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Aspectos socioculturales de Guatemala

Las desigualdades socioculturales de Guatemala

La desigualdad en Guatemala representa un rasgo estructural, cuyas


dimensiones se entrecruzan y potencian entre sí, afectando a grupos y regiones
específicas del país, situación que a su vez provoca una crisis en el proceso de
democratización del Estado, afirma el último Informe Nacional de Desarrollo
Humano 2016: Más allá del conflicto, luchas por el bienestar del PNUD.

La concentración por pequeñas élites de los beneficios del desarrollo y de las


instituciones que guían la distribución de las oportunidades, puede profundizar y
perpetuar los conflictos y las divisiones en las sociedades altamente desiguales. Los
pueblos indígenas y las mujeres son los grupos identificados como los que más
injusticias y privaciones experimentan a lo largo de su vida. Más del 80% de la
población indígena vive en condiciones de pobreza multidimensional, pero si esta
cifra se desagrega por los cuatro pueblos indígenas con mayor población, resulta
que más del 90% de la población Mam y Q'eqchi ' vive en pobreza.

La desigualdad también se expresa territorialmente y, aunque las brechas


han tendido a reducirse, hay regiones cuyo IDH está muy distante de la media del
país. Los índices más bajos se presentan en las regiones Norte y Noroccidente. En
Guatemala las desigualdades entre hombres y mujeres destacan por encima de
otros países de América Latina. Según el último Informe Mundial del Programa de
las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), titulado “Desarrollo Humano para
todos”, el país registra un índice de desigualdad de género de 0.49, que lo ubica en
el percentil 72. Esto significa que Guatemala está en una situación más deficiente
que el 72% de los países del mundo.

En la región, sólo Haití registra un índice mayor. Los datos se equiparan a los
de regímenes autoritarios de continentes como Asia o África.

Las mujeres se suelen enfrentar a varios obstáculos para lograr puestos


directivos en empresas e instituciones. Los cargos más altos todavía siguen estando
predominantemente entre los hombres. Siendo así que por cada dólar que los
hombres guatemaltecos reciben, las mujeres ganan 56 centavos, lo que también
evidencia la desigualdad salarial.

Las exclusiones son sistemáticas y hay muchos otros datos que abonan a
que las mujeres en Guatemala estén excluidas desde la niñez. Tienen menor
posibilidad de educarse que un hombre. Las niñas y adolescentes abandonan la
escolaridad antes que los niños, no precisamente para incorporarse al mercado
laboral, sino porque deben atender al cuidado de otros, o a labores reproductivas.

Desigualdad de los diversos grupos en Guatemala

Guatemala es una sociedad multiétnica, pluricultural y multilingüe donde


conviven los pueblos indígenas maya, xinka, garífuna y los ladinos. Estos pueblos
indígenas sufren una situación de desigualdad y exclusión consecuencia del
racismo y la discriminación estructural.

Si bien se han dado iniciativas estatales para atender a la situación de


discriminación y exclusión de los pueblos indígenas, estas se han presentado de
modo desintegrado y sin ser concertadas con los pueblos indígenas.

La impunidad, la corrupción, el crimen organizado, la intolerancia y la


violencia política, así como la exclusión social, representan un serio peligro de
retroceso en la vigencia efectiva del Estado de Derecho y restringen el pleno goce
de los derechos humanos.

Históricamente ser indígena en Guatemala ha significado cargas valorativas


negativas que los han situado en una relación jerárquica de extrema desigualdad.
La discriminación se manifiesta en la falta de respeto y vigencia de los derechos
humanos de los cuales son titulares, los coloca en una situación pobreza y pobreza
extrema.

Los problemas estructurales creados desde la colonización han dificultado el


camino para lograr el reconocimiento de los pueblos indígenas como sujetos
colectivos de derecho, y la plena vigencia de sus derechos. Los Acuerdos de Paz
“siguen siendo válidos y vigentes, y deben orientar el cambio de reconocimiento
como Nación multiétnica, plurilingüe y multicultural”.
Condiciones de pobreza

La discriminación incrementa la desigualdad social y ahonda las condiciones


de pobreza en que se encuentra la población indígena. Esta exclusión se observa
en todas las esferas, incluyendo la propiedad de la tierra, el acceso a los servicios
básicos, las condiciones laborales, el acceso a la economía formal, acceso a la
justicia, la participación en instancias de toma de decisiones y representación en
medios de comunicación y en el debate público. 75% de la población indígena es
pobre

Violencia contra las mujeres y femicidios

Diversas organizaciones internacionales y nacionales se han pronunciado


enérgicamente sobre la gravedad del problema de la violencia contra las mujeres
en Guatemala y el contexto general de impunidad ante estos hechos. Entre el 2001
y el 2010 los femicidios han aumentado en un 400%, además el 90% de las mujeres
indígenas en áreas rurales son analfabetas.

