El servicio público como profesión:

elementos para promover

la Ética y la Cultura de la Legalidad
en el ámbito gubernamental
Octavio E. Arroyo Zavala

El “profesional” en general
¿Qué es lo que se toma en cuenta para elegir
una carrera? El tiempo de duración de los estu-
dios, la carga de trabajo, las expectativas eco-
nómicas, las capacidades individuales, el reco-
nocimiento social. No es sencillo contestar a la
pregunta si tomamos en cuenta que la profesión
que elegimos nos definirá y posiblemente diga
de nosotros “de por vida”. Sin embargo, existe
algo en común entre las diversas profesiones de
acuerdo con Marina González Martínez y Alberto
Hernández Baqueiro y es que,
“Surgen para satisfacer necesidades sociales
y así como una profesión emerge, puede des-
aparecer como tal cuando deja de existir la
necesidad social que la produjo. Por lo que se
puede hablar de un dinamismo en el ámbito
de las profesiones que obedece al dinamismo
social”.1
1
García, Dora Elvira (Coord.), Ética, profesión y ciudadanía. Una ética cívica para la vida
en común, Porrúa, México, 2008, p. 50.
11

Las profesiones son un producto social,
cumplen con un rol específico para dar respues-
ta a necesidades y se actualizan de acuerdo a la
dinámica de la sociedad. Ejemplo de ello, es la
interdisciplinariedad de las ciencias y la creación
de distintas profesiones que deben contestar a
las interrogantes actuales como bioética, desa-
rrollo sostenible, derechos humanos, entre otros
temas. Pero, comencemos por contestar, qué
es una profesión,
La palabra profesión proviene del latín professió-
ónis que significa acción y efecto de profesar.
Entonces, se entenderá como una situación en
la que alguien profesa algo, pero al mismo tiem-
po será el empleo, facultad u oficio que alguien
ejerce y por lo cual, recibe una retribución.2
La profesión puede verse como vocación,
como convicción, y hasta como búsqueda de
prestigio social y éxito económico, generando
una relación de interdependencia entre el indi-
viduo y la sociedad que sirve de “punto de par-
tida para hablar de los principios normativos,
de los códigos y procedimientos que rigen a las
prácticas profesionales en general”.3 En este
sentido, podemos comenzar por hablar de una
“ética profesional” ya que el profesionista ad-
quiere cierta identidad y genera un sentido de
pertenencia que “va de lo personal, pasa por
su grupo de profesionistas, por la institución
para la que trabaja y llega hasta el sentimiento
de ser parte constitutiva importante de la so-
ciedad en la que se desenvuelve”.4 De acuerdo
con Alberto Hernández, la ética profesional es,
“El conjunto de principios que definen lo que
es el buen vivir y el actuar correcto desde el
trabajo que uno desempeña y en el desempe-
ño de ese trabajo. Entonces tendríamos que
decir que el propósito de la ética profesional
es averiguar cómo se pueden realizar los
2
Ibid., p. 31.
3
Ibid., p. 49.
4
Hernández Baqueiro, Alberto (Coord.), Ética actual y profesional. Lecturas para la
convivencia global en el Siglo XXI, Thomson, México, 2006, p. 309.
12
Octavio E. Arroyo Zavala
ideales y los principios de la ética en general
cuando la acción de la que tratamos es la ac-
ción que realiza una persona cuando ejerce
su ocupación regular en la vida, su trabajo,
cualquiera que éste sea […] [Mientras que el
profesional es] aquel que en el ejercicio de las
tareas que le son propias procura el cuidado
o beneficio de quien se pone en sus manos
en cuanto profesional […] [Siendo así que] la
ética profesional es la ética neutral y común
que se aplica a una persona en cuanto ella se
define en relación con la profesión que tiene,
donde los principios normativos de esa ocu-
pación se perfilan según el objeto propio de la
profesión y que le son exigibles al profesional
en virtud del deber de actuar conforme a lo
que la práctica y el mejor conocimiento dispo-
nible establecen como el procedimiento co-
rrecto para alcanzar el bien que legitima la
existencia de aquella profesión”.5
Para Rafael De Gasperín y Susana Patiño, las
profesiones están conformadas por “bienes in-
ternos” que representan y dan sentido a la pro-
fesión; y por “bienes externos”, el prestigio y
aquellos beneficios económicos que se tienen al
realizar una actividad profesional. Sin embargo,
“cuando se utilizan las capacidades técnicas ex-
clusivamente para servirse a sí mismo aprove-
chando la posición de privilegio y el poder que el
conocimiento confieren al profesional, se está
ante una desvirtuación o forma corrupta de ejer-
cer la profesión”.6
Gasperín y Patiño determinan que el auténti-
co valor del profesional no está en la mera dis-
tinción que representa ser un “especialista”, ya
que está colocado “por encima de los demás”;
sino que adquiere sentido y valor en la medida
de lo que la sociedad obtenga y reciba como
beneficio del quehacer responsable del mismo.
Es decir, los profesionales se deben a la socie-
dad y no a la inversa.7
5 Hernández Baqueiro, Alberto, El servicio público desde la perspectiva de la ética
profesional, Documento inédito, México, 2008, pp. 2-4.
6 García, Ética, p. 29.
7 Idem.
Octavio E. Arroyo Zavala

