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“UNIVERSIDAD NACIONAL DEL

ALTIPLANO”
FACULTAD DE INGENIERIA CIVIL Y
ARQUITECTURA

ESCUELA PROFESIONAL DE ARQUITECTURA


Y URBANISMO

ÁREA: TALLER DE DISEÑO IV

TEMA: VIVIENDA EN LA HISTORIA UNIVERSAL

INTEGRANTES:

-CÁCERES TITO, Yeny Griselda

-CHOQUE MANTILLA, Dayan Ailed

-GUEVARA MACAVILCA, Flor Esther

-HERRERA OBREGÓN, Wendy Fiorella

-MAMANI QUISPE, Evelyn


ÍNIDICE

1.- PRESENTACION

2.- HISTORIA DE LA VIVIENDA:

2.1.-LA PRIMERA VIVIENDA

2.2.-VIVIENDA EN LA EDAD MEDIA

2.3.-VIVIENDA EN LA EDAD MODERNA

2.4.-ARQUITECTURA DEL SIGLO XIX

2.5.-VIVIENDA EN EL SIGLO XX-XXI

2.5.1. El Bauhaus;
2.5.2. El Racionalismo;
2.5.3. El Funcionalismo;
2.5.4. El Organicismo;
2.5.5. El Brutalismo;
2.5.6. El Modernismo;
2.5.7. El Postmodernismo y
2.5.8. El Movimiento Contemporáneo.

3.- BILIOGRAFÍA
PRESENTACION

El presente trabajo tiene un fin informativo, como también reflexivo; informativo,


por que podremos entender desde los inicios de la vivienda, hasta nuestros días,
como ha ido evolucionando a través del tiempo, desarrollándose, de acuerdo a
distintos factores, que en el presente trabajo llegaremos a comprender, y reflexivo,
ya que al informarnos y entender cada aspecto de la historia de la vivienda,
analizaremos y por tanto reflexionaremos sobre factores que debemos tomar en
cuenta para seguirlos haciendo, tomándolos en cuenta, y factores también para no
repetirlos, entender el contenido de cada obra arquitectónica que se hacía en la
antigüedad, desde una cueva hasta la más extravagante obra de nuestros días,
que la arquitectura no sea solo una respuesta a la necesidad del usuario, sino que
sobrepase las expectativas de nosotros mismos, como de la sociedad.
1.- LA PRIMERA VIVIENDA
Los grupos humanos paleolíticos eran
nómadas, buena parte de los neolíticos
también, o eran semisedentarios. Debieron
existir, además de los refugios en cuevas,
formas de protección contra la intemperie y la
acción de los depredadores; es posible que
fueran "construcciones" efímeras de las que
no han quedado vestigios.
Ya en Çatal Hüyük, actual Turquía, (10.000-
6.000 antes de Cristo) se encuentran restos
de viviendas estables; el material de
construcción
era la arcilla (piezas secadas al sol). Las
sucesivas construcciones sobre los restos
neolíticos hacen difícil conocer cómo era esa
primera arquitectura.
En Babilonia (la legendaria Torre de Babel), cuna
de la civilización de Mesopotamia, no había
piedra; la construcción se hacía con ladrillo de
arcilla secado al sol (adobe) y ladrillo cocido. Los
muros son macizos y ciegos (es decir, sin ninguna
abertura).
La escasa suntuosidad de los materiales obligaba
al revestimiento de los muros con cerámica
cocida, incrustada a modo de cuñas en el adobe;
también se utilizó la cerámica vidriada coloreada.
Tanto los palacios como las casas se articulaban
en torno a un patio al que se abrían, mientras que
los exteriores eran prácticamente ciegos. Las cubiertas de las naves eran planas y
en terraza. Para las cubiertas de luces (entradas y ventanas) se utilizaba el arco y
la bóveda. La forma dominante era el cubo, lo que confiere una gran pesantez al
conjunto, sólo aligerada por el escalonamiento de los edificios.
Nada subsiste, de las más antiguas viviendas chinas. Contrastando en forma
sorprendente con las primeras grandes civilizaciones de la historia, los chinos no
empleaban para la construcción sino materiales muy frágiles, como la greda, la
madera, el bambú y la porcelana, y mostraban además una marcada predilección
por los tabiques delgados. Sin embargo, no es imposible
imaginar la forma de sus casas y la manera en que éstas estaban arregladas.
Hasta que la influencia europea se hizo sentir en el
Imperio de los chinos, éstos tuvieron durante siglos los
mismos tipos de viviendas; las de los comerciantes
constaban casi siempre de varios pisos, estando
destinados los más elevados a depósitos de mercaderías;
las otras eran de un solo piso, y se las construía en
ocasiones sobre un terraplén, pareciendo de esta manera
más altas. En general, las casas se componían de varios
compartimientos rectangulares o cuadrados, y con
frecuencia se las rodeaba de jardines.
Los compartimientos, considerablemente numerosos en
las moradas de los ricos, se veían reducidos en aquellas
de las familias modestas a un vestíbulo o sala de
recepción y a una pieza común donde los ocupantes
pasaban la mayor parte del tiempo; en esa habitación la
familia se reunía para comer y se practicaba el
complicado ceremonial del té, y frecuentemente, a falta de
otra pieza, se dormía sobre esteras improvisadas, que durante el día eran
guardadas en nichos especiales.
La casa, generalmente desprovista de ventanas, recibe la luz por un patio interior,
lugar de reunión de la familia cuando hacia buen tiempo. Para cerrar las aberturas
empleaban papel aceitado, gasa, nácar o cortinados.
En las piezas se disponían, con sabio desorden que evidenciaba un singular
talento, hermosos biombos de juncos trenzados, de seda o papel pintado; se
conseguían así pequeños rincones íntimos, reservados a la conversación y al
reposo.
Los techos, marcadamente inclinados, estaban cubiertos de tejas pintadas de
colores tradicionales, que respondían a las diferentes castas, y constituían signos
exteriores de elegancia o dignidad.
La casa china en sus tipos más perfeccionados estuvo provista de un curioso
sistema de calefacción diversos conductos de barro, disimulados en las paredes,
difundían en las distintas piezas el calor proveniente de un brasero, ubicado en el
exterior y constantemente alimentado. Los pobres disponían solamente de un
brasero, ubicado en la habitación en que permanecían.
Las paredes tapizadas de sedas multicolores, los muebles barnizados o
adornados con rica marquetería, las porcelanas y los objetos de metal esmaltado
y, en el patio, los revestimientos de porcelana y las columnas, cuya única misión
era la de enmarcar los retratos de los antepasados, conferían a las moradas de las
ciudades un carácter artístico y lujoso.
Totalmente distintas eran las
características de las chozas que los
labradores habitaban durante la
primavera y el verano, cuando
abandonaban sus aldeas para
cultivar los campos, muy alejados de
éstas. Típicas son las casuchas,
semienterradas.
Muy diferentes de las moradas chinas y japonesas son las viviendas de los
pueblos de América de la época precolombina. Esta civilización, aunque primitiva y
feroz en ciertos aspectos, fue fértil en manifestaciones artísticas.
Entre los aztecas de las castas superiores, las casas grandes eran relativamente
numerosas. Se trataba de construcciones imponentes, de cinco o seis pisos,
dispuestos en tres cuerpos: el del centro estaba reservado a los dueños, a su
familia y a sus protegidos, y los otros dos, a la servidumbre y a los esclavos.
El patio central, llamado "estufa", confería a la construcción, de forma trapezoidal,
un aspecto grandioso y decorativo. Las murallas, de gran espesor, estaban
constituidas por bloques de piedra. En México se empleaba para cementar estos
bloques la cal quemada que se obtenía de las conchillas.
En las casas aztecas, amplios bancos servían de lecho. Si a éstos se agrega una
serie de cofres. mesas y taburetes, se tendrá una imagen completa del mobiliario.
Las paredes estaban cubiertas de esculturas y jeroglíficos; el mismo gusto
decorativo se manifestaba en el exterior, en los frisos de los goterones y en los
relieves que adornaban el techo. Las casas de los incas se asemejaban a las que
acabamos de describir. Las viviendas de los mayas pertenecientes a la clase rica
tenían amplias terrazas, terraplenes y cisternas.
Dirijamos ahora la mirada hacia las orillas del Mediterráneo. Misteriosas
poblaciones, venidas tal vez del Asia, en el curso del tercer milenio antes de
Cristo, se establecieron en aquella zona y en las islas del mar Egeo, y alcanzaron
una refinada civilización, cuyo centro estaba representado en la isla de Creta. Las
ruinas evocan los palacios reales con sus poderosas murallas; la importancia de
las armerías, de los depósitos y la distribución de las dependencias nos hacen
pensar que esos palacios eran verdaderas ciudadelas.
De la civilización cretense o minoica (del nombre de Minos, rey de Creta) tomaron
los griegos los primeros elementos de su arquitectura. Los cretenses llegaban del
Norte, y cuando se instalaron en la península vivían aún en estado semisalvaje.
En Micenas, Tirinto y Argos, los aqueos (el primero de los cuatro grupos griegos
que dejaron su nombre en la historia) construyeron viviendas reales, muy
semejantes a las de los cretenses, guiándose por una planimetría ya entonces
sabida.
Los aqueos, a quienes según Homero debe atribuirse la guerra de Troya, llevaron
desde la época de la invasión dórica, que habría de absorberlos, una existencia
bucólica, y sus moradas reflejaban la simplicidad de sus costumbres. Mientras los
muros de los palacios estaban constituidos por grandes piedras superpuestas,
para las viviendas comunes se emplearon piedras pequeñas cementadas con
arcilla. Las más modestas estaban hechas de juncos y cañas. El plan de las casas
variaba según éstas estuvieran situadas en los centros urbanos o en las afueras
de la ciudad.
Nos encontramos así frente a dos tipos de viviendas: las construcciones de un
piso y las de desarrollo horizontal. En las primeras, las habitaciones reservadas a
la familia ocupaban. la planta baja, donde se disponían las caballerizas o los
depósitos. Las segundas estaban concebidas de la siguiente manera: en el centro,
una vasta sala cuadrada (el megarón) , en medio de la cual se colocaba el hogar;
aquí se asaban trozos de cordero o de vaca para los banquetes. Sobre el lado
opuesto a la puerta de entrada se encontraban los dormitorios y una pequeña
pieza de recepción; en los lados restantes, el establo y los rediles. Las
habitaciones reservadas a las mujeres estaban separadas de las que ocupaban
los hombres.
Con la invasión de los dorios, y sobre todo a partir del año 776 a. C., en que
fueron instituidos los juegos olímpicos, un nuevo periodo se inicia para Grecia. Sin
embargo, los habitantes de la ciudad no desdeñaron las enseñanzas de los
aqueos y se limitaron a reemplazar el "megarón" por un patio descubierto.
En Atenas y en las colonias que recibieron
su influencia encontramos un nuevo tipo de
construcción. La casa de los ricos
atenienses, aunque expresión de un gusto
refinado, nunca podrá igualar en armonía y
belleza a los monumentos que adornaban la
ciudad, ya que los griegos dieron mayor
importancia a la vida pública que a la
privada.
Las moradas urbanas estaban construidas
según un plan uniforme: un vestíbulo, a
menudo decorado con estatuas, que daba
acceso, por una segunda puerta y un
pasillo, a un patio bordeado de columnas, en el que se levantaba un altar
consagrado a Júpiter; a ambos lados de este altar existían otros dos, consagrados
a los dioses de la propiedad y de la familia.
En torno al patio se encontraban las piezas destinadas a los huéspedes, los
baños, las cocinas, en las que se disponían las muelas para el trigo y los hornos, y
finalmente las numerosas habitaciones para la servidumbre. Frente a la puerta de
entrada se hallaba el departamento de los hombres; el gineceo (habitación de las
mujeres) estaba situado en el piso superior.
En las casas suburbanas, el gineceo se encontraba a continuación del
departamento del señor y se abría sobre un jardín cercado. Algunas veces se
destinaba el primer piso a los depósitos y al alojamiento de los esclavos.
Más tarde, los atenienses levantaron casas de dos o tres pisos, que podían ser
alquilados separadamente.

