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SCHOENBERG
A LA SUPRATONALIDAD ARMÓNICA
DE SERGIO ASCHERO
SERGIO ASCHERO
(2018)
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Nº de
Frecuencia Nota Intervalo
Armónico
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Matriz dodecafónica de la Suite op.25 de Schoenberg
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(LA SERIE ARMÓNICA SE BASA EN SONIDOS SINUSOIDALES)
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1.- Introducción
"Un auténtico sistema debe ante todo, poseer unas bases que abarquen todos los
resultados que existen realmente, ni uno más ni uno menos.
Tales bases son las leyes naturales.
Y sólo esas bases, que no tienen excepciones, podrían tener la exigencia de ser
válidas para siempre".
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2. De ayer a hoy
Todo arte que desempeña en determinada época una función viva, es decir, que no es
una convención o una arbitrariedad circulante entre un grupo de gentes, sino que
afecta a un núcleo social importante, tiene, habitualmente, dos maneras de expresarse
(sin perder la unidad de función); maneras, una y otra, que acarrean diferencias
específicas en la materia, en el modo de expresión y en la técnica de su tratamiento.
Una de ellas se dirige a una vasta audiencia; la otra, a una audiencia más selecta y
reducida. Aquel aspecto requiere vastos locales, y su contenido, de gran alcance
colectivo, se plasma en formas sintéticas de amplio paso y extensión. El otro aspecto
se reduce a espacios más exiguos, apela a sociedades menos numerosas, pero más
selectas; busca modalidades nuevas en la expresión, refina la materia e indaga
procedimientos técnicos capaces de conducir por terrenos de aventura, a nuevos
paisajes.
Lo grande y lo pequeño en esas formas no es, desde luego, más que un modo de
hablar, y tal magnitud depende comparativamente de ambas. Si consideramos el arte
típico, el de las formas plásticas, como la pintura, encontraremos que existe una
pintura mural y otra pintura de reducida área de pigmentación: la pintura de caballete.
Mas, dentro de las formas de decoración mural, encontramos tanto las fastuosas
sinfonías de la Sixtina y la música de cámara de las logias del Vaticano, como el arte
del arabesco en las estancias pompeyanas, forma grande la primera, pequeña la
última. La calificación de la que ocupa el puesto intermedio dependerá de su
proximidad al empuje estético y técnico de las superficies miguelangelescas o de la
minuciosidad del anónimo latino.
En la música, no solamente toda forma, sino aun las estructuras que la realizan, están
basadas en un hecho estético resultante de un complejo proceso fisiológico. Tal base
general, es el sentido armónico, que permite:
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sentido musical involucionado en formas de arte se opera, como puede comprobarse
históricamente, según una alternación rítmica de uno y otro proceso dinámico. Todas
las épocas de formaciones de estilos responden a imperativos estéticos dictados por la
necesidad centrípeta y sintética, esto es, por la ineludible necesidad de reducir a
unidad los materiales recogidos. Son, por decirlo así, épocas de entusiasmo,
corporativo, de fe en principios superiores que no se conocen bien, pero que se
presienten. A la inversa, las épocas de apogeo, de formas pletóricas en las que
el contenido estético rebasa los límites convencionalmente admitidos en un período
anterior, aspiran a una difusión centrífuga; el afán analítico concede entidad a lo que
hasta ese instante era sólo elemento del conjunto. El proceso es disociativo y el ciclo
estético al que pertenecen encuentra en ese movimiento su máxima expansión y su
muerte, como ciertos vegetales que crecen rápidamente tras de un largo proceso
exento de novedades exteriores y que, después de una floración admirable, pero
efímera, se agostan para lanzar al aire el polen fecundante, mientras su corazón se
rompe en infinidad de semillas. La unidad de la planta se ha convertido en una
pluralidad de flores, todas ellas, sin embargo, unidas en el mismo tallo; pero elementos
ancestrales, insospechados, renacerán en las generaciones sucesivas, latentes en
esas semillas, y según una ley rítmica que la ciencia moderna sobre la evolución y los
caracteres heredados empieza a conocer.
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el tiempo quedó sujeta desde entonces, como los globos cautivos, a un potente
amarre, foco del cual emanaría todo sentido unitario en la obra, a saber, el acorde de
tónica.
De tal modo que, impuesto el sentido armónico como núcleo organizador del magma
sonoro, cada sonido no era ya sino un símbolo de una función armónica, es decir, de
una independencia funcional. El sonido "do", por ejemplo, no es, desde que la música
se concibió como una organización armónica, el simple sonido de tantas vibraciones
por segundo, sino que es varias cosas, según la función que desempeña en la
tonalidad. Es alternativamente tónica, dominante, subdominante, etc., en las
tonalidades de do, fa o sol, y aun dentro de una misma tonalidad tiene diferentes
acepciones, según que pertenezca a un acorde o a otro; por ejemplo: fundamental en
el acorde tónico de do mayor, quinta en el de su subdominante, tercera en el acorde
de sexto grado, y así sucesivamente.
1º. El proceso que acentúa principalmente la marcha del bajo, donde se concibe a la
armonía como una irradiación suya, y a este bajo como el zócalo, base o peana de la
armonía. Es la primera fase de la música concebida armónicamente y por ello se
comienza así en las escuelas el estudio de la armonía, en el mismo sentido con que
en la biología se estudia el embrión. Al mismo tiempo se comprenderá por qué la
música de las primeras épocas polifónicas aparece al oído actual tan pobre de
melodía, carente de formaciones melódicas estructuradas, para no presentar sino
tímidos conatos de giros melódicos: motivos propicios para ser tratados en imitación,
no realmente "frases".
3º. El proceso que acentúa principalmente el movimiento de las voces intermedias. Por
medio de las modulaciones, especie de agentes explosivos que hacen su labor
dilacerante en las voces centrales, este proceso impulsa a la armonía hacia arriba y
hacia abajo, hacia el bajo y hacia la melodía conductora.
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prismática del sonido en la armonía. El impulso creador tenderá a presentar al sonido
en su plenitud primitiva e indivisa, tal, por ejemplo, como el viejo arte polifónico lo
había concebido". Es importante tener en cuenta todo ello, porque, desde el punto de
vista del proceso interno, hace ver la razón de los movimientos clasicistas actuales,
por una parte, y por otra, el deseo de impersonalización, de "deshumanización", como
se ha dicho, rasgo tan característico del arte de nuestro siglo, y que es la apariencia
adoptada en la expresión artística por el deseo impreciso y vago del compositor para
restituir a la música esa "plenitud primitiva e indivisa" del sonido en las primeras
épocas musicales.
Yo creo que se acerca una época en la que imperará un sistema de cosas análogo al
de la primitiva música polifónica, o sea el período de formación de la supratonalidad tal
como se presenta en la serie armónica de la naturaleza.
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He procurado mostrar cómo las grandes formas típicas como la sinfonía y la ópera han
ido cediendo el paso desde el Impresionismo a un cambio de sentido estructural; esto
es, que ni El Mar, ni Pelléas et Melisande, ni Wozzeck, son ya formas sintéticas de
gran impulso constructivo, sino una amalgama o superposición, mezcla y no
combinación química de formas pequeñas, mejor aún, diminutas, y cuanto
técnicamente es propio de ellas, consecuencia final del movimiento disociativo,
disolvente, de las formas pequeñas pianísticas, y después orquestales, iniciado ya por
Beethoven en alguno de sus últimos cuartetos, mientras que otros muestran, igual que
la Novena Sinfonía, la disolución de la forma acarreada por el proceso contrario, la
hipertrofia del unitarismo armónico propia de las formas grandes. En consecuencia,
encontraremos en la música actual que las preparaciones de laboratorio
experimentadas principalmente en las pequeñas formas, aparecen asimismo en las de
mayor dimensión; mas no por el sentido involucrativo, sintético, de éstas: hecho
trascendente del cual proviene lo insatisfactorio de las tales grandes formas desde el
punto de vista de su unidad estructural, reemplazada por la unidad del estilo, color y
tratamiento.
Juan Sebastián Bach ha sido uno de los músicos más estudiados desde el punto de
vista de su escritura. Su concepto musical era, sin duda, el del contrapunto lineal, y se
lo ha estudiado mucho en este sentido, tal como se estudió igualmente la armonía
romántica en su sentido vertical. Mas es indudable que en el lenguaje armónico de
Bach se encuentran ya aglomeraciones que no provienen de lo fortuito de la escritura
lineal, sino que tienen el valor de acordes insólitos, así como su empleo de la
modulación, no sin contacto con las reliquias que el canto gregoriano deja en su
prosodia. El empleo de la modulación cromática en Rameau, aun empleada
pasajeramente, adelanta a su tiempo. En Mozart y Haydn la modulación acentúa su
valor como conquista verdaderamente nueva del sistema tonal respecto de los viejos
sistemas modales, y anuncia un futuro, en seguida encontrado, que hace de la
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modulación el alma de la armonía del siglo XIX. En esos dos maestros hay acordes
cuyo sentimiento escapa a lo escolástico y hay encadenamientos excepcionales de
acordes. Si Beethoven no avanza extraordinariamente sobre el idioma armónico de
Mozart y Haydn, en cambio utiliza la modulación conscientemente como procedimiento
de desarrollo o ensanchamiento de los períodos, aunque rara vez en el planteamiento
del período temático inicial, y aún es posible encontrar en él atisbos para la formación
de acordes por intervalos distintos de la tercera, cosa tan típica de los tiempos nuevos.
El color de la modulación está utilizado asimismo en plena consciencia del efecto. Más
que otra cosa, el empleo de la modulación es lo notable de Schubert; pero el
sentimiento del color del acorde y de las notas extrañas a la armonía, es decir, el
empleo de la disonancia como expresión de color, sobre todo en el dominio del
teclado, no vendrá hasta Schumann.
Acordes de Berlioz que parecieron revolucionarios en su época se encuentran en
Bach; pero el sentido del color que asumían en Berlioz era enteramente nuevo, así
como cuando alude vagamente a los modos medioevales para acentuar la ilusión de
una atmósfera religiosa, cosa que Liszt utiliza magníficamente en su oratorio Christus.
Las dos primeras décadas del siglo actual muestran, especialmente en Francia,
aunque también en los demás países europeos, y entre estos Austria en primer
término, una industria afanosa por acentuar la novedad de los procedimientos en el
empleo de la armonía tanto en el de la orquestación. Tras de la llamada a la puerta de
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los tiempos nuevos con que Boris Godunof hace su presentación en el occidente
europeo, la agitación comienza con una avidez de novedades que llega en seguida al
frenesí. Scriabin en Rusia, Debussy y Ravel en Francia, Bela Bartok en Hungría,
Schoenberg en Viena, en seguida Strawinsky en su patria de adopción, Suiza o París,
levantan banderas a las que se enrolan multitud de músicos jóvenes que,
curiosamente, no son bienvenidos por sus capitanes, sino que los consideran como
intrusos.
Veamos el ordenamiento:
Escalas. -Al ser permanente la función armónica en todas las tonalidades mayores,
mientras que las diferentes escalas menores, último residuo de las modalidades
medioevales, ofrecen funciones distintas, como son la dominante y subdominante
menores, acorde disminuido sobre el segundo grado y, por lo tanto, con sensación de
séptima de dominante del relativo, etc., gran número de compositores se fabrican
escalas especiales prescindiendo de ciertos intervalos o sustituyéndolos con otros
alterados, lo cual puede cambiar o no, a su vez, las funciones armónicas, produciendo
una gran variedad en la estructura tonal.
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autor, aunque empleada como sucesión de dos acordes de quinta aumentada dentro
de una tonalidad normal. Rebikoff ha escrito pequeñas páginas para piano en la
misma escala de tonos, y en este caso no hace referencia a una tónica, pero lo más
corriente es que se module de una escala a la otra que puede formarse dentro de la
gama duodécuple (do, re, mi, fa sostenido, sol sostenido, la sostenido, do natural, o
bien re bemol, mi bemol, fa natural, sol, la, si, re bemol) haciendo referencia a un
centro tonal.
Escritura a varias partes reales. -La escritura a varias voces tiende a independizarse
del bajo tónico, como en los tiempos de la polifonía, y a seguir independientemente la
lógica de cada voz aislada. No hay, por lo tanto, progresiones defectuosas desde el
punto de vista de la relación armónica de las voces entre sí, ni existe la resolución en
el sentido armónico de su dependencia de una disonancia anterior. La disonancia es
accidental y proviene, como en tantos casos de la escritura de Bach, del encuentro
fortuito de las voces, que progresan según su sentido propio, no según el problema
armónico que la disonancia plantea. Así ocurre que pueden encontrarse movimientos
paralelos disonantes como progresiones de séptimas, novenas, etc., en un sentido
semejante al de la diafonía medioeval o a las series de séptimas en la música vocal
del siglo XIV; o bien dos líneas en terceras mayores unas y menores otras, lo cual da
series de acordes completos, mayores o menores.
Omnitonalidad. -La ampliación del sentido tonal tras de la extensión asumida por la
modulación ha pasado por varias fases hasta llegar a la disolución de la tonalidad por
la carencia de puntos estables de referencia, o sea por la supresión de las pequeñas
cadencias interiores, que son, por decirlo así, como los alfileres con que una modista
sujeta el hilván que ha de asegurar en seguida la costura. La omnitonalidad, apenas
designada así más que por Hull, no es sino un proceso modulatorio más rápido y
constante que disuelve la unidad de la sensación tonal. En César Franck se
encuentran ya pasajes de este género.
El proceso bitonal condujo al politonismo como extensión del principio en que se basa.
Si en lugar de proceder en un contrapunto empírico de líneas heterotonales, en una
especie de diafonía de voces fuertemente coloreadas en su sentimiento tonal, de tal
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manera que su simultaneidad no las desvanezca, cada una de estas superposiciones
es una sucesión de acordes, la politonalidad, por lo tanto, es un hecho. Cabe, luego,
dar independencia a cada voz, y la polifonía politonal se presentará de una manera
equivalente a la polifonía armónica, pero la "univocalidad" de esta polifonía es menos
ceñida, está menos confundida en el magma armónico.
Atonalidad. -La independización de todo principio tonal y de las leyes a que obliga
encuentra su empleo estético más adecuado en el llamado "expresionismo", de Arnold
Schoenberg y sus discípulos. Huellas atonales se observan desde tiempos remotos.
Se discute la legitimidad del término, según ha quedado dicho, ya que más que una
total ausencia de sentimiento tonal lo que se encuentra a partir de las Bagatellas de
Bela Bartok y en seguida en el Pierrot lunaire de Schoenberg es un sentimiento
cromático en sucesión extremadamente rápida. Este primer aspecto de la atonalidad
ha sido llamado también "postcromatismo", aludiendo al hito que constituye el
cromatismo de Tristán, y también "ultracromatismo". Por otra parte, hay que observar
que aunque se recurra a la escala de doce tonos sin punto de referencia tonal,
siempre ocurrirán intervalos y aglomeraciones que, a poco que duren en el oído,
producirán puntos de referencia tonal. Una atonalidad absoluta no se producirá más
que cuando se llegue a emplear el microtonalismo absoluto, es decir, la mezcla de
toda clase de entonaciones menores que el semitono; como se sabe, hasta ahora
solamente se han hecho experiencias seguidas de éxito relativo con el cuarto de tono,
según haré referencia en seguida. También se hacen tentativas desde fecha reciente
para manejar los tercios, sextos de tono y otros microintervalos.
Espaciamiento de la disonancia y color tonal. -En todos los ensayos y tanteos que
realizan los músicos actuales hay dos puntos importantes que les sirven de apoyo y
que no pueden quedar inadvertidos. Uno consiste en que la disonancia presenta muy
distinta capacidad de efecto según la colocación que tienen las notas disonantes en el
tejido sonoro y según el espacio que media entre esas notas disonantes, así como
según lo que hay dentro de ese espacio. El color instrumental es otro punto importante
que viene a subrayar la intención del compositor por lo que se refiere a la acentuación
o desvanecimiento del efecto disonante. Es sabido que, inversamente, en la armonía
clásica se pueden producir efectos disonantes con acordes perfectos simplemente por
su inoportunidad cromática. De igual modo es clásico el principio de la colocación de
las notas de la disonancia; el acorde de novena, por ejemplo, cuya cuarta inversión no
permite la escuela, es el caso más típico.
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Microtonalismo. -La influencia de las músicas exóticas, cada día más acentuada en
el arte europeo, ha producido diversas consecuencias. Las dos divisas más
importantes y de una trascendencia más penetrante consisten en el empleo de los
intervalos menores que el semitono y en el empleo de varios ritmos conjuntamente, o
polirritmia. Estos dos puntos son enteramente ajenos a la técnica europea, aun la más
avanzada, y cuyos intentos más arriesgados acaban de mencionarse. Por lo que
respecta a la entonación, se ha visto que la mayor parte de los compositores europeos
prefieren la escala artificial, obtenida por el temperamento igual, o sea el sistema de
afinación de los instrumentos de teclado. Pero tanto en la voz humana como en los
instrumentos de cuerda, capaces de entonaciones libres, los artistas no han cesado
nunca de reforzar la expresión, alterando levemente el tono justo, por lo regular en el
sentido atractivo o disyuntivo de la disonancia hacia su resolución. Los músicos que
prefiriesen la escala justa, o sea la ofrecida por la resonancia natural, tendrían que
recurrir al empleo de intervalos muy pequeños, cuya unidad auditiva perceptible es la
coma pitagórica, fruto del error de pensar que la naturaleza del sonido es un círculo de
quintas en lugar de una espiral armónica que partiendo de 1 Hz. llega al infinito (ley de
Aschero).
Pero en la música de los pueblos orientales se encuentran entonaciones que unas
veces provienen de la resonancia producida por sus instrumentos de viento y otras
veces derivan del modo tradicional, sagrado y mágico, de afinar sus instrumentos de
cuerdas. En determinados casos, cuando los músicos orientales fundan sus encantos
en el empleo de fórmulas modélicas como los makamath árabes (no sin semejanza a
las fórmulas melódicas de la música medioeval), algunas notas, que son idénticas para
el oído europeo, se diferencian levemente según el makamath a que pertenezcan.
Esto da origen a las supuestas escalas ultracromáticas de los orientales, cuya música,
rigurosamente, carece de escalas en el sentido tonal que el europeo da a este término,
razón por la cual se llama a las series de sonidos de la música oriental "índice" o
"catálogo" de sonidos puestos en sucesión, conforme los vocablos están en sucesión
alfabética en un diccionario.
Los músicos europeos que han sentido el deseo de utilizar las entonaciones menores
que el semitono no lo han hecho, sin embargo, en ese sentido de la música oriental,
sino como procedimiento para enriquecer y ensanchar el actual sistema. Tal es, como
caso más reiterado, el del empleo de los cuartos de tono. Otros parten de la
entonación "larga" del séptimo armónico (un si bemol más alto, como séptimo
armónico de do) o una entonación "corta" del armónico undécimo (un fa sostenido
bajo). Los partidarios de la utilización de los cuartos de tono, como el checoslovaco
Alosius Haba, la emplean en los instrumentos de arco como superentonación
cromática, o bien en pianos de dos teclados a distancia de cuarto de tono entre sí.
Concebido el cuarto de tono como nota intermedia entre dos semitonos, permite
conservar la integridad del sistema cromático, y únicamente se presenta como una
manera de extremarlo, pero en nada modifica el sistema armónico habitual, puesto
que todas las notas funcionales conservan su posición en la estructura tonal, aunque,
como se comprende, el cuarto de tono puede utilizarse, rigurosamente dentro de la
escala dodecafónica, que así se convertiría en escala de veinticuatro sonidos.
