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LA EXPLICACIÓN SOCIOLÓGICA UNA INTRODUCCIÓN A LA SOCIOLOGÍA

TEMA 1 INTRODUCCIÓN GENERAL. ¿QUÉ ES LA SOCIOLOGÍA?

1. LA SOCIOLOGÍA. QUÉ ES Y SUS PROBLEMAS DE DEFINICIÓN. Siendo una de las ciencias


actuales más populares, fuera de los círculos de los especialistas no hay ideas claras sobre qué
es la Sociología, lo que provoca que esta disciplina, a diferencia de otras ciencias y profesiones,
tenga que ser explicada. Ello se debe a dos razones principales: por tratarse de una ciencia
muy reciente (s. XIX), por lo que aún no ha tenido tiempo para desarrollarse, y porque se
ocupa de algo sutil, casi imperceptible: lo social. En una primera y básica definición, la
Sociología es el resultado de aplicar procedimientos propios del método científico al estudio
de los fenómenos sociales, es decir, que mediante la aplicación de unas teorías y técnicas de
investigación estudia, explica e intenta predecir las relaciones sociales y los procesos de
interacción en el ámbito de las estructuras sociales.

2. ELEMENTOS PARA LA COMPRENSIÓN DE LA SOCIOLOGÍA COMO DISCIPLINA CIENTÍFICA


Frecuentemente, las más duras críticas sobre esta disciplina proceden del propio campo de los
que se dedican a ella, pues entre los sociólogos actuales persiste una importante diversidad de
percepciones sobre la naturaleza y el papel que la Sociología puede cumplir. Sin embargo,
muchas de las críticas y defectos que se achacan a la Sociología y a los sociólogos son
características a casi todos los grupos científicos: cuantitofrenia, jergas especializadas... Lo que
sí es cierto es la existencia de diferentes enfoques metodológicos y una creciente diversidad de
los campos de especialización, lo que hace difícil ofrecer una visión de conjunto de la
disciplina. Por fortuna, el abandono de la obsesión por las definiciones y la superada
pretensión por construir una gran teoría sociológica que lo explicase todo, ha dado lugar a una
atención creciente por los problemas sociales concretos e inmediatos, incluso mediante
enfoques microsociológicos que han llevado al sociólogo a las mismas fronteras de la
Sociología, pues no siempre es fácil diferenciar en determinados enfoques la Sociología de la
Economía o la Psicología, compartiendo por ello métodos propios de otras ciencias sociales.
Toda esta indefinición conceptual, metodológica y de delimitación ha llegado a crear entre los
sociólogos una conciencia de crisis, propiciando una tendencia hacia el autoanálisis y dando
lugar a que en muchos casos la Sociología se haya acabado convirtiendo en el propio objeto de
la Sociología, en un círculo cerrado de auto-observación.

3. LA EXPLICACIÓN SOCIOLÓGICA La crisis de la Sociología radica, pues, en su eventual


incapacidad para lograr su adecuada comprensión y aceptación social, es decir, para demostrar
su utilidad. En ese proceso explicativo se abren los siguientes interrogantes: ¿Cuándo aparece?
Al hilo del surgimiento y desarrollo de la sociedad industrial. ¿Por qué aparece? Porque se
dieron las condiciones de madurez adecuadas: desarrollo de la sensibilidad hacia lo social y
condiciones de libertad intelectual. ¿Cómo surge? En la evolución de las ciencias sociales:
primero la Ciencia Política de la Religión y la Moral, después la Ciencia Económica y a
continuación la Sociología. ¿Para qué? Para enfrentarse de un modo científico con la
problemática social. ¿Con qué orientación surgió? En los supuestos y planteamientos del
método científico. Se hace evidente, pues, que para la correcta comprensión de la Sociología
se debe dar cuenta tanto de su razón de ser contextual de desarrollo histórico, como de su
razón de ser sustantiva en tanto a su contenido y finalidad, haciendo hincapié en los siguientes
puntos: 1.Precisar el papel que juega lo social en la evolución del hombre. 2.Comprender las
características del período histórico en que aparece desde la doble perspectiva de cambios
sociales y de aparición de nuevas mentalidades. 3.Aclarar el gado en que los procedimientos
científicos pueden resultar aplicables al estudio de la realidad social. La Sociología forma parte
de las Ciencias Sociales, y aunque comparte parte de su campo con otras ciencias, cuenta con
un campo temático específico, lo social, y unos enfoques metodológicos particulares. Para
constituirse como ciencia, además, tuvieron que darse unos requisitos constitutivos previos:
unos elementos externos histórico-sociales a partir de los cuales fue posible el desarrollo de
una nueva rama del saber, y otros de evolución interna: desarrollo de una problemática
específica diferenciada de otras ciencias, desarrollo de grandes teorías sociológicas y
paradigmas interpretativos, delimitación de problemas específicos concretos del orden social,
y la conexión de estas orientaciones con perspectivas de investigación científica. Tras todo ello
llegamos a la conclusión de que lo que la Sociología necesita es ser explicada y no simplemente
definida. En lo que podría ser una primera y básica definición de consenso entendemos la
Sociología como el resultado de aplicar, en un contexto histórico determinado, procedimientos
de conocimiento propios del método científico al estudio de los fenómenos que acontecen en
la esfera de lo social, fenómenos que deber ser susceptibles de comprobación y medición
empíricos a partir de marcos teóricos interpretativos y conceptos analíticos adecuados.