Los etruscos
Hacia el siglo X antes de Cristo la península itálica
fue invadida por los etruscos, pueblo de
misteriosos orígenes. Establecidos primero en la actual Toscana, ocuparon luego,
en forma progresiva, Umbría, el Lacio, Campania, el valle del Po, llevando consigo
su civilización. Esta llegó a su completo desarrollo después de que los etruscos se
hubieron establecido en Italia, alcanzando un nivel menos elevado que el de los
pueblos asiáticos, pero sensiblemente superior al de las poblaciones autóctonas.
La religión, basada en el culto de los muertos, ocupaba un lugar muy importante
en la vida de los etruscos, quienes construyeron sepulturas extrañamente
semejantes a las moradas de los vivos. Pensaban que de esta manera los difuntos
aceptarían más fácilmente la privación de la vida terrestre. El cuerpo sacerdotal de
los etruscos llegó a ser famoso por su ciencia y sabiduría.
En un comienzo los etruscos vivían en chozas circulares que comprendían una
sola pieza y sin más abertura que la de la entrada. Las paredes, de ramas
recubiertas de arcilla, sostenían un techo redondeado, con fuerte inclinación a fin
de facilitar el deslizamiento de las aguas de lluvia.
Más tarde variaron la forma de la vivienda y los materiales empleados en la
construcción; luego de un período en cuyo transcurso se adoptó para la choza la
forma oval, con paredes de madera y arcilla, se llegó al plano rectangular. Por
último, hacia el siglo V o IV a. de C.,
después de haber sufrido nuevas
transformaciones, la vivienda etrusca
alcanzó su expresión más completa.
La casa de los ricos se apoya sobre una
base de piedra (en las de mayor lujo se
emplearon el travertino y el peperino) y
tiene un piso superior construido de
madera. El techo, inclinado hacia el
interior, presenta una ancha abertura
llamada cavaedium, a la que corresponde,
en el patio central, un estanque destinado
a recibir las aguas de las lluvias. En torno a ese patio se encuentran las distintas
dependencias; éstas serán tanto más numerosas y vastas cuanto mayor sea la
fortuna del propietario.
Bajo el techo, una galería descubierta, adornada con columnas de piedra o de
madera, ha sido dispuesta alrededor del cavaedium.
En el exterior, la casa presenta unas pocas aberturas, ubicadas comúnmente en lo
alto del edificio; la puerta tiene por lo general forma de trapecio, y está custodiada
por perros vigilantes;
En el interior, el techo abovedado de las diferentes piezas y el arco que adorna la
puerta de entrada nos muestran el grado de perfección alcanzado por la
arquitectura etrusca. Si bien la bóveda había sido empleada por otros pueblos,
jamás hasta ahora se había logrado de ella una ejecución tan perfecta.
Los etruscos amaban la vida, el lujo y el confort, y bajo la influencia de los fenicios
y de los pueblos de Oriente quisieron que sus casas fueran agradables y
cómodas. Por este motivo se dio a cada pieza un destino particular, las paredes
fueron decoradas con pinturas y el suelo recubierto de alfombras. Se dispuso en
las distintas habitaciones: lechos de bronce o de madera, cofres, escritorios, sillas
sin espaldar, sillones, pebeteros, estantes, candelabros, aparadores, mesas de
juego con una sola pata y otros objetos que constituían el rico mobiliario de las
moradas de aquella época.

Los romanos
Cuando los romanos comenzaron a ocupar un
lugar en la historia tomaron numerosos elementos
de la cultura etrusca, mucho más avanzada que la
suya. En la época de los Siete Reyes y hasta el
siglo I a. de C., las viviendas romanas,
desprovistas de toda elegancia, reproducían las
casas etruscas en sus formas más simples; se
limitaban, en efecto, al atriurn con el arca de agua
y a algunas habitaciones.
La abertura del techo recibió el nombre de
"impluvio", y el estanque que se hallaba debajo de éste se llamó "compluvio".
Con frecuencia el techo estaba sostenido por cuatro columnas de madera. En el
atrio se encontraba el hogar (que se usaba, según las ocasiones, para la
preparación de los alimentos o la celebración de los sacrificios en honor de las
divinidades), y en los primeros tiempos, el lecho. Éste habría de adquirir con el
tiempo una gran importancia, puesto que las matronas romanas se instalaban en
él durante el día para vigilar cómodamente las tareas de los esclavos. Las
habitaciones estaban desprovistas de puertas y, cuanto más, premunidas de
tapices o cortinados.
Bajo la influencia de la refinada civilización griega, Roma fue paulatinamente
abandonando sus costumbres patriarcales y las moradas ganaron en dimensión
y confort.
La casa de Livia, mujer de Octavio Augusto, nos da un acabado ejemplo de lo que
eran las viviendas de ese tipo, aunque muchos otros se nos ofrecen en Pompeya,
rica y próspera ciudad de comerciantes que fue destruida por una erupción del
Vesubio en el ñlo 79 de nuestra era.
La casa de un comerciante acomodado
estaba concebida de la siguiente manera:
en torno al atrio se disponían las piezas
destinadas a la vida en común de la familia
y las otras dependencias (la cocina,
elhorreum o depósito de cereales,
el olearium o depósito de aceite,
elergastulum, es decir, el lugar donde se
alojaban los esclavos y libertos, etc.). En el
atrio, sobre el lado opuesto a la entrada, se
hallaba eltablinum (pieza de trabajo,
donde generalmente se depobsitaba el Casa alemana estilo gótico
cofre que contenía el dinero y demás
efectos de valor).
A ambos lados del tablinum dos puertas daban acceso al alperistyium, inspirado
en las casas griegas, y que consistía en un vasto jardín rodeado de un pórtico.
Alrededor del peristyium se encontraban los dormitorios (cubicula), el
comedor (triclinium) y las otras dependencias.
Las viviendas urbanas tenían frecuentemente en la planta baja la
tienda(taberna), situada a un costado de la ancha puerta que precedía al atrio
(prothyra).
Este tipo de construcción fue muy apreciado por los romanos de la clase rica en la
época del Imperio.
Aquellos a quienes la falta de espacio impedía satisfacer en la ciudad sus
aspiraciones de lujo se instalaban en el campo, donde se hacían edificar
espléndidas viviendas con un vasto desarrollo horizontal. Casi todas éstas
terminaban en una terraza (solarium) y estaban rodeadas de amplios jardines.
Alrededor del peristyium se disponían asimismo bibliotecas, galerías de cuadros
y una sucesión de 6 ó 7 piezas en las que los moradores tomaban baños fríos o
calientes y recibían masajes.
Mencionaremos en último término la exedra, sala de recepción lujosamente
decorada con mármoles, mosaicos y frescos.
En la época del Imperio las viviendas de la clase popular sufrieron, bajo ciertos
aspectos, una verdadera regresión. El excesivo aumento de la población trajo
aparejada la necesidad de construir, no ya pequeñas casas particulares como se
había hecho hasta entonces, sino grandes inmuebles de departamentos que
comprendían hasta 7 u 8 pisos.
Estos edificios tenían vastas piezas separadas por medio de tabiques de madera.
Las casas de departamentos de la burguesía y del pueblo, de las que existen
importantes vestigios en antiguas regiones, nos revelan concepciones
arquitectónicas asombrosamente modernas. Eran construcciones de 2 ó 3 pisos
que correspondían a igual número de departamentos, cada uno de los cuales
disponía de una entrada independiente. Todos tenían, sin embargo, en común el

