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Hay algunas grandes leyes que rigen todo el pensamiento, al igual que existen algunas leyes
fundamentales de la química, la física y la mecánica, por ejemplo. Sabemos que el control del
pensamiento es la Llave del Destino, y con el fin de aprender a controlarlo tenemos que saber y
entender estas leyes, al igual que el químico tiene que entender las leyes de la química y el
electricista tiene que conocer las leyes de la electricidad.
Una de las grandes leyes mentales es la ley de sustitución. Esto significa que la única manera de
librarse de un determinado pensamiento es sustituirlo por otro. No se puede descartar un
pensamiento directamente, solo puede hacerse mediante la sustitución. En el plano físico es
diferente, puedes dejar caer un libro o una piedra con sólo abrir la mano y así dejar que se vayan;
pero con el pensamiento, esto no funciona. Si deseas eliminar un pensamiento negativo, la única
manera de hacerlo es pensar en algo positivo y constructivo.
Cuando los pensamientos negativos vengan a ti, no luches contra ellos, sino que piensa en algo
positivo. Preferiblemente piensa en Dios; pero si eso te resulta difícil en este momento, piensa en
alguna idea positiva o constructiva, y luego el pensamiento negativo se desvanecerá.
A veces sucede que los pensamientos negativos parecen atraparte con tanta fuerza que no puedes
superarlos. Eso es lo que se llama un ataque de ansiedad o de preocupación, o tal vez incluso un
ataque de ira. En tal caso, lo mejor es ir a ver una buena película o un juego, o leer un libro
interesante, por ejemplo, una buena novela, biografía, un libro de viaje o algo por el estilo. Si te
sientas a luchar contra la marea negativa es probable que el único resultado que obtengas sea el
de aumentarla.
Vuelve tu atención hacia algo muy distinto, niegate rotundamente a pensar o a recrear la
dificultad, y, más tarde, después que haber conseguido alejarse por completo, puedes volver con
confianza y afrontarlo mediante un tratamiento espiritual. “Yo les digo no resistan al mal” [Mateo
5:39]
2.- LA LEY DE RELAJACIÓN
Otra de las grandes leyes mentales es la Ley de Relajación. En todo trabajo mental el esfuerzo se
anula a sí mismo, es decir cuanto más esfuerzo haga, menor será su resultado. Esto es justo lo
contrario de lo que encontramos en el plano físico, pero no nos sorprende porque sabemos que
en muchos casos las leyes de la mente son el reverso de las leyes de la materia.
En el plano físico, por lo general cuanto más esfuerzo hacemos mayor es el resultado. Mientras
más fuerte presiones un taladro más rápido atravesarás un tablón. Mientras más fuerte golpees
un clavo con el martillo más rápido penetrarás la pared. Mientras más duro trabajes excavando el
suelo más pronto tendrás una zanja. Sin embargo, en el caso del pensamiento ocurre exactamente
lo contrario.
Cualquier intento de presión mental está condenado de antemano al fracaso porque en ese
momento comienza la tensión, la mente deja de trabajar con creatividad y simplemente sigue el
viejo molde habitual. Cuando intenta forzar las cosas mentalmente, cuando intentas apurarte
mentalmente, simplemente detienes tu poder creador. Para permitir que tu mente vuelva a ser
creativa, debes suprimir la tensión relajándola conscientemente.
Todo trabajo mental, debe ser relajado, suave y sin prisas porque el esfuerzo se derrota a sí
mismo.
Tan pronto como la mente subconsciente acepta una idea, inmediatamente comienza a tratar de
llevarla a cabo y para ello utiliza todos sus recursos, los cuales son mucho mayores de lo que
comúnmente se supone. Para realizar tu propósito utiliza hasta el más mínimo conocimiento que
usted haya adquirido y mucho de los cuales has olvidado por completo. Moviliza los numerosos
poderes mentales que usted posee y muchos de los cuales nunca has utilizado conscientemente y
que son atraídos de la energía ilimitada de la mente de la raza. Alinea todas las leyes de la
naturaleza, que operan tanto dentro como fuera de usted, para conseguir su propósito.
Esta ley se aplica tanto a las ideas buenas como las malas. Esta ley, cuando se utiliza
negativamente, trae enfermedad, angustia, y fracaso; y cuando se utiliza positivamente trae salud,
libertad y éxito.
Las enseñanzas de la Biblia no dicen que sin importar lo que hagamos estaremos en armonía – eso
es idealismo- nos enseña que estaremos en armonía cuando nuestros pensamientos sean
positivos, constructivos y amables. De esto se deduce que la única cosa que tenemos que hacer es
conseguir que el subconsciente acepte la idea de lo que queremos manifestar y las leyes de la
naturaleza harán el resto; nos traerán la salud del cuerpo, circunstancias armoniosas y una exitosa
carrera. Nosotros damos las órdenes – la mente subconsciente hace el trabajo.