TEMA 2 HOMBRE Y SOCIEDAD

1. LA NATURALEZA DE LO SOCIAL El hombre es un ser social, y no puede entenderse sin la


sociedad, en la cual siempre ha vivido como un hecho natural formando parte de su realidad
más íntima e inmediata. Por ello, el concepto de un hombre fuera de la sociedad no es
aceptable, pues mediante la socialización se adquieren un conjunto de pautas y patrones de
conducta social sin los cuales los seres humanos se verían reducidos a una condición diferente
a la humana. Una explicación más racional señala que la reflexión sobre lo social no se pudo
producir hasta que no se desarrollaron los métodos científicos y se evidenció la realidad de la
sociedad civil como entidad distinta y con vida propia al margen del Estado, hecho que se
produjo en el momento histórico de la revolución industrial. Intentando clarificar cuál es la
naturaleza de lo social, Nisbet señaló que los problemas de la Sociología son los que se refieren
a la naturaleza del vínculo social, en tanto fuerzas que permiten a los seres humanos
mantenerse unidos en las moléculas sociales

2. EL PAPEL DE LO SOCIAL EN EL DESARROLLO Teniendo presente la importancia que a lo largo


del proceso de evolución ha tenido la capacidad de adaptación al medio a fin de aumentar las
posibilidades de sobrevivir, algunas especies lograron esa adaptación precisamente merced a
su sociabilidad. En la especie humana esta condición no sólo consistió en un requisito para la
supervivencia, sino que se convirtió en un elemento decisivo de su conformación como
especie, a tal punto que, como señaló Perinat, los elementos que constituyen la sociabilidad
fueron adquiriendo una preponderancia decisiva, erigiendo al medio social como una
condición necesaria para el despliegue biológico normal del individuo. Se concluye, pues, una
perspectiva “coevolucionaria” entre los factores biológicos y culturales en el proceso
adaptativo de la especie humana, interactuando ambos en la evolución de los atributos
humanos.

Los sociobiólogos han puesto énfasis en el papel desempeñado por la herencia genética en la
dinámica de lo social como el verdadero motor de la sociabilidad, es decir, mientras que la
Sociobiología hace hincapié en el aspecto biológico del fenómeno social, el resto de Ciencias
Sociales destacan la significativa influencia de la acción cultural sobre los aspectos biológicos.
2. LA CONCEPCIÓN DEL HOMBRE COMO SER SOCIAL Se considera que la concepción del
hombre como ser social se origina en la clásica definición de Aristóteles (384-322 a.C.): animal
político por naturaleza (zoon politikón), añadiendo que el que vive aislado de las polis sin
necesidad de ella o es un bruto o es un Dios. La apostilla conlleva un matiz vital en la
consideración social del hombre: su dimensión cultural en tanto miembro de una sociedad
organizada. La Teoría de la evolución de Charles Darwin (1809-82) acudió a la comprensión de
la evolución del hombre como ser social al delimitar sus dos dimensiones: la idea de equilibrio
ser vivo-naturaleza mediante la adaptación al medio, y el proceso de evolución como producto
de una dinámica constante de adaptaciones y desadaptaciones, sobre todo a través de las
mutaciones genéticas. El hombre puede ser considerado como fruto de un doble proceso de
evolución biológica y evolución social. Este proceso de coevolución biológica y social del
hombre se sitúa en un contexto temporal muy dilatado (el Australopithecus dista cuatro
millones de años), y un análisis de sus condiciones físicas originarias nos indica que parecía una
especie destinada a desaparecer. Sociedad y cultura son, pues, las claves que nos permiten
comprender la adaptación al medio y la propia naturaleza del ser humano a través de la
hominización

3. RASGOS CARACTERÍSTICOS DE LO HUMANO En el desarrollo humano, lo social supone la


introducción de un principio de auto-regulación y de producción autónoma de ambientes
artificiales que han permitido una mejor adaptación al medio, haciendo de la sociedad el
contexto en que se hace posible lo humano. Sin embargo, la cultura y la sociedad humana
presentan unas características diferentes a las de otras especies también sociales (termiteros,
enjambres...), pues lo que diferencia sustancialmente al hombre es su libertad para actuar,
propiciando la cooperación y la creatividad. La mejor comprensión de nuestra realidad
presente debería partir del estudio de las protoculturas elementales de primates, pasando por
las formas de organización social de los diferentes homínidos y el comportamiento social de
algunas comunidades primitivas de tribus nómadas. Tras ese examen se observa que las
sociedades humanas han ido evolucionando poco a poco a lo largo de los años, acumulando
conocimientos y experiencias en su esfuerzo permanente por dar una respuesta grupal al reto
de la adaptación al medio. Otras de las cualidades importantes del hombre es su capacidad
hacedora y creativa. Aunque otras especies también realizan determinadas construcciones, el
hombre puede efectuar trabajos y tareas mucho más complejas y progresivamente
perfeccionadas merced a dos capacidades específicas: un cerebro para pensar y una mano
para manipular, en cuya conjunción se encuentran las claves de nuestra evolución como
especie, a tal punto que algunos estudiosos han hablado de una auténtica cultura de la mano.
Es importante destacar que la invención de útiles y herramientas no fue un acto individual,
sino una tarea social y grupal, dado que éstas se hacen y utilizan en grupo, y las técnicas para
emplearlas y perfeccionarlas se encuentran depositadas en el acervo común de las sociedades
humanas a través de la cultura. Por todo ello, la mano y el cerebro junto a la cultura y la
sociedad pueden ser considerados como los cuatro pináculos sobre los que ha sido posible la
evolución humana. Así, pues, mediante su capacidad grupal de trabajo y de acción, los
hombres han logrado alterar poco a poco su relación originaria con la naturaleza,
controlándola y readaptándola mediante herramientas y utensilios a la medida de sus
necesidades. En esa tarea el hombre también se ha ido remodelando a sí mismo como especie
social, en un largo proceso evolutivo de desarrollo cultural a través de un proceso creativo
resultado de la capacidad expresiva de la libertad humana.
TEMA 3 LOS ORÍGENES DE LA SOCIOLOGÍA

1. EL CONTEXTO SOCIAL DE LA SOCIOLOGÍA Durante un extenso período de tiempo los


hombres vivieron en comunidades bastante estables, generación tras generación. Sin
embargo, el siglo XVIII marcó el desarrollo de una serie de cambios de todo orden que dieron
lugar al inicio de una nueva era histórica. Teniendo como origen el Renacimiento y la
Ilustración, y tras el influjo de la Revolución liberal en Inglaterra y de la Revolución francesa, el
siglo XIX se inició bajo el signo de una nueva era de la razón, de los derechos humanos y del
pensamiento científico y secular. La Revolución Industrial condujo, de esta manera, al inicio de
un nuevo ciclo histórico, que a la par que puso en marcha enormes recursos productivos bajo
los dictámenes de la nueva ciencia de la Economía, dio lugar a una transformación radical del
orden social. Millones de seres humanos cambiaron de residencia, de forma de trabajo, de
estilos de vida, de costumbres y de ideas, pero la mayoría hacinándose en los barrios
proletarios en unas condiciones penosas de vida y de salubridad. Algo fallaba en aquel nuevo
contexto social, y en poco tiempo la cuestión social se convirtió en un foco de atención
prioritario.

