se me ocurre ni pensar que esto sea
vino, indudablemente Juan «sabía» que quitarían el así, que no pretendo afirmar nada; simplemente pienso
Libro de Henoch... Y decía que Juan, mucho más en que: «pudiera ser...»
«clave», habla de las mismas cosas que Henoch, sólo La Biblia, como libro esotérico y hermético, tiene
que no menciona el diluvio porque ya había ocurrido. infinidad de interpretaciones; por eso no comprendo
que algunas sectas la tomen al pie de la letra o que al-
guien se crea estar en lo cierto de su interpretación.
En cuanto al hecho concreto de los objetos voladores
no identificados, estamos exactamente igual que ellos. Como Libro inspirado por Dios, su interpretación
No pudieron describirlos porque no conocían entonces necesita también de Esa inspiración. Creer que se está
materiales parecidos a los que vieron, y ahora tampoco en la verdad absoluta de ella es una vanidad mons-
se conocen de qué están hechos ni qué son. Ellos nos truosa. Sólo Dios inspira la Absoluta Verdad y no sa-
aventajaron, porque conocían de dónde venían; si les bemos a quién se la inspira, ni a quién se la inspiró...
hiciéramos caso también lo conoceríamos nosotros; nos
falta fe. Pero con fe o sin ella una cosa tenemos que NOTAS SOBRE EL LIBRO DE HENOCH
reconocer: venían desde luego de fuera de la tierra y HENOCH.—Patriarca antidiluviano, descendiente de Set.
en eso estaban igual que nosotros... Era hijo de Iared, padre de Matusalem y abuelo de Noé. Dada
la variedad de cronologías sacadas de la Biblia, no es posible
En el Libro de Juan hay algo que siempre me ha fijar aproximadamente la época en que vivió.
chocado, mucho antes de pensar todo esto. ¿Cómo Refiere la Biblia que Dios le atrajo a su lado, sin agregar la
Juan, que había conocido a Jesús, que había convivido palabra que agrega ordinariamente hablando de los Patriarcas
con El, se atemorizó de Su presencia? A lo que Jesús y que equivale a las castellanas: «y murió»; esto ha hecho que se
]e dijo que no temiese. ¿Cómo no se atemorizaron cuan- convirtiera en un ser misterioso y legendario, que no ha muerto,
como Elias.
do después de muerto volvieron a verle? Juan vio algo No ha llegado hasta nuestras manos copia alguna de su libro
que no puede describir..., pero esos pies de fino latón que sirvió de tema a numerosas paráfrasis de los judíos, árabes,
«ardientes como en un horno»... talmudistas y de los Primeros Padres de la Iglesia, que hablan
de la Obra como de un libro muy conocido. Poseyeron probable-
Podía pensarse que había visto el aura de Jesús, Su mente una versión hebraica.
gran resplandor y que eso le asustara; pero Juan ya La Epístola del Apóstol San Judas cita el libro de Henoch,
había visto a Jesús transfigurado junto a Moisés y mencionado también, según parece, por Pedro y Santiago. Orí-
Elias. Ya había visto la luz del aura de los tres. No, genes y Procopio invocan la autoridad del libro de Henoch, ci-
tado también por Tertuliano. Semler, el racionalista alemán,
Juan vio algo que desconocía y que al mismo tiempo habla del famoso libro. Fabricio en su Codex Pseudepigraphus,
no le dejaba que pudiese reconocer a Jesús. copia todo lo que conoció de Henoch, y en los últimos años de la
pasada centuria trajo a Europa el viajero Bruce una versión
etiópica completa del ignorado libro, versión que contiene la
Volviendo a mi idea de que la Nueva Jerusalén totalidad de los fragmentos dados por San Judas, San Pedro,
pudiera ser una nave espacial, Juan utiliza para descri- Escalígero, Semler y Fabricio, quienes lo sacaron de otra versión
birla y explicar las luces y brillo de metales desconoci- hebraica y dada al público por el doctor Ricardo Laurence, ar-
dos, piedras preciosas de todos los colores, como ya zobispo de Casel en Irlanda, que imprimió el texto etiópico de
una traducción inglesa (Oxford, 1838).
apunté, oro y cristal... No se me escapa que en esa des-
Es innegable que la obra por su forma, por el plan y hasta
cripción existe también el mensaje oculto pero claro por el uso de idénticas expresiones, tiene gran parecido con el
de la pureza que reinará entonces; así como el de que libro de Daniel.
11—
VSS DIOS DENTHO

Libro de Henoch, Oxford, 1821. Traducido del texto etíope


por Francois Martin (1906). Traducido del francés por F. Bosch
y C. Rivera, del Centro de Estudios Interplanetarios (1960).
Pablo, en su Epístola a los hebreos, dice de Henoch concreta-
mente: «No se le halló, porque Dios le había trasladado».
El Eclesiástico dice: «Henoch fue grato a Dios y trasladado».
El libro de Henoch gozó de gran popularidad en los pri-
meros tiempos de la Iglesia, pero luego se desechó, conservándose
sólo en el canon etíope o abisinio.
Enciclopedia de la Biblia. Nihil Obstat Dr. Pablo Ternes Ros.
Canónigo censor. Ediciones Garriga, S. A., Barcelona, 1964.

CAPITULO XVI

ACLARACIONES

Como vengo diciendo, el año 1970 sería un año muy


importante para mí, no sólo para mi vida espiritual,
también lo fue por otros motivos muy diferentes. A
partir de 1970 todo lo que «intuía» y «presentía» empezó
a tomar forma, a hacerse realidad.
Al comenzar el año una idea me molestaba. Me pre-
ocupaba un fenómeno que estaba viviendo España en
toda su intensidad. Ya en 1969 empezó aquella idea a
hacer acto de presencia, pero a partir de enero del 70
la inquietud fue en aumento.
El fenómeno a que me refiero y que vivía España
en aquella época era el de cómo los miembros del
Opus Dei habían copado casi todos los puestos políticos,
financieros y administrativos de la Nación; en una pa-
labra, todos aquellos puestos que de un modo u otro
podían resultar importantes, y cómo desde ellos domi-
naban materialmente el país.
Creo que después de escribir todo lo que llevo es-
crito, a nadie extrañará que ese fenómeno me preocu-
pase y no por motivos políticos precisamente. Me pre-
ocupaba y mucho, pero por motivos espirituales. Que
algo que llevaba el nombre de Dios dominase al país
económica y políticamente me inquietaba y me mo-
lestaba francamente.
¿Desde cuándo Dios se metía en política?, ¿por qué
empequeñecer algo tan grande?
No era la primera vez en España, ni supongo que
será la última, aunque a lo mejor sí..., que los que se
164 DIOS DENTRO
ACLARACIONES 165
llamaban a sí mismos ministros del Señor se ocuparan
y se metieran demasiado en cuestiones puramente te- creí en el primer momento, luego he comprobado que
rrenas, pero del modo que lo hiciera el Opus Dei nunca sólo permanece una, la otra la olvidan. A esa una que
había ocurrido. permanece ya me he referido, se trata del hecho de dar
Se habían convertido en ministros de dos señores... por sentado que señor con quien mantenía trato, señor
Quiero hablar del tema, aunque no me guste nada que era mi amante indefectiblemente. Espero que con
los años me retiren de la circulación y dejen de hablar,
y me resulte un verdadero sacrificio, pero creo que es
pero se conoce que todavía me consideran en «activo»
necesario en este libro precisamente hacerlo, para dejar
porque no han parado. La otra cosa era la de que «tenía»
muy claras las motivaciones que me indujeran en julio
que ser muy desgraciada «por fuerza» y al ver un gesto
de ese año a comenzar mi libro-encuesta ¿Por qué no de piedad en las personas con quien hablaba intenté
es Vd. del Opus Dei?. En los dos prólogos que lleva, explicar al principio que no, que no era desgraciada.
aclaro algo, pero no todo; aquel libro no era de tema Convencida en seguida que nada hay tan difícil de
espiritual, aunque luego casi se convirtiera en eso ante creer como la verdad, opté por callar y dejar que me
mi sorpresa, nunca había pensado que la gente tuviera compadeciesen... Pronto me daría cuenta de que eso
en realidad tanta inquietud espiritual como me demos- pasa rápido, un sentimiento noble aunque equivocado
traron las contestaciones recibidas. no dura mucho. No ocurre lo mismo cuando el senti-
En aquellos prólogos, de todos modos no podía miento es negativo y destructivo, porque en realidad
confesar exactamente lo que me movía a hacerlo. Pri- juzgan y condenan sin saber si existe siquiera lo conde-
mero, porque no me hubiera creído nadie, y segundo, nado y juzgado por ellos...
porque no entraba dentro de la línea del libro. Los que
se interesaran por él no verían sinceridad en mis pala- En cuanto al sentimiento piadoso que «tocaba» en-
bras y quizá no las entenderían, pues estaba destinado tonces, pues no era para tanto, ya lo he dicho. Sólo
a un lector muy diferente del que pueda leer este otro, había algo que luego me di cuenta lo rápidamente que
que sólo al adquirirlo ya indica una predisposición re- pasa, y que entonces no podía imaginar. Me sentía
ligiosa, al menos una inquietud. Leer aquél no llevaba desplazada, eso era todo.
consigo nada de esto. Leerlo, por el contrario a éste, Por supuesto que no era como para necesitar y bus-
implicaba una inquietud política. Ya era un detalle car consuelo en la religión, que también es lo «estable-
para tener en cuenta... cido» y que nunca he comprendido. A Dios hay que
acudir siempre, pienso yo, y acordarse de El cuando
En la época, que ya he contado, de mi separación te va bien precisamente, para darle gracias por ello.
matrimonia], un sacerdote que se portó muy bien con-
migo haciéndome un gran favor material, me dio un El caso es que, por lo que fuera, yo «tenía» que ser
librito asegurándome que me haría mucho bien su lec- muy desgraciada, era casi una obligación. Tenía que
tura en aquel momento especial de mi vida, porque, sentirme así para que pudieran brindarme consuelo las
según él, me ayudaría y fortalecería. Cosa que no nece- almas piadosas, y aquel sacerdote era una de ellas que
sitaba en realidad, porque no me sentía un ser desgra- pensaba que estaba viviendo un mal momento y nece-
ciado, sino liberado, que es algo muy diferente. sitaba consuelo, el suyo concretamente. Me dio, como
Bien, el caso es que él creyó lo contrario y no me decía, para ello, un librito que yo no conocía. Se llamaba
chocó porque todo el mundo lo creía. Parece ser que Camino.
eso es algo que «tiene que ser así» por fuerza en nuestra Desconocía por completo entonces que se trataba
sociedad, no concibiendo siquiera que pueda ser de de la «biblia del Opus Dei». Lo leí y lo encontré muy
diferente forma. poco reconfortante para un alma que, como la mía, se
Había comprendido que dos cosas se repetirían ya, suponía que sufría. Más me pareció un manual para
sólo por el hecho de haberme separado, al menos eso triunfar en la vida en «nombre de Dios».
166 DIOS DENTRO ACLARACIONES 167

Afortunadamente yo no necesitaba consuelo espi- Como ya he dicho, venía dándole vueltas al tema
ritual. Yo necesitaba encontrar la Verdad, y en aquel desde hacía tiempo y en abril o mayo de 1970 cuajó
librito, desde luego, no la encontré. No necesitaba con- la idea de un modo inesperado, porque no fue mía en
suelo, necesitaba seguir buscando, pero pensé que si, realidad. No lo aclaré en su momento, visto que los que
efectivamente, hubiera buscado consuelo, chico habría la tuvieron se echaron atrás.
sido el que me hubiera brindado la lectura de Camino. Sí, deseo decirlo. No quiero dejar de ser sincera en
Aunque parezca inverosímil, mientras estuve casada esto. No voy a mencionar nombres, no son necesarios,
viví tan ajena a todo, tan apartada de cuanto ocurría además, sólo podría mencionar el de una persona, pues
en el mundo, que no tenía ni idea de lo que me estaba la otra ha muerto y en este momento ya está ante la
dando aquel sacerdote. De qué se trataba en realidad. verdadera Obra de Dios.
Sería más tarde, en la Escuela de Psicología, donde
oyera hablar por primera vez de él, conociendo enton-
ces su procedencia.
En el acto comprendí dos cosas: una, que el sacer-
dote que me lo dio era del Opus, nunca lo dijo, según
costumbre, claro. Otra, por qué ese mismo sacerdote,
pasado el tiempo, me haría un daño moral diciendo algo
falso sobre mí. No era nada malo para su conciencia
deformada, es más, «obraba en conciencia», puesto que
no hacía otra cosa que seguir y obedecer un consejo
de su Superior: «El apostolado de la mala lengua»
famoso...
La verdad es que nunca creyó que llegase a hacerme
daño, pues ignoró siempre que yo estaba enterada de
lo que dijera sobre mí. Ignoraba que me lo dijeron
aquellos a quienes él lo dijo... En el fondo, un ingenuo.
Después le vi y nada pudo adivinar del cambio mío
respecto a él; ya no confiaba nada en su amistad, pero
le recibí con cariño y simpatía, como siempre lo había
hecho.
No había hipocresía en mi actitud, estaba todo
comprendido, asimilado y perdonado de corazón. No
puede ni sospechar que pido por él todos los días para
que vea claro y no repita con otro lo que me hizo a mí.
Para su tranquilidad quiero que quede bien claro
que nada de lo que acabo de referir, ni por supuesto,
ninguna actitud suya ni de ningún otro miembro de la
Obra hacia mí, me movió a escribir mi libro-encuesta
¿Por qué no es Vd. del Opus Dei?.
Nada particular influyó en mí. De mi sinceridad
podrían hablar miembros de la Obra, si quisieran ha-
cerlo; ellos saben que aquí mismo, en este libro, he
hablado muy bien de algunos de ellos...
CAPITULO XVII

EN EL HOTEL PALACE NACE UN LIBRO

Ocurrió de la forma más inesperada; en broma.


