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El sol no aparecía hacia semanas, todo parecía gris.

El otoño marcaba su
comienzo. El BMW esperaba con impaciencia que el semáforo le diera el
paso. Con un brazo tomo la palanca de cambio y acelero. Estaba llegando
tarde pero ello ya no le importaba, ni siquiera sentía verdaderamente
ganas de ir a aquel lugar. Solo lo hacía por obligación, por compromiso,
porque era lo que debía hacer. Quizás la mayor parte de su vida había
actuado así, por simple convencimiento y no por tener deseos de hacerlo.
Ahora estaba en un punto de su vida que no podía resolver de modo
racional o estratégico, debía ser capaz de decidirse solo por su conciencia,
nada más. El mismo se sorprendía al ver que era la primera vez en años
que algo le daba algún tipo de remordimientos. Nunca antes pensó en los
sentimientos de otros, su total egoísmo lo había segado mucho tiempo y
no le permitía abrir los ojos a una realidad que lo golpeaba cada vez más
fuerte, y que lo terminaría por derribar si no hacia algo pronto.

Doblo a la izquierda y su cabeza se meció levente mientras trataba de


despejar su mente libre, pero no era posible. Ya estaba en el sitio. Solo le
quedaba descender y enfrentar lo que viniese. Tenía su mano en el saco,
tomo fuerzas y saco su llave. Abrió despacio como esperando no
anunciarse. Vio a su esposa y sintió que si no lo hacía en ese momento no
lo haría jamás. Tomo fuerzas, se dijo que debía hacerlo, decirle que no la
amaba y que quería el divorcio. Pero cuando quiso hablar al fin su mujer le
dijo que tenía algo importante que hablar con él. Pensó que si ella hablaba
primero se echaría para atrás con su decisión, entonces sin escucharla le
dijo fríamente que quería el divorcio. Ella sonrió, sonrió realmente y el no
podía creer que ella sonriera en esas circunstancias. Todo este tiempo
había pensado en el modo de que ella sufriera lo menos posible y ahora
ella estaba feliz de escucharlo decir que quería divorciarse. No extendía
nada. Hasta que ella le dijo que eso era justamente lo que ella quiso
decirle entonces. Trato de contarle que hacía tiempo que ya no lo amaba y
que ahora sabia que amaba a otro. El escuchaba callado aquella confesión.
En parte se sentía aliviado de no lastimarla, pero por otro lado su orgullo
estaba siendo herido fatalmente.

Entonces decidido a seguir con su plan inicial armo su valija y salió de la


casa en silencio. No podía creer que había sido tan fácil el momento, que
ella hubiera excedido tan descaradamente a separarse de él. Coloco la
valija en el coche y se subió. Estaba nuevamente condiciendo cuando el
semáforo le dijo que se detuviera pero no sintió deseos de hacerlo. Esta
vez haría lo que quisiera y no lo que le mandaran. Cruzo de todos modos y
cuando estaba llegando a la mitad de la siguiente calle diviso a un hombre
golpear a una joven. Detuvo la marcha y bajo del BMW. El otro hombre al
ver que el tenia un palo de beisbol en la mano salió corriendo de allí.
Entonces se acerco a la joven y al notar que ella temblaba le ofreció su
ayuda. La muchacha no respondió, ni una sola pregunta. Por el labio le
corrió una gota de sangre. Y en las manos tenia marcas de haber
forcejeado con el malhechor. Una medallita estaba en el suelo y él se
decidió a alzarla. Se la extendió y la muchacha al tomarla la apretó con
ambas manos y la beso como si el objeto significara mucho para ella. Y
debía de ser así pensó el para qué ella arriesgara su integridad por
conservarla. En un gesto de agradecimiento ella, que continuaba sin
hablar, lo abrazo y lloro en su pecho. El sin entender la reacción de ella la
abrazo también consolándola. Que irónico, era de eso modo que había
imaginado la reacción de su mujer al pedirle el divorcio pero ella había
estado feliz de escucharlo. Y ahora esa reacción que habría querido ver en
su mejer la veía en esa desconocida que lloraba en sus brazos. Gustavo
noto que la mujer sangraba en el cuello, aunque era muy leve el corte si
tenía sangre en el. Le seco con la mano las lágrimas y le pidió que se
calmara. Valentina lo miro a los ojos y lo reconoció. Ella tenía en frente
suyo a Gustavo Tóner el actor de cine multipremiado en todo el mundo. Al
reconocerlo no supo cómo reaccionar, ese hombre se había arriesgado
por ella cuando era alguien tan importante.

-¿Es usted el actor cierto?- el asistió. –Discúlpeme esto que ha pasado ha


sido mi culpa.

-Usted no es culpable de nada, por favor mejor deje que la lleve a un


medico tiene un corte en su cuello.

Valentina se llevo la mano derecha a su cuello y entre en conciencia de


que era cierto, con el nerviosismo del intento de robo no había notado
que el agresor la había cortado. Pero sentía gran pena de dejar que Tóner
la llevara el mismo a ver un medico así que rechazo la propuesta.
-No es necesario, me encuentro bien, no fue más que un rasguño no se
preocupe en serio.

-¿Cómo dice eso? por favor permítame que al menos la lleve al sanatorio.

-Yo no tengo obra social, no se preocupe me curare al llegar a casa.

-De ningún modo, al menos deje que la lleve a su casa por favor.

-Está bien, acepto no creo que esté en condiciones de caminar en este


momento.

-¿Dígame en que calle vive?

-Harding.

-Eso es lejos, ¿De veras caminaba hasta allí?

-Recién he salido de trabajar, y respondiendo a su pregunta si, de lunes a


viernes camino esas cuadras.

-Suba por favor, deje que le sostenga mientras su bolso.