Marina González y Alberto Hernández seña- cada profesión […] Sin embargo, es un deber
lan que el ejercicio profesional debe ser “ética- para todos y cada uno mantenerse actualizado
mente responsable”, ya que todo profesional en los conocimientos concernientes a su área de
responde a necesidades sociales. Para ellos, “la especialidad […] No basta con “hacer” lo que
responsabilidad es un cimiento de confianza, y nuestra profesión es, sino hay que “saber hacer
ésta es necesaria para todo el tejido social […] bien”; no basta con dominar el conocimiento de
[ya que], sin confianza no podríamos hablar si- nuestra área de especialidad, es necesario saber
quiera de empresa, de contratos, de Estado de emplearlo en condiciones de incertidumbre para
derecho, de familia, de instituciones, de comer- enriquecer nuestro ser y para mejorar el mundo
cio, y en sí del ejercicio profesional”.8 Entonces, en el que habitamos […] Es decir, la ética profe-
qué es lo que debe tomar en cuenta un profesio- sional no es una ética diferente de la ética gene-
nal que pretenda regir su actuar de manera éti- ral, sino la aplicación de la ética a las circunstan-
ca, Adela Cortina y Jesús Conill sugieren los mí- cias concretas de una profesión particular.10
nimos éticos necesarios en el ejercicio de las Es de suma importancia que las profesiones
profesiones: tengan mínimos éticos para actuar y que se revi-
sen constantemente de acuerdo al dinamismo
1. Como actividad humana social es un bien social, como señala Sara Fuentes, “por su espe-
específico indispensable. cificidad, es común que las reglas de ética pro-
2. Es legítimo que la sociedad exija a los fesional sean asentadas por los teóricos del área
profesionistas que proporcionen ese […] o por los mismos especialistas que trabajan
bien. en diferentes áreas de determinadas empresas
3. Los profesionistas han de ejercer su acti- o instituciones.”11
vidad con vocación.
4. Han de poseer además de conocimien- El “deber ser” del servidor público
tos, habilidades y capacidades, las licen- Los profesionales deben cumplir con un “man-
cias y credenciales necesarias para ejer- dato” propio de su profesión, pero además,
cer. aquellos que deciden participar en la administra-
5. Han de pugnar por la universalidad de su ción pública deben tomar en cuenta las diferen-
ética, moral y valores para superar su cias con respecto a la administración privada y
aplicación a grupos cerrados. las características específicas del servicio públi-
6. Han de trabajar en forma permanente a co. Si éste es considerado como profesión, cuá-
favor de la excelencia profesional. les serán los mínimos éticos necesarios para su
7. Han de participar en la elaboración de có- actuar, para dar respuesta se parte del hecho de
digos éticos, principios morales y esta- que el servidor público,
blecimiento de los valores necesarios.9
[…] tiene primero una profesión cualquiera y
En otras palabras, el profesional debe com- luego ocurre que su campo de realización es
plementar y conciliar entre el interés personal y el servicio desde la administración pública, lo
el compromiso social. Al respecto González y que le impone unas circunstancias especiales.
Hernández nos dicen que, [Además,] el servicio público conlleva unos re-
Aunque una sola sea la ética que nos impele cursos, un marco normativo, una cultura y fi-
a hacer bien lo que sabemos hacer, hay circuns- nalidades diferentes de las que tienen otras
tancias, ocasiones y dilemas específicos de organizaciones humanas en la sociedad mo-
derna, es necesario prestar alguna atención a
8
Ibid., p. 51.
9
Cortina, Adela y Conill, Jesús, 10 palabras clave en la ética de las profesiones, Verbo 10
García, Ética, pp. 57-60.
Divino, España, 2000. 11
Hernández, Ética, p. 308.
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esa diferencia para apreciar mejor qué debe-
