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CICLO : II.

AULA : 401
SECCION : B
TURNO : Noche
CURSO : Sociología
PROFESOR : Ahumada Vazquez, Luis Alberto
TEMA : La drogadicción y la delincuencia
actual en el Perú
ALUMNOS : Jorge Peña Peña, Victor Javier
Arellano Ruiz, José Fernando Vilchez Chambi, Janeth
Dominguez Ramos

2018
INDICE

1. La drogadicción en el Perú
2. Causas de la drogadicción
3. La delincuencia en el Perú
4. Causas de la delincuencia
5. Características psicosociales del
adolescente infractor
6. Drogas y delincuencia en el Perú
llevados de la mano
7. Conclusiones
LA DROGADICCION EN EL PERÚ

Si bien los porcentajes de consumo de drogas han disminuido a lo largo de


los años, los números siguen siendo preocupantes. La adicción es un hábito
que domina la voluntad de las personas, que las vuelve dependientes –en este
caso- a una sustancia. La drogadicción en el Perú es un tema que no ha
recibido la suficiente atención necesaria, sobre todo considerando que se
trata de uno de los 22 países con mayor producción de drogas del mundo y
el segundo mayor productor de cocaína.

Una persona podría tener un gen el cual podría llevar a que se encuentre más
predispuesta a generar adicciones, a diferencia de otras. Sin embargo, esto
no significa que las únicas personas que generen una drogadicción son
aquellas que presenten este gen adictivo, ya que el uso de drogas suele ser
un comportamiento aprendido por la persona.

¿Cuáles son las cifras con respecto al consumo de


sustancias psicoactivas en el Perú?
Para el 2010, el 2.8% de la población peruana consumía marihuana (siendo
ésta la droga ilícita con mayor prevalencia), el 1.7% consumía cocaína, el
1.5% pasta básica de cocaína y el 0.2% abarcan los inhalantes y el éxtasis,
según señalaron los resultados del Reporte Estadístico sobre Consumo de
Drogas en el Perú realizado por la Comisión Nacional para el Desarrollo y
Vida Sin Drogas. Asimismo, en el caso de las drogas legales, las estadísticas
son aún más alarmantes: se cree que cerca del 75% personas de diferentes
clases sociales y edades consumen alcohol y alrededor del 49.8%, tabaco.

¿Y los adictos? En el 2015, de la población que consumía marihuana,


el 26.6% mostraron signos de dependencia. En el caso de la cocaína, el
20.5% de los consumidores mostraron también señales de dependencia y
para los consumidores de pasta básica de cocaína, el porcentaje llega a
26.3%. Con respecto a las drogas legales (alcohol y tabaco), el porcentaje de
personas dependientes es mucho menor: el 16.1% de consumidores de tabaco
muestran signos de dependencia y el 8.7% de consumidores de tabaco
presentan esta característica. Esto demuestra que, si bien los porcentajes de
personas que consumen drogas legales es mayor, aquellos que consumen
drogas ilegales muestran muchas mayores probabilidades de generar una
adicción.

Pero lo más preocupante no termina aquí. Mientras que la mayor


población de consumidores de drogas legales se encuentra entre los 19 y 29
años, para las drogas ilegales (marihuana, cocaína, pasta básica, entre otras),
el mayor consumo se presenta en menores de edad de 12 a 18 años, con una
prevalencia de 2.7% de los ciudadanos entre estas edades. Además, el 37.7%
de éstos manifestó haber consumido drogas legales en el último año.

La edad en la que una persona inicia a ingerir sustancias psicoactiva influye


en las posibilidades de generar una dependencia más adelante. Según la Red
de Información de Demanda de Tratamiento por abuso o dependencia de
sustancias psicoactivas (RIDET), las dos terceras partes de consultantes a los
módulos de adicciones iniciaron su consumo entre los 11 y 17 años. Edades
tan tempranas de inicio están estrechamente relacionadas con un próximo
consumo problemático y dependencia a la droga o drogas ingeridas.

Y, ¿cuál es el problema con el consumo de éstas?


Las sustancias psicoactivas pueden desarrollar graves problemas en sus
consumidores y, sobre todo, en los dependientes a éstas. Además de que la
adicción misma ya es una consecuencia preocupante del consumo de drogas
–ya que domina la voluntad de las personas y las convierte en dependientes
a éstas-, el uso de estas sustancias implica diversos comportamientos que
generan un deterioro tanto físico como psicológico y social.

