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Colegio Centenario Arica Nombre :

Historia, Geografía y Ciencias Sociales Curso:


Profesora: Ginnetta Villanueva Villanueva

GUÍA DE ESTUDIO N°1 :" LA VÍA CHILENA AL SOCIALISMO :


GOBIERNO DE SALVADOR ALLENDE GOSSENS (1970 -1973) "
Objetivo: : Comprender e identificar las principales características del gobierno de Salvador Allende Gossens, y
como se dan las llamadas transformaciones de nuestro país durante éste; analizando la crisis surgida en él y
debilitamiento que lleva al quiebre institucional de 1973.

LA CONVULSIONADA ELECCIÓN PRESIDENCIAL DE 1970


Hacia el año 1969 nuestro país se preparaba para el desarrollo de nuevas elecciones presidenciales, estas
fueron protagonizadas por Radomiro Tomic, quien se había desempeñado como embajador de nuestro
país en Washington, durante la administración de Eduardo Frei Montalva, él era la carta presidencial de la
Democracia Cristiana. Tomic era defensor de la tesis que impulsaba la formación de una amplia alianza
entre el Partido Demócrata Cristiano y la Izquierda Chilena, sin embargo sus anhelos no eran compartidos
por la izquierda, la izquierda tenía sus propios abanderados; Salvador Allende por los Socialistas, Pablo
Neruda por los Comunistas y Jacques Chonchol por el MAPU. La Derecha por su parte postulaba al ex
Presidente Jorge Alessandri Rodríguez.
Los tres bloques ideológicos presentaron candidatos para la elección presidencial de 1970. El Partido
Nacional, seguido por el Partido Radical Democrático y el movimiento gremialista, tuvieron como
candidato al independiente y ex presidente Jorge Alessandri Rodríguez. El Partido Demócrata Cristiano, al
que se sumó el Partido Demócrata Nacional (Padena), postuló a Radomiro Tomic Romero. La izquierda
llevó al socialista Salvador Allende Gossens, tras la deserción de la precandidatura del poeta comunista
Pablo Neruda, amparada en un nuevo conglomerado político, formado a fines de 1969, la Unidad
Popular (UP). Sus partidos fueron el Comunista, el Socialista, el Radical, el Movimiento de Acción Popular
Unitaria (Mapu), la Acción Popular Independiente (API) y el Partido Social Demócrata.
Por otra parte, el escenario político antes de las elecciones , se alteraría notablemente con la intervención
de los militares, en octubre de 1969; cuando el gobierno llamó a retiro en forma prematura al comandante
de la Primera División del Ejército de Antofagasta, Roberto Viaux, bajo la sospecha de conspiración contra
el régimen democrático, como respuesta Viaux usurpo el mando del Regimiento de Tacna en Santiago
acuartelándose y desafiando al gobierno, su objetivo era manifestar el descontento de los militares
respecto a problemáticas salariales y de profesionalización, se buscaba provocar la Renuncia del
Ministro de Defensa y del Comandante en Jefe del Ejército, “el Tacnazo” como se conoció este episodio,
si bien había nacido por una iniciativa personal de Viaux, representaba el pensamiento de la
mayoría de la oficialidad que constituía el Ejército, quienes veían con especial preocupación el proceso
de decadencia en el cual se encontraba nuestro país, que tenía como principales responsables a los propios
partidos políticos, quienes, a través de una dirección deficiente de los destinos nacionales, habían
desencadenado la crisis. A fines de 1969 Viaux había pasado de ser un componente más de la
oficialidad del Ejército, a ser considerado como un “nuevo Portales”, por algunos sectores de la
política chilena (principalmente la Derecha), como el único hombre capaz de dar solución al periodo
crítico que aquejaba a nuestro país. Las demandas de Viaux fueron rápidamente satisfechas; el Ministro
de Defensa el General Tulio Marambio y el Comandante en Jefe del Ejército renunciaron a sus cargos,
mientras que por su parte el Congreso aprobó rápidamente un aumento sustancial en las remuneraciones
de las FF.AA.
El aire enrarecido que predomino en el Ejercito a partir de las acciones de Viaux y que despertaban la
preocupación de ciertos sectores de la política nacional, se tranquilizaron cuando el Nuevo Comandante
en Jefe del Ejército, el General Rene Schneider y su leal Jefe de Estado Mayor el General Carlos Prats,
declararon públicamente que las Fuerzas Armadas garantizarían una elección presidencial limpia y
apoyarían a quien resultara electo, a esto último se le denominaría como la “Doctrina Schneider” , es
así como los políticos se enfocaron en la campaña presidencial de 1970; de esta manera se presentan los
candidatos : Radomiro Tomic, por la DC, Jorge Alessandri Rodríguez por la Derecha, mientras que la
izquierda estaba dividida en 3 candidatos, Salvador Allende, Pablo Neruda y Jacques Chonchol.
En octubre de 1969 la izquierda Chilena se unifico al formarse una nueva alianza de izquierda que
reemplazaba al FRAP, este nuevo conglomerado se denominó Unidad Popular; la cual estaba constituida
por Socialistas, Comunistas y Radicales, además de tres partidos menores; el MAPU, el Partido Social