Vivienda de campo inglesa, siglo XV


patio interior. En la planta baja era frecuente encontrar tiendas. Las casas de Ostia
estaban provistas de grandes ventanas que se abrían sobre la calle, característica
que las diferencia de las viviendas pompeyanas.

Sabiendo que la vivienda romana sirvió de modelo a casi todos los pueblos del
Imperio, resulta interesante estudiar sus modificaciones en virtud de la influencia
gálica durante los siglos V y VI. En efecto, el plan fue notablemente simplificado.
Se generalizó el uso de la piedra y la madera (menos empleada por los romanos,
quienes hasta entonces habían preferido el ladrillo); se agregó un techo con fuerte
inclinación, a dos aguas, y con frontón; otras veces, se hizo en forma de casquete.
Todos estos elementos confirieron a las casas romanas características muy
particulares, y refiriéndose a estas construcciones puede hablarse de un estilo
galo-romano.
De las edificaciones galo-romanas derivará la vivienda urbana de la época de
Carlomagno, que comprenderá una única y vasta pieza en la planta baja y algunas
habitaciones en el primer piso.
En la Galia, como en todas las provincias del Imperio, la caída de Roma provocó
una regresión en las costumbres y en la arquitectura
Se imitaron los modelos antiguos, a menudo simplificados y a veces modificados
por los conquistadores o los pueblos vecinos.
Aunque es muy escasa la información que se posee sobre las casas de Bizancio,
se supone que éstas ofrecían un aspecto oriental, como el palacio del emperador
y los edificios públicos, cuyos elementos altamente decorativos ponen de
manifiesto la influencia persa y árabe que ha venido a mezclarse a las
reminiscencias de Grecia y Roma.
En Bizancio y en las regiones sometidas directamente a su acción, es decir,
Servia, Croacia, Georgia y Armenia, se difundió la costumbre oriental de separar
los departamentos de los hombres de los de las mujeres, sistema que no ha sido
adoptado en, Roma, donde la mujer era objeto de una gran consideración.
En los países mediterráneos que cayeron bajo el dominio árabe, y sobre todo en
España, se encuentra un tipo de vivienda que recuerda la de los conquistadores.
Empero, la influencia de éstos sobre las poblaciones no tuvo jamás un carácter
general y absoluto como la que ejercieron los romanos en los países vencidos. Un
nuevo estilo de vivienda habría de nacer en Europa hacia el siglo XI; el apogeo del
mismo coincide con él aniquilamiento del poder feudal.
La decadencia del régimen feudal determinó en todos los países de Europa un
profundo cambio tanto en la vida pública como en la privada. Uno de los
fenómenos que más directamente ha influido en la historia de la vivienda es la
importancia que con motivo de esta decadencia tomaron las ciudades y las
poblaciones urbanas. Los artesanos y campesinos pudieron evolucionar, mejorar
su posición económica y adquirir derechos políticos no bien consiguieron liberarse
de la dura servidumbre a que estaban sometidos; hasta ese momento habían
dependido, en efecto, de un señor feudal que vivía encerrado en un poderoso
castillo fortificado y que se desinteresaba por completo de la situación de sus
vasallos. Prosperó el comercio, y los mismos nobles fueron seducidos por el
bienestar de las ciudades. La importancia que éstas adquirieron dio origen en
ocasiones a enconadas rivalidades que culminaron en sangrientas guerras.
El nuevo estado de cosas se refleja,
naturalmente, en la construcción de las
viviendas. Las casas son simples, pero ya
no tienen el aspecto de covachas. Se
componen por lo general de una planta baja
con una pieza principal; en el primer piso
están las habitaciones de los dueños, y
debajo del tejado las de los servidores. Los
artesanos y los comerciantes transfieren la
sala común al primer piso y destinan la
planta baja a taller o a tienda; la ventana de
madera, sirve de vitrina a los comerciantes.
Las familias ya no se encierran en su vida privada y aumenta el deseo de
sociabilidad; las puertas permanecen abiertas una gran parte del día, aparecen
ventanas en las fachadas hasta entonces ciegas y el patio interior pierde
importancia.
El espacio que se reserva para lo relacionado con la higiene es restringido; para
remediar esto surgen en Europa los baños públicos. Ya no hay una diferencia
esencial entre la casa de un pobre y la de un rico, pero esta última presenta a
menudo torres laterales que constituyen una marca de dignidad y un refugio en
caso de conflicto. Al mobiliario, compuesto hasta entonces de cofres, mesas y
lechos, se añaden tapices en las paredes y a veces decoraciones polícromas.
Como los conflictos entre ciudades son frecuentes, sobre todo en Italia, hay
necesidad de defenderse; así surgen, especialmente en Toscana, las casas-torres,
verdaderos torreones en donde las piezas están dispuestas en alto.
En los otros países de Europa, siguiendo una costumbre que viene desde los
tiempos más remotos, se utilizan la piedra tallada y el ladrillo para la construcción
de los pisos inferiores y la madera para los tejados. Con el objeto de ganar
espacio y mejorar la iluminación de las habitaciones se adopta una especie de
galería, pintada a menudo en el exterior y ricamente decorada con bajos relieves.
Los tipos de vivienda que acabamos de describir aparecen en la segunda mitad
del siglo XII. Se mantendrán durante largo tiempo, y se puede decir que en la
arquitectura no hubo grandes innovaciones hasta el siglo XV; la transformación
que se opera es, efectivamente, una utilización de las formas heredadas de Grecia
y Roma, que las excavaciones habían traído a la atención pública. Se aumentó el
tamaño de las casas y se suprimieron elementos cuya razón de ser era puramente
defensiva. Al mismo tiempo se introdujo más lujo en el moblaje.
En el siglo XV, al aumentar el bienestar económico y el poder político de las clases
acomodadas, aparece un nuevo tipo de mansión señorial. Es el palacio, gran casa
rectangular o cuadrada que se eleva alrededor de un patio central, inspirada en el
peristilo romano, y que comprende una entrada monumental, un amplio vestíbulo,
una escalera para los dueños, otra para los domésticos, una serie de habitaciones
y sus dependencias en la planta baja, piezas de recepción en el primer piso,
habitaciones para los amos en el segundo y para los domésticos bajo el techado.

2.- VIVIENDA EN LA EDAD MEDIA

La Edad Media es un período histórico que


comienza en el año 476 con la caída del
Imperio Romano de Occidente tras ser
destronado el último emperador, Rómulo
Augústulo, por el jefe de los bárbaros,
Odoacro, y finaliza en 1492 con el
descubrimiento de América. Algunos
historiadores aceptan versiones de su final en
1453 con la caída del Imperio Romano de
Oriente. La Edad Media es un período
histórico que va del siglo V al XV.

 La Edad Media, o Medioevo, se separa en períodos: Temprana Edad Media


(siglo V a siglo IX),

 Alta Edad Media (siglo IX a siglo XI)


 Baja Edad Media (siglo XI a siglo XV).

