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REFLEXIONES HISTÓRICAS

NUEVOS DESARROLLOS TEÓRICOS PARA EL ESTUDIO DEL ARTE


RUPESTRE COLOMBIANO: Primeros denuncios –Comisión Corográfica 1850-1859

Guillermo Muñoz C.

La experiencia intelectual que aquí se presenta resumida, constituye un aspecto central


del trabajo realizado en Colombia por el grupo de investigación del arte rupestre
indígena en los últimos cinco años, en relación a la historia de la investigación, tema
que se ha abordado en diversas etapas (1975, 1981, 1985, 1998). Desde el comienzo
mismo de las actividades (1970), el equipo fue conciente de los diversos niveles del
tema (arte rupestre, estética precolombina, sistemas de representación, topologías y
analogías formales con otras fuentes documentales) y de las dificultades de los
investigadores relativas a aspectos teórico metodológicos. Al intentar entender este
objeto cultural aparecían diversos grados y clases de problemas. Algunos relativos a las
disciplinas arqueológicas, antropológicas históricas y lingüísticas y otros a temas de
derivados de la epistemología y la filosofía. Desde el comienzo mismo de la
investigación se percibía que se trataba de un conjunto complejo de manifestaciones
estéticas, producidas en los períodos precolombinos y coloniales, realizadas muy
posiblemente en amplios períodos y eventualmente por distintas etnias, incluso
desconocidas. Todos estos grupos que permanecieron por lo menos más de 12.000 años
en el territorio generaron en diversos momentos del poblamiento del territorio un
conjunto de sistemas de representación, cuyas variaciones y continuidad son asunto de
estudio actual.

Un aspecto central de la investigación durante muchos años estuvo configurado por la


revisión bibliográfica constituida por algunas publicaciones y materiales dispersos
producidos en el siglo XIX-XX, que no sin dificultad podían ubicarse en las bibliotecas.
Con estos documentos se oriento la búsqueda y la perfecta localización de los
yacimientos rupestres y simultáneamente acceso a las primeras descripciones e
interpretaciones. Estos dos aspectos han abierto en los últimos años temas de
investigación, que hacen referencia a la historia de las interpretaciones y han abierto
camino a los estudios críticos sobre los procesos de registro, con el objetivo de buscar el
valor arqueológico de los documentos producidos en los trabajos clásicos. Al visitar los
sitios determinados por dichos denuncios, fue sorprendente evidenciar que las
transcripciones tradicionales tenían serias deficiencias y no era fácil entender las
razones de tales precariedades. Así que no sólo era problemático el estudio de los
motivos rupestres como temas de represtación de las comunidades precolombinas, sino
que también resultaba interesante estudiar la forma como este tema fue variando en el
tiempo desde el siglo XIX, como un aspecto incluso paralelo de los problemas íntimos
de la historia nacional, como un contexto adicional.

El objeto de esta indagación fue preguntar fundamentalmente por la calidad de las


descripciones frente a los originales in situ. Cuando se inicio la investigación (1970) del
arte rupestre en las zonas cercanas a la capital (Bogotá) esta labor se hizo realmente con
los materiales publicados en 1924 (Triana Miguel-1924). Era entonces indispensable
volver nuevamente a visitar los sitios y realizar una documentación rigurosa. Estas
situaciones permitieron formular otro tipo de preguntas, ahora sobre la historia de los
sistemas de registro, sobre la percepción de los investigadores clásicos, sobre su
formación y talento y referir estas condiciones del tema a procesos históricos precisos,
con lo cual la investigación volvió a ubicar su atención en la historia de este proceso en
Colombia. Actualmente estos temas configuran un nuevo nivel de trabajo, un segundo
aspecto, que se refiere a las referencias gráficas y literarias, es decir a las ideas y a los
documentos (registros de pinturas y grabados, mapas) que sobre este objeto fueron
efectuadas o dejadas de lado desde la colonia hasta el siglo XX. Lo cierto es que poco a
poco se pudo comprender en lo relativo a las interpretaciones de estas etapas que
ninguna de estas formulaciones tenían rigor teórico metodológico y que eran
construcciones temerarias (griegos, egipcios, fenicios, difusionismos culturales) que
buscaban vínculos culturales con aquellos que el investigador imaginaba. Así estas
versiones divulgadas en diversos medios de comunicación produjeron tal variedad de
respuestas que el tema fue más un asunto de sentido común y un tema de época, que un
trabajo de investigación y rigor científico.

