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Villa Negra
Alfredo Jaramillo
El niño Stanton
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Jaramillo, Alfredo
Villa Negra.
1a ed. - Buenos Aires : El niño Stanton, 2010.
48 p. ; 18x12 cm. (Poesía / 7) I
ISBN 978-987-24036-7-6
El niño Stanton
elniniostanton@yahoo.com.ar
www.elniniostanton.blogspot.com
Impreso en Argentina
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Villa Negra
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para Gonzo y Bombo Imantado
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Lo último que supe fue que andabas por la calle
esquivando el agua que se junta cuando llueve
pensando en las cosas que perdiste
(las llaves, la gomita del pelo, una novia)
hacía frío como ahora
y se juntaba hielo sobre el pavimento.
Me contaron que rompiste una vidriera
y te pusiste a calcar ahí
el dibujo de tu paranoia.
Cuando la ciudad se derrumbó vinieron las patrullas
en el escaparate encontraron la sombra
de un caballo impresa en carbonilla.
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Un sol de cáñamo
mantiene la pava
a temperatura ideal
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No sé si esta siesta
va a lograr que el tiempo se detenga o se alargue
evitando que vuelva a despertar
preocupado por la quietud de la luz en la ventana
y tampoco el cielo va a dejar de ponerse
rosa allá en el borde lejano, y más azul
hacia el centro, justo encima nuestro
si elijo dormir esta siesta y levantarme nada va
a dejar de moverse, pero ¿y si construyo
el día y la noche a mi antojo, y el sueño
es un portón pesado y negro que empuja
el mundo a algún lugar fuera de mí? O la expansión
de una onda plástica, como un fuego tibio que viene
y lleva y desintegra las formas de las cosas, una ola
que arrasa las obligaciones, los contratos
de hombre a hombre, los muebles, las cartas
que el amor elige escribirse, de repente
se demoran los trenes que jamás van a parar
los chicos saben que hoy
no van a dejar de cabalgar
van a darle, van a darle, van a darle
van como un tren hacia el muro donde está
el graffiti del genoma rancio que los hace hablar
así, despierto de un sueño aprendido al calor
de un ruido que era aluminio en su origen y después
fue llanto, la primera cosa que vi no sé qué fue
la joda afiebrada de mis hermanos, el esfuerzo
de mis padres, lo que sea que me haya empujado
las piñas de la década pasada, el vaso roto, el club
de amigos, todo puesto ahí
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sin poder siquiera fingir que alguna vez
esta canción se acaba.
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Una placa de nieve se desprende en algún lado
pero es como si el ruido llegara desde adentro.
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Julio, Juan y Julián
están en la cama
oliéndose la herida
quejándose de su trabajo
mirando por el pulmón del edificio
piensan en bengalas
y dibujan una flecha en el vapor.
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Carlos, Claudio y Carmine
flashean con los autos
los tunean.
15
Dos días, siete meses, veinticinco años:
no recuerdo haber tenido nada, ni una radio encendida
que informara las noticias del día, el clima, y aún así
presté atención a los colores del cielo
para ver si llegaba o no la lluvia, algo
que se lleve el ruido de las calles
dejándonos a oscuras pensando
si la ropa tendida va a estar siempre húmeda
si esa manera de llorar en la cama es tu misa, ya no sé
qué va a pasar con nosotros
en la arena caliente de la tele me di cuenta
que si esta primavera llegó, de a ráfagas y temblando
no es por culpa del incendio del planeta:
es que fuimos siempre así
antes de que los árboles taparan la calle
hasta bien alto ahí donde los cables se rozan
y hacen que la boca se tuerza
como una raíz deforme.
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Como una ballena encallada en la playa
siento la lengua muerta.
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Hoy es Yom Kippur.
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Este humo de porro pesado
hundiéndose en la carne de la culpa
me hace pensar en la mano antigua
que una vez abrió el oceáno en dos.
Si no le echo agua
a este saco de té
el desierto va a ensancharse
el camello va a tener sed
y el fuego va a prender los cardos.
La palmera no va a agitarse
la cabra no sabrá
volver a la madriguera
el viento le sacude las orejas
no escucha la caída de las piedras
por eso espera
19
Ahí está el pasto común
donde los paseantes hunden sus pensamientos.
