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PLAN TERAPÉUTICO

1.-Clarificación:
Durante todo el proceso es indispensable la clarificación pero especialmente en la fase
inicial en la que reina la confusión. El diálogo socrático es una valiosa técnica
logoterapéutica indispensable para este propósito y para trabajar prácticamente todos
los temas a continuación.
Preguntas tales como: ¿Qué nombre le pones a tu crisis?, ¿Qué la desencadenó?, ¿Qué
implica en las distintas áreas de tu vida?, ¿Qué consideras que te toca aprender?, ¿A qué
estás dispuesto para aprenderlo? ¿Con qué recursos cuentas para enfrentarla?, ¿Qué
posibles ganancias ves en ella?, ¿Qué cualidades has desarrollado a partir de otras crisis
vividas? …, son cuestionamientos que guían a la persona a encontrar respuestas que
poco a poco, clarifican su estado de confusión al tiempo que la contactan con su libertad
y responsabilidad.
• Entender qué está pasando. La persona muchas veces no sabe o no puede ponerle
nombre a la experiencia. Explicarle que está atravesando una crisis y lo que el proceso
implica, le da la tranquilidad de que no se está volviendo loca, de que la experiencia no
es para siempre y que hay una enorme posibilidad de crecimiento y sentido. El
conocimiento abre la conciencia, condición indispensable para generar actitudes
constructivas.
• Ponerle nombre a la crisis. Saber qué tipo de crisis se está viviendo, si es una crisis de
transición, existencial, de desarrollo, de omisión o provocada por un suceso traumático.
La propia persona ha de ponerle nombre a su crisis, como el proceso de duelo, etc.
• Reflexión e introspección para clarificarse es indispensable darse espacios de
reflexión. El análisis que resulta puede vaciarse en una libreta para consultarla con
frecuencia y descubrir más caminos de crecimiento.
• Soledad alternada de compañía significativa. Es necesaria la soledad para interiorizar,
reflexionar, aclarar las raíces de la crisis, sus retos y posible sentido; mas no es
recomendable permanecer solo. Buscar compañía que sepa escuchar, aceptar y
acompañar permite no solo aligerar la carga sino descubrirnos en la mirada del otro.
• Reconocimiento de recursos personales: Explorando las herramientas personales,
descubrimos recursos que no creíamos tener. Hacer una lista de los recursos internos
(habilidades y talentos) y externos (contactos, red de apoyo, recursos materiales), da
una certeza dentro del caos.
• Identificar pérdidas y posibles ganancias. Toda crisis implica pérdidas. Es necesario
identificarlas, vivir un proceso de duelo que sabemos tomará tiempo y disposición. Pero
también hay posibles ganancias. Clarificar cuáles serían las ganancias abre un horizonte
de esperanza.
• Red de apoyo. Clarificar la red de apoyo personal aporta una sensación de seguridad
básica tan reconfortante en tiempos de dificultad, por otro lado, incrementa el sentido
de realidad que también se tambalea durante la crisis. Es recomendable tener un
directorio de esas personas que se consideran como parte de esta red en la que se puede
confiar: amigos, familiares, médicos, psiquiatras, abogados o asesores legales,
terapeutas, asesores espirituales, etc…
Además de la creación de dicho directorio, recomiendo una práctica: Cuento con, para…
Enlistar los nombres de las personas que se consideran parte de la red de apoyo y
escribir detalladamente en cada uno qué tipo de apoyos se encuentran en esa persona.
2.-Expresión y manejo de sentimientos:
En la crisis se experimenta una avalancha emocional que sorprende, confunde y asusta
a la persona. Momentos de miedo, tristeza, enojo o ira, acompañados con sensaciones
de agobio y hasta de despersonalización pueden hacer que la persona tema perder la
cordura.
Comprender que el caos emocional es natural en este proceso, tranquiliza. Mas no es
suficiente entender; hay que atreverse a sentir y a desahogar.
Desde las creencias aprendidas en la familia y la cultura, algunas personas tienden a
reprimir los sentimientos en lugar de darles un cauce sanador mediante la expresión y
el desahogo. Llorar la pena es indispensable, liberar la energía de enojo mediante
descargas físicas evita que los sentimientos se conviertan en una ansiedad paralizante.