2. LA ACUÑACIÓN DE UN NUEVO CONCEPTO: LA SOCIOLOGÍA En 1839 Augusto Comte


propuso públicamente calificar a la nueva ciencia como Sociología, poniendo la primera piedra
a la nueva rama del saber, la cual surgió en el curso de una especialización progresiva de los
saberes sociales: primero surgió la Política con el desarrollo del Estado Moderno, luego la
Economía bajo la Revolución Industrial, y por último la Sociología en un intento de descubrir
las relaciones sociales globales mediante el estudio de los procesos de estructuración y
desestructuración de la sociedad, todo ello con un espíritu secular y científico propio de la
nueva época: sin prejuicios, con objetividad, rigor y método. Comte entendía la Sociología
como una rama del conocimiento en la que estaba implícita una clara vocación de
transformación del orden social, de la que participarían casi todos los padres fundadores de la
nueva ciencia. Sin embargo, su planteamiento como “ciencia de las ciencias” y culminación de
todo el edificio científico, presentándola como una doctrina concreta, casi como una nueva
religión, no dejó de crear polémica y hasta rechazo por gran parte de la comunidad científica,
aunque explicase que la supuesta “culminación” también implicaba su dependencia al
desarrollo del resto de las disciplinas científicas.

3. SOCIOLOGÍA Y PRE-SOCIOLOGÍA El interés por el ámbito social es tan antiguo como la


civilización occidental, incluso hasta Platón y Aristóteles, pero el mero interés no es condición
suficiente para el desarrollo de una ciencia: habría que precisar cuándo se autonomizó de los
ámbitos político, moral y religioso, y, a su vez, cuándo se orientó por un enfoque propio de una
metodología científica. La Sociología no cuenta con fechas precisas de ninguno de estos
eventos. Aunque Comte planteó en 1822 la necesidad de una ciencia positiva de lo social a la
que denominó Física Social, y en 1839 Sociología, ninguna de estas fechas determina un antes
ni un después sino sólo dos eventos en un desarrollo largo y difuso. De hecho, Comte entendía
la Física Social como el complemento último a las físicas terrestre y animal, completando una
verdadera filosofía positiva humana capaz de hacer olvidar las explicaciones teológicas o
metafísicas, definiendo la Física Social como la ciencia que tenía como objeto el estudio de los
fenómenos sociales con el mismo espíritu que los astronómicos y físicos, es decir, como
sujetos a leyes naturales invariables. Por supuesto, esta visión pone en entredicho las fechas
anteriores sobre la fundación de la Sociología tal y como se ha entendido posteriormente,
incluso autores de la talla de Marx o Durkheim jamás llegaron a utilizar dicha denominación
por su manifiesta vinculación inicial a la obra de Comte. Previamente al desarrollo del método
científico, numerosos autores habían hecho objeto de su atención a los fenómenos sociales,
pero siempre desde enfoques reflexivos o meramente enunciativos: Herodoto, Aristóteles, Ib
Jaldún, Hobbes, Spinoza... pero en todas las aproximaciones faltaba una sistemática propia, es
decir, una definición de un objeto de estudio específico y los enfoques de una metodología
científica. Una vez desarrollado el método científico, se hizo necesaria la delimitación del
objeto específico de estudio, paso que se dio con la diferenciación entre las esferas política y
social, es decir, entre el estado y la “sociedad civil”, concepto éste último que vino de la mano
de la emergencia de nuevos e influyentes grupos sociales, con nuevas clases sociales y nuevas
formas de organización social y económica. Por todo ello, la aparición de la Sociología no
puede divorciarse del complejo contexto de referencias históricas asociadas a la emergencia
de la sociedad burguesa.

TEMA 4 EL DESARROLLO DE LA SOCIOLOGÍA LOS PADRES FUNDADORES

1. LOS PRECURSORES DE LA SOCIOLOGÍA

AUGUSTO COMTE Augusto Comte (1798-1857) está considerado el padre de la Sociología,


tanto por haber acuñado el término como por realizar su primera propuesta sistemática. En
cuanto a su vida, sus biógrafos hablan de su vida atormentada y carácter dogmático,
destacando sus siete años de colaboración con Saint-Simon, del que se separó
borrascosamente, y en los que sin duda se gestó gran parte de la nueva ciencia. La idea básica
de Comte era que todas las ciencias formaban una jerarquía, una gran pirámide construida de
acuerdo a la propia complejidad de los fenómenos estudiados, y en cuya cúspide se
encontraba la Ciencia de la Sociedad, la “ciencia de las ciencias”, la última en surgir puesto que
previamente había sido necesario el desarrollo de las demás, y que venía a remediar los
problemas del hombre y la sociedad. La exaltación de ese papel de la Sociología llevó a Comte
a considerarla como la nueva religión laica de la humanidad, donde la nueva religión era el
positivismo, la divinidad la humanidad, y sus sacerdotes la élite de sociólogos que
emprenderían la reorganización social universal. Uno de los puntales básicos del pensamiento
comtiano fue la Ley de los tres estadios, una interpretación de la evolución de la humanidad en
función del progreso interconectado del conocimiento, la realidad social y el desarrollo del
individuo: a) Etapa teológica. Sociedades agrícolas, cuya unidad básica era la familia. Los
fenómenos se explican por seres o fuerzas sobrenaturales. En política prevalece la doctrina de
los reyes, organización militar de la sociedad, autoritarismo y fuerte control social. b) Etapa
metafísica. Se afianza la autoridad civil y el Estado frente al poder espiritual. Los fenómenos se
explican recurriendo a entidades e ideas abstractas. En política prevalece la doctrina de los
pueblos, cuyos derechos hace iguales a todos los hombres. c) Etapa positiva. Sociedad
industrial, la inteligencia humana se libera de mitos y ataduras, entrando en el estadio de la
positividad racional. Una característica de su obra es su sentido práctico, pues, según él, se
trataba de llegar a un conocimiento de las leyes naturales que permitieran anticipar el curso de
los hechos para evitar, o al menos mitigar lo más posible, las crisis de un desarrollo
espontáneo imprevisto.