La edad media: El adjetivo "Medieval" procede del latín medium aevum, que
quiere decir "la edad intermedia". La edad media cubrió el período comprendido
aproximadamente entre los siglos V y finales del XV. En muchos aspectos, los
tiempos medievales nos parecen remotos y misteriosos, poblados de caballeros y
damas, reyes y obispos, monjes y peregrinos. Pero las ciudades, los Estados, los
parlamentos, los sistemas bancarios y las universidades europeas tienen sus
raíces en esa época, y buena parte del paisaje está todavía dominada por los
grandes castillos y las catedrales medievales.

El Medioevo es considerado como una época oscura atrasada cultural y


socialmente. Aunque en el Medioevo y el Feudalismo se sentaron las bases del
desarrollo de la posterior expansión europea, el nacimiento del capitalismo y la
modernidad. En la Europa del siglo XIII, las ciudades se convirtieron en centros de
intercambio comercial y sus murallas ofrecieron protección frente a los grupos de
guerreros y saqueadores. Las personas podían resguardarse en las ciudades
amuralladas junto a sus rebaños y cosechas, mientras el exterior era invadido por
los enemigos. Esto aumentó la demanda de alojamiento. Durante siglos se
sumaron nuevas viviendas, aunque su construcción se llevó a cabo de forma
caótica. En las regiones que disfrutaban de un clima propicio, la ocupación ilegal
(sin título o pago de renta) era cada vez más frecuente.
Todas estas tipologías residenciales desaparecieron en Europa durante la alta
edad media, coincidiendo con la crisis demográfica del continente. Aunque mucha
gente vivía bajo la protección de los feudos y los castillos, otros muchos se
hacinaban en pequeños habitáculos insalubres situados dentro de las murallas de
las pequeñas ciudades. El campo era inseguro, y las cosechas descendieron a la
vez que la población. Las prósperas granjas de la antigüedad desaparecieron,
hasta que poco a poco las condiciones mejoraron a la sombra de los monasterios
y de los núcleos urbanos en expansión.

La sociedad medieval En la mayor parte de la Europa medieval, la sociedad se


organizó con arreglo a un sistema "feudal", basado en la entrega de tierras a
cambio de servicios. El rey otorgaba tierras, o feudos, a sus nobles más
importantes (barones, obispos) y a cambio, los nobles le prometían ayudarle con
soldados en tiempo de guerra. Un noble se comprometía a ser vasallo (servidor
del rey) en una ceremonia específica, el acto de homenaje, en el que, arrodillado
ante el rey, le juraba fidelidad. A su vez, los grandes nobles solían repartir las
tierras entre los nobles inferiores, o caballeros, que se convertían en vasallos
suyos. De ese modo, el feudalismo abarcaba desde la cúspide hasta las clases
inferiores de la sociedad. En el estadio más bajo se hallaban los campesinos que
trabajaban la tierra y estaban vinculados a ella (siervos de la gleba), con pocos
derechos, escasa propiedad y ningún vasallo.

Vida de un campesino Con arreglo a las leyes medievales, un campesino no era


dueño de sí mismo. Todo, incluida la tierra que trabajaba, sus animales, su casa, y
hasta su comida, pertenecía al señor del feudo. Conocidos como siervos de la
gleba, los campesinos estaban obligados a trabajar para su señor, que en Gran
Bretaña les concedía a cambio una parcela de tierra para cultivo propio. Su vida
estaba llena de penalidades. Muchos se afanaban para producir alimentos
suficientes para sus familias y para cumplir con su señor. Les estaba prohibido
marcharse del feudo sin permiso, y para un campesino, la única manera de
obtener la libertad era ahorrar el dinero necesario para comprar un lote de tierras,
o casándose con una persona libre.
En la Europa medieval, más del 90% de la población vivía del campo y trabajaba
la tierra. La labranza y cría del ganado era un trabajo que absorbía toda la jornada,
porque los métodos eran anticuados y no muy eficaces. Las tierras de cultivo
alrededor de una aldea se solían dividir en tres grandes lotes, según su calidad:
de pan llevar (aptas para trigo), centeneras y medio centeneras.
A los campesinos se les atribuían parcelas en cada lote, de manera que las tierras
buenas y malas quedaran equitativamente repartidas. Cavaban y cosechaban sus
parcelas propias, pero también ayudaban en los grandes cultivos: para arar
campos y segar y recoger el heno. Una cosecha mala era una amenaza de
hambre para toda la aldea. El gobierno de un "manor": En Gran Bretaña, mucha
gente del campo vivía en un manor, que constaba de una aldea, la casa señorial o
el castillo del señor, una iglesia y las tierras circundantes. El señor delmanor
gobernaba la comunidad y nombraba a personas encargadas de velar por que los
aldeanos cumplieran con sus obligaciones. Entre éstas figuraban el cultivar las
tierras del señor, o heredad, y abonar los tributos en forma de productos del
campo. El señor hacía asimismo de juez en el juzgado del manor, y tenía el poder
de multar a quienes quebrantaran las leyes establecidas. Como los manors solían
estar aislados, los aldeanos tenían que confeccionarse todo aquello que
necesitasen. Pocos productos venían de fuera, a no ser la sal para conservar la
carne y el hierro para las herramientas. Los únicos visitantes eran los buhoneros,
los peregrinos y los soldados, y pocas personas viajaban fuera de su aldea.

Una casa era, en aquella época, tan sólo un " hogar”, es decir, el lugar en el
que se hacía fuego. En el interior los humos eran constantes sobre todo en
invierno. Las viviendas más humildes y antiguas constaban de una única
estancia, que servía para todo; La casa se dividía en dos partes; una para las
personas y otra para los animales, pero sin separación física, o como mucho
unas tablas o maderos. Estamos hablando de unos cuantos siglos atrás, pero
no demasiados

Poco a poco la vivienda, a medida que las posibilidades económicas fueron


mejorando, fue ganando terreno. Surgieron las habitaciones y con ello una
separación elemental entre la estancia del matrimonio y la del resto de la
familia y progresivamente se fue distanciando cada vez más la vivienda de la
parte destinada a los animales y a la labranza, pero siempre en una estrecha
relación.
En las paredes había rudimentarios estantes de madera, en los que se
colocaban los escasos objetos que componían el ajuar doméstico y ganchos
de madera así como clavos en las paredes de los que colgaban los vestidos de
toda la familia.

Para dormir lo normal era la utilización de jergones rellenos de paja o maíz,


cuando no sencillamente montones de paja extendida en rincones en el suelo.
En cuanto a la cocina, se dice que las más típicas y antiguas, no tenían ni
siquiera chimenea, por lo que el humo salía directamente por entre las tejas. A
este respecto S. Albornoz cita como ejemplo de esto, unas casas muy
antiguas, del cercano pueblo de Ardoncino.
Las pertenecientes a personas menos humildes, eran un poco más
confortables, y éstas han llegado hasta nuestros días. Tenían el hogar, sobre
una plataforma de barro; a su lado colgaban las tenazas para remover las
brasas. En el fuego, las trébedes sobre las que se colocaban las ollas. Y
pendientes del techo las "pregancias" o cadenas ennegrecidas y brillantes a
causa del humo, de las que colgaban las ganzas (calderas de cobre). El techo
tenía forma de campana generalmente en forma de tronco de pirámide de base
cuadrangular, que terminaba en una chimenea.
Piedra, adobe y madera

Sin embargo, alrededor del 700 d C, por diversos motivos, defensivos o climáticos,
muchos habitantes vivían en cuevas excavadas como las comunidades del este
de Asia Central (aun perduran), en China, etc.

Mientras que en el 800 d C, los palacios de piedra, como los mayas, con casas de
adobe para el pueblo, o de madera (entre los vikingos) indicaban el estatus, el
clima o los medios. En Europa, en el siglo XIII, los nuevos ricos (comerciantes,
banqueros y nobles acaudalados) construyeron magníficas casas de piedra,
mientras que el pueblo continuó usando las chozas con paredes de madera
revestidas de barro y cubiertas de paja.

En la Edad Media, dependiendo de los materiales de construcción de la región, las


casas de los campesinos eran de adobe, piedra o madera y consistían de una
estancia o habitación amplia, con cubierta de paja y con un hogar o fogón como
centro de la vivienda. Era la vivienda de toda la familia y se utilizaba como
granero, y habitualmente también era establo. Hasta el siglo XIII no se creó un
espacio separado para los humanos y los animales en el interior de las casas. La
mesa era el objeto esencial del mobiliario donde toda la familia se acomodaba,
sentada en bancos, a su alrededor. Había estantes para depositar los escasos
objetos que poseían y ganchos de madera para colgar los vestidos. No había
camas, se dormía en el suelo, habitualmente sobre paja, o en jergones rellenos de
paja.

