Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
VOLUMEN IX/2005
Neumonías
VOLUMEN IX / 2005
NEUMONÍAS
ISBN: 84-8473-444-7
Depósito Legal: M-7065-2006
Monografías de la Sociedad Madrileña
de Neumología y Cirugía Torácica
VOLUMEN IX / 2005
NEUMONÍAS
Prólogo
José Luis García Satué, Javier Aspa Marco ................................7
Neumonía en el inmunodeprimido
Bárbara Steen . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 159
Las neumonías constituyen una de las causas más frecuentes que requieren atención médica. Se
estima que la incidencia actual de la neumonía adquirida en la comunidad (NAC), en la pobla-
ción adulta, es entre 2-10 casos /1.000 habitantes año, y, sabemos que la incidencia es mayor
entre los menores de 5 años y los mayores de 65. Del 20 al 65% de los pacientes con NAC
ingre-san en nuestros hospitales, siendo muy diversas las razones de esta amplia variabilidad:
edad y procedencia de los enfermos, atención en servicios de urgencias hospitalarios y,
comorbilidad asociada, entre otros. A su vez, se calcula que un 9% de los pacientes ingresados
lo hace en una cama de cuidados intensivos. La mortalidad global de la NAC se estima que es
del 5-15% entre los ingresados y mayor del 25% si el ingreso es en la UCI.
Por otro lado entre 5-15 pacientes por cada 1.000 ingresados desarrollan una neumonía que
no estaba presente en el momento del ingreso. La probabilidad de presentar esta
complicación es de 6 a 20 veces mayor si el ingreso es en UCI y la mortalidad en estas
neumonías adquiridas en el hospital supera de forma importante a la de la NAC.
Y, cuando miramos al futuro hay que considerar otros dos factores que hacen presuponer
un aumento tanto en el número como en la gravedad de las neumonías. Por un lado el
desarrollo de tratamientos, en cada vez más enfermedades, que producen
inmunodepresión. Por otro la mejoría en la supervivencia media de la población . Todos
estos datos en conjunto inciden en la importancia del mejor conocimiento de todos los
factores que influyen en el manejo de las neu-monías.
7
tro país cuenta con un buen y gran número de investigadores que desarrollan su actividad
en este campo. Hemos podido contar con la colaboración de algunos de ellos para la
elaboración de esta obra: desde aquí agradecemos a todos ellos su enorme colaboración.
Somos conscien-tes de la limitación de este trabajo, pero esperamos que sirva de estímulo
y ayuda para todos aquellos que, en su labor médica habitual atienden enfermos con este
tipo de infección respi-ratoria. Agradecemos, por último, la ayuda prestada por Astra
Zéneca para poder realizar esta monografía.
8
NEUMONÍAS: CONCEPTO, CLASIFICACIÓN
Y DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
Carlos José Álvarez Martínez
9
C.J. ÁLVAREZ MARTÍNEZ capítulo. Es el caso de la tuberculosis pul-
monar, las micosis pulmonares, como la his-
el llamado patrón neumónico o de ocupación toplasmosis, la mucormicosis o la aspergilo-
alveolar pues se caracteriza por zonas exten-sas sis, las infestaciones parasitarias, ciertos
de consolidación, incluso de todo el lóbu-lo. En cuadros respiratorios producidos por virus
la afectación por gérmenes como S. aureus o específicos como el síndrome respiratorio
bacilos gram-negativos (BGN) hay un exudado agudo o manifestaciones respiratorias de
inflamatorio agudo con intensa infil-tración infecciones sistémicas, como el síndrome de
polimorfonuclear, con frecuencia con necrosis y distrés respiratorio agudo en la sepsis.
microabscesos; suele haber una fase de Aunque la definición de neumonía es
organización previa a la resolución. Con ana-tomopatológica y microbiológica, es
frecuencia la lesión afecta a los bron-quiolos y excep-cional disponer de histología y con
sus espacios aéreos distales de for-ma frecuen-cia no se puede determinar el germen
parcheada: es la denominada bronco-neumonía. causal
Cuando la necrosis es extensa, se forman zonas a nivel pulmonar(1,3,5,12-14). Por ello el diag-
de pus que, si se comunican con un bronquio, se nóstico suele ser un diagnóstico sindrómico,
drenan parcialmente for-mando cavidades o basado en el cuadro clínico y la demostración
abscesos, dando la neu-monía necrotizante o el de un infiltrado pulmonar. Pueden apoyarlo
absceso pulmonar, según el tamaño y número de la leucocitosis y otros rectantes de fase agu-
cavidades. En la neumonía intersticial, frecuente da, los datos microbiológicos si se dispone de
en ciertas neumonías virales o por ellos y la evolución con tratamiento (1,2,12).
Pneumocystis jirove-ci, hay edema e infiltrado Las principales manifestaciones clínicas de la
inflamatorio inters-ticial, agudo o linfocitario, o neumonía son la tos, la expectoración puru-
lesiones de daño alveolar difuso. Aunque lenta o herrumbrosa, la disnea, el dolor pleu-
radiológicamente pue-den reconocerse rítico y la fiebre. Los síntomas son inespecí-
diferencias entre un patrón neumónico y una ficos y distinguen mal entre neumonía y otras
bronconeumonía, son difí-ciles de apreciar, hay enfermedades respiratorias(12). La semiología
variabilidad grande en su interpretación y no pulmonar, crepitantes y signos de consolida-
permiten orientar un diagnóstico ción, es también poco sensible y poco espe-
etiológico(3,5,11). cífica para el diagnóstico(1,12,15). Un estudio
realizado por tres médicos ciegos al diag-
El germen causal de la neumonía bacte- nóstico en 52 pacientes con infección respi-
riana o viral puede identificarse con tinciones ratoria aguda (24 de ellos con neumonía)
y técnicas específicas en el tejido, sobre todo demostró sensibilidad entre el 47 y el 69% y
en las fases iniciales, y puede demostrarse especificidad entre el 58 y el 75% (15); esto en
tam-bién mediante cultivos apropiados del esta población con una prevalencia de neu-
parén-quima si se obtiene de forma estéril y monía de casi el 50%, cuando la proporción
se tra-ta adecuadamente. Sin embargo, en de pacientes con neumonía entre los que se
contextos clínicos, es poco frecuente disponer presentan con clínica respiratoria aguda pue-
de una biopsia precozmente(12). Para el de ser tan baja como el 6 ó 7%(12). En una
diagnóstico etiológico de la neumonía existen revisión de la literatura sobre el valor de los
distintas téc-nicas, invasoras o no, que se datos de exploración para el diagnóstico de
tratarán en el capítulo correspondiente. neumonía, concluyen que sólo la normalidad
Muchos son los agentes que pueden cau-sar de temperatura, frecuencia cardiaca y fre-
infección pulmonar. Determinadas infec-ciones cuencia respiratoria, conjuntamente, reduce
tienen características clínicas, radio-lógicas, la probabilidad de neumonía. La auscultación
histológicas, terapéuticas y evolutivas muy pulmonar normal apenas la reduce y los cre-
diferentes a los agentes habituales de la pitantes la aumentan poco(12).
neumonía, por lo que se excluyen de esta
denominación y no serán tratadas en este
10
NEUMONÍAS: CONCEPTO, CLASIFICACIÓN Y DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
ba (2,6,7,19-21)
11
C.J. ÁLVAREZ MARTÍNEZ
Infiltrado radiológico
Neumonía adquirida en
la comunidad.
Valoración de ingreso
Comorbilidad Sí
descompensada o necesidad Tratamiento ingresado
de tratamiento hospitalario
Tratamiento en UCI
Alto riesgo
Valoración pronóstica Sí
(Fine o CURB65)
Bajo riesgo
12
NEUMONÍAS: CONCEPTO, CLASIFICACIÓN Y DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
13
C.J. ÁLVAREZ MARTÍNEZ
14
NEUMONÍAS: CONCEPTO, CLASIFICACIÓN Y DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
SEPAR: Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica; ATS: America Thoracic Society; BTS: Brithish
Thora-cic Society.
do tener importancia para predecir etiologías ción de 20 parámetros. Con esa puntuación se
menos habituales, mala evolución y mortali- clasifica en uno de cinco estratos, diferencia-
dad(1,3,20). Con ellos se orienta el tratamiento dos por su mortalidad (Tabla 4). Es una buena
antibiótico inicial y se establece el nivel de cui- clasificación pronóstica pues trabajos poste-
dados necesarios, indicando el ingreso hos- riores han confirmado la fiabilidad de las pre-
pitalario o el tratamiento ambulante (1,3,30,31). En dicciones(20,30,33). Un paciente menor de 50
la tabla 3 se señalan algunos factores de ries-go años, sin ninguna de las enfermedades de la
propuestos por ciertas sociedades científi-cas, tabla 4, con estado de conciencia normal y sin
que se tratarán exhaustivamente en el capítulo 4 alteración importante de signos vitales, puede
de esta monografía. asignarse al grupo I, de bajo riesgo, sin nece-
sidad de determinaciones analíticas. En el res-
Clasificaciones pronósticas de to de casos, se valoran ciertas determinacio-nes
Fine y CURB65 analíticas para clasificar al paciente en los
La clasificación pronóstica de Fine (32) o PSI grupos II a V(21). Esta clasificación pronóstica
(pneumonia severity index), elaborada sobre una ayuda en la valoración de la necesidad de ingre-
cohorte grande de pacientes y validada en otra so(20,21). Pacientes de bajo riesgo podrían tra-
cohorte, asigna una puntuación en fun- tarse en domicilio, el grupo III podría tratarse
15
C.J. ÁLVAREZ MARTÍNEZ
I < 50 0,1
II 51 – 70 0,6
III 71 – 90 2,8
IV 91 – 130 8,2
V > 130 29,2
en domicilio o requerir ingreso corto, y los gru- renal y parámetros de gravedad clínica como
pos IV y V se tratarían ingresados. La etiología los factores pronósticos más importantes(35).
de la neumonía también difiere en función del
grupo de riesgo de Fine. En un estudio espa- Clasificación en función de la necesidad
ñol(31) de 247 pacientes con NAC de bajo ries- de ingreso hospitalario
go (Clases I a III) se identificó la causa en 162 La clasificación prioritaria de la NAC en la
(66%). En la clase I, el 69% de los episodios actualidad está en función de la necesidad de
fueron debidos a gérmenes atípicos y el pató- ingreso: NAC que puede tratarse ambulato-
geno más frecuente fue M. pneumoniae. En las riamente, NAC que requiere ingreso hospita-
clases II y III fue más frecuente el S. pneumo- lario y NAC que requiere ingreso en una uni-
niae (45% de los episodios). dad de cuidados intensivos (UCI)(21,30). Esto va
Otra clasificación pronóstica propuesta es la a depender de la gravedad y del pronóstico, en
CURB65(34), que se basa en 4 variables y la lo que ayudan escalas como la de Fine o la
edad (Tabla 5). Estratifica a los pacientes según CURB-65, de circunstancias sociales y perso-
la puntuación, con probabilidades de muerte nales del paciente y del juicio del médico res-
entre el 0,7%, si tiene cero puntos, al 40% si ponsable(12,20,21,30). En la mayoría de estudios,
tienen 4 puntos o más. También puede ser útil un 30-40% de pacientes con clases de ries-go
para valorar la necesidad de ingreso(1). bajas son ingresados justificadamente(12,33). Por
Otros estudios en muestras amplias han tanto, la clasificación para elegir el lugar de
propuesto otros sistemas de clasificación, que cuidados se debe hacer en tres pasos (Fig. 1) (21).
también identifican edad, comorbilidad, fallo En primer lugar, hay que considerar si
16
NEUMONÍAS: CONCEPTO, CLASIFICACIÓN Y DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
17
C.J. ÁLVAREZ MARTÍNEZ
41)
la misma forma(6). Su mortalidad, aunque menor . En la tabla 6 se muestra el diagnóstico
que la de pacientes en ventilación mecá-nica, es dife-rencial de la NAC, de la NIH y de la
sustancial: 21% en un trabajo sobre 2.466 neumonía en inmunodeprimidos. Muchas
pacientes con NIH postoperatoria(38). de las alter-nativas son entidades
relativamente infre-cuentes o incluso raras,
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL razón por la que se precisa una especial
El diagnóstico de neumonía suele basarse en atención para su diag-nóstico.
la clínica y en la radiología. Muchos otros Para el diagnóstico diferencial hay que tener
cuadros pueden producir un cuadro similar 39- en cuenta factores epidemiológicos, ante-
18
NEUMONÍAS: CONCEPTO, CLASIFICACIÓN Y DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
cedentes del paciente, factores de riesgo, carac- den por los conductos alveolares y alvéolos res-
terísticas del cuadro clínico y posibles mani- petando la arquitectura(42,43). Su diferenciación
festaciones extrapulmonares(41). Hay que valo- con la NAC puede ser imposible inicialmen-
rar la posible exposición a sustancias y gases te(40,41). El diagnóstico se basa en el cuadro clí-
tóxicos, a antígenos orgánicos o inorgánicos, nico-radiológico, biopsia pulmonar transbron-
profesional o no, y a fármacos o drogas (41). quial con una histología compatible y que
Enti-dades muy frecuentes en la práctica clínica, descarte otros procesos, y con la respuesta a
como el embolismo pulmonar, el edema pul- esteroides(39,41,42). La recurrencia es frecuente,
monar o el síndrome de distrés respiratorio del en un tercio o más de pacientes(42-44).
adulto, pueden plantear, en función de su
presentación, problemas de diagnóstico dife- Alveolitis alérgica extrínseca
(40)
rencial con la neumonía . A continuación se También llamada neumonitis por hipersen-
describen las peculiaridades de algunas enti- sibilidad, se desencadena por antígenos orgá-
dades enunciadas en la tabla 6. No corres-ponde nicos, proteínas de microbios, hongos, plantas o
a esta monografía una descripción deta-llada ni animales, o por compuestos químicos inor-gánicos
exhaustiva de las mismas. Por último, se harán u orgánicos que provocan una inflama-ción
algunas consideraciones sobre la neu-monía que linfocitaria de la vía aérea periférica y el teji-do
no responde al tratamiento, pues con frecuencia intersticial circundante(41,42,45). Suele darse en un
se debe a otras patologías infec-ciosas o no ambiente de ocupación agrícola, textil, esca-
infecciosas yolistas, cuidadores de aves o contacto con loros o
periquitos, aunque cada vez es más frecuen-te la
Neumonía organizada criptogenética exposición domiciliaria(40,41,45). La forma agu-da
La neumonía organizada criptogenética o es la que más se confunde con una neumo-nía. Se
bronquiolitis obliterante con neumonía orga- presenta a las pocas horas de la exposición con
nizada(42) puede darse de forma aislada, idio- disnea, tos, fiebre, mialgias, leu-cocitosis y otros
pática, o asociada a otros procesos como conec- reactantes de fase aguda. Tras la retirada de la
tivopatías, fármacos, inhalación de gases tóxicos o exposición la clínica cesa en poco tiempo (41,45,46).
antígenos, radiación, trasplantes de médula ósea y Da un infiltrado radiológico micronodular
de órganos sólidos, enfermedades hema-tológicas y bilateral, inespecífico, que pue-de no apreciarse en
neoplasias sólidas, enfermedades tiroideas o la radiografía simple. La TC con cortes finos y
postinfecciosa(39,40,42,43). Se caracte-riza por un alta resolución es mucho más sensible y muestra
cuadro subagudo de tos escasa-mente productiva, un patrón parcheado de vidrio deslustrado y un
disnea, fiebre o febrícula y adelgazamiento; puede infiltrado micronodular y reti-cular, con frecuencia
haber un cuadro pseu-dogripal previo (41-43). En la de distribución peribron-quiolar(42,45,46). En cortes
exploración lo más característico son los estertores en espiración puede demostrarse un patrón
crepitantes y, en la analítica sanguínea, elevación parcheado de atrapa-miento aéreo por la
de reac-tantes de fase aguda como la VSG, y bronquiolitis asociada(42,45). La exposición
leucoci-tosis moderada(41,42). Es frecuente la repetida da formas subagudas y crónicas que
hipoxe-mia(42). Lo más característico en la pueden desembocar en fibrosis pulmonar
radiografía torácica son los infiltrados alveolares irreversible(46). El diagnóstico se basa en el
bilatera-les de carácter parcheado y no antecedente de la exposición, que requie-re un
segmentario(41- interrogatorio dirigido, la clínica, las alte-raciones
43) aunque pueden ser localizados. A funcionales y radiológicas, y es apoya-do al
veces tie-nen un carácter migratorio(43). La demostrar sensibilización a los antígenos causales
histología característica son yemas de tejido de (pruebas cutáneas, precipitinas e IgE específicas).
granula-ción que rellenan y ocupan la luz de los La presencia de precipitinas sólo indica
bron-quíolos terminales y respiratorios y se exposición. La fibrobroncoscopia (FB)
extien-
19
C.J. ÁLVAREZ MARTÍNEZ
de ser de hasta un mes(49), caracterizada por
fiebre alta, tos seca, mialgias y, de forma
es útil en el diagnóstico. El lavado broncoalve- inconstante, dolor pleurítico y disnea. La insu-
olar (LBA) muestra linfocitosis con predominio ficiencia respiratoria es prominente, de ins-
de CD8. La biopsia pulmonar transbronquial tauración también aguda y con frecuencia pre-
demuestra infiltrado peribronquiolar e intersti- cisan ventilación mecánica(49). Puede haber
cial por linfocitos y otras células mononuclea- eosinofilia en esputo. No cursa con eosinofilia
res, y granulomas sarcoideos ocasionales(42,45). periférica inicial o es leve, sino con leucocito-
La provocación es raramente necesaria y debe sis y neutrofilia. En la radiografía hay un infil-
hacerse en un entorno hospitalario (45). Lo fun- trado difuso que puede ser intersticial inicial-
damental en el tratamiento es evitar el antíge-no mente y que progresa a formas alveolares o
causal. En la forma aguda se usa una pauta corta mixtas. Son frecuentes las líneas B de Kerley
que, en ausencia de cardiomegalia pueden ser
de esteroides(45).
una clave para el diagnóstico. Puede haber
Neumonía eosinofílica crónica derrame pleural bilateral, visible sobre todo en
La clínica de presentación es subaguda, de la TC. La toracocentesis demostrará un exu-
semanas o meses de duración (40,47), con tos dado con eosinofilia(49). El LBA demuestra de
escasamente productiva, fiebre o febrícula, forma característica eosinofilia importante
(mayor del 25% de las células recuperadas) e
disnea y adelgazamiento(41). Con frecuencia hay
incremento de linfocitos y neutrófilos. El diag-
antecedente de asma. En dos tercios de los
nóstico se establece en base al cuadro clínico,
pacientes hay eosinofilia de leve a mode-rada en
eosinofilia en el LBA y descartar otras causas
sangre y aumento de IgE(41,47); hay también
de eosinofilia pulmonar, toxicidad pulmonar
eosinofilia en esputo en más de la mitad de los
por fármacos o drogas e infección (49). El trata-
pacientes(47). Los hallazgos radio-lógicos son
miento se basa en los esteroides, aunque pue-de
variables; lo más característico (60%) son
infiltrados alveolares bilaterales, no haber resolución espontánea(49) y no hay
segmentarios, de distribución periférica (en el recurrencias (47).
tercio externo) y predominio en lóbu-los
superiores(41,47). A veces adopta la forma del Otros síndromes pulmonares eosinofílicos
negativo del edema agudo pulmonar, que no es La aspergilosis broncopulmonar alérgica
(ABPA) está causada por hipersensibilidad a
específico de este cuadro(41,47). El LBA muestra
eosinofilia, generalmente prominente (más del Aspergillus fumigatus u otros hongos(47). Para el
20%)(47). La histología típica se carac-teriza por diagnóstico se han establecido criterios, bási-
un infiltrado inflamatorio rico en eosinófilos, camente consistentes en la presencia de asma,
linfocitos y ocasionales abscesos bronquiectasias centrales (80% de los casos),
(41) eosinofilia, infiltrados pulmonares, incremen-to de
eosinofílicos . El diagnóstico se establece por
IgE total y datos de hipersensibilidad al hongo,
la conjunción de los datos clínico-radiológi-cos,
eosinofilia en sangre y en el lavado, exclu-sión mediante reacción cutánea tardía y demostración
de otras causas de eosinofilia y la res-puesta al de IgE e IgG específicas a Asper-gillus. El
tratamiento esteroideo, típicamente muy diagnóstico diferencial con la neu-monía se
establece sobre todo en el estadio agudo o en las
rápida(41,47). Cuadros similares se han aso-ciado
exacerbaciones, en que apa-recen los infiltrados
a fármacos como nitrofurantoína, anti-
comiciales, antidepresivos, citotóxicos, beta- pulmonares, asociados generalmente a signos de
bloqueantes o inhibidores del enzima pérdida de volu-men(40); duran semanas y se
convertidor de angiotensina(48). resuelven espon-táneamente o con tratamiento
esteroideo(47). Hay dos cuadros muy relacionados
Neumonía eosinofílica aguda con la ABPA
Es una enfermedad de presentación agu-
da, generalmente menos de 7 días pero pue-
20
NEUMONÍAS: CONCEPTO, CLASIFICACIÓN Y DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
21
C.J. ÁLVAREZ MARTÍNEZ
que afectó a más de 20.000 personas en Espa- monar por leucemia o linfoma, el linfoma pul-
ña(53) y el síndrome de mialgia-eosinofilia monar primario, la granulomatosis linfoma-
aso-ciado a un preparado de L-triptófano(54). toide y los infiltrados linfoides benignos, como
el pseudolinfoma o la neumonitis intersticial
Patología pulmonar por radiación linfoide, pueden cursar con infiltrados alveo-
Hay una forma precoz de neumonitis por lares y malinterpretarse como neumonía(39,41).
radiación, generalmente dentro de los tres pri-
meros meses, con tos, disnea, fiebre de bajo Patología pulmonar por aspiración,
grado e infiltrado alveolar, con frecuencia limi- inhalación y neumonía lipoidea
tado a la zona de radiación (39). Otra presenta- La aspiración importante de material gás-
ción es como bronquiolitis obliterante con neu- trico produce un cuadro de distrés. Si no hay
monía organizada, que puede aparecer en sobreinfección, los infiltrados se resuelven rápi-
cualquier localización, incluso de forma migra- damente(39). La inhalación de gases o tóxicos, si
toria. La forma tardía es una forma de fibrosis alcanzan la pequeña vía aérea, también pro-
pulmonar secundaria(39). ducen edema e infiltrado pulmonar. General-
mente es evidente esta exposición pero pue-de
Afectación pulmonar neoplásica pasar inadvertida si hay un tiempo de latencia
El carcinoma bronquioloalveolar se mani- entre la exposición y la clínica, y si los gases no
fiesta como infiltrados alveolares y es la enti- son irritantes de vía aérea superior, como el
dad que más puede confundirse con una neu- fosgeno(40). La neumonía lipoidea se debe a la
monía(39,41). Ocasionalmente también puede aspiración recurrente de material ole-oso, como
haber confusión con la linfangitis carcinoma- el que hay en ciertos laxantes orales
tosa o con un carcinoma broncogénico central y en gotas nasales(39). Suele aparecer en per-
asociado a atelectasia o a condensación dis- sonas de edad avanzada o con problemas de
tal. Hay que tenerlo en cuenta en las neumo- deglución. Da pocos síntomas pero a veces se
nías de lenta resolución. La infiltración pul- presenta de forma aguda, con leucocitosis. Cur-
22
NEUMONÍAS: CONCEPTO, CLASIFICACIÓN Y DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
sa con infiltrado alveolar en zonas declives del monía pueden plantear el diagnóstico dife-
pulmón; la TC puede demostrar densidad gra-sa rencial con la neumonía. Es el caso de la
en el infiltrado y pueden demostrarse macró- tuber-culosis o de la aspergilosis entre un
fagos cargados de grasa en el LBA, útil para su gran núme-ro de patologías pulmonares
diagnóstico en el contexto apropiado(39). por hongos, parásitos, virus o bacterias(40).
23
C.J. ÁLVAREZ MARTÍNEZ
anaerobios(58), y muchas de las entidades no
infecciosas descritas antes (Tabla 6). La fibro-
si el diagnóstico fue sindrómico, que permita broncoscopia es muy rentable para descartar
nueva evaluación diagnóstica y terapéutica en factores subyacentes y otras etiologías, infec-
caso de mala evolución. La fiebre suele mejo- ciosas o no(40,58). Neumonía recurrente es cuan-
rar en 2-4 días(3,18,55), la leucocitosis y otros do reaparece tras una resolución completa del
reactantes de fase aguda revierten a partir del episodio previo(5,58). Cuando la causa es infec-
tercer o cuarto día(3,55) pero la resolución radio- ciosa suele haber una causa subyacente, como
lógica es más lenta; a las dos semanas se ha bronquitis crónica, bronquiectasias, insufi-
normalizado en un 50-60% y a las ocho sema- ciencia cardiaca, diabetes mellitus, etilismo
nas en el 85-90%(1,3,18,39,55). Una alteración crónico, insuficiencia renal, sinusitis crónica,
radiológica persistente debe hacer sospechar neoplasia maligna, alteraciones de la con-
patología subyacente estructural, como neo- ciencia o de la deglución o inmunosupresión(5).
plasias obstructivas o bronquiectasias. La recurrencia en una misma localización apo-
Se considera mala evolución la persisten-cia ya la existencia de lesiones en los bronquios
o progresión de las manifestaciones clíni-cas, que drenan esa zona. Los infiltrados recu-
radiológicas o biológicas secundarias a la rrentes, sobre todo si no hay causa predispo-
neumonía(3,18,55,56) e identifica a un grupo de nente de neumonía, pueden deberse a pato-logía
mayor mortalidad(55-57). La causa más frecuente inflamatoria no infecciosa, como infiltrados
es infecciosa, bien persistencia del patógeno pulmonares eosinófilos, neumo-nía organizada
inicial bien neumonía nosocomial sobre criptogenética o alveolitis alér-gica extrínseca.
impuesta, aunque deben valorarse causas no
infecciosas(40,55,56). Hay numerosos factores
aso-ciados a mala evolución (1-3,6,18,30,39,55,57): la
BIBLIOGRAFÍA
mayor edad del paciente, la comorbilidad severa 1. BTS Guidelines for the Management of
Com-munity Acquired Pneumonia in
o la mayor gravedad de la neumonía: mayor Adults. Tho-rax 2001; 56 (Suppl 4): 1-64.
pun-tuación de Fine, mayor extensión
2. Álvarez Rocha L, Alós JI, Blanquer J, Álvarez
radiológica, derrame pleural o cavitación, Lerma F, Garau J, Guerrero A, et al. Guías para
bacteriemia y ciertas etiologías (S. aureus, P. el manejo de la neumonía comunitaria del
aeruginosa, L. pneumophila o BGN). También adulto que precisa ingreso en el hospital. Medi-
el retraso en el inicio del tratamiento o el cina Intensiva 2005; 29: 21-62.
tratamiento inefi-caz. Y, por supuesto, que no se 3. Niederman MS, Mandell LA, Anzueto A,
trate de una neumonía. Bass JB, Broughton WA, Campbell GD, et al.
Neumonía crónica es la que presenta un Gui-delines for the management of adults
infiltrado persistente junto a sintomatología with community-acquired pneumonia.
Diagnosis, assessment of severity,
persistente o progresiva más de un mes(40,58). antimicrobial therapy, and prevention.
Cuando la causa es bacteriana, los gérmenes más American Journal of Respi-ratory & Critical
frecuentes son H. influenzae (46%), Strep-tococcus Care Medicine 2001; 163: 1730-54.
alfa-hemolítico (22%), P. aeruginosa (10%), S. 4. Colice GL, Morley MA, Asche C, Birnbaum
aureus (9%) y es menos frecuente el S. HG. Treatment costs of community-acquired
pneu-monia in an employed population.
pneumoniae (4%)(40,58). Es frecuente la pato-logía
Chest 2004; 125: 2140-5.
pulmonar subyacente, sobre todo enfer-medad
5. General features of pulmonary infection. En:
pulmonar obstructiva crónica, neo-plasias y otras Fraser RS, Müller NL, Colman N, Paré PD, eds.
alteraciones estructurales broncopulmonares (58). Diagnosis of diseases of the chest. Philadel-
También cursan así infec-ciones por micobacterias, phia: W.B. Saunders, 1999. p. 697-733.
hongos (Aspergillus o, en áreas endémicas, 6. Niederman MS, Craven DE. Guidelines for the
Coccidioides, Blas-tomyces o histoplasma) o por Management of Adults with Hospital-acquired,
gérmenes como Nocardia, Actinomyces,
Rhodococcus equi o
24
NEUMONÍAS: CONCEPTO, CLASIFICACIÓN Y DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
Ventilator-associated, and Healthcare-asso- 18. Bartlett JG, Dowell SF, Mandell LA, File-
ciated Pneumonia. American Journal of Jr TM, Musher DM, Fine MJ. Practice
Res-piratory & Critical Care Medicine guidelines for the management of
2005; 171: 388-416. community-acquired pneumonia in adults.
7. Jorda MR, Torres MA, Ariza Cardenal FJ, Infectious Diseases Society of America.
Álva-rez LF, Barcenilla GF, et al. Clin Infect Dis 2000; 31: 347-82.
Recoendaciones para el tratamiento de la 19. Houck PM, Bratzler DW, Nsa W, Ma A,
neumonía nosoco-mial grave. Archivos de Bar-tlett JG. Timing of antibiotic
Bronconeumología 2004; 40: 518-33. administration and outcomes for Medicare
8. Mortensen EM, Coley CM, Singer DE, Marrie TJ, patients hospi-talized with community-
Obrosky DS, Kapoor WN, et al. Causes of death for acquired pneumo-nia. Archives of Internal
patients with community-acquired pneu-monia: Medicine 2004; 164:637-44.
results from the Pneumonia Patient Out-comes 20. American College of Emergency
Research Team cohort study. Archives of Internal Physicians. Clinical policy for the
Medicine 2002; 162: 1059-64. management and risk stratification of
9. Koivula I, Sten M, Makela PH. Prognosis after community-acquired pneu-monia in adults
community-acquired pneumonia in the elderly: a in the emergency depart-ment. Annals of
population-based 12-year follow-up study. Archi- Emergency Medicine 2001; 38: 107-13.
ves of Internal Medicine 1999; 159: 1550-5. 21. Mandell L, Bartlett JG, Dowell SF, File-Jr
10. McIntosh K. Community-acquired TM, Musher DM, Whitney C. Update of
pneumonia in children. New England practice guidelines for the management of
Journal of Medicine 2002; 346: 429-37. Commu-nity-Acquired Pneumonia in
immunocom-petente adults. Clin Infect
11. Albaum MN, Hill LC, Murphy M, et al. Dis 2003; 37: 1405-33.
Inte-robserver reliability of the chest
radiograph in community-Acquired 22. Johnson JL, Hirsch CS. Aspiration
Pneumonia. Chest 1996; 110: 343-50. pneumonia. Recognizing and managing a
potentially gro-wing disorder.
12. Metlay JP, Fine MJ. Testing strategies in Postgraduate Medicine 105; 113: 99-102.
the initial management of patients with
commu-nity-acquired pneumonia. Annals 23. Shorr AF, Susla GM, O’Grady NP.
of Internal Medicine 2003; 138: 109-18. Pulmonary infiltrates in the non-HIV-
infected immuno-compromised patient:
13. Fine MJ, Stone RA, Singer DE, Coley CM, etiologies, diagnostic strategies, and
Marrie TJ, Lave JR, et al. Processes and out- outcomes. Chest 2004; 125: 260-71.
comes of care for patients with community-
acquired pneumonia: results from the Pneu- 24. Aguado García JM. Infecciones en
monia Patient Outcomes Research Team inmuno-deprimidos. En: López Encuentra
(PORT) cohort study. Archives of Internal A, Martín Escribano P, eds. Neumología
Medi-cine 1999; 159: 970-80. en Atención Pri-maria. Madrid: Grupo
Aula Médica, 1999. p. 367-80.
14. File TM. Community-acquired pneumonia.
Lancet 2003; 362: 1991-2001. 25. Peckham D, Elliott MW. Pulmonary
infiltra-tes in the immunocompromised:
15. Wipf JE, Lipsky BA, Hirschmann JV, diagnosis and management. Thorax 2002;
Boyko EJ, Takasugi J, Peugeot RL, et al. 57 (Suppl 2): II3-II7.
Diagnosing pneu-monia by physical
examination: relevant or relic? Archives of 26. Park DR, Sherbin VL, Goodman MS, Pacífico
Internal Medicine 1999; 159: 1082-7. AD, Rubenfeld GD, Polissar NL, et al. The etio-
logy of community-acquired pneumonia at an
16. Basi SK, Marrie TJ, Huang JQ, Majumdar SR.
urban public hospital: influence of human
Patients admitted to hospital with suspected
immunodeficiency virus infection and initial
pneumonia and normal chest radiographs: epi-
severity of illness. Journal of Infectious Disea-
demiology, microbiology, and outcomes. Ame- ses 2001; 184: 268-77.
rican Journal of Medicine 2004; 117: 305-11.
27. Cebular S, Lee S, Tolaney P, Lutwick L. Com-
17. Syrjälä H, Broas M, Suramo I, Ojala A, Läbde S.
munity-acquired pneumonia in immunocom-
High-resolution computed tomography for the
promised patients. Opportunistic infections to
diagnosis of community-acquired-pneu-monia.
consider in differential diagnosis. Postgraduate
Clin Infect Dis 1998; 27: 358-63.
Medicine 2003; 113: 65-6.
25
C.J. ÁLVAREZ MARTÍNEZ Surgical Quality Improvement Program. Deve-
lopment and validation of a multifactorial risk
28. Dorca J, Bello S, Blanquer J, de Celis R, index for predicting postoperative pneumonia
Moli-nos L, Torres A, et al. Diagnóstico y after major noncardiac surgery. Annals of Inter-
trata-miento de la neumonía adquirida en la nal Medicine 2001; 135: 847-57.
comu-nidad. SEPAR. Arch Bronconeumol 39. Rome L, Murali G, Lippmann M. Nonresolving
1997; 33: 240-6. pneumonia and mimics of pneumonia. Medi-cal
29. File TM, Jr, Garau J, Blasi F, Chidiac C, Klugman Clinics of North America 2001; 85: 1511-30.
K, Lode H, et al. Guidelines for empiric anti- 40. Roig Cutillas J, Mertínez Benazet J,
microbial prescribing in community-acquired Domingo Ribas CH. Concepto y diagnóstico
pneumonia. Chest 2004; 125: 1888-901. diferencial de la neumonía. Arch
30. Grupo estudio neumonía adquirida en la comu- Bronconeumol 1998; 34 (Suppl 2): 3-10.
nidad. Área TIR. SEPAR. Recomendaciones 41. Lynch JP, Sitrin RG. Noninfectious mimics
para el diagnóstico y tratamiento de la neu- of community-acquired pneumonia. Semin
monía adquirida en la comunidad. Archivos de Res-pir Infect 1993; 8: 14-45.
Bronconeumología 2005; 41: 272-89. 42. Ryu JH, Myers JL, Swensen SJ. Bronchiolar
31. Falguera M, Sacristán O, Nogués A, Ruiz- disorders. American Journal of Respiratory &
Gon-zález A, García M, Manonelles A, et Critical Care Medicine 2003; 168: 1277-92.
al. Non-severe community-acquired 43. Epler GR. Bronchiolitis obliterans
pneumonia: corre-lation between cause and organizing pneumonia. Archives of
severity or comorbidity. Archives of Internal Medicine 2001; 161: 158-64.
Internal Medicine 2001; 161: 1866-72.
44. Lazor R, Vandevenne A, Pelletier A, Leclerc
32. Fine MJ, Auble TE, Yealy DM, Hanusa P, Court-Fortune, Cordier JF. Cryptogenic
BH, Weissfeld LA, Singer DE, et al. A orga-nizing pneumonia. Characteristics of
prediction rule to identify low-risk patients relapses in a series of 48 patients. American
with com-munity acquired pneumonia. N Journal of Respiratory & Critical Care
Engl J Med 1997; 336: 243-50. Medicine 2000; 162: 571-7.
33. Marras TK, Gutiérrez C, Chan CK. 45. Patel AM, Ryu JH, Reed CE. Hypersensitivity
Applying a prediction rule to identify low- pneumonitis: current concepts and future ques-
risk patients with community-acquired tions. Journal of Allergy & Clinical Immuno-
pneumonia. Chest 2000; 118: 1339-43. logy 2001; 108: 661-70.
34. Lim WS, Van der Eerden MM, Laing R, 46. Lacasse Y, Selman M, Costabel U, Dalphin
Boers-ma WG, Karalus N, Town GI, et al. JC, Ando M, Morell F, et al. Clinical
Defining community acquired pneumonia diagnosis of hypersensitivity pneumonitis.
severity on presentation to hospital: an
American Jour-nal of Respiratory & Critical
international deri-vation and validation
Care Medicine 2003; 168: 952-8.
study. Thorax 2003; 58: 377-82.
47. Allen JN, Davis W. Eosinophilic lung diseases.
35. Conte HA, Chen YT, Mehal W, Scinto JD,
Am J Respir Crit Care Med 1994; 150: 1423-38.
Qua-gliarello VJ. A prognostic rule for
elderly patients admitted with community- 48. Rossi SE, Erasmus JJ, McAdams HP, Sporn
acquired pneumonia. American Journal of TA, Goodman PC. Pulmonary drug toxicity:
Medicine 1999; 106: 20-8. radio-logical and pathologic manifestations.
36. Marras TK, Nopmaneejumruslers C, Chan CK. Radio-graphics 2000; 20: 1245-59.
Efficacy of exclusively oral antibiotic therapy in 49. Philit F, Etienne-Mastroianni B, Parrot A,
patients hospitalized with nonsevere com- Gue-rin C, Robert D, Cordier JF. Idiopathic
munity-acquired pneumonia: a retrospective acute eosinophilic pneumonia: a study of 22
study and meta-analysis. American Journal of patients. American Journal of Respiratory &
Medicine 2004; 116: 385-93. Critical Care Medicine 2002; 166: 1235-9.
37. Rhew DC, Tu GS, Ofman J, Henning JM, Richards 50. Seo P, Stone JH. The antineutrophil cytoplas-
MS, Weingarten SR. Early switch and early dis- mic antibody-associated vasculitides. Ameri-
charge strategies in patients with community- can Journal of Medicine 2004; 117: 39-50.
acquired pneumonia: a meta-analysis. Archives of 51. Noth I, Strek ME, Leff AR. Churg-Strauss
Internal Medicine 2001; 161: 722-7. syndrome. Lancet 2003; 361: 587-94.
38. Arozullah AM, Khuri SF, Henderson WG, Daley J.
Participants in the National Veterans Affairs
26
NEUMONÍAS: CONCEPTO, CLASIFICACIÓN Y DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
52. Schwarz MI, Brown KK. Small vessel vasculi- 56. Arancibia F, Ewig S, Martínez JA, Ruiz M,
tis of the lung. Thorax 2000; 55: 502-10. Bauer T, Marcos MA, et al. Antimicrobial
treatment failures in patients with community-
53. Sánchez-Porro VP, Posada dlP, de Andrés
acqui-red pneumonia: causes and prognostic
CP, Giménez RO, Abaitua BI. Toxic oil
impli-cations. American Journal of Respiratory
syndrome: survival in the whole cohort
& Cri-tical Care Medicine 2000; 162:154-60.
between 1981 and 1995. Journal of
Clinical Epidemiology 2003; 56: 701-8. 57. Roson B, Carratala J, Fernández-Sabe N,
Tubau F, Manresa F, Gudiol F. Causes and
54. Silver RM. Pathophysiology of the eosinophi- fac-tors associated with early failure in
lia-myalgia syndrome. Journal of Rheumato- hospita-lized patients with community-
logy 1996; 46 (Suppl): 26-36. acquired pneu-monia. Archives of Internal
55. Torres A, Menéndez R. Neumonía que no Medicine 2004; 164: 502-8.
res-ponde y neumonía progresiva. Arch 58. Kirtland SH. Chronic pneumonias. Semin
Bronco-neumol 2004; 40 (Suppl 3): 36-42. Res-pir Infect 1998; 13: 54-67.
27
MÉTODOS DIAGNÓSTICOS EN LAS
NEUMONÍAS: TÉCNICAS NO
INVASIVAS. TÉCNICAS INVASIVAS
Felipe Rodríguez de Castro, Jordi Solé Violán, Gabriel Julià Serdà
29
F. RODRÍGUEZ DE CASTRO ET AL.
la cifra de neutrófilos(12). También se ha suge-
rido que la deshidratación disminuye la sen-
una enfermedad crónica o el desarrollo de sibilidad de la radiografía en el diagnóstico de
insuficiencia cardiaca congestiva, incluso la neumonía, aunque los resultados en este
sin fiebre(2-4). sentido no son concluyentes(13).
En la exploración física, los hallazgos que Tradicionalmente, las neumonías se han
más frecuentemente se recogen son: taquip-nea, catalogado, desde el punto de vista radiológico,
taquicardia e hipertermia. Aunque la aus- en lobulares, intersticiales o bronconeumonías.
cultación pulmonar es habitualmente anóma-la, No obstante, esta clasificación morfológica es
los signos específicos de consolidación de escaso valor dado que estos patrones radio-
pulmonar –como matidez a la percusión, soplo lógicos no permiten establecer la etiología con
tubárico o egofonía–, están ausentes en dos razonable seguridad, ni siquiera por grandes
tercios de los casos de neumonía adquirida en la grupos de patógenos (bacteriana o no bacte-
comunidad (NAC) que precisan ingreso hos- riana)(14). Lo que sí va a poder determinar la
pitalario, y en la gran mayoría de los cuadros radiografía de tórax es la extensión de la afec-
más leves(2). Si bien la ausencia total de ano- tación, su evolución, la existencia de derrame
malías en la exploración física –incluida la fie- pleural o de una cavitación y, a veces, la pre-
bre, taquipnea, taquicardia y las alteraciones sencia de procesos no infecciosos que pueden
auscultatorias– reduce la probabilidad de que simular clínicamente una neumonía.
exista una neumonía a menos del 1%, no hay
una combinación de datos de la anamnesis o Tomografía computarizada de tórax
hallazgos semiológicos que permita confirmar En los pacientes con diagnóstico clínico de
la presencia de neumonía con suficiente fia- neumonía y radiografía de tórax normal se
bilidad(5) y, para establecer este diagnóstico ini- pueden observar infiltrados alveolares en la
cial, se requiere la existencia de infiltrados pul- tomografía computarizada (TC) torácica y
monares en la radiografía de tórax(6-8). mani-festaciones histopatológicas
características de neumonía (Fig. 1). Syrjälä et
Técnicas de imagen al.(9) compararon la sensibilidad diagnóstica de
la radiografía de tórax y la TC y demostraron
Radiografía simple de tórax que esta última identificaba un tercio adicional
Para la mayoría de los clínicos, la radio- de casos de neumonía en comparación con la
grafía de tórax continúa siendo la referencia primera. Otros estudios posteriores de base
básica para el diagnóstico de una neumonía. Sin poblacio-nal han confirmado estos hallazgos (15).
embargo, su fiabilidad está limitada por Estas observaciones, de relevancia clínica
diversos factores. Por un lado, hay zonas de incierta, cuestionan la validez de la radiografía
difícil visualización, como los segmentos api- de tórax como la prueba diagnóstica final para
cales inferiores y los lóbulos superiores(9); por esta-blecer la presencia o ausencia de neumonía
otro lado, existe una significativa variabilidad en pacientes con síntomas respiratorios agu-dos,
interpretativa entre distintos observadores (10). y sugieren que la presencia de infiltrados
Además, en los pacientes que tienen una dis- pulmonares en la radiografía simple sólo es un
torsión o destrucción del parénquima pulmo- marcador de gravedad del proceso y reflejo de
nar, como ocurre en el enfisema o en presen-cia la intensidad de la respuesta inflamatoria. No
de bronquiectasias(11), la apariencia radiológica obstante, desde un punto de vista práctico, el
de la neumonía puede ser com-pletamente papel de la TC en el abordaje diagnóstico
atípica y sólo la comparación con estudios habitual de la neumonía es muy limitado, aun-
previos puede dar la clave para esta-blecer el que algunos autores han sugerido que puede
diagnóstico. La neutropenia retrasa la aparición mostrar patrones radiológicos que permiten
del infiltrado radiológico, que pue-de hacerse
evidente sólo cuando se recupera
30
MÉTODOS DIAGNÓSTICOS EN LAS NEUMONÍAS : TÉCNICAS NO INVASIVAS. TÉCNICAS INVASIVAS
31
F. RODRÍGUEZ DE CASTRO ET AL.
respiratorios, fiebre menos elevada y tos inten- su pronóstico, establecer la etiología de la neu-
sa pero escasamente productiva. Las mani- monía tiene indudables ventajas. Por un lado,
festaciones extrapulmonares –cutáneas, neu- permite el conocimiento de la epidemiología
rológicas, hepáticas, cardíacas y renales– son local y la posibilidad de detectar bacterias mul-
más frecuentes y la auscultación pulmonar sue- tirresistentes, raras o de importancia epide-
le ser poco expresiva, lo que contrasta con unas miológica; por otro, posibilita el tratamiento
alteraciones radiológicas evidentes. Éstas sue- antimicrobiano dirigido, restringiendo su espec-
len consistir en infiltrados intersticiales, mal tro de actividad y limitando su toxicidad, su
definidos, de predominios basal e hiliar y con coste y el desarrollo de resistencias por pre-sión
aspecto de vidrio deslustrado (Fig. 3). En estos selectiva. Además, conocer la etiología de la
casos, el número de leucocitos es normal o está neumonía ayuda a determinar la duración del
ligeramente aumentado. tratamiento y la evaluación de fracasos tera-
El problema fundamental que presenta esta péuticos(25).
clasificación es que no tiene en cuenta que la Actualmente se dispone de un considera-ble
expresión clínica de una neumonía es el resul- número de técnicas diagnósticas que pue-den
tado de una compleja interacción entre el hués- ser útiles para establecer la etiología de la
ped y el patógeno causal, y que esta interacción neumonía. Su utilización dependerá funda-
puede ser muy variable de unos individuos a mentalmente de la gravedad del cuadro (26,27) –se
otros. Por consiguiente, si bien es cierto que, en utilizarán más técnicas diagnósticas cuan-to
ocasiones, algunos datos clínicos y radiológicos más graves sean las neumonías y pocas o
pueden ayudar a identificar pacientes con una ninguna en las NAC leves, en las que el pro-
mayor probabilidad de infección por ciertos nóstico es bueno y el número de patógenos
microorganismos (Tabla 1), ningún patrón clí- potenciales, limitado–(6-8), de su evolución y de
nico o radiológico es suficientemente específi-
la respuesta al tratamiento(28), del grado de
co como para permitir un diagnóstico etiológi-
inmunocompetencia y de otras circunstancias
co, particularmente en pacientes ancianos o con ambientales o específicas de cada paciente
alguna enfermedad de base(22-24). (Tabla 2). No hay una única prueba diagnós-tica
que permita identificar todos los patóge-nos
DIAGNÓSTICO MICROBIOLÓGICO potencialmente implicados en una neu-monía y
Aunque es posible que la identificación del todas tienen sus ventajas y sus limitaciones.
agente microbiológico responsable no mejore Además, aun utilizando una
32
MÉTODOS DIAGNÓSTICOS EN LAS NEUMONÍAS : TÉCNICAS NO INVASIVAS. TÉCNICAS INVASIVAS
33
F. RODRÍGUEZ DE CASTRO ET AL.
amplia batería de pruebas de diagnóstico de Gram del esputo se requiere prestar una cui-
microbiológico, el agente responsable de la dadosa atención a la recogida de la muestra,
infección no se puede determinar en una pro- rapidez en su procesamiento, esmero en su
porción importante de los casos y, cuando se preparación y pericia en su interpretación, para
identifica, la estrategia antibiótica empírica todo lo cual es necesario un personal experi-
ini-cial se modifica sólo en un número mentado(32). Además, ciertos morfotipos, como
pequeño de los pacientes. H. influenzae, son difíciles de identificar en la
tinción de Gram que tampoco es capaz de
Técnicas no invasivas detectar algunos patógenos frecuentes en la
NAC, como M. pneumoniae, Chlamydophila
Tinción de Gram del esputo pneumoniae, Legionella spp., Coxiella burnetii
Es la única técnica fácilmente accesible a o virus respiratorios. Por todas estas circuns-
todos los laboratorios que puede proporcionar tancias, la sensibilidad y la especificidad de esta
una identificación tentativa rápida del patóge-no técnica presentan una gran variabilidad en las
responsable de la NAC y ser de ayuda en la series publicadas(33).