Valentina subió rápidamente y con el pañuelo de Gustavo de limpio un


poco el cuello. No quería estropearlo pero él había insistido y no quiso
negarse. Al llegar a su puerta el BMW se detuvo y Gustavo la ayudo a
descender del coche. Ella le agradeció la cortesía y prometió devolverle su
pañuelo pero él le dijo que lo conservara como un recuerdo del día que
conocía a un gran actor. Entonces valentina se dio cuenta que todo lo que
decían sobre él era cierto, su arrogancia, su egocentrismo. Pero tal vez
estaba apresurándose a pensar eso de él. Después de todo no solo se
había arriesgado por ella, una desconocida sino que la había llevado a su
casa y regalado su pañuelo. Entonces se despidió agradeciéndole por todo
e ingreso a su casa.

Gustavo subió su coche y condujo hasta un hotel. Pensó todo el viaje en la


mujer que acaba de conocer, en la amargura sus ojos tenían, y no por lo
que había pasado en ese robo, no parecía que Valentina cargase una
mena aun mayor, y Gustavo conjeturo que debía de estar relacionada con
aquel colgante que ella defendió. Cuando subió a la habitación se sintió en
paz, aunque no había imaginado que se sentiría tan aliviado de por fin
terminar con su esposa e irse de su casa. En vez de pensar en las
consecuencias que esa separación le traería a su carrera o a su vida, cosa
que en otras circunstancias estaría primero, pensaba solo en los ojos
llenos de tristeza de la mujer que acababa de conocer por cosas del
destino.

Una semana después Gustavo sintió el impulso de verla a valentina pero


no se animo a ir hasta su casa así que la espero en la esquina en que la
conoció esa noche y al verla pasar y saber que ella estaba bien se sintió en
paz. Pero no conto con que Valentina recordase el BMW y se acercara a
él. Gustavo al verla golpearle la ventanilla supo que no podía ignorarla y
bajo el vidrio.

-Buenas noches.

-No me dijiste tu nombre esa noche, en cambio vos sabes quién soy.

-No, se equivoca, yo sé quien creo que es usted, lo que la prensa cuenta. Y


no le dije mi nombre porque pensé que lo vería nunca más. ¿Desea que le
regrese su pañuelo?

-Por supuesto que no, solo quise ver como estabas, asegurarme de que no
fuera nada la herida.

-Pues ya ve estoy bien. ¿Ahora me diría que hace otra vez aquí parado?

-¿Habías visto mi coche antes?

-Desde hace una semana que lo veo aquí.

-Lo siento solo quise verte. Y comprobar- ella lo interrumpió.

-… y ver si estaba bien, pero ya ve. Nada me paso.

-En serio no me trates de usted por favor. No soy un extraño.

-Oh, sí que lo es. Y aun peor es actor.

-¿Qué tienes en contra de los actores?

-Nada. Es solo que me empieza a preocupar que usted este todos los días,
¿Qué es esto una especie de cámara oculta para la tv?
-Claro que no, pero por favor no me trates más de usted.

-Hare el esfuerzo, pero solo si promete no seguirme más.

-Yo no te sigo, te cuido que es diferente.

-Me da igual. Por favor no me cuides.

-Gracias por no hablarme de usted.

-De nada. Ahora te puedes ir, tengo que caminar a casa.

-Te puedo llevar.

Valentina se detuvo a pensar y sabia que no era lo que debía hacer, pero
algo le decía que aceptase. Y por ello se convenció de que podía hacerlo.

-Está bien, pero solo para que te quedes tranquilo y no te preocupes por
mí. ¿Estamos?

-Estamos. Pero no me dijiste tu nombre.

-Valentina Fiore.

-Un gusto Valentina entonces vamos.

Valentina subió al coche por segunda vez, en esta ocasión se detuvo a


observar lo prolijo y ordenado que estaba aquel auto. Debía aceptar que
le sorprendía aquello, se había imagina a Gustavo Tóner como alguien
despreocupado y libre. Pero ahora veía que él en realidad era alguien muy
cuidadoso de los detalles, aun recordaba el perfume del pañuelo que él le
había dado aquella noche. Gustavo no sabía si hablar o quedarse callado.
Y entonces ella como dándose cuenta de ello le hablo.

-Lindo coche.

-Gracias, cuéntame ¿A qué te dedicas?

-Soy asistente de una imprenta. Me encargo de tomar los pedidos y


comunicarlos al área de diseño.

-Parece interesante, ¿Lo es?

-Sí, mucho me gusto mi trabajo. De seguro tanto como a vos el tuyo.


-En realidad a veces lo detesto, no es que no me haga feliz ser actor. Pero
es muy absorbente, muy demandante. Y ahora que estoy de vacaciones
noto todo lo que me pierdo de hacer mientras estoy encerrado en un
estudio de grabación.

-A veces también me siento así, encerrada en algo y etiquetada. Mi jefe es


bueno si, pero demandante al igual que tu trabajo y a veces me estresa y
me dan ganas de tomar vacaciones. Pero no puedo.

-¿Y por qué no?

-Es que tengo cuentas que pagar, y siento responsabilidad por la imprenta.

-Te comprendo, yo también me siento responsable cada vez que firmo


para grabar una película, pero siempre se encuentra un espacio para uno.

-Bueno llegamos, muchas gracias otra vez. No debías de molestarte tanto.

-Lo hago porque quiero, no te preocupes. Adiós. Que estés bien.

Valentina descendió del coche y entro a su casa. Se tiro sobre el sillón y


pensó en lo mucho que ese hombre le atraía. Y no era solo sus ojos azules
y su rubio cabello, ni su voz masculina y adulta, ni tampoco su atlético
aspecto, era más bien la sinceridad con la que él le hablaba, como le
contaba cosas de su vida, de sus sentimientos. Ella no sentía esa confianza
para hablar con alguien desde hacía años. No quería pensar cuanto pero
si, hacia ya siete años. En los últimos siete años había dejado de tener
contacto con su primo Marcos, el era su mejor amigo desde siempre pero
desde que viajo por trabajo a otro país no habían hablado.