Un escritor dijo que se podía escribir un libro, que
podría llamarse por ejemplo: ¿Por qué no es Vd. del
Opus Dei?; sí, dio él mismo el título. No es mío, la ver-
dad por delante. No se me ocurrió a mí, y lo siento.
Nos reímos, estábamos en el bar del Palace, pero
el amigo que falleció y yo nos quedamos pensativos
después de las risas.
El otro, sin darse cuenta, siguió su broma y empezó
a hacer planes de lo que podía ser ese libro, en lo que
podía consistir. Cuando menos lo esperaba, el otro
cortó sus bromas diciendo, completamente en serio,
que le parecía una idea muy buena y que si nosotros
estábamos dispuestos a llevarla a cabo, él editaría el
libro. Yo dije que sí en el acto entusiasmada. El autor
verdadero de la idea se quedó de una pieza mirándonos
embobado, dudando de nuestra seriedad. Cuando se
convenció al fin de que se hablaba completamente en
serio, recapacitó unos segundos para decidir con el
mismo entusiasmo que yo, que sí que estaba dispuesto a
hacerlo.
Y así, medio en broma, en el bar del Palace, to-
mando el aperitivo, acababa de surgir lo que luego
sería un libro prohibidísimo.
Allí mismo comenzamos a hacer unas listas provi-
sionales de personas a quienes podíamos hacer la pre-
gunta. Nos las repartimos y empezamos en seguida a
poner el plan en marcha.
170 DIOS D E N T R O
E N E L HOTEL PALACE NACE UN LIBRO 171

Ya he adelantado que desconozco la causa por la rendición sin lucha que me alarmaba, era como un
cual el autor de la idea empezara a desinteresarse del claudicar ante algo irremediable.
asunto. Viéndolo decidí seguir yo sola. No pregunté Creo que lo que me movió a hacer el libro fue el oír
nada. No sabía qué ocurría, pero algún motivo tendría; a un amigo mío que, desesperado, un día me preguntó
desde luego no era que fuese un miembro de la Obra, si sabía yo qué había que hacer para ser del Opus...
claro. Aquello se me quedó grabado, porque era una persona
El caso era que me había proporcionado una idea totalmente opuesta a lo que nadie puede identificar
sensacional, me había puesto en las manos el modo de con un miembro de la Obra. Oírle decir eso, fue la
hacer algo que deseaba mucho y no veía cómo. No se chispa que me moviera a empezar.
me ocurría la idea para poner en marcha lo que yo Comprendí que era una cosa mucho más seria de
consideraba un deber. lo que se pensaba, y sigue siéndolo ahora, tan seria y
Entre unas cosas y otras me había plantado en el peligrosa como entonces, aunque algunos ingenuos
mes de julio y la primera persona que fui a hacerle una crean que no...
pregunta que luego, durante unos meses se haría popu- Saben mucho de psicología de masas, no ignoran
lar, fue a Manuel Fraga Iribarne. cómo el Rey Católico era un experto en propaganda en
Entonces estaba completamente alejado del Go- su época y ellos utilizan la misma que él utilizara.
bierno e incluso de la política, precisamente por culpa Lanzar ideas para que el pueblo se convenza de algo
del Opus, y precisamente también, lo que ocurriera y termine repitiendo como si se le hubiera ocurrido a él.
con Fraga Iribarne, al que tanto debíamos la gente A eso se debe y sólo a eso la especie difundida de
del teatro y de las letras, fue lo que me haría pensar que ya no tienen ninguna fuerza.
que algo estaba ocurriendo en España y no bueno Cuando empecé el libro-encuesta ¿Por qué no es Vd.
precisamente. El señor Fraga Iribarne, movido de su del Opus Dei?, se repetía constantemente lo mismo
buena fe, ha dicho públicamente que no tenía rencores que me ocurrió con mi amigo y otros al no ver más sa-
y había olvidado todo. Esto es parte de la Historia lida que ser del Opus para poder hacer algo, se pregun-
de España ya, y aun cuando el que protagonizara taban a sí mismos qué harían para poder entrar en la
el suceso lo haya olvidado, los demás no lo podemos Obra. Me inquietaba mucho, muchísimo, sí. Y me inquie-
olvidar, ni debemos hacerlo... taba por quiénes eran las personas a quienes oía decir
aquello, seres ajenos por completo a todo el tinglado.
Explicaré qué fuerza me movió a seguir con aquel ¿Era consciente la obra del daño que estaba haciendo?
proyecto del que desertaran los iniciadores... ¿Cómo podían estar seguros de sus propios correligio-
Al decir fuerza no es una forma literaria de expre- narios?, o ¿es que no les importaba si se acercaban con
sión; es tal como lo digo: me movió una fuerza que no vocación o no? ¿Tenían suficiente con ser cada vez
puedo explicar, ni aclarar, pero existió porque por mí mayor número? ¿Era ése el fin oculto del Opus Dei...?
misma no hubiera seguido. Conocía muy poco del asunto como la mayoría de
La idea me había gustado, encontré interesante y los españoles, sólo lo que estaba ocurriendo, y unas ex-
necesario deslindar términos y aclarar a los españoles trañas experiencias en cierto hospital y haber leído el
que no todo el mundo era del Opus Dei, como se empe- librito que me diera aquel sacerdote. Ni siquiera lo
zaba a oír constantemente ya. recordaba bien. Sólo guardaba la impresión desfavorable
Lo creí necesario porque me inquietó observar cómo que me produjo su lectura. Ni siquiera lo conservaba,
la gente pensaba que sin ser del Opus nada se podía no sé qué fue de él.
hacer en España. Que para hacerlo había que ser del Al empezar el libro-encuesta sólo me movió un
Opus o «hacerse» del Opus Dei me inquietaba, es cierto. sentimiento religioso, aunque muchos entonces creye-
Lo oía a toda clase de personas, incluso a aquellas que sen otra cosa y ahora no me crean tampoco. Da igual,
menos podía imaginar. Había en ello una especie de estoy diciendo la verdad. No existía otra motivación
172 DIOS DENTRO EN EL HOTEL PALACE NACE UN LIBRO 173

que la de pensar que «algo no olía bien en todo aquello» La doctrina de Jesús encerraba toda la sabiduría
al llamar Obra de Dios a una cosa tan terrena, que al divina, seguirla fielmente no sólo era bueno para el
fin se ha terminado conociendo a sus miembros políti- alma, también lo era para la comunidad. Era, en fin,
cos por «los tecnócratas»... La palabrita, justo es reco- un modelo de cómo debían regirse los pueblos. Nada del
nocerlo, es de lo menos divina, ni siquiera un poquito espíritu de Cristo había en la política del Opus Dei, de
espiritual. tipo clasista sin la menor duda. Jesús predicó un socia-
La idea de escribir al alimón un libro con todas las lismo perfecto, que los hombres nunca han puesto en
personalidades españolas de diferentes sectores fue to- práctica, ni los que se llaman socialistas. Nadie... Pero
mando en mí caracteres de Cruzada..., «mi propia Cru- la política que ahora nos ocupa, la del Opus Dei, no es
zada», humilde, pequeñita y sin derramar sangre..., precisamente socialista... Estaba y está, de ahí el peli-
pero intentando defender a Dios de alguna manera... gro existente todavía, más cerca del capitalismo; era
No se me ocultaba, porque las conocía, que en la y es el capitalismo disfrazado de Obra de Dios.
Obra hay buenas personas, sinceras y espirituales, no
quería hacerles daño y sabía que no se lo haría, porque Como he dicho, pensé muchas veces en abandonar,
esas buenas personas nada tenían que ver con la política en darme por vencida. Había días negros de angustiosa
ni con las finanzas... decepción al comprobar el miedo de las gentes a hablar.
Tampoco me movía ninguna idea política, no creo Me haría gracia, si no fuera porque en el fondo me indig-
que entonces el Opus fuera político, aparte de la política na, oír ahora a todo el mundo quejarse. Todos se que-
oficial, claro, porque político era. Ahora no sé, supongo jan asegurando que son muy demócratas, todos tene-
que estará o apoyará a alguna de las muchas asociacio- mos ahora derecho a opinar, a que se nos escuche...,
nes que están saliendo. Alguna será de ellos. No lo sé... ¿por qué no entonces? ¿No estaban en su derecho? ¿No
Entonces, en 1970, era un grupo religioso haciendo eran demócratas? Si no podían manifestarse como ahora,
algo muy poco religioso, haciendo política y de t¿a ¿por qué no lo hacían en un libro? Por eso dije que aquél
forma dominando a España. Eso sí, en nombre de fue un libro de valientes. ¿Por qué se callaron, en lugar
Dios... de intentar un poquito hacer uso de esos derechos que
ahora exigen? Y... lo triste es, que no era cuestión de
La verdad es que sonaba muy mal. Cuando Jesús ideas políticas. No, callaron la extrema derecha, la
contestó a la trampa que le quisieron tender, creo que extrema izquierda, el centro, todos los diferentes par-
nos mandaba un mensaje para el futuro también, cono- tidos que ahora tanto sorprenden a la gente y que en-
cedor de que lo necesitaríamos. Me refiero a su famosa tonces yo empecé a conocer; callaron los demócratas,
frase: «Dad al César lo que es del César y a Dios lo los reconocidos y los no reconocidos, además de otros
que es de Dios»... demócratas que no eran ni de los unos ni de los otros,
Dios nada tenía que ver con el César que era el poder todos los socialistas con diferentes nombres que hay
establecido en aquella época, en la de Jesús. Luego, ahora también; callaron los monárquicos, los comunis-
Pablo aconsejaría siempre la obediencia a las autorida- tas y los apolíticos, en una palabra: callaron los espa-
des terrenas, dando ejemplo y dejándose conducir a ñoles.
Roma para ser juzgado según la ley. Ejemplo que ya No hablo por hablar, podría dar nombres, tengo
nos diera antes el propio Jesús. Si el poder establecido pruebas de todo lo que digo. No me gusta nunca dar
estaba equivocado, él mismo caería por su propio peso un nombre para algo negativo; pero si alguien duda y
tarde o temprano... no existe en él ánimo torcido de hacer daño a alguien,
La revolución cristiana fue espiritual, de ahí su estoy dispuesta a probar lo que digo.
gran fuerza. Esa fuerza, la del espíritu, todo lo puede, Siento tener que reconocerlo así, pero en el país de
entonces podría con el Imperio Romano, acabando Don Quijote hay muchos más Sanchos que Quijotes y
con él. no es de extrañar, porque el ser como era Don Quijote
EN EL HOTEL PALA.CE NACE UN LJBRO 175
174 DIOS DENTRO