Durante la edad media se construyeron numerosos castillos. Los castillos servían


como vivienda de los señores feudales y refugio militar. En caso de guerra, la
población se podía refugiar entre sus muros y resistir durante meses al enemigo.
Los castillos musulmanes, llamados alcazabas, eran fortalezas donde podían vivir
las tropas asediadas.
Para defenderse mejor y controlar los alrededores, los castillos se construían
sobre colinas. Si estaban en un terreno llano, la solución era rodearse de un foso
inundado, es decir, de un hueco profundo escavado alrededor de la fortaleza y
lleno de agua. Siempre son edificios peculiares, altos y robustos, porque su
principal función era rechazar cualquier ataque.
Los primeros castillos eran una simple torre construida en lo alto de un montículo
llamado mota, rodeado por una empalizada. A medida que progresaron las
técnicas militares, la empalizada se convirtió en una gruesa muralla de piedra. En
lo alto de la muralla se situaba el adarve, un pasillo elevado protegido de los
atacantes. Para poder disparar flechas o arrojar proyectiles desde el adarve
estaban las almenas, una sucesión de aberturas que dibujan la típica silueta de
las murallas medievales.
En las esquinas de las murallas se levantaban torres de flanqueo cilíndricas,
para resistir mejor los proyectiles enemigos (las catapultas disparaban grandes
piedras que podían destruir una esquina recta). En la entrada al castillo se iban
sucediendo las defensas: puente levadizo, rastrillo y puerta. El puente levadizo
servía para atravesar el foso, pero se podía levantar en caso de ataque. El
rastrillo era una gran reja de hierro que se podía bajar para cerrar la entrada. La
puerta de madera maciza, además, estaba construida entre dos torres o cualquier
otra fortificación para hostigar a los invasores.
Después de las murallas se abría el patio de
armas, donde se desempeñaban las labores
diarias del castillo. Allí estaban las cocinas, los
establos, las armerías y el pozo, fundamental
para tener siempre agua potable. En caso de
no tener pozo, se construía un aljibe o depósito
de agua subterráneo, capaz de acumular agua
suficiente para resistir un largo asedio.
El núcleo del castillo era la torre del
homenaje, residencia de los nobles y último
refugio en caso de ataque. Sus pequeñas
ventanas, llamadas saeteras porque servían
para lanzar flechas o saetas, eran anchas al
interior (para tener vistas más amplias) y
estrechas al exterior (para impedir un blanco
fácil). La torre del homenaje era una construcción elevada, compuesta por pisos
sucesivos conectados por escaleras de caracol, en espiral, para dificultar la subida
de los atacantes. En su interior se disponían las habitaciones, como la sala
capitular, donde se celebraban las reuniones importantes, la capilla y los
dormitorios de los señores del castillo.
Durante una buena parte de la Edad Media los sectores más modestos de la
sociedad utilizaban colores oscuros, generalmente negro. El vestido
campesino solía ser gris o negro. Los tejidos eran bastos y solían
confeccionarse en las propias casas.

El vestido del hombre medieval era el siguiente: Una túnica de lana o lino con
mangas, un par de calzones con cinto. La cabeza en los días fríos o de lluvia
se protegía con un sombrero o capucha.

Las mujeres usaban una túnica larga que les llegaba hasta los tobillos sujeta
generalmente con un cinturón decorado. El paso del invierno al verano iba
acompañado por el cambio de la manga larga a la corta predominando
entonces los tejidos más suaves como el lino, mientras que en invierno eran
más fuertes y pesados de estameña.

Ropa interior.-En general se vestía con muchas prendas superpuestas. La


ropa interior consistía sobre todo en una camisa que se mantuvo más bien
larga. Respecto al resto de la ropa interior, los hombres llevaban calzones
(parecidos a los antiguos calzoncillos largos y calzas (medias de tela cortada
al bies ) que se ataban a los calzones.

El caso de las mujeres se sabe que


llevaban calzas, aunque quizás no
siempre y probablemente llegasen sólo
hasta las rodillas. Es posible que
llevasen también calzones. No se sabe si
llevaban algún tipo de sujetador, aunque
hay que decir que los trajes ajustados no
suelen precisarlo.

Hacia el final de la Edad Media las


calzas se vuelven más sofisticadas,
permitiendo lucir más pierna masculina,
hasta llegar a las calzas enteras, que serían como pantalones ajustados con
un parche delantero para cubrir el hueco de la bragueta. Al llegar a ese punto
los hombres llevaban ya un jubón (especie de chaqueta ajustada al cuerpo) y
sobre éste un sayo (traje más parecido al medieval clásico).

Otra característica de la ropa medieval es la de cubrir gran parte del cuerpo.


Normalmente tanto hombres como mujeres iban cubiertos desde el cuello
hasta la muñeca y hasta los tobillos. Excepto para las labores del campo o en
las de gente relajándose en casa, se ven piernas o brazos descubiertos
(normalmente porque las calzas y mangas están arremangadas).

Por supuesto no existían cremalleras y los botones solían ser pocos y más bien
decorativos. Para cierres pequeños (como el del escote) se usaban broches, o
botones, según la época. Para los trajes ajustados solían usarse los cordones
atados siempre en zigzag.

3.- VIVIENDA EN LA EDAD MODERNA

Con la llegada del renacimiento italiano, en España, las pautas establecidas


fueron interpretadas con algunas variantes en las distintas comunidades.
Aunque cabe destacar que es a partir del siglo XVI, gracias a la potencialidad
económica de España, como producto del descubrimiento de América, cuando se
da un gran impulso a la arquitectura civil, construyéndose grandes mansiones en
las poblaciones más importantes del país.

En Cataluña, se mantuvo la disposición gótica, en especial la escalera colocada


en el patio, mientras que las nuevas formas se incorporaron en los detalles
constructivos. De este modo, las fachadas asumen una mayor elaboración
escultórica, las ventanas son cuadradas, en cuyo centro se esculpían medallones
al estilo italiano, y las puertas se disponían con columnas y entablamentos. En
ciudades y pueblos de Andalucía, la concepción militar se trasladó al diseño de
las viviendas, las cuales se basaban en el modelo experimentado en la
construcción de cuarteles.

La vivienda unifamiliar se hace de dos plantas y con patio adosado, de gran


racionalidad y sentido práctico, muy superior a los modelos de la época.
De acuerdo a Rybczynski (1992), en este período histórico se producen cambios
sustanciales en la distribución de las casas. Surgió la llamada sala, que era
utilizada para comer, recibir visitas y descansar, mientras que la cocina se ubicó
en un espacio aparte desde el cual no se propagaran los olores a las otras
habitaciones. En algunos casos se hizo presente el dormitorio o chambre, y, en las
grandes residencias, el llamado vestidor y la despensa, que podían ser espacios
de gran tamaño en los cuales se podía dormir y disponer de una chimenea. Otro
de los aspectos a destacar de la vivienda de este período es que las casas se
empezaron a convertir en un espacio privado, sobre todo porque ya algunos
ciudadanos como abogados, médicos, constructores, notarios y otros
profesionales separan su área de trabajo del hogar. Por consiguiente, podríamos
afirmar que a partir de este momento surge el sentido de la casa como un
espacio de intimidad y de vida familiar.

Durante el siglo XVIII, no se dieron aportes significativos en la tecnología


doméstica y se sostiene que la evolución de la tecnología ambiental fue muy
lenta debido, principalmente, al
aumento pausado de los conocimientos técnicos y científicos
Las técnicas energéticas nuevas no fueron muchas. Se continuaron utilizando los
mismo sistemas de calefacción, aunque las chimeneas fueron mejoradas y se
comenzaron a emplear, con más frecuencia, las estufas de porcelana alemanas
en las distintas habitaciones, las que eran colocadas en nichos desde los cuales
se conectaban a un espacio trasero que servía para alimentarlas.
La iluminación con velas siguió siendo la misma del medioval. De hecho, no fue
sino hasta finales de este siglo cuando se dieron a conocer los primeros avances
en la iluminación artificial.

Ami Argan, físico ginebrino, en 1783, cuando se dieron a conocer los primeros
avances en el tema de la iluminación artificial. mostró un nuevo tipo de lámpara
de aceite, en el cual había conseguido reducir el temblor de la llama, aumentar la
intensidad de luz y mejorar la calidad de la lámpara. La llamada “lámpara de
Argand” tuvo gran éxito, producto de las ventajas que
ofrecía para iluminar las veladas, y fue mejorada y vendida en grandes cantidades
durante varios años.

Quizás las modificaciones más importantes que se dieron en este siglo están
relacionadas con las distribuciones espaciales y con el aspecto estilístico. En
cuanto a lo espacial, se observan variaciones en las formas y cambios en el
funcionamiento del interior de la vivienda, especialmente con la utilización de un
mobiliario cada vez más cómodo que permitía no solamente adornar las
habitaciones, sino también dividirlas en sub-espacios y generar actividades
específicas dentro de los mismos. Así mismo, la organización espacial de las
habitaciones dentro del edificio se transformó.
Las habitaciones, que se iban haciendo más pequeñas, ya no se ubicaron
necesariamente una seguida de la otra y, al mismo tiempo, se incorporaron
cuartos para actividades específicas.

