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GRADO: 5° SEMESTRE
La historia del caballo en el siglo XX, estuvo marcada por un profundo cambio en el
relacionamiento entre los seres humanos y los caballos. En los países
desarrollados, el animal militar y utilitario de principios de ese siglo, sufrió una
profunda reorientación hacia actividades de esparcimiento y hacia la competición
deportiva. En esa época de grandes cambios en múltiples dominios de principios
del siglo XX, Jean-Pierre Digard señaló un gran quiebre en la historia de las
sociedades humanas; en efecto, el estatuto utilitario del caballo permanecía con
cambios relativamente menores desde la época de la revolución neolítica y la
domesticación del caballo, y la nueva modernidad mostraba un quiebre brusco y
notable en términos de la forma y del ritmo de vida.
La nueva relación entre los humanos y los caballos rápidamente se reorientó hacia
el deporte ecuestre y las actividades recreativas, y también las actividades hípicas
se desarrollaron con fuerza, impulsadas por la popularidad de las apuestas.
El fin del caballo utilitario es algo que con frecuencia pasa inadvertido o subestimado
por parte de los historiadores. La importancia de los caballos de tiro, que en otra
época apoyaban tanto los desplazamientos humanos como el trabajo pesado (entre
ellos el trabajo agrícola), es olvidado o subestimado por la historia que se cuenta. Y
eso que la explotación por parte del hombre de la fuerza del caballo, existe desde
hace un poco más de cinco milenios. La velocidad del transporte en tierra, desde
el Imperio Romano hasta fines del siglo XIX, apenas si había tenido cambios,40 y
en ese período el caballo fue primordial, fue de enorme ayuda y de gran importancia
estratégica.
Suposiciones y creencias
Tapa del libro La Fin du cheval de Pierre Giffard, año 1899, que predijo la
desaparición del caballo como medio usual de transporte, y su sustitución por
bicicletas y automóviles.
En 1899, el francés Pierre Giffard publicó la obra La Fin du cheval, un libro ilustrado
por Albert Robida, donde se defendía la tesis del posible remplazo del caballo por
la bicicleta y el automóvil. El mismo año de 1899, La Jamais Contente pulverizó el
récord del mundo de velocidad automovilística, alcanzando los 100 km/h. Y tanto en
Estados Unidos38 como en Francia, el caballo mostraba sus limitaciones, incluso
en términos de velocidad, ya que cada vez que una línea de ferrocarril comenzaba
a operar, el caballo dejaba de ser utilizado casi por completo, o bien su uso se
reducía a trayectos cortos en carros tirados por equinos, generalmente entre las
propias estaciones de ferrocarril y las ciudades, tanto para el transporte de
mercaderías como de personas.
Economía de la cría
A principios del siglo XX, los métodos de selección de caballos cambiaron como
consecuencia de influencias varias, y en especial por causa de las ideas
mendelistas y darwinistas, así como de las referidas a la eugenesia.
Todo a lo largo del siglo XX, la construcción y las mejoras de las rutas, prosiguió
tanto en el entramado urbano como en las zonas rurales, facilitando así la
circulación de los automóviles, y en parte desplazando cada vez más a las
soluciones hipomóviles. Los residentes urbanos y peri-urbanos de situación
económica más acomodada, y los integrantes de la llamada clase media fueron
quienes primero lograron comprar un automóvil para su propio uso, y así dejar de
depender de los transportes en común. En Estados Unidos por ejemplo, solamente
4000 vehículos automóviles fueron vendidos en el año 1900, contra los cerca de
900 000 que se vendieron en 1915.
Uno de los aspectos más destacados de la historia del caballo en el siglo XX, es por
tanto el descenso de sus efectivos en todos los países desarrollados, dado el fin de
su utilización cotidiana en una serie de ámbitos. Por ejemplo, de los tres millones
de animales que había en Francia en 1935, su número pasó a ser 2 418 000 en
1948, apenas un millón en 1966, y unos 269 000 en 1989.63 En los años 1970,
Francia tenía alrededor de 400 000 caballos, y entre los cuales había solamente
unos 110 000 por fuera del mundo de las carreras.
