Sie sind auf Seite 1von 4

1.

Escoja un parágrafo nietzscheano del texto “Estética y teoría de las


artes”, y analícelo a la luz del platonismo.

¿Qué es la inversión del platonismo?

468. Habremos ganado mucho para la ciencia estética cuando lleguemos no sólo a
la comprensión lógica sino a la certeza inmediata de la intuición de que el desarrollo
del arte está ligado a la duplicidad de lo apolíneo y de lo dionisíaco. (Nietzsche,
1999).

La imagen de Apolo presentada como esplendida es la imagen de la serenidad, la


claridad, la medida y el racionalismo; es la imagen clásica de Grecia. Lo apolíneo
es asociado a lo bueno, de alguna manera, si bien Platón no tiene un tratado sobre
estética, se podría decir que el concepto de lo bueno no dista mucho del concepto
de lo bello. Los ideales apolíneos niegan los ideales dionisíacos.

Se nos presenta aquí la figura que contrapone a Apolo: Dionisio. Él encarna lo


impulsivo, lo excesivo, lo desbordante, la afirmación de la vida. El erotismo, la orgía
como culminación de este afán de vivir; es decir Si a la vida a pesar de sus dolores.
Pareciera que lo dionisíaco tuviera un tinte de maldad, pues lo anterior se
contrapone a lo que Platón denomina como bueno. Los ideales dionisíacos niegan
los ideales apolíneos con la finalidad de afirmar la multiplicidad de tal manera que
cada cual pueda expresar su propia verdad y sus propios dioses.

Nietzsche critica esta manera griega de ver el mundo. El principal error está en
instaurar a toda costa la racionalidad; racionalidad que nos presenta al hombre
apolíneo como aquel que es el único capaz de alcanzar la verdad y el disfrute del
mundo. El hombre que es virtuoso es el que goza de lo bello. Rechaza la idea que
la única realidad verdadera está en el ámbito inteligible; que el mundo sensible,
aparente, es un ámbito secundario y es consecuencia del mundo inteligible. Y
rechaza esta idea porque instaurar la racionalidad a toda costa ha implicado el
desprestigio por el hombre mismo, por su entorno, por su creatividad, por el proceso
de crear (arte), por la pasión misma del hombre. El hecho de distinguir entre mundo
auténtico y mundo aparente hace que desprestigiemos al auténtico (que es el
“aparente”) y corramos tras la ilusión de los sueños (mundo de las ideas).

La figura de Apolo ha servido para condenar los valores propios del hombre superior
a favor de los del hombre débil; frente a la audacia, la alegría, la violencia, etc. ha
opuesto la compasión, la resignación, la humildad, etc.
Critica que también le hace al cristianismo pues la figura del hombre dócil como lo
plantea el evangelio evita la posibilidad de que surja el súper-hombre.

La figura de Apolo, basada en la visión griega del mundo, más exactamente en


Platón, rechaza la importancia del mundo sensible afirmando el mundo inteligible
como lo verdadero lejos de toda apariencia. Para Nietzsche, resulta todo lo
contrario, pues lo sensible es disfrute de la vida mientras que lo inteligible representa
el imperativo de acabar lo corpóreo en favor de lo suprasensible.

Y es aquí cuando se habla de la inversión nietzscheana. La inversión es mostrar


que ya no tiene sentido seguir manteniendo el “mundo aparente”. La apariencia en
la perspectiva de Nietzsche deja de ser una cosa a la cual falsamente le atribuimos
verdad, pues a lo que se le ha llamado aparente es la vida misma.

Invertir el platonismo quiere decir, entonces: invertir los criterios de medida; por
decirlo así, lo que en el platonismo estaba debajo y tenía que medirse por lo
suprasensible tiene que pasar arriba y lo suprasensible tiene que ponerse a su
servicio. Al llevar a cabo la inversión, lo sensible se convierte propiamente en la
verdad. Lo verdadero es lo sensible. Se trata de la formulación de una nueva
manera de ver lo que la historia había dictado; manera de ver que estará dirigida
por la voluntad de poder.

Ahí aparece la noción de ebriedad. La ebriedad es un estado físico, fisiológico, que


condiciona la creatividad. Se crea en un estado específico, que es la ebriedad; es
la condición previa del arte. La ebriedad es un modo de ser creativo. Nietzsche no
tiene miedo del cuerpo ni de la vida. Está calificando esa ebriedad como una
sensación de fuerza creadora. La ebriedad abre al artista a un modo de ser más
sensitivo. La ebriedad tiene un efecto idealizante; idealizar es extraer los trazos
esenciales de la realidad, configurarla.

La voluntad de poder trae consigo la reformulación de los valores históricos y, por


lo tanto, artísticos. El mismo artista es quien destruye los valores, crea a su vez
otros planteamientos que le permiten reconfigurar su sociedad. El arte es lo que
busca permanentemente engañar, seducir, falsear la realidad, para a través de ello,
mostrar la verdad. El arte inventa mentiras que elevan lo falso a lo verdadero. Desde
Nietzsche se podría pensar que el hombre inventa la belleza; el hombre inventa la
belleza para poder disfrutar la felicidad. La Apariencia ya no es negación de lo real,
sino corrección, afirmación de la realidad. La verdad adquiere una nueva
significación: la verdad es la realización del poder. Los artistas son buscadores de
verdad, inventores de nuevas posibilidades de vida.