En este punto es importante remarcar la ineficiencia de un sistema de notación "viejo"
que por más que se lo intente "renovar" ya no sirve. La Numerofonía Armónica de
Aschero permite la escritura absoluta de cualquier frecuencia sonora sucesivamente y
simultáneamente, siempre a partir de los sonidos sinusoidales.
Y volviendo a los "cuartos de tono", el resultado es casi nulo desde el punto de vista
práctico. En sucesión es fácil percibir los cuartos de tono, pero dentro de la textura
armónica un "do tres cuartos de tono" se confunde con un "do sostenido" o un "re
bemol"; esto es, cada cuarto de tono tiende a confundirse con el semitono de sentido
más próximo. Sin embargo, en líneas monódicas muy sencillas, el cuarto de tono es
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un intervalo fácilmente apreciable para el oído europeo, y yo recuerdo con qué claridad
lo escuché en una plegaria grabada por un mendigo árabe de El Cairo.
Ferrucio Busoni, muy inquieto por cuanto se refiere a la evolución de la estética y por
lo que esta evolución acarrea, creía más fácil para el oído europeo la percepción del
tercio de tono; y, además, su empleo sistemático obligaría a una renovación total de la
estructura tonal, pues que la escala de tercios de tono no coincide ya con la diatónica
ni con la cromática. Mas sus proposiciones no han pasado a un terreno práctico.
En una composición, toda la música se construye con este material básico; se puede
repetir cualquier nota, pero el orden debe mantenerse. El transporte por octavas está
permitido. Las notas pueden aparecer en cualquier voz y pueden ser utilizadas tanto
en acordes como melódicamente.
En desarrollos posteriores de la teoría dodecafónica se introdujo la idea de utilizar
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segmentos de una serie de seis, cuatro o tres notas como elementos compositivos. En
la concepción original de Schoenberg, la finalidad del método era evitar la tonalidad,
aunque compositores, especialmente Berg, descubrieron posibilidades para utilizar la
técnica en un contexto tonal -como también lo hizo el mismo Schoenberg-.
Nuevas formas. -Puesto que la forma en la música tonal está estrechamente ligada a
las relaciones interiores de los acordes entre sí, y, funcionalmente, con respecto al eje
tónico central, y puesto que la trama del discurso se anuda, como los cuadros de una
malla, en las cadencias interiores, se comprende que cuando se prescinde de este
sistema de estructuración tectónica, la forma general de la obra, tanto como los
procedimientos de cohesión interna, tienen que ser sustituidos por otros más
adecuados a los nuevos métodos. Pero éstos son eminentemente experimentales, y
en la mayor parte de los casos la doctrina que los expone es, más que una realidad,
comprobada in extenso en la práctica, una deducción o generalización teórica, al paso
que su aplicación se hace en calidad de experiencias aisladas dentro de un conjunto
sonoro donde predomina la gramática clásica. Más que en una espera de fresca
invención, los músicos, por avanzados que sean, necesitan apoyarse en un mínimo de
principios capaces de ser admitidos por el auditor, por avanzado o especialista que
éste sea a su vez. Pero el cuerpo general del edificio, es decir, la estructura formal,
permanece en pie, con tantos quebrantos como se quiera, aunque con un mínimo de
equilibrio. Únicamente se prescindirá del conflicto de fuerzas que lo mantienen erguido
cuando se haya descubierto otra estructura tan sólida. A lo menos, otra que, si no
fuese capaz para que se levanten sobre ella grandes edificios, si lo sea para que se
sostengan en pie pequeños pabellones de una arquitectura y decoración de nuevo
tipo. Por eso el terreno de experimentación tiene que ser el de las pequeñas formas, y
si algún compositor se siente con fuerzas para abordar una obra de gran dimensión, lo
hace llevando a ese terreno, no la fuerza unificadora y sintética de las formas grandes,
sino yuxtaponiendo pinceladas breves.
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de una columnata, esto es: columna, vano, columna. Así obtendremos un primer
período, que podemos repetir más lejos, con lo cual puede obtenerse una apariencia
de forma: por ejemplo, si sobre esos dos grupos se superpone el frontón clásico, que
sirve de elemento cohesivo, como principio y fin de un proceso dinámico. A saber, en
el primer grupo de columnas se abre el crescendo de las líneas divergentes del
frontón. Llegan a su ápice en el centro del gran espacio central, y luego las líneas se
cierran convergentemente en un decrescendo sobre el segundo grupo de columnas.
Es fácil traducir musicalmente este elemental proceso constructivo, representando a la
columna por giros breves repetidos más o menos exactamente entre materia sonora
amorfa. La dinamicidad del frontón clásico se consigue en la composición escolástica
merced al proceso modulatorio, que ensancha un período central o de desarrollo,
llevando la tonalidad hasta un climax o punto de elevación lírica desde donde se
desciende al tono fundamental en un proceso recapitulativo.
En la música atonal se observa bien la primera parte de este elemental sistema. Los
compositores trabajan para sustituir la segunda por algo equivalente. Entre tanto,
algunos compositores renuncian a la parte dinámica de ese proceso y buscan en la
primitiva sonata monotemática, que responde bastante exactamente al sistema
columna-vano-columna, un campo de experimentación, reducido, desde luego, pero
no sin firmeza.
Primitivismo. -Ésta es una de las razones por las cuales hay en la actualidad un
grupo muy avanzado de compositores que, aunque manejan una sustancia sonora en
extremo moderna, retroceden a las formas elementales de construcción. Es un
resultado lógico, porque aquellas formas muy escuetas respondían a un estado de
inseguridad en el manejo de la materia y desconocimiento de las posibilidades de ésta.
El primitivismo enunciado anteriormente como el futuro en la música de las próximas
generaciones aparece aquí confirmado otra vez. Así, pues, repetimos: formas
elementales, llenas de una sustancia que responda a un nuevo sentido tonal, y tratada
en superposiciones polifónicas. Sustituida la tonalidad propia del período armónico
conforme éste sustituyó a la de los tiempos medioevales, se repetirán probablemente
las fases históricas de evolución en la escritura, en la forma y en el ensanchamiento
del sentido armónico mancomunadamente, porque dichas fases de la evolución
histórica responden al mecanismo de la evolución biológica.
En parte porque se siente vagamente este retorno a las viejas prácticas, o, mejor
dicho, porque se presiente la vuelta de un estado de cosas semejante al de los
tiempos primitivos de la música (conforme ciertos escritores políticos presumen la
vuelta de un estado de cosas semejante al de la Edad Media), parte como reacción
contra los puntos más extremos de la música actual, algunos compositores se han
declarado defensores, paladinamente, de la tonalidad medioeval y del empleo de las
modalidades eclesiásticas; o han vuelto a la escritura muy simple de polifonía vocal; o
bien buscan en el contrapunto formalista un escape hacia una música que llaman
objetiva en el sentido de que rechaza imperativos de carácter sentimental o subjetivo;
o procuran hallar la simple estructura de la sonata monotemática de Domenico
Scarlatti y la técnica correspondiente del ataque duro, no cantante, en el piano,
después trasladado a la orquesta, en donde se busca preferentemente el empleo de
timbres fríos e instrumentos poco expresivos; o mejor todavía algunos compositores se
retrotraen a la época de la "galantería", a la mozartiana y al sinfonismo
prebeethoveniano.
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Serialismo integral. -Técnica compositiva desarrollada e mediados de siglo XX por
compositores como Pierre Boulez, Karlheinz Stockhausen, Luigi Nono, Hanz Werner
Henze, etc.
Consiste en la extrapolación de los principios de la música dodecafónica de
Schönberg, a todos los parámetros musicales. En ese sentido fue fundamental el
aporte de Webern. Uno de los primeros en desarrollar la serialización completa de los
parámetros musicales fue Oliver Messiaen.
Lo que se obtuvo de estos procedimientos fue la hiperestructuración de todos los
elementos musicales que pretendía una restructuración total del fenómeno musical.
Trabajaba a partir de matrices y combinatorias específicas que garantizaban la
manipulación de las series. Una de la serie a la que más afanosamente se recurrió, fue
la serie de Fibonacci por sus proporciones geométricas y propiedades matemáticas.
Debe considerarse que se trata de una estética nacida de los escombros de la II
Guerra Mundial. Los compositores buscaban afanosamente una Tabula Rasa, un
punto de no retorno que marcara un nuevo inicio para toda la hecatombe cultural que
los rodeaba.
Una de las obras más representativas de esta teoría musical es Pli Selon Pli de Pierre
Boulez.
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pero también – y especialmente – por el hombre. Su música es de una enorme fuerza
expresiva. En lo formal, rompe totalmente con la discursividad y sus prolongaciones, y
construye bloques sonoros de timbre elaborado y densidad calibrada que se ordenan
en un espacio sonoro físicamente reconquistado y en un transcurso de tiempo en el
que el silencio no es ya de ningún modo ausencia sino presencia. La interválica, por su
parte, prescinde de preconceptos, y liquida prácticamente todo dejo de sensación
tonal.
Música textural. -Es una tendencia de la década del 50, representada sobre todo por el
húngaro György Ligeti (1923) se apoya preferentemente en Bartók y en Debussy, y
logra una música seductora. Explora las atmósferas expresivas así como los
microprocesos inscritos dentro de las grandes estructuras formales, pero incorpora
también recursos del dadaísmo, haciendo, entre 1960 y 1970, aportes
sustanciales. Atmosphères fue su pieza más importante en la experimentación con
clusters. En esta obra utiliza procedimientos canónicos, logrando lo que el
llama micropolifonía. Otra obra trascendental fue Aventures.
El futurismo. -Entre los movimientos artísticos de vanguardia de comienzos de siglo
tiene especial importancia para el desarrollo de las ideas musicales el futurismo.
Surgido en torno a lo literario (1909) y lo pictórico (1910), se extiende pronto a lo
musical, dando lugar (1913) a un aporte de gran originalidad: el pintor Luigi
Russolo (1885-1947) propone teóricamente la ampliación del repertorio de sonidos
utilizables por el compositor a todos los que rodean al hombre en su propio momento
histórico, y crea seguidamente una serie de aparatos (que llama intonarumori) capaces
de producir en forma controlada una variedad de "ruidos". Se lanza a la aventura
compositiva y escribe algunas partituras visualmente audaces pero todavía ingenuas
en lo musical, hasta que la guerra le deja una herida de bala en la cabeza, que decide
su gradual retiro de la actividad pública. Entretanto, el futurismo se ha escindido en
una tendencia de derecha, que se fundirá con el fascismo, y una tendencia de
izquierda, que se integrará a otros movimientos de la Italia natal y de los países
vecinos, y actuará como detonador de algunas de las tendencias más combativas de
la Rusia revolucionaria. Allí, el futuro cineasta Denis Kaufman o Dziga Vértov (1895-
1954) realiza desde 1914 experiencias de montaje de secuencias sonoras grabadas, y
funda en 1916 un laboratorio del oído.
El dadaísmo, se inicia en 1916 y es considerado un estallido destructor de adherencias
del pasado; iconoclasta, sarcástico y hasta nihilista. En música no tiene consecuencias
directas de trascendencia, si bien incorpora simbólicamente a sus filas al pre
dadaísta Erik Satie. Pero su actitud histórica constituirá un hito que tendrá
trascendencia varias décadas más tarde.
El neoclasisismo. -Es en realidad un mal bastante difundido en la primera mitad del
siglo. Sin embargo las situaciones que engloba pueden ser radicalmente distintas.
Gustav Theodore Holst (1874-1934), Gian Francesco Malipiero (1882-1973), Paul
Hindemíth (1895-1963), Juan José Castro (1895-1968), José Ardévol (1911-1981) y
Roberto García Morillo (Buenos Aires, 1911), por ejemplo, intentan de un modo u otro
un camino contemporáneo, pero caen en definitiva en resultados conformistas, es
decir, optan finalmente por el sendero seguro. Han arriesgado por momentos – y el
resultado de ese arriesgar permanece como testimonio de su valor -.
El húngaro Zoltán Kodály (1882-1967), Blas Galindo (1910-1993), José Pablo
Moncayo (1912-1958) son otros compositores en esta línea.
Hay neoclásicos militantes, que quisieran detener la marcha de la historia. Algunos
con ideología, como Carl Orff (1895-1982) y Werner Egk (1901- 1983), cuyas bonitas y
pegadizas fórmulas de regreso al pasado y cuyo triunfalismo exultante responden
adecuadamente a las necesidades oficiales de la Alemania nazi, o Joaquín
20
Rodrigo (1902- 1999), que expresa con acierto una España franquista atemporal.
Otros, aparentemente sin ideología, como el brillante orquestador Ottorino Respighi
(1879-1936) y el delicado Benjamin Britten (1913-1976), procuran en su obra una
agradable y freudiana paz prenatal. Hay neoclásicos inocentes, para quienes la
historia parece simplemente estar detenida, como los publicitados "seis" franceses
(que nunca fueron realmente seis ni constituyeron grupo cohesionado): Arthur
Honegger (1892- 1955), el más trascendental de ellos, confunde la muerte de su
música con la muerte de la música; Darius Milhaud (1892-1974) es candoroso y muy
poco autocrítico; Francis Poulenc (1899-1963), adolescente prodigio, se diluye en un
juego mundano porque buscan el calor de los aplausos y olvidan que esos aplausos
están condicionados. Ígor Stravinsky(1882-1971) es hábil e inteligente pero artificioso
y mercantil; construye muy bien e instrumenta excepcionalmente bien, pero parece no
tener verdad que comunicar. Crea obras notables entre 1909 y 1918, pero pronto se
arrepiente y se incorpora – con algunos paréntesis al bando de los neoclásicos.
Realizó grandes aportes a nivel rítmico, especialmente con sus
obras Petrouschka y La Consagración de la primavera. El agentino Alberto
Ginastera (1916-1983) atina a asumir durante más de una década una útil tarea
docente a escala latinoamericana, mientras su sólido oficio le permite redondear obras
muy atractivas y exitosas pero no lo libra de un lenguaje errático.
Finalmente, unos pocos casos aislados muestran posibilidades insospechadas de una
actitud globalmente neoclásica. Manuel de Falla (1876-1946) ata en un mismo
producto la tradición zarzuelística, el nacionalismo ilustrado, el interés por un pasado
distante, la idiosincrasia popular y los recursos de un temperamento exquisito, y abre
así una puerta de sobreentendidos más que de soluciones explícitas. Maurice
Ravel (1875-1937) es decadente y no lo oculta, pero su sabiduría de instrumentador y
su refinamiento le permiten dejar algunas propuestas fermentales, ya en lo tímbrico, ya
en el manejo de sensaciones casi oníricas, ya en la postrer audacia de la negación de
la discursividad por la reiteración exhaustiva.
Bela Bartók, fue un estudioso de la partitura, dio gran importancia al elemento
folklórico sin llegar a ser nacionalista. Su obra Mikrokosmos, es una serie de piezas
cortas para piano donde se muestra al estudiante como utilizar los distintos tipos de
escalas. Se autodefine en una postura antiimperialista frente a lo germano dominante,
y desde ella decide emprender una larga y profunda tarea de investigación
musicológica, con la que cimentará una valiente actividad creadora. Sin lograr romper
con una concepción armónica y preponderantemente discursiva, Bartók va a producir
obras de enorme fuerza que conjugan dramaticidad, lirismo, agresividad y alegría
visceral, obras en las cuales subyacen muchos gérmenes vanguardistas.
El comediógrafo Bertolt Brecht incide de modo profundo en el proceso musical,
congregando en su torno a varios compositores políticamente inquietos. Sus
propuestas teatrales prevén la utilización de la música como factor decisivo en el juego
de afectivización y desafectivización. Entre sus colaboradores se destacan Kurt Weill
(1900-1950, y Hanns Eisler (1898- 1962), fino serialista.
Hay compositores que quedan atrapados en situaciones de transición. André Jolivet
(1905-1974) y Olivier Messiaen (1908-1992), si bien no rechaza la música tradicional y
está influenciado por el impresionismo, sus obras marcan una diferencia,
especialmente en el aspecto rítmico, y su particular uso de la modalidad y la tonalidad
(politonalidad).
21
Indeterminación. -Cabe señalar la diferencia de los términos indeterminación y
música aleatoria, que generalmente se utilizan como sinónimos. La indeterminación
implica dos sistemas musicales muy diferentes:
a) la música aleatoria, que es la música interpretable que no intenta especificar todos
los aspectos de la producción del sonido, sino que delega parte de ellos al intérprete o
al oyente (Cage, Stockhausen, Boulez).
b) la música compuesta por procedimientos o basada en principios aleatorios o
estocásticos, con independencia de la estrategia que siga para su interpretación
(Xenakis).
Música aleatoria.-Uno de los principales exponentes de la llamada música
aleatoria, John Cage (1912-1992) es, en esta situación de transición, una figura
excepcional. Elabora en su etapa juvenil piezas de exploración tímbrica e interválica
inspiradas en diversas experiencias auditivas no-europeas. Luego, apoyándose en la
herencia dadaísta y utilizando como excusa algunas ideas del budismo zen, se dedica
a destruir con ahínco mitos y convenciones: los del orden racional y del "genio"
individual tocado de la mano de dios, la idea de "obra de arte" perfecta y definitiva, los
criterios estructurales esclerosados, y hasta los enfoques acerca de los mecanismos
de asociación y acerca de las formas de comunicación. Lo indeterminado hace su
entrada triunfal en la teoría de la creación, si bien siempre había estado presente:
Cage concede ciudadanía a lo aleatorio (álea = azar) y – ayudado aquí por la teoría
del I Ching, un antiguo procedimiento adivinatorio chino – lo incluye entre los
mecanismos de la creatividad, en actitud provocativa (si bien, en realidad, sólo está
estableciendo mecanismos de control estadístico de parámetros previstos). La acción
de Cage funciona como detonadora de procesos de renovación conceptual en otras
ramas de lo artístico, y provoca indirectamente a comienzos de la década del 1960
una eclosión neodadaísta – el así llamado movimiento Fluxus – que abarca varios
aspectos de la actividad artística.
Música en la que el papel del compositor varía tanto en la creación artística como en la
interpretación. Aunque en líneas generales esto es aplicable a todo periodo histórico
para describir la improvisación o la libertad de los conciertos, el término se aplica en
sentido estricto a la estética compositiva común en las décadas de 1950 y 1960,
El estadounidense Charles Ives fue el primer compositor que utilizó técnicas aleatorias
Fue seguido por Henry Cowell en su Cuarteto I (1935), donde se utilizan fragmentos
de música que los intérpretes deben agrupar. El lanzamiento de monedas y el I Ching
determinan la altura, duración y ataque en la obra de Cage para piano Music of
Changes (1951). También desarrolló formas móviles, como en el Concierto para piano
y orquesta (1958), donde varias secciones pueden interpretarse de forma aleatoria u
omitirse del todo, y la obra puede ser interpretada de forma simultánea con otras del
mismo compositor.
