Sie sind auf Seite 1von 36

REHACER LA VIDA

DIVORCIO, ACOGIDA Y COMUNIÓN


Xavier Alegre, sj.
José Ignacio González Faus, sj.
Jesús Martínez Gordo
Andrés Torres Queiruga

1. LA ENSEÑANZA BÍBLICA: ¿QUÉ ENSEÑÓ JESÚS A PROPÓSITO


DEL MATRIMONIO? (Xavier Alegre) .................................................................... 5
2. ASPECTOS TEOLÓGICOS DEL MATRIMONIO CRISTIANO
(José Ignacio González Faus) .......................................................................... 11
3. VERDAD Y MISERICORDIA: LA CONSISTENCIA TEOLÓGICA
DE LA PROPUESTA DE W. KASPER (Jesús Martínez Gordo) ........................ 17

4. TRASFONDO ECLESIOLÓGICO: UN PAPA PASTOR FRENTE


AL RESTAURACIONISMO ECLESIAL (Andrés Torres Queiruga) .................... 22

NOTAS .................................................................................................................................... 29
CUESTIONES PARA LA REFLEXIÓN ................................................................................... 31
Xavier Alegre, sj. Teólogo y profesor de Nuevo Testamento en la Facultad de Teología de
Cataluña y la UCA de San Salvador. Es miembro del equipo de Cristianisme i Justícia.
José Ignacio González Faus, sj. Miembro del Área Teológica de Cristianisme i Justícia.
Ha escrito numerosos cuadernos de esta colección.
Jesús Martínez Gordo Doctor en teología. Profesor en la Facultad de Teología de Vitoria
y en el Instituto Superior de Ciencias Religiosas de San Sebastián. Miembro del equipo de
Cristianisme i Justícia.
Andrés Torres Queiruga Doctor en teología y filosofía. Profesor de filosofía de la religión
en la Universidad de Santiago de Compostela. Pertenece a los consejos de redacción de
Iglesia viva y Concilium.

Edita Cristianisme i Justícia - Roger de Llúria, 13 - 08010 Barcelona


Tel.: 93 317 23 38 - E-mail: info@fespinal.com - www.cristianismeijusticia.net
Imprime: Ediciones Rondas S.L. - Depósito Legal: B 27145-2014
ISBN: 978-84-9730-347-7 - ISSN: 2014-6509 - ISSN (ed. virtual): 2014-6574
Impreso en papel y cartulina ecológicos - Dibujo de la portada: Roger Torres
Revisión y corrección del texto: Pilar de la Herran - Maquetación: Pilar Rubio Tugas
Diciembre de 2014

Protección de datos: La Fundación Lluís Espinal le comunica que sus datos están registrados en un fichero de nombre
BDGACIJ, titularidad de la Fundación Lluís Espinal. Sólo se usan para la gestión del servicio que le ofrecemos, y para
mantenerlo informado de nuestras actividades. Puede ejercitar sus derechos de acceso, rectificación, cancelación y
oposición dirigiéndose por escrito a c/ Roger de Llúria 13, Barcelona.
«Si el matrimonio se considera radicalmente como una
alianza para la vida y como un sacramento de la salvación
ya no es posible exigir que se persevere en la alianza matri-
monial en cuanto esté claro que un matrimonio no sólo ha
dejado de servir para la salvación y para unas relaciones
humanas sanas, sino que incluso podría ser dañino: “El
Señor os ha llamado a vivir en paz” (1 Cor 7,15)».
B. HAERING, Está todo en juego

Con ocasión del Sínodo sobre la familia, cinco cardenales,


entre ellos G. Müller, actual prefecto de la Congregación para la
Doctrina de la Fe, han publicado un libro titulado Permanecer
en la verdad de Cristo, en el que se manifiestan contrarios a la
admisión a los sacramentos de divorciados vueltos a casar. El
libro no era aún conocido cuando decidimos redactar este
Cuaderno, pero sí la noticia de su existencia y que los autores
querían que apareciera al comienzo del Sínodo. Las reflexio-
nes que van a seguir no pretenden ninguna confrontación sino
sólo aportar algo a un tema hoy debatido (1 octubre 2014).
1. LA ENSEÑANZA BÍBLICA: ¿QUÉ ENSEÑÓ JESÚS
A PROPÓSITO DEL MATRIMONIO?
Xavier Alegre

Llama la atención lo poco que, según los evangelios, habló Jesús del
matrimonio y de la sexualidad. En cambio, su denuncia de los peligros
de la riqueza es un punto fundamental de su predicación, sobre todo en
el evangelio de Lucas. Sorprende, entonces, que en el magisterio ecle-
sial la proporción sea inversa y, sobre todo, llama la atención el con-
traste entre la manera cómo el magisterio aborda la moral social y la
moral sexual.1

