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COMPRENSIÓN LECTORA

1. LA COMUNICACIÓN. La comunicación es un fenómeno social y socializador por excelencia,


pues, no habría sociedad sin comunicación, por lo que este término posee una gran amplitud,
aplicable a todo campo y todo ser capaz de comunicarse, inclusive máquinas, como ocurre con
la comunicación cibernética.
Desde el punto de vista formal existen dos formas de comunicación: a) la comunicación
lingüística y la comunicación no lingüística o semiótica; el primero tiene sus formas: oral,
escrita e icono-verbal; en cambio la segunda tiene múltiples formas que lo podemos ilustrar
como el conjunto de signos, símbolos y señales que día a día observamos.
En este sentido, los efectos de la comunicación pueden ser tan constructivos o destructivos
según la sabiduría para su empleo; existen herramientas o estrategias con finalidad
dominadora, manipuladora o democrática; igualmente, desde el punto de vista histórico y
tecnológico hay modalidades: horizontales, verticales, circulares, helicoidales; lo cual, revela
su gran complejidad y, que los educadores estamos obligados a comprender y tratar con la
máxima delicadeza posible; máxime, por el gran desarrollo alcanzado por los llamados “medios
masivos” al servicio de los intereses de los grupos de un poder económico o ideológico.
Hoy en día, se habla mucho de la democratización de los medios a través de proyectos de
comunicación alternativa; lo cual, sería una opción de desarrollo auténtico.

2. EL TEXTO. Es una unidad coherente y cohesiva, de cualquier extensión, con sentido completo.
Ej.: una simple palabra o frase contextualizadas: ¡sí!, ¡no!, “haber si puedes …”, ¡auxilio!, etc.,
hasta textos mayores como el poema, la receta de cocina, la noticia, una novela, una
propaganda, una enciclopedia, colecciones enteras y muchos más.

3. TIPOS DE TEXTO. La elaboración del texto tiene un carácter intencional; sin embargo, para
satisfacer las diversas necesidades comunicativas, se plantean estándares que nos permite
comprendernos unos a otros; de este modo, existen las siguientes clasificaciones:

Primera clasificación: está referido a la generalidad de textos.

a) Textos discontinuos. Se les denomina así por su carácter no lineal; es decir, son los diversos
cuadros, esquemas, mapas, afiches, etc., que generalmente se organizan en base a iconos
y palabras; es decir son tipos iconoverbales, por lo general.
b) Textos continuos. Aquí prevalece la palabra, de manera que está constituida por la cadena
hablada en una continuidad ilimitada. Se sabe cuándo comienza pero no se sabe cuándo
va a terminar, algo así como la vida misma, según los literatos.

Segunda clasificación: está referido a los textos continuos.

a) Según el modo de transmitirse:


 Orales.
 Escritos.
 Multimedia.

b) Según su intención y lenguaje:


 Literarios.
 No literarios.
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c) Según su tema y estructura:


 Narrativos.
 Descriptivos.
 Expositivos.
 Argumentativos.
 Persuasivos.
 Formales o administrativos.
 Instructivos.
 Funcionales.

4. PARALENGUAJE O PARATEXTO. En la comunicación oral, es muy común utilizar el silbido o el


chasquido, el crujido, el rechinamiento, etc., para lograr la atención del destinatario del
mensaje; así, en la comunicación escrita existen los signos de expresión, de puntuación, iconos,
símbolos, señales, mapas, cuadros, esquemas y diversas representaciones que son utilizados
para darle más eficacia al significado de los mensajes.

5. LA LECTURA. Es la acción de leer; lo cual consiste en un actividad compleja: psicofisiológica e


intelectual; de manera que:

 Leer es una práctica cultural.


 Consiste en interrogar activamente un texto para construir su significado.
 Se basa en las experiencias previas, esquemas cognitivos y propósitos del lector.

6. LA COMPRENSIÓN LECTORA

La comprensión lectora hace referencia a un proceso simultáneo de extracción y construcción


transaccional entre las experiencias y conocimientos del lector, con el texto escrito en un
contexto de actividad. En este sentido, la construcción de la representación mental textual es
un proceso abierto y dinámico, inexistente exclusivamente en el texto o en el lector, y
dependiente de la relación recíproca entre las condiciones del texto, el contexto y lector.

