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El ataque del Callao por Lord Cochrane.

Drama Naval.

Anónimo

Personajes:

San Martín.
Cochrane.
O´Higgins.
Bennet.
Perico.
Demonio.
Un muchacho.
Ángel.
Lady Cochrane.
Salubria.
Martina.
Lima.
Un vigía.
Comparsas.
San Martín:
Tome usted, amigo, lea
lo que se halla en este pliego.
Acto I
O’Higgins (Lee):
Gabinete. “Sale de Cádiz armada
(En él, O’Higgins). una escuadra con esmero,
en que van veinte mil hombres
O’Higgins: del florido hispano suelo,
No hay que dudar: la Fortuna y cuales rugientes leones
hoy por Director me ha puesto vienen al sur combatiendo
para que gobierne y mande hasta sujetar a España
de Chile el florido reino. el argentino hemisferio”.
De mi patria ¡dulce nombre! ¡Disparate! ¿Quién lo dice?
de Chile fecundo suelo, ¡Veinte mil! yo no lo creo.
jardín que naturaleza
dio a los hombres por recreo. San Martín:
¡Oh, si vivieran mis padres! Pues creer o reventar,
¡Pero que oigo! Altanero y bien que todo es lo mismo.
he querido profanar Veinte mil demonios vienen
su memoria. ¡Santo cielo, a echarnos la soga al cuello,
mis padres!... O caras prendas y así es preciso que veamos
que el ser natural me dieron. nuestro reparo con tiempo.
¿Cómo os invoco en la causa
que han formado mis enredos? O’Higgins:
Yo nací español, no hay duda, ¿Y qué hemos de hacer, mi amigo?
pero a la España detesto,
pues soy patriota en esencia San Martín:
y por lo mismo en sus fueros. A nuestra trama apelamos,
Si soy libre ¿a qué motivo persigamos la marina
a más leyes me sujeto, del Rey de España en sus puertos,
que el capricho las dictó y sin desmayar en nada
a solo su cumplimiento? aflijamos al comercio:
¿Mas por qué sin razón seamos terror en los mares
esta noche me desvelo en uno y otro hemisferio.
cavilando acá a mis solas Al son de nuestras pesquisas
lo que no tiene remedio? horroricemos los pueblos;
De Chile, mi amada Patria, y sin que nos cueste mucho
yo soy Dictador Supremo, la victoria cantaremos.
y he de mandar la Nación
aunque me cueste el pellejo.
O’Higgins:
¿Pero qué ruido he sentido?
¡Cantar la victoria! ¿Cómo?
San Martín (Sale):
San Martín:
Amigo, que nos perdemos,
¿Cómo mi amigo? ¡Comiendo!
¿Quiere usted saber el cómo?
O’Higgins: escúcheme en un momento.
¿Cómo así, mi General?
O’Higgins:
San Martín: Escucharé a V. E.
Llévese el Demonio el pleito. por alcanzar el remedio.

O’Higgins: San Martín:


Yo no entiendo a V. E. Director, no hay que temer:
lo que me dice; acabemos.
vamos al caso: sentémonos. y quemados sus buques todititos
La libertad de América soñada nos apoderaremos de su puerto.
del Plata en las provincias tomó cuerpo,
sosteniéndose a costa de la sangre O’Higgins:
de todos sus vecinos y sus pueblos. ¿Y si acaso los cohetes no prendieren
El nombre de patriota se ha esmaltado no es bobera gastar tanto dinero?
en todo corazón con tal esmero,
que es indeleble aun en la dura muerte San Martín:
tanto en los nobles, como en los plebeyos
Vamos a hacer la prueba prontamente
todos ponen sus bienes y sus vidas
y entonces nuestra armada dispondremos.
por salir con el logro del intento,
rompiendo la cadena de la Patria
y los infames grillos sacudiendo, O’Higgins:
entusiasmados los vivientes todos, ¿Y quién dice que Lima se halla pronta
caminan a manera de carneros, a jurar por la Patria y por sus fueros?
a ser víctimas tristes de la infamia
en las funestas aras de los yerros. San Martín:
Ellos son los que mueren, Director, El eximio Benito, el gran Bennet,
y nosotros nadita que perdemos, que estuvo en San Fernando de escuelero
antes ganamos mucho con su muerte, enseñando el inglés a los muchachos.
pues nos apoderamos de los pelos
del joven, del anciano y de todo hombre O’Higgins:
bien que sea casado o sea soltero. No hay duda, General, testigo bueno,
Rico nuestro tesoro en nuestras arcas, excelente patriota, sin dudarlo;
si por acaso la nación perdemos todo lo que haya dicho yo lo creo.
marcharemos al pronto a Filadelfia,
que es madre general de los protervos. San Martín:
Allá, mi amigo, viviremos juntos, Pues no perdamos tiempo, Director.
y de toda quietud disfrutaremos,
sin ver alteración en el reposo
O’Higgins:
que la suerte prepara a nuestro esmero.
Que se llame a Cochrane en el momento.
O’Higgins:
San Martín:
¿Y qué haremos para ello, General?
¿Y quién le ha de llamar?
San Martín:
O’Higgins:
Que vuelva nuestra escuadra a los limeños,
Sea V. E.
pues sé que al presentarse el gran Cochrane
a la famosa vista de su pueblo
todos han de gritar ¡viva la Patria! San Martín:
y unida Lima a Chile y los porteños, ¿Pues yo soy ordenanza, majadero?
no hay nación que nos venza ni sujete
sobre toda la faz del universo. O’Higgins:
¿Con que intentamos el salvar la Patria
O’Higgins: y entramos en disputas?
Pero, si Lima acaso se resiste
¿qué garante sacamos de este pleito? San Martín:
Me convenzo;
San Martín: cuando trato, mi amigo de la Patria
El invicto Cochrane ha preparado no hago caso de títeres ni pelos;
del inmortal Congreve el gran cohete, su sagrada defensa me compele
los chuzos incendiarios que derriten a ser su General, y a ser ranchero.
a los montes, los valles y los cerros. Voy a llamarle al punto y sin tardanza...
Si no quieren por bien, será a la fuerza,
el Callao, mi amigo, incendiaremos, (Vase).
O’Higgins: la dejaré sin cimientos,
¿Qué patria ni qué embeleco? y que sirva de ejemplar
¿Qué libertad ni demonios? a todo pueblo soberbio,
Buenos estamos por cierto; para que el mundo conozca
mi patria, mi libertad, que la Patria y su embeleco,
mi fortuna y mi contento, son las dulces atenciones
mis glorias y mis placeres de Cochrane, gran guerrero.
y cuanto quiere mi pecho,
se cifra en Lady Cochrane, San Martín:
en Lady, dulce embeleco ¡Bravo! bueno mi Almirante.
de mi alma y de sus potencias, ¡Qué día de tanto contento!
y de cuanto yo apetezco! Día de placer sin segundo
Lady Cochrane, esa ninfa cuando se venza al limeño.
que del británico suelo
vino a hermosear las riberas Cochrane:
de Chile, mi dulce reino. Un Brulot será su ruina
Esa diosa sin igual, si se opone a mis intentos.
en tal situación me ha puesto
y tan confuso en mí mismo,
que yo mismo no me entiendo. O’Higgins:
Yo la amo, no hay que dudarlo, Pues al arma, gran Cochrane,
y mi amor es tan ingenuo, muera el limense soberbio,
que por solo poseerla y viva la Patria, amigos,
renunciara en el momento que es nuestro primer anhelo.
mis haberes, mis honores,
y todo el mando supremo. Cochrane:
Mas ya vuelve San Martín Con los cohetes de Congreve
¿y con quién? con el adverso; al Lima no venceremos;
con el enemigo infausto Dando cuerpo a nuestro estado
que disfruta lo que aprecio. invencibles nos haremos.
En el puerto he de quemar
(Salen Cochrane y San Martín). un bergantín de los nuestros
tan solo con siete cohetes.
Cochrane:
Estoy a vuestra obediencia, San Martín:
grande Director Supremo. A la experiencia marchemos.

O’Higgins: Cochrane:
Lord honorable, en el día Pues apenas rompa el día
de la Patria..., los intentos a la prueba me prometo.
fundan todas sus proezas
en vuestros conocimientos. San Martín:
El mocito General Pues vamos a descansar
el grande plan me ha propuesto hasta saludar a Febo...
de destrozar al limeño
invadiéndole sus puertos. (Vanse los dos).

Cochrane: O’Higgins:
¡O Director, a la empresa ¡Qué Patria ni qué demonio,
con todo gusto me ofrezco! vuelvo a repetir de nuevo!
Yo he de conquistar a Lima Mi Patria es Lady Cochrane,
sus castillos demoliendo, el imán de mi embeleso,
sus baluartes arruinando bella antorcha de mi vida,
con mi brazo y con mi esfuerzo. norte de mis pensamientos.
Si acaso hace resistencia, ¿De qué me sirve mandar
de Chile el florido reino, Perico (Sale):
si a Lady bella y divina ¿Qué manda el Director Supremo?
ahora no la poseo?
Fortuna, me has colocado O’Higgins:
en el muy supremo puesto, Voy a Valparaíso para asuntos
elévame de mi Lady que importan al Estado, en el momento:
al asiento de su pecho. cuida de este Palacio.
¡Ay amor, como me oprimes!
¿Pero ha habido algún guerrero Perico:
que no haya tenido dama?
En hora buena.
¡Ninguno! pues imitemos
de nuestros predecesores
amor, espada y respetos. (Vase).
¿Cómo fuera yo esta noche
a aquel delicioso puerto Asmodeo:
del bello Valparaíso? Ya se fue tu ayudante, pues marchemos.
Viera a mi Lady, Asmodeo,
tú que eres mi protector O’Higgins:
protege mis pensamientos. Vamos a ver a Lady, pues por ella
daré cuanto me pidas, Asmodeo.
(Sale Asmodeo por escotillón).
Asmodeo:
Asmodeo: Acepto la palabra.
Al escuchar tus voces, Director,
desocupé los senos del Averno, O’Higgins:
y vengo a darte auxilio en tus afanes. Pues, al viaje
Pide: ¿qué quieres? yo soy Asmodeo
el dios de los patriotas; protector (vuelan hasta la mitad).
de todo libertino y de sus yerros.
Mi amparo tienes para todo, amigo:
Asmodeo:
pídeme cuanto intentes, que al momento
Es preciso, mi amigo, que ajustemos
serás servido sin excusa alguna.
el flete de este viaje.
A tu mandato tienes el infierno,
el se halla agradecido por las almas
que le has sacrificado, por el fuego O’Higgins:
de defender constante el patriotismo. ¿Pues, qué quieres?
Manda, pues Director, que te obedezco.
Asmodeo:
O’Higgins: Tu alma: ¿qué he de querer preguntas,
Amo a Lady Cochrane con toda el alma, necio?
poseer su belleza es mi deseo;
y quisiera esta noche trasladarme O’Higgins:
con toda ligereza para el puerto. Mi alma no te la doy.