Otro camino de indeterminación era la producción de grafías no musicales. Este mapa
de improvisación aparece en las obras Fontana Mix (1958) de Cage y Treatíse (1967)
de Cornelius Cardew. Por último, la obra de Cage 4′ 33″ (1952) tiene duración fija, y en
ella se combinan sonidos ambientales tomados al azar. Las ideas de Cage causaron
un fuerte impacto en Europa a finales de la década de 1950, Tanto Karlheinz
Stockhausen como Parte Boulez adoptaron rasgos de la forma móvil, primero
en Klavierstück IX (1956) y en la Sonata para piano Nº 3 (1957) respectivamente, sin
abandonar su papel de compositores omniscientes. Stockhausen fue más allá en la
creación de notación no tradicional para conjunto instrumental en obras como
PlusMínus (1963). Luciano Berio desarrolló una notación proporcional como alternativa
a las duraciones fijas, lannis Xenakis compuso con modelos probabilísticos, utilizando
programas informáticos estocásticos para generar material musical en ST/4 (1962). En
la actualidad, sus técnicas son todavía muy utilizadas por los compositores.
22
Música estocástica.-lannis Xenakis (1922-2001), desarrolló caminos de lenguaje que
se apartan de la tradición discursiva, y se aproximan a la idea de yuxta y superposición
de bloques de acontecer sonoro homogéneo. Crea el término música estocástica que
define como música indeterminada en sus detalles pero que se dirige hacia un final
definido.
Apoyado en Varése, Xenakis se concentra en una primera etapa en las variaciones de
densidad sonora, a las que aplica la teoría matemática de los procesos estadísticos,
que él prefiere denominar "estocástica". Hace obras imponentes, atractivas, de riesgo,
pero su producción es muy abundante y por ende irregular. Su formación hizo que se
sintiera atraído por los fuertes vínculos existentes entre música, arquitectura y
matemática. Las ideas que dieron origen a la composición Metastasis, fueron la base
para la construcción del Pabellón Phillips.
23
Los nuevos instrumentos musicales electrónicos de la década de 1960 también
contribuyeron al crecimiento de la música electrónica en vivo, en la cual la creación y
la manipulación electrónica del sonido ocurren en tiempo real (es decir, que se tocan y
se escuchan en el momento). Al mismo tiempo, ciertos compositores creaban música
electrónica en vivo con equipos fabricados por ellos mismos. En años recientes, la
revolución tecnológica también se tradujo en la aparición de numerosos instrumentos
electrónicos y programas de ordenador diseñados para las actuaciones en directo.
Fue fundamental la evolución del sintetizador: de los sintetizadores analógicos, VCOs,
filtros, síntesis aditiva; a los sintetizadores digitales y la síntesis FM.
En la década de 1980 se inventó una nueva forma de trabajar con instrumentos de
música electrónica dirigida al mercado popular: el llamado MIDI (interfaz digital de
instrumentos musicales). El MIDI no es un instrumento musical, sino un medio que
permite a los sintetizadores y otros equipos comunicarse unos con otros mediante el
envío de instrucciones digitales. Por ejemplo, mediante el MIDI un intérprete puede
hacer que varios sintetizadores respondan cuando se toque uno de ellos.
Las diferentes técnicas utilizadas para crear música electrónica pueden dividirse entre
las que se usan para crear nuevos sonidos y las que se utilizan para modificar, o
transformar, sonidos ya registrados. En épocas pasadas se usaban osciladores y
filtros de control por voltaje, pero estas funciones las realiza hoy el ordenador. La
creación de sonidos completamente nuevos obtenidos por la superposición o la
mezcla de sonidos puros es un proceso llamado síntesis aditiva. Por otra parte, el
modelado de sonidos o filtración de ruido se conoce como síntesis sustractiva.
Además, se usan técnicas de reverberación para añadir ecos o un cierto retardo a los
sonidos grabados o sintetizados, mientras que se utilizan técnicas de simulación de
espacios o salas para imitar el carácter acústico de las grandes salas de conciertos y
otros espacios. Todas estas técnicas, aisladas o combinadas, son de uso frecuente
entre los compositores de música electrónica.
La música por ordenador se caracteriza por el empleo de la tecnología digital. Si la
música creada mediante el corte y pegado de cintas utilizaba grabadoras y dispositivos
analógicos, los ordenadores almacenan la información de forma digital, como números
que pueden manipularse mediante procesos matemáticos usando programas
informáticos. Desde la década de 1960, los términos música electroacústica y por
ordenador se refieren, respectivamente, aunque no de forma constante, a la música
analógica y a la digital. Hoy esos términos se usan casi de forma equivalente, dado
que casi toda la música electrónica utiliza tecnología digital.
Música concreta.-Lenguaje sonoro que utiliza cualquier sonido, ya sea de la
naturaleza o producido por la técnica, gutural o el resultado de la palabra hablada,
tanto articulado como inarticulado. Su antecedente más directo fue el compositor
italiano Luigi Russolo quien se unió en 1909 al movimiento futurista de Filippo Marinetti
y escribió en 1916 su L’arte dei rumori. Ese mismo año utilizó en un concierto en Milán
toda clase de artefactos productores de ruidos. El ruidismo de Russolo desembocó, en
los años cuarenta, en un afán de ampliar la organización rítmica y tímbrica de los
ruidos con el fin de extraer mayor provecho de una nueva sonoridad. Su búsqueda se
realizó sobre un material sonoro distinto de los sonidos habituales y de los producidos
por los aparatos electrónicos, a la vez que investigó su notación simbólica y el logro de
verdaderas composiciones musicales. Por la que se refiere al material sonoro, la
aportación original de la música concreta es la de hacer posible la transformación de
un sonido registrado de antemano, variando su forma, timbre, tesitura, dinámica o
altura. Los objetos sonoros que se derivan de tales transformaciones se agrupan
según leyes de semejanza, lo mismo que los sonidos de los instrumentos de la música
habitual se emparentan entre sí. Pero el hecho de que cada sonido sea susceptible de
24
gran cantidad de manipulaciones electroacústicas significa una diversidad y un número
prácticamente ilimitado de familias de sonidos. En estas manipulaciones se conservan
los caracteres vivos del sonido de origen, así como sus fluctuaciones y asimetrías, que
la música concreta prefiere a los sonidos electrónicos. Su figura capital, como mentor,
ensayista y compositor ha sido Pierre Schaeffer. En 1948 comienza a experimentar en
una nueva modalidad que el denominaría música concreta, donde propone que se
sustituyan los sonidos aislados, emitidos por los diversos instrumentos, con objetos
sonoros, que reemplazarían a la nota musical, utilizándolos tal como fueron grabados
o sometiéndolos a trasformaciones mediante filtros electrónicos. Entre sus escritos se
encuentran: A la recherche d’une musique concrete (1953) y entre sus obras: Concert
de truíts, 4 études (1947), Suite pour 14 instruments, Variations sur une flûte
mexicaine (1949). También destaca el compositor francés Pierre Henry con: Concerto
des ambiguités (1950), Musique sans titre, por ejemplo.
Otros autores son: Olivier Messiaen, Timbres-durées (1952); Darius Milhaud, La rivière
endormie (1954); Pierre Boulez, Études (1952); y otras de lannis Xenakis. Una de las
más importantes aportaciones de la música concreta al mundo de la danza fue el
ballet Symphonie pour un homme seul de Pierre Schaeffer y Pierre Henry.
En esta música las tres dimensiones clásicas de la música- altura, duración y timbre-
son reemplazadas por tres planos: tesituras, dinámica y espectros. Shaeffer estableció
un códice, a modo de solfeo concreto, que ayudaría al compositor en la construcción
de su obra. Estos signos figuran en el libro ¿Qué es la música concreta?
26
Por otro lado están quienes toman paisajes sonoros como punto de partida y como
centro conductor de sus composiciones, pero los mezclan, procesan, modifican e
incluso combinan con otros sonidos, sean estos sintéticos, la voz humana o
producidos por instrumentos musicales acústicos. Los sonidos se organizan según
criterios musicales.
Puede mencionarse una tercera corriente que no necesariamente está inscrita en el
campo de la música electroacústica, y que consiste en disponer la interpretación de
una obra musical en un entorno determinado, de manera tal que los sonidos de ese
paisaje sonoro se integren a la composición musical. Un ejemplo extremo de esta
tendencia podría ser la obra 4’33‖ de John Cage. Además de Schafer y Truax, otros
compositores de importancia son Darren Copeland, Hans Ulrich Werner.
A. Comienzo
En la música griega una "harmonía" era la sucesión de sonidos dentro de una octava.
El sistema griego contemplaba siete "harmonías" o tipos de escala, distinguidos unos
de otros por su orden de tonos y semitonos. Más tarde, estas "harmonías" fueron
llamadas modos, un término más amplio que incluía la línea característica de una
melodía, así como también la escala utilizada.
27
La nueva técnica evolucionó hacia una gran diversidad. Las líneas añadidas
adquirieron independencia melódica, frecuentemente en movimiento contrario a ésta
(organum libre). En tales casos era imposible mantener en todo momento las armonías
aceptadas de cuarta, quinta y octava.
El organum libre es un ejemplo temprano del movimiento armónico del reposo- tensión
reposo, básico en la armonía occidental. El énfasis en las consonancias al final de las
composiciones, destacaba los puntos finales de llegada y reforzaban la idea de la
cadencia o la finalidad de la nota de un modo.
A principios del siglo XV, la tercera y la sexta llegaron a ser aceptadas en la música
europea como intervalos consonantes. El resultado fue un enriquecimiento de la
armonía en composiciones musicales.
28
Esta fue una época de inicio de la conciencia de tonalidad. El concepto de desarrollar
una composición con una tónica definitiva se usó como un punto de partida al principio
y como un punto de llegada en la cadencia final.
Aunque el estilo básico era principalmente lineal, los acordes que surgieron de las
coincidencias de notas en las líneas contrapuntísticas, tomaron su propia
personalidad.
Un fenómeno de principios del siglo XV: la práctica armónica presagiaba el fin del
antiguo sistema modal a favor de los modos mayores y menores del período posterior.
Los modos antiguos eran usados por compositores de la época y persistieron en cierto
modo hasta finales del siglo XVI.
Pero su pureza llegó a ser minada por una tendencia a introducir notas adicionales
extrañas al modo.
Como esta práctica fue cada vez más frecuente, los modos mayor y menor llegaron a
ser predominantes sobre los modos medievales eclesiásticos de manera gradual. El
proceso es especialmente notable en la música de finales del Renacimiento. A la vez
surgió una actitud más sofisticada hacia la disonancia, favoreciendo su uso para
propósitos expresivos. Durante la época de Josquin Des Prez, compositor principal del
Renacimiento, la música contrapuntística había asumido una textura más resonante
por medio de la escritura a cuatro, cinco y seis partes en lugar de las tres marcadas
anteriormente. El número de voces aumentado, fomentaba el enriquecimiento de la
armonía. Un recurso típico de Josquin era la suspensión, un tipo de armonía disonante
que resolvía en la consonancia. Las suspensiones tuvieron su origen en los acordes
que surgen de la música contrapuntística. En la suspensión, una nota de un acorde se
mantiene mientras la otra cambia a un nuevo acorde. En el acorde nuevo la nota
mantenida es disonante. Uno o dos tiempos después, la voz suspendida cambia de
nota de modo que resuelve que se convierte en consonante con el acorde de las
voces restantes.
La suspensión crea tensión porque la armonía esperada se decora hasta que la voz
mantenida resuelve. Su uso próximo al último acorde de una cadencia apunto de
reposo era favorecido por compositores como una manera de mejorar el sentido de
plenitud del acorde final. El uso de suspensiones indica una conciencia creciente de
acordes como entidades más que como coincidencias, que tiene potencialidad
29
expresiva y del concepto que la armonía se mueve mediante acordes individuales
hacia un fin. Este concepto fue desarrollado en la armonía de la época.
A finales del siglo XVI, hubo una revolución del estilo musical. La escritura
contrapuntística fue abandonada y los compositores buscaban un estilo que pusiera
mayor énfasis en una línea melódica expresiva acompañada por las armonías. Este
estilo, llamado monodía, no trajo ningún marcado cambio en el lenguaje armónico,
aunque tales compositores experimentaron con un mayor uso de la disonancia en
sentido expresivo. El principal cambio en esta época estuvo en la concepción de la
armonía. La línea del bajo llegó a ser la fuerza generadora sobre la que se construían
las armonías. Se escribió frecuentemente con cifras para representar las armonías
superiores. Desde esta línea simple se esperaba que los instrumentistas
acompañantes improvisaran una base armónica completa para la melodía de la voz o
las voces superiores.
Había así una polarización entre la melodía y la línea del bajo, concibiendo todo el
material intermedio como relleno armónico. Esto contrasta con el concepto más
antiguo, en el que todas las voces tenían igual importancia, con la armonía resultante
de la interrelación de todas las partes.
Una tonalidad es un grupo de notas relacionadas que pertenecen a una escala mayor
o menor, más los acordes que se forman a partir de esas notas y la jerarquía de
relaciones entre esos acordes.
En una tonalidad, la tónica y así el acorde construido sobre la tónica es un punto focal
hacia el que todos los acordes y las notas en la tonalidad son atraídos. Esto
evolucionó desde la idea medieval de que todos los modos tienen notas finales
características.
El enfoque de armonía que surgió hacia 1650 se instituyó en uno de los más
importantes tratados musicales, "Traité de l´harmonie" en 1722. El núcleo de la teoría
de Rameau es el argumento de que toda armonía tiene su base en la raíz o nota
fundamental de un acorde. Un acorde formado en forma de triada es el tipo básico de
30
este período. La tercera y al quinta sobre la fundamental de la triada, pueden ser
colocadas dentro de la misma octava de la fundamental o esparcidas en varias cotas.
Una triada puede existir en posición fundamental o en inversiones.
En 1709 sucede a su padre en Notre Dame de Dijon, y poco después, en 1713, ocupa
un puesto de organista en Lyon. En 1715 retoma su antiguo puesto en Clermont-
Ferrand, donde escribe su Tratado de la Armonía.
A los 40 años, en 1723, retorna a París. Si bien es reconocido como teórico, sabio y
filósofo, es totalmente ignorado como compositor. A su vez, su carácter acerbo y
solitario lo revela inepto para la vida de la corte. Es sólo a partir de sus 50 años,
cuando se consagra enteramente a la composición de óperas, que comienza a ser
conocido por el público parisino. Pero al mismo tiempo se verá implicado en querellas
31
y será asediado por sus detractores debido al carácter innovador de sus
composiciones.
¡Ni razón pura ni experiencia auditiva pura! Rameau nos muestra que su "método" es
una verdadera dialéctica teórico – práctica. Concibe la música como un fenómeno
empírico y, a través del análisis de la práctica, descubre constantes y formula hipótesis
para explicarlo: bajo fundamental, sonido fundamental generador, la séptima como
fuente de toda disonancia, progresión fundamental de la quinta….
¿Podría un filósofo que diserta tan admirablemente sobre intervalos y tales principios
ser capaz de crear música práctica?
Otro referente científico esencial por su vínculo con la música y con Rameau es
Johannes Kepler.
32
Para nadie es un secreto que Johannes Kepler suscita encontradas posiciones en
torno a la naturaleza de su obra y su propia vida, pues, al igual que la mayoría de los
filósofos naturales del siglo XVII, es percibido como un Jano bifronte: un personaje
cuya obra se configura sobre una mirada retrospectiva de los saberes antiguos a la par
de otra que señala la fundación de unos nuevos y radicales saberes modernos.
33
Esta confluencia, que puede resumirse en una concepción del mundo que es, a la vez,
estética, teológica, mística, metafísica y física, alcanza su mayor representatividad en
la obra Harmonices Mundi, en la cual Kepler mostraba la mayor cantidad de datos que
hubiera venido recopilando a lo largo de su vida. Como señalaba Caspar, un Kepler
"arrebatado y poseído" por el espectáculo celeste, produjo un libro que con habilidad
matemática, con minuciosidad de artesano y con sensibilidad de poeta mostraba una
compleja estructura argumental que justificaba, estéticamente a priori, el porqué el
cosmos era así y no de otra manera.
Durante la antigüedad y hasta el siglo XVII los términos "armonía" y "música", si bien
no pueden ser totalmente intercambiables, muchas veces operan como sinónimos. En
la antigua escuela pitagórica el término "armonía" devino en una idea abstracta de
orden y belleza fundamentada en el número, pero en el ámbito estrictamente musical,
el término "armonía" aparecía en los tratados musicales antiguos para indicar el
correcto cálculo y utilización de los sonidos como base para la composición de piezas
musicales.
34
A su vez pertenecía al misticismo simbólico de los pitagóricos, quienes lo asociaban a
los cuatro elementos y al orden en el cosmos, el ángulo recto, o la perfección de las
esferas celestes, la ratio sonora nos ponía en contacto con la "verdad" y, al igual que
en las otras disciplinas mencionadas, en la música se ofrecía un cuerpo de leyes
debidamente reglamentado. La única diferencia estribaba en que aquella verdad
poseía un componente estético y sensible que estaba embebido e indisociado.
Como puede deducirse de lo anterior, el juicio musical verdadero era único, pues
siempre incorporaba dentro de sí lo bello, no de manera accesoria, sino fundacional.
No obstante, hacia el siglo XVIII la música (tanto en sus aspectos teóricos como
prácticos) sufrió modificaciones que acabarían por escindirla en dos vertientes
claramente diferenciadas: acústica físico-matemática (música como ciencia) y la
música propiamente dicha: composición, ejecución y audición (música como arte o
lenguaje).
Esta serie de cambios son objeto de estudios recientes, tanto para la musicología
como para la historia de la ciencia y, en especial, la llamada Revolución Científica, es
requerida hoy para que incluya, definitivamente, a la música como uno de sus
aspectos más ilustrativos.
Partiendo del impulso de nuevas traducciones, el Harmonices Mundi puede ser objeto
de una relectura que revise tanto sus aspectos filosóficos como musicales. No es un
atrevimiento decir que la actividad editorial digital (en sus aspectos multimedia e
interactivos) puede acompañar esta nueva mirada para intentar colocar en un estado
más comunicable o digerible, lo que muchos de los estudiosos consideran un libro
35
complejo, abstruso, confuso y difícil de leer. Un lector, por más versado que esté en
historia de la ciencia, si no posee un mínimo de conocimientos musicales estará
perdido entre fracciones, razones, escalas y modos –sin contar con la notación
musical antigua–, que no le permiten comprender en detalle los planteamientos del
autor. A su vez, el musicólogo de oído refinado, pero no dado al malabarismo de las
fracciones armónicas, puede terminar considerando la obra como puros ardides
numerológicos. Si bien Kepler aclaraba en su astronomía que los planetas no
producen sonidos, también dejó asentado que coexistían allí una armonía sensible y
una abstracta. Por ello, tanto su lenguaje como su corpus racional astronómico, están
impregnados de sonido y son, evidentemente, herederos de la música.
Las obras de Kepler y, en especial, los libros del Harmonices Mundi, pueden
interpretarse como un amplio y ambicioso intento por fundir en una sola pieza lo que
hoy son dominios con técnicas propias y distanciadas entre sí: la geometría (Libros I y
II), la música (Libro III), la astrología (Libro IV) y la astronomía (Libro V). La mirada
kepleriana las funde y homologa bajo los arquetipos creados por un dios que es, a su
vez, diseñador de polígonos, sólidos y figuras (geómetra), instaurador de las razones y
proporciones armónicas (músico) y, finalmente, responsable tanto de las variaciones
del mundo sublunar (astrólogo) como de los orbes celestes (astrónomo). Como
sugiere el propio Kepler, el Harmonices Mundi invita a imitar a Dios (aunque sólo sea
por una breve fracción de tiempo), adentrarse en sus planes y saborear su placer
creador. Esta obra se configura así, simultáneamente, en demiurgo y ángel
exterminador; puesto que puede verse como uno de los primeros intentos de
fundamentar la realidad en la observación y la medida, pero también, como de los
últimos intentos de construir una metafísica de los saberes de una época. Puede que
algunos intelectuales, golpeados por el "desencantamiento del mundo", desearían que
todo lo expuesto por Kepler hubiera sido verdad; otros, menos ingenuos, saben que el
encanto no está en la correspondencia de la metafísica kepleriana con la realidad, sino
en lo hermoso de sus argumentaciones racionales, aunadas a su imaginación exaltada
y su aroma espiritualista. Jano bifronte pues, tanto en el tiempo como en el espacio.
