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KANT: LA MORAL Y LA BUENA VOLUNTAD

(Carlos Bohórquez)

El presente escrito tiene como propósito mostrar en que consiste la voluntad y el deber en
Kant. Con el propósito de ganar claridad, en una primera parte abordaremos la noción de
voluntad, para poder esclarecer un poco lo que Kant llama “razón práctica”. En segundo
lugar nos detendremos en el deber con el fin de señalar, siguiendo a Kant, unos pequeños
matices que hacen parte del concepto. Por último y habiendo efectuado los puntos
anteriores, queremos de una manera modesta mostrar como el deber determina nuestro
modo de comportarnos en la cotidianidad.

Kant, en La fundamentación de la metafísica de la costumbres, tiene como propósito


revisar la moral y se interesa por la intencionalidad de la acción mas no por la acción
misma. No hay nada por fuera del mundo, ni dentro de él que se pueda pensar como bueno
en sí mismo, a no ser una buena voluntad, esto según Kant. Es preciso mencionar que
establecer qué es la buena voluntad compone un alto grado de complejidad, pues no es fácil
determinar por un simple análisis cuando se actúa por buena voluntad y cuando esta tiene
una carga intencional. El actuar por buna voluntad debe estar libre del influjo de la
motivación sensible y del interés particular. La moral para Kant tiene un alto valor, pues no
cualquier acción es digna de tener una carga moral. Es pertinente abrir un pequeño
paréntesis antes de continuar, y mencionar que la moral es la encargada de determinar las
leyes a la voluntad del hombre en cuanto que es afectada por la naturaleza.

Ahora bien, las ley tiene dos divisiones, la ley natural le corresponde a la física, mientras
que la libertad le incumbe a la ética, que también es denominada doctrina de las
costumbres. En lo que corresponde a nuestros intereses, no abordaremos la ley natural, nos
quedaremos solamente con lo que corresponde a la ética. Ahora, la doctrina de las
costumbre tienen un lado empírico, es decir, fundamentos tomados de la experiencia como
bien lo toman la filosofía natural como la moral, la primera determina sus leyes para la
naturaleza como un objeto de experiencia, y en tanto para la voluntad del hombre en la
medida en que es afectada por la naturaleza, “ las primeras como leyes según las cuales
todo sucede, las segundas como leyes según las cuales todo debe suceder, pero sin embargo
también con consideración de las condiciones bajo las cuales frecuentemente no suceden”
(Kant; 1996;107). Las leyes morales están abiertas de algún modo a la contingencia, pues
contempla las condiciones bajo las cuales todo debe suceder como también bajo las cuales
con frecuencia no suceden.

La ley moral, a la cual queremos restringirnos en este trabajo, para que tenga un valor
moral, debe llevar una necesidad absoluta. Esto quiere decir que para poder que una ley
tenga validez, debe aplicarse de una manera universal sobre todos los individuos sin
excepción alguna, todos deben cumplir con la misma obligación. No debemos confundir las
leyes con la norma, pues esta última se apoya en fundamentos empíricos mas no
universales y necesarios, por lo tanto son de carácter práctico, más no se puede enmarcar
dentro de la ley moral.

La moral en Kant, esta puesta en alta estima, no cualquier cosa puede estar acompañada de
la moral. El hecho de que la moral está situada en un alto grado, hace que las acciones no
tengan mayor importancia, sino que el interés recae en la intención con que se efectué una
acción.

La buena voluntad

La buena voluntad es buena cuando el obrar solo es impulsado por el deseo de


actuar conforme al deber moral. La voluntad siempre esta movida por la capacidad que
posee el hombre de desear, el deseo es algo fundamental, funciona como el motor que
impulsa al hombre a actuar. Es pertinente mencionar de entrada que la voluntad es buena
por el querer, es decir, despojada de cualquier finalidad subjetiva. Hay que señalar que la
razón tiene un flujo sobre la voluntad, es decir, cuando se trata de desear es razón práctica,
pues toda buena voluntad está determinada por la razón, puesto que la voluntad es
producida por la razón, y la razón es razón práctica cuando produce una buena voluntad.
La buena voluntad, al ser un producto de la razón, es razón práctica que a su vez se
encuentra en el cumplimiento de un fin que solo la razón determina. Este concepto se
encuentra con el más alto valor por encima de nuestras acciones, está íntimamente
relacionado con el deber pues este contiene la buena voluntad. La voluntad está
determinada por la ley, y se obra según la representación de esa ley, lo cual involucra una
participación de la razón. La ley, tiene como aliado el respeto, es este quien hace que
nuestras acciones se sublimen a la ley, sin embargo este respeto hacia la ley es un
sentimiento racional, que se manifiesta como agrado o desagrado. “respeto por la ley moral
es un sentimiento producido por un fundamento intelectual, y este sentimiento es el único
que conocemos del todo a priori y cuya necesidad podemos comprender.”(Kant; 2003,66);
toda ley presupone el respeto hacia ella, de lo contrario no tendía el estatus de ley y sería
solamente una norma.

Al ser buena voluntad una razón práctica, y un actuar conforme a la ley, entonces el actuar
de buena voluntad estará movido por el querer. Como ya hemos mencionado anteriormente,
el deseo es algo fundamental dentro de la moral kantiana, pero no es el desear con alguna
finalidad, sino que es el desear en general.

Bibliografía

Kant (1996) Fundamentación de la metafísica de las costumbres; Editorial Ariel filosofía,


Barcelona

Kant (2003) Critica de la razón práctica; Editorial Losada SA, Buenos Aires

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