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Introducción
El Estado Plurinacional de Bolivia posee una superficie de más de un millón de km 2, siendo superado
en tamaño por sus vecinos Brasil, Argentina y Perú, aunque es más extenso que Venezuela, Ecuador y
su otro país limítrofe Chile. Según el censo de 2012 cuenta con una población de más de diez
millones de habitantes donde la mayoría corresponde étnica y culturalmente a los Quechua-Aymara y
a los mestizos (suman entre ambos más del 70%). Existen también otras culturas precolombinas en
Bolivia, pero son minoría. Los blancos descendientes de europeos son la mayor minoría del país.
El país se divide en tres regiones. La región andina al suroeste es la región más importante para
nosotros porque alberga a los protagonistas, mayoritariamente silenciados, de la historia de Bolivia.
Allí se encuentran las ciudades más importantes, la capital La Paz y Potosí, histórica ciudad donde se
encuentra la mina homónima, asiento de la dominación española en épocas de la colonia. En esta
región habita casi un tercio de la población total del país. En esta región está el respaldo más fuerte
del actual presidente Evo Morales. La otra región importante de Bolivia es la zona del llano chaqueño
o la Amazonia boliviana. Es donde se ubicaron históricamente los pobladores blancos y careció de
importancia económica hasta recientemente cuando se alojaron fuertes y poderosas inversiones
extranjeras.
Entre la región andina y la región de los llanos hay un área periférica de ambas que ocupa la parte
central y sur de Bolivia. Cochabamba y Sucre son las ciudades más importantes de esta región. En sí
nunca tuvo mucha importancia económica, se dedica principalmente a la agricultura
de granos, café, caña de azúcar, cacao, tabaco y frutas. Es de rescatar también que allí se ubican
las mayores plantaciones de coca del país.
La mayor parte de la historia que contaremos a continuación se ubica en la región andina, donde se
produjo desde los tiempos de la colonia la plata. Luego de siglos de saqueamiento por parte de los
españoles, ya en el siglo XX las oligarquías nativas de Bolivia mutaron su relación extractivista hacia
el litio y el estaño, a tal punto que las principales familias del negocio se conocían como “los
Barones del Estaño”.
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La conformación del Estado Plurinacional de Bolivia
El período Tiahuanaco
El período incaico
En 1438, el Inca Pachacútec derrotó al último soberano de Tiahuanaco, Chunqui Cápac, incorporando
el altiplano boliviano al imperio incaico. En este momento el imperio incaico iniciaría una etapa de
continua expansión que siguió con Cápac Yupanqui, luego por parte del décimo inca Túpac Yupanqui,
y finalmente del undécimo inca Huayna Cápac quien consolidaría los territorios. En esta etapa la
cultura incaica logró la máxima expansión militar, política y social del Imperio asimilando a otras
culturas conquistadas, principalmente, la del Tiahuanaco.
Luego de este periodo de apogeo el imperio entraría en declive por diversos problemas, siendo el
principal la confrontación por el trono entre los hijos de Huayna Cápac: los
hermanos Huáscar y Atahualpa, que derivó incluso en una guerra civil. Finalmente Atahualpa
vencería en 1532. Sin embargo su ascenso al poder coincidiría con el arribo de los españoles al mando
de Francisco Pizarro, que capturarían al Inca y luego lo ejecutarían. Con la muerte de Atahualpa en
1533 culminó el imperio incaico, sin embargo, varios incas rebeldes, conocidos como los “Incas de
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Vilcabamba”, continuarían la lucha contra los españoles hasta 1572 cuando fue capturado y
decapitado el último de ellos: Túpac Amaru I[1].
La dominación española
El Alto Perú[2] fue uno de los centros de la dominación española en el continente. En determinado
momento fue el centro minero más importante del mundo, para 1611 era el más grande productor
de plata del mundo. La supervivencia del imperio de España en América del Sur puede ser explicada
en parte por la exitosa administración del territorio del Alto Perú. En este sentido, España
simplemente reemplazó la figura del Sapa Inca[3] por la de los Corregidores. Éstos eran funcionarios
reales cuya misión era representar a la Corona Española en el ámbito municipal. Sus funciones eran
varias: representar a la monarquía a nivel local, gestionar el desarrollo económico y administrativo
de los municipios, presidir los ayuntamientos (municipios), ser juez en primera o segunda instancia,
entre otras. En una palabra, tenían plenos derechos de administrar justicia y comandar fuerzas
militares. Los Corregidores también obligaron a los indígenas a importar productos españoles que
ellos revendían, una práctica ampliamente abusiva que resultó ser una enorme fuente de riqueza
para estos funcionarios que causó mucho resentimiento entre la población.
