Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
http://rasp.hipatiapress.com
The terms and conditions of use are related to the Open Journal System and
to Creative Commons Attribution License (CCAL).
RASP – Research on Ageing and Social Policy Vol. 4 No. 1
January 2016 pp. 1-21
H
ace tiempo, en un muy interesante artículo sobre la sociología de la
vejez (y de las edades) en España (Miret y Pérez, 2007), se
analizaba la creciente penetración de la sociología de la vejez
dentro de la sociología española, así como la evolución de sus distintos
campos de interés a la par que había ido evolucionando la sociedad española
desde la transición (tomando en consideración, sobre todo, la mejora en la
situación económica y social de los mayores). Ya entonces se apuntaba el
creciente interés por los estudios de vejez y género. Desde entonces la
proliferación de trabajos en este ámbito ha sido notable.
No hace falta insistir que desde la sociología se ha prestado atención
creciente al fenómeno de la presencia mayoritaria de las mujeres dentro del
grupo de mayores de 65 años. Desde los trabajos de referencia de Arber y
Ginn (1996) se ha venido produciendo bastante al respecto. Siendo un hecho
central la feminización de la vejez, sin embargo, quedan por indagarse –al
menos en la sociología española de la vejez– algunos ámbitos que vayan más
allá del antes referido. Es en este punto donde me gustaría llamar la atención
sobre la valía del número de la revista RASP que el lector tiene en su mano.
En el mismo se ponen en relación vejez y género tomando como referencia
temáticas tan interesantes como dispares como las aquí abordadas: viudedad,
homosexualidad, socialización, política, religiosidad.
cuerpo’ a las formas en que los hombres, en las distintas sociedades, utilizan,
de acuerdo con la tradición, su propio cuerpo.” (Mauss, 1971).
A partir de allí Mauss realiza una exhaustiva descripción y clasificación
de técnicas corporales en distintas culturas, entre las que se encuentran: las
técnicas del movimiento, de la actividad, del reposo, del sueño; las técnicas
de los cuidados del cuerpo y su desarrollo etario, obstétricas, crianza y
nutrición, adolescencia, educación y adiestramiento; las técnicas de la
sexualidad y la diferencia entre los sexos; las técnicas del alma o técnicas del
cuerpo para entrar en comunicación con los dioses, etc. etc.
Para Mauss, los principios de las técnicas mencionadas (1971, pp. 309-
336) para entender el cuerpo son: 1) División de las técnicas corporales
según los sexos; hay una sociedad de hombres y mujeres, dice Mauss, donde
hay razones, nuevamente, no solo psicológicas y biológicas, sino también
sociológicas. 2) Variación de las técnicas corporales por motivo de la edad;
hay características que se consideran hereditarias pero que en realidad
pueden ser de cualquiera de las tres fuentes anteriormente mencionados, ya
sea de orden fisiológico, psicológico o social. 3) Clasificación de las técnicas
corporales en relación con su rendimiento; el adiestramiento como tal
pareciera ser en relación humano-animal, pero lo cierto es que el primer
adiestramiento sucede como montaje entre humano y humano, se adquieren
rendimientos, normas y técnicas desde la primera infancia. Los primeros en
quedar sometidos a adiestramiento son los propios humanos, antes de
domesticar a los animales. 4) Transmisión de las formas técnicas; según esto
se pueden analizar los principios de la elección social de los movimientos
adecuados y los incorrectos.
Siguiendo con los imperativos de la “vejez activa”, a la que con tanto
éxito se ha apuntado la sociología de la vejez, la resistencia de los sujetos a
envejecer nos lleva de lleno a otro de los autores que reflexiona sobre las
intervenciones sobre el cuerpo. Se trata de Michel Foucault, el cual
denominaba “tecnologías del yo” a uno de los tipos de prácticas mediante las
cuales los seres humanos han producido conocimiento sobre sí mismos (los
otros tipos de prácticas serían: las tecnologías de manipulación de cosas, las
tecnologías simbólicas y las tecnologías de poder). Las “tecnologías del yo”
son aquellas que
Los artículos que componen este monográfico de RASP nos aportan una
visión complementaria de la vejez y el género. Se simultanean los análisis de
la realidad española con las de otros contextos latino-americanos (Argentina,
Brasil, México), así como las miradas: sociología y antropología. Siguiendo
esto, se abordan asuntos tan interesantes como la viudez, la homosexualidad,
14 Pedro Sánchez Vera – Editorial. Vejez y Género
Referencias
Beck, U. y Beck, E. (2001). El normal caos del amor (Las nuevas formas
de relación amorosa). Barcelona: Paidós.
Berger, P. L. y Berger, B. (1972). Sociology: a biographical approach.
Londres: Basic Books Inc.
Bourdieu, P. (1986). Notas provisionales sobre la percepción social del
cuerpo. En: VV.AA., Materiales de Sociología Crítica. Madrid: Las
ediciones de la Piqueta.
Bourdieu, P. (2000). La dominación masculina. Barcelona: Anagrama.
Bourdieu, P. (2004). El baile de los solteros. Barcelona: Anagrama.
Bourdieu, P. y Passeron, J. C. (2000): La reproducción. Elementos para
una teoría del sistema de enseñanza. Madrid: Editorial Popular.
Bretón, D. Le (2006). La sociología del cuerpo. Madrid: Nueva Visión.
Butler, J. (2001). El género en disputa: el feminismo y la subversión de la
identidad. México: Paidós.
Cabré, A. (1993). Algunas consideraciones sobre el envejecimiento
demográfico en España y su evolución futura. En: Sánchez Vera, P.
(comp.), Sociedad y población anciana. S.P. Universidad de Murcia.
Castells, M. (1997). La era de la información, vol. II: El poder de la
identidad. Madrid: Alianza.
Castells, M. y Subirats, M. (2007). Mujeres y hombres. ¿Un amor
imposible? Madrid: Alianza.
Castillo Castillo, J. (1997). El cuerpo recreado: la construcción social de los
atributos corporales. Sociológica. Rev.de Pensamiento Social, 2, 27-44.
Collins, R. (1997). Comment on Scheff. Sociological Perspectives, XL(4),
544–548.
Elias, N. (2006). El proceso de las civilizaciones. México: FCE.
Entwistle, J. (2002). El cuerpo y la moda. Una visión sociológica.
Barcelona: Paidós.
Fast, J. (1971). El lenguaje del cuerpo. Barcelona: Kairós.
Featherstone, M., Hepworth, M. y Turner, B. S. (comps) (1991): The Body:
Social Process and Cultural Theory. Londres: Sage.
Foucault, M. (1990). Tecnologías del yo. En: Tecnologías del yo y otros
textos afines. Barcelona: Paidós.
Fukuyama, F. (2000). La gran ruptura: naturaleza humana y
reconstrucción del orden social. Barcelona: Ediciones B.
Fukuyama, F. (2003). El fin del hombre: consecuencias de la revolución
biotecnológica. Madrid: Punto de Lectura.
Giddens, A. (1995). La Transformación de la intimidad: sexualidad, amor
y erotismo en las sociedades modernas. Madrid: Cátedra.
Giddens, A. (2000). Sociología. Madrid: Alianza.
20 Pedro Sánchez Vera – Editorial. Vejez y Género
http://rasp.hipatiapress.com
The terms and conditions of use are related to the Open Journal System and
to Creative Commons Attribution License (CCAL).
RASP – Research on Ageing and Social Policy Vol. 4 No. 1
January 2016 pp. 22-44
Resumen
Sobre los modos de vida de las mujeres viudas, gran parte de las cuales posee una
edad avanzada, existe muy poco conocimiento en España. Este trabajo aborda dicho
objeto de estudio desde una perspectiva sociológica. El planteamiento teórico recoge
aportaciones de investigaciones realizadas en otros países donde esta cuestión sí que
viene tratándose desde hace tiempo, considerando si viven solas, si comparten el
hogar con hijos y/o con familiares de otras generaciones o si han vuelto a encontrar
pareja. A nivel empírico se lleva a cabo un análisis descriptivo de las formas de vida
de las viudas españolas, utilizando datos secundarios procedentes de varios censos
de población, que pone de manifiesto la continua expansión que está registrando la
solitaria, en detrimento de la convivencia intergeneracional. Entre los resultados del
estudio también cabe destacar cómo la manera en que viven las viudas varía en
función del curso vital y, en el plano sociodemográfico, cómo la viudedad tiende a
concentrarse aceleradamente en la vejez.