res y principios atañen al trabajo del servidor
público.12
Para Alberto Hernández, las instituciones pú-
blicas tienen una naturaleza doble: son públicas
en cuanto a su régimen de propiedad, porque
son parte del aparato estatal y al mismo tiempo,
son públicas en cuanto están orientadas hacia el
beneficio de la sociedad, hacen lo que la ley les
ordena y no buscan el lucro ni el beneficio priva-
do. Los instrumentos de trabajo y los productos
no pertenecen a las personas que lo realizan.
Sin embargo, éstas reciben a cambio de su es-
fuerzo una retribución previamente definida, “es
el mejor sentido de la palabra burocracia como
cuerpo de profesionales al servicio del bien
público”.13
Para el mismo autor, el profesional, además
de responder a la norma jurídica, debe prestar
atención a la norma moral en cada situación, lo
cual, puede generar un “conflicto de intereses”
que se da cuando una persona está dividida en-
tre su interés personal y el de la institución para
la que trabaja, por tanto:
Para mejorar el resultado de la acción de las
instituciones hay que trabajar tanto en las ac-
ciones de las personas como en el marco de
referencia organizacional, porque ese marco
condiciona de modo determinante la confi-
guración final de tales acciones.14
Las acciones que realiza el servidor público
tienen repercusiones directas o indirectas en las
vidas de otras personas, es decir, en el conjunto
social. Por ello resulta conveniente que el profe-
sional que decide incorporarse al servicio públi-
co cuente con un marco de referencia claro y
suficiente acerca de los principios éticos y los
ideales de comportamiento que orienten sus de-
cisiones. Como señala Platón,
12
Hernández, El servicio, p. 5.
13
Ibid., p. 7.
14
Ibid., p. 10.
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Octavio E. Arroyo Zavala
[…] el primer elemento esencial para una me-
jor actuación pública estriba en comprender
a la propia sociedad y a los individuos que la
componen; en segundo busca comprender
la política y el gobierno; mientras que el ter-
cero aspira a comprender la conducta de los
asuntos en las instituciones organizadas.15
Cuando una persona asume un cargo públi-
co, no sólo obtiene un ingreso por su desempe-
ño, sino que acepta ciertas obligaciones, restric-
ciones y limitaciones en su actuar. Por tanto, se
le pedirá, tratar de hacer compatibles sus princi-
pios personales y de historia de vida con los
fundamentos propios del servicio público, con la
finalidad de convertirse en un “verdadero” servi-
dor público y no sólo desempeñarse como un
“empleado de gobierno”.
Los servidores públicos, en este sentido,
aceptan obligaciones “especiales” para servir
más allá de sus intereses personales, las cuales,
derivan de la idea de bienestar general y se de-
legan en las instituciones y cargos desempeña-
dos en ellas. Es ahí donde radica la “especiali-
dad” del rol a desempeñar, se pasa de un ciuda-
dano que forma parte de la sociedad a otro que
además desempeña una función pública que
incide e implica a otros ciudadanos de acuerdo
al cargo ejercido y a la institución a la que perte-
nece. El impacto de la ética en el servicio públi-
co se pone de manifiesto a través de la “lealtad”
del servidor por la institución a la que pertenece,
lo que implica,
[…] disposición para ceder buena parte de sí
mismo a la disciplina. Aparte del interés
egoísta de la paga, en la administración pú-
blica se tiene una oportunidad esencial para
un sentido de dedicación altruista e idealista;
además de las lealtades a programas, fun-
ciones y proyecciones determinadas.16
15
Platón, La República, Editores Mexicanos Unidos, México, 1987, p. 428.
16
Aguilar Hernández, Fernando, Moral pública en los procesos de buen gobierno, Plaza
y Valdés, México, 2000, p. 210.
Octavio E. Arroyo Zavala

