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Todos tienen una edad aproximada por lo que comparten el mismo momento histórico.
Entre Salinas que es el mayor y Altolaguirre que es el menor, la diferencia de edad es de
14 años.
Tienen una formación similar. Son hombres de ascendencia y educación burguesa, la
mayoría universitarios. Poseen un bagaje crítico y literario profundo y son conocedores
de la poesía tradicional y culta.
Mantienen contactos personales. Todos coinciden en Madrid, la mayoría en la
Residencia de Estudiantes donde comparten afinidades, tertulias y diversiones. Conocen
y trabajan en el Centro de Estudios Históricos, al tiempo que colaboran en numerosas
revistas poéticas: La Gaceta literaria, de Litoral, Mediodía, Carmen, Caballo verde
para la poesía...
Asisten juntos a actos públicos, el más significativo de los cuales fue el celebrado en el
Ateneo de Sevilla en 1927, con motivo de la conmemoración del tercer centenario de la
muerte de Góngora.
No tienen un guía pero sienten admiración por Unamuno, Machado, Juan Ramón y los
clásicos.
El acontecimiento que les aglutina es el mencionado centenario de la muerte de
Góngora.
Existen excepciones a estos factores pero es, precisamente, las relaciones de amistad
que se entretejieron entre sus miembros lo que les ha dado verdadera cohesión como
grupo.
La antología preparada por uno de los miembros del grupo, Gerardo Diego, en 1932
incluye un significativo muestrario de la obra realizada hasta la fecha por los poetas del
27. Las declaraciones sobre poética que cada autor pone al frente de sus versos sirven de
manifiesto de la nueva poesía.
Mantienen afinidades estéticas; los poetas del 27 comparten cierta tendencia al
equilibrio:
Entre lo intelectual y lo sentimental.
Entre una concepción cuasi-mística de la poesía y una lucidez rigurosa en la
elaboración del poema. (Lorca dijo que si era poeta “por la gracia de Dios o del
demonio, no lo era menos por la gracia de la técnica y del esfuerzo.
Entre la pureza estética y la autenticidad humana. Son evidentes las ansias de
belleza en todos ellos.
Entre lo minoritario y la inmensa compañía.
Entre lo universal y lo español.
Entre la tradición y la vanguardia. El equilibrio integrador del grupo se confirma
cuando se observan sus gustos comunes, que van del escritor más actual hasta el
poeta más primitivo.