El cuarto de baño reapareció dentro de la casa, aunque no existían todavía


cañerías (instalaciones hidrosanitarias); además, continuaron presentes el retrete
y la bañera móvil
que podían ser vistos más como elementos decorativos que como de uso diario.
De acuerdo a algunos historiadores y especialistas, el confort, en sentido material,
no llegó sino hasta este siglo con la aparición del Rococó y de las mejoras en las
tecnologías primordialmente para abastecer de agua y calefacción a las
viviendas. Se podría decir que es durante este siglo cuando la casa deja de ser un
refugio para protegerse del clima o de los
intrusos para llegar a ser el espacio vital de la familia. Además, nacen las
primeras escuelas de arquitectura en las cuales se retoma la idea de Vitruvio de
“Comodidad, firmeza y agrado” como el principio básico para que la arquitectura
tenga éxito.
El término confort deja de ser concebido como algo agradable, tolerable o
suficiente, desde el punto de vista estético para pasar a ser visto como una
expresión relacionada con la
comodidad, en el sentido de bienestar físico, con algo idóneo y conveniente para
el ser humano.

Con respecto a los cambios estilísticos, en este siglo, la arquitectura clásica


empezó a ejercer una gran influencia por lo que se puso muy en boga todo lo
que tenía que ver con los romanos y los griegos antiguos. La Academia transformó
el estudio arqueológico de la composición de los edificios públicos, civiles y
religiosos de la Antigüedad en una exclusividad. Sin embargo, en la península
ibérica esto se ignoró casi por completo; además de que
el Rococó no entró con la misma fuerza que en otros puntos de Europa.

El Barroco fue el estilo predominante en Galicia, Andalucía, Asturias y el País


Vasco, aunque en estas dos últimas regiones, se mantuvieron las líneas del s.
XVII caracterizadas por la influencia del Barroco francés. Sevilla se constituyó en
el punto de referencia de las ciudades andaluzas. Las casas redujeron sus
dimensiones y se acercaron aún más a la calle. En cuanto a Cataluña y
Valencia, durante el siglo XVIII, se vieron afectadas
positivamente por el desarrollo del comercio en torno al puerto y por el inicio de
la manufactura textil algodonera, lo que trajo como consecuencia una
reorganización del espacio
urbano y cambios en la construcción de viviendas.
El deseo de satisfacer las necesidades habitacionales del momento, los llevaron a
construir una nueva zona urbana donde las tipologías de viviendas tuvieran una
mayor calidad con
respecto a las del medioevo. Para llevar a cabo estos nuevos proyectos en
Cataluña, muy especialmente en Barcelona, se optó por el Barroco y el
Neoclasicismo, mientras que en
Valencia desarrollaron un tipo regional de Rococó francés. Es importante señalar
que durante este siglo comenzaron a producirse una serie de acontecimientos
sociales, políticos, tecnológicos, etc., que más tarde influirán directamente en los
cambios en las artes, la arquitectura, la construcción, la técnica y en todas las
manifestaciones culturales de la vida contemporánea. Uno de estos
acontecimientos fue el surgimiento, a finales del siglo XVIII,
de la revolución industrial y, con ella, el desarrollo de la gran producción y el
consumo industrial masivo gracias a los enormes avances de los grupos
productivos de la época.

Las ciudades empezaron a crecer a gran velocidad, más allá de las antiguas
murallas medievales, que aún en ese momento las contenían. Los factores que
más afectaron
este crecimiento fueron el desarrollo de la industria, el que con la mecanización y
el desarrollo de las máquinas de vapor y, más tarde, la de combustión interna
incluyeron dentro de sus procesos el concepto de “movimiento” cuya difusión
influyó directamente en el nuevo modo de entender el espacio. La aparición del
tren permitió una mayor y más rápida movilización de
personas, materiales y productos, así como la proliferación de fábricas, minas,
etc, a cuyo alrededor se formaron nuevos poblados relacionados directamente con
ellas. Estos
poblados, al igual que las ciudades, se convirtieron en un hábitat cada vez más
alejado de lo natural, donde las tramas poco a poco consolidadas se hacían más
dependientes de los
recursos energéticos . Junto con la revolución industrial, el aumento de la tasa de
natalidad y la disminución de la de mortalidad surgió la urbanización a gran escala.

De acuerdo a datos del Claver(1998), a mediados del siglo XIX solamente el 5%


de la
población mundial vivía en ciudades. Los aspectos económicos de obtención de
recursos, el desarrollo industrial que permitía la producción en masa y las mejoras
de los servicios fueron los factores que influyeron en estos cambios. Aunque, con
el paso de los años, las condiciones de trabajo y los modos de vida de los
habitantes de las llamadas ciudades industriales empezaron a tener grandes
inconvenientes sanitarios y de contaminación para lo cual debieron buscarse las
técnicas y los medios que permitieran resolver estos problemas ambientales, que
fueron catalogados por Banhan como de “urgencia extrema y novedad
desconcertante”

Casa del siglo XVIII en Teo - A Coruña

Excepcional casa señorial gallega en Teo (A Coruña), esta del siglo XVIII fue
totalmente restaurada en 1980. La casa en cuestión dispone de una superficie
construida de 780 metros cuadrados, en los cuales nos podemos encontrar con 9
dormitorios, 4 baños, un salón con chimenea. Comedor, terraza, bodega, dispensa
y garaje, además la casa dispone de un apartamento independiente de dos
dormitorios.

La Casa de la Vieja
La Casa de la Vieja, del Jardín de El Capricho, ofrece una elocuente muestra de la
visión paisajística del romanticismo.
Se hizo entre 1792 y 1795, a imagen y semejanza de una casa de labradores,
como las que seguramente había en la finca, antes de que los Duques de Osuna
levantaran sobre ella uno de los más fascinantes jardines que tenemos en Madrid.
Si el exterior de este pequeño edificio sorprende por su aire escenográfico, el
interior, actualmente vacío, era una función teatral en toda regla.

No sólo había enseres típicos de una casa de labranza, sino también imitaciones
de alimentos hechas en madera. Pero lo más curioso era la presencia de dos
maniquíes, que representaban a un muchacho y a una anciana hilando, y de un
autómata, caracterizado como un labriego.
4.-

ARQUITECTURA DEL SIGLO XIX

 la arquitectura del siglo XIX es una arquitectura urbana.


 en este siglo las ciudades que crecen vertiginosamente.
 Nacen nuevo nuclos urbanos en lugares situados cerca de las
fuentes de energía o de materiales primas para la industria
 La industrialización crea la necesidad de construir edifios de un nuvo
tipo (fabricas, estaciones de ferrocarril, viviendas, etc.) y denand que
estos sean baratos y de rápida construcción
 Por esta razón, desde el siglo XIX, la arquitectura y el urbanismo van
insolublemente ligados a la industrializacion

EL CRECIMIENTO POBLACIONAL

Las personas empujadas por el


desarrollo industrial hicieron crecer
las naciones así Gran Bretaña pasaría
de 21 millones de habitantes a 33,
Alemania de34 a 50, Bélgica de4 a 6
Francia de36 a 38, España de15 a 17,
el mayor o menor crecimiento
poblacional es signo de la mayor o
menor industrialización. Los nuevos
inventos así como la aparición de la
finaciación empresarial por entidades bancarias, serían dos de los puntales del
desarrollo de la industria.

EL DESARROLLO INDUSTRIAL TRAERÍA TAMBIÉN CONSIGO LA CREACIÓN


Y APARICIÓN DE DOS NUEVAS CLASES SOCIALES:

Los empresarios que pronto fueron denominados capitalistas y los obreros


denominados proletarios sin más bienes que su prole.

El liberalismo aplicado a la economía e industrialización, con su doctrina de la


oferta y la demanda por la que se regulaban las relaciones entre el capital y
el trabajo trajo consigo grandes sufrimientos para los trabajadores, con jornadas
de trabajo sin ninguna clase de regulación, los bajos salarios, el trabajo de los
niños a partir de los 7 años, las condiciones inhumanas, los sueldos de hambre…
que hicieron que Carlos Marx denominara al trabajador como “ el nuevo esclavo
de la edad moderna.” Apareció el enfrentamiento entre las clases dando origen a
la llamada cuestión social.

Algunos testimonios concretos de personas que vivieron esta situación nos


permitirá mejor que ninguna otra descripción la situación de esta nueva clase:

Ya desde el siglo XIX se había observado una transformación de la tipología de la


vivienda debido a la escasez de superficie en la Ciudad de México. La
reproducción del modelo típico colonial, con patio al centro y corredores
perimetrales, era cada vez más difícil de realizarse en solares que tendían a
estrechar su frente. El modelo se fragmentó así en dos partes [1], conservando la
misma conexión entre piezas y una configuración similar. De hecho, se tiene
registro durante el XIX de una operación inmobiliaria denominada 'par de casas', la
cual consistía en dos casas separadas que unidas en conjunto, constituían una
edificación idéntica a la casa colonial con patio central, aunque atravesado por un
muro, escindiéndolo en dos unidades rentables distintas
Vivienda típica de los barrios
obreros de Málaga durante el
siglo XIX.