Gustavo conducía rumbo a su hotel cuando su teléfono sonó, detuvo la


marcha se estaciono y contesto. Era su abogado, tenía buenas noticias su
esposa había aceptado las condiciones del divorcio y en menos de seis
meses seria libre. Era la mejor noticia que le podían dar. Cuando colgó
solo logro pensar en Valentina en que ahora era libre de conquistarla. O
mejor dicho en seis meses.

Unos cinco meses después es divorcio se firmo y Gustavo ya era libre, la


prensa no había mostrado demasiado interes ya que no había conflicto en
la pareja, y ambos actuaron con hermetismo. Cuando se dio cuenta ya
conducía a alta velocidad, tomo un atajo y en cinco minutos estuvo en la
calle Harding, no tenía mucho tiempo antes de empezar a grabar pero
necesitaba ver a Valentina. Toco a la puerta y le abrieron rápidamente. Al
verla noto que tenía el cabello castaño más corto y recogido en un moño
sencillo. Vio sus ojos, la misma tristeza de hacía meses continuaban en
ellos, tan negros pero transparentes a la vez.

-¿Qué hace aquí?

-Creí que había entendido que no me gusta que me hables de usted


Valentina.

-Lo siento Gustavo pero me sorprendiste. ¿Qué haces?

-Necesitaba verte. Moría por verte. Perdón por no venir antes.

-Supe de tu divorcio. Lo siento.

-No lo sientas, no. Ya está. Quiero empezar de nuevo y empezar con vos
Valentina.

-¿Qué me dices? ¿De veras? Yo te quiero tanto Gustavo, pero no sé si esto


esté bien.

-Todo esto está bien, nada está mal aquí entiendes. Yo me enamore de
vos la noche que te conocí.

-Vos también me importas, te quiero pero no sé si intentarlo.

-Por dios, no somos dos niños, dime Valentina ¿Cuántos años tienes?

-Tengo 31

-Yo 34 ¿No te parece que somos lo suficientemente grandes para probar


estar juntos? Te prometo que funcionara.

Entonces al ver que ella asentía con el rostro Gustavo la beso allí mismo
en la puerta de la casa. La tomo del rostro para acariciarle la mejilla.
Valentina le devolvió el beso y le acaricio el cabello rubio. Era feliz de
poder besar a ese hombre, tantas veces había imaginado tener esa
oportunidad, tantas películas del había visto y soñado protagonizar. Y
ahora estaba allí, besándolo diciéndole lo mucho que lo quería y lo que lo
había extrañado. Gustavo estaba contento de que ella le correspondiese el
amor y no dudaba en que la haría muy feliz.

Luego de unos meses de novios se mudaron juntos y comenzaron a


planear la boda. Trataron de hacer las cosas lo más privadamente posible
pero la prensa se entero del casamiento y tuvieron que dejar fotografiar
la ceremonia. Pero no les importo era tal la felicidad de ambos que el
resto no importaba para nada.

Valentina decidió que no invitaría a nadie de su familia. Gustavo le


pregunto el motivo, y ella le debió decir que era algo que nunca habían
hablado. Entonces decidió que si iba a ser su marido tenía derecho a saber
que ella tenía una disputa con su familia hacia años.

-Lo cierto es que luego de que mis padres muriesen, como sabes, me aleje
de mis tíos, como mis abuelos habían muerto no fue más a la casa en la
que crecí.

-¿Pero tan mala era la relación con tus tíos?

-La verdad sí, mi abuelo al quedar viudo se caso nuevamente, y su nueva


mujer tenía una hija, mi tía Lucrecia era hermanastra de mi mama. Mi tía
y mi mama jamás se habían llevado muy bien, no sé porque siempre
peleaban y discutían. Sentían recelos la una por la otra. Pero a pesar de
ello vivíamos todos juntos.

-¿Todos quienes?

-Mis padres, mi tía y su marido, mi primo Marcos y yo. Salvo con mi tía con
los demás nunca tuve problemas. Lucrecia me comenzó a tomar bronca el
día que supo que su hijo estaba enamorado de mí.

-¿El tal Marcos se enamoro de vos?

-Si, por más que mi tía Lucrecia quiso que ambos nos quisiéramos como
primos, él sabía que no éramos familia de sangre. A los diecisiete años,
como ya sabes, mis papas murieron y me quede con mis tíos. Lucrecia no
me trataba muy bien, pero yo no me enojaba por ello. La entendía. Tenía a
mi mejor amigo para defenderme, Marcos. Y eso era lo que enfurecía a mi
tía, que Marcos me defendiera a mí en vez de su madre. Mi tía no estaba
de acuerdo con mi novio, pero como mis padres lo habían aceptado y lo
querían tanto yo seguía con él. Daniel era mi compañero de escuela, y
desde los quince años éramos novios.

-¿Pero vos lo querías?

-No lo sé, tal vez buscaba sentir que las cosas no habían cambiado tanto
después de la muerte de mis padres y él era todo en ese momento. Pero
cuando supe que Marcos estaba enamorado de mí, mi tía me lo dijo en la
discusión, decidí cortar con mi novio.

-¿Pero por qué hiciste eso?

-En verdad no lo quería mas a Daniel, ya no era lo mismo, fue muy


importante, pero ahí me di cuenta que quería a Marcos.

-¿Querías a Marcos?

-Sí, con todo mi corazón. Y él me quería a mí.

-¿Entonces qué haces planeado esta boda?, regresa con tu Marcos–dijo


Gustavo en un ataque descomunal de celos por ese hombre.

-El me abandono. Se fue lejos y me dejo en el momento que yo más lo


necesitaba. Acababa de enterarme que era adoptada y él en vez de estar
conmigo se fue. Teníamos planes de casarnos y me abandono.

