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El estudio de la violencia en las relaciones de noviazgo es importante por tres razones: en primer
lugar, se ha encontrado que una agresión física previa al matrimonio supone una probabilidad del
51% de que esa agresión se repita a lo largo del primer año y medio de convivencia. En segundo
lugar, el estudio de la violencia puede ayudar en la comprensión general del fenómeno de la
violencia en las relaciones íntimas. Finalmente, el conocimiento de este fenómeno puede ayudar a
planear y fomentar su prevención. El estudio de la violencia en las parejas se ha centrado
históricamente en la mujer, sin embargo, investigaciones recientes apuntan a que, por lo menos,
en las parejas de novios, la diferencia entre géneros se está disminuyendo o incluso invirtiendo. En
el presente estudio se presentan los datos obtenidos de una encuesta aplicada a un total de 40
jóvenes de uno y otro sexo en la Universidad Privada Domingo Savio, sobre violencia en el
noviazgo. Los resultados indicaron que el ___ y el ___ de hombres y mujeres, respectivamente, es
decir, el 46.2% del grupo total sufre de violencia en alguna medida. Eso significa que en nuestro
estudio no se encontraron diferencias significativas en cuanto al ejercicio de la violencia entre
géneros.
Justificación
Con lo anterior queremos apuntar que las agresiones aceptadas desde el principio en una relación
de noviazgo se vuelven costumbre y se hacen cada vez más frecuentes e intensas. Como se puede
observar en los datos presentados, poco se ha realizado en cuanto a la investigación en las
relaciones de noviazgo en adolescentes en lo que se refiere al rango de edades entre y años y se
ha dejado de lado que los adolescentes se ven influidos por una gran cantidad de modelos:
parentales disfuncionales, modelos televisivos, en video (algunos importados) en los que se
privilegia y destaca un tipo de relación interpersonal caracterizada por las agresiones físicas,
verbales y psicológicas; más aún, podríamos decir que las relaciones violentas se han convertido
en una moda entre los jóvenes. ¿Cuál es la dinámica de la relación interpersonal de noviazgo en
los adolescentes de secundaria y bachillerato del estado de Veracruz?
Objetivos
adolescentes;
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3) descubrir la relación entre violencia y el uso de alguna sustancia adictiva;
noviazgo;
2. MARCO CONCEPTUAL
ha prestado la importancia que amerita pero, actualmente, ha comenzado a ser estudiado por
tempranas. Es un fenómeno social que tiene graves consecuencias tanto en lo personal como
conjuntas con la intención ya sea implícita o explícita de mantenerla en tanto ambos estén de
acuerdo y/o que alguno decida terminarla, o bien se llegue a otra forma de relación más
estas formas de relación es la que plantean Rodríguez y de Keijzer (2002, p. 42) quienes la
describen como Una relación social explícitamente acordada entredós personas para
señalan algunos (Larson, Clore y Wood, 1999) la época del “primer amor” que conlleva una
paradoja: tiene un gran valor sentimental, pero también es considerado como un elemento
disruptivo que puede alterar en forma dramática las opciones de vida de los/las adolescentes.
Es muy importante que para que esta última pueda ser estudiada debamos tomar en cuenta el
contexto en el que los jóvenes se encuentran insertados, una sociedad posmoderna (RojasSolís,
2013a, p. 3), en cuyo contexto se encuentran en transformación constante y cambiando
la identidad de género y los roles, los proyectos de vida, así como costumbres y formas de
individuos.
Vemos cambios en los roles y formas de vida de las personas y así lo vemos en las relaciones
de noviazgo; esto es fácil de percibirse, sobre todo, cuando hablamos de actos violentos; en
años anteriores se veía a la mujer como víctima de este tipo de situaciones pero, aunque con
pocos estudios al respecto, se ha destacado que ella también ejerce actos violentos contra el
varón.
Así, deja claro que lo que transforma en violencia una conducta agresiva es la intencionalidad
del hecho.