La guerra de Independencia
Entre los guerrilleros hay que destacar la actuación de Juana Azurduy de Padilla en la zona de
Chuquisaca, Ignacio Warnes en Santa Cruz, y José Miguel Lanza y los guerrilleros de Ayopaya en la
zona de La Paz y Cochabamba. Hay un intento de liberar a la Audiencia de Charcas[4] desde Buenos
Aires, pero los cuatro ejércitos auxiliares que se envían fracasan. En la batalla de Huaqui (o del
Desguasadero) el gobierno del Río de la Plata perdió para siempre el Alto Perú como una provincia. A
partir de ese momento el Alto Perú queda aislado como reducto del poder hispánico hasta la llegada
de ejércitos libertadores, y son solo las guerrillas las que mantienen la guerra de liberación. A este
período se lo conoce como la guerra de las Republiquetas.
Mientras las guerrillas combatían como podían, Simón Bolívar emprende su gesta emancipatoria
desde el norte. Atravesando Colombia llega a Quito encomendando su ejército al General José
Antonio de Sucre, quien vence en Pichincha sellando para siempre la independencia de lo que hoy
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conocemos como Ecuador. Es momento, entonces, de dirigirse al sur. Primero, hay que encontrarse
con San Martín, quien se encontraba empantanado en Lima como veremos en la próxima clase.
Bolívar bajó hasta Lima donde fue recibido con cierto recelo. El Virrey La Serna se había retirado a
Cuzco. Es en este momento que la división entre liberales y realistas al interior del ejército español
favorece la causa emancipadora porque se enfrentan entre sí. Fruto de esta división, Sucre puede
arremeter contra un ejército desmoralizado y reducido en tropas y vence en Junín y en Ayacucho.
Llegado el momento inminente de la independencia de Bolivia, Sucre envía al gobierno de Buenos
Aires la pronta devolución del Alto Perú a las Provincias Unidas del Río de la Plata, como había sido
durante el virreinato. Pero la desidia y el desinterés de Rivadavia obligan a que Sucre tenga que
convocar a una Asamblea Constituyente para que el pueblo altoperuano elija su destino. De esta
manera, Rivadavia y el Partido Unitario en realidad, son los responsables de la pérdida de una de las
provincias más importantes y más ricas del virreinato. Actitud que retomaría al momento de la
guerra del Brasil para con la Banda Oriental transformada en República del Uruguay.
La Asamblea Constituyente que tuvo lugar en Chuquisaca determinó que el Alto Perú se separaba
tanto del Bajo Perú como de las Provincias del Río de La Plata. El acta se firmó el 6 de agosto de
1825. Bolívar había cruzado el Desaguadero y las poblaciones en masa salían a recibirlo. Bolívar fue el
primer presidente de Bolivia y durante su mandato promulgó la Constitución Vitalicia que cuando el
Libertador abandonó el país, se derogó, en parte porque ya operaban las acciones disidentes de las
oligarquías portuarias y capitalinas. En mayo de 1826 el Congreso encargó el mando de la nación al
General Sucre. Durante el gobierno de Sucre se reformó la estructura tributaria existente, en un
esfuerzo para financiar los gastos públicos y trató de revivir la minería de plata. Confiscó parte de los
bienes de la Iglesia Católica, principal dueña de tierras en Bolivia, y expulsó a los miembros de las
órdenes religiosas, con excepción de los franciscanos. Esta medida le trajo el rechazo de la Iglesia y
de los sectores conservadores. En este sentido intento una reforma agraria otorgando tierras a los
pueblos indígenas, junto con las medidas de Bolívar de igualación social, constituyeron los dos pilares
de la Justicia Social que los libertadores intentaban desarrollar en los primeros años de la vida
republicana. La oligarquía del Perú como la de Bolivia, empiezan a azuzar viejas disputas y enconos
para desestabilizar la situación internacional que puede llegar a una guerra. Las conspiraciones se
encuentran a la orden del día a tal punto que se planifica un atentado contra Sucre que es fracasado.