En cualquier caso, las aportaciones concretas de Comte al conocimiento de la estructura social


y a los procesos de cambio son muy limitadas y esquemáticas, y desde el punto de vista
metodológico apenas aportó más que la reivindicación global del método positivo. Sus
pretensiones de crear una ciencia, pues, fueron más un deseo que una realidad, de modo que
abrió un camino pero fueron otros los que empezaron a transitar por él.
EMILIO DURKHEIM Emilio Durkheim (1858-1917) inicia propiamente la historia de la
Sociología, pues no se limitó a hablar de la nueva ciencia ni de sus posibilidades, sino que hizo
Sociología mediante investigaciones concretas y el desarrollo de reglas y procesos de
investigación específicos. Los acontecimientos políticos de la época propiciaron en Durkheim
una preocupación recurrente por los temas de solidaridad social, sobre todo en base a la
relación individuo-sociedad. Para él, la sociedad no es la mera suma de individuos, sino una
realidad por sí misma, con sus propias leyes y previa a los individuos concretos que la
constituyen, de tal modo que la fusión de almas individuales genera un ser con una
individualidad psíquica de un nuevo género. Esta realidad colectiva no sólo tiene entidad
propia, actuando distinto a como lo harían sus miembros aisladamente, sino que también
propicia que el hombre sea lo que es, pues el hombre es hombre en la medida en que está
civilizado, y despojado de cuanto la sociedad le aporta quedaría reducido a la condición
animal. En la identificación y explicación de ese “factor social” sitúa Durkheim la razón de ser
de la Sociología. Durkheim definió la Sociología como la ciencia que se ocupa de los hechos
sociales, definiéndolos como aquellas maneras de obrar y sentir exteriores e impuestas al
individuo, es decir, realidades que éste se encuentra formadas y que son parte de la
supremacía de la sociedad sobre sus miembros. Es necesaria la combinación de muchos
individuos para instituir un hecho social nuevo, definiendo Institución como el conjunto de
todas las creencias y formas de conducta instituidas por la colectividad. La Sociología, pues, se
redefine como la ciencia que estudia la génesis y funcionamiento de las instituciones,
quedando así delimitado el objeto de estudio durkheimiano de la Sociología: los hechos
sociales y las instituciones. En el terreno político-social, Durkheim observó la conexión entre
tres movimientos del siglo XIX: la crisis de las ideas religiosas, la aparición de la Sociología y el
auge del socialismo, definiéndose partidario de un socialismo encaminado a lograr la
regeneración de la sociedad a partir de los principios morales de una Sociología científica, es
decir, no reducido a una simple cuestión de salarios sino como reorganizador del cuerpo social
en su conjunto. Para ello, Durkheim apostaba por una Sociología que aportaba un
conocimiento metódico y riguroso para la solución científica de los problemas sociales, de los
cuales el principal no era el económico, sino el del consenso y la aceptación de la superioridad
moral de la sociedad. Su labor fue ingente. En el terreno social, estableció la división entre
solidaridad mecánica y orgánica (comunidades y asociaciones), introdujo el concepto de
anomia, desarrolló la idea de institución social, los conceptos de cultura y sociedad, y
construyó diversas tipologías. En el metodológico, consideró la necesidad de tratar los hechos
sociales como cosas, es decir, como realidades observables y cuantificables, abandonando la
obsesión por la conceptualización y proponiendo el acercamiento a los problemas mediante
aproximaciones progresivas, partiendo de estudios sobre los puntos más accesibles. Con todo
este material proporcionado por Durkheim, la Sociología pudo por fin empezar a andar.

CARLOS MARX (1818-1883) es una de las mayores figuras intelectuales de la historia, y sin
duda una de las que ha llegado a alcanzar una mayor influencia práctica en el plano político y
cultural. Gran polemista y estudioso incansable, fue sobre todo un gran agitador, un promotor
de nuevas ideas y un abanderado de los nuevos ideales socialistas, además de profeta,
activista, líder político e intelectual que abordó cuestiones relacionadas prácticamente con
todas las ciencias sociales. Su pobre opinión de Comte le impidió la utilización del término
Sociología, acuñado por éste y relacionado en un principio con la visión contiene de la
sociedad, pero nadie duda de su posición como uno de los padres fundadores de la nueva
ciencia e inspirador de una de sus principales corrientes: la dinámica social como fruto del
conflicto y antagonismo, en contraste con la visión de la dinámica social como fruto del orden
y armonía social. Marx desarrolló una teoría concreta del devenir social a partir del análisis de
los procesos de producción económica, y en su obra culminante, El Capital, intentó desvelar la
lógica y dinámica del sistema de producción industrial-capitalista. Numerosos sociólogos,
como Schumpeter, Gurvitch o Bottomore, no dudaron en reconocer en sus obras el enorme
valor de las aportaciones marxistas, pero apuntando su arrogancia al pretender ser la
Sociología misma, o un sistema sociológico completo y definitivo, obviando las limitaciones
propias de toda teoría sociológica frente a la extraordinaria complejidad de la vida social. Marx
desarrolló sus investigaciones en torno a dos grandes temas interrelacionados: a) El
descubrimiento de la ley económica de la sociedad moderna capitalista. b) Los procesos
específicos de conflictos de clase. Con el estudio y la relación de ambos pretendía descubrir la
estructura y el funcionamiento de los sistemas de producción a través de la dinámica histórica
generada por los antagonismos y conflictos de clases que engendraban.