Esta tendencia al descenso en los efectivos, afectó también a otros países, entre
los que cabe mencionar a Estados Unidos, Alemania, Italia, España, y Reino Unido
: en 1990, el número total de caballos en Europa fue estimado en solamente 1 600
000 ejemplares. Este enorme descenso en los efectivos no fue uniforme a lo largo
del tiempo y de la geografía, pues se produjo en diferentes épocas, según el estado
de desarrollo de cada país. Polonia por ejemplo, contaba con dos millones de
caballos en los años 1980, dada la motorización tardía de su agricultura, pero esta
cifra cayó a unos 300 000 animales en los años 2000.
El caballo en la ciudad
Al comienzo del siglo XX, las grandes ciudades estaban saturadas de vehículos
hipomóviles, y los caballos de tiro allí estaban omnipresentes para asegurar distintos
tipos de transportes. En 1900, el centro de Londres sufría ya de embotellamientos,
lo que continuó agravándose con el paso del tiempo. Obviamente, la disminución
del número de caballos del entorno urbano que siguió al ingreso triunfante del
automóvil, también se acompañó de la desaparición de estructuras ligadas a esos
animales, fundamentalmente escuelas de caballería, haras, y caballerizas. Así, en
1914 y en Londres, una escuela de equitación cercana de Hyde Park Gate, fue
remplazada por todo un barrio residencial.
Si bien es cierto que el número de caballos urbanos decreció en forma importante
todo a lo largo del siglo XX, el remplazo de los mismos se realizó en forma
progresiva en una serie de ámbitos. Caballos de tiro aún estaban muy presentes en
las calles de Filadelfia en los años 1950, y en París aún se veían en los años 1960
sirviendo a la sociedad de heladerías. La desaparición del caballo en una serie de
aspectos, se inscribe en una vasta tendencia de retracción de la presencia de la
naturaleza en los entornos urbanos. En los países desarrollados, algunas
comunidades rechazan la modernidad, como es el caso de Amish, dando así la
posibilidad de aún hoy día conservar al caballo en los medioambientes urbanos.
Argumentos económicos
Un caballo es un ser vivo y por tanto es afectado por la fatiga, mientras que en este
sentido, un vehículo a motor puede funcionar jornadas enteras sin ningún
inconveniente, pues los plazos para los necesarios mantenimientos son más
extensos. Los caballos requieren nutrirlos y cuidarlos, incluso cuando se los deja en
descanso (incluso cuando no se le asigna ninguna tarea específica asimilable a un
trabajo), mientras que un vehículo no consume carburante cuando no se lo hace
circular, y en ese caso puede ubicárselo sin inconvenientes en un garaje, por un
período más o menos largo. Este estado de cosas puede inducir cierta imagen de
este animal, que «consume recursos incluso cuando no es de ninguna utilidad». Un
caballo requiere de tres a seis acres de pasturas para poder subsistir y alimentarse
bien, lo que ha dado pie a ciertos progresistas estadounidenses, para acusar a estos
animales «de ocupar inútilmente en Estados Unidos» un espacio equivalente a
sesenta y cinco millones de acres.
El movimiento en favor del progreso incluso llegó hasta acusar a los caballos de
causar ciertas enfermedades en las ciudades, pregonizando su remplazo por el
automóvil por razones médico-sanitarias La acumulación de bosta y de estiércol, la
falta de higiene en las caballerizas que favorecían la aparición de gran cantidad de
moscas (en especial en los cinturones de las ciudades), por cierto, eran entonces
manifiestas. Además, ciertos caballos morían durante sus tareas cotidianas, y sus
cadáveres eran expuestos por horas a las miradas de todos. El automóvil surgía
entonces como una solución «más práctica y limpia». En los hechos, la eliminación
del caballo en las ciudades no ha transformado las mismas en más higiénicas y
limpias, sino que solamente les ha dado la apariencia de serlas, remplazando un
tipo de suciedad muy visible (bosta, estiércol, moscas) por una polución más
discreta (presencia de partículas en el aire, ruidos molestos).