En la moral social, como señala el Ca- consecuentemente, qué es lo que Jesús


tecismo de la Iglesia Católica (nº 2423), esperaba de sus seguidores, ayer y hoy
«la doctrina social de la Iglesia propone (cf. Rom 15,4), me parece importante
principios de reflexión, extrae criterios subrayar, previamente, que hay un pre-
de juicio, da orientaciones para la ac- supuesto fundamental que se debe tener
ción». En todo lo que tiene que ver con muy en cuenta, cuando se lee un texto
la moral sexual, en cambio, declara de bíblico: los textos nunca se pueden leer
modo taxativo lo que es lícito y lo que al pie de la letra, en una lectura funda-
no lo es. Y lo hace a menudo apoyándo- mentalista, al margen del contexto lite-
se en Jesús y en la Biblia en general. Sin rario y socio-cultural en el cual fueron
embargo, nada en la Biblia justifica es- escritos.
ta actitud diversa frente a los textos que Por tanto, los recuerdos de Jesús,
se remontan a Jesús en los evangelios. que nos han conservado los Evangelios,
piden siempre ser interpretados adecua-
damente, como cualquier otro texto –y
1.1. Reflexiones previas más si es antiguo.
Si se quiere comprender bien cuál fue la Esto implica dos cosas. En primer
postura de Jesús ante el matrimonio y, lugar, no deben ser leídos aislados del
5
contexto literario global de los Evange- textos fundamentales, en principio in-
lios, pues «un texto, fuera de su contex- dependientes: en el evangelio de Mar-
to, se convierte fácilmente en un pre- cos (10,1-12, un texto que recoge y re-
texto». Ni tampoco se pueden leer, en toca luego Mateo: 19,1-12), y en una
segundo lugar, sin tener presente el con- fuente de palabras de Jesús, que se ha
texto histórico-social y cultural en el perdido, pero que recogieron Mateo y
cual nacieron: cuando hacemos eso los Lucas (Mt 5,31-32/Lc 16,18).2
leemos en realidad desde nuestro con- ¿Qué pretendió Jesús con ello? Para
texto y desde nuestras precomprensio- interpretar adecuadamente estos textos,
nes; no desde la mentalidad bíblica. no debemos olvidar que Jesús, según los
La Biblia no responde a un dictado evangelios, dijo también muchas otras
de Dios, sino que es, como palabra hu- palabras radicales: por ejemplo, a los dis-
mana, revelación de Dios plenamente cípulos, que iban a tener un liderazgo en
encarnada en el contexto cultural en la Iglesia, les inculcó que no debían de-
el cual los textos fueron escritos. Así lo jarse llamar «padres» o «maestros» (Mt
señaló el Concilio Vaticano II en su 23,9-10), ni llevar vestidos especiales o
constitución Dei Verbum. Por eso una querer ocupar siempre los primeros
relectura continua, a lo largo de esta «bi- puestos en las reuniones eclesiales (Mt
blioteca», que es la Biblia, de los textos 23,4-8). Y a todos los cristianos les se-
fundamentales que responden a una ñaló que no debían hacer juramentos
experiencia profunda de Dios en un mo- (Mt 5,33-37), debían presentar la otra
mento concreto, es como el hilo con- mejilla, cuando les abofetearan (Mt 5,
ductor que hilvana toda la Biblia. Esa 38-42) y amar a los enemigos (Mt 5,43-
relectura la encontramos ya en el Anti- 48).
guo Testamento a propósito de la expe- Es obvio que la Iglesia no ha inter-
riencia del Éxodo y, para los cristianos, pretado todas estas palabras, y otras se-
culmina en la relectura actualizadora del mejantes (como Mc 10,25) al pie de la
Antiguo Testamento, que hizo Jesús de letra –salvo las del divorcio–. La pre-
Nazaret (cf. Mt 5,17-48). Y que fue con- gunta, entonces, que hemos de plan-
tinuada por sus discípulos en el Nuevo tearnos aquí es si está justificado que las
Testamento. palabras sobre el divorcio deban ser
interpretadas al pie de la letra –¡y ello
por fidelidad a Jesús! De modo que, por
1.2. Postura de Jesús ante el
ejemplo, un divorciado, que se vuelva a
matrimonio según los Evangelios
casar y tenga relaciones sexuales con su
Aunque Jesús habló poco del matrimo- pareja, deba ser excluido de la partici-
nio, parece innegable, según los Evan- pación en la eucaristía, como ha inter-
gelios (y Pablo lo da también por su- pretado el magisterio de la Iglesia cató-
puesto), que Jesús proclamó que, en el lica, a diferencia de lo que ha ocurrido
proyecto de Dios, el matrimonio era, en en las Iglesias ortodoxas (o en las evan-
principio, indisoluble. Y condenó de gélicas), donde se llega a permitir un
manera contundente el divorcio en dos nuevo matrimonio.
6
1.3. La intención de las palabras díos, como es la obligación de no traba-
de Jesús sobre el divorcio jar en sábado (Ex 20,8-10), no debe ser
Para responder adecuadamente a la pre- interpretada al pie de la letra, pues está
gunta de cómo hay que interpretar estos promulgada por Dios para el bien del ser
textos es necesario ver el talante de Je- humano (Mc 2,27). En la jerarquía de
sús que revelan los Evangelios, así co- valores de Jesús, el bien del ser humano
mo el contexto sociocultural y literario pasa por encima de cualquier otra ley,
en el cual sitúan sus palabras sobre el di- por santa que sea (Mc 3,1-6; Jn 5,1-18).
vorcio. Por ello no debe ser interpretada, sin
más, al pie de la letra (Mt 5,21-48).
1.3.1. El talante de Jesús
1.3.2. La situación sociocultural del
A diferencia de la manera como son pre- matrimonio en tiempo de Jesús
sentados los fariseos, escribas y sacerdo-
tes judíos (a menudo polémicamente), La concepción del matrimonio en el
Jesús en los evangelios nunca aparece mundo judío de Jesús es radicalmente
defendiendo posturas legalistas. Si algo distinta de la que se tiene hoy en nues-
le caracteriza a él –y al Dios que quiere tras sociedades modernas. Según la ley,
revelar en sus palabras y acciones– es la la relación entre esposo y esposa no era
misericordia. Pues así es Dios. Y así de- de igualdad, ni el matrimonio respondía
ben ser sus discípulos: «Sed misericor- a una elección libre de las parejas, sino
diosos como vuestro Padre es miseri- a determinados intereses, fundamental-
cordioso» (Lc 6,36). mente económicos, de las respectivas
Y lo ejemplifica en la manera cómo familias. En este contexto, la mujer que-
actúa: acogiendo, compartiendo la me- da claramente marginada, pues hasta
sa, con los pecadores y marginados, lle- que se casa pertenece, como propiedad,
gando a provocar con ello la crítica de al padre y, cuando se casa, al marido.
los que se creían piadosos (Mc 2,15-17; Por esto en tiempo de Jesús la posibili-
Lc 15,1-2; 7,36-50). Con su conducta, dad del divorcio solo la tenía funda-
quiere revelar que Dios ama a todos, mentalmente el marido. Este, según las
buenos y malos, haciendo salir el sol concepciones laxas de la escuela del ra-
tanto para unos como para otros (Mt 5, bino Hillel, basándose en Dt 24,1, podía
44-45). separarse de la mujer por cualquier mo-
Por otro lado, Jesús para nada mues- tivo (p. ej., porque le olía mal la boca, o
tra actitudes legalistas. Más que normas había encontrado una mujer más joven
concretas, lo que él propugna son unas y bonita). O bien, según las concepcio-
actitudes determinadas, profundamente nes más estrictas de la escuela del rabi-
humanizadoras, y lo que se ha llamado no Shammai, solo podía divorciarse en
«una ética de máximos». Él invita, lla- caso de adulterio. La mujer, en cambio,
ma a la perfección como vocación (Mt nunca podía, en principio, tomar la ini-
5,48), no como ley. Y la ley, ni siquiera ciativa para divorciarse de su marido,
una de las leyes más santas para los ju- hiciera este lo que hiciera.
7
En este contexto social, los fariseos Con ello, Jesús no está proclamando
le preguntan a Jesús (según, Mc 10,1-12, una ley, sino un proyecto ideal de vida.
para probarle), si era lícito al marido se- Pues, como nota el especialista católico
pararse de su mujer. Saben que Jesús no G. Lohfink,3 la forma literaria que em-
es un legalista y que nunca interpreta la plea aquí el evangelio no es, aunque lo
Ley de modo fundamentalista, sino a fa- parezca, el de un texto jurídico inapela-
vor de los marginados (y, en el caso del ble, sino que pretende «exhortar e inter-
divorcio, la mujer lo era). Buscan, por pelar, sin olvidar su carácter provocativo
tanto, una ocasión para acusarle de que de reto», como ocurre en otras senten-
no respeta la Ley de Dios. cias de Jesús (p. ej. Mt 7,13s; 19,24).
Jesús no acepta entrar en esa casuísti- Por tanto, Jesús quiere desenmasca-