(29, 30)
elección del tratamiento empírico inicial .
Sin embargo, no está exenta de problemas, el Cultivo de esputo
principal de los cuales es el de establecer con Plantea problemas semejantes a los men-
qué exactitud el esputo es un fiel repre-sentante cionados para la tinción de Gram. En un tercio
de las secreciones del tracto respira-torio de los casos, los pacientes son incapaces de
inferior, es decir, que no está contami-nado por expectorar y frecuentemente el espécimen reco-
patógenos que colonizan la orofaringe y que gido no es representativo del tracto respirato-rio
también son potenciales agentes etioló-gicos de inferior. Por otra parte, cerca de la mitad de los
la neumonía, como Streptococcus pneumoniae o pacientes con neumonía ha recibido trata-
Haemophilus influenzae. En gene-ral, sólo miento antimicrobiano antes de obtener un
alrededor de un tercio de las muestras de esputo espécimen de esputo, lo que puede alterar con-
pueden considerarse aceptables (no siderablemente el resultado. Es posible aislar
contaminadas), sin que esta proporción varíe en patógenos atípicos y virus en secreciones res-
relación con la gravedad de la neumonía(31). piratorias pero se precisan técnicas especia-les
Para obtener una información útil de la tinción no disponibles de forma generalizada. La
34
MÉTODOS DIAGNÓSTICOS EN LAS NEUMONÍAS : TÉCNICAS NO INVASIVAS. TÉCNICAS INVASIVAS
35
F. RODRÍGUEZ DE CASTRO ET AL. nella) tienen una sensibilidad muy baja pero
es altamente específico. Además, se pueden
a neumococos. No obstante, incluso en la neu- emplear distintas técnicas inmunológicas
monía de esta etiología, sólo la cuarta parte de para la detección de antígenos bacterianos,
los casos, a lo sumo, se asocia a bacteriemia (38). espe-cialmente del neumococo, en el líquido
Los hemocultivos positivos, además de iden- pleu-ral, lo que puede proporcionar algunos
tificar el agente causal con muy alta especifi- diag-nósticos adicionales a los obtenidos por
cidad, tienen un valor pronóstico. métodos rutinarios. También se deben
La práctica de hemocultivos en la NAC tri- realizar otras determinaciones como glucosa,
butaria de tratamiento ambulatorio no está jus- LDH, proteínas totales y pH que, previa
tificada por su escasa rentabilidad(35), y su rela- compara-ción con los niveles séricos
ción coste-eficacia en las neumonías que obtenidos simul-táneamente, permitirán
ingresan en el hospital es cuestionable (39,40). detectar la presencia de complicaciones.
Actualmente se recomienda la extracción de dos
hemocultivos seriados en los casos gra-ves (6- Detección de antígenos microbianos
8,36) Se pueden emplear diversas técnicas micro-
. Recientemente, y con objeto de racio-
biológicas para detectar la presencia de cier-tos
nalizar su empleo en la NAC, se ha propues-to
patógenos mediante la identificación de alguno
la obtención de hemocultivos en función del
de sus componentes en distintas mues-tras
riesgo de bacteriemia del paciente. Éste será
biológicas, fundamentalmente esputo, sue-ro,
bajo y, por tanto, no será preciso la extracción
de hemocultivos, en pacientes que hayan reci- orina y, como ya se ha mencionado, en líquido
bido tratamiento antibiótico durante la sema-na pleural. Los tests más frecuentemente utilizados
previa, y no tengan hepatopatía asociada, permiten la detección de S. pneu-moniae, L.
presión arterial sistólica <90 mm Hg, tem- pneumophila y virus respiratorios.
peratura < 35º C o ≥ 40º C, frecuencia car-diaca
≥ 125 lpm, BUN ≥ 30 mg/dl, sodio <130 Detección de antígenos en
mmol/L, ni recuento leucocitario inferior a muestras respiratorias
La inmunofluorescencia directa (IFD) fren-
5.000/mm3 o superior a 20.000/mm3. Si el
te a Legionella en esputo o en otras muestras
paciente no ha recibido antimicrobianos o pre-
respiratorias permite, en manos expertas y con
senta alguno de los signos o datos de labora-
equipos adecuados, la visualización directa del
torio señalados, el riesgo de bacteriemia es
patógeno en pocas horas y con una especifi-
moderado y bastaría con la obtención de una
muestra de hemocultivo. En el caso de que el cidad del 100%(25). Sin embargo, su sensibili-
paciente no haya recibido tratamiento anti- dad oscila entre un 30 y un 70% ya que para ser
biótico y, además, presente uno o más de los positiva, necesita un inóculo elevado y, por
datos señalados, su riesgo de bacteriemia es alto tanto, sólo suele ser útil en neumonías gra-
y será precisa la extracción de dos hemo- ves(43). Emplea anticuerpos serotipo-específi-
(41)
cultivos . cos, por lo que su rentabilidad también depen-
derá de la especie de Legionella de la que se
Estudio del líquido pleural trate y de los serotipos que se empleen.
La toracocentesis está indicada en todos los Recientemente se han desarrollado técni-cas
pacientes con neumonía y derrame pleu-ral de IFD para detectar células infectadas por C.
significativo, independientemente de la gra- pneumoniae en muestras respiratorias (espu-to,
vedad del cuadro clínico. La presencia de aspirado o lavado nasal, o exudado naso-
empiema inadvertido es uno de los factores faríngeo), utilizando anticuerpos monoclona-les
asociados a fallo terapéutico en las primeras 48- específicos de género y especie (44). Estas
(42)
72 horas del ingreso hospitalario . La tin-ción técnicas han mostrado una alta sensibilidad
de Gram y el cultivo del líquido pleural (para
bacterias aerobias, anaerobias y Legio-
36
MÉTODOS DIAGNÓSTICOS EN LAS NEUMONÍAS : TÉCNICAS NO INVASIVAS. TÉCNICAS INVASIVAS
pero baja especificidad (54-77%), por lo nóstica son la posibilidad de detectar antíge-
que se valora su potencial aplicación como nos durante varias semanas después del epi-
méto-do de cribado(45). El antígeno puede sodio (73% a la semana)(52,55), el retraso de
persistir durante meses tras la infección hasta una semana en la aparición de los antí-
aguda, lo que dificulta notablemente la genos en algunos casos y la descripción de
interpretación de los resultados. falsos positivos en niños menores de cinco
Para la detección de antígenos virales años, –portadores frecuentes de neumococos
(influenza, parainfluenza, adenovirus y virus en la nasofaringe(57)–; en broncópatas cróni-
respiratorio sincitial) se han desarrollado téc- cos colonizados(58), en sujetos infectados por
nicas de IFD, enzimoinmunoanálisis (EIA) o otros estreptococos, e incluso tras la vacuna-
inmunocromatografía (ICT), con las que se
ción antineumocócica(59). La recomendación
observa una gran sensibilidad en el aspirado
actual es que se realice la determinación de
nasofaríngeo. Estas dos últimas técnicas son las
antígeno neumocócico en orinas no concen-
más utilizadas, su ejecución es fácil y rápi-da y tradas, al menos, en los pacientes con neu-
su sensibilidad oscila entre un 70 y un monía que ingresa en el hospital y, preferi-
90%(46,47). Dada la cada vez más reconocida blemente, junto con la tinción de Gram de
importancia de los virus como agentes etioló- esputo(60).
gicos de la neumonía(48) y el desarrollo de nue- Aproximadamente el 80% de los pacien-tes
vos fármacos antivirales, se ha recomendado la con infección por L. pneumophila excreta
realización de estas técnicas diagnósticas en antígeno por la orina en algún momento evo-
casos de neumonías graves(6,8). lutivo de la enfermedad. La primera prueba de
detección de antígeno urinario fue des-crita en
Detección de antígenos en orina 1979(61). Desde entonces, numerosos autores
Desde 1917 en que fue realizada por pri- han confirmado su utilidad para el diagnóstico
mera vez(49), se han desarrollado diferentes de la neumonía por este patóge-no(62). Los
técnicas de aglutinación de látex, contrain- antígenos detectados son el lipo-polisacárido y
munoelectroforesis (CIF) y EIA para la detec- un epítopo común del lipopo-lisacárido de L.
ción de antígeno neumocócico, con resulta- pneumophila serogrupo 1. Las especies no
dos variables(50). Recientemente se ha pneumophila tienen un patrón característico de
comercializado un nuevo método de ICT de lipopolisacárido que no es revelado por las
membrana que, en sólo 15 minutos y de for- técnicas diagnósticas habi-tuales que detectan,
ma sencilla, permite la detección en orina del fundamentalmente, el serogrupo 1 de L.
polisacárido C de la pared del neumococo pneumophila. Aunque éste es el más frecuente,
(específico de especie)(51). Esta prueba tiene existen otros serogrupos y especies capaces de
una gran especificidad (97-100%)(52 - 55), pero ocasionar neumonía(63), lo que afecta a la
su sensibilidad no está plenamente estable- rentabilidad de estas prue-bas diagnósticas.
cida, oscilando entre un 57 y un 87%, aun- Hasta ahora, las nuevas prue-bas para detectar
que es algo mayor en enfermedad invasi- otras especies y serogrupos no han obtenido el
va(52,54). La determinación del antígeno en éxito esperado. Inicial-mente se emplearon
orinas concentradas aumenta su sensibilidad, técnicas de radioinmu-noanálisis (RIA) y EIA
si bien este punto es controvertido (54) y pare- que no estaban al alcan-ce de la mayoría de los
ce que la moderada pérdida de sensibilidad al laboratorios de microbiología. Sin embargo, en
usar orina directa (66%) se puede com-pensar la actualidad, se han comercializado diversos
por la mayor simplicidad y rapidez de la métodos, inclu-yendo una ICT, similar a la del
técnica, que mantiene una especificidad neumococo, que requiere menos equipamiento
prácticamente del 100%(56). Los inconve- que los EIA y que se realiza de una forma
nientes fundamentales de esta prueba diag- sencilla y rápi-
37
F. RODRÍGUEZ DE CASTRO ET AL. pneumophila. Sin embargo, en la práctica clí-
nica, los tests serológicos tienen un valor limi-
da (15 minutos)(64). Todos estos métodos diag- tado porque para poder incriminar a un micro-
nósticos tienen una gran especificidad (98- organismo como el agente etiológico de la
100%), aunque con sensibilidad variable (50- neumonía, se requiere un incremento de al
menos cuatro veces de los títulos de anticuer-
90%)(62), que depende fundamentalmente de las
pos específicos entre la fase aguda y la con-
características clínicas del paciente; del
valeciente (a las 4-9 semanas) de la enferme-
momento en que se realiza la determinación; de
dad(7,67). A pesar de todo, el comienzo insidioso
la utilización o no de orina concentrada, en el
caso de la técnica de ICT; y de la preva-lencia y la lenta progresión de los síntomas en muchas
de L. pneumophila serogrupo 1. El antí-geno neumonías con estas etiologías, per-mite la
urinario aparece muy temprano en el curso de la detección de un título elevado de anti-cuerpos
enfermedad, pero puede persistir varias semanas en el momento del ingreso o a los pocos días
–sobre todo en pacientes inmunodeprimidos–, e del mismo(8). En ocasiones, un títu-lo elevado
incluso ser detectable hasta un año después de la de anticuerpos IgM específicos en presencia de
infección(65). Tam-bién se ha publicado enfermedad neumónica aguda puede tener
reactividad cruzada con otras bacterias que utilidad diagnóstica, como suce-de en el caso de
provocan infección bron-quial en pacientes con M. pneumoniae. Lamentable-mente, esta
respuesta IgM se produce funda-mentalmente
bronquitis crónica(66). Actualmente, la detección
en la primoinfección, por lo que es de escasa
de antígeno de Legionella en orina mediante
utilidad en las reinfecciones de la población
ICT se ha con-vertido en el método de
adulta. Además, es necesario inter-pretar con
referencia para el diagnóstico precoz de la
cierta cautela este test por la per-sistencia de la
legionelosis, siendo fundamental, en este caso,
IgM en el suero hasta seis meses tras la
la concentración y el tratamiento térmico de la
primoinfección(67). La técnica clásica-mente
orina para obte-ner una sensibilidad adecuada, a
pesar de las 2-3 horas que puede requerir este utilizada para el diagnóstico de infec-ción por
proceso. Se recomienda su utilización en los M. pneumoniae es la fijación de com-plemento.
episodios de neumonía grave; cuando ha El título de anticuerpos IgG empieza a
fracasado el tra-tamiento con betalactámicos; en incrementarse en la primera semana de la
pacientes hospitalizados sin orientación infección, su pico se alcanza en 3-4 semanas y,
diagnóstica ini-cial tras la tinción de Gram de posteriormente, permanece estable duran-te
esputo y/o anti-genuria de neumococo; y en varios meses antes de comenzar gradual-mente
todos los casos de NAC que coincidan con la a declinar hasta ser indetectable a los 2-3 años.
sospecha de un brote comunitario epidémico de Las crioaglutininas pueden estar ele-vadas en
legionelosis. En cualquier caso, el cultivo sigue diversas infecciones, pero títulos igua-les o
siendo nece-sario para el diagnóstico de otros superiores a 1:64 también son altamen-te
serogrupos de L. pneumophila y de otras sugestivos de infección por M. pneumoniae, lo
especies de Legio-nella, así como para su que se puede observar en un 50-60% de los
tipificación molecular, imprescindible en la pacientes con neumonía por este microorga-
38
MÉTODOS DIAGNÓSTICOS EN LAS NEUMONÍAS : TÉCNICAS NO INVASIVAS. TÉCNICAS INVASIVAS
39
F. RODRÍGUEZ DE CASTRO ET AL. Técnicas invasivas
Sólo están indicadas en las neumonías más
ten la detección, mediante PCR múltiple, de graves, de curso fulminante o que no responden
genomas de varios microorganismos respira- al tratamiento antibiótico empírico inicial(6-8).
torios en una sola prueba; también es posible
analizar diferencias en las secuencias de DNA Aspiración transtraqueal
ligadas a la susceptibilidad a antimicrobianos, La aspiración transtraqueal se desarrolló
por lo que estas técnicas permitirían, no sólo como un procedimiento para obtener mues-tras
determinar qué organismo es el responsable de de las vías aéreas inferiores evitando la
la neumonía, sino también su susceptibi-lidad contaminación por la flora orofaríngea. Con-
antimicrobiana de una forma muy rápi-da; y, siste en la introducción, a través de la mem-
finalmente, son técnicas accesibles para la brana cricotiroidea, de una aguja que servirá de
mayor parte de los laboratorios de micro- guía para introducir un catéter de polieti-leno, a
biología(69). La gran sensibilidad del test pue-de través del cual se aspirarán secrecio-nes
acarrear problemas de especificidad por-que: respiratorias. Tiene una sensibilidad acep-table
puede detectar genoma de patógenos (44-95%), especialmente para bacterias
potenciales colonizantes (neumococo, pe); de anaerobias o microaerófilas, y su especificidad
patógenos obligados que persisten en la vía oscila entre un 68 y un 100%. Esta especifici-
aérea o en los tejidos durante un período de dad puede disminuir considerablemente en
tiempo después de la infección (C. pneumo- pacientes con una mayor tendencia a sufrir
niae, M. pneumoniae, M. tuberculosis, citome- colonización de la vía aérea, como aquellos con
galovirus, pe); y la muestra se puede conta- bronquitis crónica o con bronquiectasias. En un
minar, de forma relativamente fácil, en el 3-5% de los casos puede haber com-plicaciones
laboratorio(67,69). Por todo ello, se requiere el serias y, obviamente, no se puede realizar en
empleo de controles de amplificación ade- pacientes intubados, con bocio o cifosis cervical
cuados, un cuidado exquisito para evitar la marcada. Tampoco es reco-mendable en casos
contaminación (real-time PCR), el desarrollo de de hipoxemia grave, diá-tesis hemorrágica
protocolos estandarizados, como los publi-cados significativa, tos incontro-lable y cuando el
recientemente para C. pneumoniae(70), y el paciente no colabora. En general, después de
empleo de secuencias para la amplifica-ción con alcanzar una cierta popu-laridad, el interés en
especificidad comprobada. Los resul-tados esta técnica diagnóstica ha desaparecido en la
también pueden mejorarse potencial-mente última década(71).
mediante técnicas de cuantificación o
empleando muestras no respiratorias (orina o Punción aspirativa
suero)(69). transtorácica con aguja fina
En general, estas pruebas añaden poco a La punción transtorácica para el diagnós-
las actualmente existentes para el diagnóstico tico de la neumonía se describió por primera
de la neumonía neumocócica, y son incapa- vez en 1883(71). Su uso ha estado restringido
ces de diferenciar entre colonización e infec- durante décadas a la investigación etiológica de
ción cuando se emplean muestras respirato- la neumonía en pacientes inmunodepri-midos.
rias. Es obvio que el mayor rendimiento de Sin embargo, en los últimos años ha resurgido
estas técnicas puede conseguirse en el diag- el interés por este procedimiento diagnóstico. El
nóstico de patógenos que no colonizan habi- tipo de aguja, el lugar de la pun-ción y la
tualmente la vía aérea, como M. pneumoniae, profundidad de la misma, se selec-cionan según
L. pneumophila, o virus respiratorios, que han los hallazgos radiológicos y, en general, el
sido los más extensamente estudiados hasta el control fluoroscópico no suele ser necesario (71).
momento. Sin embargo,en la actualidad, el En la NAC, el cultivo del aspira-
papel de estas técnicas se limita al diagnósti-
co de la tuberculosis.
40
MÉTODOS DIAGNÓSTICOS EN LAS NEUMONÍAS : TÉCNICAS NO INVASIVAS. TÉCNICAS INVASIVAS
41
F. RODRÍGUEZ DE CASTRO ET AL. 3. Zalacaín R, Torres A, Celis R, Blanquer J, Aspa
J, Esteban L, et al. Community-acquired pneu-
monia in the elderly: Spanish multicentre study.
nicas, el efecto dilucional en la recogida, los Eur Respir J 2003; 21: 294-302.
retrasos en el procesamiento de las muestras 4. Janssens JP, Krause KH. Pneumonia in the
y, sobre todo, la antibioterapia de comienzo very old. Lancet Infect Dis 2004; 4: 112-24.
o modificación reciente(74). En general es 5. Metaly JP, Kapoor WN, Fine MJ. Does this
un procedimiento bien tolerado y su patient have community-acquired pneumonia?
principal indicación es en pacientes con Diag-nosing pneumonia by history and physical
exa-mination. JAMA 1997; 278: 1440-5.
infiltrados difu-sos, de evolución tórpida o
cuando se sospe-cha la presencia de 6. Niederman MS, Mandell LA, Anzueto A, Bass
JB, Broughton WA, Campbell G, et al. Ameri-
microorganismos oportu-nistas. can Thoracic Society Guidelines for the mana-
gement of adults with community-acquired
Otras técnicas no broncoscópicas pneumonia. Am J Respir Crit Care Med 2001;
Tanto el aspirado bronquial como el CT y el 163: 1730-54.
LBA, se pueden realizar sin necesidad de bron- 7. Mandell LA, Bartlett JG, Dowell SF, File TM,
coscopio y con resultados concordantes con los Jr., Musher DM, Whitney C. Update of Practice
Guidelines for the Management of Commu-nity-
obtenidos con procedimientos endoscópi-cos(79).
Acquired Pneumonia in Immunocompe-tent
Las técnicas no broncoscópicas o ciegas se usan Adults. Clin Infect Dis 2003; 37: 1405-33.
sobre todo en pacientes ventilados por-que el 8. MacFarlane J, Bosswell T, Douglas G, Finch
tubo endotraqueal permite un fácil acce-so a las R, Holmes W, Honeybourne D, et al. BTS
vías aéreas inferiores. Son procedi-mientos Guide-lines for the Management of
menos invasivos que no precisan de personal Community Acquired Pneumonia in Adults.
específicamente entrenado para su realización, Thorax 2001; 56 (Suppl 4): 1iv-64iv.
lo que las convierte automática-mente en 9. Syrjälä H, Broas M, Suramo I, Ojala A, Lähde
S. High-resolution computed tomography for
métodos diagnósticos más baratos. Además,
the diagnosis of community-acquiured pneu-
tienen menos riesgo y se pueden emplear en monia. Clin Infect Dis 1998; 27: 358-63.
pacientes intubados con tubos de calibre 10. Albaum MN, Hill LC, Murphy M, LiYH,
reducido. No obstante, las técnicas bron- Fuhr-man CR, Britton CA, et al.
coscópicas permiten la visualización del árbol Interobserver relia-bility of the chest
traqueobronquial, lo que puede resultar útil des- radiograph in community-acquired
pneumonia. Chest 1996; 110: 343-50.
de el punto de vista diagnóstico (80).
11. Ziskind MM, Schwarz MI, George RB, Weill H,
Shames JM, Herbert SJ, et al. Incomplete con-
Biopsia pulmonar solidation in pneumococcal lobar pneumonia
La biopsia pulmonar abierta o por video- complicating pulmonary emphysema. Ann
toracoscopia puede ser necesaria en casos Intern Med 1970; 72: 835-9.
muy seleccionados. En general, se reserva 12. Heussel CP, Kauczor HU, Heussel G, Fischer B,
para pacientes muy graves en los que la Mildenberger P, Thelen M. Eearly detection of
obtención de un diagnóstico etiológico rápido pneumonia in febrile neutropenic patients: use
of thin-section CT. ARJ Am J Roentgenol 1997;
puede tener importancia crítica.
169: 1347-53.
13. Hash RB, Stephens JL, Laurens MB, Vogel
BIBLIOGRAFÍA RL. The relationship between volume status,
1. Spiteri MA, Cook DG, Clarke SW. Reliability of hydra-tation, and radiographic findings in the
eliciting physical signs in examination of the diag-nosis of community-acquired
chest. Lancet 1988; I: 873-5. pneumonia. J Fam Pract 2000; 49: 833-7.
2. Metlay JP, Schulz R, Li YH, Singer DE, 14. MacFarlane JT, Miller AC, Roderick Smith WH,
Marrie TJ, Coley CM, et al. Influence of age Morris AH, Rose DH. Comparative radiogra-phic
on symptoms at presentation in patients with features of community-acquired Legion-
community-acquired pneumonia. Arch Intern
Med 1997; 157: 1453-9.
42
MÉTODOS DIAGNÓSTICOS EN LAS NEUMONÍAS : TÉCNICAS NO INVASIVAS. TÉCNICAS INVASIVAS
43
F. RODRÍGUEZ DE CASTRO ET AL. with virus isolation in tissue culture. J Clin
Microbiol 1999; 37: 2007-9.
munity acquired pneumonia discharged 47. Pérez-Ruiz M, Fernández-Roldán C,
from the emergency department. Emerg Navarro-Martí JM, Rosa-Fraile M.
Med J 2003; 20: 521-3. Evaluación prelimi-nar de nuevos métodos de
36. Waterer GW, Wunderink RG. The influence detección de antí-geno para el diagnóstico
of the severity of community-acquired rápido de virus respiratorio sincitial. Enferm
pneumo-nia on the uselfuness of blood Infec Microbiol Clin 2003; 21: 602-3.
cultures. Res-pir Med 2001; 95: 78-82. 48. Falsey AR, Hennessey PA, Formica MA,
37. Glerant JCh, Hellmuth D, Schmit JL, Cox C, Walsh EE. Respiratory syncytial
Ducroix JP, Jounieaux. Utility of blood virus infec-tion in elderly and high-risk
cultures in community-acquired adults. N Engl J Med 2005; 352: 1749-59.
pneumonia requiring hospitalization: 49. Docchez AR, Avery OT. The elaboration of
influence of antibiotic tre-atment before spe-cific soluble substance by pneumococci
admission. Respir Med 1999; 93: 208-12. during growth. J Exp Med 1917; 26: 477-93.
38. Woodhead M, Mcfarlane JT. Local 50. Boersma WG, Holloway Y. Clinical
antibiotic guidelines for adult community- relevance of pneumococcal antigen detection
acquired pneumonia: a survey of UK in urine. Infection 1992; 20: 270-1.
hospital practice in 1999. J Antimicrob 51. Henney JE. Quick tests for pneumonia.
Chemother 2000; 46: 141-3. JAMA 1999; 282: 1218.
39. Craven DE. Blood cultures for community- 52. Smith MD, Derrington P, Evans R, Creek M,
acquired pneumonia. Piecing together a Morris R, Dance DA, et al. Rapid diagnosis of
mosaic for doing less. Am J Respir Crit bacteremic pneumococcal infections in adults
Care Med 2004; 169: 327-35. by using the Binax NOW Streptococcus pneu-
40. Waterer GW, Jennings SG, Wunderink RG. moniae urinary antigen test: a prospective,
The impact of blood cultures on antibiotic controlled clinical evaluation. J Clin Microbiol
therapy in pneumococcal pneumonia. 2003; 41: 2810-3.
Chest 1999; 116: 1278-81. 53. Domínguez J, Galí N, Blanco S, Pedroso P,
41. Metersky ML, Ma A, Bratzler DW, Houck Prat C, Matas L, et al. Detection of
PM. Predicting bacteremia in patients with Streptococcus pneumoniae antigen by a
com-munity-acquuired pneumonia. Am J rapid immunoch-romatographic assay in
Respir Crit Care Med 2004; 169: 342-7. urine samples. Chest 2001; 119: 243-9.
42. Rosón B, Carratalá J, Fernández-Sabé N, Tubau 54. Murdoch DR, Laing RT, Mills GD, Karalus
F, Manresa F, Gudiol F. Causes and factors asso- NC, Town GI, Mirrett S, et al. Evaluation of
ciated with early failure in hospitalized patients a rapid immunochromatographic test for
with community acquired pneumonia. Arch detection of Streptococcus pneumoniae
Intern Med 2004; 164: 502-8. antigen in urine samples from adults with
community-acqui-red pneumonia. J Clin
43. Monro R, Neville S, Daley D, Mercer J.
Microbiol 2001; 39: 3495-8.
Micro-biological aspects of an outbreak of
Legion-naires’ disese in south western 55. Marcos MA, Jiménez de Anta MT, Puig de
Sydney. Patho-logy 1994; 26: 48-51. la Bellacasa J, González J, Martínez E,
García E, et al. Rapid urinary antigen test
44. Garnett P, Brogan O, Lafong C, Fox C. Com- for diagno-sis of pneumococcal
parison of throat swabs with sputum speci-mens community-acquired pneumonia in adults.
for the detection of Chlamydia pneu-moniae Eur Respir J 2003; 21: 209-14.
antigen by direct immunofluorescence. J Clin
56. Rosón B, Fernández-Sabé N, Carratalá J, Ver-
Pathol 1998; 51: 309-11.
daguer R, Dorca J, Manresa F, et al. Contri-
45. Tapia O, Slepenkin A, Sevrioukov E, Hamor K, bution of a urinary antigen assay (Binax Now)
De la Maza LM, Peterson EM. Inclusion fluo- to the early diagnosis of pneumococcal pneu-
rescent-antibody test as a screening assay for monia. Clin Infect Dis 2004; 38: 222-6.
detection of antibodies to Chlamydia pneumo- 57. Domínguez J, Blanco S, Rodrigo C, Azuara M,
niae. Clin Diagn Lab Immunol 2002; 9: 562-7.
Galí N, Mainou A, et al. Usefulness of urinary
46. Tsutsumi H, Ouchi K, Ohsaki M, Yamanaka T, antigen detection by an immunochromato-
Kuniya Y, Takeuchi Y, et al. Immunochroma-
tography test for rapid diagnosis of adenovi-rus
respiratory tract infections: comparison
44
MÉTODOS DIAGNÓSTICOS EN LAS NEUMONÍAS : TÉCNICAS NO INVASIVAS. TÉCNICAS INVASIVAS
45
STREPTOCCOCUS PNEUMONIAE.
SIGNIFICADO CLÍNICO DE LAS
RESISTENCIAS ANTIBIÓTICAS
Olga Rajas Naranjo
RESUMEN INTRODUCCIÓN
Desde hace años, la resistencia de S. pneu- La neumonía adquirida en la comunidad
moniae a los antibióticos habitualmente emple- (NAC) sigue siendo, aun en pleno siglo XXI, la
ados en el tratamiento de la neumonía adqui- causa más frecuente de muerte de etiología
rida en la comunidad (NAC), es un hecho infecciosa en los países desarrollados. Es una
común de distribución mundial, y nuestro país enfermedad de gran relevancia, no sólo por
figura entre los de mayor incidencia. Los fac- suponer un problema diagnóstico, sino tam-
tores relacionados con la resistencia antibióti-ca, bién en lo que concierne a su manejo tera-
la mortalidad y la elección del antibiótico péutico; asimismo, la importante morbimor-
adecuado en las neumonías neumocócicas con- talidad que genera hace que esta entidad clínica
tinúan siendo, aún hoy en día, objeto de con- constituya un problema sanitario grave.
troversia y debate. Al no ser una enfermedad de declaración
En los últimos años hay una mayor inquie- obligatoria, los datos respecto a su inciden-cia
tud por conocer hasta qué punto la resistencia se basan en estimaciones aproximadas. Los
antimicrobiana puede llegar a influir en la mor- estudios más relevantes en nuestro país aportan
bi-mortalidad de estos cuadros. Hasta el datos de incidencia acumulada en tor-no a 1,6-
momento, datos de diferentes estudios abo-can a 2,3/1.000 habitantes(1-3) lo que supo-ne un total
pensar que pueden existir evidencias de que la de 53.000 hospitalizaciones al año, con un
probabilidad de fracaso terapéutico no aumenta coste de 115 millones de euros. En otros países
en aquellas neumonías producidas por cepas de europeos, como Finlandia(4), las cifras se sitúan
neumococo con CMI de hasta 1 µg/ml para en 14/1.000 habitantes entre los suje-tos
penicilina; en el caso de aislados con CMI de 2- mayores de 65 años. En Estados Unidos se
4 µg/ml, algunos resultados sugie-ren que no diagnostican un total de 4 millones de episo-
existe un aumento en la tasa de fracaso dios anuales, que determinan de 485.000 a
terapéutico, mientras que otros orien-tan hacia 1.000.000 de hospitalizaciones y un coste total
un aumento en la mortalidad o en la incidencia de 5.000 millones de dólares(5).
de complicaciones. Streptococcus pneumoniae es el responsa-
No obstante, la discusión permanece ble de aproximadamente el 30-40% de las neu-
abier-ta, pues en pocos estudios se han tenido monías con documentación microbiológica(6).
en cuenta importantes condiciones a la hora Algunos trabajos indican que el neumococo
de valorar la evolución y la mortalidad final, está infradiagnosticado y que también es res-
como son, por una parte, la gravedad de ponsable de cerca de un tercio de las NAC que
presenta-ción de la neumonía y, por otra, la quedan sin un diagnóstico etiológico(7). La mor-
concor-dancia entre el antibiótico empírico talidad de la infección neumocócica oscila entre
elegido y la susceptibilidad de la cepa el 1-50% y, en el caso de la neumonía neu-
neumocócica causante de la infección. mocócica bacteriémica (10-30%), sigue pro-
47
O. RAJAS NARANJO lo que condiciona su virulencia (a excepción de
las cepas no capsuladas). Hasta el momento y
duciendo una mortalidad cercana al 15-20% en función de las diferencias antigénicas en sus
de forma global y del 30-40%, concretamen- polisacáridos capsulares, se han identificado
te en ancianos(8). En conclusión, hoy por hoy, más de 90 serotipos de neumococo. Se consi-
la neumonía neumocócica es responsable de dera que la cápsula es el determinante funda-
más de un millón de muertes al año en todo el mental de la patogenicidad de los neumococos,
mundo, lo que implica que cualquier difi- siendo muy raras en pacientes inmunocompe-
cultad que surja en su tratamiento supone un tentes las infecciones por cepas no capsula-
problema de salud pública de primer orden. das(12). La resistencia a la penicilina parece vin-
El tratamiento antibiótico a administrar a cularse de forma especial a los serotipos 6, 9,
un paciente con NAC se establece de forma 14, 19 y 23(13).
empírica y, a la hora de pautarlo, debemos
tener presentes los siguientes factores: la gra- EVOLUCIÓN DE LAS RESISTENCIAS
vedad de los síntomas, la etiología más pro- NEUMOCÓCICAS. RECUERDO HISTÓRICO
bable y, por último, la prevalencia de las Desde su descubrimiento, el neumoco-co
resis-tencias de los microorganismos más ha sido un germen que ha despertado gran
frecuentes en nuestra área geográfica(9). interés y, al poco tiempo de su aislamiento,
Es bien conocido el problema que plantea la ya se le relacionó con enfermedades como la
resistencia de los principales microorganis-mos meningitis, otitis media y, por supuesto, la
respiratorios ante los antibióticos, no sólo en neumonía, siendo aún hoy en día la etiología
nuestro país, sino en todo el mundo. En España, más frecuente de dichas entidades clínicas en
y según los últimos estudios publica-dos, se prácticamente casi todos los grupos de edad.
mantienen unos niveles de resistencia a
penicilina por parte del S. pneumoniae, entre el Pocos años después de la introducción de la
35 y 50%, con disminución de las resis-tencias penicilina en el tratamiento de las enfer-medades
de alto nivel, y una resistencia a macró-lidos infecciosas, se observó resistencia in vitro a la
entre el 25 y 40%(10,11). misma y, en 1943, se demostró en un modelo
animal. Sin embargo, la resisten-cia clínica a este
CARACTERÍSTICAS antibiótico no fue descrita hasta 22 años más tarde,
MICROBIOLÓGICAS DE S. momento en que unos investigadores
PNEUMONIAE norteamericanos consi-guen aislar las dos primeras
S. pneumoniae es un patógeno bacteriano cepas de origen clínico con resistencia moderada a
extracelular típico, coco Gram-positivo, aerobio- la penicili-na. Dos años después, se documenta en
anaerobio facultativo, inmóvil y no formador de Aus-tralia el primer aislamiento de neumococo en
esporas, que se dispone típicamente agru-pado en una muestra de esputo con significación clí-nica y
parejas o cadenas cortas en un medio líquido. En concentración inhibitoria mínima (CMI) de
placas agar-sangre forma colonias lisas, brillantes penicilina de 0,6 µg/ml en un paciente con
y umbilicadas, rodeadas por un halo verde de hipogammaglobulinemia. En el año 1974 se
hemólisis alfa (produce alfa hemo-lisina, que describe en Estados Unidos el primer caso clí-nico
degrada la hemoglobina). Su pared celular está de meningitis por una cepa con CMI de 0,25 µg/ml
compuesta por el peptidoglicano y ácidos en un paciente con anemia de célu-las falciformes.
teicoicos; además, posee una cápsula externa Ya en esas fechas, las cifras de incidencia de
formada por unidades repetidas de poli-sacáridos resistencia moderada a la peni-cilina de S.
complejos de elevado peso molecu-lar, que se pneumoniae en Nueva Guinea y Aus-tralia
sintetizan en el citoplasma, se poli-merizan por alcanzaban el 12%. Entre los años 1977-
acción de transferasas de la membrana celular y
permanecen anclados a la pared, formando así una
cubierta externa mucoi-de que recubre toda la
célula. Dicha cápsula es
48
STREPTOCOCCUS PNEUMONIAE. SIGNIFICADO CLÍNICO DE LAS RESISTENCIAS ANTIBIÓTICAS
49
O. RAJAS NARANJO
50
STREPTOCOCCUS PNEUMONIAE. SIGNIFICADO CLÍNICO DE LAS RESISTENCIAS ANTIBIÓTICAS
ces describieron tales hechos Fleming, en rela- dichos antibióticos(26), las PBP’s (Penicillin
ción con la resistencia de S. pneumoniae a las Bin-ding Proteins), que poseen una importancia
sulfamidas y, posteriormente, Chain, con la apa- fisiológica esencial como enzimas implicadas
rición de resistencias a la penicilina(23,24). en la biosíntesis de la pared celular bacteria-na.
Si nos centramos en el neumococo, este Las alteraciones en la estructura de una o varias
microorganismo ha desarrollado distintos PBP’s determinan una pérdida de afi-nidad por
mecanismos de resistencia frente a diversas la penicilina en grado variable, que podríamos
familias de antibióticos; la más destacable denominar “resistencia relativa”, pues
por su relevancia en la práctica clínica es la aumentos de la dosis de antibiótico pue-den
resis-tencia frente a β-lactámicos (penicilina incrementar la capacidad de fijación de la
y deri-vados, y cefalosporinas) y a penicilina a dichas enzimas capsulares e inhi-
macrólidos, que han sido habitualmente los bir parcial o totalmente el crecimiento bacte-
antibióticos más empleados en el tratamiento riano. Esas alteraciones se deben a mutacio-nes
de la neumonía adquirida en la comunidad. genéticas aparentemente estables y están
En la aparición, evolución y diseminación mediadas cromosómicamente, pero no resul-tan
de las cepas de neumococo resistentes a β-lac- en pérdida o ganancia de virulencia del
támicos están involucrados diferentes proce-sos, neumococo, sino que simplemente condicio-
entre los que destacan: diseminación hori-zontal nan una menor afinidad entre las PBP’s y los β-
de los mosaicos de genes que codifican la lactámicos(27).
resistencia, diseminación geográfica de los El mecanismo habitual de adquisición de
clones de neumococo y presión selectiva que resistencia a la penicilina por el neumococo es
ejerce el uso indiscriminado de antibióticos(25). la capacidad de incorporar a su genoma, por
Todo empleo de antibióticos, ya sea apro- episodios de recombinación, material genético
exógeno (fragmentos de ADN que codifican
piado o inapropiado, desencadena una res-
PBP’s resistentes) y reemplazar algu-nos de sus
puesta bacteriana defensiva y, en consecuen-
genes originales por genes homó-logos de
cia, la aparición de patógenos resistentes. Por
especies próximas o afines. De ese modo, las
ello, frente a los mecanismos de acción de los PBP’s de las bacterias resistentes son un
diferentes antibióticos, nos encontramos los verdadero mosaico formado por frag-mentos de
mecanismos de resistencia que las bacterias genes autóctonos procedentes de sus propias
desarrollan para protegerse de los mismos. PBP’s naturales y otros adquiri-dos por la cepa,
Dicha resistencia puede ser de dos tipos: procedentes de otros Strep-tococos viridans
1. Natural: condicionada por una serie
de determinantes genéticos constantes en resistentes a través de tras-posones(12,15,27,28).
algu-nas especies.