En el campo internacional Perú se aprestada para una guerra con Colombia por lo que le resultaba
incómoda la presencia de tropas colombianas en Bolivia. Las tropas peruanas y bolivianas se
enfrentan en Oruro y a través del tratado de Piquiza estipula la salida de las tropas colombianas de
Bolivia. Sucre renunció al mando y abandonó el país quedando Pérez de Urdininea como jefe del
consejo de ministros.
Las primeras décadas de la historia independiente de Bolivia está signada por los conflictos
limítrofes. Bolivia quizá haya sido el país sudamericano que más territorio haya perdido en la historia
de Latinoamérica. Primero, con el gobierno del bolivariano Andrés de Santa Cruz se intentó
desarrollar una confederación peruano-boliviana. Luego, durante los gobiernos conservadores se
perdieron a favor de Chile las costas bolivianas. Más tarde, el Acre se entregó a Brasil; y finalmente,
con la Guerra del Chaco también se perdieron territorios del Chaco Boreal. Con esto queremos decir
que la oligarquía boliviana, conducida por diferentes partidos (conservador, liberal y
republicano) en realidad siguió siempre una política de desprendimiento de territorio, es decir,
de reducción del espacio nacional.
La Confederación Peruano-Boliviana
Pese a la inestabilidad política, estos años vieron el nacimiento de los primeros nucleamientos
partidarios. Tal como vimos en Venezuela, se formaron partidos de corte Liberal y Conservador,
ambos con la misma base social, las oligarquías; pero con las diferencias del caso: la conservadora
más ligada a la exportación de minerales, la liberal más ligada a los intereses locales. Empresarios
mineros, quienes se habían convertido en el grupo económico más importante del país crearon el
Partido Conservador de posiciones centralistas. Lo que podemos concluir es que, a diferencia de
los casos argentino y brasilero, no se pudo consolidar una oligarquía de amplitud nacional que
resguardara los intereses nacionales. Esta situación se dejo ver de forma transparente al concluir la
Guerra del Pacífico. La Guerra del Pacífico es el resultado de una disputa entre Bolivia y Chile sobre
la soberanía de la zona costera, rica en minerales (fundamentalmentesalitre, pero también
el guano[5]), del desierto de Atacama. Frente a una oligarquía dividida y por la incapacidad militar
de los generales bolivianos, en la guerra rapidamente tomo ventaja Chile que contaba además con un
fuerte respaldo británico. Tan débil y tan desnacionalizada resultó ser la oligarquía boliviana que
cedió luego de la guerra toda la costa pacífica de Bolivia, quedando para siempre una sensación
de fracaso en el pueblo bolilviano que todavía se mantiene.
Así como sucedió en otros casos que ya hemos visto, en 1899 estalló la Revolución Federal que
derrocó a los conservadores y posibilitó la ascendencia de los liberales. Los principales motivos de la
revuelta fueron la concentración de los conservadores que imposibilitaba a los liberales acceder a
cualquier cargo de decisión política más allá del Congreso. Con los liberales en el gobierno se agota
el ciclo de la plata potosina y comienza el ciclo del estaño que alcanzará largos años del siglo
XX. Desde la época colonial, el estaño se había extraído en la región de Potosí, sin embargo, Bolivia
históricamente carecía de los medios de transporte necesarios para el envío de grandes cantidades
de estaño en los mercados europeos. A partir de la extensión de las líneas ferroviarias en la década
de 1890, el estaño se convirtió en un negocio altamente rentable. La disminución de la producción de
estaño europeo también contribuyó al auge de estaño boliviano a comienzos del siglo XX. Simón
Patiño fue el más exitoso de estos empresarios de la Rosca Minera, otro de los nombres para los
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Barones del Estaño. Él solo llego a controlar el 50 % de la producción nacional. Junto
con Aramayo y Hochschild ejercieron una influencia considerable en la política gubernamental a
partir de controlar el principal rubro exportador del país.