La violencia se manifiesta, generalmente, a través del ejercicio del poder mediante el empleo
de fuerza (ya sea física, psicológica, económica o política) e implica la existencia de una
que la lleva a acomodarse a la victimización que sufre, justificando que sus intentos
por salir de la situación pueden acarrearle efectos peores por lo que decide permanecer
junto a quien la agrede; con ello le confiere al agresor un poder sobre el rumbo de su
Esto llama la atención que ocurra en la etapa que se estudia, toda vez que no se encuentran
viviendo una relación de pareja con otra clase de compromisos y responsabilidades, como
Wolfe et al. (2001, p. 35, cit. en Osorio y Ruíz, 2011, p. 35) describen la violencia en el
noviazgo como cualquier intento por ejercer control o dominio para provocar alguna forma
de daño como puede ser físico, sexual o psicológico. Desde su perspectiva, Castro y Casique
(2010, cit. en Rojas-Solís, 2013b, p. 5) la describen como acción, omisión, actitudes o formas
de expresión que puedan ejercer un daño (emocional, físico o sexual) en el otro con quien se
tiene una relación afectiva e íntima, pero sin una forma de convivencia física ni relación
marital.
En este estudio, al tratar las relaciones de noviazgo, la violencia se entiende como: “Actos
omisión– por medio de los cuales busca someter y controlar a la otra persona, infligir
sufrimiento o daño físico, sexual y/o psicológico, de forma directa o indirecta” (González,
De acuerdo con estas definiciones, queda claro que cuando se habla de violencia no se hace
referencia solamente a agresiones físicas, sino que también se ejerce violencia a través de
palabras, lo cual muy difícilmente puede ser notado por los jóvenes; por las características
propias de su edad lo ven como algo natural o normal. El Instituto Tlaxcalteca de la Juventud
indica que “las conductas violentas en las relaciones de pareja no formales no son percibidas
como tales, ni por las víctimas ni por los agresores, sino que el maltrato y las ofensas se
confunden con el amor y el interés por la pareja” (2008, cit. en Peña, Zamorano, Hernández,
En las relaciones de pareja, la violencia se manifiesta través de una forma cíclica y reiterativa;
a esto lo denominó Walker en 1970 el ciclo del maltrato (Dutton y Golant, 1997; Almeida y
Gómez, 2005; Barea, 2006; Cortaza, Mazadiego y Ruíz, 2011; Yedra y González, 2011). Las
fases pueden variar de pareja en pareja en duración e intensidad y a partir de los hallazgos de
Acumulación de tensión: Sin que haya una relación con lo que les rodea, la tensión crece por
distintas circunstancias, las cuales pueden ir desde situaciones estresantes, problemas del
verbales pudiendo llegar a los físicos. La función de esta agresión verbal es debilitar la moral
Explosión violenta: La tensión va en aumento y suele provocar que el/la agresor/a tenga
La tensión puede descargarse mediante palabras hirientes, insultos, golpes, lanzando objetos,
rechazo de la pareja, silencio, forzando relaciones sexuales, avergonzándola ante los demás,
hablando mal de ella, y muchas otras formas. Uno más de los riesgos en esta fase es que el
proceso se potencia a sí mismo, lo que determina que los golpes puedan ser más frecuentes
y más intensos.
Asimismo, Torres (2005) señala que después de una discusión se puede presentar el primer
golpe, que puede ser un episodio aislado que no se repita o puede ser el inicio de una escalada;
la violencia puede ir en aumento y pueden conservarse las formas leves de maltrato. Del
mismo modo, se puede apreciar cómo se articulan distintas formas para incrementar la
De este modo, la víctima se siente con poder y ninguno de los dos quiere recordar los hechos
y mucho menos hablar de ello. Sólo desean vivir esta “luna de miel”. Sin embargo, como
menciona Barea (2006), no es adecuado llamar así a este período ya que no es en realidad
una situación tan dulce y acordada por ambos ya que el/la victimario/a es quien establece
esta autora sería más adecuado denominarla “fase de manipulación afectiva” ya que es esta,
precisamente, la intención del agresor (consciente o no) y se muestra tan convincente (tal vez
porque en este momento siente realmente culpa) que la pareja accede a su solicitud de
Por su parte, Almeida y Gómez (2005) consideran que a partir de esta fase de reconciliación
o “luna de miel” se desprende una fase de aceptación, la víctima acepta continuar la relación
Una situación común entre los/las agresores/as es que buscan que recaiga la culpa sobre la
víctima acusándola de provocar la agresión. Esta fase puede involucrar a otras personas, a
quienes pide que intercedan para que la pareja lo/la acepte nuevamente.