2. Adquirida: bien por mutaciones (resis- Por lo tanto, en el caso del neumococo,
tencia cromosómica), o bien por adquisición el antibiótico no es modificado ni
de plásmidos (resistencia plasmídica). destruido por hidrólisis, sino mal
reconocido, de tal for-ma que no puede
MECANISMOS DE actuar correctamente. No está
RESISTENCIA ANTIBIÓTICA documentada hasta el momento la pro-
ducción de β-lactamasas, por lo que la
Mecanismos de resistencia a penicilina altera-ción estructural de las PBP’s es un
y cefalosporinas mecanismo de resistencia que no resuelven
El principal, aunque no exclusivo, meca- los inhibido-res de las mismas(12,15,29).
nismo de resistencia del S. pneumoniae a los Nuevas presiones antibióticas o nuevos
antibióticos β-lactámicos se debe a la altera- ciclos de transformación con otros Streptoco-
ción genética de las dianas moleculares de cos resistentes, conducirán a la adquisición
secuencial de nuevas alteraciones en las PBP’s
51
O. RAJAS NARANJO cilina, pero no están implicadas en la resis-
tencia a cefalosporinas. Los mutantes puros en
que condicionarán nuevas resistencias o un PBP1a no modifican significativamente la
aumento de los niveles previos. Hay múltiples resistencia a la penicilina, aunque pueden con-
evidencias sobre el papel que puede jugar la tribuir al desarrollo de altos niveles de resis-
presión ejercida por los antimicrobianos en la tencia cuando aparecen en combinación con
selección de cepas resistentes. Así, parece que otras variantes. De esta forma, mutaciones de la
hay una correlación entre el mayor uso de peni- PBP1a más PBP2x más PBP2b deben ser
cilinas y/o cefalosporinas y la selección de consideradas cepas de alta resistencia a peni-
cepas resistentes a dichos antibióticos(30). cilina, con CMI muy superiores a cepas con
Uno de los factores de riesgo más impor- variaciones aisladas en PBP2x y 2b(28).
tantes en la aparición de cepas resistentes es la Entre los aislados resistentes a penicilina,
repetida exposición a concentraciones sub- la actividad de las cefalosporinas de primera
óptimas de antibióticos. Los datos farmacoci- y segunda generación suele ser pobre, pero
néticos (que describen la relación entre las con- las cefalosporinas de tercera generación
centraciones séricas y tisulares del fármaco), y (cefota-xima y ceftriaxona) generalmente
los efectos farmacodinámicos del mismo mantienen una actividad adecuada.
pueden ser muy útiles a la hora de diseñar pau- Los neumococos resistentes a penicilina
tas de tratamiento que minimizan la proba- presentan, en mayor o menor grado, resis-tencia
bilidad de exposición de los patógenos a esos cruzada a todos los β-lactámicos: car-benicilina,
niveles de antimicrobianos(31). ticarcilina, aztreonam y cefalos-porinas de 1ª, 2ª
En el neumococo sensible a la penicilina se y 3ª generación. En efecto, ésta resistencia
han caracterizado las siguientes PBP’s: 1a, 1b, afecta a todos los β-lactámicos que tienen como
2x, 2b y 3(32). El nivel final de resistencia diana las PBP1 y 3. Por el contrario, esta
dependerá de la acción conjunta de las dife- resistencia inducible no afec-ta al imipenem ni
rentes PBP’s, o, dicho de otro modo, el feno- a otros derivados penémi-cos, que tienen como
tipo de resistencia que expresa cada cepa diana preferente a las PBP2. Esto parece
depende del genotipo de todas las PBP’s que deberse a la localización particular de las PBP2
dentro de la membra-na citoplasmática o al
intervienen(28). La resistencia afecta a todos los
hecho de que existe poca cantidad de PBP2 en
β-lactámicos, pero en diferente grado, depen-
una bacteria. Por ello, habitualmente los
diendo del nivel de interacción de cada fár-maco
carbapenémicos son los β-lactámicos más
con la PBP alterada. Cada β-lactámico tiene una
eficaces frente a neumoco-co resistente a
afinidad máxima por una determi-nada PBP,
siendo su fijación sobre esta diana privilegiada penicilina, y las cefalosporinas de 3ª-4ª
la responsable de un efecto anti-bacteriano generación son las cefalosporinas parenterales
concreto. A concentraciones débi-les, cada β- con mejor actividad incluso en este tipo de
lactámico tiene una actividad pre-ferencial cepas(29).
distinta respecto de cada una de las PBP’s. La En la misma medida en que el uso de anti-
ampicilina y la amoxicilina propor-cionan un bióticos no penicilínicos se ha incrementado, el
ejemplo de la afinidad preferen-cial para 2 neumococo ha desarrollado mecanismos de
PBP’s distintas: la amoxicilina tie-ne fijación resistencia específicos frente a los mismos:
electiva sobre la PBP 1a/1b y la ampicilina alteraciones cromosómicas, mutaciones enzi-
sobre la PBP3. De igual modo, las mutaciones máticas, aparición de genes codificados y de
en PBP 2x y 1a son esenciales en el fenómeno enzimas inductoras de transferasas… En todos
de resistencia a cefalosporinas, pero estos casos se condiciona una resistencia abso-
incrementan muy escasamente la resis-tencia a luta en la que, a diferencia de la resistencia a los
penicilina. Por el contrario, las muta-ciones en β-lactámicos, las modificaciones en la CMI
PBP 2b son determinantes para el desarrollo de
resistencias de alto nivel a peni-
52
STREPTOCOCCUS PNEUMONIAE. SIGNIFICADO CLÍNICO DE LAS RESISTENCIAS ANTIBIÓTICAS
53
O. RAJAS NARANJO actividad ante la topoisomerasa IV y la
DNA-gyrasa, incluso ante microorganismos
lidos más nuevos de la familia, como la con una única mutación en la subunidad
clari-tromicina o la azitromicina. parC, van a permanecer sensibles, pero puede
no ocurrir lo mismo en el caso de
Mecanismos de resistencia a levofloxacino. Con esta última quinolona se
quinolonas han descrito casos de des-arrollo de
Generalmente, las quinolonas inhiben la resistencia durante el tratamiento en
DNA-gyrasa bacteriana y la topoisomerasa IV, monoterapia(49,50).
lo que dificulta los super-enrollamientos y la
relajación del DNA, causando así la muerte Bomba de eflujo
bacteriana. Los mecanismos por los que el neu- Este mecanismo probablemente desem-peña
mococo desarrolla resistencia a este grupo de un papel menos importante en la sus-
antibióticos incluyen(45), por un lado, modifi- ceptibilidad reducida a algunas de las nuevas
caciones a nivel de la diana de acción o bien, la fluorquinolonas(35) y por ello resulta en un nivel
mediación de una bomba de eflujo activo. de resistencia bajo (incrementos en la CMI de
2-4 veces). En el neumococo, está mediado por
Alteraciones en la diana de acción una proteína de eflujo, la PmrA(51).
del antibiótico En el caso de las fluorquinolonas, además
Es consecuencia de una mutación cromo- de ser posible la adquisición de una cepa de
sómica en dos etapas, que afecta a los genes que neumococo resistente de otra persona (resis-
codifican las subunidades ParC y ParE de la tencia primaria), ésta puede desarrollarse
topoisomerasa IV (parC y parE) o las subu- durante el tratamiento o bien como resulta-do
nidades GyrA y GyrB de la DNA-gyrasa (tam- de una exposición previa a estos fármacos
bién conocida como Topoisomerasa II; gyrA y mediante mutaciones puntuales (resistencia
gyrB), ambas enzimas involucradas, respecti- adquirida o secundaria). Así, se ha demostra-do
vamente, en la síntesis y duplicación del geno- que los neumococos con disminución de la
ma bacteriano(14,46,47). La DNA-gyrasa es nece- sensibilidad a fluorquinolonas pertenecen a
saria para la replicación del DNA y la múltiples clones y serotipos, lo que sugiere que
topoisomerasa IV es esencial en la partición del la nueva resistencia se está desarrollando de
DNA cromosómico replicado que permite el forma simultánea en múltiples cepas autócto-
empaquetamiento dentro de la célula. La topoi- nas sometidas a presión antibiótica(35,36).
somerasa IV es la diana para las quinolonas con
actividad frente a microorganismos Gram-posi- FACTORES DE RIESGO DE
tivos, incluyendo S. aureus y S. pneumoniae, RESISTENCIA ANTIBIÓTICA
aun-que algunas quinolonas pueden tener como Conocer los factores de riesgo de NAC
dia-na preferencial a la DNA gyrasa(48). por neumococo resistente puede ayudar a
La mutación puede afectar inicialmente a con-trolar la extensión de estas cepas y es,
parC o a gyrA y determinar una disminución ade-más, muy importante a la hora de elegir
de la sensibilidad a quinolonas (CMI a cipro- un tratamiento antibiótico empírico
floxacino de 4-8 µg/ml). Una segunda muta- adecuado.
ción que afecte al gen que codifica la subu-
nidad no implicada inicialmente (parC o
gyrA), va a condicionar el desarrollo de una Factores de riesgo de resistencia
resis-tencia de alto nivel (CMI de 16-64 a penicilina
µg/ml a ciprofloxacino), especialmente Los factores que con más frecuencia se aso-
cuando hay una combinación de ambas cian con la resistencia a la penicilina (52) se han
agrupado en: consumo previo de antibióticos,
mutacio-nes(29,32,49).
hospitalización durante los 3-6 meses previos,
Las nuevas quinolonas (gatifloxacino, gemi- adquisición nosocomial de la infección, epi-
floxacino, moxifloxacino...), debido a su mayor
54
STREPTOCOCCUS PNEUMONIAE. SIGNIFICADO CLÍNICO DE LAS RESISTENCIAS ANTIBIÓTICAS
55
O. RAJAS NARANJO desaparece al ajustar el modelo con otros fac-
tores predictivos de mortalidad. Los autores
estudiaron el efecto de la resistencia a peni-
TABLA 3. Factores de riesgo de cilina y cefalosporinas sobre la mortalidad en
Streptococcus pneumoniae resistente a 504 pacientes con neumonías neumocócicas
macrólidos y quinolonas demostradas, y comprobaron que los niveles
Factores de riesgo de S. pneumoniae habituales de resistencia antibiótica no se aso-
resistente a macrólidos(10,57,58) ciaban a un incremento en la mortalidad de
– Edad inferior a 5 años pacientes con neumonía neumocócica grave.
– Adquisición nosocomial de la neumonía Ewig et al.(54) analizan de forma prospectiva a
– Raza blanca 101 pacientes consecutivos con neumonía
– Ingresos hospitalrios previos neumocócica adquirida en la comunidad y hos-
– Resistencia a la penicilina pitalizados y refieren una mortalidad del 15%
en pacientes con algún tipo de resistencia, fren-
Factores de riesgo de S. pneumoniae
te a un 6% en pacientes con cepas sensibles. No
resistente a quinolonas(37,42) obstante, ningún tipo de resistencia se aso-ció
– Exposición previa a quinolonas finalmente de forma significativa a la mor-
– Edad avanzada talidad. La mortalidad relacionada en presen-cia
– Domicilio institucionalizado de tratamiento antimicrobiano discordante fue
– Adquisición nosocomial de la infección del 12% en comparación con el 10% si el
– Aislamiento de la cepa en esputo antibiótico era concordante (RR:1,2; IC95 [0,3-
– Resistencia a la penicilina 5,3]; p:0,67), lo que indica que no hay un exce-
– EPOC so de mortalidad debido a un tratamiento apa-
rentemente inapropiado. Los autores concluyen
que la evolución de los pacientes no se vio afec-
tada de forma significativa por la resistencia y
terapéutico(62,63) mientras, que otros apuntan
confirman así los resultados de estudios pre-
a un incremento en la mortalidad (63) o en la
vios. Turett et al.(64), en un estudio retrospecti-
inci-dencia de complicaciones(64-66). vo sobre neumonías bacteriémicas, con una
Afortunada-mente, la neumonía neumocócica elevada prevalencia de pacientes con infección
producida por cepas con CMI superiores a 4
por VIH, encuentran en el análisis multiva-riado
µg/ml toda-vía no es muy frecuente. En
que las resistencias a la penicilina de alto nivel
Estados Unidos, alrededor de dos tercios de
los neumococos resistentes a penicilina tienen fueron un factor independiente relacio-nado con
una CMI de 2 µg/ml y la gran mayoría del la mortalidad, además de edad avan-zada,
enfermedad severa, infiltrados pulmo-nares
tercio restante tie-ne una CMI de 4 µg/ml (25).
multilobares y/o derrame pleural y factores
En nuestro país, el porcentaje de estos casos
raciales. También analizaron si el paciente
también es bajo(10,67) (0,5 y 6,5%,
recibía tratamiento activo para la cepa de
respectivamente, para valores de 4 µg/ml y
neumococo, pero esta variable (adecuación del
ningún caso de 8 µg/ml en ambos estudios).
Hay dos importantes cuestiones que influ- tratamiento) no fue significativa con res-pecto a
yen poderosamente a la hora de responder a la la mortalidad (p:0,11). Metlay et al. (68), en un
pregunta planteada: por una parte, la gra-vedad estudio retrospectivo sobre 192 pacien-tes con
de presentación de la neumonía y, por otra, la neumonía neumocócica bacteriémica (23% de
adecuación del tratamiento empírico. Sobre los cuales presentaban algún tipo de resistencia
todos estos temas, en los últimos años varios del neumococo a la penicilina), valo-ran la
autores han realizado importantes apor-taciones. gravedad de presentación de la neu-monía
Pallarés et al.(59) refieren una mayor mortalidad utilizando una versión modificada del
entre los pacientes con resistencia a la
penicilina; sin embargo, esta diferencia
56
STREPTOCOCCUS PNEUMONIAE. SIGNIFICADO CLÍNICO DE LAS RESISTENCIAS ANTIBIÓTICAS
57
O. RAJAS NARANJO
(Modificado de (10): Aspa J, Rajas O, Rodríguez de Castro F, Blanquer J, Zalacaín J, Fenoll A, Celis R, et al. Drug-
resistant pneumococcal pneumonia: clinical relevance and related factors. Clin Infect Dis 2004;38(15):787-98).
fehaciente una peor evolución en los pacien-tes final es que no se ha demostrado de forma
con infecciones no meníngeas por cepas de convincente que las resistencias estén rela-
neumococo resistentes a penicilina, al menos cionadas con un aumento en la mortalidad, una
cuando la CMI a penicilina es menor de 1 vez que se eliminan los factores relacio-nados
µg/ml. En pocos estudios se han tenido en con la gravedad inicial de presentación o con
cuenta importantes variables de confusión a la las comorbilidades asociadas. Por tan-to, con
hora de valorar la evolución y la mortali-dad niveles de resistencia inferiores a 4 µg/ml, los
final, como son la gravedad de presenta-ción de β-lactámicos a dosis elevadas son una adecuada
la neumonía y la concordancia entre el opción terapéutica(17). No exis-ten datos
antibiótico elegido y la susceptibilidad de la suficientes por el momento que apo-yen el uso
cepa causante de la infección. La conclusión de esta familia de antibióticos fren-
58
STREPTOCOCCUS PNEUMONIAE. SIGNIFICADO CLÍNICO DE LAS RESISTENCIAS ANTIBIÓTICAS
59
O. RAJAS NARANJO a alguna de las siguientes alternativas: imi-
penem, combinación de cefalosporinas de 3ª
Además, se han referido fracasos clínicos generación y glicopéptido o levofloxacino; line-
al emplear un tratamiento con macrólidos en zolid. Vancomicina y linezolid son, hasta el
pacientes con neumonía neumocócica(75,76) y momento, terapéuticas uniformemente acti-vas
aparición de bacteriemia por neumococos frente a este microorganismo, aunque la
resistentes a eritromicina durante el trata- experiencia clínica existente es aún escasa (29,32).
miento con este antibiótico(43). Por tanto, la De todas formas, la mayor dificultad se
NAC por S. pneumoniae tratada en monotera- plantea a la hora de elegir el tratamiento de
pia con esta familia de antibióticos ha de ser la NAC por S. pneumoniae con niveles de
seguida de forma especial e, incluso, se debe- resis-tencia superiores a 4 µg/ml, debido a
ría evitar su uso en los episodios graves. la falta de datos concluyentes.
En los pacientes con NAC leve, que per-
mitan realizar un tratamiento ambulatorio, Tratamientos combinados
dis-ponemos en la actualidad de un ketólido, Existen algunos trabajos que señalan posi-
la telitromicina, con buena actividad frente a bles ventajas de la terapia de combinación en la
neu-mococo resistente a β-lactámicos y neumonía neumocócica grave(80-83). Uno de los
macróli-dos(29). No obstante y al igual que en más relevantes inicialmente fue el publi-cado
el resto de antimicrobianos, también se han por Waterer et al.(81), un trabajo retros-pectivo
descrito ya casos de resistencia en cepas sobre 225 pacientes con neumonía neumocócica
resistentes al resto de macrólidos(44). bacteriémica; 99 de los pacien-tes reciben
tratamiento con un solo antibióti-co efectivo,
Fluorquinolonas 102 reciben dos antibióticos efec-tivos y 24
En relación con las fluorquinolonas, a pesar reciben tres antibióticos efectivos para la cepa
de haber aumentado en los últimos años, el aislada. La mortalidad en el gru-po de los
nivel de resistencia del neumococo frente a ellas pacientes con monoterapia fue sig-
se mantiene todavía en niveles relativa-mente nificativamente más alta que en los pacientes
bajos(10,35,77) y se observa fundamental-mente tratados con dos antibióticos. Tras el análisis
en cepas con alto nivel de resistencia a la multivariado, el tratamiento con un solo anti-
penicilina. Además, las nuevas fluorquino-lonas biótico continuó siendo un factor indepen-
son más eficaces frente a neumococo con diente de mortalidad. Todos las muertes tuvie-
sensibilidad disminuida frente a β-lactá-micos, ron lugar en pacientes que pertenecían a las
aunque se han descrito casos de des-arrollo de clases de mayor riesgo, según la escala PSI(69).
resistencia durante el tratamiento con En este sentido, en los estudios posterio-res
levofloxacino(37,49,50). de Brown et al.(82) y de Martínez et al.(80), se
De entre las nuevas fluorquinolonas, su observó que la morbimortalidad de los
actividad in vitro frente a neumococo por orden pacientes con NAC por neumococo fue menor
decreciente es la siguiente: gemifloxacino, cuando se empleó en su tratamiento la aso-
moxifloxacino, gatifloxacino, esparfloxacino y ciación de un β-lactámico y un macrólido, que
levofloxacino, aunque solamente esta última cuando se hizo monoterapia. Incluso Sánchez et
permite el uso intravenoso. al.(83), encuentran que, en comparación con
No obstante, conviene tener muy presente el otros macrólidos, la combinación con azitro-
riesgo de que el uso masivo de fluorquinolo-nas micina podría tener mejores resultados. Sin
se acompañe de un incremento de resis-tencias embargo, existen importantes limitaciones en
frente a esta familia de antibióticos(78,79). estos trabajos (retrospectivos, exclusión de los
pacientes más graves, prospectivos sin control
Otras alternativas doble ciego...) que hacen que sus resultados
Si la evolución de la neumonía no es bue-
na con las opciones anteriores, recurriremos
60
STREPTOCOCCUS PNEUMONIAE. SIGNIFICADO CLÍNICO DE LAS RESISTENCIAS ANTIBIÓTICAS
CONCLUSIONES década(10,84).
Dentro de los objetivos del tratamiento Por último, insistir en la importancia de los
antibiótico, no sólo debemos tener en men-te estudios de vigilancia epidemiológica (85), que
la erradicación del germen responsable de la juegan un papel fundamental a la hora de valo-
infección, sino que hay que intentar evitar a rar el patrón local de resistencias así como sus
largo plazo la aparición de los mecanismos de fluctuaciones, lo que nos permite ajustar de una
resistencia que dichos patógenos des-arrollan forma más precisa el tratamiento anti-biótico
para su propia defensa. Este último fenómeno cuando nos enfrentamos a nuestros pacientes
está en relación, probablemente entre otros, con neumonía; no olvidemos que ellos son los
con la presión antibiótica ejerci-da por la últimos beneficiarios de todas las estrategias
presencia de concentraciones séri-cas de que los clínicos establezcamos en nuestra
antibiótico relativamente bajas, subóp-timas, práctica diaria.
que si bien pueden contribuir a erradicar el
patógeno causante de la neumo-nía, BIBLIOGRAFÍA
condicionan la selección de mutantes 1. Santos de Unamuno C, Llorente San Martín
resistentes entre la flora orofaríngea, donde el MA, Carandell Jäguer E, Gutiérrez García M, et
al. Lugar de atención, etiología y tratamiento de
fármaco no alcanza concentraciones sufi-
las neumonías adquiridas en la comunidad de
cientemente altas. En estas circunstancias, Palma de Mallorca. Med Clin (Barc) 1998;
estas cepas mutantes que poseen un cierto 110: 290-4.
grado de resistencia al fármaco, son favore- 2. Almirall J, Bolívar I, Vidal J, Sauca G, Coll P,
cidas y tienden a dominar la población. De Niklasson B, et al. Epidemiology of community-
esta población con bajo nivel de resistencia se acquired pneumonia in adults: a population-based
seleccionarán progresivamente gérmenes con study. Eur Respir J 2000; 15: 757-63.
niveles cada vez más elevados. 3. Pachón J, Alcántara J, Cordero E, Lama C,
Es importante, por ello, insistir en que Rive-ro A. Manejo clínico de las neumonías
adqui-ridas en la comunidad. Enferm Infecc
una de las estrategias más importantes que
Micro-biol Clin 2003; 21: 350-7.
tene-mos a nuestro alcance como clínicos
4. Koivula I, Sten M, Makela PH. Risk
para pre-venir la aparición de resistencias factors for pneumonia in the elderly. Am J
microbianas es reducir o minimizar el Med 1994; 96: 313-20.
tiempo en que dichos niveles subóptimos 5. Niederman MS, Mandell LA, Anzueto A,
del antibiótico están presentes, para lo cual Broughton WA, Campbell GD, et al. Guidelines
será imprescindible un adecuado manejo de for the management of adults with commu-nity-
los parámetros farma-cocinéticos y acquired pneumonia. Diagnosis, assess-ment of
severity, antimicrobial therapy and prevention.
farmacodinámicos de los mis-mos. Am J Respir Crit Care Med 2001;
Hay que valorar también y tener en cuen- 163: 1730-54.
ta medidas de control de la infección y el uso 6. Ruiz M, Ewig S, Marcos MA, Martínez
racional, juicioso y responsable, de los anti- JA, Aran-cibia F, Mensa, et al. Etiology of
bióticos evitando, en la medida de lo posible, community-acquired pneumonia: impact
su utilización innecesaria tanto dentro como of age, comor-bidity and severity. Am J
fuera de los hospitales, pues todo ello en con- Respir Crit Care Med 1999; 160: 397-405.
junto constituye la mejor defensa para evitar 7. Ruiz-González A, Falguera M, Nogués A, Rubio-
Caballero M. Is Streptococcus pneumoniae the
61
O. RAJAS NARANJO 17. Heffelfinger JD, Dowell SF, Jorgensen JH, Klug-
man KP, Mabry LR, Musher DM, et al. Mana-
leading cause of pneumonia of unknown etio- gement of community-acquired pneumonia in the
logy? A microbiologic study of lung aspirates in era of pneumococcal resistance: a report from the
consecutive patients with community-acquired Drug Resistant Streptococcus pneu-moniae
pneumonia. Am J Med 1999; 106: 385-90. Therapeutic Working Group. Arch Intern Med
2000; 160: 1399-408.
8. Whitney C, Farley MM, Hadler J, Harrison
18. Musher DM. A fresh look at the definition of
LH, Lexau C, Reingold A. Increasing
susceptibility of Streptococcus pneumoniae
prevalence of multidrug-resistant
to β-lactam antibiotics. Arch Intern Med
Streptococcus pneumoniae in the United
2001;
States. N Engl J Med 2000; 343: 1917-24.
161: 2538-44.
9. Sociedad Española de Neumología y Cirugía
19. Craig WA. Pharmacokinetic/pharmacodyna-mic
Torácica (SEPAR), Sociedad Española de Qui-
parameters: rationale for antibacterial dosing of
mioterapia (SEQ), Sociedad Española de Medi-
mice and men. Clin Infect Dis 1998;
cina Interna (SEMI) y Sociedad Española de
26: 1-10.
Medicina de Urgencias y Emergencias
(SEMES). Tratamiento antibiótico empírico ini- 20. Kaplan SL, Mason EO Jr. Management of
cial de la neumonía adquirida en la comuni-dad infec-tions due to antibiotic-resistant
en el paciente adulto inmunocompeten-te. Rev Streptococcus pneumoniae. Clin Microbiol
Esp Quimioter 2003; 16: 457-66.
Rev 1998; 11: 628-44.
21. Woods D. The biochemical mode of sulphona-
10. Aspa J, Rajas O, Rodríguez de Castro F,
mide drug. J Gen Microbiol 1962; 29: 687-702.
Blan-quer J, Zalacaín J, Fenoll A, et al.
Drug-resis-tant pneumococcal pneumonia: 22. Coburn AF YD. The epidemiology of hae-
clinical rele-vance and related factors. Clin molytic Streptococcus during World War
Infect Dis 2004; 38(15): 787-98. in the United States Navy. Baltimore,
Williams & Wil-kins. Baltimore, 1949.
11. Baquero F, García-Rodriguez J, García de
Lomas J, Aguilar L. Antimicrobial resistance of 23. Maclean IH, Fleming A. M & B 639 and
1,113 S. pneumoniae isolates from patients with pneu-mococci. Lancet 1939; 1: 562-8.
res-piratory tract infections in Spain: results a 24. Florey ME FH. General and local administra-
mul-ticenter surveillance study. Antimicrob tion of penicillin. Lancet 1943; 1: 387-97.
Agents Chemother 1999; 43: 357-9. 25. Doern GV, Brueggemann AB, Blocker M, Dun-
12. Musher DM. Streptococcus pneumoniae. ne M, Holley HP, Kehl KS, et al. Clonal rela-
En: Mandell GL, Bennett JE, Dolin R, eds. tionships among high-level penicillin-resistant
Princi-ples and Practice of Infectious Streptococcus pneumoniae in the United Sta-tes.
Diseases. Phi-ladelphia, Churchill Clin Infect Dis 1998; 27: 757-61.
Livingstone, 5ª edition. 2000. p. 2128-47. 26. Klugman KP. Pneumococcal resistance to anti-
13. Fenoll A, Martín Bourgon C, Muñoz R, biotics. Clin Microbiol Rev 1990; 3: 171-96.
Vicio-so D, Casal J. Serotipe distribution 27. Markiewicz Z, Tomasz A. Variation in penici-
and anti-microbial resistance of llin-binding protein patterns of penicillin-
Streptococcus pneu-moniae isolates resis-tant isolates of pneumococci. J Clin
causing systemic infections in Spain, 1979- Micro-biol 1989; 27: 405-10.
1989. Rev Infect Dis 1991; 13: 56-60. 28. Baquero F, Blázquez J, Loza E, Cantón R.
14. Appelbaum PC. Antimicrobial resistance in Mole-cular basis of resistance to b-lactams in
Streptococcus pneumoniae: an overview. infec-tions by Streptococcus pneumoniae.
Clin Infect Dis 1992; 15: 77-83. Med Clin (Barc) 1998; 110 (Suppl 1): 8-11.
15. Chenoweth CE, Saint S, Martínez F, Lynch JP 29. Garau J. Treatment of drug-resistant
III, Fendrick AM. Antimicrobial resistance in pneumo-coccal pneumonia. Lancet Infect
Streptococcus pneumoniae: implications for Dis 2002; 2: 404-15.
patients with community-acquired pneumo-nia. 30. Baquero F. Pneumococcal resistance to b-lac-
Mayo Clin Proc 2000; 75: 1161-8. tam antibiotics: a global geographic overview.
16. National Committee for Clinical Laboratory Microb Drug Resist 1995; 1: 115-20.
Standards. Methods for Dilution Antimicrobial 31. Burgess DS. Pharmacodynamic principles
Susceptibility Test for Bacteria that grow aero- of antimicrobial therapy in the prevention
bically; approved standard. NCCLS 2002; sup- of resis-tance. Chest 1999; 115: 19S-23S.
plemental tables. M100-S12(M7-A5): 1-20.
62
STREPTOCOCCUS PNEUMONIAE. SIGNIFICADO CLÍNICO DE LAS RESISTENCIAS ANTIBIÓTICAS
32. Appelbaum PC. Resistance among Strepto- nía adquirida en la comunidad. Arch Bron-
coccus pneumoniae: implications for drug coneumol 2001; 37 (Suppl 4): 94-9.
selection. Clin Infect Dis 2002; 34: 1613-20. 43. Lonks JR, Garau J, Gómez L, Xercavins
33. Nava JM, Bella F, Garau J, Lite J, Morera MA, M, Ochoa DE, Gareen IF, et al. Failure of
Marti C, et al. Predictive factors for invasive macro-lide antibiotic treatment in patients
disease due to penicillin-resistant Streptococ-cus with bac-teremia due to erythromicin-
pneumoniae: a population-based study. Clin resistant Strep-tococcus pneumoniae. Clin
Infect Dis 1994; 19: 884-90. Infect Dis 2002; 35: 556-64.
34. Liñares J, Pallarés R, Alonso T, Pérez JL, Ayats 44. Boswell F, Andrews JM, Ashby JP, Fogarty C,
J, Gudiol F, et al. Trends in antimicrobial resis- Brenwald NP, Wise R. The in vitro activity of
tance of clinical isolates of Streptococcus pneu- HMR 3647, a new ketolide antimicrobial agent.
moniae in Bellvitge hospital, Barcelona, Spain. J Antimicrob Chemother 1998; 42: 703-9.
Clin Infect Dis 1992; 15: 99-105. 45. Hooper DC, Wolfson JS, eds. Quinolone
35. Chen DK, Mc Geer A, de Azavedo JC, Low DE. Anti-microbial Agents. American Society
Decreased susceptibility of Streptococcus pneu- for Micro-biology. Washington DC 1993.
moniae to fluorquinolones in Canada. Cana-dian 46. Muñoz R, de la Campa AG. ParC subunit
Bacterial Surveillance Network. N Engl J Med of DNA topoisomerase IV of
1999; 341: 233-39. Streptococcus pneu-moniae is a primary
36. Liñares J, de la Campa AG, Pallarés R. target of fluoroquinolo-nes and cooperates
Fluo-roquinolone resistance in with DNA gyrase. A subu-nit in forming
Streptococcus pneu-moniae. N Engl J Med resistance phenotype. Antimicrob Agents
1999; 341: 1546-7; autor reply 1547-8. Chemother 1996; 40: 2252-7.
37. Ho PL, Tse WS, Tsang KW, Kwok TK, Ng TK, 47. Tankovic J, Perichon B, Duval J, Courvalin
Cheng VC, et al. Risk factors for adquisition of P. Contribution of mutations in gyrA and
levofloxacin-resistant Streptococcus pneumo- parC to fluoroquinolone resistance of
niae: a case-control study. Clin Infect Dis 2001; mutants of Streptococcus pneumoniae
32: 701-7. obtained in vivo and in vitro. Antimicrob
38. García-Rey C, Aguilar L, Baquero F, on behalf
Agents Chemother 1996; 40: 2505-10.
of the Spain Surveillance Group for Respira-tory 48. Morrissey I, George JT. Purification of pneu-
Pathogens. Influence of different factors on the mococcal type II topoisomerase and inhibition
ciprofloxacin resistance prevalence of by gemifloxacin and other quinolones. J Anti-
Streptococcus pneumoniae in Spain. Results of microb Chemother 2000; 45 (Suppl A): 101-6.
one-year (1996-7) multicenter surveillance 49. Davidson R, Cavalcanti R, Brunton JL, Bast DJ,
study. Antimicrob Agents Chemother 2000; de Azavedo JC, et al. Resistance to levofloxa-
44: 3481-2. cin and failure of treatment of pneumococcal
39. Butler JC, Hofmann J, Cetron MS, Elliot JA, pneumonia. N Engl J Med 2002; 346: 747-50.
Fac-klam RR, Breiman RF. The continued emer- 50. Zhanel GG, Hoban DJ, Chan CK. Resistance
gence of drig-resistant Streptococcus pneu- to levofloxacin and failure of treatment of
moniae in the United States: an update from the pneu-mococcal pneumonia. N Engl J Med
Centers for Disease Control and Preven-tion’s 2002; 347: 65-7; author reply 65-7.
Pneumococcal Sentinel Surveillance System. J 51. Gill M, Brenwald NP, Wise R. Identification
Infect Dis 1996; 174: 986-93. of an efflux pump gene, pmrA, associated
40. Friedland IR, McCracken GH, Jr. Management with fluorquinolone resistance in
of infections caused by antibiotic-resistant Streptococcus pneumoniae. Antimicrob
Streptococcus pneumoniae. N Engl J Med 1994; Agents Chemother 1999; 43: 187-9.
331: 377-82. 52. Niederman MS. Impact of antibiotic resistan-
41. Lynch III JP, Martínez FJ. Clinical relevance ce on clinical outcomes and the cost of care.
of macrolide-resistant S. pneumoniae for Crit Care Med 2001; 29: 114-20.
com-munity-acquired pneumonia. Clin Infect 53. Clavo-Sánchez AJ, Girón-González JA, López-
Dis 2002; 34 (Suppl 1): S27-S46. Prieto D, Canueto-Quintero J, Sánchez-Porto A,
42. Torres A. Impacto de las resistencias de S. Vergara-Campos A, et al. Multivariate analy-sis
pneumoniae a la penicilina y otros antibióti- of risk factors for infection due to penici-llin-
cos en el manejo y tratamiento de la neumo- resistant and multidrug-resistant Strepto-
63
O. RAJAS NARANJO immunodeficiency virus seroprevalence.
Clin Infect Dis 1999; 29: 321-27.
coccus pneumoniae: a multicenter study. Clin 65. Buckingham SC, Brown SP, Joaquín VH.
Infect Dis 1997; 24: 1052-9. Bre-akthrough bacteremia and meningitis
54. Ewig S, Ruiz M, Torres A, Marco F, during treatment with cephalosporins
Martínez JA, Sánchez M, et al. Pneumonia parenterally for pneumococcal pneumonia.
acquired in the community through drug- J Pediatr 1998; 132: 174-6.
resistant Strep-tococcus pneumoniae. Am J 66. Dowell SF, Smith T, Leversedge K, Snitzer J.
Respir Crit Care Med 1999; 159: 1835-42. Failure of treatment of pneumonia associated
55. Campbell GD Jr, Silberman R. Drug- with highly resistant pneumococci in a child.
resistant Streptococcus pneumoniae. Clin Clin Infect Dis 1999; 29: 462-3.
Infect Dis 1998; 26: 1188-95. 67. Pérez-Trallero E, Fernández-Mazarrasa C, Gar-
56. Bedos JP, Chevret S, Chastang C, Geslin P, Reg- cía-Rey C, Bouza E, Aguilar L, García de
nier B. Epidemiological features of and risk Lomas J, et al. Antimicrobial susceptibilities of
factors for infection by Streptococcus pneu- 1,684 Streptococcus pneumoniae and 2,039
moniae strains with diminished susceptibility to Streptococcus pyogenes isolates and their
penicillin: findings of a French survey. Clin ecological relationship: results of a 1-year
Infect Dis 1996; 22: 63-72. (1998-1999) multicenter surveillance study in
57. Hyde TB, Gay K, Stephens DS, Vugia DJ, Pass Spain. Antimicrob Agents Chemo-ther 2001; 45:
M, Johnson S, et al. Macrolide resistance among 3334-40.
invasive Streptococcus pneumoniae isolates. 68. Metlay JP, Hofmann J, Cetron MS, Fine MJ,
JAMA 2001; 286: 1857-62. Far-ley MM, Withney C, et al. Impact of
58. Moreno S, García-Leoni ME, Cercenado E, Díaz penicillin susceptibility on medical outcomes
MD, Bernaldo de Quirós JC, Bouza E. for adults patients with bacteremic
Infections caused by erythromycin-resistant pneumococcal pneu-monia. Clin Infect Dis
Streptococ-cus pneumoniae: incidence, risk 2000; 30: 520-28.
factors, and response to therapy in a prospective 69. Fine MJ, Auble TE, Yealy DM, Hanuba
study. Clin Infect Dis 1995; 20: 1195-200. BH, Weissfeld LA, Singer DE, et al. A
59. Pallarés R, Linares J, Vadillo M, Cabellos C, prediction rule to identify low-risk patients
Man-resa F, Viladrich PF, et al. Resistance to with com-munity-acquired pneumonia. N
penici-llin and cephalosporin and mortality from Engl J Med 1997; 336: 243-50.
seve-re pneumococcal pneumonia in Barcelona 70. Moroney JF, Fiore AE, Harrison LH, Patterson
(Spain). N Engl J Med 1995; 333: 474-80. JE, Farley MM, Jorgensen JH, et al. Clinical
60. Feikin DR, Schuchat A, Kolczak M, Barrett NL, out-comes of bacteremic pneumococcal pneu-
Harrison LH, Lefkowitz L, et al. Mortality from monia in the era of antibiotic resistance. Clin
invasive pneumococcal pneumonia in the era of Infect Dis 2001; 33: 797-805.
antibiotic resistance 1995-1997. Am J Public
71. Watanabe H, Sato S, Kawakami K, Oishi K,
Health 2000; 90: 223-29.
Rikitomi N, et al. A comparative clinical study
61. Friedland IR. Comparison of the response to of pneumonia by penicillin-resistant and sen-
antimicrobial therapy of penicillin-resistant and sitive Streptococcus pneumoniae in a com-
penicillin-susceptible pneumococcal dise-ase. munity hospital. Respirology 2000; 5: 59-64.
Pediatr Infect Dis J 1995; 14: 885-90.
72. Yu VL, Chiou CC, Feldman C, et al. An inter-
62. Choi EH, Lee HJ. Clinical outcome of invasi- national prospective study of pneumococcal
ve infections by penicillin-resistant Strepto- bacteremia: correlation with in vitri resistan-ce,
coccus pneumoniae in Korean children. Clin
antibiotics administered and clinical out-come.
Infect Dis 1998; 26: 1346-54.
Clin Infect Dis 2003; 37: 230-7.
63. Deeks SL, Palacio R, Ruvinsky R, et al.
73. File Jr TM. Appropiate use of antimicrobials
Risk factors and course of illness among
for drug-resistant pneumonia: focus on the
children with invasive penicillin-resistant
Streptococ-cus pneumoniae. The sig-nificance of beta-lactam-resistant
Streptococcus pneu-moniae Working Streptococ-cus pneumoniae. Clin Infect Dis
Group. Pediatrics 1999; 103: 409-13. 2002; 34 (Suppl 1): S17-S26.
64. Turett GS, Blum S, Fazal BA, Justman JE, 74. Bryan CS. Treatment of pneumococcal
Tel-zak EE. Penicillin resistance and other pneu-monia: the case for penicillin G. Am
pre-dictors of mortality in pneumococcal J Med 1999; 107: 63S-8S.
bacte-remia in a population with high human
64
STREPTOCOCCUS PNEUMONIAE. SIGNIFICADO CLÍNICO DE LAS RESISTENCIAS ANTIBIÓTICAS
75. Kelley MA, Weber DJ, Gilligan P, Cohen regimen is associated with lower in-hospital
MS. Breakthrough pneumococcal mortality for patients with bacteremic pneu-
bacteriemia in patients being treated with mococcal pneumonia. Clin Infect Dis 2003;
azithromycin and clarithromycin. Clin 36: 389-95.
Infect Dis 2003; 31: 1008-11. 81. Waterer GW, Somes GW, Wunderink RG.
76. Waterer GW, Wunderink RG, Jones CB. Monotherapy may be suboptimal for severe
Fatal pneumococcal pneumonia atribuited bacteremic pneumococcal pneumonia. Arch
to macro-lide resistance and azithromycin Intern Med 2001; 161: 1837-42.
monotherapy. Chest 2000; 118: 1839-40. 82. Brown RB, Iannini P, Gross P, Kunkel M.
77. Jones RN, Mutnick AH, Varnam DJ. Impact of Impact of initial antibiotic choice on
modified nonmeningeal Streptococcus pneu- clinical outcomes in community-acquired
moniae interpretive criteria (NCCLS M100-S12) pneumonia: analysis of a hospital claims-
on the susceptibility patterns of five parente-ral made database. Chest 2003; 123: 1503-11.
cephalosporins: report from the SENTRY 83. Sánchez F, Mensa J, Martínez JA, García E,
antimicrobial surveillance program (1997 to Mar-co F, González J, et al. Is azithromycin
2001). J Clin Microbiol 2002; 40: 4332-33. the first-choice macrolide for treatment of
78. Goldstein EJ, Garabedian-Ruffalo SM. community-acquired pneumonia? Clin Infect
Wides-pread use of fluorquinolones versus Dis 2003; 36: 1239-45.
emerging resistance in pneumococci. Clin 84. Camacho M, Vicioso D, Berrón S, Jado I,
Infect Dis 2002; 35: 1505-11. Casal J, Fenoll A. Serotipos y resistencia a
79. Williams JH, Jr. Fluorquinolones for antibió-ticos de Streptococcus pneumoniae
respiratory infections: too valuable to (Enero 1997-2001). Enferm Infecc
overuse. Chest 2001; 120: 1771-75. Microbiol 2002; 20 (Suppl 1): 101.
80. Martínez JA, Horcajada JP, Almela M, Marco F, 85. Felmingham D. The need for antimicrobial
Soriano A, García E, et al. Addition of a macro- resistance surveillance. J Antimicrob
lide to a b-lactam-based empirical antibiotic Chemo-ther 2002; 50: (Suppl S1), 1-7.
65
NEUMONÍA ADQUIRIDA EN LA
COMUNIDAD: EPIDEMIOLOGÍA,
FACTORES DE RIESGO Y PRONÓSTICO
Raquel Martínez Tomás, José Manuel Vallés Tarazona, Soledad Reyes Calzada,
Rosario Menéndez Villanueva
67
R. MARTÍNEZ TOMÁS ET AL. el total de los costes directos del tratamiento
de la neumonía son, sobre todo, a expensas
La NAC representa el 5-12% de las infec- de los costes de la hospitalización(10).
ciones respiratorias y es la primera causa infec- Monge et al.(5) han analizado el coste de la
ciosa que justifica el ingreso hospitalario. Mon- atención de la NAC hospitalizada en España,
ge et al.(5) en un estudio realizado sobre que alcanza los 115 millones de euros y que
neumonías ingresadas, muestra una variabili- corresponden a los más de 51.000 pacientes
dad significativa en la incidencia de hospita- ingresados por año. Más recientemente, Bar-
lizaciones por neumonía en las distintas comu- tolomé et al.(11) calcularon los costes directos de
nidades autónomas que varía desde 2,38 casos la NAC ingresada, que fueron de 1.553 euros
por 1.000 habitantes y año en Cataluña a 0,8 (el 85% debido a la estancia hospitalaria),
casos por 1.000 habitantes y año en las Islas mientras que el coste medio de la neumonía que
Canarias. Esta diferencia puede explicarse por no ingresa se situó en 196 euros.
la distinta tasa de incidencia de la NAC, por la
diferente distribución etaria de la población, por Mortalidad
distintos criterios de hospitalización o, incluso, La neumonía es una de las causas más
al tratarse de un estudio basado en las importantes de mortalidad dentro de la pato-
neumonías hospitalizadas, la facilidad de acce- logía infecciosa y el principal motivo de
so a los hospitales o la disponibilidad de camas. falle-cimiento en pacientes hospitalizados.
Este autor obtiene una incidencia anual media En 1999 fallecieron en España 4.254 hom-
de hospitalización entre las distintas comuni- bres y 3.998 mujeres por neumonía, lo que
dades autónomas de 1,6 casos por 1.000 habi- supone una tasa de mortalidad de 14,1 falleci-
tantes y año, incidencia que se triplica en mientos por 100.000 habitantes y en el año
mayores de 65 años, situándose en 5,23 casos 2002, según datos obtenidos del Instituto
por 1.000 habitantes y año. Nacio-nal de Estadística y publicados en
La tasa de ingreso sobre el total de las diciembre de 2004, fue del 19,5 por 100.000
neu-monías varía de unas series a otras. Así, habitantes, situándose en la novena causa de
Agui-rre et al.(4) obtienen una tasa del 12,4% muerte en España, con una variabilidad entre
mien-tras que Almirall et al.(3) observan una comunida-des autonómicas entre el 11,05 de
frecuencia de ingreso del 26%. Cataluña y el 34,22 por 100.000 habitantes en
La tasa de ingreso entre las neumonías Aragón.
que acuden al servicio de urgencias es La relevancia de la neumonía como causa
superior al 50%, como se observa en las de muerte a nivel mundial la podemos obser-
series de Almi-rall(2,3) y de España et al(6). var en la tabla 1; en ella se incluyen países
La proporción de pacientes que requieren con diferente grado de desarrollo industrial y
ingreso en una Unidad de Cuidados Intensivos de diferente distribución por edad, lo que
(UCI) varía desde el 5% en un estudio multi- influye de forma importante a la hora de
céntrico de la British Thoracic Society(7) al 10% comparar las cifras entre distintos países(12).
de la serie de Torres et al. en España(8). La mortalidad viene determinada en fun-
La NAC constituye una entidad de gran rele- ción de la forma de presentación, la etiología
vancia debido al consumo de recursos sanita-rios y y las características del paciente, oscilando
al coste económico que genera, tanto directo (gasto entre menos del 1% en la NAC que no
farmacéutico, consultas médicas e ingresos requie-re ingreso, 5-15% en los pacientes que
hospitalarios), como indirecto (bajas escolares y pre-cisan hospitalización y es superior al
laborales). En Estados Unidos se esti-ma un coste 25% cuando se requiere ingreso en la unidad
anual de 34.4 billones de dólares (9). En este de cuidados intensivos (UCI)(13), sobre todo
sentido, los costes de la NAC que se tra-ta en el si requiere ventilación mecánica, superando
hospital son 15 veces superiores a los de la NAC entonces el 50%.
tratada en el domicilio, por lo que
68
NEUMONÍA ADQUIRIDA EN LA COMUNIDAD: EPIDEMIOLOGÍA, FACTORES DE RIESGO Y PRONÓSTICO
69
R. MARTÍNEZ TOMÁS ET AL.
70
NEUMONÍA ADQUIRIDA EN LA COMUNIDAD: EPIDEMIOLOGÍA, FACTORES DE RIESGO Y PRONÓSTICO
Area geográfica País Vasco, Cornisa Cantábrica, Nor- Coxiella bumetii, (Fiebre Q)
te de Castilla-León, Norte de Aragón
ponsable de más del 75% de las NAC), Myco- Diversos estudios publicados muestran
plasma pneumoniae, Chlamydia pneumoniae, que el S. pneumoniae es el responsable del
Legionella pneumophila, y Haemophilus 30 al 40% de los episodios de neumonía que
influen-zae; y, en menor grado, los gérmenes se tra-tan en el hospital, situándose también
Gram negativos y la Coxiella burnetii, esta en el principal germen productor de las
última sobre todo en el País Vasco. Cuando la mismas.
neu-monía es grave y requiere ingreso en la Entre las neumonías que requieren ingreso
unidad de cuidados intensivos (UCI), el en la UCI, también es el neumococo el princi-
Streptococcus pneumoniae y la Legionella pal responsable con el 10-36% de ellas, desta-
pneumophila son los gérmenes más cando también las producidas por Legionella,
frecuentemente implica-dos(14). Staphylococcus aureus, bacterias entéricas
Gram negativas y Haemophilus influenzae.
Influencia de la gravedad de la Woodhead(15), estudiando 41 trabajos
presentación en la etiología rea-lizados sobre la etiología de la NAC en
Existen pocos estudios sobre la etiología de Euro-pa, 13 de ellos realizados en España,
la NAC tratada de forma ambulatoria por la nos mues-tra la frecuencia de los distintos
dificultad que supone la realización de estu-dios patógenos causantes de neumonía según el
microbiológicos fuera del hospital. Algu-nos lugar de tra-tamiento de la misma (Tabla 3).
estudios, además, establecen el diagnós-tico
apoyándose únicamente en criterios clínicos, sin Influencia de la edad en la etiología
confirmación radiológica. No obs-tante, y a En relación al huésped, en los ancianos, el
pesar de que un alto porcentaje de las espectro etiológico no difiere del de otros gru-
neumonías tratadas de forma ambulatoria no se pos aunque, en los ancianos institucionalizados
obtiene el germen responsable, se pue-de y muy dependientes, las bacterias entéricas
afirmar que el neumococo es el principal Gram negativas pueden ser más frecuentes. En
responsable de las neumonías que se tratan de un estudio multicéntrico reciente, la etio-logía
forma ambulatoria. de la NAC hospitalizada en mayores de 65 años
fue Streptococcus pneumoniae (49%),
71
R. MARTÍNEZ TOMÁS ET AL.
Haemophilus influenzae (14%), Legionella pneu- ciones graves por virus influenza y virus
mophila (10%), Pseudomonas aeruginosa (6%) res-piratorio sincitial(19).
y enterobacterias (6%)(16). La frecuencia de
microorganismos intracelulares varía entre 15- Etiología y comorbilidad
32%, aunque Mycoplasma pneumoniae es 5,4 En relación a la NAC en pacientes con
veces más frecuente en menores de 60 años(17). EPOC, un estudio multicéntrico español reali-
La etiología en los ancianos difiere según zado en pacientes con EPOC hospitalizados por
resida en domicilio o institución cerrada. Así, NAC, demostró que la mayoría de los
El-Sohl et al.(18), en una población de edad microorganismos aislados no diferían de los del
supe-rior a 75 años con neumonía grave encuen- resto de NAC. Los microorganismos cau-sales
tran que los microorganismos más frecuentes en más frecuentes fueron: S. pneumoniae (43%),
los que viven en domicilio fueron S. pneu- Chlamydia pneumoniae (12%), H. influenzae
moniae (14%), bacilos Gramnegativos (BGN) (9%), estreptococos del grupo viri-dans (4%) y
(14%), Legionella (9%), H. influenzae (7%) y Legionella (9%)(20); Ruiz et al.(17) encuentran
Staphylococcus aureus (7%) y en los pacientes además de los anteriores, ente-robacterias,
procedentes de residencias, los más frecuen-tes Pseudomonas e infecciones mix-tas. La
fueron S. aureus (29%), BGN (14%), S. etiología por C. pneumoniae fue más fre-cuente
pneumoniae (9%) y P. aeruginosa (4%). en EPOC de grado severo.
