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ibro en la Edad Media[editar]

Finalizando la Edad Antigua entre los siglos II y III, y ya en la Edad Media, el códice sustituyó
al volumen. El libro ya no era un rollo continuo, sino un conjunto de hojas cosidas, con lo que el
libro o códice adquirió el aspecto rectangular, útil para tomar notas o escribir mientras se leía. El
formato de los códices fue mejorando con la separación que conocemos hoy. Desde ese momento
fue posible acceder directamente a un punto preciso del texto. El códice resultaba más manejable,
podía ponerse sobre una mesa, facilitando de esta forma que el lector pudiera tener la visión de
las palabras, las mayúsculas y la puntuación, lo que permitía una lectura silenciosa;
posteriormente se añadieron las tablas de las materias y los índices, que facilitaron el acceso
directo a la información requerida. Fue éste un formato tan eficaz que todavía se utiliza hoy,
después de más de 1.500 años de su aparición.
El papel reemplazó, progresivamente, al pergamino. Una materia más barata que permitió una
difusión más amplia del libro.
El código Manesse, un libro de la Edad Media.

El libro en los monasterios[editar]


En el 304 innumerables libros cristianos fueron destruidos por orden de Diocleciano. Durante los
períodos convulsos de las invasiones, los monasterios pudieron conservar, para Occidente, textos
religiosos y algunas obras de la antigüedad. Asimismo, Bizancio dispuso de importantes centros
de copia.
El papel que jugaron los monasterios en la conservación de los libros es bastante ambiguo:
La lectura era una actividad importante en la vida religiosa, su tiempo se dividía en plegarias,
trabajo intelectual y trabajo manual (en la orden de los benedictinos), por ejemplo. Era necesario
hacer copias de determinadas obras. Había, pues, unas scriptoria (plural de scriptorium) en
muchos monasterios en los que se copiaban y decoraban los manuscritos que se guardaban en
armarios.
Pero, contrariamente a lo que se cree, la conservación de los libros no tenía siempre, como
finalidad, la preservación de la antigua cultura, sino la de entender los textos religiosos con la
ayuda de la antigua sabiduría[cita requerida]. Algunas obras no fueron copiadas porque los monjes
consideraron que eran muy peligrosas.[cita requerida] Por otra parte, y por necesidades de uso, los
monjes reutilizaban raspando los viejos manuscritos, destruyendo así obras muy
antiguas.[cita requerida] La transmisión del conocimiento estaba centrada, sobre todo, en los textos
sagrados.[cita requerida]

Libro del siglo XXI[editar]


El inicio de la inteligencia artificial en 1956 evolucionó los procesos de confección del libro
comenzando por la fotocomposición que mejorada en 1985 se transformó en la autoedición, que
supone la aplicación de la informática a la tipografía con el uso de un programa de tratamiento o
proceso de textos y una impresora láser.
Se desarrolló el nuevo proceso de impresión del libro, la llamada impresión digital, que consiste en
pasar información de un ordenador a un soporte material. Pero este método de impresión sólo es
usado para un número mínimo de ejemplares o número de hojas (microtirajes o minitirajes), pero
es útil para reproducir ejemplares únicos o reponer libros.

Una cantidad de diferentes tipos de impresoras están en el mercado hoy. Cada una
tiene la función primordial de crear caracteres gráficos en papel. Cada una utiliza
diferentes tecnologías para lograr esto. Varían grandemente en su costo, costo de
operación, mantenimiento y calidad de la imagen. Otras consideraciones son la
velocidad a la cual imprimen y el nivel de ruido.

Impresora de matriz de puntos


La impresora de matriz de puntos es una unidad que imprime textos y gráficos en
papel. Hace esto por un grupo de pequeños pines de metales, los cuales están
dispuestos en fila o en pares de filas, en la cabeza de impresión. Entre la cabeza de
impresión y el papel está la cinta con tinta. Mientras el cabezal se mueve adelante
y atrás, los pines impactan la cinta y el papel abajo, en un patrón determinado por
la computadora. Una vez que se termina la línea, un motor avanza el papel a la
siguiente línea y el proceso se repite.
Impresora láser
La impresora láser es sin lugar a dudas la más popular de las
impresoras electrofotográficas. Un tambor cilíndrico es cubierto con una película
de material fotosensitivo. Una fuente láser, guiada por un espejo o prisma, carga el
tambor electroestáticamente en un patrón, de acuerdo a la imagen definida por la
computadora. El tambor gira al pasar la luz y luego al reservorio de toner. Las
partículas de toner son atraídas a los sitios cargados en el tambor, y luego
transferidas a una hoja de papel cargada opuestamente. Finalmente, un rodillo
caliente pasa por el papel para prevenir que se corra el toner. Las impresoras láser
son muy versátiles, ofreciendo textos y gráficos de alta calidad. Esto no viene sin
un precio, una buena impresora puede llegar a costar miles de dólares.
El toner también es caro, especialmente comparado a la cinta de una matriz de
puntos o al cartucho de la inyección de tinta.

Impresora de inyección de tinta


Los dos principales tipos de impresoras de inyección de tinta son los de impulso
eléctrico e inyección por vapor. Estas impresoras difuminan tinta en papel, difieren
principalmente en la forma en que tratan la tinta.
Impresora de decoloración termal

El futuro de la imprenta[editar]

Nanography la nueva tecnología, con la calidad y la velocidad de la impresión offset al precio de la impresión
digital.

Con la aparición de la tinta electrónica y los conocidos libros electrónicos o eBooks se ha logrado
que ya no sea necesario imprimir un libro para poder distribuirlo y por ende leerlo. Diversos
dispositivos permiten la compra y adquisición de libros, publicaciones y revistas desde el mismo
aparato, lo que reduce de forma notable el costo de producción de la propiedad intelectual además
de aportar una solución ecológica. También hay que resaltar el papel de internet como gran medio
para distribuir información a través de páginas web y correo electrónico, sustituyendo muchas
veces al uso tradicional del papel en ámbitos como la prensa escrita o el correo postal. Por estas
razones alguna gente presume un futuro incierto para la imprenta, después de más de cinco siglos
jugando un papel fundamental en la historia de la humanidad por la capacidad tangible que tiene
de propagar el conocimiento.

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