MAX WEBER Max Weber (1864-1920) es uno de los padres fundadores con mayor influencia
en la Sociología actual, ocupándose de tantos temas y cuestiones distintas que presenta
dificultades para ser sistematizado, careciendo de una teoría general o idea central de
pensamiento y estudio, posibilidad que rechazó al considerar que no podía existir una
explicación cerrada y acabada capaz de reproducir con fidelidad la extraordinaria complejidad
de la realidad. Su amplísima producción, desde estudios metodológicos a históricos, pasando
por la sociología de la religión y los económicos de su obra cumbre “Economía y Sociedad”,
está alentada por un permanente diálogo intelectual con Marx, a quien, junto con Nietzsche,
consideraba las figuras más influyentes de su época. Sin embargo, aunque ambos coincidieron
en atribuir un carácter prevalente al estudio del capitalismo, Marx enfatizó los factores
económico-materiales, mientras Weber se inclinó al ámbito de las ideas y creencias. Una
síntesis de las ideas de Weber, en contraposición a las de Marx, son las siguientes: ― Rechazo
de las grandes teorías y explicaciones unicasuales. ― Intento de aunar criterios de las ciencias
de la cultura con las ciencias naturales. ― Distinción entre los planos de poder económico y
político, las ideas de los intereses. ― Visión neutra del capitalismo, de tendencia a una
racionalización económica. ― Visión de las clases sociales y el conflicto de clases no sólo en
términos económicos, sino también ideológicos y culturales. ― Las relaciones entre la
infraestructura económica y la ideológica no son unívocas ni unidireccionales, sino
bidireccionales y dependientes. Weber llegó a la refutación empírica del materialismo histórico
de Marx, exponiendo las conexiones de las religiones con la economía y la estructura social de
su sociedad, todo ello en base a un dato concreto: el capitalismo se extendió con más auge en
los países protestantes que en los católicos, dándose un mayor porcentaje de protestantes
entre los propietarios y puestos directivos de las empresas. Weber estableció que los
elementos que definían el “espíritu del capitalismo” se correspondían con la ascesis
profesional puritana cristiana, y concluyó la importancia decisiva del factor religioso en la
génesis del capitalismo occidental, es decir, que el criterio económico no bastaba y era
necesario considerar también los valores y las ideas en la explicación de los procesos sociales.

TEMA 5 LA SOCIEDAD, OBJETO DE ESTUDIO DE LA SOCIOLOGÍA

1. ¿QUÉ ES LA SOCIEDAD? Las sociedades de nuestros días son sociedades de masas,


enormemente complejas y dinámicas, aunque el salto se ha producido en una sola generación
ya que hasta hace muy poco tiempo sólo una minoría de la población vivía en las grandes
ciudades. Por ello, se hace necesario el estudio de la sociedad, básicamente desde dos
enfoques: la estructura social por un lado, y los procesos y relaciones sociales entre sus partes
por otro. A modo de resumen, podemos afirmar que en toda sociedad existen diversos tipos
de grupos sociales, distintas clases sociales, diferentes formas o modelos de comportamiento
social y modos estandarizados de relación, así como un conjunto de Instituciones sociales que
cumplen funcione específicas. Atendiendo a esta disección de la sociedad, la Sociología se
ocupa de estudiar su estructura, sus cambios y sus problemas, a través de unas técnicas de
investigación aplicadas a una serie de hipótesis y formulaciones teóricas.

2. LA ESTRUCTURA SOCIAL Basado en la convicción de que la realidad no es un caos, el


pensamiento occidental se orienta a la observación del orden de las cosas, intentando
descubrir la conformación regular y ordenada, estructurada, de la realidad. En ese sentido, el
concepto de estructura implica básicamente tres elementos: idea de un conjunto, la existencia
de unas partes que lo componen, y una disposición ordenada de relaciones o posiciones entre
ellas. En toda sociedad humana, incluso en las más simples y primitivas, puede identificarse
una estructura social, de la que se han formulado diferentes definiciones. Entre otras,
destacan:

― El organicismo, identificando cada parte de un supuesto “organismo” social con las de un


organismo viviente.

― El funcionalismo. Según Talcott Parsons, si un sistema social es un sistema de procesos de


interacción entre actores que desempeñan roles, la estructura social queda definida como las
relaciones mutuas entre los roles de dichos actores. Las ideas comúnmente aceptadas que
están en la base de la definición del concepto de estructura social son básicamente cuatro:

1. La estructura social es entendida como una red o sistema de relaciones sociales regulares y
pautadas, que prevalecen a los individuos concretos. Es decir, que mientras los individuos son
prescindibles y reemplazables, la estructura permanece estable.

2. Los contenidos de las estructuras sociales son esquemas de acción pautadas, es decir, que
vienen socialmente dadas y responden a uniformidades ordenadas socialmente.

3. Las estructuras sociales implican distintas formas estandarizadas de relaciones de


ordenamiento, distancias sociales, jerarquías y dependencias entre grupos e individuos.

4. La estructura general de una sociedad está formada por un conjunto de subestructuras


interconectadas entre sí de muy diversos modos: económica, de poder, de clases...

3. LOS GRUPOS SOCIALES La sociedad está formada por una tupida red de grupos sociales, en
los que todos los individuos se encuentran implicados en diferente grado, y que constituyen
las células básicas de la sociedad, lo que hace del grupo social la realidad más inmediata y
central para la Sociología. Sin embargo, a pesar de su peso actual los padres fundadores
apenas les prestaron atención, más preocupados por los grandes problemas y procesos
globales, centrándose en la dicotomía individuo-sociedad. La primera formulación seria de los
grupos primarios vino de la mano de Charles H. Cooley (1864-1929), pero su auge tuvo que
esperar a la década de los años treinta con las investigaciones de Elton Mayo. No se debe
confundir los grupos sociales con las categorías sociales (individuos que reúnen las mismas
características: profesores, jóvenes...) ni con los agregados estadísticos (individuos que pueden
ser clasificados de acuerdo a algún atributo: lectores del ABC, fumadores de Fortuna...), pues
no tienen más sentido que el clasificatorio o estadístico. Cuando nos referimos a grupos
sociales están implícitas las siguientes características: Son unidades sociales con unos
contornos delimitados y características precisas. Su elemento definitorio fundamental es la
unión continuada de personas por algún tipo de relación social a través de ciertos intereses,
valores o propósitos comunes. Nos son espontáneos, sino que se caracterizan por contar con
cierta estabilidad. Existe un sentimiento de pertenencia, y sus miembros se identifican como
tales. Pueden ser identificados desde fuera como grupo. Tiene la virtualidad de influir u
orientar la conducta y opiniones de sus miembros. Los grupos sociales pueden ser clasificados
de acuerdo a un gran número de criterios, pero la más significativa es la que distingue entre
grupos primarios y secundarios.