Abstract
In Spain, little knowledge exists on the living arrangements of the widowed women.
This paper approaches the above mentioned object of study from a sociological
perspective. The theoretical exposition gathers contributions of researches realized
in other countries where this question has been treated, considering if they live
alone, if they share the home with children and/or with relatives of other
generations, or if they have returned to find couple. A descriptive empirical analysis
is carried out, using secondary information proceeding from several censuses of
population, which reveals the continuous expansion that living alone is registering,
and the detriment of the intergenerational conviviality. It is also necessary to
emphasize how the living arrangements change depending on the life course and,
from the sociodemographic perspective, how the widowhood tends to intensively be
concentrated in the old age.
E
ste trabajo versa sobre los modos de vida de las mujeres viudas
mayores de 65 años. Es una temática bastante investigada en otros
países occidentales, sobre todo en Estados Unidos, pero que apenas
ha sido tratada en España. Sin embargo, el hecho de que nos encontremos
con un colectivo de personas que está adquiriendo una creciente relevancia
demográfica y cuyos comportamientos y actitudes vienen cambiando profun-
damente en las últimas décadas, otorga un gran interés a su conocimiento
sociológico. Indagaremos sobre esas mujeres, aunque también hemos creído
conveniente extender nuestro análisis a las viudas de edad inferior dado lo
mucho que el curso vital de las personas determina sus formas de
convivencia. Incluso entre las viudas mayores de 65 años difieren de una
manera significativa, dependiendo de factores como la situación familiar (si
poseen o no hijos y, si los tienen, su edad, su estado civil, el lugar donde
residen, etc.) o el estado de salud, factores ambos que tienden a modificarse
a medida que pasa el tiempo. Examinar los modos de vida de las mujeres
viudas, en general, supone así pues nuestro objetivo principal.
Abordaremos tal objeto de estudio desde una perspectiva cuantitativa,
llevando a cabo un análisis descriptivo de datos publicados por el Instituto
Nacional de Estadística (INE, en adelante) correspondientes a los últimos
censos de población que se han realizado en España. Los censos ofrecen
excelente información sobre los rasgos sociodemográficos de las personas
(edad, sexo, estado civil, nacionalidad, nivel de estudios, etc.) y sobre sus
modos de vida (características de la vivienda donde habitan, tamaño,
estructura del hogar, etc.). Su aparición periódica, cada diez años, permite
efectuar comparaciones en el tiempo y descubrir tendencias en los
fenómenos sociales. En nuestro caso, hemos seleccionado a las mujeres
viudas que residen en viviendas principales para conocer cómo viven,
particularmente la clase de hogar en el que habitan y, si no es unipersonal,
con qué persona o personas lo comparten. Los resultados que mostraremos
pueden ser un punto de partida en el desarrollo de un mayor número de
investigaciones en torno a un asunto, como el que nos ocupa, de enorme
contenido sociológico.
RASP – Research on Ageing and Social Policy, 4(1) 25
Marco Teórico
en la mayoría de los casos mujeres ancianas viudas, durante los últimos años
de su vida (Lee y Dwyer, 1996; Coleman y Ganong, 2008; Seltzer y
Friedman, 2014).
Relacionada también con los modos de vida de las mujeres viudas, otra
cuestión que ha sido ampliamente investigada es la posibilidad de que
vuelvan a tener pareja. Muchos estudios han comparado sus actitudes con las
de los viudos, llegando a la conclusión de que estos últimos son más
propensos a formar este tipo de uniones que las viudas (Stevens, 2002;
Moorman, Booth y Fingerman, 2006; Carr y Boerner, 2013; Wu, Schimmele
y Ouellet, 2015). El rechazo de las viudas, no obstante, es más rotundo
respecto a un nuevo matrimonio que a alternativas como la cohabitación o
las relaciones denominadas 'living apart together' (Smith, Zick y Duncan,
1991; Wu, 1995). Otros autores han contrastado la postura de las mujeres
viudas con la que mantienen las divorciadas, que resulta en general menos
reacia con la idea de rehacer su vida con otro hombre (Burch, 1990; Wilson
y Clarke, 1992). Se ha indagado, asimismo, sobre cómo valoran su retorno a
la vida en pareja aquellas viudas que han dado ese paso (Brogard y Spilka,
1996; Clarke y Wilson, 1994; Watson, Bell y Stelle, 2010).
Metodología
Este trabajo examina las formas de vida de las mujeres viudas en España
residentes en viviendas principales, excluyendo a las que se encuentran
institucionalizadas. Dado que la viudedad constituye una experiencia sobre
todo femenina, hemos decidido centrarnos en ella y no considerar la
situación de los varones, salvo para mostrar de ellos datos puntuales a
efectos comparativos con las viudas (edad media de los viudos y su reparto
según el tamaño del hogar en el que habitan). Abordaremos los modos de
vida desde una óptica cuantitativa, mediante un análisis descriptivo que toma
como fuente principal el último censo de población realizado en nuestro
país, en 2011. También utilizaremos datos de censos anteriores a fin de
ofrecer una visión evolutiva de aspectos capitales de nuestro objeto de
estudio. Pese a que la viudedad tiende a concentrarse en las edades
avanzadas, no limitaremos el análisis a las mayores de 65 años sino al
conjunto de las viudas por cuanto que el curso vital de las personas
condiciona la manera en que residen (circunstancias familiares, estado civil,
posición económica, etc.).
28 Juan López Doblas – Las Mujeres Viudas en España
Resultados
Aspectos Sociodemográficos
Tabla 1
Peso relativo de las mujeres entre las personas viudas y de las mayores de 80 años
entre las mujeres viudas
Tabla 2
Distribución de los viudos y de las viudas, según el tamaño del hogar en el que
habitan, en 1991y 2001 y 2011
Gráfico 2. Distribución de las mujeres viudas, por años cumplidos, según el tamaño
del hogar donde residen
Fuente: E. P. con datos del Censo de Población de 2011 (INE)
17%, aunque entre las mayores de 90 años ese porcentaje asciende hasta el
26,75% debido a que muchas sufren problemas de salud y necesitan la
convivencia para ser cuidadas (gráfico 3).
La etapa del curso vital por la que atraviesan las mujeres viudas vuelve a
dictar su modo de convivencia. La gran mayoría de las ancianas residentes
en hogares de tres miembros se ha trasladado a la vivienda de los familiares:
casi el 77% de las que tienen 85-90 años y el 85% de las que superan los 90.
En cambio, cerca del 60% de las viudas de hasta 59 años encabezan un
núcleo monoparental junto a dos hijos, cifra que a partir de esa edad
desciende constantemente: el 44% de las viudas de 70-74 años y el 24% de
las de 80-84. Un tercer hecho a destacar es que el 20% de las viudas menores
de 50 años en estos hogares convive con pareja e hijo (gráfico 4).
Discusión
Notas
1 Fuente: Censos de Población de 1991 y 2011 (INE).
2 Fuente: Indicadores Demográficos Básicos. Resultados provisionales, año 2014 (INE)
3 Fuente: Censo de Población de 2011 (INE).
Referencias
http://rasp.hipatiapress.com
The terms and conditions of use are related to the Open Journal System and
to Creative Commons Attribution License (CCAL).
RASP – Research on Ageing and Social Policy Vol. 4 No. 1
January 2016 pp. 46-68
Vejez y Género
en la Antropología Brasileña
Andrea Moraes Alves
Universidade Federal do Rio de Janeiro
Resumen
Este artículo presenta un panorama de la producción etnográfica brasileña sobre
género y vejez. El texto explora algunas investigaciones pioneras sobre el tema y
señala posibles desdoblamientos. La tradición de investigación antropológica sobre
género y vejez en Brasil comenzó entre los años 1970/1980 y permanece activa
hasta los días de hoy. Los primeros artículos y libros divulgados consideraron las
relaciones familiares y el mundo del trabajo. Poco tiempo después, proliferaron las
investigaciones sobre temas como la sociabilidad urbana y el cuerpo. Actualmente,
el campo de estudios sobre sexualidad atrae nuevas investigaciones. Todos estos
trabajos contribuyeron para la diseminación de la perspectiva generacional entre los
estudios de género. La mirada generacional implica un ejercicio comparativo, ya que
pensar en términos de trayectorias de generaciones que envejecen posibilita una
atención al sentido de los cambios y las permanencias en las interpretaciones y
prácticas de género.