-Yo no te voy a abandonar como él. Lo prometo mi amor. Ven aquí dame
un abrazo- dijo él mientras la contenía, y trataba de enmendar los celos.
Gustavo la estrecho en su pecho.

-La medallita que gracias a vos conservo aun, era de mi madre biológica,
me da dejo al abandonarme. Por eso la quiero tanto.

-Te entiendo mi vida.

Luego de la boda ella dejo de trabajar en la imprenta y se dedico a decorar


la casa. Gustavo la veía feliz preparando todo en la casa de ambos. Sentía
gusto de saber que ella no se preocupaba por su primo, ni por su tía. Solo
pensaba en él.
Habían pasado tres meses desde la boda y alguien toco la puerta,
Valentina estaba trabajando y el estaba tenia libre el día en la filmación.
Cuando abrió no supo quién era, pero luego de que Marcos se presentara
entendió.

-Se que Valentina no quiere verme, en estos años no contesto mis cartas,
la entiendo la lastime mucho.

-¿Tienes idea imbécil del daño que le hiciste? Ella sufrió por vos.

-No quise lastimarla, solo la protegí.

-¿La protegiste? Cierto ella me dijo lo que te ocupabas de que tu madre la


deje en paz.

-Sí, mi madre la detestaba, no podía verla y al saber que la amaba me odio


a mí también. Déjame pasar te contare todo, y entenderás.

-Solo te escuchare si me prometes que no intentaras hablar con Valentina.

-Ella no querría verme, no me recibiría. Lo sé.

-Es mejor que lo tengas claro, no volverás a hacerle daño jamás.

Marcos en la siguiente hora le trato de contar que nunca había


abandonado a Valentina, sino que ella no había querido irse con él. Y por
no forzarla la dejo. Pero le escribió en muchas oportunidades pidiéndole
que fuera a verlo, ella jamás le contesto. Hasta ahí era lo que Valentina le
había dicho que le escribía. Pero no era lo mismo que la dejara a que ella
no hubiese querido irse con él. Marcos también le conto que la medalla
que Valentina amaba tanto era un regalo que él le había hecho, no
menciono que la mamá de Valentina se la diera al nacer. Luego decidió
decir sin más detalles que le dijera a Valentina que le quería pedir perdón.

Pero Gustavo no le mencionaría a su esposa de la visita de Marcos, ni le


diría nada al respecto. Eso lo tenía claro, solo intentaría saber porque ella
le había mentido sobre la medalla y sobre la ruptura con Marcos. Creía
que su esposa no era sincera con él. Y necesitaba saber por qué.

Luego de la visita de Marcos en su casa Gustavo no podía estar tranquilo.


Se moría de celos de que el intentara buscar a su esposa o le contase que
ellos hablaron. Sabía que Valentina se enfurecería de saber que le oculto
eso. A ella no le gustaban las mentiras. ¿Entonces porque le había
mentido a él sobre su pasado? Aunque sea solo en los detalles de los
hechos. No lo comprendía aun.

El esposo de Lucrecia había muerto, y Valentina sentía que debía ir,


porque había querido mucho a si tío y él era el madre de Marcos, si
Marcos la apoyo cuando perdió a sus papas ella haría lo mismo ahora con
él. Al llegar al velatorio trato de buscar a Lucrecia pero extrañamente no la
encontró, entonces al ver a Marcos le hablo.

-Lo siento mucho, de veras lo siento.

-¿Val eres tú? No puedo creerlo, me reconociste.

-No has cambiado nada, nada.

-Sí, estoy más arrugado. Pero eso es lógico.

-¿Tu madre donde esta?

-Mamá murió hace 5 años Val.

-No lo sabía, lo siento tanto. Nadie me dijo nada.

-Nadie de la familia te quería ver, me contaron eso. Te alejaste de todos


luego de que me fui.

-Por favor no me hagas acordar de eso, me abandonaste en el momento


más feo de mi vida.

-No tuve elección.

-¿Qué dices? Podías llevarme.

-No querías ir, lo sé.

-Te dije que iría a cualquier sitio contigo te pedí que me lleves y no
quisiste.

-Te estaba protegiendo no entiendes. Mi madre te quería hacer daño,


sabía que si me iba tú no te verías más con ella y no te lastimaría más.
-¿Por qué diablos dices que ella me quería lastimar?

-Ella sabia cuanto te amaba, y me obligo a irme.

-Eras grande para que mi tía te haga irte así solamente amenazado.

-No me amenazo, me advirtió que si me quedaba sabrías toda la verdad y


me adiarías.

-¿Qué verdad? Sobre mis padres biológicos ¿no?

-No sobre porque te mentí todo el tiempo. Pero este no es lugar para que
hablemos.

-Lo siento se que querías mucho a tu padre.

-El no era mi padre. Solo me dio el apellido.

-No sabía, perdón. Dime cuando podemos hablar, necesito saber todo la
verdad de mi vida.

-Puedo ir a tu casa si quieres o vienes a la mía.

-Mejor voy a la tuya. Pero prométeme que esta vez no me mentiras.

-Esta vez no. Te lo juro, por este gran amor que siento aun por vos
Valentina.

Tres semanas después fue a la dirección que Marcos le había dado. Subió
al piso 8 y golpeo la puerta. Una mujer salió a atenderla, era la mucama.
Le dijo que esperara que su patrón viniera enseguida.

Valentina estaba impaciente por verlo. No podía contener la emoción, las


ansias. El teléfono sonó, la empleada atendió y luego de unos minutos le
dio un sobre. Valentina no sabía porque le daban eso, pero lo tomo.

-El patrón dice que estará de viaje un mes. Y que lea esa carta.