hizo que se le supusiera un loco. Creo que Cervantes partido y jugando al As, ¿cómo esperan que les sigan
nos quiso demostrar que en España no hay Quijotes y y les admiren después?...
que cuando los hay los consideran unos «chalados». Para convencer de algo hay que empezar por estar
Pienso que Cervantes estaba de vuelta del verda- uno convencido.
dero carácter de los españoles. La honradez de espíritu y la valentía la masa la
Yo lo había idealizado, en realidad no lo conocía o admira y lo intuye. La persona se gana esa admiración
no quería conocerlo quizá. Por eso, aquella pena ante por sus hechos, no por sus palabras; entonces llegan a
tanto miedo. Por eso aquel desánimo como, por ejemplo, admirarle hasta sus propios enemigos...
cuando le oí decir a un famoso médico algo desconcer- ¿No resulta una verdadera aclaración de lo que es el
tante: que no contestaba porque ya había salvado mu- Opus Dei cuanto llevo escrito? Nunca pensé que lo
chas vidas en nuestra guerra civil. Sin saber lo que le haría sobre política en este libro, pero para poder acla-
decía casi, le contesté: «Pues pida Ud. a Dios porque rar los motivos espirituales que me movieran a escribir
no tenga que volver a salvar vidas». el otro, he tenido al fin que hablar de política... Y me
Desde muy jovencita he sentido un gran desprecio he sorprendido a mí misma haciéndolo. Creo que el
por la cobardía humana. No quería despreciar, pero es que un grupo que se dice religioso te obligue a escribir
algo superior a mis fuerzas, a mí misma... Pero si des- sobre política, es toda una revelación.
precié la cobardía entonces, más desprecié aún ese Cuando hacía la famosa encuesta empecé a tomar
«no quererse comprometer» de los que tenían la obli- consciencia de todo lo anteriormente expuesto. Al ver
gación de hacerlo, porque se llamaban a sí mismos po- cómo no querían «comprometerse» los que tenían la
líticos. Algunos de esos políticos que «escurrieron el obligación de hacerlo, pensaba que luego nadie se com-
bulto», no porque el Opus se hubiera portado muy bien prometería por ellos.
con ellos precisamente, ahora presumen de un «libera- Para recibir, primero hay que dar.
lismo recién estrenado» y que ellos aseguran que es de Esa es una verdad axiomática para todo en esta vida.
«toda la vida». Si es así una de las dos veces mantu- También, por supuesto, para el espíritu, si no se da no
vieron una postura falsa. se recibe.
No les irá bien, desde aquí lo digo, sonreirán si lo Pero el miedo, el no querer tomar partido, no fue
leen pensando que qué sé yo. Nada, es cierto, no sé sólo en 1970, no. En 1974 con el libro en la calle ya,
nada de política, pero sí sé que para todo, hasta para la continuaba igual. Todavía no estaban seguros. Los que
política, hay que dar la cara y ser fieles a sí mismo. así actuaron no ignoran cómo se deprecian esas postu-
Dicen que la política es otra cosa. No. Si acaso será ras y lo que es peor, ellos mismos se desprecian y odian
otra cosa la diplomacia. El político que triunfa es aquel al que no es como ellos, al que no es cobarde, porque
que sigue su trayectoria sereno, ocurra lo que ocurra, le temen. En el fondo, son dignos de lástima.
porque es de justicia y porque inspira confianza con En ¿Por qué no es Vd. del Opus Dei? contestaron
su actitud a los que le siguen. A los otros, a la postre, personas que ahora son jefes o como se les quiera llamar,
no los sigue nadie. El pueblo tiene un instinto especial, cabezas de algunas nuevas asociaciones políticas. Qui-
reconoce la valentía y la admira. «Huele» la verdad tando uno, que para lo que contestó mejor hubiera
que se encierra en las palabras por muy grandielocuentes sido no contestar nada, los demás por el hecho de ha-
que sean, el pueblo no es tonto. No se le engaña fácil- ber contestado entonces, jugando al As y comprome-
mente. Sabe distinguir... tiéndose, desde mi punto de vista ya son dignos de
confianza, al menos sabían lo que querían, daban la
Si quienes dicen esas frases grandielocuentes no
cara y actuaban en efecto democráticamente...
tienen confianza en ellos mismos, ¿cómo la van a ins-
pirar a otros? Si ellos no fueron valientes y capaces de Comprobé que no me había equivocado en mis apre-
decir lo que pensaban cuando fue necesario, tomando ciaciones sobre los que no quisieron comprometerse,
ITó DIOS DENTRO
EN E L HOTEL PALACE NACE UN LIBRO 177

cuando asistí a una conferencia en el Club Siglo xxi, Como no soy conocida en los medios políticos, sólo
que daba Ricardo de la Cierva, una persona que sí algunos de los que «escurrieron el bulto» me conocían,
se comprometió sin haber contestado en el libro-encues- pude oír algunas cosas sorprendentes de los «amigos» del
ta. Mal podía hacerlo si no se lo pregunté... Pero todo señor de la Cierva. Digo sorprendentes, porque no cono-
es por algo, no hay duda, quizá si hubiera intervenido cía el ambiente y para mí fue toda una sorpresa, por
en el libro no habría podido luego ayudarme como me unos momentos creí estar en el ambiente teatral que
ayudó a que éste pasara de una vez la censura, pues tan bien conozco y sentí el mismo asco que siento en él.
aunque se hablaba mucho de «luz verde» no era dema- Mi sorpresa era lo idénticos que, según comprobaba
siada luz la que había... en ese momento, eran ambos ambientes; no me cau-
En su conferencia comprobé dos cosas: que no me saba sorpresa la falsedad que veía, no, ésa ya la conocía.
había equivocado, una; y otra, que de todos los que Mi abuelo fue político sincero y de acción, sabía bien
entonces me trataron fue el único que supo ver en mí lo que era la política. Toda mi infancia y parte de mi
algo que a simple vista no lo ve la gente, que entendía juventud oyéndole...
un «poquillo» de política y que sabía de qué iba la cosa...
Lo otro, ya me dio verdadera risa, porque volví a en- Aquello me hizo comprender que, como en el teatro
contrarme allí con muchos de los políticos que no qui- existían los enamorados del teatro, los sinceros, igual
sieran contestar para no «comprometerse». De pronto, ocurría en la política. Al haber puesto unos y otros lo
unos se vieron atacados de una amnesia aguda que les más noble de sus almas al servicio de su verdadera
impidió reconocerme y otros por un extraño fenómeno vocación, actúan de forma diferente y traspasan el éter
que les imposibilitaba a mirar de frente. llevando ese noble sentimiento al público que es el
mismo para unos que para otros.
Yo no soy nadie. Allí se había dado cita toda la clase
política del país, pero desde que me vieron entrar les Pensé que aún tenían otro punto en común: la voca-
amargué la fiesta. No era nadie pero, sin yo quererlo, ción. Sólo con una gran vocación se puede seguir en
me había convertido en algo muy importante: en sus cualquiera de esos dos ambientes.
conciencias... Volvía a lo mismo. En todo hay que obrar recta-
No me extrañó, y lo que siento es haber sido testigo mente. El hombre recto tiene una parte de Dios con él...
indirecto de sus debilidades, porque eso es algo que los otros, parece que se sostienen, ante el asombro de
nadie te perdona. muchos, pero no, tarde o temprano se dan el batacazo.
Lo que sí me extrañó, porque no lo conocía, fue Nadie lo lamenta, ni a nadie sorprende. Lo que se
comprobar el parecido tan grande que existe entre la siembra se recoge. En todo. Nuestra existencia en este
clase política y el mundo teatral. planeta es una siembra, sólo eso. Hemos venido a ella
La conferencia de Ricardo de la Cierva me recordó para hacerlo y cosechar. El libre albedrío nos permite
mucho un estreno de teatro, nunca se me había ocu- escoger el grano; pero sabemos qué cosecharemos si lo
rrido pensar que se parecieran tanto los dos ambientes. que sembramos es envidia, rencor, odio, venganza, in-
Como en un estreno teatral, la mayoría de los asis- justicia...
tentes eran amigos del conferenciante, los mismo que Lo que cosechemos de esa siembra será lo único
son amigos del autor la mayoría de las personas que que nos llevemos al irnos. Nada más. Pero de lo que
acuden a un teatro en una noche de estreno. sembremos también cosecharemos parte del fruto aquí.
Al terminar, como en los estrenos, los amigos le Será, pues, una siembra muy aprovechada. Hasta el
dieron la enhorabuena y abrazos emocionados al con- máximo.
ferenciante, cambiando de gesto y de actitud una vez
se hallaban lejos de éste y habían «cumplido», murmu- Pero volvamos a la salida del libro sobre el Opus
rándose al oído, unos a otros sabe Dios qué cosas... Dei, cuatro años después de haberlo terminado por
No era necesario ser un lince para imaginarlas... completo.
12—
178 DIOS DENTRO
EN E L HOTEL P A . L \ C E NACE U N LIBRO 179

Los cuatro años que la Obra impidió que saliera a


me comunicó tal cosa. Y repito también que aquel
la calle.
señor que pensaba publicar el libro lo dijo ante testigos,
El señor que pensaba editarlo en 1970, ante testi-
a los que he consultado y están dispuestos a sostenerlo
gos y muy disgustado sinceramente al principio, me
si fuera necesario, que no lo será...
aseguró que el ministro de Información y Turismo de
entonces le había llamado a su despacho oficial para Me pareció absurdo que pensaran que aquello me
advertirle que el libro, si lo presentábamos a censura, pudiera asustar, teniendo en mi libro tanto abogado de]
no pasaría y si pensábamos sacarlo clandestinamente, Estado... Era gracioso, pero en serio no fue la presencia
el fiscal ya estaba avisado y automáticamente nos me- de abogados del Estado en mi libro lo que me hiciera
terían en la cárcel a él y a mí. encontrar absurdo todo aquello, no. Pensé que no po-
No puedo asegurar que sea exacto, porque a mí dían hacer algo tan poco inteligente como demostrar
personalmente nada me dijo. Nunca vi al señor Sánchez tan claramente que el Opus no dejaba opinar libre-
Bella, ministro en aquella época de Información. A mí mente a los españoles.
sólo se me transmitió lo que, según el señor que pen- ¡Ojalá!, pensé, que fuera cierto, hubiera sido un
saba editar el libro, había comunicado el ministro a él buen golpe, pero son muy listos y no dan un paso en
personalmente y me lo hizo saber ante muchos tes- falso así como así...
tigos. Sí, en realidad, fue cierta la amenaza, no iba contra
mí; a mí hacia tiempo que me habían dejado por impo-
Creo sinceramente que aquella persona entonces no
sible, eso creía, porque luego, cuando ya estuvo per-
me mintió, creo que me decía la verdad y no fingía,
mitido el libro, tuve una llamada muy importante
pues estaba francamente disgustado, yo diría más bien
para ver si conseguían que lo parara. Pero concretamente
furioso. La verdad es que se había encariñado con la
entonces, cuando se me avisara del castigo que tendría,
idea.
creo que no iba por mí la cosa. Pienso que si en realidad
Le tranquilicé diciéndole que no se preocupara, que se dijo aquello fue para asustar a otra persona...
a él sí le podían hacer daño, porque tenía muchos ne-
gocios, pero que a mí no, porque nada tenía; en todo Pasó el tiempo y el Opus no me metió en la cárcel,
caso me harían un daño moral, levantándome alguna entre otras cosas porque no se editó el libro, que era
calumnia o algo así, y eso no me asustaba, porque soy de lo que se trataba. Lo que sí sucedió es que entonces
de las que creen que la verdad sale siempre. De modo empecé a notar «ciertos detalles» escamantes. Era sobre
que le aconsejé que lo que temamos que hacer era res- mi trabajo. No conseguía que nadie me publicase nada
cindir el contrato y ya me las arreglaría yo, para que el y en el periódico donde venía haciéndolo, sin echarme,
libro se editara. sin decirme que me fuera, se las arreglaron de tal forma
Era cierto que no me preocupaban las calumnias, que la que no tuvo más remedio que saltar fui yo des-
nunca me han importado gran cosa, si he sentido alguna pidiéndome, y de veras que lo sentía, pero ya nada
vez que lo hiciera alguien ha sido más por ese alguien era igual, todo había cambiado mucho allí, ya no había
que por mí; el que levanta una calumnia al fin se le aquella cordialidad de antes, aquella camaradería, todo
vuelve contra él. Estoy convencida de ello, porque así tenía un aire frío, desagradable. Lo comenté con algún
me lo ha demostrado siempre la experiencia. compañero, todos lo habían notado... Se notaba algo
Lo de la cárcel me dio mucha risa. Habían inten- en la atmósfera de contaminación, nos sentíamos ex-
tado asustarme y coaccionarme de tantas maneras que traños... Un gran amigo me aconsejó que hiciera lo
aquella última era, de verdad, graciosa ya. Menuda que él; pero no podía, mi caso era diferente. El con en-
propaganda gratis para el libro hubiera sido... Me pareció tregar su trabajo tenía bastante, no era forzoso para él
ingenuo, demasiado, y pensé que estaban perdiendo la el tratar con nadie, yo no estaba en las mismas condi-
calma si en realidad lo habían dicho, repito, porque ciones; de una libertad para hacer las entrevistas que
quiero que quede bien claro, que particularmente no se hacía y que tuviera antes, había pasado a tener que
180 DIOS D E N T R O EN E L HOTEL PALACE NACE U N LIBRO 181