Asmodeo: Asmodeo:
Pues yo te llevaré, llama al instante ¿Pues qué me das?
a tu ayuda de cámara diciendo
que para asuntos de la cara Patria O’Higgins:
te mudas por la posta para el puerto. La del grande Cochrane sin remedio,
Invisible me haré en esa petaca. (Se mete). la de Lady su esposa, y de otros muchos
que siguen la doctrina de Lutero.
O’Higgins:
Hola: Asmodeo:
Fírmame la escritura en el instante.
O’Higgins: así me burló?
No puede ser aquí, pues no hay tintero. Yo pensé en Bretaña
triunfar con honor
Asmodeo: de toda la corte,
¡Ha, de la triste estancia donde habitan pero se frustró
del duro jacobismo los protervos, mi dicha, mi gloria,
traed a esta región papel y tinta, y todo mi honor.
pues que lo manda el príncipe Asmodeo. En tantas fatigas,
tenme compasión,
(Un dragón sale del escotillón con papel y y lloremos juntas
recado de escribir y firma O’Higgins). a mi ausente Lord.

Salubria:
Asmodeo:
Tu funesto llanto
Está bueno...
me causa dolor,
pero sosegaos,
(Vuelan). porque viene el Lord.

Mutación. Lady:
A tus labios bellos
(Salen Lady y Salubria). bendígalos Dios.

Lady: (Bajan en vuelo O’Higgins y Asmodeo).


Ya la noche oscura
su manto tendió, Asmodeo:
y el Lord no parece: Por dragón vengo mandado,
¡desgraciado Lord! junto con el Director,
Tú que prometiste a verte, Lady Cochrane;
dar a la Nación deja el llanto, pues el Lord
un grande triunfo. apenas la aurora rompa
Volviste, ¡ay Dios! ha de alumbrar como sol,
sin sacar de Lima siendo honorable Almirante
ni un solo blasón. de la fuerte expedición.
¿Si te hallaras preso
como sucedió
Lady:
en mi patria, Londres?
¡Triste corazón! ¿Quién eres tú, paraninfo?
Si veré la escena
del duro rigor
del fatal despojo Asmodeo:
e insignias de Lord? Soy el hijo de Astarot:
Tirana fortuna, Venus bella fue mi madre
cómo se trocó y mi abuelo el gran Plutón.
el propicio viento Proserpina mi abuelita.
que un tiempo sopló! Caín, mi hermano mayor.
Y cuando pensaba
volver a mi flor, Lady:
miro a la desgracia Pues toma por las albricias
que es verdugo atroz. este tamaño orejón.
Salió mi Cochrane
con mucho valor, Asmodeo:
y sin garantías Mil gracias: lo comeré
acá regresó: con mi amigo el Director.
¡Ay Salubria amada!
¿Cómo el Dios de amor,
el grande Cupido
O’Higgins: Asmodeo:
Venga, porque no he cenado ¿Qué miedo si aquí estoy yo?
y tengo hambre cual león. Marchémonos, pues, abajo
por aqueste escotillón...
Asmodeo:
Vamos al primer asunto (Se hunden).
que es el que protejo yo. (Salen San Martín, Cochrane y Bennet).

O’Higgins: Cochrane:
Amable Lady, bien sabes Por la posta hemos venido
que por el ingenuo amor a la nueva expedición,
que profeso a tu beldad, que así conviene al Estado.
en la crítica estación ¿En dónde está el Director?
de salvar la cara Patria,
le he dado el empleo al Lord: Lady:
así espero correspondas Ahora acaba de salir.
a mi amante corazón
dándole alivio en sus penas. Cochrane:
¡A qué horas aquí llegó?
Lady:
Debido me es, Director, Salubria:
yo os amo, cual fina inglesa
Cuando la aurora rompía
con la más fina atención. cintado, amable Milord... (Al oído).

Salubria: Cochrane:
Buenas quedamos, amiga:
Importa disimular:
¿con que tú quieres a dos?
no hay duda que aquí hay traición.