Valentina quiso gritar del desprecio, pero en silencio tomo la carta y la


guardo. Bajo las escaleras, subió al coche y le dijo al chofer que la llevara a
casa. Cuando llego, se tiro sobre la cama, tomo el sobre y lo leyó en
silencio. Estaba indignada porque marcos se fue, pero impaciente por
leerla.
“Querida Val. Esta carta que acompaña el sobre la escribí hace años, te la pensaba
enviar, pero al ver que no me escribías pensé que tal vez rompieras las cartas sin
leerlas. Y temiendo eso no te envié antes esta. Fíjate en el sobre hay dos cartas mas,
una es la que te escribe hace años, la otra la escribí ayer. Pero te pido que solo leas la
de sobre verde, por ahora, cuando vuelva leeremos la otra juntos. Te amo Val. Espero
estés bien”

Valentina tomo el sobre azul y lo abrió. Pero se arrepintió, y la guardo


nuevamente. Entonces tomo la verde y leyó:
“Val, te escribí durante meses pero nunca fui sincero. Y por mas que se que tienes el
derecho a saber toda la verdad, sé que no puedo contártela ahora. No es tiempo. Me
adiarías si supieras todo lo que hice, lo que te oculte este tiempo. Fui un cobarde, te
abandone en tu peor memento. Y soy el culpable de todos tus sufrimientos, escucha
todos ellos son mi culpa, de un modo u otro yo te lastime sin medir mis pasos. Sé que
me debes de odiar actualmente, y tal vez lo hagas por siempre, porque cuando te
enteres de la verdad que quiero revelarte pero no puedo por mi madre, me vas a odiar
por siempre. No quiero eximirme de culpas y que mi madre las cargue todas, yo seguí
su juego lo acepto pero jamás quise lastimarte. Pero por proteger a mi padre y mi
mismo tal vez termine por lastimarte a vos mi amor. Lo siento. Tal vez en algún
momento nos volvamos a ver y te cuente todo. Te amo val, te amare siempre”

Val pensó que esa no podía ser una carta, ni una explicación, era más bien
una broma cruel, ahora se sentía más enojada con Marcos que antes. Era
un maldito insensible y no creería mas en sus palabras, en realidad jamás
debía de haber vuelto a confiar en él. Se sentía tan traicionada de a verlo
visto, de haberle lado el pésame y solo recibir una tonta carta escrita hacia
ya siete años. Se sentía una estúpida por confiar en él. Y decidió romper
todo lo que estaba en el sobre, incluida la carta azul sin leer.

Gustavo trato de saber más sobre el pasado de Valentina. Necesitaba


saber la verdad. Aunque le doliera. Entonces una noche cuando cenaban
le pregunto por eso.

-Amor háblame de tus padres ¿Cómo eran?

-Mis padres me querían mucho, pero no se amaban, yo sé que mi padre


no la amaba, a pesar de que mi madre se desvivía por él. Y ella tal vez lo
odiase por eso. Nunca supe ´porque se detestaban tanto pero debía de ser
por algo grave. Igualmente a mi me amaban y me cuidaron siempre, se
ocupaban de mi ambos, y no se los veía pelear delante mío. Marcos
siempre decía que su madre envidiaba a la mía, pero yo creo más bien que
era mi madre quien envidiaba a Lucrecia. Ella había podido tener un hijo
propio de su sangre, su esposo la amaba y hasta y que era maltratada por
ella la adoraba a mi tía. Mi madre jamás entendió porque la quería, nunca
sipo que yo me enamore de mi primo, ni que ese era el motivo de apreciar
a Lucrecia, solo por Marcos.

-Háblame de tu primo entonces. ¿Qué paso con él?

-Luego de que perdí contacto con él su madre me seguía odiando, pero su


padre siempre me quiso. Y marcos decía que no podía entender por qué.
En verdad no entiendo hoy en día porque me dijo eso en ese entonces.
¿Qué importaba si me quería o no?

-¿Y tú que sentías por tu primo?

-Admiración, respeto, él me protegía, me cuidaba, estuvo conmigo


siempre. Hasta cuando rompí con mi novio el estuvo ahí apoyándome.
Aunque debo confesar que se aprovecho mi debilidad para conquistarme.

-¿Lo olvidaste rápido?

-No tarde mucho, si no hubieses llegado a mi vida esa noche no lo habría


olvidado. Lo olvide gracias a vos… desde que te conocí supe que te amaba
y que al él no lo había amado solo le tenía respeto y cariño.

Gustavo trato de creer en la palabras de su esposa, hizo un esfuerzo por


confiar en ella. De verdad quería saber la autenticidad de los hechos.
Ignoraba que Valentina no sabía ella tampoco la verdad de lo que había
pasado en su familia.

La siguiente semana Marcos intento contactar a Valentina, le dijo que si


era necesario el viaje lo cancelaria y volvería antes. Ella no quería que
hiciera eso. No quería verlo, pero cuando un año después le dijo que tenía
algo muy importante sobre su adopción ella acepto verlo, pero él le dijo
que debía ser en su casa.

Así la prensa los fotografiaría juntos y Gustavo pensaría que ella no


engañaba con él. Era un gran plan.
Cuando llamaron a la puerta Valentina supo que era el momento de
enfrentarse a la verdad. Y abrió de inmediato, unos fotógrafos estaban
escondidos en los arbustos y Marcos la abrazo e intento besarla, ella lo
rechazo, pero la foto tomada de espaldas parecía un beso real.

Entonces le dijo que tenía muchos secretos que confesarle. Y comenzó a


hablar.

-Siempre te ame Valentina, pero eras mi prima. O eso creía yo. Cuando le
conté a mi madre lo mucho que te amaba ella al principio te odio, pero
supo que eras mi felicidad y de algún modo intento aceptarte, por eso me
confesó que tu madre y ella no eran hermanas realmente, sino
hermanastras. Recuerdo el revuelo que se armo con esa confesión, tu
madre se enojo con la mía, nunca más se hablaron. Creo que nunca se
quisieron como hermanas ellas. Cuando supe que no éramos nada quise
conquistarte, pero amabas a otro y me partía el corazón verte con ese
noviecito tuyo Daniel. Y entonces la familia empezó a decir que no eras
hija de tus padres de crianza, si quieres saberlo te diré quien empezó el
rumor.