7. ESTRATEGIAS DE LECTURA.

La Psicología Cognitiva y los educadores afirman que solo se aprende cuando se integra la
información nueva dentro de un esquema o estructura cognitiva ya existente.

 Los esquemas cognitivos (o conocimientos previos) son estructuras que representan


conceptos almacenados en la M.L.T.
 Los conocimientos previos inciden sobre la construcción del significado de los textos.
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 Los lectores que poseen conocimientos más avanzados sobre un tema, son capaces de inferir
a partir de él e incorporan mejor los nuevos conocimientos.

Las estrategias cognitivas s e refieren a procesos dinámicos y constructivos que el lector pone
en marcha de manera consciente e intencional para construir una representación mental del
texto escrito. Trabajos recientes han clasificado dichas estrategias priorizando la construcción
representacional a partir de los niveles de procesamiento. Por ejemplo, Block & Pressley
(2007), han elaborado un modelo de estrategias que integraría: a) procesos de comprensión
para reconocer y comprender palabras; b) procesos de comprensión para interpretar frases y
párrafos; c) procesos de comprensión para comprender bien el texto; c) procesos de
comprensión para compartir y usar el conocimiento.
Las estrategias metacognitivas pueden clasificarse en función del momento de uso: a) antes de
iniciar la lectura, para facilitar al lector la activación de conocimientos previos, detectar el tipo
de discurso, determinar la finalidad de la lectura y anticipar el contenido textual, y en efecto,
qué tipo de discurso deberá comprender y planificar el proceso lector; b) durante la lectura,
para facilitar al lector el reconocimiento de las distintas estructuras textuales, construir una
representación mental del texto escrito y supervisar el proceso lector; y c) después de la
lectura, para facilitar al lector el control del nivel de comprensión alcanzando, corregir errores
de comprensión, elaborar un representación global y propia del texto escrito, y ejercitar
procesos de transferencia o dicho de otro modo, extender el conocimiento obtenido mediante
la lectura.

8. NIVELES DE LECTURA.
 Lectura literal. Es la modalidad por el cual se recupera la información con apego al texto en
sí mismo.
 Lectura inferencial. Es la modalidad interpretativa, para cuyo logro se realizan un conjunto
de razonamientos: comparaciones, analogías, inducción, deducción, contradicción, etc.
 Lectura crítica. Es la modalidad valorativa, transformadora y creadora.

9. HABILIDADES DE LECTURA EN LA EDUCACIÓN SUPERIOR

En la educación superior, el estudiante utiliza la lectura fundamentalmente para la producción


del conocimiento a partir de lo leído; esto, mediante diversas actividades como: leer un mismo
tema en diversas fuentes de información para desarrollar su capacidad de análisis, síntesis e
interpretación de la realidad; encontrar y desarrollar el eje articulador de cada sistema de
conocimientos, proponer nuevas hipótesis y soluciones al caso; aprender a articular
propuestas diferentes al ser capaces de vislumbrar una línea que una las ideas que proponen
los autores diversos y, no hacer trabajos “revueltos” como ocurre en estos últimos tiempos; es
decir, el estudiante debe ser capaz de encontrar nuevas propuestas a partir de los vínculos del
conocimiento encontrados.
A partir de la lectura, el estudiante debe cuestionar la realidad, “jugar” a definir hipótesis, de
modo que le impulse a la búsqueda de las comprobaciones mediante inferencias,
anticipaciones y argumentaciones o conclusiones para defenderla; pero, debe entenderse que
las hipótesis no son objetos a ser comprobados a “toda costa”, sino más bien si y solo si se
encuentran argumentos válidos para hacerlo. El criterio para que un criterio lo sea es que se
encuentren otras fuentes, hechos o acontecimientos que secundan dicha hipótesis,
promoviendo la aplicación del método científico. De este modo, se debe proponer, mediante la
lectura, el desarrollo de las siguientes capacidades:
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Pensamiento ejecutivo: se refiere a la elaboración de planes y proyectos, establece sus propios