Abstract
This article presents a panorama of the ethnographic Brazilian production on gender
and old age. The text explores some pioneering researches on the topic and indicates
possible developments. The tradition of anthropologic research on gender and old
age in Brazil began between the years 1970/1980 and it actually remains active. The
first articles and spread books considered the family and work relations. A little time
later, the researches proliferated on topics as the urban sociability and the body.
Nowadays, the field of studies on sexuality attracts new researches. All these works
contributed to the dissemination of the generational perspective in gender studies.
The generational perspective implies a comparative exercise, since thinking in terms
of aging generation paths makes possible an attention to the sense of the changes
and the permanencies in the gender interpretations and practices.
algunos años– esta se presentó como una forma de dar sentido a sus
trayectorias y de situarse como sujetos de ese relato.
El acto de narrar su historia, sus vivencias a lo largo del tiempo, les
permitió a las entrevistadas una presentación de sí, la construcción de una
biografía en el sentido que Bourdieu (1996) le da a este término. Los
eventos y actores trasladados al centro de la escena o a sus márgenes
señalan las relaciones que la narradora entiende como significativas. Según
Plummer (1995), al registrar “historias sexuales” es necesario tener en
mente el contexto en el cual estas se producen y con el que se relacionan.
En mi investigación, formó parte del contexto de la narración la interacción
con una investigadora más joven, heterosexual y una narradora por lo
menos veinte años más vieja y homosexual. En este sentido, las historias
contadas suponen como receptor alguien que no comparte los mismos
códigos. Además, son declaraciones que se dirigen hacia alguien cuya
distancia etaria no permite compartir las mismas referencias temporales. La
ciudad era otra, y eran también otras las formas de circulación en los
lugares apuntados como espacios abiertos a las prácticas e interacciones
entre homosexuales. Teniendo en cuenta que nos estamos refiriendo a la
homosexualidad femenina, cuyos espacios siempre fueron más restringidos
que los masculinos, podemos comprender en qué medida esas narrativas
nos hablan muchas veces de la casi ausencia de lugares. Una metáfora
perfecta para la invisibilidad de la homosexualidad femenina. No obstante,
la homosexualidad fue vivenciada por ellas, espacios fueron construidos
para esa experiencia y se transforman ahora en material para el recuerdo.
En coherencia con investigaciones que han trabajado con la memoria
relativa al mundo del trabajo y la ciudad, las memorias puestas en juego en
esos relatos sexuales son también construcciones individuales basadas en
referencias contextuales. Como toda memoria, se articula con el porvenir a
medida que lo que es accionado sobre el pasado está en conexión con el
presente y con los proyectos futuros de las narradoras. La memoria coloca
en movimiento la trayectoria individual de esas mujeres, concediéndoles un
espacio para que ellas se apropien de lugares que estaban “casi olvidados”,
de momentos que se volvieron significativos en el presente. De este modo,
vuelven a recordar el único bar que podían frecuentar en la ciudad para
conquistar, de las cartas de amor intercambiadas y escondidas, de los clubes
de fans de ciertas cantantes que eran un punto de referencia para el
62 Andrea Moraes Alves – Vejez y Género
Conclusión
Los apartados de este artículo son un tipo de clasificación que encontré para
dar cuenta de aquello que considero una parte relevante de la discusión
brasileña sobre vejez y género, a partir de la perspectiva de autores del
campo de la antropología. Ciertamente existirán lagunas, y estas son de mi
total responsabilidad y quisiera disculparme ante la posibilidad de haber
dejado de lado alguna obra/autor pionero. El objetivo general fue el de
ofrecer un panorama de los estudios sobre vejez y género más divulgados
en la comunidad de antropólogos brasileños. Aunque no se trata de un área
cuantitativamente prolífica en antropología, son cuatro décadas de
constante investigación sobre el tema y es un asunto que se ha renovado a
partir de intereses que incorporan nuevas áreas de investigación.
A partir del panorama aquí trazado es posible considerar que se trata de
un campo de estudios dinámico y consistente. Las investigaciones, si bien
con enfoques diferentes, están interconectadas, de forma que estudios sobre
familia y trabajo se articulan con el tema de la sociabilidad y del cuerpo.
Estos, a su vez, remiten a estudios sobre sexualidad. El recurso a las
narrativas y memorias, y a la perspectiva generacional, es frecuente. Las
investigaciones abordan la vejez en sectores medios de la población, así
como en las clases populares, si bien hay una ausencia de etnografías que se
dediquen a los estratos superiores. En cuanto al género, los abordajes
frecuentemente incorporan la división entre lo masculino y lo femenino,
exacerbando esa dicotomía. Los primeros estudios sobre vejez y género en
Brasil tendieron a concentrar su atención en la construcción de la
masculinidad y la femineidad en esa etapa de la vida, mostrando, muchas
veces, la reproducción de patrones tradicionales de esa división. Muchos
trabajos enfatizan el papel de las mujeres más viejas en relación a los
cambios de discursos y prácticas de género. Dependiendo de la cohorte
etaria en cuestión, la vejez femenina adquiere contornos diferentes.
Recientemente, con el avance de los estudios de sexualidad en la vejez,
emergen nuevas preguntas. El envejecimiento de gays, lesbianas, bisexuales
y transgéneros presenta nuevas dimensiones de estudio, así como la
64 Andrea Moraes Alves – Vejez y Género
Notas
1 Existen algunos antropólogos y antropólogas brasileños que trabajan sobre el tema de la
vejez desde, por lo menos, la década de 1980. Los estudios sobre vejez y género en Brasil se
han renovado y actualmente una joven generación de investigadores se ocupa inclusive de las
dimensiones de la sexualidad en esos estudios. Este relevamiento de lo producido en la
temática no pretende ser exhaustivo. La elección del campo antropológico es una de las
dimensiones que lo limitan, ya que no serán contemplados los trabajos realizados en otras
áreas de las ciencias sociales.
2 Aún sin ser un país muy envejecido en relación a los demás países latinoamericanos, Brasil
cuenta actualmente con un 13% de su población con 60 o más años de edad. En 2013, había
una persona con 60 años o más de edad cada cinco personas con edades de entre 15 y 45 años.
La tendencia indica que esa diferencia será cada vez más estrecha (IBGE, 2014).
3 La región Nordeste concentra el 27.7% de la población brasileña según datos de la Pesquisa
Nacional por Amostragem Domiciliar (PNAD) – 2013, producida por el Instituto Brasileiro
de Geografia e Estatística (IBGE). Constituye la segunda mayor concentración poblacional
del país, a pesar de tener la menor tasa de urbanización. El Nordeste posee un 12,4% de su
RASP – Research on Ageing and Social Policy, 4(1) 65
población con 60 años o más. Se trata de la población con el menor promedio de escolaridad
por año en Brasil (3,3), mientras que el promedio nacional en ese mismo segmento etario es
de 4,7. El 54,2% de la población nordestina con más de 60 años vive con menos de un sueldo
mínimo mensual. Los arreglos domiciliares más comunes son: división de la residencia con
hijos mayores de 25 años y/u otros familiares. El 65,3% de los viejos nordestinos son
personas de referencia en su domicilio, siendo que la mayor parte de los individuos que ocupa
esa posición está compuesta por hombres (IBGE, 2014).
4 Posteriormente, esta autora realizará una investigación sobre las narrativas de los habitantes
más viejos de la ciudad de Porto Alegre, sur de Brasil, y las experiencias de miedo, el
extrañamiento y también el pertenecimiento en relación a la movilidad en la ciudad y la
ocupación del espacio urbano (Eckert, 2002).
5 Para actualizar las informaciones estadísticas sobre la situación residencial de las personas
más viejas en Brasil. Según la Síntesis de Indicadores Sociales (IBGE, 2014, p. 37), sabemos
que: En 2013, el arreglo familiar más común para los más viejos (30,6%) era aquel compuesto
por personas viviendo con hijos, todos con 25 años o más de edad, en presencia o no de otros
parientes o agregados, siendo este indicador más alto para las mujeres (33,3%) que para los
hombres (27,3%). Otro arreglo común fue aquel formado por parejas sin hijos (26,5%), y para
los hombres este arreglo fue más frecuente (33,4%) que para las mujeres (21,0%).