“11 mujeres fueron violadas sexualmente en grupo por varios hombres


(guardias de seguridad de la empresa, policías y soldados del Ejército) que
ejecutaron el desalojo. Todos estos hechos quedaron en la impunidad.” Carta a la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la Comunidad Q´eqchi´ del Lote
8, Chacpayla, Municipio de El Estor, Izabal, de fecha 19 de agosto de 2013. Se
informó que, en 2006 y 2007, la Compañía Guatemalteca de Niquel promovió
desalojos forzados de comunidades q´eqchi´ en el Municipio de Panzós, Alta
Verapaz y en El Estor, Izabal, en el Valle del Polochic para realizar actividades de
extracción minera. El 17 de enero de 2007 habría ocurrido el desalojo.

Niños, niñas y adolescentes

La situación socioeconómica, la violencia intrafamiliar, la violencia colectiva


y el incumplimiento del Estado de su deber de protección especial provocan que
niños, niñas y adolescentes continúen sufriendo la vulneración de sus derechos.

En el año 2012 se registraron 1053 muertes por desnutrición, un 80% de los


niños y niñas indígenas presentan desnutrición crónica.
Derecho a la alimentación

Según UNICEF, cuatro de cada diez niños y niñas (43,4%) menores de cinco
años presenta desnutrición crónica, porcentaje que aumenta a un 80% en niños y
niñas indígenas, condición que provoca menos retención escolar, menor
productividad, propensión a adquirir enfermedades y hasta pérdida del coeficiente
intelectual, efectos irreversibles durante toda la vida. Guatemala se encuentra en
sexto lugar en el mundo debido al nivel alto de desnutrición.

Trabajo infantil

Guatemala es el país de la región donde más personas menores de 18 años


trabajan. Se calcula que el 20% del PIB guatemalteco es producido por menores de
14 años, y cerca de 850.000 niños y niñas estarían involucrados en alguna actividad
de producción económica. Además, la existencia de un severo problema de trabajo
infantil en el sector agrícola, no sólo por el alto porcentaje de niños y niñas indígenas
trabajando, sino también por la sobreexplotación y condiciones del trabajo, sin pago
ni reconocimiento de derecho alguno.

El Estado debe continuar trabajando para fortalecer las medidas para


responder y erradicar el trabajo infantil.

Embarazos de niñas y adolecentes

Los embarazos de niñas y adolescentes en edades tempranas también


conllevan a múltiples afectaciones graves de sus derechos un alto riesgo para su
salud y la de su hijo no nacido. Estos embarazos son perpetrados en un 80% por
familiares, y prevalece la impunidad alrededor de estos graves hechos de violación
sexual.

Migrantes

Muchos niños, niñas y adolescentes retornados a sus lugares de origen


vuelven a migrar hasta en tres ocasiones, lo cual significa que los factores
expulsores continúan y siguen generando la migración forzada de ellos.
Organización Internacional de Migración, la Organización Internacional de Trabajo,
y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia.

Derecho a la educación

Aproximadamente 1,800,000 de niñas, niños y jóvenes están fuera del


sistemas educativo.

Acceso limitado: En algunas comunidades, es muy limitado el acceso a las


escuelas y que existen numerosas comunidades donde no hay maestros.

Pocos años de escolaridad: Los niños y niñas indígenas en áreas rurales asisten
a la escuela un promedio de poco más de tres años, mientras que las niñas superan
escasamente un año de escolarización.

Pobreza: La deserción escolar entre niños y niñas indígenas tienen a la pobreza


como factor determinante al verse obligados a dedicarse a actividades domésticas
en sus hogares o a realizar labores en las fincas.