Lady: Bennet:
Solo hago yo lo que veo. Señores, la brevedad
es el cuidado mayor.
Asmodeo:
Esta es la ley de Astarot. San Martín:
Eso a todos interesa,
Lady: mas ya llega el Director.
A mi Cochrane le aprecio,
pues él por mí se perdió, O’Higgins (Sale):
y fue despojado en Londres
Yo tomé la delantera
con infamia de su honor. por lograr el galardón
Al Director amo fina,
de ser el primero en todo.
pues a mi esposo elevó
Ahora como Director
a ser excelso Almirante
y que la Patria gobierno,
contra el Perú y su valor.
quiero por mi obligación
Pero ruido de caballos saber si Lady Cochrane
en la calle siento yo. acaso es tu esposa o no.

Salubria:
Cochrane:
El General San Martín
¿Y qué le importa a la Patria
viene allí junto con Lord. que sea su esposo yo?

O’Higgins:
O’Higgins:
Que miedo tengo, Asmodeo.
¡Que yo lo quiero saber!
Lady: O’Higgins:
Señor, yo su esposa soy. El alma ya respondió.

O’Higgins: San Martín:


La prueba la necesito. ¡Vivan la Patria y sus hijos
que reservan el valor
Cochrane: para solo defenderla!
¿La prueba? Aquí está el bastón,
no quiero ser Almirante O’Higgins:
cuando se ultraja a mi amor: ¡Viva el ínclito Milord!
con Milady y con mis cohetes
a Liorna la vuelta doy, Cochrane:
a vivir en gran quietud Al Puerto, a hacer la experiencia
sin los riesgos de mi honor. del incendio más atroz
que inventó el grande Congreve.
O´Higgins:
No te embarcarás con ella San Martín:
porque lo prohíbo yo. Suene el parche en la ocasión.

Cochrane: (Vanse todos).


Bennet, vengan las pistolas, (Descúbrese el puerto en el cual estará el
decidamos la cuestión. bergantín y otros buques. Tocan marcha y
salen Cochrane, Lady, Salubria, San Martín,
(Sale Asmodeo por escotillón). O’Higgins, Bennet y soldados).

Asmodeo: O’Higgins:
¿Para qué es precipitarte? Ciudadanos, para Lima
vuelve el ínclito Milord
San Martín: a conquistar al Perú
Ciudadanos, el valor incendiando con rigor
debe lucir por la Patria aquella escuadra opresora.
y no por simplezas hoy. Lima levanta la voz
y es necesario auxiliarla,
Cochrane: con el auxilio mejor.
Dice bien el General.
(Dan fuego a los cohetes, incendian el
bergantín y concluido dicen)
Bennet (Sale):
Las pistolas, mi señor.
Voces:
Cochrane: ¡Bueno, bueno!
Ya mudé de parecer.
San Martín:
O’Higgins: Pues marche la expedición
Hasta que vuelva triunfante
Pues lo mismo digo yo.
cual noble conquistador;
sujetando con mi escuadra
Cochrane: a la limana región.
¿Con que quedamos en paz?
(Se embarcan; se abrazan; se hace salva;
O’Higgins: suena la música y cae el telón).
Y amigos de corazón.

Cochrane:
Mis brazos cifren la dicha.
Voces:
Acto II ¡Viva el Rey de las Españas!

(Mar con buques, los Inchimanes, la Isabel; Vigía:


en ésta Cochrane, Lady, Salubria y Bennet; Morir o vencer, hermanos.
la isla de San Lorenzo con una capilla y un por la religión y el Rey
rancho. Se representa desde el buque. Sale y por la Patria que amamos.
el vigía que observa desde la isla).
Bennet:
Cochrane: Mi General regresemos,
Valientes hijos de Chile, tenemos viento contrario.
a vista de Lima estamos,
muera quien no sea patriota (Regresa el esquife a la Isabela).
y acabe en sus tiernos años,
corred a tomar laureles Vigía:
para nuestro grande estado, ¡Viva mi fe, mi Monarca,
demoled los fuertes muros y viva el pueblo Limano!
que custodian al Limano:
no quede almena penada,
Voces:
destrozad sus fuertes altos
¡Viva mi fe, etc.!
y gritad: ¡Viva la Patria!
Viva Lima, defensora
con el mayor entusiasmo.
del amable Iberio estado!
Si, amigos, el enemigo,
Bennet: aquel pirata corsario,
Mi General, nos conviene segunda vez a invadirnos
arruinar, aunque de paso, se presenta cruel e insano.
porque no sirva de auxilio Nuestra religión peligra
la isla que estamos mirando. y el sistema luterano
pretende tomar dominio;
Cochrane: con la vida resistamos.
Me convenzo: quiero ser Nuestro Rey es combatido,
el primero a ejecutarlo; que muera todo contrario;
el esquife. la ruina de nuestra Patria
evitemos, y peleando,
Bennet: al Rey, Religión y Patria
Pronto está como fieles defendamos,
para que el mundo conozca
(Lo echan al agua y se embarcan con cuatro que es siempre leal el Limano.
marineros).
Voces:
Cochrane: ¡Vivan nuestro Rey y Patria
Vamos a gozar del lauro y la ley que profesamos!
que la suerte nos previene.
(Desembarca Cochrane en la isla).
Bennet:
¡Que viva el chileno estado! Cochrane:
¿Quién manda en aquesta isla?
Voces:
¡Viva por siglos eternos! Vigía:
Yo, que soy un fiel vasallo
Vigía: de la España y su corona.
¡Viva mi amable Fernando!
Cochrane: que hasta la Francia se entraron.
¿No sabes que soy mandado El Regimiento de Arica
a conquistar el Perú. muy valiente y educado.
El número de españoles
Vigía: y muchos cholitos bravos,
Conquistaras a bellacos, aguerridos, valerosos,
a hombres sin ley ni Patria, pues a Quito conquistaron.
pero a los fieles Limanos, Concluye la infantería,
jamás les podrás vencer con los morenos y pardos
aunque pelees mil años. y los indios fajineros
todos fieles, que contarlo
Bennet: es diverso a haberlo visto,
que lo publique el gran Pasto,
Mi General, con cautela
Falupuña, Panecillo,
a éste al punto lo ganamos,
Chimbo, Tucunga y Ambato.
con él no mostremos fuerza,
pues con cariño a la mano Entra la caballería
nos dice cómo está Lima, de Húsares, que son mil rayos
contra toda insurrección,
y sus armas declarando
y los Dragones Limanos,
nos puede servir de mucho.
que cada uno es una fiera
del alto honor en el campo.
Cochrane: El fuerte escuadrón del Rey
Me avengo a ejecutarlo: quisiera cerrar el cuadro,
Amigo no hay que temer, pero Carabaillo tiene
voy a V. a hablarle claro. ese lugar destinado.
Yo vengo a auxiliar a Lima,
así los ojos abramos,
Cochrane:
libertemos a la Patria
y sus cadenas rompamos. ¿Tanta tropa tiene Lima?
Sí V. me explica las fuerzas
que tiene el Cuartel Limano, Vigía:
le doy el debido premio. Mi amigo, si no he acabado.

Vigía: Cochrane:
Sí, señor, no hay embarazo: Pues qué, ¿más armas tenemos?
voy a explicarle las fuerzas
que tiene en Lima Fernando. Vigía:
El primero es el Infante Y los nobles Concordianos,
Regimiento, el más bizarro quiere V. que me los zampe?
que no puede poner Chile Ese regimiento bravo
aunque pasen dos mil años. del bello y rico comercio
De cholos y chapetones de Españoles y Limanos,
todos bien uniformados, que al Rey y a la Patria sirven
fuertes, rollizos, constantes, siempre fieles, siempre honrados,
y del Rey fieles vasallos. siempre de valde, sin sueldo,
Sigue allí la artillería a su costa uniformados,
de chilotes esforzados, desempeñando los puestos
que no los puede vencer que a su guardia encomendaron
ni la espada de Bernardo. Dios, la Ley, el Rey, la Patria
Después Burgos, que son leones y los Jefes del Estado.
que de Castilla mandaron.
Ya llegamos al Numancia, Cochrane:
y si un punto nos paramos Mucha fuerza tiene Lima,
pongo que su aliento solo Bennet, si bien lo reparo,
vencerá al chileno estado. yo volveré con mis cohetes,
De Cantabria los guerreros del Perú nada sacando.
Bennet: Cochrane:
No hay que desmayar, mi Jefe; Eso sí, los grandes cohetes
si echamos atrás un paso han de abrasar al Limano.
nos juzgarán de cobardes
y que la presa largamos. Bennet:
Reconozcamos la isla,
Cochrane: que es lo que importa, de paso.
Acometer no es posible:
¿Tantas armas? ¡fuerte caso! Cochrane:
Enséñame este terreno.
Vigía:
¿Y los valientes marinos Vigía:
que habíamos pasado en blanco? Sí, mi señor, pronto vamos.

Cochrane: (Vanse los tres).


¿Todavía pares demonio? (Bajan en vuelo Asmodeo y O’Higgins a la
¿Tantas tropas? ¿Hasta cuándo? Isabel).

Vigía: Asmodeo:
Aun me faltan en la lista Ya te pongo, Director,
los señores abogados: en la fragata Isabela,
y para decirlo todo donde está Lady Cochrane,
ensarto a los escribanos aquella preciosa perla
que con fusil y con pluma que del Támesis al Maule
acordes se hallan marchando. vino a servirte de estrella.
En fin, para no cansar, Ahora me importa saber
viejos, mujeres, muchachos, (sin que entremos en contiendas,
con el corazón y voces y que gane mi trabajo)
gritan: ¡Que viva Fernando! ¿qué es lo que me das por ella?