Los sectores populares, que en Bolivia es lo mismo que decir los movimientos campesinos indígenas,
participaron activamente de la Revolución Federal. El descontento indígena había aumentado debido
al asalto masivo sobre sus tierras comunales. Los campesinos apoyaron el dirigente liberal José
Manuel Pando cuando se comprometió a mejorar su situación. Sin embargo, las demandas
campesinas no pudieron efectivizarse, lo cual condujo a momentos de verdadera guerra social bajo la
conducción del General Aymara Pablo Zárate que comandó el Ejército Aymara y restituyo las tierras
en las ciudades y provincias que iba tomando. Lamentablemente, como sucedió con Ezequiel
Zamora, Willca (como era llamado Pablo Zárate) es traicionado y asesinado.
El auge del estaño también contribuyó al aumento de las tensiones sociales. Campesinos indígenas,
que proporcionaron la mayor parte de la mano de obra para las minas, se trasladaron desde sus
comunidades rurales a las ciudades mineras de rápido crecimiento, donde vivían y trabajaban en
condiciones precarias. Es así que bajo el contexto del ciclo del estaño se empiezan a generar las
primeras huelgas y movimientos de trabajadores mineros. Al mismo tiempo, ya en el siglo XX,
(alrededor de 1914) la oposición a los abusos políticos y la pérdida de territorio nacional dio lugar a
la formación del Partido Republicano. El apoyo a los republicanos aumentó cuando las exportaciones
mineras disminuyeron debido a la crisis en el comercio internacional antes de la I Guerra Mundial, y
la producción agrícola disminuyó a causa de graves sequías. En 1917, los republicanos fueron
derrotados en las urnas por el liberal José Gutiérrez Guerra. Pero la hegemonía liberal estaba herida
de muerte. En 1920 los republicanos dan un golpe de Estado y comienza un nuevo período
político en Bolivia, más no económico, pues el estaño continuó siendo el principal producto de
exportación a pesar de la crisis del ‘29.
A los republicanos le tocó la ardua tarea de conducir a Bolivia entre la depresión económica del ’30
y la Guerra del Chaco. No obstante, a nivel político la llegada del Partido Republicano no indica un
cambio profundo con respecto a la participación popular en la política. Sin embargo en esos años
se forman nuevos partidos como fraccionamientos del Partido Republicano y se consolida el
movimiento de trabajadores mineros influenciados principalmente por el marxismo y el socialismo.
Entre las figuras de los nuevos partidos surgen las figuras de Bautista Saavedra Mallea (con apoyo de
la clase media urbana) y Daniel Salamanca Urey (con apoyo de antiguas familias conservadoras).
En términos económicos la década del ’20 fue muy negativa para Bolivia, pues la producción se
redujo drásticamente debido a la crisis financiera mundial que redujo el mercado internacional de
estaño. Dada la desaceleración de la economía, los presidentes republicanos buscaron préstamos
extranjeros, principalmente con Estados Unidos. Los grandes proyectos de desarrollo que
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supuestamente traerían esos empréstitos que nunca se concretaron y sólo produjeron más
dependencia.
La Guerra del Chaco contra el Paraguay fue detonada por la soberanía del territorio del Chaco
Boreal. Esta vasta área era en gran
parte sin explotar a excepción de
algunos descubrimientos de petróleo
menores por la Standard.
La impopularidad de la guerra condujo a que el presidente fuera detenido por el Alto Mando de la
oficialidad boliviana. El derrocamiento del presidente Salamanca fue un punto de inflexión en la
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Guerra del Chaco. Las tropas paraguayas fueron detenidas por nuevos oficiales bolivianos más
capaces, que lucharon más cerca de las líneas de suministro. El 14 de junio de 1935, una comisión de
las naciones neutrales (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Perú y los Estados Unidos) declaró un
armisticio, aunque un arreglo definitivo se alcanzó finalmente en 1938. Bolivia perdió el Chaco, pero
retuvo los campos de petróleo, que Paraguay no había logrado alcanzar. De una población de 3
millones de personas, Bolivia perdió (entre heridos y muertos) casi un millón.
El desastre humillante de la Guerra del Chaco tuvo un impacto profundo en Bolivia. Una de las
primeras consecuencias invisibles de la guerra era que por primera vez los pobres del campo, los
pobres de las minas y los pobres de las fábricas se veían y se reconocían como miembros de una
misma unidad nacional. Por otro lado, la oligarquía tradicional fue desacreditada por su liderazgo
antinacional. Después de la guerra, un grupo de profesionales de clase media, escritores, y los
oficiales que volvían le cuestionaron el liderazgo tradicional. Este grupo, que llegó a ser conocido
como la Generación del Chaco, buscó nuevas formas de gobernar la nación. Estaban convencidos de
la necesidad de un cambio social. Gustavo Navarro, ahora más radical que durante la década de
1920, planteó la famosa consigna "la tierra para los pueblos, las minas al Estado". Se abría por
primera vez en Bolivia el ciclo de la política de masas.