La incidencia de virus es menos conocida, En pacientes con bronquiectasias o fibro-sis
aunque se han descrito epidemias de infec- quística, y en EPOC de grado severo(21-23),
72
NEUMONÍA ADQUIRIDA EN LA COMUNIDAD: EPIDEMIOLOGÍA, FACTORES DE RIESGO Y PRONÓSTICO
otros microorganismos menos frecuentes, como dia pneumoniae y Hantavirus, estos últimos
P. aeruginosa y las enterobacterias, pueden ser pro-ducen esporádicas zoonosis procedentes
causa de NAC. En un trabajo realizado en nues- de los roedores en Norte y Sudamérica, pero
tro país sobre la incidencia y factores de ries-go no son causas frecuentes de NAC.
de Pseudomonas y BGN, se concluye que los La frecuencia de microorganismos anae-
factores asociados más relevantes para pade-cer robios como causantes de NAC es
una neumonía comunitaria debida a BGN son: desconoci-da, estimándose en un 10%,
aspiración, hospitalización previa o trata-miento siendo los facto-res predisponentes la
previo antimicrobiano, y presencia de aspiración de secreciones orofaríngeas en el
bronquiectasias y EPOC grave(22). contexto de una disminu-ción del nivel de
Los pacientes alcohólicos tienen una inci- conciencia, la disfagia en las enfermedades
dencia mayor de neumonías por aspiración neurológicas, las enfermedades dentales o
y abscesos pulmonares cuyos microorganis- periodontales y la obstrucción intes-tinal.
mos causales más frecuentes son S. pneu- En cuanto a los virus, un estudio español, de
moniae y BGN (especialmente Klebsiella De Roux et al.(29), sobre las neumonías de origen
pneu-moniae)(24,25), debiendo tener en cuenta vírico, se observó que el 18% de las NAC a las
también el M. tuberculosis(26) y los que se les realizó un estudio serológico de virus
anaerobios por los episodios de disminución respiratorios completo, presentaba algún tipo de
del nivel de conciencia que presentan. virus como causa de la neumonía, y de ellos, el
En enfermos diabéticos, el riesgo de neu- 50% el único patógeno responsable era un virus y
monías no parece mayor que en la población el otro 50% presentaban una causa mixta: vírica y
general(27). No obstante, tienen mayor riesgo bacteriana; éstas cifras son muy similares a las
para presentar infecciones por Gramnegativos encontradas por Nauffal et al. (30) en un estudio
además de que la colonización por S. aureus multicéntrico realizado en Valen-cia. En la serie
es mayor que en individuos sanos (28). Así, de De Roux et al.(29) los virus más frecuentemente
Ruiz et al.(17) han encontrado con mayor encontrados fueron los virus de la gripe A y B,
frecuencia NAC por S. aureus y Legionella seguidos del parainfluenza, y menos
(odds ratio 1,89) en los diabéticos. frecuentemente del virus respirato-rio sincitial y
los adenovirus.
Otros gérmenes menos frecuentes
La identificación de más de un patógeno FACTORES DE RIESGO
es inusual, ocurriendo en menos del 10% de Los factores de riesgo para adquirir o pade-
los casos, siendo la EPOC la enfermedad con cer una NAC son múltiples y se han identifi-
más riesgo de etiología mixta (odds ratio 1,8) cado en varios estudios, pudiéndose agrupar en:
como señalan Ruiz et al.(17). edad, hábitos tóxicos, comorbilidad (Dia-betes
En pacientes con alteración del nivel de mellitus, EPOC, insuficiencia cardíaca
conciencia puede producirse una aspiración y en congestiva, cardiopatía isquémica, neoplasias,
esta circunstancia la etiología suele ser poli- enfermedades hepáticas crónicas, insuficien-cia
microbiana, con predominio de microorga- renal crónica y enfermedades neurológi-cas), y
otros: epidemia por virus influenza A,
nismos anaerobios(17). Los factores de riesgo
características medioambientales, malnutri-
para la aspiración son múltiples: accidente
cerebrovascular, intoxicación farmacológica, ción, inmunodeficiencia y terapias inmuno-
enfermedades neurológicas degenerativas, neo- supresoras, esplenectomía, uso de drogas por
plasias orofaríngeas o esofágicas y proceden-cia vía parenteral, antibioterapia inadecuada y
de asilos. residencia en instituciones cerradas.
Otros patógenos implicados más recien- Koivula’s(31) en un estudio realizado en
temente en la patogenia de la NAC son Chlamy- Finlandia encuentra como factores de ries-
73
R. MARTÍNEZ TOMÁS ET AL. Alcoholismo
Ruiz et al.(25) encontraron que el
go independientes, en personas mayores de alcoholis-mo, definido como la ingesta
60 años, el alcoholismo con un riesgo rela- superior a 80 g/día, era un factor de riesgo
tivo (RR) de 9, el asma (RR 4,2), la independiente para el desarrollo de NAC
inmuno-supresión (RR 1,9), la grave, sobre todo por los efectos agudos del
institucionalización (RR 1,8) y la edad consumo de alcohol. El consumo de alcohol
mayor de 70 años, com-parada con el deteriora los sistemas inmunitarios tanto
grupo de 60 a 69 años (RR 1,5). locales como sistémicos, especialmente la
función de los neutrófilos y de los linfocitos,
Edad además de disminuir el nivel de conciencia
La neumonía es más frecuente en las eda- del paciente lo que favorece las aspiraciones.
des extremas, constituyendo un factor de ries-
go independiente; sin embargo, no está total- Epidemia por virus influenza A
mente aclarado el motivo exacto de la La gripe es una infección vírica aguda,
influencia de la edad sobre la etiología y el generalmente autolimitada. Constituye un fac-
pronóstico. Así, en un metaanálisis realizado tor asociado temporalmente a mayor riesgo de
por Fine et al.(13), la edad no aparece como NAC, tanto como productor directo de neu-
factor asociado significativamente con la monía como generador de condiciones que
mor-talidad; no obstante, es uno de los facilitan la penetración de otros gérmenes al
paráme-tros con mayor peso en la escala de dañar los epitelios de las vías respiratorias, pro-
pronós-tico publicada posteriormente en duciendo infecciones respiratorias, como oti-tis
media en niños, bronquitis o incluso neu-monía
1997(32). De esta forma es posible que la
bacteriana sobre todo por S. aureus. La
influencia de la edad se deba a la interacción
neumonía por virus de la gripe es rara pero
de otros facto-res no bien definidos, como
cuando ocurre conlleva una alta mortalidad.
enfermedades crónicas concomitantes,
malnutrición, capa-cidad inmunitaria, un La mayor mortalidad en las epidemias de
reflejo de deglución menos eficaz o una gripe se produce en pacientes con enferme-
función mucociliar menos eficiente. dades crónicas debilitantes como EPOC
El incremento de la población adulta hace avan-zada, insuficiencia cardiaca o renal y
prever, por tanto, un incremento tanto de la inci- diabe-tes(34), sobre todo en personas mayores
dencia como de la mortalidad por neumonía. de 65 años y es debida sobre todo a la
neumonía bacteriana secundaria o a la
Tabaquismo agudización de la insuficiencia cardiaca más
El tabaco genera cambios estructurales que a la infección vírica inicial.
y funcionales de los bronquios y Todo esto justifica plenamente la vacuna-
bronquíolos que facilitan la penetración de ción antigripal en la población susceptible(12).
los gérmenes en el parénquima pulmonar.
En la población general se estima que el Comorbilidad
riesgo atribuible porcentual al tabaco es del La incidencia de la NAC y su gravedad
orden del 23%, situándose en el 32% cuando son mayores entre pacientes con enfermedad
se asocia EPOC(33). Examinando el riesgo cró-nica, sea o no de origen respiratorio, por
indi-vidual, se ha comunicado hasta 1,8 veces la dis-minución de la capacidad de respuesta
más riesgo de padecer neumonía en los frente a agresiones externas(12).
fumado-res habituales cuando se comparan En la diabetes mellitus se produce una
con la población no fumadora(12). Este riesgo dis-minución de la respuesta inflamatoria e
está en relación directa a la duración del inmu-nológica que favorece las infecciones.
hábito tabá-quico, disminuyendo a la mitad a
los 5 años de haber dejado de fumar.
74
NEUMONÍA ADQUIRIDA EN LA COMUNIDAD: EPIDEMIOLOGÍA, FACTORES DE RIESGO Y PRONÓSTICO
75
R. MARTÍNEZ TOMÁS ET AL.
76
NEUMONÍA ADQUIRIDA EN LA COMUNIDAD: EPIDEMIOLOGÍA, FACTORES DE RIESGO Y PRONÓSTICO
77
R. MARTÍNEZ TOMÁS ET AL. o más factores de riesgo son clasificados en
función de la puntuación obtenida por estos
factores de riesgo: II, menos de 70 puntos;
TABLA 6. Mortalidad en función de III, 71 a 90; IV, 91 a 130; y V, más de 130
la etiología puntos. La validación de esta escala de
Agente etiológico Mortalidad (%) mortalidad para las distintas clases de riesgo
Pseudomonas aeruginosa 61,1 muestra que es baja en las clases I-III (0,1-
2,8%), intermedia para la clase IV (8,2-9,3%)
Klebsiella spp 35,7
y alta para la cla-se V (27-31%).
Escherichia coli 35,3 La BTS (Sociedad Británica de Neumología)
también ha obtenido una escala pronostica de
Staphylococcus aureus 31,8
mortalidad(51) y Lim et al.(52) la han adaptado a una
Infección polibacteriana 23,6 más sencilla ya que utiliza solamente 4 variables:
CURB acrónimo de confusión, urea, frecuencia
Legionella 14,7
respiratoria (≥ 30/rpm) y blood pres-sure (presión
Streptococcus pneumoniae 12,3 diastólica ≥ 60 mmHg ó sistóli-ca < 90 mmHg), y
Clamydia pneumoniae 9,8 también estratifica acertadamente a los pacientes
según la pro-babilidad de muerte (Tabla 7). El
Virus A de la gripe 99,0 cálculo de la puntuación de esta escala se realiza
suman-do un punto por cada variable presente. La
Proteus spp 8,3
pro-babilidad de muerte para cada valor es ascen-
Haemophilus influenzae 7,4 dente: puntuación 0: 0,7%, 1: 2,1%, 3: 9,2%,
Virus parainfluenza 6,7 3: 14,5%, ≥ 4: 40%. Además, en el mismo
estudio se valida una simplificación de la
Virus respiratorio sincitial 5,0 esca-la, excluyendo el valor de la urea para
Agente etiológico desconocido 12,8 su apli-cación en el ámbito de la asistencia
prima-ria. Es el denominado CRB65, con
un rango de puntuación entre 0-4, y cuya
probabilidad de muerte para cada valor es
mar la probabilidad de muerte de un pacien-te el siguiente: valor 0 = mortalidad 1,2%, 1-
con neumonía. Fine et al. (32), mediante estos 2 = 8,5% y 3-4 = 31%.
modelos que cuantifican el efecto indepen- La utilidad de estas escalas pronósticas
diente de las variables, obtiene una escala pro- es que determinan la probabilidad de muer-
nóstica que estratifica a los pacientes en 5 cla- te en el momento del diagnóstico de NAC;
ses de riesgo de muerte. Esta escala, más sin embargo, no tienen capacidad de prever
conocida como PSI (pneumonia severity índex) la res-puesta del paciente tras el inicio del
o clase de riesgo de Fine, se basa en variables trata-miento, lo que resulta clave en el
como la edad, de mucho peso, enfermedades pronóstico del paciente.
concomitantes y presencia de signos clínicos,
analíticos y radiográficos, de gravedad inicial Factores pronóstico de mortalidad tardía
(Tabla 7). Aplicada a diferentes poblaciones, A pesar de la alta morbilidad y mortalidad
esta escala clasifica de forma muy precisa la asociada a la NAC hay limitados estudios que
probabilidad de muerte de un paciente con examinen el pronóstico a largo plazo, es decir,
los factores de riesgo de mortalidad tardía de la
neumonía. El primer escalón estratifica el ries-
go en función de la edad, las enfermedades NAC. Mortensen et al.(53) estudiaron la mor-
asociadas, el examen físico y los hallazgos de talidad a los 90 días y demostraron mayor pro-
laboratorio. Si estos factores de riesgo están
ausentes, el paciente es asignado a la clase I. En
el segundo escalón, los pacientes con uno
78
NEUMONÍA ADQUIRIDA EN LA COMUNIDAD: EPIDEMIOLOGÍA, FACTORES DE RIESGO Y PRONÓSTICO
TA sistólica* < 90 + 20
B
Pulso ≥ 125/min + 10
pH arterial < 7,35 + 30
BUN* ≥ 30 mg/dl U + 20
Na < 130 nmol/L + 20
Glucosa ≥ 250 mg/dl + 10
Hto < 30% + 10
Pa O2 < 60 mmHg + 10
Derrame pleural + 10
Riesgo de Fine: I (< 50 ptos), II (51-70), III (71-91), IV (91-130), V (> 130). Mortalidad clases I-III (0,1-2,8%), IV (8.2-
9,3%), V (27-31%). *En negrita se destacan los componenetes del Fine y CURB (véase texto): puntuación 0: mor-
talidad 0,7%, 1: 2,1%, 2: 9,2%, 3: 14,5% ≥ 4: 40%.
babilidad de muerte en los pacientes tras una NAC reanimable, deficiente estado nutricional, derra-
respecto a los controles pareados por edad. Entre me pleural, uso de glucocorticoides, residencia de
los factores asociados significativamen-te con ancianos, nivel de estudios alto o bajo, sexo
mayor mortalidad tardía encontraron: la edad masculino, existencia de comorbilidad asocia-da y
(estratificada por décadas), estado no ausencia de fiebre. Otra publicación recien-
79
R. MARTÍNEZ TOMÁS ET AL.
Decisión de ingreso por escalas pronósticas Se reduce ingreso pacientes bajo riesgo
Inicio tratamiento antibiótico Administración precoz mayor supervivencia
80
NEUMONÍA ADQUIRIDA EN LA COMUNIDAD: EPIDEMIOLOGÍA, FACTORES DE RIESGO Y PRONÓSTICO
realización de drenaje torácico en el empie- 10. Fine MJ. Pneumonia in the elderly: the
hospi-tal admission and discharge decisions.
ma, abandonar el hábito tabáquico y medidas
Semin Respir Infect 1990; 5(4): 303-13.
preventivas como la indicación de 11. Bartolomé M, Almirall J, Morera J, Pera G,
vacunación antigripal y antineumocócica. Ortun V, Bassa J, et al. A population-based
Cuando se apli-caron estos indicadores de study of the costs of care for community-acqui-
calidad de forma prospectiva se encontró una red pneumonia. Eur Resp J 2004; (23): 610-6.
reducción de mor-talidad en las neumonías 12. Valdivia Cabrera G. Neumonías adquiridas
que requirieron ingre-so hospitalario. en la Comunidad: Epidemiología y
conceptos generales. Boletín de la Escuela
de Medicina 1999; 28: 3.
BIBLIOGRAFÍA
13. Fine MJ, Smith MA, Carson CA, Mutha SS,
1. Almirall J. Neumonía extrahospitalaria. Epi- San-key SS, Weissfeld LA, et al. Prognosis
demiología. En: Morera Prat J, ed. Neumonía and out-comes of patients with community-
extrahospitalaria. Barcelona: Temis Pharma acquired pneumonia. A meta-analysis. JAMA
S. L; 2000. Cap. 2, p. 13-24. 1996 Jan 10; 275(2): 134-41.
2. Almirall J, Bolíbar I, Vidal J, Sauca G, Coll P, 14. Dorca J, Bello S, Blanquer JM, De Celis
Niklasson B,et al. Epidemiology of community- MR, Molinos L, Torres A, et al.
acquired pneumonia in adults: a population- Diagnóstico y tra-tamiento de la neumonía
based study. Eur Respir J 2000; 15: 757-63. adquirida en la comunidad. Arch
3. Almirall J, Morato I, Riera F, Verdaguer A, Bronconeumol 1997; 33: 240-6.
Priu R, Coll P, et al. Incidence of community- 15. Woodhead M. Community-acquired
acqui-red pneuminia and Chlamydia pneumo-nia in Europe: causative
pneumoniae infection: a prospective pathogens and resis-tance patterns. Eur
multicentre study. Eur Respir J 1993; 6: 14-8. Respir J 2002; 20 (Suppl 36): 20s-27s.
4. Aguirre I, Bilbao JJ, Olarreaga M, 16. Zalacain R, Torres A, Celis R, Blanquer J, Aspa
Narzábal M, Aguinaga JR, Ventura I, et al. J, Esteban L, et al. Community-acquired pneu-
Neumonías adqui-ridas en la comunidad monia in the elderly. Spanish multicenter study.
Andoaín. Aten Prima-ria 1993; 12: 359-62. Eur Respir J 2003; 21: 294-302.
5. Monge V, San-Martín VM, González A. The 17. Ruiz M, Ewig S, Marcos MA, Martínez JA,
bur-den of community-acquired pneumonia in Aran-cibia F, Mensa J, et al. Etiology of
Spain. Eur J Public Healt 2001; 11(4): 362-4. community-acquired pneumonia: impact of
6. España P, Capelastegui A, Quintana JM, Soto age, comor-bidity and severity. Am J Respir
A, Gorordo I, García-Urbaneja M, et al. A Crit Care Med 1999; 160: 397-405.
pre-diction rule to identify allocation of 18. El-Sohl AA, Sikka P, Ramadan F, Davies J. Etio-
impatient cara in community-acquired logy of severe pneumonia in the very elderly. Am J
pneumonia. Eur Respir J 2003; 21: 695-701. Respir Crit Care Med 2001; 163: 645-51.
7. British Thoracic Society Research 19. Feldman C. Pneumonia in the elderly. Clin
Commit-tee and Public Health Laboratory Chest Med 1999; 20: 563-73.
Service. The aetiology, management and 20. Torres A, Dorca J, Zalacaín R, Bello S, El-Ebiary
outcome of severe community-acquired M, Molinos L, et al. Community-acquired pneu-
pneumonia on the intensive care unit. monia in chronic obstructive pulmonary dise-ase. A
Respir Med 1992; 86: 7-13. Spanish multicenter study. Am J Respir Crit Care
8. Torres A, Serra-Batllés J, Ferrer A, Med 1996; 154: 1456-61.
Jiménez P, Celi R, Cobo E, et al. Severe 21. Soler N, Torres A, Ewig S, González J, Celis
community-acquired pneumonia. R, El-Ebiary M, et al. Bronchial microbial
Epidemiology and prog-nostic factors. Am pat-terns in severe exacerbations of chronic
Rev Respir Dis 1991; 144: 312-8. obs-tructive pulmonary disease (COPD)
9. Stahl JE, Barza M, DesJardin J, Martín R, Eck- requiring mechanical ventilation. Am J
man MH. Effect of macrolides as part of initial Respir Crit Care Med 1998; 157: 1498-505.
empiric therapy on Length of stay in patients 22. Arancibia F, Bauer TT, Ewig S, Mensa J, Gon-
hospitalized with community-acquired pneu- zález J, Niederman MS, et al. Community-
monia. Arch Intern Med 1999; 159: 2576-80. acquired pneumonia due to gram-negative bac-
81
R. MARTÍNEZ TOMÁS ET AL. tors to bacterial colonization in chronic obs-
tructive pulmonary disease. Eur Respir J 1999;
teria and Pseudomonas aeruginosa: 13: 343-8.
Inciden-ce, risk factors and prognosis. 36. Nair MP, Kronfol ZA, Swartz SA. Effects of
Arch Inter Med 2002; 162: 1848-58. alco-hol and nicotine on cytotoxic functions
23. LaForce FM, Mullane JF, Boheme RF, Kelly of human lymphocytes. Clin Immunol
Immuno-pathol 1990; 54: 395–409.
WJ, Huber GC. The effect of pulmonary
edema on antibacterial defense of the lung. J 37. Smith K, Samet J, Romieu I, Bruce N. Indoor
Lab Clin Med 1973; 82: 634-47. air pollution in developing countries anda
24. Lorente JL, Zalacain R, Gaztelurrutia L, cute lower respiratory infections in children.
Tala-yero N, Antonana JM, Sobradillo V. Tho-rax 2000; 55: 518-32.
Pneumo-nia in alcoholic patients: the 38. Lim WS, Lewis S, Macfarlane JT. Severity
clinical and etio-logical characteristics. pre-diction rules in community acquires
Arch Bronconeumol 1994; 30: 136-40. pneu-monia: a validation study. Torax
25. Ruiz M, Ewig S, Torres A, Arancibia F, 2000; 55(3): 219-23.
Marco F, Mensa J, et al. Severe 39. Ewing S, de Roux A, Bauer T, García E,
Community-Acquired Pneumonia. Risk Men-sa J, Niederman M, et al. Validation
Factors and Follow-up Epi-demiology. Am of predic-tive rules and indices of severity
J Respir Crit Care Med 1999; 160: 923-9. for commu-nity acquired pneumonia.
26. Caly WR, Strauss E. A prospective study Thorax 2004; 59(5): 421-7.
of bac-terial infection in patients with 40. Kuru T, Lynch JP, 3rd. Nonresolving or
cirrhosis. J Hepatology 1993; 18: 353-8. slowly resolving pneumonia. Clin Chest
27. Akbar DH. Bacterial pneumonia: comparison Med 1999; 20(3): 623-51.
between diabetics and non-diabetics. Acta 41. Kirtland SH, Winterbauer RH. Slowly resol-
Dia-betol 2001; 38:77-82)(Shah BR, Hux JE. ving, chronic, and recurrent pneumonia. Clin
Quan-tifying the risk of infectious diseases Chest Med 1991; 12(2): 303-18.
for peo-ple with diabetes. Diabetes Care
42. Feinsilver SH, Fein AM, Niederman MS,
2003; 26(2): 510-3.
Schultz DE, Faegenburg DH. Utility of
28. Lowy FD. Staphylococcus aureus infections. fiberoptic bron-choscopy in nonresolving
New Engl J Med 1998; 339: 520-32. pneumonia. Chest 1990; 98(6): 1322-6.
29. De Roux A, Marcos MA, García E, Mensa J, Ewing 43. Fein AM, Feinsilver SH, Niederman MS. Non-
S, Lode H, et al. Viral Community-Acqui-red resolving and slowly resolving pneumonia.
Pneumonia in Nonimmunocompromised Adults*. Diagnosis and management in the elderly
Chest 2004; 125: 1343-51. patient. Clin Chest Med 1993; 14(3): 555-69.
30. Nauffal D, Menéndez R, Morales P. Neumonía 44. Montravers P, Fagon JY, Chastre J, Lecso
comunitaria por virus en la población adulta: M, Dombret MC, Trouillet JL, et al.
estudio prospectivo multicéntrico de 62 casos. Follow-up pro-tected specimen brushes to
Rev Clin Esp 1990; 187: 229-32. assess treatment in nosocomial pneumonia.
31. Koivula I, Sten M, Makela PH. Risk Am Rev Respir Dis 1993; 147(1): 38-44.
factors for pneumonia in the elderly. Am J 45. Halm EA, Fine MJ, Marrier TJ, Coley CM, Kapo-
Med 1994; 96: 313–20. or WN, Obrosky DS, et al. Time to clinical sta-
32. Fine MJ, Auble TE, Yealy DM, Hanusa bility in patients hospitalized with community-
BH, Weissfeld LA, Singer DE, et al. A acquired pneumonia: implications for practice
prediction rule to edentify low-risk patients guidelines. JAMA 1998; 279(18): 1452-7.
with com-munity acquires pneumonia. N
46. Menéndez R, Torres A, Zalacain R, Aspa J, Mar-
Engl J Med 1997; 336: 243-50.
tín Villasclaras JJ, Borderias L, et al. Risk fac-
33. Almirall J, González CA, Balanzó X, tors of treatment failure in community acqui-red
Bolibar I. Proportion of community- pneumonia: implications for disease outcome.
acquired pneumo-nia cases attributable to
Thorax 2004; 59(11): 960-5.
tobacco smoking. Chest 1999; 116: 375-9.
47. Arancibia F, Ewig S, Martínez JA, Ruiz M, Bauer
34. Ashley J, Smith T, Dunnell K. Deaths in
T, Marcos MA, et al. Antimicrobial treatment
Great Britain associated with the influenza
epidenic of 1989–90. Population Trends failures in patients with community-acqui-red
1991; 65: 16–20. pneumonia: causes and prognostic impli-
82
NEUMONÍA ADQUIRIDA EN LA COMUNIDAD: EPIDEMIOLOGÍA, FACTORES DE RIESGO Y PRONÓSTICO
cations. Am J Respir Crit Care Med 2000; MJ. Assessment of mortality after long-term
162(1): 154-60. follow-up of patients with community-acquired
48. Roson B, Carratalá J, Fernández-Sabe N, Tubau pneumonia. Clin Inf Dis 2003; 37: 1617-24.
F, Manresa F, Gudiol F. Causes and factors asso- 54. Waterer GW, Kessler LA, Wunderink RG.
ciated with early failure in hospitalized patients Medium-Term survival after hospitalization
with community-acquired pneumonia. Arch with community-acquired pneumonia. Am J
Intern Med 2004; 164(5): 502-8. Respir Crit Care Med 2004; 169: 910-4.
49. Menéndez R, Torres A, Rodríguez de Castro F, 55. Houck PM, Bratzler DW, Nsa W, Ma A, Bartlett
Zalacaín R, Aspa J, Martín Villasclaras JJ, et al. JG. Timing of antibiotic administration and
Reaching stability in community-acquired pneu- outcomes for medicare patients hospitalized
monia: the effects of the severity of disease, tre- with community-acquired pneumonia. Arch
atment, and the characteristics of patients.Clin Intern Med 2004; 164(6): 637-44.
Infect Dis. 2004; 39(12):1783-90. 56. Halm EA, Fine MJ, Kapoor WN, Singer
50. Guidelines for the Inicial Management of Adults DE, Marrie TJ, Siu AL. Instability on
with Community-axquires Pneumoni: Diag- hospital dis-charge and the risk of adverse
nosis of Severity, and Initial Antimicrobial The- outcomes in patients with pneumonia.
rapy. Am Rev Respir Dis 1993; 148: 1418-26. Arch Intern Med 2002; 162(11): 1278-84.
51. Macfarlane J, Boswell T, Douglas G, Finch 57. Menéndez R, Ferrando D, Vallés JM, Vallterra
R, Holmes W, Honeybourne D, et al. BTS J. Influence of deviation from guidelines on the
guide-lines for the management of outcome of community-acquired pneu-monia.
community-acqui-red pneumonia in adults. Chest 2002; 122(2): 612-7.
Thorax 2001; 156 (Suppl 4): 1-64. 58. Gleason PP, Meehan TP, Fine JM, Galusha DH,
52. Lim WS, van der Eerden MM, Laing R, Fine MJ. Associations between initial antimi-
Boers-ma WG, Karalus N, Town GI, et al. crobial therapy and medical outcomes for hos-
Defining community acquired pneumonia pitalized elderly patients with pneumonia. Arch
severity on presentation to hospital: an Intern Med 1999; 159(21): 2562-72.
international deri-vation and validation 59. Rhew DC. Quality indicators for the manage-
study. Thorax 2003; 58(5): 377-82. ment of pneumonia in vulnerable elders. Ann
53. Mortensen EM, Kapoor WN, Chang Ch, Fine Intern Med 2001; 135(8 Pt 2): 736-43.
83
NEUMONÍA ADQUIRIDA EN LA
COMUNIDAD. TRATAMIENTO.
PREVENCIÓN
Rafael Zalacain Jorge
85
R. ZALACAIN JORGE decir, la tasa de resistencia a eritromicina es
igual que la de los más nuevos de la familia,
Patrones de resistencia de los como claritromicina y azitromicina.
microorganismos más Los últimos datos publicados en nuestro
frecuentemente implicados país corresponden a un estudio multicéntri-
Es bien conocido el problema de las resis- co(9) que han incluido 638 NAC originadas
tencias de los principales microorganismos por S. pneumoniae y en el que se ha visto que
respiratorios no sólo en nuestro país, sino en el 36% eran resistentes a penicilina y el 24%
todo el mundo. Si nos centramos en S. pneu- a eritromicina, siendo las cifras similares a
moniae, que es el principal causante de NAC, otros estudios publicados anteriormente (10).
este microorganismo ha desarrollado distintos Es interesante también conocer cuáles serían
mecanismos de resistencia frente a diversas los factores de riesgo para tener un S. pneu-
familias de antibióticos, siendo las más des- moniae resistente. En el caso de los resisten-
tacables por su relevancia en la práctica clí-nica, tes a penicilina, estarían la enfermedad pul-
las resistencias frente a betalactámicos monar obstructiva crónica, el alcoholismo, la
(penicilina y sus derivados, y cefalosporinas) y presencia de VIH, la sospecha de aspiración,
macrólidos, que han sido los antibióticos que la terapia previa con betalactámicos o con
más se han empleado en el tratamiento de las cor-ticoides y el haber ingresado previamente
NAC. El mecanismo de resistencia a los beta- en un hospital. En el caso de resistencia a
lactámicos se basa en la alteración de deter- macró-lidos estarían, como factores de
minadas proteínas de la pared bacteriana (PBP). riesgo, la admisión previa en un hospital y la
La aparición de resistencia tiene lugar tras la resisten-cia a penicilina(9,11,12).
alteración sufrida por alguna de las BPB, que
Habría que comentar también que están
hace que esta proteína pierda afinidad para empezando a aparecer algunos casos de resis-
unirse al antibiótico betalactámico(6). Aunque es tencias a las nuevas fluoroquinolonas, aunque
un problema común a todo el grupo, no todos de momento las cifras no superan el 1%, pero es
los betalactámicos se comportan igual, así un posible que, si se masifica su uso, puedan
determinado antibiótico puede verse muy aumentar. Los factores de riesgo para esta resis-
afectado, mientras que otros apenas pier-den tencia serían la enfermedad pulmonar obs-
eficacia(7). Es también importante cono-cer que tructiva crónica, el tratamiento previo con estas
la pérdida de afinidad de las PBP por un sustancias, un origen nosocomial de la infec-
determinado betalactámico puede ser com- ción y el vivir en una residencia(13,14).
pensada aumentando la concentración del mis- En cuanto a otros microorganismos cau-
mo, lo que en la práctica resulta que el anti- santes de NAC, que tienen algún problema
biótico puede seguir siendo eficaz si se aumenta de resistencias, habría que citar a H.
la dosis. En cuanto a la resistencia frente a los influenzae, que, aunque es poco productor de
macrólidos, hay 2 tipos de meca-nismos, la NAC, hay que tener en cuenta que más de la
denominada de alto nivel, debida a alteraciones tercera par-te de los aislamientos son
del RNA ribosomal y la de bajo nivel, productores de beta-lactamasas, por lo que
relacionada con un incremento de la acti-vidad serían resistentes a ampicilina(15).
de la bomba de eflujo citoplasmática. La de bajo
nivel, sería en parte compensada con un Tipos de antibióticos
aumento de las dosis, pero este tipo de Cuando se va a emplear un antibiótico en
resistencia es muy poco frecuente en nues-tro un paciente con NAC, hay que valorar una serie
país, donde la gran mayoría de los S. pneu- de factores: espectro antibacteriano; resisten-
moniae resistentes a los macrólidos presentan cias en nuestro medio de los principales micro-
una resistencia de alto nivel, que no se com- organismos frente a ese antibiótico; principa-
pensa elevando las dosis(8). En los macrólidos,
el problema es común a toda la familia, es
86
NEUMONÍA ADQUIRIDA EN LA COMUNIDAD. TRATAMIENTO. PREVENCIÓN
87
R. ZALACAIN JORGE ganismos como S. pneumoniae resistente a
beta-lactámicos y/o macrólidos o bacterias
en nuestro país. Este antibiótico presenta unos Gram-negativas, como en los que presentan
cambios bioquímicos importantes con relación a dichos factores de riesgo. En las NAC más
los macrólidos, que hacen que presente una graves, que precisan ingreso hospitalario,
mayor eficacia antimicrobiana. Telitromicina también se pue-den emplear en monoterapia
tiene una excelente actividad frente a los Gram- (cualquiera de las dos si se emplea la vía oral y
positivos, preferentemente S. pneumoniae, no sólo levofloxaci-no si se emplea la vía
teniendo ningún problema de resistencia en parenteral, ya que moxi-floxacino todavía no
estos momentos, siendo además activo frente a tiene comercializada esta presentación en
las cepas de S. pneumoniae resistente a beta- nuestro país).
lactámicos y a macrólidos (18). Dado que es tam-
bién activo frente a los microorganismos atí- Tratamiento antibiótico de la NAC
picos y L. pneumophila, este antibiótico se Los pacientes adultos con NAC son dividi-
puede considerar como de primera elección en dos en diferentes grupos en función del mayor o
las NAC leves, que son tratadas fundamental- menor riesgo de tener una evolución com-
mente a nivel ambulatorio. Presenta además una plicada, es decir, de los factores pronósticos de
gravedad. Clásicamente esta división se ha
aceptable actividad frente a H. influenzae, pero
hecho en función de unos datos de grave-
no es activo frente a las enterobacterias, por lo
que no se debe emplear en el caso de las NAC, dad(2,20) y de unos factores de riesgo para tener
en que se pueda sospechar esta etio-logía, que un microorganismo no habitual (S. pneumoniae
fundamentalmente corresponden a pacientes, resistente a penicilina y/o macrólidos y bac-
que suelen requerir ingreso hos-pitalario. terias Gramnegativas fundamentalmente)(2). En
los últimos años han aparecido dos modelos de
Otra familia de antibióticos, que ha adqui- excelente predicción de riesgo, el PSI (pneu-
rido gran relevancia, en los últimos tiempos en monia severity index) descrito por Fine et al.(21),
el tratamiento de la NAC, es la de las fluoro- que valora 20 variables y divide a los pacien-tes
quinolonas. Dentro de esta familia, clásicamente en 5 grupos, y más recientemente se ha descrito
teníamos a ciprofloxacino y ofloxacino, que el CURB 65(22), que valora únicamen-te 5
aunque eran muy activas frente a bacterias variables (confusión, urea, frecuencia res-
Gram negativas, microorganismos atípicos e piratoria, tensión arterial y edad superior a 65
incluso L. pneumophila, tenían muy poca acti- años) y que divide a los pacientes en 3 grupos.
vidad frente a S. pneumoniae. Las nuevas qui- Cada grupo de pacientes con NAC tendrá una
nolonas (actualmente comercializadas en nues- etiología más o menos diferenciada y por tan-to
tro país, moxifloxacino y levofloxacino) un tratamiento diferente.
presentan una muy buena actividad frente a S. Desde un punto de vista práctico, vamos
pneumoniae, incluídas las cepas resistentes a a dividir a los pacientes adultos en 3 grupos.
betalactámicos y macrólidos, siendo esta acti-
vidad mayor en el caso de moxifloxacino (19). Grupo 1. NAC tratada de
Estas nuevas sustancias mantienen todo el forma ambulatoria
espectro antibacteriano de las quinolonas clá- La etiología más frecuente sería S. pneu-
sicas, por lo que prácticamente cubrirían la tota- moniae y microorganismos atípicos(23-25). Los
lidad de las bacterias causantes de NAC. Ade- antibióticos de elección serían una nueva fluo-
más, en el caso de moxifloxacino, presenta roquinolona (moxifloxacino o levofloxacino) en
también actividad frente a microorganismos monoterapia por vía oral, o telitromicina,
anaerobios. Por todo ello, estas nuevas quino- también por vía oral. Dados los problemas, ya
lonas se pueden emplear como de primera elec- comentados, de resistencia frente a S. pneu-
ción en el caso de las NAC leves, tanto en los moniae, que presentan en estos momentos los
pacientes sin factores de riesgo para microor-
88
NEUMONÍA ADQUIRIDA EN LA COMUNIDAD. TRATAMIENTO. PREVENCIÓN
89
R. ZALACAIN JORGE para pasar a tratamiento oral, deberían ser:
capacidad para la ingesta oral, ausencia de
es cuando hay sospecha de infección por anae- fiebre (<37,8º), mejoría o resolución de los
robios (necrosis o cavitación en la radiografía síntomas y signos de neumonía, estabilidad
de tórax, o sospecha de aspiración), en que el hemodinámica, ausencia de confusión
tratamiento sería con amoxicilina-clavulánico, men-tal, no presencia de comorbilidades
con altas dosis de amoxicilina, en monoterapia y inesta-bles y ausencia de metástasis
como alternativas, el nuevo carbapenémico, sépticas u otras infecciones activas(45-50).
ertapenem o moxifloxacino, ambos en mono- Debido al curso natural de la respuesta
terapia, o clindamicina asociada a una cefa- terapéutica, el tratamiento antibiótico no
losporina de tercera generación. debería cambiarse dentro de las primeras 72
La otra situación en que hay que modifi-car horas a menos que haya un deterioro clínico
la pauta es cuando hay sospecha de pade-cer importante o que los hallazgos bacteriológi-
una NAC por P. aeruginosa. Este microor- cos nos hagan modificar dicha terapia (50). En
ganismo puede originar neumonía en pacientes la NAC severa, el deterioro radiológico
con EPOC muy evolucionada o que presentan acom-pañado de deterioro clínico, puede
bronquiectasias, o que toman cor-ticoides significar una infección tratada
sistémicos (≥ 20 mg/día de predni-sona durante inadecuadamente y, por ello, es necesario
un mes o más tiempo), o pacien-tes con alguna cambiar el tratamiento anti-biótico incluso
comorbilidad, o que han tomado recientemente antes de las 72 horas de evo-lución.
en el último mes, anti-bióticos durante 7 o más En general, en pacientes con mayor edad,
(44)
días . El tratamiento antibiótico empírico múltiples comorbilidades y mayor severidad de
la enfermedad, la resolución de los sínto-mas y
debe incluir un betalac-támico activo frente a
ese agente como pipe-racilina-tazobactam, un los signos puede prolongarse(51,52). Otros
carbapenem (imipe-nem o meropenem) o factores que pueden retrasar la evolución de la
cefepima, junto con una fluoroquinolona NAC son el alcoholismo, la afectación mul-
intravenosa (ciprofloxacino a dosis de 400 mg/8 tilobar y la bacteriemia(51,53). El deterioro clí-
horas, y como alternativa, levofloxacino a dosis nico generalmente ocurre de forma tempra-na,
de 500 mg/12 horas). Otra alternativa podría ser dentro de los 3 primeros días y un patrón de
la combinación de un betalactámico más un mejoría y luego deterioro es inusual y a menudo
aminoglucósido (tobramicina o amikacina), es el resultado de complicaciones, o un proceso
aunque es bien conocida la escasa penetración intercurrente. En individuos sanos, la fiebre
pulmonar de los aminoglucósidos. En las tablas puede durar de 2-4 días, con una defervescencia
1 y 2 se muestran las pautas de tratamiento y las que ocurre más rápidamente en la infección
dosis recomendadas respectivamente. neumocócica y de forma más lenta con otras
etiologías(47,52).
El alta hospitalaria se podría dar a las
Terapia secuencial 24 horas de conseguir la estabilidad
En el tratamiento de un paciente con NAC, clínica.
es muy importante el poder acelerar el paso del
tratamiento inicial parenteral a la vía oral Duración del tratamiento antibiótico
(terapia secuencial). Con este paso se inten-ta En cuanto al tiempo del tratamiento anti-
reducir la estancia media hospitalaria y el coste biótico, se dispone de pocos datos para fijar
económico, sin comprometer la segu-ridad de la duración óptima. Con la aparición de nue-
los pacientes. La duración del tra-tamiento vos antibióticos, con vida media más larga, la
antibiótico empírico debe ser como mínimo de duración del tratamiento podría acortarse y
2-3 días, que es cuando se pro-duce en la en lugar de los 10 a 14 días, habituales has-ta
mayoría de los casos la estabili-zación de la ahora, se pasaría a periodos más cortos, 5
NAC(45,46). Los criterios a cumplir
90
NEUMONÍA ADQUIRIDA EN LA COMUNIDAD. TRATAMIENTO. PREVENCIÓN
a 7 días, con lo que se conseguiría una mejor biótico en las NAC que no precisen hospita-
cumplimentación del tratamiento, con unos lización será de 7 a 10 días y las que requie-ran
resultados clínico-bacteriológicos simila- ingreso, de 10 a 14 días(56). De cualquier modo,
res(54,55). De momento hay pocos estudios, hay que tener en cuenta que la gra-vedad
para confirmar esta reducción del tratamiento inicial, la comorbilidad, la presencia de
y, por tanto, la duración del tratamiento anti- bacteriemia, la evolución clínica y el agen-
91
R. ZALACAIN JORGE
92
NEUMONÍA ADQUIRIDA EN LA COMUNIDAD. TRATAMIENTO. PREVENCIÓN
Pero, aparte del tratamiento antibiótico, terísticas de ese líquido pleural y, en el caso
hay también unas serie de medidas generales de que sea un derrame pleural complicado,
a aplicar en estos pacientes, que también tie- habrá que hacer un seguimiento de los diver-
nen su importancia(57). Entre estas medidas, sos parámetros analíticos y, en función de
tendríamos el indicar a los pacientes que no ellos, en algunos casos, colocar un tubo para
fumen, así como que hagan reposo y que drenaje pleural.
beban abundantes líquidos para mantener una
correcta hidratación. En caso de dolor pleurí- NAC de mala evolución
tico, se deben administrar analgésicos y tam- Se estima que entre un 10 y 25% de los
bién antitérmicos para disminuir la tempera- pacientes con NAC que ingresa en un hospital
tura. Se debe realizar también un buen presenta una evolución no satisfactoria (60,61). En
soporte nutricional. el grupo de neumonías de mala evolución se
En cuanto a las complicaciones, la más fre- incluyen tanto aquellas en que la mejoría de la
cuente suele ser la insuficiencia respiratoria, sintomatología general no se produce o está
para lo que se administrará oxígeno, con el retardada (neumonía de lenta resolución), como
objetivo de conseguir siempre una saturación aquellas en que el deterioro prosigue a pesar del
arterial de oxígeno por encima del 90% (o una tratamiento antibiótico (neumonías
PaO2 arterial por encima de 60 mmHg). En los progresivas). A partir de las 24-72 horas de
casos en que con oxígeno a altas concentra- iniciarse el tratamiento antibiótico empírico
ciones no se consigue ese objetivo, habría que adecuado debería producirse una mejoría clí-
intubar al paciente y ventilarle artificialmen-te, nica y analítica, así como una negativización de
junto con una reposición de líquidos y/o aminas los cultivos microbiológicos (en caso de posi-
presoras para mantener una tensión arterial tividad). La resolución radiológica es más len-
adecuada. En los pacientes EPOC con una NAC ta, pudiendo incluso progresar mientras se pro-
grave se ha visto que el empleo de la ventilación duce la mejoría clínica y requerir más de cuatro
mecánica no invasiva produce una mejoría de la semanas hasta su normalización. Si el pacien-te
insuficiencia respiratoria, así como un descenso tiene una neumonía leve o moderada o si
de la tasa de intubación y una menor estancia en muestra una buena respuesta clínica, esta pro-
la UCI(58). Por ello, en este tipo de pacientes que gresión radiológica puede no tener significa-do.
presentan una NAC grave, se debe intentar Sin embargo, el deterioro radiológico en la
inicialmente el trata-miento con ventilación evolución de una neumonía severa adquiri-da
mecánica no invasiva y, si fracasa esta en la comunidad supone un hallazgo de mal
ventilación, para lo que habrá que valorar la pronóstico y es factor predictivo de una mor-
respuesta clínica y gasométrica en las 2 talidad más elevada(40).
primeras horas, habrá entonces que intubar al En base a la respuesta clínica al trata-
paciente(58,59). miento, los pacientes pueden dividirse en 3
Otra complicación que suele ocurrir en grupos:
pacientes con diferentes comorbilidades que 1. Pacientes con respuesta clínica
tienen una neumonía es la descompensación de precoz e inician terapia secuencial.
alguna enfermedad basal y, en esos casos, se 2. Ausencia de respuesta clínica,
deberán tratar las posibles descompensa-ciones definida al tercer día de hospitalización.
de dichas enfermedades basales, con un ajuste 3. Pacientes con deterioro clínico, que pue-
del tratamiento que reciben dichos pacientes. de ocurrir entre las 24-48 horas de tratamiento.
Por último, en los casos en que hay un derrame Las causas de falta de respuesta pueden
pleural evidente, lo cual suele ocu-rrir en el deberse a:
10% de las NAC, se deberá realizar una punción 1. Infección primaria (microorganismo
pleural, para estudiar las carac- no presente en los estudios iniciales).