36
Hay consenso entre filósofos e historiadores de la ciencia en ubicar el descubrimiento
de las fracciones armónicas sonoras como la primera ley físico-matemática. Según
transmite la tradición divulgada a lo largo de la Edad Media, Pitágoras pudo
establecer, después de escuchar por azar los sonidos del golpeteo de unos yunques
de diversos pesos y tamaños, una conexión de índole numérica entre la consonancia y
el hecho sonoro físico, es decir, entre lo agradable al oído de un hecho físico real y su
correspondiente modelo matemático; entre estética y ciencia. Como es fácil notar, ese
aspecto estético –o por lo menos, una cierta complacencia desinteresada– estuvo en
la base del nacimiento de esta antiquísima ley; no obstante, hoy día, la conexión entre
un hecho físico y su modelo matemático explicativo prescinde, en la inmensa mayoría
de los casos, de los juicios estéticos del observador. No se quiere negar que tanto el
acto de observación como el conocimiento producido le reporten algún goce estético a
quien lo realiza, e incluso es sabido que el científico se afana por producir teorías
simples y hermosas, pero la conexión que va de la estética a la física, y de ahí a la
matemática, no es necesaria. Es decir, no se escucha música o se disfruta el arte
plástico para luego formular teorías científicas y, por ello, lo feo, por decirlo así, es,
igualmente, matematizable, y no por ello desdeñable como portador de conocimiento.
Con seguridad, el fenómeno estético y otras consideraciones en torno al gusto,
pueden ser motivo para incitar la investigación (e incluso pueden llegar a ser una guía
metodológica) pero es menester reconocer que la ciencia, tal como la conocemos
actualmente, dista de tener a la estética como su fundamento principal. Para eso,
justamente, nació en el siglo XVIII –simultánea a la consolidación de la llamada
Revolución Científica– la Estética, como disciplina independiente asociada a las artes
y a la filosofía, para explicar en qué consiste lo bello, tanto de la realidad natural como
de los productos humanos. Pero la pregunta que se hiciera Pitágoras en los albores
del pensamiento filosófico, fue, de hecho, una pregunta estética: ¿Por qué esto es
bello? ¿Qué hace que este hecho físico sonoro se presente complaciente y agradable
ante nuestros oídos? Y como toda pregunta estética, sigue sin respuesta; a pesar que
los pitagóricos obtuvieran la suya en una argumentación matemática: proporciones de
37
números enteros. Lo que interesa destacar es que desde aquél primer momento, fue la
experiencia estética la que estimuló a la filosófica, y que el encuentro "música-estética-
física- matemática-filosofía-ciencia" era susceptible de ser investigado en conjunto.
Puede considerarse al diálogo platónico Timeo (360c. a.C.) como una de las
referencias escritas más antiguas en la cual, a su vez, pueden evidenciarse las raíces
cuasi míticas del encuentro entre cosmogonía, física y antropología, aunada a la
armonía y la música.
38
científico acústico no necesariamente debe conocer las técnicas de armonización de
melodías, cadencias y otros aspectos propios del compositor.
Lo que interesa destacar es que para comienzos del siglo XVII esta separación no se
ha dado aún y que la llamada Revolución Científica no sólo vivió con intensidad el
encuentro entre la especulación matemática y la estética, sino que el estudio de la
música y la armonía puede ofrecer un cuadro vívido de la ciencia de ese momento. Lo
que para Kuhn es una "excepción", es, para los interesados en la historia de la música
como ciencia, el caso modélico. En este orden de ideas han discurrido la mayoría de
los estudios que han vindicado a la música como ciencia, lo cual permite afirmar que
hacer historia de la actividad musical acontecida hasta el siglo XVII, es hacer, también,
historia de la ciencia.
Las reflexiones armónicas de Kepler están salpicadas, según nos dice, del azar y las
coincidencias fortuitas. En las notas publicadas a la edición de 1621 del Mysterium
Cosmographicum, nos aclaraba, retrospectivamente, que el inicio de sus
especulaciones armónicas había nacido como una "gran suerte" –foelicitas– al reparar
en la finitud de las proporciones armónicas. Para Kepler era sorprendente que, a pesar
que desde la antigüedad hubo escritores sobre temas de armonía, ninguno hubiera
reparado en las coincidencias fortuitas entre el número de proporciones armónicas y
39
las siete notas naturales en la escala. Estas siete notas podían reagruparse en forma
de cinco consonancias (octava, quinta, cuarta, sextas y terceras) y hacerlas coincidir
con los cinco sólidos platónicos.
Los "sólidos platónicos" son: tetraedro, cubo o hexaedro regular, octaedro, dodecaedro
e icosaedro. También conocidos como sólidos "pitagóricos" o "perfectos", son un
conjunto de cinco, y sólo cinco, poliedros que cumplen ciertas condiciones
geométricas: sus caras son polígonos regulares iguales y, un mismo número de caras
(tres), se encuentran en cada vértice. Descritos por Platón en su diálogo Timeo, eran
asociados a los elementos (tierra, fuego, agua y aire) y a una quinta sustancia de la
cual estaría compuesto todo el orbe celeste. Kepler sería uno de los tantos geómetras
que quedaría fascinado por dichas propiedades y también haría referencia a sus
simbolismos tal como lo describe en el Harmonices Mundi.
"[…] pues resulta obvio para cualquiera experimentar esto sobre una cuerda
extendida, cuya longitud puede ser dividida con un compás, y con la mera aplicación
de una cosa dura, como un cuchillo o una llave, a la cuerda con una mano, mientras
se golpea con un plectro las partes delimitadas de la cuerda, con la otra mano".
Así, todas estas preguntas: "¿por qué seis planetas?, ¿por qué cinco sólidos
perfectos?, ¿por qué siete notas y siete divisiones armónicas?, ¿por qué cinco
consonancias?", pertenecían todas a un mismo espacio epistémico, y por ello Kepler
va tras la búsqueda de una respuesta que debería ser común y no fortuita.
En esta correspondencia, Kepler, además de dejar claro el dominio que posee sobre
los temas musicales y armónicos, explicaba cómo su propósito había sido
particularmente "incitamentum lectio Harmonicorum Ptolemaei".
Para Kepler, Ptolomeo –hacía más de mil quinientos años– había tenido sus mismas
intuiciones, con la diferencia de que, ahora, él se basaba en una argumentación
totalmente nueva e inusual para justificar las consonancias: a partir de las relaciones
que se producían en un círculo cuando éste era segmentado por un polígono regular
inscrito en él. A diferencia de Ptolomeo, que se basaba en el monocordio tradicional,
Kepler dedujo, ingeniosamente, las siete proporciones armónicas al correlacionar un
Todo, unas Partes y un Residuo en un curioso monocordio circular, cuya realización
40
material consideró irrelevante. A manera de ejemplo, en el caso particular del círculo
segmentado por un pentágono, Kepler tomaba uno o más lados del polígono tal, que la
suma de ellos no excediera la mitad del círculo, y tenía:
Para limitar las múltiples posibilidades, un grupo de axiomas (que pueden resumirse
en tres condiciones básicas), definían las consonancias:
Solo son admitidos el diámetro del círculo y las figuras fundamentales expuestas en el
Libro I que poseen una correcta construcción: triángulo, cuadrado, pentágono,
hexágono, decágono y dodecágono.
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Selección de consonancias según la teoría musical de Kepler. Sobre fondo blanco, los
polígonos básicos junto a las consonancias seleccionadas y, sobre fondo gris, las
proporciones excluidas, por ser idénticas o múltiplos de una ya previamente hallada.
42
El resto de los polígonos "construibles" producían consonancias que eran réplicas o
equivalencias de las anteriores. A través de este ingenioso y original argumento –
nunca hecho hasta entonces–, Kepler obtuvo, de todo el universo geométrico de las
figuras planas, el esquema de siete consonancias básicas que coinciden con la
llamada afinación justa, tal y como fuera expuesta por Zarlino. Este esquema sirvió a
Kepler para justificar y asumir, como paradigma de la música y expresión suprema de
los arquetipos geométricos del Creador, la polifonía de compositores como Orlando di
Lasso, que utilizaba de manera acertada y expresiva las terceras y sextas.
Una vez que el lector quedara convencido de que las proporciones armónicas podían
ser deducidas de la geometría del círculo, Kepler las reafirmó, de manera sensible,
con el juicio del oído, como las únicas consonancias posibles. A partir de aquí, pudo
construir una teoría musical cuyo complejo proceso se iniciaba con la construcción de
los seis casos posibles de organización de las consonancias del tipo 3:4, 4:5 y 5:6 en
el marco de una doble proporción u octava 1:2.
o La 6ta. mayor menos la 5ta. produce el Tono menor. 3:5 - 2:3 = 9:10.
o La 4ta. menos la 3era. menor produce, igualmente, el Tono menor. 3:4 – 5:6= 9:10.
o La 4ta. menos la 3ra. mayor produce, igualmente, el Semitono. 3:4 – 4:5 = 15:16.
o La 6ta. mayor menos la 6ta. menor produce la Diesis. 3:5 – 5:8 = 24:25.56
o La 3ra. mayor menos la 3ra. menor produce, igualmente, la Diesis. 4:5 – 5:6 = 24:25.
o El Tono mayor menos el Tono menor produce la Comma. 8:9 – 9:10 = 80:81.
43
Al insertar estos pequeños intervalos entre las notas de los esquemas anteriores,
construyó su pleno et perfecto Systemate organico, cuya estructura ascendente de
intervalos, era la siguiente (L = Limma, S = Semitono, D = Diesis):
Kepler denominaba aquí como diesis, a lo que en la "afinación justa" era denominado
como "semitono menor". Igualmente, al intervalo de proporción 128:135 (que debe
entenderse como el semitono menor de proporción 24:25 más la coma sintónica de
proporción 80:81) Kepler lo denomina limma, cuya proporción, en la tradición
pitagórica, era 243:256.
Este proceso tenía como objetivo, básicamente, ofrecer una explicación de los
llamados Modos Eclesiásticos. Para ello, a través de una serie de razonamientos
propios y una serie de reglas para la sucesión de tonos y semitonos de una melodía
correcta, Kepler obtuvo un total de veinticuatro modos (catorce básicos y diez
variantes) que le permitían demostrar que los ocho Modos Eclesiásticos, eran casos
particulares de su propia teoría, más general.
Y como colofón a la extraordinaria figura de Johannes Kepler esta imagen escrita con
el sistema tradicional de notación:
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En la figura precedente, el pentagrama superior muestra la correspondencia exacta
entre la velocidad angular de cada planeta y el registro exacto donde correspondería,
como nota musical, según su proporción armónica. En el pentagrama inferior se
muestra la escala durus que se produce, una vez que estos planetas-notas han sido
simplificados por octavas, haciéndolos encajar en una sola octava. Nótese que no
están, ni el perihelio de Venus, ni el de La Tierra, y que el lugar Vacante, Kepler lo ha
rellenado con la nota adecuada a la escala que inicia en Sol.
Hay que hacer notar que una vez colocado cualquier planeta en el pentagrama, éste
quedaba a merced para cualquier consideración propia de la música. La primera
operación "musical" que realizó Kepler al "astronómico" planeta fue desplazarlo en
octavas, simplificando o doblando su altura hasta hacer encajar así a todas las notas –
es decir, todos los planetas– en el ámbito de una octava.
45
Ya desde los tiempos de Pitágoras (s. VI a.C.), la música atrajo la atención de los
matemáticos, naciendo distintas teorías.
Así, las teorías matemáticas sobre la música y las teorías que sostiene un origen
común a música y poesía se excluyen la una a la otra, en tanto se contraponen como
dos modos radicalmente distintos de concebir la música y su función.
46
completa con el otro bastante más oscuro de número, que es el fundamento de todas
las cosas y por consiguiente, afín al concepto mismo de armonía.
Por tanto, los conceptos de armonía y número tienen un valor metafórico y fueron
entendidos de maneras distintas por los mismos pitagóricos.
Para otros, los números constituyen la armonía sobre la que se funda el mundo.
Y para otros, los números son el modelo originario del mundo del que nacen todas las
cosas.
Por lo tanto, la música será quien revele la naturaleza más profunda de la armonía y
del número.
Desde la Antigua Grecia hasta el Renacimiento, la música era considerada una parte
de las matemáticas dentro de las siete artes liberales del Quadrivium:
A finales del siglo XVI, Henricus Glareanus (1488-1563) quiso volver a conectar la
música de su tiempo con la tradición pitagórica, pero esta labor se hace más evidente
en la obra del músico y pensador veneciano Gioseffo Zarlino (1517-1590). Zarlino
pretende una nueva refundación de la teoría musical sobre la base de un nuevo
racionalismo, que encuentra sus fundamentos en la misma naturaleza de los sonidos.
La nueva teoría pretenderá justificar racionalmente el uso efectivo que se hace de los
intervalos musicales. Esto queda reflejado en su tratado "Instituzione harmoniche".
Este punto de vista encontrará su culminación dos siglos después con la obra de
Rameau.
Tal como vimos, Leibniz está convencido de que la música posee una irrefutable
estructura matemática. La armonía matemática del universo se revela por ello de
modo sensible e inmediato a la percepción aún antes que a la razón. Leibniz expresó
la exigencia de una reconciliación entre oído y razón, entre sensibilidad e intelecto,
entre arte y ciencia.
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Esta concepción no excluye ni el placer de la escucha ni una posible relación entre
música y sentimiento, sino que, por naturaleza, entiende la música como un sistema
de leyes matemáticas.
El misticismo que se creó en torno a los cuatro primeros números naturales (tetrakis),
hizo que en la escuela pitagórica se experimentara con las siguientes razones para
expresar las longitudes de las cuerdas, ya que estas combinaciones producían
sonidos agradables, construyendo una escala a partir de estas proporciones:
Esta diferencia condiciona la escala, así se crean los modos mayor y menor.
Un siglo después Bach compone "El clave bien temperado" que consta de 24 piezas
en las 12 tonalidades usando los modos mayor y menor de cada una de ellas.
48
y rotaciones como la siguiente:
Minuetos: 1116
Tríos: 616
Bartók a principios del siglo XX creó su escala de Fibonacci numerando cada nota
cromática con un número y obteniendo:
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Esta escala la usó en su obra "Música para instrumentos de cuerda, percusión y
celesta".
La acústica física trata del sonido fuera del oído. Así, nos encontramos con todo un
entramado matemático-físico que analiza las ondas, sus elementos y sus propiedades.
Dentro de la enseñanza musical nos encontramos con un complejo sistema que nos
muestra la técnica de la composición musical. Se intentan analizar diversos aspectos
de la música por separado: armonía, contrapunto, formas, instrumentación, ritmo y
otras materias.
Pero no sólo en la construcción de acordes hay que seguir unas reglas matemáticas
establecidas, sino en el enlace de los mismos. Por ejemplo:
Regla: "Cuando los acordes que vamos a enlazar tienen una o dos notas comunes,
éstas han de permanecer quietas".
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Do es la nota común, entonces, tendremos que invertir el 2º acorde para que Do no se
mueva y las demás lo hagan con el menor movimiento posible hasta conseguir:
Con todo esto, podemos darnos cuenta de cómo Música y Matemáticas tienen más
puntos en común de lo que pensábamos.
51
1. Los compositores exploraron la potencialidad de acordes de complejidad superior a
la tradicional.
Entre los compositores más vanguardistas del siglo XX, la tonalidad ha sido explorada
intensivamente. El interés más grande entre los compositores ha sido el revivir la
escritura contrapuntística. Esta era una reacción contra las armonías exuberantes y el
lirismo del período Romántico. La obsesión por el contrapunto tiende a eliminar el
interés por las relaciones armónicas más allá del hecho incidental de que los clúster de
notas en contrapunto son también oídos simultáneamente.
Queda claro entonces, que desde la antigüedad los hombres han desarrollado en
todas las culturas y civilizaciones sistemas musicales completos. Los instrumentos, los
sistemas de afinación, los procedimientos compositivos, etc. han formado un todo
unificado sobre el que se construyeron las obras musicales que definen estos
diferentes estilos. Los cambios en las orientaciones estéticas y en las posibilidades
tecnológicas, en una relación dialéctica, han derivado en desarrollos y modificaciones
de uno, varios o todos los componentes de estos sistemas musicales. Muchas veces
estos cambios mejoran aspectos considerados insuficientes en sistemas anteriores
pero siempre generan como contrapartida pérdidas en otros componentes del sistema.
Obviamente aquí no es aplicable la noción de progreso. Estos sistemas son solo
diferentes; ni mejores ni peores.
52
posible hasta 1885. Si bien este sistema científico de afinación no fue necesario o
practicado mucho antes del siglo XX, no es una teoría reciente. En Europa
aproximaciones cercanas al temperamento igual han sido aplicadas en los
instrumentos con trastes como violas y laúdes desde el siglo XVI y los chinos
especularon sobre el tema desde el siglo XX a.C. En el caso de las violas da gamba
los trastes eran móviles lo que les permitía adaptarse a diferentes temperamentos.
La música de los siglos XVI y XVII está basada en parte en la teoría de la proporción,
de acuerdo a la cual los sonidos se deducen de la serie de armónicos. La fundamental
es el punto de referencia que simbolizaba la unidad (unitas) es decir Dios. Cuando
más simple es el número de radio, más noble y moral es el sonido. Cuanto más
alejado de la unidad, más caótico. Cada intervalo puede expresarse en proporciones
(por ejemplo la octava 1:2; la quinta 2:3; la tercera 4:5) y su cualidad puede medirse
por la proximidad con la unitas. De acuerdo con esta teoría la armonía se basa en un
principio similar al de la sección áurea en arquitectura. Los intervalos cercanos a la
unidad son percibidos como más placenteros, más perfectos que aquellos remotos
que son desproporcionados y pertenecientes al reino del caos. La relación 4:5:6 fue
considerada como la perfecta armonía y la más noble eufonía (trias musica) que
simbolizaba la Santísima Trinidad. La proporción de la tríada menor (10:12:15) no era
considerada estar sus números estar alejados de la fundamental. En este contexto se
le asignaban a los acordes valores morales y por esa razón no podía usarse la tríada
menor como acorde final ya que no se podía concluir una obra en caos. A finales del
siglo XVII solo las escalas mayores y menores sobrevivieron a los modos
eclesiásticos. Esto hubiera resultado en un empobrecimiento (en relación a los modos
eclesiásticos) si no hubiera sido posible dar a cada transposición de estas escalas su
carácter propio (sí, por ejemplo, do mayor no evocara un efecto diferente que si
mayor). Si la diferencia en los modos eclesiásticos reside en la secuencia de los
intervalos, las escalas mayores pueden ser distinguidas solo por la diferencia de
afinación.
