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LAS CUATRO
CONDICIONES
DEL ANALISIS
Atuel
Serie Impar
Dirigida por Germán L. Garda
Traducción del portugués: Ricardo Gallego
Título del original:
Aí 4+1 Condigoes da Análise
Jorge Zahar Editor. Rio de Janeiro, Brasil, 19.91.
:ÍSBN ^87-9006-31-3 .
0 1996ATUEL
Pichincha .19014oA
(1.249) Cap. Federal. Argentina
Telefax: 381-7107
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Queda hecho el depósito que previene la Ley 11.723
Sumario
bilidad de pagarla.
En el caso de un paciente que se presenta al analista con
una idea obsesiva que lo hace sufrir, es necesario que ese sín
toma, que es un significado para el sujeto, readquiera su di
mensión de significante, que implique al sujeto y al deseo. El
síntoma aparece como un significado del Otro -s(A)~, está di
rigido por la cadena de significantes al analista, que está en
el lugar del Otro -(A)-, y debe transformar ese síntoma en la
pregunta que Lacan denomina "¿Qué quieres?" (che vuoi?),
pregunta llamada deseo. El deseo es, pues, una pregunta
que cabe al analista introducir en esa dimensión sintomaí.
Che Vuoi?
s(A) (A)
Para dar otro ejemplo, cito un caso descripto en un artí
culo de Marie-Héléne Brousse, titulado "El Destino del Sín
toma”, donde vemos esos tiempos bien destacados.5 Se trata
de una mujer en cuya vida emergió un goce, bajo forma de
angustia, cuando fumó hachís por primera vez. Este goce es
taba acompañado de una sensación de muerte inminente,:
5 IRMA, Clínica Lacaiñana, textos de la revista Ornicar? reunidos por Ma
nuel Barros de Motta, jorge Zahar Editor, 1989, pp. 69-79.
de caída y un grito: "Voy a morir, ¿ustedes no ven que voy a
morir?". A partir de entonces, esta mujer presentó un sínto
ma: eíía iría a repetir esa caída con un nombre encontrado
en e! saber médico: "espasmofUia". Se presentó al analista
con ese síntoma ya establecido. A partir de ese encuentro, el
síntoma sería elevado al estatuto de enigma para luego desa
parecer y volverse otro tipo de síntoma, la depresión.
La constitución del síntoma analítico es correlativo al es
tablecimiento de ía transferencia que hace emerger el suje-
m"supuesto saben pivote de la transferencia. El momento en
que el síntoma es transformado en enigma es de histeriza-
ción, ya que el síntoma^epiies^eiita-^aíiLiajclivisión del sujeto
(f) En tanto el síntoma es parte de la vida del sujeto -vida
corTla cual se acostumbró antes del encuentro con el analis
ta™puede ser considerado como un signo (o señal): aquello
que representa alguna cosa para alguien. Cuando ese sínto
ma es transformado en pregunta, aparece como ía propia
expresión de la división del sujeto. En el momento que el
síntoma encuentra la dirección correcta, el analista se torna
síntoma propiamente analítico. Eso es lo que Lacan quiere
decir con la formulación 'LeLanalista completa el síntoma"
-que corresponde al discimQ^^cüiistériai-
$ —> S,
a S2
Omaotenci^
Con ese síntoma, el sujeto se dirige al analista con una
pregunta -¿Qué quiere decir esto? ¿Qué significa eso? Esta
posición incluye un saber, pues supone que el analista deten
ta ía verdad de su síntoma bajo la forma de una producción:
el sujeto histérico arrincona al amo (Sj) para que produzca
un saber (S2). Saber sobre el goce que está en causa y que
viene a mostrar la verdad escamoteada del síntoma. Manio
bra predestinada ai fracaso debido a la impotencia deí saber
en dar cuenta de la verdad dei goce (a), constituyendo, en
tretanto, un lazo sociai por la propia definición de discurso
para Lacan,
El enigma ($) es dirigido al analista (Sj), que es el su
puesto detentor del saber: de esta forma el analista es inclui
do en ese síntoma, completándolo. En las entrevistas preli
minares se trata, por lo tanto, de provocar la histmzaáón del
dividido,
o sea, el propio inconsciente en ejercicio.*3
2 - LA FUNCION DIAGNOSTICA
La cuestión del diagnóstico diferencial sólo se coloca en
psicoanálisis como fundón de la dirección de análisis: diag
nóstico y análisis (en sentido de proceso analítico) se encuen
tran en una relación lógica, llamada de implicación: D A
(si D entonces A). El diagnóstico sólo tiene sentido si sirve
de orientación para la conducción del análisis. Por lo tanto,
el diagnóstico sólo puede ser buscado en el registro simbóli
co donde son articuladas las preguntas fundamentales del
sujeto (sobre el sexo, la muerte, la procreación, la paterni
dad) en ocasión de la travesía del complejo de Edipo: la ins
cripción del Nombre del Padre en el Otro del lenguaje tie
ne como efecto la producción de la significación fálica, per
mitiendo al sujeto inscribirse en la división de los sexos.