ca que marginaba en su tiempo a la mu- rar la injusticia para con la mujer, que
jer, cosa que él nunca hizo (según textos comporta el derecho matrimonial judío,
como Lc 8,1-3 hasta permitió, en contra y también impulsar (como profeta, no
de lo que sostenían los rabinos, que las como legislador) el amor radical entre
mujeres se convirtieran en discípulas su- la pareja como aplicación concreta del
yas: cf. Lc 8,1-3; 10,38-42). Pero para principio del amor al prójimo (Mt
denunciar la injusticia que comportaba 22,39). Un amor que encuentra su con-
la casuística rabínica, se remonta a la in- creción en aquel principio, que es como
tención primordial de Dios en la crea- la quintaesencia de lo que piden la Ley
ción que defendía, como ideal, el amor y los profetas, «haz a los demás lo que
indisoluble entre el esposo y la esposa te gustaría que los demás hagan conti-
(en Mc 10,5-9, cita el texto de Gn 1,27 go» (Mt 7,12).
y 2,24). Es un ideal, a menudo utópico,
pero que hoy sigue siendo más actual 1.3.3. La situación literaria de
que nunca en un matrimonio configura- las palabras sobre el divorcio
do fundamentalmente por el amor de la Lo que acabamos de ver viene confir-
pareja. mado por el contexto literario en el cual
Como buen judío de su tiempo, los respectivos evangelistas sitúan las
Jesús sólo debió hablar del divorcio por palabras de Jesús sobre el divorcio.
parte del varón: pues era el único que es- El primer texto, atribuido a Jesús, lo
taba legitimado para divorciarse (cf. Mc encontramos en Mc 10,1-12. Aparte de
10,2-9). Pero Marcos, que vive en una lo que acabamos de ver sobre el sentido
cultura romana, donde el hombre y la de la forma literaria de este texto, con-
mujer están más equiparados en cuanto viene tener presente el contexto literario
a la posibilidad del divorcio, añade los en el que Marcos lo sitúa. Se encuentra
vv. 11-12, explicitando la intención de en un bloque fundamental de su evan-
Jesús en un nuevo contexto: este ideal gelio, en el cual –y para comprender
de unión matrimonial indisoluble es vá- mejor lo que significa para los seguido-
lido tanto para el varón como para la res de Jesús, que Jesús es el Mesías, el
mujer. Ungido (Mc 8,27-39)–, Marcos concreta
8
los valores fundamentales a los cuales hizo Jesús, acaban llevándole a la cruz
invita Jesús a los que quieran seguirle en un mundo que era tan injusto enton-
(cf. Mc 8,31-10,45), enmarcándolos con ces, como ahora. Entre otras cosas, por-
tres anuncios de la muerte y resurrec- que contiene duras críticas contra los
ción de Jesús (Mc 8,31; 9,31; 10,32-34). ricos, que no quieren compartir (Lc 12,
Esos valores, si se viven con radicali- 13-21; 16,1-13.19-31), llegando a afir-
dad, fácilmente pueden implicar la cruz mar que no se puede servir a Dios y al
(Mc 8,34). Esos valores contienen pala- dinero (Lc 16,13). Este contexto, en nin-
bras tan radicales como que los ricos, si gún caso permite interpretar estos tex-
quieren ser perfectos, deben dar a los tos como normas legales inmutables.
pobres lo que tienen (Mc 10,23-27),
pues es más fácil que pase un camello
1.3.4. Reinterpretación de las palabras
por el ojo de una aguja que no que en- sobre el divorcio en Mateo y Pablo
tre un rico en el reino de los cielos (Mc
10,25). O que si nuestra mano o nuestro La confirmación de lo que acabo de
pie es ocasión de tropiezo (de escánda- decir la encontramos en el evangelio
lo) para los pequeños, más vale que nos de Mateo y en la Primera carta a los
los cortemos (Mc 9,42-48). O que el que Corintios de Pablo. Ellos no interpreta-
quiera ser grande y el primero, debe ha- ron al pie de la letra las palabras de Jesús
cerse servidor de todos (Mc 10,42-45). sobre el divorcio, como una ley absoluta
Y, para que no espiritualicemos indebi- y sin excepciones, sino que las actuali-
damente esta propuesta, la contrapone a zaron, aplicándolas a las nuevas situa-
lo que suelen hacer los reyes y políticos ciones que estaban viviendo sus comu-
–entonces y ahora–. nidades.
Es, pues, en este contexto, en el que Por eso Mateo añade en 5,32 (que no
debemos interpretar las palabras de parece palabra de Jesús, pues no se en-
Jesús sobre el divorcio. cuentra en ningún otro texto del NT)
El segundo texto (Mt 5,31-32 o Lc una excepción a la prohibición del di-
16,18) Mateo lo ubica dentro del ser- vorcio: su comunidad lo acepta en el ca-
món de la montaña (Mt 5-7), que, en so de adulterio (o de «impureza legal»
ningún caso, pretende ser un Código de para el matrimonio judío, según algunos
derecho canónico o una propuesta de le- especialistas).
yes inmutables, sino que propone un Pablo, en 1Cor 7,10-11 recuerda a su
ideal dinámico de vida cristiana, com- comunidad, como mandato del Señor,
prometida con el proyecto de Dios (lo que ni la mujer ni el marido se deben se-
que Jesús denominaba el reinado de parar de su pareja; y que, si lo hacen, no
Dios). Lucas lo coloca en el camino ha- deben volverse a casar, pues parece que
cia Jerusalén (Lc 9,51-19,28), un am- considera como factible que ambos pue-
plio texto construido por él, donde el dan volver a reconciliarse (él está pen-
tercer evangelista ubica los grandes va- sando en una pareja concreta de la co-
lores cristianos ideales que, cuando una munidad de Corinto). Sin embargo, no
persona los vive con radicalidad como lo toma como una norma absoluta, sin
9
excepciones, pues acepta por lo menos piedra (Jn 8,1-11). No participamos de
un caso concreto, en el cual el divorcio la eucaristía porque somos buenos, sino
y las nuevas nupcias son vistos por él para que lo podamos ser gracias a la
como algo legítimo: se trata del caso en unión íntima con Jesús.
el cual la pareja no creyente quiera se- Por otro lado, ¿con qué derecho nos
pararse: en este caso el o la creyente atrevemos a juzgarlos? Y lo mismo va-
quedan libres, pues, como explicita Pa- le para los gays y lesbianas, un tema que
blo, «el Señor os ha llamado a vivir en aquí no hemos podido tratar, pero
paz» (1Cor 7,15). Se ha denominado en que también exigiría releer e interpretar
la Iglesia a esta excepción el «privilegio los textos que aparecen en la Biblia, en
paulino». el contexto socio-cultural y literario
en el cual se encuentran.
Después de lo que hemos visto en
1.4. Conclusión
los textos bíblicos, parece obvio que no
Si esto es así, ¿cuál debe ser hoy la ac- podemos juzgar y marginar en la comu-
titud de una Iglesia que quiera ser fiel a nidad cristiana a los divorciados –tam-
Jesús, frente a los divorciados que se poco si se han vuelto a casar– en nom-
han vuelto a casar?4 ¿Hay que excluir- bre de la persona de Jesús, tal como se
los de la participación en la eucaristía, a nos revela en los evangelios. Los textos
no ser que hayan cumplido determina- evangélicos, leídos en su contexto, no
das condiciones, como no tener entre dan pie a la condena, sin más, y mucho
ellos relaciones sexuales? menos a excluirlos de la recepción de la
Al margen de si ha habido o no pe- eucaristía: pues no es este el sentido de
cado en el proceso de su separación –en los textos que encontramos en los evan-
unos casos es obvio que no y en otros gelios.
quizá sí–, debemos tener presente, por Además, todo cristiano debe tener
lo que hemos visto en los evangelios, muy presente que Jesús advirtió que el
que Jesús los hubiera acogido sin con- juicio sobre las personas solo le compe-
diciones, confiando en que la experien- te a Él. Y es bueno que sea así, pues es
cia de su acogida amorosa les ayudara a obvio que Él los ama. En cambio, nos
acercarse más al Padre. De hecho, no advirtió a nosotros que no intentáramos
fue a comer a casa de Zaqueo porque arrancar lo que pensábamos que era ci-
este había pedido perdón por su pecado zaña en la comunidad, pues corríamos
y se había reconciliado con el pueblo de peligro de arrancar con la cizaña tam-
Dios (Lc 19,1-10). Ni ponía condicio- bién el trigo (Mt 13,24-30.36-43). Y Je-
nes previas a los pecadores que eran in- sús subrayó también que fuéramos con
vitados a su mesa (Mc 2,15-17). Parti- mucho cuidado al juzgar a los demás,
cipar de la eucaristía es siempre don y pues Dios nos juzgaría con la misma
gracia para todos. Y el que crea que medida con que nosotros hubiéramos
está libre de pecado, que tire la primera juzgado a los otros (Mt 7,1-2).

