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Geografía y bienestar. Situación local, regional


y global de la Argentina luego del Censo 2001.

Book · October 2008

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1 author:

Guillermo A. Velázquez
National Scientific and Technical Research Council
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ÍNDICE

I. INTRODUCCIÓN
1. Propósito del trabajo ................................................................................................................................. 13
2. Consideraciones teóricas y metodológicas ............................................................................................... 15
3. Estudios sobre Geografía y calidad de vida en la Argentina .................................................................... 25

II. EL PROCESO DE DIFERENCIACIÓN SOCIOESPACIAL EN LA ARGENTINA


4. Etapas de modernización y diferenciación socioterritorial en la Argentina ............................................. 37
5. Evolución y características de la población argentina .............................................................................. 75
6. Relación entre dinámica demográfica y económica (1947-2001) .......................................................... 111
7. Cambios en el sistema urbano ................................................................................................................ 139

III. EL AMBIENTE FÍSICO Y SU INFLUENCIA EN LA CALIDAD DE VIDA


8. Políticas económicas y problemas ambientales de la Argentina actual .................................................. 151
9. Indicadores del medio físico ambiental dentro de un SIG. .................................................................... 173

IV. LA CALIDAD DE VIDA EN LA ARGENTINA EN LOS NOVENTA Y EN 2001: ANÁLISIS GLOBAL


10. Elaboración de un ICV para la Argentina ............................................................................................ 201
11. Cómo se diferencian las calidades de vida de los argentinos ............................................................... 239

V. LA CALIDAD DE VIDA EN LA ARGENTINA DEL AÑO 2001: ANÁLISIS REGIONAL


12. Principales regionalizaciones propuestas para la Argentina ................................................................. 247
13. La calidad de vida de la población del Noroeste Argentino ................................................................. 263
14. Territorios en regresión. Calidad de vida y pobreza en el Nordeste Argentino .................................... 299
15. La calidad de vida en la región de Cuyo .............................................................................................. 323
16. La calidad de vida en la región pampeana ........................................................................................... 339
17. La calidad de vida en el Gran Buenos Aires ........................................................................................ 367
18. Calidad de vida en la Región Patagónica, período 1991-2001 ............................................................ 385

VI. FACTORES DE DIFERENCIACIÓN DE CALIDAD DE VIDA EN LA ARGENTINA


19. Crecimiento demográfico ..................................................................................................................... 407
20. Dinámica migratoria ............................................................................................................................. 415
21. Centralidad y accesibilidad................................................................................................................... 419
22. Divisiones regionales y calidad de vida ............................................................................................... 429
23. Categorías urbanas ................................................................................................................................ 439
24. Producto Bruto Geográfico................................................................................................................... 447
25. Relación entre calidad de vida y categorías urbanas según regiones ................................................... 453
26. Otros factores de diferenciación de calidad de vida ............................................................................. 463

VII. OTROS ELEMENTOS RELACIONADOS CON LA CALIDAD DE VIDA


27. Hábitat y calidad de vida ...................................................................................................................... 477
28. Modernidad y calidad de vida .............................................................................................................. 501

REFLEXIONES FINALES ............................................................................................................................................ 515

ANEXO ESTADÍSTICO ............................................................................................................................................... 517

ANEXO CARTOGRÁFICO ........................................................................................................................................... 539

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I
INTRODUCCIÓN
1. Propósito del trabajo ............................................................................................ 13
2. Consideraciones teóricas y metodológicas .......................................................... 15
3. Estudios sobre Geografía y calidad de vida en la Argentina ............................... 25

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Guillermo Angel Velázquez (compilador) y colaboradores

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GEOGRAFÍA Y BIENESTAR. ARGENTINA, SIGLO XXI. SITUACIÓN LOCAL, REGIONAL Y GLOBAL LUEGO DEL CENSO DE 2001

1. PROPÓSITO DEL TRABAJO

En este libro nos proponemos efectuar una con- problemática; discutiremos los conceptos de “po-
tribución al conocimiento de la diferenciación so- breza” y “calidad de vida”, algunos problemas de
cial, económica y regional de las condiciones de las fuentes de información y de la “medición” de
vida de la población de la Argentina, con el mayor procesos que tienen, implícitamente, un fuerte com-
nivel de análisis espacial posible, para intentar es- ponente subjetivo. También analizaremos los ante-
tablecer el peso de diferentes factores explicativos. cedentes disponibles sobre el tema, ya sea en el
En gran medida el presente trabajo es la actua- nivel nacional o considerando trabajos puntuales
lización y profundización de los planteos realiza- referidos a regiones o ciudades argentinas.
dos en nuestro libro publicado en 2001, Geogra- –En la segunda parte nos ocuparemos del pro-
fía, calidad de vida y fragmentación en la Argenti- ceso de diferenciación socio-espacial en la Argen-
na de los noventa. Análisis regional y departamen- tina con el propósito de mostrar cómo las condi-
tal utilizando SIG, realizado con la colaboración ciones de vida actuales resultan, en gran medida,
de reconocidos especialistas de cada una de las re- producto de la articulación del desarrollo histórico
giones argentinas (Velázquez, 2001). del sistema internacional (global) y nacional (lo-
Para esto nos valdremos de la última informa- cal). Consideramos particularmente las “etapas” de
ción apropiada, que es la centrada en el comienzo desarrollo económico, las principales tendencias de
del nuevo milenio; particularmente la disponible a la población argentina, los cambios en las dinámi-
partir de la difusión de la principal fuente para el cas demográfica y económica y los cambios en la
estudio de la población argentina: el Censo Nacio- configuración espacial argentina, especialmente en
nal de Población, Hogares y Viviendas realizado lo que respecta al sistema urbano.
en noviembre de 2001. –El tercer apartado muestra una aproximación
Los resultados que presentaremos, entonces, a la relación entre políticas económicas y proble-
reflejan un particular momento de la geografía ar- mas ambientales en la Argentina y a la incidencia de
gentina. Quizá hacia fines de 2001 se haya regis- los factores físico-ambientales en las condiciones
trado uno de los peores momentos de los últimos de vida de la población. Cabe destacar que la infor-
30 años, en el cual la magnitud de la crisis y del mación sobre este tipo de problemas en la Argenti-
proceso de fragmentación social del territorio ha na es dispersa, con nivel de análisis espacial muy
alcanzado valores particularmente críticos. Los heterogéneo, y establecida con diferentes criterios,
resultados, sin embargo, intentarán constituir una re- lo cual dificulta su posibilidad de comparación a es-
ferencia para toda la primera década del tercer mile- cala nacional con cierto nivel de desagregación.
nio en la Argentina, ya que los indicadores utiliza- –En la cuarta sección efectuamos un primer
dos y la forma de diferenciación que intentaremos análisis, en el nivel general, de la calidad de vida
reflejar obedecen a factores estructurales que po- de la población argentina en la década del noventa y
seen la “inercia” característica de los procesos de para principios del nuevo milenio. En función de la
conformación y diferenciación social, económica y disponibilidad de la información y de los recursos dis-
regional y que, por ende, no cambian rápidamente. ponibles hemos optado por una escala departamen-
Este trabajo se divide en 7 partes: tal (511 unidades en 2001), con la certeza que este
–En la primera sección explicaremos el marco nivel constituye un paso adelante respecto de los tra-
teórico y metodológico propuesto para estudiar esta dicionales análisis provinciales, pero que continúa

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I. INTRODUCCIÓN

siendo insuficiente para poner en su justa dimen- tra consideración, pueden resultar útiles para la de-
sión muchos de los fenómenos que tienen lugar en terminación de los niveles de diferenciación de las
nuestra compleja geografía argentina. condiciones de vida de la población argentina.
–Iniciamos la quinta parte mostrando una se- –En la séptima sección analizamos la rela-
rie de divisiones regionales propuestas para la ción entre calidad de vida y dos elementos cla-
Argentina para, posteriormente, introducir un ves: por un lado, los inherentes al hábitat, es decir
análisis más detallado de cada una de las regio- disponibilidad de recursos de saneamiento (agua
nes adoptadas. Este análisis fue efectuado gra- de red, cloacas, recolección de residuos), recur-
cias al aporte de reconocidos geógrafos que tra- sos energéticos (energía eléctrica, alumbrado pú-
bajan y residen en diferentes sitios de la geogra- blico, gas de red), recursos de comunicación y
fía argentina: Jorge Osvaldo Morina, Claudia transporte (transporte público, teléfono público,
Baxendale y Gustavo Buzai, de la Universidad de pavimento), hábitat y ambiente circundante (inun-
Luján; Elba Eleonora Kloster, de la Universidad dabilidad, presencia de basurales, presencia de
del Comahue; María Cristina Trifiró, Mónica villas de emergencia). Por el otro, consideramos
Cortelezzi y Nesrin Karake, de la Universidad de las vinculadas con la modernidad, analizando la
Cuyo; Norma Cristina Meichtry y María Alejan- difusión selectiva y asimétrica de nuevos obje-
dra Fantín, de la Universidad Nacional del Nor- tos técnicos (TV por cable y satelital, teléfonos
deste, y Alfredo Bolsi, Horacio Madariaga y Pablo celulares, hornos de microondas, computadoras
Paolasso, de la Universidad Nacional de Tucumán. y acceso a Internet), en los hogares argentinos,
–En el sexto apartado mostramos la inciden- los cuales se amalgaman al territorio, imponien-
cia de diferentes factores de diferenciación de la do nuevas jerarquizaciones, pero también nue-
calidad de vida en la Argentina, particularmente: vas formas de alienación.
crecimiento demográfico, dinámica migratoria, El trabajo concluye con una breve reflexión
centralidad y accesibilidad, divisiones regionales, en torno de los principales resultados e interro-
categorías urbanas, producto bruto geográfico, ca- gantes obtenidos.
tegorías urbanas según regiones, más otros facto- El trabajo concluye con una breve reflexión
res como hechos delictuosos, desocupación y gas- en torno de los principales resultados e interro-
to en actividades científicas y técnicas que, en nues- gantes obtenidos.

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2. CONSIDERACIONES TEÓRICAS Y METODOLÓGICAS

2. CONSIDERACIONES TEÓRICAS Y METODOLÓGICAS

Consideramos a la República Argentina como La realidad social-territorial argentina resulta en-


una formación económico-social de nivel nacio- tonces, en gran medida, producto de la peculiar for-
nal, con predominio del modo de producción capi- ma de acomodamiento de grupos hegemónicos (do-
talista. Dicha formación aparece atrasada, perifé- minantes) locales que, a través de las diferentes eta-
rica y, sobre todo, contradictoria en cuanto a su ni- pas de la historia económica y social, han logrado
vel de desarrollo económico y social con respecto al subalternizar (tanto material como culturalmente) a
contexto internacional. La Argentina resulta además vastos sectores “populares” en función de modelos
dependiente política, económica y socialmente. de desarrollo, generalmente liderados desde países
Entendemos a la dependencia como un caso centrales.4
particular de “interdependencia” (más recientemen- Estos modelos se legitiman de diversas formas,
te utilizando el reflotado y difundido eufemismo tanto abiertas como encubiertas. Las más primiti-
de la “globalización”), en el cual una de las partes vas, es decir en forma abierta, pueden incluir pre-
se halla subordinada (o globalizada). Esto implica siones, apoyo a golpes de Estado, o intervenciones
una aceptación semi-pasiva, en nombre del “realis- militares “ejemplificadoras”, o “preventivas” si fue-
mo”, 1 al orden establecido. En este marco, la enor- ra necesario.5 Las formas más sutiles, disfrazadas
me mayoría de los perdedores de esta globalización de “globalización”, suelen hacerse a través de la par-
debe resignarse, ya que se la presenta como la única ticipación diferencial en organismos ad hoc que re-
posible.2 En realidad, ambos grupos, tanto “ganado- presentarían a la “comunidad internacional” tales
res” como “perdedores”, se encuentran atrapados por como el G7, FMI, ALCA, etc.6 Si alguno de estos
la lógica de un proceso de reproducción ampliada organismos no fuera funcional en alguna circuns-
del capitalismo a escala global.3 tancia, se lo reestructuraría o se desconocerían sus

1. En este contexto “realismo” tiene una connotación de resignación. Debe aceptarse pasivamente lo que la agenda de la “globa-
lización” proponga, dado que se trata de un proceso inevitable en el cual a los pocos que intenten hacer algo diferente (Irak,
Cuba, más recientemente Venezuela), les puede ir muy mal.
2. Obviamente existen globalizaciones alternativas como las planteadas en el Foro Social Mundial (Porto Alegre, 2001-2003;
Numbai, 2004). También la globalización puede tener connotaciones positivas como la posibilidad del juzgamiento extraterri-
torial (más allá de las fronteras nacionales) de algunos genocidas que cometieron crímenes de lesa humanidad.
3. Por lo cual, tanto los “ganadores” como los “perdedores” son relativamente circunstanciales, ya que dependen de decisores
que ejercen el comando de estos procesos con la impunidad que otorga la distancia.
4. La expresión “sectores populares” hace referencia a la base de la pirámide social, notablemente ensanchada tras los sucesivos
procesos de ajuste operados en la región desde mediados de los setenta. Decimos que son ejercidos “desde” países centrales, ya
que la principal contradicción se da entre agentes que operan en las respectivas formaciones, y no entre los países.
5. El brutal golpe de estado que derrocó a Salvador Allende, financiado por los estados Unidos en setiembre de 1973, fue el
inicio de este nuevo ciclo de este tipo de intervenciones. En esta lógica se inscriben las cruentas intervenciones militares
estadounidenses –con apoyo de aliados europeos y del resto del mundo– allí donde los intereses de sus principales empresas
pudieran verse afectados.
6. En estos organismos la participación de los países es directamente proporcional a su aporte. En el caso del FMI a su capital
accionario, por lo cual en el Directorio del FMI la mayor participación relativa del capital estadounidense le permite imponer su
propio criterio (es decir los intereses de sus capitalistas más concentrados) al organismo; en tanto que la participación de otros
miembros se torna meramente formal.

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I. INTRODUCCIÓN

resoluciones. Así las Naciones Unidas pueden des más joven, esta proporción se incrementa a casi
condenar la invasión de los Estados Unidos a dos tercios del grupo respectivo, debido a las dife-
Irak o la Cumbre Global sobre el Ambiente pue- rencias de fecundidad entre los distintos grupos
de proponer sanciones para aquellos países que sociales. Así, la EPH correspondiente al segundo
emitan más dióxido de carbono, pero ninguna semestre de 2003 muestra que los pobres constitu-
de estas resoluciones tiene efectos concretos, yen 47,8% de la población total, mientras que as-
ya que, en nuestra particular globalización fi- cienden al 63,4% de la población entre 0 y 13 años.8
nisecular y de principios del milenio las reglas Por todo esto, intentar estudiar la calidad de
deben cumplirlas (o, más bien, sufrirlas) los vida de una sociedad en crisis como la Argenti-
demás y no quienes “lideran” este proceso, muy na nos lleva rápidamente a asociarla con sus
particularmente los Estados Unidos. opuestos: pobreza, exclusión, impunidad de los
La mayor o menor funcionalidad de la renta sectores de privilegio. Sin embargo, aunque los
diferencial a escala internacional (o “ventajas com- conceptos de “pobreza” y “calidad de vida” se
parativas” en la terminología neoclásica),7 el gra- refieren a fenómenos muy relacionados, tienen
do de autarquía/apertura del sistema nacional res- diferencias entre sí.
pecto de los centros de poder, y la difusión selecti- La pobreza es una medida de carencia de quie-
va del medio técnico, científico, y de información nes no llegan a alcanzar un umbral mínimo esta-
en la formación socio-espacial, han determinado, blecido. Estos umbrales pueden reflejar situacio-
precisamente, la definición de las diferentes eta- nes coyunturales (Línea de Pobreza-LP) o estruc-
pas de la historia económica y social argentina. turales (índice de Población con Necesidades Bá-
La evolución demográfica y económica argen- sicas Insatisfechas-NBI).
tina, junto con los fenómenos de distribución geo- El método de la línea de pobreza (LP) consis-
gráfica de la población y de las actividades eco- te en comparar el ingreso por adulto equivalente
nómicas resultan, en gran medida, reflejo de es- con la LP que surge de definir y valorizar una ca-
tos fenómenos. Otro tanto ocurre con la transfe- nasta básica de bienes y servicios. Los hogares
rencia de ingresos entre distintos sectores de la con ingresos menores que los de esta línea se de-
actividad económica, la generación de empleo y nominan pobres, al igual que las personas que
la apropiación social-territorial de recursos gene- habitan en ellos.
rados a partir de dichas actividades. Todo ello va Así, en su estudio sobre las condiciones de vida
a determinar fuertes diferencias en la calidad de de la población de Mar del Plata, Halperín (1994),
vida de la población, las cuales se constituyen, a definía la LP en $144 por mes y por adulto equiva-
su vez, en otro elemento retro-alimentador de las lente. Aquellos hogares en los que el ingreso dispo-
desigualdades preexistentes. nible por adulto equivalente fuera menor a este monto
Es decir que la calidad de vida es resultado de se consideraban pobres, los que lo superaran en un
un proceso, pero a la vez es generadora de nuevos 50% eran vulnerables y los que estaban por encima
procesos. Así, en términos generales, alrededor de de este porcentaje se consideraban “no pobres”.
la mitad de la población argentina se encuentra por El concepto de adulto equivalente se utili-
debajo de la línea de pobreza (no goza de condi- zaba para contraponerlo a los menores de 12
ciones de vida mínimas). Pero si, más allá de las años, los cuales se consideraban como medio
cifras globales, consideramos al intervalo de eda- adulto cada uno.

7. Preferimos referirnos a “renta diferencial a escala internacional” y no a “ventajas comparativas”, ya que el primer concepto
refleja el dinamismo propio de este proceso de asimetría mucho mejor que el segundo.
8. Datos disponibles en www.indec.mecon.gov.ar. Para otros estudios de diferencias de fecundidad por grupos sociales referidos
al caso argentino ver Torrado (1992), Mazzeo (1997), López (1997).

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2. CONSIDERACIONES TEÓRICAS Y METODOLÓGICAS

En el marco de profundización de la crisis econó- También resultó necesario mejorar el con-


mica, las cifras de pobreza por ingresos o “coyuntural” cepto y metodología de “adulto equivalente”,
resultaron cada vez más escalofriantes, por lo que estableciendo intervalos más ajustados según
se hizo necesario distinguir al interior de los po- edad y sexo de la población en esta canasta
bres entre “pobres” (en general) e “indigentes”. básica de alimentos.
Mientras los pobres (en general) tienen ingresos Como muestra la tabla 2.1, desde el punto de vis-
insuficientes para subsistir, los indigentes (subgru- ta de las necesidades energéticas, un adulto equiva-
po en peor situación relativa) tienen ingresos insu- lente es un varón de 30 a 59 años, que tiene un reque-
ficientes para comer; es decir que, como expresa rimiento específico de 2.700 calorías por día. Una
claramente Torrado, padecen hambre. mujer del mismo intervalo de edad debe consumir
Para la definición de la pobreza se siguió uti- 74% de esta cifra, mientras que un niño de 2 años
lizando la misma canasta básica total,9 pero, para necesita tan sólo el 50%. Esta tabla permite entonces
seleccionar el subgrupo de indigentes se comenzó ajustar mejor la equivalencia de cada familia, según
a utilizar la canasta básica alimentaria. Así, mien- la composición de sus integrantes. Esto posibilita de-
tras la línea de pobreza contabiliza una canasta terminar si la familia supera o no la línea de
básica de bienes y servicios, la de indigencia con- indigencia,10 considerando sus ingresos en relación con
templa sólo los alimentos. sus necesidades energéticas específicas. (Tabla 2.1)

Tabla 2.1
Necesidades energéticas y unidades consumidoras según edad y sexo
Gran Buenos Aires
Edad Necesidades energéticas Unidades consumidoras/
Sexo
(Kilocalorías) adulto equivalente
Menor de 1 año 880 0,33
1 año 1.170 0,43
2 años 1.360 0,50
Ambos
3 años 1.500 0,56
4 a 6 años 1.710 0,63
7 a 9 años 1.950 0,72
10 a 12 años 2.230 0,83
13 a 15 años Varones 2.580 0,96
16 a 17 años 2.840 1.05
10 a 12 años 1.980 0,73
13 a 15 años Mujeres 2.140 0,79
16 a 17 años 2.140 0,79
18 a 29 años 2.860 1,06
30 a 59 años Varones 2.700 1,00
60 y + años 2.210 0,82
18 a 29 años 2.000 0,74
30 a 59 años Mujeres 2.000 0,74
60 y + años 1.730 0,64
Nota: Extracto de la Tabla de Morales, Elena (1988). Canasta básica de alimentos - Gran Buenos Aires.
Documento de trabajo Nº 3. INDEC / IPA.

9. Esta canasta incluye una alimentación básica (muy básica), que permita realizar una actividad física moderada, y algunos
servicios básicos (muy básicos) como transporte. En virtud del proceso inflacionario, en la actualidad, esta canasta supera los
$200 por mes y por adulto equivalente.
10. Recordemos que anteriormente se consideraba a los menores de 12 años como 50% de un adulto, independiente-
mente de su edad y género.

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I. INTRODUCCIÓN

Para determinar la línea de pobreza es necesa- a partir de los gastos de alimentación básica se es-
rio ampliar o expandir el valor de la canasta básica tablece un supuesto de las erogaciones que tendría
alimentaria, utilizando el Coeficiente de Engel (ta- una familia en diferentes lugares de la geografía
bla 2). Este coeficiente surge del cociente entre argentina en otros servicios básicos como trans-
Gastos alimentarios y Gastos totales. Es decir que porte o indumentaria. (Tabla 2.2)

Tabla 2.2
Valores de la Canasta Básica de Alimentos (CBA) Iinversa del Coeficiente de Engel y de la Canasta
Básica Total (CBT) para el adulto equivalente en setiembre de 2002
Canasta Básica de Alimentos: Inversa del Canasta Básica Total:
Región Línea de Indigencia Coeficiente de Engel Línea de Pobreza
$ $
Cuyo 93,65 2,16 202,10
Gran Buenos Aires 104,87 2,21 231,77
Noreste 94,17 2,18 205,34
Noroeste 92,29 2,17 200,47
Pampeana 99,00 2,12 209,51
Patagonia 108,54 2,03 219,94
Nota: Estas seis regiones estadísticas están conformadas por el agregado de aglomerados de la EPH como se detalla: Cuyo: Gran Mendoza,
Gran San Juan, San Luis-El Chorrillo. Gran Buenos Aires: Ciudad de Buenos Aires, Partidos del Conurbano. Noroeste: Corrientes, Formo-
sa, Gran Resistencia, Posadas. Noroeste: Gran Catamarca, Tucumán-Tafí Viejo, Jujuy-Palpalá, La Rioja, Salta, Sgo. del Estero-La Banda.
Pampeana: Bahía Blanca-Cerri, Concordia, Gran Córdoba, Gran La Plata, Gran Rosario, Gran Paraná, Gran Santa Fe, Mar del Plata-Batán,
Río Cuarto, San Nicolás-Villa Constitución, Santa Rosa-Toay. Patagonia: Com. Rivadavia-Rada Tilly, Neuquén-Plottier, Rawson-Trelew, Río
Gallegos, Ushuaia-Río Grande, Viedma-Carmen de Patagones.

Como muestra el cuadro anterior, la población peso relativo el costo de transporte. Esto se refleja
residente en distintas regiones argentinas debe al- en la inversa del Coeficiente de Engel (2,21), que
canzar diferentes niveles de ingresos para lograr implica que la proporción del gasto destinado a ali-
escapar a la pobreza y a la indigencia. En septiem- mentos era relativamente bajo en el Gran Buenos
bre de 2002, la Patagonia era la región con mayor Aires (45% del gasto total).
costo de alimentos ($108,54), pero el Gran Buenos Para terminar de mostrar la diferencia entre
Aires exhibía mayor canasta básica total ($231,77), pobreza e indigencia podemos observar la compa-
dado que en esta última región urbana tiene mayor ración entre ambos valores en la Tabla 2.3:

Tabla 2.3
Canasta Básica de Alimentos (CBA) y Canasta Básica Total (CBT)
para un adulto equivalente del GBA (en pesos):
Período Línea de indigencia Línea de pobreza

Abr 1999 65,97 156,35


Sep 1999 64,57 154,96
Abr 2000 62,93 152,92
Sep 2000 62,44 151,10
Abr 2001 63,24 154,30
Sep 2001 61,02 150,11
Abr 2002 81,76 193,77
Sep 2002 104,87 231,77

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2. CONSIDERACIONES TEÓRICAS Y METODOLÓGICAS

El método de Necesidades Básicas Insatisfe- Así el grupo (1) incluye a aquellos segmen-
chas (NBI) consiste en comparar la situación de tos de población que escapan a la pobreza, es
cada hogar en lo que respecta a un grupo de nece- decir, que satisfacen sus necesidades básicas y
sidades específicas, ellas son: tienen ingresos suficientes. En contraposición, los
del grupo (6) son pobres desde ambos puntos de
1) hacinamiento vista, ya que no satisfacen sus necesidades básicas
2) vivienda inconveniente y sus ingresos no les permiten acceder al consumo
3) condiciones sanitarias mínimo (canasta básica de bienes y servicios). El
4) asistencia escolar resto de los grupos (2 a 5) reflejan diversas contra-
5) capacidad de subsistencia dicciones entre LP y NBI, para intentar caracteri-
Para cada una de ellas se establecen normas zar un poco más ajustadamente a diversos agentes
que definan el mínimo por debajo del cual se con- que resultaron víctimas del proceso de exclusión y
sidera insatisfecha esa necesidad. Así para hacina- fragmentación experimentado en la Argentina.
miento se considera un umbral de 3 personas por Para distinguir los conceptos de pobreza y de
cuarto; para vivienda inconveniente se incluyen las calidad de vida sosteníamos hace unos años (Ve-
piezas de inquilinato, viviendas precarias u otro lázquez, 2001): la Calidad de Vida es una medida
tipo; para condiciones sanitarias se establece como de logro respecto de un nivel establecido como ópti-
criterio la disponibilidad de retrete; para asistencia mo teniendo en cuenta dimensiones socioeconómi-
escolar a aquellos hogares que tuvieran algún niño cas y ambientales dependientes de la escala de va-
en edad escolar que no asista a la escuela y para lores prevaleciente en la sociedad y que varían en
capacidad de subsistencia a aquellos hogares que función de las expectativas de progreso histórico.
tuvieran 4 o más personas por miembro ocupado y, Es decir que, mientras la pobreza se mide con
además, cuyo jefe tuviera baja educación. respecto a un “piso”, la calidad de vida se esta-
Los hogares así caracterizados, a partir de al me- blece con respecto a un “techo”. Mientras el piso
nos una necesidad insatisfecha, son considerados po- de la pobreza es relativamente fijo, dado que apun-
bres (NBI) así como la población que en ellos reside. ta a la satisfacción de necesidades básicas, el te-
Como vemos, la composición de este índice cho de la calidad de vida es más variable (y as-
de pobreza estructural está muy asociada con la cendente), ya que la escala de valores y, sobre todo,
calidad de la vivienda y, en menor medida, por las expectativas cambian.
la escolaridad básica. En otros términos, hablando desde una pers-
Ambas formas de medición de la pobreza LP pectiva de calidad de vida, el óptimo de hoy (su-
(coyuntural) y NBI (estructural) se pueden combi- pongamos, valor 10), se “devaluará” con el correr
nar para reflejar las seis situaciones posibles: del tiempo. Es decir que, de permanecer constante
la situación de la población de un lugar hoy definido
Satisfacción de necesidades básicas como “máximo”, y ante el incremento de expectativas
Ingresos (y, eventualmente, de resultados) en el contexto de re-
Sin NBI Con NBI
ferencia del lugar, la población del mismo sitio alcan-
Suficientes No pobres (1) Sólo NBI (4)
zaría un valor menor que el óptimo en el futuro.11
Bajos Vulnerables (2) NBI y vulnerables (5) Tampoco debemos confundir Calidad de Vida
con Nivel de Vida, ya que esta última expresión se
Pobres por debajo
Insuficientes NBI y bajo LP (6) refiere habitualmente al nivel de consumo, es decir
de la LP (3) la adquisición de bienes y servicios –en muchos

11. Así, durante los ochenta una tasa de mortalidad infantil de 8 por mil (que implica la sobrevivencia de 992 niños por cada mil
en su primer año de vida) constituía un “techo” casi ideal; en tanto que para los noventa este horizonte o “meta” se situó en torno
del 5 por mil (implicando la sobrevivencia de 995 niños).

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I. INTRODUCCIÓN

casos suntuarios–, y el incremento del consumo, y disponibilidad de espacios verdes de las áreas
ya sea de bienes o servicios, no implica necesaria- rurales y ciudades pequeñas. Contrario sensu, la
mente mejor calidad de vida.12 población rural y del interior percibe y sufre coti-
Resulta importante insistir con el criterio de dianamente la ausencia de oportunidades y de ser-
las expectativas para la definición de niveles de ca- vicios propios de la cultura urbana, muy particu-
lidad de vida, ya que no siempre –o más bien casi larmente de la pampeana y “porteña”, que le lle-
nunca, en la Argentina reciente– el transcurso de la gan casi sarcásticamente por la verticalidad que im-
historia implica mejoras objetivas. Más bien mues- pone el medio técnico-científico y de información.
tra mayor grado de contradicción entre lo que se En términos de calidad de vida, además del pro-
espera (o anhela) y lo que se logra (o lo que el sis- blema de los logros y expectativas está el proble-
tema permite lograr), generando creciente sensa- ma de la subjetividad y la objetividad.
ción de insatisfacción, angustia y alienación, que Dado que la definición de este concepto es a la
se manifiesta diferencialmente entre los diversos vez social, territorial e individual, factores como
grupos sociales-territoriales. edad, género, nivel de instrucción, condición so-
Los grupos de ingresos altos y medios-altos, cio-ocupacional y localización, entre otros, influi-
para intentar resolver sus contradicciones cotidia- rán significativamente en el esquema conceptual
nas, suelen recurrir a terapias psíquicas, físicas, de cada persona. El concepto de calidad de vida
consumo suntuario, viajes, etc. Contratan seguri- que, desde cierto punto de vista, podemos asimilar
dad, salud y educación privada para sus hijos. Sue- a “lo cotidiano”, pasará a ser, a partir de cada una
len considerar que merecen todo lo que tienen (aun- de las concepciones de la población y sus grupos
que nunca es suficiente) y que los pobres son una de referencia, una calidad de vida subjetiva. Cada
molestia que hay que mantener lo más alejada po- valoración se centrará, en gran medida, en las pro-
sible, a lo sumo con alguna dádiva esporádica. pias vivencias, entornos, cultura, etc., de cada gru-
En contraposición, los grupos de ingresos me- po. Esta suerte de autodiagnóstico puede tomar en
dios y bajos, para procurar mitigar sus contradic- parte elementos “objetivos” como: provisión de
ciones cotidianas, recurren a estrategias muy di- servicios, infraestructura, paisaje, etc. pero, sin
versas. Aquí se presentan la solidaridad familiar y embargo siempre estarán presentes en las percep-
comunal, pero también la violencia. El misticismo ciones –a veces con mayor peso– factores como:
y, a la vez, el resentimiento. La lucha contra las recuerdos, asociaciones, lazos afectivos, ideolo-
reglas del juego, pero también su aceptación lisa y gías y creencias, entre otros.
llana. La defensa de la educación y la salud públi- Inmediatamente surgen dificultades respec-
cas pero, simultáneamente, la falta de cuidado de to de cómo evaluar esas interpretaciones subje-
lo público. La sensibilidad respecto de los secto- tivas. Todas ellas se agrupan en torno de la “natu-
res subalternizados, pero también la estigmatiza- raleza del error”, pues resulta difícil identificar y
ción de los inmigrantes y de los “diferentes”.13 La explicar la interpretación que se hace de la cali-
demonización de la “dirigencia” pero la casi certeza dad de vida como realidad objetiva a través de
de repetir su mismo accionar a otro nivel, si se tu- una herramienta que considera simultáneamente
viera la oportunidad (viveza criolla). valoraciones subjetivas de esa misma realidad.
Los residentes de grandes ciudades manifies- Como señalan algunos trabajos metodológi-
tan cierta nostalgia por la seguridad, tranquilidad cos (Olave Farías, D.; Bodini C. C., H.; González

12. Resulta extremadamente molesta la alienación que genera la reiteración de publicidad destinada a nichos solventes del
mercado presionándolos a mejorar su “calidad de vida”. Se insta a adquirir bienes y servicios tan diversos como: inmuebles en
countries y barrios cerrados, electrodomésticos, planes de salud, clubes “vacacionales” o cirugías estéticas.
13. Entre ellos se destacan particularmente las minorías sexuales (gays, travestis, lesbianas).

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2. CONSIDERACIONES TEÓRICAS Y METODOLÓGICAS

González, E., 1995), el concepto de calidad de vida Es decir que, los desfases entre “medición” y
requiere contemplar, entre otras dimensiones, a la “percepción” de calidad de vida pueden reflejar si-
dimensión perceptiva. Ella consiste en evaluar de tuaciones de similitud y de contradicción. A su vez,
acuerdo con las opiniones de los habitantes el nivel estas últimas podrían ser resultado de mala capta-
de satisfacción, y su preferencia habitacional y es- ción por parte de los instrumentos de medición o
pacial, entre otras. La dimensión perceptiva sería así de la elaboración subjetiva (imaginario colectivo)
una perspectiva explicativa y complementaria de mu- de grupos sociales que, ante una dura realidad,
chas de las variables objetivas. “construyen” mecanismos de defensa que les per-
Estés (1993) señala que existen dos tipos de miten evadirse, aunque sea en parte, de esa adver-
estudios que han intentado contemplar los aspectos sidad. Siempre debemos desconfiar de los instru-
más subjetivos del bienestar humano. Un primer gru- mentos de medición, ya que se basan en conceptos
po relacionado con trabajos de la década del setenta elaborados desde la perspectiva de investigadores que
ponía su mayor énfasis en identificar la correlación provienen de diferentes disciplinas, basadas en fuen-
existente entre un nivel de satisfacción de necesida- tes de información que poseen, ciertamente, márge-
des básicas y la “satisfacción” sentida o experimenta- nes de error. Sin embargo la elaboración que hacen
da por la población. Mientras que un segundo grupo los grupos sociales de su propia realidad, les impide
de investigadores se preocupaba por el “nivel de rea- ver su situación en una perspectiva más amplia.14
lización personal” “satisfacción con la vida”, “felici- En el marco de esta discusión pueden distin-
dad” y “sensación de seguridad personal”. Para noso- guirse además las dimensiones pública y privada
tros, estos últimos enfoques se refieren a la definición de la calidad de vida.
de los componentes que cada habitante interpreta para En general, la primera está referida a aspec-
su propio horizonte de calidad de vida, en los cuales tos macro, vinculados con cuestiones ambienta-
se mezclan las propias aspiraciones, el mundo de les y de accesibilidad, mientras que la segunda
referencia y el contexto sociocultural, entre otros. depende de indicadores micro, asociados con el
En nuestra opinión la dimensión subjetiva debe nivel de ingresos, la composición del grupo fami-
ser comparada, pero no asimilada con la objetiva, liar o el nivel de instrucción.
es decir no deben incluirse elementos subjetivos en Para un análisis con escala detallada (por
un índice-resumen de calidad de vida. En trabajos ejemplo una ciudad) es posible considerar el peso
sobre calidad de vida urbana realizados para la ciu- de ambas dimensiones (pública y privada) para la
dad de Tandil (Velázquez, G.; García, M.C., 1999) determinación de niveles de calidad de vida por
pudimos comprobar que, muchos sujetos con pers- sectores y grupos sociales. Así, en una ciudad, los
pectiva “optimista” de su propia realidad, rápida- sectores de bajos ingresos en general estarán per-
mente reconsideraron su valoración ante un mapa judicados privadamente porque sus medios no les
que les muestra que la zona en la que residen se permiten tener una vivienda adecuada, alcanzar
sitúa muy por debajo del promedio del conjunto de cierto nivel de instrucción o alimentarse adecua-
la ciudad. Lo que resulta más interesante aún, es damente pero, adicionalmente, los sectores de
que inmediatamente se preguntaban –mezclando bajos ingresos localizados en la periferia urbana
indignación y asombro– ¿por qué mi barrio está resultan perjudicados públicamente porque su ac-
tan por debajo del promedio? La “realidad” ¿due- cesibilidad a ciertos bienes o servicios es menor
le, se niega, molesta? que la de aquellos que residen en el centro de la

14. A partir de la experiencia de prácticas profesionales en ciudades como Tandil, Mar del Plata u Olavarría, cartografiando
según segmento censal los pobres e indigentes según se los define por Canasta Básica Total y Canasta Básica Alimentaria
respectivamente, podemos constatar que varios de los pobres (según los define el sistema estadístico nacional) no se consideran
como tales ya que, –según señalan– hay otros que están peor que ellos y que “ellos sí son pobres”. Que algunos de estos pobres
no se consideren tales, ¿no es una victoria del sistema?

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I. INTRODUCCIÓN

ciudad. Como se sabe, la oportunidad de uso de que señalamos hace unos años (Velázquez, 2001)
bienes y servicios resulta inversa a la su accesibi- hace que la información más interesante esté dispo-
lidad. nible solamente para escalas poco interesantes y,
En el caso de estudios como el presente, en el a medida que el nivel de análisis espacial se incre-
cual la escala de análisis es más global (la población menta, la disponibilidad de información se “eva-
de la totalidad de los departamentos de las provin- pora”. Si bien, en la actualidad, es posible obtener
cias argentinas) deberemos privilegiar el peso del información más detallada para la mayoría de los
componente privado, dado que este resulta más fac- casos,15 la confiabilidad de esa información tam-
tible de ser captado con la información disponible. bién resulta variable.16 Esto hace que en un análi-
Las fuentes para la medición de las diferencias sis como el presente debe buscarse un compromi-
de calidad de vida de la población argentina no son so entre la escala de análisis, la disponibilidad de
numerosas. Las más importantes de ellas son los información y los recursos disponibles. La inter-
Censos Nacionales realizados en mayo de 1991 y sección de los tres elementos nos ha llevado a ele-
noviembre de 2001 por el INDEC y las Estadísti- gir la escala departamental, entendiendo que cons-
cas Vitales del Ministerio de Salud y Acción So- tituye un paso adelante con respecto al análisis pro-
cial de la Nación, ya que ambas cubren en su tota- vincial, pero que todavía resulta insuficiente como
lidad el territorio nacional, aunque con una dispo- para captar diversas realidades sociales-regionales.
nibilidad de información inversa a la escala de aná- Existe un problema adicional para la medi-
lisis. Esto significa que varias de las variables uti- ción de los diferenciales de calidad de vida de la
lizables para el país en su totalidad no están dispo- población argentina: la utilización de unidades te-
nibles a escala provincial (24 unidades) y, a su vez, rritoriales “artificiales” como los departamentos,
muchas más tampoco lo están para el nivel depar- los cuales suelen no reflejar necesariamente la rea-
tamental (más de 500 unidades) o para niveles más lidad social-territorial.
detallados como los de fracción o radio censal. Esta Supongamos que la diferenciación social-territorial
suerte de “paradoja de la información geográfica” de un sitio se corresponda con el esquema siguiente:

A B
Zona con predominio de población pobre

C Área con predominio de población rica

Si el área del octógono se divide en una central ción pobre, una regionalización que siga la línea
(punteada), con predominio de población rica y otra gruesa, dividiendo el octógono en dos áreas nos
periférica (sombreada), con predominio de pobla- mostrará que hay dos regiones: A y B “similares”

15. Así, por ejemplo para los casos de Tandil, Mar del Plata, Bahía Blanca y otras ciudades de la provincia de Buenos Aires fue
posible obtener (cinco años después de realizado el Censo), información sobre población vivienda y hogares del Censo de 1991
desagregada por fracciones y radios censales. La misma información, con el mismo nivel de desagregación espacial, correspon-
diente al Censo 2001 estuvo disponible 3 años después de realizado éste.
16. El subregistro de la información varía considerablemente a lo largo de la geografía argentina. A pesar de los progresos en el
Sistema Estadístico Nacional, resulta casi natural que la información de radios censales de la Puna o de la Meseta Patagónica no
pueda alcanzar el mismo nivel de confiabilidad que la de los radios censales de ciudades pampeanas.

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2. CONSIDERACIONES TEÓRICAS Y METODOLÓGICAS

en sus niveles de pobreza. En cambio otra regio- no está totalmente resuelta, ya que depende de nu-
nalización, según el polígono fino, nos definirá merosos factores como: procesos históricos, escala
dos regiones diferentes: C, con predominio de po- de valores de la sociedad, expectativas, vivencias in-
blación rica, y D, con más peso de población po- dividuales y colectivas, dimensiones privada (ingre-
bre. Obsérvese que una de las regionalizaciones sos, nivel de instrucción) y pública (accesibilidad,
(basada en la línea gruesa) encubre absolutamen- cuestiones ambientales), escala de análisis y su ajuste
te la desigualdad, mientras que otra (delimitada con la información disponible o georreferenciación.
por el polígono fino) la refleja, aunque no en su Para nuestro análisis hemos considerado dimen-
total magnitud. A este fenómeno, típico de la siones socioeconómicas (educación, salud y vivien-
Geografía y de los Sistemas de Información Geo- da) y riesgos físico-ambientales (inundabilidad, sis-
gráfica se lo conoce como el “problema de la uni- micidad y vulcanismo, tornados y erosión de suelos).
dad espacial modificable” (PUEM).17 Es decir que Estas dimensiones serán aproximadas a partir de la
la división del territorio y los agrupamientos resul- selección de variables con diferentes ponderaciones
tantes no son neutros. Esto significa que es posible en el índice propuesto en función de su valor expli-
encubrir desigualdades, pero no se las puede “crear”. cativo, su nivel de confiabilidad y su coherencia y
Pensamos que, si son bien utilizadas, la cuantifi- validación con procedimientos estadísticos alterna-
cación y modelización en geografía pueden ser instru- tivos (Cepeda et al., 2004; Marinelli et al., 2005).
mentos aptos para que esta disciplina incremente sus Aunque no podamos reflejarlo en un índice glo-
posibilidades de efectuar aportes para el estudio cientí- bal desagregado por unidades espaciales político-ad-
fico de problemas socialmente relevantes. En esta suerte ministrativas (departamentos) debemos señalar que
de “positivismo crítico” consideramos que estos ins- las diferentes variables tienen distinto peso según los
trumentos mal utilizados (abuso de medias aritméti- grupos sociales que consideremos. Probablemente en
cas agregadas, utilización de unidades espaciales in- los estratos de bajos ingresos se ponderen más las
adecuadas, falta de marco teórico y de perspectiva cuestiones “básicas”, mientras que en los de altos in-
crítica, etc.) sirven para enmascarar las inequidades gresos se incremente el peso de factores “superfluos”.
sociales, mientras que bien manejados (y no sólo en Por último hay dimensiones que, si bien pare-
lo técnico, precisamente) pueden constituir una for- cen ser objeto de valoración creciente por parte de
midable herramienta para evidenciarlas con la sociedad argentina (como la seguridad), no las
solidez.18 A Contrario sensu, estos instrumentos mal hemos considerado aún porque la información dis-
utilizados (abuso de medias aritméticas agregadas, uti- ponible adolece de severas deficiencias, particu-
lización de unidades espaciales inadecuadas, falta de larmente por subregistro, y podría arrojar resulta-
marco teórico y de perspectiva crítica, etc.) no sirven dos alejados de la realidad. También en el caso de otros
más que para enmascararlas, a veces por “ingenui- aspectos de indudable peso como la alimentación,
dad”, a veces respondiendo a intereses minoritarios. la salud mental, o la percepción, las fuentes dispo-
En síntesis, a pesar de los avances registrados, nibles son, todavía, de carácter disperso y precario
la formulación de un índice para la medición de la como para intentar incorporarlas en un estudio de
calidad de vida de la población es una cuestión que escala nacional como el presente.19

17. Para mayores detalles sobre el PUEM puede consultarse el trabajo de Bosque Sendra (1992).
18. Probablemente no haya nada mejor que una crítica “progresista” mal formulada o con bases endebles para fortalecer la
“razón” (y la fuerza) del establishment.
19. Para el caso de la alimentación existe el valioso antecedente del mapa departamental publicado por el INTA en 1973. Más
recientemente se vienen produciendo trabajos desde una perspectiva antropológica (Álvarez, L., Pinotti, L., 2000) que aportan
un marco regional general de algunas diferencias alimentarias, pero que carecen de información con mayor nivel de desagrega-
ción espacial. El Ministerio de Salud de la Nación lanzó una Encuesta Nacional de Alimentación, pero sus resultados no habían
sido dados a conocer hasta el momento de la elaboración de nuestro trabajo.

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I. INTRODUCCIÓN

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2. CONSIDERACIONES TEÓRICAS Y METODOLÓGICAS

3. ESTUDIOS SOBRE GEOGRAFÍA Y CALIDAD DE VIDA EN LA ARGENTINA

Los antecedentes de investigaciones sobre ca- 6, sobre Vivienda rural (Chiozza y E. de Aparicio)
lidad de vida se remontan a los primeros trabajos muestra cartografía de nivel provincial con la pro-
sobre geografía argentina, ya que, en virtud de la porción de viviendas tipo rancho y según el material
particular perspectiva de la disciplina, toda descrip- predominante (madera, cinc, barro y cinc, adobe),
ción de la diferenciación social o regional tiene que efectuando un análisis regional y, en algunos casos,
hacer necesariamente algún tipo de referencia a las local muy detallado, relacionando la vivienda con
condiciones de vida de la población. la estructura agraria y las condiciones de vida.
Este tema, no obstante, no estará presente en En el tomo 8 debemos destacar el capítulo 2
forma explícita, sino hasta bien entrados los años titulado Geografía médica y de la alimentación
ochenta. Así, por ejemplo, en el índice temático de (Alcalá Hernández). El autor muestra la importan-
la Bibliografía Geográfica Argentina (Rey Balma- cia de la climatología médica en las condiciones
ceda, 1975) no hay ninguna referencia a trabajos de vida de la población, planteando la influencia
sobre calidad de vida o condiciones de vida de la de diversos factores como: atmósfera, corpúscu-
población. En la Segunda Contribución (1983) sólo los, radiación solar, temperatura, humedad, vien-
se cita una carta de lectores publicada en agosto de to, presión, estado eléctrico, inestabilidad y clima
1974 en el diario “La Nación”. urbano. Destaca la importancia del agua como fac-
Uno de los primeros intentos por publicar una tor ambiental y analiza diversas patologías regio-
moderna geografía argentina y de alto nivel cientí- nales como: arsenicismo, chagas, paludismo,
fico corresponde a la Sociedad Argentina de Estu- hidatidosis, brucelosis, anquilostomiasis y bocio.
dios Geográficos (GÆA). Esta publicación comien- La segunda parte del capítulo está referida a la
za en 1946 y editó 8 volúmenes, aunque sin conse- geografía de la alimentación. El autor establece re-
guir superar el tradicional conjunto de temas de giones alimentarias, destacando las peculiaridades
geografía física y biológica. de la dieta en el NOA, Chaco, Mesopotamia, Cuyo,
Este proceso comenzará a lograrse poco des- Región Pampeana y Patagonia, mostrando las prin-
pués, a partir del surgimiento de nuevos trabajos cipales carencias. El autor señala que, incluso en
geográficos. Considerando los aportes de mayor las regiones con mejor situación relativa como la
envergadura y siguiendo un orden cronológico po- Pampeana o, en las grandes ciudades, se cometen
demos mencionar: errores alimentarios, principalmente exceso de con-
La Argentina. Suma de Geografía (Aparicio y sumo de carne y alimentos refinados (harinas, pas-
Difirieri, 1958-1963). Esta obra, diseñada por Fran- tas, azúcares), déficit de alimentos protectores
cisco de Aparicio y concluida por sus discípulos como frutas y verduras crudas y, en menor medi-
consta de nueve volúmenes. En esta obra hay capí- da, de leche y huevos.
tulos que nos interesan especialmente, fundamen- El País de los Argentinos (Chiozza, 1975-
talmente en los tomos 7 y 8. 1977). Esta obra consta de seis volúmenes y pro-
En el tomo 7, el capítulo 4 referido a Estructu- bablemente sea la primera gran Geografía Argen-
ra y movimientos de la población (Difrieri) rela- tina realizada con enfoque regional.
ciona la dinámica demográfica, especialmente los En el Tomo 1 de esta obra hay diversos capí-
procesos migratorios, con los mapas de renta na- tulos relacionados con la calidad de vida de la
cional elaborados por Bunge en 1940. El capítulo población argentina. Así, en el capítulo sobre

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INTRODUCCIÓN

población (Aranovich y González) hay referencias a lidad de vida de la población. En los capítulos
diversos indicadores desagregados en el nivel pro- previos hay referencias al tema, particularmente en
vincial como el analfabetismo, los factores de dife- los que se ocupan de la población aborigen
renciación de la fecundidad y de la mortalidad y los (Magrassi), procesos de redistribución de la pobla-
problemas de la pobreza y concentración urbana. El ción, y evolución y cambio en las formas de asen-
capítulo sobre estructura económica (Rofman) con- tamiento (Reboratti, Sabalain y Corvi).
sidera las distancias entre clases sociales, mostran- El capítulo “Población y calidad de vida”
do indicadores relevantes tales como distribución del (Reboratti, Sabalain y Corvi) es, en gran medida,
ingreso y del Producto Bruto Geográfico (PBG). El el cierre del Atlas Demográfico. Los propios auto-
artículo sobre estructura ocupacional (Baumeister) res señalan “Esta rápida visión de la geografía po-
establece relaciones entre esta estructura y las con- blacional de nuestro país no estaría completa si no
diciones de vida mostrando una aproximación de se tratara de analizar, además de cuantos, donde y
las situaciones regionales. quienes son los argentinos, también como viven”.
Los restantes tomos, dedicados específicamen- El estudio se basa en una serie de 11 indica-
te a las diferentes regiones de la Argentina tam- dores de salud (tasa de mortalidad infantil, camas
bién efectúan algunas referencias a las condicio- de hospital por cada mil habitantes, médicos por
nes de vida de la población. cada mil habitantes), alimentación (porcentaje de
Atlas Total de la República Argentina (Chioz- población con alimentación deficiente), educación
za y Figueira, 1981-1983). Esta obra se compone (desgranamiento escolar, población sin instruc-
por diversos Atlas: Físico, Político, Económico y ción, población con estudios secundarios y ter-
Demográfico. Con posterioridad se elaboraron ciarios), vivienda (porcentaje de ranchos y vivien-
apéndices sobre otros temas especiales. das precarias, hacinamiento), uso de energía (con-
El Atlas Físico y el Político se ocupan en forma sumo anual de energía familiar per cápita) y co-
sistemática de las diferentes provincias y jurisdic- municaciones (teléfonos por cada mil habitantes)
ciones del país, brindando elementos y, en menor con nivel de análisis provincial. Para construir el
medida, haciendo referencias a las condiciones de índice se transforman las tasas en rangos –proce-
vida de la población. dimiento que sacrifica información–1 y se arriba
En el Atlas Económico, volumen 1 y 2 se con- a un índice que resulta de la posición promedio
sideran diversos aspectos relacionados con la cali- de los 11 indicadores considerados, a todos los
dad de vida de la población: fundamentalmente la cuales se les asigna igual peso.2 Los autores con-
estructura productiva y la accesibilidad, que se com- cluyen que la Capital Federal, por su alta con-
binan para establecer diferentes oportunidades eco- centración de servicios para una población nu-
nómicas para la población de cada provincia. En méricamente estancada, es el área con mayor
una escala más detallada se establecen “regiones calidad de vida. En el otro extremo aparecen
geoeconómicas” cuyas características y grado de Formosa, Santiago del Estero y Misiones.
articulación establecen diferencias en las condicio- Más allá de las limitaciones propias de la es-
nes de vida de la población que en ellas reside. cala de análisis provincial u otras que se puedan
El Atlas Demográfico es el primer trabajo en el señalar, particularmente en lo que respecta al tra-
cual se dedica un capítulo específico referido a ca- tamiento y ponderación de la información, este

1. Al transformar los valores de las variables a índices se pierde la distancia original (cuantitativa) propia de la real diferenciación.
Así, en ese momento, la menor TMI alcanzaba al 23‰ (Capital), la segunda 31 (Córdoba) y la tercera 33 (Buenos Aires). Al
transformar estos valores en “1”, “2” y “3” (rangos) se pierde la real diferencia entre las TMI de Capital, Córdoba y Buenos Aires.
2. Así la tasa de mortalidad infantil (TMI) queda con el mismo peso en el índice final que la densidad telefónica o el
consumo de energía.