El lado imprevisible del caballo, sin duda puede ser fuente de accidentes en
ciudades saturadas de carruajes tirados por equinos. La seguridad es muy
destacada por los contrarios al uso corriente de los caballos, al ver en el propio
animal un peligro en sí mismo. También mucho se criticó el hábito de atar a los
caballos en lugares de relativamente fácil acceso y mientras no se los utilizaba,
argumentando que incluso eso puede ser causa de accidentes, particularmente con
los niños, muchas veces tentados de aproximarse a estos grandes animales. Las
argumentaciones en torno a la seguridad ciertamente mucho han evolucionado
durante el siglo XX, ya que accidentes bastante graves provocados por trenes a
vapor, por vehículos a motor, y por dirigibles, también han generado bastante
desconfianza respecto de la modernidad; aunque por cierto, en este aspecto los
punto de vista son bastante cambiantes.
El caballo en el medio rural y en la industria
La edad de oro
El caballo de tiro netamente fue el preferido entre 1900 y 1940. En esos años, los
mejores sementales para el tiro agrícola incluso participaban de exposiciones
internacionales, tanto en Londres como en París o Bruselas, donde alcanzaban
precios importantes (por ejemplo y en 1900, se llegó a pagar hasta 25 000 francos
franceses por un ejemplar). Las revistas agrícolas especializadas entonces
acordaban espacios importantes al uso de los caballos de tiro, discutiendo por
ejemplo si era mejor enganchar de frente o en línea. Las principales razas de
caballos de tiro de esa época eran el Percheron, el Brabante (tiro belga), el
Clydesdale, y el Shire, así como el Boulonnais y el Suffolk Punch. Según Marcel
Mavré, los criadores «se repartían entonces ingresos muy importantes, difícilmente
imaginables en los comienzos del tercer milenio». El Campeonato belga del caballo
de tiro, era entonces acompañado de un inmenso fervor popular, mientras que el
equivalente francés de esa época, el Concours central hippique de Paris era más
bien un encuentro de negocios.
Un paciente trabajo de selección en Francia, permitió diferenciar las razas locales
de tracción ya a partir de la década 1900-1910. Si bien Estados Unidos estaba más
avanzado que Europa en materia de mecanización industrial, en contrapartida
estaba más carenciado de caballos de tiro de calidad, para con ellos poder trabajar
sus inmensos territorios.98 Por ello, miles de animales de tiro fueron exportados
desde Europa Occidental hacia los Estados Unidos, y particularmente desde
Francia, Bélgica, Gran Bretaña, e Irlanda. Este mercado en su momento fue muy
lucrativo.99 Por ejemplo, en 1915, la raza Percheron contaba con 40 000 animales
registrados en Estados Unidos, formando en ese momento el grupo de caballos de
tiro más numeroso.
Al comienzo del siglo XX, la utilización de caballos y de poneys era indisociable con
los países que explotaban minas, tales como Francia, Bélgica, Alemania, Gran
Bretaña, y Estados Unidos. La utilización de la máquina de vapor era imposible en
ambientes cerrados, y la presencia del gas grisú hacía que el funcionamiento de las
máquinas de vapor y de los motores a explosión fuera muy peligroso en las galerías
de las minas. En los países anglo-sajones, para el trabajo en las minas se prefería
a los poneys, a los que se les daba el nombre de pit-ponies.
En Francia, el remplazo de los caballos «de ruta» por camiones surgidos de los
excedentes de la armada estadounidense, se aceleró a partir de 1918, por lo cual
ya en los años 1930, el caballo de tiro tenía solamente vigencia en dicho país como
animal agrícola. El caballo de minas también tuvo plena vigencia hasta la década
de los años 1920, cuando la locomotora de maniobras de tipo eléctrico proporcionó
en ese aspecto una solución aceptable101(en Francia, los últimos caballos de minas
fueron relevados de estas funciones en 1969, mientras que en Inglaterra esto
ocurrió en 1994).
El caballo militar
El siglo XX también marcó el fin casi total de las caballerías militares, en sus
funciones de reconocimientos y de estrategias de choque, en provecho de las
divisiones blindadas motorizadas. Tal como aconteció con el caballo de transporte
y con el caballo de trabajo, la caballería militar también siguió la tendencia ya
esbozada a la disminución, bajo el impulso de la creación y el desarrollo de navíos
blindados y de trenes blindados. En el período entreguerras, una larga reflexión se
instaló respecto de los roles que debían ser atribuidos respectivamente a las
caballerías ligeras y las caballerías pesadas. Finalmente, las armadas de los
distintos países cesaron de recurrir al caballo para la confrontación y el combate, y
en algunos casos solamente se conservaron unos pocos animales para tareas de
vigilancia o de transporte en terrenos particularmente difíciles; ese fue por ejemplo
el caso de Suiza.