6 Noten que utilicé el término envejecimiento en el título. Mi propósito fue enfatizar la noción
de vejez como proceso y no como un estado o una identidad, ya que era de ese modo como se
referían muchas de las personas entrevistadas para mi tesis.
7 Vale la pena destacar también el trabajo de la antropóloga Mirian Goldenberg que, en 2008,
publicó un libro titulado “Coroas”, expresión del lenguaje corriente para referirse a los viejos
en Brasil, semejante a “veteranos”, en el cual considera mujeres de estratos medios en el
segmento etario de los 50 años y los desafíos que el proceso de envejecer puede representar
para ellas. Su argumento se basa en la idea de que en Brasil el cuerpo y el casamiento
constituyen un capital social. La pérdida de ese capital social con la llegada de la vejez marca
negativamente la experiencia de las mujeres brasileñas.
8 Sobre el término “tercera edad”, indicamos el trabajo de Guita Grin Debert (1997) como una
Referencias
http://rasp.hipatiapress.com
Ernesto Meccia1
The terms and conditions of use are related to the Open Journal System and
to Creative Commons Attribution License (CCAL).
RASP – Research on Ageing and Social Policy Vol. 4 No. 1
January 2016 pp. 70-95
Resumen
Se analizan distintas formas de representación social del envejecimiento gay por
parte de personas mayores gays. Se traen elementos de distintos enfoques teóricos:
la teoría de la “competencia en crisis”, teorías de “ajuste y resiliencia”, la teoría del
“envejecimiento acelerado” y la teoría del “estrés de minorías”. La reflexión se ciñe
al envejecimiento que experimentan personas gays que han vivenciado las grandes
transformaciones sociales de la homosexualidad, discernibles en las sociedades
occidentales a partir los años 70, asumiendo que los mismos representan una
subjetividad gay “bisagra” que estaría conformada por repertorios representacio-
nales contrastantes, unos provenientes de la antigua homosexualidad en la que se
socializaron primariamente, y otros del modelo gay propiciado, genéricamente,
luego de la revuelta de Stonewall. Desde el punto de vista metodológico, se transita
cada una de las teorías intentado señalar sus aciertos y limitaciones, aportando datos
primarios (entrevistas) y secundarios (estadísticas sobre percepciones y entrevistas).
Como conclusión, se señala que se han observado situaciones contrastantes por
identidad sexual, por ámbito de escenificación de la identidad (los de la salud
médica se observan claramente regresivos) y por las características que los sujetos
adjudican a los entornos institucionales dentro de los que desarrollaron su biografía.
Abstract
Our aim is to analyze different representational forms of gay ageing by old gays. We
will draw on aspects related to various theoretical viewpoints and enhance them by
presenting empirical evidence with a critical approach. Thus, we will delve into the
theory of competence in crisis, some theories of adjustment and resilience, the
theory of fast aging, and last, the theory of minority stress. Our reflection is focused
on aging experienced by gays who have witnessed social changes as from the 70s,
taking into account they represent a turning point in gay subjectivity formed by
contrasting representational repertoires, some deriving from an old homosexuality
pattern in which they socialized primarily and others from the gay model fostered,
generically, after the Stonewall uprising. From the methodological point of view, the
texts of the authors considered representative of the theories mentioned are crossed.
Then, each was busy trying to point out their particular strengths and limitations
providing primary data (interviews) and secondary (statistics on perceptions and
interviews). In conclusion, it is noted that there have been contrasting situations in
the aging process based on heterogeneous analysis variables, including: sexual
identity, the scene of identity (areas of healthcare are clearly regressive to show the
gay identity) and, among others, by the features that subjects allocated to
institutional environments within which developed his biography.
palabras, lo que aparece en el “cuerpo gay” que envejece son las propiedades
de un conjunto de convenciones que nos han interpelado y en las que nos
hemos reconocido.
Esta argumentación es particularmente valedera para nuestros propósitos
ya que vamos a considerar a los integrantes de una categoría social que hasta
hace poco tiempo era unilateral y asimétricamente objeto de discursos
homofóbicos. Por lo menos hasta la década del 70, la homosexualidad era
“hablada” casi exclusivamente por los saberes médico, psiquiátrico, psico-
analítico y religioso, a los que es preciso sumar una discursividad de sentido
común informal pero no por ello menos sistemática. Las acentuaciones
monstruosas de las que era objeto lograban crear pánico ante la presencia o
la cercanía de los “representantes” del arquetipo así construido y cotejado.
También lograban crear auto pánico, una opresiva conciencia deletérea en
los mismos gays que terminaban viviendo presos de la homofobia
internalizada. Justamente, una de las acentuaciones negativas más extendidas
y unilaterales respecto de la homosexualidad fue la vejez. Recórranse
películas, cuentos y novelas o hagamos memoria de las leyendas de los
barrios de las grandes ciudades y/o de los pequeños pueblos y allí aparecerá
característicamente decadente y/o amenazante el “viejo” homosexual.1
Con posterioridad a los episodios de Stonewall (EEUU, 1969), se
inaugurará un momento que tiene como característica más notable la puesta
en circulación de discursos que expresan desde adentro el mundo gay. Son
todos discursos de afirmación que parecieran responder una a una a las
predicaciones monstruosas de la homofobia, la mayoría de las veces
desmarcándose aunque otras reivindicando la “anormalidad”. Así los
discursos del “gay pride” y del “coming out” llegaron a ser narrativas
transversales de la homosexualidad en las sociedades occidentales. Es de
esperar, en estas condiciones, que el envejecimiento gay pueda comenzar a
enmarcarse en otros modelos perceptivos, algo de lo que ya estarían dando
cuenta algunas películas.2
Por lo tanto, más que preguntarnos por el envejecimiento gay queremos
preguntarnos por los modelos perceptivos del mismo, o por los “marcos de
la experiencia” (Goffman, 2006) en los cuales lo alojamos, o por las grillas
interpretativas de la realidad gay de las que disponen los gays en momentos
históricos determinados.
74 Ernesto Meccia – Cómo los Gays Ven el Envejecimiento Gay
Es interesante ver que los otros significativos son los propios homo-
sexuales y cómo en esta subjetividad desempeñan un papel absolutamente
positivo: son ellos (no los heterosexuales) una buena guía para una buena
vejez. El experto en crisis no tiene que aprender en la vejez a vivir solo, ni a
cocinar, ni a lidiar con las cuestiones del hogar. Ya hizo todo eso (y mucho
más). Y allí se lo tiene: íntegro, siempre restablecido, ajustado más que
satisfactoriamente a esta etapa. Un cierto halo de heroicidad y de plena
reivindicación de la homosexualidad como escuela frente a la adversidad
emerge de algunos testimonios, por ejemplo:
personal médico les otorgue un trato digno y con respeto en tanto personas
LGBT en la vejez.
Como última reflexión: habría que tomar recaudos para que las
investigaciones delimitaran las áreas de la vida social en las que estos gays
se han movido competentemente y, sobre todo, para que mostraran aquellas
en las que ello no ocurre ya que seguirían operativos mecanismos de
percepción homofóbicos que producirían en los gays viejos más que
competencia para enfrentarlos, competencia para evitarlos.
¿Dónde se van los gays que ya no están? ¿Qué pasa que ya no los veo,
que hace rato ya no están? ¿Dónde se habrán metido? ...porque no
circulan más? (…) ¿Se desvanecieron? ¿Se fueron a Europa? ¿Se
murieron? (…). Me gustaría en un futuro no muy lejano, ser el mentor
y generar un espacio alternativo para gays adultos mayores, donde
puedan tener la contención adecuada a sus necesidades específicas, y
porque considero que una sociedad sana es aquella que también tiene
en cuenta a sus mayores (Raúl, 72 años).
Para mí la utopía gay es eso que te dije: que haya espacios, que se
creen lugares de socialización donde no solamente te alaben por lo
fálico, y eso que a mí me alaban por eso, pero claro… no soy
solamente eso (Carlos, 67 años).