53
Solamente los instrumentos de viento naturales, cornos y trompetas, estaban
diseñados como para este nuevo sistema. En el caso de los instrumentos de teclado
fue necesario desarrollar un nuevo sistema de afinación que incluya a las terceras
puras. Este nuevo sistema fue el Mesotónico (Meantone) en el cual las terceras
mayores son absolutamente puras a expensas de los demás intervalos. Se afinan 11
quintas reduciéndolas en ¼ de coma sintónico (más estrechas que en afinación
temperada) y la quinta restante queda como un intervalo muy amplio. De esto se
obtiene 8 terceras mayores absolutamente puras y 9 terceras menores levemente más
"pequeñas" que las puras. El resto de las terceras son desafinadas. De este modo los
compositores dispusieron con fines expresivos de acordes puros y acordes muy
ásperos. La aparición de las notas Lab, La#, Reb, Re# y Solb son segura indicación de
que el compositor busca acordes que producen un fuerte efecto disonante.
Para conseguir estas terceras mayores puras todas las quintas deben ser estrechadas
notablemente. El nombre Mesotónico proviene de dividir la tercera mayor pura Do-MI
exactamente en el medio, para lograr la afinación del Re, y no en el radio 8:9:10 que
es la afinación natural en donde hay un tono "largo" Do-Re y un tono "corto" Re-MI. En
Mesotónico no hay equivalencia enarmónica, cada sonido es unívoco. Las escalas
cromáticas en instrumentos afinados en este sistema tocadas sucesivamente
producen un efecto extremadamente variado y colorido por la diferencia entre los
semitonos. En el caso de los instrumentos de viento se suma la necesidad de
digitaciones de horqueta y cerramiento parcial de los orificios que agregan cambios de
sonoridad muy grandes. En este contexto la denominación cromática adquiere su
sentido real. La quinta del "lobo" en Mesotónico era tan horrible, y también un
obstáculo para modular, que en la práctica de finales del siglo XVII se modifica
sustancialmente.
Temperar significa balancear, es decir repartir la coma sintónica entre los intervalos de
la octava.
Numerosos sistemas fueron propuestos y usados durante el siglo XVIII como Valloti
(1730), Kirnberger (alumno de Bach), Werckmeister (experto organista, 1691),
Rousseau, D’Alembert, Thomas Young, etc.
A fines del siglo XVII surge la necesidad de encontrar otro sistema de afinación,
especialmente para los instrumentos de teclado, que permitiera tocar en cualquier
tonalidad y la modulación a diferentes tonalidades: comienza a experimentarse con los
diferentes temperamentos. En estos temperamentos se logró la posibilidad de tocar en
diferentes claves que conservaron su color característico. Los intervalos son diferentes
en cada clave, algunos puros, otros no, lo cual produce fuertes tensiones de afinación.
54
Werckmeister, Neidhardt, Rameau y Marpug fueron teóricos de avanzada que
propusieron un ideal filosófico.
El siglo XIX fue el siglo del piano. Los grandes compositores, con muy pocas
excepciones, fueron pianistas e incluso virtuosos del instrumento. Con la paulatina
adopción de los temperamentos circulantes y continuando luego con la adopción del
temperamento igual, el piano predominó como instrumento e influyó sobre los demás
instrumentos que fueron adaptándose a este nuevo sistema de afinación. De todas
maneras se usaban simultáneamente, como también se usa en la actualidad, distintas
maneras de afinación, sobre todo en música que no se ejecutara con instrumentos de
afinación fija.
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Hermann Helmholtz señala el paralelismo entre la necesidad de modulaciones a
centros tonales más alejados y disonancias más acentuadas en la medida que la
afinación se acerca al temperamento igual. Pero también cuenta una experiencia con
el gran violinista Joachim al cual le pidió que ejecutara escalas mayores y al
controlarlas con el Harmoniun (instrumento de teclado de afinación justa inventado por
Helmholtz), comprobó que Joachim ejecutaba las escalas con afinación justa.
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La música atonal o – mejor dicho- la "música que niega el parentesco de los sonidos
entre sí" tiene sus orígenes a fines del siglo XVIII, cuando el teórico Andreas
Werkmaister publicó su tratado sobre el "temperamento", con el cual, aunque
aparentemente se propusiera consolidar el sistema tonal mediante la nivelación de los
sonidos, lo que en realidad hizo –según Hindemith- fue abrir la puerta que condujo a la
disolución de dicho sistema, al introducir una alteración en el orden natural. En este
sentido, la preponderancia de la música pianística en el último siglo ha sido perjudicial;
con el descubrimiento del temperamento igual, "le sobrevino al mundo una maldición:
la maldición del logro demasiado fácil de las uniones entre los sonidos". "La
composición atonal –concluyo Hindemith- representa la última realización de este
descubrimiento: es la adoración acrítica de la idólatra afinación atemperada del piano".
Los intervalos justos (cuartas y quintas) presentan una diferencia de solo 2 cents. La
diferencia mayor existe en las terceras y sextas (menores y mayores) y la séptima o
sensible de la escala.
Otro aspecto a considerar es el vibrato: Es sintomático que el uso continuo del vibrato
en los instrumentos de viento y en los de cuerda coincide con la progresiva tendencia
de alejamiento de la afinación justa hacia el temperamento igual. El uso del vibrato, tal
como es reportado por diversos autores del siglo XVII y XVIII, se limitaba como
expresión para determinadas notas. Incluso, en el caso de los instrumentos de viento,
se usaba vibrato de dedo o flattement que es un tipo de vibrato que no se puede hacer
en todas las notas del instrumento. En los instrumentos de vientos de la orquesta la
práctica de ejecución con vibrato continuo se impone recién en el siglo XX e incluso
hoy en día el clarinete es raramente ejecutado de esta forma. Creemos que esto no es
casual, ya que un acorde en afinación justa es destruido si se le aplica vibrato.
Posiblemente la tendencia haya sido disminuir la sensación de dureza de la afinación
en temperamento igual con el uso de vibrato. A su vez la mirada idílica del siglo XX en
relación a la música del XVIII y XIX más la concepción de una belleza "edulcorada"
que elude los contrastes entre consonancias perfectas y duras disonancias propios de
una concepción dramática y retórica de la música ha influido en gran medida sobre el
uso de un vibrato constante.
Por analogía podemos decir que si ejecutamos la música tonal de los siglos XVIII y
XIX con afinación en temperamento igual, el producto es similar al que se obtiene
cuantizando los ritmos de cualquier obra de esta época en una computadora. Los
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ritmos ejecutados en toda su crudeza y exactitud proporcional no reflejan la
concepción retórica y dramática a la que hacíamos referencia.
La afinación justa es la adecuada para el sistema tonal. Incluso al tocar junto con
pianos en afinación temperada debe igualmente favorecerse siempre que sea posible
la afinación de los acordes con afinación justa y con especial énfasis en terceras,
sextas y sensibles justas. El sonido del piano desaparece rápidamente y los batidos
que producen los sonidos resultantes son perceptibles solo en el ataque y luego
decaen. Por esta razón es posible tocar en ensamble con una afinación mixta.
Estos sonidos armónicos están en una relación matemática con la fundamental (las
frecuencias de los armónicos se derivan de la multiplicación de la frecuencia de la
fundamental por el número de armónico).
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Las octavas son simples en característica aunque la tendencia es tocarlas más
amplias que lo que corresponden a una octava sin batimento o pura. No hay que
sorprenderse si uno toca una octava pura y siente que es baja en términos melódicos
(también el cambio de timbre de un instrumento entre octavas conspira). No escuche
el timbre, escuche si hay o no batimento.
· 5º Grado de la escala: Quinta Perfecta: 2 cents más alta que la quinta temperada.
· 3º Grado de la escala: Tercera Mayor: 14 cents más baja que la tercera mayor
temperada. Aquí la distinción entre Temperamento Igual y Afinación Justa es obvia. La
tercera mayor pura es tal vez la experiencia más gratificante de tocar en afinación
pura.
· 3º Grado de la escala: Tercera menor: 16 cents más alta que la tercera menor
temperada. Es un intervalo de difícil ubicación sin batimento. La sensación física es
incómoda. La idea de un intervalo menor es de tensión que procura resolución. Es
recomendable omitirlos hasta que los intervalos perfectos y mayores estén
consolidados.
· 4º Grado de la escala: Cuarta Perfecta: 2 cents más baja que la cuarta temperada.
Como con otros grados de la escala, cuanto más alejada está la nota en la serie de
armónicos, es más difícil de tocar sobre la fundamental (la cuarta es el armónico 18 o
19). Una posibilidad para afinar la cuarta es escucharla como inversión.
Particularmente prefiero resolver la cuarta en la tercera mayor y escucharla como un
retardo de la cuarta por la tercera. Es muy importante entender la preeminencia de
este intervalo en armonía tonal. La tendencia general es tocar este intervalo muy
amplio. En Afinación Justa es necesario que todos los intervalos estén en perfecta
relación con la tónica. La sensación física no es tan fuerte como con la quinta.
· 6º Grado de la escala: Sexta Mayor: 16 cents menos que la sexta temperada. Como
la tercera mayor, la sexta funciona como tercera del acorde de IV grado (Fa-La-Do en
Do mayor). La relación entre la fundamental de un acorde y la tercera es consistente
de acorde a acorde. El Fa (la cuarta) es 2 cents más baja que la temperada y por esa
razón el La (la sexta) es 16 cents más baja. Observe que es la misma relación que hay
entre el 1º grado de la escala y la 3º de la escala.
· 6º Grado de la escala: Sexta menor: 16 cents más alta que la sexta menor
temperada.
· 2º Grado de la escala: Segunda Mayor: 4 cents más alta que la segunda mayor
temperada. Este es uno de los intervalos de la escala que usualmente requiere de
cierta "corrección". Si se usa armónicamente como quinta del acorde de V grado (Sol-
Si-Re en Do), que es la relación pura con la tónica de la clave, corresponde a una
"posición" alta. Como fundamental del acorde de II grado (re-fa-la) se lo baja para
acomodarse a la tercera mayor pura entre el cuarto grado de la escala y el sexto (Fa-
La). La teoría indica que es mejor acomodar la segunda bajándola antes que mover
los otros dos intervalos para acomodarse al segundo grado. La teoría se rompe
rápidamente si el acorde de II grado es seguido del V. Si el II que está sonando es en
una afinación baja: o se bajan las otras dos notas del V grado para afinarlo en relación
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o se acomoda el segundo grado de la escala en relación a la quinta de la escala. En
general es el acorde siguiente el que determina la exacta posición del segundo grado.
· 7º Grado de la escala: Séptima Mayor: 12 cents más baja que la séptima temperada.
Este intervalo es la sensible. Generalmente se tiende a subir la afinación de la
sensible. Este es un argumento válido bajo ciertas circunstancias melódicas, pero en
general es completamente destructivo para la Afinación Justa. En cualquier tonalidad
el acorde más importante es el I grado, el siguiente es el V (dominante). El séptimo
grado de la escala es la tercera mayor del acorde de V grado. Si subimos la séptima
de la escala obtendremos desafinar el segundo acorde más importante de la tonalidad.
La séptima debe ser baja (en relación a la temperada) como toda tercera mayor debe
serlo.
· 4º Grado de la escala como Séptima menor del acorde de V grado dominante debe
ser 29 cents más baja. El uso de este intervalo es preparar la resolución del V al I. La
7ma menor resuelve en la tercera mayor del acorde de I (tónica). Debe aplicarse la
regla cardinal de balance: en orden de importancia primero la fundamental del acorde,
luego la quinta, después la tercera y por último la séptima. Si la afinación baja de la
séptima no es usada, es posible ubicarla como tercera menor de la quinta.
Desafinación:
Cuando dos instrumentistas tocan uno la a 440 Hz. y otro a (por ejemplo) 442 Hz. hay
2 "choques" de frecuencia por segundo. A esto se lo denomina "batimento". La
afinación justa es la producción de intervalos sin batimento. Cuando se mueve la
afinación del sonido en la dirección apropiada el batimento se ralenta y finalmente
cesa. En caso contrario el batimento es más acelerado.
Ningún conjunto puede mejorar sin la participación de cada uno de sus integrantes.
Cuando se mejoran las habilidades individuales el proceso es mucho más fácil.
En los años que siguieron a la Segunda Guerra Mundial, los compositores seriales
buscaron obtener un pleno control sobre los parámetros musicales. Sin embargo,
desde el punto de vista auditivo, sus trabajos parecían improvisados y aleatorios. De
esta manera la música serial encaró un problema que, ya había sido confrontado por
la era barroca: ¿debe la música basarse en una "forma inaudible" o en una "estructura
audible"?
A pesar de este problema, a comienzos del siglo XX se puso de moda la idea de que
una gramática gobernara la música. Los formalistas rusos —en la literatura, el cine, la
pintura, así como también en la música— argumentaban que la inspiración del artista
ya no era relevante; lo que importaba desde el punto de vista estético eran los
dispositivos artísticos utilizados en la producción de una obra de arte. Más tarde, Igor
60
Stravinsky (1947) planteaba que la música no podía reflejar algo tan subjetivo como el
alma humana. Ya para 1920 Vassily Kandinsky había tratado de construir una
gramática universal de todas las artes cuyos elementos eran líneas, puntos y planos.
Según él, estas artes incluían la danza y la música; por ejemplo: analizó el comienzo
de la quinta sinfonía de Beethoven basándose en estos conceptos (Kandinsky, 1926).
La música inspiró al arquitecto Le Corbusier en la elaboración de un sistema semiótico
de la arquitectura basado en las unidades más pequeñas que él llamó "módulos" (Le
Corbusier, 1951-1958). Este enfoque, que utilizaba las unidades significantes más
pequeñas para formar textos más largos mediante una especie de ars combinatoria,
ya era estructuralista en su forma más pura.
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escuela serial, surgen dos nuevas tendencias en la música: la así llamada Musique
Pauvre, con John Cage como su principal apologista, y el Minimalismo. John Cage
rechazaba la idea del serialismo del control máximo, ya que mientras más controlemos
la música, más seremos controlados por ella. Vemos también influencias en la filosofía
de la libertad, de Cage, del misticismo medieval, doctrinas orientales, así como
también de los trascendentalistas norteamericanos como Thoreau (1854) y Emerson.
La música de Cage se ha definido como musique de non-vouloir, o música del no-
querer. Mientras menos desee el compositor dominar al oyente, más espacio quedará
para que la voluntad del oyente dirija el proceso musical.
Cage quería permitirle a cada persona, y también a cada sonido, ser el centro de la
creación. Su ideal musical era la pacífica simetría de las piezas de Satie, un ideal
realizado también en algunas músicas de la última mitad del siglo XX, particularmente
en la de Arvo Pärt. La musique pauvre juega, característicamente, con la dialéctica
entre los elementos escasos pero presentes, y los elementos ausentes pero implícitos
en los primeros. Por ejemplo, la obra de Cage Music of Changes (1961) consiste sólo
de eventos sonoros puntillistas, cuya coherencia y consistencia queda enteramente
bajo la responsabilidad del oyente.
Una música como esa activa las actividades modales del oyente, forzándolo a él o a
ella, a llenar con modalidades, los vacíos que se sienten en la audición de la forma
musical.
62
la oculta rúbrica de "la última historia". A pesar de sus abundantes repeticiones, los
trabajos de Pärt parecen cadencias expandidas. Mantienen la ilusión de narratividad
por vía de signos y alusiones musicales, símbolos, índices, e iconos, tales como las
tonalidades en modo menor, campanas, sonidos de un ensamble de cuerdas, técnicas
canónicas, y así sucesivamente.
En la historia de la música del siglo XX, vemos cómo la música electrónica forma su
propia línea de desarrollo, aun cuando pudiera tomarse como una continuación de los
experimentos en el área de la comunicación entre el hombre y la máquina,
comenzados ya en la era barroca por Kircher (1650). La música grabada facilitó el
surgimiento de la musique concrete, es decir, el empleo de ruidos cotidianos como
material de composición. Ya en 1915 Russolo había clasificado diversos sonidos en su
obra The Art of Noises. Incluso antes, los yunques reales que Wagner empleó en
Rheingold, a fin de representar el trabajo de los nibelungos en Nibelheim, fueron un
ejemplo del uso de los ruidos en la música. Diversas técnicas para sintetizar el sonido
hicieron posible también la transformación de los ruidos naturales, tales como el
murmullo del viento, el vaivén de las olas, el sonido del agua cayendo, y así
sucesivamente. Sin lugar a dudas, los ruidos en la música son elementos de primera
articulación; es decir, palabras que tienen una cierta denotación que se basa en su
reconocimiento. Sin embargo, cómo puede uno crear un continuo o sintagma a partir
de esos signos, y finalmente incluso la música que posee una trama, sigue siendo un
problema fundamental planteado por la música grabada. Los aspectos semióticos de
la música electrónica rara vez se estudian sistemáticamente. A menudo la
investigación en esta área se ha concentrado en las formas de producir nuevo
materiales sonoros, y no en su significación o su aspecto estético (véase, p. ej.: el
tratado clásico Traité des objets musicaux de Pierre Schaeffer [1966], así como
también la investigación que se está realizando en IRCAM). Un estilo especial de la
música contemporánea es la música espectral, que experimenta con transformaciones
sintéticas de los armónicos, haciendo del compositor, que utiliza computadoras y
sintetizadores como "cincel", una especie de escultor musical que puede suprimir
ciertas regiones de los tonos naturales y trabajar con lo que resta. Un rasgo típico de
la música espectral, como la de Murail, Grisey, Scelsi, y Saariaho, es su cualidad
extremadamente estática, siendo el punto de partida algunas veces, sólo un
instrumento solo, tocando una nota, la cual es variada electrónicamente de muchas
maneras. Este tipo de música parece subsistir en el nivel "sub-semántico" de las
"proto-entonaciones".
63
escuchan la música sólo con un oído. La música ha llegado a ser un mero sonido dans
les coulisses, un paisaje, una tonosfera. Se ha estudiado este aspecto de la música
ubicándola como un artículo de consumo. Simultáneamente, el triunfo de la música
tonal ha continuado en la música fílmica. Los compositores y los productores
hollywoodenses de series televisivas han conservado las denotaciones de ciertos
leitmotiv y de ciertos tópicos, del período estilístico Clásico-Romántico,
transformándolos de según sus necesidades. Los mismos elementos se utilizan en la
"música de ambientación" de los consultorios de doctores y dentistas, en las tiendas
por departamentos, en los aeropuertos, y en otros sitios. Mediante estas prácticas
musicales generalizadas, casi toda la población del globo se ha hecho sensible a los
mecanismos de tensión-distensión de la música tonal. Es casi imposible para una
persona hoy en día, lograr la frescura de la primeridad en su encuentro con la música.
B. Desarrollo
Esta idea típicamente "estructuralista" fue el fundamento del método schenkeriano del
análisis musical. Schenker no veía en su método una ciencia, sino más bien, la
práctica de un arte. Su gran mérito fue el tomar la estructura de una composición como
un continuo, en donde cada evento era significativo y ocupaba el lugar que le
correspondía. De ahí que los eventos tonales separados en el tiempo se hacían
significativos al formar parte de la Urlinie, la línea melódica fundamental cuyo
descenso crea el trayecto tensivo de la pieza. Este método da buena cuenta de la
naturaleza fundamentalmente cinética de la música. Sin embargo, Schenker podría ser
criticado por su excesivo axiomatismo y reduccionismo, ya que siempre redujo la
música a la misma estructura fundamental Ursatz, nivelando de esta manera las
diferencias estilísticas existentes entre las piezas musicales y entre los compositores
individuales. Después de su muerte, el enfoque de Schenker fue llevado a los Estados
Unidos, donde pasó a ser el método de análisis dominante. Cuando el musicólogo
Fred Lerdahl y el lingüista Ray Jackendoff publicaron su obra seminal A Generative
Theory of Tonal Music (1985), se hizo evidente que el modelo schenkeriano era muy
similar al "modelo arbóreo" de la estructura frástica de la lingüística, de Noam
64
Chomsky. Pero de hecho, fue Leonard Bernstein, en su obra Unanswered Question
(1976), quien primero sugirió el paralelismo entre la generación de una pieza musical y
la de una expresión lingüística. Ya en la década de 1960 los semiólogos habían
supuesto que el lenguaje y la música eran fenómenos análogos, pues ambos
consistían en encadenamientos de señales acústicas, y este punto de vista se vio
reforzado en el modelo schenkeriano.