Pero el mundo militar notoriamente está en el origen del desarrollo de los deportes
ecuestres. Los tres deportes olímpicos (salto de obstáculos, doma criolla, y
concurso completo de equitación), así como el enduro ecuestre, surgieron de
entrenamientos militares destinados a formar el caballo de caballería.
Durante la Primera Guerra Mundial, el rol del caballo sufrió una importante
transformación ligada a la evolución estratégica y táctica de los conflictos armados.
Véase que mientras que el caballo y la caballería fueron considerados como
indispensables al principio de las hostilidades de esta gran guerra, utilizándose para
la ofensiva y sobre todo en el apoyo logístico, los animales se mostraban demasiado
vulnerables frente a la modernización de la artillería y de las armas pesadas (tales
como la ametralladora), y ello supuso un fuerte impedimento. Esa fue la razón por
la cual la presencia de caballos en los campos de batalla entonces pasó a ser
puntual y esporádica. Esta rápida evolución se produjo paralelamente al desarrollo
del carro de combate, lo que naturalmente aceleró el proceso.
Varios memoriales y diversas obras de arte recuerdan a los caballos caídos durante
la Primera Guerra Mundial, y artistas como Alfred Munnings mucho contribuyeron al
reconocimiento de este rol. También la llamada poesía de guerra ha contribuido a
dejar bien establecido el lugar de destaque de este animal en los conflictos bélicos.
Además, pueden citarse muchas novelas, piezas de teatro, y documentos
periodísticos de época, que de una manera o de otra destacan la importancia del rol
de los equinos en la llamada gran guerra del siglo XX, así como abordan diversas
temáticas vinculadas con la guerra, en algunos casos para enaltecer las acciones
de aquellos que para defender la patria y las ideas están incluso dispuestos a
ofrendar sus propias vidas, y en otros casos para ayudar a reflexionar sobre las
inconveniencias de las guerras.
A la inversa de lo que pasaba con las caballerías militares, con los equinos en el
mundo agrícola, y con los caballos utilizados en apoyo al transporte, el universo del
deporte hípico presentó un importante desarrollo y se popularizó todo a lo largo del
siglo XX, al punto de generar importantes cadenas de valor a nivel mundial, con una
asociada cifra de negocios muy considerable y tentadora. Esta actividad ya había
sido experimentada en el siglo XIX, bajo iniciativas precursoras que se desarrollaron
en Inglaterra. Las carreras de caballos generan una fuerte demanda de caballos,
tanto del tipo purasangre (para carreras a galope) como del tipo trotador (para
carreras de trote). El mundo de las carreras de trote por cierto es bastante diferente
del mundo de las carreras de galope, y así lo es también en Francia, pero igualmente
ambos despiertan pasiones.
Este desarrollo del deporte hípico se presentó en toda Europa, en América del
Norte, e incluso en el Extremo Oriente.137 En 1907, el grupo Mitsubishi había
importado un semental y veinte yeguas purasangre a Japón, pero la Segunda
Guerra Mundial resultó ser muy negativa y limitante para esta actividad. No
obstante, el país del sol naciente y de las geishas relanzó seriamente las carreras
de caballos luego de finalizada la guerra, y desde entonces, el número de caballos
con destino a esta actividad criados dentro de sus fronteras, no dejó de crecer hasta
el inicio de los años 1990, momento en el que se presentaron algunos problemas.
De todas maneras, igualmente Japón pasó a ser uno de los principales del mundo,
en lo que concierne al negocio de las carreras hípicas. En Francia, la Primera
Guerra Mundial mucho trastornó esta actividad, incluso anulando
momentáneamente la realización de las carreras, pero, por el contrario, la Segunda
Guerra Mundial no provocó una afectación demasiado grave al menos en lo
referente a la cría, la que se desarrolló con fuerza hasta los años 1980, momento
en el que la presión fiscal impulsó a muchos criadores franceses a instalarse en
otros países, particularmente en Irlanda.