A partir de lo simbólico puede hacerse el diagnóstico di
ferencial estructural por medio de los tres modos de nega
ción de Edipo -negación de la castración del O tro- corres
pondientes a las tres estructuras clínicas. Un tipo de nega
ción niega ei elemento, pero lo conserva, manifestándose de
6 Lacan, J., “Radiophcmíe”, Scilicet n° 2/3, Senil, París., 1970, p. 89.
dos maneras: en la represión (Verdrangung) del neurótico
que niega conservando el elemento en el inconsciente y en
la desmentida ( Verleugnung) del perverso que lo niega con
servándolo en el fetiche. La forclusión (Verwerfung) del psi-
cótico es un modo de negación que no deja trazo o vestigio
alguno: ella no conserva, arrasa. Los dos modos de negación
que conservan implican la admisión del Edipo en lo simbó
lico, lo que no sucede errla forclusión.
Cada modo de ne^acioryes concomitante aun tipo de..ce&
torno de lo que es negado. En la represión, lo que es nega
do en lo simbólico retorna en lo simbólico bajo la forma de
síntoma: el síntoma neurótico. En la desmentida, lo que es
negado es concomitantemente afirmado y retorna en lo sim
bólico bajo la forma del fetiche del perverso. En la psicosis,
lo que es negado en lo simbólico retorna en lo real como au
tomatismo mental, cuya expresión más evidente es la aluci
nación. Como el retorno se da en lo real, es decir, fuera de
lo simbólico, se emplea el neologismo "forclusión” como
versión dél término francés forclusión, utilizado en el ámbito
jurídico para referirse a un proceso prescripto, o sea, aquel
del que ya no se puede más hablar porque legalmente no
existe más. El término forclusión como forma de negación
indica por sí mismo ese lugar de retorno, la "inclusión" fue
ra de lo simbólico.
Estructura clínica forma de negación lugar de retomo fenómeno
Neurosis represión
(Verdrangung simbólico síntoma
Perversión desmentida
(Veiieu.gnung) simbólico fetiche
Psicosis forciusión
(Venoerfung) rea! alucinación
¿Cómo se manifiesta ese diagnóstico diferencial estructu
ral en la clínica?
En la neurosis, el complejo de Edipo, nos dice Freud, es
víctima de un naufragio, que equivale a la amnesia histérica.
El neurótico no recuerda lo que sucedió en su infancia (am
nesia infantil), pero la estrutuctura edípica se hace presente
en el síntoma. Un ejemplo es la idea obsesiva del Hombre de
las Ratas, formulada en la frase: "si veo una mujer desnuda,
mi padre debe morir". La represión de la representación del
deseo de muerte del padre retorna en lo simbólico bajo la
forma de síntoma: la idea obsesiva, expresada en esa frase,
denota su estructura edípica, o sea, la prohibición, conecta
da al padre, de ver una mujer desnuda. El síntoma provee
así un acceso a la organización simbólica que representa al
sujeto.
En la perversión, hay admisión de la castración en lo sim
bólico y concomitantemente un rechazo, una desmentida.
Ese mecanismo, así como los otros modos de negación, ocu
rre en función del sexo femenino: por un lado, existe la ins
cripción de la ausencia del pene en la mujer, por lo tanto, de
la diferencia sexual; por el otro, esa inscripción es desmen
tida. El retorno de ese tipo de negación particular del per
verso es cristalizada en el fetiche, cuya determinación simbó
lica puede ser aprehendida a través de su estructura de len
guaje, como se ve en el ejemplo con que Freud inicia su ar
tículo "El Fetichismo”. Lo curioso es que no recurre a los fe
tichistas clásicos, a los que adoran pie, bombacha o cual
quier otro objeto más próximo del sentido común. Freud ex^
pone el caso de un paciente cuya condición de deseo está re-?
lacionadaaun determinado "brillo en la nariz" del otro. El
análisis revelará un juego de palabras translingüístico que
permite entender este enlace: brillo, en alemán glanze, es
homófono a glanceque, en inglés, significa mirar. El secreto
de ese fetiche residía en el hecho de que este sujeto vivió los
primeros años de su infancia en un país de lengua inglesa.
Esta es la pista de la constitución del fetiche que demuestra
su determinación por las coordenadas simbólicas de la his
toria del sujeto, denotando, como todo fetiche, el objeto
pulsional en cuestión (la mirada).