"La experiencia del movimiento que se siente en una melodía no es sólo un tipo de
fenómeno psicológico subsidiario, sino que nos lleva hasta el mismo origen del
elemento melódico. Este elemento, que se siente como una fuerza que fluye a través
de los tonos, y la intensidad sensual del sonido mismo, ambos hacen referencia a las
fuerzas básicas en la formación musical; a saber, a las energías, que experimentamos
como tensiones psíquicas (Kurth, 1922: 3)".
Podemos considerar a Kurth un semiólogo, en tres sentidos. Este autor enseñaba (1)
que el estímulo sonoro de la música siempre funciona como un signo de algo
(semántica); (2) que debemos prestar atención a lo que sucede en la mente cuando
uno escucha música (cognición); (3) que el análisis comienza "adentro" y se mueve
hacia "afuera", es decir, desde una estructura profunda hacia la superficie (enfoques
estructuralista y generativista). Las unidades básicas del análisis kurthiano son la
Bewegungsphase (fase del movimiento) y la Linienzug (curso lineal). Un segmento
musical dura sólo mientras haya suficiente poder en su impulso inicial para mantener
el movimiento. De ahí que la teoría de Kurth revolucione los criterios segmentarios
tradicionales y pueda ser aplicada exitosamente a las piezas contemporáneas hasta
entonces consideradas no-segmentarias; por ejemplo, las piezas que utilizan técnicas
de campo y las que poseen libre movimiento pulsante (desde Ligeti hasta Penderecki y
el Minimalismo), y la música espectral y computarizada. Kurth no desarrolló un
procedimiento analítico explícito, si bien sus teorías permanecieron siempre
estrechamente vinculadas a la práctica musical; por ejemplo, su tratado Romantische
Harmonik undIhre Krise (1923) trata del cromatismo wagneriano, y sus más extensivos
análisis son los de las sinfonías de Bruckner (1925).
65
moda en el contexto estructuralista de 1960, por creer en el mito de la tonalidad como
un principio de la naturaleza. Alfred Lorenz (1868-1939) fue considerado un estudioso
cuyo sistema violentaba a la música, al forzar texturas sinfónicas wagnerianas
completas adaptándolas a la forma del compás medieval (dos Stollen seguidos por un
Abgesang). El defecto en su análisis fue que sus unidades básicas podían ser
alargadas, tan largas, o cortas, según fuera necesario, para que encajaran en sus
categorizaciones externas. Sin embargo, la obra principal de Lorenz, Das Geheimnis
der Form bei Wagner (1924-1933), fue uno de los primeros intentos de hacer un
análisis completo de la música de Wagner que no se limitaba a una interpretación
meramente hermenéutica. Además, Lorenz hizo estudios reveladores de la técnica
delleit motiv, de las melodías, y de otros aspectos de la música de Wagner.
Basándose en las inflexiones del lenguaje e influido por Kurth, Boris V. Asafiev (1884-
1948) desarrolló su teoría de la entonación, la cual llegó a ser la teoría y el método de
análisis que prevaleció en la Europa oriental durante muchos años, después de la
Segunda Guerra Mundial. Asafiev era un escritor prolijo que también publicaba bajo el
pseudónimo de Igor Glebow. Su obra principal, Musical Form as a Process, traducida
al inglés en 1976, fue escrita durante el sitio a Leningrado, lo que explica en parte las
66
incoherencias que pueden hallarse algunas veces en su estructura. Cuando Asafiev
murió en 1948, era el único representante de la música en la Academia de las
Ciencias de la Unión Soviética. El concepto básico de Asafiev era el de "entonación",
el cual permitía aparear cualquier elemento musical —intervalo, acorde, ritmo, motivo
o timbre— con su valor o contenido emocional. En su afán de unir los significantes
musicales con sus significados, esta teoría era inherentemente semiótica. Asafiev
también hizo énfasis en el carácter móvil de la música, y presuponía que las
entonaciones formaban cadenas de funciones tales como initium (comienzo), motus
(movimiento), y terminus (final, cadencia). Su hipótesis era que los "depósitos" de
entonaciones se formaban a partir de pasajes musicales característicos, y que estos
repositorios de entonaciones permanecían en la memoria colectiva de los oyentes.
Estos depósitos contienen las bases del sentir de la gente en un período dado, de
manera que la música podía percibirse como un "discurso verdadero". Al producirse un
cambio en la forma de pensar de la gente, vemos cómo surgen nuevas entonaciones.
Asafiev estudió tales crisis de la entonación, en relación con la revolución francesa.
El aspecto sociológico de la teoría de Asafiev anticipó las ideas que aparecerían más
tarde en la Escuela Semiótica de Tartu, si bien estas ideas cargaban con el peso de la
visión conservadora de la música folclórica, que la tomaba como un tipo de "sistema
de modelado primario", en cuanto factor determinante del desarrollo de la música culta
(esta tesis fue utilizada por Zhdanov en su crítica negativa de Shostakovich y
Prokofiev). En Occidente, Asafiev permaneció casi desconocido hasta que los
semiólogos musicales en la década de 1970 redescubrieron su trabajo. Sus teorías
fueron adaptadas por Viatcheslaw W. Medushewski a la narratología moderna, quién
distinguió entre la protoentonación —una forma expresiva, como un grito o una
exclamación, sin ninguna articulación de composición— y la entonación musical
propiamente dicha. Medushewski ha presentado también las tipologías de los
narradores musicales internos, en primera persona, como el "Yo" lírico, danzante, o
meditativo. Las teorías de Asafiev también han sido aplicadas por Joseph Kon, Yury
Kholopov, Yevgeny Nazaikinsky, y han ejercido influencia sobre el trabajo de Jaroslav
Jiranek y en el académico húngaro Joseph Ujfalussy. Además, algunos estudios
actuales de la música popular reflejan la influencia de Asafiev, como la teoría de los
"ganchos" de la canción popular y el análisis de los "afectos" de la música popular.
67
1960 y 1970. En ese ensayo, Seeger presentaba un modelo de análisis de corte
estructuralista en el que varios parámetros musicales eran divididos en sus unidades
más pequeñas, llamadas "modos", los cuales podían combinarse para formar
unidades más grandes. Seeger también estudió la naturaleza semiótica de la
transcripción en la etnomusicología como un procedimiento prescriptivo o descriptivo,
y abordó el tema del valor en la música.
Algunos teóricos en los Estados Unidos han desarrollado las teorías de Schenker en
una dirección semiótica; por ejemplo, Eugene Narmour, particularmente en su libro
Beyond Schenkerism (1977). En este libro, nos muestra claramente la deficiencia del
método de Schenker al tratar de explicar las estrategias dramáticas y narrativas de las
piezas individuales. En esta misma vena son los escritos de David Neumeyer y de
Richard Littlefield (1992). Los estudios narratológicos de la música, propiamente
dichos, comenzaron en la década de 1980, cuando la narratividad musical comenzaba
a ser explorada como un fenómeno histórico del Romanticismo. Sin embargo, estos
autores no aplicaron la riqueza conceptual que desarrollaron los estudios
narratológicos europeos en las otras artes.
68
1960. Al igual que la semiótica general en aquellos días, la semiótica musical, también,
fue estructuralista en su fuerte adhesión a los modelos lingüísticos. En su Antropología
estructural, Lévi-Strauss (1958) declaró que la lingüística había ocasionado una
"revolución copernicana" en las ciencias humanas, dando a entender que los métodos
rigurosos de la lingüística y la fonética estructural podían ser aplicados también en las
otras disciplinas, y que prometían un nivel de exactitud comparable al de las ciencias
naturales.
69
Sin embargo, ni el procedimiento paradigmático de Ruwet ni el de Nattiez, tomaron en
cuenta el hecho de que los significantes musicales tenían también otra cara: la de los
significados. Si se considera que el requisito semiótico mínimo de la música, es que
tenga al menos dos niveles; el de la expresión y el del contenido (Hjelmslev); el
significante y el significado (Saussure); de algo que está en lugar de otra cosa para
alguien (Peirce), entonces, necesariamente, la semiótica musical debe prestar
atención, también, a las significaciones musicales. Nattiez mejoró su modelo
paradigmático al replantear que el mensaje musical o el texto mismo constituían un
"nivel neutral", añadiendo dos niveles más, el de la creación (poiesis) y el de la
recepción (aesthesis), y todos juntos comprendían lo que Jean Molino denominó "el
hecho musical en su totalidad". Además de la producción y de la recepción musical, la
semiótica musical tenía también que clarificar los criterios implícitos usados en el
análisis paradigmático mismo. El propio análisis que hace Nattiez del "acorde de
Tristán" de Wagner y de sus variadas interpretaciones ejemplifica bien esta estrategia.
Nattiez aplicó su modelo tripartito a las interpretaciones de Wagner de Chéreau y de
Boulez (1983), que luego mejoraron considerablemente en sus obras Musicologie
genérale et sémiologie (1987) y Music and Discourse (1990).
Muchos de ellos tenían el perfil del musicólogo tradicional, para quienes la semiótica
les venía, más o menos, de forma natural. De ahí que, en la evaluación de las teorías
de semiótica musical, se deba tener siempre en cuenta la cultura musical subyacente,
la tradición, la experiencia y la educación. Esto nos ayuda a entender las fortalezas y
las debilidades de la teoría en cuestión. Por ejemplo, Stefani, el principal semiólogo
musical italiano contemporáneo, estuvo influido por su educación en la música litúrgica
católica y por la música del período Barroco. En sus numerosos trabajos, Stefani
permanece cerca de las prácticas musicales cotidianas. Él quiere desarrollar una
semiótica musical que pueda ser utilizada en la educación musical, en la terapia
musical, y en la animación cultural. Su trabajo teórico más consistente, La competenza
musicale (1982), se basa en la distinción entre dos modelos de competencia musical:
la popular y la erudita. El modelo plantea cinco niveles en total: trabajo, estilo, técnicas
musicales, prácticas sociales, y códigos generales, que están presentes en diferentes
grados en las competencias previamente mencionadas. Últimamente, Stefani y
Stefania Guerra Lisi han desarrollado un nuevo enfoque para la aplicación de la
semiótica, basado en la "globalidad de los lenguajes", en el sentido de los universales
musicales de origen prenatal. Los discípulos de Gino Stefani, tales como, Luca
Marconi, Marco Beghelli, y Dario Martinelli, han llegado a ejercer influencia sobre las
generaciones más jóvenes de semiólogos musicales.
Desde una dirección muy diferente viene la semiótica musical de dos estudiosos de
origen checo, Jaroslav Jiranek y Vladimir Karbusicky, ambos de formación
estructuralista. Pero mientras que Jiranek se inclinaba más hacia la teoría de la
70
entonación de Asafiev (y anterior a esto, al modelo marxista), Karbusicky escogió la
teoría sígnica Peirceana como su punto de partida. En 1968 estos estudiosos se
separaron en sus investigaciones. Jiranek permaneció en Praga, y Karbusicky se unió
a la facultad en la Universidad de Hamburgo. La obra de Karbusicky Grundlagen der
musikalischen Semantik (1986), una de las lecturas más fundamentales en ese
campo, está basada en los conceptos peirceanos de ícono, índice, y símbolo. Este
autor considera que la expresión musical es un índice de las emociones, y ha
realizado estudios experimentales del significado musical para probar su hipótesis. La
teoría de Peirce también ha sido aplicada a la música por el canadiense David Lidov
(1980) y el norteamericano Robert S. Hatten (1987), quien también ha desarrollado
una teoría de lo marcado en sus análisis de Beethoven (1994). Wilson Coker (1972),
William Dougherty (1993), Kofi Agawu (1991), David Mosley y Naomi Cummings
también pertenecen a esta línea de investigación. Volviendo a la semiótica musical del
este de Europa, debemos mencionar a los investigadores polacos tales como
Mieczyslaw Tomaszewski, quien ha desarrollado un enfoque semiótico-hermenéutico
muy original en sus estudios de Chopin, a Michael Bristiger por sus investigaciones en
la historia de la música, a Anna Czekanowska en la etnomusicología, y a los
investigadores más jóvenes, Danuta Mirka y Maciej Jablonski.
Una escuela especial de semiótica musical surgió a partir de las teorías del semiólogo
de origen lituano, Algirdas Julien Greimas. Yo mismo he aplicado su semanálisis a los
significados míticos en la música, tratando de mostrar que la interacción entre el mito y
la música, en el sentido de Lévi-Strauss, también ha ocurrido en el contexto de la
música occidental. La música bien puede recibir su sentido de los mitos, y toda una
red de significados míticos pueden ser descritos como tales, incluyendo los siguientes
semas: la naturaleza-mítica, el héroe-mítico, lo mágico, lo fabuloso, las baladas, lo
legendario, lo sagrado, lo demoníaco, lo fantástico, lo místico, lo exótico, lo primitivista,
lo nacional-musical, lo pastoral, lo gestual, lo sublime y lo trágico. Mis indagaciones
posteriores en la narratología —basadas principalmente en Greimas pero utilizando
también los conceptos tomados de las teorías de Peirce y de Lotman— han tratado,
tanto con la música programática, como con la música absoluta. Mi teoría de semiótica
musical está basada en cuatro fases tomadas del recorrido generativo de Greimas:
71
Daniel Charles es uno de los filósofos de la música más importantes de Francia,
especialista en Heidegger por una parte, y en la filosofía Zen de John Cage, por la
otra. El discípulo de Greimas, el compositor Costin Miereanu, ahora profesor en Paris
I, ha mantenido el enfoque greimassiano en sus escritos teóricos. Más aún, Greimas
ha inspirado a otros jóvenes estudiosos, particularmente a los de Aix-en-Provence,
quienes se han reunido alrededor de Bernard Vecchione (1986 y 1987). Entre otros
investigadores notables de ese lugar tenemos al sociólogo de la música Jean-Marie
Jacono, Christine Esclapez, y a Christian Hauer.
En etnomusicología, las ideas semióticas han sido utilizadas por investigadores tales
como, John Blacking, quien estudió la semántica musical de la música Veda de Sur
África en su obra How Musical is Man? (1976). Charles Boiles clarificó cómo los indios
Tepehua unían los significados con la música (1973). Simha Arom hizo un estudio
sobre la música de los pigmeos (1969). Yoshihiko Tokumaru ha aplicado la semiótica a
la música tradicional de Japón (1980), y Shuhei Hosokawa ha realizado
investigaciones sobre la cultura contemporánea del Japón, como en su análisis del
Walkman (Hosokawa, 1981). También es de notar en Japón las enseñanzas y el
trabajo teórico de Satoru Kambe en Tokio.
72
seminarios doctorales se publican con regularidad en la serie Acta Semiótica Fennica
por el Instituto Internacional de Semiótica en Imatra, en colaboración con la imprenta
universitaria de Indiana [Indiana University Press].
Para resumir, durante los últimos 30 años la semiótica musical ha llegado a formar
parte de la musicología "normal". Al mismo tiempo, ha logrado liberarse del control de
la semiótica general y se ha centrado en la autonomía y en la originalidad del discurso
musical. Recientemente, los estudios cognitivos han adoptado a la semiótica como a
una de sus ramas especiales, encargada de investigar la contraparte de los procesos
musicales, en los modelos de las redes neuronales en el cerebro humano.
73
Ignelzi, es una revista completamente dedicada al análisis semiótico de la música. No
obstante, el número de disertaciones que se realizan en muchas partes del mundo, la
creciente aparición de nuevos libros sobre el tema, y la variedad cada vez más amplia
de enfoques teóricos a la disposición de los investigadores que trabajan en este
campo de estudios, muestran que la semiótica musical continúa creciendo, tanto en
cantidad como en calidad.
74
75
76
Armadura Tonalidad mayor Tonalidad menor
si♭, mi♭, la♭, re♭, sol♭, do♭, fa♭ do bemol mayor la bemol menor
si♭, mi♭, la♭, re♭, sol♭, do♭ sol bemol mayor mi bemol menor
si♭, mi♭, la♭, re♭, sol♭ re bemol mayor si bemol menor
si♭, mi♭, la♭, re♭ la bemol mayor fa menor
si♭, mi♭, la♭ mi bemol mayor do menor
si♭, mi♭ si bemol mayor sol menor
si♭ fa mayor re menor
do mayor la menor
fa♯ sol mayor mi menor
fa♯, do♯ re mayor si menor
fa♯, do♯, sol♯ la mayor fa sostenido menor
fa♯, do♯, sol♯, re♯ mi mayor do sostenido menor
fa♯, do♯, sol♯, re♯, la♯ si mayor sol sostenido menor
fa♯, do♯, sol♯, re♯, la♯, mi♯ fa sostenido mayor re sostenido menor
fa♯, do♯, sol♯, re♯, la♯, mi♯, si♯ do sostenido mayor la sostenido menor
77
C. Final
En este final de la obra vamos a repasar y a cuestionar los modelos culturales para la
afinación de la escala y a presentar desde la imagen y el sonido la Numerofonía
Natural Armónica.
Las características del sonido percibido quedan determinadas por la forma concreta de
las variaciones de presión. En particular, si la presión varía de forma periódica, es
decir, se repite exactamente igual a intervalos fijos de tiempo (este intervalo de
tiempo recibe el nombre de "periodo"), entonces el sonido percibido tiene una altura
o tono determinado, que se caracteriza mediante su frecuencia, es decir, el número de
veces que se repite la variación en cada segundo (que se mide en Hertzios) o,
equivalentemente, el inverso del tiempo entre repeticiones de la variación (el inverso
del periodo).
Por otra parte, sabemos que es posible distinguir entre diferentes personas o
instrumentos que estén generando la misma nota. En este caso, las variaciones de
presión en el aire se repiten el mismo número de veces por segundo, pero la diferencia
surge porque la forma del propio patrón de repetición es distinta en cada caso. Esta
cualidad del sonido, que nos permite reconocer las voces o instrumentos, recibe el
nombre de timbre.
78
descompuesta como la suma de sus armónicos, que son sonidos con forma de
variación sinusoidal cuyas frecuencias son múltiplos de la frecuencia del sonido inicial.
Por tanto, vemos que el grado de consonancia de los intervalos según la teoría
musical occidental se corresponde con los intervalos entre los armónicos sucesivos
que forman cualquier sonido de altura determinada, es decir, el grado de consonancia
queda determinado por las características de un fenómeno físico, no manipulable
arbitrariamente.
Por otra parte, si vamos ascendiendo por quintas justas (el intervalo más consonante
después de la octava), la duodécima quinta queda muy cerca de la séptima octava (a
la diferencia entre ambas se la llama "coma pitagórica", y es de un 1.36% en términos
relativos). Es decir, ascendiendo mediante el intervalo más consonante después de la
octava, obtenemos en total doce sonidos diferentes antes de llegar al inicial (con el
error de la coma pitagórica).