4 – LA LEY DE LA PRÁCTICA
La práctica hace al experto. Ese familiar proverbio encierra una de las grandes leyes de la
naturaleza humana y ya que es una ley, nunca, bajo ninguna circunstancia, puede romperse.
Para convertirse en experto en cualquier área, es preciso practicar. Sencillamente, no hay logro sin
práctica y mientras más se practique, inteligentemente, mayor será la destreza. Eso es cierto en el
estudio de la música, de un idioma, cuando se aprende a nadar, a patinar, a esquiar o a pilotear. Es
cierto en cualquier rama imaginable de la actividad humana. La práctica es el precio de la
maestría.
En la metafísica, los efectos de esta ley son particularmente impresionantes. El control del
pensamiento es, completamente una cuestión de práctica inteligente. Y la verdadera religión
puede muy bien resumirse como la Práctica de la Presencia de Dios. Pero observe que he dicho
una práctica inteligente. Forzar algo violentamente no es práctica inteligente, ni tampoco lo es la
monótona lentitud. La práctica es el secreto del éxito.
Esta ley universal es simbolizada en la naturaleza por el pájaro. Un pájaro tiene dos alas y ambas
deben funcionar antes que pueda volar.
Cuando comprendemos esta Ley, vemos la importancia de aceptar sólo la Verdad concerniente a
la vida en toda fase de nuestra experiencia. En efecto, por eso Jesucristo dijo: “Conozcan la Verdad
y la verdad les hará libres”. Ahora comprendemos por qué los sentimientos negativos (el miedo, la
crítica, etc) son tan destructivos y por qué una sensación de paz y de buena voluntad constituye un
enorme poder de curación.
6 – AQUELLO EN LO QUE PIENSAS, CRECE.
Esta es una máxima oriental y resume perfectamente las mayores y más fundamentales de todas
las leyes de la Mente. Cualquier cosa a la que le permitas ocupar tu mente, se magnificara en tu
vida. Cualquiera sea el asunto de tu pensamiento sea bueno o malo, la ley funciona y la condición
crece. Cualquier cosa que mantengas fuera de tu mente, tiende a disminuir en su vida, porque lo
que no se usa, se atrofia.
Mientras más pienses en tu indigestión o tu reumatismo, más se agravarán. Mientras más pienses
que estás saludable, mejor estará tu cuerpo. Mientras más pienses en las carencias, los malos
tiempos, etc., peor andarán tus negocios, y mientras más pienses en la prosperidad, la abundancia
y el éxito, más de estas cosas atraerás a tu vida. Mientras más pienses en tus tristezas o en las
injusticias que has sufrido, más pruebas de ese tipo seguirás recibiendo, y mientras más pienses
en la buena fortuna que has tenido, más bendiciones recibirás. Esta es la ley Mental básica,
fundamental, que lo incluye todo y en realidad toda enseñanza psicológica y metafísica no es
mucho más que un comentario sobre esta ley.
Es una ley mental inquebrantable que tienes que perdonar a otros si quiere superar las
dificultades y lograr un verdadero progreso espiritual.
La importancia vital del perdón quizás no sea tan obvia a primera vista, pero puede estar seguro
que no es simple coincidencia que todo gran maestro espiritual, comenzando por Jesucristo, haya
insistido tan enérgicamente en el perdón.
Debes perdonar las ofensas, pero no sólo de palabra, o como una simple formalidad, sino
sinceramente, de corazón y completamente. Tú no perdonas por el bien de otra persona, sino por
tu propio bien. Para esa persona puede que el perdón no marque ninguna diferencia, (a menos
que para él tu perdón sea algo muy valioso) pero para ti hará una tremenda diferencia.
El resentimiento, la condena, la ira, el deseo de ver a alguien ser castigado, son cosas que
corrompen tu alma, no importa que tan astutamente disimules esos sentimientos. Tienen un
contenido emocional, más fuerte de lo que cualquiera sospecharía, te atan a problemas. Te
encadenan a muchos otros problemas que en realidad no tienen nada que ver con los agravios
originales.
Perdonar no significa que debas simpatizar con el delincuente o que quieras conocerlo, sino que
debes desearle el bien. Por supuesto, no debes convertirse en un tapete. Por supuesto, no debes
permitir imposiciones o maltratos. Tú debes pelear tus propias batallas, y pelearlas con oración,
justicia y buena voluntad. No importa si puedes olvidar la ofensa o no, aunque si dejas de
recrearla probablemente la olvidaras, pero tú debes perdonar.
Extraido de libro “Make Your Life Worthwhile” by Emmet Fox./Traduccion de Marcela Allen
Herrera