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Las Guerras del

Opio
Informe mensual de estrategia
julio 2017

Alejandro Vidal Crespo


Director de Estrategia de Mercados
Informe mensual de estrategia. Julio 2017

Las Guerras del Opio


El flujo comercial entre China y occidente es una cuestión central de la geopolítica global desde
hace muchos siglos, tanto por vía terrestre como marítima. Distintos tramos y flujos de la Ruta de
la Seda se conocen desde el siglo I A.C., aunque fue el mercader veneciano Marco Polo el primero
en describir y documentar íntegramente la ruta. Pero en la época anterior a la expansión colonial
española y portuguesa, se trataba de un flujo comercial por vía terrestre hasta Damasco y Tiro, con
ramificaciones marítimas por la India y Arabia hasta Constantinopla y Alejandría. Esas tres ciudades
acapararon el comercio europeo con el lejano oriente durante siglos.

La llegada de españoles y portugueses al Pacífico en el siglo XVI iba a transformar radicalmente


ese flujo comercial, con Manila, Goa y Macao erigiéndose como dominantes en una primera etapa,
reforzada posteriormente con las posesiones neerlandesas en Indonesia. Además de con Europa, el
comercio con América estaba abierto. En el caso español, este flujo comercial se fundamentaba en el
Galeón de Manila. La ruta de ida a Asia desde Acapulco era conocida desde 1521, gracias a los viajes
de Magallanes y Elcano, con escala en la isla de Guam. Sin embargo, la ruta de retorno eficiente no
sería descubierta hasta 1565 por los españoles Andrés de Urdaneta y Miguel López de Legazpi, que
hallaron la corriente y vientos de regreso navegando hacia el norte desde Manila hasta Nagasaki, y
desde ahí al este hasta avistar tierra americana a la altura del Cabo San Lucas, y seguir costeando
de vuelta a Acapulco, donde los vientos dominantes al oeste conducían de nuevo hasta Manila, con
las bodegas cargadas de plata. En Acapulco, las mercancías asiáticas cruzaban por vía terrestre hasta
Veracruz, donde se integraban en la ruta atlántica del comercio con las Indias. El motivo original del
viaje de Colón se veía finalmente cumplido 70 años después de partir de Palos.

Por su parte, los portugueses seguían la ruta del Índico, partiendo de Macao a Goa, Mozambique,
Salvador de Bahía y Lisboa. En ambos casos, la ruta era francamente deficitaria en términos de déficit
comercial. Los chinos exportaban multitud de bienes, mientras que apenas importaban nada: cobraban
en metales preciosos, algo que no era excesivamente gravoso, especialmente para los españoles.
En el siglo XVI, la continua entrada de metales preciosos había causado una hiperinflación y crisis
económica en Castilla, y Carlos I había decidido acuñar la moneda directamente en México y utilizarla
para comerciar, como vía para reducir la expansión monetaria en la metrópoli.

Sin embargo, este statu quo comercial iba a comenzar a cambiar con la llegada de los ingleses al
sureste asiático, a finales del siglo XVIII. En 1757, una disputa entre la Compañía Británica de las Indias
Orientales derivó en un ataque de las fuerzas locales bengalíes sobre Fort William, en Calcuta. La
respuesta británica fue contundente, y derivó de facto en el inicio de la época colonial en la India con
la conquista de Bengala.

A diferencia de los españoles, que básicamente comerciaban con dinero que extraían del suelo, los
británicos eran auténticos comerciantes, que sacaban beneficio de mover mercancías de un punto
a otro. Pero mientras que los británicos compraban a China bienes preciosos como la porcelana,
seda o té, no encontraban demanda por parte de los chinos para comprar sus productos. La famosa
balanza comercial negativa era saldada en plata, y este desembolso en efectivo era intolerable para
los británicos. De modo que buscaron otra vía para cuadrar la balanza, y la encontraron mediante
la venta de opio producido en la India que introducían en China y vendían en plata, que a su vez
utilizaban para pagar en el puerto de Cantón.