Cochrane: O’Higgins:
Este es mucho ponderar: Te daré dos mil coquitos,
¿Ya acabaste? de charqui una arroba entera,
quince libras de orejones,
Vigía: y una petaca de almendras.
Aun no acabo.
Por la posta en sesenta horas Asmodeo:
toda marcha redoblando, ¿Y para qué diablos quiero
se pueden poner en Lima ridículas frioleras
diez mil valientes soldados, que en el Infierno no sirven?
de Ica, de Pisco, de Chincha, Allá amigo, no se almuerza,
de Chancay y de otros varios no se come, ni se bebe,
pueblos de toda la costa porque sólo se reniega.
que hay desde Nazca hasta Huacho. Almas son las que yo quiero,
y por justa recompensa
Cochrane: de mis servicios ilustres,
¡Este demonio es la causa espero me des la cédula
de que yo me halle burlado! de que tu alma ha de ser mía.

Bennet: O’Higgins:
¿Yo, mi General? ¿Por qué? Eso no, mi amigo, alerta,
No hay que creer a este zamarro; que yo soy todo cristiano,
yo sé que el triunfo es nuestro y mi ley divina excelsa
con los cohetes incendiarios. me prohíbe tal absurdo.
Asmodeo: Asmodeo:
Pues se concluirá la fiesta La pobre se halla pariendo,
arrojándote en el mar, preciso es compadecerla.
que te trague una ballena. En fin, para todo hay tiempo,
después trataremos de ella:
O’Higgins: volvamos a Chile pronto.
No, señor don Asmodeo.
¿Es posible que pretenda O’Higgins:
a la edad de cuarenta años ¿Con que nos vamos sin verla?
cortar mi bella carrera?
Asmodeo:
Asmodeo: No hay que porfiar, vamos pronto,
Pues págame mi trabajo. luego daremos la vuelta...

O’Higgins: (Vuelan).
¿Quiere V. que sea en moneda? (Lady y Salubria que salen en la Isabel).

Asmodeo: Lady:
No necesito de plata. El Lord no parece
¿si habrá peligrado?
O’Higgins:
Amigo, que V. me aprieta. Salubria:
No hay que temer nada,
Asmodeo: estará mandando
A nadie sirvo de balde. prevenir los cohetes.

O’Higgins: Lady:
Pues escúcheme mi arenga. ¡Ay mi Lord amado!
He de seducir en Chile
muchas almas por mi cuenta Salubria:
que abrazando el patriotismo Él os quiere mucho,
vengan de V. a ser presa. no hay que sofocaros,
para tu regalo.
Asmodeo:
¿Me cumplirás la palabra? Lady:
Mi querido Lord,
O’Higgins: mi esposo estimado,
Lo juro por Venus bella, fino compañero
por Cupido y por Mercurio en todo trabajo,
y por su quebrada pierna. mi gusto, mi gloria,
todo mi descanso.
Asmodeo:
Pues mi amigo, vuelva a Chile, Salubria:
que en cumpliendo la promesa, Deja, gran señora,
a pesar del gran Cochrane no os afanes tanto
y de toda su cautela, que yo os he de ver
he de poner en sus manos a Lima mandando,
a la susodicha inglesa. si no fuese así,
que mis pobres labios
O’Higgins: se los coman pronto
siete mil gusanos.
¿Por qué no lo haces ahora?
¿Desconfías de mi oferta?
Lady:
Salubria querida,
te agradezco tanto ¿Cómo viene a mi corral
tus suaves consuelos, y se lleva mi papuja
mas yo he de pagarlos, y a mi mono? ¡San Pascual!
cuando ya de Lima ¿De do ha venido este diablo
tenga todo el mando, con mis bienes a acabar?
he de hacer que cases
con mi secretario, Cochrane:
y entonces unidas Mujer, no soy diablo, calla
en tan dulce encanto porque puedes peligrar.
de ver a mis plantas Soy el gran conquistador,
el reino peruano, el que vengo a sujetar
partiré contigo a la libre patria, a Lima.
el bello agasajo
que ha de tributarme Martina:
todo ciudadano.
¡Qué bonita libertad
robándome mis gallinas!
Salubria: Múdese V. al muladar,
Lady, así lo espero vaya V. con su conquista
de tu bello rasgo: hasta el infierno a cenar.
soy tu amiga siempre; Aquí no queremos patria,
siempre, en todo caso mis gallinas son mi afán.
es Salubria tuya. Ellas me dan de comer,
su patria nada me da.
Lady:
No puedo dudarlo. Cochrane:
¡Larga, demonio, o te mato!
Salubria:
Vamos a la cámara Martina:
a esperar un rato, ¿Y por qué me ha de matar?
que vuelva Milord
de gloria colmado... Cochrane:
Porque soy el gran Cochrane,
(Vanse). y he venido a conquistar
(Sale Cochrane en la isla con una gallinas y todo el reino del Perú.
detrás Martina que procura quitárselas).
Sale el Vigía:
Martina: Vamos, señor, aflojad
Déjeme V. mis gallinas! a esa mujer las gallinas!
¿Por qué las quiere llevar?
(Forcejean. Salen soldados del esquife los
Cochrane: que arrebatan las gallinas y las embarcan.
Porque soy conquistador Cochrane les tira de sablazos, huyen los dos
y dueño de este lugar. quedando ocultos al paño y sale Bennet de la
capilla con un envoltorio y soldados).
Martina:
¡Mire al demonio del hombre! Bennet:
que así me quiera robar. Me he cubierto, amigos míos.
partiremos del ajuar.
Cochrane: Toma tú, estos candeleros
¿Yo ladrón? infame, calla, que son de fino metal.
si no quieres expirar.
Vigía:
Martina: Calla, porque si nos ven
¿No es V. facineroso? nos vendrán a degollar.
Estos son viles herejes,
sectarios del alcorán,
por lo menos luteranos
que en pretexto de librar
de esclavitud a la patria,
se dedican a robar
a Dios, al Rey y a los hombres,
tanto en tierra como en mar.