violencia física Torres (2005, pp. 121-122) considera que a partir de que se propina el primer
del otro, la desesperación de todos. Dadas sus características, diversos autores (Barea, 2006;
Dutton y Golant, 1997; Torres, 2005) consideran más apropiado denominar esta etapa como
una escalada de violencia y Barea la precisa aún más como una espiral de violencia, toda vez
que cada vez que se repite el ciclo aumenta la intensidad del maltrato.
Al tratar este ciclo o escalada de violencia debe reconocerse que el maltrato verbal puede ser
tan dañino y destructivo como la agresión física ya que mantiene a la víctima aterrorizada
por el temor de que vuelva a presentarse. Como señala Barea Una vez que da inicio la
Una vez ocurridos este tipo de actos, estos no cesan sino que tienden a repetirse con más
probabilidad, son actos cíclicos; la violencia, a simple vista, a excepción de la física, muchas
veces no puede identificarse como tal, por lo que, González y Santana señalan que (2001, cit.
fundamental que propicia la violencia, toda vez que se adoptan creencias como: el
amor lo puede todo, te celo porque te amo, no puedo vivir sin ti, entre otras, que guían
a algunos/as jóvenes a considerar que sus esfuerzos son suficientes para allanar
distintas formas de violencia son interpretadas como obstáculos a vencer. Esta visión
puede también contribuir a que el sentimiento amoroso sea utilizado para justificar el
2011, pp. 398-399), en un estudio realizado, indica que “el 25% de los sujetos víctimas de
los malos tratos sostienen arraigadas creencias basadas en un ideal de amor romántico, donde
Es pertinente en primera instancia aclarar que existen diferentes formas de ejercer dicha
violencia. Así, en este estudio, la violencia se entiende como: Actos específicos de agresión
hacia la pareja, (por acción u omisión) por medio de los cuales busca someter y controlar a
la otra persona, infligir sufrimiento o daño físico, sexual y/o psicológico, de forma directa o
indirecta.
En lo general, son reconocidas cuatro formas de violencia entre las parejas cuando se estudia
Sin embargo, toda vez que no es habitual que exista una dependencia económica entre las
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Violencia Física.
Hace referencia al sometimiento del cuerpo, desde un pellizco hasta la muerte y puede ser
ejercida con objetos. Implica el ejercicio o amenaza de golpes, empujones y/o caricias
Media: expresiones relacionadas con bofetadas, golpes, patadas, romper objetos personales
de la pareja.
o varias personas. Es una forma sutil que no es visible a primera vista, se caracteriza por
huella en el cuerpo.
Póo y Vizcarra (2008), señalan que la violencia psicológica se caracteriza por el uso de
de esta. Es difícil de identificar puesto que muchos jóvenes suelen confundir cada uno de
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estos actos con el amor, pensando que si su pareja lo hace es porque lo/la quiere; más aún,
los daños que esta produce inicialmente no pueden notarse a simple vista.
Esta forma de violencia se encuentra siempre presente en todas las otras manifestaciones. Sin
El impacto de este tipo de violencia es de largo plazo, ya que incluye actos de coerción,
control y subestimación. Quien ejerce esta forma de maltrato tiene la intención de humillar
al otro, degradarlo, buscando que se sienta mal al decirle, por ejemplo, palabras hirientes,
el aislamiento e incluso las amenazas de ejercer otras formas de violencia. Todo esto busca
Esa autora también señala que entre los efectos que tiene en las víctimas encontramos
entre otros.