Cuando un drogadicto desea dejar de consumir drogas, su dependencia no lo


permite hacerlo y usualmente sufre de un síndrome de abstinencia, la cual es
una reacción física y psicológica ante la falta de la droga, de modo que suelen
regresar rápidamente al consumo de esta sustancia. Además, según Lifeder,
éste síndrome suele llevar a la persona a sufrir síntomas como decaimiento,
depresión, episodios de nerviosismo y de ansiedad, así como una pérdida
creciente del control de las emociones.

Por otro lado, el consumo constante de drogas puede llevar a una persona a
un deterioro del sistema nervioso central, afectando la actividad motora y
sensorial de las personas, así como en el lenguaje. Asimismo, las sustancias
psicoactivas pueden generar enfermedades como cirrosis, trastornos
vasculares y hepatitis, además de que debilita el sistema inmunológico.

Finalmente, este problema puede afectar a las personas en el aspecto


psicosocial, generando aislamiento, pérdida de autoestima, sentimientos de
culpa, tendencias paranoicas e insomnio, entre otros.

¿Qué se hace al respecto? Según la Oficina de Naciones Unidas


contra la Droga y el Delito (UNODC), las alternativas de tratamientos de
rehabilitación en el Perú son escasas, desproporcionadas y enfocadas
principalmente en hombres adultos. Del mismo modo, según un informe
realizado por La República, en todo el país existen alrededor de 450 centros
de rehabilitación para drogadictos, pero solo 30 de éstos están acreditados
por el Ministerio de Salud. La cantidad de centros informales es realmente
preocupante.

Y, como si esto no fuese suficiente, en muchos de los centros, el método de


internamiento no es el óptimo, de acuerdo al mismo informe. Los pacientes
suelen ser internados sin su consentimiento, a la fuerza –en muchos casos
mientras duermen-, y son encerrados (bajo llave) en un cuarto compartido
con más pacientes. Además, los internados no pueden ser visitados por
familiares durante los primeros dos meses.

No obstante, sí existen centros adecuados para el tratamiento de adicciones,


los cuales sólo aceptan el internamiento voluntario de adictos –para
asegurarse que no escapen-, les brindan la información necesaria con
respecto al tratamiento que se les dará y consiguen buenos resultados. Sin
embargo, estos centros son escasos. Lamentablemente, vivimos en una
sociedad en la cual se suele voltear la cara ante estos problemas en lugar de

ponerlos como una prioridad, cuando en realidad el Perú necesita mejorar,


con urgencia, el sistema de rehabilitación de drogadicción.
Causas de la drogadicción en
el Perú
Existen muchos factores por los que los adolescentes pueden
iniciarse en el consumo de sustancias ilícitas. Karem Sotomayor,
coordinadora del servicio de consejería ‘Habla franco’, de la
Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas
(Devida), afirma que son cinco los factores que provocan que los
adolescentes escapen de la realidad:

1. Los constantes conflictos familiares o la mala relación con sus


padres.

2. Frecuentar a consumidores de alcohol o drogas, ya que le


ofrecen la sustancia.

3. La presión de grupo y el deseo de sentirse aceptado por sus


pares.

4. La curiosidad por saber qué se siente al consumir sustancias


ilícitas.

5. Estados de ánimo mal canalizados como la frustración,


incomprensión e inseguridad, ya que influyen en la decisión de
iniciarse en el consumo.
La delincuencia en el Perú
La delincuencia es una de las preocupaciones más urgentes que
enfrenta Perú. Según cifras del Observatorio de Criminalidad del
Ministerio Público cada 5 minutos se comete un delito y el 82 %
de los peruanos se siente inseguro en las calles según el estudio
del Instituto Integración.
Perú ha experimentado cada vez más altos índices de
criminalidad, especialmente en los grandes centros urbanos. El
delito más común en el Perú es el robo agravado.
En el 2014, según la encuesta realizada por el Barómetro de las
Américas, Perú lideró la mayor tasa de victimización por la
delincuencia con 30% superando a Ecuador, Argentina y
Venezuela. En relación, se detalla que el principal tipo de
delincuencia es el hurto o robo al paso (32%), robo con amenaza
(19%), robo con arma (18%), robos de la casa (12%) y extorsión
(8%).
En el Ranking de Competitividad en Viajes y Turismo evaluado
por el Foro Económico Mundial, Perú se ubica en el puesto 117
de seguridad entre 141 países, dentro del rubro en lo referente a la
fiabilidad de los servicios policiales esta en el puesto 135
mientras que los costos comerciales de la delincuencia en el 125.
En el 2014, según la encuesta realizada por el Barómetro de las
Américas la inseguridad desplazó a la economía como el principal
problema más importante en el Perú.
Las principales instituciones encargadas de combatir el crimen en
el Perú son: la Policía Nacional, el Poder Judicial, el Ministerio
del Interior y la Fiscalía de la Nación.
Según el ministro del Interior, el 91% de detenidos por la Divincri
son liberados.
Los problemas que enfrenta la policía son la falta de logística e
infraestructura. Menos de la mitad de las comisarías cuentan con
infraestructura adecuada y en buen estado según el I Censo
Nacional de Comisarías 2012. La mitad de la policía labora en
forma parcial bajo el sistema 24x24

