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Clase social

Para Weber, la clase social se define por el ingreso (clase alta, media o baja) o la
situación económica de un individuo en el mercado (situación de mercado), es decir, por
sus posesiones, cultura, hábitos de consumo y todo aquello que denote qué tipo de
oportunidades tiene cada individuo. Así, en el capitalismo, Weber ve cuatro clases sociales:
proletariado, pequeña burguesía, intelligentiza y trabajadores no manuales
(administrativos y gerentes), y propietarios. Sin embargo, además de lo estrictamente
económico Weber da gran importancia a:

1. La gran diversidad de situaciones de clase.


2. La educación de clase, y
3. La movilidad social.

En este sentido, a diferencia de Marx, Weber iguala en importancia a las clases


sociales con otras dos categorías sociales: el status (honor o prestigio) y el poder (político).
Sin embargo, Giddens plantea que en Weber la clase social se orienta en el campo de la
producción (¿cuánto consume?) y es el grupo de status el que lo hace en el campo del
consumo (¿qué y cómo consume?). Así, las clases sociales son agregados de individuos que
comparten la misma situación de mercado. También a diferencia de Marx, Weber consigna
sin priorizar múltiples clases sociales: trabajadores manuales (no propietarios), trabajadores
manuales calificados, pequeña burguesía (pequeños propietarios), trabajadores no
manuales, no propietarios “de cuello blanco” (técnicos, empleados públicos, empleados de
comercio, etc., con niveles educativos altos), privilegiados gracia a la propiedad y la
educación, etc. De todas formas, Weber admite que la situación de clase tiende a unificar a
las personas en dos clases.
A diferencia de los estamentos o las castas, las clase sociales son grupos de hecho (no
existen por tener un reconocimiento legal o por la costumbre), son relativamente abiertos
(es decir que no está prohibido formalmente la entrada o salida de cada clase), son menos
endógamas y se sustentan principalmente en una base económica. Las clases sociales
consideradas en sentido moderno, surgieron en las sociedades industriales que se
desarrollaron desde el siglo XVII. El funcionalismo diluye el concepto de clase social
privilegiando el de “estratos sociales” y priorizando el equilibrio social al conflicto.
Eric O. Wright incorporó el concepto de “control”, para hacer una mayor
diferenciación entre las clases sociales: a) control sobre las inversiones y el capital; b)
control sobre los medios físicos de producción; c) control sobre la fuerza de trabajo.
Reconoció también situaciones de contradicción al interior de cada clase. Frank Parkin
aportó el concepto de “cierre social” al que definió como la situación en que una minoría
detenta el poder y control sobre otros grupos. Dos conceptos más podemos agregar en
relación con la clase social: “exclusión” –estrategias de los grupos para separar a los
“extraños”, impidiéndoles el acceso a los recursos valiosos– y “usurpación” –intento de los
grupos menos privilegiados para adquirir recursos monopolizados por otros.

Estructura social

Tom Bottomore la define como «la interrelación sistemática de formas de


comportamiento o de acción en sociedades particulares» y como el «complejo de las
principales instituciones y de los principales grupos de la sociedad». Para A. Radcliffe-
Brown, la estructura social es el conjunto de «las relaciones existentes, en un momento
dado, que ligan entre sí a ciertos seres humanos», siendo estas relaciones de carácter
general, al margen de las variaciones y de los individuos concretos que aquellas implican.
Para el funcionalismo, la estructura social es un sistema interrelacionado de roles y status.

Castas

Sistema de estratificación social donde los grupos son cerrados y endogámicos, y


están separados en forma estricta, siendo imposible cambiar de posición (cada individuo
pertenece a una casta desde su nacimiento, lo que está determinado por relaciones de linaje
jerárquicas). La casta se vincula a factores étnicos y religiosos, establecidos jurídicamente o
a través de la costumbre, e implica una clara distinción económica, encarnando un modo de
vida propio, siendo la principal fuente de referencia de los individuos. Las castas modernas
representan asociaciones –y no comunidades como las tradicionales–. Pierre Vilar establece
la existencia de varios tipos de castas:

a) De tipo étnico o religioso, como la separación de los judíos en ghettos, o España


entre los siglos XVI-XVII, donde se exigía la “limpieza de sangre” para ser noble o
ejercer una corporación. Se usa también para hablar de
b) Los indígenas en América Latina.
c) Ciertos oficios, como verdugos, carniceros, cirujanos, tintoreros.
d) Categorías físicas o sociales que dan miedo, como leprosos, cretinos o vagabundos.
e) Clases convertidas en castas, como los campesinos en Cataluña en el siglo X,
cuando fueron obligados a permanecer como siervos por nobles y eclesiásticos.

La persistencia hasta la actualidad de dicho sistema en la India (surgido hacia 1500


a.C. y abolido legalmente en 1947) se puede explicar históricamente como el refuerzo de
las diferencias entre las tribus que realizaron los arios al invadir el país antiguamente; o por
la especial función de ideas mágicas y religiosas que subrayan la no contaminación entre
los grupos sociales y constituyen la doctrina religiosa y jurídica en la que se sustenta. Pero
también hay que agregar la especial fragmentación social y la persistencia de una economía
tradicional.