10
2. ASPECTOS TEOLÓGICOS DEL MATRIMONIO CRISTIANO
José Ignacio González Faus

Propiamente, el último fundamento de la indisolubilidad del matrimonio


es la Encarnación, la cual supera la afirmación del Génesis: «serán una
sola carne». Con la Encarnación, usando una distinción de muchos
Padres de la Iglesia, la «imagen» de Dios camina hacia la «semejan-
za».

2.1. Significado de la Ahora bien, el amor de Dios a la hu-


sacramentalidad del matrimonio manidad no tiene vuelta atrás: Dios no
En efecto, la Encarnación fue vista por se arrepiente de él ni aunque la huma-
la primera iglesia como «boda de Dios nidad le traicione. Esto, que ya habían
con la humanidad». Se cumplía así el cantado los profetas del Antiguo Testa-
anuncio de Isaías (54,5): «tu creador se mento con metáforas conyugales (Oseas
convertirá en tu esposo». Y se cumplía 2, Jeremías 3), es lo que debe significar
a nivel de toda la humanidad, no sólo de el amor de cada cristiano a su mujer (y
un pueblo pequeño (el cual, aun en su viceversa). No estamos ya simplemente
pequeñez, se veía como ejemplar de la en «lo que fue al principio» (Mt 19,4.8)
humanidad final). Por eso la carta a los sino en ese «fin de los tiempos» que es
Efesios (5,25-32), habla del amor entre «el amor de Dios manifestado en Jesu-
el hombre y la mujer como «un gran cristo» (Rom 8,39). Ese carácter visibili-
misterio» que simboliza el amor de Dios zador explica la dimensión pública que la
a la humanidad (o a la Iglesia como pri- Iglesia quiso dar siempre al matrimonio.
mera realización de esa humanidad Como se ve, se trata de algo muy se-
redimida). rio que la Iglesia ha de procurar conser-
11
var. Y aquí comienza el problema entre el siguiente canon contra un sector del
ese final de la historia anticipado ya en clero que, por razones de pureza, pre-
ella, pero todavía no definitivamente tendían imponerla:
presente.
Acerca de los que antes se llamaban
cátaros (puros) […] ha parecido a es-
2.2. Datos históricos te concilio que puesto que recibieron
la imposición de manos, permanezcan
2.2.1. Las segundas nupcias en el clero. Pero conviene que confie-
La primera iglesia se encontró con el sen por escrito que aceptarán y segui-
problema de las segundas nupcias para rán los decretos de la iglesia […] y
aquellos que habían enviudado. La vi- permanecerán en comunión tanto con
sión sacramental del matrimonio, que los desposados en segundas nupcias,
hemos delineado, enseña que Dios nos como con los caídos en la persecución
ama incluso más allá de nuestra muer- (DH 127).
te: cuando el pueblo se convierte en Cabe preguntar pues si algunos car-
«no-pueblo» (Oseas 2, 9.25), Dios sigue denales de hoy no tienen cierta analogía
amándolo y lo busca para revivirlo y con aquellos cátaros del siglo IV.6
convertirlo otra vez en «su» pueblo. Es-
to culmina con la resurrección de Jesús
que rescata de la muerte no sólo a las 2.2.2. La «disciplina de misericordia»
víctimas sino incluso a verdugos e indi- En el siglo XVI, el concilio de Trento ex-
ferentes. Esa Resurrección nos incluye pone una doctrina semejante a la que
a todos y pone de relieve cómo el amor acabamos de resumir: aludiendo al
de Dios a la humanidad no tiene vuelta Génesis habla del matrimonio como
atrás: cuando el género humano se ha «lazo perpetuo e indisoluble»; y lo re-
convertido en «género inhumano», Dios fuerza después con el texto de la carta a
acude en su busca para volverlo a la ver- los efesios ya comentado, criticando a
dadera humanidad. aquellos que confunden el evangelio
Este modo de ver, profundamente con «la libertad de la carne» (DH 1797,
cristiano, hizo que en la iglesia primera 1799, 1800). A pesar de eso, Trento no
naciese una corriente que prohibía las quiso condenar ni directa ni indirecta-
segundas nupcias a aquellos que habían mente la praxis de las iglesias orienta-
enviudado, como un testimonio visible les.
de su fidelidad a la primera pareja y de Las iglesias orientales, más o menos
la perennidad de su amor a ella.5 Atená- desde la época de Focio, admitían una
goras, en el siglo II consideraba que el «disciplina de misericordia» llamada
segundo matrimonio de un viudo era también oikonomía. El nombre es im-
como «un adulterio protegido». Sin em- portante puesto que oikonomía signifi-
bargo la Iglesia no aceptó esa prohi- ca gestión o administración: se trata
bición de las segundas nupcias. En el pues de «cómo gestionar la utopía evan-
concilio de Nicea (325) encontramos gélica en este mundo de “corazones du-
12
ros”» (Mt 19,8). Esa gestión, sin renun- 2.3. ¿Contradicciones reales
ciar al principio de la indisolubilidad del o aparentes?
evangelio, admite en algunos casos el Estaríamos entonces ante una conducta
retorno a la práctica sacramental de di- semejante a la del Jesús de Mateo quien,
vorciados vueltos a casar (entre ellos el tras afirmar que no viene a derogar la
de la persona abandonada por su pareja). Ley sino a cumplirla y que antes pasa-
Pues bien, Trento no condenó ex- rán cielo y tierra que deje de cumplirse
presamente esa praxis oriental, se limitó una tilde de la Ley (5,17ss), narra luego
a condenar a «quien diga que la Iglesia una larga serie de infracciones materia-
yerra cuando enseña que […] no se pue- les de la Ley por parte de Jesús. Y en-
de disolver el vínculo del matrimonio seña así que, en nuestra realidad dislo-
por razón del adulterio de uno de los cada entre el ya sí y el todavía no de la
cónyuges…» (DH 1807). Este canon plenitud final, hay conductas que sien-
sustituyó a otro texto propuesto que de- do infieles a la letra de la Ley, pueden
cía: «si alguno declara que se puede di- ser más plenamente fieles a su espíritu
solver el matrimonio por el adulterio del y a la verdadera voluntad de Dios.
otro… etc.». Y lo sustituyó para no dar Hubo quizás un precedente en un
la sensación de que se condenaba a la canon del concilio de Arlés (314) don-
iglesia ortodoxa y a algunos Padres de de se afirmaba que a los jóvenes espo-
la Iglesia. Parece entonces claro el sen- sos abandonados se les permite volver a
tido de «errar»: «no se trata de un error casarse. Pero ese testimonio parece ha-
formal contra el que el canon hiciera in- ber sufrido alguna interpolación, puesto
tervenir la infalibilidad de la Iglesia, si- que existen dos lecturas diferentes del
no de un abuso del poder de jurisdicción texto: una afirma que se les permite y
o de una tiranía por la que la Iglesia iría otra que no se les permite. Lo cito, pues,
más allá de su misión»7. no como autoridad sino como ejemplo
También es llamativo que Trento se de que la cuestión ha levantado pasio-
limite a vindicar que la Iglesia «no ye- nes ya desde antiguo. (Personalmente
rra» cuando dice que el vínculo no está tiendo a creer que ese tipo de interpola-
disuelto. Pues esa permanencia del vín- ciones es más propio de los partidarios
culo la afirman también muchas iglesias del bastón que de los partidarios de la
orientales.8 No se trata pues de una cues- misericordia: sirva, como único ejem-
tión doctrinal, sino disciplinar: de la per- plo, de ello lo ocurrido con el pasaje de
misión de una práctica que parece con- la mujer adúltera en Jn 8,1ss, borrado
tradecir a esa enseñanza unánime. La de muchos códices).
Iglesia puede vindicar que «no yerra» al Por otro lado, y aunque Trento tuvo
no aceptarla, simplemente porque con- la sabiduría de no entrar en este punto,
serva una parte de verdad, o por respeto teólogos antiguos habían aceptado unas
ante una situación en que otras iglesias segundas nupcias cuando el marido
tienen una opinión diferente (quizás tam- abandonaba a la mujer… ¡para entrar
bién parcialmente verdadera). Éste pa- en la vida monástica! Esta opinión, que
rece ser el punto central de la cuestión. hoy más bien escandalizará, muestra
13
hasta qué punto los intereses pueden in- una doctrina abstracta revelada o esta-
terferir incluso en la teología… bleciendo un «privilegio» único e irre-
petible, sino aplicando a situaciones de
su época la oikonomía antes citada.
2.4. Balance Prueba de ello es la razón que aduce
Esta panorámica, forzosamente muy rá- Pablo: «a vivir en paz nos ha llamado
pida,9 parece mostrar que hoy es com- Dios».
prensible la diversidad de opiniones so- Y es que la voluntad de Dios nunca
bre el tema: ahí tenemos el escrito citado es una ley abstracta sino un mandato
de los cinco cardenales por un lado y, concreto, como puso de manifiesto
por el otro, el cardenal Maradiaga, o el Jesús preguntando si era lícito hacer el
razonado texto del cardenal Kasper, que bien en sábado. La misma Iglesia ense-
parece compartir la sensibilidad del pa- ña que cuando la fidelidad a la ley aca-
pa Francisco. Ahí tenemos también es- rrea un mal mayor y el quebrantar su le-
tas palabras de K. Rahner, hace ya más tra sólo produce un mal menor, entonces
de 40 años: «no está claro que los di- la ley cesa. Casos de ésos pueden ser
vorciados vueltos a casar no puedan ser más frecuentes en nuestro mundo occi-
admitidos en ningún caso a los sacra- dental, donde la fe ya no es vivida ni
mentos mientras persistan en el segun- practicada en sociedades de cristiandad
do matrimonio»10. y estados confesionales, sino en socie-
Ahora bien: la teología clásica ense- dades plurales y estados laicos.
ña que, a la hora de actuar moralmente,
uno puede acogerse a una postura que
2.5. Cambios sociales
sea sólidamente probable, incluso aun-
que no sea «más probable» que la opi- Para empezar, hoy son muchas las pa-
nión opuesta. Para sustentar esa sólida rejas que contraen matrimonio sin saber
probabilidad cuentan tanto los argu- que, a través del amor a su pareja, se
mentos de razón como los de autoridad. comprometen a hacer visible en la so-
Es lo que se llamó la cuestión del «pro- ciedad el amor de Dios a la humanidad.
babilismo». De modo que, aunque se casen «en la
En este sentido cabe, por un lado, Iglesia», hay que dudar seriamente de si
compartir plenamente la afirmación del se casan «por la Iglesia». Su unión que-
cardenal Müller: «un cristiano no puede da más a nivel del contrato natural que
obrar contra la voluntad de Dios» mien- del sacramento. En este sentido cabe te-
tras, por el otro lado, se cree que no es- mer que haya más matrimonios «nulos»
tá tan claro cuál es hoy la voluntad de de lo que parece.
Dios en algunos casos concretos. Como Por eso es comprensible la práctica
ha explicado X. Alegre, cuando Mateo eclesial que tiende a abrir la mano en las
(19,9) y Pablo (1 Cor 7,12-16) introdu- declaraciones de nulidad. Pero, por otro
cen excepciones a las palabras de Jesús, lado, esa práctica, mal comprendida, re-
conservando a la vez la seriedad de esas sulta escandalosa para mucha gente: se
palabras, no parece que estén dictando la mira como una forma taimada de con-
14
ceder un divorcio que no se quiere re- pararon y ella, para superar el trauma,
conocer. No digo ahora cómo hay que decide volver a España. Una vez aquí
resolver este problema. Sólo afirmo que acaba juntándose con su antiguo no-
existe, y que el escándalo es a veces un vio, del que tiene dos niñas. Cuando
mal mayor que la mera transgresión de le planteo la posibilidad de buscar una
un precepto legal. nulidad del primer matrimonio me
Añadamos a eso la gran dificultad de responde: «no; yo sé bien que me ca-
muchos cristianos que hoy deben vivir sé con plena conciencia y eso me pa-
su fe totalmente a la intemperie, y la mo- recería una hipocresía. Prefiero creer
vilidad de nuestra sociedad. Pondré dos que Dios se hace cargo de mi equivo-
ejemplos vividos de ello. cación y que no me cierra sus puertas
aunque me las cierre la Iglesia. Si
Jorge es un cristiano convencido en un hiciera lo que me dices me remorde-
ambiente poco cristiano, separado de ría la conciencia que ahora no me re-
un primer matrimonio. Vive estable muerde». Intento sugerirle que, a lo
en una segunda unión con mujer tam- mejor, la nulidad podría venir por par-
bién católica, y tienen un hijo. Viene te de su exmarido y no de ella, pero se
a verme por la primera comunión del mantiene firme. Y concluye: «si dejara
niño y la pregunta que éste lanza a sus la eucaristía dejaría de ir a la iglesia.
padres: «si vosotros no comulgáis Y si dejo de ir a la iglesia creo que aca-
¿por qué tengo que comulgar yo?». baré perdiendo la fe».
Escuchando su historia sospecho que Si estos casos (y otros más compli-
su primera unión pudo ser inválida cados) dan que pensar, quiero poner a su
porque no se casó con la mujer que lado el testimonio de muchos jóvenes
quería sino con la que gustaba a una que agradecen infinitamente a sus pa-
madre algo impositiva y dominadora. dres el que, pese a haber vivido un ma-
Le planteo la busca de nulidad que, trimonio difícil, no quisieron separarse
efectivamente, obtiene en poco tiem- por atención a los hijos. Sé hasta qué
po. Este caso pudo resolverse bien pe- punto esto les ayudó a cuajar bien. Y ad-
ro me hizo comprender qué poco sen- miro a esos padres por no haber sido de
tido tiene decir a gentes en esas los que hoy dan la impresión de que sólo
situaciones que se contenten con una les interesan los niños para entretenerse
«comunión espiritual» que vale tanto con ellos.
como la sacramental. Parece un con-
sejo dado para evitar comprometerse.
2.6. Conclusión
María Jesús, profunda cristiana y con
un novio «de toda la vida», decidió ir- Por supuesto, cualquier conocedor del
se a trabajar y vivir en Latinoamérica, corazón humano, sabe de sobra que los
abandonando con ello a su futura pa- hombres, en general, tendemos a abusar
reja. Tras unos dos años allí, se casó de la misericordia más que a agradecer-
con un nativo. Por razones largas de la. Quiero decir que el cambio que, en
contar el matrimonio fue mal, se se- mi opinión, debería dar hoy la Iglesia
15
provocará de entrada una serie de abu- lubilidad del matrimonio, sino incorpo-
sos. Pero esto no debería ser motivo pa- rar aquella aguda observación de Pascal:
ra ninguna marcha atrás, sino más bien una verdad puede convertirse en heréti-
para tratar de prevenir esos abusos, dan- ca cuando no deja sitio a otras verdades,
do absoluta seriedad a esa disciplina de igualmente parciales quizás, pero cuya
misericordia. En este sentido, la pro- parcialidad no les priva de su carácter de
puesta de Kasper, que comenta el si- verdad. Hay que recuperar la enseñanza
guiente capítulo no me parece nada li- bíblica de que el amor de Dios sigue en
gera: subrayando la traición o fracaso pie aun cuando la esposa (la humani-
respecto al vínculo primero que pervive dad) le haya sido adúltera o infiel. Que
ante Dios, pone también de relieve la Dios está dispuesto a perdonar y recon-
misericordia perdonadora de Dios in- quistar y volver a llamar a quien le trai-
cluso ante quienes le traicionamos «se- cionó. En las repetidas y bellas páginas
tenta veces siete» (Mt 18,22). de los profetas bíblicos sobre este pun-
No queremos, pues, contradecir las to, hay un fundamento teológico para
razones teológicas a favor de la indiso- esa «disciplina de misericordia».

16
3. VERDAD Y MISERICORDIA: LA CONSISTENCIA
TEOLÓGICA DE LA PROPUESTA DE W. KASPER
Jesús Martínez Gordo

El 20 de febrero de 2014, Walter Kasper –por invitación del Papa–


comunica en el consistorio de cardenales su posición favorable a que
los divorciados vueltos a casar civilmente puedan participar, «tras un
tiempo de reorientación (metanoia)», en «el sacramento de la peniten-
cia y de la comunión»11. E indica que, para asumir esta propuesta, no es
necesario cambiar la doctrina sobre la indisolubilidad del matrimonio.
Basta con emplear «otros procedimientos, más pastorales y espiritua-
les», que los estrictamente jurídicos, adoptados hasta el presente.

