Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
Octubre 2013
Mucho antes de la llegada de los árabes a España en el año 711, hubo otros pueblos
procedentes de los actuales países árabes, los fenicios y cartagineses, que entablaron relaciones
con los pueblos que habitaban la Península Ibérica.
A mediados del siglo VIII a.C. los fenicios, procedentes de los actuales territorios del Líbano,
Siria y Palestina, formaron colonias comerciales en el Mediterráneo Occidental: Chipre, Malta,
Sicilia Occidental, Cerdeña, Cartago (Túnez), el norte de Marruecos, Argelia y el sur de España.
Algunas piezas fenicias de esta época se pueden encontrar en el museo Arqueológico Nacional
en Madrid. En el Museo de los Orígenes de Madrid hay también algunas piezas encontradas de
época romana procedentes de talleres sirio-palestinos, que datan de los siglos I-III.
Piezas de bronce fenicias. Siglo VII a.C. Exposición “Aníbal en Hispania”, Museo Arqueológico Regional de Alcalá de Henares,
Madrid, 2013
Piezas encontradas de época romana procedentes de talleres sirio-palestinos, que datan de los siglos I-III. Museo de los
Orígenes de Madrid
Una de las principales colonias formadas por los fenicios en el norte de África fue Cartago,
fundada en el año 814 a.C., cerca de la actual capital Túnez. Tras la decadencia de Tiro,
Cartago fue progresando y se terminó independizando de la metrópolis. Los cartagineses
fueron sustituyendo a los fenicios en el dominio de sus emporios comerciales y desarrollando un
imperio cartaginés en el Mediterráneo Occidental.
En el año 238 a.C., el General cartaginés Amílcar Barca desembarca en la Península Ibérica en
Gadir con la intención de ampliar su imperio comercial en Iberia y se lanza a la conquista de
Hispania. A la muerte de Amílcar, la conquista fue continuada por Asdrúpal, fundador de
Cartagena, y en el año 221 a.C. por Aníbal Barca, hijo de Amílcar. Con la llegada de los
Bárquidas o Bárcidas fue colonizado todo el sur y levante, y penetraron hasta el interior de la
meseta. Se hicieron con el control de los principales recursos mineros, fundaron ciudades y
acuñaron monedas. Su dominio de Hispania terminó con la derrota de los ejércitos cartagineses
por los romanos en el año 206 a.C.
Piezas cerámicas y de bronce de época cartaginesa. Exposición “Aníbal en Hispania”, Museo Arqueológico Regional de Alcalá
de Henares, Madrid, 2013
LA FUNDACIÓN DE MADRID
En el año 711 entraron los árabes en España cruzando el estrecho de Gibraltar, y tras vencer
los ejércitos del Califato Omeya a los visigodos en la batalla de Guadalete continuaron su
avance por la Península, que dos años después fue ocupada prácticamente en su totalidad. Los
árabes permanecieron hasta finales del siglo XV, cuando se produce la toma de Granada por
los Reyes Católicos en 1492, poniendo fin al poder islámico en la península Ibérica.
La zona de ocupación musulmana se conocía como Al-Andalus (en árabe, “tierra de los
vándalos”) y aunque llegó a comprender gran parte de la Península Ibérica, su extensión fue
variando a causa de las continuas conquistas tanto de los musulmanes como de los visigodos.
Estos hechos fueron recogidos por el cronista al-Razi (888-955) en sus crónicas que relatan que
el Emir ordenó la construcción de una fortificación en Mayrit. El motivo más probable de estas
construcciones fue el de impedir las rebeliones en la región, por lo que procedería a la
construcción de varios castillos o fortificaciones (hisn).
Poco a poco se iría formando un poblamiento al pie de esta fortificación, y se construyó una
muralla para su protección. El poblamiento iría creciendo hasta que en el siglo XII se convirtiera
en una “pequeña ciudad”, en la que había una mezquita aljama o Mezquita Mayor y un cadi o
juez, según las referencias de historiadores árabes, y ya en época de Abderrahman III se la
denomina Madina (ciudad).
Madrid estuvo unido desde su fundación al Califato Omeya, y luego pasó al Reino de Taifa de
Toledo, y finalmente pasó a pertenecer al Reino de Alfonso VI en 1085.
