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INTRODUCCIÓN

El reconocimiento de que un niño tiene TDAH por lo general ocurre pronto en


̃ . Antes de la edad escolar, los niños con TDAH son
la vida del nino
considerados "difíciles" por sus padres, parientes y amigos, quienes
responden a la impulsividad e hiperactividad del niño.

Los niños con este trastorno por lo común actúan en formas que son tan
disruptivas y provocadoras que sus cuidadores y compañeros responden con
enojo, impaciencia, castigo o evitación. No es sorprendente que los niños
con el tipo distraído predominante desarrollen deficiencias académicas
graves y problemas relacionados con la escuela, mientras que aquellos con
el tipo hiperactivo-impulsivo predominante tengan más rechazo de sus
semejantes y lesiones accidentales.

JUSTIFICACIÓN

En los últimos años ha habido un aumento en el diagnóstico de niños con


TDAH por lo que surge la interrogante ¿Qué determina lo que es una
conducta infantil normal? ¿Cuál es el límite que determina que la conducta del
niño es clasificable dentro de un trastorno? La respuesta a esta pregunta trae
efectos importantes en la vida del niño. Si el niño si tiene el trastorno y se le
diagnostica en el momento adecuado, se le puede brindar tratamiento. Si por
el contrario, se le diagnostica un trastorno que el niño no tiene, se le asigna al
niño una etiqueta que va a afectar negativamente su desarrollo, autoestima y
recibirá un tratamiento farmacológico inadecuado e innecesario. Un aspecto
importante a tomar en cuenta es el motivo que está llevando al niño a
manifestar estos comportamientos y si realmente se trata de un trastorno. En
la actualidad, se ha puesto muy de moda en las escuelas que cuando un niño
no aprende o tiene problemas de conducta, se resuelve la situación enviando
al niño al psicólogo, lo que es adecuado en ocasiones, pero en otras es
posible que la maestra o los métodos de enseñanza sean los que estén
fallando, o algún otro factor que no sea de origen psicológico.

Si se realiza el diagnóstico de TDAH de forma correcta, el trastorno


típicamente persiste durante la infancia y la adolescencia y, en algunos casos,
la adultez. El panorama a largo plazo para los niños con TDAH puede ser
complicado, con muchos otros trastornos psicológicos desarrollándose con el
tiempo, como trastornos del estado de ánimo y de ansiedad

ANTECEDENTES (ESTADÍSTICOS GLOBALES, REGIONALES Y


LOCALES Y ASPECTOS LEGALES)

Los datos estadísticos arrojan que el TDAH ocurre en la mayoría de las


culturas en aproximadamente el 5% de los niños y el 2,5% de los adultos.
Resulta difícil saber cuántos niños deberían clasificarse como hiperactivos; la
estimación más común es que del 3 al 5 por ciento de la población de las
escuelas primarias presenta esta condición y de ellos, más de la mitad
presenta una combinación de problemas de atención e hiperactividad. Casi el
3 por ciento de los niños en edad escolar (de seis a 18 años) toman algún
tipo de medicamento para el TDAH.

Las diferencias entre las prevalencias del TDAH de diferentes regiones


parecen ser atribuibles principalmente a las diferentes prácticas diagnósticas
y metodológicas. No obstante, también puede haber una variación cultural en
las actitudes hacia los comportamientos de los niños o su interpretación.
E l TDAH es más frecuente en el sexo masculino que en el femenino entre la
población general, con una proporción aproximadamente de 2:1 en los niños
y 1,6:1 en los adultos.

A la edad de cinco a ocho años, "entre 45 y 70 por ciento de los niños con
TDAH han comenzado a mostrar problemas significativos con el desafío, la
resistencia a la autoridad paterna, hostilidad hacia los demás y pérdida de los
estribos con rapidez.