consultarlo todo... Había cambiado de tal forma el A su modo, claro, o sea muy inteligentemente, por-
ambiente, que me daba risa, parecían «nuevos ricos» que eso hay que reconocérselo a la Obra, son listos y
del periodismo. Tan liberales ellos, comenzaron una por eso más peligrosos. Sin protestas que a la larga
política clasista, ya no se podía hablar con el jefe. Era hubieran redundado en beneficio mío, haciéndole una
un señor muy importante... Lo había sido siempre. La propaganda que nadie hizo.
importancia no está en que los despachos sean sun- No, ellos actúan por lo «bajíni». Por ejemplo, recibí
tuosos. Me daba pena, porque estaba muy mal aconse- una carta de un español residente en Venezuela pi-
jado, lo comprendí, y se estaba apartando voluntaria- diéndome que le enviara el libro contra reembolso,
mente de los que habíamos sido leales con él. visto que su librero habitual en España le había dicho
Todo aquello no hubiera sido motivo para irme, ne- que no se encontraba... Sin comentarios.
cesitaba el dinero, las cosas como son; pero hay otras Carta que conservo para quien quiera comprobar la
más importantes para mí que eso. veracidad de lo que digo. Es posible que extrañe un
\ poco este afán mío de demostraciones, pero he aprendido
Sólb una persona, a la que le estoy muy agradecida, la lección. A mí no me vuelven a decir que miento. La
se acordó de mí y me dio trabajo; me sorprendió porque Obra no protestó públicamente, pero particularmente
le conocía muy poco, siempre ocurre lo mismo, siempre recibí cartas diciéndome todo... entré ese todo iban in-
vienen las ayudas de quienes menos esperamos y a cluidas las acusaciones de falsedad. Cartas que también
quienes nada hemos hecho que se pudiera pensar que guardo, claro...
había una correspondencia mutua. Un agradecimiento Recibí asimismo llamadas telefónicas, ésas no las
por algo... Nada. Me he estado refiriendo a Victoriano puedo enseñar, lo siento... Hablo de miembros del
Fernández Asís. De cómo se portó conmigo guardo un Opus completamente desconocidos, pero dado lo im-
recuerdo entrañable, creo que nunca supo lo agrade- portante que es para ellos el voto de obediencia, no
cida que le estaba, por eso quiero, desde aquí, decírselo. puedo creer que las escribieran motu propio, sin con-
Exceptuando a Fernández Asís, nadie me publicó sultar al Superior inmediato...
nada durante esos años, es la pura verdad. Como es natural no hice ningún caso. En el libro-
Eso sí. Eso encajaba con la manera de actuar de la encuesta no había ninguna falsedad, si pequé de algo,
Obra. Un amigo, antiguo miembro de ella, me había fue de omisión y eso lo sabe Dios, porque es la pura
contado algunas de sus «mañas», y sí, aquello estaba verdad.
dentro de la línea de acción del Opus. Que entonces aún persistía el miedo me lo hizo ver
Lo esperaba. Sabía a lo que me había expuesto, ni un periodista de TV que vino a hacerme una entrevista
me preocupó. Conocía el precio que tenía que pagar a casa.
por mi «osadía»; por no asustarme y por tener sangre Todo preparado, focos y demás jaleo armado en la
aragonesa, que es lo mismo que decir que nada ni nadie habitación, comenzó el diálogo, a una pregunta del
me «apearía del burro» y continuaría hasta el fin, como periodista contesté quién fue el primero que respondió
así fue. a mi encuesta. Oír el nombre de Fraga Iribarne y
No olvidaba ningún día mi pequeña y particular mandar cortar fue todo uno. Me quedé estupefacta y
«Cruzada». Pesaba mucho aquel deseo mío de defender un poco en broma le pregunté si es que no se le podía
un poquito, según mis pequeñas fuerzas, a Dios. nombrar... Nervioso y muy serio, me contestó que él
no tenía ganas de líos, que los «otros» podían volver y
Pero no paró la cosa sólo en eso, no. Una vez permi- que él no quería jugarse el «cocido». Tanto idealismo
tido el libro y ya en las librerías, comprobé, por un me emocionó.
lado, que existía el miedo todavía, como ya he antici- Pero no se puede pedir idealismos a quienes tras
pado, y por otro, que le ponían «zancadillas» a ¿Por rllos hay una familia que sostener; lo grave no era aque-
qué no es Vd. del Opus Dei? j a falta de ideales, lo malo, y mucho, era que una orga-
182 DIOS DENTRO EN EL HOTEL PALACE NACE UN LIBRO 183

nización que llevaba el Nombre de Dios inspirara esos Boby Deglané, precisamente desde Radio Madrid, era
miedos... todo un dato. Sólo él me hizo una entrevista muy va-
liente y encima él mismo leyó íntegra la contestación
En mi libro-encuesta muchos la comparaban con de Fraga Iribarne, además de ponerle por las nubes
la masonería; yo no veía justa aquella comparación, con cuanto dijo de él y su persona.
porque los masones no engañan con el nombre de Dios, Ahora parece que no tiene importancia, pero en 1974
no juegan a lo que no son. El que entraba en la maso- hablar de Fraga Iribarne era una valentía, yo lo igno-
nería sabía lo que hacía; la mayoría de los miembros raba, pero me di cuenta de ello, y no sé, en realidad,
del Opus estaban engañados... Desconocían la realidad por qué ocurría aquel para mí extrañísimo fenómeno...
oculta de aquella Obra piadosísima. Compararla con los Entonces, indudablemente, era «tabú».
masones era ofender a los masones...
Sé que por sólo haber dicho esto se me considerará, Eso sí, hubo un periodista que no era del Opus,
si no masón, simpatizante de ellos. Que piensen lo que claro, si no no hubiera obrado como lo hizo, que se ocupó
les dé la gana, pero sostengo lo dicho, no se les puede mucho de mí hablando del libro pestes, poniéndolo
comparar porque son muy diferentes cosas. verde y ensañándose conmigo, hasta sacó a relucir mi
separación, que no sé qué tenía que ver en el asunto...
Y respecto a aquel periodista tenía que haberme Lo único que me molestó de él, fue la falta de respeto
dado cuenta la clase de persona que era al haberse a las personas que hicieron posible el libro, nos llamaba
sorprendido tanto, cuando llegó a mi casa de que tu- como si fuéramos un conjunto pop: «Evangelina y sus
viese plantas... Estaba hecho un lío el pobre, no deslin- muchachos...». Sin comentarios, ¿para qué? Sólo uno,
daba términos y por ello no hizo otra cosa que repetir, como me hizo aquella sensacional crítica en los perió-
al ver las plantas: «Mira, mira, con su aire de infeliz y dicos del Movimiento, pues la leyó toda España.
sus plantitas lo que ha hecho...» Cada vez que repetía ¿Por qué se ensañó conmigo de aquel modo? No lo
aquello yo me sentía como una asesina de viejecitas sé. Creía que no le conocía y le confundí con otro escri-
que luego tenía aquella «debilidad» por las plantas... biéndole una carta amable y dándole muestras de una
¿Era para tanto lo que había hecho? Indudable- amistad que no merecía. Cuando descubrí mi equivoca-
mente para su mentalidad, sí... ción, ya era tarde.
No tengo que aclarar que aquella entrevista nunca No le guardo ningún rencor, se lo demostré cuando
salió a antena... ¿Continuaba el miedo en TV o una le vi y me di cuenta de quién era y de mi equivocación.
«mano misteriosa» intervino? Creo más lo segundo. Me dijeron que era gallego, eso me sorprendió des-
Pero nunca lo supe a ciencia cierta, porque nada se agradablemente, nunca me había ocurrido algo pare-
me dijo, ni una disculpa amable, ni nada, de nada. cido con un gallego. No conozco la causa, pero mis me-
Comprendí que aquel periodista tenía sus razones jores amigos todos son y han sido de Galicia. Que me
para aquel miedo. fallara un gallego era algo que de veras sentía. Uno de
esos amigos incondicionales y gallegos de los que ha-
Más lo comprendería al comprobar que sólo tres blaba, me sacó del error furibundo. Casi estaba ofen-
periodistas gráficos se ocuparon de mi libro, dos muje- dido de que se pensara que era de su tierra aquel señor...
res y un hombre. Y de esos tres, una de las mujeres Me hizo reír mucho.
no era española... Los otros dos eran dos valientes, Respiré tranquila, porque eso me preocupaba más
porque ni tenían nombre en la profesión, ni se podía que la crítica feroz que me hiciera en la que se traslucía
pensar que nadasen en la abundancia, por supuesto un cierto partidismo, indudablemente algo le habían
con familia detrás que mantener y jugándose aquel dicho de mí o algo le hice sin darme cuenta, porque en
«cocido» que tanto preocupara al de la «Tele». todo su escrito había un ataque personal a mí, no al
En las diferentes emisoras madrileñas de radio, sólo libro.
184 DIOS DENTRO
EN E L HOTEL PALACE N A C E U N L I B R O 185

Cuanto he contado de mis amigos gallegos es cierto,


que NO HABRÍA HECHO NADA DE AQUELLO.
creo que a todos nos pasa, que descubrimos amistades
en ciertas regiones y enemistades en otras; no quiero No compensaba tantas preocupaciones, tantas dudas,
hablar de las enemistades, pero toda persona que se ha tanto trabajo para lo que iba a cobrar... ¿Queda claro?
portado mal conmigo o me ha hecho un daño era de una Es una pena tener que sacar a colación el dinero en
determinada región de España. Es curioso y no sé a un libro espiritual como éste, pero no hay más remedio.
qué se debe, igual que me pasa con los gallegos me ocu- Porque se me acusó de tantas cosas, Dios mío...
rre con Cataluña, los mejores amigos que he encontrado
han sido también catalanes. Eso ya le ocurrió a mi Para acabar de una vez por todas con el asunto
padre, que decía que si no fuera porque por su trabajo Opus y aunque peque de reiterativa, quiero que quede
tenía que estar en Madrid se iría a vivir a Barcelona. bien claro que: Nunca tuve nada particular contra el
Al final de su vida, planeaba, si se curaba, irse allí Opus Dei, como Asociación de Fieles de la Iglesia. No
definitivamente. tengo que aclarar a qué sector del Opus iba dirigido
mi libro.
Si me puse a investigar sobre el tema. No fue nada
A pesar de que nadie hablara del libro y no se le
agradable para mí, y repito que sólo me movió un deseo:
hiciese propaganda, el pobrecito se la hizo solo porque
defender a Dios.
se vendió muy bien y todavía se vende. Es curioso
observar cómo sube la venta cuando se corre un rumor No era justo que se le diera Su nombre a una aso-
de la posibilidad de que los «tecnócratas» vuelvan... ciación que donde más brillaba era en las finanzas y
en la política.
Se habló mucho de que era fácil ganar dinero ha-
Muy bonito lo de llegar a Dios a través del trabajo
ciendo un libro a costa de los demás... NO GANE MU-
cotidiano, pero eso no es una exclusiva de ellos, eso lo
CHO DINERO, nunca me ha movido el afán del dinero
debemos hacer TODOS. Tampoco era una idea origi-
a nada. Menos un libro, que si lo hacía era en conciencia.
nal, Pablo nos dio el ejemplo naciéndolo siempre, hasta
Es difícil de creer, lo comprendo. Pero el lector de éste,
que, preso en Roma, no pudo. Pero Pablo no hizo polí-
por serlo, ya tiene que pensar de diferente modo y
tica ni jugó a la bolsa... Pablo trabajó siempre, porque
por eso a él le digo la verdad de todo ello, que nunca
así lo quiso, porque creyó que así debía de ser; pero
he esgrimido en mi defensa cuando se decía aquello,
Pablo predicó una doctrina, por otra parte, muy dife-
entre otras cosas porque, como vengo diciendo, el «qué
rente a la que ellos defendían. Después, Teresa de Jesús
dirán» ya no me hace ningún efecto.
ya había dicho aquello de que «Dios estaba en los pu-
El que se vendiera mucho no quiere decir que co- cheros». No descubrían nada.
brara yo mucho dinero. En el libro digo que lo edité yo
por mi cuenta, porque la persona que me dejó el dinero Todos nosotros podemos encontrar a Dios en nues-
no quería figurar. Yo no tengo un céntimo, ¿cómo iba tro trabajo cotidiano, porque Dios es TODO y llegar a
a editar un libro por mi cuenta? El, una obligación de todos, no sólo del Opus.
La persona que me lo dejó no quería figurar, pero
sí cobrar, como es lógico. En una palabra, yo me llevé Luché y sé que tendré que seguir luchando, pero
igual que con cualquier otro libro, el diez por ciento, no me importa. La Causa, merece la pena.
pero trabajé mucho más y no le aconsejo a nadie que Sólo he querido explicar ampliamente lo que me
lo haga. Hice las veces de editora sin conocer el asunto. moviera a escribir aquel libro-encuesta en 1970. Y sin-
He aprendido, ahora sabría hacerlo muchísimo mejor, ceramente, de no haberlo considerado una obligación
pero entonces no tenía ni idea. Tuve que buscar la moral, hubiera preferido no escribir estos dos capítulos,
imprenta, escoger yo el papel, estar todos los días en la porque han sido los más molestos y desagradables de
imprenta pendiente de todo. La verdad, si no hubiera todo el libro.
sido por lo que me movió a escribirlo, desde aquí aseguro
CAPITULO xvm