Solo ciclo primario: Las escuelas en las comunidades únicamente ofrecen la


oportunidad de estudiar el ciclo primario, y hay una mínima cobertura en el nivel
secundario. Para poder continuar estudiando, los niños, niñas y jóvenes indígenas
deben matricularse en centros educativos urbanos, y son pocas las familias que
pueden cubrir tales costos.

Sin educación bilingüe: Un número reducido de establecimientos educativos


funcionan bajo la modalidad de educación bilingüe intercultural, incluso en los
departamentos con más de 90% de población indígena. De acuerdo a la información
disponible, la educación bilingüe intercultural no cubriría todos los grados
educativos y no abarcaría a las distintas comunidades sociolingüísticas.

Derechos laborales

El racismo es un elemento que ha incidido y continúa incidiendo directamente


en las relaciones sociales de producción, en la medida en que influye en el
establecimiento de formas y tipos de trabajo. El trabajo forzado y explotación servil
del indígena, ha sido un elemento fundamental en el sometimiento de los pueblos
indígenas a lo largo de la historia de Guatemala.

El 69% de la población ocupada a nivel nacional se ocupa en el sector


informal de la economía. Un 90% de la población indígena se ubica en el sector
informal.

Colonia de Peones: Continúan existiendo en Guatemala formas contemporáneas


de esclavitud con fines de explotación económica, que tienen orígenes coloniales.
De acuerdo a la Encuesta Nacional Agropecuaria 2008, existen unas 5.043
unidades productivas agrícolas en las que permanece el sistema de “colonias de
peones” o “mozos colonos”. Se trata de grupos de familias o comunidades que han
vivido dentro de las fincas generación tras generación, y que sobreviven sirviendo
a los “patrones” a cambio de míseros salarios o alimentos. Estas personas son
“heredadas” o “transferidas” a los nuevos propietarios de las fincas junto con la
tierra.

La salud

Uno de los principales retos en materia de salud indígena es la adecuación


cultural del servicio de atención, pues el sistema de salud estatal es percibido como
ajeno a la concepción propia de los pueblos indígenas, y su diseño y aplicación se
ha determinado sistemáticamente sin su participación.

Como ejes centrales se debe tener el fortalecimiento y consolidación de la


medicina tradicional a través del establecimiento de instrumentos y mecanismos que
permitan su puesta en ejercicio; así como la especial relación que vincula a los
pueblos indígenas con sus territorios y con los recursos naturales que en ellos se
encuentran.

Sistema obsoleto: En los departamentos con mayor población indígena el sistema


de salud se encuentra obsoleto; sin recursos humanos, financieros y médicos
necesarios.
Obstáculos geográficos: Se observa también que existen serios obstáculos
geográficos para la prestación efectiva de servicios de salud, ya que en varias
regiones del país las personas indígenas deben desplazarse grandes distancias
para llegar a los centros de atención, lo que es más grave en casos de urgencia.

Mortalidad materna: La mortalidad materna se estima en 137 por cada 100 mil
partos y de acuerdo al Observatorio de salud sexual y reproductiva, Guatemala
ocupa el tercer lugar en Latinoamérica en mortalidad materna, suma que es tres
veces mayor en mujeres indígenas. El alto índice de mortalidad materna se debe a
diversos factores, como la falta de centros de salud, y la inaccesibilidad de los
mismos; además de su falta de adecuación cultural por lo que las mujeres suelen
recurrir a servicios de curanderas y dan a luz en condiciones muy precarias.

Derecho de propiedad y de consulta de los pueblos indígenas

El desconocimiento del uso y ocupación histórica como fundamento de los


derechos colectivos sobre la tierra, el territorio y los recursos naturales de los
pueblos y comunidades indígenas es el principal obstáculo para el respeto y
garantía del derecho a la propiedad indígena en Guatemala.

Conquista, colonia y conflicto armado

A los despojos territoriales de la conquista, colonia e independencia, se


suman los provocados durante el conflicto armado. Cuando las comunidades se
encontraban desplazadas por el conflicto, sus tierras fueron nacionalizadas
mediante mecanismos de apariencia legal o a través del uso de violencia directa,
hostigamientos y amenazas.