Aparte del nombre, pocas huellas han quedado en la ciudad que indiquen los orígenes árabes
de esta ciudad, con excepción de los restos de la muralla árabe que, hoy en día, se pueden ver
en la Cuesta de la Vega y en la Plaza de la Armería. Los primeros restos de la muralla fueron
descubiertos en 1951 por Jaime Oliver Asín y posteriormente, en el año 2000, nuevas
excavaciones junto al Palacio Real, dejaron al descubierto otros restos de la muralla de época
omeya. Existen referencias a esta muralla por Jerónimo Quintana en el siglo XVII y por Amador
de los Ríos en 1860.
Además del recinto amurallado, las excavaciones que se están realizando en la Cuesta de la
Vega y en la plaza de la Armería también han evidenciado parte del entramado urbano, como
patios en las casas, pozos y sistemas de abastecimiento de agua. Según estudios arqueológicos
también debió haber asentamientos extramuros desde el siglo IX, siendo el de la colina de las
Vistillas el de mayor concentración y otros arrabales más tardíos al este y sur de la ciudad.
También, al exterior de la muralla se situarían los campos de cultivo irrigados y la almuraza,
lugar público de recreo, donde se paseaba o montaba a caballo, y que debieron estar situados
probablemente en los jardines del Campo del Moro y del Parque de Atenas.
Se cree, así mismo, que debió haber una alcazaba, lugar fortificado donde podría residir la
guarnición y la autoridad del lugar. Aunque no se han encontrado restos, algunos estudios han
apuntado como posible emplazamiento el lugar donde se sitúa el Palacio Real, anteriormente
fortaleza de los reyes castellanos y que sufriría un incendio en 1734, aunque otros estudios
sugieren que podría haber estado donde hoy se encuentra la Catedral de la Almudena o en la
Plaza de Oriente.
Para explicar la razón por la que se encuentran tan pocos vestigios arqueológicos del origen de
la ciudad, Esther Andréu Mediero en el libro “DE MAYRIT A MADRID. Madrid y los árabes, del
siglo IX al siglo XXI”, publicado por Casa Árabe, plantea la hipótesis de que pudo deberse al
establecimiento de la corte de Felipe II. El establecimiento de su corte en Madrid pudo suponer
la demolición de los terrenos existentes para agrandar la ciudad.
También se construyeron fortificaciones y castillos por los alrededores de Madrid y Toledo, con
el fin de defender los pasos por los puertos de las sierras, los caminos, y los valles. Las más
importantes fortificaciones fueron las de Talamanca del Jarama, Alcalá de Henares y Calatalifa
en la provincia de Madrid y Canales y Olmos en Toledo. Entre los castillos destacan el Castillo
de Olmos (Toledo), el Castillo de Alamin, el Castillo de Alboer, el Castillo de Canales y el
Castillo de Buitrago. En Buitrago de Lozoya se encuentra un recinto fortificado de estilo gótico-
mudéjar del siglo XV, probablemente construido sobre una construcción anterior de época
omeya.
Con el tiempo, las poblaciones musulmanas en esta región fueron creciendo, siendo las más
importantes próximas a Madrid las de Alcalá de Henares y Talamanca de Jarama, pero,
culturalmente las más influyentes eran Toledo y Guadalajara, donde había gran número de
Ulemas o sabios, que eran los responsables de transmitir la religión y la cultura, y que reunían a
discípulos en torno a ellos.
Piezas de época islámica, siglo X-XI, procedentes de excavaciones de la Cuesta de la Vega y Plaza de Orienteo. Museo de los
Orígenes de Madrid
MOZÁRABES EN MADRID
En España, la población cristiana que vivía bajo dominio musulmán se conocía como mozárabe.
Con el tiempo, parte de estos mozárabes se convirtieron al Islam, otros emigraron a los
territorios cristianos y otros permanecieron en los territorios musulmanes.