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Demócrata (PSD) y la Acción Popular Independiente (API). El objetivo del conglomerado era unificar
a la izquierda chilena bajo una sola candidatura presidencial, el candidato natural era el Socialista
Salvador Allende, sin embargo su asunción como candidato presidencial despertaba ciertos
cuestionamientos, puesto que ya se había presentado en tres ocasiones como candidato resultando
en todas perdedor, aunque de ninguna manera sus capacidades políticas eran puestas en dudas, más aún
eran reconocidas por todos como excepcionales, finalmente “El Chicho” sería el candidato de la izquierda
para las elecciones presidenciales de 1970.
La Derecha ante la posibilidad cierta de triunfo por parte de la UP, publicaba avisos en los cuales la prensa
mostraba tanques rusos fuera de la Moneda, tratando, además, de mitigar el liderazgo y la posición de
Radomiro Tomic bajo la consigna “Pero no es Frei”. Por su parte la prensa de izquierda que apoyaba a
Salvador Allende y en parte también a Tomic, atacaba sin miramientos a Jorge Alessandri describiéndolo
como el “candidato de los ricos”.
La elección presidencial de 1970 entregó los siguientes resultados :

Si bien la Constitución establecía que de no existir una mayoría absoluta, el Congreso tenía la facultad de
elegir al presidente entre las dos primeras mayorías relativas, era tradición que se limitase a ratificar a la
primera mayoría, como había sucedido tras las elecciones presidenciales de 1946, 1952 y 1958. Sin
embargo, el clima de polarización política y los alcances que implicaba la asunción del primer presidente
marxista elegido vía democrática en todo el mundo, hizo de esta disposición constitucional un ámbito de
disputa. La derecha ofreció al Partido Demócrata Cristiano que votase por Alessandri, quien renunciaría y
llamaría a una nueva elección presidencial.
La DC, por su parte, dudaba de las credenciales democráticas de la UP, pero tampoco deseaba aparecer
como colaboradora de la derecha. El conglomerado ganador se esforzó por asegurar su fidelidad a la
democracia liberal. En tal contexto, el Partido Demócrata Cristiano decidió negociar una enmienda
constitucional, denominada "Estatuto de Garantías Constitucionales", que implicaba un compromiso de
la UP para respetar y asegurar las libertades públicas, el pluralismo político, las garantías constitucionales,
la vigencia del Estado de Derecho, la neutralidad política de las Fuerzas Armadas, la convivencia
democrática y la libre existencia de organizaciones gremiales y sindicales, entre otros elementos. En
definitiva, se trataba de asegurar que Salvador Allende se mantuviera dentro de los márgenes legales del
sistema político chileno, frenando además el desarrollo de reformas radicales que estaban siendo
propuestas por parte de los sectores más extremistas de la izquierda chilena.
Grupos radicalizados de la Derecha, ante el triunfo de Allende y la posibilidad de acuerdo con la DC, para
su ratificación como Presidente de la República, orientaron su accionar a evitar, mediante cualquier medio
posible, la asunción de Salvador Allende como Presidente. Entre estos grupos destacaron Patria y Libertad