Causas de la delincuencia en el Perú


El Perú confronta desde hace varios años, problemas económicos y
sociales que afectan a los estratos más vulnerables de la población,
en especial la madre y el niño. Así podemos señalar el incremento
acelerado y desorganizado de la población frente a servicios básicos
deficitarios, un aumento en el costo de vida en desmedro
del poder adquisitivo, el incremento de la tasa de desempleo y
subempleo, la desintegración familiar y el terrorismo; problemática
que se ve reflejada en los llamados por la UNICEF como "Menores en
circunstancias Especialmente Difíciles", como son los niños de la calle,
víctimas de violencia armada, niños trabajadores, maltratados,
infractores, etc..
La población total del país es de 22, 639,443 habitantes (INEI,
1993). La pobreza afecta a 13 millones de peruanos, quienes
perciben ingresos insuficientes para cubrir la canasta familiar y aprox.
4.5 millones viven en condición de extrema pobreza, de los cuales
596 mil son niños menores de 04 años y un millón cien mil, entre 5 y
14 años. Los más de 15 años de violencia terrorista dejaron 30 mil
niños huérfanos, 12 mil discapacitados, sin contar los niños muertos y
sus funestas consecuencias en las estructuras sociales.
Las deficientes condiciones de vida agravada por la existencia de
familias con prole numerosa y abandonados por el padre, impulsan a
muchos niños a trabajar. El censo de 1993 (INEI), registró que uno de
cada 14 niños son trabajadores (435 mil). Estos niños crecerán por lo
general, sin mayores oportunidades de estudio y adquirirán patrones
de conducta adaptativa a la realidad hostil que la calle les presenta,
entre ellas el consumo de sustancias psicoactivas y la delincuencia.
Familia y delincuencia juvenil

La familia como el primer espacio de socialización del niño, ejerce


gran influencia en los patrones conductuales y relacionales con el
mundo que lo rodea. Por tanto cuando la familia no desarrolla un
vínculo funcional protector, promotor y armónico, puede sobrevenir
la inadaptación.
Según Amando Vega (1994), las características familiares más
frecuentemente asociadas con la delincuencia son:
 La antisocialidad de los padres.
 Supervisión y disciplina ineficaz.
 Desavenencias y falta de armonía familiar, pobres relaciones entre
padres e hijos.
 Familias numerosas y marginación social.

Vacca (1998), explica que una familia disfuncional puede conducir a


uno o más de sus integrantes a desarrollar una determinada
patología, definiéndola como "un patrón de conductas
desadaptativas e indeterminadas que presenta de manera
permanente uno o varios integrantes de una familia, y que al
relacionarse con su membrecía se genera un clima propicio para el
surgimiento de patologías específicas e inespecíficas".
El mismo autor refiere que los diversos tipos de familias
disfuncionales propiciarán un clima psicopatológico al interior de la
misma, que afectará en diferente grado a los miembros del núcleo
familiar, condicionando patologías específicas:
 Familias disfuncionales neurotigénicas
 Familias disfuncionales psicotigénicas
 Familias disfuncionales psicopatogénicas, y
 Familias disfuncionales adictogénicas

