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Lección 2: La “cultura” de la muerte y la cultura de la

vida en general

1. ¿Qué es la “cultura” de la muerte en general?

Más adelante en el curso abordaremos de manera más concreta el tema de las principales
características, organizaciones y estrategias de la “cultura” de la muerte. En esta lección nos
limitamos a una visión general.

El Papa San Juan Pablo II acuñó la frase “cultura de la muerte” en su Encíclica El Evangelio de
la Vida, que fue publicada el 25 de marzo de 1995. En ese documento el Papa dijo lo siguiente:

“...Estamos frente a una realidad más amplia, que se puede

considerar como una verdadera y auténtica estructura de pecado,
caracterizada por la difusión de una cultura contraria a la
solidaridad, que en muchos casos se configura como verdadera
‘cultura de muerte’” [1].

La palabra “cultura” se refiere al conjunto de actitudes, valores e

ideas que motivan la conducta de grupos de seres humanos en una
sociedad. Denota la mentalidad y el modo vivir de un grupo social,
así como la expresión, de múltiples maneras, de esa mentalidad y de
ese modo de vivir [2].

Se puede decir que la “cultura” de la muerte, en sentido general, se refiere a una ideología, a una
mentalidad y a un comportamiento que promueven y producen la muerte, sobre todo de seres
humanos inocentes e indefensos.

Entendemos por ideología un conjunto o sistema de ideas que pretende ser una explicación
correcta de los problemas sociales y de sus soluciones. Pero en realidad es un conjunto de
falsedades que sirven para manipular y controlar a las masas y mantener en el poder a las élites
dominantes [3].

Notas:
[1]. El Evangelio de la Vida, no. 12.
[2]. Véase Concilio Vaticano II, Constitución pastoral Gaudium et spes, sobre la Iglesia en el
mundo actual, 7 de diciembre de 1965, no. 53.
[3]. Véase Catecismo de la Iglesia Católica, no. 2425.

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2. ¿Cuáles es la característica fundamental de la ideología de la “cultura” de

la muerte?

La característica fundamental de la “cultura” de la muerte es el relativismo moral. El relativismo

moral consiste en afirmar que no existen principios morales objetivos, absolutos, universales e
inmutables. Cada individuo determina y decide lo que está bien o mal para él o ella en una
situación determinada. El relativismo se convierte en voluntarismo y en subjetivismo (“esto está
bien o mal porque yo lo decido o porque siento que es así”) o en situacionismo (el individuo
decide lo que hay que hacer o no hacer según cada situación).

El relativismo considera que todas las opiniones “son iguales”. Le tiene un odio visceral a las
jerarquías de las ideas. No puede aceptar que algunos problemas morales sean más importantes
que otros. Por ejemplo, se niega a aceptar que el aborto sea un problema más grave y difundido
que la pena de muerte y la guerra.

El relativismo también confunde el respeto a la persona y su El relativismo

derecho a opinar con su opinión. Todos tenemos el deber de
respetar a los demás y también su derecho a opinar. Pero no
moral es muy
tenemos por qué aceptar todas las opiniones. Por ejemplo, si dañino, porque a
un hombre dice que no hay nada malo en que los maridos les consecuencia de
peguen a sus esposas, yo tengo el deber de respetar a ese esta ideología los
individuo, pero al mismo tiempo tengo el deber de decirle que derechos de los
su opinión es absolutamente falsa y abominable. más débiles e
El relativismo se ha difundido mucho hoy por los medios de
indefensos de la
difusión y las mismas organizaciones antivida. Pero es sociedad no son
triste observar que hay católicos que han caído en él. Por respetados.
ejemplo, hay católicos que dicen equivocadamente: “Yo
estoy en contra del aborto, pero no puedo decirle a una
mujer que ha sido violada que no aborte”.

El relativismo moral es muy dañino, porque a consecuencia de esta ideología los derechos de los
más débiles e indefensos de la sociedad no son respetados. Como cada persona decide lo que
está bien o mal, y si esa persona tiene autoridad política o es parte de las élites dominantes les va
a imponer a los más débiles e indefensos – por ejemplo, los niños o los ancianos – el aborto o la
eutanasia. Se da entonces la dictadura de los fuertes contra los débiles. Este es el tipo de falsa
democracia a la que hemos llegado hoy en día. Se trata de “la dictadura del relativismo”, como el
Papa Emérito Benedicto XVI le ha llamado.