El fin de la utilización del caballo en el diario vivir, y por fuera de los hipódromos o
de algunas actividades tradicionales como ser las corridas de toros, hace pensar en
el declive casi seguro de la presencia de este animal en la sociedad. De todas
maneras, el caballo escaló posiciones en el mundo de los deportes y del
esparcimiento en gran número de países, como ser por ejemplo Gran Bretaña,
Francia, Alemania, y Estados Unidos. En el Reino Unido y luego de la Segunda
Guerra Mundial, el caballo perdió todo rol utilitario, para ser exclusivamente un
animal para el espectáculo, el esparcimiento, y la práctica deportiva.
Los primeros jinetes de los deportes ecuestres se nutrieron inicialmente del mundo
militar, como bien lo ilustra la fuerte participación con ese origen de los primeros
importantes raids de equitación, que precedieron a las carreras de enduro que
tuvieron lugar entre 1892 y 1912. Los jinetes militares también estuvieron en el
origen de innovaciones importantes en el dominio de la equitación deportiva, como
ser la generalización del trote alzado y el desarrollo de la técnica del salto de
obstáculos.64159 Dado que en buena parte del siglo XX, la práctica de la equitación
continuó siendo una actividad esencialmente masculina, y con raíces respecto del
entrenamiento relacionado con la confrontación y la guerra, no deberá extrañar que
en la bibliografía especializada y en la prensa de esa época, se encuentren
determinadas expresiones sexistas como ser « Hombre de caballo ».160161
Feminización
Luego desde Estados Unidos, comenzó a extenderse la moda del caballo miniatura,
teniendo cierta aceptación en Australia y en Francia, lo que obviamente trajo
aparejado el rápido aumento del precio de estos animales. El caballo miniatura ya
puede considerarse a parte entera como un animal de compañía, a tal punto que a
veces se los pasea atados con una cuerda, como corrientemente se haría con los
perros.
Pueblos caballistas
Los mongoles, una civilización también muy caballista, han conservado bastante
bien su modo de vida nómada tradicional durante todo el siglo XX: entre otras cosas,
sus niños aprenden a montar a caballo antes de cumplir los siete años. De todas
maneras y en los años 1980, el Partido del Pueblo de Mongolia adoptó y promovió
un eslogan: «Hoy un millón de caballos, mañana un millón de motores». No
obstante, ello, la adhesión de los mongoles a su modo de vida tradicional se
mantuvo en niveles altos, y a pesar de la introducción de vehículos motorizados, en
particular por parte de grandes criadores, el caballo conservó su estatus de prestigio
(en particular en lo que se relaciona con el Naadam, el festival tradicional de
Mongolia).
Otra característica del siglo XX, según Jean-Pierre Digard, es la sensibilidad que se
generalizó en relación a los caballos, pasando del gran respeto que se debe tener
por el animal a un sentimiento incluso más profundo de verdadero amor.200201
Esto se inscribe en la sensibilidad que en este sentido afloró en el siglo XIX, en
donde y entre otras cosas, en 1824 se concretó la creación de la Society for
Prevention of Cruelty to Animals (en español: « Sociedad protectora de animales »),
y en cuyo logo se representaba a un ángel venido para penalizar a un hombre que
castigaba a su caballo. Los escritores y poetas también hicieron su aporte en este
sentido. En 1932 por ejemplo, Ernest Hemingway evocaba ya en Muerte en la tarde,
la crueldad manifiesta que suponía las muertes de caballos en las arenas de las
corridas de toros.
Hacia el fin del siglo XX, ciertas polémicas surgieron en relación a algunas prácticas
tales como la llamada técnica del caballo de obstáculos (consistente en causar
algún dolor en las patas de un caballo en el momento de saltar un obstáculo, con el
objetivo de que saltara más alto las próximas veces), así como la marcación a hierro
caliente (ya prohibido en varios países de la Unión Europea), los atelajes, los
arneses y las bridas que se imponen a los animales (muchas veces dolorosos o al
menos incómodos), los recorridos de enduro ecuestre (pruebas de resistencia), y el
envío de caballos a los mataderos, etc. Jean-Pierre Digard opinaba que la
feminización de la equitación mucho contribuyó a que se cuestionaran estas
prácticas.200 Y es así como, muchos centros ecuestres, y particularmente desde
los años 1990, silenciaron sus prácticas de enviar los caballos de refugo a los
mataderos, por miedo a perder parte de sus clientes. Los primeros centros de
salvamento para equinos maltratados o con algún destino considerado cruel o
injusto, se crearon más o menos en la misma época.