20
Se acerca el viejo astronauta
con su gorra de los Marlins
el mapa
del mundo
se enrolla
formando
un agujero
que sirve
para mirar
el más allá.
21
Hoy estamos aburridos
nos quedamos en casa
guardamos los palos
no salimos a romper.
22
Pasó mucho tiempo
y las cosas que antes parecían estar bien
(la ropa en su lugar, el piso limpio
las hojas escritas de apuro, la altura justa
del mapa en el que marcamos el punto
de partida) ahora se ven turbias.
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Escuchando una y otra vez
esa canción que llega desde Villa Negra
soplando lo que hay
para saber qué está por venir.
“Estuve encerrado
en tu caja con forma de corazón
durante semanas”.
“Ey, esperá
que tengo una nueva queja
no me tengas siempre en deuda
por los consejos que me das”.
24
El borde deshilachado de una camisa
cobre desperdiciado en la basura
el cuello hinchado de gritar que por favor
alguien detenga el motor, que se corten
las correas de la Máquina de Dios.
25
Cuando se acabe la sidra
tu mente se va a poner espesa.
26
A ver esos del rincón
que se pongan a brillar
a ver quién va más atrás
con el recuento de sus días
que esta noche hay que poner
a rebotar el salón, ahora
que empezamos a olvidar
el diseño de la ropa de verano
el cielo se pone fluorescente
no se echen para atrás
que los campeones del disturbio
están empezando a temblar.
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Pescado crudo, corazón podrido
la historia más idiota del mundo: un chico
con una camiseta que dice “Cuba `59”, el coro de la yuta
en las cabezas de los que iban a fiestas hace unos años
se metían bien adentro maravilla, el diálogo zumbaba
creyendo que se iba y se venía por el oro de un año infinito
nunca se iba a terminar, nunca pasaron las horas, nunca
encontraron la forma de acunar este crecer y verse oliendo
la basura que cruje igual en todos lados, como una herida
en las burbujas de un vaso veo mi cara, las de mis amigos
las noches, los viejos durmiendo en el cemento frío
los chicos dándole brasa a un asado enfermo, recordando
las veces que durmieron puestos afuera, las veces
que hicieron que alguien llorara por ellos, el miedo de alguien
que deja a su chica sola, en un mundo tan grande
tu chica sola.
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Ahora las cosas parecen más serias
aprendiste que mover la mano
agita el aire alrededor, mirar el cielo
no hace que las nubes lleguen más rápido
odiás lo peor de vos y sin embargo
seguís usando la cabeza, qué terror
adónde vas a moverte ahora que está oscuro
y viene el invierno y tenés que irte de casa
a quién vas a llamar cuando la puerta se cierre
con quién vas a pasar las próximas horas.
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¿Sabés un día la herencia del quilombo
que inventamos reventados en la pista
va a pedir que devolvamos
gota a gota la saliva que invertimos
en hacer que fuera fácil
salir rápido de acá?
30
El que se fue de la ciudad
ahora vuelve cambiado.
31
Que hacés leyendo a Dylan
qué hacés corrigiendo con un palo
tus mentiras escritas en el suelo
qué hacés pescando en tu arroyo seco
si tu boca de tormenta está drenando
la basura, el descontento y es un bardo
lo que se oye desde lejos
dame una manzana amarga o dos
vamos a transformarlas en flores.
32
Encerrado
abriendo y cerrando los ojos
un mecanismo por default
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Esos fierros que buscás
bajo las alfombras que recubren las mentes ajenas
para qué los querés si vos soñás
con tener un Dios tatuado en la espalda
y en tu lista imaginaria de victorias no hay
lugar para berreos del prójimo.
34
No se siente ninguna vibración en el aire
apenas el cabeceo de un auto que lleva gente dormida.
35
Tener todo
y aprender a andar con nada
las cosas que tenés adentro
un día te van a matar.
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Tranqui hoy
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TRANQUI HOY
para El Oficinista
TRANQUI HOY
TRANQUI HOY
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TRANQUI HOY
TRANQUI HOY
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Índice
Villa Negra........................................................................Pág. 5
Tranqui hoy.....................................................................Pág. 37
45
46
Títulos de la colección Poesía Argentina
Próximos títulos
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Se terminó de imprimir en julio de 2010
bajo el cuidado de El niño Stanton
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