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Los fallos
Todos tenemos clara la idea de que una empresa crea un producto por-
que existe una serie de clientes a los que les interesa. Cuanto más se
adapte este producto a sus necesidades más satisfechos estarán, atrayendo
a nuevos clientes. El éxito de muchos productos se basa en estudiar tanto
las necesidades de los clientes para poder lograr su satisfacción, como el
proceso productivo para lograr el máximo beneficio. Cuando hablamos
de producto nos referimos tanto a un servicio como a cualquier objeto y
cuando hablamos de clientes a quien recibe el producto.
Para el caso de mantenimiento, la idea no es tan trivial pero puede
aplicarse igualmente. La necesidad que nos produce cualquier instala-
ción es la de conservarla en situación de que permita obtener el fin al
que está destinada. Mantenimiento ofrece como producto para cubrir
esta necesidad la reparación de las anomalías que surjan e incluso las
correcciones para que no lleguen a producirse. En principio, el cliente
de mantenimiento será el departamento de producción. Aunque el cliente
en este caso es único, sus necesidades pueden ser muy variadas en fun-
ción del tipo de instalación.
De la misma manera que para lanzar un nuevo producto se estudia el
mercado (el lentes y sus necesidades) y el proceso de producción óptimo,
Mantenimiento debe estudiar las posibles averías que se presenten en la
instalación y el proceso de su reparación.
En ocasiones, se comete el error de centrar el mantenimiento en las
reparaciones olvidando el análisis de la avería. La manera de hacer una
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Navarro, Elola, Luis, et al. Gestión integral de mantenimiento, Marcombo, 1997. ProQuest Ebook Central,
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Conceptos fundamentales
Con lo dicho hasta ahora, nos encontramos ante una primera clasifi-
cación de los fallos: los que afectan directamente al producto (cantidad-
calidad) y los que afectan al entorno (seguridad-medio ambiente). En la
práctica nos encontramos con averías que pueden ser combinación de
varios de estos tipos.
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Los fallos
mentos.
Volviendo al caso del automóvil un fallo progresivo sería el desgaste
del dibujo de la rueda. Podemos ir verificando la altura del dibujo antes
de llegar a límites de peligrosidad e incluso, en función de las carrete-
ras que frecuentemos, podemos predecir cada cuántos kilómetros de-
beremos cambiar las ruedas. Un fallo repentino sería, en este caso, el re-
ventón de una de las ruedas.
Si realizamos un esquema como el de la figura 1.1, combinando es-
tas dos clasificaciones, obtenemos cuatro cuadrantes.
En el primer cuadrante se sitúan las averías que afectan a una parte de
la instalación y que, además, podemos preverlas. En principio, estas ave-
rías son las menos complejas. Con un seguimiento podemos detectarlas
y estar preparados para la reparación. Al no afectar a toda la cadena de
producción, la rapidez de actuación no es tan crítica. Si no se toman me-
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Conceptos fundamentales
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Los fallos
Otro concepto importante que nos puede ser útil es el índice de fallo
Z(t). Se define como la probabilidad de que una pieza falle en el inter-
valo (t, t +d t), habiendo llegado con vida al instante t.
La expresión matemática que nos relaciona el índice de fallo con la
fiabilidad la podemos obtener igualando las probabilidades de que la
pieza falle en el intervalo (t, t + d t) y la de que la pieza llegue al instante
f y falle en el intervalo (t, t + dt). Esto sería:
pos, tendremos:
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Conceptos fundamentales
ximo en relación a los que quedan con vida es cada vez menor. Este tipo
de averías son debidas a defectos de fabricación en el equipo, a defec-
tos en los materiales no controlados por las inspecciones de calidad o a
un mal ajuste inicial.
La segunda zona de la gráfica se caracteriza por un índice de fallo
constante, se denomina vida útil del equipo o madurez. Las averías que
se producen durante este intervalo suelen ser aleatorias y las causas que
las originan son sobrecargas, mal empleo de la instalación y variaciones
en las condiciones de trabajo del equipo.
Por último, tenemos la zona de envejecimiento y desgaste donde el
índice de fallos pasa a ser creciente. Las averías provienen principal-
mente de los desgastes y de las degradaciones.
Este tipo de curvas será más o menos alargado en el tiempo en función
del equipo a que corresponda. Para los equipos puramente mecánicos el
desgaste comienza desde la puesta en marcha, por lo que la zona de vida
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Los fallos
útil tenderá a ser creciente y no muy larga. Los equipos eléctricos pre-
sentan, sin embargo, una vida útil proporcionalmente más larga.
Configuración en serie
Bajo el punto de vista de fiabilidad, consideramos un sistema en serie
cuando el fallo de uno de sus elementos conlleva al fallo total del sis-
tema. Hemos definido que para un elemento cualquiera teníamos la fia-
bilidad RJ(t) y la infiabilidad FJ(t).
Para un sistema en serie tendremos:
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Conceptos fundamentales
Configuración en paralelo
Consideramos una configuración en paralelo cuando el sistema fun-
ciona siempre que funcione al menos uno de sus componentes. El fallo
se producirá cuando se haya producido el de todos sus elementos.
Podemos expresar la infiabilidad y la fiabilidad como:
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Los fallos
b) Distribución normal
Las distribuciones que resultan vienen dadas por las ecuaciones:
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