OTROS LOGRO DE
SIGNIFICATIVOS RESILIENCIA
Notas
1 Por ejemplo, el viejo gay aparece como “amenazante” en una escena de “pánico
homosexual” en I Vitelloni (Federico Fellini, 1953) y como “decadente” en Morte a Venezia
(Luchino Visconti, 1971).
2 En Begginers (Mike Mills, 2010) hay una historia de coming out orgulloso de un gay
anciano que forja así un gran vínculo con su hijo. En Gerontophilia (Bruce LaBruce, 2013) se
tiene la reivindicación de la belleza de un anciano gay por parte de un joven. En Love is
Strange (Ira Sachs, 2014) se cuenta desde una perspectiva nativa los avatares de una pareja
gay en proceso de envejecimiento. Se trata de películas incomparables por la construcción de
una imagen positiva y desdramatizadora.
RASP – Research on Ageing and Social Policy, 4(1) 93
3 Esta periodización se encuentra desarrollada en un interesante artículo del antropólogo Julio
Assis Simmoes referido a las antiguas y nuevas convenciones sobre la periodización de la
vida de los gays en Brasil.
4 “Coming in”: utilizo esta expresión respetando la definición que me diera un entrevistado
fue Mecha Ortiz, femme fatal por excelencia de los años 40, apreciada por viejas generaciones
de homosexuales en Argentina. En sus papeles más famosos era amante de varones muy
jóvenes y el tema del envejecimiento y la “consecuente” discordancia no tardaba en aparecer
dramáticamente.
6 Debe reconocerse, no obstante que, por ejemplo, en la ciudad de Buenos Aires funcionan
Referencias
De Vries, Brian (2009). Aspects of Death, Grief, and Loss in Lesbian, Gay,
Bisexual and Transgender Communities. En Doka, K. J. y Tucci, A. S.
(eds), Living with Grief: Diversity and End-of-Life Care (pp. 243-257).
Washington, DC: Hospice Foundation of America.
Friend, R. (1980). Gay Aging: Adjustment and the Older Gay Male.
Alternative Lifestyle, 3(2), 231-248. Doi: 10.1007/BF01083517
Gagnon, J. y Simon, W. (1973). Sexual Conduct: the Social Source of
Human Sexuality. Chicago: Aldine.
Goffman, E. (1974). La presentación de la persona en la vida cotidiana.
Buenos Aires: Amorrortu.
Goffman, E. (2006). Frame Analysis. Los marcos de la experiencia. Madrid:
Centro de Investigaciones Sociológicas.
Jodelet, D. (1986). La representación social: fenómeno, concepto y teoría.
En Moscivici, Serge, Psicología Social (II) (pp. 469-493). Barcelona:
Paidós.
Kelly, J. (1977). The Aging Male Homosexual. Myth and Reality. The
Gerontologist 17(4), 328-332. Doi: 10.1093/geront/17.4.328
Kimmel, D. (1978). Adult Development and Aging: a Gay Perspective.
Journal of Social Issues 34(3), 113-130. Doi: 10.1111/j.1540-
4560.1978.tb02618.x
Kimmel, D. (1979). Life-Story Interviews of Aging Gay Men. International
Journal of Aging and Human Development 10(3), 239-248. Doi:
10.2190/LEU6-479Y-92ED-84GM
Levine, M. (1988). Gay Macho. The Life and Death of the Homosexual
Clone. New York: New York University Press.
Mead, G. (1972). Espíritu, persona y sociedad. Desde el punto de vista del
conductismo social. Buenos Aires: Paidós.
Meccia, E. (2011). Los últimos homosexuales. Sociología de la
homosexualidad y la gaycidad. Buenos Aires: Gran Aldea Editores
Meyer, I. (2003). Prejudice, Social Stress, and Mental Health in Lesbian,
Gay, and Bisexual Populations: Conceptual Issues and Research
Evidence. Psychological Bulletin, 129(5), 674-697. Doi: 10.1037/0033-
2909.129.5.674
Meyer, I. (2011). Briefing on Peer-to-Peer Violence and Bullying:
Examining the Federal Response. Washington: United States
Commission on Civil Rights.
RASP – Research on Ageing and Social Policy, 4(1) 95
http://rasp.hipatiapress.com
1) Universidad de Salamanca
The terms and conditions of use are related to the Open Journal System and
to Creative Commons Attribution License (CCAL).
RASP – Research on Ageing and Social Policy Vol. 4 No. 1
January 2016 pp. 96-133
Género y Generación:
Influencia en la Implicación
Política de los Mayores
en España
Emilia Riesco Vázquez
Universidad de Salamanca
Resumen
España experimenta un proceso de envejecimiento demográfico desde hace varias
décadas que la sitúan actualmente como uno de los países más envejecidos del
mundo. Este proceso lleva asociados cambios en las características de las diferentes
generaciones, que serán especialmente relevantes en las cohortes futuras de personas
mayores. Concretamente, el envejecimiento de la población alterará los patrones de
implicación política. Este trabajo analiza la influencia que pudieran tener tanto las
cuestiones de género como la generación en el comportamiento político de las
personas mayores. Se realiza un estudio relacional basado en la explotación de datos
del Centro de Investigaciones Sociológicas. Los hallazgos del mismo evidencian que
género y generación introducen importantes diferencias tanto en el interés como en
la participación social. Se concluye aportando averiguaciones acerca de la
importancia que tiene la pertenencia a una determinada generación en lo que
respecta a la implicación en los asuntos públicos, frente a consideraciones frecuentes
que le atribuyen un mayor protagonismo a la edad. Asimismo, se aporta información
relevante acerca de la próxima generación de mayores, que no sólo tendrá una gran
importancia numérica sino que, plausiblemente, asumirá un importante protago-
nismo social.
Abstract
Spain suffers a demographic ageing process for several decades now, and today it is
one of the most aged countries in the world. This process entails changes in the
characteristics of different generations, some of which will be especially relevant in
the future cohorts that advance into mature age. Specifically, the ageing of the
population alters the patterns of political implication. This work analyzes the
influence that gender questions and generation may have in the political behavior of
the elderly. We present a relational study based on the data provided by the Centro
de Investigaciones Sociológicas (Center for Sociological Research). Our findings
prove that gender and generation introduce important differences in interest as well
as in social participation. We also provide conclusions on the importance of
belonging to one specific generation with regard to the implication in public affairs,
as opposed to frequent considerations that tend to grant more preeminence to age.
Similarly, we provide relevant information on the next older generation, who will
not only be important in number, but also will conceivably take on a very important
main social role.
Metodología
Resultados
de este mismo grupo de edad donde sólo un 46,6% está de acuerdo con esta
afirmación (χ23=16,278 p=.001). Al realizar el mismo análisis en el grupo
de edad de 65 años y más, encontramos también diferencias significativas
(χ23=52,375 p=.000), y en el mismo sentido que el análisis anterior, es decir,
las mujeres son las que consideran la política como un tema complejo (Tabla
1). Asimismo, también obtenemos un efecto significativo para la variable
generacional sólo en las mujeres (χ23=31,263 p=.000). Así, las mujeres de
65 y más años son las que consideran la política como un tema complejo, en
comparación con sus pares de 55 a 64 años.
Tabla 1
Percepción de la complejidad de la política por grupos etarios y sexo
mientras que para las mujeres es un tema poco relevante en sus vidas
(44,4%) (Tabla 2).
El estudio concreto de la interacción entre las variables grupo de edad de
la generación del desarrollo y de la guerra civil, el sexo y la importancia de
la política en sus vidas, considerando la edad como variable moderadora,
muestra que existen diferencias significativas sólo para el grupo de edad de
65 años y más (χ22=9,077 p=.01), es decir, las mujeres de 65 años y más
consideran que la política no es un tema relevante en sus vidas (47,2%), en
comparación con los varones de este mismo grupo de edad, quienes
mencionan que la política es un tema moderadamente importante (42,9%).
Ahora bien, cuando consideramos la variable sexo como moderadora y
hacemos la comparación entre las mujeres y varones de distintos grupos de
edad, no se observan diferencias significativas para ninguno de los dos
sexos. Por tanto, la diferencia de la importancia otorgada a la política es
fundamentalmente un tema de género, y sólo dentro del grupo de 65 y más
años.