13 DE AGOSTO DE 1970

Todo continuaba lo mismo. Seguía con mis visitas


y haciendo la misma pregunta. Había visto ya a muchas
personas, pero tenía muy pocas contestaciones.
Un amigo de toda ía vida me propuso por aqueiios
días de agosto un plan: Podíamos irnos a San Sebastián,
donde él tiene una hermana casada, muy amiga mía
también. Allí encontraría a la mayoría de las personas
que por el veraneo no estaban ya en Madrid, de paso
podría también probar suerte a ver si conseguía alguna
contestación de personalidades guipuzcoanas.
Si el plan no salía bien del todo, al menos habría
descansado un poco. Siempre resulta un descanso cam-
biar de ambiente, aunque se siga trabajando. Viviría-
mos en casa de su hermana, si no surgía algún incon-
veniente.
Mientras José Mary exponía sus ideas, yo pensaba
que también podría visitar al Padre Rubio si hacíamos
aquel viaje y contarle en el jaleo que me había metido,
comentando con él las impresiones que iba sacando de
todo ello.
Le había hablado mucho a José Mary del Padre y
le dije que si hacíamos al fin el viaje, se lo presentaría.
Le gustó la idea, pero para ser sincera, a mí no se me
escapaba que lo que de verdad le hacía ilusión era ver
a su hermana Malén por la que siente un cariño en-
trañable.
Mientras hacíamos aquellos planes, otra amiga es-
taba con nosotros; me había estado ayudando, como
188 DIOS DENTRO 1 3 DE AGOSTO D E 1970 189

José Mary, en el libro-encuesta y yo comprendí que el Fuimos los tres a su despacho de psicología en Mun-
viaje la ilusionaba. En el coche había sitio de sobra, dáiz; después de un rato de charla me preguntó: «¿Te
pensé que el único problema que veía era si lo habría acuerdas de la «bruja» de Ulía?»...
en casa de Malén para tanta gente. Se encargó José ¿No me iba a acordar?..., con la de veces que había-
Mary de hablar con su hermana. Así lo hizo y, al fin, mos oído hablar en San Carlos a un famoso psiquiatra
todo se arregló como nosotros queríamos. de sus dotes paranormales...
Malén no significaba un problema, la conocía bien, «Pues la he conocido», me dijo el Padre con un
es de esos seres que no tienen nada suyo y siempfe están gesto de picardía.
dispuestos a hacer un favor al primero que llega- Quien ¿Cómo no? ¿Cómo iba él a perderse aquello? Me
me preocupaba era su marido, al que no conocía; temía habló muy bien de ella, de sus fenómenos paranormales
que pensara que éramos una panda de aprovechados al y como persona. Me dijo que era una mujer que valía
presentarnos en su casa sin que nadie nos hubiera mucho.
invitado. Luego comprendería que no había motivo «¡Ah!, pues yo la tengo que conocer», exclamé im-
para pensar aquello y vería la calidad humana del pulsiva.
marido de Malén. El Padre dijo que antes tenía que decir misa, que
Había una pega más. Además de mi perra, mi fiel si esperábamos iríamos luego a Ulía. Nos encantó la
compañera que ya ha muerto, tenía entonces un gatito idea a los tres.
siamés. No los podía dejar en Madrid, pues en aquella Yo estaba deseando conocerla y no me decepcionó
época ya vivía sola y no se quedaba nadie en Ja casa. nada. Todo lo que le oímos a aquel médico de San Car-
Carmen y yo resolvimos el problema, que bien pensado los y lo que me adelantó el Padre se quedó corto ante
no era tal, el gatito y mi perra estaban muy acostum- la realidad.
brados a viajar conmigo y por consiguiente, lo estaban Nada más llegar y sin que nadie le hubiese adelantado
al coche. Si veíamos que en casa de Malén no eran bien nada, yendo tres personas con el Padre, después de sa-
recibidos, podrían dormir perfectamente en él, ya lo ludarle de lejos con la cabeza, se me quedó mirando fija-
habían hecho otras veces. mente, él me dijo por lo bajo: «Ya te ha visto»; luego
De modo que todo resultó, el 12 de agosto nos po- aconsejándome que me callara, nos acercamos a ella,
níamos en marcha camino de San Sebastián todos muy el Padre le pidió que dijese lo que «había visto» en mí.
contentos. Ella se disculpó al principio con que tenía mucho tra-
bajo, por otra parte era cierto, pues al ser verano el
No sabía yo bien qué me esperaba allí, pero debí merendero que atendían su hermana y ella estaba lleno
«intuir» algo porque estaba muy alegre de hacer ese de gente. Eran las dueñas, digo eran porque no estoy
viaje que en realidad representaba una buena paliza segura de que sigan teniéndolo, entonces lo eran y todo
para mí; los otros dos no conducían, y en realidad sólo lo hacían las dos solas.
pensábamos estar en San Sebastián como mucho cuatro Nos sentamos en una mesa los cuatro, en uno de los
días. momentos que pasaba cerca de nosotros el Padre vol-
Lo hicimos de un tirón y por la noche ya estábamos vió a insistir para que hablara, nos costó bastante, pero
durmiendo prontito en casa de Malén; Carmen y yo terminó sentándose con nosotros, el Padre volvió a pe-
lo hicimos en una habitación con la perra que se había dirla que dijera lo que estaba «viendo» y lo que «veía»
ganado a toda la casa con su simpatía y con el gatito, era mi vida, toda mi vida. Dijo todo lo que me ha su-
que habíamos metido «de contrabando», pues a mí me cedido, describiendo incluso cómo eran física y moral-
dio vergüenza decir que lo llevaba... mente ciertas personas que habían influido en ella.
El 13 de agosto, por la mañana, hablé con el Padre Añadió que en ese momento estaba haciendo un trabajo
Rubio, quedando en que iríamos a verle por la tarde, que «no era el mío» (estaba con el libro sobre el Opus),
cuando él hubiera acabado su trabajo. que lo tenía que hacer, pero que luego volvería a lo
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verdaderamente mío que era de tipo filosófico-religioso. Según avanzaba la misa sentía como si fuese la
Que lo que tenía entre manos era sólo transitorio. primera vez en mi vida que asistiese a una. Todo me
Bueno, y dijo muchas cosas que ya han pasado, resultaba diferente, extraño, desconocido para mí que
otras están ocurriendo ahora precisamente. había sido de comunión diaria...
No se trataba de la nueva casulla. Antes, al reves-
Antes de ir a Ulía fuimos a la capilla, como había- tirse en la sacristía, las había estado viendo todas, nos
mos quedado, para que el Padre dijese misa. Al bajar, co- las había enseñado él y me habían gustado muchísimo,
mo quiere mucho a los animales, quiso ver a los dos des- haciéndome una sensación muy buena porque me recor-
graciadillos que, pacientemente, esperaban en el coche. daban a las túnicas de los primeros cristianos. Me pare-
Mientras se revestía para la misa le preguntó a ció muy acertado el haber prescindido de las anteriores.
Carmen si pensaba comulgar. Como si me hubieran pi- Con las antiguas casullas siempre me pareció que iban
sado un pie salté yo exclamando: «Yo no voy a comul- disfrazados, aquéllas eran más lógicas y sobre todo no
gar, ¿eh?» El Padre me contestó sonriendo como siem- daban la sensación falsa que, al menos a mí, me produ-
pre: «¿Te he preguntado a ti algo?» jeron siempre las otras, tan ostentosas...
Me quedé un poco confusa, aquella salida mía la La capilla también me impresionó favorablemente
verdad es que no venía a cuento. No era necesaria... en su sencillez total. Pero tampoco se debía a la capilla
Había llegado al convencimiento de que Jesús era aquella sensación extraña que sentía entonces. La co-
la fuerza cósmica del Padre hecho hombre, creía en El nocía perfectamente de viajes anteriores. Todo el am-
como Dios, pero de eso a practicar la religión había un biente me gustaba, es cierto, pero no era él el causante
abismo, porque precisamente en lo que no creía era en de lo que sentía en aquellos momentos.
las religiones, en ninguna. Quería tener capacidad para poder describir mis
No iba a misa porque no encontraba en las iglesias sentimientos, poder de algún modo transmitírselos al
a Dios, sencillamente. Yo Le encontraba junto a nú lector. Pero como Teresa, me considero incapaz. Como
siempre, en mi habitación a solas conmigo misma, que no me ayude Dios...
es estar a solas con El. En el silencio estaba El. Le oía. Cuando llegó la Consagración, ocurrió algo que yo
En las iglesias no le encontraba, por más que había considero de tipo casi milagroso. Miré al Padre y me
intentado buscarle en ellas. pareció que se le habían cambiado las facciones. Tenía
Aquel día cuando el Padre empezó a decir la misa una expresión que nunca había visto en él, estaba lleno
sentí una sensación extraña... de Luz. Se había transfigurado...
Antes quiero transcribir una frase de Teresa de Cuando minutos después se disponía a dar la co-
Jesús que me impresionó, porque yo había pensado mu- munión a Carmen y a José Mary, una fuerza superior,
chas veces lo mismo que ella escribiera en Las Moradas, que no venía de mí, me hizo decir muy bajito:
y que en este momento es justo lo que siento yo: —Yo, también...
«Plega a El, que acierte yo a declarar algo No sé qué ocurrió. No lo puedo explicar.
de cosas tan dificultosas; que si su Majestad Al Padre le tembló ligeramente la mano cuando me
y el Espíritu Santo no menea la pluma, bien dio la Sagrada Forma. Comprendí cómo había pedido
sé que será imposible.» que llegase ese momento...
Cuando el Padre empezó la misa, sentí una sensa- Después de recibir la comunión me eché a llorar.
ción extraña que no pude definir en el momento, era No sé cuánto lloré. Terminó la misa y yo continuaba
algo que no entendía, de pronto el Padre me parecía llorando. El Padre aconsejó a mis amigos que me deja-
un desconocido. sen sola y se fueron con él a la sacristía.
Había algo diferente en él del Padre Rubio habitual. ¿Qué había ocurrido?
No lo puedo explicar bien, fue una sensación tan sólo. Es imposible explicarlo con palabras. No existen
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las necesarias para definir un sentimiento que me venía lo comprendo todavía, creo que nunca lo llegaré a
de lo más profundo del alma. comprender, aunque admita porque es así, que Dios
Nunca lo había sentido antes. Era nuevo para mí. puede hacer lo que quiere con quien quiere, como dice
Oí hablar y leí sobre casos tocados por la Gracia de Juan en palabras del propio Jesús, cuando Pedro Le
Dios. Nunca lo había entendido demasiado, pero sabía pregunta si Juan morirá o no: «Así Pedro vio a éste,
que ocurrían, que podían ocurrir. Pienso que eso debió (Juan), dice a Jesús:
de ser lo que yo sentí: la Gracia Divina. »—Señor, ¿y este qué? —Dícele Jesús: Si quiero que
Cuando vi al Padre transfigurado no debió de ser al él quede hasta que yo venga, ¿qué a ti? Sigúeme tú».
Padre a quien vi. Indudablemente a través de él estaba Lo acepto, pero no lo comprendo, supongo que todos
viendo al Espíritu Santo, a un espíritu purísimo. Pienso los que en un caso parecido al mío, luego han notado a
que él con su infinita fe y amor se unió en espíritu a Jesús como yo Le noté aquel día, se habrán hecho la
seres muy Superiores. misma pregunta. Pero en mi caso no lo entiendo, por-
que si alguien no merecía aquel inmenso favor, era yo.
Cuando se lo dije me pidió que me callara y no «di- Comprendí que mi deuda era inmensa... Nunca haría
jera tonterías»... lo suficiente para pagar aquel inmerecido favor que
Como yo sabía que no las estaba diciendo, insistí El quiso ofrecerme...
y lo he hecho después, muchas veces. Siempre me ha Al principio lloré y no sé bien por qué, pienso que
respondido lo mismo, que sólo fue un vehículo, por eso fue la impresión de ver tan claramente lo sobrenatural
ahora lo explico así. De pronto he comprendido que de y de vivirlo en mí misma...; pero luego mi llanto fue
tanto repetírmelo casi me había hecho un lavado de cambiando y sí sabía entonces a qué era debido, de
cerebro, porque la primera impresión que yo tuve fue aquel primero pasé a un llanto amargo sin consuelo
que él, el Padre Rubio, se transfiguró. posible, porque recordaba todas mis ingratitudes, todo
Como las primeras impresiones yo las considero lo que había hecho y dicho contra María, veía tan grande
importantísimas, y como lo otro no era más que una mi falta que no tenía consuelo con el perdón, porque
elaboración mental suya que en su exceso de modestia yo no me perdonaba a mí misma.
no quería reconocer lo que vi con mis propios ojos, No podía haber perdón para mí, aun ahora lo pienso
creo sinceramente que ocurrió en parte algo de lo que muchas veces. Por eso no podía concebir que se me hi-
él dice y en parte algo de lo que digo yo. ciese aquel inmenso favor a mí, precisamente a mí...
Sus sentimientos elevadísimos, en aquel momento, No era posible.
salieron fuera materializándose y yo los vi, cada uno Entonces fue cuando por primera vez en mi vida
obró de vehículo para el otro. Yo, sin sospecharlo lo fui, tuve una clarísima idea de la fuerza que tiene el Mal,
porque Jesús tenía que premiar aquella emoción suya de su gran influencia en nosotros durante esta existen-
ante mi vuelta a El, aquella constancia en pedírselo y cia, de lo que era capaz de hacer en las almas el espí-
aquella fe en que Le escucharía. Yo vi cómo su cara ritu del mal...
tomaba una expresión distinta a la habitual, era él y En aquellos momentos pasaron por mi mente los
no era él, a través suyo yo veía algo más que al Padre años equivocados de mi vida, todas las barbaridades
Rubio y a través mío él vio el amor que le tenía Jesús..., que dije contra María y vi con claridad meridiana que
cómo le había escuchado. sólo dominada por el espíritu del Mal podía haberme
Era un grandísimo favor que se nos hacía mutua- ocurrido algo semejante a mí, que si había amado a
mente. Lo entendí muy bien, pero..., ¿por qué a mí? alguien en mi vida con todo mi corazón había sido a
El Padre se lo merecía, pero..., ¿yooo? Ella, a María...
Yo no me merecía nada. ¿Por qué a mí? Recordé mi angustia de niña cuando le rogaba con
Esa pregunta me la haría muchas veces y se la aquella fe de saberme escuchada, que si la vida me
haría al Padre muchas también. No lo comprendía, ni alejaba de Ella, Ella no se alejara de mí... y cómo escu-
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chó mi petición, cómo premiaba el amor que La tuve, atacaría a mí, cuando no estaba haciendo otra cosa que
cómo, Dios mío, pagaba mis ofensas, devolviéndome atacarme con aquellos pensamientos que encerraban lo
todo Su amor a cambio de ellas... No había consuelo mismo, una inmensa vanidad, ¿qué otra cosa podía ser
para mí. Qué asco sentí de mí misma, Señor... que soberbia y vanidad aquel convencimiento de mi
Recordé la época del colegio, cuando Le pedía inmunidad?
aquello, recordé mi angustia y comprendí que entonces Cuanto más lo pensaba más claro lo veía todo. No
ya «sabía», de algún modo, lo que fatalmente terminaría había consuelo para mí ante aquella estúpida vanidad
ocurriendo. de haberme creído superior... ¿Por qué? ¿Qué había
Por primera vez se me ocurrió pensar aquello. Luego hecho yo para ser diferente a los demás mortales? ¿Por
lo he pensado muchas veces. Se me ocurrió que todos qué aquel sentirme tan segura si almas mucho más
conocemos parte de lo que nos va a ocurrir en esta vida, superiores que la mía se habían visto atacadas por él...?
de pequeños lo recordamos y luego se nos va olvidando Había sido una merecida y gran lección y la aprendí
aparentemente, pero algo de todo ello queda flotando bien, es cierto, pero no me consolaba el haberla apren-
en nuestra mente, lo rechazamos como recuerdos y lo dido porque veía las faltas cometidas con cristales de
llamamos «presentimientos», «corazonadas»... Y ahora aumento y el que Ella me perdonara no me consolaba
se incluye entre los fenómenos paranormales. Creo que de haberlas cometido.
no es ningún fenómeno paranormal. Esos «palpitos», Es bien cierto que no hay mayor infierno que nues-
esas «corazonadas», pienso que sólo son reminiscencias tra propia conciencia, ni juez más inflexible que ella.
de algo que supimos. Comprendí también que no nos podemos vanaglo-
riar absolutamente de nada y menos de que eí espíritu
Volviendo a mi llanto de aquella tarde de agosto, del Mal no nos puede atacar, como yo pensaba. Me di
me parecía entonces mentira que alguna vez hubiese cuenta de qué medios se vale... y de que nada podemos
negado a María, pero lo había hecho, no era mentira. solos. Nada más nos podemos librar de él con la ayuda
No había escusas esta vez. Nada podía alegar en mi de Jesús y de María, sobre todo de Ella, que con Su
favor, todo lo que dije e hice lo había hecho y dicho espíritu femenino siempre está dispuesta a ayudarnos
conscientemente, y yo sabía y era lo que más me ator- de su mortal enemigo.
mentaba entonces, que mayor era el daño que había Yo sabía que igual que se puede recibir inspiración
hecho a otros. ¿Cómo se me podía perdonar? Nada. del Bien, se puede recibir del Mal. sabía que usaba los
Absolutamente nada había que me justificase a mis mismos caminos para conducirnos a diferente meta, todo
propios ojos. lo sabía y había caído.
Sólo la fuerza del Mal podía haber hecho aquello... Vi la fuerza tan grande que tiene la vanidad, su
Comprendí mi infinita soberbia al suponer que yo inmenso poder, por lo tanto el gran peligro que repre-
La quería más que a nadie, estando convencida como sentaba, se dice que este mundo lo mueve el dinero, yo
lo estuve de que mi amor era superior al de los demás. creo que quien de veras lo mueve es la vanidad. Esto
Comprendí también que entonces ya estaba intervi- se lo había oído decir muchas veces a mi padre y hasta
niendo el espíritu del Mal. «Lobos con piel de cordero», entonces no me di cuenta de la razón que tenía.
había dicho Jesús, pero también los pensamientos que Y el peligro de la vanidad estriba en que como nos
más nobles creemos pueden estar disfrazados de sober- ciega nos lleva donde el Malo quiere sin que nos demos
bia, como me ocurrió a mí. cuenta, sin nosotros mismos verlo...
Comprendí, en fin, que había olvidado al diablo
cuando más cerca le tenía. En realidad nunca había Ahora sabrá el Padre Rubio por qué lloré aquel día.
pensado en él ni para negarlo ni para afirmarlo, nada, No se lo pude decir por dos motivos: no estábamos
no pensaba en él por lo mismo, por vanidad y soberbia. solos y como ahora me ha ocurrido también entonces
Tenía un convencimiento absurdo de que nunca me me costaba mucho el hacerlo, porque era un gran sufrí-
196 DIOS DENTRO