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y fundamentalmente el General Roberto Viaux, quien estaba tramando un Golpe de Estado para impedir
que Allende asumiera la Presidencia, otros generales incentivados y apoyados económicamente por la CIA
y la administración de Nixon, buscaban a toda costa buscaba impedir el surgimiento de una “Segunda
Cuba” en América. El plan original de los conspiradores era secuestrar al Comandante en Jefe del Ejército
René Schneider, quien al asumir en dicho cargo, había marcado una orientación claramente
constitucionalista, al señalar que las fuerzas armadas garantizarían una elección limpia y apoyarían al
candidato que resultara vencedor, obligando de esta manera al Ejercito a entrar en acción, haciéndose de
esta manera, cargo los militares, de la dirección político administrativa del país, “la Operación Alfa”,
nombre con el cual se conocía esta conspiración, fracasó rotundamente, cuando un grupo organizado por
Roberto Viaux llevo a cabo el secuestro de Schneider, el 22 de octubre de 1970, este opuso fuerte
resistencia y en el intercambio de balas resulto herido gravemente, falleciendo tres días más tarde. Su
sucesor sería el Jefe del Estado Mayor, General Carlos Prats, quien describió a Schneider como “un héroe
de la paz y un mártir de la democracia”.
El asesinato de René Schneider conmovió a toda la nación, nada comparable había sucedido en nuestro
país, desde el asesinato de Diego Portales en 1837, ante estos acontecimientos, la opinión pública apoyo
fuertemente a Allende y defendió el respeto a la voluntad popular manifestada en las elecciones
presidenciales. Finalmente, Salvador Allende fue ratificado como Presidente de la Republica por el
Congreso Nacional con 153 votos a favor y 35 en contra (votos que mayoritariamente correspondían al
Partido Nacional), el 24 de octubre de 1970; comenzaba de esta manera la denominada “Vía Chilena al
Socialismo”.

LA VÍA CHILENA AL SOCIALISMO (1970-1973).


La UP tenía una propuesta denominada "Vía chilena al socialismo", definida como una manera de
alcanzar el socialismo a través de la institucionalidad de la democracia liberal. Por el carácter original de
esta estrategia política, también se la conoció como "Revolución con sabor a empanadas y vino tinto".
En el programa de la UP de diciembre de 1969, se proponía la creación de una nueva estructura de poder,
denominada Estado Popular, generada a través de un proceso de democratización en todos los niveles de
la sociedad y una movilización organizada de las masas. Para institucionalizar dicha integración, se
proponía la promulgación de una nueva Constitución y la formación de un órgano superior de gobierno:
un Congreso unicameral denominado Asamblea del Pueblo. Según el diagnóstico de la UP, la economía
chilena no lograba mayores cuotas de industrialización e independencia porque las grandes potencias
capitalistas ejercían sobre ella una dependencia económica crónica, asegurada a través de lazos que ataban
a la burguesía nacional, como socio menor, con la foránea. El país, en este contexto, padecía de una crisis
estructural, caracterizada por el estancamiento económico y la postergación social que las políticas
reformistas no habían logrado superar. Si bien la finalidad última del proyecto económico era la
socialización total de los medios productivos, la UP propuso una primera fase de tránsito en la que
existirían tres sectores económicos. El primero, y más importante, fue denominado "área de propiedad
social". Consistía en la nacionalización y expropiación de empresas de sectores considerados estratégicos,
como la minería, el sistema financiero, el comercio exterior y las grandes compañías importadoras,
exportadoras y de abastecimiento, las que pasarían a formar parte del Estado. El "área mixta" establecía
que el Estado, mediante la compra de acciones, debía participar en el dominio y dirección de empresas en
las que también lo harían inversores privados. Finalmente, el "área privada" correspondía al desarrollo de
negocios en manos de particulares. Otros componentes que el programa económico de la UP consideraba
fueron una profundización de la reforma agraria, el control de la inflación mediante la regulación de
precios y el aumento en los salarios reales de los trabajadores. La UP también propuso un completo plan
de políticas públicas que tendían a reformar las diferentes reparticiones del Estado. El sistema de seguridad
social debía ser unificado; la salud pública fortalecida, a través de la generación de infraestructura y
dotación de mejores servicios médicos y farmacéuticos; el área habitacional impulsada, a través de un
importante aumento de la construcción de viviendas sociales y regulada a través de la fijación de un
dividendo máximo mensual equivalente al 10 % de los ingresos de cada familia, y un sistema educativo
reformado, a través de nuevos planes curriculares y didácticos y una promoción de la alfabetización y de la
matrícula. Además se propuso la promulgación de una ley de divorcio y otra de igualdad de derechos para
los hijos nacidos fuera del matrimonio.
Desde el comienzo, el nuevo gobierno lucho tenazmente por materializar su programa de gobierno,
aumentando rápidamente el gasto en materia social y realizando decididos esfuerzos para distribuir de una
manera mucho más equitativa la riqueza entre ricos y pobres, estos últimos se vieron sumamente
beneficiados durante la administración de Allende, sus salarios aumentaron, mientras que los sistemas de