Tabla 2
Importancia de la política según grupos etarios y sexo
Tabla 3
Frecuencia con la que se habla de política con los amigos según grupos etarios y
sexo
Frecuencia con la que se habla de política
con los amigos (%)
Orientación Categorías Grupo de A Algunas TOTAL
del contraste de Control Comparación menudo veces Raramente Nunca (N)
55 a 64 15,1 39,0* 27,7 18,2* 159
Hombres**
Sexo / 65 y más 11,9 23,3* 33,3 31,4* 210
Edad 55 a 64 9,2 30,7* 27,6 32,5* 163
Mujeres**
65 y más 5,7 17,7* 21,2 55,5* 283
Hombres 15,1 39,0 27,7 18,2* 159
55 a 64**
Edad / Mujeres 9,2 30,7 27,6 32,5* 163
Sexo Hombres 11,9* 23,3 33,3* 31,4* 210
65 y más**
Mujeres 5,7* 17,7 21,2* 55,5* 283
*Residuos estandarizados corregidos mayor en valor absoluto a 1,96. / ** Significancia estadística al 0,05.
106 Emilia Riesco – Género, Generación e Implicación Política
Tabla 4
Frecuencia con la que se habla de política con los familiares según grupos etarios
y sexo
Frecuencia con la que se habla de política
con los familiares (%)
Orientación Categorías Grupo de A Algunas TOTAL
del contraste de Control Comparación menudo veces Raramente Nunca (N)
55 a 64 12,6 34,0 31,4 22,0 159
Hombres
Sexo / 65 y más 12,6 26,6 31,8 29,0 214
Edad 55 a 64 18,2* 25,5 24,8 31,5* 165
Mujeres**
65 y más 8,4* 20,6 24,1 46,9* 286
Hombres 12,6 34,0 31,4 22,0* 159
55 a 64**
Edad / Mujeres 18,2 25,5 24,8 31,5* 165
Sexo Hombres 12,6 26,6 31,8* 29,0* 214
65 y más**
Mujeres 8,4 20,6 24,1* 46,9* 286
*Residuos estandarizados corregidos mayor en valor absoluto a 1,96. / ** Significancia estadística al 0,05.
108 Emilia Riesco – Género, Generación e Implicación Política
Tabla 5
Información sobre política según grupos etarios y sexo
Tabla 6
Utilización de Internet como medio de información según grupos etarios y sexo
Utilización de Internet
como medio de información (%)
Orientación Categorías de Grupo de
del contraste Control Comparación Sí No TOTAL (N)
55 a 64 3,4 96,6 326
Hombres**
65 y más 3,8* 96,2* 317
Sexo / Edad
55 a 64 4,1 95,9 245
Mujeres**
65 y más 1,1* 98,9* 438
Hombres 3,4 96,6 326
55 a 64**
Mujeres 4,1* 95,9* 245
Edad / Sexo
Hombres 3,8 96,2 317
65 y más**
Mujeres 1,1* 98,9* 438
*Residuos estandarizados corregidos mayor en valor absoluto a 1,96. / ** Significancia estadística al 0,05
Participación Electoral
Tabla 7
Ejercicio del sufragio en el año 2004, sexo y grupos etarios y sexo
Tabla 8
Ejercicio del sufragio en el año 2008 según grupos etarios y sexo
de género, observamos que los hombres de 55 a 64 años son los que más
participaron respecto de sus pares femeninos (χ22=10,213 p=.006).
Tabla 9
Ejercicio del sufragio en el año 2009 según grupos etarios y sexo
Tabla 10
Consideración del voto como derecho o como deber según grupos etarios y sexo
por la mayor concentración del voto en los dos partidos mayoritarios. Esta
misma concentración general del voto se repite para las persona mayores.
Centrándonos en los grupos de población objeto de estudio, el análisis de
la dirección del voto nos muestra que ambos grupo de edad votaron
principalmente al PSOE y las diferencias significativas se observan
exclusivamente en el voto hacia Izquierda Unida (IU) (χ23=11,442 p=.010).
Así, observamos que las personas de 55 a 64 años votan más a IU que los
mayores de 65 años (Tabla 11). Asimismo, si analizamos los datos en
función del tipo de partido, obtenemos una vez más que los adultos mayores
y ancianos votan más al PSOE, pero también son los que votan
mayoritariamente más al PP, como constata la distribución de votos hacia
este partido.
Tabla 11
Partido político al que votó en las elecciones de 2008 según grupos etarios y sexo
da, mayormente, por varones de entre 55 a 64 años (Tabla 12). En el caso del
voto de las mujeres se da un patrón similar al de los varones, es decir, las
mujeres mayores de 65 años votan más al PP, mientras que en el caso del
voto a IU y otros partidos ocurre lo contrario (χ23=30,927 p=.000). No se
observa efecto de género, en cambio sí aparece efecto generación; así, los de
la generación del desarrollo votan en menor medida al PP y votan
mayoritariamente a los partidos con una orientación ideológica de izquierda.
Tabla 12
Partido político al que votó en las elecciones de 2011 según grupos etarios y sexo
Discusión
españoles que se interesan “poco” o “nada” (73%) (ESE, 2009). Esta falta de
interés puede deberse, a su vez, a la percepción individual de la complejidad
de la política. Los resultados de nuestro estudio muestran que una de cada
tres personas, de los grupos de edad objeto de análisis, afirman que utilizan
la televisión, radio y prensa, para informarse frecuentemente de la actualidad
política; sin embargo, la mayoría de los entrevistados en cada grupo
aseguran que no los utilizan nunca y, de los grupos analizados, los de 65 y
más años son los que menos los utilizan. Son coincidentes en revelar que la
televisión es el medio más utilizado y que el 50% y 53% de las personas que
pertenecen a los grupos de edad entre 55 y 64 años y de más de 65 años,
respectivamente, utilizan todos o casi todos los días este medio. Asimismo,
coinciden en señalar el bajo consumo de radio y prensa. El uso preferente de
determinados medios de comunicación para informarse sobre política está en
relación con el consumo general que hacen de estos medios; Sánchez Vera y
Bódalo (2010) señalan que la televisión es el medio que tiene un mayor
número de usuarios de personas mayores, incrementándose su consumo con
la edad. Le siguen radio, prensa y, a bastante distancia, Internet.
En España, se observa una brecha informática importante en el uso de las
nuevas tecnologías para informarse de política, respecto a la media de los
países europeos (ESE, 2009). En el caso concreto del uso de Internet como
fuente de información política, según la cuarta ola de la ESE (2008-2009),2
sólo un 25% de los españoles hace uso de este medio todos los días. En
países como Suecia, Holanda, Dinamarca o Noruega, entre un 56% y un
62% de la población consulta Internet a diario (ESE, 2009). Nuestros
resultados son bastante más pesimistas, ya que solo el 7,2% del conjunto de
la población afirma utilizar Internet como medio de información política,
concentrándose los valores más altos en los grupos de menor edad, con
valores mucho más reducidos para los grupos de edad objeto de nuestro
estudio (3,7% para los de 55 a 64 años y 2,3% los mayores de 65 años). Esta
brecha está doblemente condicionada; por un lado, está determinada por el
nivel de recursos con los que cuenta una persona, ya que estos facilitan el
acceso a la red y, por otro lado, por el uso político que de Internet hagan los
usuarios (Anduiza, Cantijoch y Cristancho, 2010a). Los resultados de
nuestro análisis coinciden con la explicación dada por los autores citados.
La edad y el género tienen un efecto significativo en el uso de Internet como
medio de información política. Los más mayores y las mujeres de más edad
consumen menos información política por la red; sin embargo, las mujeres
RASP – Research on Ageing and Social Policy, 4(1) 125
Participación Electoral
Pues bien, esta generación de nacidos entre 1945 y 1960, que son los que
se han jubilado o se jubilarán entre el año 2010 y el 2025, entraron en
política a una edad temprana, protagonizaron la Transición Española,
RASP – Research on Ageing and Social Policy, 4(1) 127
cuentan con una larga experiencia de compromiso social activo por causas
diversas y cabe esperar, como así lo indican los datos analizados, que se
prolongue en los años de la ya inmediata jubilación e incluso que se reactive
su experiencia activista de los años de juventud. Las investigaciones sobre el
cambio de valores tienden a subrayar la importancia de los efectos
generacionales; la teoría del postmaterialismo de Inglehart (1991; 1998) es
un ejemplo de ello.