En la psicosis, el significante retorna en lo real, apuntan
do la relación de exterioridad del sujeto con el significante,
como aparece de una for-ma general en los disturbios de len
guaje constatables por cuaiqiii£i_jdm^^ confronte
con un psicótico: su paradigma son las voces alucinadas. Se
encuentran también intuiciones delirantes, en las cuales el
sujeto atribuye una significación enigmática a un determina
do acontecimiento que no consigue explicar; ecos de pensa
miento, donde el sujeto escucha sus pensamientos repeti
dos, y puede atribuir a alguien esa resonancia; pensamientos
impuestos, en los cuales el sujeto no reconoce como suya la
cadena de significantes, que adquiere una "autonomía" que
refiere como obra de otro. En suma, todo el cortejo que Cié-
rambauk llamó de automatismo mental. Son ideas no dialec-
tizableSj que por no poder ser sometidas a dudas o cuestio-
namiento se imponen como bloques monolíticos, como cer
tezas, La duda es característica del neurótico porque denota
una división del sujeto,«donde hay un sí y un no. En la psico
sis, la certeza -certeza delirante por excelencia- ya muestra,
por lo tanto, un disturbio en el lenguaje. Por otro lado, la
forclusión del Nombre-clel-Padre implica la "cerificación"
deljsignificante fálico ( N P o ( p o ), teniendo como efecto la
imposibilidad de situarse en la división de los sexos como
hombre o mujer, efecto que podrá manifestarse en una serie
de fenómenos, que van desdeJa.áv£iicia de castración hasta
la transformación en mujer.
Freud describe la función del diagnóstico en el texto "El
inicio del tratamiento", con respecto al análisis de psicótícos:
"Sé que ciertos psiquiatras dudan menos que yo en hacer un
diagnóstico diferencial, pero pude convencerme que tam
bién ellos se engañan con frecuencia. Sin embargo, es preci
so notar que, para el psicoanalista, el error comporta más
consecuencias deplorables que para dicho psiquiatra clínico
[...]. En un caso difícil en que el analista cometió tal error
de orden práctico, provocando muchos gastos inútiles, é l
Done
l^""1
en descrédito sumé r.óH^dX}ratamierito F...1. Cuando
el paciente no es acometido por histeria o neurosis obsesiva,
i, -- L jimii r ii._j.inw iim i " 'iiinm 'm w w nw
20 Lacan, J., Le Séminaire, livre III, Seuil, 1981, pp. 191-192 e 283.
21 Freud, S., “Fragmento de análise de um caso de histeria”, ESB, vol. VII,
p. 26.
22 Cf. Freud, S., “Manuscrito K”, ESB, vol. I.
3 - LA FUNCION TRANSFERENCIAL
"En el comienzo del psicoanálisis está la transferencia",
nos dice Lacan, y su pivote es el sujeto supuesto saber.23 El
surfflmiento^^!^^Q_ bajo transtei^ncía e$TF°gue~dala se~
nal de entrada en análisis y esefsujeto) es vinculado al saber
Es lo que comprendemos en la propíafor mu lacio n de la re-
gla de asociación libre por Frau Emmy von N., cuando pide
que Freud se calle: para ella hav un saber presente en sus
propios dichos.
La resolución de buscar un analista está vinculada a la hi
pótesis de que hay un saber en juego en el síntoma o en
aquello de lo que la persona quiere desprenderse. Es lo que
Jacques-Alain Miller llama de jo,re-ín tero re tación hecha por
el sujeto de su síntoma.24
^HETestaWeci mi entonele la transferencia es necesario pará
que un análisis se inicie: es lo que denominamos ía función
transferencial de las entrevistas preliminares. Pero la transfe
rencia no es condicionada o motivada por ei analista. "Ella
esta ahí, dice Lacan en la 'Proposición', por gracia del anali
zante. No tenemos que darnos cuenta de lo que la condicio
na. Aquí esta ella desde el inicio." La transferencia no es, por
lo tanto, una función del analista, sino del analizante. La
función del analista es
L a^^n era form uladór^e esa cuestión puede ser encon
trada eri eTaítfeulo^d^E^an "Función y campo de la pala
bra y del lenguaje”, cuando habla de transferencia de saber. Se
trata de una ilusión en la cual el sujeto cree que su verdad se
encuentra ya en el analista y que éste la conoce de antema
no. Este "error subjetivo" es inmanente a la entrada en aná-
23 Lacan, j., “Proposition du 9 octobre de 1967 sur ie psychanalyste de l’E-
cole”, Scilket n % Seuil, 1968, pp. 14-30.
24 Miller, J.-A. “Entrada em análise”, Falo n° 2, Fator, 1988.
iisis. La subjetividad en cuestión es correlativa a los efectos
constituyentes de la transferencia, que son distintos a los
efectos ya constituidos antes de ese momento. Esa subjetivi
dad correlativa al..saber como efecto constituyente de la
transferencia es lo que Lacan formulará como sujeto supuesto
saber. "Cada vez, dice éí en eí Seminario XI, que para el sujeto
esa función del sujeto supuesto saber está encarnada por
quien quiera que sea, 'analista o no, eso significa que la trans
ferencia ya esta estabrecida."
