surge de una serie de hechos políticos y militares que condujeron a que
las trece colonias que poseía el Reino Unido en América del Norte se constituyeran en país independiente, y formaran los Estados Unidos de América (EEUU). Los eventos tuvieron lugar entre el 19 de abril de 1775 y el 3 de septiembre de 1783. Antecedentes Para mediados del siglo XVIII Gran Bretaña poseía trece colonias en la costa atlántica de América del Norte, a saber: Carolina del Norte, Carolina del Sur, Connecticut, Delaware, Georgia, Maryland, Massachusetts, New Hampshire, New Jersey, New York, Pennsylvania, Rhode Island y Virginia. Al mismo tiempo, los británicos sostenían diversos conflictos con Francia y España, acentuados por las discusiones sobre la posesión de las colonias en América. Los colonos habían sabido establecerse y desarrollar una economía bastante sólida, al punto de que pudieron apoyar a la Corona británica en esos conflictos. Esta situación les había dado un fuerte sentido de pertenencia y autosuficiencia en relación con las tierras donde vivían. Protagonistas Los protagonistas principales durante estos eventos fueron Jorge III, Rey de Gran Bretaña, y que designó a William Howe como comandante de sus tropas en América. El ejército independentista tuvo como figura principal a George Washington, además de la figuración de personajes como Benjamin Franklin y Thomas Jefferson. Causas de la Independencia de los Estados Unidos Las causas del proceso de Independencia venían tomando forma desde que los colonos en América tuvieron la noción de que podían subsistir a base de su propia economía y esfuerzo, pero la situación fue empeorando a medida que la Corona establecía cada vez más impuestos a los colonos. Esto provocó inconformidad y protestas, como el famoso incidente del Té en Boston, donde un grupo de colonos interceptó un cargamento de té que se dirigía al puerto, procediendo luego a echar la carga por la borda, con el fin de no pagar impuestos por ella. Eventualmente, las protestas de los colonos fueron subiendo de tono y la represión británica se fue recrudeciendo, hasta que tomó la definitiva forma de una rebelión armada. Desarrollo de los acontecimientos El 19 de abril de 1775 comenzaron las acciones de guerra en Lexington. Los colonos pronto se dieron cuenta que se estaban enfrentando a la mayor potencia militar de la época, la cual también contaba con un ejército de un alto nivel profesional. Los independentistas eran esencialmente granjeros y hombres de empresa que se vieron en la necesidad de ir al combate. Poniendo al mando al veterano George Washington, comenzaron a construir su ejército desde el principio, lo cual les dio no pocos problemas. Por otra parte, los británicos incurrieron en un exceso de confianza que les perjudicaría, ya que los colonos tenían ventaja sobre el terreno, contaban con suministros sin problemas, además de que la población los apoyaba mayoritariamente. El 4 de julio de 1776 se redacta un documento trascendental para el curso de los acontecimientos: La Declaración de Independencia. En ella se establecen los principios legales y filosóficos que guiarían la creación de una nueva nación: Los Estados Unidos de América. Los colonos se estaban organizando mejor y logrando importantes victorias que subían la moral independentista, como la obtenida en Saratoga; aunque la victoria definitiva llegó de la mano de países como Francia y España que prestaron ayuda financiera y logística para terminar de lograr la independencia estadounidense. El 3 de septiembre de 1783 se firmó en Versalles, Francia, un tratado internacional donde Gran Bretaña reconocía la imposibilidad de conservar las colonias de Norteamérica y continuar la guerra, de modo que reconocía la independencia de las mismas. Acontecimientos posteriores Estados Unidos redactó su primera constitución en 1787, y Washington se convertiría en su primer presidente. Este proceso de independencia fue el germen para eventos como la Revolución Francesa, en 1789, y los procesos independentistas de Hispanoamérica que tuvieron lugar durante el siglo XIX. CLASES EN NORTEAMÉRICA. Las colonias de Norteamérica fueron fundadas por refugiados religiosos, protestantes que creían en la independencia personal y el individualismo; como sabemos, dos condiciones importantes del protestantismo son el "libre examen" y la "salvación por las obras". La expansión hacia el Oeste reforzó el individualismo, ya que los colonos tuvieron que romper con sus lazos anteriores y valerse por sí mismos en los territorios de frontera en igualdad de oportunidades. El resultado de este proceso histórico llegaría a recogerse en el "Credo americano" cuyos valores son la libertad, el igualitarismo, el individualismo, el populismo y el" laissez faire". Estos