93
R. ZALACAIN JORGE nistración de nuevos antibióticos que cubran
tanto a los microorganismos más habituales
2. Infección definitiva persistente en la NAC, como a microorganismos intra-
(mismo microorganismo inicial en hospitalarios como S. aureus meticilín resis-
determinaciones repetidas). tente o P. aeruginosa. Una buena pauta sería
3. Infección persistente probable (demos- la asociación de un carbapenem (imipenem ó
tración inicial de un microorganismo, pero no meropenem) o piperacilina-tazobactam con
en determinaciones posteriores). vancomicina o una fluoroquinolona. Después
4. Infección nosocomial. del primer cambio antibiótico y si el pacien-
5. Causa no infecciosa. te sigue sin responder, se añadirán otros anti-
6. Ausencia de diagnóstico (sin diagnósti- microbianos según los resultados obtenidos o
co microbiológico ni alternativo)(61). bien de forma empírica. Si, a pesar de ello no
La respuesta al tratamiento depende de hay respuesta, habría que contemplar la posi-
diversos factores: idoneidad del antibiótico, bilidad de que el infiltrado no sea infeccioso
agentes etiológicos y características del e iniciar tratamiento corticoideo.
pacien-te (alteraciones inmunológicas, edad La mortalidad de la NAC que no respon-
avanza-da, comorbilidades o severidad de la de al tratamiento empírico es tres a cinco
enfer-medad, muy especialmente cuando se veces superior a la mortalidad del resto de las
desarrolla shock séptico). neu-monías adquiridas en la comunidad que
El tratamiento puede ser el responsable de requie-ren hospitalización(60).
una mala evolución cuando las dosis son ina-
decuadas, si existen interacciones medica- PREVENCIÓN
mentosas que alteran los niveles o malabsor- En la prevención de la NAC
ción. El agente etiológico puede ser resistente deberíamos considerar fundamentalmente
al régimen empírico usado inicialmente; los el abandono del hábito tabáquico y el
patógenos pueden desarrollar resistencia empleo de 2 vacunas como son la vacuna
durante el tratamiento y, finalmente, también antineumocócica y la anti-gripal.
puede producirse sobreinfección por micro-
organismos de la flora hospitalaria, lo que Abandono del hábito tabáquico
suce-de más frecuentemente en pacientes que El tabaquismo incrementa el riesgo de
han requerido ventilación mecánica(61). padecer NAC(62), fundamentalmente la
Ante un paciente que no responde, se debe origi-nada por L. pneumophila(63) y,
rehistoriar al paciente en busca de datos epi- además, en suje-tos jóvenes, es uno de los
demiológicos, que permitan orientarnos hacia principales facto-res de riesgo de
agentes etiológicos no cubiertos. Hay que hacer neumonía neumocócica bacteriémica(64). El
una reevaluación completa de todos los resul- abandono del hábito tabá-quico disminuye
tados microbiológicos iniciales. También se a la mitad el riesgo de NAC en los
debe hacer una nueva evaluación microbio- siguientes 5 años.
lógica, con técnicas no invasivas e incluso inva-
sivas, a través del broncofibroscopio y también Vacuna antineumocócica
se deben emplear otras técnicas complemen- La utilización de la vacuna
tarias como la TAC torácica. antineumocó-cica es un tema que continúa
En estos pacientes que no responden, y en siendo contro-vertido, habiendo diferentes
los que se produce un importante deterioro clí- opiniones entre los responsables sanitarios
nico con insuficiencia respiratoria, que puede de los diferentes países y en nuestro país,
llegar a requerir ventilación artificial o pre- de las diferentes auto-nomías. El problema
sencia de shock séptico, aparte de las nuevas es que la interpretación de los datos sobre
determinaciones microbiológicas, se debe efec- la eficacia de esta vacuna es muy
tuar un cambio de tratamiento, con la admi- compleja.
94
NEUMONÍA ADQUIRIDA EN LA COMUNIDAD. TRATAMIENTO. PREVENCIÓN
95
R. ZALACAIN JORGE
Personas que realizan servicios especiales a la comunidad o están en contacto directo con la población
– Dependientes y cajeros en establecimientos públicos
– Guías turísticos
– Estudiantes
96
NEUMONÍA ADQUIRIDA EN LA COMUNIDAD. TRATAMIENTO. PREVENCIÓN
dencia es buena la vacunación puede prevenir la Debido a sus posibles efectos secundarios,
enfermedad entre un 70-90% en personas sanas se ha limitado su utilización en algunos pacien-
menores de 65 años(71). En personas mayores tes pero la vacuna inactivada no contiene virus
con enfermedades crónicas debili-tantes la vivos y, por tanto, no puede provocar influen-
eficacia es menor pero puede atenuar la za. Las reacciones locales se reducen a un enro-
enfermedad producida por el virus de la jecimiento en el punto de inyección, que gene-
influenza, provocando menos infecciones res- ralmente es moderado y poco molesto y suele
piratorias acompañantes y conseguir disminuir durar unas 24 horas. Los síntomas sistémicos
la morbi-mortalidad asociada a la infección gri- como fiebre, malestar y mialgias, pueden apa-
pal(74). En un meta-análisis de estudios sobre la recer a las 6-12 horas después de la vacuna-
eficacia de la vacunación antigripal, se ha vis-to ción y no son mayores que con el placebo (76).
que esta vacuna consiguió disminuir la inci- Han ocurrido raras reacciones alérgicas inme-
dencia de neumonía en un 53%, la necesidad de diatas en pacientes con hipersensibilidad a los
hospitalización en un 50% y la mortalidad en un huevos.
68%(71). En la tabla 4, se muestran los tipos de
pacientes a los que se debería admi-nistrar esta
vacuna antigripal(75). BIBLIOGRAFÍA
Existen dos tipos de vacunas, la vacuna 1. Sociedad Española de Neumología y Cirugía
inactivada y la vacuna con virus vivo atenua-do. Torácica (SEPAR), Sociedad Española de Qui-
mioterapia (SEQ), Sociedad Española de Medi-
Las dos contienen cepas de los virus de la gripe
cina Interna (SEMI) y Sociedad Española de
con similar capacidad antigénica, se administran Medicina de Urgencias y Emergencias
anualmente y confieren una pro-tección óptima (SEMES). Tratamiento antibiótico empírico ini-
frente a la infección gripal. Sin embargo, cial de la neumonía adquirida en la comuni-dad
también existen algunas diferen-cias entre ellas. en el paciente adulto inmunocompeten-te. Rev
Esp Quimioter 2003; 16: 457-66.
La vacuna inactivada contie-ne virus muertos,
2. Niederman MS, Mandell LA, Anzueto A, et
se administra por inyección intramuscular y al. Guidelines for the management of adults
puede usarse en toda la pobla-ción mayor de 6 with community-acquired pneumonia.
meses de edad incluida la población sana y la Diagnosis, assessment of severity,
portadora de enferme-dades crónicas. La vacuna antimicrobial therapy and prevention. Am J
Respir Crit Care Med 2001; 163: 1730-57.
atenuada contiene virus vivos capaces de
3. Mandell LA, Bartlett JG, Dowell SF, File TM,
replicarse, se admi-nistra por vía intranasal, es
Musher DM, Whitney C. Update of practice
más cara y sólo ha sido aprobada para guidelines for the management of community-
administrarse en la población sana de edades acquired pneumonia in immunocompetent
comprendidas entre 5 y 49 años, incluyendo adults. Clin Infect Dis 2003; 37: 1405-33.
aquellas en contacto directo con personas de 4. Battleman DS, Callahan M, Thaler HR. Rapid
alto riesgo. Sin embar-go, no deberá indicarse antibiotic delivery and appropiate antibiotic
selection reduce length of hospital stay of
en personas que cum-plan alguna de las
patients with community-acquired pneumonia:
siguientes características: menores de 5 y link between quality of care and resource uti-
mayores de 49 años de edad; asmáticos; lization. Arch Intern Med 2002; 162: 682-8.
portadores de enfermedad car-diovascular, 5. Houck PM, Bratzler DW, Nsa W, Ma A, Bartlett
pulmonar o metabólica crónica; situaciones que JG. Timing of antibiotic administration and
comporten un estado de inmunodeficiencia; outcomes for medicare patients hospitalized
with community-acquired pneumonia. Arch
antecedentes de síndro-me de Guillain-Barré;
Intern Med 2004; 164: 637-44.
niños o adolescentes que reciban tratamiento
6. Appelbaum PC. Antimicrobial resistance
crónico con ácido acetilsalicílico; embarazadas in Streptococcus pneumoniae: an
o con alergia a la proteína del huevo. overview. Clin Infect Dis 1992; 15: 77-83.
7. Liñares J, Alonso T, Pérez JL, et al. Decreased
susceptibility of penicillin-resistant pneumo-
97
R. ZALACAIN JORGE 18. Santos M, Gobernado M. Actividad
antimi-crobiana de los cetólidos. Arch
cocci to twenty-four beta-lactam antibiotics. Bronconeumol 2003; 39(Suppl 1): 2-8.
J Antimicrob Chemother 1992; 30: 279-88. 19. Talan DA. Clinical perspectives on new anti-
8. Baquero F, García-Rodríguez JA, García de microbials: focus on fluorquinolones. Clin
Lomas J, Aguilar L. Antimicrobial resistance Infect Dis 2001; 32(Suppl 1): S64-S71.
of 1113 Streptococcus pneumoniae isolates 20. Dorca J, Bello S, Blanquer J, et al.
from patients with respiratory tract infections Diagnóstico y tratamiento de la neumonía
in Spain: results of a multicenter surveillance adquirida en la comunidad. Arch
study. Antimicrob Agents Chemother 1999; Bronconeumol 1997; 33: 240-6.
43: 357-9. 21. Fine MJ, Auble TE, Yealy DM, et al. A
9. Aspa J, Rajas O, Rodríguez de Castro F, et predic-tion rule to identify low-risk patients
al. Drug-resistant pneumococcal with com-munity-acquired pneumonia. N
pneumonia: Cli-nical relevance and related Engl J Med 1997; 336: 243-50.
factors. Clin Infect Dis 2004; 38: 787-98. 22. Lim WS, Van der Eerden MM, Laing R, et al.
10. Pérez-Trallero E, Fernández-Mazarrasa C, Gar- Defining community acquired pneumonia
cía-Rey C, et al. Antimicrobial susceptibilities of severity on presentation to hospital: an inter-
1684 Streptococcus pneumoniae and 2039 national derivation and validation study. Tho-
Streptococcus pyogenes isolates and their eco- rax 2003; 58: 377-82.
logical relationships: results of 1-year (1998- 23. Álvarez FJ, del Castillo D, García A, et al. Estu-
1999) multicenter surveillance study in Spain.
dio prospectivo de 221 neumonías adquiridas en
Antimicrob Agents Chemother 2001; 405: 3334-
la comunidad seguidas de forma ambula-toria.
40.
Etiología y evolución clínica radiológica. Med
11. Pallarés R, Gudiol F, Liñares J, et al. Risk Clin (Barc) 2001; 116: 161-6.
fac-tors and response to antibiotic therapy in
24. Zalacain R, Talayero N, Achótegui V, Corral
adults with bacteremic pneumonia caused by
peni-cillin-resistant pneumococci. N Engl J J, Barreña I, Sobradillo V. Neumonía
Med 1987; 317: 18-22. adquirida en la comunidad. Fiabilidad de los
criterios para decidir tratamiento
12. Clavo-Sánchez AJ, Girón-González JA, López-
ambulatorio. Arch Bronconeumol 1997; 33:
Prieto D, et al. Multivariate analysis of risk fac-
74-9.
tors for infection due to penicillin-resistant and
multidrug-resistant Streptococcus pneumo-niae: 25. Falguera M, Sacristán O, Nogués A, et al. Non
a multicenter study. Clin Infect Dis 1997; severe community pneumonia: correlation bet-
24: 1052-9. ween cause and severity or comorbidity. Arch
Intern Med 2001; 161: 1866-72.
13. Davidson R, Cavalcanti R, Brunton JL, et
al. Resistance to levofloxacin and failure of 26. Rosón B, Carratalá J, Dorca J, Casanova
tre-atment of pneumococcal pneumonia. N A, Mna-resa F, Gudiol F. Etiology, reasons
Engl J Med 2002; 346: 746-50. for hospita-lization, risk classes and
14. Ho P, Tse W, Tsang K, et al. Risk factors for acqui- outcomes of com-munity acquired
sition of levofloxacin-resistant Streptococcus pneumonia in patients hospitalised on the
pneumoniae associated with levofloxacin the-rapy.
basis of conventional admission criteria.
Clin Infect Dis 2001; 33: 158-65.
Clin Infect Dis 2001; 32: 701-7.
15. Marco F, García de Lomas J, García-Rey C, 27. Ruiz M, Ewig S, Marcos MA, et al. Etiology
et al. Antimicrobial susceptibilities of 1730 of community acquired pneumonia: impact of
hae-mophilus influenzae respiratory tract age, comorbidity and severity. Am J Respir
isola-tes in Spain in 1998-1999. Antimicrob Crit Care Med 1999; 160: 397-405.
Agents Chemother 2001; 45: 3226-8. 28. Blanquer J, Blanquer R, Borrás R, et al.
16. Garau J. Performance in practice: Aetio-logy of community-acquired
bacteriolo-gical efficacy in patients with pneumonia in Valence, Spain: a multicentre
drug resistant S. pneumoniae. Clin prospective study. Thorax 1991; 46: 508-11.
Microbiol Infect 2004; 10(Suppl 2): 28-35. 29. Molinos L, Fernández R, Gullón JA, et al. Neu-
17. Fogarty CM, Cyganowski M, Palo WA, et monía adquirida en la comunidad con trata-
al. A comparison of cefditoren pivoxil and miento hospitalario. Interés de la clínica y exá-
amoxi-cillin/clavulanate in the treatment of menes complementarios en la predicción de la
commu-nity-acquired pneumonia. Clin etiología. Arch Bronconeumol 1997; 33: 230-5.
Ther 2002; 24: 1854-70.
98
NEUMONÍA ADQUIRIDA EN LA COMUNIDAD. TRATAMIENTO. PREVENCIÓN
30. Menéndez R, Córdoba J, de la Cuadra P, et al. 40. Torres A, Serra-Batllés J, Ferrer A, et al.
Value of the polymerase chain reaction assay in Seve-re community-acquired pneumonia.
noninvasive respiratory samples for diag-nosis Epide-miology and prognostic factors. Am
of community acquired pneumonia. Am J Respir Rev Res-pir Dis 1991; 144: 312-8.
Crit Care Med 1999; 159: 1868-73. 41. Pachón J, Prado MD, Capote F, Cuello JA, Gar-
31. Zalacain R, Torres A, Celis R, et al. nacho J, Verano A. Severe community-acquired
Commu-nity-acquired pneumonia in the pneumonia. Etiology, prognosis and treatment.
elderly. Spa-nish multicenter study. Eur Am Rev Respir Dis 1990; 142: 369-73.
Respir J 2003; 21: 294-302. 42. Rello J, Quintana A, Ausina V, Net A, Prats
32. Torres A, Dorca J, Zalacain R, et al. G. A three-year study of severe community
Commu-nity acquired pneumonia in acqui-red pneumonia with emphasis in
chronic obstruc-tive pulmonary disease: a outcome. Chest 1993; 103: 232-5.
Spanish multicen-ter study. Am J Respir 43. Ruiz M, Ewig S, Torres A, et al. Severe
Crit Care Med 1996; 154: 1456-61. com-munity-acquired pneumonia. Risk
33. Fogarty C, Siami G, Kohler R, et al. Multicen- factors and follow up epidemiology. Am J
ter, open-label, randomized study to compa-re Respir Crit Care Med 1999; 160: 923-9.
the safety and efficacy of levofloxacin ver-sus 44. Arancibia F, Bauer TT, Ewig S, et al.
ceftriaxone sodium and erythromycin followed Commu-nity-acquired pneumonia due to
by clarithromycin and amoxicillin-clavulanate in gram-negati-ve bacteria and Pseudomonas
the treatment of serious com-munity-acquired aeruginosa: inci-dence, risk and prognosis.
pneumonia in adults. Clin Infect Dis 2004; 38 Arch Intern Med 2002; 162: 1849-58.
(Suppl 1): 16-23. 45. Siegel RE, Halpern NA, Almenoff PL, Lee A,
34. Alvárez-Lerma F, Palomar M, Olaechea P, Cadhin R, Greene JG. A prospective rando-
et al. Estudio observacional sobre el uso de mized study of inpatient i.v. antibiotics for
levo-floxacino en pacientes ingresados en community-acquired pneumonia. The optimal
UCI. Enferm Infecc Microbiol Clin 2004; duration of therapy. Chest 1996; 110: 965-71.
22: 220-226. 46. Omidvari K, de Boisblanc BP, Karam G,
35. Gleason PP, Meehan TP, Fine JM, Galusha DH, Nel-son S, Haponik E, Summer W. Early
Fine MJ. Associations between initial antimi- transition to oral antibiotic therapy for
crobial therapy and medical outcomes for hos- community-acqui-red pneumonia: duration
pitalized elderly patients with pneumonia. Arch of therapy, clinical outcomes and cost
Intern Med 1999; 159: 2562-72. analysis. Respir Med 1998; 92: 1029-32.
36. Brown RB, Ianini P, Gross P, Kunkel M. 47. Halm EA, Fine MJ, Marrie TJ, et al. Time to cli-
Impact of initial antibiotic choice on nical stability in patients hospitalized with com-
clinical outcomes in community-acquired munity-acquired pneumonia. Implications for
pneumonia: analysis of a hospital claims- practice guidelines. JAMA 1998; 279: 1452-57.
made database. Chest 2003; 123: 1503-11. 48. Menéndez R, Torres A, Rodríguez de Castro
37. Martínez JA, Horcajada P, Almela M, et al. F, et al. Reaching stability in community-
Addi-tion of a macrolide to a beta-lactam- acquired pneumonia: the effects of the seve-
based empirical antibiotic regimen is rity of disease, treatment and the characte-
associated with lower in-hospital mortality ristics of patients. Clin Infect Dis 2004; 39:
for patients with bacteremic pneumococcal 1783-90.
pneumonia. Clin Infect Dis 2003; 36: 389-95. 49. Rhew DC, Tu GS, Ofman J, Henning JM,
38. Finch R, Schurmann D, Collins O, et al. Ran- Richards MS, Weingarten SR. Early switch
domized controlled trial of sequential intra- and early discharge strategies in patients with
venous i.v. and oral moxifloxacin compared with com-munity-acquired pneumonia: a meta-
sequential i.v. and oral co-amoxiclav with or analysis. Arch Intern Med 2001; 161: 722-7.
without clarithromycin in patients with com- 50. Ramírez JA, Vargas S, Ritter GW, et al. Early
munity-acquired pneumonia requiring initial switch from intravenous to oral antibiotics and
parenteral treatment. Antimicrob Agents Che- early hospital discharge: a prospective obser-
mother 2002; 46: 1746-54. vational study of 200 consecutive patients with
39. Cunha BA. Empiric therapy of community- community-acquired pneumonia. Arch Intern
acqui-red pneumonia. Chest 2004; 125: 1913-9. Med 1999; 159: 2449-54.
99
R. ZALACAIN JORGE 63. Benito JR, Montejo JM, Cancelo L, et al. Neu-
monía comunitaria por Legionella pneumophila
51. Finkelstein MS, Petkun WN, Freedman ML, et serogrupo 1. Estudio de 97 casos. Enferm Infecc
al. Pneumococcal bacteremia in adults: age- Microbiol Clin 2003; 21: 394-400.
dependent differences in presentation and in 64. Nuorti JP, Butler JC, Farley MM, et al. Cigaret-
outcome. J Am Geriatr Soc 1983; 31: 19-27. te smoking and invasive pneumococcal dise-ase.
52. Ramírez JA, Bordon J. Early switch from Active Bacterial Core Surveillance Team. N
intra-venous to oral antibiotics in hospitalized Engl J Med 2000; 342: 681-9.
patients with bacteremic Streptococcus pneu- 65. Butler JC, Breiman RF, Campbell JF, Lipman
moniae community-acquired pneumonia. HB, Broome CV, Facklam RR. Pneumococcal
Arch Intern Med 2001; 161: 848-50. polysaccharide vaccine efficacy: an evaluation
53. Mittl R, Scwab RJ, Duchin JS, et al. of current recommendations. JAMA 1993; 270:
Radiogra-phic resolution of community- 1826-31.
acquired pneu-monia. Am J Respir Crit 66. Simberkoff MS, Cross AP, Al-Ibrahim M,
Care Med 1994; 149: 630-5. et al. Efficacy of pneumococcal vaccine in
54. Dumbar LM, Wunderink RG, Habib MP, et al. high risk patients: results of a Veterans
High-dose, short-course levofloxacin for com- Administration cooperative study. N Engl J
munity-acquired pneumonia: a new treatment Med 1986; 315: 1318-27.
paradigm. Clin Infect Dis 2003; 37: 752-60. 67. Jackson LA, Neuzil KM, Yu O, et al.
55. Plouffe J, Schwartz DB, Kolokathis A, et Effective-ness of pneumococcal
al. Cli-nical efficacy of intravenous polysaccharide vacci-ne in older adults. N
followed by oral azithomycin monotherapy Engl J Med 2003; 348: 1747-55.
in hospitalized patients with community- 68. Centers for Disease Control and Prevention.
acquired pneumo-nia. Antimicrob Agents Immunization of adolescents: recommen-
Chemother 2000; 44: 1796-1802. dations of the Advisory Committee on
56. Mandell LA, File TM. Short-course treatment Immunization Practices (ACIP), the Ameri-
of community-acquired pneumonia. Clin can Academy of Pediatrics, the American
Infect Dis 2003; 37: 761-3. Academy of Family Physicians, and the
Ame-rican Medical Association. MMWR
57. BTS guidelines for the management of
1996; 45: (RR-13).
com-munity-acquired pneumonia in adults.
Thorax 2001; 56(Suppl IV): iv1-iv64. 69. Hedlund JU, Kalin ME, Ortqvist AB, Henrich-
sen J. Antibody response to pneumococcal vac-
58. Confalonieri M, Potena A, Carbone G, Porta
cine in middle-aged and elderly patients recently
RD, Tolley EA, Meduri G. Acute respiratory fai-
treated for pneumonia. Arch Intern Med 1994;
lure in patients with severe community-acqui-
154: 1961-5.
red pneumonia. A prospective randomized
evaluation of noninvasive ventilation. Am J 70. Fine MF, Smith MA, Carson CA, et al. Efficacy
Respir Crit Care Med 1999; 160: 1585-91. of pneumococcal vaccination in adults. A meta-
analysis of randomized controlled trials. Arch
59. Ferrer M, Esquinas A, León M, González
Intern Med 1994; 154: 2666-77.
G, Alarcón A, Torres A. Noninvasive
ventilation in severe hipoxemic respiratory 71. Gross PA, Hermogenes AW, Sacks HS, Lau J,
failure: a ran-domized clinical trial. Am J Levandowski RA. The efficacy of influenza
Respir Crit Care Med 2003; 168: 1438-44. vac-cine in elderly persons: a meta-analysis and
review of the literature. Ann Intern Med 1995;
60. Menéndez R, Torres A, Zalacain R, et al. Risk
factors of treatment failure in community-
123: 518-27.
acquired pneumonia: implications for disea-se 72. Fedson DS, Wajda A, Nicol P, Hammond GW,
outcome. Thorax 2004; 59: 960-5. Kaiser DL, Roos LL. Clinical effectiveness of
influenza vaccination in Manitoba. JAMA 1993;
61. Arancibia F, Ewig S, Martínez JA, et al.
Anti-microbial treatment failure in patients 270: 1956-61.
with community-acquired pneumonia: 73. Nichol KL, Margolis KL, Wuorenma J, Von
Causes and prognostic implications. Am J Sternberg T. The efficacy and cost effective-
Respir Crit Care Med 2000; 162: 154-60. ness of vaccination against influenza among
62. Almirall J, González CA, Balanzo X, elderly persons living in the community. N
Bolivar I. Proportion of community- Engl J Med 1994; 331: 778-84.
acquired pneumo-nia cases attributable to
tobacco smoking. Chest 1999; 116: 375-9.
100
NEUMONÍA ADQUIRIDA EN LA COMUNIDAD. TRATAMIENTO. PREVENCIÓN
101
NEUMONÍA INTRAHOSPITALARIA:
INTRODUCCIÓN, CONCEPTO,
EPIDEMIOLOGÍA Y PATOGENIA
José Javier Jareño Esteban, Francisco Villegas Fernández, Luis Callol Sánchez
103
J.J. JAREÑO ESTEBAN ET AL.
105
J.J. JAREÑO ESTEBAN ET AL. menes que con mayor frecuencia se aíslan son:
bacilos aerobios Gramnegativos (Escherichia
pacientes que son sometidos a ventilación coli, P aeruginosa, Klebsiella pneumoniae, Aci-
netobacter, etc.). Entre los agentes infeccio-sos
no invasiva(13-16).
Grampositivos se encuentran: Stafilococcus
Tiempo de instauración aureus (frecuente en pacientes con diabetes
El tiempo de comienzo o de inicio de la mellitus, politraumatismos, etc.), siendo las
neumonía constituye un importante factor de cepas meticilin resistentes, las que de forma
riesgo para patógenos específicos en pacien-tes más emergente han aparecido en los últimos
con NN, NAV y NAR. El inicio precoz, defi- años. Los agentes que habitualmente coloni-zan
nido como el proceso que se inicia en los pri- la vía aérea superior (Streptococcus, Neis-seria,
meros cuatro días de la hospitalización, etc.) puede en ocasiones afectar a las vías
generalmente tiene buen pronóstico y son aéreas dístales, originando neumonías en
infecciones producidas por bacterias sensibles a pacientes immunocompetentes(9,20-22).
los antibióticos. Sin embargo las que se pro- Las neumonías por agentes polimicrobia-
ducen con más de cinco días de hospitaliza-ción nos son muy frecuentes en pacientes con sín-
son producidas por gérmenes resistentes a los drome de distrés respiratorio del adulto
antibióticos y su aparición se asocia a un (SDRA). Las neumonías por aspiración son
incremento de la morbilidad y mortalidad. No raras en pacientes intubados, pero son
obstante, aquellos pacientes que presentan NN frecuentes en pacientes con alteraciones
de comienzo precoz pero con hospitalización neurológicas y del nivel de conciencia.
previa en los últimos días y que requirieron En el anciano y en pacientes con NAR
tratamiento antibiótico podrían ser contem- constituyen una población con características
plados como pacientes con sospecha de pre- especiales. En estos pacientes se ha compro-
bado, como las bacterias: Stafilococcus aureus,
sentar infección por gérmenes resistentes(17).
bacilos Gramnegativos y Streptococcus pneu-
Mortalidad moniae por este orden son los agentes pató-
La mortalidad cruda por NN es alta entre los genos más frecuentes en originarlas(23)
pacientes que la contraen y se sitúa entre un 30- Diversos estudios epidemiológicos que se
70%, sin embargo este elevado porcentaje de han realizado en los últimos años (2000-2003)
mortalidad puede estar influenciada por otros (EE.UU.) nos han revelado cómo existen esca-
factores como son comorbilidad y las enfer- sas diferencias entre los patógenos causantes de
medades subyacentes de los pacientes. Real- la NN que no precisa ventilación y la NAV.
mente la mortalidad por esta entidad podría Incluso han sido observadas mayores resis-
estar situada entre un 30-50% de los pacientes. tencias a antibióticos en pacientes con NN que
La mortalidad por NN, NAV y NAR se ha visto no han precisado intubación(1).
incrementada por gérmenes como Acinetobac- También existen otros factores a contem-
(18,19) plar en el origen microbiológico de la NN,
ter, Pseudomona aeruginosa, etc. .
Finalmente, en la tabla 2 exponemos los nos estamos refiriendo a las particularidades
aspectos epidemiológicos de mayor interés de cada hospital, y a la posible existencia de
en las neumonías nosocomiales. cepas específicas y con resistencia
específicas a los antimicrobianos.
Etiología (Tabla 3)
Los agentes responsables de la NN, NAV y Infecciones emergentes por
NAR son muy variados; habitualmente son de bacterias multirresistentes
origen polimicrobiano, siendo excepcional los La NN producida por agentes microbianos
patógenos como: hongos, virus u otros agen-tes resistentes a los antibióticos se ha incremen-
responsables de neumonías en pacientes con
compromiso de la immunidad. Los gér-
106
NEUMONÍA INTRAHOSPITALARIA: INTRODUCCIÓN, CONCEPTO, EPIDEMIOLOGÍA Y PATOGENIA
tado de forma notable en pacientes que pre- Enterobacter, Serratias, Acinetobacter, Stenotro-
cisan hospitalización, ingreso en UCI, fomonas maltofilia, Burkholderia cepacea, Stafi-
trasplante de órganos, etc. Los factores de lococcus aureus, Streptococcus pneumoniae, Legio-
riesgo aso-ciados a la aparición de NN son nella pneumofilla, hongos y virus patógenos.
múltiples e incluyen: uso de antibioterapia La Pseudomonas aeruginosa es la bacteria
previa, tiempo de hospitalización, presencia gram negativa más común entre los patóge-nos
de gérmenes resistentes en la comunidad y en responsables de la NN, NAV. Asimismo son
el hospital, lugar de residencia, frecuentes las resistencias frente a diversos
immunosupresión y tra-tamientos aplicados antimicrobianos a través de diferentes meca-
(diálisis, quimioterapia, etc.)(1) (Tabla 4). nismos: mutaciones, alteraciones de los cana-
Entre los agentes responsables se sitúan: les de membrana, plásmidos con actividad
Pseudomonas aeruginosa, Klebsiella pneumoniae, metalo -B - lactamasa, alteraciones enzimáti-
107
J.J. JAREÑO ESTEBAN ET AL.
cas, etc. Todo ello puede condicionar la Agentes como la Serratia, Klebsiella y Ente-
apari-ción de resistencias frente a robacter poseen resistencia intrínseca a la ampi-
piperacilinas, cefa-losporinas, carbapenem, cilina y a otras aminopenicilinas e incluso pue-den
aminoglucósidos, etc.(24) (Fig. 2). adquirir resistencia a las cefalosporinas y
108
NEUMONÍA INTRAHOSPITALARIA: INTRODUCCIÓN, CONCEPTO, EPIDEMIOLOGÍA Y PATOGENIA
109
J.J. JAREÑO ESTEBAN ET AL. TABLA 6. Puntos de especial
interés en la patogenia de la
neumonía nosocomial
TABLA 5. Mecanismos
patogénicos involucrados en la La aspiración de patógenos de la orofaringe y
neumonía nosocomial de las bacterias contenidas en las secreciones
res-piratorias alrededor del tubo endotraqueal
Colonización y aspiración de la orofaringe
son la principal ruta de entrada de bacterias en
Colonización gástrica el tracto respiratorio inferior (II)
Colonización e infección del biofilm del tubo La infección del biofilm del tubo endotraqueal,
endotraqueal con la consecuente embolización de las vías
aére-as distales, puede jugar un importante
Colonización de senos paranasales
papel en la patogénesis de la NAV (III)
Infección por vía hematógena
Las características del paciente y de la severidad
Translocación bacteriana a través de la luz de su enfermedades de base, los tratamientos apli-
intes-tinal cados (antibióticos, etc.), riesgo quirúrgico, etc.,
así como las exploraciones y maniobras invasivas
Inoculación mediante aerosoles
que se realicen influyen en los mecanismos pato-
génicos involucrados en la NN y NAV (II)
110
NEUMONÍA INTRAHOSPITALARIA: INTRODUCCIÓN, CONCEPTO, EPIDEMIOLOGÍA Y PATOGENIA
de los senos paranasales es un potencial 5. Mylotte JM. Nurse home adquired pneumonia.
reser-vorio para la colonización de la Clin Infect Dis 2002; 35: 1205-11.
orofaringe y entrada de gérmenes en la 6. Chastre J, Fagon JY. Ventilator-associated
tráquea(29). Algu-nos investigadores han pneu-monia. Am J Respir Crit Care Med
sugerido que la colo-nización del biofilm del 2002; 165: 867-903.
tubo endotraqueal por bacterias encajadas en 7. Fagon JY, Chastre J, Hance AJ, Montravers
el mismo puede cons-tituir un mecanismo de P, Novara A, Gibert C. Nosocomial
llegada de gérmenes a los alvéolos a través de pneumonia in ventilated patients: a cohort
embolizaciones en el momento de aspiración study evalua-ting attributable mortality and
hospital stay. Am J Med 1993; 93: 281-8.
con broncosco-pia(30,31). 8. Rello J, Ollendorf DA, Oster G, Monserrat
Otros mecanismos incluyen la inhalación V, Bellm L, Redman R, et al.
de patógenos a través de aerosoles y otros sis- Epidemiological and outcomes of
ventilator - associated pneumo-nia in a
temas de inhalación y, finalmente, se incluye
large US database. Chest 2002; 122: 2121.
la vía hematógena a través de la infección de
9. Celis R, Torres A, Gatell JM, Almela M, Rodrí-
catéteres endovasculares y a través de meca- guez Roisin R, Agustí Vidal A. Nosocomial
nismos de traslocación bacteriana a través de pneumoniae: a multivariate analysis of risk and
la luz intestinal(29,32-34,36). prognosis. Chest 1988; 93: 318-24.
Seguidamente exponemos en esta tabla 10. Torres A, Aznar R, Gatell JM, Jiménez P, Gon-
6 los puntos más importantes y destacados zález J, Ferrer G, et al. Incidence, risk, and
en la patogenia de la NN y NAV con los prog-nosis factors of nosocomial pneumonia in
grados de evidencia. mechanically ventilated patients. Am Rev Res-
pir Dis 1990; 142: 523-8.
11. Richards MJ, Edwards JM, Culver DH,
BIBLIOGRAFÍA
Gaynes RP. Nosocomial infections in
1. Guidelines for the management of adults with medical ICUs in USA:National
hospital – acquired, ventilador-associated, Nosocomial Infections Survei-llance
and healthcare-associated pneumonia. The System. Crit Care Med 1999; 27: 887-92.
Offi-cial Statement of the American Thoracic
12. Cook DJ, Walter SD, Cook RJ, Griffith LE,
Society and the Infectious Diseases Society
Guyatt GH, Leasa D, et al. Incidence of and risk
of America approved by the ATS board
fac-tors for ventilator -pneumonia in critically
directors (Dec 2004) and the IDSA Guideline
Commitee (October 2004). Am J Respir Crit ill patients. Ann Intern Med 1998; 129: 440.
Care Med 2005; 171: 388-416. 13. Bonten MJ, Bergmans DC, Stobberingh EE,
Van der Geest S, De Leeuw PW, Van Tiel FH, et
2. Tablan OC, Anderson LJ, Besser R, Brigges
al. Implementation of bronchoscopic techniques
C, Hajjeh R. Helthcare Infection Control
in the diagnosis of ventilator-associated pneu-
Practi-ces Advisory Committee, Centers for
monia to reduce antibiotic use. Am J Respir Crit
Disease Control and Prevention. Guidelines
for pre-venting health-care associated Care Med 1997; 156: 1820-4.
pneumonia, 2003: recommendations of the 14. Brochard L, Mancebo J, Wysocki M, Lofaso
CDC and the Health - Care Infection Control F, Conti G, Rauss A, et al. Noninvasive
Practices Advi-sory Committee. MMWR ventila-tion for acute exacerbations of
Recommn Rep 2004; 53(RR-3): 1-36. chronic obs-tructive pulmonary disease. N
3. Craven DE, Kunches LM, Kilinsky V, Lichtem- Engl J Med 1995; 333: 817-22.
berg DA, Make BJ, McKabe WR. Risk factors 15. Antonelli M, Conti G, Rocco M, Buffi M, De
for pneumonia and fatality in patients recei-ving Bla-si RA, Vivino G, et al. A comparison of
continous mechanical ventilation. Am Rev nonin-vasive positive pressure ventilation
Respir Dis 1986; 133: 792-6. and con-ventional mechanical ventilation in
4. Hutt E, Kramer AM, Evidence - based gui- patients with acute respiratory failure. N
delines for management of nursing home Engl J Med 1998; 339: 429-35.
adquired pneumonia. J Fam Pract 2002; 16. Hilbert G, Gruson D, Vargas F, Valentino R,
51: 709-16. Gbikpi-Benissan G, Dupon M, et al. Non inva-
111
J.J. JAREÑO ESTEBAN ET AL. 26. Bouchillon SK, Johnson BM, Hoban DJ, Jhon-
son DL, Dowzicky Mj, Wu DH, et al. Determi-
sive ventilation in immunosuppresed ning incidence of extended spectrum B-lacta-
patients with pulmonary infiltrates fever, mase producing
and acute res-piratory failure. N Engl J Enterobacteriaceae.vancomycin resistant
Med 2001; 344: 817-22. Ente-rococus faecium and methicilin-
resistant Stha-philicocus aureus in 38 centres
17. Trouillet JL, Chastre J, Vuagnat A, Joly- from 17 coun-tries: The PEALRS Study
Guillou ML, Combaux D, Dombret MC, et al. 2001-2002. In Antimicrobiab Agents 2004;
Ventila-tor-associated pneumonia caused by 24: 119-24.
poten-tially drug resistant bacteria. Am J
Respir Crit Care Med 1998; 157: 531-9. 27. Aspa J, Rajas O, Rodríguez de Castro F,
Blan-quer J, Zalacain R, Fenoll A, et al.
18. Rello J, Ausina V, Ricart M, Castella J, and behalf of the Pneumococcal
Prats G. Impact of previous antimicrobial Pneumonia in Spain Group. Drug Resistant
therapy on the etiology and outcome of Pneumococcal Pneu-monia: Clinical
ventilator-associated pneumonia. Chest relevance and related factors. Clinical
1993; 104: 1230-5. Infectious Diseases 2004; 38(6): 787-98.
19. Heyland DK, Cook DJ, Griffith L, Keenan SP, 28. Roig J, Carreres A, Domingo C. Tratment
Brun-Buisson C. Canadian Critical Trials Group. of Legionaires disease: current
The attributable morbility and mortality of ven- recommendations. Drugs 1993; 46: 63-79.
tilator - associated pneumonia in the critically ill
29. Torres A, Celis MR, Blanquer J, Dorca J,
patient. 1999; 159: 1249-56.
Moli-nos L, Verano A, et al. Diagnóstico y
20. Torres A, Puig de la Bellacasa J, Xaubet A, Gon- trata-miento de la neumonía nosocomial.
zalez J, Rodríguez Roisin J, Jiménez de Anta Arch de Bronconeumol 1997; 33: 346-50.
MT, et al. Diagnosis value of cuantitative cul-
30. Inglis TJ, Millar MR, Jones JG, Robinson
tures of bronchoalveolar lavage and telesco-ping
plugged catheters in mechanically venti-lated
DA. Tracheal tube biofilm as a source of
bacterial colonization of the lung. J Clin
patients with bacterial pneumonia. Am Rev
Microbiol 1989; 27: 2014-8.
Respir Dis 1989; 140: 306-10.
31. Adair CG, Gorman SP, Feron BM, Byers
21. Luna CM, Vujacich P, Niederman MS, Vay
LM, Jones DS, Goldsnith CE, Moore JE, et
C, Gherardy C, Matera J, et al. Impact of
al. Impli-cations of endotraqueal tube biofilm
BAL data on the therapy and outcome of
for ven-tilator-associated pneumonia.
venti-lator-associated pneumonia. Chest
Intensive Care Med 1999; 25: 1072-6.
1997; 111: 676-85.
32. Michaud S, Suzuki S, Harbarth S. Effect of
22. Markowicz P, Wolff M, Djedaini K, Cohen
design-related bias in studies of diagnostic
Y, Chastre J, Delclaux C, et al. ARDS
tests for ventilator -asociated pneumonia.
study Group. Multicenter prospective study
Am J Crit Care Med 2002; 166: 1320-5.
of ventilator-asociated pneumonia during
acute respiratory distress syndrome: 33. Álvarez-Lerma F, Torres A, Rodríguez de
incidence, prognosis, and risk factors. Am Cas-tro F. Recomendaciones para el
J Respir Crit Care Med 2000; 161: 1942-8. diagnóstico de la neumonía asociada a
ventilación mecá-nica. Enferm Infecc
23. El Solh AA, Aquilina AT, Dhillon RS, Ramadan
Microbiol Clin 2001; 19: 479-87.
F, Nowak P, Davies J. Impact of invasive stra-
tegy on management of antimicrobial treat-ment 34. Jorda R, Torres A. Ariza FJ, Álvarez F,
failure in institutionalized older people with Barce-nilla F, et al. Recomendaciones para el
severe pneumonia. Am J Respir Crit Care Med trata-miento de la neumonía intrahospitalaria
2002; 166: 1038-43. gra-ve. XXXIX Congreso Nacional de la
Sociedad Española de Medicina Intensiva,
24. Van Eldere J. Multicentre surveillance of
Crítica y Uni-dades Coronarias SEMICYUC.
Pseu-domonas aeruginosas susceptibility
(7-9 Junio) (Tarra-gona) 2004.
patters in nosocomial infections. J
Antimicrob Chemo-ther 2003; 51: 347-52. 35. Kostadina E, Kaditis AG, Alexopoulos EJ,
Zakyn-thinos E, Sfyras D. Early gastrotomy
25. Bradford PA. Extended - spectrum B lactama-
reduces the rate of ventilator – associated
ses in the 21st century: characterization, epi- pneumonia in stroke on head injury patients.
demiology, and detection of this important Eur Respir J 2005; 26: 106-11.
resistance threat. Clin Microbiol Rev 2001;
14: 933-51.
112
NEUMONÍA INTRAHOSPITALARIA:
TRATAMIENTO. PREVENCIÓN
Nieves Carbonell Monleón, José Ferreres Franco, José Blanquer Olivas
RESUMEN EPIDEMIOLOGÍA
La neumonía intrahospitalaria es la que
adquiere el paciente tras haber estado un Definiciones
mínimo de 48 horas ingresado en el hospi-tal, Se denomina neumonía hospitalaria o
aunque recientemente se ha ampliado este nosocomial (NN) a la que afecta a un pacien-te
concepto, incluyendo también las “neumonías ingresado un mínimo de 48 horas en el hospital,
propias de los sistemas de salud”. Se distinguen mientras que se habla de neumonía asociada a
dos tipos de neumonías intra-hospitalarias: las la ventilación mecánica (NAVM) cuando el
de instauración precoz, pro-vocadas por la diagnóstico se realiza transcurri-das 48 horas de
aspiración de flora endógena comunitaria, y las la intubación endotraqueal (IET)(1). Algunos
de instauración tardía, rela-cionada con pacientes requieren IET tras desarrollar una NN
microorganismos nosocomiales. La elección del y, aunque no se conside-ra NAVM, el manejo
método a utilizar para alcan-zar el diagnóstico de la misma sería simi-lar. Recientemente se
etiológico, sea aspirado tra-queal, técnicas distingue una tercera entidad, conocida como
broncoscópicas con telesco-paje u otras “neumonía propia de los sistemas de salud”
invasivas ciegas, dependerá de la situación del (NSS), que inclu-ye a los individuos
paciente, experiencia del equi-po médico e procedentes de centros de diálisis, hospital de
instrumental de que se dispon-ga, pero el cultivo día o residencias, ingre-sados al menos 48
debe ser siempre cuanti-tativo. La terapéutica horas durante los 90 días previos a la infección,
antimicrobiana en la NAVM se basa, previa o bien a aquellos pacientes que han recibido
extracción de una muestra microbiológica, en antibioterapia intravenosa, quimioterapia o cura
un tratamiento empírico de amplio espectro, de heridas en su domicilio en los 30 días
adecuado y pre-coz, que debe tener en cuenta la previos a la infección(1,2). Esta entidad engloba
epidemio-logía del lugar donde está ingresado el a un gru-po de enfermos que, a diferencia de la
pacien-te y la posible presencia de factores de pobla-ción “sana de la comunidad”, son
riesgo para microorganismos multirresistentes. portado-res de flora endógena patógena similar
En caso de buena respuesta clínica se debe rea- a la de los pacientes con factores de riesgo para
lizar un desescalamiento antibiótico según los infecciones por patógenos multirresistentes
resultados de los cultivos. En los casos de mala (PMR).
evolución se recomienda realizar nue-vas
técnicas de imagen, como la tomografía axial En la literatura previa, la mayoría de
computarizada, tomar nuevas muestras datos microbiológicos proceden de enfermos
microbiológicas mediante técnicas broncos- con NAVM, siendo mucho menos exactos y
cópicas, sobre todo lavado broncoalveolar, dispo-nibles los obtenidos de pacientes con
descartar focos de infección extrapulmona-res, y NN por lo que, en las guías publicadas más
modificar el tratamiento antibiótico empírico reciente-mente(3), y en concordancia con el
inicial. presente capítulo, se tienden a unificar las
recomenda-ciones sobre ambas entidades.
113
N. CARBONELL MONLEÓN ET AL. TABLA 1. Factores de riesgo
específico de microorganismos
Incidencia. Morbilidad. Mortalidad causales de neumonía nosocomial
La verdadera incidencia de la NN es difícil
Anaerobios Cirugía abdominal reciente
de establecer y se mueve en amplios márge-nes
Broncoaspiración
(5->50%), dada la falta de consenso sobre los
criterios diagnósticos empleados en la defi- S. aureus Coma o traumatismo cra-
nición de caso, así como la población a estu-dio neoencefálico
evaluada(4). Sin embargo, es conocido que la Diabetes mellitus
NN es la segunda causa más frecuente de Fracaso renal
infección hospitalaria después de la urinaria,
Legionella spp Glucocorticoides a altas
afectando aproximadamente al 27% de todos los
dosis
pacientes críticos(5), y que se encuentra liga-da a
una elevada morbi-mortalidad. Así, pue-de P. aeruginosa Glucocorticoides a altas
alargar la estancia hospitalaria una media de 7-9 dosis o antibioterapia previa
días/paciente, e incrementar el coste en más de Estancia en UCI prolongada
40,000 €/paciente, aunque la gran variedad de
factores que pueden influir en la determinación Enfermedad pulmonar
del mismo hace que existan pocos datos estructural (EPOC con
disponibles que, además, son dis-crepantes(6,7). FEV1< 35%)
H. influenzae EPOC
Por otra parte, la tasa cruda de mortalidad de la
neumonía nosocomial se ha situado entre un 20 y Aspergillus spp. y Antibioterapia
un 76% (8,9)
, mientras que su mortali-dad atribuible previa microorganismos (15 días)
multirresistentes
se ha situado entre un 33% y un 50% (10,11). La
NAVM parece estar asociada a un 20-30% de UCI: unidad de cuidados intensivos; EPOC: enferme-
mayor riesgo de muerte que el debi-do dad pulmonar obstructiva crónica; FEV1: volumen
exclusivamente a la enfermedad de base, lo que espi-ratorio máximo en el primer segundo.
pone de manifiesto la importancia de mejo-rar el
manejo de los pacientes con VM(6).