Si el analista pr.e¿ia^s.U4 ).ei^ojia paralencarnar%se sujeto
ber puesto que es un error, una equivocación. La posición
dei analista no es la de saber, ni tampoco la de comprender
al paciente, pues si hav algo que.xle.be.saber es que la comu
nicación está í^asada..e.iLjeÍ^ii.alei]XfendidQ. Su posición, mu
cho más que la posición de saber, es una posición de igno
rancia, no la simple ignorancia ignara, sino la docta imoran-
Este es un término de Nicolau di Cusa (siglo XV) que es
definido como "un saber más elevado y que consiste en co
nocer sus límites". La docta ignorancia no sólo es una invita
ción a la prudencia, sino también a la humildad: una invita
ción a precaverse contra ío quélería la posición de un saber
absoluto: contra ía posición del analista de aceptar esa impu
tación de saber que el analizante le hace. El saber está pre
supuesto a j^ jy^-gión^iel analista.
El Sujeto mfm^süTmSer^l^ñ m d o por Lacan, en el inicio
de su enseñanza, como "aquel que está constituido por el
analizante en la figura de_s.LL..analis.ta". más tarde lo hará
» l nnaiuiiji»n"'i mui ■■»»*—>i■»» — » . 11
.
32 Zizek, Z., Le plus sublime des hystéñques-Hegel passe, Poim Hur Ligne, Pa
rís, 1988, p. 107. Ed. bras.: O mais subUme dos histéricos-Hegel com Lacan, Jor
ge Zahar Editor, Rio, 1991.
capítulo II
EL DIVÁN ÉTICO
Que coisas incapazes de olhar estao olhando para
mim?
Quem espreita de tudo?
As arestas fitam-se,
Sorriem realmente as paredes lisas.
Sensacao de ser só a minha espinha.
As espadas."
A Múmia - V. Femando Pessoa
Las "PÍP"
El corte en el espejo
El uso del diván tiene, en primer lugar para Freud en su
texto "El inicio del tratamiento", una significación histórica:
es el vestigio de la hipnosis. Si insiste en la posición acostada
durante el análisis es para que el analista permenezca senta
do detrás del analizante de "manera de no ser mirado”.
Enuncia entonces diversas razones para conservar el diván.
Primero, por no soportar ser mirado durante ocho o más
horas por día. Podríamos, efectivamente, convocar aquí las
modalidades de la pulsión escópica en el sujeto Freud, y re
tomar sus sueños tales como Porfavor cerrar un ojo, o Non vi-
xit donde se encuentran los ojos aniquiladores de Brüke, o
La Vergüenza
La imagen y la mancha
¿Cuál es la relación de la mirada con la imagen especu
lar? Conocemos la metáfora empleada por Freud del analis
ta-espejo: el analista debe comportarse como un espejo que
refleja lo que le es mostrado.14 Sobre ella, Lacan dirá que se
trata de un espejo no especular a pesar de permitir la fija
ción de la imagen especular, i (a), o sea, lo que el sujeto ve
en el Otro. Pero el verdadero secreto de la captura narcisis-
ta es el objeto mirada, cuya función es latente a la imagen es
pecular, que encierra y esconde esa función de (a). Pode
mos escribir así la relación de la imagen especular (i(a)) con
(a):i(a)/a.1::>En efecto, para Lacan, el obstáculo en cuestión
en la problemática del objeto ay de la división del sujeto es
la imagen especular -obstáculo debido al papel particular
de la mirada como objeto-. El analista en ese sitio de donde
se refleja i (a) debe preferentemente reducirse a la mancha,
allí donde se encuentra la función de tykhe en el campo es-
cópico, pues para rasgar lo que hay de ilusorio en el eidos vi
sual basta una mancha. Hacer de objeto a en ese campo es
ser una mancha en el mundo de las representaciones del
analizante.
Esa mancha tiene la función de tela ele los agalmata depo
sitados por el analizante en el analista, denotando la ambi
güedad de la joya: encubre y refleja esa "maravilla de las ma
ravillas", objeto precioso que es agalma, (a/-(p). Esaambigüe-
Puntuación y retroacción
Tiempo y lenguaje
ssss---------------
Lacan, tomando el algoritmo de Saussure, incluye la di
mensión del tiempo representándolo por medio de dos vec
tores que se intercomunican (la cadena de significantes, que
es por la cadena de significados):
$
El sujeto, que no admite que ningún significante último
diga lo que él es, es producido por el desenrollo de la cade
na significante. Se marca así, la importancia de una puntua
ción que producirá el sujeto. El sujeto es un efecto de la
orientación en el tiempo de la cadena de significantes, o sea
un efecto retroactivo.
En "Subversión del sujeto y dialéctica del deseo", Lacan
indica ía matriz primaria del grafo del deseo como siendo la
sumisión del sujeto al significante, que se "produce en el cir
cuito que va de s(A) a A para volver de A a s(A)”.9 El insiste
sobre la asimetría de esos dos puntos de cruzamiento: A(el
Otro) es un lugar (el lugar del tesoro de significantes) y s(A)
es un momento: escansión-puntuación en que la "significa
ción se consdtuye como producto acabado". En esta matriz,
el Otro, definido como lugar del tesoro de significantes, exi
ge que la totalidad de la batería significante sea instalada en
A - lo que es imposible debido a que el Otro es incompleto,
faltándole el significante que le conferiría el carácter de lo
verdadero sobre lo verdadero.
