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¿PARA QUÉ ESTUDIAR LA ECONOMÍA?

IMPORTANCIA DE ESTUDIAR ECONOMÍA


en una sociedad tan avanzada como la actual, en la que las comunicaciones se han
desarrollado en forma extraordinaria y los medios de difusión (prensa, radio, televisión,
telefonía móvil, internet, etc.) transmiten a toda hora noticias económicas, las personas
deben conocer los fundamentos de la economía.

la economía es la ciencia cuyo objetivo es encontrar la asignación más eficiente de los


recursos disponibles por la sociedad para satisfacer las necesidades de las personas. hoy
en día las sociedades modernas son totalmente dependientes del buen desempeño de los
sistemas económicos. la economía afecta prácticamente todo lo que hacemos ya que
tratamos siempre con el precio o con dinero, debe cubrir necesidades de la vida, lo cual
viven en pro-satisfacción de cubrir cada una de ellas. es decir que al momento de que no
puedo hacerlo es donde aparece la escasez y es donde luego empieza la producción,
distribución y consumo de los bienes que satisfacen sus necesidades, por lo tanto, para
que pueda resolver el problema económico.

ahora es aquí donde la misma escasez refleja una problemática económica que se observa
en los precios, en las ofertas y en las demandas.

es donde se parte los estudios de las relaciones, de los intercambios y el comportamiento


que refleja el ser humano, esto con fin de ver las necesidades que este trae para que de
esta manera puedan ser asignados los recursos de manera adecuada. en base a la
preservación del mismo bienestar de la sociedad entera.

esta como sabemos es la más importante porque es la principal función que tiene el
gobierno, es por ellos que al ver publicidad económica es por la misma razón que las
noticias que sean de gran importancia serán aquellas que afectaran no solo al ser humano
si no a la sociedad y a todo lo que el gobierno tenga que cumplir a nivel de sus funciones.

importancia de la economía

 es esencial para vivir de forma colectiva e individual. (calidad de vida: conjunto


de condiciones que contribuyes al bienestar de los individuos y a la realización
de sus potenciales en la vida social)
 estudia, investiga, contribuye al bienestar de la sociedad y del individuo en
particular
 es tan antigua como la humanidad. (trueque: intercambio de bienes sin el
manejo de dinero)
 permite el intercambio comercial local, nacional e internacional. (el
intercambio de bienes, productos y servicios entre dos o más empresas o
países forman parte intrínseca de los procesos industriales y de distribución
de cualquiera de nuestras empresas. por tanto, en el análisis de nuestros
riesgos aseguradores debemos incorporar no sólo los riesgos inherentes al
proceso industrial y de distribución de nuestras empresas aseguradas, sino
también aspectos adicionales y estratégicos como son:

el riesgo político

el riesgo cliente, entendido como el conocimiento de la capacidad de pago


y solvencia de potenciales clientes.
 sus indicadores muestran a las autoridades los errores a corregir o las medidas a
tomar en beneficio de la población y desarrollo del país, facilita la firma de contratos,
convenios, tratados etc.

a medida que la sociedad se desarrolla, la economía se complica, por lo que los problemas
y las actividades económicas se vuelven más complejos, lo que hace necesario analizarlos,
estudiarlo y conocerlos para resolverlos. de ahí la importancia de la ciencia económica.

ECONOMIA POLITICA.
La economía política. Ciencia que trata del desarrollo de las relaciones sociales de
producción. Estudia las leyes económicas que rigen la producción, la distribución, el cambio
y el consumo de los bienes materiales en la sociedad humana, en los diversos estadios de
su desarrollo. La economía política es una ciencia histórica. Revela las condiciones y
causas del origen, evolución y cambio de unas formas sociales de producción por otras,
más progresivas.

La economía política es una ciencia histórica. Revela las condiciones y causas del origen,
evolución y cambio de unas formas sociales de producción por otras, más progresivas.

La economía política surgió en la época del régimen esclavista como ciencia que trata de
la administración de la hacienda doméstica. A este significado inicial se debe el nombre de
la ciencia, derivado de las palabras griegas “politeia” y “oïkonomia” (“politeia”: organización
social; “oïkos”: casa, hacienda; y “nomos”: ley).