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DO → SOL → RE → LA → MI → SI → FA# → DO# → SOL# → RE# → LA# → MI# →
SI# (≈ DO)
Música china
La música tradicional china utiliza una escala pentatónica, es decir, con cinco notas
por octava, en la que los cinco sonidos se obtienen mediante el encadenamiento de
cinco quintas justas ascendentes y su posterior reordenación:
FA → DO → SOL → RE → LA
FA → SOL → LA → DO → RE
El hecho de que el intervalo generador de esta escala sea la quinta justa apoya la tesis
presentada de que el fenómeno físico-armónico tiene influencias a escala global en el
diseño de las escalas, favoreciendo la elección de intervalos consonantes.
Música japonesa
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RE – SOL – LA – SIb – RE – MIb – SOL – LA – SIb – RE – MIb – SOL – LA
Se trata, por tanto, de una escala pentatónica en la que las cinco notas seleccionadas
pertenecen a una serie de quintas justas, de las que se descartan dos, provocando la
aparición de semitonos, a diferencia de la escala pentatónica china:
Música hindú
La música hindú utiliza una escala de siete notas llamada "sa-grama", que se
corresponde con una escala occidental diatónica, concretamente, el modo dórico.
Por otra parte, coexiste una división de la octava en 22 intervalos menores que el
semitono, llamados "shrutis". Los shrutis son desiguales entre sí, y es posible
encontrar valoraciones que enfatizan sus diferencias respecto a las escalas
occidentales como argumento a favor de la arbitrariedad de las escalas.
81
Dayāvatī 32/27 294 310.0747 310.0747 Mi b
Por tanto, bajo la aparente complejidad impuesta por los 22 shrutis, encontramos el
sencillo principio generador de la quinta justa, apoyando de nuevo el criterio propuesto
de la consonancia basada en el fenómeno físico-armónico.
Música árabe
La mayoría de los maqam incluyen una cuarta justa o una quinta justa, o ambas, lo
que vuelve a poner de manifiesto la relevancia de los intervalos consonantes en el
diseño de la escala.
Java
Las escalas no occidentales analizadas hasta ahora (china, japonesa, hindú y árabe)
comparten con la escala occidental la elección de notas relacionadas entre sí por la
relación de quinta justa, que es el intervalo más consonante después de la octava
según queda reflejado en el fenómeno físico-armónico, aunque las escalas hindú y
82
árabe añaden, respecto a la escala occidental, sonidos adicionales que permiten
discriminar intervalos menores que el semitono.
Sin embargo, las escalas javanesas "pélog" y "sléndro" hacen caso omiso de la quinta
justa como intervalo generador, y las notas que las componen no coinciden con las de
la escala occidental.
La ausencia de la quinta justa en estas dos escalas parece arrojar serias dudas sobre
la validez universal del criterio propuesto sobre la consonancia, basado en los
intervalos de la serie armónica. De hecho, este caso es utilizado como el argumento
principal por Philip Ball para apoyar la tesis de que los grados de consonancia no
tienen una base objetiva, sino que se establecen convencionalmente.
83
En el caso de los instrumentos del gamelán javanés, además, la música es polifónica,
por lo que los sonidos que forman las escalas sonarán simultáneamente, poniendo en
evidencia el grado de consonancia obtenido.
Observando la figura anterior, cabría imaginar que el sonido conjunto de las notas,
tanto en la escala Pélog como en la Sléndro, debería producir una elevada sensación
de desafinación, especialmente si tenemos el oído educado en la escala occidental.
No obstante, cualquier grabación de gamelán resulta agradable al oído y no
desafinada.
Para resolver esta aparente paradoja, debemos recordar una de las principales
consecuencias del fenómeno físico-armónico: cualquier sonido complejo
(correspondiente a una forma de onda sonora no sinusoidal) puede contemplarse, de
forma equivalente, como una combinación de sonidos elementales, llamados
armónicos o parciales. Por tanto, cuando varios sonidos complejos suenan a la vez, lo
están haciendo todos los parciales de cada uno de ellos.
84
Esta justificación del diseño de las escalas javanesas como la elección de los sonidos
que minimizan el grado de disonancia según la estructura tímbrica de los instrumentos
utilizados también explicaría el hecho de que, en cada gamelán particular, la afinación
varía ligeramente, ya que las diferencias en la construcción provocan diferencias
tímbricas sutiles.
En este final de la obra previo a la exposición del modelo que la Numerofonía Natural
Armónica propone, realicé un análisis de la valoración del grado de arbitrariedad en la
construcción de las escalas musicales de diferentes culturas musicales. Para evitar
posicionamientos extremos, como el etnocentrismo occidental, que afirma que la
escala occidental es superior por tener fundamentos presuntamente naturales, y la
valoración opuesta, que defiende la absoluta arbitrariedad de todas las escalas
musicales, se ha realizado un esfuerzo de objetividad, consistente en recordar el
fenómeno físico-armónico y analizar sus consecuencias en la percepción de la
consonancia, que se ha considerado una magnitud relevante en la elección de los
sonidos que forman cualquier escala.
Por otra parte, en otras tradiciones, como la china, la japonesa, la india y la árabe,
encontramos escalas diferentes, pero todas contienen algunas de las consonancias
principales y, en el caso de las escalas indias y árabes, el mayor número de notas por
escala tiene un origen pitagórico (caso hindú) o una finalidad más bien expresiva (caso
árabe, a causa del carácter melódico de su música).
85
Finalmente, la existencia de las escalas Sléndro y Pélog en Indonesia parece violar el
principio expuesto de preferencia por los sonidos consonantes. Sin embargo, si se
tiene en cuenta el espectro inarmónico de los instrumentos de percusión utilizados,
se observa que la elección de las notas de estas escalas tiende a minimizar el grado
de disonancia en relación con los parciales inarmónicos de dichos instrumentos, lo que
permite generalizar el principio de la relación entre el espectro y el grado de
disonancia:
Por tanto, llegamos a la conclusión de que, por debajo de la diversidad de las escalas
musicales de las diferentes culturas, que responden a todo tipo de condicionantes
característicos (entre ellos, por supuesto, encontramos factores convencionales
relacionados con las preferencias sonoras predominantes y con las funciones sociales
del hecho musical), subyace al menos un elemento común, que obedece a la
naturaleza intrínseca del fenómeno sonoro y al mecanismo fisiológico de percepción:
la inclusión de sonidos preferentemente consonantes, según el criterio generalizado de
consonancia expuesto anteriormente.
También los animales generan su modelo frecuencial de cual veremos algunos casos:
Ciertos organismos son capaces de emitir sonidos imperceptibles para nosotros, y que
les son útiles para sobrevivir. Si son capaces de emitirlos, obviamente son también
capaces de detectarlos, tanto si son sonidos producidos por ellos mismos, por otros
individuos de la misma especie, por individuos de otra especie, o por fuentes no vivas.
Sin duda la gran diferencia entre el oído humano y el animal, en general, es el efecto
de la ecolocación. ¿Qué quiere decir esto? Básicamente que los animales, casi todos
mamíferos, tienen la capacidad de situarse en el espacio según los sonidos que
captan.
Estamos hablando de una habilidad inherente a ellos pero inexistente en nosotros los
seres humanos. Nuestro proceso es simple: captamos el sonido y lo transportamos al
cerebro para ser registrado y entendido en forma de señales eléctricas. En los
animales hay pabellones auriculares generalmente más grandes y activos para
ayudarles a ubicarse. Esta característica no les sirve para otra cosa que no sea captar
la situación de los depredadores y las presas.
Asimismo nos encontramos con la famosa expresión de que los animales pueden
escuchar más y mejor, pero no es algo más complicado que eso: pueden captar un
elenco más extenso de frecuencias. Por poner un ejemplo, los perros son capaces de
situar niveles de entre 50.000 Hz. y los más agudos de la naturaleza son los de los
murciélagos, pues llegan hasta los 110.000 Hz. (el ser humano llega a los 20.000
solamente).
86
esta forma el ser humano tiene frecuencias intermedias de vocalización si tomamos
como referencia a los murciélagos (110.000 Hz) y las ballenas (9 Hz). A través de
estudios se ha logrado unificar posturas frente a cual sonido es el más apropiado para
hacer uso de esta capacidad infrautilizada por el ser humano. El clic palatal, una
especie de chasquido que toma lugar cuando se pone la punta de la lengua en el velo
del paladar (justo detrás de los dientes) y realizando un movimiento hacia atrás, es un
sonido que podría ser comparado a aquel que emiten los delfines.
Aves
La capacidad auditiva de las aves está en el rango de por debajo de los 10 Hz.
(infrasónico) a por encima de los 25.000 Hz. (ultrasónico). El rango de frecuencias
dentro del cual las aves realizan sus llamados varía dependiendo de la calidad del
hábitat y los sonidos del ambiente.
Ballenas
El canto de las ballenas es la colección de sonidos que emiten las ballenas para
comunicarse. El rango de frecuencias de las ballenas dentadas va desde 40 Hz a
32.500 Hz.
Caballos
Los caballos pueden escuchar sonidos entre 55 Hz. y 33.500 Hz. A pesar que el
equino tiene un oído muy sensible y es capaz de escuchar sonido de altas
frecuencias, su habilidad para localizar la fuente de un sonido no es muy precisa.
Delfines
Elefantes
Gatos
La estructura del caracol del gato le permite responder a sonidos de hasta 65.000 Hz.,
y posiblemente también más altos. Esto supone, al menos, un octavo y medio por
87
encima del límite auditivo humano y superando incluso la conocida aptitud del perro
para oír sonidos sobreagudos. El oído humano y el del gato no difieren mucho en las
frecuencias bajas, situándose el límite inferior del gato alrededor de los 30 Hz.
Perros
Su oído es mucho más desarrollado que el humano lo que les permite localizar con
precisión emisiones sónicas en la oscuridad. algunos estudios ubican su umbral de
frecuencia audible en los 50.000 Hz., en el rango denominado ultrasónico. Otros
sostienen que su capacidad auditiva va hasta los 100.000 Hz. Una noche de 1923 en
una amplia zona de Japón miles de perros aullaron durante horas, sin ningún motivo
aparente. Al día siguiente 1º de setiembre, morían 142.807 japoneses en uno de los
terremotos más terribles de la historia.
Jirafas
El sonido que emiten gracias a sus enormes pulmones no es audible para el oído
humano, ya que se comunican entre ellas y otros animales a través de infrasonidos
que van de 7 Hz. a 14 Hz.
Lobos
El lobo emite sonidos que llegan hasta los 80.000 Hz. y sus características acústicas
son algo más desarrolladas que la de los perros.
Ranas
Los ultrasonidos se emiten en una frecuencia superior a 20.000 Hz., es decir por
encima de los sonidos detectables por el hombre y mucho más alto que el rango de
5000 Hz. a 8.000 Hz. producidos por la mayoría de los anfibios, reptiles y aves. Sin
embargo hay ranas que pueden escuchar sonidos de hasta 38.000 Hz., la frecuencia
más alta de entre los anfibios.
Ratones
En el caso de los ratones estos usan el ultrasonido para la comunicación entre madre
y la cría, ya que con la vocalización de frecuencias altas por parte de su madre
estimula el desarrollo del comportamiento normal de las crías. La emisión de sonidos
va desde los 30.000 Hz. hasta sobrepasar los 80.000 Hz. Las frecuencias emitidas al
principio son muy altas y luego van bajando pero siempre manteniéndose en el rango
ultrasónico. Por ejemplo empiezan en 80.000 Hz. y terminan en 48.000 Hz., y otros
pueden empezar en más de 100.000 Hz. y terminar en 60.000 Hz.
Para finalizar, debemos subrayar que, en el hecho musical, los sonidos elegidos como
parte de la escala constituyen únicamente un punto de partida, por lo que la parte más
relevante corresponde a la organización de esos sonidos y su integración en el
proceso vivo de la música, que sí podemos calificar como artificiales y fuertemente
dependientes de factores de índole social y cultural.
"Las abejas, en virtud de cierta intuición geométrica, saben que el hexágono es mayor
que el cuadrado y que el triángulo, y que podrá contener más miel con el mismo gasto
de material." Pappus de Alejandría. Siglo IV a.C.
Observemos, como hicieron los antiguos griegos, las celdillas de un panal de abejas.
Estos laboriosos insectos no tienen regla y compás para realizar sus labores de
construcción, pero elaboran preciosos mosaicos hexagonales (6 lados) con la misma
perfección de un geómetra. Esta misma ordenación también la encontramos en otros
muchos lugares: en el caparazón de una tortuga, en los pólipos coralinos, en las
panochas de maíz o en las agrupaciones de percebes. Pero no sólo existen ejemplos
dentro de la materia viva y sorprende encontrar los inevitables hexágonos en una
placa de barro fragmentado al secarse o en las bellas estructuras que forma el basalto
volcánico. Definitivamente, el hexágono es una figura recurrente en la Naturaleza.
La Naturaleza no construye uno u otro diseño por mero capricho, sino por necesidad,
ateniéndose a unas pocas leyes básicas. Para demostrarlo hagamos el siguiente
experimento: extendamos un montón de bolitas en el suelo e intentemos agruparlas de
manera compacta. Después del caos inicial veremos cómo cada bolita se hace rodear
de otras seis, formando una retícula que sorprende por su simetría. No ha sido
necesario colocarlas una por una, sino que obedientemente han ocupado cada una su
lugar. Si las bolitas tuvieran paredes blandas, los pequeños huecos que quedan entre
las bolitas se rellenarían formando finalmente un mosaico hexagonal, similar al del
panal de abejas. Por eso observamos esta estructura tan a menudo: cualquier
agrupación de unidades produce automáticamente retículas hexagonales.
Más muestras de esta "hexagonomanía" natural las encontramos en los frutos del
ciprés, en las escamas de la corteza de muchos árboles o en los copos de nieve. La
89
misma admiración que uno siente cuando ve por primera vez el mar es la que produce
el acercarse a un diminuto copo de nieve y observar la forma perfecta de un
hexágono: seis líneas radiales que surgen de un punto central. Hay pocas cosas tan
sencillas y perfectas.
Cualquier estudiante de Geometría sabe que sólo existen tres tipos de mosaicos
formados por elementos regulares e idénticos que pueden extenderse
indefinidamente. Efectivamente, los hexágonos son uno de ellos, como ya hemos
comentado anteriormente, pero no son los únicos polígonos que tiene esta
característica. También se forman mosaicos con triángulos equiláteros y con
cuadrados. Y no hay más. Es inútil buscar otros polígonos con los que llenar una
superficie sin que queden huecos entre medias. Si quisiéramos pavimentar el suelo de
nuestra casa podríamos hacerlo únicamente con estos tres polígonos sin que
quedaran intersticios entre baldosa y baldosa.
El número de pétalos de las flores depara muchas sorpresas. Una buena actividad de
fin de semana sería contar los pétalos de las flores que encontramos por el camino.
Además de darnos cuenta que la mayor parte de ellas contienen 5 pétalos,
observaríamos que, sorpresa de las sorpresas, casi siempre coinciden con los
números de la siguiente serie: 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21,… Se trata de la serie de Fibonacci,
donde cada término se genera sumando los dos anteriores (por ejemplo, 3 es 2+1, 5
es 2+3, 8 es 5+3, etc.).
Ya hemos visto que muchas flores tienen 5 pétalos (las malvas, las prímulas, el rosal
silvestre…), pero lo que resulta sorprendente es que la típica margarita de campo y
también la flor de la caléndula tengan 13 pétalos. Ni 12 ni 14. Justamente 13 pétalos.
¿Curioso? Pues ya sabes, si has de deshojar una margarita para preguntarle por tu
90
amor en duda debes empezar por el "me quiere", para que así obtengas un resultado
positivo en el último pétalo.
Muchas flores tiene un número de pétalos coincidente con la serie de Fibonacci: lila
(3), ranúnculo (5), espuela (8), caléndula (13), aster (21) y varios tipos de margaritas
(13, 21, 34, 55, etc.). Es difícil encontrar otro número de pétalos que no sean los de la
serie, lo cual nos indica la importancia que tienen estos números en la Naturaleza. Lo
que pareciera un razonamiento puramente abstracto de un matemático italiano del
siglo XII tiene su reflejo en la sencilla estructura de una flor.
Un nuevo modelo surge cuando las ramas utilizan la tercera dimensión para crecer de
forma helicoidal a lo largo del tallo. Muchas especies vegetales utilizan este sistema,
pero las palmeras constituyen el ejemplo más notable, presentando una simetría
rigurosa que carecen otras especies de árboles. Cuando una nueva hoja surge en lo
alto de la palmera, una vieja muere y cae, dejando una cicatriz en el tronco que se va
sumando a las anteriores. De esta manera, una misma palmera mantiene constante su
número de hojas. En el cocotero, por ejemplo, es de unas 30. Por término medio, el
cocotero se desprende de una hoja al mes, por lo que a cada hoja le llega su otoño a
los 30 meses de nacer.
Este modelo helicoidal también lo encontramos en los zarcillos de todas las plantas
trepadoras o en el tronco de los castaños, que va retorciéndose en sentido contrario a
las agujas del reloj a medida que asciende hacia lo alto.
91
plásticos han encontrado en esta razón matemática el secreto del rostro perfecto.
¿Coincidencia?
Pero si hay un objeto sinónimo de perfección, ese es la esfera. Muchos de los frutos
que encontramos en el campo son esféricos (arándanos, madroños, naranjas,
cerezas,…) o se asemejan en gran parte a una esfera. Y no es casualidad: la esfera
es la figura que menos superficie tiene en relación con su volumen. Si los árboles
generaran frutos llenos de recovecos, entrantes y salientes, estos se encontrarían más
expuestos a los cambios de temperatura, con el consiguiente riesgo de pérdida del
mismo y de sus semillas.
Las gotas de agua también son esféricas cuando no están sometidas a ninguna
fuerza. Mantiene esta forma debido a su tensión superficial, la misma que hace que las
arañas de agua puedan caminar por la superficie del agua sin hundirse. Pero la gota
de agua cambia su forma esférica por otra ovalada cuando la encontramos en forma
de rocío sobre una hoja, resultado del equilibrio entre su tensión superficial y la
gravedad que la aplasta ligeramente a la hoja. Si no tienes prisa (y buena vista)
acércate a observarla. Verás a la Naturaleza en una de sus creaciones más perfectas
y artísticas, una muestra más de su extenso repertorio de objetos geométricos.
Esferas, espirales, hexágonos,… son sólo algunas muestras de las formas que es
capaz de crear la Naturaleza sin necesitar ni regla, ni compás, ni calculadora para
hacer ningún cálculo. En tu próxima salida al campo intenta ponerte los ojos de un
matemático: cuenta, mide, compara. Verás como las Matemáticas no sólo se
encuentran en los libros, sino sobre todo en la vida.
El uso de las matemáticas para expresar ideas o resolver problemas comprende por lo
menos tres fases: 1. representar de manera abstracta algunos aspectos de las cosas;
92
2. manejar las abstracciones mediante reglas de lógica para hallar nuevas relaciones
entre ellas, y 3. ver si las nuevas relaciones indican algo útil sobre las cosas originales.
Una vez que se han hecho las abstracciones y se han seleccionado las
representaciones simbólicas de ellas, los símbolos se pueden combinar y recombinar
de diversas maneras de acuerdo con reglas definidas con exactitud. En ocasiones, eso
se lleva a cabo teniendo en mente un objetivo fijo; en otras, se hace en el contexto de
un experimento o prueba para ver lo que sucede. A veces, una manipulación
apropiada se puede identificar fácilmente a partir del significado intuitivo de las
palabras y símbolos de que se compone; en otras ocasiones, una serie útil de
manipulaciones se tiene que resolver por tanteo.