Martina:
Pero mira, qué demonio,
se ha llevado hasta el misal.

Vigía:
Calla mujer, no alborotes
que nos pueden degollar.

Bennet:
¿Para qué quiero este libro?
tú te lo puedes llevar:
lo que aquí queda es de plata.
de esto a nadie le he de dar.

Sale Cochrane:
Ciudadanos, prontamente
esa capilla quemad.

(Lo hacen y luego se embarcan todos).

Vigía:
Castiga Dios Eterno a estos infames
profanadores de tu santo templo.
No perdones, señor, este pecado
a hombres tan viles, a hombres tan
perversos!

(Telón).
(Sale el Vigía).
Acto III
Vigía:
Yo soy, señora, con ligeros pasos
acabo de llegar ahora del puerto.
Alameda con vista del Rímac.
(aparece Lima en un poyo recostada).
Lima:
Y bien ¿qué quieres? de decir acaba.
Lima:
Cuando cesaren ya las discusiones,
que mi España sostuvo largo tiempo, Vigía:
cuando vuelva Fernando a su real trono Soy vigía que observo en San Lorenzo:
pensé yo disfrutar de algún sosiego; allí ha vuelto el corsario y ha saqueado
entonces fiera parca, me arrebatas incendiando también después el puerto.
aquella que fomenta mi embeleso, Lo demás que él pretende o que él intenta,
a mi Isabel amada, a mi señora, declarado ha de estar en este pliego.
al amor de mi gusto y mi contento,
de mi monarca a la querida esposa (Le da un pliego a Lima que lee lo siguiente)
y amada reina de ambos hemisferios.
En fin, ya la he perdido, que se cumplan Lima:
del Dios a quien adoro, los decretos. Del estado de Chile soy mandado,
Mas, como su vasallo, siempre firme, segunda vez al puerto me presento;
por la gloria de su alma, Dios, te ruego, entrégame las llaves de la plaza,
que descanse en el seno de los justos, o pasadas cuatro horas pongo fuego.
en donde reinas vos, Señor Supremo. Los cohetes incendiarios de Congreve
Yo Lima, del Perú que soy cabeza, decidirán la suerte de este suelo
siempre fiel a mis reyes, hoy elevo arruinándolo todo hasta las bases,
a vuestra sabia eterna omnipotencia sus soberbios castillos demoliendo.
mi clamor, mis suspiros y lamentos. Me hallo pronto a luchar con igual fuerza:
Consérvame a Fernando, Dios piadoso, haz que tus tropas salgan a mi reto,
que deje sucesor para sus reinos, que la fuerza mayor que está a mi cargo
pues de Borbón la estirpe esclarecida, mandaré se retire a sotavento.
es lo que quiere Lima en todo tiempo. Respóndeme al instante, pues lo manda
Yo soy la capital de las provincias Cochrane, General de los chilenos.
del reino de los Reyes, y mi anhelo
solo aspira a ser fiel hasta que vengas (Rompe una nube y baja el ángel).
a juzgarme, señor, el día postrero.
Ampárame, mi Dios, en todo trance;
vuestro auxilio me valga en todo tiempo, Ángel:
que la ley que de España me mandaste Lima bella, Lima fiel,
sin mancha la menor, firme conservo. ciudad que en este hemisferio
A tu deidad he sido tributaria. eres primera entre todas
Llano, Rosa, Toribio Mogrovejo, por tu lealtad y tu celo:
de mi lealtad, señor, son los garantes, no temas las amenazas
las flores que te he dado de mi suelo, de ese proscrito protervo,
de mi suelo fecundo y siempre firme no temas, porque tu causa
en la alta observación de tus preceptos. defiende y custodia el cielo;
Yo, Lima, protectora de la causa, tienes buques y tesoro,
que miro santa, y que por tal defiendo, tienes soldados guerreros,
pues en ella conozco la ley sacra, tienes jefes sin iguales
el orden acordado a los pueblos, y General fuerte y recto.
la justicia del cielo descendida Tú, que has venido mandado,
y de mi soberano los derechos. pasa la vista al momento
¿Mas qué ruido he sentido que suspende para que a ese le refieras
de mi deprecación el tierno acento? las fuerzas de este gran pueblo.
(Tocan marcha: sale un oficial con una Abatid al protervo altanero
bandera que llevará este letrero: ¡Viva el destrozando su infame pendón.
infante! La batirá junto a la concha y por el
mismo orden: Burgos, Numancia, Cantabria, Primera Voz:
la Artillería, Arequipa, Número 1.- Un Pardo A las bocas del bello Rímac
con una bandera que diga: Vivan los Pardos el altivo Cochrane volvió;
de Lima, y un Moreno id. Después un Húsar, altanero con cohetes pretende
un Dragón de Lima, de Carballido, del Rey y inundarnos la playa de horror.
de los Pardos. Todos se colocarán formando
un semicírculo, quedando Lima en el centro;
Coro:
el Ángel saldrá por la izquierda, el Vigía se
De la Patria, etc.
retira al último bastidor de la derecha y sale
la Concordia, bate su bandera y se queda
firme). Segunda Voz:
Pero Lima defiende a su Rey
con constancia aguerrida y valor,
Ángel:
despreciando al britano proscrito
En este lucido cuadro
General de la infame opresión.
ya te presento el espejo
en donde se ve a Fernando
con un semblante risueño, Coro:
propio de un padre amoroso De la Patria, etc.
de este fiel limano pueblo.
Allí tienes la Concordia Tercera Voz:
del noble y rico comercio, Aunque quieras tirano, oprimirnos,
compuesto de fieles hijos nuestra causa defiéndela Dios,
de América y europeos; pues peleamos siguiendo la ley
todos tan bien hermanados, que dictaron justicia y razón.
tanto el noble y el plebeyo,
tanto el rico como el pobre, Coro:
tanto el grande y el pequeño. De la Patria, etc.
La Concordia del Perú
que ha puesto todo su esmero (Concluido se retiran; se hace mutación y se
en defender de los reyes descubre el Callao; al foro la línea del
tantos sagrados derechos, insurgente; a la derecha la bahía de nuestra
y su ilustre consulado línea con los buques a palo seco).
siempre erogando el dinero
para sostener la guerra
Insurgente:
que inventaron los protervos.
¡Viva la Patria!
En fin, Lima, a contestar
a ese intruso con denuedo:
y para animarte más, Realista:
oye las voces del pueblo, ¡Viva el Rey!
que con realista entusiasmo
acordes vienen diciendo: (Tiran cohetes, cae uno hacia la concha y
sale un muchacho corriendo y lo apaga con
(Dando voces) el sombrero).

