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FUNDAMENTALISMO RELIGIOSO

El término fundamentalismo ha sido acuñado para describir una reacción de la religión


neotradicional contra las presiones de la modernidad, el cual se convirtió en un tema
generalizado de interés en los medios de comunicación y la academia durante muchos
años. El fundamentalismo es un fenómeno mundial que surge en varias sociedades con
diferentes antecedentes culturales y experiencias de modernidad. La comprensión
original del fundamentalismo, sin embargo, tomó forma en un contexto protestante en
nuestro continente latinoamericano. Un contexto que inicialmente informó las nociones
populares y académicas del mismo y a veces condujo a interpretaciones muy simplistas.
Por esta razón, entre otros, los críticos han cuestionado la viabilidad del
fundamentalismo como una categoría religiosa universal, especialmente cuando se
aplica a las sociedades no occidentales.

“Fundamentalismo” es una palabra erudita del ámbito del cristianismo, usada primero
por los expertos para designar un fenómeno religioso muy concreto del protestantismo
evangélico en Estados Unidos a principios del siglo XX. El término “fundamentalista” se
aplica a personas creyentes de las distintas religiones, sobre todo a judíos ultra-
ortodoxos, a musulmanes integristas y a cristianos tradicionalistas.

Consecuentemente, nuestro entorno es concebido desde la diversidad cultural, religiosa


y social; y la pluralidad religiosa y cultural es bastante evidente. De hecho, el pluralismo
es la ley de la realidad y de la vida. Pero el término pluralismo ha llegado a ser
ampliamente utilizado en relación con las teologías de la religión en los últimos años. Es
un reto especial para las religiones del mundo. Por lo tanto, se entiende el pluralismo
religioso como coexistencia y valores en un contexto determinado marcado por sistemas
económicos y patrones políticos.

Origen:

El fundamentalismo es un concepto moderno que surge como reacción cuando la


sociedad moderna empieza a guiarse por leyes humanas y deja de lado las divinas,
afectando a los hábitos y al estilo de vida. El término nació a principios del siglo XX en
los EEUU y rápidamente pasó a definir ideologías cristianas protestantes que,
enarbolando la infalibilidad de la Biblia, pretendían un regreso a las posturas
fundacionales del cristianismo, basándose en muchos casos en nociones reaccionarias.

El Fundamentalismo Religioso, es la corriente religiosa o ideológica que promueve la


interpretación literal de sus textos sagrados o fundacionales, o bien la aplicación
intransigente y estricta de una doctrina o práctica establecida. Por lo que considera un
determinado libro, como autoridad máxima, ante la cual ninguna otra autoridad puede
invocarse y la cual incluso debería imponerse sobre las leyes de las sociedades
democráticas. Por consiguiente, se trata de comprender el fundamentalismo religioso,
no como una cuestión relacionada con la iglesia, sino como un problema relacionado con
la crisis de identidad, la politización de las religiones, la libertad religiosa, los cuales han
conducido a la humanidad al rechazo o exclusión de sus pares por los modelos religiosos
y culturales practicados por una minoría en un contexto totalmente pluralista.

Cuando un grupo de personas promueven o deciden interpretar un texto de manera


literal, se dice fundamental. En el caso de los textos religiosos como el Corán o la Biblia
se le denomina fundamentalismo religioso. Algunos grupos fundamentalistas
manifiestan también un rechazo a las consecuencias de la modernidad tecnológica.

Aspectos doctrinales:

En nuestro análisis, la mayor atención está consagrada a las grandes religiones


mundiales: cristianismo, islam y judaísmo, porque la evolución de su institucionalidad y
sus doctrinas pueden proporcionar criterios para la definición y explicación del
fundamentalismo religioso. En primer lugar, las tres religiones son monoteístas,
mesiánicas y proféticas; la figura del Profeta o del Mesías para la elaboración de
conductas o normas tiene una importancia especial. En otras religiones (budismo,
confucianismo) existen diversidad de leyendas, mitos, figuras divinas y legendarias,
conceptos filosóficos, que ofrecen una multiplicidad de interpretaciones. Dada esta
multiplicidad, no se cumple con rigor un criterio de la definición del fundamentalismo
religioso que hemos ofrecido: el conjunto de postulados que afirma la inamovilidad de la
tradición, una infalibilidad literal de los textos sagrados.