Siglo XIX
En los últimos cinco años el equipo de trabajo de GIPRI dedica una buena parte de su
trabajo a entender la historia de la investigación y con ello viene desarrollando diversas
actividades teórico practicas relativas al estudio de los primeros documentos como parte
general de la historia del registro en el arte rupestre, como un primer acercamiento a los
documentos producidos fundamentalmente desde el siglo XIX (Comisión Corográfica,
Jorge Isaacs, Lázaro Maria Girón, Liborio Zerda) en Colombia, época en la cual se
inician realmente los trabajos de documentación. Estudiar la historia con mayor
resolución permite de un lado determinar los contextos en que este objeto se fue
desarrollando y al tiempo -para el caso de la situación colombiana- entender la historia
del abandono en la investigación y con ello comprender la dificultad para presentar las
propuestas de su conservación. Solo cuando se estudian estos contextos se puede dar
una respuesta cultural compleja, mas allá de las ideas vagas y abstractas producidas por
la legislación o la normatividad oficial. Al entender por qué se han abandonado los
estudios del arte rupestre y observar sus diferentes etapas, es posible asegurar una
explicación sobre algunos debates recientes relativos a la responsabilidad del estado y
de los organismos culturales asociados a estos, tema que no parece ser privativo de
Colombia, sino que incluso se proyecta como tema en los países que al igual que
Colombia sufrieron procesos de colonialismo desde el siglo XVI hasta el XIX.

Hoy el equipo de trabajo ha considerado permitente volver sobre algunos temas y


determinar con mayor detalle las características de algunos documentos que se habían
revisado superficialmente pero no se habían estudiado a la luz de las preguntas que el
equipo se hace actualmente. Este ejercicio que hasta ahora se inicia (2004-5) permitirá
entender diversos aspectos del arte rupestre y es posible que esta actividad universitaria
pueda ser utilizada en otras investigaciones, pues resulta interesante entender cómo el
estudio detallado de los documentos permiten introducir nuevos elementos en la historia
de la documentación y en la preocupación científica fundamental: pensar el sentido y
función del arte rupestre.

La Comisión Corográfica 1850-1859


Uno de los primeros trabajos que reseñan la presencia de arte rupestre corresponde al
conjunto de materiales producidos en el siglo XIX por la Comisión Corográfica. La
expedición Corográfica es la primera y única una empresa nacionalista en la que se
efectuaron diversos inventarios, se recorrió el país con un propósito expresamente
anticolonial: una perspectiva cultural nueva, una esperanza cifrada en quienes tenían
expectativas sobre la construcción de la nacionalidad y un interés expreso por marginar
definitivamente el mundo cultural del proceso colonial español. Nada debería estar
excluido de esta dinámica de recuperación, que veía a la época del dominio europeo
como una edad media, en el sentido convencional, como una etapa oscura y de olvido,
en donde las “ideas bárbaras y asoladoras de la Inquisición (Ancizar Manuel-1856)
eran remplazadas por nuevos rumbos del conocimiento. Sobre los materiales derivados
de esta expedición se sabe que existieron equipos de trabajo para las descripciones
geográficas, biológicas y los pintores que como acuarelistas tenían el encargo de
realizar descripciones de los sitios y con ello el registro de los monumentos indígenas.
En lo relativo al arte rupestre realizaron un número amplio de registros, muchos de los
cuales fueron desarticulados y desaparecidos como sucedió con toda la obra en general
(geografía, botánica, crónica de viaje, mapas y acuarelas) con el período posterior de la
regeneración, como el regreso al mundo colonial.