Falta de registro de la tierra

Distintas fuentes indican que en Guatemala la alta inseguridad jurídica es uno


de los principales problemas de la propiedad, en general, y de la propiedad
indígena, en particular. Guatemala tiene además una alta tasa de falta de registro
de la tierra y los espacios no se encuentran demarcados o delimitados, ni existe un
registro catastral del territorio nacional.
Desalojos forzosos y proyectos de desarrollo

Aunque no se cuenta con información del total de desalojos forzosos


realizados, se sabe que es una práctica que ha continuado afectando a cientos de
personas y comunidades en Guatemala. La información recibida sugiere que
muchas veces tales desalojos se encuentran relacionados con la expansión de la
producción de monocultivos extensivos, la toma de control de zonas para el
pastoreo, o la implementación de proyectos de desarrollo e infraestructura.

Creación y manejo de áreas naturales protegidas

Se han creado numerosas áreas protegidas sobre tierras y territorios


históricamente ocupados por comunidades indígenas sin respeto ni reconocimiento
de sus derechos.

Sin derecho de consulta

El Estado guatemalteco ha autorizado múltiples planes y proyectos de


exploración y explotación, desarrollo o infraestructura, sin que dentro de sus
mecanismos técnicos, administrativos y jurídicos se respete y garantice el derecho
a la consulta y en su caso, el consentimiento previo de los pueblos indígenas.
Guatemala debe reconocer el genocidio que sufrió el pueblo maya durante el
conflicto armado interno

Entre los años 1960 y 1996, Guatemala vivió un conflicto armado con
múltiples, masivas y sistemáticas violaciones a derechos humanos cometidas en
ese período.

El Gobierno guatemalteco ha rechazado la existencia de genocidio como


componente del conflicto armado, a pesar de que está ampliamente reconocido por
múltiples organismos internacionales y de su devastador efecto sobre las
comunidades indígenas.

La negativa de reconocer el genocidio que sufrió el pueblo maya es un reflejo


del racismo y la discriminación estructural que sufren los pueblos indígenas en
Guatemala.
La mayor parte de los hechos ocurridos durante el conflicto armado en
Guatemala permanecen impunes.

Más de 200,000 personas fueron víctimas de ejecuciones arbitrarias,


masacres desapariciones forzosas, violaciones, torturas detenciones ilegales,
secuestros y otras graves violaciones a los derechos humanos. El 83% eran
miembros de grupos mayas.

Defensoras y defensores de derechos humanos

Las y los defensores de derechos humanos son un pilar esencial para el


fortalecimiento y consolidación de las democracias, ya que el fin que motiva la labor
que desempeñan incumbe a la sociedad en general, y busca el beneficio de ésta.

Defensa de las comunidades

En los últimos años, varios líderes y autoridades indígenas en diferentes


lugares de Guatemala han sido asesinados por motivos presuntamente vinculados
a sus actividades en defensa de los derechos de sus pueblos o comunidades.
Asimismo, una serie de actos de violencia, agresiones y detenciones se han
producido en el contexto de desalojos y manifestaciones, en particular en aquellas
organizadas en oposición a proyectos de desarrollo e inversión.

Actos de violencia

Tales actos consistirían en la destrucción, robo y quema de sus viviendas y


cultivos; obstrucción del paso a caminos o destrucción de puentes, a veces las
únicas vías de comunicación; amenazas verbales y con armas corto punzantes y de
fuego; disparos de armas de fuego al aire o contra los comunitarios; denuncias ante
los juzgados locales para obtener órdenes de captura en su contra; agresiones
físicas directas contra comunitarios, incluyendo a niños y niñas; entre otros.
Acceso a la justicia: independencia judicial, impunidad y compromisos
internacionales

Es de atención la independencia y autonomía de la administración de justicia


en Guatemala y a los procesos de selección y las garantías de permanencia en el
cargo de los operadores de justicia.

Cuestionada elección de jueces y magistrados

Los diversos cuestionamientos a la forma en la que se desarrolló el proceso


de nominación y selección de jueces y magistrados en el país provocó que se
convocara a realizar las reformas necesarias para fortalecer la independencia de
las y los operadores de justicia. En este sentido, la decisión de la Corte de
Constitucionalidad exhorta al Congreso de la República a convocar a un diálogo
abierto para discutir posibles reformas constitucionales y de leyes ordinarias que
garanticen la calidad e independencia del Organismo Judicial.

