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TRASTORNO DEL LENGUAJE: A: Trastornos de la articulación: tartamudez

Teo es un niño de 6 años el mayor de dos hermanos; los padres acuden a la consulta
remitidos por la psicóloga de la escuela para realizar una evaluación de las dificultades
de fluidez que presenta el niño hace ya varios meses.

Al cumplir Teo 6 años y al mismo tiempo el nacimiento de su hermana, sus padres


deciden viajar a EE.UU para comenzar una nueva vida, cuando asistió al primer día de
colegio Teo presentaba mucho miedo y dificultad al momento de hablar al integrarse
con los demás, los padres atribuyen estas reacciones del niño por el tipo de disciplina
del colegio, más dura, por el cambio y a las dificultades del niño para integrarse
socialmente. A raíz de estos cambios el niño comienza a tartamudear con mucha más
fuerza; los padres empiezan a observar que Teo repite sílabas y tiene bloqueos con
esfuerzo con algún movimiento de ojos asociado. Al día siguiente de clases Teo tenía
que presentar una exposición en frente de todos sus compañeros y los padres de
familia ,Teo se sentía muy asustado y ansioso al pensar que no podía lograrlo, al
momento de exponer se le dificultaba mucho y hacia pronunciaciones como: pro-.pro-
pro- fesor, la- la-la-la –comunicación es-es-es muy im-im-im-portante y dificultad en el
control de la respiración , los padres al ver esto evitan hacer cualquier comentario que
pueda herir a su hijo , aunque terminan diciéndole que este “tranquilo”, que “respire”, y
“despacio”. Desde ese entonces han pasado 3 meses y Teo no logro mejorar en nada
al contrario se le dificultad más al momento de hablar, entonces los padres deciden
llevar a la enfermera que trabajaba en dicho colegio. Al escuchar y al evaluar al niño
Teo la enfermera hace las siguientes intervenciones:

1. Elaboró un ambiente de confianza entre padre-hijo- enfermera.


2. Se realizó una intervención fundamentalmente con el niño y los padres, aunque
con el centro escolar se mantuvieron contactos telefónicos para informarles
sobre la evolución del niño y se les dieron orientaciones específcas para
favorecer su fluidez y mejorar su seguridad y la relación social.
3. Se llevaron a cabo sesiones semanales de 30 minutos de duración en las que
el terapeuta adaptaba su lenguaje a las dificultades de fluidez del niño,
simplificándolo en todos los niveles ( léxico, fonológico).
4. Se daba al niño un modelo de habla lentificada, alargada y con entonación
marcada, para que el niño la imitara. Ante los bloqueos, se utilizó el cuchicheo
y alargar al inicio el sonido, como estrategias para “hablar suave”.
5. Las sesiones se realizaban en un bajo nivel de estructuración, con actividades
que favorecían el uso del lenguaje y en las que los turnos de habla eran largos.
6. También se fueron disminuyendo los estresores comunicativos, como
preguntas directas, tiempo de respuesta o turnos rápidos
7. Con los padres se realizaron sesiones quincenales de una hora de duración en
las que los padres recibían orientaciones sobre qué hacer ante el habla
difluente del niño y su conducta.
La conducta del niño fue variando poco a poco, se empezó a mostrar más
comunicativo en casa y la escuela este cambio coincidió también con una mejora
en su fluidez. Después de 3 meses de una fluidez adecuada, se empezaron a
espaciar las sesiones a una vez cada 15 días y después una vez al mes.

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