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3. ESTUDIOS SOBRE GEOGRAFÍA Y CALIDAD DE VIDA

capítulo constituye un muy valioso precedente so- (Lara y Durán) que pone en tela de juicio la alta
bre el tema, al ser el primero en establecer una me- calidad de vida de la ciudad de Buenos Aires, reto-
dida resumen para la calidad de vida. mando los argumentos de Liberali y Massa (1986)
Otros trabajos sobre Geografía Argentina sobre los problemas de delincuencia, suicidios, tasa
(Yanes y Liberali 1986-1989), Rofman (1988) de divorcios o tiempo de transporte.
y Roccatagliata, (1993) también tienen aportes El Programa de las Naciones Unidas para el
específicos referidos a las condiciones de vida Desarrollo (PNUD) creó en 1990 el Índice de Desa-
de la población. rrollo Humano (IDH). Desde ese entonces se vie-
Del trabajo de Yanes y Liberali debemos des- nen produciendo en la mayoría de los países infor-
tacar los capítulos sobre los indicadores de calidad mes y “metas” referidos al estado de este índice.
de vida en la Argentina (Liberali y Massa) y el re- Para el caso de la Argentina se viene generando
ferido a la estructura y distribución del consumo anualmente este informe con nivel de análisis pro-
en la Argentina (Liberali). vincial, basándose en fuentes más confiables en tor-
Ambos trabajos son teóricos y resultan rele- no de los años censales (1991 y 2001).3 El índice se
vantes para cuestionar el valor de los indicadores compone a partir de una combinación de indicado-
economicistas (tanto de consumo como de produc- res de 3 dimensiones significativas: salud (esperan-
ción) para intentar efectuar estudios sobre calidad za de vida al nacer), educación (2/3 de la tasa de
de vida. También se pone en tela de juicio el valor alfabetismo de adultos, 1/3 de los años de escolari-
de indicadores de hacinamiento como “personas zación de la población que ya no asiste) e ingresos
por vivienda” o “personas por cuarto” sin tener en (PBI per cápita ponderado por el poder adquisitivo
cuenta además su superficie y los espacios ver- del lugar en cuestión). Cada indicador se transfor-
des disponibles. Por el contrario, las autoras con- ma en índice comparando la tasa respectiva con la
sideran que una vivienda que no es antisísmica y mejor y peor situación relativa mundial. Así, si la
está situada en sitios con este tipo de riesgos, esperanza de vida del lugar en cuestión fuera baja,
debería considerarse precaria aunque su aparien- el índice tendería a “1” (máxima privación de lon-
cia externa y sus características no aparenten gevidad) mientras que, si fuera alta, tendería a “0”
déficit alguno. También señalan el riesgo de to- (mínima privación de longevidad). La combinación
mar “indicadores promedio” que pueden refle- de las privaciones de longevidad, logro educativo
jar situaciones que no son reales. e ingresos restada de 1 da como resultado el índice
Las autoras concluyen sus reflexiones ponien- de desarrollo humano. Índices menores a 0,5 refle-
do en duda los resultados de estudios que mues- jarían las peores situaciones, índices entre 0,5 y
tran que las mejores condiciones de vida se da- 0,8 muestran casos intermedios y los mayores a
rían en la ciudad de Buenos Aires, señalando que 0,8 serían altos. Este índice de desarrollo humano
en este contexto hay mayor delincuencia, porcen- fue formulado como reacción (e intento de supera-
taje de suicidios, divorcialidad y saldo migratorio ción) de las comparaciones internacionales basa-
negativo, entre otros problemas. das exclusivamente en el PBI per cápita pero no
Rofman (1988) retoma los once indicadores constituye, estrictamente hablando, un índice de
propuestos por Reboratti, Sabalain y Corvi en su calidad de vida.
índice de calidad de vida y los vincula con las des- Finalmente podemos citar nuestro propio libro
igualdades regionales de la Argentina. Finalmente (Velázquez, 2001) en donde proponemos un índice
en el libro de Roccatagliata (1993) hay un capítulo de calidad de vida a partir de una combinación pon-
sobre estructura regional y organización territorial derada de indicadores de educación, salud, vivienda

3. Para los restantes años, dos de los tres componentes del índice se basan en estimaciones, ya que tanto el cálculo de la
privación de longevidad como el de la privación de logro educativo requieren de datos censales.

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INTRODUCCIÓN

y medio ambiente. Tanto estos indicadores como Munilla referido a las condiciones de vida de los
el índice mismo se desarrollan a escala departa- inmigrantes en La Plata, de Almandoz sobre los
mental para la Argentina en 1980 y 1991. inmigrantes en Tandil, de Formiga que analiza los
Además de los trabajos a escala nacional, tam- asentamientos marginales en Bahía Blanca, de
bién se han desarrollado estudios sobre calidad de Capua, Ciminari, Kreiter y Torrens referido a un
vida, referidos a situaciones de regiones, provincias, sector de Neuquén, y el de Morina que analiza la
ciudades, áreas rurales o escalas más puntuales. expansión urbana en San Luis.
El grupo de investigación calidad de vida diri- Durante las V Jornadas de Argentinas de Estu-
gido por Leopoldo Halperín ha producido una serie dios de Población (AEPA, Luján, 1999) se organi-
de trabajos referidos a la ciudad de Mar del Plata. zó, por primera vez, una sesión sobre calidad de
De su producción debemos destacar el trabajo sobre vida en ciudades intermedias. Allí se selecciona-
condiciones de vida (Halperín, 1994). También exis- ron trabajos referidos a las ciudades de Mendoza
ten otros núcleos interdisciplinarios que trabajaron (Trifiró), Tucumán (Caillou), Santa Rosa (Dillon y
en temas de calidad de vida urbana, particularmente Cossio), Mar del Plata (Lucero y Riviere; Sagua y
el Centro de Investigaciones Ambientales (CIAM). Navarro) y Tandil (García y Velázquez; Torcida,
En el marco del Centro de Investigaciones Geo- Marinelli y Cepeda).
gráficas de la UNICEN (CIG) hemos coordinado En ocasión del V Seminario Latinoamericano
un Atlas sobre Tandil, cuyo último capítulo hace de Calidad de Vida Urbana (Chillán, 2000) se pre-
un análisis de la calidad de vida de la población, sentaron trabajos referidos a Morón (Perez), Ense-
utilizando un índice desagregado por radios censa- nada (Ducha), Mendoza (Gudiño, Mustoni, López
les (Velázquez, Lan y Nogar, 1998). y D´Inca), Potrerillos (Villegas) Rawson, Viedma,
Más recientemente, en la UNMDP, el Grupo de Perico, Villa Angela y Chascomús (Vidal
Estudios Sobre Población y Territorio (GESPyT) ha Koppman), Campana (Carballo y Simeone), Luján
coordinado un estudio sobre la geografía marpla- (Da Costa, Tancredi y Tuis), Río Cuarto
tense, en el que se analizaron las condiciones de vida (Degiovanni, Villegas y Doffo) y Tandil (García;
de la población por fracciones y radios censales para Cepeda y Marinelli; Torcida, et al.; Marinelli, et
1991. (Velázquez, Lucero, Mantobani, 2004). al.; Lan, et al.).
Otro núcleo interdisciplinario que trabajó en Cuando tuvieron lugar las VI Jornadas de AEPA
este tema en el marco de la UBA está dirigido (Neuquén 2001) en la sesión Calidad de vida Ur-
por Javier Lindenboin. El proyecto desarrollado bana y SIG: Dimensiones socioeconómicas y am-
fue “Calidad de vida en la ciudad futura: Merca- bientales para su análisis, se presentaron contribu-
do y políticas públicas en el Aglomerado Urba- ciones sobre Mortalidad infantil (Trifiró), Argenti-
no de Buenos Aires”. na (Velázquez), Diferenciación socioespacial urba-
En el IV Seminario Latinoamericano de cali- na (Formiga) y perfiles socio-habitacionales
dad de vida urbana (Tandil, 1998) se han presen- (Sagua, Aguirre y Lucero).
tado trabajos sobre diferentes ciudades argentinas. Durante el IV Seminario Internacional de Es-
Podemos mencionar el trabajo de Lembo, referido tudios Urbanos. (Tandil, 2003). Se presentaron,
al este mendocino, el de Marenco y Pascale sobre entre otras, contribuciones sobre Bahía Blanca
el centro de Bahía Blanca, el de Colantuono y Vi- (Visciarelli), Mar del Plata (Juárez y Mantobani;
ves, que analiza la gestión pública en Neuquén, el Riviere), Río Gallegos (Cáceres), Zárate y Campa-
de Carballo sobre nuevas urbanizaciones en Cam- na (Pereyra y Soria) y Tandil (Cepeda y Velázquez).
pana, el de Soria referido a José C. Paz y el de En el transcurso de las VII Jornadas de AEPA
Cossio y Dillon que se ocupa de las viviendas pla- (Tafí del Valle, 2003), más específicamente en la
nificadas en Santa Rosa. sesión Población y Calidad de Vida en la Argen-
En un libro publicado posteriormente (Veláz- tina. SIG y escalas de análisis, se presentaron
quez, García, 1999), hemos incluido los aportes de aportes referidos a Argentina (Toñon, Aguirre y

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3. ESTUDIOS SOBRE GEOGRAFÍA Y CALIDAD DE VIDA

De la Vega), Buenos Aires (Gómez Lende), Hábitat de), elaboración de índices de calidad de vida en
(Abba, Collado, La Borda y Garnica), aplicaciones Tandil y Bahia Blanca (Formiga y García), en el Area
con SIG (Madariaga) y, considerando especialmente metropolitana del GBA (Gómez Lende), en la fron-
dimensiones de la calidad de vida, hubo aportes tera argentino-paraguaya (Fantin y Meichtry), en
sobre problemas ambientales (Ferrari y Madaria- Mar del Plata (Riviere, et al.), vulnerabilidad en
ga, H), salud (Madariaga, T), vivienda (Rojas) y Chaco (Foschiatti) y, específicamente sobre la di-
sobre patrimonio cultural urbano y calidad de vida mensión salud, los trabajos sobre mortalidad adul-
(Salim Grau). ta (Trifiró) y mortalidad infantil (Vega y Torcida).
En ocasión del I Seminario Argentino de En síntesis, consideramos que los estudios so-
Geografía Cuantitativa, (GEPAMA-FADU- bre geografía y calidad de vida en la argentina se
UBA, Buenos Aires 2004), hubo trabajos sobre han instalando en forma progresiva en nuestra co-
los casos de San Juan (Cattapan) y Mendoza (Pé- munidad científica, ya no solo desde la misma geo-
rez), problemáticas de género (Chubarovsky et grafía, sino también desde la sociología, la demo-
al), calidad ambiental (García) y análisis grafía, la estadística, la informática, la antropolo-
multivariado (Cepeda et al.). gía, la economía y la arquitectura, entre otras dis-
Finalmente, en el Segundo Seminario Interna- ciplinas. Durante estos años hemos tenido el gus-
cional sobre Población y Sociedad (SEPOSAL, Sal- to de compartir diversos ámbitos académicos in-
ta, 2005) se organizó una sesión específica sobre terdisciplinarios, en donde la interrelación ha con-
Población, sociedad y calidad de vida que reunió tribuido a mejorar paulatinamente los resultados
contribuciones sobre: contexto socio-económico obtenidos. También vemos, con satisfacción como
(Morina, Goldwaser y Gejo), interpretación de indi- algunos gobiernos municipales han comprendido
cadores de hábitat en el Censo 2001 (Garnica), la necesidad de implementar este tipo de
ponderación de variables para el estudio de cali- monitoreos para mejorar la gestión y, por ende, el
dad de vida (Marinelli, Cepeda y Gómez Len- bienestar de la población.

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INTRODUCCIÓN

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33 25/09/2007, 0:29
II
EL PROCESO DE DIFERENCIACIÓN SOCIOESPACIAL
EN LA ARGENTINA

4. Etapas de modernización y diferenciación socio-territorial en la Argentina ...... 37


5. Evolución y características de la población argentina ......................................... 75
6. Relación entre dinámica demográfica y económica (1947-2001) ..................... 115
7. Cambios en el sistema urbano ........................................................................... 143

Geografía y bienestar_24 de setiembre de 2007.PMD


35 25/09/2007, 0:29
INTRODUCCIÓN

36

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36 25/09/2007, 0:29
3. ESTUDIOS SOBRE GEOGRAFÍA Y CALIDAD DE VIDA

4. ETAPAS DE MODERNIZACIÓN Y DIFERENCIACIÓN


SOCIOTERRITORIAL EN LA ARGENTINA

SEBASTIÁN GÓMEZ LENDE


GUILLERMO VELÁZQUEZ

Como señalamos en un capítulo anterior, las vicio de lógicas foráneas de raigambre mercantil y
actuales condiciones de vida de la población ar- con naturaleza frecuentemente extractiva.
gentina resultan, en gran medida, producto de la Es justamente la eclosión de esa racionalidad
particular forma de acomodamiento de los grupos perversa el proceso que pretendemos estudiar, plas-
hegemónicos locales que, a través de diferentes eta- mada en la denominada “Etapa Altoperuana” vin-
pas de la historia económica y social, han logrado culada con la conquista europea, la llegada de las
imponer gran parte de sus propios intereses al resto primeras lógicas extractivas, el reinado del mer-
de la sociedad en función de modelos de desarrollo, cantilismo del Viejo Mundo como variable motora
generalmente liderados desde países centrales. y la explotación de metales preciosos en el Nuevo
Para mostrar las principales características de este Mundo en tanto variable dominante.
proceso resulta útil emprender una periodización para La “Argentina Criolla” constituye la segunda
la sociedad y el territorio argentinos en su conjunto, modernidad o período histórico a explicar, estruc-
describiendo, analizando e interpretando su proceso turado sobre la base de la primera Revolución In-
de formación socioespacial, que se extiende desde la dustrial europea y cimentado en el contexto nacio-
fase preexistente a la conquista europea hasta nues- nal sobre la independencia formal argentina, la he-
tros días. Revelaremos, pues, los numerosos comien- gemonía ganadera y la formación de la clase terra-
zos y finales de modernizaciones plurales y hetero- teniente, procesos que sentarían las bases estructu-
géneas, sucesivas y coexistentes, plagadas de ruptu- rales para el desenvolvimiento de la siguiente fase.
ras, pero también de continuidades. En efecto, el “Modelo Agroexportador” se de-
Este capítulo no pretende ser enciclopédico, pero sarrollaría sobre buena parte de las condiciones ma-
sí exhaustivo, impulsado por una relación dialéctica teriales e inmateriales cristalizadas durante el pe-
entre espacio y tiempo, lo antiguo y lo moderno, las ríodo anterior, reconociendo como vectores claves
variables motoras y sus correlatos dominantes, el la segunda Revolución Industrial, las migraciones
mercado y los poderes públicos, las clases domi- internacionales, la hegemonía británica, la integra-
nantes internas, los capitales hegemónicos externos ción nacional, la renovación de la materialidad del
y las vastas mayorías de actores sociales subyuga- territorio y la producción de cereales, carnes y la-
dos por esas parcelas societarias. No nos preocupa nas en el orden externo e interno, respectivamente.
establecer límites tajantes entre un período y otro, La crisis de 1929 se constituiría en una ruptura
pero sí revelar adecuadamente la naturaleza de las de la acumulación capitalista a escala mundial que
épocas y los marcos históricos correspondientes. implicaría el incipiente surgimiento y el posterior
Partimos del supuesto básico que establece que, apogeo de un proceso de industrialización domés-
desde su génesis hasta nuestros días, la sociedad y tica sustitutiva de importaciones en los países la-
el territorio argentinos se han estructurado al com- tinoamericanos y, especialmente, en la Argenti-
pás de las demandas del mercado mundial, exis- na. Sustentado en las regulaciones estatales, el
tiendo, desarrollándose y modernizándose al ser- crecimiento industrial y las migraciones internas,

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ese modelo de modernización sería primero re- ellas se hallaban unificadas por la estructuración
sistido por las clases dominantes, para luego de una relación similar o común con su territorio.
alumbrar un subperíodo de genuina prosperidad En otros términos, su vinculación con la natu-
para la sociedad en su conjunto, el cual sería se- raleza era análoga, aun cuando la valoración cultu-
guido por la consolidación de la supremacía nor- ral de sus fuerzas y elementos fuera étnica y cultu-
teamericana y la reestructuración de la industria ralmente diferente. Las civilizaciones americanas
doméstica al compás de la penetración de los preexistentes a la llegada de las expediciones eu-
capitales transnacionales. ropeas no conocían diversos objetos técnicos, la
El desmoronamiento de esa modernidad en circulación monetaria o la división del trabajo. Esta
tanto modo hegemónico de existencia de la so- última, cuando existía, se reducía desde el punto
ciedad, la economía y el territorio dejaría paso de vista estrictamente social a débiles especializa-
luego a la era de la “modernización excluyente” ciones funcionales asociadas con criterios esencial-
que –plasmada en la multiplicación de las des- mente fisiológicos y fuertemente restringidas por
igualdades preexistentes y la eclosión de nuevas las dádivas de la naturaleza. El trabajo era asigna-
fragmentaciones– se extendería hasta nuestros do en distintas fracciones del territorio en virtud
días, revelando rupturas entrelazadas por una im- de su dependencia con el entorno inmediato.
placable coherencia funcional. Las diversas etnias aborígenes americanas dei-
ficaban y mitificaban los elementos y fuerzas na-
turales, merced a sistemas de reciprocidad media-
4.1. La conquista europea y las primeras ra- dos por intercambios no monetarios y desarrollo
cionalidades mercantiles: la etapa altoperua- técnico relativamente escaso de la base material de
na (siglos XVI-XVIII) existencia. Las manifestaciones de la técnica –acue-
ductos de irrigación, terrazas agrícolas, cisternas,
Cuando los conquistadores europeos se apro- crianza y domesticación de animales, etc.– en tanto
piaron de América, no desarrollaron dicho proce- explícitas objetivaciones concretas de la lucha por
so sobre un espacio “vacío”.1 En efecto, los inva- la supervivencia desarrollada por las culturas nati-
sores debieron arrasar con las poblaciones, cultu- vas edificaban las bases de sustentación de una rela-
ras y técnicas nativas para preparar a los territo- ción mítica y religiosa entre hombre y naturaleza.2
rios americanos para el ejercicio de una nueva Los tiempos naturales y los sociales constituían
función productiva ligada a la razón instrumental en este contexto una unidad armónica y coherente.
del comercio mundial y una embrionaria división Despojado de las racionalidades del cálculo y del
internacional del trabajo. lucro, la esencia del modo de existencia de las so-
No pretendemos aquí revelar un exhaustivo in- ciedades y territorios nativos preexistentes a la lle-
ventario de las diversas culturas y técnicas desa- gada de los conquistadores europeos era un orden
rrolladas por cada una las civilizaciones origina- vital perpetuado durante siglos y milenios, anima-
rias del actual territorio nacional, dado que todas do por el afán de la supervivencia.

1. No existe, de hecho, ningún espacio vacío. Esa errónea noción es tributaria de perspectivas positivistas que consideran al
espacio como un simple continente sobre el que se asientan civilizaciones, objetos, técnicas, fuerzas naturales, etc.
2. En el caso de los nativos que poblaban distintas parcelas del altiplano –en los territorios correspondientes a lo que luego serían
buena parte de los países de Perú y Bolivia, el norte de Chile y el noroeste argentino (esto es, la civilización inca)– la comple-
jidad de su organización social y productiva era tal que ningún otro sistema técnico ha logrado desde entonces alimentar a tanta
población sin degradar los correspondientes recursos «naturales», merced al empleo de primitivos pero eficaces sistemas de
ingeniería de riego, que aglutinaban una simple pero profusa trama de acueductos, terrazas y cisternas cuya finalidad era
favorecer la expansión agrícola y, de este modo, asegurar la base fundamental de la supervivencia de esas etnias precolombinas.

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Esa multiplicidad de sistemas técnicos se des- espacios derivados productivos y racionales con res-
moronó frente a una apabullante modernidad eu- pecto a los designios de la modernidad europea y la
ropea que, con sus instrumentos de trabajo y sus totalidad de las nacientes economías coloniales lati-
ambiciones de poder y riquezas, destruyó las bases noamericanas –entre ellas, parte del actual territorio
de sustentación de esas racionalidades pretéritas, argentino– se estructuraron en torno a estos centros
imponiendo un orden social agresivo respecto de de explotación de riquezas minerales, transformán-
la naturaleza y las etnias preexistentes. En poco dose en una simple constelación de satélites de una
menos de dos siglos, el equilibrio pergeñado y sos- incipiente división territorial del trabajo.
tenido durante milenios se esfumó. Interdependen- En este contexto, el complejo “trabajo-dieta-
cias funcionales establecidas entre la conquista eu- epidemia” (Mellafe, 1964), los cruentos enfrenta-
ropea, las racionalidades foráneas en la explota- mientos derivados de la penetración española y la
ción de recursos y la propagación de enfermeda- consecuente fundación de ciudades, poblados y al-
des desconocidas a las que los nativos fueron par- deas, diezmaron rápidamente a las poblaciones na-
ticularmente vulnerables precipitó el final de la tivas. Las epidemias –viruela, tétanos, enfermeda-
existencia de buena proporción de los habitantes des pulmonares, intestinales y venéreas, tracoma,
originales.3 Los usos impuestos por aquellos a sus tifus, lepra, fiebre amarilla, tuberculosis, escorbu-
propios territorios fueron reemplazados por una to– arrasaron con aquellas, las cuales carecían de
racionalidad ciega, extractiva y voraz inexorable- defensas biológicas con respecto a las nuevas en-
mente ligada a la valorización de las riquezas mi- fermedades trasmitidas por los invasores.5 Los cam-
nerales sospechadas, conocidas y explotadas. bios en la dieta y la imposición del trabajo servil
Esos minerales preciosos –oro y plata– asegu- mediante la encomienda, la mita y el yanaconazgo
rarían la reproducción de un comercio internacio- constituyeron asimismo una trama funcional e in-
nal en etapa de mundialización y prolongarían du- terdependiente que coadyuvó a la elevada mortali-
rante los siguientes doscientos años la hegemonía dad indígena, asociada también con la ruptura de
de los países ibéricos que –conforme a la doctrina lazos familiares y los traslados masivos de pobla-
mercantilista de la época– pretendían apoderarse ción hacia las áreas de explotación minera.6
de la totalidad de las riquezas conocidas. Bajo el Pese a sus abundantes riquezas, la explotación
supuesto ideológico creacionista se negaba la po- de las minas americanas era productiva sólo por-
sibilidad, siquiera remota, de reproducción de los que la fuerza de trabajo nativa era “remunerada” muy
excedentes y, por ende, se aseveraba que las tie- por debajo de sus costos de reproducción. Como las
rras, los bienes, el comercio y la riqueza sólo po- condiciones de trabajo eran frecuentemente inhu-
dían ser apropiados y acumulados, pero no podían manas, las minas de plata de América del Sur han
ser producidos y recreados a voluntad.4 generado millones de muertos (Kriedte, 1982: 61),
Los actuales territorios de Bolivia, Brasil, siendo la fuerza de trabajo nativa el combustible
México, Chile y Perú se tornaron rápidamente central de la economía colonial (Ribeiro, 1969).

3. Como se muestra en el capítulo de población de este libro, se calcula que a la llegada de los españoles había en el actual territorio
argentino alrededor de 2 millones de nativos. En virtud del proceso de exterminio, cien años más tarde no llegarían a 300.000.
4. De hecho, existía –según la cosmovisión mercantilista de la época– una cantidad fija de bienes, tierras, comercio y riqueza en el
mundo, y el poder de los Estados monárquicos absolutistas europeos dependía en buen grado de la proporción de riquezas existen-
tes en el mundo apropiada y concentrada. El poder de los Estados condicionaba la capacidad de éstos con respecto a la apropiación
de excedentes y, asimismo, la concentración de aquellos permitía la supervivencia y hegemonía de las monarquías europeas.
5. Según Ribeiro (1969), más de la mitad de la población prehispánica americana murió merced al contagio de enfermedades y
epidemias, luego del primer contacto con hombres blancos.
6. En efecto, la historia de la América española proporciona numerosos ejemplos de migraciones compulsivas de importantes
masas de aborígenes devenidas en fuerza de trabajo esclava y servil hacia los yacimientos mineros (Bagú, 1949). Las minas de
plata, mercurio y azogue exigían vastos desplazamientos de población y desarticulaban las unidades agrícolas comunitarias.

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En efecto, el descubrimiento y explotación de durante el denominado “ciclo de la plata”. En


vastas riquezas argentíferas en el Cerro de Potosí 1573, a poco menos de tres décadas de su funda-
(Bolivia) procrearon una embrionaria red urbana y ción, Potosí contaba con más de 120.000 habitan-
fugaz división territorial del trabajo. En el caso ar- tes, es decir, una población equivalente a la de
gentino, estos vectores de modernidad se objetiva- Londres y superior a la de Sevilla, Madrid, Roma
ron tempranamente, en virtud del descubrimiento o París. Casi un siglo más tarde, la población de
y comienzo de la explotación efectiva de los yaci- la capital del Virreinato era diez veces superior a
mientos del Cerro de Potosí entre 1545 y 1558, fe- la de la ciudad norteamericana de Boston y se
nómeno que propiciaría su eclosión como Villa constituía en un centro de los intercambios do-
Imperial, y con ella, la fundación del Virreinato del mésticos. Punto clave de intermediación entre las
Alto Perú. Se pergeñaba entonces una nueva orga- lógicas internas y las externas, esa ciudad minera
nización espacial fundada en la destrucción de los irradiaba la racionalidad hegemónica española
cultivos y sistemas de ingeniería nativos (Silveira, hacia el resto del Virreinato, impregnando con ella
2003: 15; Brailovsky y Foguelman, 1993: 26). a vastas fracciones de los actuales territorios de
Hacia mediados del siglo XVII, más del 95% Bolivia, Perú, Chile y Argentina.
de los productos “exportados” por las colonias Ese nuevo espacio de flujos erigido en torno
americanas hacia las metrópolis ibéricas correspon- de la economía potosina, imponía por un lado el
dían a metales preciosos, especialmente plata y oro. transporte de metales preciosos desde las minas del
Los ingresos en concepto de importaciones de me- altiplano hacia los puertos de embarque con salida
tales resultaron cuantiosos para España, en virtud al océano Pacífico y con destino al Viejo Conti-
de las enormes riquezas arrancadas a las principa- nente. Por otro lado, desde diversos puntos del
les minas americanas, especialmente al Cerro de Virreinato del Alto Perú se transportaban hacia la
Potosí, alrededor del cual gravitaban las economías Villa Imperial alimentos –carne seca, trigo, vinos,
coloniales pertenecientes al actual territorio argen- bebidas varias, etc.– y pertrechos –tracción ani-
tino. Elliot (1965) asevera que España recibió en- mal, fuerza de trabajo nativa, tejidos, etc.–, ase-
tre 1503 y 1660 dieciséis millones de kilogramos gurando la reproducción de la división interna del
de plata perteneciente a las minas de Potosí, mon- trabajo y permitiendo la supervivencia de las re-
to equivalente a casi el triple de las reservas de di- giones subsidiarias y complementarias de la di-
nero metálico de toda Europa. Los metales arreba- námica de acumulación del Virreinato del Alto
tados a los nuevos dominios coloniales estimula- Perú durante los siglos XVI y XVII.
ron el desarrollo económico europeo y hasta puede En efecto, a su alrededor giraban la economía
decirse que lo hicieron posible (Galeano, 1979: 34), colonial chilena, que le proporcionaba trigo, carne
pues sentaron las bases estructurales para la acu- seca, pieles y vinos; la ganadería y las artesanías
mulación primitiva del capital que luego motori- de Córdoba y Tucumán, que la abastecían de ani-
zaría la Revolución Industrial europea.7 males de tracción y tejidos; las minas de mercu-
Centro de gravedad del Virreinato del Alto Perú, rio de Huancavélica; y la zona de Arica, por don-
la Villa Imperial de Potosí creció vertiginosamente de se embarcaba la plata para Lima, partiendo

7. Cálculos de Mandel (1969) aseveran que la sumatoria lisa y llana de todo el oro y la plata extraídos de América hasta 1660,
complementada por otros elementos analíticos –las ganancias francesas del tráfico de esclavos y el saqueo británico de la India–,
supera con creces la totalidad del valor del capital neto invertido en todas las industrias europeas hacia principios del siglo XIX. La
naturaleza especulativa de los mercados de especias y metales preciosos impulsó, según Kriedte (1982: 60), la acumulación del
capital, pero, al mismo tiempo, lo mantuvo alejado de la esfera de la producción, contribuyendo así a preservar la coexistencia de
las relaciones de producción mercantilistas y feudales. Las cifras de E. Mandel (1969) omiten, asimismo, el contrabando británico
de oro y plata hacia China, las islas Filipinas y la propia España, los beneficios derivados de la minería metalífera desarrollada
desde 1660 en adelante y, claro está, los excedentes europeos asociados al intercambio comercial con las nuevas colonias. Esas
riquezas serían usufructuadas por la Bolsa de Ámsterdam, las flotas holandesas y las principales plazas mercantiles europeas.

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por el Puerto de El Callao con destino a los teso- la continuidad de la explotación de metales pre-
ros reales de las monarquías europeas. La circu- ciosos en el altiplano.
lación, lenta y tortuosa, vinculaba a los centros Las corrientes inmigratorias de penetración
mineros con un reducido espectro de diversas desarrolladas desde el Alto Perú hacia mediados
ciudades coloniales, ligadas a éstos por lazos ad- del siglo XVI habían introducido nuevos cultivos
ministrativos, comerciales, productivos y mili- –trigo, caña de azúcar, arroz, frutales, vid, algo-
tares de diversa importancia, mediante una tra- dón, tabaco– y ganado. Pese a la relativa proximi-
ma de flujos simple y unidireccional asociada dad con el altiplano, la producción de metales pre-
con las corrientes hispánicas de penetración, con- ciosos era poco importante y estaba destinada en
quista y fundación de los primeros embriones de su totalidad al mercado interno para la acuñación
vida urbana en el actual territorio argentino. de monedas. La hacienda en pie, en tanto medio de
En efecto, la Corriente del Oeste –luego de fun- circulación de la época, al igual que las carretas,
dar los primeros poblados chilenos– fundó las ciu- sebo, cuero y paños de algodón eran destinados
dades de Santiago del Estero en 1553, San Juan y como alimentos, pertrechos y bienes de consumo a
Mendoza en 1562 y San Luis en 1596, mientras la las minas de plata de Potosí. La pujante economía
Corriente del Alto Perú estableció hacia el noroes- minera del altiplano exigía alimentos, tejidos y
te y el centro mediterráneo del país las ciudades de animales de carga, y sólo una ínfima parte de la
Tucumán (1565), Córdoba (1573), Salta (1582), producción artesanal y agropecuaria era inter-
Jujuy (1591) y La Rioja (1591). Finalmente, la de- cambiada con otras ciudades coloniales del interior
nominada Corriente del Océano Atlántico –luego –especialmente Córdoba– a través del trueque.
de un breve paso por el Paraguay y la primera fun- Pujante y dinámico, nacido al servicio de la
dación de Buenos Aires en 1535– alumbró hacia el explotación de metales preciosos de Potosí, el
nordeste los poblados de Corrientes y Paraná noroeste argentino manifestaba rasgos eminen-
(1558), fundando también las aldeas de Santa Fe temente extractivos.
(1573) y –por segunda vez– Buenos Aires (1580). La ciudad de Córdoba, por su parte, se tornaba
Merced a la prosperidad potosina, el noroeste en el centro mediterráneo de la economía colonial.
y en menor grado el centro se erigían en las regio- No sólo albergaba una importante producción ar-
nes más dinámicas de la formación socioespacial. tesanal de manufacturas textiles, sino que por su
En efecto, durante ese período el noroeste argenti- jerarquía religiosa (obispado) y educativa (prime-
no –constituido por las actuales provincias de Ju- ra universidad argentina), se constituyó asimismo
juy, Salta, Catamarca, Tucumán y Santiago del en centro de producción de normas que regirían la
Estero– era el único rincón del actual territorio ar- vida de relaciones políticas y culturales.
gentino en el que primaban –gracias a sus ligazo- En Cuyo, el cultivo de vid, de frutales bajo rie-
nes con el centro dinámico de exportación– rela- go y la presencia de pastos secos y pasturas artifi-
ciones de intercambio estrictamente monetarias y ciales propiciaban el desarrollo de la ganadería bo-
mercantiles. Ese subespacio concentraba poco más vina, ovina y equina. Las ciudades de San Juan y
del 40% de la población total del actual territorio Mendoza despuntaban como pequeños centros ur-
argentino, conformada de modo casi excluyente por banos ligados a la producción de vinos, frutas y
aborígenes y mestizos. Más de un tercio de la po- aguardientes. En este contexto, la abundancia de
blación total del noroeste correspondía a fuerza de fuerza de trabajo nativa permitía el desarrollo de
trabajo nativa encomendada en haciendas y fincas un primitivo tráfico de esclavos.
españolas, donde se desarrollaban pequeñas explo- El escasamente poblado litoral8 desempeñaba
taciones ganaderas cuya única finalidad era garantizar actividades ganaderas de subsistencia poco

8. El Litoral contaba con escasos 50.000 habitantes, y sólo el 10% de su superficie había sido conquistada por las expediciones
hispánicas. No más del 10% o 15% de la población total habitaba la ciudad de Buenos Aires y otros poblados del Litoral. En pleno
siglo XVII, la población de la ciudad de Buenos Aires podía ser estimada en poco menos de 1000 habitantes (véase Ferrer, 1973: 44).

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significativas,9 mientras que la totalidad de las por- No obstante, otros factores participaron de
ciones meridionales del actual territorio nacional esa temprana formación urbana. La localización
sudamericano –actual Patagonia– no habían sido si- de los yacimientos de oro y plata, así como tam-
quiera exploradas por los conquistadores. En el es- bién la racionalidad dominante que los valori-
casamente conquistado nordeste, más de 150.000 zaba, descubría y explotaba en tanto mecanismos
nativos trabajaban en las misiones jesuíticas, aso- de expansión mercantilista, constituyeron una in-
ciadas a las plantaciones de yerba mate cuyo cultivo teracción de técnica y naturaleza que le impuso
permitía enviar ciertos excedentes al sur del Brasil y límites funcionales y estructurales a la eclosión
algunas porciones meridionales del Virreinato. de ciudades, aldeas y poblados.10 También las
En los hechos, el noroeste, el centro, Cuyo y el ciudades poseían la función de controlar los te-
Litoral constituyeron las únicas parcelas funciona- rritorios usurpados a las poblaciones nativas,
les que integraron durante casi trescientos años la tornándose entonces en sedes del poder políti-
realidad económica y social entonces vigente en el co y militar español. Gérmenes embrionarios
actual territorio argentino. de las posteriores configuraciones regionales,
La incipiente red urbana respondía a la forma- esos núcleos urbanos constituían la objetivación
ción y consolidación de una división territorial del material de las diversas fases intrínsecas al tra-
trabajo –poco compleja pero crucial– para el mer- zado de las rutas de colonización (Rofman y
cantilismo y el comercio mundial de la época, que Romero, 1997: 106).
procuraba permitir el ingreso continental de mer- Las ciudades se transformaban en instrumen-
cancías por vía oceánica y terrestre y también una tos de conquista, expansión y dominación. Con
temprana integración de las funciones de produc- todo, la configuración territorial y la dinámica
ción, circulación, administración y consumo. Con social del sistema urbano se revelaban efímeras
todo, la fundación y localización de las ciudades y fugaces. En este sentido, de las 29 ciudades
no revestía una naturaleza azarosa, sino que se fundadas en el siglo XVI, 5 sufrieron sucesivos
hallaba subordinada a un acervo de normas clara- y numerosos traslados y 15 desaparecieron (Ve-
mente estipulado en las “Leyes de Indias”, que lázquez, 2001: 25). En ninguna parcela del ac-
indicaban los factores a considerar en la elección tual territorio argentino los habitantes asentados
del sitio de emplazamiento, el diseño de la trama en núcleos urbanos representaban más del 10%
urbana en plano regular o tablero de ajedrez, el de la población total.
trazado de las rutas, la localización de las institu- Ese retrato de la sociedad y el territorio se trans-
ciones públicas y religiosas, la administración mu- formaría drásticamente hacia las postrimerías del
nicipal y el equipamiento intelectual (Silveira, siglo XVIII gracias a las nuevas posibilidades téc-
1999: 36; Silveira, 2003: 16). nicas y organizacionales del comercio a escala

9. La incipiente economía pecuaria litoraleña no lograba satisfacer siquiera ese escaso consumo interno, debiendo obtener de
otras ciudades coloniales, especialmente Córdoba, harinas y alimentos. También la lejanía con respecto a los puertos de expor-
tación obstaculizaba la modernización de esas actividades pecuarias. Pese al advenimiento de una embrionaria burguesía mer-
cantil que pujaba en pos del devenir de cierta expansión comercial y portuaria, la exclusión del Río de la Plata en tanto vía
legítima de intercambio comercial, en virtud del régimen monopolista español –que concentraba la circulación de la producción
minera americana en el Caribe–, ahogaba cualquier posibilidad de expansión de la demanda de cueros y carnes saladas. Las
escasas artesanías desarrolladas en el Litoral mostraban una modernidad mucho más lenta, pasiva y letárgica que aquella desa-
rrollada en el noroeste y centro del país.
10. «Las Leyes de Indias tenían normas muy rigurosas que establecían la forma de las calles, su diseño en tablero de ajedrez, la
distribución de funciones de las distintas actividades, de los edificios públicos y religiosos, etc. En Potosí no hubo nada de eso.
La ciudad nació como un campamento minero, construido por gente de paso que esperaba hacer fortuna en un par de años y
después irse cuando se agotaran las vetas. Pero el metal tardó dos siglos en comenzar a escasear y en ese tiempo se hizo un
asentamiento de formas tan confusas como las grandes ciudades actuales». (Brailovsky, Foguelman, 1993, p. 46).

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mundial, la decadencia económica y política his- 4.2. Independencia formal, hegemonía ga-
pánica, la consagración de Gran Bretaña como nue- nadera y formación de la clase terratenien-
va potencia del naciente capitalismo industrial y el te: la “Argentina criolla” (1776-1860)
fin de la minería en tanto única especialización pro-
ductiva de vocación netamente exportadora. La con- En Europa, la era del mercantilismo enfrenta-
solidación de Inglaterra como potencia había im- ba su decadencia, propiciando el declive de la he-
puesto una nueva racionalidad comercial, fundada gemonía ibérica. El capitalismo industrial comen-
ya no en el mercantilismo sino en el liberalismo, la zaba su reinado y el Imperio británico desplegaba
industria y el comercio. su poderío. En este contexto, la industria europea
El Virreinato del Alto Perú se constituiría en –variable motora de la época– despuntaba como
un excelente mercado para la expansión de las po- un vector externo fundamental en cuanto a la es-
tencias europeas en ascenso. Simultáneamente, el tructuración y reproducción de la configuración
Imperio Ibérico se desmoronaba, merced a las gue- territorial y la dinámica social de los espacios de-
rras, la inflación, el agotamiento del tesoro real, el rivados americanos –especialmente en Argentina,
endeudamiento financiero, la improductividad agrí- Uruguay y el Brasil–. Estos se tornarían tributa-
cola y el colapso comercial. rios en esta fase de la expansión colonial y manu-
La posterior extenuación y agotamiento de facturera inglesa pero sin penetrar directamente
las minas de plata de Potosí asestaron el golpe aún en la trama de relaciones inherente a la diná-
de gracia a la moribunda hegemonía española. mica interna de acumulación del capital de la nue-
La economía potosina languidecía merced a la va potencia hegemónica.
extinción de la fuerza de trabajo nativa y la es- Fuera de las fronteras del nuevo imperio, el
casez de riquezas minerales. Por otra parte, el tráfico de esclavos y el trabajo desarrollado por
puerto de Buenos Aires se mostraba estratégico éstos en las plantaciones tropicales coloniales de
para los nuevos circuitos mercantiles, implican- América y África –que asegurarían durante lar-
do el surgimiento de un embrionario contraban- gos años un cuantioso flujo de excedentes desti-
do que se cristalizaría durante varias décadas, nado a financiar la expansión industrial– deman-
transformando a esa pequeña aldea en una ciu- daban alimentos de los nuevos países periféricos,
dad portuaria de importante movimiento comer- nacidos primero al servicio del mercantilismo
cial que coordinaba los flujos ilegales de expor- monopolista español y desarrollados luego a los
tación de plata y la importación de manufactu- pies del capitalismo industrial inglés.
ras holandesas e inglesas (Silveira, 2003: 19). En Argentina, la sociedad y el territorio se trans-
La paulatina decadencia de la economía po- formaron significativamente para responder con
tosina y la consolidación de nuevos intereses li- rapidez y eficacia a las exigencias de la Revolu-
gados con el contrabando preexistente –vincula- ción Industrial europea y las ambiciones expansio-
dos además con nuevos productos exportables del nistas de Gran Bretaña, alumbrando una decidida
Litoral– desplazarían el centro de la sociedad, la vocación exportadora destinada a perpetuarse: la
economía y el territorio coloniales desde el no- ganadería, plasmada en la producción de cueros y
roeste hacia el litoral. Este proceso abriría paso carnes saladas. Vectores pretéritos tales como el
a la siguiente fase de modernización, asociada derrumbe de la hegemonía española, el contraban-
con la eclosión del Virreinato del Río de la Plata do por el puerto de Buenos Aires, la decadencia
en 1776 con capital en Buenos Aires y a la for- económica y política del Virreinato del Río de Pla-
mulación del Reglamento de Libre Comercio en ta, la agonía de la economía potosina, el creciente
1778. El litoral ganadero experimentaría en ese contrabando británico y la posterior apertura legal del
contexto un importante apogeo merced a la de- puerto de Buenos Aires participaron de la génesis de
cadencia de las regiones del interior. un nuevo período que sentaría la bases estructurales
para la llegada de una modernidad europeizada

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II. EL PROCESO DE DIFERENCIACIÓN SOCIOESPACIAL EN LA ARGENTINA

cuyos contenidos se objetivarían en el Litoral y, tanto del fin de esta etapa como del principio de la
fundamentalmente, en la ciudad de Buenos Aires, des- siguiente: principalmente la concentración de la po-
de entonces centro de gravedad de la sociedad, la eco- blación, de las inversiones y de la infraestructura
nomía y el territorio, e intermediaria entre el país en en Buenos Aires y la región pampeana y el precoz
su conjunto y las estructuras del mercado mundial. proceso de urbanización de la Argentina.
Treinta y cuatro años luego de la creación del Las guerras de independencia aceleraron esa
Virreinato del Río de la Plata, la liberación del yugo metamorfosis y fueron funcionales a los intereses
español y la consecuente independencia formal per- ingleses.13 Frente a la caída del régimen monopo-
geñarían en el seno de la embrionaria Confedera- lista español, el contrabando cesó y fue reempla-
ción de Provincias11 una nueva división interna del zado por la ideología del libre comercio, plasmado
trabajo que implicaría cierta prosperidad para el Li- en el intercambio de materias primas y alimentos
toral sembrando, en contrapartida, decadencia y de- por artículos manufacturados. Merced a la inde-
vastación para las economías del interior del país. pendencia formal de las colonias americanas, esos
La hegemonía comercial y portuaria de Bue- espacios derivados se tornaron fuentes fundamen-
nos Aires, la comunidad de intereses de las oligar- tales del proceso de expansión comercial y finan-
quías porteñas con los capitales británicos, las su- ciera del Imperio británico. En otras palabras, una
cesivas campañas de expansión territorial contra vez fracasada la conquista militar, se la sustituyó
los nativos, la consecuente expansión de la fronte- por la penetración económica (Brailovsky y Fo-
ra ganadera, la sistemática concentración de la pro- guelman, 1993: 106).
piedad en manos de un puñado de terratenientes, En el Litoral, escasamente poblado y tími-
militares y comerciantes, la imposición de meca- damente conquistado, ya se habían desarrollado
nismos serviles y coactivos para garantizar el des- durante el transcurso del siglo XVII precarios
empeño de la fuerza de trabajo rural, la producción sistemas de ingeniería de raigambre agrícola y,
de cueros, tasajo y sebo, los conflictos desatados por fundamentalmente, ganadera. Esa producción
la expansión de las racionalidades liberales británi- agropecuaria en pequeña escala, derivada de la
cas y los relictos de las racionalidades monopólicas introducción de las primeras cabezas de ganado
ibéricas y las guerras civiles libradas entre la pro- por parte de los conquistadores españoles, se
vincia de Buenos Aires y el interior del país consti- plasmaba en incipientes explotaciones sustenta-
tuyeron –sin lugar a dudas– las variables dominan- das por la propiedad de reducidas extensiones
tes por excelencia del nuevo período histórico. de tierras y el primitivo desarrollo de las tareas
El particular proceso de apropiación de la tie- agropecuarias por parte de la fuerza de trabajo
rra en muy pocas manos12 (principalmente gran- nativa. Esa economía pecuaria, débil y poco
des ganaderos y altos oficiales del ejército) será modernizada no lograba satisfacer siquiera el
fundamental para explicar temas característicos escaso consumo interno.

