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- Yo tuve este pensamiento por la crisis de fin de siglo, es decir, fue

por el agotamiento de la historia de la metafísica.

- La falta de sentido, como podemos ver en Ser y Tiempo EL libro


que hice en 1927, procede de que en nuestro tiempo se ha
cerrado la posibilidad de preguntar, auténtica y radicalmente, por
el sentido del ser.

- Pienso que la distinción, que Aristóteles usa como respuesta,


entre sustancia y accidente, es la que lleva a asentar un camino
que ahora se agota, que nos lleva a la renuncia del verdadero
sentido de preguntar; y este olvido de la apertura originaria
conduce al agotamiento final que vive ahora Occidente como la
crisis del sentido, del nihilismo.

- Así que tome como punto de partida una relación abierta entre el
ser y el ente que se pregunta por el ser; esta apertura que liga y
separa al hombre

- En mi libro Ser y Tiempo explico el Dasein, como ser-ahí, como


ese ser que está eyectado en el mundo, eliminando las filosofías
de la modernidad, de la teoría del conocimiento, evitando así el
dualismo del proyecto Moderno -la contraposición sujeto y objeto.

- El Dasein es aquel ente que se pregunta por el ser. La crisis de


valores de Occidente proviene de centrarse en el mundo de lo
cósico, en lo óntico (tratar al hombre como instrumento).

- Realicé un análisis existencial que se pretendía ser una ontología


fundamental y al centrarse en el Dasein pasa a ser una
antropología existencial.