A Modo de Conclusión
Notas
1 Citado por Font, Montero y Torcal (2006).
2 La quinta edición de la ESE 2010-11 no incluye este ítem.
Referencias
Recuperado de http://www.upf.edu/ess/_pdf/5a-
ola/Datos/ResultadosQuintaEdicion_FINAL.pdf
Font, J., J. R. Montero y M. Torcal (2006). Perfiles, tendencias e
implicaciones de la participación en España (pp. 325-345). En: Montero,
J. R., Font, J. y Torcal, M. (eds), Ciudadanos, asociaciones y
participación en España. Madrid: CIS.
García Escribano, J. J. y L. Frutos Balibrea (1999). Mujeres, hombres y
participación política. Buscando las diferencias. Revista Española de
Investigaciones Sociológicas 86(2), 307- 329. Doi: 10.2307/40184154
Gil Calvo, E. (2003). El poder gris. Una forma de entender la Vejez.
Barcelona: Mondadori.
Guillemard, A. M. (1988). Le déclin du Social. Formation et crise des
politiques de la vieillesse. Paris: PUF.
Gunther, R., J. R. Montero y M. Torcal (2001). Democracy and
intermediation: some attitudinal and behavioral dimensions. En: R.
Gunther, J. R. Montero y H-J. Puhle (eds), Democracy, intermediation,
and voting on four continents. Oxford: Oxford University Press.
Habermas, J. (1998). Facticidad y validez. Sobre el derecho y el Estado
democrático de derecho en términos de teoría del discurso. Madrid:
Trotta.
Inglehart, R. (1991). El Cambio cultural en las sociedades industriales
avanzadas. Madrid: CIS.
Inglehart, R. (1998). Modernización y Postmodernización. El cambio
cultural, económico y político en 43 sociedades. Madrid: CIS.
Innerarity, D. (2006). El nuevo espacio público. Madrid: Espasa.
Instituto Nacional de Estadística (INE) (2013). Oficina Censo Electoral.
Elecciones a Cortes Generales de 20 de noviembre de 2011. Recuperado
de http://www.ine.es
Montero J. R. e I. Lago (2010). Elecciones Generales 2008. Madrid: CIS.
Montero J. R. y M. Torcal (1990). La cultura política de los españoles:
pautas de continuidad y cambio. Sistema 99, 39-74.
Morán, M. L. y J. Benedicto (1995). La cultura política de los españoles:
Un ensayo de reinterpretación. Madrid: CIS
Offe, C. (1988). Partidos políticos y nuevos movimientos sociales. Madrid:
Sistema.
132 Emilia Riesco – Género, Generación e Implicación Política
http://rasp.hipatiapress.com
The terms and conditions of use are related to the Open Journal System and
to Creative Commons Attribution License (CCAL).
RASP – Research on Ageing and Social Policy Vol. 4 No. 1
January 2016 pp. 134-152
Resumen
Mi objetivo es mostrar las diferencias entre ancianos y ancianas, católicos y
evangélicos desde una perspectiva de género. El punto de partida es que cada etapa
de la vida tiene su propia devoción, compromiso religioso y social, y que los roles
masculinos/femeninos se reconfiguran, redefinen y flexibilizan conforme se transita
a edades avanzadas (por arriba de los 75 años). El análisis se sustenta en una
investigación etnográfica en la que se realizaron 100 entrevistas y observaciones a
profundidad en contextos rurales del Golfo de México entre 2010 y 2015. Los
resultados evidenciaron que, independientemente del sexo y prácticas religiosas, al
irse reduciendo la participación cultica y el círculo social, se adoptaron ciertos roles,
símbolos y significados religiosos, que se volvieron más personales y conllevaron, la
mayoría de las veces, interacciones de mayor complementariedad y solidaridad
donde la continuidad o discontinuidad de los roles masculinos y femeninos se
entrecruzan en sus fronteras constantemente y donde lo más importante es el ser
humano como tal.
Abstract
My purpose is to show the differences between old men and women, Catholics and
Evangelicals, from a gender perspective. The starting point is that each phase of life
has its own devotion, religious and social commitment, and the male/female roles
are reconfigured, redefined, and more flexible as it travels to old age (above 75
years). The analysis is based on an ethnographic research in which 100 interviews
and observations were realized in rural contexts of the Gulf of Mexico from 2010 to
2015. The results evidenced that regardless of gender and religious practices to go
reducing cultic participation and social circle, certain roles, symbols and religious
meanings were adopted, they became more personal, which led, in most of the time,
to interactions more complementarity and solidarity where the continuity or
discontinuity of its male and female roles constantly crisscross in their borders and
where the most important is the human being as such.
E
n este trabajo abordo las diferencias que se manifiestan en las
prácticas religiosas entre ancianos(as) católico(as) y evangélico(as)
desde una perspectiva de género. Mi punto de partida es que los
factores asociados con la vejez –pérdida de la salud, necesidad de cuidado y
atención, retiro laboral, nido vacío, muerte del cónyuge y pérdida de status–,
en el ámbito de las experiencias religiosas, propician una reconfiguración,
redefinición y flexibilización de roles masculinos y femeninos entrecruzando
sus fronteras. Todo esto se traduce en relaciones de mayor complementa-
riedad y solidaridad entre las personas envejecidas, lo que les permite
garantizar la continuidad de su existencia y su representatividad como
actores sociales.
El análisis se sustenta en una investigación etnográfica en la que se
realizaron 100 entrevistas y observaciones a profundidad sobre la dimensión
religiosa en diversas estancias de trabajo de campo en contextos rurales del
Golfo de México entre 2010 y 2015. Por cuestiones de análisis clasifiqué la
información en dos diferentes rangos de edad: El primero, constituido por 28
ancianos y 12 ancianas de 60 a 75 años, y, el segundo, formado por 15
varones y 45 mujeres de 75 años y más. Me enfoqué esencialmente en
quienes se habían distinguido por ocupar algún cargo en sus iglesias o por
ser o haber sido miembros asiduos a las actividades religiosas. Me
interesaron, principalmente, aquellas personas que se encontraban en estados
de dependencia e imposibilitados para salir de sus hogares, debido a que en
el desarrollo de la investigación me percaté de su relevancia para este
estudio. De acuerdo a su adscripción religiosa, 75 de los informantes eran
católicos, 20 de corte pentecostal y neo-pentecostal, 3 presbiterianos, un
metodista y un bautista.
El texto se divide en tres apartados. En el primero tomo pulso con la
literatura existente de perspectiva de género abordando sus temáticas más
recurrentes y centrándome en los trabajos donde se cruzan las variables de
género, vejez y religión. En segundo lugar, presento la información empírica
que avala el planteamiento de este análisis, resaltando las formas en las que
son vividas las diferencias de lo femenino y masculino entendidas como
construcciones sociales permeadas por la cultura, que las organiza y ordena
conjuntamente con las creencias y prácticas religiosas, pensamientos, valores
y formas de ser. Finalmente, armo una discusión sobre lo expuesto
resaltando cómo las discontinuidades en los roles y la forma en que
RASP – Research on Ageing and Social Policy, 4(1) 137
religiosas, se les puede dividir por sexo e incluso por edad, para recibir
enseñanzas más específicas a su rol de género y las expectativas implícitas
en él. Por ejemplo, las mujeres de la iglesia pueden reunirse un día a la
semana en una organización llamada “sociedad femenil”, lo mismo los
hombres pueden reunirse en otra conocida como “fraternidad de varones”.
La división puede hacerse por edades, “liga de jóvenes e intermedios”,
“clase de adultos” y “clase de párvulos, cuneros”. Esto implica que se den
interacciones sociales más frecuentes al interior de estas asociaciones, sobre
todo entre personas del mismo sexo, edad o situación.
Por otro lado, en algunas iglesias neo-pentecostales, tales divisiones
pocas veces se dan, por lo que se pueden entablar interacciones sociales con
diferentes personas independientemente de la edad o el sexo.
En las iglesias católicas, muchas veces los hombres forman parte de una
banda musical que participa en las ceremonias y liturgias, mientras que las
mujeres se dedican al aseo y mantenimiento del exterior de la iglesia. Los
ancianos se dedican a repicar la campana o dar anuncios sobre las
ceremonias religiosas, en tanto que las ancianas visten a los santos o
participan de forma activa en charlas sobre las funciones que deben tener
como esposas con base en sus preceptos religiosos. En las peregrinaciones o
rituales, los hombres sobresalen cargando al santo, mientras que las ancianas
resaltan con sus voces en los cantos y rezos.
