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Guillermo Muñoz C.
Siglo XIX
En los últimos cinco años el equipo de trabajo de GIPRI dedica una buena parte de su
trabajo a entender la historia de la investigación y con ello viene desarrollando diversas
actividades teórico practicas relativas al estudio de los primeros documentos como parte
general de la historia del registro en el arte rupestre, como un primer acercamiento a los
documentos producidos fundamentalmente desde el siglo XIX (Comisión Corográfica,
Jorge Isaacs, Lázaro Maria Girón, Liborio Zerda) en Colombia, época en la cual se
inician realmente los trabajos de documentación. Estudiar la historia con mayor
resolución permite de un lado determinar los contextos en que este objeto se fue
desarrollando y al tiempo -para el caso de la situación colombiana- entender la historia
del abandono en la investigación y con ello comprender la dificultad para presentar las
propuestas de su conservación. Solo cuando se estudian estos contextos se puede dar
una respuesta cultural compleja, mas allá de las ideas vagas y abstractas producidas por
la legislación o la normatividad oficial. Al entender por qué se han abandonado los
estudios del arte rupestre y observar sus diferentes etapas, es posible asegurar una
explicación sobre algunos debates recientes relativos a la responsabilidad del estado y
de los organismos culturales asociados a estos, tema que no parece ser privativo de
Colombia, sino que incluso se proyecta como tema en los países que al igual que
Colombia sufrieron procesos de colonialismo desde el siglo XVI hasta el XIX.
Esta comisión puede dividirse en lo relativo al arte rupestre en tres etapas distintas
1850-1852, 1855(?) y 1857. La primera expedición corresponde a la provincia de Vélez
al norte del país y desde esta época existe referencia de yacimientos rupestres que
incluyen la “piedra de Saboya (piedra pintada-Bosab01pi001) y la piedra de Gámeza
(Bogam01pe001) en la provincia de Tundama, efectuadas por Carmelo Fernández,
incluyendo en esta primera ocasión una pintura y un petroglifo. Manuel Ancizar,
intelectual de la época quedo encargado dentro de la Comisión de hacer las
descripciones literarias, la crónica de la primera etapa de la expedición y con ello, los
primeros intentos de interpretación del posible sentido de las figuras presentes en la
piedra de Saboya como y en la piedra de Gámeza (Ancizar-1985-51).
Desafortunadamente las descripciones gráficas no fueron adecuadas (proporción y
forma) y con ello, las interpretaciones resultaron ser desafortunadamente equivocadas.
Obviamente estos problemas sólo pueden advertirse cuando se visita y se reseña
adecuadamente el original (gipri-1980). Resulta de todas maneras interesante observar
los comentarios del cronista en relación a las pinturas de Saboya (departamento de
Boyacá).
Según Ancizar se trata de un documento raro y curioso que ha sido ya deteriorado para
buscar allí tesoros. La descripción es bastante interesante pues el conjunto de trazos es
diferenciado en grupos (dos) que se describen en detalle “[…rayas verticales angulosas
interrumpidas por losanges aislados o en contacto unos debajo de otros, siempre
manifestando el número tres, número que se repite con afectación encima y debajo del
grupo, mediante rayitas pintadas de tres en tres, ora verticales, ora diagonales; el
grupo de la izquierda, más copioso que el anterior, se compone de escaleras con seis
escalones, grecas con seis lados verticales, muchas rayitas pintadas de seis en seis, la
figura de una mano derecha abierta, y marcada la palma con seis líneas verticales, y
otras tantas horizontales, y la figura imperfecta de una rana con rabo, emblema de que
se valían los chibchas para representar las aguas abundantes….] Capitulo VII,
Peregrinación de Alfa
En 1858 se vuelven a realizar algunas acuarelas con el tema de las rocas con pinturas
precolombinas relativas a los municipios de Pandi y Facatativá (Cundinamarca), que
corresponden a tres temas en Pandi que describen el sitio y los motivos rupestres
presentes en un conjunto amplio de murales (cupan01pi001-y- cupan01pi002 en Pandi y
una en Facatativa (cufac01pi001).Estas acuarelas incluyen más de dos rocas en una
zona de alta densidad de bloques erráticos (rocas sedimentarias) que quedan en las
cercanías de la población de Pandi (El helechal) y de una roca en el actual parque de las
“piedras del Tunjo” en el municipio de Facatativá, sitio que actualmente se encuentra
severamente deteriorado y que tiene mas de 70 murales en estado lamentable.