miento que ahora he vuelto a vivir al recordarlo, pero


era mi obligación. Tenía que contarlo porque me había
prometido a mí misma Sinceridad, Seriedad y Verdad
en todo cuando empecé a escribir este libro.
También me ha costado hacerlo porque es muy difícil
escribir sobre una vivencia nunca compartida con nadie
por eso, por lo difícil que era hablando expresar lo que se
sentía. He intentado hacerlo, he puesto toda mi alma
en ello. Espero que algo de cuanto sentí se habrá tras-
lucido a través de mis palabras y que alguien lo habrá
CAPITULO XIX
comprendido.

FRANCISCO DE ASÍS

«Mas el que ignora, ignore».


Pablo. Corintios 13.

Desde que comprendí la importancia del Silencio,


de cómo se puede hallar en él todo, comenzó el com-
prender; una cosa me llevaba a otra, casi sin yo sen-
tirlo. También empecé a «saber» cosas que luego ocu-
rrían. De algún modo el Espíritu Santo quiso de nuevo
favorecerme, y me concedió lo que Pablo llama el don
de la profecía.
No siempre, claro; pero cuando El quiere, puedo
adelantarme a los acontecimientos. De sobra sé que no
soy yo.
Al principio me asusté, ¿a qué negarlo?; luego, al
releer la Epístola de Pablo, 1.a a los Corintios y volver
a leer su Cap. 14 sobre los dones espirituales y cómo
él hace tanto hincapié precisamente en el don de profe-
tizar, aconsejando incluso que se procure, me tranqui-
licé.
No hablo casi de ello porque no se entiende bien,
la gente confunde las cosas. Tampoco me voy a exten-
der sobre este tema aquí, sencillamente lo menciono
porque es un don más que recibí y que no creo merecer.
Muchas de las cosas que han ocurrido en España, yo
las escribí en junio del año pasado... (1975). Bien enten-
dido que en este caso sí que dirigieron mi pluma, como
pedía Teresa al escribir, materialmente lo hice yo sola.
No se trata de mediumidades, escritura en trance, ni
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nada de esos líos, no; solamente escribí conscientemente la ciencia humana como hemos venido haciendo hasta
algo que me inspiraban. Creo que eso lo podrían hacer ahora.
muchas personas si se dejasen llevar por esa fuerza Nada sabemos en realidad sobre el animal, sólo
especial que te hace pensar algo en apariencia imposible. que son inferiores en cuanto a nosotros en este mundo
Ya me había pasado cuando era pequeña, decía una y que, por consiguiente, están a nuestra merced, que
cosa sin saber lo que decía y parece ser que tenía bas- son indefensos y que no se puede hacer daño a un ser
tante sorprendido a mi padre, muy interesado siempre indefenso porque además de ser una cobardía es algo
por estos fenómenos. que no puede perdonar el Divino Creador de TODO LO
Ahora, como es lógico ante algo tan dado a la con- CREADO, porque son tan criaturas suyas como po-
fusión, además de no hablar de ello casi, todo lo escribo y damos serlo nosotros. Exactamente igual.
ciertas personas están enteradas, muy pocas. Se ha dicho que fue en Jesús un signo de humildad
Pero hay ocasiones que, por muy prudente que quiera el nacer rodeado de animales, más creo yo que fue un
ser, me es imposible, pues me oigo a mí misma diciendo deseo del Padre, desde luego simbolizando humildad...,
algo que ni se me había pasado por la cabeza, a alguna pero ¿no podría haber tras ese símbolo de humildad
persona determinada. Afortunadamente esto me ocurre algo más?, ¿no podría ser el aviso también de otra
pocas veces. Lo que sí me ocurre y no me importa, por- cosa?, de que ¿quitando José y María sólo ellos fueron
que nadie se da cuenta más que yo, es estar hablando dignos de estar allí?...
de algo que no entiendo con alguien y oír la aclaración Podría ser lo que se ha venido diciendo, pero ¿por
de todo a mí misma. Según lo voy diciendo lo voy com- qué no también un mensaje oculto para aquellos que
prendiendo, el interlocutor piensa que cuanto sé, afor- tuvieran capacidad de entender?
tunadamente no puede atacarme la vanidad, yo sé Y luego, ya Jesús consciente de todo, cuando co-
muy bien que no lo sabía antes de decirlo. mienza el principio de Su fin en esta Tierra, cuando se
Más tarde, pasado algún tiempo, comprendí algo encaminaba hacia Su otra vida, la Verdadera, comienza
que quizá choque al leerlo por primera vez, sobre todo todo entrando en Jerusalén a lomos de un borriquillo.
si nunca se nos ha ocurrido antes; dejando a un lado Más cerca de El que ese animalito, nadie...
las ideas «establecidas» e intentando olvidarlas es fácil También se ha dicho que fue otro símbolo de hu-
llegar a comprenderlo y si no a tanto como eso, sí a mildad, esta vez Suya ya, pero de nuevo me vuelvo a
pensar sobre ello como algo posible, que pudiera ser preguntar, y..., ¿si quiso decirnos algo más con ese
como yo lo «vi». gesto?
En realidad es tan sencillo como todo lo importante Es natural que al hablar de Ja proximidad del bo-
que no vemos en esta vida. rriquillo me refiero a la proximidad física..., es sólo un
Estoy convencida de que así como Jesús nos enseñó símbolo y por supuesto no quiere decir que nada de
a amar a nuestro «hermano hombre», Francisco de Asís lo expuesto sea así, sólo pienso que pudiera haber sido.
fue el encargado de terminar el mensaje Divino de No es necesario que sea exactamente como pienso
Amor a todas las criaturas, enseñándonos a amar al y que tenga yo razón porque hay otras muchas razo-
otro prójimo o próximo, que tan olvidado está: «al nes de peso y contundentes que fortalecen mi idea del
hermano perro»..., a] «hermano gato»... mensaje de amor que Francisco nos recordaba hacia
nuestro prójimo o próximo...
Francisco «vio» algo, comprendió aquel mensaje que
él debía dar a la Humanidad, recordándonos que amá- Porque de una cosa estoy convencida, los animales
semos a nuestra Madre la Naturaleza y a todos sus hijos, son algo más de lo que parecen. Están aquí por y para
«nuestros hermanos». algo, nada es gratuito. Todo es un Todo.
Los animales son en apariencia seres inferiores. En el Génesis lo vemos confirmado.
No podemos asegurarlo ni negarlo, dejando a un lado La catástrofe que se avecina y de la que nos habla
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Juan, no sólo será su causa las bombas de los hombres, Han sido mucho más generosos que nosotros, sin pedir,
pues igual que en tiempos de Noé, Dios está tan arre- quizá por eso no saben hablar, nos lo han dado todo,
pentido como entonces al ver que: «la malicia de los algunos hasta sus propias vidas.
nombres era mucha en la Tierra, y que todo designio Cada uno de los animales, según su naturaleza, nos
de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo han intentado ayudar siempre, y..., ¿cómo les hemos
solamente el mal», en. Cap. 6 Vers. 5. pagado? Desde quemarlos en la hoguera, ¿por qué?
La catástrofe que se avecina será el clamor de la Algo muy superior tenían esos animalitos que murieron
Naturaleza toda. Se volverá contra nosotros. No se como Servet... Quizá, como él, intentando avisarnos de
puede destruir la Creación Divina, que es pura armonía, una gran verdad.
así como así, más desobedeciendo la ley Natural y la Desde quemar en la hoguera a unos, a moler a
Ley Divina. EL CREADOR cuando puso al hom- palos a aquellos que más fieles nos eran, el hombre,
bre en la Tierra, dijo: «FRUCTIFICAD, MULTIPLI- según ha ido avanzando en «civilización», se ha ensa-
CAD Y HENCHID LA TIERRA». Le dio una orden ñado más y más durante toda su existencia terrena con
de vida, exactamente lo contrario que el hombre hace el «hermano animal»... y Cobarde, sólo lo ha hecho con
que es destruir, asolar, matar... el más débil y que más intentaba ayudarnos...
Todo lo creado se lo dio al hombre para que lo so-
juzgara y fuera señor de ello. El señor no destruye, el Pienso que si esa gran incrédula que es la ciencia
señor cuida sus propiedades, las atiende y beneficia. y sobre la que no pensábamos hablar, admite, porque
Cuando el Creador piensa que el hombre está solo, lo ha comprobado y está demostrado, que las plantas
antes que a Eva crea a los animales diciendo: «Haré gritan cuando se las corta, luego sufren. Si hasta la
ayuda idónea para él»... gran incrédula lo afirma, ¿no hay en todo ello un aviso
Y crea a los animales como ayuda para el hombre. para que no podamos aducir ignorancia?; porque es
Ellos han seguido el mandato Divino, nunca se han interesante pensar cuando ha llegado la ciencia a esa
apartado de él, no han desobedecido, siguen intentando conclusión aplicando electrodos muy sensibles a las
ayudar al hombre... plantas que han hecho que se pudiera oír sus gritos
Pero el «hermano Hombre» en su soberbia infinita no sólo al cortarlas, también y es lo más impresionante,
no cree en nada. Comienza por considerarse superior... sólo con que se les acerque unas tijeras, luego tienen,
¿Cómo va a creer en el animal al que está acostum- además de sentimientos, alguna clase de inteligencia.
brado a verle inferior? ¿Cómo en su vanidad va a ver ¿Cuándo se ha llegado a descubrir todo esto?, repito,
que es como nosotros, otra criatura de Dios? ¿Cómo justo cuando «el hermano hombre» taja bosques en-
vamos a pedir que comprenda algo que no está a la teros, destruye campos, contamina ríos y mares; en
vista suya porque le ciega la soberbia? ¿Cómo entonces una palabra, cuando el hombre, ese ser inferior y li-
vamos a pensar que pueda creer en la existencia de otros mitado, destruye la Gran Obra del Creador para, en el
mundos y otros seres, si no puede intuir algo que tiene límite de su vanidad, crear él «sus obras»...
tan cerca? ¿Todo un Cosmos infinito creado por Dios Mucho antes de lo que pensamos se dejará oír el
para que en él sólo exista esta Tierra y este ser tan grito de la Naturaleza con todos sus hijos, «nuestros
limitado llamado hombre? hermanos los animales», pidiendo Justicia al CREADOR
¿No es excesiva vanidad?... DE TODO, y la Voz de Dios se hará sentir a través de
Pienso que la Naturaleza, con sus magníficos bos- toda ella clamando y haciendo justicia.
ques, sus diferentes y maravillosas clases de plantas y Deberíamos meditar sobre todo esto...
todos sus animales serán luego nuestros fiscales... Y ese
luego no está muy lejano.
«Los hermanos animales» sólo han intentado ayu-
darnos, por su paso por la Tierra en sus cortas vidas.
CAPITULO XX