dos últimos valores se orientan a objetivos políticos: la población tiene que ser una fuerza que controle al gobierno y este debe influir en el menor grado posible sobre la vida de la población. Estudios comparados con otras naciones actuales muestran que los norteamericanos siguen teniendo en el individualismo y el lassez faire. De los países estudiados, es la población americana la que menos apoya acciones del gobierno para solucionar los problemas sociales o para reducir la desigualdad. El igualitarismo americano contempla una igualdad de oportunidades: todos los ciudadanos pueden competir en igualdad de condiciones, y los que tienen más talento tienen el derecho a destacar por encima del resto; esta idea permite a la elites justificar las diferencias sociales. El sistema de clases norteamericano se puede desglosar del siguiente modo: Clase alta Se trata de grupos familiares que descienden de individuos que tuvieron éxito hace varias generaciones. Están en la cúspide de la jerarquía social y llevan un estilo de vida particular: clubes privados y comportamientos definidos. Los individuos mantienen relaciones endogámicas y tienen una clara conciencia de clase. En relación con la economía, ocupan los cargos directivos de las grandes empresas y los altos cargos de la administración. Dentro de las clases altas, la clase corporativa se define como un grupo de personas que ocupan posiciones clave de autoridad en las principales corporaciones. Son ricos, pero su influencia no se basa en la riqueza sino en el control de los recursos corporativos. Los individuos están unidos por intereses económicos comunes y pueden reconocer dichos intereses (tienen conciencia de clase). Suelen formar parte de varios consejos de administración de empresas y han ocupado altos cargos en el Estado. Sus intereses se encuentran en todo el sistema empresarial. Aunque sus rangos son accesibles, forman parte, como el resto de la clase alta, de clubes y escuelas exclusivas. La concentración económica que favorece a esta clase social presenta los siguientes rasgos: - El gran tamaño de las principales corporaciones y su capacidad de dominio en el mercado. - Concentración del control de unas corporaciones por otras. - Una red de consejos directivos interrelacionados que une a los miembros de esta clase. Quizá el dato más relevante a este respecto es que en EE.UU. hay más de doscientas mil corporaciones, el 75% de las acciones de estas corporaciones se encuentra en manos de unas cien empresas. Un estudio del senado norteamericano de 1980 revela que todas las grandes empresas, bancos y compañías de seguros están vinculados de alguna manera a través de sus consejos de administración. El comité del senado encargado de esta investigación concluye que estos vínculos limitan la competencia, aumentan la concentración económica y la influencia en el gobierno. La elite de esta clase es denominado "grupo interno de la clase corporativa"; los miembros de este grupo se caracterizan por tener más puestos dentro de los consejos de administración; suelen representar a los grandes bancos en estos consejos y representan los intereses corporativos en instituciones como las universidades y el gobierno. Clase media y clase trabajadora En los últimos cien años se han producido importantes cambios en la estructura de clases norteamericana y se están volviendo a producir en su parte intermedia. Mientras a principio del S. XX el 18% de los trabajadores eran de "cuello blanco" y el resto de "cuello azul", en 1970 el porcentaje había pasado a ser de 50 y 50. El aumento de la desigualdad en este sector se debe a los cambios en la estructura ocupacional. Se ha producido una fuerte disminución de puestos de trabajo cualificados y un aumento de trabajos de escasa cualificación y bajos salarios. También se produce un aumento en las posiciones de autoridad desde 1960. La nueva clase media A pesar de las críticas recibidas, la obra de W. Mills sobre la nueva clase media se la puede considerar como la más relevante que se ha producido hasta la fecha. La vieja clase media se caracterizaba por la libertad de que gozaban sus miembros, ya que estos solían sus propios jefes, por el pequeño tamaño de sus empresas y por ser propietarios de los medios de producción. Si a principios del S. XX el 80% de los trabajadores tenían propiedades y estaba muy extendida la pequeña empresa, este tipo de sociedad de pequeña empresa casi ha desaparecido a causa de las grandes concentraciones empresariales y del aumento de la economía a escala. La nueva clase media está formada por especialistas, técnicos, organizadores y oficinistas que manejan la burocracia empresarial en esta economía compleja y masificada. Salvo excepciones, son todos asalariados de grandes empresas.