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salud, educación y alimentación que los acogían mejoraron notablemente. El nuevo gobierno no solo se
preocupó por mejorar el bienestar material de los grupos más necesitados, sino que además impulso su
desarrollo en el plano intelectual, por primera vez en la historia de Chile la cultura fue llevada a las
poblaciones y barrios marginales.
La naturaleza radical del programa de gobierno de la UP, despertó de manera inmediata la oposición de los
intereses tradicionalmente establecidos, no obstante también es preciso señalar, que gran parte de las
dificultades a las cuales tuvo que hacer frente Allende, provenían directamente de su conglomerado
político, dentro del cual se debían conciliar los sectores que creían que el socialismo debía de asentarse en
nuestro país respetando las bases de la tradición democrática chilena (sector encabezado por el propio
Allende) y grupos radicalizados que pasando por alto la realidad nacional, asumieron las versiones más
ortodoxas del marxismo-leninismo y trataron de aplicar estas a la realidad local, sin tomar en consideración
que el Chile de 1970 no era la Rusia de 1917. Esta situación provoco una contradicción directa entre los
objetivos de Allende y las demandas que realizaban los sectores más radicalizados y extremistas de la
izquierda, situación que conllevaría fuertes problemas durante toda la administración de la UP, esta razón
es además la que explica que, pese a su vasta experiencia política y lo atractivo de su personalidad, Allende
nunca pareciera tener control total de la situación. Al interior de la UP Radicales y Comunistas eran
defensores de una posición moderada y respetuosa respecto a la tradición democrática, sin embargo, el
propio partido del Presidente, el Partido Socialista, encabezado por el revolucionario Carlos Altamirano, el
MAPU y el MIR presionaban por la materialización de un programa extremista.

LOS TRES PILARES DEL PROGRAMA DE GOBIERNO DE LA UP


Programáticamente la Vía Chilena al Socialismo se estructuró en torno a tres pilares básicos, estos eran; La
Chilenización del Cobre, La Reforma Agraria y la Nacionalización de la Industria.
1. LA CHILENIZACIÓN DEL COBRE : ¡Nacionalizando el cobre dejaremos de ser pobres!, así decía un
slogan del Partido Comunista hacia 1970, en diciembre de ese año Allende introducía una enmienda
constitucional, aprobada por el Congreso, que le permitía nacionalizar la Gran Minería del Cobre. Según la
interpretación de la Unidad Popular, que la minería del cobre fuera controlada por capitales extranjeros,
“era la causa básica del subdesarrollo de nuestro país, de nuestro magro crecimiento industrial, de nuestra
primitiva agricultura, del desempleo, de los bajos salarios, de nuestro bajísimo estándar de vida, de nuestra
pobreza y retraso”. Según las propias palabras de Allende, “el cobre era el sueldo de Chile”, las enormes
ganancias del cobre (más de 120 millones de dólares al año) debían ahora beneficiar al país. Allende
anunciaba la compra de las acciones de la Kennecott y la Anaconda, según la planificación original la
nacionalización del cobre debía significar un beneficio inmediato en términos económicos para el país, sin
embargo, la realidad no fue tal, una vez nacionalizadas las minas, tanto la producción como las utilidades
disminuyeron radicalmente. La UP alegaba que esta situación era provocada por los Estados Unidos, quien
saboteaba la producción al dificultar el acceso a maquinarias y repuestos de origen norteamericanos. Sin
embargo, esta situación también tenía otros factores explicativos que determinaron su origen, entre ellos
se destacaba el reemplazo de los funcionarios técnicos de alto nivel, quienes una vez nacionalizadas las
minas renunciaron a sus puestos de trabajo, como forma de protesta por las acciones que estaba llevando
a cabo el gobierno, porque ya no se les pagaba en dólares o simplemente porque no podían adaptarse al
nuevo escenario. Estos funcionarios especializados en muchas ocasiones no pudieron ser reemplazados
eficientemente, lo que obviamente perjudico los procesos de producción. Es necesario señalar además que
pese a que la fuerza laboral aumento en cerca de un 45% tras la nacionalización de las minas, muchas de
las nuevas contrataciones respondían más bien a un cuoteo político, que a una necesidad técnica, esto
determino que pese al aumento de personal la producción en las minas disminuyo en al menos un 20%
durante la administración de la UP.
2. LA REFORMA AGRARIA : Durante la administración de la Unidad Popular la Reforma Agraria iniciada
bajo el gobierno de Eduardo Frei Montalva, fue acelerada notablemente, Jacques Chonchol, antiguo
democratacristiano y una de las figuras más promisorias del MAPU, entonces Ministro de Agricultura de
Allende, prometía que todas las propiedades agrícolas que superaran las 85 hectáreas serían expropiadas,
esta situación fue concretada totalmente, si consideramos que hacia 1972, no existía en nuestro país
ningún predio agrícola que superara esta extensión. Pese a esto, los grupos radicalizados de la UP,
principalmente el MIR y el MAPU presentaban una fuerte resistencia al ordenamiento social y económico
imperante en el campo, y los avances limitados que para su interpretación, presentaba la ley de reforma
burguesa iniciada por la DC. En virtud de esta situación organizaron al campesinado en un Movimiento
Campesino Revolucionario que se tomó más de 1700 propiedades, la mayoría con una extensión
menor a las 85 hectáreas. Estas tomas colocaban al Presidente Allende en una difícil posición puesto que,