En segundo lugar, las religiones monoteístas se caracterizan por ser “religiones de libro”,
para esto existe un texto considerado como sagrado, en donde se manifiesta una
revelación hecha por Dios a los hombres a través de un arcángel o de un profeta. Esto
significa que se ha estructurado una interpretación de los respectivos textos sagrados.
Una fuente de fundamentalismo puede ser la figura del sacerdote: pastor, ayatolá,
rabino, Papa, a quien pertenece el derecho exclusivo de interpretar la Palabra de Dios y
cuyas interpretaciones se consideran como verdad absoluta o normas infalibles para el
resto de la comunidad religiosa.

Características:

La característica que mejor define la actitud fundamentalista es su negativa a recurrir a


la mediación hermenéutica en la lectura de los textos fundantes de las religiones. Se cree
que éstos han sido revelados directamente –o mejor, dictados– por Dios, tienen un solo
sentido, el literal, y una única interpretación, la que emana de su lectura directa. El
fundamentalismo propende a aislar el texto de su contexto socio-histórico hasta
convertirlo en objeto devocional, a quien se considera intocable y se rinde culto. Tal
concepción conduce inevitablemente al dogmatismo en las creencias, al
sobrenaturalismo en la comprensión de la realidad, a la uniformidad en el actuar y al
providencialismo en torno al futuro. El lenguaje religioso se convierte en fórmula fija,
inmutable, toma la forma de dogma y funge al interior de la comunidad creyente como
ortodoxia. El pluralismo es visto, por ende, como una amenaza contra la unidad de la fe.

El fundamentalismo cristiano defiende el carácter infalibilista de las escrituras sagradas.


Por eso, al referirse a éstas, lo hace afirmando: “dice la Biblia” y no “la Biblia significa”.
La verdad de la Biblia se extiende a la doctrina y a la moral, a los aspectos históricos y a
la práctica. Su autoridad es definitiva y completa en todos los campos. Parte de una
posición dogmática que impone a la Biblia. De esta forma la secuestra y le impide el
poder expresarse libremente, cuando si algo caracteriza a la palabra de Dios es no estar
encadenada.

En el mundo occidental se suele mencionar el fundamentalismo Islámico para describir


a diferentes corrientes político religiosas ligadas al islam. Algunos de estos movimientos
dentro su fundamentalismo impone prescripciones o prohibiciones como el uso de
alcohol, formas de vestimenta en la mujer etc. El fundamentalismo protestante basa sus
enseñanzas en la doctrina básica de la biblia.

El fundamentalismo adopta una actitud de sospecha y desdén permanentes ante los que
defendemos la necesidad de la mediación hermenéutica en la lectura de los textos
sagrados, y nos pregunta entre la ingenuidad y la indignación: “¿Cómo puede usted leer
el mismo texto que yo leo, y no llegar a la misma interpretación que yo le doy? Sin duda
usted actúa de mala fe, que es lo que caracteriza a toda interpretación liberal y pone en
entredicho, o incluso desvirtúa, la palabra de Dios”. Al reaccionar así, el fundamentalista
se niega a aceptar que la interpretación admite múltiples opciones.

El lenguaje simbólico, metafórico, imaginativo es suplantado por el lenguaje realista.


Solo les reconoce un solo sentido, lo que implica un empobrecimiento semántico del rico
mundo simbólico. No hay ni puede haber lenguaje literal sobre Dios y lo divino; la
afirmación del realismo bíblico es una consecuencia de la interpretación fundamentalista
de la Biblia.

La tendencia fundamentalista se opone al ecumenismo y se muestra intolerante con otras


concepciones y experiencias que no coinciden con la suya. No se encierra en una burbuja.
Suele asociarse con otros fundamentalismos de carácter político, económico, cultural y
social, con quien establece alianzas para defender con más eficacia el etnocentrismo
cultural, una moral regresiva, la tendencia a las exclusiones por razones de etnia o raza y
una concepción religiosa restauracionista. Utiliza la religión de manera instrumental
para sus fines expansionistas y para sus intereses hegemónicos.
La actitud fundamentalista se caracteriza por imponer sus creencias, incluso por la
fuerza, a toda la comunidad humana en la que está implantada la religión profesada, sin
distinguir entre creyentes y no creyentes. De ahí la confusión de lo público y lo privado y
la ausencia de distinción entre comunidad política y comunidad religiosa, entre ética
pública y ética privada. El fundamentalismo religioso ha desembocado con frecuencia en
choques, enfrentamientos y guerras de religiones. La historia universal es la mejor
prueba de ello. Incluso hay quienes consideran que la violencia se encuentra en el
principio de las religiones y que éstas son fuente de aquéllas. La violencia estaría ya
presente en los mismos textos tenidos por revelados.