11. En ese contexto, cada provincia era autónoma comercialmente, es decir, poseía una política aduanera propia. La unificación
del Estado-Nación tal como lo conocemos hoy recién se produciría durante la segunda mitad del siglo XIX.
12. Para más detalles sobre el proceso de concentración de tierras durante esta etapa recomendamos el trabajo de Oddone, 1975.
13. El Virreinato del Río de la Plata se desmembró en los Estados de Paraguay, Argentina, Banda Oriental y Alto Perú. Hacia
1750, las exportaciones realizadas desde el puerto de Buenos Aires se hallaban constituidas en un 80% por la plata y otros
metales preciosos arrancados de las minas del Alto Perú. El 20% restante se derivaba de «productos de la tierra», de los cuales
buena parte correspondía a bienes de raigambre fundamentalmente agropecuaria, especialmente cueros obtenidos de la inci-
piente caza del ganado cimarrón. Cuando, gracias al desmembramiento del Virreinato, Buenos Aires perdió el control sobre
Potosí y, por ende, sobre la comercialización de la plata, sus exportaciones se desplomaron repentinamente. Ese acontecer,
despojando a Buenos Aires de sus fuentes de riqueza de origen mineral, la obligó a generar las condiciones materiales e inma-
teriales básicas para el advenimiento de una nueva división territorial del trabajo, sustentada en la ganadería. Por otra parte, la
independencia del Alto Perú implicó el cese del flujo monetario hacia Buenos Aires. Las ciudades del interior adyacentes a esa

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4. ETAPAS DE MODERNIZACIÓN Y DIFERENCIACIÓN SOCIOTERRITORIAL EN LA ARGENTINA

Hacia finales del siglo XVIII, las explotacio- importación de carne salada o tasajo,16 y el descu-
nes ganaderas del Litoral languidecían en virtud brimiento en 1816 de una innovación técnica que –
de las dificultades para el reclutamiento de fuerza sobre la base de arsénico– permitía la conservación
de trabajo aborigen y las escasas oportunidades de indefinida de los cueros constituyeron vectores fun-
expansión productiva, obstaculizadas por la presen- damentales de ese proceso de modernización.
cia todavía dominante de las sociedades nativas en Las exportaciones de cueros –que durante la se-
los subespacios correspondientes a la campaña que gunda mitad del siglo XVII apenas mostraban un pro-
rodeaba a la ciudad de Buenos Aires. La precaria medio de 20.000 unidades anuales– superaban en las
formación urbana, las limitadas técnicas de crian- postrimerías del siglo XVIII el millón. Hacia 1850,
za y expansión ganadera14 y la escasa demanda res- ese promedio se elevaría a 2.500.000, ostentando una
tringían a las vaquerías a un comercio sistemático expansión simultánea a la diversificación de la eco-
y moderado de carnes, cueros, grasa y pezuñas. nomía ganadera de exportación, ligada también al ta-
La utilización de la res, precaria y primitiva, sajo, al sebo y, en menor medida, a la lana (véase
sólo permitía la producción de carnes para el es- Ferrer, 1973: 58). El cuero, el tasajo y el sebo repre-
trecho mercado interno y la limitada exportación sentaban el 60%, el 30% y el 10% de las exportacio-
de cueros y sebo. La avasallante demanda de cue- nes, respectivamente. Las estancias –lugar de crianza
ros y carnes saladas del Reino Unido para sus del ganado– y los saladeros –lugar de faena y prepa-
colonias transformó drásticamente ese retrato de ración de cueros y carnes para exportación– (Silvei-
la sociedad y el territorio argentinos y puso fin a ra, 1999: 41) comenzaron a poblar la provincia de
la libertad de captura del ganado. Por primera Buenos Aires y, en menor medida, las de Corrientes,
vez en la historia del país en su conjunto, los Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos y San Luis.
“territorios inútiles” de la pampa eran suscepti- La crianza de la hacienda en rodeo, la intro-
bles de una explotación lucrativa en escala apre- ducción de los primeros reproductores importados,
ciable (Ferrer, 1973: 58). la crianza del ganado complementada con el abas-
La independencia acicateó la expansión de las tecimiento de sal, la comunidad de intereses entre
explotaciones ganaderas y, específicamente, el co- la oligarquía comercial porteña y la burguesía te-
mercio sistemático de cueros y carnes saladas, me- rrateniente bonaerense, la reinversión de las utili-
diado por la apropiación privada de vastas exten- dades en las estancias, la difusión del alambrado –
siones de tierras, especialmente en la provincia de que permitió consolidar los derechos jurídicos de
Buenos Aires. La caza del ganado cimarrón fue pro- propiedad, garantizar un uso más racional de la tie-
gresivamente sustituida por la crianza de ganado rra y elevar los niveles de rentabilidad ganadera
bovino y ovino en haciendas o estancias.15 debido a la reducción significativa del empleo de
La apertura de los mercados coloniales del Bra- fuerza de trabajo– y la explícita cooperación del
sil, los Estados Unidos, las Antillas y África a la Estado se tornaron mecanismos fundamentales de

ruta quedaron totalmente desprovistas de una función valorizada o jerarquizada en ese contexto. Podríamos situar aquí, tal vez,
la génesis de la decadencia del noroeste frente al Litoral, coadyuvada luego por las guerras civiles, el régimen de librecambio y
el drenaje de las reservas monetarias ejercido implacablemente por el comercio europeo.
14. En rigor de verdad, el ganado cimarrón no era criado, sino cazado. Las vaquerías devenían, pues, en enormes extensiones de
tierras para la hacienda, en las que los «gauchos» de la época abatían y faenaban libremente el ganado a campo abierto. A partir de
la liberalización del puerto de Buenos Aires, el otorgamiento de permisos para vaquear fue complementado por el respeto de una
única norma: la entrega de los cueros correspondientes al dueño del campo, luego del degüello in situ.
15. El ganado cimarrón se extinguió paulatinamente, quedando sólo aquellos que se criaban a campo abierto y en grandes estancias.
Hacia 1700 había en la pampa húmeda unos 48 millones de cabezas de ganado. En 1800 sólo quedaban 6 millones y medio de
cabezas (Brailovsky y Foguelman, 1993: 59).
16. A diferencia de lo que ocurriría durante el transcurso del «modelo agroexportador», las exportaciones de carnes argentinas no
se dirigían al mercado interno inglés, sino que abastecían de alimentos a los esclavos de las colonias de esa potencia hegemónica.

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II. EL PROCESO DE DIFERENCIACIÓN SOCIOESPACIAL EN LA ARGENTINA

expansión de esa división territorial del trabajo. aglutinados en un único actor social– se revelaba
Con todo, la hegemonía ganadera y la forma- vía la aplicación de impuestos sobre el consumo
ción de la clase terrateniente argentina fueron fe- interno de carne y la sistemática depreciación del
nómenos concomitantes –verdaderos rasgos domi- papel moneda, que concentraba de ese modo bue-
nantes de la configuración territorial y de la diná- na parte del ingreso nacional en los comerciantes y
mica social del país– y dependientes de las normas los propietarios de grandes latifundios.
formuladas y establecidas por los poderes públi- En este contexto, la existencia de vastos lati-
cos. Véanse por ejemplo las largas campañas mili- fundios ganaderos, la expansión de la frontera agro-
tares desarrolladas por el Estado bonaerense entre pecuaria mediante la lucha militar contra las so-
1830 y 1879 en pos de acelerar la expulsión y ex- ciedades nativas, la multiplicación incesante de
tinción de las sociedades nativas de las tierras co- innumerables estancias y saladeros, la creciente
diciadas por terratenientes y comerciantes criollos tecnificación de la crianza y faena del ganado, la
y extranjeros,17 permitiendo la supervivencia de la hegemonía de los terratenientes, comerciantes y
nueva división del trabajo, merced a la apropiación el propio Estado bonaerense, el predominio de una
privada territorial y la consolidación de los dere- notable vocación importadora de las técnicas, el
chos jurídicos de propiedad.18 consumo, la ideología y la cultura de origen euro-
La segunda función desarrollada por los sucesivos pea y la implementación de mecanismos estata-
gobiernos bonaerenses –no menos importante que la les de coacción y represión tendentes a volcar im-
anterior– apuntaba al reclutamiento coactivo de fuerza portantes contingentes de potencial fuerza de tra-
de trabajo para las estancias.19 Esa legislación preten- bajo rural hacia las actividades ganaderas defi-
día arraigar por la fuerza a los trabajadores en las es- nían a grandes rasgos el retrato de la sociedad y
tancias y al mismo tiempo perseguir a la fuerza de el territorio de la época.
trabajo potencial, es decir, al gaucho nómada. Me- Pero el apogeo del litoral ganadero sólo se-
diante la concentración del poder judicial y de policía ría posible en detrimento de la prosperidad de
rural en los jueces de paz locales, los terratenientes las regiones del interior, hundidas en la decaden-
empleaban el aparato represivo del Estado para tor- cia y el olvido. Librecambio y proteccionismo,
nar compulsivo el desempeño de la fuerza de trabajo apertura y monopolio desencadenaban una lucha
en haciendas y saladeros, so pena de encarcelamien- sin cuartel entre el advenimiento y consolidación
to o reclutamiento en los batallones de frontera.20 de racionalidades modernas y la perduración de
Finalmente, la comunidad de intereses entre la lógicas más tradicionales y obsoletas legadas por
clase gubernamental y los terratenientes –a menudo el período colonial.

17. M. Rodríguez, B. Rivadavia, J. M. de Rosas y J. A. Roca fueron los exponentes más significativos de las sistemáticas
campañas militares contra los nativos en pos de la apropiación y concentración en manos de la oligarquía terrateniente de la
época de vastas extensiones de tierras fértiles. Esas clases dominantes expandieron su hegemonía a partir de las enfiteusis del
nuevo sur ganadero bonaerense. El nivel de concentración de las tierras ganaderas ascendía a unas 30.000 hectáreas por propie-
tario (véase Ferrer, 1973: 65; Silveira, 1999: 42).
18. Esas campañas militares, asimismo, eran costeadas mediante la venta anticipada de las tierras a conquistar. El gobierno
bonaerense garantizaba de ese modo la seguridad de la propiedad privada a sus «contribuyentes» en la totalidad de las tierras
conquistadas y a conquistarse.
19. Durante la primera mitad del siglo XIX, la densidad demográfica de la provincia de Buenos Aires no superaba valores
situados en el orden de un habitante cada cien hectáreas. No existían migraciones significativas hacia el Litoral, de ahí que la
fuerza de trabajo raleara y fuera «necesario» constreñirla a desarrollar tareas productivas en los latifundios de la época.
20. Véase que, de uno u otro modo, todos los actores dominados eran llamados a cooperar funcionalmente en pos de la primacía
ganadera del Litoral, ora a través de relaciones cuasi capitalistas de trabajo bajo el yugo de los terratenientes, ora vía la expan-
sión de la frontera agropecuaria, desplazando a los aborígenes de las vastas extensiones fértiles correspondientes al Litoral en
general y, específicamente, de la provincia de Buenos Aires.

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4. ETAPAS DE MODERNIZACIÓN Y DIFERENCIACIÓN SOCIOTERRITORIAL EN LA ARGENTINA

Las crecientes desigualdades regionales y las exportaciones realizadas desde el puerto de Buenos
feroces guerras civiles desatadas durante la prime- Aires reconocía un origen ligado a las economías
ra mitad del siglo XIX reconocían una misma gé- del interior, correspondiendo el 85% remanente a la
nesis: la puja ideológica, comercial y militar per- producción bonaerense de cueros, tasajo, sebo y as-
geñada entre el librecambio de inspiración británi- tas. Esas exportaciones representaban el 20% de su
ca reinante en Buenos Aires y los relictos del pro- producto bruto interno, pero a través de los ingresos
teccionismo monopolista vigente en el interior y fiscales de la aduana del puerto obtenía del inter-
legado por el período colonial, luchas que se cris- cambio comercial el 90% de sus recursos.
talizaban en las recurrentes escaramuzas libradas Esos derechos de aduana –merced a los impor-
entre el interior del país y el puerto. tantes flujos de importación de manufacturas euro-
La modernidad europea se había instalado en peas y la emisión monetaria tendiente a incrementar
Buenos Aires y sus contenidos de raigambre urba- la plusvalía obtenida por los terratenientes– permi-
na y portuaria se transformaban en un verdadero tían una considerable expansión de la fuerza de tra-
enclave en el seno de un territorio que se moderni- bajo empleada en el comercio y el aparato estatal.
zaba mucho más lentamente (Bataillon, 1992: 735). La población del Litoral, que apenas ostentaba es-
Ya en 1821, esa ciudad –que otrora no había sido casos 50.000 habitantes durante el siglo XVII, ya se
más que una aldea de cuatrocientas casas– contaba había duplicado hacia 1800. En 1869, la población
con su propia infraestructura portuaria y las pri- del Litoral había crecido 17 veces con respecto a la
meras líneas de telégrafo, objetivando temprana- centuria anterior y el 60% esa expansión demográ-
mente las innovaciones técnicas de la época. fica correspondía a la ciudad y campaña de Buenos
En 1822, llegaría el primer banco británico – Aires. La población del Litoral era 1,9 veces supe-
que le permitiría administrar la moneda y dar cuenta rior a la del noroeste, 4 veces superior a la de Cuyo
de ciertos movimientos comerciales– y entre 1855 y 3,2 veces superior a la del centro del país.22
y 1868 se construiría el edificio de la Aduana En este contexto, la red urbana preexistente –
(1855), se instalarían los servicios de gas y electri- ligada al comercio con el Alto Perú– se debilitó
cidad (1856), comenzaría a funcionar el primer fe- merced a la hegemonía creciente del puerto de Bue-
rrocarril (1857) y llegaría el agua corriente (1868). nos Aires. La fundación del Virreinato del Río de
Incluso el desarrollo de las ciencias y las artes era la Plata primero y la independencia formal después
también de inspiración europea (Silveira, 1999: 42). bloquearon significativamente los intercambios con
La ciudad detentaba entonces el monopolio de el altiplano, coadyuvados además por el progresi-
la renta aduanera,21 de los bancos y de la emisión vo agotamiento de las minas de plata potosina. Con
monetaria, contando en 1850 con más de mil esta- todo, la eclosión de la ganadería generó un impac-
blecimientos manufactureros. Hasta poco antes de to ciertamente limitado en las provincias de Men-
la independencia formal, el 90% de las exportacio- doza, Santa Fe, Entre Ríos, Córdoba y Corrientes.23
nes provenían de las producciones artesanales del Sin embargo, los onerosos costos de transporte de la
interior del país. Desde 1810, sólo el 15% de las época y las fuertes ventajas del Litoral implicaron

21. La aduana del puerto de Buenos Aires aportaba a esa ciudad más del 90% de sus ingresos fiscales, que eran usurpados al
resto de las provincias.
22. El noroeste, pese a que triplicó su población entre 1800 y 1869, cayó en su participación sobre el total nacional desde el 43%
al 26%. La población total del interior del país se desplomó, en términos de participación relativa en el conjunto global, 20% en
poco menos de medio siglo. También el interior había sido excluido de la eclosión del proceso de urbanización, puesto que entre
el 75% y el 80% de su población era rural.
23. El caso de Corrientes era, sin embargo, peculiar y significativo. Los campos de algodón, los tabacales y los yerbatales,
así como también los incipientes astilleros navales, impidieron que sucumbiera totalmente al librecambio frenético que
devastaba al resto del país.

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II. EL PROCESO DE DIFERENCIACIÓN SOCIOESPACIAL EN LA ARGENTINA

que la producción ganadera del interior no fuera por productos textiles británicos, bebidas, tabaco,
exportada por el puerto de Buenos Aires. yerba mate y azúcar, amenazando la continuidad
Otros canales de comercialización estaban ve- de esas especializaciones productivas en aquellas
dados a las economías del interior, a excepción de provincias cuya estructura económica se hallaba
los países limítrofes,24 y sobre aquellas se descarga- ligada a tales manufacturas.
ban pesados derechos de tránsito fluvial usufructua- Los capitales británicos y su expansión manu-
dos por Buenos Aires. Cuando las producciones del facturera fueron vitales, pues, en la consolidación
interior arribaban a la ciudad de Buenos Aires, los de esas desigualdades regionales, revelando así la
elevados costos de transporte y los márgenes de co- primera fase de decadencia y estancamiento de las
mercialización de la burguesía mercantil del puerto economías del interior.26
–dominada por capitales británicos– reducían sus- Los mismos instrumentos que esas economías
tancialmente los ingresos reales recibidos por las emplearon para revertir su decadencia se volvieron
oligarquías de las provincias mediterráneas.25 contra ellas, acelerando su caída. Las sucesivas gue-
La yerba mate de Corrientes, el tabaco de Sal- rras impusieron al interior –que, a diferencia de Bue-
ta, las bebidas de San Juan y Mendoza y los pon- nos Aires, sólo empleaba como medio de pago mo-
chos de Córdoba sufrían sistemáticamente el mis- nedas metálicas de oro y plata– un brutal drenaje
mo fenómeno de explotación, subordinación y ex- de reservas monetarias, agotando el dinero
poliación. Por otra parte, la primacía del librecam- circulante.27 Los magros ingresos fiscales derivados
bio en tanto racionalidad dominante e ideología de las aduanas provinciales del interior, en cambio –
importada desde Inglaterra asfixió a las regiones que sólo constituían el 40% de los respectivos presu-
del interior, reemplazando sus producciones, arre- puestos provinciales–, se evaporaban en los vanos in-
batándole la demanda efectiva del Litoral e inclu- tentos de derrocar a la oligarquía comerciante porteña.
so una parcela de su propio mercado interno. Bue- En esas provincias, la demanda de soldados implicaba
na parte de las manufacturas producidas por las una severa merma en la dotación de fuerza de trabajo
decadentes economías del interior eran importadas para actividades productivas, muchas de las cuales de-
por el puerto desde Europa. La mitad de las impor- bieron ser abandonadas en el contexto de las guerras
taciones de Buenos Aires se hallaban constituidas civiles (véase Brailovsky y Foguelman, 1993: 152).

24. En efecto, mientras que las escasas exportaciones cuyanas de hacienda eran sistemáticamente dirigidas hacia Chile, satisfa-
ciendo las necesidades de la pujante minería del cobre, la producción ganadera del noroeste y Córdoba era destinada, a partir de
1840, hacia algunos centros urbanos de Bolivia. Corrientes, finalmente, volcaba buena parte del ganado faenado hacia la ciudad
de Río Grande do Sul, en el Brasil. El contrabando de las provincias del nordeste con los centros urbanos bajo control portugués
del vecino país resultó, asimismo, un hito significativo durante esta fase.
25. Esa misma burguesía mercantil portuaria, asimismo, pagaba la producción del interior en pesos papel, pero cobraba las
exportaciones realizadas fundamentalmente en oro, libras esterlinas y dólares.
26. En efecto, durante las dos primeras décadas del siglo XIX, los agentes comerciales de Mánchester, Glasgow y Líverpool
recorrieron Argentina y copiaron los modelos de los ponchos santiagueños y cordobeses y de los artículos de cuero de Corrien-
tes. De este modo, la industria textil británica, pujante y competitiva, arrasó rápidamente con las regiones del interior, proceso
que profundizaría y exacerbaría durante el siguiente período, cuando el «modelo agroexportador» desmanteló casi la totalidad
de los sistemas productivos de esas economías.
27. San Juan, por ejemplo, destinó en 1823 el 50,5% del presupuesto provincial a gastos de guerra. Los costos financieros de las
guerras civiles insumían casi el 78% del presupuesto tucumano en 1827. Córdoba, por su parte, desviaba en 1824 el 62% de sus
recursos hacia el desarrollo de campañas militares tendientes a derrotar la hegemonía bonaerense. Buenos Aires, en cambio,
provista de un presupuesto infinitamente superior al correspondiente a cualquiera de las provincias del interior, empleaba las
rentas del puerto y los recursos derivados de los derechos de tránsito fluvial para combatir contra éstas, destinando, en 1833, el
61,1% de sus recursos a la realización de campañas militares tendentes a sofocar las rebeliones del interior. Como señala M.
Burguin (1960), las provincias del interior pagaban entonces por ser aniquiladas.

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4. ETAPAS DE MODERNIZACIÓN Y DIFERENCIACIÓN SOCIOTERRITORIAL EN LA ARGENTINA

Estas condiciones materiales e inmateriales 4.3. Integración, migraciones internaciona-


perdurarían hasta bien entrada la segunda mitad del les e inversiones británicas: el “Modelo Agro-
siglo XIX inclusive, cuando la lógica del comercio exportador” (1860-1930)
libre –reservada hasta entonces sólo al puerto de
Buenos Aires– se tornara una realidad concreta para La eclosión y consolidación del proceso de
el país como un todo, procurando reorganizar la Revolución Industrial en Gran Bretaña transformó
sociedad y el territorio nacionales para el eficaz los contenidos fundamentales de la división inter-
desempeño de las nuevas funciones demandadas nacional del trabajo. Los espacios derivados ame-
por la división internacional del trabajo y la poten- ricanos, que durante la primera mitad del siglo XIX
cia hegemónica de turno. se habían destacado por proveer a las potencias co-
Se imponía, pues, la modernización de la agri- loniales europeas –Inglaterra, Francia, Holanda–
cultura, procurando mejorar las pasturas y, de ese de materias primas y alimentos para los esclavos suje-
modo, perfeccionar la crianza de ganado, cuyas car- tos a su yugo en las invasiones y conquistas de buena
nes ya no serían destinadas a los esclavos de las parte de los continentes asiático y africano –compar-
plantaciones tropicales coloniales, sino al propio tiendo, de ese modo, un destino común con países
mercado interno inglés. La hegemonía de la gana- de Europa oriental como Rusia–, sufrieron una pro-
dería ovina y la producción de lanas desplazarían funda reestructuración de su configuración territo-
progresivamente a las estancias y saladeros, reem- rial y de su dinámica social.
plazando la exportación de cueros. La segunda mitad del siglo XIX despuntaba
Las innovaciones técnicas ligadas a la eclosión como la era de la mecanización. Los objetos técni-
de la Revolución Industrial y desarrolladas en los cos modernos plasmados en el abrumador desarro-
países centrales, las nuevas demandas británicas – llo de máquinas animadas por la energía térmica y
acompañadas de intensos flujos de inversiones des- eléctrica surgieron y se expandieron. La industria
tinados a la infraestructura, las finanzas y la eco- textil británica, todavía pujante y expansiva, era re-
nomía pecuaria–, las incipientes especializaciones emplazada por el imperio de la siderurgia y el rei-
productivas alumbradas por los capitales hegemó- nado de los ferrocarriles, vectores que se tornaban
nicos, las inmigraciones europeas, la finalización funcionales además con respecto a la reproducción
de la conquista de la totalidad del territorio sud- ampliada del capital financiero inglés.
americano argentino y la unificación del Estado Innovaciones técnicas fundamentales tales
Nacional en tanto espacio unificado de circulación como el descubrimiento y aplicación de las técni-
de capitales formarían parte –entre otras variables– cas de refrigeración de alimentos y el reinado del
de los vectores fundamentales de la organización y acero y el vapor en tanto motores de la maquinaria
reproducción de la sociedad y el territorio argenti- de circulación europea resultaron cruciales para
nos. Este proceso se sustentaría, no obstante, en motorizar esa expansión ilimitada, tornando mu-
elementos cristalizados y legados por la moderni- cho menos onerosos los fletes y otros costos de
dad pretérita –los grandes latifundios exportado- transporte. Esas ventajas técnicas permitirían una
res, la hegemonía comercial porteña, la oligarquía circulación más fluida de las mercancías, la fuer-
terrateniente bonaerense, la expulsión y extinción za de trabajo y el capital. La liberalización co-
de los nativos, la difusión de las técnicas y la cul- mercial, finalmente, se constituía en una doctrina
tura europea, la consolidación del Litoral y la pampa y una práctica consolidada a escala mundial, obra
húmeda en tanto subespacio ligado a las estructu- de las conquistas militares y la penetración de la
ras del mercado mundial y la definitiva decadencia ideología del librecambio.
de las economías del interior. El reinado del capitalismo industrial en Ingla-
terra imponía ciertas limitaciones internas. El des-
plazamiento masivo de la fuerza de trabajo agrícola
hacia los grandes centros industriales, la consecuente

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II. EL PROCESO DE DIFERENCIACIÓN SOCIOESPACIAL EN LA ARGENTINA

caída de la producción pecuaria, la génesis y rees- del denominado “modelo agroexportador”, trans-
tructuración de las relaciones entre capital y traba- formando al territorio argentino en un espacio uni-
jo, la complejización creciente de la industria tex- ficado apto para la libre circulación de capitales y
til y las necesidades de expansión del capital finan- asegurando la valorización y rentabilidad de las
ciero inglés más allá de sus propias fronteras de- inversiones radicadas en los centros internos de
mandaban el hallazgo de nuevas fuentes de mate- poder y riqueza.
rias primas y alimentos y exigían al mismo tiempo En consonancia con esa tendencia, la Consti-
la conquista financiera y comercial de nuevos mer- tución Nacional de 1853 y la nacionalización de la
cados, en pos de mitigar las implicancias más ne- aduana en 1862 proporcionaban un marco norma-
fastas de esas brutales transformaciones internas. tivo apto para la circulación de mercancías, fuerza
La modernización de la agricultura, el perfec- de trabajo y capitales, estableciendo un régimen
cionamiento de la crianza del ganado bovino y la arancelario único y común a todas las provincias
expansión de la ganadería ovina fueron las nuevas que engendraba de ese modo el armazón indispen-
especializaciones productivas hegemónicas en el sable para la sustentación y perpetuación del or-
país –cereales, lanas y carnes– que asegurarían la den interno y el establecimiento de garantías para
hegemonía inglesa durante la segunda mitad del la radicación de inversiones extranjeras (Rofman y
siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX. Esas Romero, 1997: 120). La consecuente unificación
vocaciones exportadoras eran simples manifesta- presupuestaria tornaría también más fluida la cir-
ciones empíricas del curso de un destino comparti- culación de los capitales ingleses en el país.
do también con Uruguay, Australia, Canadá, Nue- Ese proyecto de reorganización de la configu-
va Zelanda y el sur del Brasil. ración territorial y la dinámica social –en el cual
La modernización de la agricultura fue en ri- despuntaban áreas pampeanas vinculadas a la agri-
gor de verdad el resultado estructural de la necesi- cultura y la ganadería en tanto fracciones privile-
dad de mejorar las pasturas y la alimentación del giadas por el nuevo orden social y económico esta-
ganado para obtener carnes de mayor calidad des- blecido– se tornaría concomitante con respecto a
tinadas, al mercado inglés. Gran Bretaña deman- la difusión sistemática del discurso de la moderni-
daba carnes y cereales para su población y lanas zación, ligado al imperio de la “civilización” y el
para su pujante industria textil. Se consolidaba, fin de la “barbarie”.28
pues, la naturaleza tributaria, subsidiaria y subor- Esa reestructuración no sólo requería vastas lla-
dinada de la sociedad y el territorio argentinos con nuras fértiles, el reemplazo de los saladeros por las
respecto a la industrialización capitalista europea. haciendas laneras y la modernización de la maqui-
Durante esta fase, entonces, los conflictos en- naria de circulación. También exigía cuantiosos
tre las variables motoras del sistema mundial y las contingentes de fuerza de trabajo y demandaba una
variables dominantes en el país –es decir, entre la metamorfosis del imaginario colectivo cultural.
división internacional del trabajo y la división te- Las grandes migraciones internacionales per-
rritorial del trabajo– fueron mínimos gracias a la geñadas por las guerras y hambrunas europeas fue-
consolidación de la ideología liberal ya objetivada ron la respuesta a esa encrucijada. Silveira (1999:
en las clases dominantes durante el período histó- 60) asevera que entre 1876 y 1899 llegaron al país
rico anterior. El fin de las guerras civiles propició más de un millón y medio de inmigrantes. Sin em-
el advenimiento del Estado Nación en tanto figura bargo, buena parte de éstos eran inmigrantes tem-
jurídica y normativa clave para el desenvolvimiento porarios, los cuales retornaban a Europa una vez

28. Véase que, en la cosmovisión de las clases dominantes de la época, «civilización» se asociaba a lo ‘europeo’, y «barbarie»,
a las poblaciones nativas primero, y a la fuerza de trabajo rural –al ‘gaucho’ como prototipo arquetípico– después.

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4. ETAPAS DE MODERNIZACIÓN Y DIFERENCIACIÓN SOCIOTERRITORIAL EN LA ARGENTINA

finalizadas las cosechas.29 De este modo, sólo que el de las demás. Para los inmigrantes la otra
350.000 inmigrantes se radicaron permanentemente alternativa era insertarse como arrendatarios en la
en el territorio nacional, de los cuales 90% se asentó pampa húmeda o en las primeras colonias agríco-
en las provincias del Litoral. Merced a esas migra- las en Santa Fe, Entre Ríos, Misiones, Corrientes y
ciones, el área pampeana –que en 1869 concentra- el norte de la Patagonia.
ba el 53% de la población argentina– pasó luego a Pero el “modelo agroexportador” exigía tam-
albergar el 74% de la población total. bién la producción y renovación de la materialidad
La población argentina se incrementó sustan- del territorio. Recordemos que la infraestructura
cialmente, pasando de 1,7 a 7,8 millones de habi- vinculada con la maquinaria de circulación pre-
tantes entre 1869 y 1914. El origen de esos inmi- sentaba –a excepción del puerto de Buenos Ai-
grantes europeos correspondía fundamentalmente res– los mismos rasgos intactos que aquellos que
a Italia (58%) y España (18%) y el resto se repartía prevalecían durante la época de la colonia. La
entre distintos países de Europa oriental. energía de las máquinas sustentada en la electri-
En la Ciudad de Buenos Aires, la mitad de la cidad debía finalmente reemplazar a la fuerza na-
población era extranjera y ese fenómeno se repro- tural de hombres y animales.
ducía y extendía a la totalidad de las ciudades-puer- En pleno apogeo del “modelo agroexportador”,
to y las zonas agrícolas colindantes. En Rosario, por en 1914, Gran Bretaña era responsable por el 40%
ejemplo, el 41% de la población era foránea en 1895. de las inversiones extranjeras totales a escala mun-
Las inmigraciones europeas cambiaron radi- dial y la Argentina ya había absorbido más de la
calmente la estructura social. La llegada de los con- mitad de los flujos de capitales ingleses (Ferrer,
tingentes y el apogeo de las sistemáticas campañas 1973: 99). De ese modo, Inglaterra cubría su défi-
militares contra los aborígenes permitieron que ha- cit comercial a través de cuantiosas inversiones en
cia finales del siglo XIX casi la totalidad del terri- infraestructura, transporte, comunicaciones, finan-
torio nacional fuera conquistado y usurpado a sus zas y comercio en aquellos países que la abaste-
habitantes originales.30 Buena parte de la Patago- cían de materias primas y alimentos, asegurándose
nia –incluida la isla de Tierra del Fuego– y la ma- de ese modo la perpetua reproducción de la divi-
yoría del NEA se transformaron en áreas subyuga- sión del trabajo en el país.
das por el control de las clases dominantes. Como La intermediación financiera –los empréstitos
la mayoría de la tierra ya había sido apropiada en contraídos por el Estado nacional con los capitales
la etapa anterior, los inmigrantes no pudieron ac- británicos– (57,2%), los ferrocarriles (28,7%) y los
ceder a la propiedad de las tierras. Es por eso que bancos (6,4%) representaban hacia 1875 el 92,3%
estos contingentes terminaron radicándose princi- de la inversión británica31 (Rofman y Romero,
palmente en las grandes ciudades. 1997: 133). Hacia 1913, esa estructura de flujos de
Esto, por un lado, incrementó notablemente el capitales había mutado, pero conservaba sus ras-
crecimiento urbano y la urbanización y, por el otro, gos esenciales.32 Los ferrocarriles, el teléfono y el
contribuyó a que el crecimiento de las ciudades telégrafo se tornaron vectores de modernización de la
pampeanas durante este lapso fuera mucho mayor configuración territorial, revelando cierta sincronía

29. Según Brailovsky y Foguelman (1993, p. 182), la escasez de fuerza de trabajo implicaba que, hasta 1915 inclusive, fuera
preciso traer por mar hasta 100.000 cosecheros europeos por año, por períodos de cinco meses.
30. Contrariamente a lo que suele suponerse, la última región en incorporarse a este proceso de «modernización» fue el NEA y
no la Patagonia, ya que hasta la segunda mitad del siglo XX hubo batallas para sustraerle este territorio a los indígenas.
31. El resto se desagregaba en: tranvías (3,2%); saladeros (2,3%); obras de gas (0,8%); minas (0,8%); y telégrafos (0,6%).
32. El capital existente en el territorio nacional en 1913 se configuraba de la siguiente manera: ferrocarriles (36%); títulos
gubernamentales (31%); comercio y finanzas (20%); servicios públicos (8%); y actividades agropecuarias (5%) (véase Ferrer,
1973: 119). En ese contexto, Gran Bretaña concentraba ya el 75% de las inversiones foráneas en el país.

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II. EL PROCESO DE DIFERENCIACIÓN SOCIOESPACIAL EN LA ARGENTINA

entre la eclosión de esas innovaciones en los países La modernización y expansión de los ferroca-
centrales y la funcionalización de esas técnicas en rriles y la supresión de las aduanas provinciales
la formación socioespacial.33 En sólo treinta años permitían que esas importaciones fluyeran libre-
(1857-1887) la extensión de las vías férreas pasó de mente hacia el interior del país. Las manufacturas
10 a 6.700 Km. Sólo entre 1900 (16.600 Km) y 1914 importadas penetraban fácilmente en la estructura
(35.500 Km) la longitud de las vías férreas se dupli- productiva del interior y constituían una compe-
có. El telégrafo y los ferrocarriles –controlados, cla- tencia mortal para las precarias industrias locales.
ro está, por los capitales británicos en un contexto Esos ferrocarriles transportaban buena parte de las
de generosas concesiones públicas–34 despuntaban manufacturas importadas por el puerto de Buenos
asimismo en tanto vectores modernos de creación Aires hacia las economías del interior, arrasando
de nuevas áreas productivas nacidas al servicio de con esas producciones y abasteciendo a diversos
las demandas británicas de insumos y alimentos, centros urbanos de los bienes que otrora eran provis-
propiciando la eclosión de rentables actividades agrí- tos por los talleres textiles del norte y centro del país.
colas y ganaderas de exportación. Los capitales británicos imponían tarifas dife-
La configuración territorial –el trazado en aba- renciales a los fletes ferroviarios, distinguiendo en-
nico convergente en el puerto de Buenos Aires, que tre productos primarios, bienes manufacturados y
no respondía en modo alguno a un capricho geomé- pasajeros. De este modo, la implementación de esa
trico o una limitación “natural”– y la dinámica so- tarifa diferencial –sensiblemente menor en el caso
cial –las estrategias de acumulación de los capita- del transporte de materias primas y alimentos des-
les ingleses– cristalizaron y exacerbaron –junto a provistos de elaboración o procesamiento de cual-
otras variables– nuevas desigualdades regionales. quier índole– implicaba la legitimación y exacer-
La unificación del Estado nacional implicó la gé- bación de las desigualdades regionales preexisten-
nesis de un embrionario mercado interno que pre- tes, garantizando la perpetuación de la hegemonía
cipitó la decadencia y el desmoronamiento de los de la pampa húmeda y el puerto de Buenos Aires
lazos comerciales históricos preservados por las en tanto centros dominantes de control y regula-
provincias del interior con países limítrofes. ción de la sociedad, la economía y el territorio.
Los puertos y los centros urbanos más pujan- El capitalismo inglés condenaba al estanca-
tes de la pampa húmeda se constituían en los úni- miento y la decadencia a las economías del inte-
cos posibles mercados que podían absorber la cas- rior, asfixiándolas y arrasándolas comercialmente
tigada producción de las economías del interior, frente al temor que una posible resurrección ma-
puesto que las formas geográficas plasmadas en el nufacturera despojara a la industria británica de uno
trazado y la configuración territorial de las vías de sus mercados de consumo. Truncados los lazos
ferroviarias bloqueaban objetivamente a las pro- comerciales con los países limítrofes y bloquea-
vincias del interior del país, permitiéndoles vincu- dos los recíprocos intercambios comerciales, las
larse sólo con Buenos Aires. provincias del interior –agobiadas por las tarifas

33. Puesto que el primer ferrocarril data de 1857, podríamos hablar, de una casi simultaneidad de la difusión de las líneas
ferroviarias con países como Inglaterra (1825), Francia (1841) y Estados Unidos (1869). El telégrafo, que ya era una posibilidad
técnica y organizacional ampliamente difundida a escala mundial a partir de 1832, fue instalado en Argentina en 1860, luego de
la construcción de las primeras líneas entre Buenos Aires y sus adyacencias en 1821. La difusión del teléfono en tanto sistema
técnico fue más temprana con respecto a la sincronía gestada entre su escala de realización y su escala de origen. Innovación
disponible en el mundo desde 1876, se tornó una parcela significativa de la configuración territorial y la dinámica social
argentinas a partir de 1880 (véase M. L. Silveira, 1999, pp. 48-49).
34. Para obtener detalles acerca del trato estatal con respecto a los capitales hegemónicos ingleses, consultar las obras de A.
Rofman, L. Romero (1997) y M. L. Silveira (1999).

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ferroviarias35 y acorraladas por la penetración ma- principales especializaciones productivas condena-


siva de manufacturas inglesas– se hallaban atrapa- ban a Salta, Santiago del Estero y La Rioja a la de-
das en un callejón sin salida. cadencia y la miseria. Los capitales hegemóni-
De este modo, el librecambio y la libre circu- cos también ahogaron el surgimiento y consoli-
lación en tanto vectores claves de las racionalida- dación de otras especializaciones productivas que
des británicas desmontaron los últimos mecanis- técnicamente se hallaban latentes en el interior
mos y bastiones de proteccionismo y herencia co- del país. Véase el fuerte desfase temporal expe-
lonial que se oponían al advenimiento fluido y di- rimentado por Jujuy, Santa Cruz y Mendoza en
námico de la nueva división territorial del trabajo. cuanto al descubrimiento y explotación de sus
El funcionamiento de la red ferroviaria se consti- recursos energéticos.36
tuyó en uno de los principales mecanismos de de- Con todo, Tucumán y Mendoza constituirían
forestación del interior del país (Brailovsky y Fo- dos islotes de agricultura moderna37 (Rofman y
guelman, 1993: 194-196), propiciando la produc- Romero, 1997: 142) que –gracias a la llegada se-
ción de durmientes, tanino, leña y carbón vegetal lectiva de las vías férreas,38 los créditos otorgados
en los quebrachales chaqueños y santiagueños, de- por las instituciones financieras de la época y la
jando tras de sí un paisaje de devastación. protección arancelaria de la que gozaron sus prin-
Otras especializaciones despuntaban en el nor- cipales producciones– acarrearon prosperidad para
deste, plasmadas en cultivos industriales en Co- las oligarquías locales vinculadas con el monocul-
rrientes y Misiones (yerba mate) y Chaco y For- tivo azucarero y la vitivinicultura, respectivamen-
mosa (algodón). Las provincias del noroeste, en te, reduciendo significativamente sus costos de pro-
cambio, se especializaban en la minería, la explo- ducción y garantizándoles en el mercado del Lito-
tación forestal, el cultivo de tabaco y el desarrollo ral una demanda cautiva.
de la producción de trigo a pequeña escala. La Rio- Finalmente, el ferrocarril arribó a las provin-
ja, Catamarca y Jujuy eran reconocidas por la pro- cias patagónicas, pero éstas escaparon al despóti-
ducción de metales, especialmente oro, plata, co- co abanico convergente en Buenos Aires. El norte
bre, hierro y níquel, mientras que Salta se destaca- patagónico se destacó por la coexistencia de la ga-
ba por la producción de maderas duras y los culti- nadería ovina y la fruticultura –peras y manzanas
vos industriales, especialmente tabaco y, en menor ligadas a la instalación de estaciones agronómicas
medida, caña de azúcar. experimentales–, mientras en el sur se revelaba
En este contexto, la tiranía de los puertos y la absoluta primacía de las explotaciones laneras
las vías férreas y la endeble prosperidad de sus –latifundios tecnificados y modernas estancias,

35. Muy a menudo, las tarifas que se descargaban sobre esas manufacturas eran superiores al valor de comercialización de las mercan-
cías, dejándolas absolutamente fuera de combate en el mercado del Litoral.
36. Los yacimientos de carbón de Río Turbio, en la provincia de Santa Cruz, permanecieron intactos durante setenta años (1887-1957).
Más de un siglo transcurrió, por otra parte, entre el descubrimiento y la explotación efectiva del petróleo mendocino (1827-1929).
37. Con todo, las actividades agropecuarias modernas también alcanzaban, además de Mendoza, Tucumán y los latifundios de
la pampa húmeda, a otras áreas del país. Las colonias agrícolas fundadas en Santa Fe, Entre Ríos, el interior de Buenos Aires y
el Alto Valle del Río Negro, ligadas a los asentamientos de inmigrantes europeos, fueron tímidamente mecanizadas, merced a la
reproducción cotidiana de técnicas conocidas y desarrolladas en el Viejo Mundo. Asimismo, y en virtud de las inhóspitas
condiciones ambientales imperantes en la Patagonia con respecto a la producción ganadera, la tecnificación fue mucho mayor
que en otras áreas de especialización productiva alcanzadas por la hegemonía del modelo agroexportador.
38. Las vías férreas arribadas a Mendoza y Tucumán no fueron construidas por los capitales británicos, sino por el propio Estado
nacional, que de ese modo pretendía subyugar a los bastiones de resistencia más importantes del interior, incorporándolos como
segmentos productivos claves que permitiesen la definitiva consolidación del orden interno. En pos de ahogar cualquier levantamiento
de las economías más poderosas del interior que pudiera amenazar la continuidad de la división territorial del trabajo imperante, el
Estado emprendió el trazado y construcción de los ferrocarriles a Cuyo y Tucumán, empresa sin perspectivas de rédito inmediato.

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implicando también una renovación de la materia- australianos, la expansión del alambrado, el refi-
lidad (teléfonos, puentes, muelles, caminos)–, de- namiento de las razas bovinas, la tecnificación de
sarrollando en ambos casos duraderas vocaciones la crianza de ganado, la mecanización creciente de
exportadoras que serían funcionales también con las tareas agrícolas, la introducción del mestizaje,
respecto a las estrategias de acumulación de los el incremento de la importación de reproductores,
capitales británicos.39 el desarrollo de las técnicas de pastoreo sobre pra-
En este contexto, las provincias de Buenos Ai- deras artificiales de alfalfa y la introducción del
res, Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos –coordinadas sistema chilled beef.
por la capital de la república– se tornaban las áreas La incorporación de tierras a la agricultura de
más jerarquizadas por la división del trabajo rei- exportación fue sistemática y acelerada. El cultivo
nante, configurando un vasto subespacio seno de de granos y forrajes concentraba más de 340.000
las racionalidades hegemónicas británicas y las pro- hectáreas en 1875, seis millones de hectáreas en
ducciones agropecuarias más valorizadas por és- 1900, veinte millones de hectáreas en 1913 y vein-
tas. Más del 60% de la producción agrícola del país ticinco millones de hectáreas en 1929 (Ferrer, 1973:
se hallaba exclusivamente concentrada en la pro- 114). La superficie cultivada total de la pampa hú-
vincia de Buenos Aires. En 1914, Argentina era el meda ya superaba holgadamente en 1890 los 12
tercer exportador mundial de granos, compartien- millones de hectáreas, área que en las postrimerías
do posiciones con Rusia, Estados Unidos y la In- de la década del veinte había sufrido una expan-
dia, llegando incluso a duplicar la producción bri- sión situada en el orden del 66% (Brailovsky y
tánica de cereales. Desplazando a Estados Unidos, Foguelman, 1993: 182).
la Argentina proveía a Gran Bretaña del 60% de En contrapartida, el resto del país sólo contaba
sus importaciones de carnes congeladas y rubros con poco más de un millón de hectáreas bajo culti-
ganaderos afines. También el país asumió el papel vo (Silveira, 1999: 51). No obstante, estas vastas
de abastecedor de lanas que otrora fuera desempe- extensiones de tierras palidecen frente a las super-
ñado por España (1800-1810) y Alemania (1830- ficies destinadas a la ganadería, teniendo en cuen-
1860), apoderándose junto con Uruguay y Austra- ta que durante buena parte del período esta última
lia del 80% de la demanda británica. concentraba el 80% de las áreas bajo explotación
Esa expansión agropecuaria no hubiera sido agropecuaria, correspondiéndole a la agricultura el
posible, no obstante, sin la presencia de técnicas 20% remanente.40 La concentración de las tierras
modernas tales como el arado, la refrigeración, el productivas era, en ese contexto, tan significativa
motor eléctrico, los molinos de viento, los tanques como durante el período anterior.

39. La Campaña del Desierto, la construcción estatal de infraestructura para la circulación y el transporte, y la venta de tierras en
Buenos Aires y Europa constituyeron un eje de eventos que motorizó la consolidación de la Patagonia como un subespacio clave
en la dinámica de acumulación usufructuada por los capitales ingleses.
40. Durante el transcurso de esta fase, y a despecho de las evidentes interdependencias funcionales tejidas entre la ganadería
y la agricultura –recordemos que la agricultura moderna surgió en la Argentina no sólo como fuente de alimentos para el
mercado interno británico, sino también para mejorar las pasturas y, de ese modo, permitir el perfeccionamiento de la crianza
de ganado, obteniendo carnes de mayor calidad–, existió una competencia sistemática entre agricultores y ganaderos en pos
de la apropiación y concentración de las tierras más apropiadas y rentables de la pampa húmeda. Si bien la ganadería, merced
al poder de los terratenientes, siempre resultó victoriosa, la evolución de la agricultura hacia comienzos del siglo XX implicó
una suerte de empate técnico entre esos segmentos agropecuarios aliados y, al mismo tiempo, rivales. En 1870, por ejemplo,
la ganadería concentraba el 95% de las exportaciones totales, frente al exiguo 1% de la agricultura. En 1890, la ganadería
representaba el 80% de las exportaciones, correspondiendo el 20% restante a la agricultura. Hacia 1905, finalmente, agricul-
tura y ganadería representaban en conjunto el 96% de las exportaciones, correspondiéndoles a cada una de ellas una partici-
pación relativa situada en el orden del 48%. Merced a la hegemonía de la ganadería, esa confrontación dialéctica se trasladó
a la puja librada entre las haciendas bovinas y las explotaciones ovinas, que culminó con la introducción de la oveja Lincoln
y el desplazamiento de la ganadería ovina hacia la Patagonia.

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Los puertos y ciudades adyacentes se transfor- mundial y precipitó desmoronamiento de las bases
maron asimismo en núcleos dinámicos densamen- de sustentación del modelo agroexportador. La di-
te poblados por las modernas familias de objetos visión internacional del trabajo sufrió una signifi-
técnicos obligados específicamente a garantizar cativa metamorfosis y una intensa reorganización,
la circulación de la producción pecuaria pampea- modificando nuevamente el mapa de producciones
na destinada a Inglaterra y otros países europeos. y demandas. Sin embargo, la crisis del “modelo
Los niveles de urbanización del territorio nacio- agroexportador” desembocó en una heterogénea
nal –inferiores al 25% del total en 1895– supera- metamorfosis de la división territorial del trabajo
ban en 1914 el 50%. reinante en la formación socioespacial.
La pampa húmeda concentraba el 62% de la Frente a la brusca transformación de las varia-
población urbana del país y Buenos Aires se cris- bles motoras a escala mundial, las clases dominan-
talizaba como una ciudad moderna y europeizada. tes intentaron –sin éxito y durante algunas décadas–
Poco antes de constituirse en capital de la repúbli- perpetuar los beneficios obtenidos durante la fase
ca (1879), esa ciudad contaba con escasos 220.000 anterior, procurando conservar sin cambios la cris-
habitantes. En 1901, esa cifra se había cuadriplica- talización de las variables dominantes funcionaliza-
do, alcanzando los 836.381 habitantes y tornándo- das durante la segunda mitad del siglo XIX. Las va-
se la décimo quinta ciudad capital más poblada del riables dominantes de la época en ciertos aspectos
mundo. En 1912, Buenos Aires superaba el millón no fueron reemplazadas. Por el contrario, prevale-
de habitantes, y constituía la décimo segunda ciu- cieron durante algunos años y constituyeron en al-
dad capital con mayor población, ascendiendo lue- gunos casos el motor esencial de la nueva dinámi-
go al noveno escalón de dicha jerarquía, cuando ca interna de acumulación capitalista, ligada desde
supero en 1930 los 2 millones de habitantes, re- entonces a la industrialización doméstica como
uniendo un tercio de la población del país. motor de la sociedad y el territorio argentinos.
Esta dinámica de las formas urbanas se exten-
día también al Litoral, cuya tasa de crecimiento
demográfico duplicó a la del interior del país. El 4.4. Estado, industria y migraciones inter-
noroeste del país, que hacia comienzos del siglo nas: la “Industrialización sustitutiva de im-
XIX contaba con el 43% de la población del país, portaciones” (1930-1976)
sólo concentraba en 1914 el 12,6% del total. El
nordeste y la Patagonia mostraban participaciones 4.4.1. Rupturas y continuidades. Los intentos
relativas mucho menores, sumando en 1914 el 2,7% de perpetuación del “Modelo Agroexportador”
de la población del país. En Cuyo y el noroeste, (1930-1943)
sólo las ciudades de Tucumán y Mendoza experi-
mentaron un crecimiento significativo. La crisis de hiperacumulación de las postrime-
La primacía urbana de la ciudad de Buenos Ai- rías de la década del veinte había comenzado del
res era cada vez más evidente. En 1869, su pobla- mismo modo en que tradicionalmente se habían
ción superaba a la que le seguía en jerarquía en una pergeñado otras depresiones cíclicas en el pasado
proporción de 6,2 a 1. En 1895, dicha magnitud se –contracción sistemática de la producción, los in-
elevó de 7,2 a 1. Finalmente, en 1914 –en pleno gresos y el empleo en los países industrializados,
desarrollo de la fase– la relación fue de 8,3 a 1. El caída significativa de las importaciones y el volu-
proceso de concentración demográfica en la cúspi- men del comercio internacional, etc.–, pero ningu-
de, a través de un progresivo distanciamiento del na de ellas había acarreado la interrupción o rees-
resto de los núcleos urbanos fue sostenido. tructuración a gran escala de las relaciones comer-
La crisis del sistema internacional de 1929 fue ciales y financieras internacionales.
a grandes rasgos la segunda crisis de hiperacumu- La transformación de la división internacional
lación del modo de producción capitalista a escala del trabajo nacida de esa crisis de hiperacumulación

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II. EL PROCESO DE DIFERENCIACIÓN SOCIOESPACIAL EN LA ARGENTINA

acarreó una profunda reorganización de los mapas hegemónica desplazada –Gran Bretaña– se dispu-
de producciones y demandas de la economía mun- taban los segmentos productivos y áreas del país
dial. Los países centrales multiplicaron las regula- más valorizadas y jerarquizadas por la división in-
ciones públicas sobre sus economías, propiciando ternacional del trabajo.
la génesis de los primeros bloques comerciales, la Los intentos británicos por perpetuar su pode-
formalización de acuerdos bilaterales preexisten- río sobre la sociedad y el territorio argentinos se
tes, el abandono de los cauces comerciales de rai- hallaban en sintonía con las racionalidades de terra-
gambre multilateral, la devaluación de las mone- tenientes y comerciantes que –ávidos de conservar
das nacionales, el abandono del patrón oro, la adop- los beneficios derivados de la valorización de tie-
ción de sistemas de control de cambios, la adop- rras y la producción ganadera– pretendían continuar
ción de cuotas de importación, el incremento siste- –a despecho del brutal descenso de los precios in-
mático de las tarifas aduaneras y la imposición de ternacionales de los alimentos y las materias primas,
controles sanitarios más rigurosos. especialmente la carne y la lana– con el desempeño
La contracción del comercio mundial, la dis- de una función histórica, más ya no moderna.
minución de los ahorros en los principales países La respuesta del sector hegemónico local fue
exportadores de capitales, las crecientes dificulta- el golpe militar de 1930, que intentó perpetuar el
des de los países deudores para saldar los servicios modelo agroexportador, externalizando los cos-
contraídos con los capitales extranjeros y el con- tos a toda la sociedad con una serie de medidas
texto de crisis surgieron en tanto limitaciones es- intervencionistas.
tructurales del sistema que detuvieron y revirtie- Así, el Banco Central fue hasta 1945 un ins-
ron el flujo expansivo de capitales a escala mun- trumento financiero del comercio británico. El sis-
dial. El advenimiento de Alemania, Francia, Suiza tema de control de cambios beneficiaba sólo a los
y –especialmente– Estados Unidos en tanto nue- capitalistas ingleses y los terratenientes locales, blo-
vas potencias hegemónicas a escala mundial era queando las importaciones desde países que comer-
concomitante con respecto al lento pero secular es- cialmente amenazaran la decadente hegemonía del
tancamiento de la primacía británica.41 Reino Unido y asegurando a éste la compra de car-
El tratado de Ottawa de 1932 reestructuró la bón. El Instituto Movilizador de las Inversiones
totalidad de las relaciones internacionales de la épo- Bancarias permitía a los capitalistas financieros
ca, estrechando los lazos comerciales –especial- británicos controlar la política crediticia del país,
mente en cuanto a la importación de carnes– entre mientras que la Coordinación de Transportes reser-
Gran Bretaña y sus antiguos dominios coloniales, vaba a los inversores ingleses el monopolio de los
relegando a otros países proveedores de materias servicios urbanos, tranviarios y ferroviarios, elimi-
primas y alimentos a una jerarquía marginal. nando a pequeños empresarios nacionales y enfren-
Luego de la gran depresión mundial, la lucha tándose con las firmas alemanas que poseían intere-
librada por la hegemonía a escala mundial entre ses en el sector (Rofman y Romero, 1997: 158).
los capitales dominantes recrudeció, finalizando La Ley de Carnes y el Tratado Roca-Runciman
con el derrocamiento del Reino Unido en tanto país fueron mecanismos normativos empleados por un
central en la dinámica de acumulación capitalista a Estado ya no garantista y liberal, sino interventor y
escala planetaria. Con todo, el nuevo centro de poder conservador, para garantizar el usufructo de una
a escala mundial –Estados Unidos– y la potencia importante parcela de la renta agraria, asegurar la

41. Véase que en 1918, el 35% de las importaciones provenía del Reino Unido y poco menos del 15% procedía de los Estados
Unidos. En 1930, el 17% y el 26% de las importaciones nacionales provenían de Gran Bretaña y Estados Unidos, respectivamente.
Las inversiones directas de origen estadounidense en Argentina se multiplicaron 36 veces entre 1910 y 1940 (Neffa, 1998: 116).

