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Institución: Seminario Arquidiocesano de Chihuahua

Alumno: Edgar Alonso Rivas Alonso, Jesús David Torres


Quezada y Sergio Adrián Vásquez Payán

Clase: Filosofía política

Título: El hombre un ser pensante y dominado.

Correo: edgarrivas1796@gmail.com, jdtq_fm@hotmail.com, sergiocheco1@gmail.com

Palabras clave: Hombre, razón, libertad, Estado

Resumen: El hombre es un ser conflictivo bastante complejo dotado de capacidades de


razón (epistemológicas) para conocer la realidad, pero también la utiliza para generarse
miedos que le roban la paz consigo mismo; de la misma manera al hacer ejercicio de su
libertad entran en conflicto su afán con el del otro, por eso es necesario un Estado que
limite los derechos por medio de las legislaciones.

Introducción

A lo largo de la historia el hombre ha tenido un afán por el estudio de la

organización de las sociedades, un ejemplo claro está en los filósofos clásicos, que

siempre buscaron educar a la juventud para ser hombres en sociedad. El autor del cual

se plantea a ser un análisis, Thomas Hobbes, fue un filósofo político ingles considerado

a lo largo de la historia del pensamiento como una persona oscura, su pensamiento se

define por enmarcarse dentro del materialismo mecanicista, corriente que dice que solo

existe el “cuerpo” físico y niega la existencia del alma. Escribió el libro Leviatán, un

manual sobre la naturaleza humana y cómo se organiza en sociedad. En él, Hobbes,

expuso su doctrina de la fundación de estados y gobiernos legítimos y creó una ciencia

objetiva de la moralidad. Libro escrito durante la guerra civil inglesa; gran parte del libro

se ocupa de demostrar la necesidad de una autoridad central fuerte para evitar el mal de
la discordia y la guerra civil. En la primera parte del libro del Leviatán, Hobbes se dedica

a estudiar de forma ontológica al hombre, con el único objetivo de estudiarlo

posteriormente en sociedad en el resto del libro.

El ser humano como ser que siente

El hombre por su naturaleza nace con sensaciones, imaginación, necesita de un

lenguaje para poder comunicarse, dotado de razón y ciencia. Thomas Hobbes analiza

en esta primera parte del libro el conocimiento humano, cuyo origen fundamenta en la

experiencia. La experiencia, según Hobbes, se forma por la repetición de que hechos

que se irán almacenando en la memoria, por lo que son fuentes de sensaciones que

permiten la producción de imágenes memorizadas. “Las sensaciones del hombre son

causadas por objetos externos ya sea de modo inmediato, como el gusto, o el tacto, o

mediatamente como en la vista, el oído y el olfato”.1 Hobbes describe al ser humano

como un ser de sensaciones, que siente, que por este están en contacto con su realidad,

por medio de sus sentidos.

Por igual declaro que la imaginación como producto de los sentidos, de la

experiencia sensorial, pero a diferencia de la sensación, no es otra cosa “sino una

sensación que se debilita; sensación que se encuentra en los hombres y en muchas otras

criaturas vivas, tanto durante el sueño como en estado de vigilia”2, o sea, que es la

desviación de las sensaciones en el hombre, algo así como que hay una diferencia entre

lo que percibe y lo que es, eso es la imaginación. Toma como ejemplo que “las estrellas

no ejercen menos en el día que por la noche la virtud que las hace visibles. Pero, así

1 THOMAS HOBBES, Leviatán, Capitulo I.


2 Ibid. Capitulo II.
como entre las diferentes solicitaciones que nuestros ojos, nuestros oídos y otros

órganos reciben de los cuerpos externos sólo la predominante es sensible, así también,

siendo predominante la luz del sol, no impresiona nuestros sentidos la acción de las

estrellas. Cuando se aparte de nuestra vista cualquier objeto, la impresión que hizo en

nosotros permanece”.3 Esto significa que el hombre tiene memoria, o sea, posee un

récord de experiencias sensibles e imaginativas, por lo que la imaginación es en esencia,

aquellas cosas que antes han sido percibidas por los sentidos, de manera fraccional o

