Durante años, la investigación clínica ha tratado de encontrar nuevas y efectivas estrategias de
rehabilitación de la heminegligencia. Aparte de los tratamientos farmacológicos, se han ido desarrollando y mejorando diferentes aproximaciones de intervención, entre las cuales se encuentran el entrenamiento en exploración táctil y visual, la estimulación vestibular calórica, la estimulación optocinética, la rotación del tronco, la vibración muscular transcutánea mecánica, la adaptación prismática, la facilitación de los movimientos oculares mediante la colocación de un parche en el ojo ipsilesional (eye patching) o la limitación en el uso del hemicuerpo funcional (constraint induced therapy). En los trabajos de Bowen y Lincoln, de Chokron et al y de Luauté et al, se pueden encontrar revisiones críticas de esta técnicas. Además, generalmente, la heminegligencia cursa con anosognosia (falta de conciencia de déficit), por lo que, con frecuencia, el objetivo inicial de la rehabilitación es el aumento del nivel de conciencia que el paciente posee sobre sus déficits para, posteriormente, pasar a mejorar las dificultades propias de la heminegligencia.
Estimulación magnética transcraneal como estrategia de intervención en la heminegligencia.
Las aproximaciones terapéuticas clásicas han mostrado efectos positivos en la
reducción de la sintomatología propia de la heminegligencia en el ámbito clínico, pero la mejora en las limitaciones del sujeto en la vida diaria y la persistencia de los efectos conseguidos en consulta son insuficientes [52]. Estas limitaciones han potenciado la aparición de nuevas estrategias terapéuticas, entre las cuales la estimulación magnética transcraneal (EMT) constituye una herramienta prometedora, por lo que debe ser considerada al menos como una técnica de intervención adyuvante a las aproximaciones terapéuticas convencionales [58]. La EMT es una técnica de uso reciente que permite modular la actividad cerebral, de forma segura y no invasiva, mediante la generación de un campo magnético que penetra fácilmente a través del crá- neo e induce una corriente eléctrica en el cerebro. A través de la EMT es posible activar, o interferir, determinadas funciones cerebrales de forma específica, consiguiendo incluso efectos a largo plazo, lo cual la convierte en una técnica con prometedoras aplicaciones clínicas en aquellas alteraciones en las que se busque generar modificaciones de la actividad cerebral.
La EMT ofrece un amplio abanico de posibilidades tanto en investigación, ya que permite el
estudio de funciones cognitivas y la validación de modelos teóricos, como en intervención terapéutica, puesto que la EMTr permite modular la actividad cortical a largo plazo.