114
nismos patogénicos de la NAVM, dada la refe- NEUMONÍA INTRAHOSPITALARIA: TRATAMIENTO. PREVENCIÓN
115
N. CARBONELL MONLEÓN ET AL.
116
NEUMONÍA INTRAHOSPITALARIA: TRATAMIENTO. PREVENCIÓN
10. Los pacientes sometidos a VM, sobre
todo cuando reciben nutrición enteral, deben
man-tenerse en posición semiincorporada terapéuticos (Nivel I). Por una parte, los anti-H2
(30-45º) en lugar de en decúbito supino, para y los antiácidos son factores de riesgo de
prevenir la aspiración de secreciones (Nivel NN/NAVM, ya que alcalinizan el pH gástrico
I). Con esta medida de bajo coste se ha favoreciendo la colonización por bacilos Gram-
demostrado una reducción de hasta tres veces negativos (BGN) procedentes normalmente de
la incidencia de la NAVM(31). duodeno, y además, con su administración
11. El uso de camas oscilantes en pacientes puede aumentar el volumen intragástrico con-
críticos para prevenir la NAVM secundaria a dicionando su aspiración. Con el sucralfato, que
sobreinfección de atelectasias o dificultad en el actúa por otro mecanismo formando una
manejo de secreciones ha demostrado ser una película protectora de la mucosa gástrica, se ha
medida eficaz en pacientes quirúrgicos o con demostrado una menor incidencia signifi-cativa
problemas neurológicos, pero no en patología de la NAVM de instauración tardía que con los
anteriores, sugiriendo incluso una acti-vidad
médica(32) (Nivel I).
12. Utilizar preferentemente la nutrición intrínseca antibacteriana del mismo (35). Sin
enteral frente a la parenteral para prevenir la embargo, también se ha visto un mayor riesgo
atrofia de las vellosidades intestinales y el ries- de sangrado digestivo con el sucralfa-to
go subsiguiente de translocación bacteriana comparativamente con la ranitidina, en un
estudio realizado con 1.200 pacientes venti-
como causa de la NN (Nivel I) (1,33,34). Algunas
estrategias, dirigidas a reducir el volumen de lados(36). Una aproximación razonable con-
llenado gástrico y, por tanto, el riesgo de NAVM sistiría en utilizar el sucralfato en los enfermos
por broncoaspiración, son: reducir el uso de con bajo o moderado riesgo de hemorragia
opiáceos y agentes anticolinérgicos, monito- digestiva, es decir, sin coagulopatía o reque-
rizar el residuo gástrico, utilizar procinéticos rimientos de VM prolongada(37). En tercer
junto a la nutrición enteral, así como sondas de lugar, los inhibidores de la bomba de protones
alimentación postpilóricas en lugar de gás-tricas por vía oral parecen ser una buena alternativa
y, si es posible, sondas con pequeños ori-ficios cos-te-beneficio, pendiente de futuras líneas de
distales(34). investigación.
13. El uso de TET con revestimientos espe- 2. La colonización orofaríngea, presente
ciales (sulfadiacina, plata), antibióticos nebuli- en el momento del ingreso hospitalario o
zados, y otras medidas para evitar la formación adqui-rida durante la estancia en UCI,
de “biofilm” o revestimiento bacteriano de la
representa un factor de riesgo de NAVM por
superficie del TET, es motivo de investigación BGN y P. aerugi-nosa(18). Su modulación con
en el ámbito de la prevención de la NAVM por antisépticos por vía oral para prevenir la
aspiración de secreciones contaminadas, sin que NAVM no se reco-mienda de forma
existan claras recomendaciones. rutinaria, si bien sí se ha demostrado el
beneficio de la clorhexidina por vía oral en
Modulación de la colonización: estrategias pacientes que van a someter-se a cirugía de
de prevención farmacológicas revascularización coronaria(38) (Nivel I).
1. Actualmente se recomienda, sobre todo en La descontaminación selectiva del tracto
pacientes críticos, utilizar anti-H2 o sucralfato en digestivo, esto es, el uso tópico de antibióticos
la profilaxis del sangrado por úlcera de estrés, ya por vía oral para la prevención de la neumonía
que su presencia produce una mortalidad cin-co hospitalaria, con o sin antibióticos por vía sis-
veces superior en estos enfermos. Sin embar-go, témica, se ha demostrado beneficiosa en la
del mismo modo, debe valorarse el riesgo- reducción de la incidencia de la NAVM como
beneficio de cada uno de estos regímenes coadyuvante en el control de brotes por PMR,
disminuyendo la mortalidad en UCI en caso de
asociar la vía sistémica (Nivel I). Sin embar-
117
N. CARBONELL MONLEÓN ET AL. cos y recientes, que pueden optimizar el
mane-jo de la NN/NAVM.
go, no se recomienda su uso habitual, ya que
podría aumentar el índice de resistencias a los ESTRATEGIAS DIAGNÓSTICAS
antibióticos, sobre todo en unidades de hos- El abordaje diagnóstico de la NN/NAVM se
pitalización donde existe una alta prevalencia plantea desde una doble perspectiva: a) sin-
de flora multirresistente(39,40). drómica, que intenta corroborar la existencia de
3. No se recomienda el uso rutinario de una neumonía como complicación evolu-tiva
anti-bioterapia profiláctica por vía parenteral del proceso que motiva el ingreso del paciente
para evitar NN/NAVM tras traumatismo en una sala o en UCI, y b) etiológica, que
(incluido craneoencefálico), coma o cirugía de pretende determinar el agente responsa-ble del
alto ries-go. Tan sólo se ha demostrado que el proceso. Ambas perspectivas suscitan gran
uso de dos dosis de cefuroxima iv en el controversia por la heterogeneidad de las
momento de la IET de pacientes con coma técnicas empleadas para obtener muestras res-
estructural ayu-da a prevenir la NAVM de piratorias que se consideren válidas, la gran
instauración precoz(41) (Nivel I). variabilidad metodológica empleada en cada
4. Vacunación de niños o adultos de riesgo, técnica, y por carecer de un “patrón oro” con el
frente a patógenos específicos como H. influen- que comparar los resultados obtenidos (15).
zae, S. pneumoniae y virus Influenza, que pue- Todos estos problemas favorecen dicha con-
de reducir el riesgo de NSS(5). troversia y dificultan el posible consenso res-
pecto al abordaje diagnóstico ideal.
5. Seguir una política más restrictiva en
la transfusión de hemoderivados, para Los objetivos del diagnóstico en pacientes
intentar reducir el riesgo de infecciones con sospecha de NN/NAVM son: a) reconocer
nosocomiales, incluida la neumonía (Nivel I). los pacientes con infección pulmonar; b) ase-
Se ha sugeri-do transfundir sólo con cifras de gurar la recogida de muestras apropiadas para
hemoglobi-na ≥ 7 g/dl, siempre que no exista cultivo; c) efectuar una antibioterapia precoz y
efectiva; y d) identificar los enfermos con
sangrado activo ni cardiopatía de base(42). Se
piensa que el mayor riesgo de infección infección extrapulmonar(3).
podría relacio-narse con un efecto Para alcanzar dichos objetivos se deben
inmunosupresor de los concentrados de plantear dos estrategias diferentes, la
hematíes no deplecionados de leucocitos. clínica y la microbiológica, que se
6. Se recomienda ser estricto en el desarrollan a con-tinuación.
control de la hiperglucemia en los pacientes
críticos, ya que se ha visto, al mantener con Aproximación clínica
insulinote-rapia intensiva cifras de glucemia El diagnóstico sindrómico de sospecha se
entre 80-110 mg/dl en enfermos quirúrgicos, basa en hallazgos clínicos de reciente apari-ción
una reduc-ción de la tasa de infección (fiebre mayor de 38º, esputo purulento y
nosocomial, duración de la VM, estancia en leucocitosis o leucopenia): la presencia de dos
de estos tres signos clínicos acompañados de la
UCI y morta-lidad (Nivel I)(42).
aparición de un nuevo infiltrado radiológi-co o
Otras medidas higiénico-dietéticas la progresión de otro previo, alcanza una
1. Reducir el riesgo de contaminación cru- sensibilidad de 20-25% y una especificidad de
zada con PMR, sobre todo en las unidades de 80-95%, que no confirma el diagnóstico de
crí-ticos, mediante el lavado-desinfección de NAVM. Por el contrario, la ausencia de puru-
manos, educación del personal sanitario, y ais- lencia en las secreciones de vías bajas per-mite
lamiento de enfermos infectados por estos excluir de manera razonable la presen-cia de
microorganismos (Nivel I)(1,29,34). NAVM(15). Normalmente, el diagnóstico
2. Realizar estudios de vigilancia que per-
mitan identificar y cuantificar PMR endémi-
118
de las NN en pacientes no intubados es difí-cil y NEUMONÍA INTRAHOSPITALARIA: TRATAMIENTO. PREVENCIÓN
119
N. CARBONELL MONLEÓN ET AL. el FB: a) cepillado bronquial mediante
catéter telescopado (CBCT) y b) lavado
48 horas, se han valorado positivamente las broncoalveo-lar (LBA).
técnicas que dan una información rápida,
como la investigación de organismos intra- Cepillado bronquial mediante
celulares (OIC) mediante la tinción de Giem- catéter telescopado (CBCT)
sa: en diversos trabajos se acepta que la Es un procedimiento sencillo, seguro y rápi-
detec-ción de un mínimo de 2-5% de OIC es do, aunque es imprescindible su correcta eje-
diagnóstica de NAVM, con una sensibilidad cución para que el test sea reproducible; se han
media de 69 ± 20% y una especificidad de 75 descrito hemorragias bronquiales com-
± 28%, siendo la razón de probabilidad de un plicativas, sobre todo en pacientes con altera-
resultado positivo de 35(54). En un estu-dio ciones de la coagulación. Utilizando un pun-to
prospectivo reciente utilizando una téc-nica de corte de CBCT de 103 ufc/ml en 929
rápida de inmunoensayo en LBA, se encontró enfermos con sospecha de NAVM descritos en
que los niveles elevados del recep-tor soluble 18 artículos, se han comunicado cifras de sen-
expresado en células mieloides (sTREM-1) sibilidad entre 33 y 100% con media de 67 ±
eran el factor predictivo indepen-diente más 20%, y una especificidad de 14-100% con
importante de neumonía, con una razón de media de 90 ± 14%, cifrándose en 6,7 la razón
probabilidad de 41,5(55) de probabilidad media de un resultado positivo.
Parece una técnica sobre todo espe-cífica, cuya
Cultivo cuantitativo de aspirado traqueal positividad aumenta mucho la pro-babilidad del
Es la técnica más sencilla para recoger diagnóstico de neumonía(54).
muestras diagnósticas en la NAVM: sólo requie-
re un colector de esputo para la recolección de Lavado broncoalveolar (LBA)
las secreciones, no precisa personal especiali- La instilación y aspiración secuencial de
zado y presenta como posible complicación la varias alícuotas de suero salino estéril a través
desaturación arterial de oxígeno, que aparece del FB enclavado en un segmento pulmonar
ocasionalmente durante la aspiración de secre- afecto permite recuperar material alveolar; el
ciones. Aunque los cultivos cualitativos tienen procedimiento no está completamente estan-
una sensibilidad alta, su valor predictivo posi- darizado, aunque se piensa que la cantidad de
tivo es moderado, por lo que no se consideran líquido debe ser superior a 60 ml para poder
aceptables para el diagnóstico de NAVM. Al uti- analizar las secreciones pulmonares periféri-
lizar el cultivo cuantitativo de AT con un pun-to cas. Habitualmente se desecha el análisis bac-
teriológico del escaso volumen aspirado tras la
de corte de 106 ufc/ml, la sensibilidad osci-la
instilación de la primera alícuota, que sue-le
entre 38 y 82%, con una media de 76 ± 9%, y la
contener abundantes células escamosas y
especificidad entre 72 y 85%, con media de 75
ciliadas. Se utilizó el LBA con un punto de cor-
± 28%(56).
te de 104 ufc/ml en 23 estudios prospectivos
que, analizando 957 pacientes con sospecha de
Métodos invasores con
NAVM, mostraban una sensibilidad entre 42 y
técnicas broncoscópicas
93% con una media de 73 ± 18%, y una
Se basan en la utilización de catéteres
especificidad de 45-100% con media de 82 ±
telescopados, para evitar la contaminación de
19%, valorándose en 4 la razón de probabili-
las muestras por microorganismos saprófitos
o colonizadores al pasar por las vías aéreas dad media de un resultado positivo (54). A pesar
superiores, que se expresa por más de 1% de de que puede provocar hipoxemias de varias
células escamosas epiteliales recuperadas en horas de duración, suele ser una técnica bien
dicha muestra, y poder aspirar a través del tolerada.
canal hueco del fibrobroncoscopio (FB). Dis-
tinguimos dos métodos diferentes utilizando
120
NEUMONÍA INTRAHOSPITALARIA: TRATAMIENTO. PREVENCIÓN
Métodos invasores con técnicas ciegas
Son menos invasores que las técnicas
broncoscópicas, siendo útiles cuando no se una media de 86,6 ± 10,5%, encontrando
dispone de FB durante las 24 horas de todos una razón de probabilidad media cuando el
los días de la semana. Son técnicas sencillas resul-tado era positivo de 5,4(59).
que no requieren personal entrenado, por lo En resumen, las técnicas ciegas han mos-
que son más baratas y pueden emplearse trado resultados bastante concordantes con las
incluso en pacientes intubados con tubos de técnicas broncoscópicas, sobre todo en pro-
pequeño calibre. Su principal inconveniente cesos neumónicos bilaterales difusos, y si se
deriva de la imposibilidad de seleccionar el afectan primordialmente los lóbulos inferio-res.
segmento pulmonar afecto, importante en La elección del método diagnóstico a uti-lizar,
caso de afectación en lóbulos superiores o en partiendo de la base de que ha de ser siempre
pulmón izquierdo. Se han descrito tres téc- cuantitativo, sea AT, broncoscópico o ciego,
nicas diferentes. dependerá de la situación del paciente,
preferencias y experiencia del equipo médico,
Aspirado bronquial ciego (ABC) así como de las posibilidades de que se dis-
Se enclava el catéter en un bronquio dis- ponga. Asimismo, se debe tener en cuenta que
tal, y se aspiran directamente 1-2 ml. de en caso de infiltrados localizados se aconseja
secre-ciones bronquiales. Al analizar 251 utilizar catéter telescopado, mientras que ante
episodios descritos en cinco estudios infiltrados difusos y/o sospecha de patógenos
utilizando un pun-to de corte de 10 4 ufc/ml oportunistas se suele realizar LBA.
para ABC, la sensi-bilidad oscila entre 74 y En la figura 1 se muestra un algoritmo
97% con una media de 84,6 ± 8,8%, y la del manejo diagnóstico-terapéutico
especificidad entre 74 y 100% con una media empírico de la NAVM.
de 90,8 ± 12,7%. La razón de probabilidad de
un resultado positi-vo es de 9(57). TRATAMIENTO
121
N. CARBONELL MONLEÓN ET AL.
Secreciones purulentas
EAP
SDRA
NAVM? TEP
Atelectasia
Hemorragia alveolar
Cultivos cuantitativos
ATB dirigida
FIGURA 1. Algoritmo de manejo diagnóstico terapéutico empírico de la NAVM. NAVM: neumonía asocia-
da a ventilación mecánica; EAP: edema agudo de pulmón; SDRA: síndrome de distrés respiratorio agudo;
TEP: tromboembolismo pulmonar; AT: aspirado traqueal; ABC: aspirado bronquial ciego; Mini-LBA: mini-
lavado broncoalveolar; CBNB: cepillado bronquial no broncoscópico; LBA: lavado broncoalveolar; CBCT:
cepillado bronquial mediante catéter telescopado; ATB: antibioterapia; OIC: organismos intracelulares.
122
NEUMONÍA INTRAHOSPITALARIA: TRATAMIENTO. PREVENCIÓN
123
N. CARBONELL MONLEÓN ET AL.
124
NEUMONÍA INTRAHOSPITALARIA: TRATAMIENTO. PREVENCIÓN
Vancomicina* 15 mg /kg / 12 h
o
Linezolid* 600 mg / 12 h
NN:neumonía nosocomial; NAVM: neumonía asociada a ventilación mecánica; IV: intravenosa. aLas dosis
reco-mendadas son para adultos, asumiendo una función renal y hepática normales. *En caso de existir
elevada incidencia de S. aureus resistente a la meticilina o factores de riesgo para el mismo.
125
N. CARBONELL MONLEÓN ET AL. ción de la inducción de betalactamasas y
de efectos secundarios.
inicial inadecuada y su consiguiente
aumen-to de la mortalidad, aunque también Acinetobacter baumanii
por la posible reducción de la aparición de Las posibilidades terapéuticas en la
resis-tencias o por la consecución de un NAVM por Acinetobacter son bastante
sinergis-mo provechoso. limitadas, debi-do a las resistencias, tanto
Paralelamente, es motivo de controversia el nativas como adqui-ridas, que presenta frente
tipo de antibiótico que se debe utilizar en este a gran cantidad de antibióticos. A pesar de las
tratamiento combinado. Aunque en la mayoría consideraciones planteadas en la literatura
de los estudios previos se han com-binado un previa, resulta de gran trascendencia en la
betalactámico con acción antip-seudomonal y práctica clínica basar-se en el patrón habitual
un aminoglucósido, actualmente se piensa que del antibiograma, que puede ser muy variable
el empleo de quinolonas pare-ce presentar una según el hospital o ser-vicio considerado y
serie de ventajas frente al aminoglucósido, también con el paso del tiempo.
como la mayor penetración pulmonar y su Los antibióticos considerados más activos
menor riesgo de nefrotoxici-dad. Además, lo frente a las especies de Acinetobacter son:
único que demuestra el estu-dio clásico sobre la los carbapenémicos, la ampicilina-sulbactam
biterapia con aminoglu-cósido para P. y la colistina, sin haberse demostrado claro
aeruginosa(65) es una tendencia a reducir la beneficio del tratamiento combinado. La ten-
mortalidad respecto al uso de monoterapia, y el dencia actual es empezar por la valoración de
origen de las bacteriemias era en pocos casos la resistencia a los betalactámicos(15): en caso
una NAVM. Del mismo modo, el metaanálisis de cepas sensibles podría considerarse como
reciente que analiza la biterapia con primera opción la monoterapia con
aminoglucósido en pacientes sép-ticos(64), no ticarcilina, piperacilina, ceftazidima, cefepi-
observa beneficio de la asociación con este me o imipenem. Si existe sensibilidad dis-
fármaco respecto a la monoterapia. minuida o intermedia a los betalactámicos se
Por todo ello, y aunque se requieren estu- recomienda asociarlos a aminoglucósidos,
dios prospectivos que comparen una biterapia pudiendo utilizar adicionalmente aerosoles de
basada en fluoroquinolonas vs la monoterapia colistina. Por último, si la neumonía está
con β-lactámicos, consideramos más aconse- ocasionada por cepas con alta resistencia, se
jable el uso de quinolonas teniendo en cuen-ta, debe considerar la indicación de colistina
además, la situación de fracaso multior-gánico administrada por vía sistémica y en aerosol,
(incluido el renal) que muchas veces se asocia a asociada a rifampicina, tetraciclinas u otros
la NAVM en los pacientes de UCI. En caso de antibióticos, en función de la sensibilidad del
usar terapia combinada con amino-glucósido, se antibiograma. El uso de colistina es bastante
recomienda hacerlo con dosis única diaria controvertido, dada su menor eficacia con
(Tabla 5) y finalizar el tratamien-to del mismo a respecto a los betalactámicos y su conside-
los 5-7 días si se observa mejo-ría clínica (68). rable toxicidad renal y neurológica cuando se
Por otra parte, entre los β-lactá-micos se utiliza por vía sistémica, junto con la caren-
recomienda el uso preferente de ceftazidima, cia de estudios que demuestren su eficacia en
cefepime o piperacilina-tazobac-tam durante 15 la NAVM por Acinetobacter spp. cuando se
días, reservando los carbape-némicos a emplea por vía inhalatoria. Sin embargo, un
situaciones de alta resistencia, teniendo estudio reciente ha documentado su eficacia
presente, además, que existe alguna referencia a y seguridad al administrarlo por vía intrave-
una posible resistencia cruzada entre el nosa(70), por lo que parece razonable consi-
imipenem y el ciprofloxacino (69). La derar su uso en situaciones problemáticas de
combinación de dos betalactámicos actual-
mente no es recomendable, por la potencia-
126
NEUMONÍA INTRAHOSPITALARIA: TRATAMIENTO. PREVENCIÓN
multirresistencia según los resultados in
vitro del antibiograma.
sentaron esta eficacia por separado, y en los que
Staphilococcus aureus resistente al parecer, no se alcanzaron en todos los
a meticilina enfermos las dosis óptimas de vancomicina, por
Los glicopéptidos (teicoplanina y, sobre lo que se requerirían nuevos análisis pros-
todo, vancomicina), son el tratamiento habi- pectivos que confirmen estos resultados. La
tual de la NAVM por SARM dado su patrón dificultad de optimizar los niveles plasmáticos
de resistencia a todos los betalactámicos. Sin de vancomicina en casos de fracaso renal agu-
embargo, con cierta frecuencia se producen do, así como la frecuente asociación con otros
fracasos terapéuticos con las dosis utilizadas fármacos nefrotóxicos en pacientes ingresa-dos
de vancomicina, 1 gramo (15 mg/kg) cada 12 en UCI, convierte al linezolid en una alter-
horas. Los glicopéptidos son, desde un punto nativa válida para el tratamiento de enfermos
de vista farmacocinético, fármacos con un con insuficiencia renal que precisen de esta
mecanismo de acción tiempo-dependiente, cobertura antibiótica.
reducida penetración pulmonar y toxicidad
renal manifiesta; intentando evitar estos NAVM con mala evolución
incon-venientes se ha estudiado su En ocasiones, a pesar de un tratamiento
administración en perfusión continua, sin que empírico “adecuado”, la NAVM no evolucio-
se hayan encon-trado ventajas claras con na favorablemente según parámetros clínicos
respecto a la ya comentada, a pesar de o radiológicos una vez alcanzadas las 72
resultar más fácil la monitorización de los horas de antibioterapia inicial (66), lo que se
niveles plasmáticos del fármaco(71). conoce como pacientes “no-respondedores”.
La situación descrita, junto a la gravedad de Entre ellos se diferencian tres tipos de mala
la NAVM por SARM y la sensibilidad cam- respuesta al tratamiento: la NAVM
biante de las sus cepas, ha motivado el empleo progresiva, con dete-rioro rápido en las
de otros fármacos como la rifampicina [a la que primeras 72 horas; la NAVM persistente, sin
son sensibles los SARM en 80% de los casos en mejoría clínica a pesar de más de 72 horas de
nuestro país(15), y el desarrollo de nue-vos tratamiento; y la NAVM de len-ta resolución,
antibióticos activos frente al mismo. Entre las con mejoría clínica pero con resolución
nuevas moléculas actualmente disponibles se radiológica menor del 50% en una semana.
encuentran, a) la quinupristina-dalfopristi-na Se ha citado diversas causas de NAVM pro-
que, en un estudio prospectivo no ofrece gresiva: desde la presencia de microorganis-
grandes ventajas respecto a la vancomicina (72), y mos con resistencia primaria al tratamiento
del que la Food and Drug Administration úni- empírico inicial o con gran virulencia y reper-
camente ha aprobado su utilización para la cusión sistémica, hasta la existencia de un foco
bacteriemia por Enterococcus faecalis resistente infeccioso extrapulmonar, o incluso que se trate
a la vancomicina; y b) el linezolid, de la fami-lia de una patología pulmonar no infec-ciosa con
de las oxazolidinonas, que sí parece mos-trar clínica similar a la de la NN. En cuanto a las
una serie de ventajas en determinadas causas de la NAVM persistente y NAVM de
situaciones: se ha comunicado recientemen-te lenta evolución, es más probable que se trate de
una reducción de mortalidad en el trata-miento un microorganismo inicial resistente, no
de la neumonía por SARM al compa-rarla con cubierto por el tratamiento empírico, o que ha
la vancomicina, atribuida parcialmente a la condicionado una com-plicación local como un
mayor penetración pulmo-nar del linezolid (73). empiema, que requie-re un tratamiento más
Este análisis es el resulta-do de la fusión de dos invasor para su reso-lución, o bien que se haya
estudios que no pre- producido una sobreinfección por otro
microorganismo dis-tinto al inicial(74).
127
N. CARBONELL MONLEÓN ET AL. 8. George DL. Epidemiology of nosocomial
pneu-monia in intensive care unit patients.
Clin Chest Med 1995; 16: 29-44.
Ante cualquiera de estas situaciones, y a la
9. Celis R, Torres A, Gatell J, Almela M, Rodri-
espera de los resultados del estudio de sensi-
guez-Roisin R, Agusti-Vidal A. Nosocomial
bilidad que ofrece el antibiograma, se reco- pneumonia. A multivariate analisis of risk
mienda adoptar una serie de medidas que inclu- and prognosis. Chest 1988; 93: 318-24.
yen: técnicas de imagen diferentes a la 10. Fagon JY, Chastre J, Hance A, Montravers
radiografía de tórax, sobre todo tomografía axial P, Novara A, Gibert C. Nosocomial
computarizada, batería microbiológica de mues- pneumonia in ventilated patients: a cohort
tras extrapulmonares y toma de muestras pul- study evalua-ting attributable mortality and
hospital stay. Am J Med 1993; 94: 281-8.
monares mediante técnicas broncoscópicas,
11. Heyland D, Cook D, Griffith L, Keenan S,
sobre todo LBA, en búsqueda de patógenos no
Brun-Buisson C. The attribuitable morbidity
habituales como Legionella, Mycobacterium and mortality of ventilator-associated
tuberculosis, Aspergillus y Nocardia. Paralela- pneumo-nia in the critically ill patient. The
mente y dependiendo de la gravedad clínica, se Canadian Critical Trials Group. Am J Respir
recomienda también modificar el trata-miento Crit Care Med 1999; 159: 1249-56.
12. Drakulovic M, Bauer T, Torres A, González J,
inicial o aumentar la cobertura anti-biótica (15).
Rodríguez M, Angrill J. Initial bacterial coloni-
zation in patients admitted to a respiratory
intensive care unit: bacteriological pattern and
BIBLIOGRAFÍA risk factors. Respiration 2001; 68: 58-66.
1. Tablan OC, Anderson LJ, Besser R, Bridges 13. Trouillet J, Chastre J, Vuagnat A, Joly-
C, Hajjeh R. Healthcare Infection Control Guillou M, Combaux D, Dombret MC, et
Prac-tices Advisory Committee, Centers for al. Ventilator-associated pneumonia caused
Disea-se Control and Prevention. Guidelines by potentially drug-resistant bacteria. Am J
for pre-venting health-care-associated Respir Crit Care Med 1998; 157: 531-8.
pneumonia, 2003: recommendations of the 14. American Thoracic Society. Hospital-acquired
CDC and the Health-care Infection Control pneumonia in adults: diagnosis, assessment of
Practices Advi-sory Committee. MMWR severity, initial antimicrobial therapy, and
Recomm Rep 2004; 53(RR-3): 1-36. preventive strategies. A consensus statement
2. Hutt E, Kramer A. Evidence-based guidelines American Thoracic Society. Am J Respir Crit
for management of nursing home-acquired Care Med 1996; 153: 1711-25.
pneumonia. J Fam Pract 2002; 51: 709-16. 15. Jordà R, Torres A, Ariza F, Álvarez F, Barceni-
3. American Thoracic Society. Guidelines for lla F, y Comisión de Expertos de GTEI-SEMIC-
the Management of Adults with Hospital- YUC, TIR-SEPAR, GEIH-SEIMC. Recomenda-
acquired, Ventilator-associated, and ciones para el tratamiento de la neumonía
Healthcare-asso-ciated Pneumonia. Am J intrahospitalaria grave. Arch Bronconeumol
Respir Crit Care Med 2005; 171: 388-416. 2004; 40(11): 518-33.
4. Torres A, Carlet J. European Task Force on 16. Niederman M. Gram-negative colonization
ven-tilator-associated pneumonia. of the respiratory tract: pathogenesis and
Ventilator-asso-ciated pneumonia. Eur cli-nical consequences. Semin Respir
Respir J 2001; 17: 1034-45. Infect 1990; 5: 173-84.
5. Kollef MH. Prevention of hospital-associated 17. Prince A. Biofilms, antimicrobial
pneumonia and ventilator-associated pneu- resistance, and airway infection. N Engl J
monia. Crit Care Med 2004; 32: 1396-405. Med 2002; 347: 1100-1.
6. Chastre J, Fagon JY. Ventilator-associated 18. Bonten M, Bergmans D, Ambergen A, de
pneu-monia. Am J Respir Crit Care Med Leeuw P, van der Geest S, Stobberingh E, et
2002; 165: 867-903. al. Risk factors for pneumonia, and coloniza-
7. Rello J, Ollendorf D, Oster G, Montserrat tion of respiratory tract and stomach in
V, Bellm L, Redman R, et al. mecha-nically ventilated ICU patients. Am J
Epidemiology and outcomes of ventilator- Respir Crit Care Med 1996; 154: 1339-46.
associated pneumo-nia in a large US
database. Chest 2002; 122: 2115-21.
128
19. Kaye J, Ashline V, Erickson D, Zeiler K, NEUMONÍA INTRAHOSPITALARIA: TRATAMIENTO. PREVENCIÓN
129
N. CARBONELL MONLEÓN ET AL. revisited: comparative evaluation using
imme-diate postmortem biopsies. Thorax
clinical trial. Am J Respir Crit Care Med 2002; 1999; 54: 867-73.
166: 1029-37. 50. Fagon J, Chastre J, Wolff M, Gervais C, Parer-
40. de Jonge E, Schultz M, Spanjaard L, Bossuyt Aubas S, Stephan F, et al. Invasive and non-inva-
P, Vroom M, Dankert J, et al. Effects of sive strategies for management of suspected
selecti-ve decontamination of digestive tract ventilator-associated pneumonia: a randomi-zed
on mor-tality and acquisition of resistant trial. Ann Intern Med 2000; 132: 621-30.
bacteria in intensive care: a randomised 51. Fartoukh M, Maitre B, Honore S, Cerf C,
controlled trial. Lancet 2003; 362: 1011-6. Zahar J, Brun-Buisson C. Diagnosing
41. Sirvent J, Torres A, El-EbiaryM, Castro P, de pneumonia during mechanical ventilation :
Batlle J, Bonet A. Protective effect of intrave- the clinical pul-monary infection revisited.
nously administered cefuroxime against noso- Am J Respir Crit Care Med 2003; 168: 173-
comial pneumonia in patients with structu-ral 9.
coma. Am J Respir Crit Care Med 1997; 52. Singh N, Rogers P, Atwood C, Wagener M,
155: 1729-34. Yu V. Short-course empiric antibiotic therapy
42. Hebert P, Wells G, Blajchman M, Marshall J, for patients with pulmonary infiltrates in the
Martin C, Pagliarelo G, et al. Transfusion inten-sive care unit: a proposed solution for
Requi-rements in Critical Care Investigators, indis-criminate antibiotic prescription. Am J
Cana-dian Critical Care Trials Group. A Respir Crit Care Med 2000; 162: 505-11.
multicen-ter, randomised, controlled clinical 53. Baker A, Bowton D, Haponik E. Decision
trial of transfusion requirements in critical making in nosocomial pneumonia: an
care. N Engl J Med 1999; 340: 409-17. analy-tic approach to the interpretation of
43. Van den Berghe G, Woters P, Weekers F, Ver-
quanti-tative bronchoscopic cultures. Chest
1995; 107: 85-95.
waest C, Bruyninckx F, Schetz M, et al.
Inten-sive insulin therapy in the critically ill 54. Torres A, El-Ebiary M. Bronchoscopic BAL
patients. N Engl J Med 2001; 345: 1359-67. in the diagnosis of ventilator-associated
44. Schleupner C, Cobb D. A study of the etiology pneu-monia. Chest 2000; 117: 198S-200S.
and treatment of nosocomial pneumonia in a 55. Gibot S, Cravoisy A, Levy B, Bene M, Faure G,
community-based teaching hospital. Infect Bollaert P. Soluble triggering receptor expres-
Control Hosp Epidemiol 1992; 13: 515-25. sed on myeloid cells and the diagnosis of pneu-
monia. N Engl J Med 2004; 350: 451-8.
45. Delclaux C, Roupie E, Blot F, Brochard L,
Lemaire F, Brun-Buisson C. Lower 56. Cook D, Mandell L. Endotracheal aspiration
respiratory tract colonization and infection in the diagnosis of ventilator-associated
during severe acute respiratory distress pneu-monia. Chest 2000; 117: 195S-197S.
syndrome: inciden-ce and diagnosis. Am J 57. Papazian L, Thomas P, Garbe L, Guignon I,
Respir Crit Care Med 1997; 156: 1092-8. Thi-rion X, Charrel J, et al. Bronchoscopic or
46. Rouby J, de Lassale E, Poete P, Nicolas M, Bodin blind sampling techniques for the diagnosis
L, Jarlier V, et al. Nosocomial bronchopneu-monia of ven-tilator associated pneumonia. Am J
in the critically ill: Histologic and bac-teriologic Respir Crit Care Med 1995; 152: 1982-91.
aspects. Am Rev Respir Dis 1992; 58. Kollef M, Bock K, Richards R, Hearns M.
146: 1059-66. The safety and diagnostic accuracy of
47. Beydon L, Saada M, Liu N, Becquemin J, Harf minibron-chioalveolar lavage in patients with
A, Bonnet F, et al. Can portable chest x-ray suspected ventilator-associated pneumonia.
examination accurately diagnose lung conso- Ann Intern Med 1995; 122: 743-8.
lidation after major abdominal surgery?: a 59. Jordá R, Parras F, Ibáñez J, Reina J, Bregada
comparison with computed tomography scan. J, Raurich J. Diagnosis of nosocomial pneu-
Chest 1992; 102: 1698-703. monia in mechanically ventilated patients by
48. Wunderink R, Woldenberg L, Zeiss J, Day C, the blind protected telescoping cateter. Inten-
Ciemins J, Lacher D. The radiologic diagno- sive Care Med 1993; 19: 377-82.
sis of autopsy-proven ventilator-associated 60. Kollef MH. Inadequate antimicrobial
pneumonia. Chest 1992; 101: 458-63. treatment: an important determinant of
49. Fábregas N, Ewig S, Torres A, El-Ebiary M, outcome for hos-pitalised patients. Clin
Ramírez J, Puig de la Bellacasa J, et al. Clinical Infect Dis 2000; 31: S131-8.
diagnosis of ventilator-associated pneumonia
130
61. Garnacho J, García JL, Barrero A, Jiménez F, NEUMONÍA INTRAHOSPITALARIA: TRATAMIENTO. PREVENCIÓN
133
B. JARA CHINARRO ET AL.
el pulmón (en el parénquima distal a una este- nar es la aspiración de contenido orofaríngeo
nosis bronquial, carcinoma broncogénico, infar- contaminado. Esto exige dos condiciones:
to pulmonar, conglomerados silicóticos, etc.), o – Un deterioro de los mecanismos de
en pacientes con una enfermedad inmuno-lógica pro-tección de la vía respiratoria inferior:
que cursa con un déficit inmunitario (SIDA, cierre glótico, reflejo tusígeno y
trasplantes de órganos, etc.). Esta últi-ma de aclaramiento muco-ciliar;
mayor importancia en la actualidad por el – Un inóculo de microorganismos de la
desarrollo de los trasplantes y el uso exten-dido flora de la mucosa bucal de cuantía
de la medicación inmunosupresora para suficien-te, con efecto tóxico directo e
distintas enfermedades. inicio de un pro-ceso inflamatorio.
3. El microorganismo responsable: por Las circunstancias que predisponen a la
anaerobios, hongos, Aspergillus, aspiración se enumeran en la tabla 1(6).
Pseudomo-nas, etc. 1. En los casos de aspiración de jugo gás-
De estas clasificaciones la más trico ácido y estéril, se produce una neumoni-tis
generali-zada es la que diferencia el química que da lugar a una intensa reacción
absceso pulmonar en primario y secundario inflamatoria del árbol bronquial y del parén-
ya que aporta, ade-más de la información quima pulmonar. El grado de acidez del jugo
patogénica, una sos-pecha microbiológica gástrico, la presencia de restos alimenticios y un
determinada y un pro-nóstico asociado(4,5). mayor volumen aspirado producen un mayor
daño. La infección no juega un papel impor-
FISIOPATOLOGÍA tante en las fases iniciales de la enfermedad, por
El mecanismo que con mayor frecuencia lo que no se recomienda el uso de antibió-ticos
da lugar a la aparición de un absceso pulmo- de forma profiláctica. En modelos anima-
134
ABSCESO PULMONAR Y NEUMONÍA NECROTIZANTE
les se ha observado que inóculos, de al menos
25 ml, producen en 3 minutos atelectasias,
hemorragia peribronquial, edema y degenera- necrophorum en el Síndrome de Lemierre se
ción de las células epiteliales bronquiales; en 4 afec-ta por contigüidad el espacio parafaríngeo
horas los espacios alveolares se rellenan de poli- del cuello y se produce una tromboflebitis
morfonucleares y fibrina y en 48 horas apare- sépti-ca de la vena yugular interna, con
cen membranas hialinas(7,8). El mecanismo bacteriemia secundaria y émbolos sépticos que
supuesto es la liberación de citoquinas proin- compro-meten en un 97% el pulmón y,
flamatorias, sobre todo TNFα e IL8(9). posteriormen-te se cavitan(12-15).
2. La aspiración de pequeñas cantidades de 4. En raras ocasiones el absceso se debe a
secreciones orofaríngeas puede suponer una diseminación vía linfática, o incluso apare-ce a
cantidad elevada de inóculo bacteriano para el partir de colecciones abdominales que se
pulmón. Un 0,1 ml contiene hasta 107 unidades complican con una infección pleuropulmonar.
formadoras de colonias (UFC) de anaerobios y 5. Algunas neumonías bacterianas, no pro-
ducidas por los mecanismos descritos, pueden
106 UFC de aerobios. En con-traste, la
inhalación de aire durante 1 hora que contiene evolucionar de forma tórpida dando lugar a
necrosis del tejido pulmonar y constituyendo
15 microorganismos/ m3 introduce sólo 10
auténticos abscesos pulmonares.
bacterias dentro del pulmón(10). La colo-
nización habitual de gérmenes de la flora oro- ETIOLOGÍA
faríngea aumenta en determinadas circuns- Los abscesos pulmonares, debido a la
tancias como la mala higiene buco-dental lo diver-sidad de los mecanismos fisiopatológicos
que, unido a un deterioro de los mecanismos de que los producen pueden deberse a una gran
defensa (tos, actividad ciliar bronquial,
varie-dad de gérmenes (Tabla 2)(10).
macrófagos alveolares), favorece la enferme-
dad. Las neumonías causadas por una infec-ción En estudios clásicos ya se identificaba a las
bacteriana de estos gérmenes, habitual-mente bacterias anaerobias como los principales gér-
poco patógenos, siguen un curso subagudo y menes causantes (46%), aunque con un 43% de
generalmente se presentan ya con las etiologías mixtas, en las que el componente
complicaciones: el absceso pulmonar y la aerobio lo componen sobre todo bacilos Gram-
neumonía necrotizante, o lo que se conocía negativos. Esta prevalencia refleja la flora pre-
clásicamente como “gangrena pulmonar”. Se dominante en la mucosa gingival (Tabla 3)
(21,22)
producen fragmentos de tejido necrótico den-tro . Con mucha frecuencia la infección es
de una cavidad por acción directa de las toxinas polimi-crobiana, con una media de más de tres
bacterianas, por isquemia secunda-ria a la tipos de bacterias aisladas.
trombosis de la arteria pulmonar adya-cente al En un estudio posterior(23), realizado con
foco o por ambos mecanismos. El abs-ceso muestras obtenidas mediante punción trans-
puede asociar un empiema por extensión directa parietal a través de fibrobroncoscopia, y en
de la infección a la pleura o por com-plicación pacientes sin tratamiento o con antibioterapia
del mismo mediante una fístula bron- de menos de 48 h de instauración, los gérme-
copleural(11). nes aislados con mayor frecuencia también son
3. Otro mecanismo es el que se desenca- los anaerobios, de forma aislada (44%), o en
dena en adictos a drogas por vía parenteral por infecciones mixtas (22%). En segundo lugar,
vía hematógena, a partir de émbolos sép-ticos al las bacterias Grampositivas, con escaso aisla-
pulmón, tras una endocarditis de la vál-vula miento de gérmenes Gramnegativos aerobios.
tricuspídea por Staphylococcus aureus. En 7 pacientes (21%) se identificó Mycobacte-
Asimismo, a partir de un absceso tonsilar rium tuberculosis, que refleja la alta prevalen-
o peritonsilar producido por Fusobacterium cia de tuberculosis en el país donde se realizó el
estudio (Sudáfrica). Un trabajo reciente rea-
lizado en ancianos con neumonía y factores de
135
B. JARA CHINARRO ET AL. TABLA 3. Absceso pulmonar
por infección bacteriana(21)
TABLA 2. Microbiología general Microorganismo Nº casos (%)
del absceso(10) Total:
136
ABSCESO PULMONAR Y NEUMONÍA NECROTIZANTE
brusca y puede acompañarse de fiebre de bajo las mismas que las de la neumonía aguda
grado. En la exploración física encontramos bac-teriana.
crepitantes de predominio en los campos pos-
teriores de ambas bases pulmonares. Un 12% DIAGNÓSTICO
tienen un curso fatal con aparición de distrés El absceso pulmonar y la neumonía
respiratorio del adulto (SDRA), un 62% se necro-tizante plantean un diagnóstico
resuelven completamente y el resto pueden diferencial con el resto de las patologías
evolucionar hacia una fibrosis pulmonar(29). que se manifiestan como lesiones
2. Sin embargo, el curso de la infección bac- cavitarias parenquimatosas (Tabla 5).
teriana procedente de la aspiración de material
orofaríngeo es indolente, subagudo. Aparece Radiológico
con frecuencia el antecedente de una enfer- La presentación más frecuente es en
medad periodontal o boca séptica, así como for-ma de masas únicas o múltiples
alguna de las circunstancias citadas que favo- cavitadas, aisladas o en el seno de una
recen la aspiración. Los pacientes presentan tos consolidación pa-renquimatosa (Figs. 1 y
productiva con expectoración purulenta y mal- 2). Los hallazgos indi-cativos son(31):
oliente, fiebre de bajo grado y disnea. La feti- – Bordes internos: lisos en el 88%, irre-
dez del esputo se considera el signo que con gulares en el 12%.
mayor frecuencia se asocia con la presencia de – Presencia de nivel hidroaéreo en el 72%.
anaerobios. Algunos pacientes tienen síntomas – Consolidación del parénquima adya-
constitucionales: anorexia, astenia y pérdida cente en el 48%.
ponderal. En la analítica sanguínea se puede – Espesor máximo de la pared de 5 a 15
encontrar anemia de trastornos crónicos por la mm en el 82%.
lenta evolución del proceso(30). Las lesiones aparecen en el pulmón dere-
3. En los casos con etiología microbiana no cho con mayor frecuencia, debido a la anato-
anaeróbica las manifestaciones clínicas son mía bronquial. Las áreas más afectadas, en los
137
B. JARA CHINARRO ET AL.
casos de aspiración, son las zonas declives: los quima y ángulo agudo con la pared
lóbulos inferiores si la aspiración se produce de torácica son más sugestivas de absceso
pie, y los segmentos apicales y posteriores de pulmonar, fren-te a las lesiones
los lóbulos superiores si se da en decúbito lenticulares, de márgenes níti-dos y con
supino. El pulmón no viable “gangrenado” se ángulos obtusos características del
separa en la evolución del pulmón normal cre- pioneumotórax(35,36).
ando una línea radiolucente: el signo del “aire
creciente”, que deja una masa o fragmentos Microbiológico
necróticos dentro de la cavidad que se movi- El estudio microbiológico puede ser
lizan en la exploración(32). nece-sario para ajustar el tratamiento
Como la radiografía simple no permite antibiótico de la forma más precisa
siempre diferenciar las lesiones intraparen- posible. Es difícil, sin embargo, obtener
quimatosas de las colecciones pleurales, en muestras adecuadas y en el caso de los
ocasiones será necesario recurrir para el diag- gérmenes anaerobios el cultivo es difícil.
nóstico a la tomografía axial computarizada de – El esputo y el broncoaspirado (BAS)
alta resolución (TACAR) y/ o a la ecografía son muestras contaminadas por la flora
torácica(33,34) (Figs. 3 y 4). Los signos que per- orofarín-gea. El aislamiento de anaerobios en
miten diferenciar un pioneumotórax de un abs- estas muestras no asegura su procedencia
ceso pulmonar mediante ecografía son: la pre- pulmo-nar. Sin embargo, sí permiten
sencia de un nivel hidroaéreo, la nitidez del identificar otros posible patógenos. Se deben
margen de la lesión y su forma, el grosor de la recoger siem-pre que se plantee el
pared, el movimiento del nivel, sincroniza-do diagnóstico diferencial con la tuberculosis.
con los movimientos respiratorios y el sig-no de – Los hemocultivos tienen muy bajo
la microburbuja suspendida (por aire atrapado ren-dimiento.
en el pus). Las lesiones con grosor de la pared – La punción con aguja fina transtorácica/
irregular, forma redonda, con már-genes poco percutánea (Fig. 5) se ha utilizado con poca fre-
diferenciados del resto del parén- cuencia. Sin embargo, en las series que revi-san
esta técnica se ha encontrado una adecuada
138
ABSCESO PULMONAR Y NEUMONÍA NECROTIZANTE
seguridad diagnóstica con escasas complica- rativas y las infecciones pulmonares por gér-
ciones (14% de neumotórax )(25,37). En los casos menes anaerobios. En el momento de decidir
secundarios a neoplasia se recomienda enviar el tratamiento antibiótico empírico hay que
muestras para citología ya que, a pesar de la tener en cuenta que en gran número de casos
amplia necrosis, el rendimiento es alto(38). la infección es polimicrobiana. No se ha
– El lavado broncoalveolar (BAL) (39) y el esta-blecido la pauta antibiótica idónea por la
baja incidencia de esta patología y la
cepillado telescopado(40) se han usado con bue-
nos resultados para el estudio etiológico de las
dificultad para establecer un diagnóstico
neumonías en pacientes inmunodeprimidos. etiológico exacto en muchos casos (Tabla 6).
