Sie sind auf Seite 1von 3

LA EVALUACION COMO APRENDIZAJE

ESTUDIANTE: JHONATAN STEWARD RINCON ARGUMERO


CARRERA: LIC. EN QUÍMICA Y EDUCACIÓN AMBIENTAL
CÓDIGO: 10091616332
ASIGNATURA: DIDACTICA DE LA QUIMICA
DOCENTE: NABOR INFANTE

Uno de los problemas más complejos y sensibles para quienes ejercen la docencia,
en todos tipos de modalidades, es sin duda alguna la evaluación, porque no es
simplemente la cuantificación de conocimientos aprendidos para la determinación
de calificación, ni siquiera la apreciación de conductas cognoscitivas, afecticas
psicomotrices adquiridas de un cierto contenido programático, es un cierto tiempo
de una manera específica.
La complejidad radica en el hecho de que la evaluación educativa abarca la
personalidad toda del educando y no solo los resultados de su aprendizaje; más
aún, no aborda los diversos factores que intervienen en el proceso de aprender y
formarse, no es posible aislar un aspecto y tranquilamente pretende explicarlo en sí
mismo.
La evaluación alcanza el propio currículo, la planeación y la programación; los
objetivos; los contenidos y la metodología, así como a los educadores y a los
educandos; incluso, en la evaluación misma.
En otro sentido, es muy cuestionable la práctica de “medir” tratando de cuantificar
los diversos rasgos humanos. El criterio positivista de aplicar a os fenómenos
sociales métodos, técnicas e instrumentos propios de las ciencias naturales ha
perdido vigencia.
El replanteamiento del concepto de educación permite abordar otra clase de
problemas, que conllevan a una definición del concepto que del hombre en la
educación debe adoptar. Esta clase de problemas se relacionan con asumir una
posición sobre la validez de si es posible o no, si se tiene capacidad o no para
evaluar los comportamientos o a las personas desde ópticas externas al propio
sujeto; o bien, si la única forma aceptable de evaluar es la autoevaluación, con las
dificultades que implica.
El concepto de educación permanente, preside el quehacer educativo del presente
y el futuro, no se acepta los procedimientos clásicos de una medición basada en el
diseño de instrumentos sofisticados y supuestamente “normalizados” que, aunque
se niegue, son el recurso esencial para determinar valoraciones de conductas y
personalidades, sin una consideración profunda de las motivaciones de esos
comportamientos, y sin abordar circunstancias esenciales de cultura de las
personalidades.
La autoevaluación de los aprendices y los docentes, la evaluación de los docentes
por parte de los educandos, así como la evaluación de grupo son dimensiones
nuevas que, en términos generales aun, no dejan en una situación bastante débil a
toda gama de recursos empleados hasta ahora la evaluación “objetiva”, basada
sobre todo en conductas observables únicamente.
La evaluación es una de las herramientas educativas más poderosas para promover
el aprendizaje efectivo, pero debe usarse de manera adecuada. No hay evidencia
de que aumentar la cantidad de pruebas lo reforzará; en lugar de ello, el foco debe
estar en ayudar a que los profesores usen la evaluación como parte de la enseñanza
y del aprendizaje, de tal modo que aumente los logros de los estudiantes.
Mucha práctica corriente en el aula es deficiente en cuanto a proporcionar
evaluación para el aprendizaje. Debería hacerse una distinción clara entre la
evaluación del aprendizaje para propósitos de calificaciones y reportes, la cual tiene
sus propios y bien establecidos procedimientos, y la evaluación para el aprendizaje,
que requiere prioridades diferentes, nuevos procedimientos y un nuevo
compromiso. Aquella que se diseña explícitamente para promover el aprendizaje es
la más poderosa herramienta que tenemos para, a un mismo tiempo, subir los
estándares y empoderar aprendices a lo largo de la vida.
El valor que puede tener la evaluación en el proceso educativo, como también para
calificar el trabajo y registrar logros ha sido ampliamente reconocido.
Si realmente se va a utilizar para ayudar al aprendizaje, las respectivas iniciativas
han hecho poco en cuanto a la necesidad de cambiar la práctica. Esto no es negar
que los maestros precisen respaldo con su trabajo de calificaciones, pero aquí la
preocupación es argumentar que se necesita ayuda de índole diferente a fin de
fomentar la evaluación para el aprendizaje, y que es a esa clase de ayuda a la que
no se le ha dado suficiente atención.
Esto contrasta con la evaluación que sencillamente añade procedimientos o quiz al
trabajo existente y está separada de la enseñanza, o de la evaluación en marcha
que únicamente implica marcar y retroalimentar notas o marcas en los estudiantes.
Aun cuando sólo sea realizada totalmente por maestros, esta evaluación ha sido
crecientemente utilizada para resumir el aprendizaje, es decir, ha tenido más bien
un propósito de recopilar antes que formativo.
El término 'formativo' en sí mismo está abierto a una variedad de interpretaciones y,
a menudo, no significa más que evaluación que se lleva a cabo con frecuencia, y
que se planea a medida de la enseñanza. Esta evaluación no necesariamente tiene
todas las características que se acaban de identificar como de ayuda al aprendizaje.
Puede ser formativa en ayudar al maestro a identificar áreas donde se necesita más
explicación o práctica. Pero para los alumnos, las marcas o las observaciones sobre
sus trabajos les podrán decir de sus éxitos o fracasos, mas no cómo avanzar hacia
ulteriores progresos.
El uso de la información recolectada por parte de los maestros implica decisiones
sobre los pasos siguientes en el aprendizaje y acción para ayudar a los educandos
a darlos. Sin embargo, es importante recordar que son ellos quienes los darán y
que, entre más comprometidos estén con el proceso, mayor será su comprensión
de cómo extender sus aprendizajes.

Das könnte Ihnen auch gefallen