MARCO TEÓRICO

CRITERIOS DIAGNÓSTICO SEGÚN DSM-5

Para el diagnóstico del trastorno por déficit de atención con hiperactividad se


requiere:

A. Patrón persistente de inatención y/o hiperactividad-impulsividad que


interfiere con el funcionamiento o el desarrollo, que se caracteriza por (1) y/o
(2):

1. Inatención: Seis (o más) de los siguientes síntomas se han mantenido


durante al menos 6 meses en un grado que no concuerda con el nivel
de desarrollo y que afecta directamente las actividades sociales y
académicas/laborales. Para adolescentes mayores y adultos (17 y
más años de edad), se requiere un mínimo de cinco síntomas:

a. Falla en prestar la debida atención a detalles o por descuido se


cometen errores en las tareas
b. Con frecuencia tiene dificultades para mantener la atención en tareas
o actividades recreativas
c. Parece no escuchar cuando se le habla directamente, incluso cuando
no hay distracciones aparentes
d. Con frecuencia no sigue las instrucciones y no termina las tareas
escolares, los quehaceres o los deberes laborales
e. Con frecuencia evita, le disgusta o se muestra poco entusiasta en
iniciar tareas que requieren un esfuerzo mental sostenido
f. Con frecuencia pierde cosas necesarias para tareas o actividades
g. Se distrae con facilidad por estímulos externos
h. Con frecuencia olvida las actividades cotidianas

2. Hiperactividad e impulsividad: Seis (o más) de los siguientes


síntomas se han mantenido durante al menos 6 meses en un grado
que no concuerda con el nivel de desarrollo y que afecta directamente
a las actividades sociales y académicas/laborales. Para adolescentes
mayores y adultos (17 y más años de edad), se requiere un mínimo de
cinco síntomas:

a. Con frecuencia juguetea con o golpea las manos o los pies o se


retuerce en el asiento.
b. Se levanta en situaciones en que se espera que permanezca sentado
c. Corretea o trepa en situaciones en las que no resulta apropiado.
d. Es incapaz de jugar o de ocuparse tranquilamente en actividades
recreativas.
e. Con frecuencia está “ocupado,” actuando como si “lo impulsara un
motor”
f. Con frecuencia habla excesivamente.
g. responde inesperadamente o antes de que se haya concluido una
pregunta
h. Con frecuencia le es difícil esperar su turno
i. Con frecuencia interrumpe o se inmiscuye con otros
B. Algunos síntomas de inatención o hiperactivo-impulsivos estaban
presentes antes de los 12 años.

C. Varios síntomas de inatención o hiperactivo-impulsivos están presentes en


dos o más contextos.
D. Existen pruebas claras de que los síntomas interfieren con el
funcionamiento social, académico o laboral, o reducen la calidad de los
mismos.

E. Los síntomas no se explican o no aparecen en el curso de otro trastorno


mental.

CARACTERÍSTICAS DIAGNÓSTICAS SEGÚN EL DSM-5

El trastorno por déficit de atención/hiperactividad se caracteriza


principalmente por un patrón persistente de inatención y/o hiperactividad que
interfiere con el funcionamiento del sujeto. La inatención en este trastorno se
manifiesta en conductas como desviaciones en la realización de tareas, falta
de persistencia, dificultades para mantener la atención y desorganización. La
hiperactividad se caracteriza por una actividad motora excesiva cuando esta
no es apropiada. La impulsividad se refiere a acciones apresuradas
que se llevan a cabo sin reflexión y que conllevan un gran riesgo para el
individuo, también interrumpir a las demás personas, incapacidad para
esperar turnos, tomar decisiones sin evaluar las consecuencias (Asociación
Americana de Psiquiatría, 2013).

Para realizar el diagnóstico se requiere que las características y conductas


estén presentes en más de un entorno y se apoya de la información otorgada
por otras personas.
Existen ciertas características asociadas al diagnóstico de TDAH como la
baja tolerancia a la frustración, la irritabilidad y cambios en el estado de
ánimo. También en muchas ocasiones se encuentra deteriorado el
rendimiento académico o laboral.

EDAD DE APARICIÓN DEL TRASTORNO

El TDAH empieza en la infancia. El requisito de que varios síntomas estén


presentes antes de los 12 años de edad transmite la importancia de una
presentación clínica sustancial durante la infancia. Al mismo tiempo, no se
especifica una edad de inicio más temprana por las dificultades para
establecer retrospectivamente y con precisión el inicio durante la infancia.