Homans observó que el proceso de decadencia histórica de las civilizaciones se encuentra


ligado al fracaso en organizar las formas de la sociedad-básica a gran escala, concluyendo que
una civilización, para poder mantenerse, debe preservar entre los grupos que componen su
sociedad y la dirección central, algunas de las características del grupo, aún cuando sea a una
escala mucho más extensa.

4. LAS INSTITUCIONES SOCIALES Como referencia, Durkheim definió la Institución como el


conjunto de todas las creencias y formas de conducta instituidas por la sociedad, es decir,
todas aquellas prácticas sociales que se siguen de un modo irreflexivo sin necesidad de
justificación. Dado que la característica fundamental de las instituciones sociales es que
cumplen funciones, y que para que una sociedad se constituya como tal es necesario que
cuente con un mínimo de requisitos funcionales, las sociedades originarias se dotaron para ello
con un conjunto de instituciones sociales específicas: Sistemas de reproducción y socialización
de los individuos, a través de la institución de la familia con la colaboración de las instituciones
educativas. Estructuras económicas y de división del trabajo, a través de instituciones
económicas. Sistema de poder y uso legítimo de la fuerza, a través de las instituciones
políticas. Sistema de creencias y valores, a través de las instituciones ideológicas y expresivas,
como la Iglesia y las religiones. Las instituciones sociales no son compartimentos estancos, sino
piezas de un entramado social complejo, y a través de los continuos procesos de interacción de
las instituciones sociales básicas surgen otras instituciones y formas de articulación social,
como las clases sociales. Por ello, cuando se habla de instituciones sociales se está hablando en
realidad de la estructura social, a través del prisma del cumplimiento de unas funciones
sociales específicas.

5. LAS CLASES SOCIALES La forma de nuclea miento institucional más importante es la que
tiene que ver con la desigualdad, agrupando a los seres humanos en distintas clases sociales
con distintos niveles de acceso a los bienes y servicios, y distintos grados de influencia política
y social. La diferenciación de posiciones no viene dada por una lógica natural según las
cualidades personales, sino básicamente por desigualdades de carácter social asociadas a las
distintas formas de organización de la sociedad. Por ello, la desigualdad debe ser entendida
como un fenómeno de carácter histórico y cultural, pues las distintas influencias culturales han
dado lugar a los distintos modelos de estratificación: de castas, esclavistas, estamentales... La
desigualdad ha evolucionado también en su intensidad, desde una leve desigualdad coyuntural
en las primitivas sociedades nómadas, hasta su auge con la aparición de las sedentarias, cuya
mayor posibilidad de acumulación de recursos se tradujo en notables diferencias de riqueza,
enraizándose en el entramado social a medida que las sociedades se iban desarrollando y
complejizando con un mayor grado de especialización de funciones. El sistema de desigualdad
social que ha merecido una mayor atención ha sido el sistema de clases occidental, cuyo
impacto político en la historia reciente de Occidente ha sido enorme: movimiento obrero,
anarquismo, marxismo, Estado del Bienestar..., a tal punto, que Marx llegó a afirmar que la
historia de la humanidad era la historia de la lucha de clases.

Estructura de clases y Estratificación social, Sin embargo, la falta de consenso ha llevado a la


distinción de dos conceptos: clase social y estrato social, es decir, estructura de clases y
estratificación social, dado que la palabra clase cuenta con varios significados según el
contexto. Como ya señaló Ossowski, se trata de un concepto cargado de importantes
connotaciones políticas, ideológicas y emocionales, casi siempre asociado a alguna teoría
social específica. De hecho, el concepto de clase social se encuentra específicamente vinculado
a contextos históricos socio-económicos muy precisos del mundo occidental, lo cual ha
propiciado que el referente sociológico general de los sistemas de desigualdad sea
conceptualizado con el término más general de estratificación social, en el que la clase social o
estructura de clases no expresaría más que una de sus diversas variantes, en sociedades
concretas y contextos históricos precisos. En los términos de esa distinción, Sorokin definió la
estratificación social como la diferenciación de una determinada población en clases
jerárquicas superpuestas, en base a una distribución desigual de deberes y derechos,
destacando tres modelos de estratificación: económica, política y ocupacional, que venían a
coincidir con el triple criterio de estratificación propuesto por Weber, económico, ideológico y
cultural, el cual reivindicó la autonomía y especificidad propios de cada uno de los ámbitos.
Para Weber los elementos básicos de la estratificación social son la clase (orden económico,
las clases), el status (orden social, los estamentos) y el poder (orden político, los partidos),
cuyo complejo análisis global aconseja su estudio delimitando diversos aspectos de la
estructura social. El concepto de estratificación social supone la consideración de un conjunto
muy variado de factores sociales vinculados a situaciones de desigualdad.

TEMA 6 CULTURA, PERSONA Y SOCIEDAD

1. CULTURA Y SOCIEDAD La sociología basa sus estudios en el carácter repetitivo y regular de


lo social, es decir, que los comportamientos humanos se producen en sociedad conforme a
una determinada lógica y un cierto orden. Uno de los conceptos fundamentales para entender
la naturaleza de lo social es el concepto de cultura, tan vinculado al concepto de sociedad que
no pueden existir de un modo independiente: la sociedad no puede existir sin la cultura, y la
cultura sólo existe dentro de la sociedad. La gran diversidad de culturas y patrones culturales
muestra hasta qué punto la personalidad humana es moldeada e influida por el contexto
cultural en que se desarrolla. Lo que hace posible el estudio científico de los procesos de
socialización y de interacción en la cultura es precisamente su carácter repetitivo de acuerdo a
unas pautas relativamente predecibles