Estado

Grupo de pertenencia social adquirido desde el nacimiento pero susceptible de


cambiar, lo que diferencia al estado de la casta. En Roma y durante la Edad Media
predominó el concepto de orden –utilizado como sinónimo de estado, aunque algunos
autores no comparten el criterio–, es decir, grupos de hombres distribuidos en funciones
fijas en la estructura social. Por ejemplo, la Iglesia medieval se reservaba la función de
rezar, mientras que los señores feudales debían combatir y los campesinos trabajar, siendo
estos últimos subordinados de los otros dos órdenes considerados superiores.
Pertenecer a un estado implica que se ha nacido conforme a algo y que los individuos
aceptan la posición jerárquica que les toca en la estructura social, de acuerdo con sus
dignidades, honores, símbolos, modos de vida o profesiones. También se llama estamento.
La estructura del Ancien Régime se basaba en los estados.
Estamentos

Grupos de hombres o comunidades con un modo de vida en común y con funciones


fijas en la estructura social, determinadas por la ley o la costumbre. Los estamentos
feudales se caracterizaban por tener cada uno un status legal definido en cuanto a derechos
y obligaciones, cumpliendo funciones definidas en una amplia división del trabajo. Los
estamentos eran algo menos estáticos que las castas; por ejemplo, un siervo liberado por su
señor o un campesino podía entrar a la milicia o al clero, o el hijo de un comerciante se
podía llegar a casar con la hija de un aristócrata. Sin embargo, se trataba de casos
excepcionales, siendo la regla general la estabilidad y no la movilidad social.
Aunque en un sentido había “clases”, la relación entre ellas era muy distinta a la que
conocemos en las sociedades modernas. En la sociedad feudal, se consideraba que cada
estamento tenía su función: la nobleza, defender a todos; el clero, rezar por todos, y el
pueblo, dar alimentos a todos. Ejemplos históricos: la Europa medieval, el Japón de los
Meiji, los Incas y los mayas. También llamados estados u órdenes.

Estrato social

Cada una de las capas sociales de la estratificación social, con un conjunto de roles y
status homogéneos. Hay tres estratos sociales: alto, medio y bajo. Los grupos se clasifican
según distintos niveles de educación, ingreso, consumo, poder, actitud política, estilo de
vida, prestigio, etc. Los criterios para establecer la importancia de cada una de esas
características en la estructura social son subjetivos y dependen de las escalas de valor de
cada sociedad. Lo único que une a los individuos en un mismo estrato social o clase no es
su conciencia de solidaridad, sino tener pautas de comportamiento parecidas.

Estratificación social

Clasificación de las desigualdades sociales sobre la base de la distribución de la


sociedad en estratos con diferentes niveles de acceso a los recursos materiales, culturales,
políticos o de cualquier otra índole. La teoría más vinculada a la estratificación social es la
funcionalista, desarrollada entre otros por Parsons, Merton, Davis y Moore. El
funcionalismo presupone la estructura social como un fenómeno universal, inevitable y
necesario y la define como la distribución jerárquica entre los individuos que componen la
estructura social con roles y status distintos.
El ordenamiento jerárquico de los status y roles en términos de riqueza, ingresos,
ocupación, prestigio, poder y autoridad, es la base de la estratificación social, rasgo
universal de toda sociedad. Los individuos compiten entre sí para ocupar los lugares más
altos de la estratificación social de acuerdo con sus méritos. Esa motivación individual es la
que permite a la estratificación social mantenerse en equilibrio. El funcionamiento utiliza
categorías difíciles de fijar claramente, como “posición más importante” o “las personas
más calificadas” y no presta atención a los conflictos sociales y políticos.
Weber distinguía tres dimensiones de jerarquía social, todas igualmente importantes:
el poder económico centrado en las oportunidades en el mercado, es decir, en la capacidad
de disponer de bienes y de obtener dinero (estratificación en clases); el poder político, en el
sentido de la capacidad de un individuo para influir e imponer su voluntad sobre los demás
(estratificación en partidos), y el honor social o prestigio que otorga llevar adelante
determinado estilo de vida, tener cierta educación y origen familiar y donde no importa
tanto cuánto o qué se tiene sino cómo se lo usa (estratificación en estamentos). Desde el
punto de vista de la estratificación social, el marxismo plantea la existencia de dos clases
fundamentales –proletariado y burguesía– que son clases en sí en cuanto comparten una
misma disposición en la estructura económica –como resultado de la división del trabajo– y
su implicancia política, pero se convierten en clases para sí al tomar conciencia de su
situación de clase. Mientras que el funcionalismo se proponer mantener la estratificación
social –ya sea reproduciéndola o modificándola en aspectos no esenciales– el marxismo
tiene como meta su destrucción revolucionaria.
Históricamente, podemos distinguir tres tipos centrales de estratificación social:

1. Castas. En el sistema de castas predomina la adscripción del individuo a un grupo y


el carácter cerrado de éstos, en el marco de una sociedad estática, donde no existen
posibilidades de pasaje de un estrato a otro. Por ejemplo, desde 1500 a.C. en la
India la estratificación por castas ubica en la cima a los sacerdotes y sabios, debajo
de los reyes y militares, más abajo a los comerciantes, y luego a obreros, artesanos y
esclavos y finalmente a los parias (aquellos carentes de casta alguna).
2. Estamentos. En el sistema de estamentos existe una fuerte adscripción a un
determinado status, pero a diferencia de las castas aquí es posible cierta movilidad
social. La diferenciación de funciones está fijada legalmente y por la costumbre. Por
ejemplo, en el feudalismo la estratificación social se basaba en la propiedad de la
tierra y se podían diferenciar distintos estratos, llamados estamentos: reyes,
aristócratas terratenientes, clero, mercaderes, artesanos y siervos.
3. Clases. Desde la Revolución Industrial surge una forma de estratificación social
revolucionaria, donde la movilidad social –tanto vertical como horizontal– crece
enormemente, predominando el status adquirido por sobre el status adscripto y la
competencia entre los individuos.

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