Y así es de hecho. No pocos textos fundantes del judaísmo, el cristianismo y el islam


presentan a un Dios violento y sanguinario, a quien se apela para vengarse de los
enemigos, declararles la guerra y decretar castigos eternos contra ellos. Con estos
ingredientes, se construye la trama perversa de la violencia y lo sagrado, que da lugar a
la “sacralización de la violencia” o “violencia de lo sagrado”.

El Antiguo Testamento es uno de los libros más llenos de sangre de la literatura mundial.
Hasta mil son los textos que se refieren a la ira de Yahvé que se enciende, juzga como un
fuego destructor, amenaza con la aniquilación y castiga con la muerte. El poder de Dios
se hace realidad en la guerra, batallando del lado del “pueblo elegido”, y su gloria se
manifiesta en la victoria sobre los enemigos. En el Nuevo Testamento aparece también
el Dios sanguinario, al menos de manera indirecta, en la interpretación que algunos
textos ofrecen de la muerte de Cristo como voluntad de Dios para expiar los pecados de
la humanidad. Según esta teoría, Dios reclamaría el derramamiento de la sangre de su
“Hijo” para aplacar su ira.
Algunas imágenes del Corán sobre Alá no son menos violentas que las de la Biblia judía
y cristiana. El Alá de Mahoma, como el Yahvé de los profetas, se muestra implacable con
los que no creen en Él. “! ¡Que mueran los traficantes de mentiras!”, dice el libro sagrado
del islam. Dios puede hacer que los descreídos se los trague la tierra o caiga sobre ellos
un pedazo de cielo; para ellos solo hay “el fuego del infierno”. El simple pensar mal de
Alá comporta la maldición. En el Corán se hace referencia a la lucha “por la causa de
Dios”, incluso hasta la muerte, contra quienes combaten a los seguidores de Alá.

Las tradiciones religiosas que incitan a la violencia o la justifican, y más si lo hacen en


nombre de Dios, no pueden considerarse reveladas, ni ser tenidas por palabra de Dios, y
menos aún imponerse como normativas a sus seguidores. En cuanto “textos de terror”
deben ser excluidos de las creencias y las prácticas religiosas, así como del imaginario
colectivo de la humanidad.

¿Qué se entiende por fundamental?

Viene de la palabra fundamental que se refiere a lo que sirve de fundamento o es básico


para algo. Se relaciona con Ismo que significa doctrina. En este sentido, el
fundamentalismo ha estado históricamente asociado a corrientes ideológicas o religiosas
que imponen el absoluto acatamiento de sus preceptos, establecidos en los libros
sagrados o fundacionales, y que no admiten ningún tipo de réplica o interpretación
contextual o actualizada de su doctrina

¿Son los fundamentalistas también fanáticos?

Si en muchos casos pueden fanáticos por su militancia comprometida y también suelen


ser dogmáticos por intransigencia. Se conoce de fanáticos fundamentalistas que llegan
a ser extremistas debido a las consecuencias catastróficas que pueden acarrear las
posturas irreflexivas, inflexibles e intransigentes de los grupos fundamentalistas, que son
capaces de llegar a cometer actos atroces de terrorismo para imponer su doctrina.

¿El pentecostalismo madre del Fundamentalismo Religioso?

En el estricto sentido, la respuesta es no, es el protestantismo ortodoxo, conservador


quien inicia el Fundamentalismo, el pentecostalismo tomo de allí ese fundamentalismo.
Pero este es una reacción al Modernismo y Liberalismo racionalista, también es una
respuesta a los ataques de la historia de Jesús. Entonces el Fundamentalismo de finales
del siglo XIX es un problema de hermenéutica bíblica y respuesta a ataques seculares en
torno a problemas eclesiásticos.