Lacan indicará ese Otro ya no como lugar de código sino
como "sido previo al puro sujeto del significante": el lugar
del habla. El lugar de donde parte el primer dicho que "de
creta, legisla", confiriendo al otro real (la madre, por ejem
plo) su oscura autoridad y provocando el fantasma (fantó-
me) de la omnipotencia del Otro en que se instala la deman
da del sujeto.
El sujeto trae en el trazo unário la marca que lo aliena "en
la primera identificación que forma el ideal del yo" [I (A) ].
Es lo que aparece en eí grafo siguiente, donde notamos un
cambio de lugar del sujeto en relación al primero.
st
Significante yo
I(A)
El analista viene así, "naturalmente", a ocupar el lugar del
Otro, por la vectorizacrón del habla del analizante en la
constitución de la transferencia. Es al analista como Otro al
que el sujeto va a dirigir sus demandas.
El analista, respondiendo desde ese lugar, acentúa la su
misión del sujeto a sus primeras identificaciones, conducien
do al analizante a la idealización comandada por I (A) y al
desconocimiento de su falta-de-ser que el ideal escamotea.
Podríamos pensar que fue, a fin de evitar que el analista
venga a ocupar este lugar estructural de la omnipotencia del
Otro, que la IPA, en una vana tentativa, propuso su contrato
de tiempo cronometrado de la sesión.
El tiempo para cada sesión de análisis no puede ser exter
no a la experiencia analítica, que es una experiencia dei len
guaje, como si él fuese un Otro del analista, a quien éste estu
viese sometido y de quien el analizante recibiese una garantía
contra sus caprichos.
Suponer entonces que el analista sea sometido a tiempo
fijo es suponer que existe un Otro del Otro. Ahora, porque
no podemos decir cuál es la significación de Ía significación,
por no haber sentido final -por no existir un sentido abso
luto, ni lo que en una perspectiva hegeliana sería el Saber
Absoluto- no existe, por lo tanto, ninguna garantía en cuan
to a ese Otro: S(JÍ). Es incorrecto decir que existe un Otro
del Otro porque al Oteosle falta justamente un significante
que pueda responder por un yo soy. No existe, a nivel de len
guaje, un significante que sea un atributo cualquiera que
pueda fijar el sujeto para todo o siempre, fijar aquello que
sería su ser. No hay un Otro, por más institucionalizado que
éste sea, que pueda garantizar la existencia del Otro a quien
dirijo mis demandas: no existe la transferencia de la transfe
rencia ni tampoco lo verdadero sobre lo verdadero.10
Del mismo modo que no existe un Otro del Otro, no exis
te un Tiempo del Tiempo, Y ¿qué sería el Tiempo del Tiem-
po?
Si pensamos en la experiencia analítica de tiempo fijo, el
tiempo del reloj puede ser considerado como el Tiempo del
Tiempo, ese Otro del Otro. Como el Otro es inconsciente, el
tiempo de análisis, para ser rigurosos, sólo puede ser un
tiempo intrínseco a éj mismo.
La escansión de los significantes por el corte de la sesión
debe ir en el sentido de la desidentificación para promover la
suspensión del yugo del sujeto a aquel significante que la se
sión escandió.
El sujeto dirige, entonces, su habla al Otro. Será por inter
medio de su respuesta, como no-respuesta a la demanda que
implica esa habla, que el analista hará surgir la dimensión
del deseo, que se presenta siempre como un enigma, una
10 Lacan, J., “Comptes rendus d’enseignement - l’Acte psychanalitiqué”
(1967-1968), Ornicar?n° 29,1984, p. 25.
pregunta sobre un deseo que aparece como deseo del Otro.
Al nivel más fenomenológico de la experiencia, se podría
formular una pregunta como: "¿Por qué me paró ahí?" o "
¿Por qué me cortó cuando dije eso? ¿Qué dije tan importan
te? o también "¿será porque estaba siendo pesado hablan
do estupideces?".
Es entonces, a partir del corte de la sesión que va a surgir
la dimensión del deseo como pregunta, lo que aparece en el
grafo del deseo propuesto por Lacan como "Che Vuoi?",
Grafo del deseo
A
En ese sentido, el corte de la sesión como escansión va a
introducir la dimensión del deseo inconsciente que surge co
mo enigma: función deí deseo del analista, que se presenta
como una x, como una incógnita a descifrar. Constatamos en
la clínica que, muchas veces, la última frase o palabra emitida
inmediatamente antes del corte de sesión permanece insis
tiendo después de ella, haciendo al analizante asociar, lo que
coloca en funcionamiento el deslizamiento de los significan
tes también por afuera de la sesión analítica. De ahí que el
corte de la sesión tenga una función de interpretación como
enigma, llevando a la producción de significantes.
"Precisamos referenciar todo, dice Lacan, todo a la fun
ción deí corte en el discurso, siendo lo más fuerte aquello
que produce la barra entre eí significante y el significado.