Hipofagia
No hace tanto que los caballos y los asnos eran consumidos regularmente en Gran
Bretaña, particularmente en Yorkshire, y esto ocurrió hasta los años 1930. Durante
la Segunda Guerra Mundial, la hipofagia fue frecuente en Francia, Alemania, y
Estados Unidos, y durante los años de posguerra, también tuvo una corta
popularidad el consumo de este tipo de carne en los hospitales, dado el elevado
número de internados allí existente. Incluso hasta en 1985, el Harvard Faculty Club
en la prestigiosa Universidad de Harvard proponía caballo en su menú, e incluso
ello llegó a ser casi una tradición, pues se había mantenido por más de un siglo
Tanto Éric Baratay211 como Jean-Pierre Digard, coinciden en opinar que el rechazo
cada vez más fuerte a la hipofagia en los países desarrollados, se explica por el
cambio del estatuto o visión del caballo en esas sociedades, que derivó a ser algo
relativamente próximo a un animal de compañía.213 Según un estudio de la
OFIVAL, la hipofagia bajó un 60 % en Francia, entre 1980 y 2001.
Por otra parte, la activista social Brigitte Bardot denunció en 1983 frente a la opinión
pública, las condiciones inadecuadas de transporte de los caballos destinados a las
carnicerías, y lo cierto es que siete epidemias de triquinelosis se produjeron entre
1975 y 1998, con 2800 casos en Italia y Francia, contribuyendo así también a la
disminución del consumo de carne de caballo en esos países. De todas maneras,
la hipofagia continuó teniendo cierta importancia en Italia, según un sondeo
realizado en 1989, el que señalaba que 11 % de los italianos consumía carne de
caballo al menos una vez por semana.
Medidas de protección
Equitación etológica
1. Pura Sangre
Los pura sangre modernos descienden de tres machos importados: Goldophin Barb,
Byverly Turk y Darley Arabian. Miden 1,63 metros de altura y el pelaje puede ser
castaño, tordillo, alazán o zaino con manchas blancas en la cara y parte inferior de
las patas.
2. Cuarto de milla
El Quarter Horse fue creado al oeste de Estados Unidos gracias a la cruza de una
pura sangre y un Saddlebred local. Puede correr los 400 metros de las carreras
largas, por lo que de ahí viene ese nombre tan peculiar.
Cuarto de Milla
3. Árabe
Son valorados por los beduinos y habitantes nómadas del desierto, ya que son
rápidos para aprender al ofrecer siempre una gran predisposición. Asimismo,
ostentan una belleza extrema a simple vista.
4. Appaloosa
Es el típico caballo usado por los vaqueros del Oeste de Estados Unidos, muy
veloces y similares a los Cuarto de Milla, a excepción de su pelaje, el cual es pintado
o manchado. También son valorados por su capacidad de recorrer grandes
distancias y, por supuesto, por su belleza.
Sin embargo, en la actualidad hay lugares en el país donde se sigue viendo trabajar
al llamado caballo de tipo mexicano, caballo mestizo que suele cumplir con el
prototipo del caballo charro.
Otra raza destacada para las faenas de la charrería es el caballo azteca. La creación
de esta raza empezó en 1969 en la alta escuela mexicana de jinetes de Texcoco,
en la región del valle de México para ser utilizado como montura por los charros,
que lo aprecian justamente por sus características fisiológicas como son; alzada
cómoda, su rapidez, fuerza, temperamento y buena estampa. La raza azteca tiene
sangre de andaluza y cuarto de milla.
En la actualidad el mejor caballo para charrería es aquel que ayude a realizar las
suertes charras, como florear en el caballo, calar, colear y pialar. Podemos observar
que algunas razas de caballos aprender a hacer esto, algunas razas son:
Es una de las razas de caballo más antiguas, ya que hay evidencia arqueológica de
hace 4.500 años de caballos muy similares a los árabes modernos. En el transcurso
de la historia, los caballos árabes del Medio Oriente se esparcieron por el mundo
gracias al comercio y las guerras. También fueron muy usados para mejorar otras
razas al añadir velocidad, refinamiento, resistencia y buena estructura ósea. Hoy
día, las líneas árabes se pueden encontrar en casi cada raza moderna de caballos
para montar.