total, lo cual crea una dicotomía entre ensueños (las imaginaciones de los que duermen,

en palabras de Hobbes) y las sensaciones. Por eso es que cuando sentimos frio

asociamos frio con algo imaginado, un ensueño que nos hace pensar en temor sobre

algo, y esto a veces da lugar a apariciones y visiones. Lo cual Hobbes indica que el ser

humano, como unidad, anda siempre como alerta, ya que hay veces que este no puede

distinguir estas apariciones y visiones y esto lo hace dudar, andar como en cautela,

debido a que por ese miedo y esa superstición “se hayan poseídos por terribles ideas”,

sobre oscuridad, fantasías, espíritus.

Luego de evidenciar que el hombre es susceptible al pensamiento místico

producto de su imaginación hay consecuencias que son inevitables debido al fenómeno

de la imaginación, el cual Hobbes vislumbra diciendo que hay dos tipos de pensamientos

sin orientación, el primero es una serie de pensamiento no regulados, arbitrarios y que

de manera u otra están subordinados a algo que pueda canalizarlos y los otros

pensamientos son lo regulados. Los pensamientos regulados, son en esencia según el

autor, aquellos que son designados por algún deseo, ya que, del deseo, según Hobbes,

3 Ibid. II.
surge el pensamiento de algunos medios que hemos visto producir efectos análogos a

aquellos que perseguimos.4

Hobbes tomo el lenguaje de la siguiente manera, ya que “la invención de la

imprenta, aunque ingeniosa no tiene gran importancia si se la compara con la invención

de las letras”.5 El lenguaje sirve, según Hobbes, para recordar las conexiones de causa

y efecto a los hombres. Por ende, el problema empieza aquí, ya que el lenguaje a la hora

de ser comunicado hay problemas de precisión lingüística que evitan dar el mensaje

como tal, lo cual hace que las personas actúen y que las sensaciones e imágenes que

tienen son erróneas lo cual crea conflictos entre los seres humanos. Así que el hombre

al tratar de acabar con esos impulsos que tanto Hobbes menciona (en la parte que detalla

las sensaciones y las imaginaciones) toma el lenguaje y la comunicación como si fuese

un problema más al cual agregarle a la imaginación por problemas del lenguaje y su falta

de precisión. Por lo tanto, debido a esto el ser humano vive en un “Bellum ómnium contra

omnes”, una guerra de todos contra todos.6 Entonces el nudo central de Hobbes se

encuentra en que hay un problema que él evidencia en el orden social. Esto es del pasar

de un Estado de Naturaleza a un Estado de Sociedad.

Las pasiones humanas

Dentro del capítulo VI Hobbes se enfoca en el área antropológica, prestando

especial importancia al área de las pasiones del ser humano, de las cuales realiza una

clasificación general en dos grandes grupos: las pasiones vitales que son aquellas de las

4 Ibid.
5 Ibid. IV
6 Ibid.
cuales se puede decir son necesarias para el desarrollo de la vida, el segundo gran grupo

del cual se habla son las pasiones de carácter voluntario, estas implicando el

consentimiento necesario del sujeto para poderse llevar a cabo dentro de estas entran

las pasiones el andar, el movimiento de los miembros. Dentro de estos dos encapsulara

una serie más amplia de pasiones, enlistando y definiendo cada una de ellas dentro de

las resaltables se encuentra el esfuerzo, el apetito, deseo, amor y odio.

Avanzado al capítulo VII el autor de “El Leviatán” retoma la cuestión de la

epistemología, pero en esta ocasión prestando importancia a la certeza que se puede

encontrar dentro de un discurso, en este capítulo continua con un estilo de enlistando y

explicación, en esta ocasión de las diversas situaciones que se pueden presentar al

estar frente a un discurso, estas situaciones o actitudes (como se toma frente a la verdad)

se encuentra la opinión, la duda, la ciencia, la creencia, la fe, la conciencia, de las

actitudes mencionadas se clasifica a la creencia por fe como la más ambigua de todas,

pues esta no adquiere su argumento de la cosa misma, sino de la opinión de otros,

dejando la creencia por fe como la más despreciable de todas.