La economía política se divide en dos ramas principales del estudio:

o Microeconomía. La microeconomía es el estudio del comportamiento de los distintos


agentes económicos, las empresas y los consumidores, y la forma en que forma en
que interactúan entre sí para formar unidades mayores, como los mercados y las
industrias. Microeconomía estudia el comportamiento racional de único agente
económico (consumidores, empresas) en sus decisiones económicas.
o Macroeconomía . La macroeconomía es el estudio de los principales agregados
económicos. Macroeconomía estudia el funcionamiento del sistema económico
mediante el análisis de la relación entre variables económicas agregadas (por ejemplo,
el consumo, la producción, el gasto público, etc.).

El análisis económico se puede dividir en análisis positivo y normativo.

o Análisis positivo. Economista análisis positivo identifica la relación entre causa y


efecto de los fenómenos económicos a través de la construcción de un modelo
económico.
o Normativa análisis. Analizando economista legislación formula una teoría sobre las
intervenciones que permitan lograr una declaración de la meta determinada.
En la antigüedad, la economía está concebido principalmente como una mera gestión de
los recursos de una familia / hogar (oikos). La " fuente de la economía política es más
reciente, el nacimiento de los Estados modernos unitarios en los siglos XV y XVI, permite
el desarrollo de la economía como un campo de estudio independiente de la ética y la
política. Las teorías económicas de primera son desarrollados por los fisiócratas, los
mercantilistas y la ópera "La Riqueza de las Naciones" de Adam Smith, este último se
originó a finales de la 700 teoría económica clásica.

TEORÍA OBJETIVA DEL VALOR.


La teoría Marxista del valor subraya la relevancia que tiene el trabajo como fundamento del
proceso económico. En oposición a la ortodoxia plantea que la utilidad es una condición
objetiva para el consumo de las mercancías y no un parámetro de la satisfacción personal.

Critica el rechazo pragmático del concepto de valor por parte de los neoclásicos, señalando
que conduce a una descripción superficial de los acontecimientos del mercado.

La teoría destaca la importancia del valor para comprender las causas y los límites del
condicionamiento institucional de la economía y de la manipulación monopólica de los
precios, que la heterodoxia presenta como los rasgos predominantes del capitalismo
contemporáneo.

Subraya, además, que el valor es indispensable para entender la lógica de las variables
distributivas y de las condiciones técnicas, que los neoricardianos consideran suficientes
para interpretar los precios, la ganancia y la acumulación.

La teoría Marxista le asigna al valor un significado preciso, frente al uso difuso de este
concepto que predomina en la actualidad. Se han desarrollado, por otra parte, importantes
aplicaciones empíricas de esta categoría en el terreno de la crisis y del intercambio
desigual. Los debates más recientes entre los marxistas giran en torno a tres temas: la
resolución lógica del problema de la transformación, la comprobación empírica de la
correlación entre los valores y los precios, y el significado político del valor.

La teoría del valor representa la base del desarrollo del pensamiento económico moderno
y proporciona el marco adecuado para el desarrollo de la teoría económica.

Básicamente fue Carlos Marx quien mejor desarrollo esta teoría, por eso también se le llama
teoría marxista, pero sin olvidar que en los cimientos de dicha teoría están: William Petty,
Adam Smith y David Ricardo.

LA TEORÍA OBJETIVA DEL VALOR PRETENDE EXPLICAR HISTÓRICAMENTE EL


CONCEPTO DEL VALOR; ES DECIR, EXPLICA QUE ES Y CÓMO FUNCIONA EL
VALOR EN UNA SOCIEDAD HISTÓRICA DETERMINADA.

Esta sociedad es la capitalista.

La teoría objetiva del valor tiene tres características principales:


1. Es histórica, explica el valor en una sociedad determinada; no pretende tener validez
universal ni para para todo el tiempo. El estudio del valor parte de lo abstracto
(características generales) para llegar a algo concreto. Explica cómo surge y se ha
manifestado en la sociedad primitiva y desde entonces cómo ha evolucionado, pero
sigue manifestándose en la sociedad capitalista actual.
2. Objetiva, reconoce la existencia de procesos económicos de una comunidad. La
valoración o darle un valor según esta corriente no depende de criterios individuales,
sino que tiene que contrastarse a la realidad económica. Esto dependerá del análisis
sobre la manifestación real y objetiva del valor en la sociedad y se considere un valor
social, no un valor subjetivo, que dependen de criterios perdónales.
3. Social, estudia el valor desde el punto de vista de la producción total de la sociedad.
Lo importante es el valor que le da la sociedad y no el valor que le da cada persona.
Pero también la valoración varia al cambiar forma en la sociedad satisface sus
necesidades.

MERCANCÍA.

Bien que se produce con el fin de intercambiar.