JESÚS

A partir de aquella tarde del mes de agosto en San


Sebastián, mi vida comenzó a tener otra razón de ser.
Era feliz con el reencuentro de todo lo perdido, de
todo lo olvidado.
Me sentía recién nacida y en cierto modo lo era;
había nacido de nuevo a la vida del espíritu.
Sabía que había que ser prudente y no «dormirse
en los laureles»... Tener siempre el aceite listo para mi
lámpara, que nunca me pillara desprevenida el Señor
de la casa. Y por supuesto no dejarme engañar por el
que se disfraza de tantas maneras... Era feliz, sí.
A veces, cuando acudían a mi memoria, mis faltas
pasadas me invadía una infinita pena, pena que sigue
lacerante cuando menos lo espero, al menor recuerdo
de aquel tiempo equivocado, pero lo que más me ator-
mentaba y me ponía furiosa conmigo misma era pensar
que el Malo me hubiese atacado de aquel modo, sin
darme yo cuenta.
Pero quitando esos momentos en que recordaba algo
que querría no haber vivido jamás, era muy feliz.
Ya no confiaba en mis fuerzas, había aprendido bien
la amarga lección, sabía que nada lo podía yo sola, en
cambio tenía una absoluta seguridad de que todo era
posible con la ayuda de Ellos.
Desde entonces todos los días Les pido, a Jesús y
a María, que no me abandonen, que nunca consientan
que me vuelva a engañar el Mal.
Quizá choque al lector todo esto en un mundo ma-
204 DIOS DENTRO
JESUS 205

terialista en el que nada ni nadie hace recordar cosas ñas y hasta fue condenado por ellas a muerte y muerte
en apariencia olvidadas, incluso «superadas». Lo com- de Cruz? Y... ¿no era humana esa ley eclesiástica?
prendo, porque igual hubiera reaccionado yo hace unos
años... Pero aunque parezca algo fuera de lugar y del Durante los años siguientes comenzaría a quitarle
tiempo en que vivimos, puedo asegurar que ocurrió importancia a cosas que hasta entonces tanta le había
tal como lo cuento, no hay fantasía, no se trata de dado.
ideas pasadas... Nada ha cambiado desde el principio ¿Por qué juzgué tan severamente a las mujeres de
de los Tiempos, todo continúa igual, si acaso serán la Iglesia?... No se podía juzgar a nadie. En aquel co-
diferentes en apariencia sólo los procedimientos, pero legio creían sinceramente que mi padre era un pecador.
los fines son los mismos. Y que el Mal domina esta No hubo mala fe por su parte al decirme que tenía
tierra, que es el Príncipe de ella, como dijera Jesús, creo que pedir mucho por él, por eso, porque era un pecador.
que no se puede dudar porque está a la vista de todos. Ignoraban el daño que estaban haciendo en una niña
Me daba cuenta entonces también, de que hasta lo incapaz todavía de entenderlas y justificarlas; no se
que parecía un mal había sido un gran favor que se me dieron cuenta de que no tenía edad para comprender
había hecho, haciéndome ver por mí misma lo limitadí- y mucho menos para disculpar.
simos que somos y eso consiguió hacerme mucho más Desconocían que, con sus palabras, aquella niña se
humilde. sentía avergonzada de su propio padre. En el fondo
era eso lo que no las había perdonado, sin yo darme
Como decía al principio, mi vida comenzó a tener cuenta.
otra razón de ser. Al hacerme mayor y recordar aquello me indignaba
Si hasta entonces había encontrado la explicación que habiendo tenido un padre al que sólo debía favo-
y contestación a todas mis dudas y preguntas en la res y digno de admiración por su sentido de responsabi-
Biblia, a partir de entonces ya no buscaría explicacio- lidad con los hijos, yo alguna vez hubiera sentido ver-
nes, ya no haría más preguntas. güenza de ser su hija... Sólo el recuerdo hacía nacer
en mí un rencor inmenso hacia quienes inspiraron aquel
Comenzaría a comprender, a comprender constante- innoble sentimiento. Ya sin considerar lo que era mi
mente. Cada recuerdo pasado que venía a mi mente padre humanamente, y lo importante que había sido
era para que comprendiese su significado y la mayoría su vida...
de las veces viera lo equivocada que había estado. Cada
Ellas desconocían que si él no me hubiera dado su
recuerdo tenía su porqué y su razón de existir.
apellido, como hacen muchos, yo hubiera sido una niña
Pensaría mucho en lo que había considerado injus- de asilo, pues mi madre nada podía hacer por mí, era
ticias en mi vida, comprendiendo cuánta vanidad ence- casada.
rraba el considerar como tales a cosas tan poco impor- Comprendía que no eran culpables, porque desco-
tantes. nocían cómo era mi padre en realidad, nada sabían
¿Cómo podía yo hablar de injusticias y sobre todo de él.
quejarme y juzgar, si Jesús vivió una constante injus- Desconocían la verdad de mi vida y yo, entonces
ticia durante los 33 años que estuviera entre nosotros? también, por eso aquel desconcierto mío...
Cada pasaje de la vida de Jesús me hacía ver mi Visto así, era lógico que pensaran como lo hacían.
gran vanidad, mi enorme soberbia. ¿Cómo pude que- No podían haber hecho ningún daño, aun cuando me
jarme alguna vez de nada, si El tuvo verdaderos moti- lo hicieran a mí entonces porque ignoraban que lo ha-
vos siempre y nunca se quejó. cían, no hubo mala intención y no fueron conscientes.
¿Qué importancia podía tener que una Ley ecle- Nada malo habían hecho. Si acaso juzgar sin conoci-
siástica prohibiese o no que los hijos naturales fueran miento de causa, pero eso no era cosa mía...
religiosos?; ¿no estuvo su vida regida por leyes huma- Me daba cuenta que en el fondo de todo ello, había,
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por mi parte, más rencor que otra cosa. Y no era por aquella noche en la sierra madrileña. Sólo fue una equi-
mí..., era por todo lo que oí sobre mi padre porque era vocación en la educación de la época que me tocara
muy injusto. vivir. Todavía no se conocía nada del mundo del niño,
En realidad todo lo que ocurrió en aquel colegio nadie pensaba que el niño pudiese sufrir con idéntica
fue que pudieron una vez más las «verdades» estable- intensidad que pudiera hacerlo un adulto, sólo estaba
cidas por los hombres, sin pensar que cada ser humano la diferencia en las motivaciones de uno y otro. Nadie
es un mundo indescifrable y desconocido para los otros pensaba que se daba más cuenta de lo que ocurría
seres humanos. en su entorno de lo que parecía.
También pudo más la obsesión del pecado del sexo, Y no vamos a echarle siempre la culpa a la política,
que las virtudes que pudieran haber rodeado aquel pe- si bien es cierto que después de nuestra guerra civil
cado, muy justificado ante Dios, porque hubo mucho hubo grandes equivocaciones de formación religiosa,
amor. aquello ocurría en plena República española y la per-
Igual que antes, en la Biblia encontraba justifica- sona que tanto daño me hizo, por otra parte queridí-
ción y respuesta para problemas indirectos, ahora en- sima para mí y muy buena siempre conmigo después,
contraba la razón de ser de todos los particulares en era profesora de Paidos, el colegio casi filial, por no
Jesús, en su paso por este mundo, en lo que El mismo llamarlo filial del todo, pues estaba impregnado del
vivió... mismo espíritu liberal de la Institución Libre de En-
Veía clarísimo que no podía juzgar a nadie, porque señanza y ella había sido educada en la Institución...
no fueron personas las que me hicieron el daño, no
fueron unas determinadas personas como hasta enton- Pensé cómo sólo recordaba las injusticias. ¿Poi-
ces había creído, sólo fueron instrumentos que Dios qué callaba u olvidaba que en aquella misma época
había utilizado en mi favor para fortalecer mi alma, había tenido cerca de mí con su maravillosa compren-
para forjarla... y que había sido así porque de otro sión y cariño a mi Fraülein Emma?, ¿por qué ese re-
modo todo hubiera resultado demasiado fácil, y cuando cordar sólo lo malo?, ¿por qué olvidaba las personas
se desea algo grande, hay que pagar en relación a su comprensivas que tanto bien me habían hecho?
valor. Lo que ocurriera en la sierra madrileña y que tanto
Y hasta aquellos momentos que tan injustos creí, recordaría luego, indudablemente fue un golpe grande
aquella Mano que dirigía mi vida suavizó el sufrimiento para mi psiquismo infantil, pero gracias a él conocí el
que pudieran causarme con otras almas que ponía en pecado y el perdón y como decían las Madres, fui la
mi camino con distinto fin. niña que mejor y más seriamente se prepararía para la
La infinita Justicia no podía dejar de hacerlo así Primera Comunión. Era cierto, no se engañaron. Me di
para equilibrar los platillos de la balanza. cuenta de lo que hacía y fui consciente a una edad en
que por regla general no se es...
Veía clarísimo cómo tras un golpe para templar mi
espíritu, llegaba a mí un respiro de paz espiritual en
forma de seres comprensivos que me demostraban que Había podido tanto mi vanidad y fui tan injusta
no todo era injusto conmigo, pero de eso no quería que decía y pensaba, convencida de ello, que del colegio
enterarme... religioso sólo malos recuerdos guardaba, cuando fue en
Recordé al sacerdote de Sevilla, aquél que me con- él donde aprendí a amar a María..., cuando fue en ese
fesara por primera vez, ¿había tenido todo el mundo la colegio precisamente donde La encontré por primera vez
suerte que tuve yo entonces? Generalmente por la falta y para siempre, pues como allí Le pedía, Ella ya nunca
de edad los niños no son conscientes ni del pecado, ni me abandonó. ¿Cómo pude decir que de aquel colegio
del perdón. sólo tuve malos recuerdos, si precisamente Ella acudió
Había llegado a la verdad de cuanto ocurriera a mí y me consoló con Su amor? ¿Cómo pude decir
JESÚS 209
208 DIOS DENTRO