Vivienda proletaria

Descripción: sección de una


vivienda obrera en el siglo xix

INFRAVIVIENDAS Y CHALÉS

A principios del siglo XIX las ciudades están


colmadas de trabajadores que emigran del
campo para buscar trabajo en las fábricas.
Habitan en los "barrios bajos", hacinados,
en condiciones insalubres, la mayoría en la total miseria. A finales del siglo XIX
surgen los primeros barrios residenciales, los bloques de viviendas de estilo
ecléctico, los chalés y las ciudades jardín para la burguesía.

DESCRISION DE VIVIENDAS

Las viviendas de los mayordomos y los talleres, estaban rodeados de un vasto


patio. Las viviendas eran de mampostería y estaban delimitados por un muro bajo
y, comúnmente dos arcos principales. El estilo arquitectónico de las haciendas es
muy variado, aunque por lo general comparten algunos rasgos característicos:
austeridad, escasa ornamentación, simetría en puertas y ventanas, y remates
centrales en la parte superior de las fachadas a semejanza de las espadañas de
las iglesias coloniales. Uno de los elementos arquitectónicos dominantes es el
arco. Son preponderantes los del estilo colonial de medio punto y el de tipo
mixtilíneo, que se caracteriza por estar formado a partir de lados rectos y curvos.
Por otra parte, son particularmente notables las áreas escalonadas casi siempre
construidas de piedra al igual que los corredores, cubiertos con techo de teja
francesa. Es el inicio de la arquitectura ecléctica en esta tipología constructiva.

Sus habitantes ignoraban no solamente lo que llamamos bienestar, sino hasta las
reglas elementales de la higiene. Los arquitectos de entonces se preocupaban por
la apariencia, es decir por el aspecto exterior, más que por el verdadero confort, y
se advierten perfectamente los fundamentos de esta afirmación al examinar las
normas dictadas por la Municipalidad de Milán a fines del siglo XIX. Y, no obstante,
se trata de una ciudad que estuvo siempre a la vanguardia de la arquitectura civil.

En la mayoría de los departamentos no existían cañerías para el agua, y sólo se


disponía de un cuarto de baño en el patio y una sola canilla para todo el inmueble.
En los departamentos, la distribución de las piezas estaba mal concebida: las
ventanas daban generalmente sobre patios cerrados, donde a menudo se
amontonaban los desperdicios, y en todos los casos eran demasiado pequeños
para asegurar a las habitaciones una ventilación suficiente; la seda, el papel o el
terciopelo que recubrían las paredes, las tapicerías, los profundos sillones y los
numerosos almohadones utilizados por las amas de casa para hacer más
acogedores sus departamentos, se hallaban constantemente impregnados por un
característico olor a moho, al cual se mezclaban el de los alimentos y el del humo
de las lámparas a kerosene y los braseros a carbón. Sólo algunas de las
habitaciones recibían la luz del sol. La clase obrera vivía en condiciones aún más
precarias. El problema del alojamiento se agudizó en la segunda mitad del siglo
XIX en Inglaterra y en Francia, adonde la aparición frecuente de enfermedades
contagiosas atrajo, por fin, la atención de los poderes públicos hacia las
condiciones de vida del pueblo.

A pesar de estas críticas, no debemos olvidar que las bases de una nueva
arquitectura fueron echadas durante el transcurso del siglo XIX, dando origen, de
este modo, a un nuevo tipo de alojamientos. La renovación de la arquitectura,
cuyo origen se halla en la historia de la sociedad, estuvo acompañada por una
verdadera revolución en la técnica de la construcción, gracias a los distintos
materiales introducidos. Experimentados primero en los edificios de interés
público, como pabellones para exposición, sedes de sociedades u oficinas,
puentes, el hierro, la fundición y el cemento armado serían utilizados con
progresiva frecuencia por los arquitectos franceses, ingleses y americanos. Fueron
esos nuevos materiales los que permitieron levantar los rascacielos de Nueva York
y Chicago y desarrollar en altura las ciudades europeas más importantes.

En la segunda mitad del siglo XIX se conoce el ascensor, y a principios del


presente es introducida la bañera, en una habitación estrictamente reservada al
cuidado del cuerpo, al menos en las viviendas burguesas.

Pero no podemos hablar de residencias verdaderamente modernas antes del


período que siguió a la primera guerra mundial, aunque algunas casas, como las
villas del arquitecto norteamericano Wright, construidas en una época anterior,
presentaban ya características modernas. En efecto, las viviendas de los primeros
años de este siglo, aunque provistas de los últimos perfeccionamientos, como la
iluminación eléctrica, la calefacción central, el teléfono, en lo que respecta a la
disposición de las habitaciones y a la luminosidad no diferían mucho de las del
siglo pasado. El mérito de haber planteado el problema de la vivienda sobre bases
nuevas, y en realidad las únicas aceptables, corresponde a algunos arquitectos,
los mismos que habían establecido los principios estéticos de la habitación
moderna, y cuyos nombres son F. L. Wright, norteamericano; W. Gropius y Mies
van der Rohe, alemanes; Joseph Perret y Le Corbusier, franceses. Sobre sus
lineamientos y los de algunos otros se funda toda la arquitectura moderna.

Sin profundizar las teorías de los diseñadores contemporáneos, podemos


resumirlas diciendo que la casa de departamento o multifamiliar debe ser ante
todo agradable, es decir, que debe satisfacer el gusto de los individuos por una
casa hermosa, ha de ofrecerles las más amplias garantías de confort, de sencillez
y de higiene. Y puesto que la familia pasa en ella la mayor parte de su tiempo,
debe además ser alegre. Esta finalidad puede alcanzarse fácilmente mediante un
sensato empleo de los colores y una adecuada disposición de las ventanas. Al
construir una casa se tendrá en cuenta la cantidad de espacio y de luz que el
hombre necesita; se acordará la más grande importancia a las instalaciones
sanitarias, y las piezas se distribuirán de modo que las destinadas al reposo se
hallen lo más alejadas posible de los lugares ruidosos. Las puertas comunes se
orientarán al norte, la cocina se hallará contigua al comedor para que el olor de los
alimentos no invada el resto de la casa; las ventanas y otras aberturas tendrán la
suficiente dimensión como para asegurar constante ventilación de las
habitaciones.

EJEMPLOS

5.- VIViENDA DEL SIGLO XX Y XXI


Art nouveau, modernismo, secesión y art déco pierden energía con la primera
guerra mundial, pero las innovaciones que han introducido se retoman en el
periodo posterior.

Diferencias esenciales distinguen la arquitectura contemporánea de la arquitectura


de siglos anteriores.

Los palacios ya están construidos y las pocas monarquías que quedan no tienen
necesidad de impresionar, construcciones equivalentes durante el siglo XX son las
que inciensan los regímenes políticos en el poder. En general, su valor artístico es
discutible. Se siguen construyendo iglesias, pero se pierden en la cantidad de
otros edificios más utilitarios que los arquitectos erigen: bibliotecas, escuelas,
hospitales, teatros, estadios y sobre todo viviendas individuales o colectivas.
El precio del terreno urbano orienta hacia construcciones altas, estructuras
sólidas, métodos de construcción y materiales económicos. El mármol y la piedra
son lujos que han sido remplazados por el concreto armado, flexible al punto de
ser moldeable. El vidrio no tarda en ser adoptado también. Se concibe y se usa la
prefabricación. Simplificando al máximo, se puede considerar que la arquitectura
del siglo XX progresa en cuatro grandes etapas:

1. el Bauhaus;
2. el Racionalismo;
3. el Funcionalismo;
4. el Organicismo;
5. el Brutalismo;
6. el Modernismo;
7. el Postmodernismo y
8. el Movimiento Contemporáneo.

El Bauhaus
La idea de los fundadores enfoca hacia la renovación de la arquitectura, del diseño
y del mobiliario urbano. Aun hoy se conservan diseños de este movimiento. Su
objetivo era conciliar la técnica y la estética, recuperando las bases artesanales de
las artes plásticas. Se asistió en ámbito de la arquitectura a un culto extremo por
los nuevos materiales (vidrio, hierro, acero, hormigón).

Para lograr su propósito deciden cambiar la educación de los arquitectos. En


Weimar y luego en Dessau, los estudiantes reciben una formación artística que
abarca varios ámbitos y estimulación de los sentidos. Los jóvenes además
aprenden un oficio y se inician en los misterios de la economía.

Varios de los maestros son pintores de vanguardia, como Klee y Kan


Dinski, quienes rechazan las ideas preconcebidas e invitan a experimentar, en
particular con los materiales.

Los arquitectos que pasan por la Bauhaus adquieren una consciencia social y el
sentimiento que su labor consiste primero en resolver problemas humanos.
Pretenden ser racionales, diseñan edificios, casas y objetos que favorecen un uso
práctico del espacio.

Racionalismo

Son esencialmente dos: Gropius y Mies Von der Rohe.