Ya dentro del capítulo VIII Hobbes habla sobre las virtudes, definiéndolas como

“toda clase de asuntos que se estima por su eminencia”7 siendo estas deseadas por el

hombre casi de manera natural. Dentro de la distinción de las virtudes, en este capítulo

de nueva cuenta realiza una distinción en dos grandes grupos. los naturales, que son

aquellas que se aprenden sin la necesidad de un método o una instrucción académica,

y las adquiridas, que son las que el hombre necesariamente tubo que adquirir por algún

7
Ibid. I, 8
método de enseñanza más complejo como una instrucción académica. Sin embargo, es

necesario que ambas se aprenden, siendo las primeras de una manera más natural, y

las segundas de una manera artificial o rebuscada. Al continuar con este capítulo, como

pareciera se costumbre o método del autor, continúa enlistando y explicando cada virtud.

El capítulo noveno es realmente corto, en él se realiza la aclaración de dos tipos

de conocimientos, el de hecho considerado como un conocimiento de memoria, el cual

necesariamente tubo relación con la cosa o el acontecimiento y el de consecuencia que

es la relación de un acontecimiento respecto a otro.

El en decimo capitulo, el autor habla sobre el poder, definiendo este como “los

medios presentes para obtener algún bien manifiesto futuro”8 el poder puede ser de dos

maneras, por las facultades del cuerpo o de la inteligencia. Dentro de este capítulo se

habla del poder más fuerte, donde la asociación, esto es la unión de poderes de dos o

más hombres bajo el consentimiento ya sea de personas morales o físicas, dicho poder

es el gobierno que se sirve de voluntades individuales para funcionar. Y de nuevo el autor

menciona distintas maneras de tener poder, y explica por qué en dichas situaciones

como la amistad, el éxito, la reputación entre otras se llega a tener poder.

El carácter social del hombre

En los apartados anteriores Hobbes ha desarrollado un estudio sobre el hombre,

primero por la explicación epistemológica, luego describiendo las pasiones, deseos,

virtudes desde la antropología; sin embargo, es a partir del capítulo XI que trata acerca

de algunas cuestiones políticas y sociales en las que el hombre se halla inmerso. De un

8
Ibid. I, 10
modo especial aborda las maneras, es decir, “aquellas cualidades del género humano

que permiten vivir en común una vida pacífica y armoniosa”9, éstas han de asegurar una

vida feliz para el hombre, no obstante, es necesario hacer una distinción en aquello que

se entiende por felicidad, puesto que Hobbes niega la existencia de un fin último (o bien

supremo) debido al insaciable hambre humana, de tal manera, la felicidad se adecua a

un: “continuo progreso de los deseos, de un objeto a otro, ya que la consecución del

primero no es otra cosa sino un camino para realizar otro ulterior”10.

Debido al incesante afán de poder surgen las guerras, las rebeliones y la

competencia, puesto que chocan las pasiones de dos individuos cuando ambos buscan

poseer el mismo objeto. Es por esta razón que es necesario que los gobernantes

impongan determinadas leyes o normativas que les permitan mantener su poder frente

a cualquier adversidad o amenaza. Acerca de estas normativas, Hobbes propone

primero una reflexión sobre la religión, en cuanto a que es un acontecimiento meramente

humano que surge del deseo de conocer las causas, el comienzo y el devenir, en otras

palabras: “la causa natural de la religión es la ansiedad del tiempo venidero”11; no

obstante, lo que intenta resaltar acerca de la religión es permite una sociedad más apta

para la obediencia, las leyes, la paz, la caridad y la sociedad civil; en cierta manera la fe

es una especie de política divina que contiene preceptos que indican las

responsabilidades a cumplir por parte de los súbditos, al igual que permite creer que las

cosas prohibidas por las leyes eran, igualmente, desagradables a los dioses. En

resumen, la religión puede ser una de las maneras de las que el Estado puede valerse

9 Ibid. I, 11
10 Ibid.
11 Ibid. I, 12
(como lo hizo el imperio Romano que aceptaba cualquier profesión religiosa, siempre y

cuando no estuviera en contra de la autoridad del Estado-emperador) para asegurar la

tranquilidad.