Ciertamente el relativismo moral se opone a la objetividad e inmutabilidad de la ley natural, que

se funda en la inmutable dignidad de la persona humana, cuyo origen es Dios mismo. Y Dios, en

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su esencia, “es el mismo ayer, hoy y siempre” [4]. La ley natural es la ley moral universal, que
Dios mismo ha inscrito en la naturaleza humana y a la cual todos los seres humanos le deben
obediencia [5].

Notas:
[4]. Hebreos 13:8. El texto se refiere específicamente a Cristo, pero Cristo es Dios.
[5]. Véase Catecismo, no. 1958.

3. ¿Cuál es la dinámica principal de la “cultura” de la muerte?

La dinámica principal de la “cultura” de la muerte es que se trata de una guerra organizada

contra la vida humana. El Papa Juan Pablo II también afirmó:

“Con el tiempo, las amenazas contra la vida no disminuyen. Al contrario,

adquieren dimensiones enormes... se trata de amenazas programadas de manera
científica y sistemática...estamos en realidad ante una objetiva ‘conjura contra la
vida’, que ve implicadas incluso a Instituciones internacionales, dedicadas a
alentar y programar auténticas campañas de difusión de la anticoncepción, la
esterilización y el aborto. Finalmente, no se puede negar que los medios de
comunicación social son con frecuencia cómplices de esta conjura” [4].

Este importante pasaje de El Evangelio de la Vida amerita varias puntualizaciones:

 (1) Los que promueven la

“cultura” de la muerte la han
planeado y la siguen planeando en
“mesas de trabajo’, es decir, en
reuniones y foros de “prestigio”
internacional, con objetivos y
estrategias bien definidos, tanto a
corto como a largo plazo.

 (2) Estos ataques son llevados a cabo por Instituciones internacionales, es decir,
organizaciones no gubernamentales (ONG), etc., que cuentan con el apoyo financiero de
gobiernos poderosos, como EEUU y la Unión Europea, y el apoyo social de los medios de
difusión.

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 (3) Estos ataques consisten concretamente de campañas de promoción del aborto, la
anticoncepción (que incluyen los anticonceptivos abortivos), la esterilización, la eutanasia y
la destrucción de embriones humanos [5].

Notas:
[4]. El Evangelio de la Vida, no. 17.
[5]. Aunque la eutanasia y la destrucción de embriones no son mencionados en este número 17
de El Evangelio de la Vida, sí lo son en los números 3 y 14, respectivamente.

4. ¿Cuál es la estrategia fundamental de la “cultura” de la muerte?

La estrategia fundamental de la “cultura” de la muerte es mentir astutamente y su objetivo es

matar, física y espiritualmente. Jesús nos enseña que Satanás es padre de la mentira y asesino
desde el principio:

“El diablo ha sido un asesino desde el principio. Nunca se ha basado en la verdad,

y nunca dice la verdad. Cuando dice mentiras, habla como lo que es; porque es
mentiroso y es el padre de la mentira” [6].

Ello quiere decir que desde que el diablo les

presentó la tentación de la soberbia de ser “como
dioses” [7] a los primeros padres de la
humanidad, su objetivo ha sido destruir al ser
humano, tanto espiritual como físicamente.

Veremos frecuentemente a través de esta

capacitación provida que todas las estrategias y
argumentos de la “cultura” de la muerte se basan
en la mentira y el engaño.

Ahora bien, para mentir con eficacia, el diablo y

los que lo siguen, usan con mucha astucia y
habilidad las medias verdades, los eufemismos, los slogans y la manipulación del lenguaje. Es
decir, usan mentiras disfrazadas de verdad y de bondad. Al respecto, San Pablo nos dice lo
siguiente:

“Satanás mismo se disfraza de ángel de luz; por eso resulta muy natural que sus
servidores también se disfracen de personas de bien” [8].