Ahí se sorprende al sujeto que nos interesa."11 La suspensión
de la sesión como corte apunta a suspender las conexiones
habituales.de! significante y del significado, haciendo surgir
el sujeto suspendido a pura dimensión significante de aque
llos significantes que lo determinan.
Tiempo de lógica
La técnica zen
La utilización del "-tiempo lógico" en el análisis se alia a la
técnica zen con la cual Lacan lo compara. El procedimiento
de las sesiones cortas tiene, dice él, un "sentido dialéctico pre
ciso en su aplicación técnica. Y no fuimos los únicos en hacer
la observación de que él se encuentra, en el límite, con la téc
nica designada con el nombre de Zen y que es aplicada como
medio de revelación del sujeto en el ascetismo de ciertas es
cuelas de Extremo Oriente'’.18
El objetivo del Zen es llevar el sujeto al Satori: experien-
17 Ibid, p. 313.
18 Ibid, p. 315.
cia espiritual de revelación, iluminación. Es una experiencia
súbita que es descripta como una "reversión de la mente", en
la cual se experimenta una vivencia de total liberación carac
terizada por la certeza. "Si existiera la menor duda, el menor
sentimiento de 'esto es demasiado bueno para ser real’, en
tonces el Satori es apenas parcial, ya que todavía implica un
deseo de apegarse a la experiencia, si no ella sería perdida y
hasta que ese deseo no sea superado, la experiencia no po
drá ser completa."19
La experiencia zen es descripta por el maestro Hui-neng:
"Ver dentro de la naturaleza-propia es, por lo tanto, ver den
tro de la nada”.20 Ella se reduce al instante de mirar, que
aquí no es vinculado a la acción sino a la falta absoluta de re
presentación.
Se trata de una experiencia que es siempre descripta por
su carácter abrupto, súbito, en que el sujeto se encuentra de
lante del vado de todas las cosas. "Eso no es resultado de racio
cinio, dice D.T. Suzuki, sino que ocurre justamente cuando
se desiste de él, cuando se percibe que él no tiene sentido y
cuando, psicológicamente, se agotó toda la fuerza de volun
tad."21
Lo que es visto en la doctrina zen es algo que podríamos
situar como lo que está fuera de la cadena significante del
pensamiento, tanto consciente como inconsciente. Esa doc
trina es indisociable de la técnica zen que va a ser el medio
utilizado por el maestro para llevar al discípulo al abandono,
a la liberación de la cadena significante, que sería una tenta
tiva de buscar la liberación del sujeto de ios significantes que
lo determinan. En ocación del encuentro con un budista
erudito, que buscaba obtener del maestro Yeii-kuan Ch'an la
19 Watts, A., O espíritu do Zen, Cultrix, Sao Paulo, 1988, pp. 78-80.
20 Suzuki, D.T., A doctrina zen da nao-mente. Editora Pensamento, Sao Pau
lo, 1989, p. 29.
21 Ibid, p. 47.
respuesta a una cuestión, éste le interrumpe los pensamien
tos y clice: "el pensamiento deliberado como también la
comprensión discursiva no valen nada; ellos pertenecen a
una casa mal alumbrada: son como una lámpara en plena
luz del día; no proporcionan ninguna luz."2-
Lo que le interesa a Lacan en el Zen no es tanto la viven
cia de esa experiencia de iluminación, también llamada de
despertar, sino la técnicajempleada para alcanzarla. Es con
ésta y no con la mística, que él compara el procedimiento de
las sesiones cortas.
En los ejemplos de Lacan, se resalta la intervención del
maestro en su encuentro con el discípulo: "el maestro Zen
interrumpe el silencio con cualquier cosa, un sarcasmo, un
puntapié"23.
Los antiguos maestros del Zen encontraron un método
de transmitir sus enseñanzas que no puede ser explicado: el
koa% que significa literalmente "documento oficial". Koan es
un problema, absurdo o paradójico, formulado bajo la for
ma de una pregunta, que el maestro coloca para que el dis
cípulo de Zen lo resuelva.
Ejemplos: "Un sonido es producido cuando aplaudimos.
¿Qué sonido es producido cuando aplaudimos con una sola
mano?"24 "Cuál era su .rostro original, aquel que poseía an
tes de nacer?"25
A partir de esta formulación, el discípulo, a través de la
meditación sobre el koan, procurará su significación colo
cando en circulación todas las asociaciones provocadas por
esa búsqueda. De tanto en tanto, tendrá entrevistas con el
maestro que verificará el desarrollo de su proceso de desci
framiento.