Semejantes procedimientos podrían ser: Las respuestas no se hacen esperar.


arrepentimiento de su fracaso en el pri- Y presentan cierta entidad porque pro-
mer matrimonio; cumplimiento con las ceden de cardenales que tienen o han te-
obligaciones del primer matrimonio nido (en la mayoría de los casos) peso
(una vez descartado de manera conclu- específico en la curia vaticana y en el
yente que pueda recomponerse); impo- gobierno eclesial. A la de G. L. Müller,
sibilidad de abandonar, sin ulterior cul- prefecto de la Congregación para la
pa, sus compromisos adquiridos con el Doctrina de la Fe, hay que sumar las de
nuevo matrimonio civil; esfuerzo mani- Walter Brandmüller, Velasio De Paolis,
fiesto por vivir lo mejor que pueda el se- Carlo Caffarra y Raymond Leo Burke.
gundo matrimonio a partir de la fe y por Sus respuestas, individuales en un primer
educar a sus hijos en ella; y, finalmente, momento, acabarán viendo la luz pocos
deseo de participar en los sacramentos días antes del inicio del Sínodo Extraor-
como una fuente de fortaleza en su si- dinario, en una publicación conjunta,
tuación. acompañados de algunos teólogos.12
17
Una mirada global a estas y otras in- interpretaciones en función del signifi-
tervenciones, tanto antes como durante cado polisémico y discutido tanto de las
el Sínodo extraordinario, pone de mani- preposiciones (exceptivas, inclusivas
fiesto la importancia de debatir a fondo o preteritivas) como del sustantivo ge-
la supuesta imposibilidad escriturística, nérico porneía: adulterio, fornicación,
patrística, jurídica y dogmática de la concubinato, unión ilegítima o ilegal,
propuesta formulada por W. Kasper. unión inválida por parentesco prohibi-
do, algo que hoy sería un impedimento
dirimente.
3.1. «Lo que Dios ha unido, no lo En la actualidad son mayoría los
separe el hombre» (Mt 5,31;19,3-9) exégetas que se decantan por una inter-
El argumento escriturístico está particu- pretación cercana a articular la verdad
larmente presente en las críticas de los de la indisolubilidad con una praxis
cinco cardenales. Lo discutible no es, misericordiosa. Y lo hacen porque la
por supuesto, la referencia a las palabras apuesta por una interpretación rígida
de Jesús (la verdad), sino la lectura y la de la indisolubilidad (la verdad sin mi-
interpretación que se hace de ellas (mar- sericordia) no parece obedecer –como
ginando la misericordia). «La verdad contundentemente sostiene el cardenal
del matrimonio», sostiene, por ejemplo, R. L. Burke– a razones exegéticas o es-
R. L. Burke, «está claramente recono- criturísticas, sino de otra índole.
cida, desde la fundación de la Iglesia, ¿Quizá patrísticas? Como veremos
en el evangelio de Mateo». Es «la indi- tampoco.
solubilidad del vínculo». Y, en eso, «no
puede haber cambios».
Como es sabido, en el evangelio de 3.2. Los divorciados vueltos
a casar en la Iglesia primitiva
Mateo, las dos ocasiones en las que
Jesús proclama solemnemente la indi- En la Iglesia primitiva también se arti-
solubilidad de la unión entre el varón y culaba –como en Mateo y Pablo– la in-
la mujer van acompañadas de dos im- disolubilidad y la misericordia. Así lo
portantes incisos (Mt 5,31: «menos en muestra su desmarque (y condena) de
caso de fornicación»; Mt 19,9: «salvo los «novacianos», es decir, de los «fun-
en caso de adulterio») que parecen abrir damentalistas» de aquellos años que
la puerta a una excepción, por lo menos, apelaban únicamente a la verdad con
en caso de adulterio de uno de los dos menosprecio de la misericordia.
cónyuges. Según G. Cereti, teólogo e historia-
La exégesis católica ha ido evolu- dor de la Iglesia, las primeras comuni-
cionando (desde los santos padres hasta dades predicaban la monogamia abso-
los exégetas modernos) de una interpre- luta como ideal cristiano, pero, a la vez,
tación rígida y no permisiva (pero ya, admitían a la eucaristía, después de una
desde entonces, dividida en la explica- penitencia pública, a quienes se habían
ción de los dos incisos) a otra cada vez divorciado y contraído segundas nup-
más tolerante. De hecho, coexisten tres cias. Según su investigación, ésta es una
18
praxis ratificada por el canon 8 del con- hasta el presente. Según el cardenal V.
cilio de Nicea (325) y conservada –a pe- De Paolis, la doctrina de la indisolubili-
sar de haberse perdido en la Iglesia la- dad ha sido «considerada como ley di-
tina– por la ortodoxa desde, al menos, vina durante siglos, que no admite ex-
el siglo IV y, ciertamente, desde el v en cepciones y que no se puede cambiar sin
adelante. poner en peligro la credibilidad de la
Era un comportamiento fundado en Iglesia: es doctrina de fe». La propuesta
lo que se reconocía como oikonomía, es de W. Kasper, al desentenderse de la ver-
decir, como una especie de poder pas- dad de dicha ley de Dios, es «ilícita».
toral para solucionar situaciones indivi- Es manifiesto, por lo argumentado
duales, particularmente dolorosas o di- hasta el presente, que la posición del
fíciles, mediante excepciones a lo que cardenal V. De Paolis, defendiendo la
seguía siendo una normativa incuestio- imposibilidad de «excepciones», no se
nable.13 Ésta –concluye el historiador– es funda ni escriturísticamente ni recu-
una investigación plenamente aceptada rriendo a la tradición de la Iglesia. Y
por la comunidad científica internacional tampoco, apelando al concilio de Trento
que, sin embargo, el cardenal W. Brand- o al magisterio posterior
müller la considera «insostenible».
En su réplica, G. Cereti manifiesta
3.3.1. Verdad y misericordia en
no haber encontrado jamás –tal y como Trento (1563)
sostiene el cardenal W. Brandmüller– el
concepto de «adúltero» referido a un En Trento, los padres conciliares se ne-
viudo vuelto a casar. Hoy, recuerda, garon a condenar a quienes bendecían
nuestra situación es bastante semejante las segundas nupcias o enseñaban que
a la de la Iglesia primitiva: existen di- había que bendecirlas. No lo hicieron
vorciados casados en segundas o en ter- porque era una condena que iba contra
ceras nupcias. Esto nos permite com- la praxis y la legislación de la Iglesia
prender más adecuadamente el canon en griega, además de contra la doctrina de
cuestión. Y, sobre todo, nos facilita re- Orígenes, Basilio de Cesárea y el Am-
gresar a la praxis de la Iglesia en los pri- brosiaster. Estas son las razones por las
meros siglos cuando predicaba como que se limitaron a condenar a quienes
ideal cristiano la verdad de la monoga- cuestionaban –como Lutero– que la
mia absoluta, pero, a la vez, ejercitaba Iglesia, al posicionarse sobre estos asun-
la misericordia de Cristo después de un tos matrimoniales, estaba abusando de su
tiempo de penitencia para quienes no poder y yendo contra el Evangelio.14
habían podido realizar el ideal que se les Por tanto, el concilio de Trento jamás
había propuesto al contraer matrimonio. tuvo intención de definir «la imposibi-
lidad de un divorcio en caso de adulte-
rio», como afirmará una interpretación
3.3. La posibilidad jurídica
ulterior que se esforzó por reintroducir
Pero hay un tercer punto crítico que pa- en el texto canónico lo que el concilio
rece más letal que los dos reseñados tuvo un particular interés en excluir.15
19
3.3.2. Verdad «definitiva» y debate recibida con asentimiento de fe ha de
imposible respetar, a la luz del Vaticano I y II, cua-
El cardenal C. Caffarra va más lejos y, tro criterios que el mismo cardenal G. L.
partiendo de la alocución de Juan Pablo Müller se ha encargado de recordar en
II a la Rota (2000) en la que proclama el transcurso de este último sínodo ex-
la «definitividad» de la indisolubilidad traordinario: ha de ser una verdad reve-
del matrimonio, sostiene que la potestad lada por Dios; proclamada mediante un
del Romano Pontífice no se extiende «a juicio solemne; ha de exigir una res-
los matrimonios ratos y consumados». puesta irrevocable de fe y ha de excluir
Sobre este asunto –sentencia– ya no es la proposición contraria como herética.16
admisible discusión alguna entre los Cuando se aplican estos criterios a
teólogos ni duda de ninguna clase entre los pasajes citados por C. Caffarra del
los fieles. La propuesta de W. Kasper, en magisterio de Juan Pablo II (Exhorta-
la medida en que afecta a esta verdad ción Apostólica Familiaris Consortio,
definitiva y activa un debate al respec- además de su discurso a la Rota en el
to, no es de recibo. año 2000) la conclusión es difícilmente
En realidad ¿qué sostiene el carde- cuestionable: nos encontramos con un
nal C. Caffarra? Pues que nos topamos magisterio auténtico y, por ello, falible,
con una ley «definitiva» que, al ser que hay que obedecer, pero, de ninguna
«irreformable», nada ni nadie puede manera, con un magisterio infalible e
cuestionar. irreformable que haya que asentir en la
fe para no quedar fuera de la Iglesia.
Ésta es, como se puede apreciar, una
tesis sólo comprensible en el marco de El debate (y si fuera preciso, una
una mentalidad infalibilista que extien- posterior votación) sobre la propuesta
de –como así ha sucedido a lo largo del de W. Kasper también está, jurídica y
pontificado de Juan Pablo II– el asenti- dogmáticamente, abierto. Entre otras ra-
miento de fe, propio de una doctrina in- zones porque los diferentes posiciona-
falible e irreformable, a otra clase de mientos de Juan Pablo II no cumplen
magisterio falible o, en el mejor de los –en contra de lo que sostiene C.
casos, inerrante o indefectible. Si este Caffarra– la primera de las condiciones
último tipo de verdades pide obediencia para ser recibido inequívocamente co-
religiosa (obsequium religiosum) por- mo infalible e irreformable y para cerrar
que lo que está en juego es la santidad la puerta a cualquier debate: no es una
personal, las verdades infalibles e irre- verdad revelada que Dios haya conde-
formables exigen el asentimiento de fe nado la articulación de indisolubilidad y
(assensus fidei) porque lo que está en misericordia en el caso de los divorcia-
juego es la fe y la pertenencia eclesial. dos vueltos a casar.
Sin embargo, conviene recordar que
para que una doctrina, proclamada me- 3.3.3. La verdad que nos hará libres
diante un juicio solemne, sea inequívo- (cf. Juan 8,32)
camente reconocida como infalible e Por tanto, lo que está en juego no es la
irreformable y, por tanto, para que sea «ley divina» o «definitiva» de la indiso-
20
lubilidad del matrimonio, sino su arti- habida cuenta de que su unión ha aca-
culación con la misericordia en el caso bado y hasta es posible que se odien?
de divorciados vueltos a casar. Ésta es Sostener que la gracia de Dios perma-
una cuestión que Trento dejó abierta y nece eficaz en situaciones como éstas o
que el papa Francisco puede proclamar de ese género es algo que se antoja casi
(en esta ocasión con incuestionable con- blasfemo.17
senso eclesial, y con un argumentado Quizá, por eso, es muy posible que
fundamento escriturístico, patrístico, haya llegado el tiempo de empezar a
tradicional y conciliar) como perfecta- sostener que «si una unión se acaba con
mente compatible (en el caso de que se un fracaso, muy probablemente ya no
promulgara) con la revelación cristiana está unida por Dios, mientras, por el
y con la tradición católica. contrario, es muy probable que lo esté
La excepción ha sido la Iglesia lati- la segunda»18.
na que, sin embargo, nunca ha cerrado Y quizá, también, por ello, es más
(y menos, jurídica o dogmáticamente) que probable que haya llegado el tiem-
esta posible vía. po de repensar el sacramento del matri-
monio no tanto como contrato indisolu-
ble, sino como comunión conyugal en la
3.4. ¿Qué es «lo que» Dios ha que se transparenta el misterio de la co-
unido? munión divina entre el Padre-Amante,
Como es sabido, para que la eucaristía el Hijo-Amado y el Espíritu-Amor.
perdure, es necesario que permanezca lo Obviamente, es una comunión conyu-
que constituye la materia del sacramen- gal que, por ser transparencia o sacra-
to, es decir, la especie del pan y del vi- mento de la comunión divina, está lla-
no. Si éstas se degradan o se corrompen, mada a ser fiel, monogámica, abierta a
cesa también la presencia real de Cristo la creación e indisoluble.
en ellas. El afrontamiento pastoral que pro-
Pues bien, siendo el matrimonio un pone Francisco también es, en el fondo,
sacramento permanente, ¿cómo es posi- dogmático. En esto tienen razón los cin-
ble seguir sosteniendo que la gracia de co cardenales. Pero no la tienen cuando
Dios permanece incluso cuando la «es- siguen fijándose sólo en la indisolubili-
pecie» del sacramento se ha degradado, dad y descuidan la centralidad de la co-
es decir, cuando los dos cónyuges ya no munión, no sólo intratrinitaria, sino
están unidos por un vínculo afectivo, también oikonómica.