Las mujeres que ejercen este tipo de violencia lo hacen a través de la crítica, el control y el
menosprecio hacia los hombres. Por su parte, los hombres ejercen este tipo de violencia a
Violencia sexual.
fuerza física o moral a tener algún tipo de actividad sexual sin el consentimiento de la
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incluyen los tocamientos en el cuerpo, obligar a la pareja a tocar el cuerpo del agresor, llevar
a cabo actividades sexuales que no son deseadas por la víctima, el acoso y el hostigamiento,
Así como es difícil encontrar de manera aislada las formas de violencia en las parejas –sean
establecidas de forma permanente o de noviazgo–, también es difícil que una vez iniciadas
Olvera, Arias y Amador, (2012) señalan que se manifiesta a través del derroche de dinero
por parte del hombre, el cual no da explicaciones de cómo distribuye sus gastos; así mismo
éste manifiesta ser el que trabajará si se llegan a casar. Stordeur y Stille (1989, cit. en
ReyAnacona.,
pareja en donde a la mujer no se le deja trabajar cuando puede hacerlo y la otra persona
aprovecha el hecho de que su pareja depende económicamente de ella.
Los diversos tipos de violencia se presentan de forma variada en las relaciones de noviazgo
maltrato se manifiesta en jóvenes de entre 17-20 años, siendo el intervalo de edad 17-18 años
a Fernández-Fuertes y Fuertes (p. 406) quienes señalan que en dicha edad la agresión verbal
y emocional, en concreto, representa la forma más común de conducta violenta. Del mismo
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Dentro de las agresiones físicas más frecuentes, en un estudio realizado por Olvera, Arias y
...el empujar y el dar golpecitos, cerca del 40% lo señalaron, otro 15% mencionó que
su pareja la besaba sin consentimiento de ella, 12% de las mujeres señaló que eran
empujadas cuando su pareja ya no quería estar con ellas, en promedio de 20% de las
figuran agresiones tales como haber sido jaladas del cabello, ser rasguñadas, y por
último hay que destacar agresiones como ser alcanzadas por algún objeto lanzado y/o
En cuanto a la violencia sexual se presentan con mayor frecuencia las caricias desagradables,
lo cual implica ser besada o tocada de forma que causa incomodidad; existe también la
comparación sexual con otras ex parejas, obligación a tener sexo, el varón decide cuándo
también casos de forma mínima, el tomar fotografías sexuales, obligar a practicarse el aborto
y la negación a que la mujer se realice un examen de detección de enfermedades de
La ENVINOV 2007 (IMJ y SEP, 2008) deja ver que ya para ese año 15% de las y los jóvenes
psicológica se revela que el 76% de los jóvenes han sido víctimas de ésta, mientras que 16.5%
de las jóvenes entrevistadas señaló haber sufrido por lo menos un evento de violencia sexual,
de lo anterior, a manera de conclusión podemos notar que más del 70% de los adolescentes
han sido víctimas de violencia psicológica, siendo notable también que este tipo de
colombianos, el 85.6% de los participantes informó haber ejercido, por lo menos una vez,
de alguna forma de maltrato por parte de su pareja (p.146). El tipo más frecuente fue el
datos coinciden con los de otros estudios que señalan que las agresiones psicológicas a veces
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se identifican menos que las de tipo sexual o física, pero su prevalencia es mayor en los
noviazgos (Kuffel y Katz, 2002; Forke, Myers, Catallozzi y Schwarz, 2008; Shorey, Temple,
Son diversos los factores que tienen gran influencia para que se desarrolle la violencia
durante el noviazgo; por ello, considerando a Velázquez (2011, p. 41), para analizar el caso
los antecedentes de violencia que se presentan en las familias de los jóvenes, puesto que ésta
(la familia) es el principal medio por el cual se transmiten los valores, la cultura, las formas
diversas de ver el entorno por cada uno de los integrantes de la pareja está relacionado con
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las formas de crianza que vivieron: disciplina férrea o comprensión empática, muestras de
Así, es importante mostrar la relación que existe entre las formas de convivencia en la familia
modelos de aprendizaje y respaldo cultural por los que los adolescentes se pueden convertir
Corral, 2008; IMJ y SEP, 2008). Al respecto, la ENVINOV 2007 muestra que la transmisión
de la cultura de una generación a otra es, tal vez, el aspecto más importante que caracteriza a
la violencia en las relaciones de noviazgo: 21.3% de los jóvenes encuestados en sus hogares
refirió que en sus casas había insultos, teniendo mayor incidencia en los hogares urbanos;
9% mencionó que había golpes. Estar expuestos a la violencia en el hogar tiende a perpetuar
relaciones.