La revolución militar
Villarroel impulsó la sindicalización minera, buscó cobrar impuestos a los barones del estaño,
fomentó las leyes sociales y en su gobierno se realizó el Primer Congreso Nacional Campesino en
1945 donde el presidente declaró suprimido el pongueaje[7] y el servicio gratuito del campesinado
indígena. En 1945 también se funda la importante Federación Sindical de Trabajadores Mineros de
Bolivia (FSTMB), cuyo dirigente máximo será Juan Lechín.
Sin embargo, Villarroel no logra armar el bloque social-histórico. Sectores de la izquierda estalinista
(PIR) y la Rosca Minera conducen, en 1946, un golpe de Estado argumentando que el líder del MNR
era el representante del fascismo en Bolivia. El golpe es violentísimo, Villarroel es fusilado en plena
plaza principal de La Paz y su cuerpo colgado y exhibido en un farol.
Aquí no termina la historia del MNR. Luego del golpe la alianza entre la izquierda estalinista y la
Rosca Minera genera divisiones al interior del movimiento obrero, principalmente, entre los mineros.
En 1946 los trabajadores respaldaron las Tesis de Pulacayo, en el que los mineros llaman a la
revolución y a la lucha armada. Es uno de los documentos políticos más interesantes de la historia de
Bolivia. Pero tenía una limitación: fueron pensadas, escritas y difundidas por los mineros, sin
participación del campesinado mayoritario boliviano. Bajo la represión del gobierno de la Rosca-
PIR, el MNR se hace fuerte y empieza a calar hondo entre los sectores populares, mucho más que
cuando era gobierno. También se alió con algunos partidos de izquierda y con fracciones del PIR
descontentas por la alianza de la conducción con la oligarquía. Es así que el MNR se consolida como
el grupo dominante de la oposición. Aunque la mayoría de sus dirigentes, incluido Paz Estenssoro, se
encontraban en el exilio en Argentina, el partido continuó siendo representado en la Cámara de
Diputados y el Senado.
En 1951, la Rosca, segura de sí misma, da elecciones que son ganadas por el MNR con apoyo del PIR.
Rápidamente se instala una junta militar desconociendo los resultados de los comicios, a lo cual se
responde con un alzamiento del MNR, que junto a la policía, logra detener el avance del Ejército. Las
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Fuerzas Armadas bolivianas son disueltas y en su lugar aparecen las milicias compuestas por
trabajadores.
Entre 1952 y 1956, facciones del MNR debatieron la alternativa y los modos novedosos de
organización política, sin embargo la constitución de 1947 fue ratificada. Aparte de un movimiento
laboral poderoso organizado por la Central Obrera Boliviana (COB), el MNR falló en crear nuevas
instituciones capaces de canalizar y controlar las demandas de los grupos movilizados por la
revolución de 1952. La constitución de 1961 institucionalizó las ganancias de la revolución de 1952
adoptando el voto universal, la nacionalización de minas y la reforma agraria. La revolución de 1952
implicó la caída de las tres grandes familias que controlaban el estaño y creó un Estado basado en
la gran minería nacionalizada a partir de la Comisión Mineral de Bolivia (COMIBOL). Además,
concretó una reforma agraria parcial. Sin embargo las mayorías de los pueblos originarios siguieron
relegadas, la pobreza se mantuvo y los sindicatos, quienes hicieron la revolución, nunca llegaron al
poder directamente (lograron algunos ministros y poder de veto en las empresas del Estado como
COMIBOL).
El foco de conflicto más fuerte para el MNR seguía siendo el problema campesino, es decir, indígena.