DESARROLLO DEL TDAH

Aunque aparezcan signos de actividad motora excesiva alrededor de la


primera infancia (antes de los 4 años), los síntomas del TDAH son difíciles de
distinguir de lo que sería un comportamiento normal. Algunos de los criterios
de este trastorno son comunes en las primeras etapas del desarrollo, por lo
que se debe esperar a que el niño cumpla por lo menos 4 o 5 años y que
haya ingresado a la escuela, para establecer un mejor diagnóstico. El
ambiente escolar es sumamente distinto del hogar en cuanto al tipo de
demandas que se le exigen al niño. En la escuela el niño debe mantenerse
sentado por una mayor cantidad de tiempo, debe realizar deberes y tareas
que requieren mayor tiempo de atención y esfuerzo mental y debe prestar
atención a las instrucciones de los maestros. Todas estas actividades se le
dificultarían a un niño con el trastorno, por lo que se identifica más frecuente
durante la escuela primaria cuando la inatención llega a ser más destacada y
se deteriora el rendimiento.
El curso del trastorno es relativamente estable, aunque en la mayoría de
personas los síntomas de hiperactividad son menos notables en la
adolescencia y la adultez. La hiperactividad se manifiesta principalmente en
la etapa preescolar, la inatención se llega a marcar más en la escuela
primaria. En la adolescencia son signos de hiperactividad son menos
frecuentes y se manifiestan más en aspectos internos como el nerviosismo,
inquietud o impaciencia. Estas manifestaciones continúan en la adultez junto
con la impulsividad.

CONSECUENCIAS FUNCIONALES Y RIESGOS DEL TDAH

El bajo rendimiento escolar, escasos logros académicos y el rechazo social


guardan relación con el TDAH. Más adelante en la etapa de desarrollo se
relaciona con menores rendimientos y logros laborales, el desempleo y los
conflictos interpersonales.

Al llegar a la juventud, el TDAH se asocia a un mayor riesgo de intentos de


suicidio, principalmente cuando hay trastornos comórbidos del estado de
ánimo o de lá conducta o exista consumo de sustancias. También los niños
con TDAH tienen mayor probabilidad de desarrollar trastornos de la
conducta, trastorno antisocial, trastornos por consumo de sustancias.

Muchas veces los signos del trastorno como la falta de atención o dedicación
a las tareas son interpretadas erróneamente como pereza, irresponsabilidad,
falta de cooperación, lo que en ocasiones lleva a disputas familiares.
También las relaciones del individuo con sus compañeros pueden
deteriorarse y verse afectadas por rechazo o burlas. En conclusión el
trastorno causa un gran deterioro., afectando a la adaptación social, familiar
y académica y laboral.
Una de las experiencias más perturbadoras de algunos jóvenes con TDAH
implica los problemas interpersonales intensos que experimentan. Mientras
algunos individuos desarrollan trastornos psicológicos en la adolescencia y la
adultez, otros quedan atrapados en un patrón de problemas con la ley y el
abuso de sustancias.

Criar a un niño con TDAH es más difić il que criar a un niño sin TDAH, y esta
tensión emocional en la familia podria
́ conducir a perturbaciones familiares.

POSIBLES CAUSAS Y TEORÍAS DEL TDAH

El déficit de atención y la hiperactividad asociadas con el TDAH sugieren que


estos problemas pueden implicar una anormalidad del desarrollo del cerebro
que incluye funciones cognoscitivas.

El TDAH es más frecuente entre familiares biológicos de primer grado, por lo


que guarda cierta relación con factores genéticos y fisiológicos. Además de
los factores biológicos y psicológicos, las influencias socioculturales también
influyen en el agravamiento del cuadro sintomático del TDAH. Muchos niños
con TDAH han crecido en un ambiente familiar problemático y han tenido
experiencias de fracaso en la escuela, condiciones que podrían contribuir a
las deficiencias de atención y a los problemas conductuales. Los patrones de
interacción familiar en la primera infancia normalmente no causan TDAH,
pero pueden influir en su curso o contribuir al desarrollo secundario de
problemas conductuales.

En cuento a los aspectos ambientales, el bajo peso al nacer multiplica el


riesgo de padecer el TDAH. Varios factores además de los genéticos se
sugieren como contribuyentes a la deficiencia neurológica subyacente en el
TDAH, como complicaciones congénitas, daño cerebral adquirido, exposición
a sustancias toxicas y enfermedades infecciosas. También existe una
correlación entre el trastorno y el fumar y la exposición a alcohol durante el
embarazo, aspectos relacionados con la dieta del individuo, antecedentes de
maltrato infantil, negligencia.