López, 2005, p. 74) entrevistaron a profesores y, a pregunta expresa, ¿cómo crees que influye
conducta violenta: si existe violencia en el núcleo familiar, esto es un modelo que cualquier
niño o adolescente reproduce. Crecer en este tipo de familias tiene como consecuencias la
pérdida de confianza en sí mismo y en los demás, baja autoestima y problemas subsecuentes
en las relaciones íntimas, como el noviazgo (Canales, 2014, p. 51). Los adolescentes son más
interpersonales, situación que no solo es determinada exclusivamente por la edad, sexo, clase
social (Abad, 2008, p. 1; en Lievano, M., Duque, M., Shears, M. y Castro, K., 2013) sino
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también por el hecho de vivir o haber vivido en una familia disfuncional caracterizada por la
En muchos de los casos, interpretando a Olvera, Arias y Amador (2012) , el hecho de que en
una relación de noviazgo se presente algún tipo de violencia depende mucho de los patrones,
que tanto hombres como mujeres, han aprendido desde la infancia, principalmente en el
entorno familiar, toda vez que dichos patrones son normalizados y validados como formas
de común convivencia en la sociedad; así lo plantea Sears (2007, cit. en Rey-Anacona, 2008,
p. 232) cuando menciona que la vivencia de una forma particular de violencia en la familia
Los factores de riesgo de la violencia en las parejas jóvenes que han sido más estudiados son
de pareja, tener amigos o conocidos que han sido víctimas o victimarios de dicha violencia,
los roles tradicionales de género y la experiencia de haber sido víctima de violencia por parte
de la pareja o en la familia de origen (Matud, 2007; Sears et al, 2007; Smith et al, 2005, cit.
en Rey Anacona, 2008, p. 232). En ese sentido, el hecho de que los adolescentes se hayan
desenvuelto en un ambiente donde hubo actos de violencia de cualquier tipo se asocia tanto
con la victimización como con la práctica de ésta, y esto no sólo en las mujeres, sino también
en los varones.
Así pues, Velázquez (2011, p. 41) en su estudio, encontró que las mujeres que reportaban
violencia conyugal (55%) habían sido objeto de maltrato durante su infancia; asimismo, de
las mujeres que padecen violencia física o sexual con su pareja sufrieron violencia cuando
Es evidente que la familia juega un papel muy importante como modelo de aprendizaje y
legitimación de la violencia en las relaciones de la pareja; la violencia puede ser una conducta
cambia espontáneamente por la voluntad o promesas del agresor o por el amor y cuidados
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Cortaza, Mazadiego y Ruiz, (2011, p. 15), revelan en su estudio que “la violencia para
algunas de las participantes se ha iniciado desde el núcleo familiar, ya que el 6.1% de estas
jóvenes reportó haber vivido situaciones de violencia ocasionadas por algún integrante de su
familia.”
Existen otros factores incluidos en el contexto familiar que pueden llevar a que la violencia
reportan que “56% de los encuestados manifestó que la autoestima era el aspecto que más
podría influir para que ocurriera la violencia en el noviazgo, seguido de los factores de estilos
En un estudio más reciente, realizado por Rey-Anacona (2015) señala que el hecho de que
los jóvenes hayan observado actos de maltrato entre los padres está relacionado con la
ejecución de malos tratos durante sus relaciones de noviazgo, aceptan el uso de violencia y
se adjudican rasgos agresivos. Asimismo, su estudio revela que los jóvenes que vivieron en
un ambiente violento cuando niños, veían con naturalidad las agresiones en las relaciones
románticas creyendo así que la violencia es común en las relaciones de pareja de sus pares.