Cuando se mira con mayor atención este material sobresalen diversos problemas y estos
hacen referencia al modo como estas acuarelas fueron realizadas, la manera como
fueron puestos ciertos elementos (escalas, vegetación, color y presencia de los motivos
rupestres). Un aspecto muy interesante corresponde al modo como los ambientes que
acompañan a las rocas son reseñados con detalle por los pintores que realizaron las
acuarelas y no los motivos rupestres. Resulta sorprendente que en la mayoría de los
casos las formas de las rocas, los detalles del matorral, las plantas y los volúmenes de
las mismas fueran realizados con detalle y cierto esmero. Esta circunstancia genera
cierta curiosidad en contraste con las trascripciones de los motivos rupestres que
efectuados en algunos rasgos dejan elementos sin incluir, deforman las proporciones y
distorsionan algunos trazos. Quizás no tuvieron la necesidad de detenerse en todos los
detalles, probablemente derivada del tamaño, es decir de las escalas en las cuales
trabajaban. Hoy sabemos que los expedicionarios salían con algunos materiales y
equipos y tomaban algunas notas y apuntes que serían ampliados y estructurados para
una versión final como trabajo de oficina. En relación a las acuarelas realizaban algunos
bocetos de los temas y estudios de los elementos (anotaciones, estudios de las plantas,
comentarios sobre el sitio, monumentos indígenas, estudio sobre los colores), que se
aislaban probablemente en distintas hojas, para luego en el trabajo de oficina se
organizaran y se transcribieran para producir la versión final de la unidad temática que
tendría la acuarela.- Estas acuarelas estaban pensadas como ilustración de otros
elementos y acompañada a las descripciones generales (literarias botánicas y
cartográficas) y eran elementos gráficos que acompañaban a las interpretaciones..
Es muy posible que uno de los miembros de la Comisión hicieran el ambiente de paisaje
(pintor), y otros de los expedicionarios realizara un estudio relativamente detallado de
los elementos que querían acentuar (dibujante). Las escalas como ya se dijo de las
transcripciones de los motivos rupestres, obligaban en casi todos los casos a excluir
algunos detalles y a realizar una supresión de rasgos y matices. Así las posibilidades de
cambiar las proporciones y alterar elementos era apenas posible, y sus resultados se
dejan ver en buena parte de las acuarelas de la comisión, con las variaciones producidas
sin duda por cada uno de los acuarelistas-dibujantes, que no sólo eran derivadas de su
formación, sino también de su talento. La fusión de estos dos trabajos la haría el (los)
encargado(s) de finalizar las acuarelas, de incluir las personas para darle así alguna
escala a la acuarela, pero toda esta actividad al parecer era realizada por personas que
eventualmente no habían ido a la salida de campo. Finalmente, se construía una versión
que mostraba de esta forma una imagen semejante, cumpliendo así con lo que se quería,
pero con variaciones significativas que no se consideraban problemáticas (Museo
pintoresco e instructivo de la mueva Granada). Uno de los temas que más ha generado
curiosidad se refiere a las escalas humanas usadas en la presentación final de las
acuarelas, pues en la totalidad de estas existen variaciones tan grandes que los murales
descritos en estas por lo menos para Pandi y Facatativa son escandalosamente grandes
al poner la figura huma en proporciones inexactas
***
Actualmente estos materiales valiosos de la historia colombiana deben ser entendidos
como trabajos de denuncio con una documentación insuficiente. Fue una de las
expediciones que entendió profundamente el abandono y olvido en que se encontraba el
país derivado sin duda por la presión de la cultura colonial. Para tratar de solucionar esta
precariedad era indispensable atender diversos aspectos simultáneamente y así la unidad
real de todos los temas la constituyen diversas fuentes que producían los miembros
especializados en cada actividad. Este aspecto también es recordado en el presente, pues
no pocas veces quienes han desarrollado trabajos de registro rupestre creen que
fácilmente pueden dar cuenta de los temas acogiendo un aspecto y despreciando otros.
No sólo algunos consideran innecesario hacer trabajos rigurosos, no sólo se ha
multiplicado la costumbre de desglosar completamente los grupos y temas pictóricos en
figuras, sino que algunos hacen acentos exagerados en sólo ciertas áreas del
conocimiento, olvidando la historia del tema y los procesos de construcción del objeto
de estudio, aspecto que no sólo se hace patente en nuestro medio, sino que también tiene
numerosos ejemplos a nivel internacional.