-Claro que quiero saberlo Marcos necesito saber toda la verdad. Por favor
cuéntame exactamente cómo sucedieron las cosas.

-Mi madre siempre estuvo desequilibrada, tenía un odio por ti, y a veces
creo que también por mí, me amaba pero a la vez me odiaba y no sabía el
motivo. Ella le dijo a todos que eras adoptada, y yo sabía lo difícil que
había sido la muerte de tus padres, lo que habías sufrido. Quise
protegerte, por eso confesé a todos mi amor, para que sepan que yo
cuidaría de vos.

-Cuando yo supe que me amabas deje a mi novio, no por vos, lo deje


porque no lo amaba. Te amaba tal vez, pero solo después supe lo mucho
que te quería.

-Mi madre quiso herirte por eso dijo lo de la adopción. Yo quise


convencerla de que te deje en paz, pero no pude. Entonces me aceptaste
como novio, y fui feliz pero mi madre no estaba de acuerdo. Y luego
cuando me salió el trabajo te dije que te fueras conmigo, pero no quisiste.
-Si quise solo te pedí tiempo. Pero no me esperaste. Te fuiste de un día
para el otro, me abandonaste. ¿Sabes lo que me dolió que me dejaras
cuando acababa de saber que era adoptada y que había llorado la muerte
de dos personas que no eran nada mío? Ni siquiera te imaginas.

-Claro que sí, porque yo llore por alguien que no era mi padre.

-¿Qué dices?

-Mi madre me hizo creer que él era mi padre, pero él supo siempre la
verdad. E igualmente me amo, más que mi madre tal vez. Ella te odiaba
por eso dijo que eras adoptada, pero eso es mentira, solo quería vengarse
de vos porque toda la vida amo a tu padre y el la eligió a tu madre en vez
de a ella. Te odiaba por eso. Y me odiaba por amar a la hija de la mujer
que había destruido su vida, le había quitado al amor de su vida. Por eso
se embarazo y obligo a mi padre a que se case con ella, quería que tu
madre sufriera, porque mi padre, o el que creí que lo era, amaba a tu
mama. Y de este modo mi madre tendría su lado al hombre que deseaba a
tu mama así como ella tenía al que mi madre deseaba, tu padre.

-¿Pero entonces no soy adoptada? A vos también te engaño tu madre,


hizo que me dieras la medalla para que crea la historia, nos utilizo a
ambos.

-No

-¿Cómo que no? Lo sabías todo desde el principio. Vos sabias la verdad y
me la ocultaste es más me mentiste en mi cara, me hiciste sufrir y me
dejaste sola en ese momento. Maldita sea fuiste un maldito.

-Lo admito estuve mal, pero mi madre me prometió que te dejaría en paz
si te hacia sufrir, si yo te mentía y te abandonaba ella sería feliz de su
venganza. Yo pensé que te hacia un favor a sacarte de encima a la loca de
mi mama. De veras creí que era lo mejor.

-No tienes justificación. Me engañaste.

-No más de lo que engaño Gustavo.


-¿Pero qué estás diciendo? Vos no sabes nada de Gustavo, ni lo conoces
¿Cómo podes decir eso? no intentes hablar mal de él.

-Yo le conté todo esto a él. Y no te dijo nada, te engaño. Ahora sabes lo
mucho que él te ama, te mintió y te hizo creer, como yo, que eras
adoptada. ¿No te das cuenta? Te utilizo, y se aprovecho de tu debilidad. El
te está usando para remontar su carrera, solo eres algo comercial,
taquillero para él, planea tener éxito en el cine a tu costa contando la bella
historia de la mujer abandonada al nacer. Venderá la historia y vos te
veras arruinada, te utilizara.

Marcos sabía que le mentía, que Gustavo no sabía eso pero lo utilizaría
para separarlos y lograr que ella volviese con él.

-Vete ya de mi casa, y no regreses, no vuelvas. No tienes derecho a hablar


así de mi marido. No.- y entonces Valentina comenzó a llorar.

No lloraba por saber del engaño de Marcos, ni por sus padres, menos por
su tía. Lloraba porque quería creer en que eso que decía Marcos sobre
Gustavo era una mentira, una vil calumnia. No podía ser cierto, le
rompería el corazón si fuera así.

Y en cuanto se quedo sola el llanto regreso, no podía entender como era


tan cruel ese hombre, no le bastaba con todo el daño que le había hecho
ocho años atrás que había regresado para arrebatarle la felicidad que
había conseguido junto con su gran amor, Gustavo. Miro el reloj del
recibidor y estimo que aun faltaban unas horas para que su esposo
regresara del set de filmación y decidió que tomaría un baño e intentaría
calmarse, no era fácil enterarse de todo eso en un solo momento y fingir
que no le afectaba, estaba destruida, no podía entender nada.

Unas horas después, ya entrada la noche Gustavo llego a la casa, estaba


demasiado cansado como para hacer el amor con su esposa, así que solo
la beso y se acostó a dormir. Valentina se quedo despierta mirando a su
esposo dormir, su rostro le decía que era feliz a su lado. No veía nada
amenazante en ese hombre, Marcos debía de haberle mentido. No era
posible que Gustavo le hiciera algo así. Cuando por fin se durmió, una
lágrima se secaba en su mejilla y su corazón se oprimía con una duda.
¿Sería capaz Gustavo de engañarla de ese modo? Pensó que tal vez si, ella
misma le había mentido sobre Marcos y su relación. ¿Por qué el no podía
ocultarle algo a ella?