Es así que, quienes presencian violencia entre sus padres muestran una tendencia hacia una
presenciado estos actos en su entorno familiar, en sus relaciones entre iguales, etcétera. El
consumo de sustancias es otro factor muy importante y la relación entre el consumo de drogas
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Ignorar las opiniones, callar al otro bruscamente, gritos, insultos, empujones, entre otras
formas. En los datos reportaron que 47.8% de los estudiantes consumen alguna sustancia
adictiva; de ellos 53.7% son hombres y 43.4% mujeres; la sustancia de mayor consumo es el
alcohol, con 83.7%, seguido del tabaco con 70.0%. El consumo de marihuana, es
Guzmán, Esparza, Alcántara, Escobedo y Henggeler (2009) indican que existe relación entre
el consumo de alcohol y la violencia psicológica, tanto la que ejerce el hombre como la que
recibe la mujer, reportando que 80.3% de las mujeres han sido víctimas de violencia
durante esta etapa; estos eventos se caracterizan por: explicaciones acerca de sus conductas,
control del uso del móvil y gritos. Los autores destacan que existe relación positiva y
el consumo por parte de las mujeres está asociado positivamente con ser víctimas de abuso
psicológico; a mayor consumo dependiente y perjudicial del hombre, mayor es el abuso
Comparando los datos anteriores con el estudio que realizaron Cortaza, Mazadiego y Ruiz
(2011) encontraron que las parejas de las adolescentes presentan consumo de bebidas
alcohólicas (29%) y ellas señalaron haber sido víctimas de violencia psicológica (61.2%);
también reportaron haber recibido golpes con las manos u objetos por parte de sus novios
(3%) y haber sido obligadas a tener relaciones sexuales sin consentimiento 4.4%.
alcohol elevado lo que incrementa la probabilidad de informar agresión física y sexual para
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ambos sexos. Incluso los varones con un alto consumo reportaron ser ellos quienes iniciaban
las agresiones contra su pareja. Concluyen que el uso de alcohol y drogas resulta un riesgo
para la violencia durante el noviazgo y debe ser considerado en las formas de prevención de
Se ha encontrado también que el uso de sustancias no solo favorece el maltrato sino que
también mediatiza la forma en que se realiza, por ejemplo, el alcohol está asociado con el
nivel de violencia, con la forma física y no con el abuso sexual; la cocaína sí se asocia al
Por otro lado, Saldivia y Vizcarra (2012) hallaron que en relación a la prevalencia del
último año, 48% ha consumido tabaco, 22.2% marihuana, 2.6% otros alucinógenos, 1.5%
anfetaminas, 1% cocaína y 5.7% otras drogas. Lo anterior se asocia, según los autores, a la
Querétaro, encontró que 54.8% de los varones había consumido algún tipo de droga, de estos,
la de mayor prevalencia fue el alcohol con 51.6% sobre el uso de sustancias ilícitas; 27.41%
encontró que 16% han experimentado un cambio de humor cuando han consumido alcohol y
3.8% para otras drogas. En cuanto a la relación con el consumo de alcohol y prevalencia de
violencia en el noviazgo, 10.2% mencionó que se siente agresivo al consumir esta sustancia;
3.2% han insultado a su pareja estando bajo los efectos de la misma y 1.6% ha destruido
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Los datos anteriores muestran la incidencia que tiene el uso de sustancias (legales e ilícitas)
violencia contra su pareja existen otros factores de riesgo que los impulsan a hacer uso de
este tipo de actos, entre ellos los medios de comunicación, principalmente la televisión.
Las actitudes violentas, según Bandura (1976) pueden ser aprendidas a partir de la
observación e imitación de modelos entre los que podemos incluir los parentales pero
también los televisivos y que de una manera u otra han sido reforzados por la interacción
habitual.