Esta comisión puede dividirse en lo relativo al arte rupestre en tres etapas distintas
1850-1852, 1855(?) y 1857. La primera expedición corresponde a la provincia de Vélez
al norte del país y desde esta época existe referencia de yacimientos rupestres que
incluyen la “piedra de Saboya (piedra pintada-Bosab01pi001) y la piedra de Gámeza
(Bogam01pe001) en la provincia de Tundama, efectuadas por Carmelo Fernández,
incluyendo en esta primera ocasión una pintura y un petroglifo. Manuel Ancizar,
intelectual de la época quedo encargado dentro de la Comisión de hacer las
descripciones literarias, la crónica de la primera etapa de la expedición y con ello, los
primeros intentos de interpretación del posible sentido de las figuras presentes en la
piedra de Saboya como y en la piedra de Gámeza (Ancizar-1985-51).
Desafortunadamente las descripciones gráficas no fueron adecuadas (proporción y
forma) y con ello, las interpretaciones resultaron ser desafortunadamente equivocadas.
Obviamente estos problemas sólo pueden advertirse cuando se visita y se reseña
adecuadamente el original (gipri-1980). Resulta de todas maneras interesante observar
los comentarios del cronista en relación a las pinturas de Saboya (departamento de
Boyacá).

Según Ancizar se trata de un documento raro y curioso que ha sido ya deteriorado para
buscar allí tesoros. La descripción es bastante interesante pues el conjunto de trazos es
diferenciado en grupos (dos) que se describen en detalle “[…rayas verticales angulosas
interrumpidas por losanges aislados o en contacto unos debajo de otros, siempre
manifestando el número tres, número que se repite con afectación encima y debajo del
grupo, mediante rayitas pintadas de tres en tres, ora verticales, ora diagonales; el
grupo de la izquierda, más copioso que el anterior, se compone de escaleras con seis
escalones, grecas con seis lados verticales, muchas rayitas pintadas de seis en seis, la
figura de una mano derecha abierta, y marcada la palma con seis líneas verticales, y
otras tantas horizontales, y la figura imperfecta de una rana con rabo, emblema de que
se valían los chibchas para representar las aguas abundantes….] Capitulo VII,
Peregrinación de Alfa

Cuando se observan actualmente los dos murales de la Piedra de Saboya y Gámeza se


encuentran diferencias importantes. Los dibujos del acuarelista suprimen trazos, dejan
por fuera elementos y reseñan motivos que no están en la pintura original. Sistemas de
representación precolombinos que son manos radiales son presentados por el autor de
la acuarela como estructuras solares, deformando la versión original.
En 1855 la Comisión visitó a Neiva y al Caquetá, y allí ubicaron una roca que había
sido ya referenciada en el diario de Don Miguel de Santitesban (1740-1741) que en
su viaje de Lima hasta Caracas tiene la ocasión de visitar la zona del actual
departamento del Huila y detenerse a observar con algún detenimiento los
motivos rupestres presentes en Aipe. En la expedición fue realizada una versión por
el acuarelista colombiano Manuel María Paz, y su ayudante. Al cotejar la versión con el
original vuelven a aparecer los mismos problemas referidos, es decir una descripción
inadecuada, en donde es el paisaje lo que se reseña con detalle.

En 1858 se vuelven a realizar algunas acuarelas con el tema de las rocas con pinturas
precolombinas relativas a los municipios de Pandi y Facatativá (Cundinamarca), que
corresponden a tres temas en Pandi que describen el sitio y los motivos rupestres
presentes en un conjunto amplio de murales (cupan01pi001-y- cupan01pi002 en Pandi y
una en Facatativa (cufac01pi001).Estas acuarelas incluyen más de dos rocas en una
zona de alta densidad de bloques erráticos (rocas sedimentarias) que quedan en las
cercanías de la población de Pandi (El helechal) y de una roca en el actual parque de las
“piedras del Tunjo” en el municipio de Facatativá, sitio que actualmente se encuentra
severamente deteriorado y que tiene mas de 70 murales en estado lamentable.