El acompañamiento logoterapéutico ha de orientar a dejar de temer y evitar los
sentimientos mostrándolos como mensajeros de las necesidades y el sentido.
3.-La visualización para liberar estados emocionales y mentales:
Es una herramienta útil después de una liberación corporal o catarsis. Haciendo uso de
la imaginación, la persona puede ver mentalmente cómo se va el enojo, la tristeza o
miedo al colocarse bajo una cascada, dando un color al sentimiento. Por ejemplo, el rojo
de la ira va siendo lavado por el agua o la tristeza, del color que la persona elija, se va
con la ayuda de la lluvia… Así mismo, se puede visualizar que los pensamientos caóticos
se proyectan y se borran en una pizarra o se lavan con ayuda del agua…
4.-Autoconocimiento:
En la crisis nos re-conocemos, entramos en contacto con cualidades y limitaciones que
no habíamos visto. Comprobamos tanto capacidades como retos en los que nos
descubrimos de forma auténtica pues en la crisis las máscaras no funcionan más.
5.-Autovaloración:
La autoestima se tambalea como parte del malestar del proceso. La persona se
cuestiona su valor personal y sus capacidades al sentirse en tal estado de fragilidad.
Mostrar la importancia de nutrirla día a día y formas para hacerlo es una parte crucial
en el acompañamiento terapéutico. La autovaloración orienta a vivir la crisis con un
auto-cuidado especial: alimentación, descanso, un ritmo más lento hasta donde sea
posible, ejercicio, atención integral de necesidades, aceptación de la fragilidad y las
limitaciones: vivir la crisis sin juzgarnos hace una gran diferencia.
6.-Visión a futuro:
Para concretarlo en la práctica se propone realizar una lista de frases que completen los
siguientes encabezados:
– Quiero superar esta crisis para…-
– Mis tareas más importantes en la vida son:…-
– Los propósitos y sueños que más me ilusionan son…-
Un segundo aspecto terapéutico de la visión a futuro es la de imaginarse en un estado
deseado: encontrándose con un ser querido, realizando un viaje anhelado, disfrutando
un logro, etc. En los campos de concentración, el Dr. Frankl se visualizaba reelaborando
su manuscrito e impartiendo clases y conferencias.
7.-El sentido del humor para tomar una distancia saludable.
La capacidad de autodistanciamiento como recurso noético se manifiesta claramente
mediante el sentido del humor. Reír de nosotros mismos y de la circunstancia, por difícil
que se presente, pone una distancia emocional saludable para tener una nueva
perspectiva del evento.
8.-Derreflexión:
La persona en crisis tiende a caer en una hiperreflexión, piensa demasiado en el mismo
tema, repasa una y otra vez lo sucedido, las implicaciones, las dificultades…
Hemos hablado de la importancia de reflexionar para clarificar y encontrar respuestas
al problema, pero quedarse atrapado en él puede paralizar. Es terapéutico hacer uso de
la derreflexión moviendo la atención hacia un área más saludable, dedicando un tiempo
al día a actividades de dispersión: pasear, danzar, hacer una lectura entretenida, o mejor
aún, haciendo una lista de lo que se tiene y agradece a pesar del tiempo difícil y
prestando un servicio a alguien en necesidad.
9.-Biblioterapia:
Un valioso recurso que resulta terapéutico cuando se eligen las lecturas adecuadas. No
solamente libros que den luz a temas en los que se requiere profundizar durante la crisis
como la autoestima, el duelo, las emociones, etc., sino artículos y frases célebres que
inspiran a continuar la lucha y mantener la esperanza. Tener a la mano un fichero de
citas o pensamientos alentadores y elegir al azar una de ellas de cuando en cuando, abre
un camino de luz.
10.-Rescatar el sentido del momento:
Mantener las “antenas del sentido” alertas a esas oportunidades significativas que la
vida nos presenta a cada momento para elegir responder a aquellas con las que nos
identifiquemos. Cuando se está en crisis, hay una tendencia a cegarse ante lo positivo y
valioso que nos rodea día con día. Como si las nubes opacaran todo lo que
potencialmente brilla. Es un acto de la voluntad de sentido no perder de vista esas
oportunidades que se presentan cotidianamente mediante una invitación a un evento
interesante, la posibilidad de aprender algo nuevo o de prestar un servicio a alguien
necesitado confirmando que la capacidad humana de trascendencia no desaparece
nunca.