Si una persona produce un bien para satisfacer sus propias necesidades, el producto
resultante no es una mercancía; por ejemplo, un niño que tiene un bien, intercambia su
producto para satisfacer sus necesidades. Para que sea mercancía; se debe obtener con
la finalidad de la producción y esta se pondría a la venta.

VALOR DE USO.

Es la capacidad de un bien para satisfacer necesidades humanas.

Esto significa que puede haber bienes que solo sean valor de uso; por ejemplo, el aire
(satisface nuestras necesidades, pero no se intercambia), es un bien natural no producido
por el trabajo del hombre.

El valor de uso de una mercancía solo de manifiesta en el consumo de los bienes, y estos
valores forman el contenido de la riqueza. Por lo tanto, el estudio del valor de uso no es
parte de la economía, ya que esta se ocupa básicamente de las leyes de la producción y
distribución de mercancía y los valores de uso entran en la esfera del consumo que se
realiza en múltiple forma, según individuos; es decir, el consumo es generalmente
individual.

VALOR DE CAMBIO.

Es la capacidad de las mercancías para intercambiarse.

El valor de cambio, no interesan las propiedades materiales de los bienes porque ellos
expresan su utilidad; es decir, su valor de uso. Sin embargo, cuando comparamos diversas
mercancías a través del intercambio no estamos comparando las diferentes características
de los bienes; lo único que interesa aquí es la diferente cantidad en que se intercambian.
Para ser mercancía, el producto ha de pasar a manos de otro, del que consume, por medio
de un acto de cambio. Finalmente, ninguno objeto puede ser un valor sin ser a la vez objeto
útil.

El valor es el valor del producto social de la actividad colectiva conjunto de todos los
miembros activos de la sociedad.

TRABAJO Y VALOR.

El trabajo es la aplicación de la fuerza de trabajo. Esto significa que la medida del valor de
las mercancías es el trabajo; es decir, la actividad desarrollada por los hombres en el
proceso productivo.

Antes de decir que trabajo se utiliza como medida de valor, debemos estudiar los diferentes
tipos de trabajo que existen según Marx

Aunque todo trabajo es al mismo tiempo trabajo concreto y abstracto, esto es el doble
carácter del trabajo.

Por lo tanto, si la mercancía tiene doble carácter (valor de uso y valor de cambio) y es
producida por el trabajo, este también tiene doble carácter (concreto y abstracto)

Trabajo concreto: Es el trabajo específico de los productores, el trabajo útil que produce
objetos útiles, valor de uso. Por ejemplo: el panadero que hace pan, herreros que producen
objetos de herrería.

Trabajo abstracto: Es el trabajo igual que realiza todos los productores; como tal,
representa desgaste de energía físico y mental. Por ejemplo, el trabajo del sastre y del
tejedor, aunque sigue representando productivas cualitativa-mente distintas, de nervios, de
brazos etc. Este tipo de trabajo permite comparar el desgaste físico y mental de un obrero,
albañil, astrónomo, médico o maestro.

Es por esto que la teoría objetiva afirma que lo que realmente intercambiamos es el trabajo
de los diferentes productores. El intercambio de mercancías esconde relaciones entre
personas, por ello el valor es una cuestión social.

Por eso la medida de trabajo. En la medida que la mercancía (producto) tenga mayor tiempo
de trabajo incorporal, tendrá mayor valor; si tiene poco tiempo de trabajo materializado,
tendrá poco valor.

El valor de las mercancías está formado por tres elementos cada uno de los cuales
representa determinada cantidad de trabajo.
Capital constante: parte del capital que se incorpora a las mercancías bajo los medios de
producción, por ejemplo, instalaciones, edificio, maquinaria, herramientas, materia prima
etc.
Capital variable: capital que se invierte en comprar fuerza de trabajo es decir representa
el salario de los obreros, es importante mencionar que el capitalista no paga el trabajo, si
no la fuerza del trabajo.
Plusvalía: valor creado por el obrero en el tiempo de trabajo excedente y que el dueño se
apropia por ser el dueño del medio de producción.