Cada una de las cuales y en contacto con los factores de


riesgo compatibles con cada uno de sus miembros y/o su factor
predictivo correspondiente pueden incubar y desencadenar los
cuadros psicopatológicos respectivos. Por tanto, la adicción tendría
lugar por la conjunción de una serie de factores de riesgo que
predisponen, exponen o facilitan que una persona desarrolle un
vínculo patológico con una SPA, actividad, aparato o persona que
desencadene en una posterior adicción. La posibilidad de
"engancharse" y generar una adicción se potencializa si
el individuo posee un Factor Predictivo Positivo, referido a una
predisposición orgánica heredada (bioquímica, neurológica,
fisiológica y psicológica), dependiendo también del tipo de adicción
desarrollada, por ejemplo, en el caso de SPA, se observa que los
consumidores de PBC, desarrollan rápidamente una psicopatización
secundaria. Dicha posibilidad disminuye si dicho individuo posee
factores de protección suficientes para enfrentar
con éxito los riesgos a que todos en cierto momento, estamos
expuestos. Por ejemplo podemos citar como factores protectores el
hecho de tener un trabajo satisfactorio, pertenecer a clubes
deportivos, organizar racionalmente su tiempo, ser asertivo, etc.
Entre los factores de riesgo tenemos los macrosociales, que son
aquellos propios de la estructura social, como la actitud permisiva de
la sociedad frente a algunas sustancias, la presión de grupo, la
accesibilidad para obtener una droga, los mensajes publicitarios que
promueven el consumo y el gasto, la exclusión social, la corrupción,
la pobreza, la falta de oportunidades de trabajo, estudio y
autorrealización en general, etc.
Los factores microsociales, están referidos al sistema familiar,
la distribución de roles y responsabilidades, las creencias, los
patrones de crianza, etc. Principalmente las familias denominadas
"Familias Disfuncionales Adictógenas", son aquellas que promueven
el uso de drogas convencionales y no convencionales. En este caso
se observa maltrato entre los miembros, abuso de drogas legales o
ilegales, comportamientos obsesivos y compulsivos, alianzas
patológicas, rigidez en las normas y problemas de comunicación,
entre otros.
La característica de personalidad del individuo puede ser un factor
de riesgo individual, cuando existen rasgos disfuncionales como
baja tolerancia al estrés, baja autoestima, deficiente repertorio de
habilidades sociales, impulsividad, así como sentimientos de soledad,
curiosidad y falta de apoyo emocional.
Es así que se puede afirmar que la adquisición de una conducta
adictiva, convencional o no, posee una etiología multicausal, es decir,
tiene lugar debido a una combinación de factores individuales y
ambientales que se deben tener en cuenta en la prevención y
tratamiento con la finalidad de controlar y/o disminuir y extinguir -
según el caso - aquellos elementos de riesgo y predictivos, y
reforzar, promover e incrementar los factores protectores o
funcionales.

Características psicosociales del


adolescente infractor
Los adolescentes infractores poseen una personalidad marcada por
la marginación, el abandono afectivo, las carencias económicas y
culturales y el maltrato en general, lo cual lo convierte en una
persona impulsiva, rebelde, resentida, influenciable e insegura,
siendo vulnerable a los múltiples estímulos que la calle ofrece, lo que
le permitirá "integrarse" y cubrir necesidades afectivas insatisfechas.
Es así que comienzan a probar licor y otras drogas
como marihuana y terokal, para luego probar drogas más fuertes
como PBC, consumiéndolas muchas veces para "darse valor" en la
comisión del delito, y la falta de la misma, con la ansiedad que esto
les causa, será una de las causas para agenciarse
de dinero rápidamente, a través del delito.
En una investigación inédita del Equipo Multidisciplinario del Centro
Juvenil de Diagnóstico y Rehabilitación de Lima (1995), realizada a
197 adolescentes que cumplían la medida socioeducativa de
internación por haber realizado un acto infractor, se determinaron
algunas características psicosociales específicas a esta población:
 La mayoría de adolescentes presentaban fugas del hogar entre los 07
y 15 años de edad, despegándose paulatinamente del núcleo familiar
y acercándose a la calle, integrándose a otros menores de similares
características.
 Inclusión temprana en el medio laboral informal como lustrabotas,
lavar carros, cobrador de combi, pedir limosna, venta de caramelos,
etc.
 Consumo de diversas drogas, el alcohol es el más referido, el cual es
consumido en fiestas o discotecas. El terokal es común en
estos grupos, especialmente los llamados "pirañitas" y la pasta básica
de coca es más frecuente en adolescentes de mayor edad y mayor
experiencia en el delito.
 El lenguaje se presenta limitado, simple y directo, utilizando jergas y
modismos.
 Presentan una tendencia a vivir el presente, buscando gratificaciones
inmediatas, debido a experiencias pasadas frustrantes y
una percepción pesimista del futuro.
 Locus de control externo, consideran que los sucesos de un individuo
están determinados por el "destino o suerte".
 Bajo nivel de escolaridad (55% de la muestra no concluyó el nivel de
primaria).
 Inicio sexual temprano.
 Déficit en su formación valorativa.
 Procedencia de zonas urbanas marginales de la ciudad de Lima (San
Juan de Lurigancho, Comas, Villa María del Triunfo, etc.).
 Hijos de padres migrantes.
 Escasa disposición para el aprendizaje, por posible déficit alimenticio,
escasa estimulación, carga laboral temprana, déficit en la atención).
 Procedencia de hogares disfuncionales y desorganizados. Gran
porcentaje refiere problemas de violencia en el núcleo familiar.
 Familia numerosa (generalmente posee entre 04 y 09 hermanos).
 Carencia de modelos de conducta e identificación adecuados.
Muchos de los padres han cometido actos contra la ley, consumo de
alcohol y otras drogas, violencia, etc.
 Personalidad inestable e inmadura, con rasgos impulsivos, suspicacia
y hostilidad.
 Baja autoestima.