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valorización de las tierras y reservar mercados de Por eso mismo, la cristalización de las especia-
consumo para la ganadería argentina. Merced a ese lizaciones agropecuarias no se limitó sólo al perío-
acuerdo, los ganaderos obtuvieron la asignación de do de transición, sino que se extendió durante las
una cuota en el mercado de carnes inglés a cambio siguientes tres décadas, afirmando y perpetuando la
de un trato preferencial para las inversiones britá- vocación del país como exportador de materias pri-
nicas en Argentina. La Segunda Guerra Mundial, mas y alimentos. La agricultura y la ganadería cons-
asimismo, creaba un contexto favorable para la de- tituyeron el pivote central del proceso de acumula-
manda internacional de carnes y cereales. ción del capital en derredor del cual se erigía, es-
Simultáneamente, los terratenientes –avizoran- tructuraba y desarrollaba la industria nacional.
do el ocaso definitivo de una dinámica interna de En efecto, el sector agropecuario se comporta-
acumulación del capital cuya reproducción se ha- ba como el pilar del comercio exterior argentino y
bía alimentado hasta entonces del comercio de ma- como mecanismo estructural de fijación del valor
terias primas y alimentos– se fueron transforman- de la fuerza de trabajo industrial, teniendo espe-
do en industriales, diversificando sus intereses y cialmente en cuenta que ésta –frente a la disminu-
desplazando sus inversiones hacia sectores con po- ción de los flujos migratorios internacionales– es-
sibilidades de arrojar mayores ganancias. Se per- caseaba, experimentando una fuerte valorización
geñaba entonces una embrionaria correlación de interna. La agricultura y la ganadería subsidiaron
fuerzas hegemónicas –Estado, intereses terratenien- históricamente el crecimiento industrial mediante la
tes e intereses industriales–, a menudo materiali- transferencia de una fracción de los recursos obteni-
zada y aglutinada en un único actor social. dos en tanto saldos exportables y la satisfacción de
Las clases dominantes del pasado se conver- la demanda alimentaria del mercado doméstico.
tían en las clases dominantes del presente, consoli- Durante largos años, el desarrollo industrial del
dando sus posesiones agropecuarias y fundando país fue acotado a las limitaciones estructurales
empresas fabriles y financieras, inmobiliarias y fir- experimentadas por el devenir de la explotación
mas hipotecarias, quebrachales y latifundios, fir- agropecuaria, que sólo introducía innovaciones
mas químicas y metalmecánicas.42 De ese modo tendientes a ahorrar fuerza de trabajo pero no
se trató de un limitado y acotado desarrollo indus- para incrementar los niveles de producción por
trial, pues en esos actores hegemónicos no existía unidad de superficie. No obstante, se generaba
la genuina voluntad de cambiar o desplazar el per- una nueva reorganización y metamorfosis de la
fil agropecuario del país (Silveira, 1999: 74).43 sociedad y el territorio.

42. En este contexto, Rofman y Romero (1997: 175-176) presentan un ilustrativo listado de los principales grupos económi-
cos en la Argentina durante la década del cuarenta, el cual revela la comunión de intereses entre los capitales industriales y
los capitales agropecuarios. Bunge & Born, por ejemplo, poseía, en el seno del ramo industrial, Duperial, La Química, Grafa
y Alba, entre otras empresas fabriles y financieras. En el ramo estrictamente agropecuario, ese grupo nacional poseía una
considerable cantidad de estancias de invernada, quebrachales, inmobiliarias y firmas hipotecarias, ligadas estas últimas al
negocio especulativo de tierras. Los grupos familiares Braun Menéndez y Behety controlaban industrias tales como Fármaco
Argentina y Atanor y, al mismo tiempo, poseía intereses en el segmento ganadero, plasmado en un significativo acervo de
estancias que se extendía en torno a vastos latifundios pampeanos y patagónicos. Drysdale, por su parte, poseía en el sector
industrial las firmas Philco, Eveready y Siam, contando además con vastos quebrachales y numerosas inmobiliarias vincula-
das con la valorización de las tierras rurales.
43. Uno de los principales artífices de la industrialización argentina de los años cuarenta brindaba ricas evidencias empíricas de
esa interdependencia funcional –caracterizada por el papel secundario de la industria– cuando afirmaba que la vida económica
del país giraba alrededor de una enorme e irreemplazable rueda maestra configurada por el comercio exportador, y proponía la
creación, simultánea al funcionamiento de ese mecanismo, de algunas ruedas menores que permitieran cierta actividad econó-
mica interna y cierta circulación de riquezas (Rofman y Romero, 1997: 160, en referencia a F. Pinedo).

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II. EL PROCESO DE DIFERENCIACIÓN SOCIOESPACIAL EN LA ARGENTINA

La crisis del “modelo agroexportador” y la pos- y las importaciones experimentaron una sensi-
terior fase de transición inaugurarían un período ble disminución.
de crecimiento industrial, expansión urbana y fuer- Entre 1935 y 1950, el empleo industrial creció
tes regulaciones estatales que cristalizarían un pro- a razón de una tasa situada en el orden del 6% anual,
ceso de industrialización doméstica concomitante permitiendo el embrionario desarrollo de la meta-
–aunque periférico– con respecto a las lógicas do- lurgia y la reposición de piezas faltantes o desgas-
minantes en los países centrales. tadas pertenecientes a sistemas productivos preté-
El país en su conjunto se “aisló” del mercado ritos sensiblemente deteriorados y –en algunos ca-
mundial, pero sólo porque ésa era la tendencia domi- sos– ciertamente obsoletos.
nante en los centros de riqueza y poder del sistema. Entre 1929 y 1943, la economía nacional cre-
La industria se consolidaría en ese contexto como ció a razón del 1,8% anual y las inversiones ex-
vector interno de reproducción y modernización de tranjeras absorbían en 1949 poco más del 5% del
la configuración territorial y la dinámica social. capital fijo. El modo de producción capitalista se
difundía aceleradamente en el país, merced al fuerte
4.4.2. Crecimiento industrial, expansión urba- incremento, luego de la Segunda Guerra Mundial,
na y regulación estatal. Industrialización do- de la fuerza de trabajo asalariada como proporción
méstica y migraciones internas (1943-1955) de la PEA, que alcanzó el 70%, su máximo históri-
co (Neffa, 1998: 160). Se destacaban también el
El cambio en las condiciones internacionales perfeccionamiento y la expansión de las redes de
promovió el desarrollo de un nuevo modelo pro- telefonía y energía eléctrica.
ductivo que trata de aprovechar las potencialida- Los sustantivos progresos mundiales desarro-
des del mercado interno sobre la base de un desa- llados en torno a la navegación, la aeronavegación
rrollo industrial sustitutivo de importaciones y con y la circulación terrestre alumbraron en la socie-
alta utilización de mano de obra. dad y el territorio nacionales una nueva demanda
Las divisas acumuladas durante la etapa agro- de recursos e insumos, puesto que la construcción
exportadora permitieron diversos mecanismos de de ejes de rutas tornaba más compleja la maquinaria
promoción industrial como la elevación de las tari- de circulación que –junto a la circulación aérea, ma-
fas aduaneras, el establecimiento del Instituto Ar- rítima y fluvial– intensificaba de ese modo la vida
gentino de Promoción del Intercambio (IAPI) y el de relaciones de los lugares (Silveira, 1999: 80).
otorgamiento de créditos “blandos”, entre otros. Fue intenso también el desarrollo de las redes
El proceso de industrialización doméstica de- energéticas, merced a la producción de una nueva
sarrolló una metamorfosis estructural de la socie- materialidad destinada a garantizar una fluida cir-
dad, la economía y el territorio argentinos. Du- culación de energía con respecto a las principales
rante el “modelo agroexportador”, las formas y ciudades industriales del país, plasmada en refine-
contenidos del país eran modernos para acoger y rías, polos petroquímicos, oleoductos y gasoductos.
ejercer las funciones impuestas por la división in- Con todo, la principal innovación de la histo-
ternacional del trabajo. ria mundial de la época objetivada en el país no fue
En plena sustitución de importaciones, las téc- técnica, sino organizacional: la reestructuración del
nicas y racionalidades imperantes en el territorio Estado nacional, gracias a la emergencia del Esta-
nacional respondían en menor grado al orden mun- do populista como nuevo régimen de gobierno, ver-
dial establecido y se restringían al movimiento in- dadera ruptura institucional de la dinámica de acu-
terno de la división del trabajo, desenvolviéndose mulación capitalista a escala mundial y nacional.
sobre formas, funciones, estructuras y procesos en- En este contexto, el proceso de acumulación
gendrados al calor de modernidades pretéritas. La del capital desarrollado internamente no deman-
participación de la agricultura en el PBI cayó des- daba un considerable acervo de innovaciones téc-
de el 45% del total en 1930 hasta el 17% en 1970 nicas recientes, limitándose a imitar sistemas de

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4. ETAPAS DE MODERNIZACIÓN Y DIFERENCIACIÓN SOCIOTERRITORIAL EN LA ARGENTINA

ingeniería alumbrados y desarrollados en otros paí- El Estado controlaba no sólo la distribución


ses al calor de la segunda Revolución Industrial, y sino también la producción directa de bienes y ser-
permitiendo que el país ejecutara funciones y ta- vicios públicos, merced a la fundación de grandes
reas modernas, provisto de formas materiales en- firmas industriales, la creación de un sector finan-
vejecidas y obsoletas. ciero estatal y ciertas expropiaciones a capitales
En contrapartida, las normas desarrolladas por foráneos, fenómenos que permitieron colocar bajo
el Estado se hallaron a menudo en consonancia con la esfera de los poderes públicos a buena parte de
aquellas imperantes en los países centrales, reve- los sectores considerados estratégicos por la cos-
lando una objetivación sincrónica del nuevo orden movisión dominante.47
mundial en el país. Era el surgimiento en el país de Esa incesante expansión obligó a los poderes
ciertos embriones y manifestaciones concretas del públicos a reunir y coordinar en 1947 la totalidad
denominado “Estado de Bienestar” europeo y de las firmas que se hallaban bajo su control en la
norteamericano.44 Entre 1930 y 1950, el Estado Dirección Nacional de Empresas Industriales del
nacional desarrolló rápidamente un considerable Estado. Las firmas estatales concentraban en 1945
acervo de normas públicas destinado a preservar la el 40% de la inversión total y el gasto público re-
continuidad del proceso de acumulación del capi- presentaba un tercio del PBI.
tal en el país y asegurar la hegemonía de algunos La creación del IAPI (Instituto Argentino para
segmentos de las clases dominantes. Se fundaron la Promoción del Intercambio) permitía cooptar una
en primera instancia entes reguladores que contro- significativa parcela de la renta agraria y emplear-
laban fundamentalmente el desarrollo de las espe- la para subsidiar el crecimiento y expansión ma-
cializaciones agropecuarias más valorizadas,45 ex- nufacturera. En este contexto, el Estado también
tendiendo luego esas fiscalizaciones a las produc- se transformaba en un benefactor de la clase obre-
ciones agrícolas del interior del país.46 ra, retomando la experiencia institucional europea.
Se multiplicaron los controles sobre la mone- Las nuevas normas laborales procuraban cons-
da, las importaciones, los movimientos financie- tituir un acervo organizacional y jurídico favora-
ros y las inversiones. Este período se constituía tam- ble a los trabajadores asalariados como pivote de
bién en el apogeo de las grandes empresas estata- la industrialización doméstica, procurando garan-
les, que se extendería durante casi medio siglo. tizar condiciones mínimas de empleo e ingreso para

44. Ninguna de las normas imperantes durante las primeras décadas del proceso de sustitución de importaciones fue en modo
alguno el resultado aislado de una iniciativa de raigambre estrictamente endógena, sino que, por el contrario, éstas eran meras
imitaciones de los mecanismos normativos instaurados en los países centrales, reconociendo, por lo general, antecedentes
históricos tempranamente objetivados en Francia, Alemania, Suiza y Estados Unidos.
45. La fundación conjunta, en 1933, de la Junta Nacional de Carnes y la Corporación Argentina de Productores de Carnes, de
raigambre cooperativa y propiedad de los grandes productores ganaderos y terratenientes cuya posición hegemónica había sido
consolidada durante el período anterior, permitía al Estado, entre otras funciones, fijar precios mínimos para las exportaciones
y precios máximos para el consumo del mercado interno, controlando y verificando, además, los balances de las empresas
frigoríficas. Un año más tarde, fueron creadas la Junta Nacional de Granos y la Comisión Nacional de Granos y Elevadores,
entes reguladores de raigambre estatal que fijaron los precios mínimos para las producciones de trigo, lino y maíz, absorbiendo,
durante varios años, las cuantiosas pérdidas que implicaba su respectiva comercialización en un mercado mundial caracterizado
por cosechas abundantes y precios deprimidos.
46. Durante la primera mitad de la década del treinta, también fueron fundados el Mercado Nacional de Papas, la Junta Regula-
dora de Vinos y la Comisión Reguladora de la Yerba Mate, que contaban con funciones análogas a las ya citadas, procurando,
además, evitar el advenimiento de crisis sistemáticas y recurrentes de sobreproducción agrícola que provocaran la descapitalización
de producciones «regionales» marginales o complementarias.
47. En esta fase, el Estado asume un control prácticamente total sobre los hidrocarburos, la siderurgia, la telefonía, el agua y la
energía eléctrica, creando, además, su propia flota marítima y aérea, e incursionando en el sector financiero y otros servicios, a
través de la provisión de créditos para viviendas e industrias y el desarrollo del ramo de los seguros y las obras sociales.

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II. EL PROCESO DE DIFERENCIACIÓN SOCIOESPACIAL EN LA ARGENTINA

sustentar la expansión del mercado interno. Entre hasta nuestros días, reconociendo como antepasa-
1946 y 1954, el salario medio nominal se multipli- dos espaciales próximos a las ciudades-puerto rei-
có por nueve y la masa salarial llegó a concentrar nantes durante la fase agroexportadora.
en 1950 el 55,4% del ingreso nacional total. El conurbano bonaerense, que concentraba el
El Estado procuraba atar la prosperidad de una 49,7% de los movimientos migratorios totales del país,
incipiente burguesía industrial nacional al bienes- ya contaba en 1947 con un tercio de la población ar-
tar de las masas populares, favoreciendo a la fuer- gentina, mientras que se constituían enormes man-
za de trabajo asalariada y a pequeños empresarios chas contiguas en las adyacencias de los grandes cen-
y trabajadores independientes. En este contexto, los tros urbanos regionales y las capitales provinciales.
impuestos a las importaciones y la transferencia El Gran Buenos Aires recibió entre 1947 y 1970
de la renta agraria permitían asegurar el funciona- un contingente migratorio superior a los dos mi-
miento del Estado y efectuar una redistribución del llones de personas provenientes del resto del país
ingreso nacional bajo la forma de salarios indirec- (Lattes y Recchini, 1969: 133). Esos flujos prove-
tos, garantizando mediante los controles de precios nían fundamentalmente de Entre Ríos, Tucumán,
en el mercado interno la reproducción a bajo costo Corrientes, Santiago del Estero, Santa Fe, Catamar-
de la fuerza de trabajo. ca, La Pampa, San Luis y La Rioja. De este modo,
También el incremento sustancial de la presión las migraciones internas se tornaron un mecanis-
tributaria en relación a la producción global de bie- mo de formación de un incipiente proletariado in-
nes y servicios generaba nuevos recursos fiscales que dustrial que se había constituido al calor de la mul-
eran redistribuidos en beneficio de los asalariados. tiplicación de la demanda de fuerza de trabajo en
La mecanización y tecnificación del campo – los principales centros urbanos.
objetivada en un significativo incremento de la fuer- El Estado aseguraba la perpetuación de esos
za de trabajo rural despojada de sus medios de sub- flujos migratorios. La nacionalización de los fe-
sistencia– se tornó rasgo dominante de esta fase y rrocarriles y el descenso del costo de los fletes fe-
las migraciones rural-urbanas se transformaron en rroviarios suponían la eliminación de la tarifa di-
un mecanismo de consolidación de las desigualda- ferencial impuesta en el pasado por los capitales
des preexistentes. La industrialización aceleró el hegemónicos británicos. Las nuevas posibilidades
proceso de migraciones internas: grandes masas de alumbradas por la expansión industrial doméstica,
población rural, empujadas por la crisis agrícola, se el declive del interior del país y la decadencia de las
volcaron hacia los centros industriales, especialmen- formas-contenido rurales crearon una nueva inter-
te Buenos Aires (Rofman y Romero, 1997: 162). dependencia funcional, proveyendo de abundantes
Según Lattes (1994: 247), esos movimientos contingentes de fuerza de trabajo y con bajo costo
demográficos alcanzaron entre 1945 y 1949 su de reproducción a los grandes centros industriales.
máxima expresión, superando las 550.000 perso- El desempeño de esa función histórica tornó
nas. El país comenzaba a abandonar sus rasgos ru- posible el proceso de industrialización doméstica,
rales para dar lugar, cada vez más, a la existencia cuyo desarrollo hubiera sido inviable de no haber-
urbana, tornando a campos y pequeños poblados se producido esas sangrías demográficas. La ex-
en rudimentarios esbozos de la ciudad en tanto pansión del perfil macrocefálico del país se tornó
modo hegemónico de existencia de la sociedad y entonces un rasgo concomitante de esa refunciona-
el territorio (Silveira, 1999: 77). lización urbana y demográfica. La ciudad de Bue-
En 1947, ya el 62% de la población argentina nos Aires alcanzaba en 1947 una relación de 9,4 a 1
era urbana. Las compulsivas y masivas migracio- con respecto al segundo núcleo urbano del país.
nes entre el campo y la ciudad se tornaron vectores Con todo, la crisis agropecuaria que eclosionó
de estructuración, consolidación y expansión de las en 1952 con estancamiento y retroceso de la pro-
conurbaciones en tanto formas-contenido que –na- ducción, significativa merma de las demandas in-
cidas como tales durante esta época– perdurarían ternacionales de carnes y cereales, deterioro de los

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4. ETAPAS DE MODERNIZACIÓN Y DIFERENCIACIÓN SOCIOTERRITORIAL EN LA ARGENTINA

términos del intercambio, caída de los precios in- de sustitución de importaciones, que les permitía
ternos, congelamiento de los arrendamientos, des- apoderarse de mercados solventes y cautivos.
plazamiento de las inversiones de los terratenien- En este contexto, el Estado populista se trans-
tes hacia la industria, empleo de técnicas sustituti- formaría en burocrático, autoritario y desarrollis-
vas de fuerza de trabajo pero poco significativas ta, pero buena parte de los rasgos fundamentales
con respecto al incremento de la productividad de esa modernidad industrial permanecerían in-
por unidad de superficie, se tornó un evidente cólumes. La industria continuaría gobernando la
punto de inflexión que implicó la reorganización reproducción de la configuración territorial y la
del modelo, implicando un pasaje desde la autar- dinámica social, mas esta vez no lo haría sólo
quía hacia la apertura, desde la primacía de los como un vector intrínseco a la dinámica interna
capitales nacionales hacia la supremacía de la in- de acumulación, sino también como una variable
dustrialización transnacional, definiendo otro sub- clave de metamorfosis de los contenidos de la di-
período interno en la fase global. visión interna del trabajo.
La relación tecnología-capital/mano de obra se
4.4.3. De la autarquía a la apertura: indus- orienta hacia una mayor “eficiencia” en los proce-
trialización transnacional y reestructuración sos productivos, produciendo un importante reem-
del “modelo” (1955-1976) plazo de mano de obra industrial. Así, el Censo In-
dustrial de 1954 muestra que en la Argentina había
En 1955 se produce otro golpe de estado (au- 1,55 millones de obreros manufactureros, en tanto
todenominado “Revolución Libertadora”) que apli- que en el siguiente, en 1964 se registran tan sólo
ca inmediatamente medidas de estabilización mo- 0,97 millones. Durante este intervalo, sin embar-
netaria, restricciones salariales y reducción del gas- go, el producto industrial creció 64%.
to público, promoviendo el ingreso de Argentina al Es decir que el proceso de genuina industriali-
Fondo Monetario Internacional y al Banco Inter- zación doméstica sería sepultado. El nuevo subpe-
nacional de Reconstrucción y Fomento (actual ríodo de la fase se vinculará con las industrias del
Banco Mundial). petróleo, química y automotriz. Las nuevas moder-
La supremacía norteamericana se erigía en la nizaciones manufactureras, agropecuarias y ener-
posguerra como una nueva variable motora del sis- géticas revelarían desiguales velocidades sectoria-
tema, que exigía de los países periféricos una reor- les y se tornarían vectores de configuración y re-
ganización de su economía industrial, procurando creación de un orden interno que condensaría y
tornarla tributaria de las grandes corporaciones complementaría los contenidos pretéritos.
transnacionales en tanto verdaderos basamentos En ese contexto, la guerra de Corea, el vir-
estructurales de la pujante prosperidad del capita- tual monopolio de los capitales hegemónicos nor-
lismo monopolista estadounidense. teamericanos en torno al desarrollo productivo
En efecto, las décadas del cincuenta y sesenta y la comercialización de determinados insumos
se revelaron a escala mundial en tanto escenarios y bienes de capital, las manipulaciones de la Con-
temporales de expansión planetaria del capitalis- ferencia Internacional de Materiales y la imple-
mo monopolista norteamericano, desarrollado y mentación por parte de los Estados Unidos del
vehiculizado por las grandes empresas transnacio- Plan Marshall se constituían en instancias mun-
nales. Las corporaciones petroleras, químicas y diales de regulación de la economía mundial y
automotrices rápidamente invadieron y cooptaron nacional que condicionaban severamente su de-
el proceso de acumulación desarrollado interna- sarrollo, obligando a los Estados latinoamerica-
mente en los países periféricos latinoamericanos – nos a asumir rasgos burocráticos y autoritarios
especialmente México, Brasil y Argentina– mer- tendientes a impulsar la racionalización de la
ced a las considerables ventajas técnicas, normati- producción fabril y el consumo energético/indus-
vas y organizacionales desplegadas por el proceso trial, incrementar la productividad del trabajo,

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II. EL PROCESO DE DIFERENCIACIÓN SOCIOESPACIAL EN LA ARGENTINA

promover la mecanización de las tareas rurales e in- ciones de firmas extranjeras, proceso que continuó
crementar la producción energética. impetuosamente durante la segunda mitad de la
La intervención del Estado fue entonces me- década del sesenta, con un ingreso de 400 millones
nos directa y más indicativa en tanto promotor del de dólares entre 1967 y 1968.
proceso de industrialización, reservando a las gran- Entre 1950 y 1970 las industrias dinámicas, in-
des empresas transnacionales una importante y sig- tensivas en capital y fuertemente modernizadas con-
nificativa parcela de las decisiones económicas y centraban aproximadamente el 80% del valor agre-
delegando en los capitales hegemónicos la respon- gado industrial, desplazando a las industrias “ve-
sabilidad de explotación y desarrollo de los secto- getativas” típicas del subperíodo anterior. En 1963,
res considerados estratégicos. El Estado procuró las firmas tributarias de capitales foráneos concen-
mitigar el consumo interno y racionalizar la pro- traban el 25% de la producción manufacturera na-
ducción fabril y el transporte, restringiendo los sa- cional total (Rofman y Romero, 1997: 217).
larios y reduciendo el gasto público. Concomitantemente, y merced al congelamien-
Comenzaba así el fin del desarrollo fabril in- to de los salarios en tanto herramienta tendente a
terno, impulsado además por la merma de la im- mitigar la inflación, la distribución del ingreso co-
portancia relativa de las grandes empresas públi- menzó a deteriorarse, tornándose más regresiva. En-
cas. En efecto, estas condiciones materiales e in- tre 1950 y 1952, el salario real cayó a razón de un 5%
materiales –a las que se añaden la formulación y anual y la masa salarial redujo su participación en el
posterior aplicación en 1953 de una nueva ley de ingreso nacional, ubicándose en 1955 en el 47,6%.
radicación de capitales extranjeros y la celebra- Es la primera evidencia empírica que permite
ción de los contratos petroleros con poderosas asociar una incipiente y embrionario deterioro so-
firmas transnacionales– sellarían el agotamien- cial con respecto a la penetración de capitales fo-
to y finalización de la genuina industrialización ráneos en el país en su conjunto, proceso simultá-
doméstica imperante (Rofman y Romero, 1997: neo, además, con respecto a la adhesión del terri-
170), delegando parcialmente en los capitales he- torio nacional a instituciones nacidas de Bretton
gemónicos norteamericanos la explotación de Woods, como el Fondo Monetario Internacional
segmentos aún no desarrollados u otrora mono- y el Banco Mundial.
polizados por el Estado. Las migraciones internas y la reestructuración
Se produjeron, pues, incesantes radicaciones del sistema urbano, lejos de detenerse o mitigarse,
de capitales norteamericanos en las ramas automo- se exacerbaron durante los años cincuenta y sesen-
triz, energética y química. Los ingresos netos de ta. Si bien el volumen global de movimientos mi-
capital extranjero a largo plazo alcanzaron durante gratorios entre 1947 y 1960 declinó sensiblemen-
la década del cincuenta un promedio anual de 80 te, la Capital Federal y la provincia de Buenos Ai-
millones de dólares, cifra que se elevó a 300 millo- res concentraban el 72,9% de esos contingentes,
nes entre 1959 y 1961. Esas inversiones apuntaban mientras que Córdoba, Entre Ríos, Santa Fe y San-
decidida y sistemáticamente al tejido industrial, el tiago del Estero eran responsables del 49,2% de
cual absorbió entre 1955 y 1959 el 99,8% de los las expulsiones (Lattes y Recchini, 1969: 131-133).
capitales arribados al país. Catamarca, Chaco, Corrientes, Entre Ríos, Mi-
Entre 1959 y 1968, se registró una entrada pro- siones, Tucumán y Santiago del Estero exhibían
medio de 56 millones de dólares anuales en con- entre 1960 y 1970 tasas de crecimiento migratorio
cepto de inversiones privadas directas (Ferrer, 1973: de signo negativo superiores al 15 por mil, mien-
196). Según Basualdo (1987: 11), entre 1958 y 1962 tras que al mismo tiempo despuntaban nuevas áreas
ingresaron unos 550 millones de dólares derivados receptoras como Tierra del Fuego –25,5 por mil– y
tan sólo de la radicación de industrias químicas, Santa Cruz –27,2 por mil–. En el noroeste, sólo
petroquímicas y automotrices de origen trasnacio- Salta y Jujuy mostraban un comportamiento de-
nal. Entre 1958 y 1965, se produjeron 2000 radica- mográfico ligeramente positivo.

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4. ETAPAS DE MODERNIZACIÓN Y DIFERENCIACIÓN SOCIOTERRITORIAL EN LA ARGENTINA

En contrapartida, el nordeste y la Patagonia –que En contrapartida, las provincias de Catamar-


otrora representaban sólo el 2,7% de la población ca, La Rioja, Santiago del Estero, San Luis, Entre
del país– concentraban ahora el 8,1%, merced a la Ríos y Corrientes generaban en 1968 el 4% del PBI
llegada de importantes contingentes migratorios y contaban con un ingreso per cápita 60% inferior
provenientes de países limítrofes.48 Las provincias a la media nacional. Se retroalimentaba entonces
de Catamarca, La Rioja, Santiago del Estero, San la hegemonía del Gran Buenos Aires en tanto cen-
Luis, Entre Ríos y Corrientes –que concentraban tro urbano unívoco a escala nacional, primacía con-
globalmente el 14% de población nacional en solidada por la presencia excluyente de las casas
1947– sólo representaban el 10% en 1970.49 matrices de las grandes empresas, en detrimento
En 1960, la proporción de población urbana del enjambre de filiales y subsidiarias radicadas en
alcanzó 72%, y en 1970 ésta se elevó al 79% del el interior del país. El conurbano se constituía nue-
total. Esa primacía se exacerbó durante las déca- vamente en el centro de poder del país, concen-
das del cincuenta y el sesenta, una vez que esas trando los excedentes, centralizando las decisiones
cifras superaron holgadamente la proporción de 10 y acaparando los recursos materiales e inmateria-
a 1 (Velázquez, 2001: 50). Las conurbaciones de les disponibles, cristalizando su papel de interme-
Rosario, Córdoba, La Plata y Mendoza experimen- diario entre las variables motoras a escala mundial
taban de este modo una significativa expansión, y las variables dominantes del sistema nacional.
acompañadas por las ciudades de Tucumán, Santa En el interior del país se dibujaba una nueva
Fe, Mar del Plata, Bahía Blanca y San Juan. división territorial del trabajo. La provincia de
El Gran Buenos Aires –que en 1914 concen- Córdoba ya reunía en 1963 el 80% de las inver-
traba 37% de la población pampeana– representa- siones en el país de las grandes corporaciones au-
ba en 1947 y 1970 el 45% y el 54%, respectiva- tomotrices norteamericanas y europeas. El 75%
mente. Esas desigualdades demográficas permitían de las inversiones realizadas por los capitales he-
la eclosión de nuevas compartimentaciones socio- gemónicos transnacionales en la pampa húmeda
territoriales, merced a la primacía industrial del y en la Patagonia correspondía a los segmentos
conurbano. En 1965, la Capital Federal resultó be- más dinámicos del proceso de acumulación del
neficiaria del 30,7% de los créditos hipotecarios, capital a escala nacional –energía, química, side-
mientras que un vasto mosaico de partidos del con- rurgia, industria automotriz.
urbano concentró el 22,6% de esos recursos. Un El Gran Buenos Aires demandaba insistente-
fenómeno análogo ocurría con los créditos indus- mente insumos de origen agropecuario para las in-
triales, apoderándose del 74% en 1972 (Rofman y dustrias alimentarias allí establecidas, mientras que
Romero, 1997: 224-225). la expansión del consumo urbano incrementaba las
La región pampeana representaba el 70% de la demandas de algodón, lana, petróleo, azúcar, vino,
ganadería vacuna del país y el 90% de la produc- yerba mate, frutas, tabaco y té. Las nuevas regula-
ción global de cereales, mientras que sólo el Gran ciones estatales destinadas a evitar el advenimiento
Buenos Aires acaparaba el 56% de la producción de crisis de sobreproducción agrícola propiciaron la
industrial, el 53% del empleo manufacturero y el expansión del cultivo y la producción algodonera en
60% de los sueldos pagados en los segmentos liga- Formosa y Chaco, generando una relativa prosperi-
dos al desarrollo del comercio y la prestación de dad para los yerbatales de Corrientes y Misiones.
servicios, usufructuando además un ingreso per cá- Tucumán, Salta, Santiago del Estero y La Rio-
pita 70% superior al del resto del país. ja, por su parte, construyeron una nueva división

48. En este contexto, la naturaleza receptora de las provincias patagónicas y el conurbano bonaerense se consolidarían en tanto
tendencias demográficas del período.
49. Entre 1960 y 1970, una proporción que oscilaba entre el 80% y el 100% del crecimiento vegetativo total de las provincias de
Catamarca, Chaco, Santiago del Estero y Tucumán se desplazó hacia las grandes urbes pampeanas (Rofman y Romero, 1997: 240).

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II. EL PROCESO DE DIFERENCIACIÓN SOCIOESPACIAL EN LA ARGENTINA

del trabajo en torno a ciertos cultivos industria- 4.5. La era de la modernización excluyente:
les, especialmente el tabaco, el algodón y la caña la fragmentación de la sociedad y el territo-
de azúcar, según el caso, mientras que Mendoza y rio (1976-2005)
San Juan cristalizaban su vocación vitivinícola.
La Patagonia, finalmente, se consolidaba en tanto 4.5.1. Rupturas y continuidades: de la deca-
centro productor de hidrocarburos, función que dencia industrial a la valorización financiera
se perpetuaría hasta nuestros días. (1976-1991)
De este modo, esa moderna división territo-
rial del trabajo engendraba un mosaico de situa- Uno de los objetivos centrales de la dictadura
ciones geográficas, entre las cuales podríamos era remover las bases del modelo de sustitución
identificar al centro de poder del sistema a escala de importaciones. La política económica impuso
nacional –el conurbano bonaerense–, las áreas un estricto congelamiento salarial, liberalización
productivas subsidiarias de la expansión energé- de precios, reforma arancelaria, reforma financie-
tica, el apogeo de la industria y el devenir de la ra, y tipo de cambio sobrevaluado. Todo esto lle-
agricultura moderna –la Patagonia, Santa Fe, Cór- vó a un desmantelamiento de gran parte del apa-
doba, buena parte de la provincia de Buenos Ai- rato productivo, provocando un peculiar proceso
res, algunos fragmentos de la economía cuyana–, de terciarización.50
y un vasto paisaje de decadencia, obsolescencia y Durante la primera mitad de la década del se-
devastación, plasmado en las restantes provincias tenta, las variables motoras a escala mundial su-
del interior del país, y particularmente agudizado frieron un agudo proceso de reestructuración liga-
hacia el norte. Este último, castigado por la po- do fundamentalmente a la crisis de los países cen-
breza y la miseria, desempeñaba una función es- trales y la expansión de las finanzas en detrimento
tructural que –más allá de cualquier especializa- de la producción manufacturera. En los hechos, la
ción agrícola, industrial o energética– apuntaba circulación se tornó más importante que la produc-
al ejercicio eficaz e implacable de su papel de pro- ción propiamente dicha. La caída de la tasa de ga-
veedor de fuerza de trabajo con bajo costo de re- nancia a escala mundial, el desempleo creciente en
producción para las industrias radicadas en las los países europeos, la búsqueda de nuevos centros
áreas más modernas del país. de acumulación y lugares de producción, la com-
Esas condiciones materiales e inmateriales de petencia entre los países centrales y la conquista
existencia del país como un todo se extenderían de los mercados financieros en las periferias del
hasta la segunda mitad de la década del setenta, sistema implicaron, entre otros rasgos, el adveni-
cuando la reestructuración de la economía mun- miento de una nueva fase del sistema capitalista,
dial engendrara una suerte de transición hacia un la cual impuso nuevas aceleraciones y transfor-
nuevo período: la era de la modernización exclu- maciones, diseñando un nuevo mapa productivo
yente y la fragmentación de la sociedad y el terri- y engendrando un nuevo orden global acompaña-
torio. El golpe de estado en 1976 (autodenomina- do por la emergencia de una suerte de “gobierno
do “Proceso de Reorganización Nacional”) me- mundial” (Silveira, 1999: 245-257), plasmado en
diante el autoritarismo y una brutal represión de- los capitales financieros concentrados, las casas
jará su impronta en todos los aspectos de la reali- matrices de las grandes corporaciones y los orga-
dad social y territorial argentina. nismos multilaterales de crédito.

50. Decimos “peculiar” porque no se asocia de un desarrollo de “etapas” sino más bien a la «lucha por la vida» por parte de la
población desplazada de la economía formal y los procesos productivos.

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4. ETAPAS DE MODERNIZACIÓN Y DIFERENCIACIÓN SOCIOTERRITORIAL EN LA ARGENTINA

El crecimiento sostenido de la economía mun- el contexto latinoamericano en general y en el caso


dial alumbrado a partir de la primera mitad de la argentino en particular, merced al advenimiento y
década del cincuenta finalmente se detuvo. La cri- posterior consolidación de gobiernos de facto y re-
sis del petróleo de 1973 –triplicación y posterior gímenes autoritarios serviles frente a las fuerzas
cuadruplicación del precio internacional del petró- hegemónicas de las grandes corporaciones transna-
leo crudo– implicó la génesis de una abundante li- cionales y los capitales hegemónicos locales.
quidez financiera y un exceso de capitales ficticios Finalizaba, pues, un período sustentado en la
que amenazaba con precipitar en un insondable reproducción del capital industrial, inaugurando
abismo al modo de producción capitalista en su una fase asociada con la valorización de las finan-
conjunto. Los polos financieros de los centros de zas en tanto variable motora de la época. Compa-
poder y riqueza a escala planetaria se apropiaron rando los Censos Nacionales Económicos de 1974
de buena parte de los petrodólares obtenidos por y 1985, es posible constatar que en poco más de
los vendedores internacionales de hidrocarburos, una década disminuyó el número absoluto de esta-
incapaces de invertirlos inmediata y productiva- blecimientos industriales y, nuevamente, el de per-
mente en sus propios países de origen (Rofman y sonal ocupado produciendo mayor concentración
Romero, 1997: 252). en el sector manufacturero.
Esa nueva dinámica de acumulación capitalis- El Estado nacional se reestructuró violenta-
ta determinó la eclosión de una crisis de endeuda- mente, eliminando los precios sostén, imponien-
miento y especulación financiera. La banca inter- do la liberalización parcial del mercado de cam-
nacional desarrolló –mediante la concesión de cré- bios, interrumpiendo los programas de “coloni-
ditos con bajísimas o nulas tasas de interés– un zación” y reforma agraria, y desistiendo de toda
nuevo mecanismo de acumulación, valorización y intervención reguladora en la dinámica interna
reproducción del capital a escala internacional. La del mercado doméstico.
conquista de mercados financieros en la periferia La estructura industrial se revelaba heterogé-
posibilitó un retorno a la escasez y, con ella, la re- nea y fragmentada,51 merced a la secular expan-
valorización de las divisas. El resultado fue que los sión de las preexistentes diferencias sectoriales en
países del Tercer Mundo se endeudaran a gran es- cuanto a la densidad del capital por trabajador ocu-
cala y absorbieran el dinero que sobraba en el sis- pado, el nivel de calificación de la fuerza de traba-
tema (Silveira, 1999: 96). jo, su productividad, los salarios y la tasa de ga-
En este contexto, el “contrato social” que com- nancia empresarial. Escasos y poderosos, los gran-
prometía la rentabilidad del capital con el pleno des establecimientos industriales concentraban en
empleo, el consumo interno con la distribución pro- la década del ochenta más del 50% de la fuerza de
gresiva del ingreso y el bienestar social con la in- trabajo y el 70% del valor agregado sectorial.
tervención estatal –fuertemente cuestionado en los En sólo un año (1976-1977), la jornada laboral
países centrales– se desmoronaría rápidamente en sufrió un incremento del 200% (Morina, Velázquez

51. Con todo, emergían otras especializaciones manufactureras en el interior del país, merced a la formulación y aplicación de los
Regímenes de Promoción Industrial. Capitales hegemónicos de origen nacional y transnacional, vinculados con la industria elec-
trónica y de tejidos sintéticos, la química y la petroquímica, la siderurgia y la metalmecánica, resultaron claramente beneficiados
por una nueva regulación estatal, que procuraba enraizar inversiones, actividades económicas y población estable en algunas
provincias periféricas –Tierra del Fuego, San Luis, San Juan, Catamarca, La Rioja–. El Estado procuraba «compensar» a los
capitales hegemónicos por las «desventajas» de la localización en esas provincias y territorios, tales como la pobre infraestructura,
la lejanía a los principales centros urbanos de consumo, y los problemas de accesibilidad que tornaban técnicamente «inviable» el
desarrollo de algunas explotaciones industriales. Las ventajas normativas y organizacionales otorgadas fueron numerosas e impor-
tantes, especialmente aquellas de origen fiscal y comercial, engendrando estrategias «subsidiadas» de acumulación del capital.

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II. EL PROCESO DE DIFERENCIACIÓN SOCIOESPACIAL EN LA ARGENTINA

y Gómez Lende, 2004). El volumen global del em- Nótese además que la libre importación de bie-
pleo industrial disminuyó 40% entre 1976 y 1982. nes de capital e insumos significó un drenaje en poco
El salario real promedio deflactado por el índice más de un lustro de casi dos billones de dólares (Ba-
de precios al consumidor con base 100 para 1980 sualdo, 1987: 57). Finalmente, la deuda externa ar-
era de 150,8 en 1975, pasando a 100,1 en 1976 y gentina se quintuplicó, gracias a la estatización y
77,3 en el año siguiente.52 licuación de los pasivos empresarios (Rofman y
Este proceso afectó en mayor medida a las ciuda- Romero, 1997: 258), proceso usufructuado por
des más grandes (fundamentalmente Buenos Aires, grandes grupos económicos diversificados y firmas
Rosario y Córdoba), ya que eran las que contaban con subsidiarias de corporaciones transnacionales que
mayor número de establecimientos industriales. de ese modo se apoderaron de una ingente masa de
Hubo una compulsiva transferencia de recursos recursos públicos.
desde la fuerza de trabajo asalariada hacia la cúpula En efecto, la deuda pública pasó de 8.000 a
empresarial más concentrada, drenaje que entre 1976 46.000 millones de dólares entre 1976 y 1983,
y 1980 superó holgadamente los 52.000 millones de mientras que simultáneamente se pergeñaba una
dólares (Morina, Velázquez y Gómez Lende, 2004). fase de obsolescencia de la economía y el territorio
La reforma financiera de 1977 –verdadero re- caracterizada por la hiperinflación, el desplome de
sultado del meticuloso diseño de una compleja in- las inversiones, la expansión del desempleo y la pre-
geniería tendente a subyugar la vida de relaciones carización del mercado laboral y la pobreza.
del país a la dinámica de los mercados internacio- El tradicional proceso migratorio en etapas: del
nales de capitales– desplazó finalmente el eje de la ámbito rural a pueblos, de pueblos a ciudades me-
dinámica de acumulación hacia las finanzas y con- dias y de ciudades medias a grandes ciudades se
solidó la hegemonía de incipientes grupos econó- interrumpió en esta última etapa produciéndose en
micos nacionales y firmas transnacionales. los períodos intercensales 1970-1980 y 1980-1991
El país en su conjunto exacerbaba su subordi- mayor crecimiento relativo de las ciudades medias,
nación con respecto a los centros de poder y rique- procesos de migración de retorno, incremento de la
za a escala mundial, gracias a la reorganización de economía de subsistencia, y de la miseria extrema.
los flujos financieros y comerciales, la apertura También resulta “novedosa” –aunque no pre-
importadora y la expansión de la deuda externa. cisamente por ser buena– la nueva política migra-
Los montos de capitales pagados por las filiales de toria, que se torna restrictiva para la población
empresas transnacionales radicadas en el país a las oriunda de países limítrofes.54
casas matrices en concepto de remesa de ganan- Esa decadencia finalizaría en los años noventa
cias, importación de piezas y maquinarias, y pago cuando, rompiendo con buena parte de los legados
de deudas financieras, patentes y royalties crecie- del pasado, se inaugurara un subperíodo de moder-
ron vertiginosamente a un ritmo situado en el or- nización hegemónica y exclusión social, que crista-
den del 92% anual entre 1976 y 1981.53 lizaría y exacerbaría las tendencias y realidades más

52. Incluyendo los aportes de las leyes sociales y las cargas patronales, la participación de los asalariados en el ingreso nacional
que, en unidades monetarias de 1970, ascendía, en 1975, al 53%, cayó al 36,6% en 1976 y al 34,4% en 1977. En 1983, ese
indicador se hallaba situado en el orden del 34%.
53. En efecto, mientras que en 1976 esos pagos ascendían sólo a 27 millones de dólares, en 1981 éstos superaban holgadamente
los 700 millones de dólares (véase Basualdo, 1987: 57).
54. Este proceso de estigmatización de los inmigrantes limítrofes contrasta con la historia “oficial” argentina de “crisol de razas”
e irá creciendo, sobre todo entre la población con menor nivel de instrucción, pero también es promovida desde “arriba” en
forma paralela y como “justificación” del incremento del desempleo y de la inseguridad urbana. Los inmigrantes limítrofes
resultan así un perfecto “chivo expiatorio”.

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4. ETAPAS DE MODERNIZACIÓN Y DIFERENCIACIÓN SOCIOTERRITORIAL EN LA ARGENTINA

inicuas con respecto a la reproducción de la socie- en suma, hacer descansar la reproducción de la so-
dad, la economía y el territorio argentinos. Las ra- ciedad, la economía y el territorio sobre el ajuste
cionalidades estatales pretéritas dejarían paso a –y estructural neoliberal. En esta fase, la materialidad
se metamorfosearían en– una renovada y despóti- del territorio se renovaría y modernizaría acelera-
ca lógica mercantil. damente, mientras que la estructura social sufriría
una brutal metamorfosis.
4.5.2. Modernización hegemónica y exclusión Procurando desmantelar y desmontar buena
social: mercantilización y fragmentación de la parte de los mecanismos de intervención pública
sociedad y el territorio (1991-2001) que regulaban el proceso de acumulación capita-
lista en los países latinoamericanos, esa norma se
Hacia las postrimerías de la década del ochen- abalanzó sobre las empresas estatales, los numero-
ta, la economía mundial se reestructura nuevamente sos controles e intervenciones que pesaban sobre
y entroniza en una nueva arquitectura espacio-tem- los correspondientes mercados internos, las normas
poral erigida en torno a la ciencia y la información de protección ambiental, la educación y salud pú-
como variables motoras de un nuevo modelo de blicas y las regulaciones del mercado de trabajo en
articulación entre materialidad y poder. La telefo- aquellos países que en el pasado habían alumbrado
nía moderna, los satélites, la informática, la fibra un mercado interno relativamente amplio y conso-
óptica, los nuevos materiales, la genética y otras lidado: México, Argentina y Brasil.
innovaciones biotecnológicas, las finanzas y los Los capitales hegemónicos exigían la objeti-
servicios, el sistema financiero –pero más aún, la vación de diversos mecanismos de control y domi-
parcela informacional y cientifizada del sistema nación, demandando de los poderes públicos la
productivo mundial– se constituyen en los verda- producción de normas que reglamenten, consoli-
deros reguladores de la nueva economía planeta- den y legitimen las alianzas a establecer entre las
ria, pergeñando de ese modo una imperiosa rela- clases dominantes internas y las racionalidades del
ción de necesidad e interdependencia funcional mercado mundial. Algunos de los estos mecanis-
entre las normas del sector privado y las normas mos fueron ejecutados por el Estado y otros, en
del sector público (Silveira, 2000), el cual se torna cambio, delegados por éste en aquellos.
vasallo del sistema de poder neoliberal. En ese contexto, y a instancias de las implaca-
Las lógicas burocráticas se metamorfosean en bles demandas del gobierno mundial, el Estado san-
mercantiles. El capitalismo estadounidense –que cionaría las leyes de Emergencia Económica y Re-
durante la década “perdida” del ochenta había ex- forma del Estado, las cuales redefinirían las rela-
perimentado un significativo retroceso, revelando ciones existentes entre los capitales privados y la
una economía que se hallaba poco menos que en la esfera pública, decretando la acelerada privatiza-
ruina, agobiada por excesivos gastos militares y ción de casi la totalidad de las empresas estatales,
déficit comerciales y fiscales– (Albert, 1992: 59) desmontando –transfiriendo, en rigor de verdad–
pretendía conservar su papel de potencia hegemó- los mecanismos de control e intervención otrora
nica a escala mundial a expensas de los países patrimonio del Estado, estableciendo una brusca
“emergentes”. El blanco elegido fue América Lati- apertura comercial y financiera y desarrollando una
na, y el instrumento de dominación, el denomina- profunda reforma fiscal.
do “Consenso de Washington”. Renunciando explícitamente a todo atisbo de
Tal como explica Carassai (1995: 119), ese dis- organización monetaria autónoma independiente de
curso “sugería” reducir drásticamente el déficit fis- la economía norteamericana y comprometiéndose
cal, liberalizar las tasas de interés, iniciar un pro- ante los organismos multilaterales de crédito a no
ceso de apertura importadora, favorecer la privati- emitir dinero sin contar con el correspondiente res-
zación de las empresas estatales y “desregular” to- paldo en oro y divisas (Rofman y Romero, 1997:
dos los mercados –especialmente el de trabajo–, 271-272), el Estado nacional estableció por ley un

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II. EL PROCESO DE DIFERENCIACIÓN SOCIOESPACIAL EN LA ARGENTINA

tipo de cambio fijo –convertibilidad– y la mone- compañías de seguros, la provisión de agua pota-
da argentina se tornó un mero apéndice del dólar ble, las usinas nucleares y las centrales hidro-
norteamericano. eléctricas, contemplando asimismo la introduc-
Pretendiendo restablecer la confianza de los ción de un sistema previsional de jubilaciones y
centros financieros internacionales –so pretexto de pensiones sustentado en la capitalización indi-
consolidar un marco monetario consistente con la vidual de aportes y la constitución de empresas
estabilidad de precios–, ese Programa de Conver- mixtas entre diversos segmentos del Estado y los
tibilidad pretendía diseñar un esquema de acumu- capitales hegemónicos.
lación que permitiese el flujo irrestricto y unilate- Anteponiendo lógica empresarial a la de ser-
ral de divisas hacia los centros financieros interna- vicio público, se profundizaron entonces tensio-
cionales y los acreedores de la deuda externa. nes y fragmentaciones preexistentes, permitien-
Merced a ese programa monetario, la desgrava- do a los capitales hegemónicos disponer de nu-
ción arancelaria y la apertura comercial, las importa- merosas garantías jurídicas, una profusa infraes-
ciones fueron subsidiadas por un tipo de cambio fijo tructura colectiva y un mercado cautivo y solven-
y sobrevaluado y se expandieron rápida y vertigino- te (Silveira, 1999: 262).
samente. El ingreso de bienes importados inundó ace- En este contexto, no interesaba en modo algu-
leradamente la plaza local con mercancías que reem- no la producción de valores ni la distribución de
plazaban a la producción interna,55 desmantelaban la aquellos, lo que realmente importaba era dominar
estructura industrial y propiciaban una caudalosa san- los sistemas en que estos valores eran producidos
gría de recursos públicos. y distribuidos, puesto que en ese yugo residía la
En este contexto, se consolidaba entonces un posibilidad de captar el máximo posible de exce-
perfil productivo social y territorial excluyente dentes, engendrando un sistema de reservas a es-
(Morina y Velázquez, 1999: 7), que se cristalizaría cala planetaria controlado por grandes corporacio-
y exacerbaría a partir de la privatización de buena nes (Dos Santos, 1994: 74).
parte de las empresas estatales fundadas en los años Una nueva norma –la “desregulación”– conspira-
treinta y cuarenta. ba en pos de la valorización y reproducción ampliada
En efecto, el Estado argentino se desprendió de los capitales invertidos por las clases dominantes.
aceleradamente de las principales empresas de ser- Eliminando los controles de precios en el mercado in-
vicios públicos, so pretexto de recuperar la disci- terno y los circuitos espaciales de producción de rai-
plina fiscal, sanear las finanzas públicas y reducir gambre agropecuaria, incrementando el tipo de cam-
la pesada carga de la deuda externa. bio real para las exportaciones –merced a la supre-
Hacia mediados de los noventa, ya habían sido sión de gravámenes y el establecimiento de reinte-
privatizados o concesionados la totalidad de los ca- gros–, simplificando trámites burocráticos y reducien-
nales de televisión, los teléfonos, los polos petro- do drásticamente los costos indirectos –operaciones
químicos, las áreas petroleras, el transporte aéreo, portuarias, servicios profesionales, primas de segu-
los ramales ferroviarios, las rutas nacionales, los ros, etc.–, esa “desregulación” repercutía favorable-
correos, la extracción y refinería de hidrocarburos, mente en las ganancias obtenidas por los capitalis-
los subterráneos, el transporte marítimo, los as- tas más poderosos, los cuales gozaron de una inédi-
tilleros, la siderurgia, la producción, comercia- ta impunidad para estipular precios y cantidades frente
lización y distribución de la energía eléctrica, las a productores directos y consumidores finales.