No solamente el indígena desde la óptica de la producción (como campesino), sino como el territorio
del ayllu y la comunidad considerada en su conjunto. Vale decir, desde el espacio productivo y
social, hasta los espacios sagrados de los uywiris (cerros tutelares), que representan la relación de la
comunidad con sus antepasados. Si bien la gestación del sindicalismo rural en algunas zonas de
haciendas venía desde poco después de la guerra del Chaco y contó inicialmente con el apoyo de
otros partidos y fuerzas sociales, correspondió al MNR su masificación en el agro. Bajo su dirección,
en pocos años, el sindicato campesino se impuso sobre cualquier otra forma de organización
rural. A pesar de que la revolución de 1952 les había incorporado formalmente como ciudadanos
campesinos, en la práctica, los indígenas, continuaban sintiéndose objeto de discriminación étnica y
manipulación política. En este sentido, el Movimiento Indígena Tupac Katari (MITKA)fundado por
Felipe Quispe, viene a ser fruto no previsto de la revolución de 1952, desde dos vertientes: es
producto de sus conquistas parciales (educación, participación política del campesinado) y producto
también del carácter inconcluso de estas conquistas. Las primeras abrieron horizontes y despertaron
nuevas expectativas; su carácter de inconclusas generó una frustración que hizo resurgir la memoria
larga, de un plurisecular enfrentamiento con el Estado.
En síntesis, en primera instancia el MNR fue un gobierno de la pequeña burguesía al cual le costó
generar el apoyo de los sectores populares. Esto condujo al derrocamiento de Villarroel. Sin
embargo, vueltos al gobierno de la mano de Paz Estenssoro en 1952, el MNR llevó adelante un
proyecto nacional y popular que redundó en la ampliación de derechos y en la derrota de la
oligarquía boliviana. No obstante, con la posibilidad de la demanda abierta, también estallaron
todos los conflictos que Bolivia venía arrastrando desde la época de la independencia: la desunión
entre los trabajadores del campo y los de la tierra, la contradicción entre la masa indígena y el
pequeño círculo de los criollos. Todas estas contradicciones que también se encontraban al
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interior del MNR, fueron aprovechadas por los sectores dominantes de Bolivia. Además, el MNR no
reformó al Estado, que seguía siendo el mismo desde la época colonial y tampoco buscó ningún
aliado internacional (bajo la doctrina “lejos de Washington, lejos de Moscú y lejos de Buenos
Aires”), con lo cual, el imperialismo pudo aislarlo económicamente de forma muy fácil. El MNR
fue el punto de gravitación más importante de la política boliviana desde 1936 hasta 1965. Con
el general René Barrientos Ortuño asistimos al último gobierno del MNR y a la vuelta del
liberalismo en la política boliviana. Barrientos fue destruyendo una a una todas las medidas del
MNR: el emponderamiento de los trabajadores mineros, desarmó a las milicias campesinas, puso a
militares en las presidencias de los organismos claves y destruyó la poderosa Central Obrera
Boliviana (COB).
Desde 1964 hasta 2006 se suceden en Bolivia una serie de gobiernos antipopulares. Podemos contar
sólo una excepción: el año de 1971 en el cual el general Juan José Torres González se desempeño
como presidente con un discurso fuertemente antiimperialista en la política exterior y nacionalista
con respecto a la economía boliviana, aunque algunos autores lo denominen como “el primer soviet
de América Latina”.
Una de las figuras principales de este período será Hugo Banzer Suárez, presidente de facto entre
1971 y 1978 y desde 1997 hasta 2001, presidente constitucional. El proyecto político de Hugo Banzer
Suárez estuvo enmarcado en la Doctrina de Seguridad Nacional que significa la represión interna de
los sectores populares, incluyendo desapariciones forzadas de personas y asesinatos en masa en las
manifestaciones, y el alineamiento internacional con Estados Unidos. Durante su gobierno la
economía boliviana creció a partir de la ampliación de la producción de petróleo, gas
natural y estaño (ya refinado en fundiciones bolivianas) y por la producción algodonera de Santa
Cruz de la Sierra. Pero este crecimiento económico no redundó en Justicia Social y en realidad
respondía más a la influencia del imperialismo estadounidense en la economía boliviana que a un
crecimiento autóctono llevado a cabo por una burguesía nacional.Justamente, cuando la represión
empezó a ser cada vez más dura, Estados Unidos comenzó a retacear el apoyo a Banzer por la imagen
internacional que esto implicaría. Junto con la división interna de los dos grupos que apoyaban al
general (MNR y FSB) suscitó que en 1978 hubiera otro golpe de Estado que condujo a elecciones. Sin
embargo las elecciones fueron desconocidas y se abrió un período de crisis profunda para la sociedad
boliviana.