21
4. TRANSFONDO ECLESIOLÓGICO: UN PAPA PASTOR
FRENTE AL RESTAURACIONISMO ECLESIAL
Andrés Torres Queiruga

Cinco cardenales –a los que se había adelantado el Prefecto para la


Congregación de la Fe– escriben un libro claramente dirigido contra la
intención del Papa al convocar el Sínodo; y anuncian, estratégicamente,
su publicación con la intención no disimulada de influir en los resulta-
dos. Lo definen y lo proclaman desde el mismo título: ellos son los que
«permanecen en la verdad de Cristo». La conclusión obvia es que el
papa actual nos está apartando de ella…19

Un gesto de este calibre era impensable poniéndose, cada vez con más fuerza,
en pontificados anteriores (que, por otra las «restauraciones». Basta una somera
parte, habrían fulminado sin compasión mirada: reedición barroca de la Escolás-
a sus protagonistas). Pretende clara- tica, neo-escolástica, represión antimo-
mente una vuelta atrás: este pontificado dernista… hasta la censura a los teólo-
está equivocando el rumbo. La pregun- gos que no mucho después serían el
ta se impone: ¿qué está pasando en la alma del concilio Vaticano II.
Iglesia? Y uno no puede menos de vol- El Vaticano II fue el reconocimiento
ver la vista hacia la historia. de que ese camino iba errado, cada vez
más alejado del corazón del mundo y
carente de sintonía con la comunidad de
4.1. La historia se repite
los fieles. Para preservar de verdad la fe,
Y. Congar dijo hace tiempo: ante los era preciso distinguir entre lo nuclear
nuevos desafíos, acabaron siempre im- y lo accidental, entre lo fundamental y
22
lo históricamente condicionado. Sólo que exige nuevos análisis y nuevas sín-
actualizándola con rigor, puede conser- tesis» (Gaudium et spes, 5), el Concilio
varse la verdad. El Concilio renovó la reconoce expresamente: «La Iglesia,
iglesia, restaurando la libertad, animan- custodia del depósito de la palabra de
do la vida y abriendo la esperanza, y re- Dios, del que manan los principios en el
sonó en el mundo con tonos de empatía, orden religioso y moral, sin que siempre
diálogo y colaboración. Lo que amane- tenga a manos respuesta adecuada a
ció en el Concilio pudo oscurecerse, pe- cada cuestión, desea unir la luz de la
ro el brillo de su aurora ya no podía ser Revelación al saber humano para ilu-
apagado ni ocultado. minar el camino recientemente empren-
Por desgracia, sí, pudo ser dura y te- dido por la humanidad» (33; subrayado
nazmente frenado. El miedo a lo nuevo, mío).
el retorno a la falsa seguridad de «los
ajos de Egipto», en lugar de fomentar la
sensibilidad profética para ver lo nuevo 4.3. El Sínodo de la familia
que surgía y estaba naciendo. Los problemas abordados en el Sínodo
pertenecen a este ámbito. Deben, por lo
tanto, ser estudiados en sintonía con los
4.2. La nueva resistencia nuevos avances de la ciencia y de la sen-
restauradora sibilidad sencillamente humana, para en-
Las resistencias en el tema que ahora contrar soluciones. Y para éstas lo que se
nos ocupa nacen de dos frentes: una vi- pide no es la intransigencia del inquisi-
sión obsoleta de los sacramentos, de la dor ni el rigor del canonista, sino, como
que hablaré después, y de un dogmatis- no se cansa de insistir el papa Francisco,
mo juridicista, que niega la autonomía el amor y la misericordia del Señor y el
de la moral, situando falsamente el rol ánimo que da la alegría del Evangelio.
de la Iglesia en repetir normas literales Esto vale igualmente para muchas nor-
y mantener prohibiciones apoyadas en mas del Antiguo Testamento, y algunas
una hermenéutica literalista de la Escri- del Nuevo, incluidas palabras del mis-
tura. mo Jesús: pues todos comprendemos
Pero la misión propia y específica de que en determinados casos necesitan
la Iglesia en la moral está en llamar y nueva interpretación. Ninguna mujer
ayudar al cumplimiento, anunciando cristiana se siente en pecado por acudir
y enseñando que en esa tarea común- sin velo a la iglesia, aunque contradiga
mente humana, a veces muy dura, con- en esto a san Pablo. Y los mismos que
tamos con la ayuda, la comprensión y el hoy insisten tanto en la letra, no se es-
perdón del Señor. Cuando aparecen pro- candalizan de que les llamen «padre y
blemas no clarificados, porque el paso maestro», a pesar de la prohibición ex-
de la humanidad desde «una concepción presa del Señor...
más bien estática de la realidad a otra Desde la fe, no es preciso «dogma-
más dinámica y evolutiva», hace que tizar» la indisolubilidad del matrimo-
surja «un nuevo conjunto de problemas nio, para reconocerla como ideal moral
23
humano y, por tanto como aspiración te su más esencial sentido, el de una
común a todo casado y a toda casada. celebración comunitaria, con la única
La misión de la iglesia es reconocerla y finalidad de ayudar a los fieles para que,
animar a cumplirla, anunciando que en ante la duda y la incerteza del futuro, se
ese empeño todos cuentan con la ayuda convenzan de la ayuda divina en la em-
del Señor. Pero eso no significa desco- presa de realizar del mejor modo posi-
nocer la evidencia de que el ideal pue- ble la unión en el amor. Empresa común
de fracasar de manera irreversible y de a creyentes e increyentes, nada fácil,
hecho fracasa muchas veces. Y ante el pero preciosa y fecundamente humana.
fracaso (siguiendo a Jesús, siempre cla- Visto el tenor de las resistencias a la
ro en el ideal, pero comprensivo en el comunión de los divorciados vueltos
fracaso: «el que de vosotros esté sin pe- «responsablemente» a casar, resulta di-
cado…»), la verdadera actitud evangé- fícil reconocer en ellas el espíritu de los
lica es la de comprensión, ánimo y sacramentos. De modo especial el de la
acompañamiento. Eucaristía, que justamente evoca la
Ante las nuevas circunstancia socio- apertura solidaria de Cristo en sus co-
culturales, la verdadera actitud de la midas con publicanos y pecadores.
Iglesia es unirse a todos los que, en bús- Como en otro contexto, dijo Jürgen
queda cordial y sincera, se esfuerzan por Moltmann: «En la Cena celebramos la
discernir lo que el bien de los seres presencia de Cristo, no la exactitud
humanos –jóvenes en búsqueda de rea- (Richtigkeit) de nuestra teología euca-
lización, mayores enfrentados a las difi- rística»20. La eucaristía, no como premio
cultades y no pocas veces al fracaso– para los perfectos (¿quién lo es?), sino
está pidiendo dentro de las posibilidades como alimento y apoyo para los peca-
de este tiempo, lugar y cultura. Contra dores que quieren mejorar.
los que piensan que así se omite el anun- Por el contrario, cuando se leen las
cio del Evangelio y se pierde la influen- palabras y propuestas del papa Francis-
cia moral de la Iglesia, creo que ése es co, tan frescas y humanas, es imposible
precisamente el mejor y más eficaz mo- no percibir su raigambre evangélica.
do de asegurar ambas tareas. Son llamadas a la misericordia, insis-
Porque los sacramentos son dones y tencia en el amor del Dios de Jesús,
ayuda, celebraciones en las que la totalmente volcado en la ayuda a toda
Iglesia compromete su ser, confesando persona humana, preocupado por sus
y confirmando la presencia amorosa de heridas y gozándose en sus gozos, sin
Dios en las encrucijadas de la existen- discriminación ni excepciones. Y nóte-
cia, cuando ésta se siente amenazada o se que, como explica Xavier Alegre, el
temerosa ante una tarea nueva y com- mismo NT muestra una clara apertura
prometida. Aparece claro en el matri- de acomodación histórica de las pala-
monio. Convertir esta celebración en bras de Jesús: es lo que hacen Mateo,
lazo que aprieta, carga que oprime o hablando de la porneia, y Pablo, con lo
barrera absoluta que cierra toda posibi- que más tarde se llamará «privilegio
lidad de futuro ante el fracaso, pervier- paulino».
24
4.4. La autoridad del papa neas puede ser gravemente desmovili-
Francisco zadora: paciencia y aguardar, pues da la
impresión de que se trata de un episodio
Pero precisamente eso es lo que propo-
transitorio y las aguas volverán a su cur-
ne Francisco, y por eso intentan desca-
so.
lificar su autoridad. El nuevo papa,
dicen, es del tercer mundo, no puede
compararse a un intelectual del prime- 4.5. La opción por ser
ro, y abandona la solemne residencia «papa pastor»
que custodia, apoya y hace visible la
grandeza papal. Otros, en clara contra- Desde el primer momento, a cuerpo lim-
dicción con sus propios principios, se pio, desarmado de capisayos, Francisco
rebelan contra su autoridad, que ellos se presentó recién elegido en la Plaza de
pretendían indiscutible, cuando los san Pedro: no se autodenominó papa, si-
mandatos coincidían con sus ideas. Al no obispo de Roma y, rogado para dar
final, y sin que tal disparate haya sido la bendición, pidió ser primero bendeci-
desmentido por el grupo públicamente do él por los fieles. Todos percibieron
confesional al que pertenece, aparece que algo nuevo se anunciaba: reapare-
A. Socci, como el diagnosticador pre- cía, evocada, la figura de Juan XXIII y
tencioso y definitivo: él ha averiguado renacía, lleno de frescura, el espíritu del
que, después de todo, el Papa no es pa- Concilio. Todo tan natural y a un tiem-
pa, que Bergoglio «no es Francisco». po tan revolucionario, que desde enton-
Aunque, en general, el disenso no llega ces muchas cosas ya no tienen vuelta
a ese esperpento, se procede a deslegi- atrás.
timar la autoridad del Papa, negando su Más tarde, en una de esas metáforas
saber teológico, llegando a tachar de que, como las parábolas evangélicas,