55. Véase, por ejemplo, que las exportaciones experimentaron, entre 1991 y 1993, un crecimiento limitado, situado en el orden
del 9%, mientras que las importaciones, en contrapartida, habían superado, en igual lapso temporal, la barrera del 200%. Entre
el año base y las postrimerías de la década del noventa, las importaciones se triplicaron, en tanto que las exportaciones habían
acumulado una expansión mucho menor, inferior al 98%.

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4. ETAPAS DE MODERNIZACIÓN Y DIFERENCIACIÓN SOCIOTERRITORIAL EN LA ARGENTINA

Procurando objetivar en el país las parcelas más También se modificó el régimen de vaca-
valorizadas de la división internacional del traba- ciones –fraccionándolo de acuerdo a las nece-
jo, una nueva norma pública construyó un marco sidades de las empresas–, se institucionalizó el
de seguridad jurídica y generosos beneficios para pago del aguinaldo en varias cuotas y la posibi-
la Inversión Extranjera Directa, consolidando la lidad de modificar salarios y otros beneficios
subordinación del país con respecto a las estructu- en caso de crisis o emergencia económica. Se
ras del mercado mundial. En efecto, durante el de- redujeron los aportes patronales a la seguridad
cenio 1990-2000 arribaron más de 154.000 millo- social –pensiones, jubilaciones, obras sociales–
nes de dólares en concepto de IED.56 , se disminuyeron los montos de las asignacio-
Esas inversiones foráneas implicaron una trans- nes familiares, y se permitió la vigencia por
formación de la división interna del trabajo que reve- tiempo indeterminado de contratos temporarios
laba un evidente retorno a un modelo primario de pro- –también llamados “contratos basura”– que
ducción y exportación provisto de rasgos eminente- implicaban una sensible disminución de los
mente agropecuarios y extractivos. Es por eso que la costos laborales para los empresarios.
penetración del nuevo paradigma hegemónico de En suma, se eliminó despiadadamente buena parte
modernización se produce en el país gracias a la rees- de las conquistas sociales obtenidas durante el perío-
tructuración de las ramas primarias o de escaso valor do anterior. En este contexto, el desempleo estructu-
agregado y las nuevas tecnologías, incluyendo a la ral se incrementó rápida, explosiva e implacablemente.
agricultura, los hidrocarburos, la minería, las teleco- La tasa de desocupación abierta –que en 1991 no
municaciones y determinados segmentos industria- superaba el 6%– alcanzaba en 1995 el 17,4%, supe-
les fuertemente automatizados y cientifizados. rando el 18% en las postrimerías del decenio (Mori-
En efecto, durante la última década las pro- na, Velázquez; Gómez Lende, 2004: 101). Según
ducciones más valorizadas a escala nacional repre- datos de Basualdo (2003), el grueso del desempleo
sentaban un puñado de especializaciones producti- se produjo durante el quinquenio 1991-1995.
vas exportables sustentadas en el sector agropecua- Esa suerte de hipótesis se cristaliza toda vez que
rio –oleaginosas, aceites y grasas vegetales, otros entre 1991 y 1995 la tasa correspondiente experi-
cultivos globalizados–, la minería –plata, oro, co- mentó una inédita y brutal triplicación efectiva, de-
bre–, los hidrocarburos y la industria automotriz.57 teriorando las condiciones de vida de un vasto con-
Procurando fomentar el empleo precario y tor- junto de la población asalariada del país. Entre 1990
nar menos onerosos los despidos, un heterogéneo y 2001, el desempleo sufrió una expansión cercana
mosaico de normas –englobadas bajo el eufemismo al 350%,58 mientras que sólo en el trienio 1998-2001
de “flexibilización laboral”– dispuso la supresión de la desocupación abierta se incrementó 40%.
los mecanismos de indexación salarial, subordinan- En este contexto, los salarios reales industria-
do la evolución de las remuneraciones nominales a les cayeron poco menos de 10% entre 1994 y 2001,
mecanismos no indexatorios, tales como el ajuste registrándose durante el decenio 1991-2001 un in-
según incremento de la productividad del trabajo y cremento de la productividad global del trabajo
el compromiso del empleador de no externalizar ta- superior al 40% y un retroceso de la ocupación
les aumentos a los precios del mercado interno. industrial del 34%. La cantidad de horas trabajadas

56. Un puñado de seis países –Estados Unidos, España, Francia, Chile, Italia y Gran Bretaña– era responsable por el 88% de
esas inversiones, mientras que sólo dos naciones –Estados Unidos y España– acaparaban el 66% de los flujos de IED recibidos
por el país durante el citado decenio, representando el 37% y el 29%, respectivamente.
57. Esas ramas explicaban, en su conjunto, casi el 55% de las exportaciones nacionales en 2001.
58. Podríamos citar, entre otras variables que participan de la expansión de ese flagelo, la lisa y llana sustitución de fuerza de
trabajo por capital; la reorganización de la legislación laboral; las recurrentes crisis de las «economías regionales» del interior

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II. EL PROCESO DE DIFERENCIACIÓN SOCIOESPACIAL EN LA ARGENTINA

retrocedió 35%, la productividad horaria se incremen- de la génesis del Programa de Convertibilidad has-
tó 60% y la productividad según salario real sufrió ta 1997, la deuda externa había superado su dupli-
una expansión superior al 55% (Basualdo, 2003). cación efectiva y había alcanzado los 140.000 mi-
La distribución funcional del ingreso según llones de dólares. Con todo, el sector público y los
quintiles nos revela que el 20% más rico –que en capitales privados desarrollaban un movimiento
1975 se apropiaba del 41% de la riqueza genera- que, lejos de ser homogéneo, revelaba velocidades
da– concentraba en 1998 el 53% de los ingresos. desiguales y heterogéneas. Mientras que entre 1991
En contrapartida, el 20% más pobre –que repre- y 2001 la parcela privada de la deuda externa se
sentaba en 1975 el 7,2% del ingreso nacional– sólo quintuplicaba,59 en el mismo período su correlato
percibía en 1998 el 4,3% de la riqueza nacional. público sufría una expansión, inferior al 68%.
Concomitantemente, el Estado nacional –en con- Con todo, esta debacle, lejos de amenazar la
cepto de privatizaciones, reducción de los aportes perpetuación del “modelo”, habría de generar con-
patronales y transferencia de los aportes jubilato- diciones propicias para su cristalización, revelan-
rios hacia las AFJP– había propiciado el drenaje do más continuidades que rupturas.
entre 1991 y 2001 de unos 52.332 millones de dó-
lares hacia las clases dominantes nacionales y los 4.5.3. ¿Crisis o reestructuración del “mode-
capitales hegemónicos externos (Basualdo, 2003). lo”? Rupturas y continuidades (2001-…)
Como resultado estructural de esa profusa
sangría de recursos financieros desde el erario Cuando una crisis se sucede, se presentan rup-
público hacia los capitales hegemónicos, el 10% turas y continuidades en el proceso de moderniza-
más rico –que en 1975 concentraba el 24% del ción. En el primer caso –ruptura–, el modelo de
ingreso nacional– se apropiaba en 1998 del 37% acumulación pergeñado por la hegemonía de ese
de la riqueza nacional. modo de existencia de la sociedad y el territorio se
Las cifras de la pobreza sextuplicaban en las pos- derrumba estrepitosamente, dando lugar entonces
trimerías del siglo XX los valores de 1974 –3,2%– y a la objetivación de nuevas variables dominantes
duplicaban los niveles de 1980 (Morina, Velázquez que regirán la sociedad, la economía y el territorio.
y Gómez Lende, 2004: 103). Durante los noventa En el segundo caso –continuidad–, se produce una
la pobreza se ha extendido sin cesar. Entre 1998 y suerte de reestructuración de las variables domi-
2001, ese flagelo se expandió aproximadamente un nantes, las cuales, lejos de ser reemplazadas, se con-
31% y la indigencia nada menos que un 89%. solidan y expanden.
Simultáneamente, el peso de la deuda externa La correlación de fuerzas no varía, ni tampoco
se había multiplicado rápidamente. En efecto, des- lo hace la estructura social. La división interna del

del país; las repetidas racionalizaciones burocráticas del aparato estatal, plasmadas en jubilaciones anticipadas y retiros
voluntarios; la racionalización y expulsión de la fuerza de trabajo en las principales firmas privatizadas; el cierre masivo de
las principales fuentes de empleo, esto es, las pequeñas y medianas empresas, ahogadas por el vertiginoso ascenso de los
créditos contraídos; la hegemonía ejercida en el seno de la dinámica interna de acumulación por parte de los segmentos de la
estructura productiva que revelaban una exigua capacidad de generación de empleo –agricultura, minería, petróleo, petroquí-
mica, entre otros–; la crisis o reestructuración de las ramas industriales que presentaban menor densidad de capital por
trabajador ocupado –industria textil, siderúrgica, etc.–; la modernización de actividades primarias tradicionales, histórica-
mente generadoras de empleo –la ganadería, por ejemplo–; la progresiva terciarización y externalización de la fuerza de
trabajo; y, finalmente, el brutal desmantelamiento de los mecanismos de control e intervención estatal sobre el mercado
laboral (véase Morina, Velázquez y Gómez Lende, 2004: 101).
59. Entre 1991 y 1994, la tasa de crecimiento del endeudamiento externo privado alcanzó la exorbitante cifra del 42% anual
(véase E. Basualdo, 2003). La lógica de ese endeudamiento privado es la valorización financiera de sus capitales que, merced a
las fugas de divisas hacia el exterior, arrojaba sendos dividendos a las empresas privatizadas, los conglomerados extranjeros, las
corporaciones transnacionales y los grupos económicos nacionales.

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4. ETAPAS DE MODERNIZACIÓN Y DIFERENCIACIÓN SOCIOTERRITORIAL EN LA ARGENTINA

trabajo, lejos de tornarse caduca y obsoleta, se re- “desdolarización” de la economía nacional y cese
nueva y consolida. coyuntural del pago de los compromisos externos.
Reconocemos entonces un subperíodo al inte- Con todo, las continuidades se impusieron de-
rior de la etapa histórica considerada y la supuesta cididamente por sobre las rupturas. Véase el resta-
crisis del modelo de acumulación no es ni más ni blecimiento de las relaciones financieras con los
menos que un vector o elemento regenerador de centros de poder y riqueza a escala planetaria, reno-
las relaciones preexistentes. Materialidad y acción vando los generosos y caudalosos flujos de divisas
se engarzan nuevamente entonces en una alianza hacia éstos en concepto de desembolso de los inte-
duradera tributaria del pasado, proceso que se plas- reses y de las amortizaciones del capital correspon-
ma empíricamente en el lapso transcurrido desde diente a la descomunal deuda externa argentina.60
la eclosión de la crisis en 2001 hasta nuestros días. Se cristalizó y agotó el proceso de adjudica-
El colapso de la economía y las finanzas argenti- ción, enajenación y cooptación por parte de los
nas se desató en los albores del nuevo siglo y provocó capitales hegemónicos de los segmentos y activi-
el derrumbe de buena parte de las variables dominan- dades más valorizadas o de mayor importancia es-
tes del esquema de reproducción de la dinámica in- tratégica. El paradigma de la “desregulación” y las
terna de acumulación. El ininterrumpido quinquenio privatizaciones también continúa hoy día vigente
de recesión fue coronado por una estrepitosa caída en tanto mecanismo ideológico de objetivación de
del Producto Bruto Interno, la cual superó el 15% las racionalidades hegemónicas, no sólo perpetuan-
durante la primera mitad del año 2002, tornándose la do las condiciones heredadas sino también multi-
peor debacle de la historia económica del país. plicando desde el poder público los mecanismos de
El régimen de convertibilidad monetaria llegó expansión y dominación de grupos económicos na-
a su fin una vez devaluado el signo monetario ar- cionales y grandes corporaciones transnacionales.
gentino, con el consiguiente retorno de la inflación Tampoco la estructura tributaria, las leyes aso-
de los precios relativos de la economía. Los depó- ciadas con la Inversión Extranjera Directa o la es-
sitos bancarios fueron parcialmente confiscados, tructura arancelaria del comercio exterior argenti-
proceso que, impulsado por el capital financiero no experimentaron una siquiera tímida y superfi-
concentrado y rápidamente ejecutado y legitimado cial metamorfosis. El ocaso del régimen de con-
por el Estado nacional, desembocó en la “pesifica- vertibilidad monetaria y la posterior devaluación
ción” de aquellos, luego de una caudalosa fuga de impulsó la “pesificación” –es decir, la licuación–
capitales hacia el exterior cuyo inequívoco corre- de los pasivos empresarios de buena parte de la cú-
lato fue la brutal retracción de las reservas de divi- pula del capital industrial, que de ese modo se des-
sas del Banco Central y la consecuente cesación prendió de considerables deudas comprometidas
de pagos de los intereses de la deuda externa. con el sistema bancario nacional, los centros finan-
Es decir, hay rupturas tales como devaluación cieros internacionales y las propias casas matrices
de la moneda nacional, implementación de meca- de las cuales esas firmas son subsidiarias o filiales,
nismos de control y regulación de las finanzas, cre- usufructuando una significativa expansión de su ren-
cimiento del sector industrial, supresión de conce- tabilidad relativa merced a la revitalización de su
siones puntuales de los servicios públicos, conflic- capacidad exportadora, la reducción de sus costos
tos con las empresas privatizadas, una supuesta laborales, el deterioro del salario real y el incremento

60. En este contexto, y en pleno default, el gobierno del senador Duhalde abonó servicios de la deuda externa durante 2002 cuyo
monto superó holgadamente los 4.000 millones de dólares, mientras que ésta se expandió en 11.000 millones de dólares. Ese drenaje
secular alcanzó los 2.426 y los 4.378 millones de dólares en 2003 y 2004, respectivamente, que fueron expoliados de las reservas del
Banco Central. En 2005, unos 3.300 millones de dólares fueron destinados al pago de intereses de la deuda externa, mientras que otros
4.196 millones de divisas fueron destinados a amortizar una parcela del capital original de los empréstitos comprometidos.

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II. EL PROCESO DE DIFERENCIACIÓN SOCIOESPACIAL EN LA ARGENTINA

de los precios relativos de la economía real.61 Véase superior al 36%. La devaluación acarreó una retrac-
también la significativa y acelerada recuperación ción del orden de 63% para los salarios reales.
de las finanzas en tanto motor de la dinámica inter- La presencia de una tasa de desocupación real
na de acumulación del capital, resurrección que – 33% superior con respecto a los valores consigna-
huelga señalarlo– fue explícitamente subsidiada por dos en 1998 indica que, lejos de revertir tendencias
el Estado nacional.62 Lejos de revertirse, la regre- y realidades pretéritas, la crisis y precarización del
sión hacia un modelo primario de exportación se mercado de trabajo se mantienen. El ingreso pro-
cristaliza con renovada fuerza, puesto que la deva- medio en términos reales cayó un 20% para la fuer-
luación de la moneda nacional condujo a una sig- za de trabajo empleada en su conjunto, revelando
nificativa expansión de la capacidad exportadora un derrumbe levemente inferior al 28% para aque-
nacional, generando abultados excedentes en la llos hogares situados bajo la línea de pobreza. En
balanza comercial.63 las postrimerías de 2003, el decil de la población
Concomitantemente, el proceso de acumula- más rica se apoderaba del 38,6% del ingreso nacio-
ción del capital en el país continúa hoy día siendo nal, esto es, 31 veces más que el más pobre.
controlado por las corporaciones globales líderes De este modo, los niveles de pobreza e indi-
en el ramo energético, los conglomerados transna- gencia en los principales aglomerados urbanos se
cionales vinculados con la explotación minera, los multiplicaron rápidamente, alcanzando en mayo de
grandes productores agropecuarios, las respectivas 2003 el 54,7% y el 26,3%, respectivamente.64 En
cadenas de intermediarios y las firmas norteameri- 2005 se registraba un incremento de la pobreza si-
canas y europeas centradas en la innovación y de- tuado en el orden del 47% con respecto a 1998.
sarrollo biotecnológico. Más del 10% de la población padece insufi-
Inexorablemente, las continuidades en el pro- ciencia alimentaria en un país que es el quinto
ceso de modernización hegemónica implican tam- exportador mundial de alimentos y el primer ex-
bién la cristalización y expansión de la exclusión portador a escala planetaria per cápita del ramo,
social. Si bien la ocupación en el sector industrial se y cuya capacidad productiva supera largamente
incrementó, el promedio de horas trabajadas lo hizo las necesidades de alimentación de unos 300 mi-
más aún, fenómeno que se tornó concomitante de llones de personas, es decir, unas ocho veces la
un incremento de la productividad manufacturera. población argentina.65
Los salarios reales se desplomaron un 19% en 2002, Estas evidencias empíricas consolidan la peque-
implicando una reducción de los costos laborales ña hipótesis inicial de este acápite que establece que

61. Véase, pues, la enorme transferencia de recursos que, mediada por el Estado nacional, fue usufructuada por el capital
oligopólico, drenaje que superó, durante el bienio 2002-2003, los 13.132 millones de dólares, correspondiéndole exclusivamen-
te a los grupos económicos nacionales, los conglomerados extranjeros y las empresas transnacionales el 79,4% de esa ingente
masa de capitales. En contrapartida, casi el 70% de esa sangría financiera fue capitalizada por las filiales y subsidiarias de las
grandes firmas petroleras de raigambre global, grandes grupos económicos diversificados, vastas corporaciones agroalimentarias
y automotrices, firmas del ramo de las telecomunicaciones y empresas.
62. En efecto, los poderes públicos «compensaron» a las entidades bancarias por la «desdolarización» de los depósitos confis-
cados, tornándolas beneficiarias de una suerte de indemnización que rondaba los 24.300 millones de dólares.
63. Hoy día, los cultivos globalizados –la soja, fundamentalmente–, los hidrocarburos –gas y petróleo– y la minería metalífera
–oro, plata y cobre– explican casi el 70% de las exportaciones argentinas.
64. Tales cifras no contemplan, con todo, la situación de la población rural que, atrapada por la expansión de cultivos globaliza-
dos intensivos en capital y tecnología, la decadencia de especializaciones productivas tradicionales, y la modernización de
actividades agropecuarias tradicionalmente generadoras de empleo para abundantes contingentes de fuerza de trabajo, transfor-
ma al campo argentino en un vasto escenario de exclusión social.
65. La FAO asevera que nuestro país constituye el peor caso mundial de correlación entre la producción de alimentos y la
correspondiente seguridad alimentaria.

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4. ETAPAS DE MODERNIZACIÓN Y DIFERENCIACIÓN SOCIOTERRITORIAL EN LA ARGENTINA

la reciente debacle económica argentina ha ac- se extiende desde la etapa preexistente a la con-
tuado como un vector tendiente a regenerar las quista europea hasta nuestros días.
condiciones propicias para el reinado de la mo- Hemos revelado los numerosos comienzos y fina-
dernización excluyente, impulsando la reorgani- les de modernizaciones plurales y heterogéneas, suce-
zación –mas no el reemplazo, sucesión o rele- sivas y coexistentes, plagadas de rupturas y de conti-
go– de las principales variables dominantes de nuidades. Lejos de pretender desarrollar un inventario
la economía nacional. De ahí que la epifenomé- enciclopédico de hechos históricos, hemos procurado
nica rebelión con respecto a los centros de poder realizar una descripción, análisis e interpretación de la
del sistema y determinadas instancias del gobier- modernización y reproducción de la configuración te-
no mundial resulta, en cierta medida, un simple rritorial y la dinámica social en diversos momentos.
estertor de la crisis desatada. Merced a la dialéctica entre variables motoras
Las nuevas ligazones tejidas con el mercado y variables dominantes –esto es, entre la división
mundial y los centros financieros internacionales, internacional del trabajo y su correlato interno–,
la primacía de la racionalidad de la competitivi- instrumentos de trabajo tales como el estadio de
dad, la productividad y la eficiencia, la inconteni- desarrollo de las técnicas, la correlación de fuerzas
ble expansión de la crisis social, la cristalización sociales, los aspectos económicos, las estrategias
del proceso de subordinación de la sociedad y el de acumulación de las clases dominantes, la confi-
territorio argentinos con respecto a las finalidades guración de las formas geográficas, las fuentes de
e intereses de las clases dominantes internas, los energía, los nexos relacionales externos e internos,
capitales hegemónicos externos y otras instancias la producción, la circulación y el consumo, la vida
del gobierno mundial y el comando exógeno del urbana y las formas-contenido rurales, han partici-
proceso de valorización, acumulación y reproduc- pado de este relato, el cual han sido protagonistas
ción ampliada del capital en la economía nacional la sociedad, la economía y el territorio argentinos.
sugieren que, a pesar de las expectativas generadas Desde su génesis hasta nuestros días, el país se
por cierta reactivación del aparato productivo, las ha estructurado y transformado al compás de las
fragmentadas realidades engendradas durante los demandas del mercado mundial, tornándose tribu-
años noventa están aún lejos de revertirse. tario de las exigencias de potencias hegemónicas
de turno y de los centros de poder y riqueza. El
territorio y los usos que de aquél ha realizado la
sociedad en su conjunto –lejos de enmascarar ese
Conclusiones proceso– lo revelan con total fidelidad.
La Historia (o geografía del pasado) y la Geo-
grafía (o la historia del presente) han sido los
En este capítulo hemos realizado una periodiza- planos ontológicos y las esferas epistemológi-
ción para la sociedad y el territorio argentinos en cas que nos han permitido descubrir objetiva-
su conjunto, describiendo, analizando e interpre- mente –y, al mismo tiempo, recrear intelectual-
tando un proceso de formación socioespacial, que mente– esta realidad.

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73 25/09/2007, 0:29
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5. EVOLUCIÓN Y CARACTERÍSTICAS DE LA POBLACIÓN ARGENTINA

5. EVOLUCIÓN Y CARACTERÍSTICAS DE LA POBLACIÓN ARGENTINA

ANDREA LAURA VEGA


GUILLERMO A. VELÁZQUEZ

Si se echa una mirada de conjunto a la actual con- confianza, mientras que para otras existe gran in-
figuración territorial, ninguna idea es más representa- certidumbre en cuanto a la consistencia de la infor-
tiva que la de un mosaico de determinaciones y con- mación. Para el caso de la Argentina con series que
dicionamientos. Este colorido cuadro de situaciones, se inician en tiempos coloniales debemos tener en
que toma sentido en el análisis de todas las formas de cuenta, además, los cambios en la extensión del te-
la desigualdad, es el resultado de la concurrencia de rritorio y en la división político administrativa, así
procesos complejos en los que la historia se geografiza. como también las leyes que pudieran haber altera-
Los procesos de poblamiento, de organización do el tiempo entre la ocurrencia y el registro del
del espacio, y aquellos propios de toda población evento; como por ejemplo las leyes de amnistía que
como agregado de comportamientos de individuos al permitir el registro tardío de nacimientos incre-
y familias, resultan inseparables en la interpreta- mentan la tasa de natalidad en años determinados.
ción de la dinámica territorial. La organización del Teniendo en cuenta estas y otras fuentes de erro-
espacio y la dinámica demográfica mantienen tal res, en la presentación que sigue nos proponemos
correspondencia que a partir de esta relación es una aproximación a las características de la evolu-
posible construir hipótesis que permitan compren- ción de la población, cuyo interés está centrado en
der los factores que definen la estructura económi- la definición de la tendencia de sus componentes.
ca y social en un momento determinado. Por esta razón, salvo indicación expresa, hemos uti-
Entonces, cualquier aproximación que intente lizado los datos de las fuentes consultadas realizan-
comprender los cambios en las condiciones de vida do en general ajustes conservadores. Sólo se efec-
de la población, no puede prescindir del análisis de tuaron ajustes más importantes cuando existen evi-
indicadores globales y regionales que nos pongan dencias de errores, particularmente de subregistros.
en conocimiento de sus propias características y de Los primeros datos de población de lo que ac-
su evolución en si misma. tualmente constituye el territorio argentino corres-
Una forma de caracterizar la población de la ponden a estimaciones efectuadas para años de la
Argentina es reconstruyendo su historia a partir de colonia (1550-1778); todos los indicios coinciden
los datos registrados. Vale aclarar que los datos dis- en señalar una fuerte caída demográfica de la po-
ponibles no provienen de una única fuente, ni fue- blación indígena, posteriormente atenuada hacia
ron obtenidos en idénticas condiciones. Con el paso el final de esta etapa.
de los años tanto el registro de datos como la ela- La magnitud de este genocidio, provocado
boración de estadísticas fueron cobrando mayor principalmente por la combinación de trabajo for-
importancia; distintos organismos se sumaron a esta zado, cambio de dieta y epidemias, resulta varia-
actividad a la vez que perfeccionaban métodos y ex- ble en virtud de la estimación que hagamos de la
tendían el universo de las variables de interés. Para población inicial. Para 1550 el margen de estima-
algunas de estas variables es posible reconstruir ción varía entre 2 millones y 300 mil indígenas
series históricas más completas con algún grado de para el actual territorio argentino.

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II. EL PROCESO DE DIFERENCIACIÓN SOCIOESPACIAL EN LA ARGENTINA

Cuadro 5.1
Crecimiento de la población (1550-2001)

Población Tasa media Longitud del


Año anual por mil período en años
(en miles)
1550 340,0 ———
1650 298,0 --1,3 100
1778 420,9 2,7 128
1800 551,5 12,4 22
1809 609,2 11,1 9
1825 766,4 14,5 16
1839 926,3 13,6 14
1857 1.300,0 19,0 18
1869 1.897,0 32,0 12
1895 4.124,0 30,3 26
1914 8,162,0 36,6 19
1947 15.894,0 20,4 33
1960 20.014,0 17,9 13
1970 23,364,0 15,6 10
1980 27.949,0 18,1 10
1991 32.616,0 14,1 11
2001 36.224,0 10,5 10

Fuentes: Recchini, Z. y Lattes, A. (1974), Mazzeo, V. (1998) e INDEC (2001).

En los años que precedieron y siguieron a la aceleración y estancamiento, la población man-


declaración de la independencia se puede leer en tuvo en general un ritmo moderado de crecimien-
la dinámica demográfica la agitación política y to; para 1860 el incremento era del 40% con res-
económica que acompañó a la definición de las pecto al período anterior.
bases del período. Alternando momentos de

Figura 5.1.
Evolución de la población argentina, 1550-2010
Miles de habitantes

Años
Fuente: Tabla 5.1.

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5. EVOLUCIÓN Y CARACTERÍSTICAS DE LA POBLACIÓN ARGENTINA

Figura 5.2.
Evolución de la población argentina, 1550-2010
(Escala Vertical Logarítmica)
Miles de habitantes

Años
Fuente: Tabla 5.1.

Alrededor de 1860 y manteniéndose hasta 1930 Esta breve descripción se puede seguir en los datos
se registra el mayor incremento de la historia en la del cuadro 5.1 y en las Figuras 5.1 y 5.2 elaboradas
tasa de crecimiento de la población, llegando a su- con valores registrados y estimaciones.
perar el 35 por mil. El aporte inmigratorio tuvo tal Aunque el crecimiento de la población por
importancia que se reconoce este período como la sí solo puede constituirse en una primera fuente
era aluvial. La explosión demográfica se produce de explicación, el análisis de sus componentes
acompañando los cambios en la economía mun- permite una mejor aproximación al estudio de la
dial con los cuales el país adquiere los atributos de dinámica demográfica.
la “Argentina agroexportadora”. La observación en detalle del crecimiento na-
Desde 1930 hasta nuestros días el ritmo de cre- tural proporciona las bases para la comparación,
cimiento, en forma general, fue disminuyendo pau- al interior y en el contexto internacional, de las
latinamente. El último flujo migratorio europeo de distintas etapas en función de la Teoría de la
la segunda posguerra (1945-1960) no se traduce Transición Demográfica. Según esta teoría, apli-
en incremento de la tasa de crecimiento, fuerte- cada inicialmente a países de Europa occiden-
mente afectada por la caída de la fecundidad típica tal, una población pasaría, a través de una serie
de un régimen más moderno. Lo mismo ocurre con de etapas, de un régimen “antiguo” con bajo cre-
el flujo inmigratorio limítrofe que, más constante cimiento natural y elevadas tasas de natalidad y
que el europeo, se hace más significativo desde mortalidad a otro “moderno”, también con bajo
1960. La única excepción a la disminución de la crecimiento natural, pero con bajos niveles de
tasa de crecimiento se verifica entre 1970-1980. natalidad y mortalidad.

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II. EL PROCESO DE DIFERENCIACIÓN SOCIOESPACIAL EN LA ARGENTINA

Figura 5.3.
Tasa de Crecimiento Vegetativo
Argentina 1875-2003

Fuente: Tabla 5.2.

El modelo contempla 5 etapas, que se suponen así mortalidad y natalidad se corresponden con una
ligadas al modo de producción hegemónico. En una historia que no se repitió en otros países, aun cuan-
primera etapa, la natalidad se mantiene estable en do existan factores comunes.
niveles altos y la mortalidad, también elevada, pre- Cuando trasladamos el modelo a los países de-
senta un comportamiento muy fluctuante; el resul- pendientes latinoamericanos, la diferencia más
tado es un crecimiento vegetativo débil. En la se- notoria se observa en la caída brusca de la mortali-
gunda fase el crecimiento natural comienza a au- dad, consecuencia de la “introducción” de los ade-
mentar en la medida en que desciende la mortali- lantos médicos más que de mejoras en la alimenta-
dad sin producirse cambios en la fecundidad. La ción, en la indumentaria, o en la adopción o posi-
tercera etapa se caracteriza por los niveles más ele- bilidad de distintos hábitos.
vados del crecimiento natural al descender rápida- Particularmente en la Argentina, pese al re-
mente la mortalidad, en tanto que la fecundidad traso con respecto a Europa occidental, la tran-
recién inicia su descenso. La cuarta fase indica el sición demográfica se presenta mucho antes que
fin de la transición, con bajos niveles de mortali- en otros países latinoamericanos. Un rasgo que
dad y natalidad el crecimiento se mantiene bajo y marca la diferencia con respecto a la evolución
estable. Cuando la transición se ha completado y en otros países, es la trayectoria paralela que si-
los niveles de natalidad continúan descendiendo, guen las curvas que representan la Tasa Bruta de
la población roza el límite en el cual comienza a Mortalidad (TBM) y la Tasa Bruta de Natalidad
decrecer, característica propia de la quinta etapa. (TBN). En general se mantiene una tendencia de-
Cada etapa del modelo tiene su fundamento en creciente en ambas curvas durante el período
las características propias del desarrollo europeo, registrado (Figura 5.4).

78

Geografía y bienestar_24 de setiembre de 2007.PMD


78 25/09/2007, 0:29
5. EVOLUCIÓN Y CARACTERÍSTICAS DE LA POBLACIÓN ARGENTINA

Figura 5.4.
Evolución de la TBN y TBM
Argentina 1875-2005
tasa por mil

períodos

Fuente: Tabla 5.2.

Cuadro 5.2
Población extranjera (1869-2001)

Porcentaje de Porcentaje de Porcentaje de


Año extranjeros en la limítrofes en la limítrofes en la
población total población total población extranjera

1869 12,1 2,4 19,7


1895 25,4 2,9 11,5
1914 29,9 2,6 8,6
1947 15,3 2,0 12,9
1960 13,0 2,3 17,0
1970 9,5 2,3 25,9
1980 6,8 2,7 39,6
1991 5,0 2,6 50,2
2001 4,2 2,5 60,3

Fuentes: INDEC (2001); Giusti, A. y Calvelo, L. (1999)

En la Argentina se puede indicar el comienzo adquieren características propias de la segunda fase


de la transición demográfica a partir de 1870 cuan- de la transición, hacia 1914 se registraron valores
do la mortalidad y la fecundidad inician su descen- de 35,9‰ y de 15‰ respectivamente. A partir de
so. Los datos registrados, en esta primera etapa, la segunda década del siglo XX y hasta 1980, se
eran para la TBN cercanos al 49‰ y para la TBM observa una caída brusca de la natalidad acompa-
del 32‰ aproximadamente. En las décadas siguien- ñada por un descenso continuo de la mortalidad.
tes y principios del siglo XX la TBN y la TBM Al final de esta tercera etapa se registraban valores

79

Geografía y bienestar_24 de setiembre de 2007.PMD


79 25/09/2007, 0:29
II. EL PROCESO DE DIFERENCIACIÓN SOCIOESPACIAL EN LA ARGENTINA

Figura 5.5.a Figura 5.5.b


Saldo Migratorio Saldo Migratorio
Argentina 1875-1973 Argentina 1982-2004
250 1000
800
200
600

Población en miles
Población en miles

150
400
100 200

50 0
–200
0
–400

1982

1989

2003
1996
1875
1882

1889

1896

1903

1910

1917

1924

1931

1938

1945

1952

1959

1966

1973
–50 –600

Fuente: Tabla 5.1

Figura 5.6.a Figura 5.6.b


Entradas al país Entradas al país
Argentina 1875-1973 Argentina 1982-2004
1200 12000

1000 10000
Población en miles

8000
800
Población en miles

600 6000
4000
400
2000
200
0
0
1875

1882

1889

1896

1903

1910

1917

1924

1931

1938

1945

1952

1959

1966

1973

1982

1989

1996

2003
Fuente: Tabla 5.1

Figura 5.7.a Figura 5.7.b


Salidas del país Salidas del país
Argentina 1875-1973 Argentina 1982-2004
1200

1000
800
Población en miles

600

400
200
0
1875

1882

1889

1896

1903

1910

1917

1924

1931

1938

1945

1952

1959

1966

1973

1982

1989

1996

2003

Fuente: Tabla 5.1

80

Geografía y bienestar_24 de setiembre de 2007.PMD


80 25/09/2007, 0:29
5. EVOLUCIÓN Y CARACTERÍSTICAS DE LA POBLACIÓN ARGENTINA

cercanos al 25‰ para la TBN y al 8,6‰ para elevar su participación, llegando a constituir más
la TBM. La cuarta fase, que se extiende hasta del 50% de los extranjeros desde 1991 (Cuadro 5.2).
nuestros días, se caracteriza por el continuo Siguiendo los movimientos migratorios, re-
descenso de la natalidad y niveles estaciona- gistrados como entradas y salidas por la Direc-
rios de mortalidad. ción Nacional de Migraciones (Figuras 5.5, 5.6 y
La posibilidad de reconocer distintas etapas en 5.7), se pueden identificar los primeros momen-
el crecimiento vegetativo también se repite en la tos de la gran inmigración en la década de 1880.
descripción de la segunda componente del creci- Este proceso se interrumpe durante la primera
miento total: la dinámica migratoria. guerra mundial, durante la cual se verifican saldos
A lo largo de la historia el flujo migratorio se negativos. Una vez finalizado el conflicto bélico el
presenta con ritmos tan diferentes como las situa- flujo se reanuda hasta sufrir una nueva interrup-
ciones políticas, económicas y sociales que se suce- ción en relación con la crisis económica mundial
dieron en la Argentina y en el resto del mundo. de 1930. Luego de esta crisis y de la segunda gue-
El mayor aporte de este componente se da rra mundial el flujo europeo experimenta una últi-
principalmente en la primera mitad del siglo XX, ma oleada (mucho menor que las anteriores), au-
y es tal su importancia que en 1914 la población mentando la participación de los países limítrofes
extranjera representaba un tercio de la población que había sido más constante y adquiere propor-
total. A partir 1947 su proporción comienza a ciones mayores desde ese entonces. Otro de los sig-
disminuir, tendencia que se observa en la actua- nos distintivos es la amplia oscilación de los sal-
lidad (Cuadro 5.2). dos para tiempos más recientes. Los máximos po-
Muy distinta es la tendencia que se dibuja en sitivo y negativo del saldo migratorio en todo el
la composición de esta población. La inmigración período estudiado se registran con una diferencia
ultramarina, característica en la Argentina de co- de dos años, en 1994 y 1996 respectivamente.
mienzos del siglo XX, no llegó a ser compensada Si bien la descripción iniciada en párrafos
por la inmigración proveniente de países limítro- anteriores permite extraer conclusiones en fun-
fes, mucho más estable a través del tiempo. Es por ción de los principales componentes del creci-
ello que con la virtual desaparición de los flujos miento, cada uno de estos indicadores puede ser
ultramarinos, el envejecimiento y mortalidad de los reinterpretado si se agregan otros indicadores que
extranjeros europeos, los limítrofes comienzan a acoten la información.

Figura 5.8
Tasa Global de Fecundidad
Argentina 1869-2001
8,0
7,0
Total de hijos por mujer

6,0
5,0
4,0
3,0
2,0
1,0
0,0
2005
1865

1885

1905

1925

1945

1965

1985

TGF

Fuente: Pantelides, 1983 y elaboración personal a partir de INDEC. Censos Nacionales

81

Geografía y bienestar_24 de setiembre de 2007.PMD


81 25/09/2007, 0:29
II. EL PROCESO DE DIFERENCIACIÓN SOCIOESPACIAL EN LA ARGENTINA

Figura 5.9
Tasa Bruta de Reproducción
Argentina 1869-2001

3,0
Total de hijos por mujer

2,5
2,0
1,5
1,0
0,5
0,0

2005
1865

1885

1905

1925

1945

1965

1985
TGF

Fuente: Pantelides, 1983 y elaboración personal a partir de INDEC. Censos Nacionales

Tal es el caso de la Tasa Bruta de Natalidad, produce un repunte. La TGF y la TBR continua-
que al resultar afectada por la estructura de edades ron disminuyendo alcanzando en la actualidad va-
de la población, su análisis suele complementarse lores cercanos a 2,6 y 1,2 respectivamente. Este
con el de la Tasa Global de Fecundidad (TGF), y el cambio a un patrón de familia reducida es una
de la Tasa Bruta de Reproducción (TBR). La TGF de las características de la última etapa en la tran-
expresa el número medio de hijos (ambos sexos) sición demográfica.
por mujer al final de su vida reproductiva, en tanto Un tercer indicador, que pone de manifiesto
la TBR mide la cantidad de hijas por mujer. los cambios producidos en la dinámica familiar, es
Calculadas para los años censales, ambas ta- la Tasa Bruta de Nupcialidad, que se calcula en
sas muestran que luego de alcanzar un máximo de función de los matrimonios registrados y de la po-
7 hijos por mujer hacia 1900 hay una tendencia blación total. Si bien para interpretar esta variable
constante al descenso de la fecundidad, sólo inte- es necesario incorporar tanto los cambios econó-
rrumpida durante la década de 1970, cuando se micos como los culturales con todos sus matices

Figura 5.10
Tasa Bruta de Nupcialidad
Argentina 1910-2003
10
9
8
Casamientos cada
1.000 habitantes

7
6
5
4
3
2
1905

1915

1925

1935

1945

1955

1965

1975

1985

1995

2005

TBNup.

Fuente: Tabla 5.2

82

Geografía y bienestar_24 de setiembre de 2007.PMD


82 25/09/2007, 0:29
5. EVOLUCIÓN Y CARACTERÍSTICAS DE LA POBLACIÓN ARGENTINA

según el territorio, se pueden aventurar algunas con- res más bajos de toda la serie en el crítico año 2002.
clusiones al observar los datos para todo el país. La recuperación experimentada en el 2003 (3,41‰)
Resulta evidente la mayor oscilación de esta parece, más bien, simbólica.
tasa con respecto a otras. En los momentos de mejor Otro grupo de cambios que es necesario pre-
redistribución del ingreso o con mejores expectati- sentar para completar la descripción de la evolu-
vas se observa un incremento de la nupcialidad. ción de la población están relacionados con la evo-
Así, al comienzo del período, la asimetría en lución de la mortalidad.
la estructura según sexo y el carácter “pionero” de La Tasa Bruta de Mortalidad, afectada también
la sociedad receptora no brindaban el mejor ámbi- por la composición por edades, puede ser puesta
to para la constitución de nuevas familias. Poste- en perspectiva en función de otros indicadores. La
riormente, el escenario de la Primera Guerra en la Esperanza de Vida al Nacer (e(0)), la Tasa de Mor-
lejana Europa y el proceso de asimilación se tradu- talidad Infantil (TMI) y la mortalidad según cau-
jeron en un sostenido incremento de la nupcialidad. sas de muerte, son indicadores que complementan
Este proceso se interrumpe en relación con la cri- la información obtenida a partir de la TBM.
sis del treinta, que implicó una fuerte disminución La e(0) en la Argentina (Figura 5.11), según da-
de la tasa. Con posterioridad esta se recupera y al- tos registrados, se ha mantenido en continuo ascen-
canza su máxima expresión durante la sustitución so, sólo interrumpido en 1970. Este cambio en la
de importaciones, particularmente a fines de los tendencia, que afectó principalmente a la población
cuarenta. Hacia mediados de los cincuenta y parti- masculina, se lo ha vinculado con el incremento de
cularmente a partir de la instauración de una nueva mortalidad por causas infecciosas y parasitarias.
fase, asociada con la penetración del capital inter- Si se sigue la evolución de este grupo de cau-
nacional (y la consiguiente regresividad en la dis- sas (Figura 5.12), la tendencia al descenso que
tribución del ingreso), la nupcialidad experimenta se inicia a partir de 1930 también se interrumpe
un retroceso. Durante la gestión de Illia (1963-1966) alrededor de 1970.
se insinúa una recuperación, revertida posteriormente El brusco salto experimentado en 1970 no pue-
por la “Revolución Argentina”. La tasa sufre fluc- de ser explicado sin tener en cuenta la influencia
tuaciones hasta 1973, llegando a un segundo máxi- de las mejoras en el relevamiento y procesamien-
mo relativo en 1975 (interregno 1973-75) para lue- to de la información. Otro factor muy vinculado a
go volver a descender significativamente, observán- la variación es la posibilidad de reconocer y cla-
dose un importante “valle” durante los años 1980- sificar estas causas, cuya captación ha ido mejo-
1982 (“Proceso de Reorganización Nacional”). rando en virtud de los distintos métodos aplica-
Las expectativas en el restablecimiento del sis-
dos a lo largo del período.
tema democrático y el mayor nivel relativo de in-
Con estas salvedades, se puede concluir que la
gresos del año 1983 parecen haber contribuido a
proporción de mortalidad por causas infecciosas
aumentar la tasa de nupcialidad en los años 1983-
es descendente. En las etapas iniciales de la transi-
1984 pero, finalmente, la persistencia de la crisis
ción demográfica y epidemiológica, caracterizadas
económica y la consecuente desilusión hacen re-
troceder el guarismo . por altos niveles de mortalidad y alta incidencia de
En este descenso de la nupcialidad, no pode- mortalidad por causas exógenas (infecciosas, pa-
mos dejar de considerar asimismo un factor cultu- rasitarias, violentas, etc.) la acción del sistema sa-
ral: es posible que un mayor número de parejas nitario es el determinante que más contribuye a una
considere innecesario pasar por el registro civil para rápida reducción de la mortalidad. Según vemos
formar una familia. Además, hay un importante en el gráfico, hacia fines de la década del cincuen-
número de parejas que, aunque quisiera, no podía ta se produce una desaceleración, dado que, una
hacerlo por la imposibilidad legal que tenían los di- vez alcanzados niveles intermedios, se hace nece-
vorciados (hasta 1987) de contraer nuevas nupcias. sario incrementar las condiciones de vida de la
A partir de los noventa se reinicia la caída, que población para que la mortalidad por causas
se prolonga hasta la fecha, alcanzándose los valo- exógenas siga disminuyendo. Resulta evidente

83

Geografía y bienestar_24 de setiembre de 2007.PMD


83 25/09/2007, 0:29
II. EL PROCESO DE DIFERENCIACIÓN SOCIOESPACIAL EN LA ARGENTINA

Figura 5.11
Esperanza de Vida al Nacer
Argentina 1869-2001
80
75
70
65
60
55
Edades

50
45
40
35
30
1865

1875

1885

1895

1905

1915

1925

1935

1945

1955

1965

1975

1985

1995

2005
Fuente: Mazzeo, 1998; INDEC, 2001 ambos sexos mujeres varones

Figura 5.12
% Mortalidad por causas infecciosas
Argentina 1911-2003
25
20
15
10
5
0
191 5
1905

1925

1905

1935

1945

1955

1966

1985

1995

2005
Fuente: Rabla 5.2

entonces la desaceleración de la disminución de vinculado con el mejoramiento de la captación de


la tasa de mortalidad infecciosa en la Argentina. este tipo de decesos en las estadísticas vitales.
En el caso particular de la última década se re- La tendencia al descenso también se repite en
gistra inclusive un ligero aumento, posiblemente la evolución de la TMI (Figura 5.13). Tras superar

Figura 5.13
Tasa de mortalidad infantil
1911-2003
160
140
120
Tasa por mil

100
80
60
40
20
0
1910 1920 1930 1940 1950 1960 1970 1980 1990 2000 2010

Fuente: Rabla 5.2

84

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84 25/09/2007, 0:29
5. EVOLUCIÓN Y CARACTERÍSTICAS DE LA POBLACIÓN ARGENTINA

algunos picos de mortalidad a comienzos del siglo En 1869 la base ancha de la pirámide y la dis-
XX, se inicia luego un suave y continuo descenso, minución rápida del tamaño hacia edades mayo-
no sin algunos períodos de estancamiento en la res, indican una población relativamente joven.
variación de la tasa (décadas del cincuenta y del Las mismas características se conservan en las
noventa), experimentándose mejoras muy modes- pirámides de 1895 y 1914, con la diferencia que se
tas en los últimos años. produce un cambio en la composición por sexos;
Ya sea que visualicemos el proceso en sus par- en este caso los procesos migratorios incrementa-
tes o como un todo, son los cambios en la compo- ron la población masculina entre 20 y 35 años.
sición de la población los que finalmente resumen Para 1947 la base estrecha de la pirámide indi-
la concurrencia de las tendencias. ca un cambio en los patrones de fecundidad. El des-
La mejor forma de sintetizar la evolución de censo de la natalidad es acompañado por la reduc-
la estructura de la población es partiendo de las ción de las diferencias entre los grupos de edades.
respectivas pirámides. Esta serie de figuras, cons- Podría considerarse una población en transición
truidas con los datos de los censos respectivos, hacia una etapa de mayor madurez.
constituyen un reflejo de la dinámica demográ- En las pirámides de 1960 y 1970 se advierten
fica en cada momento. los cambios en la e(0), el ensanchamiento en las

1869 1895

75 a 79 75 a 79

60 a 64
60 a 64
45 a 49 45 a 49

30 a 34 30 a 34

15 a 19 15 a 19

0a4 0a4

8 6 4 2 0 2 4 6 0 8 6 4 2 0 2 4 6 0

Varones Mujeres Varones Mujeres

1914 1947

75 a 79
75 a 79

60 a 64
60 a 64

45 a 49 45 a 49

30 a 34
30 a 34

15 a 19
15 a 19

0a4
0a4

8 6 4 2 0 2 4 6 0 8 6 4 2 0 2 4 6 0

Varones Mujeres Varones Mujeres

85

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85 25/09/2007, 0:29
II. EL PROCESO DE DIFERENCIACIÓN SOCIOESPACIAL EN LA ARGENTINA

1960 1970

75 a 79 75 a 79

60 a 64 60 a 64

45 a 49 45 a 49

30 a 34 30 a 34

15 a 19 15 a 19

0a4 0a4

8 6 4 2 0 2 4 6 0 8 6 4 2 0 2 4 6 0

Varones Mujeres Varones Mujeres

edades cercanas a la cúspide corrobora los datos proceso de envejecimiento, en virtud del aumento
presentados en párrafos anteriores. El resto de la en la proporción de los mayores de 65 años.
estructura no presenta grandes cambios. En la pirámide de población de 2001 se obser-
En 1980, la base ensanchada de la pirámide van características similares a las de las anteriores
muestra un repunte en la natalidad que no parece pero con un cambio en su base que se estrecha nueva-
sostenerse en 1991. En ambas se evidencia un fuerte mente, rasgo propio de las poblaciones envejecidas.