La caída de Banzer saco a la luz la división interior de los sectores sociales. Por un lado los sectores
que intentaban volver a la democracia y por otro lado los sectores que buscaban profundizar el
Estado dictatorial siguiendo los modelos de la región (Argentina, Chile, Brasil, Paraguay y Perú). Si
bien no se registraron enfrentamientos, Bolivia estuvo a punto de disolverse socialmente y
convulsionarse en una guerra civil. Podríamos decir que estábamos en un momento de empate
técnico entre los sectores más recalcitrantes de las fuerzas armadas y los sectores populares
agrupados en la COB.
Este momento de crisis política que duró hasta 1982, coincidió con el fin de la era del estaño debido
a una caída vertical del precio del mineral en el mercado internacional, una situación
hiperinflacionaria derivada de la falta de divisas y el paso hacia una economía apoyada en la
producción de coca, materia prima para la elaboración de la cocaína. La exportación de coca para la
producción de cocaína resultó ser la principal exportación de Bolivia en aquellos años.
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https://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=V-L3CSlVZQk
Ciclos Económicos
Gobiernos Oligárquicos
(conservadores, liberales,
Época Oligárquica - republicanos) hasta los
Estaño
Neoliberalismo gobiernos del MNR y la
dictadura militar de Hugo
Banzer
El neoliberalismo en Bolivia
Con Hernán Siles Suazo, en 1982, llega el neoliberalismo a Bolivia. Apoyado por la Unidad
Democrática y Popular (UDP), alianza entre el MIR y el MNR-I (Movimiento Nacionalista
Revolucionario de Izquierda), una fracción del MNR y el PCB, comienza una política económica
signada por el endeudamiento y el pago de intereses. Pero la crisis económica se hacia cada vez más
patente y Siles Suazo tuvo que renunciar al cargo. Paz Estenssoro volvió a la presidencia de la mano
del Congreso. Logró frenar la hiperinflación producida por la toma de deuda del presidente saliente,
pero el haber traído tropas estadounidenses para detener la producción de coca lo hizo severamente
antipopular. Con lo cual, él también, tuvo que convocar a elecciones anticipadamente.
Recién con el empresario minero Gonzalo Sánchez de Losada se puede decir que se estabiliza el país
en el orden político, pero solamente por un breve momento. No obstante, en realidad lo que
gobernaba a Bolivia era el FMI (con sus conocidos planes de privatización de empresas estatales y
reducción de gastos sociales) y la acción directa de las fuerzas estadounidenses que entraron al país
bajo el pretexto de la lucha contra el narcotráfico. El MNR acompaño al presidente Sánches de
Losada y a Paz Estenssoro. En este sentido, el MNR fue siempre, desde el ’52, la garantía de
estabilidad política de Bolivia, tanto para aplicar programas de gobierno populares como anti-
populares.
La guerra del
agua fueron una serie de
protestas muy violentas
entre enero y abril del 2000 en Cochabamba cuyo detonante fue, efectivamente, la privatización del
agua por la empresa Bechtel. El motivo principal de los reclamos era que la privatización del agua
parecía incluir el sistema de riego de los campesinos, sistema antiquísimo y enmarcado en una lógica
cultural (por su pasado indígena) y hasta legal distinta al agua común de canilla. La ley que el Estado
boliviano hizo aprobar para la privatización incluía que los usuarios del agua necesitaban estar
inscriptos en una licencia para recoger el agua de lluvia, un recurso indispensable para los
campesinos bolivianos. La organización de la oposición a la ley estuvo conducida
por la Coordinadora para la defensa del agua y de la vida integrada
por la Federación departamental Cochabambina de Regantes (FEDECOR) y la COB. Frente a estas
manifestaciones, el presidente Hugo Banzer declaró el estado de sitio y los enfrentamientos
recrudecieron. Finalmente, la empresa tuvo que irse del país, no sin antes iniciar un proceso legal
contra el gobierno. Esto, obviamente, ocasiono nuevas manifestaciones, pero esta vez no solo en el
ámbito nacional, sino que ahora varias agrupaciones anti-globalización y anti-capitalismo
internacionales se sumaron al reclamo boliviano. Otra vez, la empresa tuvo que renunciar a su
demanda en 2006.