2. EL CONCEPTO DE CULTURA, Aunque en lenguaje común se suele identificar a la cultura con


determinados conocimientos y aficiones, este término es utilizado por los científicos sociales
con un significado mucho más concreto y específico. Sin embargo, lejos de la unanimidad
Kroeber y Kluckhohn llegaron a inventariar más de 150 definiciones. La primera definición
moderna de cultura la dio Tylor en 1871, identificando la cultura como aquel todo complejo
que incluye el conocimiento, las creencias, el arte, la moral, el derecho, las costumbres y
cualesquiera otros hábitos y capacidades adquiridos por el hombre como miembro de la
sociedad. Es decir, que en el concepto de cultura Tylor distinguió dos vertientes: la de su
perspectiva evolutiva y su conexión con el concepto de sociedad.
3. CULTURA Y PERSONALIDAD Dado que para la Sociología es importante determinar el influjo
real de lo socio-cultural en la personalidad de las personas, se deben clarificar los siguientes
conceptos: El concepto de individuo es genérico, y hace referencia a cualquier ser humano.
El concepto de temperamento se refiere a los caracteres diferentes de los distintos individuos
según sus propias inclinaciones innatas de carácter biológico. El concepto de personalidad
define los contornos sociales estereotipados por la cultura, es decir, las formas más típicas de
comportarse de una determinada cultura. Toda cultura influye en determinados contornos de
la personalidad ejerciendo una fuerte presión en los individuos, que tienden a comportarse
según unas determinadas personalidades que reflejan las características estereotipados de
dicha cultura, como lo demuestra la existencia de estereotipos nacionales. Como significaron
Kardiner y Linton, cada cultura tiende a crear una personalidad básica-tipo formada por el
conjunto de características de la personalidad concordantes con el “orden total de las
instituciones” de una sociedad. Es importante delimitar la relación entre personalidad y
estructura social, pues aunque la acción de los individuos en cualquier situación es personal,
como afirmó Inkeles, en su mayor parte refleja determinadas influencias del contexto social. El
concepto de personalidad, pues, debe considerarse como un elemento destacado para el
estudio de lo social. Stephan Spitzer, sin embargo, señaló que dicha relación puede ser vista
desde dos perspectivas: la personalidad como un producto de la estructura social, o bien ésta
como un producto de las características de la personalidad de sus miembros, evidenciándose
con los condicionantes de ambos enfoques la íntima interdependencia de ambos conceptos.
Entre los que valoraron la influencia de los factores de la personalidad sobre la estructura
social, destaca el estudio de Riesman sobre las correspondencias entre determinados
“caracteres sociales” típicos y las distintas fases de evolución demográfica junto al desarrollo
económico de las sociedades. Por otro lado, en toda cultura se plasman ciertas formas
estandarizadas de comportamientos sociales-tipo. Como ya destacó Kardiner, en toda
sociedad existen determinadas experiencias y necesidades comunes a todos los hombres, así
como determinadas formas institucionalizadas de enfrentarse a ellas, las cuales se podían
dividir en instituciones primarias Dada la moldeabilidad del ser humano, siendo un producto
de la cultura, se podría llegar a la conclusión de que las estructuras básicas de personalidad
son limitadas. Sin embargo, la experiencia empírica demuestra que, a pesar de que la mayoría
se adapta con cierta comodidad a las pautas establecidas, siempre hay grupos e individuos no
adaptados ni integrados culturalmente, pudiendo afirmarse lo siguiente:

a) Existen más clases de variación en los tipos de personalidad que los que se establecen en
algunas clasificaciones esquemáticas.

b) Se dan distintos tipos de ajuste y acomodo a las pautas culturales dominantes.

c) Existen bastantes tipos de desarreglos de personalidad, sobre todo a causa del desempeño
simultáneo de roles en conflicto, lo cual llega a producir “incertidumbres” de conducta,
comportamientos inesperados y perturbaciones de personalidad: anomias, agresividades,
pasividades... Se evidencia, pues, que la idea de ajuste absoluto a los patrones culturales no es
real, en gran medida porque en nuestro tiempo la cultura absolutamente homogénea no
existe, sino más bien una cultura predominante y un haz de culturas secundarias, de modo que
los individuos reciben influencias de ambientes culturales diferentes y, a veces, contrapuestos.
Quizás por todo ello, en la actualidad el concepto de influencia cultural ha entrado en cierta
crisis, pasando a considerarse más el concepto de pluri-cultura. Ese creciente pluralismo
cultural, con sus conflictos de patrones culturales, propicia que muchos individuos empiecen a
sentir que carecen de unos criterios de orientación claros, motivo por el cual Riesman observó
la emergencia de nuevos tipos de personalidades, muy dúctiles y dirigidas “por los otros”, con
un fuerte deseo de adaptación a los criterios mayoritarios. En ese sentido, es de destacar unas
importantes tendencias culturales grupales, como las nuevas tribus urbanas juveniles, así
como la interinfluencia de tradiciones culturales de raíz histórica y geográfica muy diferente
propiciada por el masivo aumento de los procesos migratorios. En resumen, y para concluir, se
puede afirmar que a la cultura se debe el grueso del contenido de cualquier personalidad, pero
que las personalidades individuales (tipos psicológicos) no pueden explicarse completamente
sobre la base de las influencias culturales, dada la interacción de factores extraordinariamente
múltiples y variados sobre el perfil de la personalidad.

TEMA 7 SOCIEDADES HUMANAS Y SOCIEDADES ANIMALES

1. ETOLOGÍA Y SOCIOLOGÍA La reflexión sociológica se inicia con la pregunta sobre qué


diferencia al hombre de otras especies, y ya Comte en su “Curso de Filosofía” expresa la
importancia de la comparación racional entre las sociedades animales y humana, sobre todo
en base al carácter natural de las principales relaciones sociales, así como por el interés
sociológico por conocer los caracteres de las primeras instituciones sociales humanas. En ese
sentido, Engels incluso llegó a juzgar imposible que el hombre descendiera de un antepasado
que no fuera sociable. A pesar de notables reticencias históricas (religiosas, ideológicas...), el
hombre no puede ser considerado como el único ser social, evidenciándose un vínculo que lo
mantiene unido a la lógica global de lo social. La aceptación de este hecho ha contribuido a la
actual popularidad y difusión de la Etología, ciencia que se ocupa del estudio de los
comportamientos y costumbres o hábitos de los animales, sobre todo a raíz de una serie de
llamativos y sorprendentes resultados en algunas recientes investigaciones sobre la vida social
de los grandes monos, incluyendo notables intentos de socialización y aprendizaje de primates