1980 1991

75 a 79 75 a 79

60 a 64 60 a 64

45 a 49 45 a 49

30 a 34
30 a 34

15 a 19
15 a 19

0a4
0a4
8 6 4 2 0 2 4 6 0 8 6 4 2 0 2 4 6 0

Varones Mujeres Varones Mujeres

2001

75 a 79

60 a 64

45 a 49

30 a 34

15 a 19

0a4

Varones Mujeres

86

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5. EVOLUCIÓN Y CARACTERÍSTICAS DE LA POBLACIÓN ARGENTINA

El progresivo envejecimiento de la población puntos porcentuales en tanto que la población jo-


se hace más visible al comparar los porcentajes de ven desciende 14,54 puntos su participación en la
participación de la población joven y anciana (Cua- población total entre 1869 y 2001.
dro 5.3), la población anciana se incrementa 7,69

Cuadro 5.3
Participación de ancianos y jóvenes (1869-2001)

% Población
Año
Anciana Joven

1869 2,2 42,8


1895 2,5 40,3
1914 2,3 38,4
1947 3,9 30,9
1960 5,6 30,8
1970 7,0 29,3
1980 8,2 30,3
1991 8,9 30,6
2001 9,9 28,3

Fuente: elaboración personal a partir de INDEC. Censos


Nacionales

Cuando estos mismos datos se expresan en tér- No ocurre lo mismo si esta dependencia se analiza
minos de dependencia, es decir que porcentaje de según sus dos componentes –niños y ancianos– que,
la población tiene a cargo, en teoría, al resto de la como es de esperar, repite el patrón de la tabla an-
población, no se aprecia una tendencia definida. terior. En el cuadro 5.4 se detalla esta evolución.

Cuadro 5.4
Índice de dependencia potencial (1869-2001)

IDP
Año
Total Anciano Joven

1869 81,82 4,00 77,82


1895 74,83 4,37 70,45
1914 68,63 3,88 64,76
1947 53,37 5,98 47,39
1960 57,23 8,81 48,43
1970 56,99 10,99 46,00
1980 62,60 13,33 49,27
1991 65,12 14,65 50,48
2001 61,70 16,00 45,70

Fuente: elaboración personal a partir de INDEC. Censos Nacionales

87

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87 25/09/2007, 0:29
II. EL PROCESO DE DIFERENCIACIÓN SOCIOESPACIAL EN LA ARGENTINA

En el cuadro 5.5 se completa la información proceso de envejecimiento. Desde 1869 a 2001 la


precedente con los cambios ocurridos en las eda- edad que divide a la población en dos mitades igua-
des medianas de la población en general y de la les (mediana) se incrementó en 10 años.
PEA potencial, indicadores muy representativos del

Cuadro 5.5
Edad mediana de la población (1869-2001)

Edad Mediana
Año
General Varones Mujeres PEA PEA Varones PEA Mujeres

1869 18 18 19 30 31 29
1895 20 21 19 31 32 30
1914 20 22 19 29 30 29
1947 25 25 25 33 34 33
1960 27 27 27 35 35 35
1970 27 27 28 35 35 36
1980 27 26 28 35 35 35
1991 27 26 28 35 35 36
2001 28 27 29 34 34 35

Fuente: elaboración personal a partir de INDEC. Censos Nacionales

Los cambios en la población no sólo se regis- en un descenso casi constante aunque no pronun-
tran en la estructura por edades, también se puede ciado, las mayores diferencias se corresponden con
plantear una tendencia en la composición por sexo. los momentos de mayor influencia del aporte in-
El índice de masculinidad, que expresa la relación migratorio (Cuadro 5.6).
de varones por cada cien mujeres, se ha mantenido

Cuadro 5.6
Índice de masculinidad (1895-2001)

Índice de Total Nativos No nativos


masculinidad
1895 112,0 97 173
1914 116,0 99 167
1947 105,1 100 138
1960 100,0 97 120
1970 98,6 97 111
1980 96,8 97 100
1991 96,0 96 91
2001 94,9 95 84

Fuente: elaboración personal a partir de INDEC. Censos Nacionales

En este punto, tal vez sea apropiado ver con ma- El impacto del flujo inmigratorio que se reco-
yor detalle la estructura de la población inmigrante noce en el ascenso de la natalidad fue también un
dada su influencia en la estructura general, específi- factor decisivo en la disminución de la fecundidad
camente durante la primera mitad del siglo pasado. (Torrado, 2003).

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5. EVOLUCIÓN Y CARACTERÍSTICAS DE LA POBLACIÓN ARGENTINA

En las figuras 5.14, 5.15 y 5.16 se muestran Es importante notar, entre otras características,
los sucesivos cambios en la composición según la diferencia en los porcentajes de la población
los grandes grupos por edades en la población no nativa entre el grupo de 15 a 64 años y los
total, en la población nativa y en la no nativa. otros dos grupos.

Figura 5.14
Estructura de la Población Total

Fuente: elaboración personal a partir de INDEC. Censos Nacionales

Figura 5.15
Estructura de la Población Nativa

Fuente: elaboración personal a partir de INDEC. Censos Nacionales

Figura 5.16
Estructura de la Población No Nativa

Fuente: elaboración personal a partir de INDEC. Censos Nacionales

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II. EL PROCESO DE DIFERENCIACIÓN SOCIOESPACIAL EN LA ARGENTINA

En estas figuras se resume en parte la descrip- De la misma manera, otras diferencias se ha-
ción ya expuesta: tendencia a menor participación cen más visibles al situarnos en una escala provin-
de la población menor a 14 años, crecimiento en la cial. La población en las provincias no sólo difiere
proporción de ancianos y contrastes entre pobla- en número, también lo hace en su estructura y en la
ción nativa y no nativa. evolución de sus componentes.
Todas estas características de la población ar- Observando los datos de los tres últimos cen-
gentina, que si bien sirven para ponerla en relación sos –1980, 1991 y 2001– la tasa media de creci-
con respecto a la de otros países como todo agre- miento de la población fue mayor en el grupo de
gado, no resultan representativas del mosaico de provincias formado por Tierra del Fuego, Neuquén,
situaciones al que aludiéramos en el comienzo. La Rioja, San Luis, Santa Cruz y Formosa, que su-
Como puede observarse en la Figura 5.17 el peraron para todo el período el 24‰ anual, en con-
peso demográfico de cada una de las regiones es traste con Buenos Aires, Ciudad Autónoma de Bue-
diferente, siendo la región Pampeana y el Área nos Aires, Santa Fe, Entre Ríos, Córdoba y Men-
Metropolitana del Gran Buenos Aires las que ma- doza donde la tasa no alcanzó el 14‰.
yor porcentaje de población han concentrado en Como puede advertirse en el Cuadro 5.7 la tasa
la historia reciente. fue generalmente superior en el primer período

Cuadro 5.7
Población por provincias (1980-2001)

Población Tasa media anual por mil

1980 % 1991 % 2001 % 80-91 91-01 80-01


CABA 2.922.829 10,46 2.965.403 9,09 2.995.397 8,06 1,3 1,0 1,2
Santa Fe 2.465.546 8,82 2.798.422 8,58 3.095.496 8,33 11,6 10,1 10,8
Entre Ríos 908.313 3,25 1.020.257 3,13 1.573.533 3,16 10,6 14,1 12,1
Buenos Aires 10.865.408 38,88 12.594.974 38,62 14.167.123 38,13 13,5 11,8 12,5
Córdoba 2.407.754 8,62 2.766.683 8,48 3.144.346 8,46 12,7 12,9 12,6
Mendoza 1.196.228 4,28 1.412.481 4,33 1.606.024 4,32 15,2 12,9 13,9
San Juan 465.976 1,67 528.715 1,62 627.913 1,69 11,6 17,3 14,1
Sgo. del Estero 594.920 2,13 671.988 2,06 808.934 2,18 11,1 18,7 14,5
Tucumán 972.655 3,48 1.142.105 3,50 1.353.541 3,64 14,7 17,1 15,7
Chaco 701.392 2,51 839.677 2,57 991.454 2,67 16,5 16,8 16,4
Corrientes 661.454 2,37 795.594 2,44 939.179 2,53 16,9 16,7 16,6
La Pampa 208.260 0,75 259.996 0,80 306.037 0,82 20,4 16,4 18,3
Río Negro 383.354 1,37 506.772 1,55 573.394 1,54 25,7 12,4 19,1
Jujuy 410.008 1,47 512.329 1,57 617.063 1,66 20,5 18,8 19,4
Chubut 263.116 0,94 357.189 1,10 425.375 1,14 28,2 17,6 22,8
Catamarca 207.717 0,74 264.234 0,81 335.859 0,90 22,1 24,3 22,8
Salta 662.870 2,37 866.153 2,66 1.084.033 2,92 24,6 22,7 23,4
Misiones 588.977 2,11 788.915 2,42 968.238 2,61 27,0 20,7 23,6
Formosa 295.887 1,06 398.413 1,22 489.663 1,32 27,4 20,8 24,0
Sta. Cruz 114.941 0,41 159.839 0,49 198.121 0,53 30,5 21,7 25,9
San Luis 214.416 0,77 286.458 0,88 372.849 1,00 26,7 26,7 26,3
La Rioja 164.217 0,59 220.729 0,68 294.597 0,79 27,3 29,3 27,8
Neuquén 243.850 0,87 388.833 1,19 486.779 1,31 43,4 22,7 33,0
T. del Fuego 27.358 0,10 69.369 0,21 101.247 0,27 88,4 38,5 63,4

Fuente: INDEC, 2005.

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5. EVOLUCIÓN Y CARACTERÍSTICAS DE LA POBLACIÓN ARGENTINA

intercensal, con excepción de Entre Ríos, Cór- de la cúspide– o, como es el caso de algunas pro-
doba, San Juan, Santiago del Estero, Tucumán, vincias de la región patagónica, que se reflejen los
Chaco, Catamarca y La Rioja, que crecieron más cambios inducidos por la inmigración –engrosa-
durante el segundo. miento del cuerpo de la pirámide especialmente en
La mayor diferencia entre uno y otro período las edades activas.
se registró para Tierra del Fuego pasando de una En forma general para todas las provincias
tasa de crecimiento media anual del 88,4‰ entre puede observarse una reducción en la base de las
1980 y 1991 a una del 38,5‰ entre 1991 y 2001, pirámides, tendencia que se corresponde con la evo-
siendo en ambos casos las más altas registradas para lución de la TGF. Si observamos las estimaciones
el período correspondiente. para los próximos años (Cuadro 5.8) podemos es-
Los cambios ocurridos en la población se ven perar que esta característica se haga cada vez más
con más detalle comparando las pirámides de po- evidente debido a la progresiva reducción de la tasa.
blación al final de cada período. En los Mapas 5.1 y Por otra parte, las mayores diferencias entre
5.2 pueden visualizarse las diferentes estructuras que provincias se dan en la estructura de la PEA y de
hacen que una población sea más joven que otra – la población a cargo. Vistos en cifras estos atri-
base ancha– o que presente mayor porcentaje de butos corresponden, entre otros, a la Edad Me-
población anciana –forma de urna, engrosamiento diana, al Índice de Masculinidad o al Porcentaje

Cuadro 5.8
Tasa Global de Fecundidad por provincias (2001-2015)

TGF
2001 2005 2010 2015
CABA 1,84 1,68 1,63 1,57
Buenos Aires 2,31 2,11 2,05 1,97
Catamarca 3,18 2,9 2,82 2,71
Córdoba 2,12 1,93 1,88 1,80
Córrientes 2,91 2,65 2,58 2,48
Chaco 2,85 2,59 2,53 2,42
Chubut 2,53 2,30 2,25 2,15
Entre Ríos 2,70 2,46 2,40 2,30
Formosa 3,21 2,93 2,85 2,73
Jujuy 2,95 2,68 2,61 2,51
La Pampa 2,43 2,21 2,16 2,07
La Rioja 2,56 2,33 2,27 2,17
Mendoza 2,58 2,35 2,29 2,20
Misiones 3,42 3,12 3,04 2,91
Neuquén 2,48 2,26 2,20 2,11
Río Negro 2,57 2,34 2,28 2,19
Salta 3,21 2,92 2,85 2,73
San Juan 2,91 2,65 2,58 2,48
San Luis 2,98 2,71 2,64 2,53
Santa Cruz 2,76 2,51 2,45 2,35
Santa Fe 2,23 2,05 1,98 1,90
Sgo. del Estero 2,62 2,39 2,33 2,23
Tierra del Fuego 2,75 2,51 2,44 2,34
Tucumán 2,64 2,40 2,34 2,24

Fuente: INDEC, 2005.

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II. EL PROCESO DE DIFERENCIACIÓN SOCIOESPACIAL EN LA ARGENTINA

Figura 5.17
Distribución porcentual de la población por regiones

Fuente: elaboración personal a partir de INDEC. Censos Nacionales

de Población Joven y Anciana que puede ex- Ciudad Autónoma de Buenos Aires –19,08% y
presarse también como Índice de Dependencia 16,31% en 1991 y 16,89% y 17,23% en 2001–. El
Potencial, todos ellos desarrollados en la pri- máximo porcentaje de población joven en el pri-
mera parte de este capítulo se calculan ahora mer y segundo período le corresponde a la pro-
para cada provincia. vincia de Misiones –40,24% y 37,79%–, en tanto
Al comparar estos valores en uno y otro perío- que el mínimo porcentaje de población anciana,
do para todas las provincias no se revelan grandes para ambos períodos, se registró en Tierra del
cambios en su posición relativa. La evolución en Fuego –1,91% y 2,93%.
los indicadores ocurrió en forma similar, salvo al- Con respecto al IDP, concuerda con los por-
gunas excepciones. centajes ya presentados, siendo el mínimo IDP jo-
La Edad Mediana (Cuadro 5.9) máxima – ven registrado en el primer y segundo período –29,53%
37 años– se registró tanto en 1991 como en 2001 y 25,64%– para la Ciudad Autónoma de Buenos
en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en Aires, a la que también le corresponde el mínimo
tanto que la mínima –20 años en 1991 y 21 años IDP general en ambos períodos –54,77% y 51,81%–
en 200– corresponden a Formosa, Jujuy y Mi- y el máximo IDP anciano –25,24% y 26,16%–; en
siones en el primer período, y a Formosa y Mi- tanto que el mínimo IDP anciano se registró en la
siones en el segundo. provincia de Tierra del Fuego –3,07% en 1991 y
En cuanto al porcentaje de participación jo- 4,63% en 2001–; el máximo IDP joven en Misio-
ven y anciana (Tabla 9), el mínimo y máximo res- nes –72,82% y 66,52% en 1991 y 2001, respecti-
pectivo se registraron en ambos períodos para la vamente–; y el máximo IDP general corresponde

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5. EVOLUCIÓN Y CARACTERÍSTICAS DE LA POBLACIÓN ARGENTINA

Cuadro 5.9
Indicadores de la estructurade la población por provincias (1991-2001)

Edad Mediana % Población % Población IDP 2001


2001 IDP 1991
1991
1980 2001 Joven Anciana Joven Anciana General Joven Anciana General Joven Anciana
CABA 37 37 19,08 16,31 16,89 17,23 54,77 29,53 25,24 51,81 25,64 26,16
Buenos Aires 29 29 28,93 9,14 26,61 10,57 61,45 46,70 14,75 59,17 42,35 16,82
Catamarca 23 24 36,78 6,80 33,90 7,21 77,23 65,18 12,05 69,85 57,56 12,25
Córdoba 28 29 29,06 9,28 26,66 10,62 62,18 47,13 15,05 59,44 42,51 16,93
Corrientes 22 23 37,13 6,35 34,54 6,87 76,91 65,68 11,23 70,70 58,96 11,73
Chaco 21 22 38,56 5,09 36,06 6,14 77,47 68,44 9,04 73,00 62,38 10,62
Chubut 24 26 35,42 4,96 30,81 6,60 67,75 59,43 8,32 59,77 49,23 10,54
Entre Ríos 26 27 32,49 8,80 29,76 9,50 70,31 55,33 14,98 64,63 48,99 15,63
Formosa 20 21 39,94 4,67 37,70 5,57 80,54 72,10 8,44 76,26 66,44 9,82
Jujuy 20 23 39,19 4,66 34,59 5,94 78,08 69,79 8,29 68,14 58,16 9,98
La Pampa 28 29 31,23 8,86 28,19 9,91 66,90 52,12 14,78 61,54 45.54 16,00
La Rioja 23 24 36,37 6,35 33,31 6,51 74,57 63,49 11,08 66,17 55,36 10,81
Mendoza 26 27 31,94 7,68 29,02 9,39 65,60 52,89 12,71 62,37 47,12 15,25
Misiones 20 21 40,24 4,49 37,79 5,42 80,94 72,82 8,13 76,06 66,52 9,53
Neuquén 22 25 37,11 3,84 32,06 5,25 69,35 62,84 6,51 59,51 51,14 8,37
Río Negro 24 26 35,44 5,28 31,01 7,16 68,69 59,78 8,91 61,75 50,16 11,58
Salta 21 22 38,47 5,06 35,87 6,03 77,08 68,12 8,96 72,10 61,73 10,37
San Juan 24 25 33,67 6,59 31,08 7,92 67,39 56,36 11,03 63,94 50,95 12,99
San Luis 26 26 33,00 7,29 31,32 7,73 67,48 55,27 12,21 64,06 51,38 12,68
Santa Cruz 24 26 34,81 3,84 32,20 5,15 62,99 56,74 6,25 59,61 51,39 8,22
T. del Fuego 25 25 35,90 1,91 33,81 2,93 60,81 57,74 3,07 58,08 53,45 4,63
Santa Fe 29 29 29,54 10,48 26,41 11,58 66,72 49,25 17,48 61,28 42,60 18,68
Sgo. del Estero 21 22 38,54 6,88 35,67 7,07 83,20 70,60 12,60 74,61 62,28 12,34
Tucumán 24 24 34,82 6,28 31,84 7,45 69,78 59,12 10,66 64,72 53,44 12,28
Mínimos 20 21 19,08 1,91 16,89 2,93 54,77 29,53 3,07 51,81 25,64 4,63
Máximos 37 37 40,24 16,31 37,79 17,23 83,20 72,82 25,24 76,26 66,52 26,16

Fuente: elaboración personal a partir de INDEC. Censos Nacionales

a Santiago del Estero en 1991 con el 83,20% y a consideramos conjuntamente la evolución de las
Formosa en 2001 con el 76,26%. componentes principales que subyacen en todo pro-
El Índice de Masculinidad, por su parte, ceso demográfico. De la misma manera que en la pri-
presenta tendencia a estabilizarse por debajo mera parte de este capítulo fue necesaria la introduc-
del valor 100. ción de aquellas variables que dan cuenta del ta-
En 1991 el grupo de provincias que superaban maño, ritmo y crecimiento de la población para
este valor era mayor que en el año 2001. El conjunto todo el país, en este punto se hace necesario
estaba formado por Chaco, Chubut, Formosa, La presentar de evolución de algunas de aquellas va-
Pampa, La Rioja, Misiones, Neuquén, Río Negro, riables en cada provincia.
San Luis, Santa Cruz, Tierra del Fuego, y Santiago La TBN y la TBM distan mucho de tener un
del Estero. Para el 2001 solamente Chubut, Formo- comportamiento homogéneo en todo el país; en las
sa, Misiones, Santa Cruz, Tierra del Fuego y Santia- tablas del Anexo se puede seguir la evolución en
go del Estero superan el índice de 100. cada provincia. El resultado de la combinación de
Esta breve aproximación a la estructura de ambas es el crecimiento vegetativo que puede ser
la población en cada provincia se enriquece si comparado en términos absolutos o en función de

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II. EL PROCESO DE DIFERENCIACIÓN SOCIOESPACIAL EN LA ARGENTINA

Cuadro 5.10
Índice de masculinidad por provincias (1991-2001)

IM
1991 2001
CABA 82,9 82,9
Buenos Aires 96,0 94,7
Catamarca 98,9 99,1
Córdoba 95,2 94,4
Córrientes 97,7 97,4
Chaco 101,7 99,6
Chubut 103,0 100,4
Entre Ríos 96,3 96,3
Formosa 102,3 100,7
Jujuy 97,2 97,1
La Pampa 101,4 99,4
La Rioja 100,2 99,9
Mendoza 95,7 94,9
Misiones 101,8 100,6
Neuquén 102,3 99,3
Río Negro 100,6 98,7
Salta 98,4 98,0
San Juan 94,3 95,3
San Luis 100,8 99,4
Santa Cruz 110,1 104,1
Tierra del Fuego 112,6 104,7
Santa Fe 95,1 94,2
Sgo. del Estero 100,1 100,4
Tucumán 96,6 96,6

Fuente: elaboración personal a partir de INDEC.


Censos Nacionales

tasas anuales, quinquenales, etc. En el Mapa 5.4 interpretar la TBM. Con el objeto de contrastar la
tomamos el crecimiento vegetativo para el período tasa en distintas situaciones la propuesta consiste
1996-2001 a fin de mostrar la distinta participación en incorporar a la descripción la e(0), la TMI y la
en el crecimiento total que tiene cada provincia. diferenciación de la mortalidad según causas in-
En valores absolutos, este crecimiento fue mayor fecciosas y parasitarias.
en las provincias de Buenos Aires, Córdoba, San- En los Mapas 5.5 y 5.6 se muestra el incremento de
ta Fe y Mendoza. Si en cambio tomamos para el la e(0) en los dos períodos intercensales, junto con los va-
mismo período la tasa de crecimiento vegetativo, lores para varones y mujeres al final de cada período.
las provincias que más crecieron fueron Misio- El máximo incremento en la e(0) general fue
nes Formosa Catamarca y Salta. El Mapa 5.3, de 5 años, el mismo que se observó entre 1980 y
construido con la pregunta sobre lugar de resi- 1991 en las provincias de Jujuy, Salta, Chaco, Co-
dencia cinco años antes de la realización del Cen- rrientes, Santa Cruz y Tierra del Fuego; y entre
so, completa esta idea de crecimiento diferencial. 1991 y 2001 en Tierra del Fuego solamente. Se-
El último aspecto que resta desarrollar para gún los cálculos del INDEC, en 2005 la máxima
completar esta caracterización de la población ar- e(0) para las mujeres es de 80 años en la provincia
gentina se refiere a los indicadores necesarios para de Neuquén, y para los hombres de 73 años en

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5. EVOLUCIÓN Y CARACTERÍSTICAS DE LA POBLACIÓN ARGENTINA

Tierra del Fuego. En tanto que la mínima e(0) para decir aquellas donde el descenso fue más pronun-
mujeres es de 74 años y para varones de 68 años, ciado en más de la mitad de las veces. Posible-
ambas en la provincia del Chaco. mente las causas obedezcan a razones muy dife-
En general la e(0) resulta menor en la zona del rentes ya que las políticas sanitarias no son ho-
“norte grande” del país. mogéneas en todo el país, como tampoco es igual
También en este norte se registran las mayores el valor de la TMI a partir del cual estas provin-
Tasas de Mortalidad por causas infecciosas y para- cias iniciaron el descenso. En el otro extremo, o
sitarias, tal como puede verse en los Mapas 5.7 y sea aquellas provincias en las cuales el valor me-
5.8. El dato llamativo es que hacia el 2001 la pro- diano de la variación interanual fue menor, dis-
vincia de Buenos Aires pasó a formar parte del gru- tinguimos a la Ciudad Autónoma de Buenos Ai-
po de provincias en las que se registraron los valo- res, Catamarca, Córdoba y Santiago del Estero,
res más altos para esta tasa. también con situaciones internas muy distintas
En cuanto a la TMI, en este capítulo sólo se como ser: la estructura por edades –ver al inicio
introducirán algunos aspectos de su evolución por de este capítulo–, los registros de la mortalidad
ser un tema retomado con más detalle al desarro- infantil, las políticas sanitarias y los determinan-
llar el Índice de Calidad de Vida. tes socioeconómicos, entre otros.
Si observamos el Mapa 5.9 construido con los El conjunto de indicadores seleccionados, así
valores medianos de la variación interanual de la como su presentación, no agota todas las posibi-
TMI modelada, notamos que en todas las provin- lidades necesarias para una descripción exhausti-
cias se mantuvo una tendencia descendente de la va de la evolución de la población de la Argenti-
tasa –este hecho cambia cuando se analiza al inte- na, sin embargo tiene la cualidad de ofrecer una
rior de las provincias por departamentos–. Neuquén, pista sobre las diferencias que caracterizan a cada
Salta, La Rioja, Corrientes y Misiones son las pro- sociedad y a cada territorio de nuestro mosaico a
vincias en las que el valor mediano es mayor, es lo largo de la historia.

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II. EL PROCESO DE DIFERENCIACIÓN SOCIOESPACIAL EN LA ARGENTINA

Bibliografía y fuentes de datos

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96

Geografía y bienestar_24 de setiembre de 2007.PMD


96 25/09/2007, 0:30
5. EVOLUCIÓN Y CARACTERÍSTICAS DE LA POBLACIÓN ARGENTINA

Tabla 5.1
Argentina. Población y Migraciones (1550-2005)

1550 1560 1570 1580 1590 1600 1610 1620 1630 1640 1650
340 335,4 331,14 326,79 322,5 318,27 314,09 309,97 305,09 301,89 298

1660 1670 1680 1690 1`700 1710 1720 1`730 1740 1750 1760
306,14 314,51 323,11 331,94 341 350,33 359,9 369,74 379,85 390,23 400,89

Año 1770 1780 1790 1800 1810 1820 1830 1840 1850 1850 1870
Población 411,85 431,37 487,75 551,5 615,9 713,72 820,27 943,91 139,38 1428,39 1819

1880 1890 1900 1910 1920 1930 1940 1950 1960 1970 1980
2345,8 3416,01 4711,4 7060,5 8972,4 11935,7 14152,7 16921,6 20014 23364 27949

1990 2000 2001 2002 2003 2004 2005


30189 35843,6 37156,2 37515,6 37869,7 38226 38592,1

Fuente: Argentina, INDEC (varias fechas); Mazzeo (1998); Recchini y Lattes (1975). Censos Nacionales.

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97 25/09/2007, 0:30
II. EL PROCESO DE DIFERENCIACIÓN SOCIOESPACIAL EN LA ARGENTINA

Saldo Saldo Saldo


Año Entradas Salidas Migra- Año Entradas Salidas Migra- Año Entradas Salidas Migra-
torio torio torio

1875 47,9 39,5 8,4 1916 162,0 182,0 -20,0 1957 502,9 438,8 64,1
1876 37,5 35,8 1,8 1917 109,1 140,0 -31,0 1958 490,8 435,2 55,6
1877 42,8 39,9 2,9 1918 1115,0 123,4 -8,4 1959 472,0 448,1 23,9
1878 52,6 45,1 7,5 1919 148,8 136,6 12,2 1960 495,8 448,8 47,0
1879 62,6 47,3 15,3 1920 155,3 140,7 14,6 1961 513,2 456,9 56,3
1880 49,6 48,7 1,0 1921 162,0 97,7 64,3 1962 457,3 415,0 42,4
1881 59,3 45,9 13,5 1922 222,6 121,5 101,1 1963 429,9 412,7 17,2
1882 64,1 28,4 35,7 1923 281,6 118,8 162,8 1964 485,1 429,7 55,4
1883 78,3 41,1 37,2 1924 228,8 114,0 114,7 1965 508,4 473,3 35,1
1884 97,1 58,6 37,5 1925 233,1 149,5 83,6 1966 512,8 542,4 25,6
1885 126,5 59,3 67,1 1926 255,4 166,9 88,5 1967 568,0 542,4 25,6
1886 114,5 63,7 50,8 1927 299,0 186,9 112,1 1968 635,1 605,1 30,0
1887 137,4 57,0 80,4 1928 280,5 193,9 86,6 1969 763,7 719,3 44,4
1888 177,3 62,8 114,4 1929 239,4 151,6 87,8 1970 870,9 821,9 49,0
1889 289,0 103,9 185,1 1930 253,1 184,0 69,1 1971 784,7 755,5 29,2
1890 160,1 114,0 46,1 1931 244,7 235,5 9,2 1972 915,7 844,9 70,8
1891 78,0 95,4 -17,4 1932 205,1 208,2 -3,2 1973 953,1 889,1 64,0
1892 93,6 55,3 38,3 1933 180,6 178,0 2,6 1982 1556,9 1561,7 -4,8
1893 110,2 61,9 48,3 1934 213,4 211,1 2,3 1983 1614,1 1542,6 71,5
1894 107,1 65,5 41,6 1935 123,6 104,7 19,0 1984 2002,6 1836,7 165,9
1895 100,6 50,7 49,9 1936 140,0 116,3 23,7 1985 1859,5 1743,8 115,7
1896 164,2 66,6 97,6 1937 149,6 124,2 25,3 1986 1728,6 1743,5 255,0
1897 130,6 77,9 55,3 1938 149,4 124,3 25,1 1987 2063,1 1968,0 95,1
1898 134,0 75,5 53,6 1939 135,9 129,4 6,5 1988 2421,3 2382,2 39,1
1899 145,7 92,0 43,5 1940 123,7 116,2 7,6 1989 3022,0 2880,2 141,7
1900 132,5 76,2 56,2 1941 141,1 136,2 4,9 1990 4187,9 4466,1 -278,1
1901 160,6 112,7 47,9 1942 140,0 135,4 4,6 1991 4236,3 4234,2 2,1
1902 135,2 121,4 13,8 1943 138,7 136,8 1,8 1992 4979,7 5057,3 -77,6
1903 155,2 119,4 35,8 1944 192,0 190,6 1,4 1993 6134,0 6282,8 -148,8
1904 199,9 105,4 94,5 1945 189,8 189,9 -0,1 1994 7286,8 6500,5 786,4
1905 276,7 139,5 137,3 1946 231,0 228,5 2,5 1995 6847,0 6792,6 54,3
1906 366,3 174,5 191,8 1947 302,1 260,3 41,8 1996 7524,6 7899,3 -374,7
1907 329,1 205,7 123,4 1948 428,5 297,8 130,6 1997 9547,7 9691,7 -144,0
1908 379,6 193,5 186,1 1949 483,5 329,2 154,3 1998 9717,1 9536,4 180,7
1909 357,6 209,8 147,7 1950 523,6 372,1 151,5 1999 9436,9 9564,5 -127,6
1910 421,6 210,4 211,2 1951 444,6 323,8 120,8 2000 2818,8 2862,8 -44,0
1911 374,1 264,6 109,5 1952 302,4 241,4 60,9 2001 1903,8 1924,1 -20,4
1912 478,1 264,9 213,2 1953 178,3 145,7 32,5 2002 1824,9 1915,8 -90,9
1913 471,0 419,3 51,7 1954 229,8 177,1 52,7 2003 2269,1 2272,5 -3,4
1914 284,4 286,7 -2,3 1955 289,0 229,8 59,1 2004 5660,3 5780,7 -120,4
1915 137,7 168,6 -30,9 1956 411,7 364,0 47,7

Fuente: Área Estadística — Dirección Nacional de Migraciones

98

Geografía y bienestar_24 de setiembre de 2007.PMD


98 25/09/2007, 0:30
5. EVOLUCIÓN Y CARACTERÍSTICAS DE LA POBLACIÓN ARGENTINA

Tabla 5.2
Argentina 1875-2003: Tasa Bruta de Natalidad, Tasa Bruta de Mortalidad, Tasa de Mortalidad
Infantil, Tasa Bruta de Nupcialidad y mortalidad por ciertas causas infecciosas y parasitarias.
%% mortalidad
mortalidad %%mortalidad
mortalidad
Año TBN TBM TMI TBNup. por causas Año TBN TBM TMI TBNup. por causas
por causas
infecc./parasit. por causas
infecc./parasit.

1875 49,1 31,9 — 1951 24,9 8,8 — 8,2 7,3


1880 49,0 29,6 — 1952 24,3 8,4 — 7,7 6,4
1885 48,9 29,8 — 1953 24,4 8,6 — 7,8 5,4
1890 45,8 29,7 — 1954 24,2 8,3 — 7,7 4,9
1895 44,0 28,4 — 1955 23,99 8,84 60,4 7,5 4,4
1900 36,2 18,5 — 1956 23,79 — — 7,5 4,5
1901 35,8 18,5 — 1957 23,59 — — 7,5 4,1
1902 34,8 19,3 — 1958 23,39 — — 7,4 3,9
1903 35,3 16,4 — 1959 23,19 — — 7,3 3,8
1904 34,0 15,0 — 1960 23,0 8,7 59,7 7,0 3,7
1905 34,0 15,4 — 1961 22,8 8,4 — 6,8
1906 33,1 17,3 — 1962 23,1 8,7 — 6,5
1910 37,8 18,9 — 7,3 1963 22,8 8,7 — 6,2
1911 36,5 18,2 147,7 7,1 18,3 1964 22,7 8,8 — 6,9
1912 35,8 17 143,3 7,4 16,0 1965 21,7 8,9 57,4 6,9
1913 35,9 16,5 129,6 7,2 17,3 1966 21,3 8,6 — 6,7
1914 35,9 15 120,5 5,7 17,1 1967 21,0 8,7 —
1915 34,7 15,3 121,8 5,6 16,3 1968 21,3 9,2 —
1916 34,6 16,6 122,0 5,6 16,7 1969 24,8 9,5 —
1917 32,9 15,4 121,6 5,2 17,7 1970 21,7 9,4 48,1 7,7 13,6
1918 32,1 17,2 135,0 5,6 19,9 1971 22,8 9,3 — 7,8
1919 31,7 14,4 126,2 6,0 16,1 1972 22,4 9,0 — 7,5
1920 31,1 14,5 122,2 6,6 17,5 1973 22,6 9,1 — 7,6
1921 31,5 14,8 111,0 6,4 16,5 1974 23,5 9,0 — 8,0
1922 31,6 13,1 109,1 6,6 17,6 1975 23,8 8,8 39,1 7,7
1923 31,9 13,5 112,6 6,7 16,0 1976 23,9 9,1 — 7,5
1924 31,2 13,4 108,6 6,9 15,8 1977 24,7 8,7 — 6,9
1925 30,3 13,1 112,3 6,7 16,6 1978 24,3 8,4 — 6,6
1926 29,7 12,6 110,1 6,7 16,8 1979 24,8 8,5 — 6,3
1927 29,3 13,2 102,9 6,9 16,2 1980 25,0 8,6 33,2 5,9 3,6
1928 29,4 12,4 103,2 7,2 16,3 1981 23,7 8,4 33,6 5,6 3,5
1929 28,9 12,9 105,1 7,2 16,1 1982 22,7 8,0 30,5 3,1
1930 28,4 12,0 98,1 6,8 16,3 1983 22,1 8,5 29,7 3,1
1931 27,5 11,7 — 6,3 1984 21,1 8,5 30,4 3,1
1932 27,2 11,2 — 5,9 1985 21,3 7,9 27,1 3,1
1933 25,3 11,2 — 5,8 1986 21,8 7,8 26,0 3,2
1934 24,7 11,0 95,0 6,2 16,0 1987 21,5 8,0 — 3,3
1935 24,5 12,4 103,4 6,5 15,7 1988 21,6 8,1 25,8 3,3
1936 23,9 11,2 94,4 6,5 15,1 1989 20,9 7,9 25,7 5,8 3,3
1937 23,6 11,4 — 6,7 1990 21,0 8,0 25,6 5,8 3,3
1938 23,5 11,7 — 6,5 1991 21,3 7,8 24,7 5,2 3,5
1939 23,4 10,6 — 6,7 1992 20,5 7,9 23,9 4,7 3,6
1940 23,8 10,6 87,1 6,4 1993 19,8. 7,9 22,9 4,5 3,6
1941 23,5 10,3 — 6,8 1994 19,7 7,5 22,0 4,6 3,4
1942 23,1 10,2 — 7,1 1995 18,9 7,7 22,2 4,3 3,6
1943 24,0 10 — 7,4 1996 19,2 7,6. 20,9 4,2 3,7
1944 25,0 10,1 — 7,8 1997 19,4 7,6 18,8 4,1 4,7
1945 25,0 10,2 — 7,5 11,8 1998 18,9 7,8 18,7 4,0 4,5
1946 24,5 9,5 — 8,0 12,5 1999 18,8 7,9 17,2 4,4
1947 24,7 9,8 77,7 8,8 11,8 2000 19,0 7,5 16,4 4,7
1948 25,0 9,2 — 8,6 10,0 2001 18,2 7,6 15,8 3,5 4,8
1949 24,7 8,9 — 8,4 8,8 2002 18,3 7,7 16,8 3,2 4,6
1950 25,2 8,9 65,9 8,3 8,0 2003 18,4 8,0 16,6 3,4 4,5

Fuentes: Argentina, INDEC, DEIS; Torrado (2003); Somoza (1971)

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99 25/09/2007, 0:30
II. EL PROCESO DE DIFERENCIACIÓN SOCIOESPACIAL EN LA ARGENTINA

Tabla 5.3
Población por provincias (1980-2003)
Población (en miles)
1980 1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991

CABA 2922,8 2919,0 2915,0 2910,0 2924,0 2924,0 2901,0 2899,0 2900,0 2901,0 2901,0 2965,4
Buenos Aires 10865,4 11195,0 11408,0 11625,0 11829,0 12034,0 12222,0 12276,0 12440,0 12604,0 12770,0 12595,0
Catamarca 207,7 213,0 217,0 221,0 223,0 227,0 229,0 227,0 230,0 233,0 235,0 264,2
Córdoba 2407,8 2472,0 2504,0 2536,0 2567,0 2598,0 2673,0 2683,0 2715,0 2748,0 2782,0 2766,7
Corrientes 661,5 680,0 689,0 697,0 706,0 715,0 732,0 732,0 740,0 749,0 758,0 795,6
Chaco 701,4 723,0 736,0 750,0 762,0 777,0 804,0 799,0 812,0 824,0 837,0 839,7
Chubut 263,1 273,0 282,0 290,0 297,0 307,0 307,0 313,0 320,0 328,0 334,0 357,2
Entre Ríos 908,3 930,0 938,0 946,0 953,0 961,0 993,0 985,0 995,0 1006,0 1017,0 1020,3
Formoso 295,9 306,0 312,0 319,0 327,0 331,0 352,0 343,0 349,0 355,0 360,0 398,4
Jujuy 410,0 425,0 437,0 449,0 462,0 474,0 477,0 482,0 493,0 503,0 512,0 512,3
Lo Pampa 208,3 214,0 218,0 222,0 226,0 228,0 225,0 233,0 235,0 237,0 240,0 260,0
La Rioja 164,2 169,0 171,0 174,0 175,0 180,0 185,0 186,0 189,0 191,0 194,0 220,7
Mendoza 1196,2 1232,0 1254,0 1277,0 1299,0 1322,0 1341,0 1350,0 1369,0 1388,0 1407,0 1412,5
Misiones 589,0 609,0 626,0 641,0 658,0 673,0 698,0 696,0 710,0 724,0 737,0 788,9
Neuquén 243,9 255,0 266,0 277,0 288,0 301,0 300,0 307,0 317,0 326,0 334,0 388,8
Río Negro 383,4 399,0 414,0 428,0 442,0 460,0 442,0 448,0 458,0 467,0 475,0 506,8
Salta 662,9 686,0 701,0 718,0 733,0 751,0 777,0 788,0 806,0 822,0 838,0 866,2
San Juan 466,0 480,0 488,0 495,0 504,0 512,0 517,0 516,0 522,0 529,0 535,0 528,7
San Luis 214,4 220,0 223,0 226,0 229,0 231,0 240,0 240,0 243,0 246,0 249,0 286,5
Santa Cruz 114,9 119,0 123,0 127,0 132,0 134,0 137,0 141,0 145,0 148,0 151,0 159,8
Santa Fe 2465,5 2530,0 2559,0 2589,0 2616,0 2647,0 2694,0 2708,0 2736,0 2766,0 2797,0 2798,4
Sgo. del Estero 594,9 612,0 622,0 630,0 639,0 651,0 634,0 634,0 637,0 641,0 646,0 672,0
Tucumán 972,7 1004,0 1025,0 1048,0 1071,0 1090,0 1103,0 1093,0 1112,0 1129,0 1147,0 1142,1
Tierra del Fuego 27,4 28,0 30,0 32,0 35,0 36,0 47,0 58,0 60,0 64,0 66,0 69,4
Población (en miles)

1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003

CABA 2970,0 2974,0 2989,5 3027,9 3032,9 3036,9 3040,3 3043,4 3046,7 2995,4 3001,0 3006,2
Buenos Aires 12795,5 12976,3 13184,4 13379,4 13544,8 13711,7 13879,6 14047,5 14214,7 14167,11 4290,2 14410,6
Catamarca 271,1 277,4 282,3 289,2 294,9 300,6 306,4 312,3 318,1 335,9 343,2 350,4
Córdoba 2808,0 2845,2 2885,7 2929,7 2962,4 2994,8 3027,1 3059,1 3090,8 3144,3 3172,2 3199,4
Corrientes 811,4 825,7 840,8 857,7 870,7 883,6 896,4 909,2 921,9 939,2 949,5 959,8
Chaco 855,9 870,7 880,1 895,9 907,4 918,7 929,9 940,9 951,8 991,5 999,7 1007,8
Chubut 369,0 379,9 387,7 399,1 408,8 418,6 428,4 438,2 448,0 425,4 430,4 435,4
Entre Ríos 1033,0 1044,4 1055,4 1069,1 1078,3 1087,3 1096,1 1104,8 1113,4 1173,5 1184,6 1195,4
Formosa 411,3 423,0 433,9 447,1 458,3 469,6 481,0 492,5 504,2 489,7 496,6 503,4
Jujuy 524,6 535,8 543,0 555,1 564,7 574,5 584,3 594,1 604,0 617,1 625,9 634,7
La Pampa 266,2 271,9 276,4 282,4 287,2 292,0 296,7 301,5 306,1 306,0 310,0 313,8
La Rioja 227,8 234,3 240,3 247,6 253,9 260,3 266,8 273,5 280,2 294,6 301,0 307,4
Mendoza 1437,7 1460,5 1482,7 1509,0 1528,9 1548,7 1568,5 1588,1 1607,6 1606,0 1623,5 1640,6
Misiones 813,9 836,7 857,7 884,3 906,1 928,1 950,3 972,7 995,3 968,2 983,5 998,7
Neuquén 408,7 427,2 443,0 463,3 481,8 500,9 520,4 540,4 560,7 486,8 495,5 504,1
Río Negro 522,1 536,1 545,5 559,6 571,4 583,1 594,8 606,6 618,5 573,4 577,0 580,5
Salta 891,2 914,1 932,6 958,1 979,4 1001,0 1022,8 1045,0 1067,3 1084,0 1103,1 1122,3
San Juan 535,9 542,3 546,5 555,2 560,1 564,9 569,5 574,1 578,5 627,9 637,6 647,2
San Luis 295,4 303,7 312,5 321,9 330,0 338,3 346,6 355,0 363,3 372,8 381,9 390,9
Sonta Cruz 165,6 170,8 175,4 181,2 186,2 191,3 196,4 201,6 206,9 198,1 202,0 206,0
Santa Fe 2836,4 2870,6 2907,9 2949,1 2979,0 3009,0 3038,9 3068,8 3098,7 3095,5 3115,9 3136,0
Sgo. del Estero 680,8 688,7 691,6 700,1 705,5 710,7 715,9 721,0 726,0 808,9 816,3 823,8
Tucumán 1161,8 1179,6 1195,8 1216,6 1232,1 1247,6 1262,9 1278,2 1293,3 1353,5 1370,4 1387,2
Tierra del Fuego 76,1 82,6 89,3 90,0 95,0 99,9 104,8 110,0 115,5 101,2 104,7 108,2
Fuente: Dirección de Estadística e Información de Salud e INDEC (2005)

100

Geografía y bienestar_24 de setiembre de 2007.PMD


100 25/09/2007, 0:30
Tabla 5.4
Tasa Bruta de Natalidad y Tasa Bruta de Mortalidad por orovincias (1980-2003)

1980 1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003
Formosa 36,7 33,7 33,8 31,7 29,9 33,2 26,9 27,5 29,5 32,3 32,7 34,6 29,6 28,2 29,4 29,2 27,9 25,9 25,3 25,3 25,7 23,6 26,7 25,0
Misiones 37,7 34,7 34,3 30,9 34,1 31,9 31,8 32,3 32,5 31,8 32,8 28,6 30,7 29,5 28,9 27,2 26,9 26,0 27,3 24,5 25,8 25,4 24,2 24,1

101
Catamarca 32,0 28,9 28,7 19,4 22,7 23,4 22,9 23,8 24,7 23,5 28,4 28,7 27,8 26,0 25,9 26,5 24,9 26,0 25,7 24,9 25,8 24,1 23,4 22,5

Geografía y bienestar_24 de setiembre de 2007.PMD


San Juan 29,0 27,7 27,5 25,2 23,8 23,9 24,9 24,8 24,3 22,8 23,0 26,2 24,3 24,9 24,7 23,0 22,6 23,8 22,4 22,3 22,7 22,0 20,5 22,2
Corrientes 32,5 30,3 30,6 29,4 28,2 27,7 30,2 25,8 29,3 25,7 26,7 26,8 26,5 25,6 24,9 25,0 26,0 25,9 25,5 23,4 22,7 21,8 23,3 22,2
Salta 35,5 34,3 33,5 31,6 32,0 32,1 33,3 32,8 32,1 31,5 30,9 28,8 27,9 27,4 24,5 25,0 24,6 26,0 24,7 24,8 24,0 24,3 24,9 22,0
SantaCruz 28,3 27,9 28,4 26,8 27,4 27,8 28,8 28,8 28,2 28,8 28,5 26,8 25,5 23,5 24,1 23,9 22,6 23,5 21,2 20,3 19,6 21,2 20,7 21,9
Tucumán 31,7 29,8 31,3 25,0 24,4 24,0 23,7 25,5 25,0 24,6 24,3 24,3 23,9 22,9 23,3 20,8 18,7 21,8 22,2 21,6 22,6 20,4 21,8 21,8
San Luis 27,1 26,3 26,9 25,3 24,0 23,9 23,0 22,9 22,6 22,4 27,6 26,6 23,7 23,5 21,0 23,8 23,7 23,8 22,7 22,2 22,3 22,2 21,9 21,7
LaRioja 33,1 29,9 29,1 27,6 26,5 28,1 27,9 28,0 30,0 29,7 30,9 29,5 28,5 28,3 27,2 24,7 26,1 25,3 22,8 22,3 22,6 19,9 20,9 21,2
Chaco 35,6 31,7 31,5 33,8 29,3 30,1 29,5 29,2 27,1 27,6 26,8 32,2 29,3 26,7 26,4 24,8 24,0 26,2 24,0 24,1 25,8 21,6 24,2 20,9
T. del Fuego 27,0 29,1 31,7 30,1 35,3 41,2 38,1 35,3 33,7 32,2 22,2 31,2 28,2 27,8 28,0 26,1 23,8 21,4 20,8 18,7 19,9 21,4 21,0 20,8
Jujuy 37,6 35,4 34,1 30,4 30,3 29,7 31,5 29,6 27,9 26,4 24,6 24,4 26,6 25,5 25,2 24,6 24,8 24,3 23,5 23,0 22,6 23,0 22,0 20,3
EntreRios 25,9 24,1 24,4 23,3 22,4 22,9 23,3 22,9 22,4 23,1 22,6 23,3 23,0 22,3 21,5 20,9 21,1 21,3 21,1 20,1 21,3 19,6 18,6 19,8
Neuquén 32,4 31,9 31,3 32,9 28,5 28,0 31,7 31,7 33,6 32,6 32,9 28,9 25,3 23,8 24,0 22,5 21,6 21,6 19,6 18,5 17,9 20,1 19,6 19,4

101
Chubut 31,3 29,2 29,5 27,8 26,4 27,4 28,9 28,4 27,7 27,0 26,6 24,1 22,2 22,1 22,8 21,8 21,2 21,0 19,7 18,9 19,4 19,8 18,6 18,7
Río Negro 30,1 28,2 25,8 26,8 26,0 25,3 26,5 26,7 27,6 27,3 26,4 23,8 23,9 23,0 21,2 18,8 19,5 20,6 17,8 18,4 18,9 19,6 19,3 18,6
La Pampa 24,2 23,1 22,5 22,8 21,9 22,6 24,9 23,2 23,9 23,7 23,3 22,5 22,0 20,6 20,5 20,1 19,9 20,7 18,5 18,5 18,1 17,5 17,0 18,3
S. del Estero 29,5 27,0 27,3 26,4 26,0 26,6 27,4 27,1 27,0 26,9 26,6 25,6 25,2 24,9 24,8 20,0 24,7 23,3 22,5 21,1 21,6 19,1 19,9 17,8
Córdoba 23,6 22,6 22,1 20,4 17,6 19,8 20,3 19,4 19,7 19,3 19,6 20,0 19,0 19,3 19,2 18,1 18,4 18,8 17,9 17,5 17,2 15,8 16,5 17,5
Mendoza 26,6 25,9 24,5 23,0 22,4 22,1 24,5 22,6 23,0 21,5 22,3 22,2 22,1 22,2 20,7 20,4 20,0 21,0 20,2 19,0 19,2 19,3 17,1 17,5
Buenos Aires 22,1 20,9 19,6 19,8 18,1 18,4 18,8 18,6 19,1 18,4 18,5 18,4 17,5 16,7 17,0 16,4 17,0 17,2 17,0 17,4 17,5 17,2 17,3 17,3
Santa Fe 20,5 20,9 19,7 19,2 19,0 18,8 18,5 18,3 17,8 16,1 16,8 20,9 19,3 18,5 18,3 18,1 18,5 17,7 17,4 17,3 16,9 16,4 16,9 17,3
CABA 16,2 15,8 14,9 15,2 14,8 15,6 15,9 15,6 15,6 15,5 14,2 13,4 13,3 13,2 13,2 13,4 13,4 13,2 13,1 13,5 14,3 14,1 13,8 14,2

25/09/2007, 0:30
5. EVOLUCIÓN Y CARACTERÍSTICAS DE LA POBLACIÓN ARGENTINA

(Cont.)
Tabla 5.4
Tasa Bruta de Natalidad y Tasa Bruta de Mortalidad por orovincias (1980-2003)
(Cont.)