Como lo he venido mencionando, Nietzsche se opone al dualismo platónico del


mundo. Este dualismo divide el mundo en dos: el mundo de las ideas, que
corresponde a la unidad de lo real, de lo perfecto. En este mundo se hallan el Ser,
el Bien y la Belleza. Por otra parte está el mundo aparente, el de la doxa y el error,
el mundo del arte, la escritura, el juego de azar; es un mundo devaluado con
respecto a la cuota de ser.

Nietzsche dice “Mi filosofía es un platonismo invertido, más alejada de lo


verdaderamente ente, […] es la vida aparente en tanto que fin”. Para Nietzsche no
hay dos mundos y, por tanto, no hay dos bellezas. Para Nietzsche no existe ni
mundo aparente ni mundo verdadero, no existe más que lo real. Al no existir así
verdad y error, cada una en un ámbito, sino que coexisten en el mismo mundo,
redefine la manera de comprender la realidad. La inversión que hace es que la
verdad le pertenece a la vida. La estética se vive en el devenir, en la posibilidad de
llegar a ser. De manera que invertir el platonismo quiere decir afirmar aquello que
Platón negó

La verdad de lo bello, pues, ha sido fragmentada en el pluralismo de las


perspectivas. Existen solamente el ver y conocer perspectivas, y entre más
perspectivas haya sobre una cosa, más completo será nuestro conocimiento sobre
ella.

La inversión consiste en dejar de desestimar, en cuanto al arte se refiere, lo


dionisíaco y preponderar lo apolíneo. Sino que tanto lo apolíneo como lo dionisíaco
constituyen una mirada del arte que está en constante devenir fruto de la
experiencia misma, aceptando los dolores y fracasos que esta misma pueda
conllevar.

2. Hacer una crítica o apuesta donde se pueda pensar las formas como
nos manifestamos artística y políticamente, por ejemplo, en una
coyuntura, como la que atraviesa la universidad pedagógica
nacional.

Crítica del fascismo del arte que se presenta como revolucionario o apuesta
para pensar las formas en las que nos pensamos artísticamente y
políticamente.

El fascismo intenta organizar a las masas proletarias que se han generado


recientemente, pero sin tocar las relaciones de propiedad hacia cuya eliminación
ellas tienden. Tiene puesta su meta en lograr que las masas alcancen su expresión
(pero de ningún modo, por supuesto, su derecho).

En la coyuntura del paro de la Universidad pedagógica nacional, en la cual se aboga


por mayor inversión del gobierno nacional y menos desfinanciación por parte del
mismo se presenta el papel de la asamblea estudiantil que mediante reuniones y
foros toma decisiones de carácter político que afectan positiva o negativamente el
desarrollo de la academia.

Una de las determinaciones que se toman es bloquear los edificios como


mecanismo para asegurar la participación de todos los afectados. Otra, el tradicional
“tropel” que tiene su propio lenguaje y maneras de ser expresado. Todos ellos
conllevan, en mi manera de ver, un carácter fascista incorporado, pues todos los
sujetos que participan activamente en él evidencia un carácter totalitario de lo que
están realizando y no hay cabida para otro tipo de perspectivas.

Estas expresiones llevan un factor artístico incorporado: arengas, bloqueos de


salones, tropeles, asambleas, etc. Todo ello con una sola finalidad: la modificación
de las relaciones de propiedad. Ese fascismo del cual se sirven trata de que esas
relaciones de propiedad se conserven mediante la igualdad en donde lo público no
sea desplazado por lo privado.

Este fascismo conduce a una lucha que le permitirá al estudiante no ceder ante las
pretensiones de quererle someter en esas relaciones de propiedad. La lucha
estudiantil, la resistencia es el camino para la obtención de resultados diferentes,
para el no sometimiento de los ideales y la propagación de una sociedad mejor.
Como reza aquel refrán: “si quieres paz, prepárate para la guerra…” puede sonar
duro, puede sonar poco humanista al igual que las actividades con tinte fascista que
se hayan podido presentar a lo largo del paro y de las diversas manifestaciones de
protesta en contra de unas relaciones de propiedad poco equitativas. Sin embargo
veo en estas manifestaciones una esteticidad de la política, una pequeña esperanza
para la mejora de las condiciones educativas de la educación pública.

No resta decir que este fascismo permite la expresión de las masas, más no el
aseguramiento de los derechos que por democracia ya deberían estar asegurados.
En sintonía con ello, se sustrae que las formas en las que no pensamos artística y
políticamente deben estar en un continuo desarrollo.

Bibliografía.

a. Nietzsche, F. (1999). Estética y teoría de las artes. Madrid: Alianza editorial.


b. Benjamin, W. (2003). La obra de arte en la época de su reproductibilidad
técnica. México: Itaca.

Das könnte Ihnen auch gefallen