Fue especialmente importante la comunidad mozárabe de Toledo. Cuando los árabes entraron
en Toledo pactaron con los cristianos una cierta tolerancia religiosa, la basílica de Santa María
quedó convertida en mezquita mayor y permanecieron para el culto cristiano nueve iglesias
parroquiales. La comunidad mozárabe tenía su propia liturgia cristiana que databa del siglo V
y era independiente de Roma. Durante el periodo islámico (711-1085) esta liturgia se pudo
conservar. Pero, tras la reconquista de Toledo por Alfonso VI de León y Castilla se trató de
abolir siguiendo las doctrinas del Papa Gregorio Vll (1073-1085), que había decidido
extender el rito romano a toda la Europa cristiana. Sin embargo, debido a la enérgica oposición
de los toledanos, el Rey y Roma accedieron a que se conservara esta liturgia, por lo menos, en
seis parroquias mozárabes.
En España, la población musulmana libre que vivía bajo dominio cristiano se conoce con el
nombre de mudéjar.
En el siglo XI, Madrid formaba parte del Reino de taifas de Toledo y en 1085 el Rey cristiano
Alfonso VI conquista Toledo y con ello Madrid. Tras la entrada de Alfonso VI en Toledo y la
toma de Zaragoza en 1118, los territorios reconquistados fueron repoblados con población
cristiana. Con los pactos firmados entre Alfonso VI y Yahya al-Qadir, de las taifas de Toledo y
Valencia tras la toma de Toledo, se autoriza a la población musulmana libre a permanecer en
territorio cristiano. Era casi imposible repoblar los territorios reconquistados por la falta de
La aljama madrileña se documenta por primera vez en 1329. Sus miembros, al principio, eran
grupos activos en la vida social y económica castellana, en los campos de la agricultura, la
artesanía, la industria, la construcción y la medicina. En virtud de pactos firmados habían podido
conservar sus tierras, pero tuvieron que ir abandonando el centro de las ciudades y establecerse
en los entornos rurales o en los arrabales o emigrar. Según Esther Mediero, la población
musulmana y morisca pudo haberse trasladado entre los siglos XIV y XV hacia la zona de la
puerta de Moros, situada en la zona del sureste. Además de los mudéjares también había una
población musulmana de esclavos o cautivos.
Entre la comunidad de mudéjares de Madrid destacaron sobre todo los profesionales dedicados
a la construcción, como arquitectos, maestros de obras, albañiles, carpinteros y artesanos.
Estos oficios de los mudéjares eran muy apreciados, y permitió que prevaleciera el gusto y las
técnicas del arte musulmán después de la Reconquista, adaptada al gusto y necesidades de la
sociedad cristiana. Así pues, la convivencia de las comunidades cristiana y musulmana y la
conjunción de elementos característicos del arte islámico y cristiano, permitieron que se
desarrollara el arte Mudéjar, un estilo artístico original de la Edad Media en España.
En Madrid hay algunas obras arquitectónicas mudéjares que datan de los siglos XII al XV. La
portada de la casa de los Lujanes, en la plaza de la Villa, data del siglo XV, y es el edificio
civil más antiguo de la ciudad.
El arco de la villa es la única puerta existente, que no tenía carácter defensivo, sino de
abastecimiento de la Villa. Su arco de medio punto sustituye a un arco de herradura de estilo
mudéjar de los siglos XIII o XIV. Sobre el arco hay un relieve romano en piedra conocido con el
nombre de la Tostonera.
Puerta de la Villa (vista desde el puente sobre el río) Puerta de la Villa (vista desde la Plaza Mayor)
Llegamos a esta localidad un jueves y nos encontramos con el mercadillo que se celebra cada
semana en la Plaza Mayor. En esta plaza se encuentra el Ábside de los Milagros, el cabecero
de una antigua iglesia Románico-mudéjar de mediados del siglo XIII.
Cerca de la Plaza Mayor se encuentra el ábside de la Iglesia de San Juan Bautista, también
de estilo mudéjar, que data de los siglos XII-XIII, si bien el resto de la construcción fue levantado
en el siglo XVI. La nave central se cubre con una techumbre de madera mudéjar, del siglo XVI.
Sobre los arcos ciegos se hallan restos de yeserías mudéjares.