1980 1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003

102
CABA 12,6 11,7 11,9 12,6 12,8 12,6 12,9 12,7 13,4 12,5 13,2 12,1 12,5 12,4 11,6 11,8 11,4 11,4 11,7 11,8 11,0 11,3 11,3 11,7

Geografía y bienestar_24 de setiembre de 2007.PMD


Santa Fe 9,3 8,7 8,5 9,1 8,7 8,2 8,1 8,7 8,6 8,4 8,7 8,6 8,5 8,7 8,1 8,5 8,2 8,1 8,4 8,7 8,3 8,5 8,6 9,1
Buenos Aires 8,1 8,7 7,7 8,1 8,5 7,7 7,4 7,8 7,8 8,0 7,9 7,9 8,1 8,1 7,7 7,9 7,9 7,9 8,1 8,3 7,9 8,3 8,3 8,5
Córdoba 8,0 7,7 7,8 8,4 8,1 7,7 7,7 8,0 8,3 7,5 7,8 7,8 7,8 8,3 7,5 8,0 7,9 7,7 7,9 8,4 7,4 7,8 7,8 8,3
Entre Ríos 8,8 8,2 8,4 8,6 8,5 8,2 7,6 8,1 8,3 8,0 8,0 7,6 7,5 7,4 7,7 8,1 7,7 7,9 8,1 8,4 7,9 7,5 7,7 8,1
La Pampa 8,3 7,7 7,7 7,8 7,7 7,5 7,8 7,2 8,2 7,6 7,7 7,4 7,3 7,3 7,1 7,4 7,0 7,2 7,3 7,3 7,1 7,0 7,3 7,6
Mondoza 7,3 6,6 6,7 7,1 6,9 6,7 6,6 6,6 6,9 6,8 6,7 6,6 6,8 6,7 6,4 6,3 6,6 6,6 6,8 7,0 6,8 6,9 7,0 7,3
San Juan 7,2 6,8 6,7 7,2 6,6 6,3 6,4 6,8 6,9 6,7 6,6 6,9 6,6 6,7 6,6 7,0 6,9 6,6 7,1 7,2 6,9 6,6 7,0 7,0
San Luis 8,1 7,5 7,8 8,6 8,1 7,9 7,7 7,5 7,5 7,3 7,8 6,8 6,5 6,9 6,6 6,5 6,5 6,6 6,5 6,5 6,3 6,0 6,1 6,6
Tucumán 8,1 7,2 7,3 7,8 7,2 6,5 6,5 6,8 6,7 6,6 6,5 6,5 6,5 6,7 6,3 6,6 6,0 6,1 6,3 6,8 6,4 6,1 6,3 6,5
Corrientes 8,4 8,1 7,8 8,9 7,8 7,1 6,7 7,2 7,6 7,3 7,5 6,4 6,8 7,0 6,3 6,3 6,6 6,3 6,5 6,2 6,6 6,6 6,4 6,4
Chaco 8,3 7,4 7,2 7,6 7,4 6,6 6,5 6,5 6,7 6,8 6,8 6,5 6,6 6,6 6,1 6,4 6,7 6,5 6,6 6,6 6,2 6,2 6,6 6,3
Río Negro 6,4 5,9 5,7 6,1 5,9 5,4 5,7 5,8 5,3 5,6 5,5 5,3 5,1 4,7 4,8 4,7 4,7 4,8 4,8 4,9 4,8 5,2 5,4 5,8

102
La Rioja 7,5 6,9 7,4 7,4 7,6 6,5 6,2 6,9 7,0 7,0 7,0 6,4 6,1 6,5 5,9 5,9 6,4 5,7 5,8 5,8 5,5 5,4 5,9 5,7
Catamarca 7,5 7,3 6,9 7,7 7,2 5,4 5,5 5,5 5,5 5,2 7,7 6,5 6,2 4,8 5,9 5,9 5,8 6,1 5,8 6,1 5,8 5,4 5,7 5,6
Formosa 6,5 6,2 6,0 6,8 6,1 6,1 6,6 5,6 5,7 6,3 6,2 5,6 5,6 5,4 5,6 5,8 5,8 5,4 5,5 5,5 5,3 5,7 6,1 5,6
Misiones 7,8 6,9 6,2 6,8 7,0 6,2 5,9 5,8 5,9 5,8 6,2 5,6 5,6 5,7 5,2 5,3 5,6 5,1 5,3 5,1 5,1 4,6 5,7 5,5
S. del Estero 7,6 6,8 6,4 7,3 7,3 6,5 6,7 6,5 6,5 6,5 6,4 6,2 6,1 6,0 6,0 6,1 5,9 6,2 6,2 6,4 6,0 5,5 5,3 5,5
Jujuy 7,8 7,0 6,8 7,1 7,8 5,9 6,2 6,3 6,3 6,2 6,3 5,7 6,1 5,8 5,4 5,7 5,8 5,7 5,6 5,6 5,3 5,5 5,6 5,5
Chubut 6,6 6,7 6,2 6,5 6,1 5,9 5,9 5,7 5,6 5,5 5,5 5,4 5,3 4,9 5,0 5,3 5,3 5,5 5,1 5,4 5,2 5,5 5,8 5,5
Salta 7,9 7,1 7,1 7,6 7,1 6,2 6,1 6,0 5,8 5,7 5,6 6,0 5,9 5,5 5,2 5,6 5,5 5,5 5,3 5,3 5,2 5,3 5,5 5,4
Santa Cruz 6,7 6,4 5,9 6,1 6,3 5,7 5,4 5,6 5,6 5,3 5,1 4,9 4,7 4,8 4,6 5,0 5,0 5,0 4,8 4,5 4,6 5,0 5,2 4,9
Neuquén 5,3 4,6 5,0 5,0 4,8 4,5 4,4 5,0 4,8 4,4 4,4 3,9 4,0 3,7 3,8 3,8 3,8 3,7 3,7 3,7 3,5 4,3 4,3 4,4

25/09/2007, 0:30
T. del Fuego 4,2 4,4 4,4 4,3 4,1 4,2 4,2 3,2 3,1 3,0 2,9 2,8 2,5 2,8 3,1 2,4 2,5 2,4 2,8 2,5 2,6 2,7 2,9 2,9
II. EL PROCESO DE DIFERENCIACIÓN SOCIOESPACIAL EN LA ARGENTINA

Fuente: Elaboración personal con datos de la Dirección de Estadística e Información de Salud.


Tabla 5.5
Tasa de Mortalidad Infantil (1980-2003)

1980 1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003

103
CABA 18,5 17,7 16,6 17,1 17,5 15,3 17,8 15,9 17,0 15,9 16,8 15,2 14,9 14,6 14,3 13,1 14,7 12,2 13,0 10,7 9,4 9,6 10,0 10,3

Geografía y bienestar_24 de setiembre de 2007.PMD


Buenos Aires 28,4 33,1 28,3 26,2 29,4 23,8 24,8 25,9 24,2 23,9 24,2 24,2 23,5 22,3 21,8 22,2 20,9 18,8 19,1 16,6 15,1 15,0 15,8 16,3
Catamarca 41,9 43,9 34,3 53,2 — — 27,8 26,5 26,6 24,6 34,6 31,8 28,1 23,1 29,8 29,8 26,4 25,6 23,3 16,9 21,0 15,5 20,6 20,1
Córdoba 24,2 24,9 24,8 24,6 27,1 22,6 24,1 23,5 24,1 21,1 22,2 22,3 19,6 20,8 20,0 20,5 19,4 16,3 16,8 20,3 15,0 16,2 14,8 14,3
Corrientes 44,6 44,7 37,3 41,4 37,7 32,5 28,4 34,5 28,6 33,7 31,7 28,5 27,7 26,9 26,1 27,3 25,1 22,8 23,8 15,3 30,4 23,5 23,8 21,1
Chaco 54,2 48,0 46,4 39,5 43,8 39,4 37,1 33,3 37,9 37,9 35,8 32,3 33,5 34,3 31,4 32,8 34,4 28,2 31,8 22,9 21,9 24,0 26,7 27,7
Chubut 34,8 36,9 34,0 33,8 29,3 26,3 21,3 23,4 23,3 22,9 20,6 19,1 19,9 18,0 18,4 20,3 18,0 19,1 19,7 29,0 15,8 13,1 17,8 15,1
Entre Ríos 35,8 31,1 31,4 29,9 29,1 25,8 23,2 23,9 24,4 23,9 24,3 23,2 22,1 22,7 20,4 20,5 19,5 19,6 18,8 17,9 16,9 14,9 16,5 17,2
Formosa 38,1 40,1 37,5 37,2 33,8 30,9 46,6 40,5 36,2 32,0 33,2 24,5 32,3 27,9 30,7 30,5 31,4 29,8 26,9 19,5 23,0 28,9 25,5 25,0
Jujuy 51,4 47,5 47,9 42,8 45,5 32,8 35,9 35,8 36,9 35,4 35,8 33,2 32,5 26,7 25,2 26,4 24,4 24,0 21,5 23,6 23,1 18,4 20,6 19,2
La Pampa 30,3 37,4 26,1 26,2 29,1 24,7 29,1 21,1 24,1 23,5 22,1 20,5 21,3 17,9 15,0 17,4 12,4 12,1 14,0 23,4 15,3 12,4 13,1 12,7
La Rioja 45,8 42,5 43,4 41,2 45,4 30,2 32,4 33,6 33,0 34,7 25,8 27,2 26,0 24,1 22,8 22,1 25,7 19,3 22,9 15,2 20,9 23,5 20,8 17,3
Mendoza 31,8 25,9 25,0 25,3 26,2 25,2 27,4 24,1 24,6 25,2 21,1 23,6 22,1 20,5 18,8 18,4 17,5 16,7 15,6 20,6 14,3 12,1 12,3 11,1

103
Misiones 51,9 47,9 34,9 39,5 40,1 33,6 33,9 33,5 30,0 30,0 31,8 32,1 27,0 29,8 23,1 23,2 24,1 21,3 20,0 16,2 22,2 19,6 22,3 20,2
Neuquén 31,7 29,5 27,0 24,4 27,6 23,6 24,0 23,8 21,0 21,9 16,9 15,6 16,2 16,2 15,3 14,1 15,7 13,8 14,8 21,7 11,4 13,0 11,7 10,8
Río Negro 35,7 37,6 32,5 32,2 31,3 26,3 27,8 28,3 25,0 25,5 23,1 24,1 22,7 21,4 19,6 20,8 16,2 15,5 17,7 12,4 16,6 14,7 14,8 15,9
Salta 52,1 51,4 46,2 49,2 44,6 34,0 32,5 32,6 32,6 32,3 32,3 32,9 32,8 27,7 29,8 26,8 25,5 20,5 22,6 15,8 18,8 19,1 18,9 16,9
San Juan 30,1 32,4 30,5 29,1 28,6 27,6 26,5 27,5 25,5 27,9 24,4 24,6 23,7 21,3 21,3 25,2 21,6 21,5 21,7 21,2 19,4 18,8 20,2 19,6
San Luis 37,2 36,5 33,4 36,4 34,9 32,8 34,0 32,9 33,7 33,8 29,7 28,6 23,7 26,2 27,6 23,1 20,6 19,9 20,6 20,7 17,2 17,8 16,5 17,4
Santa Cruz 34,4 32,8 27,8 24,7 27,1 22,0 20,6 24,6 27,7 21,8 20,7 19,9 20,6 18,5 15,9 21,9 12,8 16,0 18,0 18,9 17,2 14,5 17,2 15,5
Santa Fe 34,3 32,2 32,2 30,6 28,5 28,7 29,4 26,0 26,5 28,3 28,3 22,2 20,9 19,8 17,8 17,6 15,7 16,3 16,2 13,2 14,4 14,3 14,0 13,9
S. del Estero 35,1 31,2 24,9 29,0 30,0 25,3 26,6 27,6 27,4 28,6 28,3 29,2 28,7 28,9 29,0 23,3 17,1 16,6 18,1 15,2 13,2 14,8 12,4 14,2
Tucumán 42,0 37,2 31,4 38,7 32,4 29,2 29,8 28,8 28,5 28,4 28,5 28,6 28,8 27,1 23,9 28,9 28,8 19,6 19,9 15,5 22,4 24,5 24,3 23,0

25/09/2007, 0:30
T. del Fuego 20,3 27,0 10,5 13,5 13,8 9,4 22,9 20,0 19,3 18,0 27,9 16,7 11,2 15,2 13,6 11,1 9,7 11,2 11,9 22,5 10,5 10,1 9,1 8,4
5. EVOLUCIÓN Y CARACTERÍSTICAS DE LA POBLACIÓN ARGENTINA

Fuente: Elaboración personal con datos de la Dirección de Estadística e Información de Salud.


II. EL PROCESO DE DIFERENCIACIÓN SOCIOESPACIAL EN LA ARGENTINA

Tabla 5.6
Ajuste de información censal por provincias (2001) (a)

Población ajustada (2001) % CP % ENR

CABA 2.995.805 0,4 5,5


Buenos Aires 14.211.087 0,2 2,0
Catamarca 338.168 — 0,3
Córdoba 3.154.833 0,1 1,8
Corrientes 942.870 — 0,5
Chaco 995.192 — 0,4
Chubut 427.404 0,5 2,0
Entre Ríos 1.177.747 — 0,8
Formosa 492.221 0,2 0,3
Jujuy 619.929 0,1 0,4
La Pampa 307.500 — 1,8
La Rioja 297.149 — 1,6
Mendoza 1.611.091 — 1,1
Misiones 973.225 — 0,1
Neuquén 489.997 0,1 2,4
Río Negro 575.043 0,3 2,8
Salta 1.090.600 — 0,3
San Juan 630.793 — 0,8
San Luis 375.865 — 1,3
Santa Cruz 199.381 — 0,3
Santa Fe 3.102.849 0,1 2,4
Santiago del Estero 812.609 — 0,3
Tierra del Fuego 102.498 — 0,5
Tucumán 1.359.114 0,1 0,6
Total 37.282.970 0,1 1,8

a) La población se corrigió por diferencias respecto del conteo previo (CP) y por entrevistas
no realizadas (ENR). El porcentaje de ajueste de ambas omisiones es del 1,9%. Agregando
además la conciliación según la caída de la tasa de crecimiento el porcentaje de ajuste es
de 2,82% respecto de los datos provisionales del Censo 2001.

104

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104 25/09/2007, 0:30
5. EVOLUCIÓN Y CARACTERÍSTICAS DE LA POBLACIÓN ARGENTINA

Mapa 5.1
Estructura de la Población Argentina
(1991)

Fuente: Elaboración personal con datos del INDEC.

105

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105 25/09/2007, 0:30
II. EL PROCESO DE DIFERENCIACIÓN SOCIOESPACIAL EN LA ARGENTINA

Mapa 5.2
Estructura de la Población Argentina
(2001)

Fuente: Elaboración personal con datos del INDEC (2005).

106

Geografía y bienestar_24 de setiembre de 2007.PMD


106 25/09/2007, 0:30
Mapa 5.4 - Saldo Vegetativo (Argentina 1996-2001)
Mapa 5.3 - Saldo Migratorio ( Argentina 1996-2001) 5. EVOLUCIÓN Y CARACTERÍSTICAS DE LA POBLACIÓN ARGENTINA

107

Geografía y bienestar_24 de setiembre de 2007.PMD


107 25/09/2007, 0:30
Mapa 5.6 - Incremento en la Esperanza de Vida (Argentina 1991-2001)
Mapa 5.5 - Incremento en la Esperanza de Vida (Argentina 1980-91) II. EL PROCESO DE DIFERENCIACIÓN SOCIOESPACIAL EN LA ARGENTINA

108

Geografía y bienestar_24 de setiembre de 2007.PMD


108 25/09/2007, 0:30
Mapa 5.7 - Ciertas enfermedades infecciosas y parasitarias. Ambos Mapa 5.8 - Ciertas enfermedades infecciosas y parasitarias.
sexos ( Argentina 1990-1992) Ambos sexos ( Argentina 1999-2001)

109
Geografía y bienestar_24 de setiembre de 2007.PMD
109

25/09/2007, 0:30
5. EVOLUCIÓN Y CARACTERÍSTICAS DE LA POBLACIÓN ARGENTINA
II. EL PROCESO DE DIFERENCIACIÓN SOCIOESPACIAL EN LA ARGENTINA

Mapa 5.9
Evolución de la TMI
( Argentina 1980-2003)

Fuente: Elaboración personal con datos de la Dirección de Estadística e Información de Salud y del INDEC (2005).

110

Geografía y bienestar_24 de setiembre de 2007.PMD


110 25/09/2007, 0:30
5. EVOLUCIÓN Y CARACTERÍSTICAS DE LA POBLACIÓN ARGENTINA

6. RELACIÓN ENTRE DINÁMICAS DEMOGRÁFICA Y ECONÓMICA


(1947-2001)

Como señalamos en el cuarto capítulo de este movimientos fue creciente hasta 1960-70 para lue-
libro, los antecedentes estadísticos disponibles se- go descender. Se calcula que desde 1895 cambia-
ñalan que hacia fines del siglo XIX, la Argentina, ron de provincia unos 8 millones de personas y que
como país agroexportador, había conferido a su de- estas migraciones tuvieron efectos tanto en las áreas
sarrollo económico un marcado carácter de desigual- emisoras como en las receptoras.
dad regional que se manifiesta con la preeminencia En un trabajo anterior (Liberali, Morina y Ve-
del puerto y la pampa húmeda sobre el resto del país. lázquez, 1989) señalamos algunos de estos efec-
Lejos de revertir esta situación, el proceso de indus- tos. En el caso de las áreas receptoras podemos
trialización, al asumir características de sustitución señalar resultados positivos y negativos:
de importaciones de bienes de consumo, privilegió
como forma de localización la proximidad de los –Mayor dinamismo del mercado de trabajo, aunque
mercados consumidores por sobre el origen de los con mayor rigidez en las relaciones laborales.
insumos. De esta manera, para 1937, el 54% del Valor –Problemas de vivienda y medio ambiente, nece-
de Producción y el 73,6% de los productos elabora- sidad de incremento de servicios sanitarios y
dos se concentraban en Capital Federal y Provincia educativos.
de Buenos Aires (Argentina. CFI, 1990).1 –Desarraigo, pérdida de relaciones personales, in-
Desde hace ya más de 60 años entonces, resul- cremento de las conductas delictivas.
ta un lugar muy común la referencia a los “des-
En las áreas emisoras los efectos son, en gene-
equilibrios regionales” o a las desigualdades regio-
ral, negativos; entre ellos:
nales de la Argentina. Son muy frecuentes los jui-
cios de valor y los prejuicios respecto de lo negati- –Incremento del índice de dependencia (disminu-
vo de esta situación. Sin embargo, los intentos de ye la población activa).
explicación han sido mucho menos frecuentes y –Desvalorización de propiedades, acompañada de
pueden enfocarse desde diversas perspectivas teó- un proceso de mayor concentración.
ricas, que más adelante expondremos. –Subutilización de recursos (viñedos abandonados,
La formulación o adopción de un marco teórico escuelas con capacidad ociosa, estaciones de
que pretenda explicar este proceso de diferenciación FCC desmanteladas, etc.).
regional excede el propósito del presente capítulo; so-
lamente nos proponemos indagar acerca del papel que Si bien es posible aproximarse a la magnitud
desempeña la movilidad de la población, factor que de la diferenciación regional utilizando diferentes
consideramos de suma importancia, en este proceso. indicadores, a los efectos de una mayor comparabi-
Las migraciones internas en la Argentina son de lidad nos basaremos en el Producto Bruto Geográfi-
magnitud considerable. La importancia de estos co (PBG) per cápita.2 Esto restringe la posibilidad

1. Estos datos incluyen materias primas pero no las actividades productoras de servicios.
2. El Producto Bruto Geográfico per cápita (PBG) toma en cuenta los bienes producidos y servicios prestados en el período de
un año respecto de la población de base, independientemente de que hayan sido consumidos o acumulados. La denominación
“geográfico”, responde conceptualmente al hecho de haberse considerado a todos los agentes económicos que participan en la
producción dentro de las fronteras de la jurisdicción de su residencia.

111

Geografía y bienestar_24 de setiembre de 2007.PMD


111 25/09/2007, 0:30
II. EL PROCESO DE DIFERENCIACIÓN SOCIOESPACIAL EN LA ARGENTINA

de tomar un período más extenso que el considera- igualdad. Y ya vimos (y veremos) que ello es total-
do (1947-2001), ya que los estudios de contabili- mente inexacto.
dad social regional son relativamente recientes, y Para hacer referencia a este tipo de situacio-
la primera estimación de PBG desagregado en el nes estructurales, debemos por consiguiente ex-
nivel provincial data de 1953 (Argentina. CFI-Ins- cluir explícitamente al término “desequilibrio” y
tituto Torcuato Di Tella, 1962). utilizar los que corresponden: desigualdad, des-
balance, diferencias, etc.

6.1 Consideraciones teóricas 6.1.2 Aplicación de los conceptos de


igualdad y desigualdad a unidades
6.1.1 Conceptos de desequilibrio y espaciales
desigualdad
La utilización de indicadores globales de ten-
En primer lugar debemos definir con mayor dencia central (casi exclusivamente la media arit-
precisión dos conceptos que se utilizan con frecuen- mética, ya que la mediana tiende a reflejar diferen-
cia como si fueran sinónimos: “desequilibrio re- cias) predomina abrumadoramente por sobre el uso
gional” y “desigualdad regional”. de indicadores de diferenciación o de dispersión
El concepto de desequilibrio, hace referencia (desviación típica, distribución según escalas de
a situaciones de desajuste transitorio y en el corto intervalos, índices de concentración).
plazo que la “mano invisible” del mercado tiende a La identificación de la noción de equidad o
igualar, en forma análoga con el concepto físico de igualdad en las disciplinas sociales surge de mar-
equilibrio estable. Así, al equilibrio no habría que car su ausencia o inexistencia entre promedios de
buscarlo, sino que se produciría en forma automá- los principales fenómenos socioeconómicos. El
tica, en tanto el sistema productivo pueda operar predominio de un modo de producción con clases
libremente. Es decir que cuando se utiliza el térmi- sociales implica, por definición, una participación
no “desequilibrio” se lo está haciendo, explícita o diferenciada en la distribución de la riqueza, fenó-
implícitamente, con determinada concepción ideo- meno estructural que tiñe con un contenido de des-
lógica al suponer la “transitoriedad” de la situa- igualdad a todas las demás instancias. Al comparar
ción y la capacidad de las fuerzas del mercado para el ingreso medio por habitante de dos provincias
equilibrarla. El “desequilibrio” sería, por definición, estamos comparando, en realidad, dos desigualda-
algo transitorio y, por tanto, no aplicable a situa- des, ya que el grado de heterogeneidad social con-
ciones de mediano o largo plazo. siderando un nivel de desagregación provincial
Las desigualdades regionales, en cambio, se suele ser enorme.
refieren a aquellas diferencias durables, localmen- Recordemos que los cambios en el trazado de
te interdependientes y acumulativas entre subes- las fronteras de entidades geográficas tienen gran
pacios de un mismo país en las que condiciones no repercusión sobre los valores alcanzados en ellas
solamente coyunturales sino más bien estructura- por una variable, sin que haya realmente cambiado
les son responsables por las diferencias existentes, el valor subyacente del hecho temático. Así es po-
ligadas unas a las otras, en la escala del espacio sible, por ejemplo, hacer “desaparecer estadística-
considerado (Santos, 1979: 231). mente” a la pobreza modificando y reagrupando
La referencia indistinta, preferentemente en las unidades espaciales; sin embargo resultaría
estudios económicos, a las situaciones de igualdad imposible “crear estadísticamente”, mediante el
y equilibrio interregional puede hacer pensar que mismo procedimiento, pobreza en donde no exis-
el segundo es un estado alcanzable y normal, que te. A este fenómeno se lo conoce como el proble-
presentará simultáneamente la característica de ma de la Unidad Espacial Modificable (PUEM),

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6. RELACIÓN ENTRE DINÁMICAS DEMOGRÁFICA Y ECONÓMICA (1947-2001)

ya explicado en un capítulo anterior. También es po- continuación, explicaremos los supuestos teóricos,
sible, por ejemplo, cambiar resultados electorales metodológicos e ideológicas básicos de dos perspec-
modificando los límites de las respectivas circuns- tivas bien diferenciadas: I) las teorías afines o funcio-
cripciones; a este proceso se lo define técnicamen- nales a la lógica del “mercado”, sustentadas en el
te como Gerrymandering en Geografía Electoral. marco conceptual propuesto por la economía neoclá-
Si aumentáramos el nivel de análisis espacial, sica, y II) aquellas teorías pertenecientes a la vertien-
efectuando una comparación entre departamentos, te estructural del desarrollo regional, críticas con res-
probablemente los resultados obtenidos se acerquen pecto a la lógica del “mercado” y del “equilibrio”.
más a la realidad; pero para aproximarnos más de-
I) Las teorías funcionales a la racionalidad de
beríamos utilizar unidades espaciales ad hoc, pro-
las fuerzas del mercado sostienen que los movimien-
bablemente más pequeñas aún, y que respondan a
una real diferenciación social. tos de capital y trabajo tienden a lograr cierta con-
vergencia en los niveles de desarrollo relativo entre
Pero desafortunadamente la disponibilidad de
las regiones, compensando o anulando las desigual-
información disminuye rápidamente a medida que
se incrementa el nivel de análisis espacial, por lo dades originadas en la dotación diferencial de re-
cursos y los “errores” de la evolución histórica.
que es posible obtener una serie relativamente com-
Dentro del primer conjunto (I) podemos selec-
pleta de datos de Producto Bruto Interno (PBI) para
el nivel nacional, pero solamente se dispone de al- cionar cuatro modelos:
gunos años con escalas provinciales o departamen- a) Evolutiva de Rostow.
tales, resultando virtualmente imposible la obten- b) Neoclásica de igualación de factores.
ción de información con mayor desagregación es- c) Modelo de aprovechamiento de los recursos
pacial. En parte, de esta limitación resulta la com- naturales en el espacio.
paración tan generalizada de indicadores entre “re- d) Del dualismo estructural.
giones” o provincias.
Estas comparaciones son, sin embargo, bastan- II) Las teorías pertenecientes a la vertiente crí-
te recientes, ya que hacia 1940 los relevamientos tica del desarrollo regional, en cambio, compren-
de la actividad económica no se producían en for- den a las desigualdades regionales ya no como un
ma sistemática ni integrada. En realidad La Conta- accidente o una falla casual a ser superada, sino más
bilidad Nacional, tal como hoy se la conoce, es un bien como un resultado estructural de la dinámica
producto de la Segunda Guerra Mundial y surge de acumulación capitalista. La causa fundamental
como consecuencia de la necesidad de planificar el del proceso de diferenciación regional no reside en
uso de recursos en condiciones de extraordinaria el funcionamiento incorrecto de la economía de
escasez y se basa en el concepto que Keynes elabora mercado, sino justamente en el éxito de sus meca-
como interpretación de la Gran Crisis de 1930. nismos: la desigualdad no se produce por accidente,
sino por necesidad y el mercado es su agente per se
(Velázquez, G.; Gómez Lende, S., 2005: 425).
6.1.3 Teorías sobre el origen de las En el segundo grupo (II) podemos incluir cin-
desigualdades regionales co teorías:
e) Causación circular acumulativa,
Las desigualdades regionales se han configu- f) Neomarxistas y del colonialismo interno.
rado históricamente en un rasgo congénito e in- g) De la polarización espacial.
herente del sistema capitalista. Existen, sin em- h) Enfoque centro-periferia.
bargo, construcciones teóricas y metodológicas de i) De la división espacial del trabajo.
diferente sesgo epistemológico, que indagan el
origen de las desigualdades regionales desde mar- a) Dentro del conjunto de teorías que explica el
cos y perspectivas conceptuales contrapuestas. A origen de las desigualdades regionales en el

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II. EL PROCESO DE DIFERENCIACIÓN SOCIOESPACIAL EN LA ARGENTINA

aislamiento, la teoría evolutiva de Rostow su- su capacidad de movilizar sus recursos en fun-
pone un crecimiento “por etapas”. Una región ción de requerimientos externos, es decir, en
o sistema nacional pasaría necesariamente por completa sintonía con la cambiante selectivi-
diferentes estadios (sociedad primitiva, transi- dad de la demanda extrarregional. Las desigual-
ción, madurez, sociedad de consumo de ma- dades se originarían entonces en la desigual
sas), definibles a partir de una etapa de “des- dotación de recursos (condición necesaria) y
pegue”, vinculada con la tasa de crecimiento en la imposibilidad de explotarlos para satis-
del PBI. Por tanto, la desigualdad sería pro- facer a la demanda externa (condición suficien-
ducto de la coexistencia de regiones en dife- te). Sin embargo, las ventajas comparativas
rentes etapas y para superarlo bastaría con el muy raramente son una cuestión de dotación
paso del tiempo y una mayor difusión del “de- inicial y, menos aún, natural. La ventaja com-
sarrollo” de las regiones que ya han alcanzado parativa es artificial (Benko, 1996: 52).
estadios más avanzados (Rostow, 1974). Sin
d) Por último, la teoría del dualismo estructural,
embargo no todos los países o regiones “despe-
nacida bajo el influjo de la sociología funcio-
garían” en el mismo momento, dándose el sub-
nalista norteamericana, sostiene que en todo
desarrollo relativo de unos en relación a los otros,
sistema nacional coexisten dos sociedades, una
en cada instante de la historia (Benko, 1996: 54).
moderna, innovadora, generalmente urbana y
b) La teoría neoclásica de igualación de factores portuaria y otra tradicional, más folclórica, con-
sostiene que las desigualdades regionales se servadora y que tiene mayor peso en las regio-
producen por la escasez o abundancia relativa nes rurales del interior. Es decir que existe un
(p. ej., de mano de obra y capital) entre dife- dualismo en el cual hay una sociedad capita-
rentes regiones, relativamente aisladas entre sí. lista moderna, “injertada” en otra tradicional,
Así, por ejemplo, las barreras intervencionis- con fuerte nivel de atraso y relictos precapita-
tas, la fricción del espacio y otros mecanismos listas, que no ha podido terminar de prender ni
que atentan contra el “libre mercado” hacen difundir internamente su mayor desarrollo re-
que los factores no fluyan “libremente”. Al no lativo. En esta perspectiva, la ciudad comenzó
poder circular libremente, un factor como el a ser visualizada como una estructura moder-
capital traerá consigo mayor nivel relativo de nizante, núcleo del progreso y el crecimiento,
riqueza disponible en aquellas regiones en don- apta para irradiar la innovación y el desarrollo
de este abunda pero, por el contrario, en aque- hacia las áreas rurales.
llas geografías con sobreabundancia de mano
Para todo este grupo de teorías (a, b, c y d) los
de obra, el nivel de riqueza disponible tenderá
procesos migratorios entre regiones de diferente
a ser menor, ya que la presión de los nuevos
nivel de desarrollo relativo deberían tender a igua-
trabajadores atentará contra los niveles sala-
lar las diferencias regionales. Las hipótesis subya-
riales, incrementará la desocupación y desalen-
centes son básicamente:
tará la inversión. La forma de impedir que esta
desigual dotación inicial genere desigualdades 1. La menor presión sobre los recursos naturales
sería permitiendo y fomentando la libre movi- de la región “pobre” permitiría una mejor re-
lidad de los factores, rompiendo las barreras distribución potencial e incrementar, por ende,
regionales, de forma tal que el mercado actúe el nivel de productividad.
para compensar esta situación de desigualdad. 2. La región “rica”, al recibir población, debe asig-
nar recursos entre mayor cantidad de habitan-
c) El modelo sobre aprovechamiento de los recur-
tes (empeorando la distribución), sin que los
sos naturales en el espacio, sustentado en la
incrementos en la producción alcancen a com-
teoría de las “ventajas comparativas”, sostiene
pensar la disminución en la productividad.
que el crecimiento de una región depende de

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6. RELACIÓN ENTRE DINÁMICAS DEMOGRÁFICA Y ECONÓMICA (1947-2001)

3. Los procesos migratorios contribuirían a difun- concepto de región, en el cual el elemento de dife-
dir los progresos de la sociedad moderna en la renciación está dado solamente por la cantidad y
tradicional. tipo de recursos naturales que posee. Este criterio
excluye la presencia de relaciones sociales inter-
En suma, la “mano invisible del mercado” –a
nas y externas a la región y de todos aquellos pro-
través de los procesos migratorios– contribuiría a
cesos que identifican la compleja estructura eco-
disminuir las disparidades regionales.
nómico-social de cada subespacio.
A nuestro entender este concepto de región y
Finalmente, los movimientos de población
de desigualdad resulta absolutamente limitado, ya
siempre son selectivos respecto de la población de
que supone que:
base: predominio de población en edad activa, con
1. La equidad en la distribución de la riqueza es cierto nivel de escolarización y de condición psi-
inversamente proporcional a la cantidad de ha- cofísica que se convierten en una sangría para la
bitantes. región expulsora y una suerte de “economía exter-
2. La magnitud de la riqueza es autónoma respecto na” para el área receptora, que recibe recursos hu-
del tamaño de la población. manos aptos para su incorporación directa en la
3. Los movimientos de población son neutros res- actividad económica sin tener que hacerse cargo
pecto de la estructura demográfica del área de su costo de formación.
expulsora y del área receptora. Dentro del segundo grupo de teorías sobre el
En primer lugar un indicador global como el origen de las desigualdades regionales incluimos a
PBG per cápita, en el cual en el numerador tene- aquellas que las explican en función de relaciones
mos la riqueza generada y en el denominador la económico-sociales (grupo II).
población residente, dice muy poco acerca de la e) La teoría de la causación circular acumulativa
distribución real del ingreso en una zona determi- (Myrdal) sostiene que a medida que el proceso
nada. Por un lado, parte de la riqueza generada en socioeconómico transcurre, el propio funcio-
un sitio puede ser remitida a otros, es decir que, namiento de las fuerzas del mercado genera un
aunque un determinado proceso productivo cree progresivo distanciamiento entre las naciones
bienes o servicios en Tierra del Fuego, si la casa o regiones privilegiadas y no privilegiadas. El
matriz de la empresa se encuentra localizada en la proceso se torna acumulativo en el tiempo, pues
Ciudad de Buenos Aires o fuera del país, cierta parte la extracción de recursos desde las áreas po-
de esa riqueza va a ser apropiada fuera de la región bres y su envío a las ricas vía comercio inter-
productora. Por el otro, aunque una porción sus- nacional e inversiones es creciente y está cau-
tantiva de los bienes y servicios generados fuesen sado por las mismas bases en que se asienta el
percibidos en la región de origen, la distribución desarrollo del capitalismo a escala mundial. El
de esta riqueza estará en función de la estructura mecanismo de sustracción de excedente entre
social vigente a nivel nacional y sus articulaciones regiones surge por las condiciones que el capi-
a escala regional y local. Serán éstas últimas, en- talismo impuso históricamente a las regiones
tonces las que definirán que segmentos de la po- menos desarrolladas (Myrdal, 1959). La expan-
blación se apropiarán de qué partes del producto, sión de una región dada se produce en detri-
lo que no puede ser explicado por un simple co- mento del desarrollo de otras porque, por defi-
ciente entre población y riqueza. nición, el crecimiento económico debe comen-
En segundo término, la magnitud de los bienes zar sólo en algunas y no en todas las regiones
y servicios generados no es en absoluto autónoma del espacio geográfico (Holland, 1976: 16).
respecto de la cantidad de población. Esta visión
proviene en gran medida de las teorías de desa- Mientras Myrdal acepta que el proceso existe debi-
rrollo regional sustentadas en el aprovechamiento do al modo de funcionamiento de la economía de mer-
de recursos naturales en el espacio y su limitado cado, no juzga dicha relación como de “explotación”,

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II. EL PROCESO DE DIFERENCIACIÓN SOCIOESPACIAL EN LA ARGENTINA

término que llevaría a adscribirse a la crítica le- sobre la periferia, seriamente retrasada con res-
vantada desde el marxismo en cuanto a la relación pecto al primero, y poseedora de una estructu-
de explotación entre clases sociales. ra productiva heterogénea y especializada en
bienes primarios, de bajo valor agregado. Las
f) La visión crítica del neomarxismo y del colonia-
limitaciones impuestas por la división interna-
lismo interno tiene diferentes variantes. Algu-
cional del trabajo, la dependencia y el impe-
nos autores como Stavenhagen y González Ca-
rialismo, generarían un proceso de intercam-
sanova ponen el énfasis en las situaciones de
bio desigual, en el que el control del progreso
dominación que provienen de relaciones racia-
técnico y la posibilidad de imponer patrones
les. Johnson lo hace respecto de las situacio-
de consumo, por parte de ciertas economías,
nes de tipo colonial, refiriéndose especialmente
viene a condicionar la estructuración del apa-
al caso hindú y concluye afirmando que “las
rato productivo de otras, las cuales se vuelven
contradicciones secundarias, de raza, son más
dependientes (Furió, 1996: 44). Las relaciones
importantes que las de clase”. Por su parte Rof-
de intercambio desigual se agudizan, favore-
man afirma que el origen de las desigualdades
ciendo la acumulación de excedentes en el cen-
sociales-regionales descansa en el modo en que
tro en detrimento de la periferia: “el desarrollo
se relacionan las unidades socioeconómicas in-
de unos es la principal causa del subdesarrollo
tegrantes del espacio nacional, en un todo de
de otros” (Méndez, 1997: 345).
acuerdo con las relaciones sociales vigentes a
escala de todo el sistema y en cada uno de los i) La teoría de la división espacial del trabajo cues-
subsistemas participantes (Rofman, 1974). tiona el mecanicismo de una visión dual sus-
tentada en una suerte de determinismo indus-
g) La tesis central de la teoría de la polarización
trial, que supone una profundización constan-
espacial es que el crecimiento económico uni-
te de los procesos de desarrollo y subdesarro-
forme es un ideal inalcanzable, puesto que éste
llo alimentados por flujos de intercambio des-
sólo surge en aquellos lugares que reúnen con-
igual, sin modificaciones en la localización
diciones particularmente favorables para que
respectiva de unos y otros, ni atención hacia
la instalación de actividades motrices, gene-
las condiciones internas de cada territorio, que
ralmente de carácter industrial, cuyo compor-
pueden diversificar las trayectorias seguidas.
tamiento dinámico generaría la polarización de
Esos planteamientos se adaptan mal a la expli-
las inversiones y los ingresos, vía la construc-
cación de algunos cambios recientes, como el
ción de una imagen territorial favorable a la
declive de las regiones industrializadas, y el
inversión privada (disminución de riesgos,
proceso contemporáneo de fragmentación so-
maximización de la tasa de beneficio), y la pre-
cioterritorial (Méndez, 1997: 349). La produc-
sencia de elevadas economías externas y de
ción de una división jerárquica del trabajo en-
aglomeración. Así, el Estado debe promover
tre regiones geográficas pertenecientes a una
la formación de polos de crecimiento en aque-
misma formación socioespacial, responde fun-
llas regiones no favorecidas por el accionar es-
damentalmente a los procesos combinados de
pontáneo de las fuerzas del mercado.
concentración, centralización e internaciona-
h) El enfoque centro-periferia, en cambio, afirma lización del capital, los cuales “tienden a in-
que el principio de competencia y la lógica del crementar las especializaciones regionales al
beneficio privado imperantes en el capitalis- interior de una división del trabajo finamente
mo favorecen una evolución contrastada entre articulada” (Bradbury, 1985: 43). La división
espacios rotulados como “centrales” y “peri- del trabajo no sólo jerarquiza a las regiones;
féricos”, identificables a distintas escalas (Mén- las construye y las diferencia, en la trama del
dez, 1997: 344). El centro, homogéneo, diver- movimiento de la totalidad, generando configu-
sificado e industrializado, ejerce su dominio raciones espaciales diferentes a cada instante del

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6. RELACIÓN ENTRE DINÁMICAS DEMOGRÁFICA Y ECONÓMICA (1947-2001)

proceso de totalización. Así, cada región es con- migraciones intraprovinciales, especialmente im-
sagrada durante el tiempo que impera determi- portantes en los últimos períodos intercensales, en
nada división territorial del trabajo, para ser un los cuales se reforzó la primacía de muchas capita-
área de producción moderna. Si el orden global les provinciales a expensas del vaciamiento demo-
cambia, ese lugar podrá, eventualmente, conti- gráfico de su interior.
nuar con el desarrollo de esa función, más ella
ya no corresponderá a una actividad moderna
(Silveira, 1999: 386). Ontológicamente, es la 6.2 Migraciones internas y diferenciación
desigualdad la que construye, configura y re- regional desde 1947
crea, sobre la base de la división del trabajo, la
región geográfica. Ésta se vuelve productiva, Como hemos venido exponiendo, la actual con-
unifuncional y, por tanto, inestable. figuración espacial de la Argentina está relaciona-
da con una serie de procesos que han tenido lugar a
Para este segundo grupo de teorías, que buscan
través de las diferentes etapas de su proceso de
la explicación de las desigualdades regionales en
“modernización”.
términos de relaciones sociales y económicas (e, f,
Ya mencionamos que desde antes de la etapa
g, h, i), los procesos migratorios, lejos de disminuir
agroexportadora se ha ido produciendo un creciente
las diferencias regionales, los denuncian. Esto se
languidecimiento de la economía del Noroeste ar-
debe a que la expulsión de población en las regiones
gentino (NOA), antes dinámica merced a su vincu-
atrasadas es selectiva. Se expulsa en mayor propor-
lación con Potosí, y un paulatino ascenso del Lito-
ción población activa, con mayor nivel de instruc-
ral respecto del interior del país.
ción, con mejor condición psicofísica relativa, con
Durante la etapa agroexportadora el proceso
mayor nivel de inquietudes, tendiendo a deprimir
de concentración de inversiones y de población en
más aún la situación de las regiones expulsoras y,
la región pampeana, continúa incrementando la cla-
por consiguiente, retroalimentando las desigualda-
ra diferenciación entre esta y el resto del país. Este
des regionales preexistentes. Por tanto la población
resto, genéricamente denominado “economías re-
no puede considerarse simplemente como un factor
gionales”, también fue afectado en forma diferen-
más ni, mucho menos, como un factor homogéneo.
cial por el proceso agroexportador. Así hubo eco-
Habiendo expuesto sucintamente los dos gru-
nomías que lograron una mejor inserción relativa
pos de posiciones teóricas respecto de las desigual-
(Tucumán y Mendoza) y otras cuya participación
dades regionales (con afinidad a la lógica del mer-
habría de ser más marginal y tardía.
cado por un lado y, críticas de este enfoque, ponien-
De este modo, una vez agotada la etapa agro-
do el énfasis en las relaciones sociales y económi-
exportadora, el proceso de sustitución de importa-
cas por el otro), nos aproximaremos al proceso de
ciones habría de continuar con el esquema de con-
diferenciación regional de la Argentina a partir de:
centración demográfica en la región pampeana,
1) Un indicador, como ya se expuso discutible, aunque incorporando tardíamente a las restantes
como el PBG, pero que sin embargo nos resul- economías regionales sobre la base de un mercado
tará útil para este propósito y de interno en expansión.
2) Las tasas de crecimiento migratorio anual inter- Durante todo este lapso los procesos migrato-
censal a nivel provincial (TCM). rios internos han sido muy importantes. Lattes
Esta última información no incluye a la migra- (1975) muestra que hasta 1914 predominan las
ción internacional, que afecta principalmente a las corrientes migratorias entre provincias contiguas,
provincias patagónicas y, en menor medida, a las entre 1914 y 1947 se produce una transición y en
limítrofes del norte, las cuales, especialmente en el lapso comprendido entre los censos de 1947 y
algunos períodos, han recibido importantes flujos 1970 la mayoría de los flujos migratorios tiene
desde los países vecinos. Tampoco se incluyen las como lugar de destino al Área Metropolitana de

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II. EL PROCESO DE DIFERENCIACIÓN SOCIOESPACIAL EN LA ARGENTINA

Buenos Aires (AMBA), cualquiera sea la distancia termedios (Liberali, Morina y Velázquez, 1989).
a ese lugar. Hacia fines de la década de 1970 y, En la emigración surgen indicadores de ocu-
especialmente durante la siguiente se produce una pación, estratificación y condiciones de existencia
disminución de las migraciones internas, produ- como determinantes que explican el fenómeno.
ciendo un significativo cambio de tendencia en los Entre 1947 y 1960 se destaca la importancia de los
movimientos, que se reorientan preferentemente indicadores de empleo, mientras que a partir de la
hacia las ciudades medias. década de 1960 parecen adquirir mayor significa-
Lattes y Sana (1992) estiman que la redistribución ción en los procesos migratorios los aspectos vin-
por migraciones interprovinciales fue de 1.108.000 culados con la calidad de vida.
personas entre 1960-70, 639.000 entre 1970-80 y de En esta sección nos proponemos indagar si esta
441.000 entre 1980-91 y que en ellas tiene un peso movilidad de factores, en este caso movimientos
creciente la población femenina. Así las mujeres pre- de población (y por consiguiente de mano de obra)
sentaron tasas superiores a los varones en 2 provin- entre jurisdicciones, reviste algún efecto sobre el
cias en 1960-70, en 4 en 1970-80 y en 9 en 1980-91. nivel de desigualdades regionales existentes entre
En un trabajo anterior hemos afirmado que las las diferentes jurisdicciones de la Argentina a par-
migraciones internas tradicionalmente se han pro- tir del IV Censo Nacional (1947).
ducido en etapas: de la zona rural a pequeños cen- Nuestra información de base la constituyen
tros urbanos; luego a centros mayores, provinciales los datos de PBG per cápita –que hemos hecho
o regionales; siendo la última etapa la de las gran- coincidir, en la medida de lo posible, con los cen-
des ciudades en el nivel nacional. Desde fines de la sos de población respectivos– y los de los saldos
década de 1970 esta última etapa se fue diluyendo, migratorios intercensales; en ambos casos des-
engrosándose las áreas periféricas de los centros in- agregados provincialmente.

Cuadro 6.1
Argentina. Producto bruto geográfico per cápita por jurisdicciones
Años seleccionados (Promedio nacional = 100)
PBG53 PBG59 PBG70 PBG80 PBG91 PBG2001
Buenos Aires 109 94 90 80 97 87
Capital Federal 143 200 222 253 258 335
Catamarca 37 40 39 59 55 68
Chaco 67 61 42 49 42 45
Chubut 143 144 142 185 131 127
Córdoba 73 82 76 86 84 90
Corrientes 48 48 58 60 50 48
Entre Ríos 66 67 74 79 57 72
Formosa 60 44 45 41 29 40
Jujuy 76 75 60 91 46 50
La Pampa 105 138 104 108 107 101
La Rioja 42 43 39 48 108 64
Mendoza 102 94 101 99 57 91
Misiones 49 31 42 59 64 52
Neuquén 66 56 107 140 108 148
Río Negro 140 89 92 93 105 97
Salta 59 60 59 63 61 49
San Juan 68 73 52 58 60 57
San Luis 54 60 71 80 189 94
Santa Cruz 206 230 158 199 179 184
Santa Fe 93 99 97 106 95 92
S. del Estero 41 34 41 43 24 39
Tierra del Fuego 254 238 129 160 375 232
Tucumán 67 62 67 82 48 53
Sigma 52,64 57,67 43,71 53,03 78,69 67,86
Media 90,33 90,08 83,63 96,71 101,2 96,46
Coef. Variación 58,27 64,02 52,27 54,84 77,75 70,35

Fuente: elaboración personal sobre la base de: para 1953 y 1959 Argentina. CFI-Instituto Torcuato Di Tella, 1962; para 1970 y 1980 Argen-
tina. CFI, 1983; para 1991 Argentina. Ministerio del Interior. Secretaría de acuerdos con las Provincias y para 2001 Fuchs, M., 2004.

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6. RELACIÓN ENTRE DINÁMICAS DEMOGRÁFICA Y ECONÓMICA (1947-2001)

El cuadro 6.1 muestra que el nivel de diferen- El Gráfico 6.1 nos muestra a las provincias or-
ciación regional se incrementó entre 1947 y 2001. denadas según su PBG per cápita de 2001. Resulta
En 1970 y 1980 se observa cierta convergencia, pero ilustrativo ver desde que posición llega cada una de
la mayor diferenciación regional se registró en 1991, ellas a lo largo de un proceso de casi cinco décadas.
siendo el de 2001 el segundo de la serie histórica.

Gráfico 6.1
Evolución del PBG per cápita. Nivel provincial. (1947-2001)

Vemos que la Ciudad de Buenos Aires, sede Entre ambos extremos hay, sin embargo, geo-
central del medio técnico-científico-informacional grafías que han experimentado cambios, a veces
de nuestra formación socioespacial encabeza cla- bastante bruscos a lo largo de este proceso. Así,
ramente esta serie, desplazando de este lugar a Tie- San Luis o La Rioja que partieron de una posición
rra del Fuego o Santa Cruz que, por su particular marginal, casi llegan a integrar el grupo más privi-
estructura económica y su escasa población, conti- legiado de provincias en los noventa, aunque con
núan con altos valores per cápita. Lo mismo ocu- posterioridad se mostraría lo efímero de esta situa-
rre, aunque en menor medida, con las restantes pro- ción, que tiende a diluirse.
vincias patagónicas. Otros casos como Santa Fe, Mendoza y la pro-
El otro extremo, las provincias más pauperiza- vincia de Buenos Aires, que se ubicaban claramente
das mantiene una estabilidad muy notable. Santia- entre las jurisdicciones con mayor riqueza relativa
go del Estero, Formosa, Chaco o Corrientes fueron tienden a perder posiciones en manos de jurisdic-
sistemáticamente unidades marginadas por los pro- ciones más dinámicas. Otro tanto, aunque en me-
cesos de modernización excluyente, siendo rele- nor medida, ocurre con Tucumán.
gadas al rol de proveedoras de mano de obra, vía
migraciones internas.