TRATAMIENTO

Dentro del tratamiento para el TDAH se incluyen medicamentos que son


bastante efectos en ciertos casos. El metilfenidato (Ritalin), el estimulante
prescrito en forma más común para el tratamiento del TDAH, mejora con
éxito el control de la atención, el control de los impulsos, la capacidad para
trabajar en una tarea sin interrupción y la productividad académica del niño.
Hay que tener en cuenta que os medicamentos que ayudan a estos niños a
calmarse son estimulantes, un descubrimiento que se hizo por accidente
cuando la bencedrina, un estimulante, se prescribió́ para tratar las jaquecas
de los niños que tenían problemas de comportamiento. Algunas personas
están preocupadas de manera comprensible acerca de los efectos
secundarios asociados con el uso de estimulantes y todavía no se sabe con
seguridad por qué el medicamento actúa de esa forma.

Las investigaciones sugieren que entre el 70 y el 80 por ciento de los niños


con TDAH son más dóciles cuando toman el medicamento. Sin embargo,
muchos sufren efectos colaterales negativos, como un incremento en la
frecuencia cardiaca y en la presión sanguínea, una interferencia con la tasa
de crecimiento, insomnio, pérdida de peso y náuseas. Efectos secundarios
más graves implican el desarrollo de contracciones corporales incontrolables
y verbalizaciones, al igual que una supresión temporal del crecimiento. Los
adultos con TDAH tratados con metilfenidato corren el riesgo adicional de
volverse adictos al fármaco, el cual tiene una historia larga como sustancia
de abuso. se sabe poco acerca de los efectos a largo plazo de la terapia con
fármacos, por lo que se debe tener cuidado.

Aunque existe controversia en cuanto a la medicación, los expertos en este


campo creen que los beneficios superan a los costos, ya que los niños que
se sienten más en control de sí mismos tienden a ser más felices, a tener
más éxito académico y a comportarse en formas más apropiadas desde el
punto de vista social. Además, es más probable que tengan interacciones
positivas con sus padres, debido a que los medicamentos hacen más
probable que se comporten bien.

En un estudio se reveló que la medicación y la medicación combinada con


psicoterapia fueron significativamente más efectivas que la atención
conductual o comunitaria para reducir los síntomas de TDAH. También en el
curso del estudio, el suministro de psicoterapia junto a la medicación permitió
a los profesionales clínicos proporcionar dosis menores de medicamento sin
reducir la efectividad. Una vez que se reducen los síntomas por medio de la
medicación, los niños con TDAH pueden aprender habilidades sociales
mejoradas por su propia cuenta sin requerir entrenamiento especial.

El enfoque conductual también se utiliza en forma extensa para entender y


tratar el TDAH. Las técnicas conductuales se basan en la suposición de que
la hiperactividad es un comportamiento aprendido que puede ser
desaprendido por medio de métodos apropiados de reforzamiento, al
ensenar autocontrol y por cambios en el ambiente.

El terapeuta que trabaja con un niño podría utilizar el autorreforzamiento para


̃ a regular comportamientos como dedicarse a una tarea,
alentar al nino
demorar la gratificación, mantener la automotivación y vigilar el progreso
hacia metas. El enfoque conductual tiene la idea de que la familia debe
aprender a usar los métodos conductuales y participar en forma directa para
ayudar al niño a reducir los comportamientos disruptivos.

Se deben de coordinar estos esfuerzos con una intervención comparable de


los maestros de escuela para mejorar las probabilidades de que el niño
obtenga un mejor autocontrol. Ningún método proporcionará necesariamente
todas las soluciones; es probable que un enfoque de tratamiento
multifacético que incluya medicación, intervenciones educativas, modificación
de conducta, entrenamiento de habilidades sociales y asesoramiento
produzca los resultados más exitosos.

Dentro del ámbito escolar, hay que tener en cuenta que las tareas muy
largas llegan a abrumar a los alumnos con TDAH. También se debe enfatizar
en la enseñanza de estrategias para el aprendizaje, la memoria y trabajar en
la motivación. También se les anima a supervisar su propia conducta, a ser
persistentes y a percibir que tienen “el control. Un método es elaborar una
lista de las fortalezas del la persona para vencer sus dificultades, es decir,
lograr que el sujeto tome el control.

MÉTODO SMART DE NYLUND

CRÍTICAS Y CONTROVERSIAS DEL TDAH

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