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Por ejemplo, para referirse al aborto, los promotores de la “cultura” de la muerte utilizan frases
atractivas y engañosas, como “interrupción del embarazo” o “salud reproductiva”. Y estas
personas se encuentran en suntuosas oficinas, se visten elegantemente, tienen modales exquisitos
y trabajan en organizaciones que gozan de prestigio internacional, como la ONU y la Federación
Internacional de Planificación de la Familia (IPPF, por sus siglas en inglés, Planned Parenthood
en EEUU). Sin embargo, estas entidades matan más seres inocentes que los que mataron los
mismos nazis. La diferencia es que a los nazis los reconocemos por lo que fueron: unos crueles
asesinos, pero a estas personas pocos los reconocen como destructores de la humanidad.

Debemos aclarar que no estamos diciendo que estas personas están poseídas por el diablo. Lo
que estamos diciendo es que estas personas son influenciadas por la ideología diabólica de
mentir y destruir, pensando erróneamente que el aborto y la eutanasia son “soluciones” a los
problemas de la humanidad. Reiteramos que nuestra lucha no es contra personas, sino contra
ideas y actividades antivida, y contra las fuerzas malignas que las impulsan [9].

Notas:
[6]. Juan 8:44.
[7]. Génesis 3:5.
[8]. 2 Corintios 11:14-15.
[9]. Véase otra vez: Efesios 6:12-13.

5. ¿Cuál es el principio fundamental de la cultura de la vida?

Ante esta “cultura” de la muerte, el Papa San Juan Pablo II nos llama a establecer la cultura de la
vida:

“A todos los miembros de la Iglesia, pueblo de la vida y para la

vida, dirijo mi más apremiante invitación para que, juntos,
podamos ofrecer a este mundo nuestro nuevos signos de
esperanza, trabajando para que aumenten la justicia y la
solidaridad y se afiance una nueva cultura de la vida humana,
para la edificación de una auténtica civilización de la verdad y
del amor” [1].

Si la “cultura” de la muerte implica una mentalidad que conduce a la

muerte, la cultura de la vida implica por el contrario una mentalidad que
conduce a la vida. Por consiguiente, para construir la cultura de la vida se necesita comenzar por
fomentar y formar una mentalidad a favor de la vida que sustituya la mentalidad a favor de la
muerte. La guerra actual entre la vida y la muerte no es un conflicto de armas, sino de ideas, y es
ahí donde se libra la batalla fundamental, que es, principalmente, una batalla espiritual [2].

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El principio fundamental de la cultura de la vida es que cada persona humana debe ser tratada
como un fin en sí misma y nunca utilizada como mero medio para otro fin. Ello se debe a que
cada persona humana posee un valor intrínseco y absoluto. Ello a su vez significa que toda
persona humana posee un valor infinito por el mero hecho de ser persona y no por ninguna otra
condición: raza, sexo, religión, status económico, político o social, estado de salud, edad, haber
ya nacido o no. Este valor nunca se pierde. Comienza en la
concepción y, en esta vida, continúa hasta la muerte natural.
A este valor intrínseco y absoluto que toda persona humana
El principio
posee le llamamos dignidad humana. Este tema lo trataremos
en más detalle en la próxima lección. fundamental de la
“cultura” de la
El principio fundamental de la “cultura” de la muerte es muerte es la
diametralmente contrario al de la cultura de la vida. La “calidad” de la
cultura de la vida se basa en el principio de la dignidad de la vida humana. El
vida humana. La “cultura” de la muerte se basa en el
principio
principio de la calidad de la vida humana. Es decir, el valor
de cada persona humana depende de su “calidad” de vida, la fundamental de la
cual es determinada por aquellos que ostentan el poder y por cultura de la vida
las elites dominantes. es la DIGNIDAD
de TODA vida
No es que la calidad de vida de las personas no tenga humana.
importancia. De hecho, todos los esfuerzos de
beneficencia que los cristianos y otras personas de buena
voluntad realizan en el mundo están encaminados a mejorar la calidad de vida de sus semejantes.
Pero toda consideración sobre la calidad de la vida humana debe pasar primero por la afirmación
del respeto a la dignidad intrínseca y absoluta de toda persona humana y no debe llevarse a cabo
a expensas de ella.

Dedicaremos el último módulo de este curso a ampliar el tema de cómo establecer la cultura de
la vida.

Nota:
[1]. El Evangelio de la Vida, no. 6.
[2]. Véase otra vez Efesios 6:12-13.

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