qué no se lo hace. El niño es un ser misterioso que des-


aquello sin comprender que nada fue al lado de lo que conoce por completo el adulto. Su personalidad inson-
encontré para toda la vida? dable se «escapa» a la mente adulta. Desde luego hay
Todo, repito una vez más, lo veía claro y transpa- algo seguro. Si las «verdades» establecidas casi nunca
rente. Todo fue bueno para mí, pero estaba ciega, no son válidas con los adultos, con el niño no lo son nunca.
tenía «ojos para ver» y... no veía.
No, no fui una niña desgraciada en la infancia, por-
Tampoco quiero dar una idea de excesiva compren- que tuve algo que es lo que de verdad necesita el niño
sión; soy justa en lo que digo, porque cuanto he con- para ser feliz; mucho cariño, estaba rodeada de cariño.
tado de mi infancia que puede hacer pensar a cualquiera Fue al hacerme mayor cuando empecé a juzgar lo
que fui una niña desgraciada, no me hacía a mí el daño que yo creí injusticias.
que se puede suponer. Los niños son unos seres extra- Luego comprendería que aquélla había sido mi ma-
ños y para demostrar que no hay en mí un exceso de yor equivocación, mi gran error.
comprensión, quiero contar algo que hacía cuando era Juzgar y creer una desgracia todo aquello cuando
pequeña, para borrar toda idea de que me sintiese des- había tenido junto a mí siempre la maravillosa vivencia
graciada por mi vida anormal. No lo notaba, mi padre de Dios.
hizo todo lo posible porque mi infancia fuera como la ¿Cómo hablar de injusticia si aquella vivencia no
de todos los niños, y así transcurrió, aunque pueda me abandonó nunca, ni en los peores momentos de mi
parecerle extraño al lector. Yo no había conocido a mi espíritu?
madre y nunca me sentí desgraciada por su falta, hizo También mi equivocación había estado en impor-
las veces de ella, no sé si con creces, pero muy bien sí, tarme demasiado la justicia humana, sin recordar si-
mi madrina y hasta tal punto era indiferente ante algo quiera que era la misma justicia que condenara a Jesús,
que las personas mayores creen una verdadera pena, a Pablo, a Pedro...
que yo explotaba el «no tener madre». Sí, eso he dicho. También me importó mucho el «qué dirán». No sólo
«Lo explotaba para mi beneficio». Así como suena. In- cuando me separé, como creía, siempre me había im-
dudablemente yo debí oír a alguien compadecerme por portado, porque di importancia a los pensamientos y
no tener madre, no lo recuerdo, pero debió ser así, a las palabras humanas, que nada son y nada significan.
porque sí recuerdo en cambio que cuando estaba entre Lo veía ahora todo tan claro... Sólo podía hacer una
otros niños que no me querían dar un juguete o no me cosa: dar gracias a Dios constantemente por todo. Mi
admitían en su «grupo», yo, con gesto de desgraciada vida, toda ella había sido un continuo favor de Dios.
decía: «Claro, como no tengo mamá...» Era mano de El mismo hecho de haber tenido contacto tan pronto
santo, en el acto era dueña del juguete que quería y con la muerte lo fue, sabiendo lo que realmente era,
entraba en el «grupo» que deseaba. Explotaba el buen lo que significaba. Pude pensar, analizar y sobre todo
corazón de los niños, que indudablemente lo tienen, yo ver algo que muchos mortales tardan en comprender o
soy testigo de ello, pues ante aquellas palabras mías se no lo comprenden nunca.
decían unos a otros en la mayor de las consternaciones:
El verdadero nacimiento era la muerte porque ¡al
«Fíjate, no tiene mamá».
fin libre!, el alma nacía a Su Verdadera Vida y Natu-
Yo no sabía qué era «tener mamá», por eso ni la raleza.
eché de menos ni comprendía aquella reacción, sí, en E) cuerpo nada es una vez que ella se ha ido de él.
cambio, había comprobado que nunca me fallaba «el Si algo le había dignificado había sido el alma; ni
truco». Todo hay que decirlo y aquella niña que quizá siquiera es digno de respeto el cuerpo de un mortal
compadecían las personas mayores no sólo no sufría, por el hecho de que en algún momento fue la envoltura
sino que explotaba, porque había comprobado los bue- del alma.
nos resultados obtenidos con ello, el «no tener mamá»... No lo fue nunca porque ella nunca estuvo dentro de
Nada se sabe en realidad qué hace daño a un niño y
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él; el alma es aliento Divino, lo más puro que hay de mente... El Espíritu Santo no me abandonaría ya, lle-
Dios en nosotros. gando hasta mí Su Inspiración que me aclaraba cosas
Me daba cuenta de pronto de que lo que siempre que yo había creído inexplicables y que una vez acla-
había estado haciendo era algo de lo que me vanaglo- radas resultaban tan sencillas...
riaba de no haber hecho nunca. Hasta en el hecho de descubrir mi identidad judía
Siempre estuve juzgando. veía Su mano, tenía su motivo y clarísimo. Aquel estar
Sí, era cierto que nunca juzgué el porqué de los entre dos identidades que tanto me angustiara, era
hechos humanos, que desde muy jovencita no juzgaba para que comprendiese al fin que no hay más que una
a nadie porque siempre pensé del mismo modo, que verdadera Patria: el cielo. Todo lo de aquí no importa,
no sabíamos nunca qué había llevado a una determi- aunque mientras aquí estemos lo amemos como El lo
nada persona a hacer algo por lo que se la juzgaba, y amara.
que yo no sabía qué habría hecho en idénticas circuns- Comprendía que todo, desde un principio lo había
tancias. tenido claro, lo sabía desde hacía muchos siglos, pero
No mentí nunca al decir que comprendí a todo el lo había olvidado, no había llegado todavía el momento,
mundo, al menos intenté comprenderlo, poniéndome en ese momento en que se ilumina de pronto nuestra
el caso del otro, si aún así no lo entendía, entonces mente con la Luz del Espíritu Santo, ese momento que
tampoco lo juzgaba. a todos nos llega, como «las horas mágicas» y que tene-
Por eso había vivido convencida de que yo nunca mos que aprovecharlo bien. Todo estaba dentro de mí
juzgué, sin darme cuenta que no era otra cosa aquel misma, no tenía que buscarlo en ningún lugar, nadie
constante repetir mío: «Jesús no habría dicho eso...», tenía que enseñármelo, sólo tenía que pedir al Espíritu
«Jesús no habría hecho lo otro...». Santo que no dejara de inspirarme como lo estaba ha-
Sólo con decir aquello ya estaba juzgando. Había ciendo, que siempre «oyese» Su Inspiración, que nunca
estado obrando siempre como el publicano, ¿tan segura más volviera a estar «sorda». Eso era todo.
estaba yo de haber dicho y hecho siempre lo que Jesús
hubiera hecho y dicho? La frase de Agustín, tantas veces leída se me descu-
¿Quién era yo, pues, para juzgar si hacían o no bría en toda SU VERDAD: «No necesitas salir de ti
hacían lo que había dicho o hecho Jesús? mismo».
Soberbia, vanidad y soberbia. Sólo eso había sido Comprendí que se habla demasiado, que no se es-
siempre mi vida. Y ceguera, la ceguera propia del va- cucha al Silencio. En el Silencio siempre está Dios.
nidoso... Todo consiste en replegarnos hacia dentro de nosotros
En lugar de aceptar humilde como El hizo, obede- mismos y escuchar el Soplo Divino que nos lleva, por
ciendo y acatando siempre las leyes humanas, que sólo consiguiente a la Única Verdad que es Dios mismo.
por serlo ya tenían que ser defectuosas. En lugar de Hasta el último momento, cuando ya cree uno ha-
seguir el ejemplo que Nos diera con su humildad, no, berlo comprendido todo, Dios se nos manifiesta.
yo tuve que juzgar cuando nadie era para hacerlo, Esto me ha ocurrido a mí ahora mismo, escribiendo
mientras que El que iodo lo fue nunca lo hizo... este libro. Cuando lo empecé no había terminado de
comprender la Gran Verdad que buscaba mi alma.
Recordé otros tiempos cuando me decía a mí misma Hay que decirlo todo. Creía haber llegado a la Verdad y
que era una mimada de Dios, no sabía bien entonces me faltaba un poquito sólo, pero me faltaba, estaba
lo que decía ni de qué forma lo era. equivocada y Dios ante mi sincero deseo de llegar a
Y ya comenzó un comprender y comprender cons- Ella me ha vuelto a distinguir con Su maravillosa bon-
tante tantas preguntas formuladas hacía tiempo, tan- dad.
tas dudas, tantos ¿por qués?, tantas cosas que en un Había terminado ya este capítulo, creía que era
momento, de oscuras pasaban a estar clarísimas en mi exacto lo que había comprendido, y no, me había equi-
212 DIOS DENTRO

vocado. Como Sus caminos son tan inesperados al


tiempo de aclararme una cosa me aclaraba otra. Tam-
bién se sirve de otros para que comprendamos aquello
que en el Silencio habíamos intuido sin llegar a compren-
der exactamente. Dos amigos del alma hicieron de
vehículos Suyos.
Escuché, dudé y dejé otra vez que el Silencio me
aconsejara.
Tenían toda la razón, porque no eran mis amigos
los que me hablaron, era El a través de Ellos y compren-
dí algo que para mí era un descubrimiento al principio
y que luego me pareció conocer de toda la vida.
En realidad aquellos amigos sólo dejaron caer una
idea.
Cuando maduró se convirtió en toda una revelación
para mí...
Si se piensa, es emocionante, dije al escribir el pró-
logo de mi DIOS DENTRO, que «sabía que tenía que
escribirlo»... ¡Claro que tenía que hacerlo! Gracias a
ello llegaba a mí la Verdad que buscaba, pero en toda
su plenitud. Si alguien duda de la Mano de Dios después
de esto...

Dije mucho a través de las hojas de este libro que


lo que siembra se recoge; yo escribía queriendo hacer
un bien al lector con mis experiencias y antes de aca-
bar me Lo estaba haciendo a mí Esa mano de la que
siempre he hablado y La que tanto Se ha hecho sentir
en mí a través de esta vida...
Comprendí que más que nuestro propio esfuerzo en
buscar la Verdad, pesa la búsqueda eterna por parte
de Dios que sueña con salir en nuestro encuentro en
el camino para mendigar, nunca imponer nuestra
respuesta de Amor. Y el encuentro, aunque las cir-
cunstancias sean aparentemente externas y humana-
mente extrañas e incomprensibles, el encuentro, digo,
es en lo más íntimo de nuestro pequeño y para El im-
portante Yo.
Todo, pues, está en nuestras manos, depende de
nosotros acudir a El que nos espera en el recodo del
Camino y llevarle esa respuesta de nuestro Amor.

Esa era la VERDAD con mayúsculas que siempre


había buscado y que tan cerca tenía: DIOS DENTRO.

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