También han demostrado su eficacia en el estu- La pauta antibiótica estándar clásica, por
dio de los abscesos pulmonares aunque en series la mayor frecuencia de la infección por anae-
con escaso número de casos. robios, es clindamicina. Se basa en dos estu-
En todos los pacientes con una imagen dios en los que este antibiótico demostró
supe-rioridad sobre las penicilinas en
radiológica sugerente de absceso pulmonar en
términos de tiempo de defervescencia y tasas
los que no se produzca la resolución en un pla- de respues-ta, debido a la producción de
zo razonable, debe realizarse una broncosco-pia, beta- lactamasas por los gérmenes que
aunque no se persiga el diagnóstico micro-
biológico, para descartar la existencia de inactivan a las penicili-nas(41-43).
lesiones subyacentes, como un carcinoma – Estudios posteriores han demostrado
broncogénico, un cuerpo extraño, etc. la seguridad del uso de amoxicilina
clavulánico a dosis elevadas(23,44,45).
TRATAMIENTO – El metronidazol es una droga muy acti-va
frente a los anaerobios in vitro, sin embar-go
Tratamiento farmacológico tiene una alta tasa de fracasos terapéuticos en
Se han realizado múltiples ensayos clíni- estos pacientes, de hasta un 50%. Esto pro-
cos evaluando la eficacia de distintos antibió- bablemente se deba a la concurrencia de gér-
ticos en el tratamiento de las neumonías aspi- menes aeróbicos y estreptococos microaero-
139
B. JARA CHINARRO ET AL.
140
ABSCESO PULMONAR Y NEUMONÍA NECROTIZANTE
141
B. JARA CHINARRO ET AL. Respiratory Infections: Diagnosis and
mana-gement. 3ª edition. New York:
Raven Press Ltd., 1994. p. 311-22.
tes como Pseudomonas aeruginosa, Staphylo-
11. Bartlett JG. Anaerobic bacterial pneumonitis.
coccus aureus y Klebsiella pneumoniae también
Am Rev Respir Dis 1979; 119: 19-23.
empeora el pronóstico(62). Otros factores que
12. Gowan RT, Mehran RJ, Cardinal P, Jones G.
intervienen son: Tho-racic complications of Lemierre syndrome.
– La persistencia de los factores predis- Canadian Respiratory Journal 2000; 7: 481-5.
ponentes (alcoholismo, disminución del 13. Sinave CP, Hardy GJ, Fardy PW. The
nivel de conciencia...). Lemie-rre syndrome: suppurative
– Absceso asociado con lesión thrombophlebi-tis of the internal yugular
obstructi-va endobronquial. vein secondary to oropharyngeal infection.
Medicine 1989; 68: 85-94.
– Anemia en el momento del ingreso.
14. Golpe R, Marín B, Alonso M. Lemierre’s
– Tamaño de la lesión (el diámetro se
syndro-me (necrobacillosis). Postgrad Med
correlaciona con el tiempo de hospitalización). J 1999; 75: 141-4.
La mortalidad general es de un 2,4% en 15. Chirinos JA, Lichtstein DM, García J,
pacientes con infección adquirida en la comu- Tanariz LJ. The evolution of Lemierre
nidad y de un 66,7% en las nosocomiales(63). syndrome: report of 2 cases and review of
the literature. Medi-cine 2002; 81: 458-65.
BIBLIOGRAFÍA 16. Porta G, Rodríguez- Carballeira M, Gómez
1. Goetz MB, Finegold SM. Pyogenic bacterial
L, Salavert M, Freixas N, Xercavius M, et al.
pneumonia, lung abscess and empyema. En:
Tho-racic infection caused by Streptococcus
Murray, Nadal, Mason, Boushey, eds. Textbo-ok mille-ri. Eur Respir J 1998; 12: 357-62.
of respiratory medicine. 3ª edition. Phila- 17. Peetermans WE, Van Wijngaerden E, Van
delphia: WB Saunders, 1994. p. 1030-2. Elde-re J, Verhaegen J. Melioidosis brain
2. Baharloo F, Veyckemans F, Francis C, Biettlot and lung abscess after travel to Sri- Lanka.
MP, Rodenstein DO. Tracheobronchial foreign Clin Infect Diseases 1999; 28: 921-2.
bodies : presentation and management in chil- 18. Miyara T, Tokashiki K, Shimoji T, Tamaki
dren and adults. Chest 1999; 115: 1357-62. K, Koide M, Saito A. Rapidly expanding
3. Marik PE. Aspiration pneumonitis and lung abscess caused by Legionella
aspi-ration pneumonia. N Engl J Med pneumophila in inmunocompromised
2001; 344: 665-71. patients: a report of two cases. Internal
Medicine 2002; 41: 133-7.
4. De Paso WJ. Aspiration Pneumonia. Clin
Chest Med 1991; 12: 269-81. 19. Lascola B, Michel G, Raoult D. Isolation of
5. Levison ME. Anaerobic pleuropulmonary Legionella pneumophila by centrifugation of
infec-tion. Current Opinion in Infectious shell vial cell cultures from multiple liver and
Diseases 2001; 14: 187-91. lung abscesses. Journal of Clinical Microbio-
logy 1999; 37: 705-7.
6. Bacterias distintas de las micobacterias.
En: Diagnóstico de las enfermedades del 20. Engelmann MG, Nikol S, Vogelmeier C.
tórax. Fraser- Paré, Eds. 4ª edición. Pul-monary abscess with bacteriemia in a
Philadelphia: WB Saunders, 1999; 769-75. young man. CMAJ 2004; 171: 233.
7. Bartlett JG, Gorbach SL. The triple threat 21. Bartlett JG. Anaerobial bacterial infections
of aspiration pneumonia. Chest 1975; 68: of the lung. Chest 1987; 91: 901-9.
560-6. 22. Lorber B, Swenson RM. Bacteriology of
8. Cameron JL, Caldini P, Toung JK, aspi-ration pneumonia. A prospective
Zuidema GD. Aspiration pneumonia: study of com-munity and hospital acquired
physiologic data follo-wing experimental cases. Ann Intern Med 1974; 81: 329-31.
aspiration. Surgery 1973; 72: 238-45. 23. Hammond JM, Potgieter PD, Hanslo D, Scott
9. Folkesson HG, Matthay MA, Hebert CA, Broad- H, Roditi D. The etiology and antimicrobial
dus VC. Acid aspiration- induced lung injury in susceptibility patterns of microorganisms in
rabbits is mediated by interleukin 8- dependent acute community- acquired lung abscess.
mechanisms. J Clin Invest 1995; 96: 107-16. Chest 1995; 108: 937-41.
10. Finegold SM. Aspiration pneumonia, lung abs-
cess, and empyema. En: Pennington E, eds.
142
24. El- Solh AA, Pietrantoni C, Bhat A, ABSCESO PULMONAR Y NEUMONÍA NECROTIZANTE
34. Wihiford ME, Godwin JD. Computed tomo- 45. Germaud P, Poirier J, Jacqueme P, Guerin JC,
Bernard Y, Boutin C, et al. Monotherapy
graphy of lung abscess and empyema. Radiol
using amoxicillin/ clavulanic acid as
Clin North Am 1983; 21: 575-83.
treatment of first choice on community-
35. Lin FC, Chou CW, Chang SC. Differentiating adquired lung abs-cess. A propos of 57 cases.
pyoneumothorax and peripheral lung abscess: Rev Pneumol Clin 1993; 49: 137-41.
chest ultrasonography. American Journal of 46. Eykyn SJ. The therapeutic use of metronidazo-
the Medical Sciences 2004; 327: 330-5. le in anaerobic infection: six years experience in
36. Targhetta R, Bougeois JM, Chavagneux R, a London hospital. Surgery 1983; 93: 209-14.
Marty-Double C, Balmes P. Ultrasonographic 47. Perlino CA. Metronidazole vs clindamycin
approach to diagnosing hydropneumothrax. tre-atment of anaerobic pulmonary infection.
Chest 1992; 101: 931-4. Fai-lure of metronidazole therapy. Arch
37. Peña Griñán N, Muñoz Lucena F, Vargas Rome- Intern Med 1981; 141: 1424-7.
ro J, Alfageme Michavilla I, Umbría Domín- 48. Sanders CV, Hanna BJ, Lewis AC. Metronida-
zole in the treatment of anaerobic infections.
Am Rev Respir Dis 1979; 120: 337-43.
143
B. JARA CHINARRO ET AL. and anaerobic pathogens isolated from soft
tis-sues bite infections in humans.
49. Allewelt M, Schuler P, Bolcskei PL, Mauch H, Antimicrob Agents Chemother 1999; 43:
Lode H, Study Group on Aspiration Pneumo- 1469- 74.
nia. Ampicilin+ sulbactam vs clindamycin +/ - 56. Bartlett JG. Anaerobic bacterial
cephalosporin for the treatment of aspiration pleuropulmo-nary infections. Semin Respir
pneumonia and primary lung abscess. Clin Med 1992; 13: 159-67.
Microbiol Infect 2004; 10: 163-70. 57. Wali SO, Shugaeri A, Samman YS, Abdelaziz
50. Appelbaum PC, Spangler SK, Jacobs MR. Beta- M. Percutaneous drainage of pyogenic lung
lactamase production and susceptibilities to abscess. Scand J Infect Dis 2002; 34: 673-9.
amoxicillin, amoxicillin- clavulanate, ticarci- 58. Van Sonnenberg E, D’Agostino HB,
llin, ticarcillin- clavulanate, cefoxitin, imipe- Casola G, Wittich GR, Varney RR, Harker
nem, and metronidazole of 320 non- Bacte- C. Lung abs-cess: CT- guided drainage.
roides fragilis bacteroides isolates and 129 Radiology 1991; 178: 347-51.
fusobacteria from 28 U.S. centers. Antimicrob
59. Ha HK, Kang MW, Park JM, Yang WJ, Shinn
Agents Chemother 1990; 34: 1546-50.
KS, Bahk YW. Lung abscess. Percutaneous
51. Kasten MJ. Clindamycin, metronidazole catheter therapy. Acta Radiol 1993; 34: 362-5.
and chloramphenicol. Mayo Clin Proc
60. Lambiase RE, Deyoe L, Cronan JJ,
1999; 74: 825-33.
Dorfman GS. Percutaneous drainage of
52. Ackermann G, Schaumann R, Pless B, Claros 335 consecu-tive abscesses: results of
MC, Goldstein EJ, Rodloff AC. Comparative primary drainage with 1- year- follow- up.
acti-vity of moxifloxacin in vitro against Radiology 1992; 184: 167-79.
obligately anaerobic bacteria. Eur J Clin
61. Simbirtsev A, Variouchina E, Konusova V,
Microbiol Infect Dis 2000; 19: 228-32.
Kotov A, Ketlinsky S, Salamatov A, et al.
53. Bartlett JG, Dowell SF, Mandell LA, File Local admi-nistration of interleukin-1 beta
Jr TM, Musher DM, Fine MJ. Practice for the treat-ment on lung abscesses induces
guidelines for the management of neutrophil activation and changes
community- acquired pneumonia in adults. proinflammation cyto-kine production.
Clin Infect Dis 2000; 31: 347-82. European Cytokine Network 2001;12: 420-9.
54. Goldstein EJ, Citron DM, Merriam CV, Warren Y, 62. Hirshberg B, Sklair- Levi M, Nir-Paz R, Ben-
Tyrrell K. Activities of telithromycin compared to Sira L, Krivoruk V, Kramer MR. Factors
those of erythromicin, azithromycin, clarith- predicting mortality of patients with lung
romycin, roxithromycin and other antimicrobial abscess. Chest 1999; 115: 746-50.
agents against unusual anaerobes. Antimicrob 63. Mori T, Ebe T, Takahashi M, Isonuma H,
Agents Chemother 1999; 43: 2801-5. Ike-moto H, Oguri T. Lung abscess:
55. Goldstein EJ, Citron DM, Meriam CV. Linezolid analysis of 66 cases from 1979 to 1991.
activity compared to those of other selected Intern Med 1993; 32: 278-84.
macrolides and other agents against aerobic
144
NEUMONÍA ADQUIRIDA EN LA
COMUNIDAD EN EL ANCIANO
José Gallardo Carrasco, Jorge Castelao Naval, Rosa Malo de Molina
145
J. GALLARDO CARRASCO talario la mayor parte de las veces, debe
ser estrechamente vigilado.
enfermedades debilitantes crónicas (EPOC, Es importante señalar que la neumonía en
Insuf. cardiaca, diabetes mellitus, Insuficien-cia el anciano puede presentarse con pocos sín-
renal crónica, enfermedad cerebrovascu-lar o tomas respiratorios y, en cambio, manifesta-
neoplásica, etc.) que, asociadas a la neu-monía, ciones como el delirio, el empeoramiento de
agrava su pronóstico y, muchas veces, dificulta la confusión crónica o las caídas pueden ser
su tratamiento. Ya decía un autor clá-sico, Sir los síntomas iniciales de una neumonía(2,3).
William Osler, a finales del siglo XIX que la Las complicaciones de la NAC en los
neumonía era “un especial enemigo de los ancia-nos son frecuentes y especialmente
ancianos” y, años más tarde, la llamó, sin graves, debido a la tardanza en establecer
embargo, “amiga de los ancianos”. Estas dos un diag-nóstico correcto junto con la
afirmaciones, inicialmente contradictorias, comorbilidad habi-tualmente existente.
reflejaban, a juicio del autor, su elevada mor- Además, la neumonía en el anciano suele
talidad y su alta frecuencia. recaer sobre situaciones de depauperación
Por tanto, la NAC en el anciano es una pato- previa y debilidad general importante.
logía prevalente en nuestro medio, tanto por las En el presente capítulo solamente haremos
razones expuestas anteriormente como por la, mención de los aspectos diferenciales que con-
cada vez más agotada capacidad inmuni-taria de curren en este tipo de infección, en el pacien-te
este grupo etario, que predispone a la infección geriátrico, obviando aquellos aspectos comu-
y, sobre todo, por la comorbilidad asociada que nes con los pacientes adultos.
aumenta su mortalidad. De esta forma se explica
que la edad media de las NAC tratadas en el INCIDENCIA
hospital sea significativamente superior a las La NAC se ha convertido en un
tratadas en el medio extrahos-pitalario (1). importan-te problema de salud en todo el
Además, conocemos que esta infec-ción mundo con-virtiéndose en una de las
presenta en las personas mayores, com- afecciones respira-torias más frecuentes en
parándola frente a los adultos jóvenes, nuestro medio(4 -8), siendo difícil conocer su
complicaciones y hospitalizaciones más fre- incidencia exacta ya que no es una
cuentes y estancias más prolongadas en el hos- enfermedad de declaración obli-gatoria y, en
pital. muchos casos, son diagnostica-dos y tratados
de forma ambulatoria. En el anciano
CONCEPTO representa la cuarta causa de muerte y la
Como en el resto de pacientes adultos, el primera causa de mortalidad de origen
término neumonía se refiere a la inflamación infeccioso. Además, genera una morbilidad
del parénquima pulmonar, junto con bron- importante, con periodos de convalecencia
quíolos terminales y los espacios alveolares, prolongados e ingresos hospitalarios con lar-
causada por un agente infeccioso. gas estancias.
En el anciano puede ser un suceso devas- Se estima que su incidencia puede alcan-
tador que clínicamente produce síntomas inca- zar entre los 25-40 casos por 1.000 habitan-
pacitantes, con características diferenciales de lo tes y año(8) cifra seis veces superior a la de la
que es habitual en el adulto, siempre requie-re población general(9), siendo más frecuentes
hospitalización y con frecuencia finaliza con la en las personas residentes en instituciones
muerte del paciente. Estas características geriátricas de larga estancia (50-150 por cada
diferenciales y especiales hacen que el diag- 1.000 residentes/año), y más en varones que
nóstico sea habitualmente mucho más difícil y en mujeres.
las complicaciones aparecen con mayor fre- Las tasas de hospitalización anual por neu-
cuencia, produciendo por tanto mayor letali- monía varían del 12 por 1.000 en los adultos
dad. Por todo ello el tratamiento, intrahospi-
146
NEUMONÍA ADQUIRIDA EN LA COMUNIDAD EN EL ANCIANO
de 75 años de edad al 32 por 1.000 en los que
viven en residencias geriátricas. La NAC repre-
senta el tercer diagnóstico de ingreso hospita- sada por enfermedades crónicas, la escasa
lario entre los individuos de más de 65 años. deambulación de estos pacientes y la fre-
Asimismo, la mortalidad por esta patolo-gía cuencia de tratamientos antibióticos de estos
infecciosa se dobla a medida que avanza la pacientes. La aspiración silente de las secre-
edad(10). Este dato ha dado lugar a que algu-nos ciones orofaríngeas guarda relación
autores utilicen la edad como un pará-metro a frecuente con el alcoholismo, la
tener en cuenta como predictor de mortalidad en administración de sedan-tes y narcóticos, la
los pacientes con NAC(11). En España las cifras enfermedad cerebrovas-cular, los trastornos
de mortalidad varían desde el 11 al 42% (12-14). esofágicos y la intubación nasogástrica.
Además, se ha observado que un 16% fallecía Los gérmenes llegan al árbol traqueo-
durante la hospitalización y un 32% más bronquial por cuatro rutas: inhalación,
durante el año siguiente a su alta (15). No aspira-ción, inoculación directa desde
obstante, la edad por sí sola no es un factor lugares pró-ximos y por diseminación
determinante en relación con el pro- hematógena. Las dos primeras son las más
nóstico(16,17), siendo el factor predictor inde- habituales.
pendiente más fuerte en la neumonía en ancia- Los patógenos más frecuentes que se
nos la presencia de comorbilidad asociada con inha-lan, en forma de aerosol, comprenden
un riesgo relativo de 4,1(18,19). Al final del capí- M. tuberculosis, Legionella, y los virus
tulo se comenta brevemente la identificación de influenza, que se aerosolizan a través de
factores predictores de mal pronóstico y de secreciones pro-ducidas por la tos. En
mortalidad. raras ocasiones (sobre todo durante las
epidemias), el neumococo es inhalado.
PATOGENIA En la NAC por aspiración, los patógenos
En el paciente anciano, la mayor predis- habituales son bacterias anaerobias que sue-
posición para adquirir una infección se debe a len residir en las grietas gingivales de los
factores propios del envejecimiento. Del mis- ancia-nos (peptostreptococos, fusobacterias,
mo modo, el sistema inmune sufre modifica- etc.). La mayoría de casos de neumonía por
neumo-cocos y BGN se deben a
ciones con la edad (es conocida la falta de
microaspiración de inóculos muy pequeños
res-puesta a los tests cutáneos que exploran la
desde la faringe has-ta los pulmones. La
inmunidad celular a partir de los 70 años). aspiración de inóculos con mayor volumen
Ade-más, con el envejecimiento aparecen una de bacterias orofaríngeas es más frecuente en
serie de alteraciones y modificaciones en la pacientes con trastornos de la conciencia o
estruc-tura y anatomía de la caja torácica y de
las vías aéreas que, junto a las alteraciones con patologías que causen dis-fagia(20-22).
inmunita-rias, influyen y son responsables de Por último, en el paciente anciano cada vez
la mayor susceptibilidad de los ancianos a las son más frecuentes las actuaciones yatrogé-
infeccio-nes respiratorias. nicas, como sondajes nasogástricos, intuba-
Dos factores importantes para el desarro-llo ciones, traqueostomías u otras técnicas inva-
de neumonía en el anciano son la coloni-zación sivas, empleadas tanto como métodos de
orofaríngea y la aspiración silente. La diagnóstico o como terapéutica habitual; dichas
colonización de la orofaringe por bacilos Gram- actuaciones rompen las barreras defensivas
negativos es especialmente frecuente entre los naturales del individuo, posibilitando de esta
ancianos con enfermedades debilitantes, sien-do forma la aparición de neumonías.
factores predisponentes la mala higiene bucal, la Como conclusión, en la patogenia de la
deglución anormal, la debilidad cau- NAC en el anciano se destacan dos
mecanis-mos fundamentales:
1. Resaltar el papel preponderante de la
aspiración de la flora orofaríngea como el prin-
147
J. GALLARDO CARRASCO TABLA 2. Factores de riesgo para
la NAC en el anciano*
TABLA 1. Enfermedades que Alcoholismo
empeoran el pronóstico en la NAC
Asma bronquial
del anciano
Inmunodepresión
Enfermedades crónicas cardiológicas
Sospecha de aspiración
Enfermedades pulmonares crónicas
Bajos niveles de albúmina sérica
Enfermedad hepática crónica
Trastornos de la deglución
Neoplasias
Mala calidad de vida
Diabetes mellitus
*Modificada de Marrie TJ(2)
Enfermedades neurológicas
Tabaquismo
Alcoholismo
cia de hipotermia (T< 36,1ª C), hipotensión
cipal causante de este proceso en el (< 90 mmHg sistólica) o taquicardia (> 110
paciente geriátrico. El 71% de los pacientes lat/min), en el momento del ingreso.
con NAC presentan aspiraciones silentes Por último, el grado de riesgo para de-
frente al 10% de un grupo control de edad sarrollar NAC en los ancianos, además de
similar pero sin neumonía. los cambios en el sistema inmunitario y de
2. En los pacientes geriátricos con mayor la comorbilidad asociada, está también en
número de factores de riesgo (enfermedades rela-ción con los cambios nutricionales. Se
concomitantes, encamamiento, incontinencia han encontrado déficit nutricionales en el
urinaria, toma previa de antibióticos, etc.), se 35-40% de la población anciana, pudiendo
suele producir una colonización orofaríngea llegar al 80% en los pacientes ancianos con
por bacteria más virulentas, preferentemente NAC. Esta malnutrición sería la causante
Gramnegativas y anaerobios. de la anergia relativa que aparece a estas
edades, del aumen-to en la susceptibilidad
FACTORES DE RIESGO a la infección, de la dis-minución de la
El mal pronóstico en la neumonía en el funcionalidad de los linfoci-tos y, en
anciano se ha ligado a la coexistencia de enfer- definitiva, del aumento de la mortalidad.
medades consideradas clásicamente debili-
tantes, de las cuales las más evidentes se enu- ETIOLOGÍA
meran en la tabla 1. De ellas, la demencia, los La etiología de la NAC en la población
ataques convulsivos, el fallo cardiaco, la enfer- geriá-trica no está bien establecida, sobre
medad cerebrovascular y la EPOC, constitu-yen todo teniendo en cuenta que muchos
factores de riesgo, más específicos para la
estudios se basan en resultados del cultivo
neumonía neumocócica(23). En las tablas 2 y 3 de esputo. En el 30-50% de los casos no se
se enumeran los factores de riesgo para la NAC detectan pató-genos específicos.
del anciano(24) y para la adquirida en una resi- El Streptococcus pneumoniae sigue siendo
dencia geriátrica. Otros factores de mal pro- el agente infeccioso más frecuentemente ais-
nóstico incluyen la edad mayor de 85 años, la lado, hasta en el 58% de los casos en los que se
debilidad (disminución de la función motora), alcanza el diagnóstico etiológico; la neu-monía
creatinina sérica > de 1,5 mg/dl, y la presen- por este agente tiende a ocurrir con
148
NEUMONÍA ADQUIRIDA EN LA COMUNIDAD EN EL ANCIANO
TABLA 3. Factores de riesgo para la
neumonía adquirida en residencias
geriátricas(25) TABLA 4. Gérmenes aislados con más
Invalidez profunda frecuencia en la NAC del anciano
Inmovilidad o postración en cama Str. pneumoniae
149
J. GALLARDO CARRASCO caciones que la de los pacientes con menos
de 65 años, lo que conlleva una mayor
y escasa, con ausencia de los síntomas habi- estan-cia hospitalaria.
tuales de neumonía como fiebre, disnea y tos, lo
que a veces lleva a un diagnóstico más tar-dío, PROCEDIMIENTOS DIAGNÓSTICOS
al reconocerse con más dificultad. Este hecho El cuadro clínico y la exploración física
puede ser un factor añadido que empe-ore el son orientativos. Los métodos empleados,
pronóstico. El típico escalofrío inicial no suele tanto para el diagnóstico clínico como para
presentarse y la fiebre es o muy mode-rada o el etio-lógico, son los siguientes:
inexistente. Las alteraciones del estado mental,
sin embargo, ocurren en 50-70% de estos Radiología
pacientes, en los que en muchas oca-siones la La radiografía de tórax es preceptiva para la
forma de presentación es un cua-dro confirmación de la sospecha clínica de neu-
confusional, malestar inespecífico o dete-rioro monía, aunque a menudo es difícil de realizar
del estado general. Los signos clínicos son en condiciones óptimas por las propias con-
cambiantes y poco definidos; el pulso es rápido diciones basales del paciente anciano. La pla-ca
y el cuadro confusional puede ser el pri-mer y a
de tórax informa de la localización del infil-
veces el único síntoma o el predomi-nante (28). trado, de su extensión y detecta potenciales
La fiebre está ausente en el 35% de los casos. complicaciones como una cavitación o la pre-
Debido a esta ausencia de síntomas específicos sencia de derrame pleural. Del mismo modo nos
con frecuencia la neumonía es infra- puede dar información sobre desordenes
diagnosticada, pudiendo asociarse una mayor pulmonares preexistentes como EPOC, secue-
morbimortalidad(29). Cuando existe comorbili- las de tuberculosis, enfermedad pulmonar
dad asociada, la NAC puede presentarse bajo la intersticial, bronquiectasias o posible carcino-
forma de una descompensación de ella (30,31). Sin ma pulmonar.
embargo, estudios recientes sobre esta No obstante, al realizar la placa de tórax
patología, han observado que entre el 77 y el hay que tener en cuenta que, en el anciano,
86% de los pacientes de mayor edad tuvieron una importante depleción de volumen o des-
una presentación clínica “habitual”(3,32,33). hidratación (estado nada infrecuente en estos
En pacientes con enfermedades del siste-ma pacientes), puede hacer que, inicialmente la
nervioso central acompañadas de deterio-ro placa de tórax sea normal y aparecer los infil-
cognitivo o ancianos con cierto grado de dete- trados después de una correcta rehidratación.
rioro funcional, la neumonía puede presentarse La desaparición de los infiltrados después de
como un cambio en la situación funcional del un tratamiento adecuado puede tardar varias
paciente con un mayor deterioro e incapacidad semanas o incluso meses.
para las actividades básicas de la vida diaria. En
otras ocasiones aparecen caídas de repeti-ción. Datos de laboratorio
Algunos estudios señalan que la taquicar-dia, la La aparición de leucocitosis con desvia-
taquipnea y la alteración del estado men-tal ción izquierda se observa con menos fre-
fueron más frecuentes entre los pacientes que cuencia en el paciente anciano que en el
posteriormente fallecieron. adul-to joven, siendo así menos sensible a la
La actitud recomendada es tener un alto detección de la infección neumónica (12,18).
índice de sospecha ante la presencia de sig- Los incrementos en el recuento de leucocitos
nos o síntomas inespecíficos y vigilar la con altos porcentajes de cayados y
ima-gen radiológica en pacientes con fiebre linfopenia, han sido descritos como factores
sin focalidad aparente en el momento de la pronósticos adversos. Otras alteraciones
pre-sentación. analíticas no son significativas.
La evolución clínica de los pacientes ancia-
nos con NAC es más lenta y con más compli-
150
NEUMONÍA ADQUIRIDA EN LA COMUNIDAD EN EL ANCIANO
En un estudio reciente se ha determinado
que la proteína C reactiva (PCR), aunque no
específica para la infección bacteriana, es se debe evitar la frecuente aparición de efectos
sumamente sensible para detectar una neu- secundarios y complicaciones en la población
monía: un valor de PCR normal prácticamen-te anciana con NAC. Especial cuidado en la elec-
excluye la neumonía, aun en los mismos ción antibiótica, merecen los fármacos nefro-
ancianos(34). Una elevación persistente de la tóxicos que requieren monitorizar los niveles
concentración de PCR con tratamiento anti- séricos y los parámetros de función renal.
biótico es un factor pronóstico adverso y sugie- Los regímenes antibióticos de estos pacien-
re una inadecuada cobertura antibiótica, la pre- tes son similares a los dirigidos a otros grupos
sencia de derrame pleural o de empiema(35,36). de edad. En ambos el enfoque terapéutico ini-
Entre los hallazgos en la bioquímica san- cial deberá hacerse siempre sobre bases empí-
guínea se pueden encontrar con frecuencia, ricas(37), incluyendo uno o más antimicrobianos
hiponatremia, elevación de las transaminasas activos frente a los gérmenes habitualmente
(ALT y AST), no siendo específicos ni implicados en la NAC grave. La etiología más
traducen factores pronósticos adversos. Por el probable y la prevalencia de los microorganis-
contrario la disminución de la albúmina mos más frecuentes en el área son otros de los
sérica y el fallo renal, han sido asociados con parámetros a tener en cuenta.
un incremento de la mortalidad. Además del tratamiento específico, deben
corregirse los trastornos metabólicos, la mal-
Diagnóstico microbiológico nutrición, el dolor, etc. Es necesario actuar con
La tinción y cultivo de esputo constituye precaución cuando se administran líquidos y
la técnica más interesante en la evaluación electrólitos i.v. (aumentan la carga osmótica) y
ini-cial de la NAC especialmente en aquellos tener en cuenta el riesgo de diarrea relacio-nada
pacientes sin comorbilidad ni invalidez con los antibióticos en los ancianos; las
previa. Si la tinción de Gram de un esputo interacciones con otros fármacos empleados
válido mues-tra una única flora o una flora con frecuencia en los ancianos (warfarina) tam-
predominante, puede orientar inicialmente el bién hay que contemplarlas así como evitar los
tratamiento anti-biótico empírico. sedantes, que deprimen la respiración y la tos.
Otros métodos de diagnóstico microbioló- La fisioterapia respiratoria y la moviliza-ción
gicos (hemocultivos, fibrobroncoscopia con del enfermo son medidas muy impor-tantes.
sus diferentes técnicas y estudios serológicos) Los antitusígenos deben evitarse. Una vez
son similares a los descritos para los instaurado el tratamiento antimicrobiano hay
pacientes adul-tos de menos de 65 años. que hacer una reevaluación clínica a las 24-48
horas.
TRATAMIENTO
Debe instaurarse lo más precozmente posi- Criterios de ingreso hospitalario
ble, de esta forma disminuye sensiblemente el y valoración de la gravedad:
elevado porcentaje de mortalidad de estos escalas pronosticas en la NAC
pacientes. El tratamiento requerirá, casi siem- Aunque la edad es, por sí sola (en la mayo-
pre, ingreso hospitalario al ser considerados ría de las guías de manejo de la NAC), el pri-
pacientes de alto riesgo. Sin embargo, en algu- mer criterio de ingreso hospitalario, la valora-
nas circunstancias (ausencia de comorbilidad, ción inicial de la gravedad mediante factores
buena situación general, soporte familiar, etc.) pronósticos se realiza para tomar la decisión de
sería posible un tratamiento ambulatorio. dónde se atiende al paciente (ambulatorio,
En la elección del antibiótico a emplear debe hospital, UCI, etc.) así como para la decisión
considerarse la farmacocinética de éste, ya que del tratamiento antibiótico empírico (50).
Estudios realizados en los últimos años han
establecido escalas pronósticas que permiten
151
J. GALLARDO CARRASCO la decisión de ingreso en un paciente anciano
con NAC. Del mismo modo, valorar las cir-
estimar la probabilidad de muerte de un cunstancias sociales, el abuso de alcohol o
paciente con NAC. Con ello se persigue alcan- los trastornos psiquiátricos (frecuentes en
zar 2 aspectos fundamentales en el manejo de esta población) que dificulten la adherencia
esta patología; por un lado, se identifican los al tra-tamiento. En último término, ha de
pacientes con bajo riesgo de muerte, que pue- tenerse también en cuenta las
den tratarse ambulatoriamente y, por otro lado recomendaciones habi-tuales de ingreso en
se reconocen aquellos pacientes con elevado UCI, de estos pacientes.
riesgo de muerte, que son los que deben ingre- En cualquier caso, la antibioterapia ha de
sar en el hospital. Dichas escalas se han demos- iniciarse precozmente (< 4 horas), lo que reduce
trado más sensibles en los casos de NAC en el tanto la mortalidad como la estancia
anciano. hospitalaria(38-40). Es probable que la informa-
De estas escalas, últimamente ha ganado ción que permita reducir la mortalidad del
popularidad la denominada escala de riesgo de paciente (además del inicio precoz) sea la cali-
Fine(41,42), que permite su aplicación en el dad de la atención recibida y la aplicación de
momento del diagnóstico de la neumonía y que las normativas de manejo de la NAC publica-
también ha sido desarrollada con mayor das por las sociedades científicas; todos estos
amplitud en esta monografía. Esta escala cla- parámetros se han correlacionado con una
sifica de forma muy precisa la probabilidad de menor probabilidad de muerte(45,46).
muerte, sobre todo en personas mayores de 65
años, aunque su valor predictivo de ingre-so Tratamiento antibiótico de la NAC
hospitalario es menor. Desafortunadamen-te, su del anciano
utilización en el servicio de urgencias es Últimamente este tratamiento ha cam-
complicada y poco práctica, pues requiere de la biado ante la emergencia que supone la apa-
cuantificación de 20 variables analíticas. El rición de resistencias antibióticas por parte de
valor predictivo positivo de esta escala (PSI) algunos patógenos habituales, particular-
para valorar la hospitalización inadecuada, es mente el S. pneumoniae, que es el germen al
bajo ya que no detecta bien la gravedad de las que debe dirigirse el tratamiento antibiótico,
enfermedades asociadas o de las circunstan-cias tanto en los pacientes tratados ambulatoria-
sociales en la NAC no grave. mente como a los ingresados en el hospital,
Más recientemente, la sociedad británica por ser el más frecuente. En nuestro país la
del tórax (BTS) ha obtenido, y resistencia más importante de este germen es
posteriormente se ha validado, una escala a la penicilina y otros betalactámicos, que se
pronóstica más sen-cilla y que utiliza mantienen entre el 35 y 50%, siendo la
solamente 5 variables: con-fusión, urea, resistencia a los macrólidos también impor-
frecuencia respiratoria, presión arterial y edad tante entre el 25 y 40%(47-49), teniendo en
mayor de 65 años (CURB 65), con la cual es
cuenta que estos antibióticos son la alternati-
posible identificar la probabili-dad de
mortalidad de forma más fácil y segu-ra, con va a los betalactámicos en el tratamiento de
la ventaja de que de no disponer del valor de la NAC. Este fenómeno, con diferencias
regio-nales, afecta a toda España aunque,
la urea, la fórmula también funcio-na(43,44). afortu-nadamente, la gran mayoría de las
No obstante todo lo dicho, en la decisión cepas de este germen, presentan resistencias
de ingreso hospitalario debe prevalecer el jui- de grado intermedio, con una CMI de 1-2
cio clínico y la individualización ante cada mg/L, con lo que es posible tratar con
paciente(50). La clase III y IV en la escala de seguridad estos neu-mococos simplemente
Fine, la descompensación de la comorbilidad incrementando la dosis de antibiótico.
acompañante y cualquiera de los criterios Finalmente, el porcentaje de Haemophilus
expuestos en la guías habituales, bastan para influenzae productores de beta-
152
NEUMONÍA ADQUIRIDA EN LA COMUNIDAD EN EL ANCIANO
lactamasas es ya grande, por lo que se des-
aconseja el empleo de la ampicilina o la
amo-xicilina cuando se sospeche la picos y, en situaciones específicas, P. aerugi-
presencia de este germen. nosa y anaerobios. Alguno de estos pacientes
Teniendo en cuenta todo lo anteriormen- puede tener criterios para su ingreso en UCI.
te expuesto, la Sociedad Española de Neumo- Se iniciará tratamiento con una cefalospori-
logía (SEPAR) en su última normativa (50), na de 3ª generación a dosis altas, siempre
ela-borada el pasado año ha establecido las aso-ciada a un macrólido o a una nueva
siguientes pautas de tratamiento empírico ini- quinolo-na antineumocócica (levofloxacino).
cial, de la NAC, asignando a los pacientes a Existen dos situaciones en que es nece-
cada uno de los tres grupos de gravedad, sario modificar las pautas recomendadas.
expuestos en otro capítulo, y según niveles de Una de ellas es cuando hay sospecha de
evidencia (Tabla 5). infección por anaerobios o una aspiración.
En los pacientes sin criterios de gravedad y En este caso se iniciaría el tratamiento con
por tanto con tratamiento domiciliario (casi amoxicilina-cla-vulánico a dosis elevadas
ningún paciente anciano con NAC se encuen-tra en monoterapia durante 14 días o, si hay
en este grupo) el tratamiento debe dirigir-se cavitación, hasta la resolución radiológica.
sobre todo hacia el neumococo y dadas las La otra situación que precisa modificación
resistencias referidas se recomienda la teli- de la terapéutica antibiótica es cuando existe
tromicina v.o. (800 mg/día) o alguna de las nue- sospecha de padecer una infección por Pseu-
vas fluorquinolonas, levofloxacino (500 mg/día domona aeruginosa (presencia de bronquiecta-
v.o.) o moxifloxacino (400 mg/día). Otra alter- sias, terapia corticoidea prolongada, tratamiento
nativa es la amoxicilina, 1 g/8 h v.o. junto a un antibiótico previo, malnutrición, etc.). Se debe
macrólido, azitromicina, v.o. 500 mg/día o cla- emplear terapia combinada antipseudomónica
ritromicina oral, 500 mg/12 h. y, además, cobertura frente a neumococo resis-
Los pacientes con factores de riesgo para tente y L. pneumophila. Para ello emplearemos
etiología no habitual, el tratamiento se hace en una cefalosporina de 4ª generación, cefepima
sala de hospitalización convencional. El S. i.v. (1-2 g/12 h), piperacilina-tazobactam i.v.
Pneumoniae sigue siendo el patógeno causal (4.000/500 mg/8 h), imipenem o meropenem
más frecuente con alta probabilidad de neu- intravenoso (0,5-1 g/6-8 horas) asociado a una
mococos resistentes o BGN entéricos. Los pató- fluoroquinolona intravenosa: ciprofloxacino,
genos atípicos, incluida Legionella sp, pueden 400 mg cada 8 horas, o bien levofloxacino, 500
estar implicados en aproximadamente el 20% de mg cada 12 horas. Otra alternativa podría ser la
las neumonías con etiología definida. El tra- combinación de un betalactámico más un
tamiento empírico al ingreso puede incluir una aminoglucósido (preferiblemente, tobramicina
cefalosporina de 3ª generación i.v. (cefotaxi-ma o amikacina).
o ceftriaxona) o amoxixilina-clavulánico i.v.
asociados a un macrólido i.v. Como alter-nativa Otras medidas terapéuticas
a este tratamiento combinado puede ser una Los ancianos pueden llegar a la deshidra-
quinolona antineumocócica, inicial-mente i.v. tación con facilidad, debido a su poca
(levofloxacino) cada 12 o 24 horas, al menos las movili-dad, menor reflejo de la sed,
primeras 24 horas(51-53). Su uso es un factor presencia de fie-bre, etc. La hidratación es
predictivo de menor fallo terapéuti-co (nivel de una medida fundamental en estos pacientes;
evidencia II). la reposición de líquidos puede ser oral o
Por último, en los pacientes muy graves intravenosa, con precaución de no precipitar
(Fine 4 y 5) se deben cubrir, además del neu- la aparición de insuficiencia cardiaca.
mococo, L. pneumophila, BGN, gérmenes atí- La oxigenoterapia está indicada en
pacien-tes hipoxémicos, con una PaO2 en
la gasome-tría arterial menor de 60 mmHg.
153
J. GALLARDO CARRASCO
154
NEUMONÍA ADQUIRIDA EN LA COMUNIDAD EN EL ANCIANO
es importante acelerar el paso del tratamien-
to intravenoso a la vía oral (terapia secuen-
cial), para reducir la estancia hospitalaria y el Vacuna antineumocócica
coste económico. La resolución radiológica Existe cierta polémica en lo que se
es más lenta en estos pacientes ancianos. refie-re a la vacuna antineumocócica.
Si la mejoría no se produce (pacientes no Es efectiva para prevenir la enfermedad
respondedores), es obligado descartar com- neumocócica invasiva causada por los 23
plicaciones locales o a distancia, abscesos, obs- serotipos de los polisacáridos capsulares del
trucción bronquial, enfermedad no infecciosa, neumococo, que son los causantes de las
incumplimiento del tratamiento o patógenos no infecciones neumocócicas. En pacientes
habituales o resistentes a los antibióticos inmunocompetentes mayores de 65 años, su
prescritos. En este caso es obligada la realiza- efectividad es del 75% pero, en pacientes
inmunodeprimidos, es menos efectiva. Está
ción de otros procedimientos diagnósticos y
indicada en personas mayores de 65 años y la
reevaluar nuevamente al paciente (54). revacunación no es aconsejable (salvo en
inmunodeprimidos). En mayores de 65 años
PREVENCIÓN DE LA NAC EN EL ANCIANO
que recibieron la vacuna antes de esa edad sí
La elevada morbimortalidad de la NAC en
el anciano, apoyan y estimulan la necesidad de se aconseja una revacunación a los 5 años(56-
plantear estrategias preventivas de la enfer-
medad y hacen especialmente atractiva la con- 58) .
veniencia de utilizar vacunas, por su potencial Reflexión final. En los ancianos, la neu-
impacto en la reducción de las infecciones pul- monía puede llegar a ser el evento terminal en
monares en general y de la NAC en particu-lar y el curso de las enfermedades coexistentes (dia-
de sus consecuencias sanitarias y socio- betes, EPOC, ICC, neoplasias, demencia, etc.).
laborales(9). En la actualidad, las dos vacunas Las complicaciones de la NAC (distrés respi-
recomendables en este sentido son la anti-gripal ratorio, empiema, shok séptico) son más fre-
y la antineumocócica. cuentes en los ancianos con otras enferme-
dades simultáneas. En ocasiones, las medidas
Vacuna antigripal para aliviar el sufrimiento pueden ser consi-
La vacuna antigripal ha demostrado su deradas como una parte fundamental de la
eficacia, con un 70 a 80% de reducción de terapia y más apropiadas que los antibióticos.
complicaciones de la gripe, como es el caso La voluntad del paciente, expresada median-te
de la neumonía asociada. La gripe afecta, instrucciones previas, puede ayudar al médi-co
en España, al 40-50% de las personas a tomar decisiones sobre las posibles medi-das
mayo-res de 65 años, por lo que este grupo de reanimación.
etario es la población diana de esta vacuna
anual-mente. BIBLIOGRAFÍA
La vacuna antigripal ha demostrado ser 1. Manresa F. La Neumonía en la edad muy avan-
efectiva para prevenir o atenuar la enferme- zada. En: Actualización Terapéutica. Ed. JL Vie-
jo Bañuelos. Burgos, 2003. p. 111-21.
dad vírica en ancianos(55) hasta en el 90% de
2. Marrie TJ. Community-Acquired Pneumonia in
los casos, aunque en paciente con enferme-
the Elderly. Clin Infec Dis 2000; 31: 1066-78.
dades crónicas debilitantes, la eficacia es
3. Riquelme R, Torres A, el-Ebiary M, et al. Com-
menor, pero puede atenuar la enfermedad munity-acquired pneumonia in the elderly: cli-
pro-ducida por el virus influenza, provocando nical and nutritional aspects. Am J Respir Crit
menos infecciones respiratorias distales y dis- Care Med 1997; 156(6): 1908-14
minuyendo la morbi-mortalidad asociada a la 4. Meeker DP, Longworth DL. Community-
infección gripal. acqui-red pneumonia: an update. Cleve
Clin J Med 1996; 63(1): 16-30.
5. Finch RG, Woodhead MA. Practical conside-
rations and guidelines for the management of
155
J. GALLARDO CARRASCO age, comorbility and severity. Am J Respir
Crit Care Med 1999; 160: 397-405.
community-acquired pneumonia. Drugs 20. Álvarez-Sala JL. Neumonías agudas
1998; 55(1): 31-45. bacteria-nas en el anciano. En: Patología
6. Fine MJ, Chowdhry T, Ketema A. Outpatient Respiratoria en Geriatría. Ed. Aran-JM
management of community-acquired pneumo- Ribera Casado. Madrid, 1986. p. 55-62.
nia. Hosp Pract (Off Ed) 1998; 33(6): 123-33. 21. Woods DE. Bacterial colonization of the
7. Woodhead M. Community-acquired res-piratory tract: clinical significance. En:
pneumo-nia guidelines--an international Respi-ratory infections: diagnosis and
comparison: a view from Europe. Chest management. 3d ed. Ed. JE Pennington.
1998; 113(3 Suppl): 183-7S. Nueva York: Raven Press, 1994. p. 35-41.
8. Marrie TJ. Community-acquired pneumonia: 22. Reynolds HY. Normal and defective
epidemiology, etiology, treatment. Infect Dis respira-tory host defenses. En: Respiratory
Clin North Am 1998; 12(3): 723-40. infections: diagnosis and management. 3d
9. Bartlett JG, Breiman RF, Mandell LA, et ed. Ed. JE Pennington. Nueva York: Raven
al. Com-munity-acquired pneumonia in Press, 1994; 1-34.
adults: guide-lines for management. Clin 23. Lipsky BA, Boyko EJ, Inui TS, et al. Risk fac-
Infect Dis 1998; 26(4): 811-38. tors for acquiring pneumococcal infections.