TEORIA SUBJETIVA DEL VALOR


Se trata de una teoría utilitarista que fundamenta el valor de cambio de las cosas en la
apreciación que de ellas hacen los sujetos. Según esta concepción, las cosas adquieren
categoría de bienes económicos porque son útiles para las personas. Pero la utilidad no es
una cualidad intrínseca del objeto, sino que le es conferida por los hombres cuando llegan
a conocer para qué sirven las cosas. Mientras no se sepa cuál pueda ser su aplicación no
son útiles. Cuando lo son, los individuos necesitan satisfacer sus necesidades con ellas y
por eso les otorgan subjetivamente valor (o sea, están dispuestos a pagar por ellas).
Aunque algún griego clásico (tal cual Sócrates) y algún filósofo romano (como Séneca) ya
habían aludido a que los sujetos otorgan valor de uso a las cosas de la naturaleza, es decir,
pasan a tener la categoría de bienes, y luego pueden conferirles valor de cambio si ese
valor de uso es apreciado por dos o más personas, los cimientos de esta teoría se
encuentran en la Escolástica. A tal respecto, Schumpeter (obra citada, p. 136) afirma que:
La economía del bienestar propia de los doctores escolásticos se enlazaba con su
economía "pura" por medio del concepto axial de esta última, el concepto de valor, el cual
se basaba también en las "necesidades y su satisfacción".
Y luego continúa diciendo (ibídem, p. 137):
En primer lugar, en la crítica de Duns Escoto y sus seguidores, los escolásticos tardíos,
particularmente Molina, dejan completamente en claro que el coste, aunque es un factor de
la determinación del valor de cambio (o precio), no es la fuente lógica o "causa" de éste. En
segundo lugar, esos escolásticos descubrieron con inequívoca claridad la teoría de esa
utilidad que ellos consideraban fuente o causa del valor. Molina y Lugo, por ejemplo, fueron
tan precisos como lo sería C. Menger al puntualizar que esa utilidad no es una propiedad
de los bienes mismos, ni coincide con ninguna de sus cualidades intrínsecas, sino que es
reflejo de los usos que los individuos observados se proponen hacer de dichos bienes, y de
la importancia que atribuyen a esos usos. Pero ya un siglo antes San Antonino,
evidentemente movido por el deseo de despojar al concepto "utilidad" de indeseables
sentidos "objetivos", había utilizado un término no clásico, pero excelente: complacibilitas,
equivalente exacto de la "desiredness" <"deseadicidad"> del profesor Irving Fisher, usado
para significar el hecho de que una cosa está siendo efectivamente deseada, y nada más.
En tercer lugar, los escolásticos tardíos no resuelven explícitamente la "paradoja" del valor
(el agua, pese a ser muy útil, no tiene normalmente valor de cambio); pero obviaron la
dificultad por el procedimiento de relacionar desde el principio su concepto de utilidad con
la abundancia y la escasez; su utilidad no era utilidad de los bienes en abstracto, sino
utilidad de las cantidades de bienes disponibles o producibles en cada situación
determinada. En cuarto y último lugar, los escolásticos tardíos enumeraron todos los
factores determinantes del precio aunque no los integraron en una plena teoría de la
demanda y la oferta.
En realidad, la paradoja del valor aludida por Schumpeter está incompleta, pues aun siendo
llamativo que una cosa muy valiosa por su uso, como el agua o el pan, sin embargo posea
poco valor de cambio, lo verdaderamente paradójico es que, los diamantes, que apenas
son útiles para la vida humana (es decir, para muchas personas casi no tienen valor de uso)
sean por el contrario muy caros.
Cabe añadir que entre los factores determinantes del precio, en determinadas
circunstancias, se encuentra el coste de producción (como sería en los artículos que no se
venden en mercados donde pueda regir la común estimación, esto es, cuando hay pocos
vendedores y pocos compradores); de modo que el precio debe permitir el resarcimiento
de ese coste. Se trata ahora de una teoría objetiva, pues basa el valor en elementos
comprobables y medibles, ajenos, por lo general, a la apreciación subjetiva. Tal teoría
también es expuesta por Francisco de Vitoria, egregio escolástico tardío considerado el
fundador de la Escuela de Salamanca de economistas en el siglo XVI. En el análisis que de
este autor hace Barrientos (en su obra Un siglo de moral económica en Salamanca (1526-
1629,I, Francisco de Vitoria y Domingo de Soto, 1985, p. 43), Vitoria sostenía que en las
mercancías que no son muy corrientes (o sea, aquellas para las que hay pocos
compradores y pocos vendedores), al no ser posible determinar el precio por el principio de