Incluso, no importa si se pasa de un cargo servidor público deba contar con capacidades
superior a uno inferior, o si se asume una función técnico-operativas y cualidades morales, ya que
en una institución pública diferente, la esencia la especialización de los asuntos de gobierno
del servicio público va más allá del nivel jerárqui- exige el desarrollo de cualidades relativamente
co o de la institución para la cual se desempeña “especiales”.
una actividad. De acuerdo con Maquiavelo, se La honorabilidad del servidor público como
requiere de vocación y convicción para el servi- profesional radica en su capacidad de desem-
cio de manera permanente, peño aunado por su lealtad al cargo, asumién-
dolo como deber. Al mismo tiempo que “hacia
[…] lo más apropiado para alcanzar la esti- abajo”, su actuar tendrá repercusiones públicas
mulación pública consiste en vivir en intimi- en la relación con la sociedad, de donde surge la
dad con las personas respetables, de bue- necesidad de reforzar la relación gobernantes-
nas costumbres y bien reputadas por su sa- gobernados, donde exista una relación de co-
ber y prudencia, porque el mejor indicio para municación, evaluación y vigilancia constante y
juzgar el mérito de un hombre es de las per- permanente. Es decir, se debe pensar en un ser-
sonas de su amistad y compañía; si estas vidor público que guíe su actuación con un sen-
son honradas, adquieren merecidamente tido de “integridad”, para abonar a la puesta en
buena reputación, porque es imposible que práctica de la Ética en el Servicio Público y de la
no tenga analogías con ellas.17 Cultura de la Legalidad, con personas que “pon-
gan el ejemplo” y construyan un Estado demo-
En suma, se requiere de toda una vida para crático de derecho permanentemente.
adquirir prestigio, honorabilidad y reputación, ya
sea por parentesco, relaciones, amistades y so-
bre todo por acciones, siendo estas últimas las
más meritorias puesto que lo que puede proyec-
tar una persona se funda en sus actos. Al res-
pecto; Aguilar Hernández señala que,

[…] cuando el pueblo concede un cargo a

un ciudadano, guiándose por su estimación
pública, su elección es acertada. Los pue-
blos estiman pues para la elección de sus
representantes los testimonios más verídicos
acerca de la capacidad de los hombres; los
ciudadanos que aspiren a la popularidad deben
ganársela con actos y con trabajo notables.18

Al final, serán esos ciudadanos los que eva-

luarán el accionar de los servidores públicos, ya
sea a través de la reputación, de la experiencia o
bien, de la eficacia y eficiencia de tales personas
en el desempeño de sus “encargos” en un espa-
cio y tiempo determinados. De ahí que cualquier
17
Maquiavelo, Nicolás, Obras políticas, Editorial de Ciencias Sociales, Instituto Cubano
del Libro, Cuba, La Habana, 1971, p. 282.
18
Aguilar, Moral, p. 212.
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