Craft (1974), señala que el psicópata se caracteriza por ser incapaz de


responder emocionalmente en situaciones en las que se esperaría
que personas normales lo hicieran y por poseer una irresistible
tendencia a actuar impulsivamente. Los rasgos más saltantes serían la
agresividad, la ausencia de sentimientos de culpa ante
el comportamiento inadecuado, imposibilidad de modificación
conductual mediante castigo y la falta
de motivación hacia proyectos altruistas.

Drogas y delincuencia juvenil


llevadas de la mano
La problemática del consumo de drogas y su relación con la
violencia juvenil es un tema que cada vez adquiere mayor
importancia en la sociedad. La edad de inicio en el consumo
ha disminuido y existe un aumento en la ingesta de
diferentes drogas asociado a conductas desadaptadas. Es así
que la inadaptación social puede llevar al consumo de
drogas o viceversa, en el primer caso hablamos de
"psicopatía primaria" y en el segundo de "psicopatía
secundaria".
La psicopatía, también denominada trastorno antisocial de la
personalidad o trastorno disocial de la personalidad (CIE -
10), se caracteriza por continuos actos delictivos o
antisociales y supone una incapacidad para adaptarse a las
normas sociales.

F91 Trastornos disociales (CIE - 10)


"Los trastornos disociales se caracterizan por una forma
persistente y reiterada de comportamiento disocial, agresivo
o retador. En sus grados más extremos puede llegar a
violaciones de las normas, mayores de las que serían
aceptables para el carácter y la edad del individuo afectado
y las características de la sociedad en la que vive. Se trata
por tanto de desviaciones más graves que la simple
"maldad" infantil o rebeldía adolescente. Los actos
antisociales o criminales aislados no son, por si mismos base
para el diagnóstico, que implica una forma duradera de
comportamiento".
"Los trastornos disociales suelen estar relacionados con
un ambiente psicosocial desfavorable, entre ellos relaciones
familiares no satisfactorias y fracaso escolar, y se presenta
con más frecuencia en chicos. La distinción entre los
trastornos disociales y los trastornos de las emociones es
bien definida, mientras que su diferenciación del trastorno
hipercinético es menos clara y es frecuente un solapamiento
entre ambos".

CONCLUSIONES
La violencia es un fenómeno social muy complejo de carácter
multifactorial y multicausal, que implica una respuesta impulsiva,
en contra de las normas de convivencia pacífica, afectando,
perjudicando y agrediendo los derechos de las personas y la
sociedad, principalmente los referidos a la vida, la libertad, el
desarrollo, la propiedad, etc.
La violencia juvenil, es decir, aquella ejercida por adolescentes y
jóvenes, es una realidad que se ha visto agravada en los últimos
20 años en el país, principalmente en las grandes urbes,
constituyéndose en uno de los problemas más álgidos,
conjuntamente con la falta de empleo y la producción y consumo
de drogas.
La edad de inicio en el consumo ha disminuido y existe un
aumento en la ingesta de diferentes drogas asociado a conductas
desadaptadas. Es así que la inadaptación social puede llevar al
consumo de drogas o viceversa, en el primer caso hablamos de
"psicopatía primaria" y en el segundo de "psicopatía secundaria".
La intervención oportuna e integral, conjuntamente con la
habilidad del terapeuta, el compromiso de la familia y la
motivación del paciente al cambio, serán factores muy
importantes en la recuperación y reinserción sociofamiliar.
Si bien el tratamiento es necesario, este es generalmente largo,
costoso y los resultados no siempre los esperados. Por tanto es
necesario impulsar la prevención mediante programas educativos
dirigidos a poblaciones en condiciones de riesgo, que permita
promover los factores protectores, así como crear estructuras
sociales más efectivas, sólidas y justas.

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