Cuando se mira con mayor atención este material sobresalen diversos problemas y estos
hacen referencia al modo como estas acuarelas fueron realizadas, la manera como
fueron puestos ciertos elementos (escalas, vegetación, color y presencia de los motivos
rupestres). Un aspecto muy interesante corresponde al modo como los ambientes que
acompañan a las rocas son reseñados con detalle por los pintores que realizaron las
acuarelas y no los motivos rupestres. Resulta sorprendente que en la mayoría de los
casos las formas de las rocas, los detalles del matorral, las plantas y los volúmenes de
las mismas fueran realizados con detalle y cierto esmero. Esta circunstancia genera
cierta curiosidad en contraste con las trascripciones de los motivos rupestres que
efectuados en algunos rasgos dejan elementos sin incluir, deforman las proporciones y
distorsionan algunos trazos. Quizás no tuvieron la necesidad de detenerse en todos los
detalles, probablemente derivada del tamaño, es decir de las escalas en las cuales
trabajaban. Hoy sabemos que los expedicionarios salían con algunos materiales y
equipos y tomaban algunas notas y apuntes que serían ampliados y estructurados para
una versión final como trabajo de oficina. En relación a las acuarelas realizaban algunos
bocetos de los temas y estudios de los elementos (anotaciones, estudios de las plantas,
comentarios sobre el sitio, monumentos indígenas, estudio sobre los colores), que se
aislaban probablemente en distintas hojas, para luego en el trabajo de oficina se
organizaran y se transcribieran para producir la versión final de la unidad temática que
tendría la acuarela.- Estas acuarelas estaban pensadas como ilustración de otros
elementos y acompañada a las descripciones generales (literarias botánicas y
cartográficas) y eran elementos gráficos que acompañaban a las interpretaciones..

Así pintores y dibujantes, escritores, cartógrafos y botánicos realizaban diversos


elementos en borrador y muy seguramente con apuntes sobre diversos aspectos, (color
forma, tipo de plantas) dejaban estos bosquejos para que luego en un taller y con calma
se elaboraran y finalizaran, a veces por dos autores (paisajista y dibujante) e incluso
después de un año de trabajo de campo, las versiones finales. Los temas de las acuarelas
se iniciaban en el campo y se estructuraban después de unos meses. Apresurados por el
recorrido total y las agotadoras jornadas los acuarelistas quizás dejaban la finalización
de los trabajos para las sesiones de oficina, lo cual no indica que algunos de ellos hayan
trabajado en los sitios mismos por algunas horas. Sin embargo, se quedaban detalles sin
recordar, que ahora el análisis puede determinar con precisión al ver los contrastes con
los originales. Cuando se miran los tamaños de las acuarelas, algunas hacen imposible
que los trazos (motivos rupestres) tengan los detalles que las figuras poseen y por ello
hoy podemos asegurar que en su totalidad las transcripciones de la comisión y algunas
transcripciones posteriores contienen cantidad de inadvertencias, de imprecisiones, que
desafortunadamente se fueron asumiendo como si estas descripciones contuvieran las
formas exactas que los indígenas habían dejado en ellas.

Es muy posible que uno de los miembros de la Comisión hicieran el ambiente de paisaje
(pintor), y otros de los expedicionarios realizara un estudio relativamente detallado de
los elementos que querían acentuar (dibujante). Las escalas como ya se dijo de las
transcripciones de los motivos rupestres, obligaban en casi todos los casos a excluir
algunos detalles y a realizar una supresión de rasgos y matices. Así las posibilidades de
cambiar las proporciones y alterar elementos era apenas posible, y sus resultados se
dejan ver en buena parte de las acuarelas de la comisión, con las variaciones producidas
sin duda por cada uno de los acuarelistas-dibujantes, que no sólo eran derivadas de su
formación, sino también de su talento. La fusión de estos dos trabajos la haría el (los)
encargado(s) de finalizar las acuarelas, de incluir las personas para darle así alguna
escala a la acuarela, pero toda esta actividad al parecer era realizada por personas que
eventualmente no habían ido a la salida de campo. Finalmente, se construía una versión
que mostraba de esta forma una imagen semejante, cumpliendo así con lo que se quería,
pero con variaciones significativas que no se consideraban problemáticas (Museo
pintoresco e instructivo de la mueva Granada). Uno de los temas que más ha generado
curiosidad se refiere a las escalas humanas usadas en la presentación final de las
acuarelas, pues en la totalidad de estas existen variaciones tan grandes que los murales
descritos en estas por lo menos para Pandi y Facatativa son escandalosamente grandes
al poner la figura huma en proporciones inexactas

