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468. Habremos ganado mucho para la ciencia estética cuando lleguemos no sólo a
la comprensión lógica sino a la certeza inmediata de la intuición de que el desarrollo
del arte está ligado a la duplicidad de lo apolíneo y de lo dionisíaco. (Nietzsche,
1999).
Nietzsche critica esta manera griega de ver el mundo. El principal error está en
instaurar a toda costa la racionalidad; racionalidad que nos presenta al hombre
apolíneo como aquel que es el único capaz de alcanzar la verdad y el disfrute del
mundo. El hombre que es virtuoso es el que goza de lo bello. Rechaza la idea que
la única realidad verdadera está en el ámbito inteligible; que el mundo sensible,
aparente, es un ámbito secundario y es consecuencia del mundo inteligible. Y
rechaza esta idea porque instaurar la racionalidad a toda costa ha implicado el
desprestigio por el hombre mismo, por su entorno, por su creatividad, por el proceso
de crear (arte), por la pasión misma del hombre. El hecho de distinguir entre mundo
auténtico y mundo aparente hace que desprestigiemos al auténtico (que es el
“aparente”) y corramos tras la ilusión de los sueños (mundo de las ideas).
La figura de Apolo ha servido para condenar los valores propios del hombre superior
a favor de los del hombre débil; frente a la audacia, la alegría, la violencia, etc. ha
opuesto la compasión, la resignación, la humildad, etc.
Critica que también le hace al cristianismo pues la figura del hombre dócil como lo
plantea el evangelio evita la posibilidad de que surja el súper-hombre.
Invertir el platonismo quiere decir, entonces: invertir los criterios de medida; por
decirlo así, lo que en el platonismo estaba debajo y tenía que medirse por lo
suprasensible tiene que pasar arriba y lo suprasensible tiene que ponerse a su
servicio. Al llevar a cabo la inversión, lo sensible se convierte propiamente en la
verdad. Lo verdadero es lo sensible. Se trata de la formulación de una nueva
manera de ver lo que la historia había dictado; manera de ver que estará dirigida
por la voluntad de poder.
2. Hacer una crítica o apuesta donde se pueda pensar las formas como
nos manifestamos artística y políticamente, por ejemplo, en una
coyuntura, como la que atraviesa la universidad pedagógica
nacional.
Crítica del fascismo del arte que se presenta como revolucionario o apuesta
para pensar las formas en las que nos pensamos artísticamente y
políticamente.
Este fascismo conduce a una lucha que le permitirá al estudiante no ceder ante las
pretensiones de quererle someter en esas relaciones de propiedad. La lucha
estudiantil, la resistencia es el camino para la obtención de resultados diferentes,
para el no sometimiento de los ideales y la propagación de una sociedad mejor.
Como reza aquel refrán: “si quieres paz, prepárate para la guerra…” puede sonar
duro, puede sonar poco humanista al igual que las actividades con tinte fascista que
se hayan podido presentar a lo largo del paro y de las diversas manifestaciones de
protesta en contra de unas relaciones de propiedad poco equitativas. Sin embargo
veo en estas manifestaciones una esteticidad de la política, una pequeña esperanza
para la mejora de las condiciones educativas de la educación pública.
No resta decir que este fascismo permite la expresión de las masas, más no el
aseguramiento de los derechos que por democracia ya deberían estar asegurados.
En sintonía con ello, se sustrae que las formas en las que no pensamos artística y
políticamente deben estar en un continuo desarrollo.
Bibliografía.