Cuarto de milla:
Esta raza se desarrolló con el cruce de sementales pura sangre ingleses y yeguas
nativas descendientes de los caballos traídos a América por los conquistadores
españoles.
Su cabeza está conformada por un perfil rectilíneo de hocico fino y con un cuello
musculoso, provista de ojos prominentes y bien separados de notable expresión de
inteligencia, con un aspecto triangular característico y mucha belleza, a tal punto
que muchos de ellos tienen su cabeza con mucha semejanza a la de los caballos
árabes.
Su alzada suele rondar entre 1.48 m. y 1.50 m. Su pelaje más común es el alazán,
aunque se encuentran también tostados, bayos, palominos, gateados, zainos,
colorados, moros, tordillos, rosillos, etc. No se aceptan los overos, tobianos,
pintados, ni las marcas blancas de tamaño excesivo en los miembros, sólo se
acepta por debajo de las rodillas y debajo de los corvejones.
Hoy en día continúa utilizándose para carreras de Cuarto de milla, pero se ha hecho
mundialmente famoso por participar en shows y competencias de rodeo y como
excelente caballo de silla y trabajo.
Los caballos Cuarto de milla gozan de una rápida aceptación, ya que son los
caballos atletas más mansos que se conocen, ya que su docilidad permite que
puedan ser montados por niños, jóvenes, adultos de todas las edades, hombres o
mujeres que con ellos podrán disfrutar de cualquier disciplina ecuestre.
Fox Trotter
El Fox Trotter se desarrolló a principios del siglo XIX en Missouri, Estados Unidos.
Es un caballo muy conocido por su aire amblado (de ahí lo de “Fox Trot”). Posee
una habilidad natural para ir al paso con las manos al trote con los pies. Esta
habilidad puede resaltarse con un cuidadoso adiestramiento, con el que se logra
que el caballo sea muy cómodo para montar.
Los caballos son animales que han desarrollado una gran velocidad, agilidad y
resistencia además de ser nobles. Es por ello que son muy aptos para realizar prácticas
deportivas en general, siendo las cualidades de algunas razas especialmente
apropiadas para las competiciones de salto ecuestre.
Razas de caballo de salto
1.Warmblood Hannoveriano
Al Warmblood Holandés solo hay que verlo para ver la clase y la elegancia que les
distingue aunque también tienen un gran temperamento y ligereza. En cuanto a su
aspecto físico, son caballos de tamaño medio (1,60 m. de alzada) con el cuello
musculoso y arqueado, la cruz prominente y unos cuartos traseros muy potentes.
3. Warmblood Holsteiner
Los Holsteiner son una raza de caballo originaria de Alemania considerada una de
las razas más antiguas de sangre tibia (Warmblood). Estos equinos son de cabeza
pequeña, cuello arqueado y unos cuartos traseros muy poderosos con un dorso y
lomo fuerte. Su alzada mide 1,73 m de altura y muestran un porte atlético y con
mucha expresión que le da unas dotes ideales para el deporte de salto de
obstáculos.
4. Warmblood Belga
El warmblood belga es una nueva raza de caballos de salto que se desarrolló con
propósitos de desempeño en las competencias ecuestres. Es de temperamento amable
y voluntarioso. En cuanto a su forma física, tiene la cabeza atractiva y muscular, el
dorso y las articulaciones son fuertes y el pecho amplio, con una alzada de 1.73m.
5. Warmblood Oldenburg
PONA
Epona es una yegua vivaracha,algo más inquieta que el resto suponemos que por
su raza es una hispano árabe, trabaja muy bien en terapia, aunque los días de lluvia
no le gustan, en general no le gusta el agua aunque lo va superando, se lleva bien
con el resto de los caballos aunque su preferida es Esmeralda
ESMERALDA
Es una yegua excepcional, idónea para el trabajo en monta gemela, ya que es muy
fuerte, es un cruce de español con percherón, hace ya unos 8 años que trabajamos
con ella y nos ha dado y nos sigue dando grandes alegrías.