***
Actualmente estos materiales valiosos de la historia colombiana deben ser entendidos
como trabajos de denuncio con una documentación insuficiente. Fue una de las
expediciones que entendió profundamente el abandono y olvido en que se encontraba el
país derivado sin duda por la presión de la cultura colonial. Para tratar de solucionar esta
precariedad era indispensable atender diversos aspectos simultáneamente y así la unidad
real de todos los temas la constituyen diversas fuentes que producían los miembros
especializados en cada actividad. Este aspecto también es recordado en el presente, pues
no pocas veces quienes han desarrollado trabajos de registro rupestre creen que
fácilmente pueden dar cuenta de los temas acogiendo un aspecto y despreciando otros.
No sólo algunos consideran innecesario hacer trabajos rigurosos, no sólo se ha
multiplicado la costumbre de desglosar completamente los grupos y temas pictóricos en
figuras, sino que algunos hacen acentos exagerados en sólo ciertas áreas del
conocimiento, olvidando la historia del tema y los procesos de construcción del objeto
de estudio, aspecto que no sólo se hace patente en nuestro medio, sino que también tiene
numerosos ejemplos a nivel internacional.

Al estudiar la historia de las descripciones es posible entender lo que sucede


actualmente y será posible al futuro dar nuevos elementos sobre las posibles razones por
las cuales se detallaron con cuidado los contornos de los yacimientos y sus espacios
circunvecinos, tales como la flora del lugar e incluso la presencia humana y se hiciera
un trabajo menos delicado y riguroso en el registro de los motivos rupestres que, en
todos los casos tienen diversas deficiencias. Lo interesante es que se asumió que las
descripciones eran correctas y nadie se puso en el trabajo de corroborar los materiales
publicados con los sitios, dejando así que los errores se multiplicaran hasta el presente.
Resulta hoy más sorprendente que se quiera argumentar que no se hace necesario hacer
una documentación detallada y refinada en calidad, pues ya este argumento ha mostrado
sus implicaciones en el estudio de las representaciones rupestres.

Bibliografía citada y anexa

Manuel Ancizar, La Peregrinación de Alfa, Cáp. XXIII, Pág. 274 Biblioteca de la


presidencia de Colombia No 24 ,1956
GIPRI, Grupo de Investigación de la Pintura Rupestre Indígena:
-Revista RUPESTRE, Arte Rupestre en Colombia. No 1 y 2, 1995, 1998.
-Arte Rupestre en Colombia. Revista ONLINE TRACCE No.2, 1996.
MUÑOZ, Guillermo. Rescatan 1.000 Dibujos Chibchas. Rev. Cromos 1980.
-Historia de la Investigación del Arte Rupestre en Colombia (Altiplano
cundiboyacense 1a. versión), Congreso de Americanistas, Bogotá, 1985.
-GIPRI y la Investigación del Arte Rupestre (Propuesta Metodológica),
Congreso de Americanistas, Bogotá, 1985.
- Estado Actual de las Investigaciones en el Altiplano Cundiboyacense.
Simposio Administración del Patrimonio Arqueológico, Tema V. WAC 2,
Venezuela, 1990
-Estructura Cultural de Conservación del Arte Rupestre en el Altiplano
Cundiboyacense. Tercer Simposio Internacional de Arte Rupestre. Santa Cruz de
la Sierra Bolivia, 1991.
PÉREZ de BARRADAS, José. El Arte Rupestre en Colombia. Instituto Bernardino de
Sahagún, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Madrid, 1941.
-Los Muiscas antes de La Conquista. Vol. I y II. Instituto Bernardino de
Sahagún, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Madrid, 1951.
RESTREPO, Gabriel y Olga. La comisión corográfica: El descubrimiento de una
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STUBEL y REISS. Cartas de Alphons Stubel, Wilhem Reiss, Colombia (1868 - 1869).
Boletín Cultural y Bibliográfico del Banco de la República. Vol. 31, No. 35,
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THERRIEN, Mónika y ENCISO, Braida. Compilación bibliográfica e informativa de
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TRIANA, Miguel. La Civilización Chibcha. Escuela Tipográfica. Primera edición,
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-EL Jeroglífico Chibcha., Banco. Popular Bogotá, 1970.
UNESCO y CENTRO CAMUNO DI STUDI PREISTORICI Seminario Internacional :
Preservation et mise en valeur de l´art rupestre 1981-1983. Valcamonica Italia,

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