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“Fundamentalismo” es una palabra erudita del ámbito del cristianismo, usada primero
por los expertos para designar un fenómeno religioso muy concreto del protestantismo
evangélico en Estados Unidos a principios del siglo XX. El término “fundamentalista” se
aplica a personas creyentes de las distintas religiones, sobre todo a judíos ultra-
ortodoxos, a musulmanes integristas y a cristianos tradicionalistas.
Origen:
Aspectos doctrinales:
En segundo lugar, las religiones monoteístas se caracterizan por ser “religiones de libro”,
para esto existe un texto considerado como sagrado, en donde se manifiesta una
revelación hecha por Dios a los hombres a través de un arcángel o de un profeta. Esto
significa que se ha estructurado una interpretación de los respectivos textos sagrados.
Una fuente de fundamentalismo puede ser la figura del sacerdote: pastor, ayatolá,
rabino, Papa, a quien pertenece el derecho exclusivo de interpretar la Palabra de Dios y
cuyas interpretaciones se consideran como verdad absoluta o normas infalibles para el
resto de la comunidad religiosa.
Características:
El fundamentalismo adopta una actitud de sospecha y desdén permanentes ante los que
defendemos la necesidad de la mediación hermenéutica en la lectura de los textos
sagrados, y nos pregunta entre la ingenuidad y la indignación: “¿Cómo puede usted leer
el mismo texto que yo leo, y no llegar a la misma interpretación que yo le doy? Sin duda
usted actúa de mala fe, que es lo que caracteriza a toda interpretación liberal y pone en
entredicho, o incluso desvirtúa, la palabra de Dios”. Al reaccionar así, el fundamentalista
se niega a aceptar que la interpretación admite múltiples opciones.
El Antiguo Testamento es uno de los libros más llenos de sangre de la literatura mundial.
Hasta mil son los textos que se refieren a la ira de Yahvé que se enciende, juzga como un
fuego destructor, amenaza con la aniquilación y castiga con la muerte. El poder de Dios
se hace realidad en la guerra, batallando del lado del “pueblo elegido”, y su gloria se
manifiesta en la victoria sobre los enemigos. En el Nuevo Testamento aparece también
el Dios sanguinario, al menos de manera indirecta, en la interpretación que algunos
textos ofrecen de la muerte de Cristo como voluntad de Dios para expiar los pecados de
la humanidad. Según esta teoría, Dios reclamaría el derramamiento de la sangre de su
“Hijo” para aplacar su ira.
Algunas imágenes del Corán sobre Alá no son menos violentas que las de la Biblia judía
y cristiana. El Alá de Mahoma, como el Yahvé de los profetas, se muestra implacable con
los que no creen en Él. “! ¡Que mueran los traficantes de mentiras!”, dice el libro sagrado
del islam. Dios puede hacer que los descreídos se los trague la tierra o caiga sobre ellos
un pedazo de cielo; para ellos solo hay “el fuego del infierno”. El simple pensar mal de
Alá comporta la maldición. En el Corán se hace referencia a la lucha “por la causa de
Dios”, incluso hasta la muerte, contra quienes combaten a los seguidores de Alá.
Existen relatos sobre que es una muestra del fundamentalismo que perpetró asesinatos,
secuestros y toda clase de atrocidades durante la época del General Ríos Montt.
Actualmente se ha profundizado sobre el hecho de que el genocidio en Guatemala haya
tenido ciertas causas subyacentes, independientemente de las causas que todos
conocemos como la guerra fría y que haya sido una política de estado sino más bien un
abuso de poder por parte de los líderes religiosos que nos gobernaron en aquella
oportunidad. Debe considerarse el caso de que el exterminio de los pueblos indígenas, se
debiese a causas religiosas, puesto que, de ésta causal, tipifica perfectamente el delito de
genocidio.
Según la Constitución de la República el Estado de Guatemala es laico, es decir que no se
rige por ningún principio, norma o creencia religiosa. En ese contexto y en la actualidad,
el Presidente Constitucional de Guatemala, Jimmy Morales puede en lo privado creer en
cualquier dogmatismo religioso si así lo desea, pero debe observar en su mandato como
Presidente, lo que la Constitución le ordena. Es muy notorio el desacato y arrebato de
fundamentalismo religioso que comete al decidir el trasladar la embajada de Guatemala
de Tel Aviv a Jerusalén, siguiendo políticas y creencias religiosas judío-cristianos en las
que no tenemos nada que ver. ¿Por qué lo hizo? porque tiene esas creencias mesiánicas
y apocalípticas, también porque tiene las presiones de grupos de su entorno religioso, y
además de necesitar congraciarse con el Presidente Trump.
Finalmente, se concluye que el papel del fundamentalismo religioso en Guatemala es un
vínculo mal respaldado que no desaparecerá. El fundamentalismo es poco probable que
sea una única del terrorismo a nivel mundial, pero puede reflejarse otros aspectos de las
relaciones grupales y personales dinámicas en los diferentes tipos de sociedades. Los
factores sociales y psicológicos, incluyendo la educación temprana, pueden resultar en
prejuicios y religiosidad extrínseca y la relación entre el fundamentalismo y los factores
de personalidad, actitud que determina la diversidad de la humanidad.