22 Ibid, p. 76.
23 Lacan, J., Le Sémhiaire, lixne XX, Seuil, París, 1978, p. 104.
24 Watts, A., op. cit., p. 80.
25 Capra, F., O tao da física,. Cukrix, Sao Paulo, 1987, p. 25.
Estas entrevistas se caracterizan por su brevedad tanto en
el tiempo como en el diálogo, durante el cual el discípulo,
luego de intensa elaboración, llega a una formulación extre
ma de su situación actual. La respuesta del maestro puede
llevar al relámpago de iluminación cuando el discípulo
constata que su mente y su cuerpo fueron barridos de la
existencia junto con el kocm. Esto es conocido como "soltar
el punto de apoyo1'.26 Se trata finalmente de llegar a la cons
tatación de que el Koan está desprovisto de sentido. Pero, la
mayoría de las veces, esa intervención induce en el discípu
lo a la perplejidad, la vacilación: es aquí donde se situará la
intervención del maestro, quebrando el silencio con cual
quier cosa y suspendiendo la entrevista. Ese acto del maestro
como, por ejemplo, el acto de dar un puntapié es, según Su
zuki, "realmente el acto de ver, por tanto ambos brotan de la
naturaleza propia y la reflejan. Una vez reconocida esa iden
tidad, el acto gana un desarrollo sin fin; no hay solamente
un puntapié, sino también la palmada, la bofetada, el empu
jón, el berrido, etc., como se puede encontrar en la literata-
ra zen. it97
Lacan advierte que el analista no debe llegar a esas inter
venciones extremas: preconiza una "aplicación discreta" del
principio de la técnica Zen en el análisis, que le parece "más
admisible que ciertos modos llamados de análisis de las re
sistencias, en la medida en que ella representa ningún peli
gro de alienación del sujeto".28.
Esa observación es una advertencia contra el haz-de-
cuenta en el acto psicoanalítico: la actuación del analista
que quiere imitar un supuesto y anecdótico Lacan maestro
Zen.29
26 Watts, Op. cii.f p. 83.
27 Suzuki, D.T., op. cit.. p. 72.
28 Lacan, J., Eaits, p. 316.
29 Cf. Capítulo V “Ato psicoanalítico e fim de an alise”.
Las actitudes del maestro apuntan siempre al no sentido,
fuera del significante, al nivel de algo del orden de lo real y
no del orden del desciframiento, que presentifica con su ac
to.
Capital y libido
El título de ese libro conjuga dos significantes: Capital, en
el sentido de ciudad más importante del país, su centro ad
ministrativo y libido, en la acepción latina de voluntad, de
seo. La capital de la libido es irónicamente Hollywood y es
Marilyn Monroe quien la representa paradigmáticamente
más allá de los personajes ingenuos que encarna en las pelí
culas de humor bien adaptado. Y en esa capital, la libido es
el capital.
La frase que puede colocarse como subtítulo de una con
ferencia sobre el dinero en psicoanálisis es aquella que re
presenta el capital de la libido: Diamonds are a ghí's bestfriend
(El mejor amigo de una mujer son los diamantes).
El diamante sólo como mejor del sujeto revela que éste
sólo no es otra cosa que un objeto en el cual el capital de su
libido está invertido: el objeto di-amante. Marilyn Monroe,
2 Lacan, j .?Eaits, p. 246.
fabricada por Hollywood, así como la experiencia psicoana-
lítica, muestra que la libido es contabilizable.
El psicoanálisis nos devela que, de hecho, el capital es tra
tado por la libido del sujeto. Pero, el capital sólo es libido si
está contabilizado y, como veremos, lo está.
El time is money, que evidencia la contabilización del tiem
po de trabajo, escamotea la libido en causa -el goce devela
do por Marx con el concepto de plus-valía-. Con Freud, po
demos decir que capital es libido.
La libido es definida por Freud como energía, como la
grandeza cuantitativa -a pesar de inconmensurable- de las
pulsiones que se refieren a todo lo que podemos entender
bajo el nombre de amor,3 es la "manifestación dinámica en
la vida psíquica de la pulsión sexual".4 Esa definición de
Freud va más allá de su definición anterior, propuesta a par
tir de Introducción al Narcisismo, que se refiere a la partición
de la libido del ego y libido de objeto. Ella concierne explíci
tamente a la pulsión, yendo más allá de su concepción rae-
tapsicológica, o sea, su representación en el inconsciente.
En la Metapsicología, Freud devela que en el inconsciente
solo se encuentra de la pulsión la Vorstellungsre-prasentam, el
representante representadvo de la pulsión, aquello de la
pulsión que es del orden del significante, tal como se puede
leer en el materna de la pulsión: ($ 0 D) donde (D) se refie
re a los significantes de las demandas orales, anales, etc. re
lativos a las pulsiones correspondientes. Pero la grandeza
cuantitativa de la pulsión que es la libido no tiene represen
tación en el inconsciente.
I
representativo de la pulsión)
Plus-valía en análisis
10 Ibid, p. 72,
11 lacan, J., “Le savoxr du psychanalyste”, conferencias en el Hospital Saim-
Anne, 2/12/71 (inédito).
En la tentativa de situar la cuestión del dinero, tomemos
todavía la estructura de los cuatro discursos:
[el agente] [el otro]
[la verdad] [la producción]
Tenemos un agente que, basado en una verdad, actuará
sobre alguien para obtener una producción.