Tiene un carácter fuerte y es algo cabezona como los sangre fría , así que con ella
hay que hacerse respetar,es muy amiga de la yegua Epona y se lleva bien con el
resto de los caballos siempre que estos le muestren respeto.
CHULA
TRONXO
SUCRE
Es un pony de los fiordos, muy tranquilo no le gustan las prisas y le encantan los
mimos,como su nombre indica es muy dulce. Es necesario seleccionar
cuidadosamente el caballo con el que vamos a trabajar. La raza no será una
prioridad, pero sí su morfología, su inteligencia y su carácter. De temperamento
sociable y que haya aprendido a confiar en el hombre, ya que vamos a trabajar codo
con codo. Esto se consigue con conocimientos de etología.Ha de ser un caballo
inteligente que aprenda con relativa facilidad. Debe también ser tranquilo, obediente
y paciente pues el trabajo de equinoterapia puede resultarle “aburrido” a veces.
Trabajará prácticamente siempre al paso y lentamente según sea el usuario, para
no aumentar su espasticidad o la hiperactividad. O a paso más activo y en ocasiones
al trote y muy pocas veces al galope.
DRAC
El más joven del grupo, es un pony de los fiordos es un caballo muy valiente y con
carácter le gusta galopar, es muy sociable con las personas.
El caballo frisón
El caballo Percherón
El caballo Trakehner
Caballo Tinker
Caballo Shire
Caballo Fitano
Caballo Pinto
Caballo appdoosa
Caballo Luisitano
Caballo andaluz
También se utilizan las razas cruzadas con caballos foráneos, de otras razas y
condiciones, preferentemente con caballos de pura raza, mezcla de yeguas inglesas
y sementales orientales, han producido caballos valientes, fuertes y muy rápidos,
que suelen utilizarse en el primer tercio, el dominado árabe, más pequeño, pero más
rápido de reacción, monta en el tercio de banderillas y por último, los caballos
españoles puros para el tercio de muerte.
Los caballos españoles por su morfología y su carácter, son los que poseen en más
alto grado las cualidades exigidas para el rejoneo.
Origen y utilidad
Antiguamente, los caballos de tiro fueron usados como fuerza motriz. Por su
resistencia y altura, se los utilizó en las actividades agrícolas o tirando de carros y
carruajes. Los de tiro pesado, para mover maquinaria, y los más livianos, para
desplazamientos a mayor velocidad.
Todavía hoy, las razas de caballo de tiro son altamente valoradas por sus
características. Su tipología se divide en caballos de tiro pesado y ligero, y existen
diversas de ellas.
Shire
Es el equino más grande del mundo, proveniente de Inglaterra. Pesa entre 800 y
1000 kg. y tiene una alzada de 1,60 a 1,85 metros. Utilizado originalmente para
desaguar pantanos, fue alimentado, criado y cruzado con caballos holandeses.
De cabeza grande, cuello corto, lomo y grupa cortos y anchos y extremidades
gruesas. También es excelente para trabajos agrícolas y tracción de elementos
pesados.
Belga de tiro
Percherón
Clydesdale
Ardens
Suffolk Punch
Raza originaria del condado que da su nombre, se obtuvo por selección de razas
autóctonas. Fue utilizada originalmente para trabajos de granja por su docilidad y
destreza. Su presencia ha ido en descenso. De 700 kg, lomo y extremidades cortas,
grupa larga y ancha. Es longevo y necesita poco alimento para subsistir.
De Tiro Italiano
Resultado del cruce con el Pastier-Bretón, es una raza más pequeña y activa. De
1,40 a 1,60 cm de altura, tiene cuerpo robusto, hombros fuertes, copete y cola rubia
y patas musculosas. Se usa principalmente como caballo de granja por ser tranquilo
y a su vez fuerte.
Letón
De consistencia fuerte, mide 1,60 cm y tiene gran resistencia. Cruza con sangre
escandinava, es una raza de tiro pesado destinada principalmente a trabajos de
granja. Existen tres tipos: el letón de tiro pesado, el estándar y el más ligero de
monta letón.
Boloñés
Hispano- Breton
Burguete
Jaca Navarra