objetivos, proceso de planeación, indicadores de logro y mecanismos de evaluación.
Pensamiento crítico: es el proceso mediante el cual se comparan entre sí dos o más fenómenos,
elementos, situaciones, condiciones, circunstancias, dinámicas, objetos, entre otros,
encontrando lo que falta, lo que se considera ventaja o desventaja, etcétera; es un proceso
racional y emotivo.
Pensamiento autónomo: es la capacidad de pensar con independencia, sin importar lo que
opinen los demás ni la presión social. Incluye una actitud de autonomía y entereza y de respeto
frente al otro.
Pensamiento sistémico: es la capacidad de pensar observando todos los elementos que
interactúan en procesos y dinámicas, prestando atención tanto al rol que juega cada parte,
como a la complementariedad, antagonismo, subsidiariedad y relación entre ellas.
Pensamiento morfogénico: es la capacidad de pensar identificando el factor más importante del
sistema, la clave, el que le da forma o el que puede generar la reproducción del mismo.
Pensamiento epistémico: es la capacidad de reconocer la perspectiva del otro frente a un asunto
determinado, por ejemplo, cómo ve el problema mi interlocutor y cómo lo veo yo, o bien cómo
lo perciben las mujeres y cómo los hombres (perspectiva de género), cómo lo definen los
jóvenes y cómo los adultos (perspectiva etaria), cómo lo observan los indígenas y cómo el resto
de la población que no lo es (perspectiva étnica y cultural). También implica el punto de vista
por ámbitos de conocimiento, piénsese que la forma en que el arquitecto ve un edificio es
diferente de aquella del ingeniero, o de la visión del diseñador o del ama de casa.
Pensamiento científico: es la capacidad para aplicar el método científico en la resolución de
problemas naturales, sociales, económicos, o de cualquier tipo. Implica hacer preguntas,
generar hipótesis que expliquen la causalidad de un fenómeno concreto y su comprobación
mediante acciones que logren llegar a esta meta. Pensamiento creativo: es la capacidad de
plantear soluciones inexistentes a la fecha, originales y únicas, ante problemas que se suscitan,
o bien de inventar productos no imaginados, concebidos o plasmados con anterioridad.
Pensamiento propositivo: es la capacidad de hacer propuestas útiles para negociar frente a las
ideas y demandas de otra persona, identificando lo que el otro quiere, pero también lo que uno
quiere.
Pensamiento alternativo: es la capacidad de puntualizar alternativas ante dilemas existentes,
en este caso no es relevante la originalidad, pues el énfasis está en la solución de problemas.
Pensamiento asertivo: es la capacidad de identificar lo que nos gusta y lo que nos disgusta, para
señalarlo de la mejor manera posible en el momento oportuno.
Pensamiento complejo: es la capacidad para identificar variables, relaciones, causas, efectos
más allá de las razones conocidas, establecidas o aparentes: la causa puede ser consecuente y
el consecuente causa en un fenómeno, la forma clásica de pensar, evita realmente identificar
procesos que van más allá de las simples conjeturas o suposiciones.
Pensamiento holístico: Es la capacidad de poner en juego todos los pensamientos anteriores.

10.TÉCNICAS DE LECTURA. Para la aplicación de las técnicas de lectura, se plantean tres


momentos: antes, durante y después.
 Antes de la lectura (pre lectura). Establecer objetivos (propósitos), activar los saberes
previos, aproximación al texto, hipótesis de lectura.
 Durante la lectura (lectura propiamente dicha). Se usa el espigueo, el subrayado, la anotación
marginal, el resumen, el parafraseo, la esquematización, entre otros,
 Después de la lectura (post lectura). Evaluar el logro de los objetivos, establecimiento de
juicios críticos: opiniones, valoraciones e incorporación al conocimiento personal, etc.
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La lectura es una práctica activa, dinámica. Muy diferente al criterio común, particularmente
en el seno familiar cuando se trata de tareas domésticas, se sostiene: que lo haga fulano, no está
haciendo nada, solo está leyendo. Cual si fuera una simple forma de ocupar el tiempo, sin
percatarse que la lectura implica poner en juego la atención, la capacidad de concentración,
liberar la mente de otras preocupaciones y sumergirse en un mundo de desarrollo de la
imaginación, de despertar la capacidad de fantasía para trasladarse a otros tiempos y a otros
lugares; de envolverse en tramas que transforman y permiten vivir otras vidas. En una palabra,
facilitan el desarrollo de las facultades intelectuales, las emociones y la imaginación. La
sensibilidad, igual que las habilidades o las destrezas también se educa y se refina. Hay quien
nace y crece con una sensibilidad de tortuga, de carapacho, que no aspira a refinarse y nunca
puede alcanzar el disfrute de las altas expresiones de la cultura universal, gente que nace tosco
y muere palurdo. Asegura Guglielmo Cavallo “El abismo, esencial pero tosco, entre lectores
cultos y analfabetos, no agota las diferencias en la relación con lo escrito. Todos quienes pueden
leer los textos no los leen de la misma manera y, en cada época, grande es la diferencia entre
los doctos bien dotados y los más torpes de los lectores. Contrastes, finalmente, entre unas
normas y unas convenciones de lectura que, en cada comunidad de lectores, definen unos usos
legítimos del libro, unos modos de leer, unos instrumentos y unos procedimientos de
interpretación. Y contrastes, por último, entre las esperanzas y los intereses tan diversos que
los diversos grupos de lectores ponen en la práctica de leer. De esas determinaciones, que
gobiernan las prácticas, dependen las maneras en que pueden ser leídos los textos, y leídos de
modo diferente por lectores que no comparten las mismas técnicas intelectuales, que no
mantienen una relación semejante con lo escrito, que no otorgan ni el mismo significado ni el
mismo valor a un gesto aparentemente idéntico: leer un texto”1