2. LAS SOCIEDADES ANIMALES Las sociedades de insectos Las sociedades superiores de


insectos constituyen uno de los tipos de sociedades animales más antiguas, presentando
formas de organización social muy sofisticadas, con una rígida división del trabajo que se
traduce en la existencia de distintos tipos de individuos físicamente diferenciados entre sí, con
su propio sistema de comunicación, con capacidad para construir edificaciones complejas, e
incluso para cultivar algunas variedades de hongos. Sin embargo, se trata de sociedades
básicamente estáticas, en las que no existen márgenes significativos de variación en el
comportamiento de los individuos, que actúan de un modo casi mecánico, aceptando su
subordinación tiránica al todo social. Lo social es, pues, morfológico, y la diferenciación de
papeles sociales se basa en la diferenciación biológica de los individuos, actuando la sociedad a
nivel global como si fuese un gran organismo vivo. Aunque, según Marcel Sire, las sociedades
de insectos presentan puntos comunes con las humanas, debemos concluir que mientras éstas
se basan en lo automático y lo orgánico, las de los vertebrados se basan en la evolución
psíquica, constituyendo formas de organización social distintas. A pesar de admirar su
antigüedad y capacidad de adaptación, Maeterlink no dudó en calificarlas como sociedades
feroces y siniestras, y una ejemplificación aberrante de a dónde puede conducir la
rigidificación de las organizaciones sociales.

Las sociedades de animales vertebrados El instinto social en los animales vertebrados difiere
por completo del de los insectos. Estos animales, especialmente los primates, están vivamente
orientados hacia la sociabilidad, pero sus sociedades no están estructuradas con tanta rigidez,
los individuos mantienen márgenes amplios de independencia y libertad, y las jerarquías no
vienen dadas por rasgos morfológicos diferenciados, sino a través de procesos de afirmación
entre individuos iguales. Los estudios recientes sobre sociedades de primates muestran su
complejidad y variación. Respecto a los babuinos, Washburn y Devore observaron el carácter
marcadamente adaptativo de la forma de vida grupal, al punto que cada tribu cuenta con un
territorio y recursos propios (refugios, agua, alimento...) y las actitudes de sus miembros se
hallan coordinadas en todas las etapas de la vida. Ese carácter vital de la sociabilidad es explica
el carácter emocional de los vínculos sociales, determinando la desaparición progresiva de los
miembros menos gregarios. Intentando reflejar su complejidad, Umberto Melotti distinguió al
menos siete grados de vida social, o formas de organización social, y cuatro tipos
fundamentales de sociedades: arborícolas del bosque, terrícolas de la sabana, terrícolas de las
zonas áridas y los grandes primates (gorilas y chimpancés), las más evolucionadas y con mayor
variabilidad. El conjunto de los estudios permiten establecer algunos rasgos comunes en las
sociedades de monos: Territorialidad, pues cada sociedad se desarrolla en ámbitos
geográficos concretos. Autorregulación demográfica, manteniendo las dimensiones grupales
por exclusión de elementos jóvenes, que se ven obligados a fundar nuevas colonias.
Diferenciación de lazos sociales y de estructuras de dependencia. Jane Beckman Lancaster
distinguió entre las jerarquías generales de dominación, los lazos entre madres e hijos, y los
lazos entre machos y hembras. Relaciones afectivas entre individuos del mismo sexo: grupos
de compadres, camarillas... siendo frecuentes los enfrentamientos y rivalidades entre estos
subgrupos. Diferenciación de papeles por sexo y edad, e incluso por función en el desarrollo
de ciertas actividades, como por ejemplo la caza. En clara diferenciación con las sociedades de
insectos, en las sociedades de primates se aprecia el extraordinario papel de lo individual. Al
contar con un amplio margen de autonomía, el desarrollo de los sentimientos de
individualidad propicia frecuentes tensiones de competencia y confrontación, garantizando un
considerable dinamismo social interno, incluso con cierto grado de desorden, al punto que se
ha definido sus sociedades como una combinación de rígidas obligaciones y un conjunto de
movimientos de36

sordenados. En esa línea, precisamente la amenaza permanente del desorden es lo que


imprime a la sociedad su carácter complejo y vivo, en continua reorganización permanente.
Esta combinación de organización, desorden y libertad individual es la que ofrece la posibilidad
de cambio e innovación social, auspiciando la evolución sociocultural de la sociedad. De hecho,
las posibilidades de experimentación individual se trocan a menudo en experiencias sociales
nuevas, que se transmiten al resto de la sociedad si se demuestra su utilidad.
3. LOS ORÍGENES DE LA SOCIEDAD HUMANA Durante bastantes años los sociólogos han venido
insistiendo en ahondar las diferencias cualitativas entre sociedades humanas y animales, incluso
Wossner llegó a definir el campo del social humano en virtud de sus diferencias con el animal. Sin
embargo, recientes descubrimientos arqueológicos vienen a cuestionar la concepción de la
“inteligencia” como barrera diferenciadora verdaderamente cualitativa, y Thorpe proporciona en
sus estudios argumentos y datos que muestran la inexactitud de las concepciones tradicionales. A
pesar de estos avances, aún son muchos los interrogantes que se plantean en cuanto al origen y
desarrollo de la evolución social humana, sobre todo dadas las grandes lagunas en el conocimiento
de las etapas del proceso de hominización, lagunas comprensibles si tenemos en cuenta que este
proceso está estimado en varios millones de años. En cualquier caso, la tendencia de sociólogos y
antropólogos ha sido establecer una barrera cualitativa en torno al concepto de cultura, es decir,
que la capacidad de tener, hacer y transmitir la cultura viene a ser considerada como el verdadero
rasgo diferenciador entre las sociedades animales y las humanas, permitiendo además delimitar
sus campos científicos específicos. En cuanto al tiempo y manera en que surgen las culturas
humanas, Bonner manifestó su convicción de que todos los cambios evolutivos fueron
relativamente graduales, y que podemos encontrar la simiente de la cultura humana desde los
primeros pasos de la evolución biológica.

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