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si enviaba a la Fuerza Policial a desalojar a los campesinos, el mismo preparaba la situación para que sus
adherentes lo acusaran de “traicionar al pueblo”, por contrapartida, si toleraba las tomas sus adversarios
tenían firmes argumentos para señalar que la Unidad Popular estaba pasando por alto la legislación
imperante. Para dar solución a esta disyuntiva Allende utilizo un resquicio poco conocido y aplicado de la
Ley de Reforma impulsada por la CORA, la cual permitía la intervención del gobierno, la expropiación de
una propiedad y el nombramiento de un administrador temporal si algún obstáculo interrumpía las labores
en un predio agrícola. Cuando se producía la expropiación de una propiedad, bajo los términos de la
Reforma Agraria, solo los ex inquilinos compartían la tierra de la hacienda expropiada, los afuerinos, que
significaban más del 60% de la fuerza laboral no recibían nada. Esta situación no representaba en lo más
mínimo los ideales de los grupos radicalizados de la UP, quienes abogaban por la expropiación de las
propiedades y la creación de “haciendas del Estado” cultivadas sin distinción entre ex inquilinos y
afuerinos. Esta situación despertó fuertes reacciones entre los ex inquilinos quienes veían como las tierras
antes pertenecientes a sus patrones y prometidas por la DC, les eran arrebatadas por la UP, tras fuertes
movilizaciones Chonchol se vio obligado a tolerar los asentamientos ya constituidos por ex inquilinos, pero
se negó rotundamente a reconocer y permitir la formación de nuevos. Para completar la Reforma Agraria el
gobierno fusiono los predios expropiados que eran limítrofes en nuevas entidades conocidas como
Centros de Reforma Agraria (CERAs), cada CERA tenía que darle al Estado el 90% de sus ganancias, por
su parte el gobierno pagaba a los miembros de los Centros de Reforma Agraria, tanto inquilinos como
afuerinos, un salario y se comprometía a comercializar sus productos. A su vez el gobierno decidió crear
Centros de Producción (CEPROs) que eran unidades agrícolas propiedad del Estado creadas para
aumentar la productividad agrícola, sus trabajadores eran empleados del Estado. No importando su
denominación, ya fuesen CERAs o CEPROs las nuevas unidades agrarias modificaron radicalmente la
estructura del agro chileno, los predios de 85 hectáreas o más, que en 1965 abarcaban el 55% de la tierra
hacia 1972 no ocupaban más que el 3% del territorio. Sin embargo, lo anterior, tal y como había acontecido
con la nacionalización del cobre, la Reforma Agraria debió enfrentar fuertes problemáticas, vinculadas
principalmente con la agitación rural y las condiciones climáticas adversas, elementos que hicieron decaer
la productividad agrícola. Entre 1970 y 1973 la superficie de tierra cultivada disminuyo en
aproximadamente un 20%, de igual manera que el cultivo de ciertos productos como el trigo, las papas, el
arroz, entre otros. El temor a sufrir una toma o ser expropiados provoco que algunos agricultores
simplemente se negaran a plantar. Por su parte los campesinos del sector reformado, colocaban sus