La mañana siguiente, en la primera plana estaban las fotos de Valentina y


Marcos. Gustavo al verlas revivió sus dudas hacia su esposa, la historia que
Marcos le había contado tal vez era verdad. Y lo que era peor aun ellos
seguían en contacto, cuando Valentina le había jurado que odiaba a su
primo y no quería ver.

Esa misma mañana Valentina planeaba decirle a Gustavo de la visita de


Marcos, pero este se le adelanto y le refregó el periódico en la cara,
acusándola de infidelidad.

Valentina maldijo el haber aceptado encontrarse con Marcos, se quería


morir por ser tan inocente, estaba claro que él lo había planeado todo
desde el comienzo y había regresado por eso, no por la muerte del padre.
Valentina trato de explicarle a su esposo que había sido un encuentro para
aclarar las dudas del pasado y que fue la única vez que se vieron en la
casa.

-Es decir que lo viste antes de esa noche, me mentiste jamás dejaste de
verte con ese imbécil. Eres…

-Cállate no me hables así, tú no sabes lo que dices, lo vi una vez antes pero
en el velorio de su padre. En realidad no era su padre biológico. Pero lo
había criado.

-Eso tenían en común, ¿por eso lo quieres tanto, ninguna tenia a sus
padres?

-No lo quiero ni lo quería antes, entiende vino a pedirme disculpas y…

-¿Disculpas? Yo creo que vino a recuperarte.

-No, vino a confesarme toda la verdad.

-Ya no se cual es la verdad, ni me interesa, no te creo más nada Valentina.

-¿Prefieres creer en la prensa?


-Me rio en la prensa ello no me interesan, jamás me importo lo que
digieran de nosotros. Pero no son ello, eres vos, me mentiste maldita sea.
No confiaste en mí. ¿Cómo ibas a confiar? Aun amas a ese maldito imbécil.

-Estás equivocado, sabes que te amo. Gustavo entiende yo te amo. Solo


vos me importas en este mundo. Sin vos moriría.

-Pues comienza a aprender a vivir sin mí. No quiero volverte a ver nunca
más.

-Estas tomando las decisiones en calientes, cálmate y hablemos, mejor


tranquilízate y piensas mejor.

-¿Pero qué tengo que pensar? No te das cuenta, mi carrera está


definitivamente arruinada.

-¿Eso es todo lo que te preocupa tu maldita carrera? Siempre supe que


eras un egoísta de lo peor, pero pensé que habías entendido que la fama
no es nada si no eres feliz. ¿De qué te sirve?

-Es lo mismo que vos, de que me sirve tener a una mujer a mi lado que
ama a otro hombre y que no confía en mí para nada.

-Yo te amo Gustavo, lo sabes. Has sido todo para mí desde el día en que te
conocí.

-Maldigo ese día, no debí defenderte, debí dejar que ese hombre te
cortara el cuello, al menos así no me habrías engañado.

Valentina no podía seguir escuchándolo hablar de ese modo, lo


comenzaba a odiar. Tomo fuerzas y salió de la casa, sin nada. Dejo la
medalla en la mesa del recibidor y cerró la puerta detrás de ella y dijo
adiós a esa vida maravillosa que nunca volvería a vivir. Lo tenía claro. Ya
nunca volvería a ese sitio.

Gustavo continuaba filmando su película pero el dolor de sentirse


engañado y traicionado por valentina aun estaba latente. La amaba como
nunca lo había hecho antes, y no quería dejar de ser su esposo. De algo
estaba seguro no le daría el divorcio tan fácilmente. No después del dolor
que ella le había causado.
Valentina trataba de comprender porque marcos armaría toda esa red de
mentiras, ya no sabía cual esa la verdad. Si era adoptada o no, si marcos la
amaba o no, si la había abandonado por elección o chantajeado por la
madre, si su madre le había robado el amor de un hombre a su propia
hermana. No entendía el odio que todos en esa familia se tenían, parecía
que ninguno quería ser feliz, al menos no si no le hacía daño al otro.
Extrañaba demasiado a Gustavo, no podía vivir sin él pero sabía que no
quería saber nada de ella. Si al menos él la hubiese escuchado, o creído en
si inocencia, pero no vio la fotos e inmediatamente creyó todo esa historia
de la infidelidad. ¿Por qué no confiaba en ella? ¿Tan poco la amaba? Tal
vez Marcos tenía razón y él la estaba utilizando. ¿Pero entonces porque no
conto nada a la prensa? Ni siquiera hablo del divorcio. Podría haberse
hecho el hombre engañado y dar lastima pero la había protegido diciendo
que se había separado en buenos términos. Marcos debía de haberle
mentido sobre las intenciones de Gustavo.

Una tarde mientras Gustavo descansaba tranquilamente de unas


vacaciones en la terraza, alguien toco a la puerta. El decidió abrir para
asegurarse que no fueran de la prensa, pero se encontró con una mujer
mayor, debía tener cincuenta años, era bajita, tenía el pelo corto y con
canas. La mujer se presento como una ex empleada de la casa de
Valentina y le dijo que ella tenía mucho que contarle. Al principio Gustavo
sintió que no era cortés echarla ¿Pero que le podía decir que no supiera?
La mujer insistió en que debía de escucharla, y Gustavo acepto hacerlo.

-Yo trabaje en la casa de la familia Fiore por más de veinte años.- comenzó
a contar la señora Roca. –Cuando llegue a esa casa hace ya 35 años la
señorita valentina no había nacido aun. Sus padres habían querido un
bebe durante años pero no llegaba, y cuando la señora Delia descubrió
que estaba embarazada fue la mujer más feliz. La señora Lucrecia hizo un
par de escenas tenía mucha cólera de ver a su hermana feliz. No podía
soportar que el hombre al que amaba fuera a ser padre con otra. Por eso
lo enveneno con que no era suyo el bebe.

-¿Entonces Valentina no era adoptada?