Y el sentido del momento es más amplio aún; está también en todo aquello disfrutable
en medio de la dificultad: un hermoso atardecer, un cielo estrellado, una música que
hace vibrar… La sensibilidad aumenta en la vivencia de épocas difíciles, ella puede
hacernos apreciar con mayor profundidad el arte, la naturaleza, el amor.
11.-Responsabilización.
Moverse de la victimización a la responsabilidad es una de las elecciones más
importantes para descubrir un sentido al dolor. Esto incluye varios aspectos: quejarse
menos y actuar más. Separar las responsabilidades para no cargar de más, ni de menos.
Sobre-responsabilizarse convierte también en víctima.
Algunas preguntas de diálogo socrático para trabajar este tema pueden ser: ¿Qué parte
de esta crisis te corresponde a ti y cuál consideras que corresponde a otros? ¿De qué te
haces cargo?, ¿Qué mensajes crees que te está enviando esta circunstancia? ¿Qué
respondes tú a esos mensajes?, ¿Qué necesidades has dejado pendientes?, ¿Qué retos
estás dispuesto a tomar y cuáles no?
12.-Descubrir el sentido de la crisis y del dolor:
“Hombre, atrévete a sufrir”, exclama el Dr. Frankl. Cuando un sufrimiento es inevitable
como una pérdida, una enfermedad o cualquier golpe del destino, se abre “la posibilidad
de realizar no solo un valor, sino el valor supremo de la actitud, de la oportunidad de
realizar el sentido más profundo.” Viktor Frankl (1990)
El análisis existencial debe recurrir a la voluntad de sentido si quiere hacer que el
hombre se vuelva más capaz de sufrir en situaciones límite de su existencia… “En casos
semejantes el análisis existencial es búsqueda de sentido. De un sentido concreto dentro
de la peculiaridad de la persona y de su circunstancia”. Viktor Frankl (1990)
Cuando nos acercamos al final del túnel, a la resolución, nuevamente el diálogo
socrático es la herramienta por excelencia para develar ese sentido para la persona
concreta en su peculiar circunstancia. Para ese propósito podemos pedir al consultante
que responda por escrito y con toda calma las siguientes preguntas: ¿para qué me ha
servido vivir este dolor?, ¿qué aprendí?, ¿a quién le sirve mi aprendizaje?, ¿qué
significados rescato?, ¿qué ganancias concretas descubro para mí y para mi entorno?,
¿qué visión tengo ahora de mi realidad?
13.-Establecer una nueva jerarquía de valores:
La vida en su conjunto adquiere un nuevo significado. La persona ve un nuevo panorama
desde un ángulo distinto. Lo que antes era prioritario, hoy es intrascendente. Lo que
antes no se percibía, hoy es indispensable: la autovaloración, el estudio, la cultura, el
servicio, el amor, la amistad… Usualmente, se requieren varias sesiones para identificar
y “acomodar” la nueva jerarquía de valores.
14.-Reconocer una nueva identidad:
Después de una crisis no se es la misma persona. Este es un trabajo crucial en el
acompañamiento logoterapéutico. Es frecuente que el consultante no tuviera muy claro
quién era antes de la experiencia de crisis, por lo tanto, hay que esclarecer quién era
entonces y quién es ahora después de todo este trabajo personal. Una práctica útil para
este propósito es hacer dos listas encabezadas con las frases: yo era… / ahora yo soy…
Este nuevo concepto de sí mismo, muy probablemente incluye las ganancias de la crisis:
mayor fortaleza, dignidad, valentía, creatividad, sensibilidad, empatía, compasión.
14.-Orientación a la trascendencia:
¿A quién puede servir mi aprendizaje? ¿Puedo aportar algo y dejar una huella en otros
a partir de esta experiencia dolorosa?
Si hay algo que impulsa a trascender, es el amor. El amor a una persona, a una profesión
o proyecto, el amor a la vida, a un Ser Superior o a la humanidad, despierta en el doliente
el sentido y fortaleza para colocarse por encima de las circunstancias, vencer los
obstáculos e incluso, hacer un aporte a otros que sufren.

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