mejores esfuerzos en el cultivo de sus propias parcelas (para el autoconsumo o la venta de productos en el
creciente mercado negro) más que en el trabajo de las tierras comunes. Todo este complejo escenario se
complicó aún más cuando la congelación en el precio de los productos, junto con el aumento del nivel de
salarios provoco el crecimiento desmedido de la demanda interna por alimentos, sin tener la capacidad de
satisfacer la creciente demanda con la producción interna el gobierno se vio obligado a importar alimentos.
En 1972 el Estado gastaba cerca del 56% de sus ingresos solo en concepto de importaciones.
3. LA NACIONALIZACIÓN DE LA INDUSTRIA: La Unidad Popular tenía la intención de Nacionalizar los elementos
más significativos de la Industria Nacional. El Estado Chileno, que durante los Gobiernos Radicales ya había
incrementado notoriamente su influencia sobre el sector industrial del país, a través de la CORFO, controlaba la
Industria del Acero, la mayoría de los ferrocarriles, la Línea Aérea Nacional, entre otros. Además, controlaba
importantes compañías manufactureras, que hacia 1970 controlaban alrededor del 40% de la producción nacional. Sin
embargo, la administración de Allende tenía como objetivo erradicar todas las grandes corporaciones privadas a las
que calificaba como “Monopolios”. Las bases programáticas de la Unidad Popular contemplaban un sistema
económico constituido por tres sectores diferenciados: 1.- El Área Social; Correspondían a compañías
pertenecientes al Estado Chileno. 2.- El Área Mixta; Firmas en las cuales el Estado era el principal accionista,
compatibilizando una participación privada minoritaria. 3.- El Área Privada; Pequeños Negocios en manos de
particulares.
En cuanto a la nacionalización de la Industria, volvieron a hacerse evidentes las fuertes discrepancias existentes al
interior del conglomerado de Gobierno de Allende. Comunistas y Radicales eran partidarios de considerar dentro del
programa solamente a aquellas compañías que ejercieran un poder monopólico, de manera de granjearse el apoyo de
sectores de la clase media, por el contrario, Socialistas, miembros del MAPU y del MIR, es decir los sectores más
extremistas de las UP, anhelaban la “Nacionalización Inmediata” de todos los medios de producción. En octubre de
1971 el Presidente Allende propuso que fueran transferidas al Área Social o Mixta, todas aquellas Compañías cuyo
activo excediera los 14 millones de Escudos (alrededor de 1 millón de dólares), en el país existían alrededor de unas
253 Corporaciones que cumplían con esta característica, el Gobierno se comprometía a comprar a comprar estas
compañías a través de bonos reajustados en virtud del proceso inflacionario que vivía el país. El Congreso Nacional se
opuso tenazmente a este plan temiendo que este fuera utilizado para toman un control efectivo de los medios de
comunicación (esta interpretación estaba vinculada cn los intentos por parte del gobierno de comprar el 51% de la
Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones, conocida popularmente como la “Papelera”, que era la principal