Impunidad respecto del conflicto armado

A pesar de algunos avances en investigación y juzgamiento, la mayor parte


de los ocurridos durante el conflicto armado permanecen impunes.

Desacato: La Corte Interamericana indicó que la posición asumida por Guatemala


respecto al genocidio constituía “un acto de evidente desacato del Estado respecto
de la obligatoriedad de las Sentencias dictadas por este Tribunal, contrario al
principio internacional de acatar sus obligaciones convencionales”. La Corte detalló
la inaplicabilidad de la Ley de Reconciliación a los casos materia de la supervisión
y ordenó que el Estado debía de adoptar “en definitiva, y a la mayor brevedad, todas
las medidas que fueran necesarias para dar pronto cumplimiento a las Sentencias”,
acatar sus obligaciones convencionales de buena fe e informar al Tribunal.
Análisis Socio-religioso

En Guatemala, la religión constituye un aspecto fundamental en la vida de la


mayor parte de los guatemaltecos, y aunque las tendencias religiosas han cambiado
a través del tiempo, son en la actualidad la iglesia católica y la evangélica quienes
cuentan con el mayor número de seguidores. Según un estudio de Pew Research
Center del año 2014, el 50% de los guatemaltecos se declararon como católicos y
un 41% como evangélicos. Tan sólo un 3% de los entrevistados expresó contar con
una afinidad religiosa diferente a las religiones anteriores, y un 6% expresó no tener
afiliación a ninguna iglesia.

A partir de los datos anteriores, puede deducirse que tanto la iglesia católica
como la evangélica representan dos grandes protagonistas en Guatemala, y que su
fuerza y presencia territorial las ha convertido en entidades espirituales de notable
importancia. No obstante, los hechos en la historia demuestran que ambas iglesias
han desempeñado además de un rol evangelizador, un papel fundamental en
situaciones políticas, económicas y sociales.

27 de julio de 1981, Santiago Atitlán, Guatemala. El padre Stanley Rother es


asesinado por el ejército guatemalteco cuando hombres armados irrumpieron en su
parroquia, en horas de la noche. Su asesinato, no constituiría un hecho aislado.
Junto a él alrededor de otros 20 sacerdotes más serían asesinados, y otros 200
abandonarían el país para ponerse a salvo. La guerra se le había declarado no sólo
a la guerrilla y a numerosas comunidades indígenas, sino también a la iglesia
católica.

Sin embargo, no siempre la iglesia católica fue considerada como un enemigo


del Estado. Antes de la revolución de 1944, la alta jerarquía católica ostentó un
amplio poder público, tal como lo expresa Edelberto Torres Rivas en su artículo La
Restauración Conservadora: Rafael Carrera y el destino del Estado nacional en
Guatemala. Torres explica: “La Iglesia fue gran propietaria de haciendas, ganado,
casas y otras riquezas, al punto que era la mayor propietaria de esclavos”. Por ello,
no fue casualidad que, durante los años de la revolución, la iglesia católica viera
limitados sus privilegios, y de ahí que apoyaran la contrarrevolución haciendo
recomendaciones sobre la necesidad de eliminar el gobierno de Jacobo Árbenz a
quien acusaron de ser comunista.

La posición de la iglesia pronto tendría que dar un giro inesperado con la


llegada de la teología de la liberación y los conflictos armados, no sólo en
Guatemala sino en otros países de América Latina. El papel de la iglesia católica
pasó de ser conservador y pasivo a promover la reivindicación del sector indígena,
de los pobres y los marginados. La educación, la alfabetización y la organización
fueron elementos importantes en el quehacer de muchos religiosos católicos en
comunidades mayas pobres. Por su defensa a los derechos humanos y su apoyo y
protección a los perseguidos por el ejército, muchos sacerdotes fueron asesinados
(como el caso de Rother) y la teología de la liberación fue considerada sinónimo de
revolución y subversión.

Durante este proceso de persecución hacia fieles y sacerdotes católicos, las


iglesias evangélicas adquirieron mayor protagonismo en Guatemala, elevando su
porcentaje de seguidores de un 19.10% a un 30%. Para muchos sobrevivientes de
la guerra, los beneficios que dichos movimientos evangélicos les proveían frente a
su situación de pobreza y persecución fueron motivos suficientes para convertirse
de católicos a evangélicos.

