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FACULTAD DE CIENCIAS EMPRESARIALES

ESCUELA ACADÉMICO PROFESIONAL DE ADMINISTRACIÓN

ARTÍCULO DE OPINIÓN

LOS HOMBRE TAMBIÉN LLORAN Y LAS MUJERES TAMBIÉN SE COMEN 8 TACOS

Autor(es):

Mezones Vergara, Katherine


Polanco Moncada, Lourdes

Asesora:

Laura Lorena Calderón Vera

CHEPÉN – PERÚ

2017
La ley de igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres (Ley N° 28983), puso fin
a la desigualdad de género igualando jurídicamente al hombre y a la mujer. Sin embargo,
las desigualdades de género siguen patentes en nuestra sociedad debido a que ciertos
estereotipos insisten en clasificar al hombre y a la mujer como dos seres desiguales en
papeles, roles, características etc.

Desde un punto de vista biológico si es posible distinguir entre dos sexos, pero cuando
distinguimos entre ambos de forma psicosocial estamos cayendo en la discriminación
por género. El género es únicamente una realidad cultural. Los objetos (silla, coche,
libro, etc.) tienen género femenino o masculino debido a una designación sociocultural,
que depende de la visión de cada sociedad. Lo grave es cuando también de manera
sociocultural asignamos roles a las personas en razón de su género, y tachamos de
“sentimental” a las mujeres y de “duros” a los hombres. Esto lleva a que las mujeres
adopten un rol más sumiso y los hombres, desde niños, asuman un papel más rígido,
menos tierno y más violento, que incluso podría no corresponderse con su verdadera
personalidad pero con la que estarían socialmente obligados a identificarse. Estamos,
pues, alterando la personalidad de estas personas y su rol social. Hasta el día de hoy las
desigualdades de género siguen presentes en nuestra sociedad y parecen heredarse de
generación en generación. Consideramos que tanto mujeres como hombres cuentan
con el mismo acceso a oportunidades, como igual salario por igual trabajo, posibilidades
equitativas de ascenso laboral (obtener un cargo de gerencia dentro de una empresa),
participar en la toma de decisiones, entre otras.

Nuestro propósitos al redactar este artículo es hacer que mujeres y hombres tomen
conciencia de la igualdad de oportunidades, recursos y responsabilidades que tienen
ambos; también hacer escuchar las voces de las mujeres. Ha llegado el momento de que
las mujeres participen en pie de igualdad en la toma de decisión en el hogar, en el sector
privado y en las instituciones de gobierno.

Las mujeres ocupamos más del 50% de la población, y que mitad de la población sea
sometida, discriminada, acallada y no disfrute de las mismas oportunidades de
desarrollo y felicidad, representa un freno al desarrollo y afrenta a la democracia.
Hoy en día nos encontramos en una lucha para que las mujeres del país y del mundo
tengan las mismas oportunidades que los hombres, sin embargo al hablar de la igualdad
de género escuchamos diversos comentarios como, si son iguales que nosotros ¿por qué
no puede hacer el mismo trabajo pesado?

Según la Unesco, la igualdad de género es “la igualdad de derechos, responsabilidades


y oportunidades de mujeres y hombres, y niñas y niños. La igualdad no significa que las
mujeres y los hombres sean lo mismo, sino que los derechos, responsabilidades y
oportunidades no dependen del sexo con el que nacieron. La igualdad de género supone
que se tengan en cuenta los intereses, las necesidades y las prioridades tanto de las
mujeres como de los hombres, reconociéndose la diversidad de los diferentes grupos de
mujeres y de hombre”.

Las mujeres todavía experimentan grandes dificultades para acceder a empleos


decentes y cuando lo hacen obtienen salarios menores a los de los hombres en un
mismo puesto, según un informe del INEI del 2016, en el Perú las mujeres ganan un 30%
menos que los hombres, y es un problema que aún está vigente.

La población laboral femenina ha pasado en los últimos veinte años de 45 a 61 millones


de trabajadores, mientras que el número de trabajadores varones ha permanecido
estable; pero siguen existiendo profundos desequilibrios en lo que a igualdad de género
en el empleo se refiere. E l desempleo femenino sigue estando por encima del masculino
y las mujeres están desempleadas más tiempo que los hombres.

La población femenina no solo tiene problemas laborales, como podemos observar día
a día en las noticias y diarios de nuestro país, vemos titulares de que mujeres y /o niñas
fueron violadas, ultrajadas, asesinadas, maltratadas brutalmente ya sea por el esposo,
padre, hermano, tío, y hasta sus vecinos. Como lo noticia que conmovió al Perú a inicios
de este presente año, en el barrio de Miraflores de Lima, cuando en plena calle y a la luz
del día, Martín Alonso Camino Forsyth arrastró por la vereda a su novia de las iniciales
Micaela de Osma y la metió a un edificio porque no le quiso dar la contraseña del celular;
este hombre agredió física y psicológicamente a su enamorada y su castigo solo fue estar
detenido 48 horas.
No es posible que nuestra sociedad progrese en infinidad de cosas y que se quede
estancada en cuanto al humanismo, la violencia y el abuso contra la mujer es una
muestra clara de que necesitamos un cambio y que para ello todos debemos ser agentes
participativos. Una frase muy interesante dice que “la humanidad posee dos alas, una
es la mujer y la otra el hombre; hasta que las dos alas no estén igualmente desarrolladas,
la humanidad no podrá volar”. Pensemos en ello y hagamos que la humanidad de
nuestra sociedad pueda despegar.

Desde tiempos antiguos las mujeres son consideras el sexo débil, ya que se cree que son
inferiores y dependientes de los hombres, sosteniendo a este como el sexo fuerte y
agresivo. Sin embargo las mujeres han demostrado día a día con esfuerzo que no somos
lo que ellos creen y que podemos ser iguales o mejores a ellos en cualquier ámbito de
nuestra vida, en lo cotidiano y en lo profesional. Consideramos que mujeres y hombres
deben tener igualdad de oportunidades, recursos y responsabilidades para que la
igualdad sea una realidad.

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