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fuente de papel para la prensa del país, Compañía dirigida por el ex Presidente Jorge Alessandri Rodríguez, los
accionistas de la Compañía se opusieron tenazmente a su Nacionalización). En una más que polémica medida, que
no hizo más que radicalizar las posturas respecto al Gobierno, la Administración de Allende descubrió un resquicio
legal que le permitió imponer su programa sobre la reticencia del Parlamento, en el año 1932 durante el desarrollo
de la denominada “República Socialista” se había emitido el DFL 520, este permitía la expropiación de cualquier
empresa industrial considerada esencial para la economía nacional, si esta infringía la ley, cualquier infracción menor
sería impugnada bajo los preceptos de este decreto, transformándolo en una de las armas más poderosas de la
Moneda para concretar su programa de Nacionalización Industrial. La utilización de este “resquicio legal” desato la
ira inmediata de la oposición, la aplicación de otro decreto originado durante el Gobierno del Frente Popular, que
permitía que el Estado requisara las fábricas administradas de manera ineficiente, no hizo más que profundizar el
descontento de los opositores de Allende. Muchas de las dificultades expuestas respecto de la Nacionalización
del Cobre y la Reforma Agraria, se replicaron en la Nacionalización de la Industria, los interventores que se
hacían cargo de las industrias que pasaban a manos del Estado, solían ser elegidos no tanto por sus
calificaciones técnicas sino que por su influencia en el conglomerado de gobierno, además en muchas
ocasiones eran infladas las nóminas de salarios bajo el prisma de un simple cuoteo político. Prácticas como
el robo, la corrupción, el absentismo, el descuido en la utilización de las maquinarias, la falta de
mantención de las mismas, la falta recurrente a los puestos de trabajo y huelgas, se hicieron cada vez más
recurrentes. En muchos sentidos el programa de Nacionalización Industrial salió del control del gobierno,
muestra de esto, es que en abril de 1971 los trabajadores de la planta textil Yarur se tomaron la fábrica y
exigieron que esta fuese integrada al Área Social, transformándose en un preocupante antecedente de
la radicalización de los trabajadores industriales, que en numerosas ocasiones se tomaban las
fabricas exigiendo su nacionalización. Esta situación llego a extremo, cuando en Junio de 1972 los
trabajadores de la planta enlatadora Perlak en Cerrillos exigen que esta pase a formar parte del Área Social,
junto a dos industrias vecinas crearán el “Cordón de Cerillos”, el primero de los denominados “Cordones
Industriales”, que eran áreas controladas por trabajadores independientes del gobierno. Al igual que
en campo, Allende se enfrentaba a una fuerte disyuntiva, aceptaría este accionar por parte de los
trabajadores o llevaría a cabo su desalojo y el reintegro de la industria a sus propietarios, lo que en la
practicas significaba una represión hacia el Proletariado. Pronto se sumaron al cordón Cerrillos, el Cordón
de Maipú, creado en junio de 1971, los cordones Vicuña Mackenna, San Joaquín y Panamericana Norte. Si
bien estos apoyaron al gobierno, en muchas ocasiones no dudaron en criticar su conducción política.
El convulsionado año de 1972
Hacia 1972, la expansión del gasto público, la disminución en los ingresos iscales producto de la caída en el
precio del cobre, el agotamiento de las reservas internacionales, la menor recaudación tributaria y un
aumento de la demanda de bienes de consumo y alimentos no equiparado por un aumento en la oferta
interna, provocaron un incremento en el déficit iscal, el que intentó cubrirse con una mayor emisión
crediticia del Banco Central hacia el sector público. La inflación pasó de 22,1 % en 1971 a un inédito 260,5
% en 1972. Estados Unidos cortó los lujos de dinero por parte de sus agencias gubernamentales, aunque ya
desde el último año del gobierno de Frei se habían reducido significativamente y si bien los préstamos
internacionales provenientes del mundo occidental también disminuyeron, Allende recibió créditos por
parte de los países de Europa Oriental y la Unión Soviética, lo cual no había ocurrido con ningún gobierno
chileno anterior. La situación económica originó desabastecimiento de algunos bienes, lo que condujo a la
aparición de un mercado negro, en el que se comercializaban de manera ilegal y a precios muy elevados
los productos que escaseaban en el mercado tradicional. El gobierno, con el objetivo de planificar la
distribución de bienes básicos y denunciar el mercado negro, creó, a partir de abril de 1972, las Juntas de
Abastecimientos y Control de Precios (Jap). Para algunos, el desabastecimiento se produjo principalmente
por la política de fijación de precios y la incapacidad de mantener un ritmo productivo que permitiera
satisfacer la demanda, mientras que para otros, obedeció fundamentalmente al boicot que muchos
empresarios nacionales comenzaron a efectuar para desestabilizar al gobierno. La inestable situación
económica y política condujo a la oposición, conformada por los partidos Demócrata Cristiano, Nacional,
Izquierda Radical, Democrático Nacional y Democrático Radical, a crear una alianza con ines electorales,
llamada Confederación de la Democracia (Code). En octubre de 1972 se produjo un paro de camioneros,
que comenzó como una manera de detener la creación de una entidad estatal de transporte para la región
de Aysén, pero que pronto se convirtió en una movilización política general de la oposición, y que recibió
el apoyo de distintos gremios de propietarios del comercio, industria y agricultura, además del respaldo de
la Code y de las agencias de seguridad estadounidenses .

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