En octubre de 2003 el presidente Sánchez de Lozada en su segundo mandato, decide exportar gas
boliviano por Chile hacia México y California, Estados Unidos. Por un lado, el Estado boliviano
vendería el gas a un precio muy barato; y por otro lado, el abastecimiento local todavía no estaba
garantizado. Para acallar las manifestaciones, Sánchez de Lozada envía militares a La Paz y al Alto
(sería el GranLa Paz). La ciudad vive en octubre un estado de guerra virtual con decenas de muertos
por parte de los sectores populares de la ciudad. La represión es feroz, pero crecen los movimientos
sociales. Junto a Evo Morales Ayma surge la figura de Felipe Quispe[8], que, juntos
a la Federación de Juntas Vecinales (FEJUVE) encabezan las manifestaciones. Con la renuncia de
Sánchez de Lozada el movimiento de Morales alcanza una victoria parcial que se completará con el
referéndum convocado para dirimir de una vez la cuestión. Las opciones eran, o bien permitir una
mayor recaudación de impuesto y regalías por parte del Estado a las empresas transnacionales
asentadas en el país (rechazada por el empresariado boliviano); o bien, la estatalización completa,
como exigían los sindicatos dirigidos por Evo Morales y Felipe Quispe. Frente a la victoria de Morales
y Quispe, el departamento de Santa Cruz de la Sierra, una de las regiones más ricas (tanto por sus
pobladores como por sus recursos naturales, incluyendo el gas natural) inicia un proceso de
autonomía que es desconocido por las autoridades. En 2006, entonces, se firma el decreto para que
todas las reservas de gas natural pasen a ser estatizadas.
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Guerra del Agua: Gobierno democrático Privatización del Victoria para el campo
de Hugo Banzer agua, popular: la empresa
principalmente tiene que rescindir el
para el riego de los contrato y salir del país
cultivos de las
comunidades
Evo inicia un proceso similar al de Venezuela y al de Ecuador: ni bien asume la presidencia, convoca
a una Asamblea Constituyente para crear una nueva constitución que sea el resguardo legal para la
nueva etapa que se abre en Bolivia. En esa constitución asume muchos de los principios que el
peronismo habia formulado en el ’49: nacionalización de las caídas de agua, de los hidrocarburos, del
suelo, etc.. También constitucionaliza la idea de que el bien común es superior a cualquier propiedad
privada. Inventa la figura de la Plurinacionalidad del Estado boliviano, incluyendo a las grandes
mayorías populares del país y conformando una nacionalidad donde entran muchas nacionalidades,
por así decirlo. La gran fortaleza del movimiento campesino-indígena boliviano es el haber
encontrado a un dirigente que pudo resumir y sintetizar ya no sólo los anhelos de su propio sector,
sino también el de todos los sectores populares bolivianos, generando de esta manera un gran frente
nacional.
https://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=FCrHxIhI58I
[1] Veremos resurgir esta tradición rebelde en la clase sobre Perú con Túpac Amaru II.
[2] En comparación al Bajo Perú o Perú a secas. El Alto Perú es lo que nosotros conocemos hoy en día como Bolivia. El
Perú a secas o Bajo Perú, es el Perú moderno.
[3] Gobernantes locales, como si fueran intendentes.
[4] La Audiencia de Charcas era el nombre oficial del Alto Perú.
[5] El guano es el excremento de las gaviotas del Pacífico. La guerra del Pacífico es también a veces conocida como
guerra del guano. El guano es un fuertísimo fertilizante.
[6] Para destacar: nuestro primer Código de Trabajo es de fines del siglo XIX, bajo la presidencia de Julio A. Roca y su
ministro Joaquín V. González.
[7] El pongueaje es una relación laboral pre-capitalista (el trabajador no cobra sueldo). El trabajador, en la mayoría
de los casos indígena, trabaja la tierra del dueño, quien a su vez le presta un pedazo de esa tierra para que él la
cultive. Es una institución colonial.
[8] Actualmente, Felipe Quispe es un dirigente indigenista que por la radicalidad de su pensamiento y acción política
se encuentra alejado de Evo Morales. Álvaro García Linera fue miembro y guerrillero del Movimiento katarista que
fundó Quispe en la década de los ’70 y actualmente es vicepresidente de Bolivia.