Sie sind auf Seite 1von 6

Psicoterapia Gestalt

El creador de la terapia gestalt fue Fritz Perls, quien primero fue psicoanalista y, luego de
separarse de la doctrina de Freud, comenzó a desarrollar su propio sistema.
Desde el punto de vista terapéutico, “cuerpo y alma” son dos aspectos de la naturaleza
humana íntimamente relacionados entre sí
La gestáltica tiene la influencia de cinco corrientes humanistas: el psicoanálisis, el análisis
del carácter según Wilhelm Reich, la filosofía existencial, la teoría psicológica de la gestalt,
y las religiones orientales, en especial del budismo zen.
La terapia Gestalt consiste en atender a otro ser humano de tal forma que le permita ser
lo que realmente es. Es una terapia existencialista, preocupada por los problemas
provocados por nuestra aversión a aceptar la responsabilidad de los que somos y lo que
hacemos.

Se ocupa de descubrir y utilizar los papeles sociales fingidos del paciente y de llenar los
huecos que existen en su personalidad. Se interesan en aquellos papeles sociales que
dejan al paciente sintiéndose exhausto y perdido, porque están perdidos en sus
necesidades biológicas.
El vació, las evasiones, situaciones frustradas y la búsqueda de las excelencias de otros,
son indicios de huecos en la personalidad.
El propósito indudablemente es el ocuparse de estos dos problemas: los papeles fingidos y
los huecos en la personalidad. Y es de aquí de donde surge el método de fijarse
continuamente en la conciencia.
Declaraciones teóricas de terapia Gestalt con relación al psicoanálisis:
Fritz considera la neurosis como el proceso de la pérdida de percepción y separarse del
potencial propio. Correspondiendo este concepto a los de Freud acerca de la represión e
inhibición.

En la persona se están produciendo continuamente fenómenos de formación y


eliminación de gestalts. Cojamos un ejemplo sencillo para explicar mejor este proceso:
imaginemos una persona que se encuentra leyendo un libro y de pronto siente cualquier
tipo
de necesidad biológica (sed, hambre o frío). A medida que esta necesidad se va
configurando y tomando forma en el campo de las sensaciones de la persona, lo que al
principio era atención y concentración en lo que estaba leyendo -constituyéndose como
forma, como fue el caso del libro- pasa a convertirse en fondo, y la ecesidad, que se va
haciendo más imperiosa, pasa a convertirse en forma.
Ciclo de experiencia
Perls, Goodman y Hefferline (1951) fueron los primeros que describieron las etapas del
proceso de contacto-retirad a o el ciclo de excitación en el que se ve involucrado el
individuo cuando satisface sus necesidades. Describió cómo se suceden estas etapas en el
organismo y cómo funcionamos en cada una de ellas.
Estas cuatro etapas son:
• Etapa de precontacto. Sensación-excitación.
• Etapa de toma de contacto. En esta etapa hay excitación en un primer
momento, y elección o rechazo de las posibilidades de acuerdo a las
necesidades emergentes, en un segundo momento.
• Etapa de contacto final. En esta fase la percepción, la acción y el sentimiento a
la par.
• Etapa de postcontacto. La excitación desaparece y se transforma en relajación.