La colaboración que Gropius sostuvo con Wachsmannen Estados Unidos significó


la voluntad de entroncar sus propuestas metodológicas con la tecnología
avanzada, con la prefabricación.

Ambos se distinguen por el uso de líneas rectas, fachadas sencillas, ausencia de


decoración y grandes superficies de cristal.

La llegada de Hitler al poder obliga a los artistas vanguardistas, considerados


degenerados, a emigrar y llevan sus talentos en particular a los Estados Unidos.

Funcionalismo

El funcionalismo es un movimiento que nace del Bauhaus y se interesa para


armonizar la función y la construcción.

La figura líder del movimiento es Eduardo Jeanneret, "Le Corbusier".

Le Corbusier (1887-1965), Suizo, es funcionalista por excelencia. En su


vocabulario, la noción de maquina es importante. En efecto: para él, la casa es
"una maquina de vivir" y reconcibe la manera de construir.

Toma en cuenta 5 principios que considera básicos:


1. fachadas libres,
2. plantas libres,
3. ventanas anchas de corte horizontal que dejen entrar la luz y el aire
4. uso de pilotes que descargan los muros de su función de soporte
5. existencia de una azotea.

Es prácticamente el inventor de la prefabricación. Sintetiza sus inquietudes


estéticas en la invención del "modulador", un nuevo uso de la proporción áurea
que subordina las medidas de los edificios a las medidas del hombre. Construye
edificios cuyo propósito es cumplir con una función y proyecta sus ideas a nivel de
la urbanización, donde integra las diferentes actividades humanas de manera
práctica y armoniosa. Escribe mucho para dar a conocer sus ideas.

Organicismo
La preocupación mayor del americano Fran Lloyd Wright (1859-1969) era la
armonía entre la construcción y la naturaleza a su alrededor.

Por ello, construyó sus "casas praderas". En ellas dominan las líneas horizontales,
una geometría estricta con la naturaleza y la armonía de la vivienda con su
entorno. Los balcones, las terrazas y las ventanas tienen como función el permitir
la integración del ámbito natural y del ámbito creado. Con formas mas libres y en
las que el espacio recobra una nueva flexibilidad.

Propuso también usar con acierto los materiales tradicionales como la madera,
ladrillo y piedra de factura a pesar de las facilidades que procura el hormigón.

Brutalismo

El brutalismo es una escuela inglesa de los años 50, nacida de las anteriores
(Bauhaus, racionalismo, etc...).

Pretende que los materiales de la construcción deben permanecer visibles y desea


retomar los principios clasicistas, entre ellos la simetría.

El Brutalismo en su época (época donde se desarrollo una expresión


arquitectónica exuberante) fue un movimiento reformador que unido a los
principios fundamentales del funcionalismo condujeron a la eliminación de muchos
convencionalismos, produciendo una sana evolución dentro de la arquitectura
moderna.

Antes de esta época la Arquitectura en general se había estancado, en parte por


los problemas que tenia el mercado de la construcción a consecuencia de la
segunda guerra mundial y en parte por la apatía de los arquitectos mas
experimentados que tenían su clientela establecida y estaban bien asentados.
El Brutalismo como expresión Arquitectónica surgió dentro de la familia Smithson,
lo cual Peter Smilthson le dio el nombre del Nuevo Brutalismo en el verano de
1954. El Nuevo Brutalismo surgió como una parodia de lo que llamaban Nuevo
Humanismo y Nuevo Empirismo.

Miss Van der Rohe y Le Corbusier participaron en el brutalismo. Ellos le dieron


énfasis a la luminosidad y a una arquitectura honesta, pero la arquitectura del
brutalismo tuvo en realidad su principio en el estilo de Mies Van Der Rohe en
donde el puritanismo ingles marca un estilo sencillo y elegante en donde no
aparecen fraudes.

Modernismo

El movimiento moderno en arquitectura se empezó a formular alrededor de la


primera guerra mundial.

Sus raíces Le Corbusier en París, La Bauhaus en Weimar y Viena.


CH.R.Mackintosh.

Viena fue el centro más potente de la inventiva arquitectónica.

El estadounidense Wrigth estaba dispuesto a dar expresión total de una nueva


interpretación del espacio y ciertamente no se mostraba tímido al retratarse como
la única fuerza directriz de la arquitectura moderna, su obra se basaba en una idea
elemental y básica acerca de como debe ser una vivienda: romántica.

Mientras que los modernistas europeos eliminaban la chimenea por considerarlas


un atraso primitivo y elegido la electricidad y el gas como un sistema de
calefacción moderno, invisible y eficaz. Esta cualidad primitiva fue la que
persuadió a Wright para convertir la chimenea en el foco central de sus viviendas,
una paráfrasis del lugar del fuego en las comunidades humanas primitivas, una
fuente de calor, protección y convivencia.

Este movimiento esta vigente hace más de cincuenta años, pero como en un
callejón sin salida y, hasta cierto punto, como un fracaso.

Eran atacados los fundamentos, como la función, la flexibilidad del espacio, la


planta libre, la pureza del estilo, el uso de tecnologías avanzadas y la seriación.
Estos puntos proponían la ciudad perfecta.

Postmodernismo

El postmodernismo es un movimiento internacional que se dio a partir de la


década de los ochenta y se extendió a todas las artes

Surge precisamente para rescatar esas virtudes, incorporándolas a una manera de


construir industrializada.

Este movimiento se caracteriza por volver a sus raíces, por retornar a la Historia.
Se interpreta la tradición moderna libremente; se revalorizan la ambigüedad y al
ironía; hay una pluralidad de estilos y se establece un “doble código” que permite
llegar al gusto popular a través de citas históricas, de la alta cultura, o bien a
través de la producción de vernacular.

El postmodernidad designa generalmente un amplio número de movimientos


artísticos, culturales y filosóficos del siglo XX, definidos en diverso grado y manera
por su oposición o superación del modernismo

Uno de los impulsores de movimiento fue el arquitecto Charles Jencks.

Los arquitectos habían buscado deliberadamente romper con sus obras la


estructura del tejido urbano en el que se insertaban, prefiriendo enfatizar la
funcionalidad, simplicidad y pureza de líneas del edificio. El compromiso con la
renovación de las formas de vida en la evolución de la sociedad llevaba a los
modernos a intervenir radicalmente en el mismo concepto de la vivienda

Movimiento Contemporáneo

Del mismo modo que el arte contemporáneo, a partir de un rechazo de los estilos
históricos del siglo XIX, aparecieron los principios de la arquitectura
contemporánea que nació de una ruptura con los revivals. La arquitectura en el
último tercio del siglo XIX seguía aferrada a los estilos del pasado, basándose en
sistemas de composición, técnicas y materiales de la tradición académica, como el
uso de los órdenes clásicos, bóvedas y columnatas que formaban parte de la
sintaxis clasicista.

Frente a ello, la nueva arquitectura propuso otros principios estéticos basados en


el empleo consecuente de las nuevas técnicas y materiales industriales, como el
hormigón, el acero laminado y el vidrio plano en grandes dimensiones.

La arquitectura contemporánea, cuyas primeras manifestaciones aparecieron en


varios centros durante la segunda mitad del siglo XIX, se consolidó a gran escala
en Estados Unidos, como consecuencia de la Exposición Internacional de
arquitectura moderna organizada por el Museo de Arte Moderno de Nueva York en
1932, donde se acuñó el término International Style. El purismo racionalista de los
primeros tiempos se fue replanteando paulatinamente, y desde la década de 1970
se ha mantenido en constante revisión, incluso rechazando a veces los postulados
del movimiento moderno o International Style.

Comienza a existir una preocupación por la ordenación urbana de la ciudad. En


este sentido encontramos edificaciones que además de ser un claro ejemplo de
esta inquietud urbanística reflejan las corrientes del momento.
A grandes rasgos los caracteres más representativos de este estilo son el uso del
ladrillo formando bandas horizontales de dos tonos, el arco de herradura, las
almenas y las columnas nazaríes. La decoración se realiza a base de yesería y
azulejos.

La estructura presenta dos tipos: uno más tradicional, que mantiene en planta una
disposición alargada de modo que la vivienda queda centrada en torno a un largo
corredor con habitaciones a ambos lados, y que suele terminar en un patio. Otro
más funcional y reciente en el que la vivienda se ordena con un concepto distinto
del espacio, con una planta centrada y un eje distribuidor no longitudinal, en torno
al cual se disponen las restantes habitaciones. En alzado se mantienen las
viviendas de una sola planta, aunque observamos una proliferación de las que
tienen dos.
BIBLIOGRAFÍA

* Bernis Madrazo, Carmen. (1955). Indumentaria Medieval Española. Madrid:


Instituto Diego Velasquez.

* Boucher, Francois. (1987). 20,000 Years of Fashion (expanded edition). New


York: Harry M. Abrams, Inc.

* Williams, John. (1977). Early Spanish Book

.Publicado por Arq. Enrique Carrasco Alvarez en 14:22

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