Una investigación llevada a cabo en EUA, que analizó 188 estudios realizados durante el
periodo 1957-1990, concluyó que: "en general, la mayor parte de los estudios, fuera cual
comportamiento cada vez más violento, tanto en el momento como con el paso del tiempo",
según refiere Pérez (2008) y explica la violencia en los medios de comunicación en cualquier
Asimismo, reconoce que para que se presente la violencia, en cualquiera de sus modalidades,
los medios de comunicación tienen gran influencia en ambos sentidos: para que se presenten
y se reproduzca el problema y también para que se prevenga y se pueda erradicar. Si bien las
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(la familia) y el medio que le rodea, no se puede dejar de lado la influencia de las imágenes
y narraciones a través de las cuales se aprenden valores y antivalores, así como formas de
comportamiento y socialización.
de televisión en sus programas suele haber contenido tanto positivo como negativo; ejemplos
de ello, actos violentos presentando ante los televidentes violencia física, verbal, psicológica
y sexual; entre dichos programas, según Mesa (2002), están los anuncios de series, películas,
vídeos musicales, autoanuncios de películas, series dramáticas, reality shows, series cómicas,
entre otros.
Siguiendo las líneas de mismo autor (pp. 213-214), se afirma que la televisión puede tener
una poderosa influencia en el desarrollo de un sistema de valores (o antivalores) y en la
formación del comportamiento; pero ante una programación cargada de violencia puede
causar efectos en niños y adolescentes puesto que pueden volverse <<inmunes>> al horror
violencia que observan en la televisión e identificarse con ciertos caracteres, ya sean víctimas
o agresores. Señala que la psicología del comportamiento advierte que la violencia televisiva
(2012) muestra que 60% de los programas de televisión tienen algún contenido de violencia;
afectando de esta manera los valores y modelos de conducta en proporción al tiempo que se
le dedica.
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desfigurados, los modelos de belleza femenina, la mujer como objeto sexual, la neurotización
de las relaciones de pareja expuestas en las telenovelas, entre otros (Arboccó y O’Brien,
2012) y con ello, el hecho de que los adolescentes observen ese tipo de contenido los lleva a
una imagen femenina pasiva, como varones al mirar conductas machistas, principalmente en
las telenovelas.
De acuerdo con este tipo de contenidos y visión de modelos, se van adoptando formas de
comportamientos que les indican cómo, contra quién y cuándo ejercer violencia; otro de los
aprendizajes es que la intimidación física es efectiva para controlar a otros (Myers, 2004, cit.
en Andrade, Céspedes y Villamil, 2013). Otro aspecto a considerar es que los Mass Media
pueden ser, en realidad, reforzadores de los modelos familiares, con lo que se van
Por otra parte, Kubey (2010, cit. en Pérez et al., 2013 p. 14) señala que la televisión se ha
De esta manera es como se considera que los televidentes, en este caso los adolescentes, al
permanecer por períodos muy prolongados frente a la pantalla les producirá dependencia a
en cualquier entorno que tuviese que convivir, alterando su desarrollo psicológico normal.
cit. en López, 2006., p. 8) se señala que “es todavía frecuente que tanto en los programas
como en la publicidad se sigan reproduciendo estereotipos y roles sexistas que, bien de una
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manifestaciones de violencia” lo que pone de manifiesto el efecto que tiene las diferentes
Los datos anteriores nos dejan ver cómo los niños y adolescentes al presenciar los programas
como normales las expresiones violentas; la televisión también puede influir para tener
ciertos comportamientos pero también para modificarlos de acuerdo con los modelos que en
comunicación en los adolescentes quienes, por la edad en la que se encuentran, pueden llegar
a ser afectos a diversos programas que tienen, en muchos casos, contenido de actos violentos;
la exposición a estas imágenes los insensibiliza y, al mismo tiempo, anima a imitar esos
comportamientos violentos tratando de resolver los problemas mediante ese tipo de acciones.
Los adolescentes toman de los modelos televisivos representaciones sobre las relaciones
románticas mismos que usan para orientar su comportamiento en sus primeras experiencias
de noviazgo. Por ello, se requiere que niños y adolescentes aprendan a visualizar los
contenidos televisivos de manera razonada y crítica, de acuerdo a su edad, para poder decidir
lo que es acorde a su estilo de vida familiar, sus valores y cultura; en síntesis, que puedan