la común estimación de los hombres, es razonable que el precio, aunque el mercader no
debe fijarlo a su libre albedrío, contemple los gastos de producción, los trabajos, los riesgos
y la escasez.
En lo concerniente a la teoría del valor y los precios, la concordancia entre estas
consideraciones, que Schumpeter atribuye a la Escolástica, y las ofrecidas por Vadillo se
puede comprobar a través de las reflexiones de este último sobre la naturaleza de la
moneda, si es o no una medida común, «á la que habian de referirse y ajustarse todas las
cosas», según se inclinaba a creer Locke (en sus Cartas sobre la moneda) o si era «un
signo representativo del valor de toda mercadería», según opinaba Montesquieu (en Del
Espíritu de las Leyes). Sobre estas disquisiciones Vadillo concluye (pp. 14 y 15) que:
Serian perfectamente exactas y acordes estas opiniones entre sí, si por medida comun se
entiende unánimemente lo mismo que por signo; un índice abstracto que exprese o
sustituya el valor impositicio de los géneros comerciables, ó un medio comparativo de las
relaciones que en sí tienen para estimarse, pero no un arancel que fije ó determine aquel
valor, cual en vano se buscará otro mas que la necesidad real, presunta ó de capricho.
Esta última consideración de Vadillo equivale a decir que lo único que es capaz de
proporcionar valor a los bienes económicos es la apreciación subjetiva de los individuos,
que sienten una necesidad (aunque sea caprichosa) y están dispuestos a pagar algo con
tal de adquirir el bien que la satisface. Es, por tanto, la necesidad subjetiva la que confiere
valor a los bienes.
No obstante, Vadillo también asume las tesis de la teoría objetiva al aceptar un precio
mínimo para las mercancías. Así, por lo que respecta al precio razonable, Vadillo opina
(p.15) que «el precio ínfimo de cualquier mercadería ha de contener indispensablemente,
analizado en su última resolución, sobre el valor de los capitales de la materia ruda el
alimento del operario y estipendio de su trabajo». Es decir, los gastos incurridos en su
producción.
Retornando al valor subjetivo de los bienes, Vadillo insiste en ello al puntualizar (pp. 17 y
18) que:
Las necesidades casi siempre reales de los primeros, y las reales, presuntas ó facticias de
los segundos1 son las que, según la aptitud de satisfacerse, imponen el precio á los géneros
comerciables, aumentándolo en razón de la dificultad, y disminuyéndolo en la de la facilidad
de conseguirse. Segun el grado de estimación é importancia que la necesidad ó el capricho
hayan dado á una mercadería, que es su precio verdadero, y su escasez ó abundancia, así
será menester mas ó menos representacion de este precio, mas ó menos signos que
expresen ó equivalgan al actual valor de aquella mercadería, acomodado á las
circunstancias, para satisfacer la urgencia, las comodidades ó manía; lo que se ve
prácticamente en las variaciones de valores de una misma mercadería y en los
descubrimientos de nuevos géneros desconocidos antes, cuyo precio se regula, no por la
moneda, y sí por la comparacion de su utilidad verdadera ó ficticia, bien en sí misma, ó ya
con respecto á otras especies semejantes. Y hé aquí como lejos de ser la moneda la medida
comun de las mercaderías en el sentido preciso de esta voz, segun la inteligencia de
algunos, que es el de disponer de su valor, está subordinada al estado y movimiento que le
comuniquen aquellas, señalando solamente como signo, y sostituyendo como instrumento
el grado de su aprecio, equilibrado con el de su necesidad ó real, ó existimativa, ó de puro
capricho, que, como se ha visto, es la única medida común del valor de los géneros
comerciables.
Y algo más adelante todavía vuelve Vadillo a este asunto entroncándolo con su apreciación
cuantitativa respecto al dinero y los precios (p. 21):
En fuerza de esta tendencia recíproca que tienen á equilibrarse las monedas y las
mercaderías y de la necesidad mutua, única medida comun de los precios, ha ido la moneda
decayendo de su valor desde la entrada del siglo XVI según la mayor abundancia de
metales sacados de nuestras minas de América, y aun el oro ha ganado sobre la plata
progresivamente en razon de su escasez respecto á ella.
Por consiguiente, no parece que quepa duda respecto a que Vadillo (prescindiendo de su
matización sobre una teoría objetiva del valor en lo concerniente a un precio mínimo)
sostenía una teoría subjetiva del valor heredada de la Escolástica, que estaba
fundamentada en la apreciación de los individuos sobre el grado de necesidad que sienten
por un bien económico.
Una teoría similar había sido difundida recientemente por Turgot, autor citado por Vadillo,