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II. EL PROCESO DE DIFERENCIACIÓN SOCIOESPACIAL EN LA ARGENTINA

Cuadro 6.2
Argentina. Tasa de crecimiento migratorio medio anual intercensal.
Por jurisdicciones 1947-1996 (por mil habitantes)
TCM4760 TCM6070 TCM7080 TCM8091 TCM9096

Buenos Aires 6,9 18,3 7,3 2,7 3,2


Gran Buenos Aires 11,5 3,0
Resto de la P. B. A. 4,3 2,1
Capital Federal 6,9 -10,7 -7,3 -3,1 1,1
Catamarca -11,7 -21,4 -6,0 3,9 -0,5
Chaco -8,7 -23,3 -4,2 -11,6 -7,1
Chubut -2,5 7,3 7,8 7,2 7,9
Córdoba -2,9 2,3 2,8 0,9 0,5
Corrientes -10,7 -20,7 -6,3 -6,5 -3,1
Entre Ríos -16,1 -15,9 -6,8 -4,2 -5,2
Formosa -2,1 -4,3 -7,3 -7,3 1,9
Jujuy -3,9 -3,5 -0,2 -4,3 -1,5
La Pampa -17,7 -6,6 4,0 5,6 4,3
La Rioja -11,2 -14 -5,9 8,5 5,0
Mendoza 1,1 -0,3 0,5 -2,2 -0,9
Misiones -6,9 -19,6 -2,0 1,2 2,4
Neuquén -8,5 6,8 14,5 17,7 20,5
Río Negro -2,6 8,2 13,5 5,0 5,3
Salta -0,4 -3,7 -1,6 -0,7 1,7
San Juan -0,5 -12,2 -2,5 -4,4 -7,8
San Luis -12,7 -11 -3,4 10,0 9,2
Santa Cruz 13,4 27,2 10,0 10,1 8,9
Santa Fe -4,6 2,4 2,7 1,2 0,2
Sgo. del Estero -16,3 -17,9 6,7 -8,8 -10,0
Tierra del Fuego 13,4 25,5 44,0 1,0 40,6
Tucumán -2,5 -22,7 -0,3 -5,6 -3,00

Fuente: elaboración personal sobre la base de: para 1947-60, 1960-70 y 1970-80 Ar-
gentina. INDEC 1981, 1984 y 1989; para 1980-91 Argentina. CFI, 1992; y para 1990-96
Argentina. INDEC, 2002.

El cuadro 6.2 nos permite ver claramente los rrupciones vinculadas con la promoción industrial
cambios que han tenido las diferentes provincias de los ochenta en Catamarca y La Rioja.
en su dinámica migratoria. En Cuyo y la región pampeana hay oscilaciones
Por un lado la mayoría de las provincias pata- que varían según los períodos y las jurisdicciones
gónicas reviste un carácter receptor, muy fuerte en consideradas. Así, mientras Mendoza tiene un com-
algunos casos. Sólo con anterioridad a los años se- portamiento relativamente estable, San Juan tiende a
senta algunas de ellas (Neuquén, Río Negro) se perder población. San Luis, la más expulsora de las
comportaban como expulsoras de población. cuyanas hasta 1980, revierte esta situación en rela-
Dentro de la Región Metropolitana de Buenos ción a su régimen especial de promoción industrial.
Aires, hay dinamismo en la Ciudad de Buenos Aires En el contexto pampeano, Buenos Aires tien-
hasta los sesenta y del Gran Buenos Aires, cuando de a ser la más estable y receptora. En un segundo
la información nos permite verlo, hasta los ochenta. escalón se ubican Córdoba y Santa Fe que, si bien
El conjunto regional del NOA y del NEA se mues- son bastante estables han evidenciado expulsión de
tra, en general, como expulsor a lo largo de casi todos población al comienzo del período. Entre Ríos y
los períodos intercensales. Sólo hay algún proceso de La Pampa se constituyen en las provincias más pe-
migración de retorno en Santiago del Estero e inte- riféricas de la región. Mientras Entre Ríos sufre

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6. RELACIÓN ENTRE DINÁMICAS DEMOGRÁFICA Y ECONÓMICA (1947-2001)

una sistemática sangría demográfica, La Pampa ha También Neuquén aparece en este grupo con fuer-
revertido este proceso en los últimos decenios. te expulsión de población.
Esta relación preliminar entre dinámica demo- El grupo restante incluye 9 provincias ligera-
gráfica y dinámica económica podrá dimensionar- mente expulsoras de población. Aquí aparecen ju-
se mejor atendiendo a sus peculiaridades en los di- risdicciones pampeanas centrales (Córdoba y San-
ferentes períodos intercensales. ta Fe) que, a pesar de haberse industrializado en
determinados puntos de sus territorios, no eviden-
ciaron el mismo dinamismo que el Gran Buenos Ai-
6.2.1 Período intercensal 1947-1960 res. También se incluye a la mayoría del NOA (Tucu-
mán, Salta, Jujuy), al resto de la Patagonia (Río Ne-
Entre 1947 y 1960 se nota claramente la con- gro y Chubut), NEA (Formosa) y Cuyo (San Juan).
centración de los flujos migratorios en un puña- Ahora bien: ¿qué relación existió entre este com-
do de jurisdicciones: La Capital Federal y la Pro- portamiento migratorio y el desempeño de las res-
vincia de Buenos Aires (básicamente en el Gran pectivas economías provinciales? En otros términos:
Buenos Aires, aunque la información disponible estos procesos migratorios ¿tendieron a igualar o a
no lo especifique), concentran el grueso de los incrementar las desigualdades preexistentes?
flujos migratorios. El carácter mano de obra in- Para contestar estas preguntas el Gráfico 6.2
tensivo del proceso de industrialización sustitu- relaciona los saldos migratorios del período 1947-
tiva de importaciones en torno del Eje Metropo- 1960 con la variación del PBG per cápita entre
litano y sus factores asociados (oferta de empleo, 1953 y 1959, años disponibles más cercanos al
mayores niveles salariales, otorgamiento de cré- período intercensal.
ditos inmobiliarios, provisión de infraestructu- Resulta claro que la mayoría de las jurisdic-
ra) es el factor central que contribuye a explicar ciones expulsoras retrocedieron en su PBG per cá-
esta dinámica. También se muestran receptoras pita; así lo muestran los casos de Santiago del Es-
dos jurisdicciones Patagónicas: Tierra del Fue- tero, Misiones o Neuquén. Por otro lado jurisdic-
go y Santa Cruz3 y la cabecera de la región Cu- ciones receptoras como Capital Federal o Santa
yana: La provincia de Mendoza. Cruz mejoraron claramente su situación relativa.
La magnitud de las migraciones internas aso- Si bien esta es la tendencia central, existen al-
ciadas con el proceso sustitutivo de importaciones gunas excepciones. Por un lado La Pampa, habien-
hace que todo el resto de la geografía argentina se do expulsado población, mejora su desempeño en
comporte como expulsora de población. lo que a PBG respecta. Este “modelo pampeano” ya
Dentro el grupo de las 10 provincias más ex- fue señalado por Aráoz (1982) como un caso de cierto
pulsoras se destacan casos de la periferia pampea- crecimiento económico relativo al precio de una baja
na (Entre Ríos y La Pampa), del NOA (Santiago densidad de población. Por el otro, San Luis y Cata-
del Estero, Catamarca, La Rioja), del NEA (Co- marca también son ejemplos de provincias expulso-
rrientes, Chaco, Misiones) y de Cuyo (San Luis). ras que aumentaron ligeramente su PBG.

3. La escasa magnitud demográfica de Tierra del Fuego en 1947-1960 tornaba muy oscilante el cálculo de su dinámica migra-
toria. Es por ello que el cálculo presentado corresponde a su agrupamiento con Santa Cruz.

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II. EL PROCESO DE DIFERENCIACIÓN SOCIOESPACIAL EN LA ARGENTINA

Gráfico 6.2
Tasa de crecimiento migratorio medio (1947-1960)
Variación del PBG per cápita (1953-1959)

6.2.2 Período intercensal 1960-1970

En el período 1960-70 se da una pauta muy En el caso del NEA resulta significativa la ex-
clara de asociación en la cual las provincias con pulsión de población en el Chaco, en este caso
menor PBG per cápita expulsan población (bási- asociada con la aguda crisis del algodón. Durante
camente las del NOA, NEA y Cuyo) y las de ma- la década de 1960 Chaco ha sido considerada una
yor PBG la atraen (básicamente regiones pampea- de las provincias proveedoras, por excelencia, de
na y patagónica). A su vez, dentro de la región pam- contingentes migratorios hacia los grandes cen-
peana, podemos distinguir una periferia conforma- tros urbanos del país.
da por Entre Ríos y La Pampa y un centro, hege- Esta asociación provincias pobres = expul-
monizado por Buenos Aires, que concentra el grue- sión, provincias ricas = atracción, aunque muy
so de los inmigrantes internos. clara, poco permite afirmar acerca del papel que
Dentro del NOA debemos destacar la situa- juegan estos movimientos de población en los
ción de la provincia de Tucumán que había lide- respectivos niveles de desigualdad regional.
rado el desarrollo agroindustrial azucarero regio- Para ello correlacionaremos los saldos migra-
nal y que, como resultado de la profunda crisis torios del período intercensal 1960-70 con la
desatada en el sector, sufre una sangría demo- variación relativa del PBG per cápita en el mis-
gráfica mayor a su propio crecimiento vegetati- mo lapso (Gráfico 6.3).
vo, siendo la única provincia que disminuye su El gráfico nos permite distinguir 4 situaciones
población en este período intercensal. básicas entre las jurisdicciones:

4. En este grupo aparece la Capital Federal pero esto se debe a la no contabilización del saldo migratorio positivo del Gran
Buenos Aires, con el que forma una unidad urbana.

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6. RELACIÓN ENTRE DINÁMICAS DEMOGRÁFICA Y ECONÓMICA (1947-2001)

1. Expulsoras que empeoraron su situación aunque manteniéndose siempre dentro del grupo
relativa. más favorecido. Tanto Tierra del Fuego como San-
2. Expulsoras que mejoraron su situación.4 ta Cruz tenían en 1959 los mayores PBG del país
3. Receptoras que empeoraron. merced a la conjunción de muy escasa población
4. Receptoras que mejoraron. en una economía de base minera. En ambos casos
Comparando los grupos de provincias expul- la disminución relativa de su PBG entre 1959-70
soras 1 y 2 vemos que ambos comprenden 7 unida- se explica por un aumento importante de pobla-
des cada uno. Existe, sin embargo una diferencia ción (Santa Cruz fue la provincia que más creció,
en la magnitud del fenómeno: las tasas de las pro- con una tasa de 46,8‰ anual y Tierra del Fuego la
vincias que empeoraron su situación son más altas tercera con 33,4‰) sin mayores cambios en su es-
que de aquellas las que la mejoraron. Así La Pam- tructura económica.
pa bajó 34 puntos mientras Misiones o San Luis En síntesis, entre 1959 y 1970 las jurisdiccio-
subieron solamente 11. Es decir que, en términos nes emisoras de población empeoraron o mejora-
generales, el grupo de jurisdicciones expulsoras ron ligeramente su situación pero situándose siem-
empeoró más su situación relativa. pre dentro del grupo menos favorecido de provin-
Comparando los grupos de provincias recep- cias, mientras que los lugares de destino mejora-
toras 3 y 4 podemos notar que, con la excepción de ron o disminuyeron ligeramente su situación pero
Santa Cruz y Tierra del Fuego, han mejorado su manteniéndose siempre dentro de las provincias
situación relativa o la han empeorado ligeramente, mejor posicionadas.

Gráfico 6.3
Tasa de crecimiento migratorio medio (1960-1970)
Variación del PBG per cápita (1959-1970)

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II. EL PROCESO DE DIFERENCIACIÓN SOCIOESPACIAL EN LA ARGENTINA

6.2.3 Período intercensal 1970-1980 Comparando los grupos emisores 1 y 2 pare-


cería que durante este lapso hubo un cambio de
Considerando la situación en este lapso, vemos tendencia respecto de la década anterior. Ahora la
que todas las jurisdicciones situadas por encima mayoría de las unidades expulsoras mejoró su si-
de 75 en su índice de PBG fueron receptoras de tuación relativa y sólo una (Formosa) la empeoró.
población entre 1970 y 1980.5 Por el contrario, to- Considerando los grupos receptores 3 y 4 re-
das las que tenían menos de 75 en su PBG fueron sulta significativo que, con la excepción de Bue-
expulsoras, con la única excepción de Santiago del nos Aires, cuya tasa migratoria anual es casi el tri-
Estero, asociada a un proceso de migración de re- ple en el GBA (11,54‰) que en el resto de la pro-
torno, principalmente desde el Gran Buenos Aires vincia (4,32‰), todas las provincias hayan mejo-
y Tucumán, ambas particularmente afectadas por rado su situación relativa.
la crisis económica y social. Es decir que, independientemente de su com-
De nuevo aparece, inclusive con mayor cla- portamiento migratorio, la mayoría de las provin-
ridad, la misma situación que observamos 10 cias mejoró su situación relativa. Esto se explica
años atrás: las provincias con mayor PBG per por el virtual estancamiento del PBI argentino (cre-
cápita atrajeron población y las de menor PBG ció menos de 8% en el decenio) y el retroceso en
la expulsaron. términos absolutos y relativos del PBI bonaerense
Cabe preguntarse nuevamente si estos movi- (disminuyó 4%).
mientos de población contribuyeron a mejorar o a Este retroceso de la economía de Buenos Ai-
empeorar la situación relativa de las respectivas ju- res se corresponde con una fuerte desaceleración
risdicciones. de la tasa de crecimiento migratorio. Mientras en
El Gráfico 6.4 nos permite nuevamente clasi- la década de 1960 la TCM de Buenos Aires fue de
ficar a las provincias en: 18,31‰ anual, en la de 1970, en un contexto de
crisis, disminuyó a 7,33‰.
1. Expulsoras que empeoraron su situación re- En síntesis, durante esta década, en la que casi
lativa. no se registró crecimiento económico en el nivel
2. Expulsoras que mejoraron. nacional, no se observa una clara relación entre los
3. Receptoras que empeoraron. movimientos de población y el incremento o dis-
4. Receptoras que mejoraron. minución de las desigualdades regionales.

5. Recordemos que en la Capital Federal no quedan contabilizados los saldos migratorios positivos del Gran Buenos Aires.

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6. RELACIÓN ENTRE DINÁMICAS DEMOGRÁFICA Y ECONÓMICA (1947-2001)

Gráfico 6.4
Tasa de crecimiento migratorio medio (1970-1980)
Variación del PBG per cápita (1970-1980)

6.2.4 Período intercensal 1980-1991 Catamarca y San Luis en 1982– (Cicolella, 1986)
continuó teniendo saldo migratorio negativo. En San
Pasando a la década de 1980 vemos que se di- Juan, ha incidido también el deterioro marcado de
luye la correlación entre PBG y comportamiento uno de los sectores productivos fundamentales de la
migratorio. Todas las seis provincias que se encuen- provincia: la vitivinicultura. La situación de esta ac-
tran por encima del índice de PBG = 100 son re- tividad arrastró a buena parte de la economía, ha-
ceptoras de población, pero resulta significativa la ciendo poco atractivas las radicaciones industriales
aparición de otro tipo de jurisdicciones que, estan- en la zona. Con iguales beneficios, mucho más cer-
do claramente por debajo del índice de PBG na- ca de los mercados de consumo y de los centros
cional, también atraen población. Este grupo está de origen de las empresas que aprovecharon la
compuesto básicamente por las provincias desti- promoción industrial, San Luis recibió en la dé-
natarias de los regímenes de promoción industrial cada de 1980 la mayor parte de las radicaciones.
(San Luis, La Rioja, Catamarca), que tradicional- Si consideramos la variación del PBG de la
mente expulsaron población y, de pronto, se con- década de 1980 respecto de la TCM (Gráfico 6.5)
virtieron en receptoras. Es decir que la disminu- vemos que, entre las 10 provincias expulsoras, nada
ción de la asociación se encuentra muy vinculada menos que 9 experimentaron retrocesos y sólo una
con este régimen de promoción. (San Juan) mejoró ligeramente.
Los efectos de este régimen se hicieron notar La situación también se presenta con bastante
sobre todo en los primeros años, cuando se produ- claridad en el grupo receptor: Por un lado Tierra
jeron los principales cambios de localizaciones de del Fuego, San Luis, La Rioja muestran claros avan-
plantas industriales. Es por ello que la provincia de ces en sus índices de PBG, mientras que, por el
San Juan, la última acogida al régimen de promo- otro, Neuquén, Chubut y Santa Cruz experimen-
ción en 1983 –La Rioja la había hecho en 1979 y taron ligeros retrocesos. En estos casos su PBG

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II. EL PROCESO DE DIFERENCIACIÓN SOCIOESPACIAL EN LA ARGENTINA

posee fuerte componente minero y la población es población resultan muy claros. Mientras la re-
escasa, de ahí que un aumento de población impli- cepción de población se asocia, en general, con
que disminución del PBG per cápita.6 el mejoramiento de la situación relativa, la ex-
Buscando pautas genéricas para todo este pulsión de población, por el contrario, tiende a
período intercensal, podemos señalar que tanto los empeorar las condiciones de sus respectivos
efectos de la emisión como los de la recepción de contextos regionales.

Gráfico 6.5
Tasa de crecimiento migratorio medio (1980-1991)
Variación del PBG per cápita (1980-1991)

6.2.5 Período intercensal 1991-2001

El análisis de la dinámica migratoria del últi- utilizado como alternativa una estimación elabo-
mo período intercensal (1991-2001) resulta extre- rada por un equipo técnico del INDEC para el pe-
madamente dificultoso. La magnitud de la sube- ríodo 1990-1996 (Argentina. INDEC, 2002).
numeración censal del Censo 2001 (2,75%) impi- Entre 1990 y 1996 quince jurisdicciones habrían
de estimar el saldo migratorio a partir de la ecua- tenido saldos migratorios positivos. Se destacan
ción demográfica básica.7 Es por ello que hemos todos los casos patagónicos (Tierra del Fuego,

6. En Chubut, la GD2 (minas y canteras) explica por sí sola entre el 30 y 35% del PBG provincial entre 1980 y 1991. Ocupa
siempre el primer lugar, con amplia ventaja sobre el GD3 (industrias manufactureras), salvo en 1986, cuando tuvieron valores
casi similares. En Santa Cruz, la GD2 es muy importante en la década, aunque no tanto como en el caso de Chubut. Ocupa
siempre el segundo lugar detrás de la GD9 (servicios sociales y personales). Por sectores es muy fuerte el peso del terciario
(Argentina, SAREP, 1995).
7. Con este nivel de subregistro, aplicando la ecuación demográfica básica, tenemos que en el período intercensal 1991-2001
habría 16 provincias expulsoras de población y tan sólo 8 (Tierra del Fuego, San Luis, La Rioja, Catamarca, Santa Cruz,
Santiago del Estero, Salta y La Pampa) tendrían saldos migratorios positivos (Velázquez, G.; Gómez Lende, S., 2005).

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6. RELACIÓN ENTRE DINÁMICAS DEMOGRÁFICA Y ECONÓMICA (1947-2001)

Neuquén, Santa Cruz, Chubut y Río Negro), algu- mejoraron su PBG. Tal es el caso, por ejemplo
nas de las provincias más impactadas por la pro- de Santiago del Estero que con la expansión so-
moción industrial (San Luis y La Rioja), y gran jera agudizó el desplazamiento de campesinos
parte de las unidades situadas en las regiones Pam- pobres. Este proceso también se verifica, aun-
peana y Metropolitana de Buenos Aires. que en menor medida, en Chaco y Entre Ríos.
Entre las nueve provincias expulsoras cabe En otros casos, como el de Mendoza, la recon-
destacar cuatro casos del NOA (Santiago del Este- versión de la producción vitivinícola hacia la
ro, Tucumán, Jujuy y Catamarca), dos del NEA exportación trajo consigo aumento en el PBG
(Chaco y Corrientes), dos de Cuyo (San Juan, Men- pero no así en los flujos migratorios.
doza) y uno pampeano (Entre Ríos). En algunas jurisdicciones como Catamarca, los
En relación con la variación del PBG per cápi- enclaves mineros destinados a la exportación tam-
ta tenemos que algunas jurisdicciones que habían bién aumentaron la riqueza teóricamente disponi-
logrado quedar bien posicionadas en los noventa, ble (PBG) sin traer consigo el supuesto derrame
posteriormente experimentaron retrocesos. Los que debería atraer a la población.
casos más notorios fueron los de San Luis y La Así, algunas de las provincias expulsoras apa-
Rioja. También, aunque en menor medida, Tierra recen “mejorando” su situación relativa. Sin em-
del Fuego. En todos los casos, sin embargo, conti- bargo esta mejora llega tan sólo para un puñado de
nuaron recibiendo población.8 agentes vinculados con los procesos dinámicos.
De la mano de la reprimarización económica
algunas jurisdicciones expulsoras de población

Gráfico 6.6
Tasa de crecimiento migratorio medio (1990-1996)
Variación del PBG per cápita (1991-2001)

8. Al menos, hasta 1996.

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II. EL PROCESO DE DIFERENCIACIÓN SOCIOESPACIAL EN LA ARGENTINA

Conclusiones

Los resultados obtenidos con respecto a la re- desigualdades regionales. Todas las provincias que
lación entre migraciones y desarrollo regional no expulsaron población durante las cinco décadas,
permitirían, en principio, inclinar claramente la ba- habrían de quedar mal posicionadas con respecto
lanza en favor de las teorías que están en sintonía al promedio nacional de PBG y, por el contrario,
con el mercado ni hacerlo con sus detractores acrí- todas las jurisdicciones que recibieron población
ticos. Es por ello que la situación relativa de una terminaron ubicadas claramente por encima del pro-
región o jurisdicción provincial no debe visuali- medio nacional.10
zarse como un producto estático e inmutable, sino El grupo de provincias expulsoras-pobres está
más bien como un proceso en marcha. comprendido por las del NOA y NEA y, en menor
Resulta claro que las jurisdicciones que absor- medida, por las de Cuyo. El conjunto de las recep-
bieron población tienden a mejorar su situación re- toras-ricas abarca a las de las regiones Pampeana y
lativa, especialmente a partir de 1970. Esto debe Patagónica. En este último caso debemos hacer la
vincularse con el carácter necesariamente selecti- salvedad de que por su estructura económica mu-
vo de los procesos migratorios, que se convierten chas de las actividades pueden considerarse como
en una suerte de “economía externa” para estos enclaves, es decir que un incremento del PBG no
centros de recepción localizados básicamente en supone necesariamente un aumento del ingreso
las regiones pampeana y patagónica. promedio de sus habitantes.
No resulta tan evidente, sin embargo, el re- Existe una circularidad entre el comporta-
sultado de la emisión de población, ya que du- miento migratorio de las jurisdicciones y su si-
rante los diferentes intervalos del período consi- tuación relativa. Esta circularidad se aleja más de
derado, las provincias expulsoras en algunos ca- los planteos neoclásicos –por medio de los cuales
sos mejoraron su situación relativa y, en otros, la libre movilidad de factores o, en otros térmi-
la empeoraron. nos, la fuerza del mercado, igualaría las diferen-
Por otra parte resulta importante destacar que, cias regionales– que de otras posturas alternati-
más allá del comportamiento migratorio global, las vas, basadas en las relaciones económico-socia-
diferentes provincias reflejan particularidades al ana- les vigentes a escala del sistema nacional y en la
lizar su dinámica según intervalos de edad y sexo.9 selectividad de los movimientos de la población.
Si consideramos, a modo de síntesis, el PBG Si bien la corriente migratoria se comporta en el
final en relación con el crecimiento migratorio sentido esperado por los neoclásicos, su resulta-
medio de todo el período (Gráfico 6.7) podemos do no es “igualador” de las diferencias regiona-
concluir que existe una estrecha correlación entre les; la expulsión de población, más que corregir
la movilidad de la población y el incremento de las la situación de desigualdad, la incrementa.

9. Así, para el período 1980-1991 fue posible aplicar un procedimiento de estimación de estos saldos encontrándose interesantes
diferencias. Jurisdicciones expulsoras como Chaco o Santiago del Estero mostraban saldos positivos en las edades de jubilación
(migración de retorno), mientras algunas provincias receptoras, como San Luis, mostraban saldos negativos en las edades
activas más avanzadas (Velázquez, 2001).
10. Como ya se señaló, los saldos migratorios negativos de la Capital son en realidad positivos contabilizando al GBA y el PBG
de la provincia de Buenos Aires sería mayor si lo englobáramos en el de la Capital (recordar al respecto el problema de la unidad
espacial modificable PUEM).

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6. RELACIÓN ENTRE DINÁMICAS DEMOGRÁFICA Y ECONÓMICA (1947-2001)

Gráfico 6.7
Tasa de crecimiento migratorio medio (1947-1996)
PBG per cápita (2001)

Referencias

CFI: Consejo Federal de Inversiones. SAREP: Secretaría de Asistencia para la Reforma


INDEC: Instituto Nacional de Estadística y Censos. Económica Provincial.

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II. EL PROCESO DE DIFERENCIACIÓN SOCIOESPACIAL EN LA ARGENTINA

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II. EL PROCESO DE DIFERENCIACIÓN SOCIOESPACIAL EN LA ARGENTINA

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6. RELACIÓN ENTRE DINÁMICAS DEMOGRÁFICA Y ECONÓMICA (1947-2001)

Mapas 6.1 y 6.2


Producto Bruto Geográfico per cápita
(Argentina 1959)
(Argentina 1953)

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II. EL PROCESO DE DIFERENCIACIÓN SOCIOESPACIAL EN LA ARGENTINA

Mapas 6.3 y 6.4


Producto Bruto Geográfico per cápita
(Argentina 1980)
(Argentina 1970)

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6. RELACIÓN ENTRE DINÁMICAS DEMOGRÁFICA Y ECONÓMICA (1947-2001)

Mapa 6.5 y 6.6


Producto Bruto Geográfico per cápita
(Argentina 2001)
(Argentina 1991)

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II. EL PROCESO DE DIFERENCIACIÓN SOCIOESPACIAL EN LA ARGENTINA

Mapa 6.7 y 6.8


Tasa de Crecimiento Migratorio
(Argentina 1960-1970)
(Argentina 1947-1960)

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6. RELACIÓN ENTRE DINÁMICAS DEMOGRÁFICA Y ECONÓMICA (1947-2001)

Mapa 6.9 y 6.10


Tasa de Crecimiento Migratorio
(Argentina 1980-1991)
(Argentina 1970-1980)

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II. EL PROCESO DE DIFERENCIACIÓN SOCIOESPACIAL EN LA ARGENTINA

Mapa 6.11
Tasa de Crecimiento Migratorio
(Argentina 1990-1996)

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6. RELACIÓN ENTRE DINÁMICAS DEMOGRÁFICA Y ECONÓMICA (1947-2001)

7. CAMBIOS EN EL SISTEMA URBANO

La República Argentina ha sido una de las que censales (1970-2001). Históricamente esta catego-
mostró un proceso de urbanización más incipiente ría comprendía ciudades entre 50.000 y 1.000.000
y acelerado en el contexto Latinoamericano. Como de habitantes pero, desde 1991, Córdoba y Rosario
ya señalamos en capítulos anteriores, desde antes han superado ese límite y la mayoría de los autores
de haber surgido como Estado Nacional, la tenden- sigue considerándolas intermedias.1
cia a la concentración de actividades en la región Por su parte, la dinámica de la “población ru-
pampeana, mucho antes del comienzo de la etapa ral”, mal denominada en términos genéricos, ya que
agroexportadora, planteó un proceso de desigual- esta comprende a la población rural agrupada (re-
dad en la distribución de la población y las activi- sidente en localidades de menos de 2.000 habitan-
dades económicas. tes) y a la población rural dispersa (la residente en
Esta desigualdad llevó a un proceso secular de campo abierto) es la siguiente: La población rural
marcada primacía urbana de la Ciudad de Buenos agrupada tiende a disminuir, mientras que la pobla-
Aires respecto del resto de las ciudades argentinas ción rural dispersa se mantiene más constante, lle-
que, tras alcanzar un máximo relativo hacia media- gando incluso a verificarse procesos de migración de
dos de los setenta, tiende a estabilizarse o disminuir. retorno o de revalorización de los espacios rurales.
Paralelamente existe un incremento de la par- El cuadro 7.1 muestra el sostenido proceso de
ticipación relativa, de la cantidad y de la distribu- urbanización, impulsado a partir del modelo agro-
ción regional de las Aglomeraciones de Tipo Inter- exportador e incrementado durante la sustitución
medio (ATIs) en los tres últimos períodos inter- de importaciones.

Cuadro 7.1
Porcentaje de población urbana en la Argentina

1869 28 1960 72
1895 37 1970 79
1914 53 1980 83
1947 62 1991 88
2001 90

Fuente: Censos Nacionales.


Nota: se considera “urbana” a aquella población que reside en localidades
de 2.000 o más habitantes.

1. Desde el punto de vista del sistema urbano en su conjunto coincidimos con esta apreciación. Sin embargo, como veremos, en
términos de calidad de vida, ni Córdoba ni Rosario pueden seguir considerándose ciudades intermedias.

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II. EL PROCESO DE DIFERENCIACIÓN SOCIOESPACIAL EN LA ARGENTINA

A pesar de que los períodos intercensales son to de los argentinos que aún se contabilizan como
desiguales, es evidente que en los últimos lapsos el rurales no es realmente tal. La contrapartida, sin
ritmo de urbanización ha ido mermando. Lindem- embargo, es que gran proporción del 90% que sí se
boim, J. y Kennedy, D. (2003) han señalado que la definen como urbanos carece de servicios urbanos
desaceleración del proceso de urbanización en la básicos tales como agua corriente, electricidad,
Argentina se verifica también en el contexto latino- cloacas, gas natural, asfalto o transporte público.2
americano, especialmente durante la última década. El cuadro 7.2 muestra la evolución de la pri-
También debemos señalar que se observa para- macía urbana en la Argentina. Desde antes de la
lelamente una creciente hegemonía de la “cultura etapa agroexportadora y hasta la sustitución de
urbana” en el medio rural. La difusión selectiva del importaciones la configuración espacial argentina
medio técnico-científico-informacional en el terri- promovió el incremento de la primacía urbana de
torio ha dejado escasos resquicios para la perma- Buenos Aires. En contraposición, hacia fines de los
nencia de lo tradicionalmente rural. En este sentido setenta, el desmantelamiento de la trama producti-
la provisión de servicios históricamente urbanos nos va afectó en mayor medida a las grandes ciudades,
permite afirmar que cierta proporción del 10 por cien- neutralizando parcialmente este proceso secular.

Cuadro 7.2
Relación de primacía de Buenos Aires en el sistema urbano argentino

1869 6,2 a 1 (Córdoba) 1960 10,3 a 1 (Rosario)


1895 7,5 a 1 (Rosario) 1970 10,4 a 1 (Rosario)
1914 8,8 a 1 (Rosario) 1980 10,1 a 1 (Córdoba)
1947 9,3 a 1 (Rosario) 1991 10,2 a 1 (Córdoba)
2001 10,1 a 1 (Córdoba)

Fuente: Censos nacionales y elaboración personal.

El diagnóstico de esta situación de primacía Durante la década del setenta surge la propuesta
trajo consigo la implementación de una serie de de regímenes de promoción industrial en provin-
medidas de “desarrollo regional”. Las más desta- cias extrapampeanas, pero su implementación se
cables son, durante la década del sesenta la crea- concreta una década más tarde en dos provincias
ción del Consejo Nacional de Desarrollo (CONA- del Noroeste (Catamarca y La Rioja), dos de Cuyo
DE), que se proponía contribuir a un desarrollo re- (San Juan y San Luis) y un régimen especial en un
gional más “equilibrado”3 a partir de establecimien- territorio nacional patagónico (Tierra del Fuego).
to de “Regiones de Desarrollo”, con sus respecti- Durante las mismas décadas, pero más clara-
vos “Polos” en el Noroeste (Salta), Nordeste (Co- mente a partir de los noventa, se ha producido un
rrientes-Resistencia), Centro (Córdoba), Cuyo manejo discrecional y arbitrario de los fondos de
(Mendoza), Pampeana (Rosario), Metropolitana Coparticipación Federal y de los Aportes del Te-
(Buenos Aires), Comahue (Neuquén) y Patagonia soro Nacional en desmedro de la ciudad de Bue-
(Comodoro Rivadavia).4 nos Aires y de la Región Pampeana. También se

2. En otra sección del libro mostraremos algunos de los mapas de estas carencias.
3. En el capítulo seis ya señalamos la diferencia conceptual entre “desequilibrio” y “desigualdad”.
4. En el artículo 29 del estatuto del CONADE se establecen estas cabeceras regionales (Argentina. Ministerio del Interior, 2002).

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7. CAMBIOS EN EL SISTEMA URBANO

establecieron sobresueldos diferenciales, especial- Sin embargo, como han señalado Vapñarsky y
mente en áreas de frontera o rurales. Gorojovsky (1990), a pesar de la preponderancia
No obstante todas estas medidas, con bajo sus- de Buenos Aires, aumenta la participación relativa
tento científico, implementación arbitraria, alto de población residente en las aglomeraciones de
oportunismo político y muy alto costo fiscal, el sis- tamaño intermedio, fenómeno que se da acompa-
tema urbano argentino continúa evidenciando cla- ñado por un incremento y dispersión espacial de
ras características de primacía. este tipo de ciudades.

Cuadro 7.3
Distribución de la población argentina según categoría de ciudades.
(En miles de habitantes y en porcentaje respecto del total).
Evolución del número de Aglomeraciones de Tamaño Intermedio (ATIs).

1947 1960 1970 1980 1991 2001

I GBA 5150 6750 8450 9950 10935 11783


(30%) (34%) (36%) (36%) (34%) (32%)

II Pobl. en ATIs 2700 4100 5800 8000 11001 13424


(50.000 hab. y más, (16%) (20%) (25%) (28%) (34%) (36%)
excepto GBA)

III Pobl. dispersa y aglomera- 9000 9150 9100 10000 10679 12075
dos menores a 50.000 hab. (53%) (46%) (39%) (36%) (33%) (32%)

Número de ATIs 15 23 31 41 54 63

Fuente: Vapñarsky y Gorojovsky, 1990. Argentina, INDEC, 1994 y 2002 y elaboración personal.

Discriminando con mayor detalle el cuadro 7.3, lefonía celular e Internet, que permiten diferenciar
podemos señalar que, dentro de la tercera catego- el lugar de trabajo del de residencia. En términos
ría, disminuye la población rural aglomerada (nú- conceptuales, el término más correcto, es “mudan-
cleos de menos de 2.000 habitantes), y la de pue- za”, más que migración.5
blos grandes (2.000 a 20.000), mientras que la po- En cambio la población de ciudades pequeñas
blación rural dispersa permanece más estable. Ello (20.000 a 50.000 habitantes) aumenta, con diferen-
se debe al carácter históricamente despoblador de cias regionales, a pesar de los “ascensos” de cate-
la actividad agropecuaria y a los efectos demográ- goría que experimentaron algunos de estos centros
ficos de la oferta de empleo urbano. Últimamente urbanos durante este lapso.
ejercen mayor influencia el efecto del transporte Considerando la segunda categoría, resulta evi-
automotor, y la difusión selectiva del medio técni- dente el constante aumento, que resulta especial-
co-científico-informacional, particularmente la te- mente rápido entre 1980 y 1991. Esto se explica

5. Este planteo ya fue acertadamente adelantado, antes de la difusión tan acelerada de estas tecnologías, por Vapñarsky y
Gorojovsky (1990).

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II. EL PROCESO DE DIFERENCIACIÓN SOCIOESPACIAL EN LA ARGENTINA

tanto por el crecimiento de las propias ciudades duos, etc.) en el marco de la mercantilización
medias como por las incorporaciones “desde aba- agudizada tras su privatización y
jo” (ciudades pequeñas que logran superar los 3) Las cuestiones vinculadas con la calidad de vida
50.000 habitantes), sin abandonos “por (costo prohibitivo de vivienda, revalorización
arriba”.6 Dentro de este grupo crecieron más la ATIs de lo “natural”, sensación de alienación e inse-
mayores (>399.999 habitantes). guridad, etc.).
En virtud de la acelerada expansión de las ATIs
Aunque el marco de crisis y reducción de
entre 1980-1991 se establecieron hipótesis de cre-
oportunidades habría afectado en mayor medida
cimiento exageradas que no se comprobaron para
a las grandes ciudades, las deseconomías de aglo-
el último período intercensal (1991-2001). Este
meración junto con las inherentes a calidad de
último ciclo retoma la tendencia histórica del in-
vida también parecieran actuar en detrimento del
cremento de su participación relativa, mostrando
Gran Buenos Aires. El fenómeno más distintivo
que lo de los ochenta parece haber sido un fenó-
del último período intercensal fue el bajo creci-
meno excepcional.
miento de la población, acompañado inclusive
Por último, considerando la categoría I, hace ya
de saldos migratorios negativos en varias juris-
bastante tiempo se ha señalado la progresiva dismi-
dicciones. En este contexto la moderada expan-
nución de la proporción relativa de población del Gran
sión de la Región Metropolitana no desentonó
Buenos Aires a partir de mediados de los setenta.7
demasiado respecto de los magros guarismos de
Resulta muy tentador asociar esta dinámica con:
la población argentina en general. 8
1) Los efectos selectivos del modelo de exclusión La última fila del cuadro 7.3 muestra que el
profundizado, precisamente, desde mediados sistema urbano de 1980 ya no era el de la etapa
de los setenta (reestructuración productiva, agroexportadora y que el de 2001 se aleja más aún:
concentración económica), pero también se la la proliferación y distribución espacial de las ciu-
puede vincular con dades intermedias en la geografía argentina (cua-
2) Deseconomías de aglomeración, particularmente dro 7.4, mapa 7.1), independientemente de los fac-
a lo que respecta a la provisión de servicios tores explicativos que pudiera tener, abre nuevas
(agua, transporte público, eliminación de resi- perspectivas para la configuración espacial.

Cuadro 7.4
Distribución regional de las ciudades intermedias (ATIs)

NOA NEA Patag. Cuyo Pampa Total

1947 3 2 --- 2 8 15

2001 9 8 9 5 32 63

Fuente: Vapñarsky y Gorojovsky, 1990 y Argentina. INDEC, 1994 y 2002.

6. Si bien Rosario o Córdoba ya habían superado el millón de personas en 1991, para la mayoría de los autores siguen siendo ATIs.
7. Este es otro de los hallazgos del trabajo de Vapñarsky y Gorojovsky (1990).
8. La tasa de crecimiento de la población argentina entre 1991 y 2001 fue la más baja de la historia: 1,1% anual.

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7. CAMBIOS EN EL SISTEMA URBANO

Mapa 7.1
Ciudades intermedias
(Argentina, 2001)

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II. EL PROCESO DE DIFERENCIACIÓN SOCIOESPACIAL EN LA ARGENTINA

Cuadro 7.5
Ciudades intermedias argentinas (1947-2001)
Población (miles)
Orden (2001)
1947 2001
2. Gran Córdoba 416 1368
3. Gran Rosario 543 1159
4. Gran Mendoza 225 847
5. Gran San Miguel de Tucumán 228 736
6. Gran La Plata 298 682
7. Mar del Plata 135 542
8. Gran Salta 77 469
9. Gran Santa Fe 180 452
10. Gran San Juan 124 421
11. Gran Resistencia 75 359
12. Santiago del Estero-La Banda 85 328
13. Corrientes 65 316
14. Neuquén-Plottier-Cipoletti 18 290
15. Gran Posadas 45 280
16. Gran San Salvador de Jujuy 34 278
17. Bahía Blanca 121 272
18. Gran Paraná 87 248
19. Formosa 21 198
20. Gran San Fernando del Valle de Catamarca 38 171
21. San Luis 28 162
22. Gran Río Cuarto 54 149
23. La Rioja 27 144
24. Concordia 49 137
25. Comodoro Rivadavia 28 136
26. San Nicolás de los Arroyos 30 125
27. San Rafael 34 105
28. Santa Rosa-Toay 19 102
29. Tandil 36 101
30. Villa Mercedes 28 97
31. Villa María-Villa Nueva 39 89
32. San Carlos de Bariloche 7 89
33. Trelew 7 88
34. Zárate 38 86
35. Pergamino 33 85
36. Olavarría 27 83
37. Reconquista-Avellaneda 14 83
38. Junín 40 82
39. Rafaela 26 82
40. Necochea-Quequén 26 79
41. San Martín-La Colonia (Mendoza) 14 79
42. Río Gallegos 6 79
43. Campana 18 78
44. Luján 21 78
45. Presidencia Roque Sáenz Peña 23 76
46. Gualeguaychú 32 75
47. General Roca 8 70
48. San Francisco-Frontera 28 69
49. Venado Tuerto 16 69
50. San Ramón de la Nueva Orán 7 67
51. Goya 21 66
52. Viedma-Carmen de Patagones 10 65
53. Concepción del Uruguay 30 64
54. Va. Carlos Paz-San Antonio- Va Río Icho — —— 61
55. Puerto Madryn 4 58
56. Punta Alta 25 57
57. Tartagal 9 56
58. San Pedro (Jujuy) 6 55
59. Chivilcoy 24 53
60. Azul 29 53
61. Río Grande — 53
62. Mercedes (B.A.) 22 52
63. General Pico 6 52
64. Oberá 5 51

Fuente: Argentina, 1949 y Argentina. INDEC, 1994 y 2002.

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7. CAMBIOS EN EL SISTEMA URBANO

El sistema urbano argentino en 1947 reflejaba Como sostienen los estudios urbanos clásicos, la
la configuración espacial propia de la etapa agroex- aglomeración de población tiene inicialmente efectos
portadora, con predomino absoluto de la región pam- positivos al establecer un “umbral” de mercado que hace
peana y participación minoritaria de las economías posible la aparición de nuevos “paquetes de funciones
regionales tradicionales (NOA y Cuyo) y del NEA. urbanas”, posibilitando la viabilidad y reducción de
Más de la mitad de las ciudades medias y grandes se costos, la provisión de servicios e infraestructura, etc.
localizaba en la región pampeana y ninguna en la Pero más allá de cierto punto, el incremento de
Patagonia a pesar de los casi 70 años transcurridos población no agrega nuevas funciones, ya que la rela-
desde campaña militar contra los indígenas. La mi- ción entre tamaño y funciones urbanas no es lineal,
tad de las provincias carecía de ciudades de este tipo. sino una curva logística,10 y comienza a generar pro-
El sistema urbano en 2001 muestra una situa- blemas típicos de las deseconomías de aglomeración
ción bastante diferente, ya que las 63 ATIs se en- (incremento de los bienes inmobiliarios, costos pro-
cuentran mucho más distribuidas entre las diferen- hibitivos para el suministro de bienes esenciales
tes regiones argentinas. Si bien el área pampeana como el agua potable, costo y tiempo de transporte
sigue concentrando la mitad de las ciudades inter- o tratamiento de residuos) y externalidades negati-
medias y grandes, por primera vez todas las provin- vas (inseguridad urbana, problemas ambientales).
cias argentinas cuentan con ciudades intermedias.9 A esto se agrega un sector social que, aunque he-
terogéneo y no muy bien definido, está compuesto por
jóvenes familias con tradición urbana que revaloriza
otros aspectos que están más allá de lo estrictamente
Algunos interrogantes sobre el
laboral o económico a la hora de decidir o redefinir su
sistema urbano argentino
lugar de residencia. Hay grupos que optan por la nue-
va mercancía: los countries y barrios cerrados, mien-
Hay preguntas que nos hicimos hace unos años tras que otros que lo hacen por ciudades intermedias.
(Velázquez, 2001) y resultan excluyentes a la hora A estos se suman también segmentos provenien-
de indagar en los nuevos escenarios del sistema ur- tes de economías regionales deprimidas y de la po-
bano: ¿por qué crecieron más las ATIs? ¿Qué posi- blación pasiva que, no teniendo mucho que perder
bilidades plantea la transformación del sistema ur- en el primer caso o pudiendo elegir libremente su
bano argentino?, y ¿por qué las ciudades medias se residencia en el segundo, también optan por las ciu-
fragmentaron social y espacialmente? dades intermedias.
En la comunidad científica argentina ha habi- A su vez los flujos migratorios son selectivos
do durante los noventa bastante consenso en soste- según edad y sexo. El conocido fenómeno de ex-
ner que el mayor crecimiento relativo de las ATIs pulsión de población en edades activas se combi-
estuvo vinculado con regresiones económicas. Sin na con la migración de retorno de pasivos defini-
pretender cuestionar este hecho, creemos que debe tivos. Así, provincias típicamente expulsoras de
además indagarse en otras posibilidades como las población como Corrientes en el NEA o Santiago
deseconomías de aglomeración, la propensión a del Estero en el NOA tuvieron saldos migratorios
migrar por motivos no laborales (más vinculados positivos en el intervalo de edades correspondiente
con la calidad de vida) y las tendencias estructura- a la edad de jubilación durante el período intercen-
les de la población argentina. sal previo a 1991 (Pueblas, M.; Velázquez, G., 1997).

9. En 1991 Tierra del Fuego no contaba todavía con ninguna ciudad de 50.000 habitantes.
10. Esta función, en forma de una “s” alargada, resulta útil para ilustrar cómo servicios altamente calificados de salud –como un
tomógrafo computado– o de educación –como un centro de investigación y formación de excelencia– necesitan un umbral de
decenas de miles de habitantes, quizás de centenas, pero no de millones.

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II. EL PROCESO DE DIFERENCIACIÓN SOCIOESPACIAL EN LA ARGENTINA

Por su parte, la dinámica demográfica argentina no podría ofrecer ventajas si el modelo de desarrollo
global tiene tendencias claras: disminución de la tasa se dirigiera al mercado Latinoamericano, y particu-
de crecimiento vegetativo y migratorio, envejeci- larmente al del MERCOSUR ampliado. El desarro-
miento, creciente feminización de los flujos migra- llo de un sistema urbano en el NEA facilitaría la inte-
torios. Estas tendencias también podrían contribuir gración con Brasil y Paraguay, el del NOA permitiría
a explicar el mayor crecimiento relativo de las ATIs, hacerlo con Bolivia, Perú y Chile, en tanto que los de
ya que la disminución del crecimiento vegetativo Cuyo y Patagonia facilitarían el nexo con Chile. No
implicó también cierta merma en las diferencias de en vano algunas áreas de frontera se han visto dina-
fecundidad rural-urbana. La retracción de la diná- mizadas con estos procesos de integración regional.
mica migratoria argentina entre 1991 y 2001 proba- Si bien la organización social, económica y
blemente cruce todas las jerarquías, pero quizás tenga política es la base del bienestar de la población, no
mayor efecto en las grandes ciudades. Lo mismo se puede ignorar la importancia de la localización
ocurre con el envejecimiento. No resulta claro, sin espacial, incluso en el marco del nuevo medio téc-
embargo, que implicaría en términos de categorías nico-científico-informacional que implica una dis-
urbanas la feminización de los flujos migratorios. minución de la distancia geográfica. La fricción del
La combinación de deseconomías de aglome- territorio siempre está de algún modo presente.
ración, propensión a migrar por motivos no labo- Con el nuevo sistema urbano la población que
rales y las tendencias estructurales de la población forma parte del mercado solvente de casi cualquier
argentina, además de contribuir al mayor crecimien- lugar de la geografía argentina tiene mayores posi-
to relativo de las ATIs, da como resultado cierto bilidades de obtener a menor distancia los bienes o
proceso de redistribución interprovincial de pobla- servicios que requiera. También, en el marco de
ción. Pero esta redistribución se produce a expen- devaluación de las credenciales educativas, un
sas de la población de los respectivos interiores pro- alumno de cualquier provincia también podría cur-
vinciales, produciendo así una mayor concentra- sar estudios universitarios con regímenes semipre-
ción intraprovincial; es decir se repite el mismo y senciales, apoyados en el uso de Internet. En otros
criticado esquema de primacía urbana, pero esta términos: disminuyó considerablemente la distan-
vez, al interior de las provincias. cia promedio a recorrer para acceder a servicios
Ante este sistema urbano argentino, con proli- más especializados; todo ello, claro está, en un
feración y mayor distribución regional de ATIs, po- marco de profundo distanciamiento entre diferen-
drían plantearse escenarios alternativos: tes grupos sociales, evidenciando el proceso de
Ante un modelo de saqueo del sector público, fragmentación social del territorio argentino.
reprimarización de la estructura económica, y drás- Si bien la existencia de 63 ATIs puede abrir la
tico achicamiento del mercado interno como el su- posibilidad de beneficiar a una proporción de po-
frido por la Argentina durante los noventa, la mayor blación mucho mayor que durante la etapa agroex-
distribución regional de ATIs definiría fragmentos portadora, el mayor crecimiento relativo de las ciu-
de modernidad tan sólo en algunas áreas seleccio- dades intermedias en un marco de regresividad so-
nadas de algunas de las ciudades con presencia de cial no implica necesariamente mejoras en la calidad
agentes vinculados con procesos dinámicos. de vida de la población, más bien vino paralelamente
Si, por el contrario, tras el estallido de la converti- con la aparición de nuevos fenómenos tales como:
bilidad, se intentara reeditar una sustitución de impor- la privatización de espacios públicos, la coexisten-
taciones mano de obra intensiva, la dispersión del mer- cia de villas miseria y countries privados, la utili-
cado laboral atentaría contra la necesidad de contar con zación de recursos públicos para los sectores de
mano de obra lo suficientemente abundante como para privilegio o el incremento de la inseguridad urba-
no poner en riesgo el beneficio empresarial. na, que antes eran fenómenos típicos de grandes
Otra alternativa seria una renovada sustitución ciudades y ahora proliferan también en escalas ur-
de importaciones en la cual el nuevo sistema urba- banas intermedias (Velázquez, 1999).

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7. CAMBIOS EN EL SISTEMA URBANO

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