Por otra parte -aseguran Guglielmo Cavallo y Roger Chartier- “La lectura no es solamente una
operación intelectual abstracta: es una puesta a prueba del cuerpo, la inscripción en un espacio,
la relación consigo mismo o con los demás”. Es también una relación social que ha cambiado a
lo largo de la historia, que pasó por ejemplo por la práctica de la lectura en voz alta, compartida
y comentada, para llegar a la actual individual y en silencio, pero no por ello menos socializada
como luego veremos. Por su parte, recuerdan los referencistas citados “Los autores no escriben
libros: no, escriben textos que se transforman en objetos escritos -manuscritos, grabados,
impresos y, hoy, informatizados- manejados de diversa manera por unos lectores de carne y
hueso cuyas maneras de leer varían con arreglo a los tiempos, los lugares y los ámbitos”.

Donde más ilustrativa resulta la condición social de la lectura es en su análisis desde la


perspectiva de género y de clase social. En un penetrante ensayo Martyn Lyons nos refiere el
devenir de la lectura desde esas dos perspectivas2. El acceso a la educación elemental es
relativamente una conquista reciente para las mujeres. Recuerda que a fines del siglo XVIII en
las escuelas públicas rusas, sólo el 9% de los estudiantes eran niñas, y lo mismo ocurría en
Navarra durante 1807. En 1872, en Cette, el 94% de los usuarios de las bibliotecas eran
hombres, en Pau el 80%, y en Ruán, en 1865, el 88%. Dice que “El siglo XIX asistió al
florecimiento de las revistas femeninas y al surgimiento de un fenómeno comparativamente

1 Guglielmo Cavallo y Roger Chartier Historia de la lectura en el mundo occidental, Editorial Santillana S.
A. Taurus. 1998. Madrid, página 13.
2 Martyn Lyons “ Los nuevos lectores del siglo XX: Mujeres, niños, obreros” en Cavallo y Chartier. Op. Cit.
Pp. 473 y ss En lo que resta del apartado las referencias son de este autor.
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nuevo: la literata”, pues “Las escritoras, salvajemente censuradas por publicaciones satíricas
como Le Charivari, que las tachaba de amenaza para la estabilidad doméstica, dejaron su
impronta. La imagen tradicional de la mujer lectora - nos dice- tendía a ser la de una lectora
religiosa, devota de su familia, muy lejos de las preocupaciones que agitaban a la vida pública.
Anota que “Aunque las mujeres no eran las únicas que leían novelas, se las consideraba el
principal objetivo de la ficción popular y romántica. La feminización del público lector de
novelas parecía confirmar los prejuicios imperantes sobre el papel de la mujer y su inteligencia.
Se creía que gustaban de la novela porque se las veía como seres dotados de gran imaginación,
de limitada capacidad intelectual, frívolos y emocionales. La novela era la antítesis de la
literatura práctica e instructiva. Exigía poco, y su único propósito era entretener a los lectores
ociosos. Y, sobre todo, la novela pertenecía al ámbito de la imaginación. Los periódicos, que
informaban sobre los acontecimientos públicos, constituían por lo general una reserva
masculina; las novelas que solían tratar de la vida interior, formaban parte de la vida privada a
la que se relegó a las burguesas del siglo XIX.