como ya se dijo antes. Acerca de esto, Eric Roll (en su Historia de las doctrinas económicas,
1964 [1939] p. 124) dice que Turgot, en su artículo Valores y monedas, «concedió un lugar
importante a los elementos subjetivos en la determinación del valor de cambio». Estos
elementos subjetivos formaban en cada individuo lo que él llamaba «el valor estimativo de
un bien». El fundamento de la utilidad de los bienes y la necesidad subjetiva que de ellos
tienen las personas también fue expuesto por Turgot en sus Reflexiones sobre la formación
y la distribución de las riquezas, en cuyo epígrafe XXXI se lee lo siguiente:
La necesidad recíproca introdujo el canje de aquello que se tenía por lo que se carecía. Se
intercambió un bien por otro y bienes por trabajo. En estos intercambios, se requería que
ambas partes convinieran respecto a la cualidad y cantidad de cada una de las cosas
intercambiadas. En este convenio, es natural que cada uno desee recibir lo máximo posible
y entregar lo menos que pudiera. Y, siendo ambos igualmente dueños de lo que tienen para
dar en el cambio, cada uno de ellos tiene que sopesar su apego por el bien que da con
respecto a su deseo hacia el bien que quiere recibir, y fijar en consecuencia la cantidad de
cada una de las cosas intercambiadas.
Antes de concluir este parágrafo sobre la teoría del valor conviene desvelar la paradoja del
valor, que históricamente se presentó difícil de resolver. Los economistas anteriores al
último tercio del siglo XIX estaban perplejos ante este hecho económico enunciado en la
paradoja y no acertaban a explicar convenientemente la naturaleza del valor de los bienes.
Reconocían que la utilidad era indispensable para justificar el valor, puesto que sin utilidad
las cosas no eran apreciadas por las personas. Pero, a su vez, manifestaban que el valor
no dependía directamente de la utilidad, tal como se vislumbra en la paradoja (el agua, muy
útil, casi no tiene valor de cambio y los diamantes, apenas útiles, tienen mucho valor). Las
medias de lana (en un país frío) son muy útiles, decía el economista inglés de principios del
siglo XIX David Ricardo (en su libro Principios de Economía Política y Tributación, 1959
[1817] p. 210 nota 9), y si alguien con una máquina es capaz de elaborar dos pares de
medias con el mismo trabajo que antes se componía una sin la máquina, la utilidad de las
medias no se menoscaba en absoluto, pero su valor disminuye. En consecuencia, los
economistas de aquellas épocas sólo manifestaban, sin más explicación, una trivialidad
fáctica: los bienes escasos son caros y los abundantes baratos.
El descubrimiento de la ley del decrecimiento de la utilidad marginal en el último cuarto del
siglo XIX sirvió para resolver la paradoja del valor. La utilidad marginal es el cociente del
incremento de la utilidad (o satisfacción) experimentada por cada sujeto y del incremento
de la cantidad disponible de bien que proporciona dicha utilidad. Esta utilidad marginal es
decreciente, en el sentido de ir disminuyendo a medida que se dispone de más cantidad
del bien. Cuando aumenta la cantidad disponible de un bien la utilidad total puede aumentar,
pero los sucesivos incrementos de utilidad son cada vez más pequeños entre sí y en
comparación con los incrementos invariables de la cantidad del bien que los origina. Por
ejemplo, a una persona que dispone de muchos cubos de agua, si le quitan uno apenas lo
nota y casi no le causa perjuicio, porque ese cubo de agua (el marginal) le origina muy poca
satisfacción y, para ese individuo, tiene muy poco valor; por el contrario, si a quien sólo
dispone de un cubo de agua se lo quitan le causan en tremendo quebranto, porque para él,
ese cubo de agua (el marginal) le proporciona mucha satisfacción y tiene un gran valor.
Así, tras la asunción de esta teoría de la utilidad marginal, se llegó al convencimiento de
que el valor depende de la utilidad, pero no de la total sino de la marginal. En efecto, la
utilidad marginal combina abundancia del bien con escasa utilidad marginal y, en
consecuencia, bajo valor; asimismo asocia escasez del bien con mucha utilidad marginal y,
por tanto, alto valor. Con esta nueva teoría en la mano se puede tomar el mismo ejemplo
de Ricardo, recién enunciado, para demostrar justo lo contrario que él pretendió probar; en
efecto, siendo más abundantes las medias, al confeccionar muchas con la máquina, su
utilidad marginal disminuye, y con ella el valor de las medias, pese a seguir aumentando la
utilidad total de las mismas.

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