¡Vivan la Patria y Fernando! Sale Martina:


¡Muera el altivo guerrero! ¡Muchacho, ve que te quemas!

(Salen los carros). Muchacho:


¡Lo apagué con el sombrero
y voy a hacer triquitraques!
Concordia:
De la Patria y Fernando adalides,
a los campos marchad del honor.
Martina: prontos están a los riesgos;
Qué muchacho del infierno: no haya más correspondencia
quítate de ese peligro. con el jefe de mi pueblo,
que términos tan altivos
Muchacho: son un grande atrevimiento”.
Ya tengo al bolsillo el trueno,
ya no me puede quemar. Vigía:
¡Adiós, mi amigo, me voy!...
Martina:
Múdate de aquí al momento. (Vase).

Sale el Vigía: Cochrane:


Martina, de embajador Vete pronto, majadero.
le voy a hablar al porteño.
(Sale el Brulot, el castillo empieza a disparar;
Martina: llega el Brulot, hace la explosión y estallido y
Cuidado hombre con Cochrane. se deshace entre las olas. Aparece la Prueba
al bastidor).
(Vase).
Vigía:
Vigía: El Brulot se fundió
Ahora verá lo que es bueno; y ya calan masteleros,
que se aborde aquí un esquife para combatir, las naves
y vengan dos marineros. del Rey, que están en el puerto.

(Se embarca y va a bordo de la Isabela). Cochrane:


¡Qué es lo que mis ojos ven!
Vigía: La línea a salir disponen!
¡Ha del Alcázar, donde Cochrane mora ¿Allá otro buque de guerra?
Sin duda viene del norte.
cual General fuerte, generoso, etc.
¡Me agarran a dos costuras
He vuelto ya de Lima con respuesta.
y sin Fuertes, sin Brulote...!
Salvas me hagan, pues soy parlamentero.
Pues huyamos del peligro.
¡Adiós conquista, acabóse,
(Pasa a la fragata). mi eminente almirantazgo!
Ya dejo de ser Quijote,
¡Salve, Almirante del chileno estado, el desfacedor de agravios
puse en manos de Lima tu alto pliego: del Toboso y su horizonte.
la respuesta es aquesta, puedes leerla ¡Ha, marchémonos al punto
y despacharme pronto para el puerto. que he salido al estricote!...

Cochrane: (Vanse).
“He recibido tu oficio, (Salen los coros).
haz lo que quieras, severo,
tú responderás a Dios ¡Viva Lima, del Rey tan amado,
de resultados funestos. y sus hijos, etc.
Defiendo a mi soberano
la ley divina cumpliendo.
(Concluido el coro cae el telón).
Los jefes que me gobiernan

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