El comercio de opio comenzó a desarrollarse de un modo exponencial, y en 1839, suponía un problema


de salud pública de enorme magnitud en China, donde amplias capas de población adicta destinaban
hasta dos tercios de sus ingresos a comprar la droga. En respuesta, el Emperador Daoguang tomó
medidas y prohibió el tráfico de opio en China, destruyendo multitud de mercancía e inculpando a
muchos contrabandistas y funcionarios corruptos. Y la respuesta del Reino Unido fue declarar la
Informe mensual de estrategia. Julio 2017

primera Guerra del Opio, 1839-1842, con victoria aplastante para los británicos. El resultado fue
la firma del Tratado de Nankin, que abría cinco puertos chinos al comercio con los británicos en
excelentes condiciones (para los segundos, claro), reparaciones por el opio destruido y los costes de
la guerra, y la cesión a perpetuidad de la isla de Hong Kong. Sin embargo, el tratado dejaba abiertos
temas tan importantes como el comercio de opio a futuro, que seguía siendo devastador para China.

Y precisamente la necesidad de explicitar la legalidad de ese comercio fue esgrimida por los británicos
en 1855, por lo que exhortaron a los chinos a renegociar el Tratado de Nankin, incluyendo además
otras reivindicaciones, como abrir embajada en Pekín (entonces ciudad cerrada), abolir impuestos a
los extranjeros que se asentaran en China o un mejor acceso a mano de obra local. Los chinos, una
vez más, se negaron. La guerra estallaría finalmente con el pretexto del apresamiento de un buque
chino, el Arrow, por piratería y contrabando. Sin embargo, el buque se había registrado recientemente
en Hong Kong, lo que desencadenó un conflicto diplomático y finalmente las hostilidades abiertas.

Los británicos atacaron Guangzhou y tomaron Cantón. Francia, Estados Unidos y Rusia recibieron la
invitación de Gran Bretaña para unirse a la contienda, cosa que hicieron con distintos pretextos a su vez.
La derrota china era un hecho, y se vio forzada a firmar en 1858 el tratado de Tianjin, que entre otras
cosas, ampliaba los territorios de Hong Kong cediendo también la península de Kowloon, en territorio
continental. Además, legalizaba el comercio de opio, abria nuevos puertos comerciales y embajadas,
permitía navegar a los buques extranjeros por algunas rutas fluviales y establecía compensaciones en
efectivo.

El cambio súbito de sus condiciones comerciales generaría una grave crisis política y económica en
china que se alargaría hasta mediados del siglo XX, prácticamente hasta el triunfo de la revolución
comunista. El Gobierno Imperial de la dinastía Quing caería en 1912 para dar paso a la República de
China, en manos de los nacionalistas de Sun Yat-sen, que sin embargo no controlaba el territorio
interior. Este hito no se consiguió hasta el gobierno de Chiang Kai-shek, que pretendía conducir a China
hacia una democracia moderna. Sin embargo, el proceso se vio interrumpido por la invasión japonesa
en el marco de la segunda guerra mundial y la posterior Revolución Maoista, que derrotó al gobierno
nacionalista e impuso el sistema comunista, en 1949.

Hoy, el comercio de China con el resto del mundo sigue generando un enorme desequilibro de las
balanzas comerciales que es muy mal visto por las contrapartidas que compran multitud de mercancías
pero a penas consiguen colocar producto propio, como Estados Unidos, y se siguen generando
conflictos por el control de determinadas regiones y rutas navales en el Mar del Sur de China. Y
una nueva Ruta de la Seda, conocida como la iniciativa One Belt One Road, emerge como elemento
estratégico y central en el diseño de las infraestructuras e inversiones chinas a décadas vista. Les
invito a investigar acerca de esta iniciativa: verán que algunos elementos son invariables a lo largo de
la historia.

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