Posteriormente J. Zinker (1979), discípulo directo de F. Perls, describe las etapas del ciclo
de la experiencia, ciclo de satisfacción de necesidades o ciclo gestáltico, que es como
mejor se le conoce actualmente.
1. Sensación. En un primer momento lo único que siento son impresiones vagas e
imprecisas, seguidas de una cierta inquietud, sin una forma definida que me indique lo
que necesito para calmar esa sensación.
2. Darse cuenta o toma de conciencia. En esta fase comienzo a dar forma a esa primera
inquietud que apareció en la fase anterior y me percato de alguna necesidad que está
emergiendo (sed, hambre, sexo, contacto, etc.), aquí ya puedo describir la necesidad y
darle un nombre a esa inquietud que asomaba anteriormente. Mi cuerpo comprende ese
conjunto de signos imprecisos que impregnaban mi conciencia y que ahora se hacen
claros y definitorios de una necesidad.
3. Movilización de energía o energetización. En la medida que mi cuerpo ha tomado
conciencia de la necesidad, se desarrolla paulatinamente una movilización de energía que
abarca todo mi cuerpo produciendo una energía que me invita y moviliza hacia la acción
para conseguir aquello que va a satisfacer mi necesidad; algunos músculos de mi cuerpo
comienzan a tensarse, lo que indica que estoy entrando en una fase de energetización que
me va a llevar a la siguiente etapa. Aparece una movilización de energía en todo o parte
de mi cuerpo.
4. La acción. Sucede cuando mi cuerpo se pone en marcha hacia aquello que satisfará mi
necesidad o me alejará de aquello que necesito evitar para sentirme seguro o a salvo.
Todo mi cuerpo queda involucrado en la acción. Los músculos, la respiración, el ritmo
cardiaco... La acción me va a llevar a ponerme en contacto con el objeto de satisfacción y
a esta nueva etapa la nombramos como contacto.
5. Contacto. Mi cuerpo entra en contacto con la persona o el objeto que satisfará mi
necesidad. Si tengo sed bebo agua, si tengo hambre como, si estoy cansado reposo... La
acción anterior me ha llevado a completar o satisfacer mi necesidad. Me siento satisfecho
y en paz con mi cuerpo y con la necesidad que apareció en un principio.
Esta etapa es de transformación tanto para mi como para el objeto: si es la comida, ella
entra a formar parte de mi organismo, y ambos quedamos transformados.
Si tuve un contacto amoroso, los involucrados en este hecho seremos un poquito
diferentes porque ambos nos habremos influido y aportado algo en ese acto; y así con
cualquier necesidad satisfecha. No seremos los mismos aunque no nos percatemos de
ello. Quedamos afectados por el contacto debido a nuestras peculiaridades y diferencias.
Cuando el contacto es auténtico, tú y yo hemos recibido e intercambiado pensamientos,
sentimientos, afecto, placer...
6. Retirada. Se produce cuando la necesidad queda satisfecha con el acto de comer,
beber, contactar, dormir...quedamos saciados y sin interés. Nos retiramos porque nuestro
cuerpo necesita recuperarse, el organismo queda en reposo hasta que se ponga en
marcha otra necesidad y una nueva sensación puje por hacerse forma, figura.
Tras el reposo aparece la SENSACIÓN, emerge una necesidad, de momento
difusa, sólo captamos señales sensoriales y nuestro organismo manifiesta un
déficit. Este déficit genera una tensión hacia la satisfacción de la necesidad. Hay
una excitación sensorial y motriz (respiración) aunque no una verdadera
energetización. En este momento aparece la dificultad de contactar con la
necesidad porque nos evoca asuntos anteriores inconclusos y en lugar de una sana
tensión hacía la satisfacción hay la angustia por lo inconcluso. La interrupción que
aparece en esta fase para evitar la angustia en la PROYECCIÓN, la des-
apropiación, la des-responsabilización dela sensación. Con la proyección la persona
coloca afuera lo que no puede sostener. En la proyección la persona esta utilizando
su fantasía sin enterarse.
Tras la sensación, tomo CONSCIENCIA de lo que me pasa, puedo nombrar la
necesidad, “tengo sed”, “necesito ternura”, me doy cuenta. En esta fase el