- El Dasein es un ente existencial, que a través del mirar


fenomenológico, se encuentra arrojado en el mundo, eyectado,
huyendo así de la subjetividad.
El pensamiento de Heidegger se ve urgido por la crisis de fin de siglo,
que se expresa como el agotamiento de la historia de la metafísica,
además asociándose a la crisis de sentido que experimenta Occidente.
La falta de sentido según Heidegger, como podemos ver en Ser y
Tiempo (1927), procede de que en nuestro tiempo se ha cerrado la
posibilidad de preguntar, auténtica y radicalmente, por el sentido del ser.
Se ha olvidado la pregunta en tanto que pregunta por el ser, como
pregunta abierta. Al cancelarse la pregunta como tal pregunta, se ha
destinado a Occidente a la pérdida de sentido. Por tanto, la pretensión
de Heidegger es reabrir de nuevo la pregunta por el sentido del ser,
aspirar a una reformulación de la pregunta por el ser, que es la pregunta
filosófica por excelencia. Heidegger expone que la distinción, que
Aristóteles usa como respuesta, entre sustancia y accidente, es la que
lleva a asentar un camino que ahora se agota, que nos lleva a la
renuncia del verdadero sentido de preguntar; y este olvido de la apertura
originaria conduce al agotamiento final que vive ahora Occidente como
la crisis del sentido, del nihilismo. Por ello plantea la urgencia de abrir
de nuevo la pregunta, asumiendo que sin ella no cabe sentido alguno;
en el mero plantearla nos va la posibilidad de sentido, del sentido de
nuestra existencia o de nuestro ser. Así, Heidegger toma como punto
de partida una relación abierta entre el ser y el ente que se pregunta por
el ser; esta apertura que liga y separa al hombre. Este retorno de
Heidegger a la pregunta ontológica no es un retorno al pensamiento
moderno, sino que es una vuelta al origen mismo del pensar,
desmontando toda subjetividad.
En Ser y Tiempo Heidegger nos expone el Dasein, como ser-ahí, como
ese ser que está eyectado en el mundo, eliminando las filosofías de la
modernidad, de la teoría del conocimiento, evitando así el dualismo del
proyecto Moderno -la contraposición sujeto y objeto-. Ser y
Tiempo constituye replantear de nuevo la pregunta por el ser.
El Dasein es aquel ente que se pregunta por el ser. La crisis de valores
de Occidente proviene de centrarse en el mundo de lo cósico, en lo
óntico (tratar al hombre como instrumento). Encontramos en la obra un
desvío, pues del planteamiento de volver a replantear la pregunta por el
ser, Heidegger se centra en la existencia de un ser que se pregunta por
el ser, se centra en el Dasein. Heidegger hará un análisis existencial
que se pretendía ser una ontología fundamental y al centrarse en el
Dasein pasa a ser una antropología existencial. El Dasein es un ente
existencial, que a través del mirar fenomenológico, se encuentra
arrojado en el mundo, eyectado, huyendo así de la subjetividad.
El reto de Heidegger es conseguir pensar la correlación del hombre
(como Dasein) y el mundo sin recurrir a ningún a priori (como hicieron
Kant o Husserl) ya que se ha deshecho del transcendentalismo en
cualquiera de sus formas. Por ello se esfuerza en desmontar la dualidad
moderna de sujeto y objeto, adoptando una estrategia que consiste en
abandonar la propia noción moderna de subjetividad. Así, Heidegger
rechaza la metafísica de la sustancia y adopta una metafísica de la
relación entre ser y ser-ahí, entre el Sein y el Dasein. Esto nos lleva ya
a que el hombre, el Dasein no podrá gozar ni de la escasa
sustancialidad de la que gozaba en Husserl. Heidegger rechaza
cualquier comprensión del Dasein como conciencia, como campo de
inmanencia. Heidegger deniega al Dasein, desde el mismo comienzo,
el mínimo contenido esencial; se niega a pensar su ser como esencia.
Para ello sustituirá la oposición noema-noesis de Husserl por la relación
fáctica entre el Sein y Dasein. En Heidegger el sentido es siempre antes
que la verdad científica; la verdad al sentido y es originaria, es la que
corresponde a la relación inmediata entre ser y ser-ahí. Heidegger
entiende la verdad como manifestación del ser, a la cual llamará, al igual
que los griegos, alétheia. Así, la verdad se comprende como
el desvelamiento, el venir-a-la-luz que tiene lugar en el propio
corresponderse del ser y el ser-ahí. Con ello Heidegger nos muestra el
engaño en el que reposa la ciencia; la ilusión de que podemos poner el
mundo frente a nosotros libre de todo prejuicio, de que podemos ponerlo
ante nuestros ojos tal como es, en absoluto, como verdad objetiva; es
la ilusión del conocimiento objetivo y de la ciencia que presupone el
esquema cartesiano de sujeto y objeto. Así se hace cargo de la intima
complicidad que liga el conocimiento científico a la subjetividad
moderna. La pregunta por el sentido del ser ha sido acallada como tal
pregunta por el saber de la ciencia y la filosofía que ha interpretado la
realidad como la suma de los entes y objetividades; e interpreta al
hombre como el ente de la razón que objetiva. Para Heidegger la crisis
del sentido es el olvido por la pregunta del ser como tal. Por tanto, la
salida de esta crisis provendrá de la deconstrucción de sus
fundamentos, construyendo con ello una postura post-moderna.
El primer modo de ser del Dasein es ser-en-el-mundo, a estos modos
de ser Heidegger los llama existenciarios, ello implica que
el Dasein está arrojado, eyectado en el mundo; este estar eyectado nos
muestra al Dasein como arrojado a sus posibilidades. El Dasein antes
que realidad es posibilidad, es decir, somos nuestros posibles. Hay
infinitas posibilidades pero algo seguro es que una de esas
posibilidades es la Muerte, esta posibilidad está presente en todas las
posibilidades; nos revela la nada, nuestra finitud; además nos muestra
que es a la vez la imposibilidad de todas las posibilidades. Por tanto, la
muerte es posibilidad de todas las posibilidades y a la vez imposibilidad
de todas las posibilidades, en la medida en que las habita a todas.
El Dasein es ese ser en el mundo que también es ser-para-la-muerte.
En la pregunta de Heidegger por el sentido del ser-ahí,
del Dasein muestra un tiempo distinto al tiempo de la ciencia.
El Dasein es ya siempre más allá de un presente, ya siempre un ex-
sistir que se dirige a lo ya-sido, a lo por-venir. El Dasein resulta así
despojado de toda esencia, a causa de su finitud, de su temporalidad,
por ser solamente en el modo de la temporalidad. El tiempo
del Dasein es anterior al tiempo lineal, físico y teórico que presupone la
concepción aristotélica y la ciencia moderna. La temporalidad del
hombre, devenido Dasein, impide que éste pueda ser al margen del
mundo. Es su temporalidad, en tanto que sentido del ser, la que señala
que la existencia, el Dasein, está ya siempre fuera de sí, que no se
puede entender como campo de inmanencia, que es siempre un ahí, en
el mundo; que está siempre arrojado. Así, esta estructura, o sentido de
la vida (devenida como existencia o Dasein), es radicalmente temporal.
Toda experiencia o fenómeno está ya siempre atravesada por lo ya-sido
o lo por-venir, esto disuelve el presente trascendental de la conciencia
que era el presupuesto de la mirada fenomenológica, tomando distancia
con Husserl.
Por otro lado, el hombre, el Dasein, se pasa la vida tratando de ocultarse
de ser un ser-para-la-muerte; esto revela la angustia ante la nada, de la
cual surge la existencia inautentica; el ‘se’ dice (man), está determinado
desde afuera, inmerso en el mundo de lo anónimo, de lo ‘uno’, para
ocultarse de la muerte, tratar de ocultar la finitud del hombre. Pero nadie
puede morir por mí, el Dasein debe aceptar su temporalidad, su finitud,
que ese Dasein dejará de ser; pues la negación de la muerte es la
esencia de la existencia inautentica. En cambio, el fundamento de la
existencia autentica es no negar la finitud de la existencia, es aceptar
que se es un ser-para-la-muerte; la autenticidad se consigue aceptando
la finitud, enfrentarse a la angustia; porque cuando se niega, cuando lo
‘uno’, a través del ‘se’ (man) dice, condiciona al Dasein a una existencia
inautentica, ocultándole su finitud, sometiéndole a estar bajo el ‘otro’; es
como haber vivido muerto. La avidez de oportunidades, el otro, trabaja
para la inautenticidad.

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