De Alcalá de Henares se conoce que el lugar fue habitado por los carpetanos hacia el año 300
a.C., una tribu celtíbera. Este pueblo mantuvo una relación comercial con romanos y
cartagineses. En el siglo II a.C. es conquistada por los romanos. De esta época datan las
importantes excavaciones de los yacimientos arqueológicos Casa Hippolytus y Complutum en
esta localidad. La invasión de los bárbaros visigodos probablemente fuera el motivo de la
destrucción de estos centros urbanos y culturales hacia el siglo V d.C.
A principios del siglo IX, con la llegada de los árabes, se construye en Alcalá una atalaya y
luego se construiría una fortificación más grande que se conocerá como Qalat Abd al-Salam
(castillo de Abd al-Salam). Alcalá también se conocerá con el nombre de qalat an-nahr) ( قلعة
)النھرDurante el dominio musulmán había una comunidad mozárabe.
Alcalá permaneció bajo dominio musulmán hasta el año 1182, y después de la reconquista contó
con una aljama de mudéjares que fue de las más notables de Castilla.
De la fortaleza quedan pocos restos y se ha recuperado una torre mudéjar del siglo XIV, en las
afueras de la ciudad. En el interior del casco urbano hay restos de un recinto amurallado que
tuvo su origen en el siglo XIII y luego reconstruido en el siglo XV.
NEOMUDEJARISMO Y ALHAMBRISMO EN LA
COMUNIDAD DE MADRID
NEOMUDEJARISMO
En los últimos años del siglo XVIII aparece el romanticismo en la arquitectura como reacción al
clasicismo, con una vuelta a la Edad Media y los valores morales del cristianismo, y oponiendo a
la razón del clasicismo, los sentimientos del romanticismo.
En arquitectura la visión romántica se expresa con una vuelta al estilo gótico medieval y también
al mudejarismo, ya que en la Edad Media española el mudéjar representó un estilo propio y
característico de la civilización de la época, que expresa un intercambio entre las culturas
musulmana y cristiana que convivían en la Península. El neomudejarismo, por una parte,
revaloriza la aportación cultural de Al-Andalus, siendo Amador de los Ríos uno de los principales
impulsores de esta tendencia, y por otra parte, representa la búsqueda de un estilo nacional,
que fue promovido por los arquitectos Emilio Rodríguez Ayuso y Agustín Ortiz Villajos entre
otros.
Entre el último cuarto del siglo XIX y hasta finales del primer cuarto del siglo XX se construyeron
edificios religiosos de estilo neomudéjar, a veces combinado con el gótico, como son las iglesias
Hubo también fábricas, como la antigua fábrica Gal de Madrid (1913-1915), y en otros puntos
del país balnearios, edificios militares, estaciones de ferrocarril, ayuntamientos, teatros,
viviendas, etc.
ALHAMBRISMO
En el siglo XIX, además del neomudejarismo aparece el alhambrismo, una tendencia del
romanticismo interesada por lo oriental y lo exótico, que se manifestó en toda Europa como
corriente orientalista y que en España se denominó alhambrismo. Esto se debe a la identificación
de la tendencia orientalista con Andalucía y simbolizada por la Alhambra. Músicos como Tomás
Bretón, José Espi y Ulrich, o escritores como Washington Irving o Lord Byron, pintores como Henry
Regnault, arquitectos como Narciso Pascual y Colomer, etc. son algunos ejemplos de autores en
diferentes disciplinas que desarrollan sus obras bajo este planteamiento
Como estilo decorativo se expresó sobre todo en los “salones árabes” que se pusieron de moda
en época del reinado de Isabel II. En 1848, la reina mandó hacer un Gabinete árabe o Salón
de fumar en el Palacio de Aranjuez, que aún se conserva. Después, la burguesía imitó el ejemplo
y proliferaron salones árabes. Cada palacio solía tener un salón decorado a imitación de la
Alhambra de Granada. Se conserva hoy en la Comunidad de Madrid además del Salón del
Palacio de Aranjuez, el Salón Árabe del Palacio del Marqués de Salamanca en la Quinta de
Vista Alegre y, aunque ya desaparecido, destacó el Palacio de Xifré en Madrid, construido con
un estilo de arquitectura árabe, y que fue derribado en 1950.