Si tomamos el Disamo delA?no tendremos: un agente, que
llamaremos patrón (o señor), Sj, actuará sobre S2, el esclavo
haciéndolo trabajar. Tendremos como producto el objeto a
que tendrá un valor (la plus-valía) al que el esclavo renuncia
para el goce del señor como sujeto.
Discurso del Amo:
$ a
Lacan identifica ese discurso del amo con el discurso del
propio inconsciente, que es una cadena de significantes de
cuya existencia sólo tomamos conocimiento a través de sus
formaciones (chistes, juegos de palabras, sueños y síntoma).
Estas formaciones del inconsciente "hablan" sobre la verdad
del sujeto del deseo: donde hay formación del inconsciente
hay un efecto del sujeto. Eso tiene como producto una plus
valía (un plus de gozar), evidenciada en el chiste, en el go
ce producido en la carcajada y también en el sueño en la me
dida en que es realización del deseo: Wuncherfullung. El in
consciente es un operario que funciona Full time: es el traba
jador ideal 12
El inconsciente es ese trabajador incansable que hasta
La fantasía de la prostitución
La transferencia de capital
Pagar el precio
Ed. Bras: Historia da Psicanálise na Franca - A batalha dos cem anos, vols
1 e 2. Jorge Zahar Editor, 1989/1988.
6 Miller, J-A , "Des données sur la passe”, La lettre mensuelle (ECF), n° 9,
abril 1982, p. 9.
cretariado de la comisión del pase que debía recibir las de
mandas de pase y establecer la lista de los pasadores indica
dos .7
No es nuestro propósito discutir aquí las cuestiones insti
tucionales que se presentaron y que se presentan actualmen
te en la ECF en relación al pase, sino solamente indicar su
actual funcionamiento, ya que nada garantiza que no se mo
difique en función de la experiencia. Pero es importante
señalar que tal dispositivo, cuya complejidad es evidente, no
podría haber sido inventado de no existir concomitante^
mente una elaboración de saber sobre el final de análisis,
aunque éste precisase aún ser confirmado, por las diversas
instancias del dispositivo (principalmente los carteles del pa
se y los AE), "Es inútil indicar, dice Lacan, que esta proposi
ción implica una acumulación experiencia, su recolección y
su elaboración, un ordenamiento de su variedad, una anota
ción de sus grados."
La Escuela de Lacan, como institución psicoanalítica que
garantiza la formación de los analistas, es solidaria, por lo
tanto, con la concepción de que tornarse psicoanalista no es
una elección profesional, sino un pasaje que se realiza en el
interior de un proceso analítico que puede ser verificado
por un dispositivo institucional (conforme a la estructura de
pase usada en el dispositivo analítico).
El pase como dispositivo tiene el carácter de proposición,
no siendo en absoluto una obligación para nadie, pero la Es
cuela debe ofrecerlo a quien quiera utilizarlo. El pase "no es
prescripto como un deber, es ofrecido como un riesgo. El su
pone que se confíe en la teoría del pase, en los pasadores, en
el jurado, en Lacan, en la Escuela y hasta en el "espíritu del
psicoanálisis”8. La apuesta de Lacan en el pase era tan vehe-
7 “Reflexions sur l’Ecole", La lettre mensuelle (ECF), n° 69, París, mayo 1988.
8 Miller, J.-A.. “Introcmíon aux paradoxes de la passe”, Omicar?, n° 12/13,
dic. 1977, pp. 103-116.
mente que llegó a proponer en 1974 a un grupo de italianos
la constitución de una Escuela cuyo acceso fuese posibilitado
por intermedio de ese dispositivo, inclusive corriendo el ries
go de que nadie entrase y no se constituyese la institución.9
En ese mismo año de 1974, él decía en su Seminario que
su formulación ("el psicoanalista sólo se autoriza por sí mis
mo”) debería recibir complementación dado que "si es cier
to que 110 se puede ser,nominado para el psicoanálisis, esto
no quiere decir que cualquiera pueda entrar en él como un
elefante en un bazar". Y no escondía que esperaba mucho
de su Escuela con referencia a la cuestión sobre lo que cons
tituye a un analista: "Espero que alguna cosa sea inventada".
¿No estaría Lacan enfatizando ahí el papel de la institución
en el psicoanálisis en intensión? El llego a indicar (a partir
de los cuantificadores lógicos empleados en las fórmulas de
la sexuación), que "incluso autorizándose por sí mismo, él
no puede, por eso, igualmente dejar de autorizarse por in
termedio de otros."10 Este aspecto paradójico de la autoriza
ción del analista -apuntado, elaborado yjamás abandonado
por Lacan- revolucionó enteramente la manera de pensar,
la formación del psicoaanalista y la estructura de las institu
ciones psicoanalíticas: sus efectos se hacen sentir hasta hoy
en las sociedades más tradicionales de los países en que hay
una difusión de la enseñanza de Lacan. Cabe decir que to
davía hoy el desafío y las paradojas del pase están lejos de ha
ber dado todos sus frutos.
El fra de la partida
La destitución subjetiva
Travesía de la fantasía
El acto psicoanalítico
El deseo de saber