desviación de la fe sus orientaciones. dan en el clavo y entiende todo el mun-
En este sentido, no está bien orien- do, dijo que era preciso «oler a oveja»,
tada la conferencia-artículo de O. Gon- poniendo en palabras lo que en ese mo-
zález de Cardedal, De Ratzinger a mento se inauguraba: el gobierno ecle-
Bergoglio o Los vuelcos en la Iglesia: sial de un papa pastor. Desaparece el
Francisco es el papa-pastor, bueno, «pe- estilo de «corte» pontificia, «no soy un
ro» –y el pero se repite como un estri- príncipe del renacimiento», dijo; e in-
billo– le falta esto o no deja claro lo otro siste en el servicio, contra la «peste» del
y está por ver el resultado de aquello… carrerismo (ya denunciado por su ante-
Incluso el humanísimo gesto de no ca- cesor). Predica cada día, busca el con-
lificar de encíclica su escrito sobre la tacto con la gente, invirtiendo las prefe-
alegría del evangelio, renunciando al tí- rencias de tiempo y nivel: de lo alto y
pico lenguaje solemne y mostrando sus diplomático a lo humilde y cotidiano.
preguntas e incertezas humanas, sirve Eso muestran también la elección y el
para rebajar su autoridad teológica. De estilo de las visitas y los viajes.
ancha publicidad eclesiástica, la conse- Pastor ante todo en la preocupación
cuencia que muchos van a leer entre lí- prioritaria y la entrega incondicional al
25
evangelio de los pobres, sufrientes y Que no es teólogo de oficio y no
necesitados de todo tipo. Invierte las quiere ejercer de tal, es una obviedad.
prioridades en el anuncio, evitando el Pero quien al escucharlo o leerlo, no per-
martilleo moralista con su tradicional ciba una profunda y muy actual sabidu-
acentuación de los diversos aspectos y ría teológica, o no sabe teología, o tiene
menudencias de la moral sexual. Por fin, una idea muy estrecha y academicista
un papa puso el centro de su anuncio en de su esencia y su función. Junto a la
los grandes y sangrantes problemas de teología científica, acompañándola y
la humanidad. El mundo necesitaba el alimentándola, hay una «sabiduría teo-
anuncio de un Dios, que a través de los lógica», más pegada a la vida, a la pie-
profetas y de Jesús de Nazaret, fue reve- dad y a la praxis. En esta sabiduría Ber-
lando que esa es su preocupación cen- goglio lleva muchos años siendo gran
tral y el criterio definitivo de la verdad experto; y Francisco, en su función de
de la fe. papa pastor, está demostrando que la
De ahí su llamada a salir del ensi- vive, la practica, y está decidido a pro-
mismamiento eclesiástico, a «armar moverla en la Iglesia.
lío» para sacudir las inercias. Con una Ante todo, reenlaza con el Vaticano
de sus metáforas luminosas y origina-
II: «El Concilio II supuso una relectura
les: convertir la iglesia en «hospital de
del Evangelio a la luz de la cultura con-
campaña tras una batalla», que a todo lo
temporánea», dijo en la entrevista con
demás antepone el trabajo por curar las
heridas y sanar corazones: «prefiero mil Spadaro. Es lo que propuso Juan XXIII
veces una Iglesia accidentada que una al convocarlo y a lo que él se dedica con
Iglesia enferma. La enfermedad típica decisión, convencido de que «la nuestra
de la Iglesia encerrada es la autorrefe- no es una fe-laboratorio, sino una fe-ca-
rencia; mirarse a sí misma, estar encor- mino, una fe histórica».
vada sobre sí misma: una especie de Aclara que eso no implica el temido
narcisismo que nos conduce a la mun- relativismo, sino apertura a un «Dios
danidad espiritual y al clericalismo so- que es siempre sorpresa». Incluso en las
fisticado, y luego nos impide experi- existencias más perdidas o deformadas
mentar “la dulce y confortadora alegría existe siempre un espacio para su amor.
de evangelizar”». Y todo sin exigir na- Por eso «es necesario fiarse de Dios»,
da que él no practique («estoy llamado apartándose de «los profetas de calami-
a vivir lo que pido»: EG. 32). dades» y evitando convertir el espíritu
cristiano en «una Cuaresma sin Pascua»
(EG, 6). No habla de optimismo, sino de
4.6. La «teología» del papa pastor esperanza; pero desde esta pide y pro-
Dicho esto, queda hablar del punto cen- mueve valentía y horizonte abierto para
tral con que algunos tratan de descalifi- la «alegría del Evangelio». Porque el ca-
carlo y otros tratan de «despellejarlo»: mino de la Iglesia consiste en avanzar
Francisco no es teólogo, no sabe o no juntos respetando las diversidades, en la
tiene teología. dirección marcada por Jesús.
26
Francisco ha asimilado el novedoso desarrollen mejor los diversos aspec-
énfasis conciliar en la jerarquía de las tos de la inagotable riqueza del Evan-
verdades y, con profundo sentido de gelio (40, ver también el lúcido n.
pastor, supo extenderlo también a la mo- 133).
ral y a la predicación. Los parágrafos En esta perspectiva, no se ha valora-
dedicados a este tema en la Evangelii do suficientemente la afirmación del
Gaudium son de una justeza evangélica Papa, cuando ante problemas especial-
y una originalidad teórica, nada fre- mente discutidos y conflictivos asegura
cuentes en los teólogos de oficio. Y en ante todo el valor evangélico que debe
la base, está la convicción de que la re-
ser preservado para, después, encargar
novación teológica que necesita la
expresamente a los teólogos la discu-
Iglesia exige recuperar la experiencia
sión ulterior acerca del modo de su apli-
originaria.
cación o actualización. No es su papel
La precisión teo-lógica de carácter definir cuestiones teológicas discutidas
más elaboradamente teórico y sistemá- dentro del legítimo pluralismo, ni por
tico viene después…, poniendo cuidado tanto pretende imponer una teología de-
en escapar al «peligro de vivir en un la- terminada, sino preservar el diálogo li-
boratorio». Eso necesita tiempo y pa- bre y fraternal de los teólogos.
ciencia, evitando dogmatismos: «si uno
tiene respuestas a todas las preguntas,
estamos ante una prueba de que Dios no 4.7. La apuesta y la gestión del
está con él». Pero basta un párrafo de la Sínodo
Evangelii gaudium para comprender
que no hay la mínima ingenuidad teoló- La hondura y originalidad con que
gica en su postura, sino una visión muy Francisco ha iniciado y conducido el
precisa y consciente de la situación ac- Sínodo sobre la familia sólo se entiende
tual: a la luz de su visión global sobre cómo
la novedad salvadora del Evangelio pi-
En el seno de la Iglesia hay innume- de ser anunciada en la situación actual,
rables cuestiones acerca de las cuales de manera que responda a sus necesida-
se investiga y se reflexiona con am- des prioritarias y esté a la altura de sus
plia libertad. Las distintas líneas de justas exigencias culturales.
pensamiento filosófico, teológico y
pastoral, si se dejan armonizar por el
a) Su visión de la iglesia como su-
Espíritu en el respeto y el amor, tam-
jeto activo y corresponsable, explica el
bién pueden hacer crecer a la Iglesia,
gesto inédito de la encuesta previa.
ya que ayudan a explicitar mejor el ri-
Igual que la llamada expresa a hablar y
quísimo tesoro de la Palabra. A quie-
dialogar con plena libertad, garantizan-
nes sueñan con una doctrina monolí-
do además el ejercicio de la misma con
tica defendida por todos sin matices, su presencia atenta, callada y sin inter-
esto puede parecerles una imperfecta ferencias.
dispersión. Pero la realidad es que esa b) La opción pastoral que, con sabi-
variedad ayuda a que se manifiesten y duría teológica, renuncia a imponer un
27
modelo previo en nombre de una tradi- de los seres humanos», sin ceder a la
ción ya elaborada, abre las puertas a una tentación de mirar a la humanidad «des-
reflexión creativa. No pretende disponer de un castillo de vidrio para juzgar y cla-
de soluciones ya hechas, sino que exhor- sificar a las personas».
ta a dejarse guiar por el Espíritu Santo, En esta actitud, ante el problema de
para no frustrar «el sueño de Dios» e ir la comunión de los divorciados, el rigo-
«más allá de la ciencia, para trabajar ge- rismo pierde su sentido, porque se hace
nerosamente con verdadera libertad y claro lo fundamental: «la Eucaristía…
humilde creatividad». Esto es decisivo, plenitud de la vida sacramental, no es un
porque en la confusión de planos reside premio para los perfectos, sino un ge-
el núcleo de las resistencias, que pre- neroso remedio y un alimento para los
tenden defender en nombre de la fe lo débiles»; pues «la Iglesia no es una
que son concreciones morales condicio- aduana, es la casa paterna donde hay lu-
nadas por su circunstancia histórica. gar para cada uno con su vida a cuestas»
c) En ese espíritu de comprensión se (EG 47).
ejerce la otra dimensión: la necesidad de Cerraré estas reflexiones, con dos ci-
partir de la experiencia, ganando liber- tas de Juan de la Cruz: «el mirar de Dios
tad desde el enraizamiento firme en la es amar»: llamada a la comprensión, a
seguridad que da la confianza en la fi- la solidaridad, al apoyo y a la acogida
delidad del amor divino. De ahí la ne- generosa. Y «el mirar de Dios es crear»:
cesidad de que los teólogos «no se con- rompiendo nuestras estrecheces y ensi-
tenten con una teología de escritorio», mismamiento eclesiástico, para entre-
los pastores recuerden «que la autoridad garse creativamente a la novedad divi-
en la Iglesia es servicio» y todos com- na, siempre volcada a favor de la
prendan que lo fundamental es «derra- realización de una humanidad más hu-
mar el aceite y el vino sobre las heridas mana.