Además, la simplicidad en cuanto a la adquisición de liderazgos fue otra de


las razones por las cuales las personas sintieron una relación más personal con la
iglesia evangélica, a diferencia de la iglesia católica. No se necesitaba ser un
sacerdote reconocido para convertirse en dirigentes de la iglesia, el poder estaba
más al alcance de la mano y la teología de la prosperidad (en la cual están basadas
varias de estas iglesias evangélicas) encontró tierra fértil para su florecimiento a
medida que el sistema de vida capitalista fue estableciéndose cada vez más.

La teología de la prosperidad promueve un estilo de vida donde el bienestar


financiero individual, el éxito y el reconocimiento son elementos importantes para
vivir bien. Ejemplo de ello es la construcción de mega iglesias, o la cuantiosa
cantidad de diezmos, cuyos fines o paraderos son raramente cuestionados. En
muchos de los casos, no existe un control para evidenciar que el dinero se maneja
de forma totalmente transparente, y la administración de estos fondos queda
exclusivamente en manos de los pastores o líderes de las iglesias, quienes manejan
o no el dinero para beneficios de sus fieles.

El más reciente caso de Efraín Avelar, hijo del pastor Efrían Avelar, ex
dirigente de la iglesia Bethania en Quetzaltenango y acusado de fraude fiscal por
medio de una empresa que funcionaba dentro de esa iglesia, demuestra que existe
la oportunidad de cometer hechos ilícitos por el poco control de los ingresos que
reciben las iglesias. Por el momento, Avelar, aún se encuentra prófugo de la justicia.

A pesar de lo anterior, la iglesia evangélica ha sido fundamental para cambiar


la vida de varias personas al encontrar por medio de ella “sanidad, consuelo y
liberación”, mejorando así sus relaciones personales, familiares y sociales, ya que
el pertenecer a la iglesia evangélica ha supuesto una reinserción en la sociedad.
Por ejemplo, la reducción del problema del alcoholismo tiene una estrecha relación
con la conversión de personas a la religión evangélica. En una conversación con un
dirigente de uno de los grupos de alcohólicos anónimos en Quetzaltenango, éste
manifestó que la mayor parte de personas que se acercaron a dicho grupo lo
hicieron posterior a integrarse a una iglesia evangélica.

Es decir que el grupo de AA se utilizó como un complemento para dejar su


adicción y que, en la mayoría de casos, la voluntad de dejar el alcoholismo no habría
estado presente de no haberse involucrado en estas iglesias. Lo mismo ha ocurrido
con ex pandilleros, quienes, según sus testimonios, el acercarse a Dios a través de
grupos evangélicos, supuso una oportunidad para dejar estos grupos criminales.

Uno de los últimos temas en donde tanto la iglesia evangélica como católica
se han involucrado y han ejercido influencia es la discusión sobre la planificación
familiar y la educación sexual en Guatemala. En el año 2005, el Cardenal Rodolfo
Quezada Toruño se pronunció en contra de la Ley de acceso universal y equitativo
de servicios de planificación familiar y su integración en el programa nacional de
salud reproductivo. La ley fue vetada algunos días después, lo que supuso la
pérdida de una oportunidad para controlar la explosión demográfica guatemalteca
de los últimos años.
Lo mismo ocurrió también durante el 2016, cuando tanto la Conferencia
Episcopal de Guatemala CEG como la Alianza Evangélica demostraros su rechazo
a la iniciativa de la Ley de la Juventud, la cual promueve y garantiza a los jóvenes
una salud integral y diferenciada, así como educación integral en sexualidad. Ambos
grupos calificaron de peligrosa la iniciativa, promotora del libertinaje y un retroceso
para el del desarrollo en el país.

Como se observa, la participación de dichas iglesias no se ha limitado al


terreno de lo espiritual y ambas han ejercido influencia de manera social, política y
económica en la vida de los guatemaltecos. Su intervención depende y seguirá
dependiendo del control y autoridad que la población les conceda, así como de la
regulación e importancia que el Estado les brinde a sus pronunciamientos en cuanto
a las decisiones que se tomen en Guatemala.

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