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Reglas del orden público

El orden público su intervención es de carácter incierto y difícilmente previsible. Este


razonamiento ayuda a comprender que haya una divergencia legítima en la doctrina
en cuanto a determinar En qué medida un juez puede tolerar la aplicación de Tales o
cuáles leyes extranjeras.
Vimos en el párrafo anterior que en materia de orden público se destacan dos
concepciones: a saber, la que considera esta noción como una excepción o un
remedio, y la que estima como un principio o como una regla de competencia normal.
Entre tanto, la imprecisión que revela esta noción no es superada por ninguna de las
dos concepciones. Es valorada justamente como imprecisa por que ha sido notable la
falta de acuerdo sobre su contenido tanto en la doctrina como en la práctica de los
estados.
No escasean los intentos de especificar los elementos contentivos de orden público.
Así Pillet enumera ocho categorías de leyes de orden público:
1- Las leyes de orden público - en las que se incluye las constitucionales, las
administrativas, las de nacionalidad, y de otras enmarcadas en derecho público del
estado;
2-Las leyes referentes a la seguridad de las personas;
3-Las leyes acerca de la propiedad;
4-Las leyes de crédito publico.
5-Las leyes procesales de ineludible cumplimiento;
6-Las leyes fiscales;
7-Las leyes formales;

En la conferencia de La Haya, en 1894, al tratarse en los Convenios de derecho


internacional la materia de sucesiones, se intentó consagrar como principio que las
sucesiones estarían sometidas a la ley nacional del difunto. Luego de admitirse este
principio se reflejó el temor de que el mismo seria de pobre aplicación por
consideraciones de orden público. Fue entonces cuando se intentó enumerar los
casos en que el orden público no permite aplicar la ley nacional del difunto, para evitar
así que cada juez lo hiciere a su arbitrio.

En la conferencia siguiente, de 1904, se argumentó que el sistema propuesto por los


Países Bajos, todavía demasiado formalista, y se juzgó como muy complicado el que
se solicitara la intervención de los órganos legislativos de cada estado para hacer la
enumeración en una ley, por lo que se propuso que la enumeración fuese redactada
por los gobiernos, pero, por la vía diplomática, en un protocolo. Luego en las
Conferencias de 1925 y 1928, se formuló un proyecto del cual esencialmente de
decide que la enumeración apriorística de los casos de orden público resulta
imposible.

Divergencia de las Nociones de Orden Público en Derecho Interno y Derecho


Internacional Privado.

En las obras más reciente consagradas al derecho internacional privado se reveló aun
a opinión común sobre la denominación orden público. Entretanto, y como pudimos
observar en la idea de Savign sobre esta noción, la doctrina nos ofrece propuesta de
distinción del orden público en interno o relativo internacional o absoluto. se ha querido
dar a conocer por orden interno al conjunto de reglas que se imponen únicamente a
los nacionales, en cambio el orden público internacional no hace distinción de
nacionalidad, se imponen a todos, nacionales y extranjeros.

Sin duda, esta distinción del orden público, en interno o internacional, luce poco
afortunada y puede prestarse a confusión. Se argumenta justamente que el orden
público siempre es de carácter nacional y se fundamental en la soberanía de los
estados.

La expresión orden público relativo se le identifica con el orden público referido a las
relaciones internas. Se habla de orden público absoluto refiriéndose al aplicable a las
relaciones internacionales. A esta clasificación responde Niboyet diciendo:
“dondequiera que se manifieste el orden público, sea en materia interna o
internacional, siempre es absoluto en sus efectos… no hay… dos órdenes públicas en
cada país, uno para los nacionales y otra para las relaciones internacionales.

Batiffol a su vez dice que “La terminología más segura, cuando parece útil la
especificación, consiste en ubicar el orden público en el marco del derecho
internacional privado, o el orden público, en el marco del derecho civil interno.

Efectos del orden público.

De la noción del orden público se deduce que su finalidad es impedir la aplicación de


la norma jurídica extranjera competente. Al dejar de aplicarse esta última, por
considerar perjudicial a los intereses generales de una comunidad estatal dada lo que
es precisamente la base del orden público, el efecto de este es obviamente negativo.

-Señala Batiffol- puede no oponerse a los efectos en Francia de los derechos


adquiridos en el extranjero, pero si se opondría a su adquisición en Francia.
En efecto, este autor nos habla que, en una época cuando toda demanda de divorcio
en nombre de una ley extranjera era considerada contraria al orden público en Francia,
la corte de casación admitió sin embargo que el extranjero divorciado en el extranjero
podía volver a casa en Francia sin que el orden público se opusiera a ese efecto de su
divorcio.

El Orden público en Derecho Dominicano.

Como hemos tenido la ocasión de observar en otra parte de esta obra, el sistema
territorialita es predominante en República Dominicana, en el sentido de que la
aplicación de la norma jurídica extranjera se de margen reducido. De ello se deduce
que el recurso a la noción del orden público como remedio para impedir la aplicación
de la norma jurídica extranjera considerada competente se reduce a su mínima
expresión.
Tomemos como ejemplo las disposiciones de los artículos 47 y 999 del código civil
dominicano, de los cuales se deduce el reconocimiento de la aplicación a la forma de
los actos la regla “locus regit actum”, según la cual, los actos jurídicos en todo lo
relativo a su forma se regirán por la leyes del lugar donde pasen ¿no podrían ocurrir
que con base a las citadas disposiciones se realicen actos que producen efectos
jurídicos en República Dominicana y sean contrarios a nuestro orden público?
El código civil dominicano contiene únicamente una disposición mencionando el orden
público, -el artículo 6-, y según esta “Las leyes interesan al orden público y las buenas
costumbres no pueden ser derogadas por convenciones particulares”. La misma como
advertimos, concierne al derecho interno, en el sentido que en derecho internacional
privado una disposición tiene el carácter de orden público cuando esta se opone a la
aplicación de una ley extranjera considerada competente, el art. 48 de la constitución
dominicana se refiere a las leyes de orden público como obligatorias para “todos los
habitantes del territorio”.

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