28
NOTAS

1. A este propósito, son interesantes las reflexiones 171-214. J. Silvio BOTERO, «El cónyuge injus-
de J. Y. CALVEZ, «Moral social y moral sexual», tamente abandonado», en Teología y Vida
Selecciones de Teología 33 (1994), pp. 201- XLV (2004), pp. 3-17. E. HAMEL, «Divorcio y
206. nuevo matrimonio en la iglesia primitiva», en
2. Un análisis bíblico más a fondo de lo que expon- Selecciones de teología 74 (1980), pp. 154-56.
go aquí se puede leer en mi artículo «Jesús i la 10. K. RAHNER, Cambio estructural en la Iglesia,
indissolubilitat del matrimoni segons els Si- Madrid 1974, pp. 116-117. Acaba de ser reedi-
nòptics», en: A. PUIG (ed.), El matrimoni i l’ús tado en PPC.
dels béns en la Bíblia, Tarragona/Montserrat 11. W. KASPER, «Problema de divorciados vueltos
2008, pp. 208-236. Cf. también M. THEOBALD, a casar», Iglesia Viva 258 (2014), p. 99.
«Jesús habla sobre el divorcio: ¿ley o evange- 12. Cf. Robert DODARO (Editor), Remaining in the
lio?», Selecciones de Teología 35 (1996), pp. Truth of Christ: Marriage and Communion in
223-233. the Catholic Church (tr. Permaneciendo en la
3. G. LOHFINK, Ahora entiendo la biblia, Madrid verdad de Cristo: el matrimonio y la comu-
1977, p. 205; cf. 201-216. nión en la Iglesia católica), Ignatius Press,
4. Vale la pena leer el texto de P. M. ZULEHNER, october, 2014.
«Divorciados vueltos a casar», Selecciones de 13. Cf. G. CERETI, Divorzio, nuove nozze e peni-
Teología 35 (1996), pp. 234-240. tenza nella Chiesa primitiva, Bolonia, 1977.
5. Curiosamente, algo de eso se da en algunas cul- 14. Dz 977.
turas del Oriente (Japón, India) pero de mane- 15. Cf. PIO XI, «Casti connubi», 31 de diciembre
ra más bien cruel, y limitado sólo a la mujer. de 1930: AAS 22 (1930) 574.
No sé si cabría ver ahí como un vislumbre de 16. Cf. J. MARTÍNEZ GORDO, ¿Cómo hablar hoy de
la calidad humana de esa pretensión, por des- conciencia y magisterio moral?, Bilbao, Des-
figurado que sea. clée De Brouwer 2010, p. 10 y ss. Cf. B. SES-
6. Ver además la interpretación más amplia de este BOÜÉ, Histoire et théologie de l’infaillibilité de
canon, que da Jesús Martínez en el capítulo l’Église, Lessius Culture Et Verite, p. 228 y
siguiente, apoyándose en la obra de G. Cereti ss., 256 y ss.
que yo no conozco. 17. Giovanni CERETI, Matrimonio e indisolubili-
7. Así B. SESBOÜÉ, La infalibilidad de la Iglesia. dad, nuevas perspectivas (Matrimonio e indis-
Historia y teología, Santander 2014, p. 249. solubilità, nuove prospettive, Dehoniane,
8. Otras parecen defender que lo que constituye el Bologna, 1971).
vínculo no es el mero contrato, ni el acto se- 18. Marco ZERBINO, «Giovanni Cereti: passare da
xual, sino el amor. Y cuando el amor muere, el un approccio giuridico ad uno sacramentale»,
vínculo desaparece como cuando muere uno Adista Notizie n. 6/2.
de los dos contrayentes. 19. Esta reflexión sintetiza un trabajo algo más
9. Puede ampliarse en José RODRÍGUEZ DÍEZ, amplio, donde se explican más algunas cues-
Indisolubilidad y divorcio en la historia del tiones.
matrimonio cristiano y canónico, Anuario 20. La cita es de su autobiografía (Weiter Raum,
Jurídico Escurialense XXXIX (2006), pp. Gütersloh 2006, 203).

29
CUESTIONES PARA LA REFLEXIÓN

Con ocasión del Sínodo sobre la familia, cinco cardenales, entre ellos G. Müller,
actual prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, han publicado un
libro titulado Permanecer en la verdad de Cristo, en el que se manifiestan con-
trarios a la admisión a los sacramentos de divorciados vueltos a casar.
Cuatro teólogos de Cristianisme i Justícia, cada uno desde su especialidad
y desde su punto de vista, abren un abanico para poder reflexionar, opinar, y
formarse un criterio.

Xavier Alegre
Después de un recorrido por los evangelios, el biblista nos advierte: «me pare-
ce importante subrayar, previamente, que hay un presupuesto fundamental
que se debe tener muy en cuenta, cuando se lee un texto bíblico: los textos
nunca se pueden leer al pie de la letra, en una lectura fundamentalista, al mar-
gen del contexto literario y socio-cultural en el cual fueron escritos».
Desde esta perspectiva, ¿qué clave de lectura aporta y cómo ayuda
a interpretar el tema a debate?

José Ignacio González Faus


No queremos, pues, contradecir las razones teológicas a favor de la indisolu-
bilidad del matrimonio, si no incorporar aquella aguda observación de Pascal:
«una verdad puede convertirse en herética cuando no deja sitio a otras ver-
dades».
Hay que recuperar la enseñanza bíblica de que el amor de Dios sigue en pie
aun cuando la esposa (la humanidad) le haya sido adúltera o infiel. Hay pues
un fundamento teológico para esa «disciplina de misericordia».
¿Crees que en nuestro opinar y obrar tenemos como criterio la dis-
ciplina de la misericordia o nos movemos en la disciplina del rigor?
31
Jesús Martínez Gordo
¿Cómo es posible seguir sosteniendo que la gracia de Dios permanece inclu-
so cuando la «especie» del sacramento se ha degradado, es decir, cuando los
dos cónyuges ya no están unidos por un vínculo afectivo, habida cuenta de
que su unión ha acabado y hasta es posible que se odien?
¿Cómo te sientes ante tantas personas que viven momentos dolo-
rosos? ¿Es posible mantener una posición doctrinal sólo basada en
la verdad de la indisolubilidad?

Andrés Torres Queiruga


Desde la fe, no es preciso «dogmatizar» la indisolubilidad del matrimonio,
para reconocerla como ideal moral humano... La misión de la iglesia es anun-
ciarla y animar a cumplirla, pero eso no significa desconocer la evidencia de
que el ideal puede fracasar de manera irreversible… Y ante el fracaso, la ver-
dadera actitud evangélica es la de comprensión, ánimo y acompañamiento.
¿Hay en la Iglesia, y en nosotros mismos, suficientes muestras de
comprensión, ánimo y acompañamiento?

Una vez leído el Cuaderno, ¿qué sabor te ha dejado, en qué te ha inte-


rrogado, en qué te ha ayudado?

32

Das könnte Ihnen auch gefallen