93
El discernimiento matemático en las relaciones abstractas ha aumentado a lo largo de
miles de años y todavía sigue ampliándose y en ocasiones se revisa. Aunque las
matemáticas comenzaron en la experiencia concreta de contar y medir, han
evolucionado a través de muchas etapas de abstracción y ahora dependen mucho
más de la lógica interna que de la demostración mecánica. Entonces, en cierto
sentido, la manipulación de las abstracciones es casi un juego: comenzar con algunas
reglas básicas, después hacer cualquier movimiento que las cumpla el cual incluye la
invención de reglas adicionales y encontrar nuevas relaciones entre las antiguas. La
prueba para validar las ideas nuevas consiste en que sean congruentes y se
relacionen lógicamente con las demás.
Aplicación
Los procesos matemáticos pueden llevar a un tipo de modelo de una cosa, a partir de
los cuales se obtendrían profundizaciones de la cosa misma. Cualquier relación
matemática que se obtenga por medio de la manipulación de enunciados abstractos
puede o no transmitir algo verdadero sobre el objeto que se está modelando. Por
ejemplo, si a dos tazas de agua se agregan otras tres, y la operación matemática
abstracta 2 + 3 = 5 se utiliza para calcular el total, la respuesta correcta es cinco tazas
de agua. No obstante, si a dos tazas de azúcar se añaden tres tazas de té caliente y
se realiza la misma operación, cinco es una respuesta incorrecta, pues esa suma da
por resultado sólo un poco más de cuatro tazas de té muy dulce. La simple suma de
volúmenes es apropiada para la primera situación, pero no para la segunda lo que
podría haberse predicho sólo conociendo algo sobre las diferencias físicas en los dos
casos. Así, para utilizar e interpretar bien las matemáticas, es necesario estar
interesado en algo más que la validez matemática de las operaciones abstractas, así
como tomar en consideración qué tan bien se corresponden con las propiedades de
las cosas que representan.
Sin embargo, en ocasiones, puede ser difícil saber qué tan correctos son los
resultados matemáticos por ejemplo, al tratar de predecir los precios en la bolsa de
valores, o los terremotos.
94
Serie Armónica
95
A través de los peldaños móviles de una escalera y el plano inclinado de un tobogán,
podemos situar todos los procesos culturales de la música en cuanto a la organización
modal y tonal de sus sonidos, (aquí cabe reseñar la cuota de sacrificio histórico
necesario en busca del mejor sistema).
Entre los cantos de recolección monofónicos de los alacalufes del sur de Chile y los de
fecundación tetrafónicos de Oceanía; así como entre los cuartetos de Beethoven y los
de Bartók, existe algo en común: el respeto a una unidad generadora de lo sonoro, (la
matriz universal de toda serie), que permite el desarrollo natural de cualquier modelo
de afinación que, aunque en lo musical no está presente, siempre se ha deseado
encontrar o justificar en los diversos modelos establecidos: la Edad Media fue la del
armónico 3, el Renacimiento llegó hasta el armónico 5, el Barroco y el Clasicismo
hasta el 7 y el 9, y el Romanticismo con Wagner a la cabeza hasta el 12. Eso es todo y
eso es poco.
Supone una aproximación muy lenta hacia la verdadera naturaleza del sonido, que se
frena en gran medida por las propias contradicciones del propio lenguaje musical que
posee en sus genes la base de su propia inoperancia.
No se puede actuar con seriedad en una investigación de este tipo teniendo en cuenta
los modelos admitidos por una cultura decadente por más bellos que nos parezcan.
Nosotros también estamos condicionados por un modelo que nos ha privado de la
riqueza de lo verdaderamente armónico.
96
Un número inmanente es un tipo de número racional que siempre en su esencia (y no
en su apariencia) es igual a sí mismo.
La intensidad del sonido de los armónicos disminuye a medida que se alejan del
sonido fundamental, de tal modo que el armónico 2 se oirá 4 veces menos que el
armónico 1; el armónico 3 se oirá 9 veces menos que el armónico 1; el armónico 8, 64
veces menos que el 1, etc.
Los ocho primeros armónicos (sin contar el séptimo) dan origen a los teoremas de
Tyndall y Helmholtz.
Como la notación musical no posee signos propios para representar todos los sonidos
naturales, por su propia configuración histórica y no científica, ni una teoría coherente
para explicarlos; ha ido buscando aproximaciones artificiosas para poder justificar su
escala mayor.
97
El armónico 7, (evitado por el piano con la anulación de su sistema vibratorio), impone
su realidad con más fuerza que los teoremas de Tyndall y Helmohltz, y existe a pesar
de ellos.
Tampoco Pitágoras con sus quintas encadenadas pudo cerrar lo que la naturaleza no
cierra.
Lo mismo ocurre con las octavas y quintas paralelas, definidas entre los grados 1, 2 y
3 de cada serie.
La teoría defiende la existencia del modo menor como fruto de esa naturaleza antes
marginada, y eso es falso.
Do = 261,625 Hz.
Re = 293,664 Hz.
Mi = 329,627 Hz.
Fa = 349,228 Hz.
Si = 493,883 Hz.
98
La armonía sólo admite frecuencias de números enteros, siendo los decimales el
origen de la inarmonía.
Tal como se ha visto, para obtener un resultado armónico, hay que partir de la propia
naturaleza del sonido. Todas las bases musicales 7, 12, 24, 36, 48... (temperadas o
no), pueden ser útiles instrumentalmente pero resultan absolutamente inarmónicas
en mayor o menor grado. Sólo las bases en cuyas frecuencias no existen decimales y
que responden a 2n como eje de su desarrollo serial (2, 4, 8, 16, 32, 64, 128, 256,
512,...), pertenecen a la naturaleza y no son discrepantes.
432 Hz. (432:2 = 216 Hz.) (216:2 = 108 Hz.) (108:2 = 54 Hz.)
99
(54:2 = 27 Hz.)
440 Hz. (440:2 = 220 Hz.) (220:2 = 110 Hz.) (110:2 = 55 Hz.)
(32:2 = 16 Hz.) (16:2 = 8 Hz.) (8:2 = 4 Hz.) (4:2 = 2Hz.) (2:2 = 1 Hz.)
Sigamos:
100
El nuevo modelo propuesto por mí tiene su punto de partida en una progresión
armónica que en lugar de la circularidad de Pitágoras propone la espiralidad que nace
de la propia naturaleza del sonido.
El tema pasa que al no aceptar el modelo pitagórico la escritura musical convencional
deja de tener sentido.
Por eso la propuesta de Aschero (Numerofonía Armónica) establece un hito en la
semiótica de la música, proponiendo la unificación por primera vez de todas las
culturas musicales del mundo mediante una escala y una escritura única.
101
Este es el ayer.
El hoy se inicia con esta imagen:
Para estudiar el sonido en una dimensión, usaremos el trazado de una forma de onda
sinusoidal simple. La figura A es una onda sinusoidal.
102
La primera propiedad de un sonido (y la única de un silencio) es el tiempo. Se mide en
Segundos (s) y a nivel perceptual se denomina duración.
El timbre es la cualidad del sonido que nos permite distinguir entre dos sonidos de la
misma duración, intensidad y altura. Esto se debe a que todo sonido musical es un
sonido complejo que puede ser considerado como una superposición de sonidos
simples. De esos sonidos simples, el sonido fundamental de frecuencia n es el de
103
mayor intensidad y va acompañado de otros sonidos de intensidad menor y de
frecuencia 2n, 3n, 4n, etc. Los sonidos que acompañan al fundamental constituyen sus
armónicos y de sus intensidades relativas depende el timbre.
La velocidad es la propiedad más simple y precisa del sonido. La velocidad del sonido
en un medio puede medirse con gran precisión. Se comprueba que dicha velocidad es
independiente de la frecuencia y la intensidad del sonido, dependiendo únicamente de
la densidad y la elasticidad del medio. Así, es mayor en los sólidos que en los líquidos
y en éstos mayor que en los gases. En el aire, y en condiciones normales, es de 330,7
m/s.
Una onda es una perturbación física que se propaga en un determinado medio. Dicha
perturbación consiste en la variación local de una magnitud escalar o vectorial
determinada. El conjunto de fenómenos físicos que constituyen movimientos
ondulatorios es muy amplio, ya que, aparte del sonido, son ondas la luz, los
movimientos sísmicos, las ondas hertzianas, etcétera.
Los movimientos ondulatorios pueden ser transversales o longitudinales. En una onda
transversal la perturbación es perpendicular a la dirección de propagación de la onda,
mientras que en una onda longitudinal la perturbación tiene la misma dirección que la
propagación.
Son ondas transversales las que recorren una cuerda tensa cuando la pulsamos o las
que se propagan por una alfombra cuando la sacudimos. Los puntos de la cuerda
pulsada tienen un movimiento de vaivén pero no se desplazan. La onda transporta
energía, no materia, y la perturbación que provoca en la cuerda es perpendicular a la
dirección en que avanza el movimiento ondulatorio. La onda que se forma cuando
arrojamos una piedra en un estanque es una onda superficial de tipo transversal: si
observamos un corcho flotando en el agua vemos que, al llegar la onda hasta él, el
corcho sube y baja sin moverse de sitio.
Para visualizar las ondas longitudinales podemos realizar el siguiente experimento.
Tomamos un muelle largo y lo sujetamos por ambos extremos; comprimimos un grupo
de espiras abatiéndolas con una cuerda; las demás espiras estarán entonces más
separadas de lo que estaban antes. Se dice que el grupo de espiras ab forman una
compresión, mientras las restantes forman una dilatación. Si quemamos la cuerda, las
espiras comprimidas se expansionarán, moviéndose hacia la derecha y obligando a
comprimirse a las espiras vecinas. Ocurre así que donde antes había una compresión
ahora hay una dilatación, y donde había una dilatación ahora hay una compresión. La
compresión se va moviendo hacia la derecha hasta alcanzar el extremo derecho del
muelle y después vuelve en sentido contrario. Al mismo tiempo, las espiras del grupo
ab que inicialmente habíamos comprimido, después de haberse expansionado hacia la
derecha se vuelven a comprimir hacia la izquierda, con lo que en el extremo izquierdo
104
del muelle vuelve a existir una compresión, y esta compresión volverá a propagarse
hacia la derecha, como ocurrió con la compresión inicial Así, al poco tiempo todo el
muelle se halla recorrido por una sucesión continua de compresiones y dilataciones.
En este movimiento ondulatorio, la perturbación (la compresión) y la propagación
tienen la misma dirección. Estamos pues ante un movimiento ondulatorio longitudinal.
El sonido es un movimiento ondulatorio de este tipo: la perturbación es en este caso la
presión del aire. Podemos considerar el aire como formado por distintas capas de
moléculas yuxtapuestas. Cada una de estas capas vendría a ser el equivalente de una
espira del muelle de nuestro ejemplo. El aire constituye un medio elástico de manera
que las variaciones de la presión se transmiten por él como las compresiones y
dilataciones lo hacen por el muelle.
En los sólidos se pueden propagar indistintamente las vibraciones longitudinales y
transversales, pero en los fluidos perfectos, donde el deslizamiento de una capa de
fluido en la dirección de su superficie no engendra ninguna fuerza que tienda a
desplazar los planos próximos, la propagación de las ondas transversales es
imposible, por lo que sólo pueden propagarse las ondas longitudinales.
Para un movimiento ondulatorio con foco en un punto P, todos los puntos del medio
por el que se propaga que disten de P una longitud de onda se encontrarán en
concordancia de fase y lo mismo ocurrirá con los puntos cuya distancia al foco P sea
de 2, 3, 4,..., longitudes de onda.
Cada uno de estos conjuntos de puntos constituye así una superficie de onda. Si el
medio es homogéneo e isótropo, estas superficies de onda son esferas concéntricas
con centro en P, siendo la distancia entre dos de ellas consecutivas igual a la longitud
de onda.
De acuerdo con esta representación, cuanta más pequeña sea la longitud de onda
más próxima se hallarán las superficies de onda, es decir, las esferas concéntricas (o
las circunferencias concéntricas si el movimiento ondulatorio se propaga por un medio
plano).
Para determinar la forma como se propaga un movimiento ondulatorio es preciso
establecer:
-amplitud de la vibración que tiene un punto en función de su distancia al foco emisor;
-estado de vibración en que se encuentra, en cada instante, un punto cualquiera del
medio que ha sido alcanzado por la onda.
105
Recordemos que la luz es una onda electromagnética que no requiere medio material
para su propagación (la luz del Sol llega a la Tierra después de recorrer una gran
distancia en el vacío).
La luz consiste en una forma de energía, emitida por los cuerpos y que nos permite
percibirlos mediante la vista.
Los colores son la forma en que nuestro cerebro interpreta las luces de las distintas
frecuencias y el sonido es la interpretación que hace el cerebro de las vibraciones del
aire.
El color luz es producido por las radiaciones luminosas. La mezcla de dos colores luz
proporciona un color más luminoso, por lo que se le denomina mezcla aditiva.
106
tono.
107
El tipo de onda que el modelo utiliza es la sinusoidal.
Esta onda pura (operada desde la tecnología) será el tipo de sonido básico del
lenguaje que se verá afectado por las diversas superposiciones armónicas tal como lo
establece el Teorema de Jean-Baptiste Fourier:
108
A modo de resumen podemos decir que, desde el punto de vista del análisis de
Fourier, la única onda pura que existe es la que tiene forma senoidal. Todas las demás
son compuestas, es decir: son el resultado de una combinación o mezcla de una serie
de componentes puros. Estos componentes puros, llamados armónicos, forman los
intervalos de la serie armónica, a partir de la altura del sonido principal. Cada armónico
se corresponde con un modo de vibración del cuerpo sonoro.
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Y en cuanto a la superposición de esos sonidos sinusoidales que generan (Grupos
Armónicos Naturales) podemos observar lo siguiente:
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¿Y existe algún antecedente cultural de este revolucionario modelo? Si. Y se produce
en Oceanía.
Desde un punto de vista general, Oceanía se divide en tres grandes áreas culturales.
Polinesia es la primera de ellas, y abarca todas las islas comprendidas en el triángulo
formado por Nueva Zelanda, Rapa Nui (Isla de Pascua) y Hawái, con las islas de la
Sociedad en el centro. A continuación viene Melanesia, situada entre Australia y la
Polinesia, que agrupa Nueva Caledonia, Vanuatu, las islas Salomón y Papúa Nueva
Guinea. Finalmente, la tercera región es Micronesia, con todas las pequeñas islas
entre las Filipinas, Melanesia y Polinesia: las islas Marianas al Norte, Guam, los
Estados Federados de Micronesia, Palaos, Kiribati y Nauru, entre otras. También cabe
citar Australia, donde la mayor parte de las culturas indígenas están fuertemente
vinculadas con la tierra, característica que las distingue del resto de Oceanía, donde la
vida de la población está marcada por los intercambios marítimos.
Se toca soplando la nariz, esta forma de hacer sonar el instrumento parece tener una
explicación religiosa, ya que así se transmiten poderes mágicos.
La música en Oceanía viene definida, más que en ningún otro caso, por el carácter
insular del continente. Entre las diferentes expresiones musicales destacan las de los
aborígenes australianos y la cultura maorí, con sus conocidas danzas (haka).
Son frecuentes las formas de canto con una sola nota, además de ser el canto un
elemento importante.
La música australiana que tiene mucho que ver con las sociedades y culturas
aborígenes, consta de una serie de lamentos melódicos a manera de cantos que
antiguamente usaban en sus rituales y que a día de hoy llaman la atención a millones
de turistas que visitan su isla año tras año.
Los europeos colonizaron estas tierras, y asentaron allí su propia cultura y marginaron
la indígena propia de los habitantes desde viejos tiempos
136
Pero este territorio tan fraccionado, ha hecho que se pueda conservar parte de las
culturas tradicionales maoríes, habitantes de Nueva Guinea. La música de estas
culturas se encuentra en proceso de recuperación y estudio.
Los maoríes son una etnia polinesia que llegó a las islas de Nueva Zelanda. La
palabra maorí significa "común, normal", en la lengua maorí, y también en otros
idiomas de la Polinesia.
El baile nacional, la haka, se marca con palmas y golpeando el suelo con los pies.
Haka es un término que sirve para definir cualquier danza maorí, y de forma específica
a la danza de guerra tribal maorí. No obstante, se suele utilizar como danza de
bienvenida y es signo de hospitalidad, pero también como método de intimidación
antes de luchar.
En Oceanía se cree que el aire que sale por la nariz es más "puro", que el que sale por
la boca, por donde además del soplo, surgen mentiras y falsedades.
Por número de personas las cuatro lenguas con mayor número de hablantes nativos
en Oceanía son el inglés, el tok pisin, el francés y el hindi de Fiyi, las cuatro son
lenguas con origen alóctono (autóctono de la región). Las lenguas nativas con mayor
número de hablantes son el samoano, el fiyiano (austronesios) y el enga (papú).
137
La lengua más utilizada es el inglés, seguido del tok pisin (criollo) y del francés.
138
Y como toda aventura del conocimiento, esto es el principio del camino. Y en todo
camino que se inicia uno está solo. Yo creo que este revolucionario lenguaje cambiará
los modelos culturales de la afinación de todas las escalas, y al estar apoyado por una
escritura perfecta para la naturaleza del sonido, vale la pena experimentar lo que
propongo.
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En las todas las culturas la Escritura Armónica Natural tiene la misma eficacia.
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D. Apéndice:
Es importante tener claro que para transformar en armónicas a todas las escalas de
las diversas culturas con independencia de sus bases, hay que eliminar todos los
decimales de sus frecuencias, redondeándolos en el número entero más cercano. El
oído humano no distingue la diferencia de un 1 Hz. con lo cual es muy fácil generar a
partir de este procedimiento una única escala armónica, natural y universal cuyo
sonido es la onda sinusoidal pura.
Uno de los principales problemas que nos enfrentamos a la hora de hacer real y
práctica la nueva escala natural que propongo desde una nueva escritura, es por
dónde empezar a trabajar ya que el campo de experimentación es muy amplio, tanto
por la magnitud ilimitada de nuevos sonidos que se pueden incorporar, como por la
dificultad práctica y creativa de generalizar esta nueva escala .
Por lo tanto es imprescindible poner un marco de desarrollo orgánico sobre la materia
que nos permita dentro de estos límites llevar a la realidad operativa el nuevo modelo.
156
Estos límites se deben crear a partir de lo que yo llamo "planteamientos" que no son
otra cosa que herramientas que nos ayuden a ordenar nuestra investigación.
Evidentemente la Numerofonía Armónica Natural de Aschero propone un
revolucionario modelo teórico y práctico indiscutible, nacido en la naturaleza, que se
constituye en el unificador de todas las culturas y que sin lugar a dudas cambiará la
historia de la escritura musical.
Los únicos instrumentos existentes capaces de producir las frecuencias de la
naturaleza son los computarizados, ya que los acústicos (de cualquier tipo) están
"infectados" por sus procedencias multiculturales.
Y esto también supone el enfrentamiento con el poder de los que ejercen la inercia de
la "costumbre" en lugar de proponerse la "aventura de lo mejor", aunque esto implique,
por supuesto, la soledad y la incomprensión de la mayoría.
Pero esto se llama costo y yo estoy dispuesto a pagarlo con todo lo que eso supone.
Y además, con alegría…
sergioaschero@gmail.com
PhD in Musicology
Avenida Roca 1669 (1870) AVELLANEDA
Provincia de Buenos Aires (ARGENTINA)
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