-No señor, delia vivió tranquilo aquel embarazo pero en el último
trimestre lo perdió luego de una discusión con Lucrecia, debo confesar
que la señora deseaba que lo pierda, no la quería. Y se alegro al verla
llorar. Ella entonces tenía al niño Marcos que tenias tres años, niño más
inquieto no he visto. Era un terremoto, pero un buen niño, solo que se
dejo envenenar por su madre Lucrecia lo uso para lastimar a su hermana.
Y a valentina.

-Pero usted dijo que la señora perdió el bebe.

-Sí, pero al año siguiente quedo embarazada nuevamente y por miedo a


Lucrecia se fue lejos antes de que la familia sepa del embarazo. Yo la
acompañe a una casa a las afueras de la cuidad, la cuide porque su marido
no quiso. Y tuvo a valentina una calurosa tarde de Enero. Y al volver a su
casa con la niña en brazos todos pensaron que no era de ella, incluso la
señora Lucrecia estaba convencida de eso. Y sumado al odio que le tenía a
su hermana decidió decir que valentina era una niña adoptada. La familia
lo creyó, el mismísimo padre de la niña sospecho de su esposa. Esto le
destruyo el corazón a la señora Delia. La venganza de Lucrecia estaba
recién comenzando. Odiaba tanto a valentina como a su padre. Y le dijo al
niño Marcos años después, que la enamorara y la hiciera sufrir. Marcos
era buen chico, pero su madre era demasiado manipuladora. Y el acepto
hacerlo, solo que Lucrecia no conto con que su hijo se iba a enamorar de
Valentina.

-¿Quién no se hubiese enamorado? Valentina es una gran mujer. La amo


demasiado pero la perdí.- entonces Gustavo comenzó a llorar.

-No llore, la niña Valentina nunca amo al niño Marcos.

-Pero usted dijo que trabajo hace once años para la familia, y valentina
tuvo una relación con su primo hace ocho, usted no pudo verla.

-No, pero la conozco mucho a val. Y sé que quería a su primo como a un


hermano, nunca se podría enamorar de él. Solo sentía cariño, amistad. No
amor.

-Discúlpeme pero ellos planeaban casarse, ella debió de amarlo.


-Eso debe preguntárselo a Valentina. Ella tiene las respuestas que usted
necesita. Hable con ella, no la pierda. Estoy segura que ella no ama. Vi las
fotos suyas en el periódico, en las revistas, conozco la sonrisa de mi niña y
ella era feliz con usted, muy feliz. Lo ama de veras.

-A lo mejor tiene razón, pero me porte tan mal con ella. Me debe odiar.
No puedo con su rechazo.

-Hágame caso valla a verla.

Gustavo debía que todo lo que deseaba era volver con su esposa, la
amaba. Entonces fue a verla. Le pidió perdón, pero ella no quería saber de
él. Y le exigió el divorcio.

-Te amo, pero no confiaste en mí, me dijiste que te era infiel con Marcos.
¿Sabes lo que me dolió esa desconfianza?- Valentina comenzó a llorar.

Entonces Gustavo la tomo en sus brazos y la beso. Ella no se resistió era


todo lo que quería los besos del hombre que amaba.

-Gracias por no hablar mal de mí en la prensa.

-¿Cómo iba a hacerlo Val? Yo te amo mi vida. No podría. Perdóname vos


por no creerte. Por desconfiar.

Gustavo levantó las manos y las hundió en sus suaves cabellos. Su


respiración era cada vez más agitada. Valentina empezaba a sentir los
efectos de la cercanía del cuerpo de Gustavo. Después de besarla en la
boca deslizo sus labios por el rostro de ella, como si quisiera aprenderse
cada centímetro de su piel.

Valentina se puso tensa al notar su mano grande y cálida en el borde del


escote de su vestido, sin pasar de ahí, tocándola con una suavidad
insinuante que resultaba un tormento. Cuando no pudo más, Valentina
arqueó la espalda recorriendo con exquisita suavidad las formas redondas
de sus pechos. Valentina se estremeció de placer. Hundió las uñas en los
brazos de él, arrastrada por la pasión que encendían en ella aquellas
caricias. Valentina le desabrochó los botones de la camisa con cierta
torpeza. Cuando estuvo abierta, contempló a placer su piel morena
cubierta de vello oscuro. Después deslizó las manos por sus hombros, por
su estómago, sintiendo bajo sus dedos la fuerza y la solidez de sus
músculos. El silencio creció entre ellos, al compás de sus miradas.
Mientras tanto, había llevado las manos a su espalda y, muy lentamente,
empezaba a bajarle la cremallera del vestido. La voz de Valentina protestó
sin energía.
-Gustavo... -dijo sujetándole la mano-, no llevo ropa interior debajo.

-Lo sé -contestó él con una sonrisa malévola.

Y diciendo esto, se libró de la mano de Valentina y le bajó el vestido hasta


la cintura. Y entonces se apoderó de su boca como si estuviera muerto de
sed y sólo pudiera saciarla en los labios de ella. Valentina le abrazó con
ternura, y en aquel mismo momento se dio cuenta de que no tenía nada
que temer porque le amaba, le amaba de verdad. Y se dejó llevar en sus
brazos por el oscuro pasillo hasta la calidez remota de sus sábanas.

La noche siguiente Marcos busca a Gustavo pero este ya no lo escucha y


entonces celoso a saber que Valentina regreso con su esposo lo hiere.
Gustavo queda en el piso, una persona que pasaba por allí llama a
emergencias.

Valentina al saberlo lo va a ver al hospital le dice que lo ama y que esperan


un hijo. La policía detiene a Marcos y ellos se sienten más seguros ahora
que está lejos.

Por fin Valentina y Gustavo pueden estar tranquilos, solos y enamorados.


Todo lo que vendrá lo dirá solo el tiempo.

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