Fuera del estado civil (o de cualquier sistema normativo) hay siempre guerra de

cada uno contra todos, de tal manera que sin leyes el hombre quedaría dominado sólo

por su propia naturaleza (sus pasiones, sus deseos), lo cual no significa que el hombre

sea malo en sí mismo, ya que sus actos sólo pueden ser juzgados hasta el momento en

que existe una ley que pueda determinarlos. Dentro de la misma naturaleza humana se

encuentra la libertad (la cual se concibe de manera absoluta cuando hay carencia de

legislaciones, de tal modo que, al carecer de impedimentos externos puede hacer lo que

quiere), por tanto, puede afirmarse que mientras persista ese derecho natural de cada

uno con respecto a todas las cosas no puede haber seguridad para nadie.

Es, por tanto, una labor del Estado el normar la libertad de los individuos en vistas

a la paz común, sin embargo, a los ciudadanos no ha de privárseles directamente en sus

derechos (pues sería privar a la naturaleza misma), sino que es necesario hacerlo

mediante un contrato, en el que se realiza una transferencia mutua entre ambas partes,

por la cual alguien renuncia u otorga su derecho de manera voluntaria y la otra parte

ofrece algún beneficio. En el gobierno civil los ciudadanos han de transferir

voluntariamente sus derechos al Estado para que éste se los devuelva (aunque ya

normados por las leyes), además, en este contrato es necesario un poder apto que

permita el cumplimiento de los pactos y los deberes (un sistema judicial).

De tal manera, Hobbes propone que para asegurar una buena vida en común

dentro de la sociedad son necesarias al menos las 19 leyes de la naturaleza: buscar la


paz, no hacer uso del derecho a todo, justicia, gratitud, complacencia, facilidad para

perdonar, que las venganzas consideren sólo el bien venidero, contra la contumelia,

contra el orgullo, contra la arrogancia, de la equidad, el uso igual de las cosas comunes,

de la suerte, de la primogenitura y del primer establecimiento, de los mediadores en la

paz, de la sumisión al arbitraje, que nadie es juez de sí propio, que nadie es juez cuanto

tiene causa natural de parcialidad, y de los testigos. Estas son las leyes de naturaleza

que imponen la paz como medio de conservación de las multitudes humanas, y que sólo

conciernen a la doctrina de la sociedad civil.

Conclusión

Desde la perspectiva de Hobbes parece que el hombre es un «ser problemático»

y bastante complejo, está en conflicto consigo mismo y con los demás; en sí mismo el

ser humano vive con miedo a las creaciones de su propia imaginación, se encuentra

aterrado por los demonios que él mismo se ha fabricado, ante esta situación quiere

tranquilizar su conciencia con una idea religiosa acerca de un Dios que lo libera de sus

miedos, pero que al mismo tiempo le exige una obediencia y una cierta norma de vida.

Esta misma religión, termina por dominarlo y subyugar sus pasiones y deseos, no

obstante, parece ser un “mal necesario” para que el hombre pueda vivir tranquilo consigo

mismo.

Por otro lado, en relación con los demás, el hombre también vive siempre en

conflicto al tener un afán desmedido de alcanzar y mantener el poder, dentro de esa

búsqueda su interés choca con los intereses de los demás; este “choque” generalmente

se da por medio de la violencia. Como estas pasiones no permiten la organización de


una buena sociedad, es necesario un Estado que por medio de las legislaciones pueda

orientar y limitar los derechos en vistas a la búsqueda de la paz común.

En resumen, para dejar claro el aspecto problemático del hombre basta decir la

frase célebre: “el hombre es el lobo del hombre”, por tanto, si al hombre no se le domina

no va a poder guardar una buena relación con los otros, de aquí que es necesario el

Estado como un “mal necesario” que asegure por las normas y los castigos la posibilidad

de la convivencia; el Estado ha de ser este “monstruo” (como el Leviatán).

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