Es de hacerse notar que en los espacios religiosos, generalmente, la
participación, la edad y la constancia son reconocidas de tal forma que un
anciano católico puede llegar a ser sacristán y en una iglesia evangélica
puede ser pastor o líder, o bien asumir cargos directivos o administrativos;
mientras que las ancianas, por lo general, ocupan cargos de ejecución
rutinarios que de alguna manera las mantienen activas y les permiten
exteriorizar sus experiencias en la vejez. Obviamente hay excepciones y
pueden llegar a ser dirigentes, pero no deja de haber exclusión y desigualdad
salarial, o escaso apoyo para ascender de puesto.
Hasta aquí hemos visto que los ancianos(as) son poseedores de criterios
bastante sólidos acerca de sus creencias y prácticas religiosas, pues son los
que fundamentan con mayor amplitud el porqué de las mismas y participan
con mayor sistematicidad y fervor en los cultos, celebraciones de
determinadas fechas, ritos y peregrinaciones siempre y cuando sus
capacidades físicas y mentales lo permitan. Sin embargo, son los más
vulnerables a sufrir cambios radicales en sus conductas, formas de
pensamiento y reflexión, valores y referentes de interacción social, los cuales
se viven acompañados generalmente de nostalgia, tristeza, alegría,
satisfacción, soledad, depresión, pobreza o exclusión. En la vejez, las
personas sufren una adaptación constante a nuevas formas de comprender y
relacionarse con lo que los rodea, y las creencias y prácticas religiosas les
permiten adquirir nuevos significados en correspondencia con las situaciones
de vida que experimentan.
Siempre estuve atenida a él, él siempre estaba al tanto de las cosas que
hacían falta en la casa, de los trabajos del campo, y ya después con su
enfermedad (se fue quedando ciego), abandonó sus tierras y pues yo
tuve que entrarle pues mis hijos estaban en Estados Unidos, yo me
entendía con los jornaleros en los trabajos que había en el campo,
además de cuidarlo y atenderlo con sus comidas y aseo de la casa. A
veces le digo, ahora yo soy el hombre y tú la mujer, pues yo ando
haciendo lo que él hacía y él se queda cuidando la casa. (AR, 71 años,
Neo-pentecostal).
Antes daba gracias a Dios por los alimentos antes de comer, ahora
poco lo hago públicamente, no porque ya no esté agradecido con Dios,
sino porque en lo más profundo de mí siempre lo hago. Mis hijos me
critican que ya no me acuerdo de los principios que les enseñé, pero
no es así, cuando uno va madurando se da cuenta que como ya no
tiene uno que educar, es posible flexibilizar rutinas y a veces hasta
significados que antes eran algo muy rígido. Ahora como que las
adaptamos a nuestras necesidades más personales. (RP, 70 años,
Pentecostal).
fronteras entre ser hombre y mujer se flexibilizan porque ante todo la vida
gira en torno a fines, objetivos. Ya no importa quién limpia la casa o quién
haga esto o aquello, lo que importa es que esté limpia, el estar vivos, lo que
importa es que haya comida sobre la mesa y medicina en el botiquín. Si se
tiene a alguien a lado, no importa de qué cartera se paga la luz, el agua o el
teléfono, quién siembra o quien recolecta, quién vela en la cama al otro, a
veces es el hombre, a veces la mujer, pues el fin último es garantizar nuestra
supervivencia y una vida medianamente digna, es centrarse en la paz, el
consuelo y hacer del ser supremo un benefactor, un amigo, un escucha,
alguien que comprende los males, da explicación, alivio y ayuda para
comprender cuánto se ha crecido a lo largo de la vida para encontrar perdón
y redención. Porque las metas van más allá de la presunción, pues,
independientemente de la iglesia o adscripción religiosa, con la fe solventa
las incapacidades, flexibiliza las relaciones, ablanda los corazones y hace
convivir en relaciones de cooperación y complementación.
La discontinuidad de los roles en la vejez dentro de un ámbito religioso
da para reflexionar mucho más, no sólo en el ámbito de las relaciones entre
hombres y mujeres o la reconfiguración y reconstrucción de los valores,
percepciones y rutinas de vida en el último trecho de la existencia, sino en
todo lo que es nuestra existencia. Es necesario tener presente que cada día
cambian nuestras formas de creer, pensar, actuar, deber y poder, por lo que
no hay que esperar a que la vida nos rebase y llegar con mayor conciencia a
esas canas y esa devoción.
Notas
1 Entiendo los roles como un conjunto de relaciones interdependientes diseñadas cultural-
mente que implican deberes y derechos conquistados por el individuo en su carrera hacia la
vejez y distribuidos según el sexo. Los distintos roles se adquieren por aprendizaje social y
en relación con intereses o necesidades.
2 Bourdieu (2000), en un análisis etnológico de los Bereberes de Cabilia, observa conflictos,
luchas de poder y una disertación existencial entre el “ser” y el “deber ser” en lo que se
refiere al género. Por ejemplo, señala que los hombres buscan destacar en la vida pública y
someten a la mujer a roles privados y pasivos tomando control del espacio, ejerciendo
autoritarismo tanto en la dinámica del hogar, como en la sexual, y excluyéndolas de ciertos
grupos.
3 Arias (2009), realiza un análisis de las mujeres mexicanas que emigran de contextos rurales
hacia las grandes ciudades y observa cómo son cuestionadas en lo referente a su sexualidad
RASP – Research on Ageing and Social Policy, 4(1) 149
debido a que el dinero y el alejamiento del hogar se consideran como ventanas hacia el
libertinaje, lo que las excluye de las herencias y el apoyo de sus familias, en las que se
privilegia a aquellas que cumplen su rol de cuidadoras. Briñon (2015) enfatiza la división
tradicional del trabajo en la que el rol de las mujeres se limita a las labores domésticas y de
cuidadoras de niños, dependientes y ancianos(as), lo que se justifica en la experiencia o ideal
de maternidad. Ripoll (2014), por otro lado, comenta que, si bien vivimos en una sociedad
más igualitaria en la que los hombres también participan de forma activa en las tareas
domésticas a modo de cooperación, no deja de presentarse una cierta inequidad en lo que se
refiere a las mismas, ya que los varones toman las más sencillas y dejan las más tediosas a las
mujeres.
4 Es pertinente hacer alusión a que, a mediados de los años 50, surgen las primeras críticas
dentro de lo que será llamada la teología feminista, cuya idea fundamental era la de buscar
una igual dignidad del hombre y la mujer, criticando la sociedad patriarcal y resaltando el
sufrimiento de la mujer.
5 Vázquez (2015) ha mostrado que las iglesias son espacios donde los ancianos(as) pueden
mejorar la situación por la que atraviesan, solucionar o mitigar algunas de sus necesidades
más esenciales. Mediante este tipo de organizaciones, según el autor, es posible contribuir de
una manera más eficaz al fortalecimiento de las redes de apoyo intergeneracionales, tanto al
interior de la familia, como con los miembros del grupo religioso y vecinos.
6 Hay que subrayar el papel de la familia que, junto con otras instituciones como la iglesia y la
escuela, delinea las prácticas y posibilita la interacción social en los espacios públicos y
privados, pues, a través de la interacción con padres, hermanos, tíos y abuelos, nuestros
informantes aprendieron los preceptos religiosos, valores, esquemas cognitivos y modelos
culturales existentes, sobre lo que corresponde a cada uno y las conductas que se esperan de
ellos en diferentes contextos y situaciones, lo que contribuye a conformar las identidades
religiosas y de género.
7 En ninguno de los casos analizados pude observar indicios de competitividad entre los
cónyuges.
Referencias
http://rasp.hipatiapress.com
th
Date of publication: January 30 , 2016
Edition period: January 2016 - July 2016
The terms and conditions of use are related to the Open Journal System and
to Creative Commons Attribution License (CCAL).
RASP – Research on Ageing and Social Policy Vol. 3 No. 1
July 2016 p. 153
Alfredo Alfageme
Luis Ayuso
Editors