mecanismo que evita el contacto con lo que necesito es la INTROYECCIÓN, me
doy cuenta de lo que necesito pero no hay una movilización energética, por ejemplo
“estoy enfadado!!” sin embargo me digo, “debo ser amable”, oponiéndose este
introyecto a lo organísmico. La necesidad me sigue conectando con lo inconcluso y
tengo angustia (que sustituye a la tensión a la satisfacción) En este momento la
respiración y sensibilidad están empobrecidas y se reactivan creencias antiguas,
infantilismos que en algún momento fueron útiles sin embargo ahora ya no. Los
introyectos relacionados con la propia autoexigencia a menudo tienen una
formulación lingüística como “debo de…”, y “tengo que…”. En el origen de un
introyecto hay una prohibición que actúa como un “no tengo permiso” y que de
adulto acaba en un “no soy capaz de……”, una vivencia interna de incapacidad.
Una vez que tomo consciencia de lo que necesito bien porque puedo nombrarlo o
representarme una imagen hay una movilización de la energía,
una ENERGETIZACIÓN y pasar a la ACCIÓN. Con la excitación corporal se
pasa a la acción, sigo mis impulsos, elijo el modo en que satisfaré mi necesidad (mi
necesidad de ternura, con un abrazo?, mi necesidad de poner límites, con un
“No!”?, …). El mecanismo que puede interferir en la energetización a la acción es
la RETROFLEXIÓN que actúa como un “apagar motores” para evitar el contacto
con la satisfacción de nuestras necesidades. En la energetización aparece la
excitación, el autocontrol y el miedo que nos lleva a reproducir antiguos patrones
de funcionamiento que desembocan en una acción incoherente que genera
frustración, una vez más. En el camino a la frustración interiorizamos nuestro
propio mandato, un nuevo introyecto en relación con la necesidad insatisfecha,
“¡siempre lo mismo!”, “¡otra vez, no soy capaz de conseguirlo!” el pez que se
muerde la cola. La retroflexión es el mecanismo que “emplean las personas que se
hacen a si mismas aquello que quisieran hacerle a otras personas u objetos”. La
retroflexión sana es aquella que nos evita consecuencias nefastas “retroflexionar mi
deseo de robar en un supermercado”.
Con la energía corporal que me lleva a la acción hago CONTACTO, satisfago mi
necesidad, hay un intercambio con el entorno. Beso, como, grito, comprendo, veo,
lloro, … contacto con la persona y experimento el placer. Tras el contacto,
satisfacción, REALIZACION, es la celebración del contacto con mi necesidad y su
satisfacción. El mecanismo que puede aparecer en esta fase es
la DEFLEXIÓN motivada en prevenir más que en satisfacer, reflexionar es un
enfriar el contacto. La deflexión “se caracteriza por una conducta de
evitación”. Por ejemplo me hacen una pregunta personal y deflexiono con un
discurso lleno de generalidades, así me siento en calma frente a la pregunta que
puedo considerar como un ataque a mi intimidad. El deflector es una persona que
habitualmente “se va por la tangente”.
Tras la realización llega de nuevo, el REPOSO. Una vez satisfecha mi necesidad
me retiro, estoy bien conmigo mismo, me siento pleno hasta que aparezca otra
sensación que inicia de nuevo el proceso. La CONFLUENCIA puede interrumpir
el ir hacia el reposo y quedarme “pegado” al contacto. En la confluencia la persona
pierde el límite entre si misma y su entorno y se experimenta dificultad para
retirarse una vez se ha contactado y satisfecho la necesidad.
La PROFLEXIÓN es algo así como dar para recibir. La adulación se experimenta
como necesaria para vivir. Es un “te hago caso para que me hagas caso”, “te abrazo
para que me abraces”. A menudo el orgullo impide al proflector pedir directamente
lo que necesita del otro ya que esto nos pone en contacto con nuestras necesidades,
que es precisamente lo que a menudo queremos evitar.
Referencias
Peñarrubia, Francisco (1998). Terapia gestalt. La vía del vacío fértil. Alianza
Editorial.
Petit, Marie (1984). La terapia gestalt. Editorial Kairós.
Perls, Fritz (1976). El enfoque guestáltico y testimonios de terapia. Editorial
Cuatro Vientos.

Das könnte Ihnen auch gefallen