El fundamentalismo, en fin, adopta una actitud hostil frente a los fenómenos


socioculturales de la modernidad que, a su juicio, socavan los fundamentos del sistema
de creencias: la secularización, la teoría evolucionista, el progresismo, el diálogo con la
cultura moderna y posmoderna, las opciones políticas revolucionarias de las personas y
los grupos creyentes, la emancipación de la mujer, la apertura a los descubrimientos
científicos, los avances en la genética, los movimientos sociales, los métodos histórico-
críticos, etc. Todos ellos son considerados enemigos de la religión y en esa medida son
combatidos frontalmente.

Fundamentalismos Religiosos notorios en la actualidad de Guatemala

El fundamentalismo es un enfoque o actitud que atraviesa sobre todo a las religiones


evangélicas y también a muchas corrientes intelectuales (el marxismo y las doctrinas
neoliberales, por ejemplo), así como a ciertas doctrinas políticas, empeñado sobre todo
en inculcar lo que hay que creer (doctrina) y no en enseñar a pensar. La religión católica,
por su lado, es heredera de una tradición más racionalista (San Agustín, Santo Tomás, e
incluso Aristóteles) que intentaba demostrar la existencia de dios racionalmente, además
de a través de la fe. Sin embargo, también entre los católicos hay corrientes
fundamentalistas como la de los “carismáticos” y la tenebrosa secta del Opus Dei.

Es importante recordar que las sectas neopentecostales fueron introducidas en


Guatemala a fines de los años sesenta con apoyo de la CIA y a iniciativa del entonces
dictador de turno, el general Arana Osorio, más conocido como El Chacal. Más tarde, con
la Iglesia del Verbo sostenida por el genocida Ríos Montt, el fundamentalismo
neopentecostal empezó a crecer vertiginosamente en el país. Dichas iglesias tenían y
tienen aún como propósito neutralizar la influencia de la Iglesia Católica en las regiones
rurales en Guatemala, ya que sus bases simpatizaban con la entonces llamada “Teología
de la Liberación”, un movimiento social que pretendía transformar la sociedad y que
tenía simpatías hacia los movimientos insurgentes. En cambio, para las iglesias
evangélicas y neopentecostales, el enfoque orientado a la transformación de la sociedad
era una trampa del demonio, y lo correcto era mantener una relación exclusivamente
personal con dios para alabarlo y glorificarlo, sin involucrarse en ningún tipo de
problemática social o política.

Existen relatos sobre que es una muestra del fundamentalismo que perpetró asesinatos,
secuestros y toda clase de atrocidades durante la época del General Ríos Montt.
Actualmente se ha profundizado sobre el hecho de que el genocidio en Guatemala haya
tenido ciertas causas subyacentes, independientemente de las causas que todos
conocemos como la guerra fría y que haya sido una política de estado sino más bien un
abuso de poder por parte de los líderes religiosos que nos gobernaron en aquella
oportunidad. Debe considerarse el caso de que el exterminio de los pueblos indígenas, se
debiese a causas religiosas, puesto que, de ésta causal, tipifica perfectamente el delito de
genocidio.
Según la Constitución de la República el Estado de Guatemala es laico, es decir que no se
rige por ningún principio, norma o creencia religiosa. En ese contexto y en la actualidad,
el Presidente Constitucional de Guatemala, Jimmy Morales puede en lo privado creer en
cualquier dogmatismo religioso si así lo desea, pero debe observar en su mandato como
Presidente, lo que la Constitución le ordena. Es muy notorio el desacato y arrebato de
fundamentalismo religioso que comete al decidir el trasladar la embajada de Guatemala
de Tel Aviv a Jerusalén, siguiendo políticas y creencias religiosas judío-cristianos en las
que no tenemos nada que ver. ¿Por qué lo hizo? porque tiene esas creencias mesiánicas
y apocalípticas, también porque tiene las presiones de grupos de su entorno religioso, y
además de necesitar congraciarse con el Presidente Trump.
Finalmente, se concluye que el papel del fundamentalismo religioso en Guatemala es un
vínculo mal respaldado que no desaparecerá. El fundamentalismo es poco probable que
sea una única del terrorismo a nivel mundial, pero puede reflejarse otros aspectos de las
relaciones grupales y personales dinámicas en los diferentes tipos de sociedades. Los
factores sociales y psicológicos, incluyendo la educación temprana, pueden resultar en
prejuicios y religiosidad extrínseca y la relación entre el fundamentalismo y los factores
de personalidad, actitud que determina la diversidad de la humanidad.

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