Esto suponía una amenaza para el marido y padre de familia burgués del siglo XIX: la novela
podía excitar las pasiones y exaltar la imaginación femenina. Podía fomentar ciertas ilusiones
románticas poco razonables y sugerir veleidades eróticas que hacían peligrar la castidad y el
orden de sus hogares. Por ello, la novela del siglo XIX se asoció con las cualidades
(supuestamente) femeninas de la irracionalidad y la vulnerabilidad emocional. No fue casual
que el adulterio femenino se convirtiera en el argumento arquetípico que simbolizaba la
trasgresión social...” Más adelante señala que ‘‘Cuando ambos sexos se mezclaban en calidad
de lectores, la mujer solía ocupar una posición sometida a la tutela del varón. En ciertas familias
católicas se prohibía a las mujeres leer el periódico. Era corriente que un varón lo leyera en voz
alta. Ésta era una tarea que en ocasiones implicaba cierta superioridad moral y el deber de
seleccionar o censurar el material apto para los oídos femeninos”. Más adelante refiere que “En
la memoria de muchas mujeres de la clase trabajadora prima el tiempo dedicado a pelar
patatas, bordar, hacer pan y jabón. No había tiempo para recrearse. De niñas, recuerdan haber
temido el castigo si eran sorprendidas leyendo. Las obligaciones domésticas eran lo primero, y
admitir que se leía equivalía a confesar negligencia en el cumplimiento de sus
responsabilidades frente a la familia. La imagen ideal de la buena ama de casa parecía
incompatible con la lectura”.

11.LA LECTURA COMO FUNCIÓN MENTAL SUPERIOR

Las funciones mentales superiores se adquieren y se desarrollan a través de la interacción


social. Puesto que el individuo se encuentra en una sociedad específica con
una cultura concreta, Las funciones mentales superiores están determinadas por la forma de
ser de esa sociedad: Las funciones mentales superiores son mediadas culturalmente. El
comportamiento derivado de Las funciones mentales superiores está abierto a mayores
posibilidades. El conocimiento es resultado de la interacción social; en la interacción con los
demás adquirimos conciencia de nosotros, aprendemos el uso de los símbolos que, a su vez,
nos permiten pensar en formas cada vez más complejas. Para Vygotsky, a mayor interacción
social, mayor conocimiento, más posibilidades de actuar, más robustas funciones mentales.

12.LA COMPRENSIÓN LECTORA

El leer correctamente es más que simplemente recorrer con los ojos las palabras de un texto.
Es establecer un vínculo con el texto que involucra al lector intelectual y emocionalmente. Es
desarrollar la facultad de comprender y sentir plenamente un escrito, capacidad que se
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desarrolla a medida que se frecuenta y ejercita la habilidad intelectual de leer, que es algo
mucho más complejo que la sencilla alfabetización. El aprender a leer solo se consigue leyendo.
No hay otra vía. En la actualidad nuestros jóvenes tienen una cultura muy ajena a los caminos
que conducen a los placeres de la lectura. Pasaron usualmente de una infancia de adicción a la
televisión a una adolescencia adicta a la computadora; arribaron a la juventud sin mediaciones
de materiales impresos seleccionados por voluntad propia, sus formaciones están
conformadas por imágenes, se nutrieron en las pantallas y son, para decirlo en términos de la
física, nutrientes de dos dimensiones, planas y chatas. En palabras del gran escritor
chihuahuense Jesús Gardea, ven el mundo y lo que les rodea como veían los seres vivos de la
era cuaternaria, en planos de dos dimensiones. Todavía no alcanzan a percibir la profundidad
de la realidad y alcanzar a pensar que lo existente tiene tres dimensiones.

Por otra parte, el mundo de imágenes a que están acostumbradas las generaciones actuales,
transmitidas por la televisión, internet o el cine, sólo plantean ideas muy elementales, ninguna
idea mínimamente elaborada puede explicarse solamente con imágenes, se requiere,
obligadamente de palabras, de textos impresos aunque sea en los monitores o de amplias
explicaciones orales que sustituyan los escritos.

Una idea muy generalizada por aquellos tiempos era el convencimiento aristocrático de que no
era saludable ni conveniente socialmente el que los plebeyos leyeran: “La lectura es la llave que
abre los tesoros de las Sagradas Escrituras, afirma en 1812 un párroco de Oxfordshire, antes
de insistir en que la enseñanza de la escritura y la aritmética podía fomentar de un modo
peligroso las ilusiones de forjarse una carrera entre los habitantes pobres del campo”

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