10. Kaplan V, Clermont G, Griffin MF, et al. Arch Intern Med 1986; 146: 2179-85.
Pneu-monia still old man’s friend. Arch 24. Riquelme R, Torres A, el-Ebiary M, et al.
Intern Med 2003; 163: 317-23. Com-munity-acquired pneumonia in the
11. Fine MJ, Auble TE, Yealy DM, et al. A elderly: a multivariate analysis of risk and
predic-tion rule to identify low-risk patient prognostic factors. Am J Respir Crit Care
with com-munity-acquired pneumonia. N Med 1996; 154: 1450-5.
Eng J Med 1999; 336: 243-50. 25. Muder RR. Pneumonia in residents of
12. Zalacain R, Torres A, Celis R, et al. long-term care facilities: epidemiology,
Commu-nity-Acquired pneumonia in the aetiology, management and prevention.
elderly: Spa-nish multicentre study. Eur Am J Med 1998; 105: 319-30.
Respir J 2003; 21: 294-302.
26. Lim WS, MacFarlane JT. A prospective
13. Torres A, El-Ebiary M, Riquelme R, et al. com-parison of nursing home acquired
Com-munity-acquired pneumonia in the pneumonia with community acquired
elderly. Semin Respir Infec 1999; 14: 173-83. pneumonia. Eur Respir J 2001; 18: 362-8.
14. Rello J, Rodríguez R, Jubert P, et al. Severe 27. Woodhead M. Pneumonia in the elderly. J
community-acquired pneumonia in the
Antimicrob Chemother 1994; 34 (Suppl
elderly. Epidemiology and prognosis. Clin
34): 85-92.
Infec Dis 1996; 23: 723-8.
15. Granton JT, Crossman RF. Community- 28. Schafer H, Ewig S. Pneumonia in the
acqui-red pneumonia in the elderly patient. elderly what makes the diference? Wien
Clin Chest Med 1993; 14: 537-53. Klin Woch 2000; 112: 566-75.
16. Farr BM, Sloman AJ, Fisch MJ. Predicting 29. Whitson B, Campbell GD. Community-
death in patients hospitalized for acqui-red pneumonia: new out patient
community-acqui-red pneumonia. Ann guidelines on age, severity of illness.
Intern Med 1991; 115: 428-36. Geriatrics 1994; 49: 24-36.
17. Clemente MG, Budiño TG, Seco GA, et al. 30. Raju L, Khan F. Pneumonia in the elderly: a
Neu-monía adquirida en la comunidad en review. Geriatrics 1988; 43: 51-62.
el ancia-no. Factores pronósticos. Arch 31. Niederman MS, Fein AM. Pneumonia in the
Bronconeumol 2002; 38: 67-71. elderly. Clin Geriatr Med 1986; 2: 241-68.
18. Lim Ws, MacFarlane JT. Defining 32. Llorente JL, Zalacain R, Gaztelurrutia M,
prognostic factors in the elderly with et al. Características clínicas y etiológicas
community-acqui-red pneumonia: a case de la neu-monía adquirida en la comunidad
controlled study of patients aged> 75 en ancia-nos. Enferm Infecc Microbiol
years. Eur Respir J 2001; 17: 200-5. Clin 1994; 12: 21-5.
19. Ruiz M, Ewig S, Marcos MA, et al. Etiology of
community-acquired pneumonia: Impact of
156
33. Mtelay JP, Schulz R, Li YH, et al. Influence of NEUMONÍA ADQUIRIDA EN LA COMUNIDAD EN EL ANCIANO
157
J. GALLARDO CARRASCO 57. Christenson B, Hedlund J, Lundbergh P, et
al. Additive preventive effect of influenza
55. Nichol KL, Margolis KL, Wuorenma J, et and pneumococcal vaccines in elderly
al. The efficacy and cost effectiveness of persons. Eur Respir J 2004, 23: 363-368.
vaccination against influenza among 58. Janssens JP. Pneumonia in the elderly
elderly person living in the community. N (geria-tric) population. Curr Opin Pulm
Engl J Med 1994; 331: 778-84. Med 2005; 11: 226-230.
56. Recommendations of the Advisory
Commit-tee on Immunization Practices
(ACIP). MMWR 1997;46(RR-8):1-24
158
NEUMONÍA EN EL INMUNODEPRIMIDO
Bárbara Steen
159
B. STEEN 7. Pacientes con inmunodeficiencias
con-génitas.
lizar una adecuada aproximación diagnósti-ca
y terapéutica. En este capítulo nos centra- ETIOLOGÍA
remos sobre todo, dada la mayor frecuencia, Como se ha comentado anteriormente, la
en la etiología infecciosa de los infiltrados etiología de los infiltrados pulmonares en los
pul-monares en inmunodeprimidos. pacientes inmunodeprimidos es variada, siendo
la infecciosa la más frecuente y a ella nos
PATOGENIA dedicaremos ampliamente en este capí-tulo; así,
Consideramos pacientes inmunodeprimi-dos en la serie prospectiva de 200 pacien-tes
aquellos que presentan un déficit cuanti-tativo o inmunodeprimidos VIH negativos con infil-
cualitativo de los mecanismos inmu-nitarios; trados publicada por Rano et al. en 2001(7), se
dicho déficit puede ser congénito o adquirido. identificó agente infeccioso en tres cuartas par-
Los defectos fundamentales de las defensas del tes de los casos. Sin embargo, aunque la etio-
huésped se pueden dividir en cua-tro grupos: a) logía infecciosa es la más frecuente, no hay que
alteración de la inmunidad humeral con olvidar la etiología no infecciosa, cuyo diag-
disminución en la producción de anticuerpos; b) nóstico diferencial incluye el edema pulmo-nar,
alteración de la inmunidad celular; c) el embolismo pulmonar, la neumonitis por
disminución del número de granu-locitos drogas, la neumonitis por radiación, la dise-
funcionantes; y d) alteraciones en el minación de la neoplasia de base (linfangitis,
complemento. Además, hay que tener en cuen-ta metástasis), la neoplasia asociada (Kaposi, etc.),
las posibles ulceraciones y/u obstrucciones la reacción por leucoaglutininas, la neumoni-tis
orales y/o traqueobronquiales derivadas del intersticial inespecífica y la hemorragia pul-
tratamiento citostático y que pueden ocasio-nar monar entre otras(1-3,6).
en sí mismas una disminución del siste-ma En lo que respecta a la etiología infeccio-sa,
defensivo del organismo. Los déficits con- el espectro de microorganismos que pue-den
génitos suelen ser “puros”, mientras que en los causar infiltrados pulmonares en los pacien-tes
adquiridos se produce una sumación de defectos inmunodeprimidos es muy amplio, por lo que es
(por ejemplo, en un paciente con lin-foma se muy importante intentar identificar el agente
objetivaría un déficit de la producción de causal para realizar una adecuada orien-tación
anticuerpos por la propia enfermedad aso-ciado terapéutica. Para ello tenemos que tener en
a disminución de los granulocitos fun-cionantes cuenta los siguientes parámetros:
derivada del tratamiento quimiote-rápico)(1-3). 1. El tipo de inmunodepresión que
pade-ce el paciente (Tabla 1).
De acuerdo con lo anterior, son pacientes 2. La presentación clínica o rapidez con que
inmunodeprimidos los siguientes(1-3,6): se desarrolla el cuadro respiratorio, que puede
1. Pacientes con neutropenia (con menos ser aguda (el proceso se presenta en menos de 5
de 500 neutrófilos por mm3 circulantes). días), subaguda (entre 5 y 15 días) o cróni-
2. Pacientes con linfoma o leucemia. ca/insidiosa (más de 15 días) (Tabla 2).
3. Pacientes con otras neoplasias someti- 3. El momento en que se produce el tras-
dos a tratamientos inmunosupresores. torno respiratorio, dato importante sobre todo
4. Pacientes sometidos a trasplante de en pacientes sometidos a trasplante de órga-no
órga-nos y su correspondiente terapia sólido o de médula ósea, en los que, tenien-do
inmunosu-presora. en cuenta las distintas actuaciones que se
5. Pacientes con tratamientos realizan sobre el paciente (intervención pro-
inmunosu-presores por cualquier causa, piamente dicho, inicio de tratamiento inmu-
incluidos corti-coides a altas dosis. nosupresor, recuperación medular, etc.) se pue-
6. Pacientes infectados por el virus de
la inmunodeficiencia humana (VIH).
160
NEUMONÍA EN EL INMUNODEPRIMIDO
161
B. STEEN
mm3(8,9). En los pacientes VIH negativos las bac- trados pulmonares en ámbito hospitalario. En
terias ocasionan infiltrados pulmonares en las aquellos pacientes con neumonía adquirida en
primeras fases del compromiso inmunitario, siendo la comunidad, las bacterias más frecuentes son
los factores predisponentes en el grupo de los el Streptococcus pneumoniae, el Haemophilus
pacientes trasplantados (tanto de órga-no sólido influnzae tipo B y el Staphilococcus aureus. Por
como de médula ósea) la bacterie-mia, las otra parte, algunos gérmenes clásicamente con-
alteraciones de la actividad mucociliar del árbol siderados como “atípicos” como la Legionella
traqueobronquial, la aspiración y la intubación pneumophila o la Legionella micdadei, también
orotraqueal. Los bacilos Gramne-gativos como los son causa de neumonía en estos pacientes,
del género Klebsiella sp, Pseu-domona sp y siendo de especial relevancia y gravedad las
Serratia sp son los más habitua-les en estos microepidemias de ámbito hospitalario. Bac-
pacientes, al igual que en aquellos terias menos comunes son el Corynebacterium
inmunodeprimidos de otra etiología (especial- equi, raro en inmunocompetentes, que puede
mente neutropénicos) que desarrollan los infil- ocasionar neumonía de curso subagudo en
162
NEUMONÍA EN EL INMUNODEPRIMIDO
163
B. STEEN En los pacientes VIH positivos el Criptococ-
cus neoformans es el hongo que con más fre-
común. El género Aspergillus (sobre todo las cuencia ocasiona infiltrados pulmonares; suele
especies A. fumigatus y A. flavum) afecta fun- producir una infección diseminada con afec-tación
damentalmente a pacientes VIH negativos, sien- del sistema nervioso central originando una
do muy raro en VIH positivos(12,13); es la causa meningitis que es la manifestación más común:
más común de neumonía fúngica en pacien-tes esto puede enmascarar la clínica res-piratoria pero,
neutropénicos y en pacientes sometidos a hasta en un 40% de los casos, puede haber también
trasplante de médula ósea (donde puede afec-tar afectación pulmonar, que cursa con opacidades
hasta el 20% de los receptores de dicho tras- reticulonodulares inters-ticiales o nódulos bien
plante), siendo menor la incidencia en recep- delimitados.
tores de trasplante de órgano sólido (entre el 1 y
el 8% según Paterson y Sing(14)). Se adquiere Pneumocystis jiroveci
por vía inhalatoria y el cuadro clínico consiste Dada la importancia del Pneumocystis jiro-
en fiebre elevada, tos, disnea y hemoptisis, sien- veci (hasta ahora denominado Pneumocystis
do frecuente su debut tras infección bacteria-na carinii) como agente etiológico en las neumo-
previa. Las manifestaciones radiológicas son nías de los pacientes inmunodeprimidos vamos
variadas, desde normal al inicio a infiltrados a analizarlo en un apartado propio. Durante
múltiples alveolares o nodulares bilaterales que años se creyó que pertenecía al grupo de los
pueden cavitarse (ocasionando el “signo del parásitos protozoos pero recientes estudios lo
halo” que con frecuencia se objetiva en la asper- colocan en el grupo de los hongos (16). Aunque
gilosis pulmonar invasiva). El diagnóstico, de forma clásica se ha asociado al
como en todas las infecciones por hongos, es la Pneumocystis jiroveci (PCJ) con los pacientes
biop-sia, aunque en los pacientes con alta VIH positivos, también se asila en pacientes
sospecha de padecer una infección por VIH negativos. A diferencia de otros
Aspergillus, el hallazgo del hongo en el LBA o microorganismos que causan infección
en 3 muestras repetidas de esputo en cantidad respiratoria, el PCJ única-mente se ve en
significativa puede ser suficiente para establecer pacientes inmunodeprimidos, siendo los
el diag-nóstico. factores predisponentes la inmu-nodeficiencia
Otro género de hongos que puede causar celular, la presencia de infección por VIH y/o
neumonía en pacientes inmnunodeprimidos, CMV y el tratamiento con corti-coides y/o
sobre todo VIH negativos, es el género Candi- ciclofosfamida. Aunque la inciden-cia de la
da, siendo la Candida albicans la especie más neumonía por PCJ ha disminuido de forma
frecuente; son factores predisponentes la neu- espectacular desde principios de la déca-da de
tropenia, la alteración de la inmunidad celu-lar, los 90 coincidiendo con el mayor uso de la
profilaxis primaria y secundaria y el trata-
el uso de inmunosupresores, la diabetes mellitus
y el uso de antibióticos de amplio espectro. La miento antirretroviral eficaz(17,18), se sigue diag-
infección pulmonar aislada es poco frecuente, nosticando en pacientes que no se sabe infec-
siendo habitualmente la neu-monía una tados por el VIH (clínica de debut) o que no
manifestación más de la infección diseminada, hacen quimioprofilaxis(19), y sigue siendo la
cursando con infiltrados alveola-res focales o causa más frecuente de enfermedad respira-
difusos(6,15). toria y es causante del 25% de muertes en
pacientes con síndrome de inmunodeficien-cia
El género Mucor es menos común,
siendo la diabetes mellitus, la insuficiencia adquirida humana (SIDA)(20). Por otra par-te, se
renal cró-nica y el tratamiento esteroide los ha incrementado el número de casos en
factores pre-disponentes. El cuadro clínico pacientes HIV negativos, probablemente debi-
es agudo y en la radiografía se evidencia un do al empleo de medicamentos que alteran la
infiltrado alveo-lar focal que entre el 15 y inmunidad celular y a que aún no está proto-
el 25% de los casos puede cavitarse.
164
NEUMONÍA EN EL INMUNODEPRIMIDO
colizado el empleo de la quimioprofilaxis en
pacientes que, por ejemplo, consumen corti-
coides sistémicos durante tiempo prolongado; varicela zóster, virus de Epstein-Barr) que en
así, en un trabajo publicado por Yale y individuos inmunocompetentes suelen oca-
Limper en 1996(21) un 90% de los pacientes sionar infecciones asintomáticas; sin embar-go,
VIH nega-tivos con PCJ habían sido tratados aunque menos frecuentes, los virus respi-
con este-roides en las 4 semanas previas al ratorios más comunes como el respiratorio
diagnósti-co. Por otra parte se ha visto sincitial, el adenovirus o el influenza también
relación entre el desarrollo de neumonía por pueden producir infecciones pulmonares adqui-
PCJ y la terapia con fludarabina en pacientes ridas en la comunidad en inmunodeprimi-
con leucemia lin-fática crónica(22). dos(24,25). Las infecciones víricas pueden ser
La clínica de la neumonía por PCJ varía debidas a reactivación de procesos latentes
según el paciente sea VIH negativo o positivo: como es el caso de los virus del grupo herpes, o
en el primer grupo de pacientes el cuadro es a una nueva infección, más habitual en los virus
insidioso, con síntomas inespecíficos de 15 a 30 respiratorios comunes.
días de evolución, consistentes en tos, dis-nea, Dentro de los virus del grupo herpes el
fiebre y afectación del estado general, mientras CMV es el que con más frecuencia ocasiona
que en los VIH negativos el cuadro es agudo, neumonía en el paciente inmunocompro-
agresivo y más severo, con disnea intensa, metido, sobre todo en el VIH negativo; este
taquicardia, taquipnea, e hipoxemia severa. La virus tiene una prevalencia entre el 50 y el
mortalidad es más elevada en el gru-po de 100% en la población adulta, lo que hace que
pacientes VIH negativos que en el de VIH sea más frecuente su reactivación. La inci-
positivos, un 50% frente a un 10-20% según las dencia de la neumonía por CMV varía según la
series, siendo peor el pronóstico si se trata de enfermedad subyacente, pudiendo afectar entre
una recidiva o fracasa el tratamiento inicial. Las el 5 y el 30% de los pacientes tras-plantados
manifestaciones radiológicas son similares en (Goodrich(26) encuentra CMV en un 50% de
ambos casos y nos encontramos con una pacientes sometidos a trasplante de médula,
afectación difusa y bilateral, perihi-liar, de Sternberg et al.(27) identifican al CMV como
predominio intersticial que puede evo-lucionar a agente etiológico del 25% de los casos de
alveolar, o bien pequeños infiltra-dos nodulares; neumonía de su serie de paciente some-tidos a
hasta un 20% de los pacientes VIH positivos trasplante renal, Torres et al.(28) en el 30% de su
puede tener una radiografía nor-mal al inicio del serie de pacientes sometidos a trasplante
cuadro(23). El diagnóstico se establece mediante hepático), siendo menos frecuen-te en los que
la visualización de los quis-tes o trofozoitos del tienen alguna neoplasia hema-tológica, los
PCJ en muestras median-te tinciones como la tratados con inmunosupresores y los pacientes
metenamina, el azul de toluidina o el Giemsa, o VIH positivos. En este últi-mo grupo es
con técnicas de inmu-nofluorescencia directa, frecuente su asociación con otros gérmenes
siendo el LBA la mues-tra respiratoria en la que oportunistas como Pneumocistis Jiroveci,
se obtiene mayor ren-tabilidad (≥ 95% en los bacterias y hongos. La clínica es bas-tante
pacientes VIH positivos, 80% en VIH inespecífica y desde el punto de vista
negativos). radiológico se observa un infiltrado intersti-cial
bilateral difuso, simétrico, y con mayor
Virus afectación de los lóbulos inferiores. El diag-
La mayoría de las infecciones pulmonares nóstico de certeza de enfermedad por CMV
víricas en los pacientes inmunodeprimidos están requiere la demostración de daño tisular con el
causadas por virus del grupo herpes (cito- característico efecto citopático originado por el
megalovirus (CMV), virus herpes simple, virus virus con cuerpos de inclusión intra-nucleares o
intracitoplasmáticos; pero dado que la
obtención de muestras tisulares es muy
165
B. STEEN ro de pacientes que presentan afectación difu-sa
tipo miliar o reticulonodular afectando pre-
complicada en estos pacientes, se utilizan ferentemente a campos inferiores. El diag-
otros métodos diagnósticos, como la detec- nóstico se establece mediante el cultivo del MT
ción de antígeno de CMV en sangre o la en muestras respiratorias (rentabilidad de la
demostración de cuerpos de inclusión intra- tinción de auramina en esputos del 50-60%, que
celulares en el análisis citológico del LBA. puede llegar a ser del 90% si se utilizan
Los otros virus del grupo herpes causan conjuntamente el broncoaspirado, el LBA y la
con menor frecuencia neumonía en este tipo biopsia transbronquial) o el hallazgo de gra-
de pacientes, siendo el virus herpes simple el nulomas necrotizantes en la biopsia trans-
más representativo, ocasiona neumonía entre bronquial. El gran problema, al igual que en los
el 1 y el 10% de los pacientes con inmu- pacientes inmunocompetentes, es la demo-ra
nodeficiencia celular, sobre todo aquellos diagnóstica, aunque en la actualidad los medios
some-tidos a algún tipo de trasplante y que líquidos han reducido de forma con-siderable el
han sido sometidos a intubación endotraqueal tiempo de espera.
prolon-gada. El cuadro clínico y radiológico Las micobacterias atípicas (especialmen-
es simi-lar al causado por CMV. te MAI y MK) producen enfermedad respira-
toria sobre todo a pacientes VIH positivos;
Micobacterias son menos virulentos y suelen afectar a
Las micobacterias que con más frecuencia pacientes muy deteriorados, con alteración
producen infecciones respiratoria en los pacien- inmunitaria muy importante, habitualmente
tes inmunodeprimidos son el Mycobacterium en fases fina-les de la enfermedad; hasta en
tuberculosis (MT), el Micobacterium avium- un 70% de los casos de MAI los cuadros son
intra-cellulare (MAI) y el Mycobacterium diseminados. Tanto la clínica como las
kansasii (MK). Pueden afectar a cualquier alteraciones radio-lógicas son similares a los
paciente inmunodeprimido, siendo mayor la del MT, y en cuan-do al diagnóstico los
inciden-cia en VIH positivos(29); así, la métodos empleados son similares aunque se
incidencia de la infección por MT es de 200 a necesitan varios culti-vos positivos(30).
500 veces mayor en pacientes VIH positivos En los pacientes VIH negativos, la inci-
que en inmu-nocompetentes, de tal manera que dencia de infecciones por micobacterias varía
entre un 15 y un 50% de los pacientes VIH según cuál sea la causa de la inmunosupre-sión:
positivos tienen una enfermedad tuberculosa a así, son raros los casos de tuberculosis en
lo largo de su vida, siendo esto mucho más pacientes con leucemia aguda o trasplante de
llamativo en los países subdesarrollados como médula ósea, mientras que hasta un 15% de los
los de África Subsahariana dónde las medidas pacientes sometidos a trasplante de órgano
pre-ventivas son escasas y poco efectivas, y en sólido la presentan, sobre todo en zonas en las
los que la asociación de VIH y enfermedad que la tuberculosis es una infección endémica.
tuber-culosa es muy frecuente. La clínica es El riesgo de tuberculosis es mayor en los
insi-diosa, muy similar a la del paciente pacientes sometidos a trasplante renal que en
inmuno-competente aunque solo un 50% de los los sometidos a trasplante de corazón, pulmón,
pacientes tiene manifestación exclusivamen-te hígado o páncreas, apareciendo la enfermedad
pulmonar, el resto presenta clínica pulmo-nar y en una fase tardía (con una media-na de 9
extrapulmonar o exclusivamente extra- meses postrasplante)(31).
pulmonar, afectando principalmente al sistema Dentro de este apartado conviene men-
genitourinario, al sistema nervioso central, a la cionar las infecciones causadas por Nocardia
médula ósea y a los ganglios linfáticos (10). asterodies en pacientes inmunocomprometi-
Desde el punto de vista radiológico observa- dos, incluyendo pacientes VIH positivos,
mos infiltrados en lóbulos superiores, en algu- pacien-
nos casos cavitados, siendo mayor el núme-
166
NEUMONÍA EN EL INMUNODEPRIMIDO
tes con neoplasias hematológicos y pacientes
sometidos a trasplante de órgano sólido,
sobre todo de corazón; en todos ellos la establecer un pronóstico. Para conseguir todo
mortalidad es muy elevada, hasta de un 80%. esto recurrimos a los datos de la historia
clíni-ca, la exploración física y a diferentes
explo-raciones complementarias.
Parásitos Historia clínica y exploración física
Los parásitos que pueden ocasionar el Los síntomas más comunes que presentan
sín-drome de neumonitis febril en el estos pacientes son tos y disnea; muchos pre-
paciente inmunocomprometido son: sentan también fiebre pero hay que tener en
cuenta que fiebre no es sinónimo de infección
Toxoplasma gondii ya que algunos casos de neumonitis por radia-
Aunque se ha estimado que aproxima- ción, neumonitis por drogas, neumonitis ines-
damente la mitad de la población mundial está pecífica o neoplasia pueden tener fiebre por la
infectada por T. gondii(32), el microorganismo se misma naturaleza de la enfermedad o como
mantiene habitualmente en estado inacti-vo en parte de la respuesta inflamatoria; además la
el huésped normal. La infección pul-monar fiebre puede ser debida a patología infecciosa
aparece como parte de una infección diseminada de otro foco distinto al respiratorio. Por otra
en pacientes con inmunosupre-sión severa, parte, no hay que olvidar que en estos pacien-
generalmente VIH positivos, sien-do la tes es aconsejable realizar una aproximación
manifestación a nivel del sistema ner-vioso sistémica, con una adecuada anamnesis por
central la más importante. La clínica respiratoria órganos y aparatos, lo que nos permite redu-cir
es inespecífica y la radiografía muestra un el diagnóstico diferencial y realizar una
patrón reticulonodular fino o en vidrio selección más racional de las pruebas diag-
esmerilado. El diagnóstico se estable al nósticos y de las intervenciones terapéuticas.
identificar el microorganismo en las muestras de En la anamnesis que realicemos hay que
LBA teñidas con metenamina de plata. recabar datos sobre los antecedentes perso-
nales (reseñando tipo de inmunosupresión que
Strongyloides stercolaris padece y enfermedad asociada si se conocen)
Muy poco frecuente, hay que sospechar prestando especial atención a los anteceden-tes
neumonía por este helminto en aquellos de tuberculosis (infección o enfermedad, y en
pacientes inmunodeprimidos, generalmente VIH este caso si fue tratada o no, tipo de drogas,
positivos, que presentan clínica respira-toria con tiempo de tratamiento, etc.) y los anteceden-tes
infiltrados pulmonares hemorrágicos epidemiológicos como viajes o estancias en
y síntomas gastrointestinales (enterocolitis). zonas endémicas en agentes capaces de pro-
La parasitemia y la meningitis coexistentes ducir infecciones sistémicas (micosis como la
son comunes y la mortalidad, a pesar del blastomicosis, la coccidiomicosis o la histo-
trata-miento, es muy elevada(33,34). plasmosis, parásitos como el Strongiloides ster-
colaris). Por otra parte, es importante deter-
APROXIMACIÓN DIAGNÓSTICA minar si el proceso tuvo su origen en el
Dada la enorme lista de causas que pueden domicilio del paciente o en el ámbito hospita-
ocasionar trastornos respiratorios a los pacien- lario y si el paciente ha recibido transfusiones
tes inmundeprimidos recurrimos a una serie de de hemoderivados (lo que orientaría a neu-
herramientas que nos permiten circunscri-bir las monitis por leucoaglutininas o por citomega-
posibilidades diagnósticas; además, es necesario lovirus).
realizar un diagnóstico etiológico con vistas a También es necesario obtener información
no utilizar drogas potencialmente tóxi-cas, sobre las profilaxis que está realizando el
minimizar el riesgo de sobreinfecciones y paciente (por ejemplo, si un paciente VIH posi-
167
B. STEEN
FIGURA 1. Rx tórax con patrón difuso FIGURA 2. Rx tórax con patrón focal en
intersticial bilateral (paciente VIH positivo con lóbulo superior izquierdo (paciente en
neumonitis por pneumocystis jiroveci). tratamiento cró-nico con esteroides por artritis
reumatoide con tuberculosis pulmonar).
tivo hace profilaxis para el Pneumocistis jiro- dantes líquidos endovenosos. Además, y como
veci con cotrimoxazol y no la ha abandonado, es ya hemos comentado antes, es necesario rea-
difícil que presente infección por dicho agen-te; lizar un abordaje sistémico también en la explo-
si se realiza profilaxis oral con quinolonas se ración; así, la presencia de nódulos cutáneos
pueden seleccionar cepas resistentes de similares a las metástasis tumorales se encuen-
Streptococcus viridans(35), el uso de fluconazol tran en las diseminaciones sistémicas de Nocar-
profiláctico en los pacientes sometidos a tras- dia y criptococo, la aparición de lesiones necró-
plante de médula ósea o de órgano sólido pare- ticas nasales sugiere mucormicosis, aspergilosis
ce estar relacionado con el aumento de casos de o bacilos Gram-negativos, y el eritema gangre-
aspergilosis invasiva, etc.) y los fármacos nosum sugiere sepsis por Gram-negativos. La
administrados, la dosis, la secuencia, así como afectación neurológica no es infrecuente, obje-
si ha habido radiación especificar el campo, la tivándose signos de meningitis en casos de crip-
dosis y el tiempo. tococosis, tuberculosis o neoplasia, mientras
La exploración física de un paciente inmu- que hay signos de encefalitis en la toxoplas-
nodeprimido con neumonía puede ser irrele- mosis o en la diseminación del virus herpes
vante, en ocasiones sólo encontramos crepi- simple. Las lesiones oculares orientan a CMV
tantes finos como signo de infiltrado incluso (manchas blanco-amarillentas parcheadas con o
aunque no haya manifestación en la radiogra-fía sin hemorragia en la retina), a candidiasis o
simple. El examen del enfermo nos va a a aspergilosis diseminadas (lesiones coroida-
permitir detectar signos de insuficiencia car- les)(10,11,15).
diaca congestiva, complicación frecuente en
estos pacientes en los que son frecuentes los Técnicas de imagen
problemas renales, se usan drogas cardiotóxi- Como se ha comentado anteriormente, exis-
cas, están en estado de shock y precisan abun- te tres patrones radiológicos básicos en estos
168
NEUMONÍA EN EL INMUNODEPRIMIDO
pacientes: difuso (Fig. 1), focal (Fig. 2) y nodu-lar
o cavitario. La realización de una radiogra-fía
simple de tórax es obligada, aconsejándose quísticas similares a los pneumatoceles en
completar el estudio con tomografía axial com- las zonas de “vidrio deslustrado”. Por su
putarizada de alta resolución (TACAR) en aque- parte, es característico de la neumonitis
llos casos con sospecha clínica de afectación por radiación la presencia de afectación
pulmonar con radiografía de tórax normal, pues-to parenquimatosa de bordes lineales que no
que diferentes estudios han puesto de mani-fiesto se corresponden a lími-tes anatómicos sino
que un porcentaje importante de estos pacientes a los márgenes del cam-po de radiación.
puede tener lesiones pulmonares no detectadas en
la radiografía simple con las con-siguientes Hallazgos de laboratorio y
implicaciones diagnósticas y tera-péuticas que esto técnicas serológicas
conlleva(36,37); así Heusel et al.(36) describieron que Aunque los hallazgos analíticos sean total-
el 50% de los casos de una serie de 87 pacientes mente inespecíficos, es obligado realizar a
consecutivos con neu-tropenia febril presentaban todos los pacientes un estudio analítico bási-co
lesiones pulmona-res en la tomografía que incluya hemograma, coagulación, bio-
computarizada (TC) no detectadas en la radiología química con función hepática, renal y dehi-
simple. Pero la TACAR no solo permite una mayor drogenasa láctica (LDH), y gasometría arterial.
definición radioló-gica del tórax, también permite Con ello obtendremos datos del grado de inmu-
elegir la mejor zona sobre la que realizar un nosupresión (por ejemplo en el caso de neu-
procedimiento diagnóstico invasivo y ayuda en el tropenia febril) y la afectación funcional (así la
diagnóstico diferencial entre distintas mayoría de los pacientes con neumonía por PCJ
enfermedades. presentan hipoxemia incluso sin afecta-ción
Aunque no existe ningún hallazgo radioló- evidente en la radiografía simple); aun-que no
gico patognomónico de ninguna entidad, si patognomónico, la presencia de nive-les
existen una serie de signos que si se objetivan elevados en suero de la LDH en pacientes con
son altamente sugestivos de ciertas patologí-as; sospecha de infección por PCJ apoya el
así, en el caso de la aspergilosis invasiva según diagnóstico(39).
avanza la invasión de los vasos sanguí-neos por
Los hemocultivos, aunque deben realizar-se
los hongos se produce la necrosis del tejido
de forma rutinaria, tiene un valor limitado a la
pulmonar y la creación de una zona de secuestro
hora de establecer el diagnóstico etiológi-co de
o zona de tejido desvitelizado; la ima-gen más
la neumonía en estos pacientes salvo que el
típica en estos casos es la de un nódu-lo y el
germen causal tenga alta propensión por la
“signo del halo”, una atenuación en vidrio
sangre, como es el caso del Sreptococ-cus
deslustrado que rodea a dicho nódulo, además
pneumoniae, o el paciente sea neutropé-nico.
del “signo de la corona de aire”, mani-festación En caso de sospechar determinados gér-menes
más tardía que representa la apari-ción de aire como la Nocardia o las micobacterias se deben
en la zona infartada pulmonar que se va usar medios de cultivo específicos.
retrayendo. El “signo del halo” también se Las técnicas serológicas convencionales
puede ver en las infecciones por Candida, CMV con las que se detectan los anticuerpos origi-
y herpes simple (38). En la infección por PCJ se nados en respuesta a antígenos microbianos
evidencia en la TACAR la presencia de áreas de específicos son de escasa utilidad en el diag-
atenuación en “vidrio deslustrado” con nóstico del paciente inmunodeprimido por dos
distribución perihiliar o geográfica que pueden motivos: en primer lugar la respuesta inmu-
progresar a zonas de consolidación según nológica de estos pacientes es muy escasa o
avanza la enfermedad; en paciente con SIDA y nula; en segundo lugar muchos de los orga-
PCJ es frecuente encontrar imágenes nismos oportunistas que causan infección en los
inmunocomprometidos son colonizadores
saprófitos que pueden generar respuesta inmu-
169
B. STEEN ganismos que son claramente patógenos como
es el caso del Micobacterium tuberculosis, la
nológica pero no clínica en la población Legionella sp o algunos hongos.
gene-ral, por lo que el número de falsos Mención aparte merece la identificación del
positivos es elevado; además, la demora en el Pneumocistis jiroveci. En el caso de los
tiempo en 3 o 4 semanas con estas técnicas pacientes VIH positivos con sospecha de neu-
no es acep-table sobre todo en este grupo de monitis por PCJ el esputo inducido mediante la
pacientes en los que la rapidez en establecer inhalación de suero salino hipertónico per-mite
un correcto diagnóstico es crucial. Si a esto realizar el diagnóstico con una sensibili-dad que
añadimos que con las técnicas serológicas varía según las series entre un 60 y un
“sólo encontramos lo que buscamos” es 90%(41,42); para ello es necesaria la visuali-
evidente que su uso es muy limitado(1-4,11). zación de los quistes o trofozoitos del PCJ
Mucho más prometedora es la detección de mediante técnicas de tinción convencionales o
antígenos, DNA o metabolitos microbianos en con la ayuda de anticuerpos monoclonales.
tejidos o fluidos corporales; así, por ejem-plo se Finalmente, hay que tener en cuenta el
pueden detectar antígenos de Legione-lla en análisis del esputo no tiene ninguna utilidad
esputo, líquido pleural o tejido pulmo-nar por cuando la etilología de los infiltrados pulmo-
inmunofluorescencia, antígenos capsulares del nares del inmunodeprimido no es infeccio-sa.
Cryptococcis neoformans en sue-ro, o antígenos Por este motivo y las limitaciones ante-
de Legionella o Streptococcus pneumoniae en riormente expuesta, se recurre habitualmente
orina. Estas técnicas, que en la actualidad son a otras técnicas diagnósticas para establecer
escasas y limitadas, permiten alcanzar un el diagnóstico etiológico del síndrome de
diagnóstico etiológico en los casos de neu-monitis febril en el paciente inmunocom-
neumonitis febril sin necesidad de recurrir a prometido.
exploraciones invasivas.
Técnicas invasivas
Examen convencional del esputo Si a pesar de la valoración inicial y las
El análisis de esputo mediante la tinción de exploraciones previas el diagnóstico sigue sien-
Gram y el cultivo es fundamental en el diag- do incierto se recurre a exploraciones más inva-
nóstico de la infección pulmonar. Sin embar-go, sivas. Estas técnicas se pueden realizar sobre
en los pacientes inmunodeprimidos y, sobre lesiones extrapulmonares (por ejemplo biop-sia
todo en los neutropénicos, es difícil obte-ner un de nódulos cutáneos) o sobre el pulmón. En el
esputo de calidad ateniéndose a la habi-tual caso que queramos obtener muestras directas de
proporción de leucocitos y células epite-liales las lesiones pulmonares tenemos que tener en
(se consideran esputos válidos para cultivo cuenta una serie de factores: la gravedad de la
aquellos que presentan más de 25 leu-cocitos y infección, el estado del pacien-te, la rapidez con
entre 10 y 25 células epiteliales por campo la que progresa, el tipo de infiltrado radiológico
microscópico con 100 aumentos(40)). Por otra y la disponibilidad de la técnica en el centro
parte, la vía respiratoria superior de estos correspondiente así como la experiencia de sus
pacientes está habitualmente coloniza-da por profesionales en reali-zarla. En líneas generales,
gérmenes, potenciales patógenos, entre los que cuanto más agre-siva una exploración, mayor
se encuentran virus como el CMV o el virus riesgo de com-plicaciones y mayor rendimiento
herpes simple, bacilos Gramnegativos como el diagnóstico. Las técnicas que vamos a revisar
Staphilococcus aerus, y hongos, sien-do difícil son la aspi-ración transtraqueal, la punción
determinar si son simples organis-mos aspiración transtorácica, la broncoscopia y la
colonizadores o si son causantes de enfer-medad biopsia pul-monar abierta. Cualquiera que sea
cuando se aíslan en el esputo. El esputo, no el procedi-
obstante, tiene un valor diagnósti-co innegable
cuándo se identifican microor-
170
NEUMONÍA EN EL INMUNODEPRIMIDO
miento empleado, la muestra recogida debe
ser procesada de forma correcta y rápida,
tan-to para estudios microbiológicos como un patógeno en el cultivo, de los otros 48 con
cito-histológicos, teniendo siempre en criterios de neumonía pero sin rendimiento
cuenta que su obtención se ha realizado diagnóstico, 44 recibían tratamiento antibió-
con riesgo para el paciente y que una nueva tico previo) y 105 no (de ellos 34 tuvieron
exploración pue-de no ser posible. cre-cimiento bacteriano, interpretándose en
16 de ellos como exacerbación de su
Aspiración transtraqueal (ATT) y punción bronquitis cró-nica).
aspiración transtorácica (PATT) En la PATT se realiza una aspiración pul-
La ATT es una técnica que permite obtener monar percutánea con agujas de 18-20 G, y está
secreciones del tracto respiratorio inferior, sin particularmente indicada en pacientes
que exista contaminación por las bacterias de la inmunodeprimidos estables, con buena fun-ción
orofaringe; es una exploración relativamente pulmonar y con lesiones nodulares o cavitadas
sencilla en manos entrenadas y para su reali- periféricas; la principal limitación de la técnica
zación no se precisan grandes equipos. Está es el escaso tamaño de la mues-tra y su alto
indicada cuando sospechamos patología bac- grado de complicaciones: según el estudio de
teriana, los estudios no invasivos previos no han Kamp y Glassroth(45) se produjo neumotórax en
sido diagnósticos (esputos, hemocultivos, etc.) y un 25% de los pacientes ana-lizados (rango 13-
disponemos de un técnico experto. Está
52%) y hemorragia signifi-cativa (entendida
contraindicada cuando: a) existe hipoxemia
como sangrado superior a 25-50 ml) en un 10%
(PaO2 menos de 70 mmHg con o sin oxígeno (rango 3-13%). Por ello, las contraindicaciones
suplementario); b) existe coagulopatía (pla- de la técnica serían: a) presencia de enfermedad
quetas menores a 100.000/mm3, actividad de pulmonar bullo-sa; b) presencia de ventilación
protrombina menor del 65%, tiempo de hemo- mecánica; c) diátesis hemorrágica; d)
rragia prolongado); c) el paciente no colabo-ra o hipertensión pul-monar severa; e) función
se niega; d) existe dificultad para la defi-nición pulmonar dismi-nuida y; f) falta de
anatómica del cuello o f) no disponemos de un colaboración y/o negativa del paciente. El
técnico experto(43). Las complicaciones más rendimiento de la PATT, mos-trando infección
frecuentes son enfisema subcutáneo (19%), o neoplasia, fue de un 65% (rango 35-88%).
neumomediastino (3%), hemoptisis (12%)(44,45).
La sensibilidad diagnóstica de este
procedimiento es cercana al 90% en manos Broncoscopia (FBC)
expertas con 1% de falsos negativos en aque- La fibrobroncoscopia es un procedimien-to
llos que pacientes que no han recibido trata- básico en la valoración de los pacientes
miento antibiótico previo y un 13% si lo han inmunodeprimnidos con infiltrados pulmo-
recibido; existe entre un 20 y un 50% de fal-sos nares; con ella se pueden diagnosticar enfer-
positivos sobre todo en pacientes con bron- medades infecciosas y no infecciosas y, aun-
quitis crónica, alteración del estado mental o que en muchas de estas últimas el diagnóstico
carcinoma broncogénico. El estudio más amplio es por exclusión, su tratamiento habitualmente
realizado analizando esta técnica es el de Barlett incluye corticoides, por lo que, antes de ins-
de 1977(46) en el que analiza 544 muestras taurar el mismo debemos descartar patolo-gía
obtenidas de 488 pacientes durante un periodo infecciosa no conocida (por lo que hay que
de 5 años; 56 muestras fueron des-echadas por realizar broncoscopia) ya que ésta se podría
presentar células epiteliales; de las 488 muestras exacerbar con la corticoterapia. Además,
restantes, 383 pacientes cum-plieron criterios de muchas patologías sólo pueden diagnosticar-se
neumonía (335 mostraron por esta técnica, como es el caso de la
hemorragia alveolar difusa. Permite, no sólo la
visualización del árbol traqueobronquial,
171
B. STEEN otros describen una eficacia similar para
ambos patrones, difuso y focal(48,51).
sino también la toma de diversas muestras como La broncoscopia es un procedimiento
el broncoaspirado (BAS), el cepillado razo-nablemente seguro: en una revisión
bronquial, el lavado broncoalveolar (LBA), la retros-pectiva publicada por Creedle et al. (52)
biopsia bronquial o la biopsia transbronquial en 1974 de 24.251 pacientes, la mortalidad
(BTB); todas estas técnicas son complementa- atribuible al procedimiento fue del 0,01%, si
rias aunque una puede estar más indicada que se realiza-ba una BTB era del 0,24%; en el
otra según el tipo de infección que sospeche- trabajo ya mencionado de Kamp y
mos o busquemos (por ejemplo, el PCJ se Glassroth(45) que revi-saba 14 estudios con
encuentra en los alvéolos por lo que para su un total de 511 pacien-tes inmunodeprimidos
diagnóstico el LBA tiene un mayor rendimiento a los que se realizó broncoscopia con BTB y
que el cepillado bronquial). En un estudio ya cepillado se produjo neumotórax en un 4%
clásico publicado por Baugman en 1994(47) se (rango 0-26%), mien-tras que en la revisión
realiza una revisión de la literatura comparando en este mismo trabajo de 10 estudios con 326
la eficacia de los distintos métodos para iden- pacientes a los que se les realizaba LBA no
tificar diversos tipo de organismos (escala de se produjo ningún neu-motórax.
puntuación de 0 a 3): así el LBA se mostró muy Las contraindicaciones de esta técnica
eficaz para la identificación del PCJ y el CMV, son fundamentalmente: hipoxemia severa
la BTB lo fue para la tuberculosis y el PCJ, el (PaO2
BAS para la Nocardia sp y el cepillo para las < 60 mmHg con oxígeno suplementario), diá-
bacterias; los hongos resultaron ser más difí- tesis hemorrágica no corregible, trombocito-
ciles de identificar, siendo la biopsia, como ya penia (menos de 50.000 plaquetas /mm 3), ure-
se comentó anteriormente, el método más efi- mia y status asmático; en pacientes con
caz para su identificación (puntuación de 2 en trombopenia y/o coagulopatía está contrain-
este trabajo). En un estudio realizado en pacien- dicada la BTB pero no el LBA; en los pacientes
tes inmunodeprimidos VIH negativos publi- sometidos a ventilación mecánica la BTB tie-ne
cado por Jain et al.(48), la rentabilidad de la FBC mayor riesgo por lo que se debe realizar con las
es del 56%; en este trabajo se describe una máximas precauciones.
eficacia diagnóstica similar del LBA y la BTB, Tras lo expuesto anteriormente se conclu-ye
siendo aún mayor si se combinan ambas téc- que si se sospecha etiología infecciosa de los
nicas. Pero la rentabilidad diagnóstica de la infiltrados pulmonares y no se obtiene el
broncoscopia en pacientes inmunocompro- diagnóstico con exploraciones no invasivas,
metidos con infiltrados pulmonares varía según está indicado realizar una FBC al menos para
las distintas series entre el 15 y el 93% sien-do toma de LBA y, a ser posible, con BTB, dada la
mayor cuando la etiología del proceso es gran eficacia diagnóstica de esta exploración y
infecciosa; esta dispersión es debida funda- el bajo número de complicaciones.
mentalmente a la heterogeneidad de los
pacientes incluidos en las diferentes series. Biopsia pulmonar abierta (BPA)
Existe más homogeneidad en establecer que, La BPA sigue siendo el gold standard para
dentro de las causas no infecciosas, la FBC es el diagnóstico de los infiltrados pulmonares en
diagnóstica en el 89% de las hemorragias el inmunodeprimido; en el trabajo de Kamp y
alveolares difusas(49). También existe discor- Glassroth(45) en el que se revisan 18 artículos
dancia entre las distintas series sobre la ren- con un total de 846 pacientes inmu-
tabilidad de la broncoscopia según como sean nodeprimidos sin SIDA, se consiguió un diag-
los infiltrados pulmonares; así, mientras algu- nóstico específico en un 64% de los casos
nos trabajos describen una mayor rentabilidad (rango 37-95%); en un tercio de los pacien-tes
diagnóstica de la FBC en los patrones pulmo- el diagnóstico obtenido fue inespecífico
nares difusos frente a los patrones focales(50),
172
NEUMONÍA EN EL INMUNODEPRIMIDO
(inflamación o fibrosis), el resto infección
o neoplasia.
Por las características de estos pacientes, tratamiento empírico, reevaluar al paciente
la morbimortalidad de la exploración es supe- pasadas 48-72 horas y si no hay mejoría y no
rior a la de otros. Por otra parte, solo en la hay diagnóstico se deben realizar métodos inva-
mitad de los casos los resultados obtenidos sivos; algunos autores defienden que si se sos-
llevan a un cambio en la actitud terapeútica. pecha patología fúngica como por ejemplo
Así en la serie de White et al. (53) de pacien- aspergilosis invasiva, se debe realizar de entra-
tes con neoplasia hematológica, en un 57% da una broncoscopia con LBA y BTB para
de los casos se produjo cambio en la decisión redu-cir la demora diagnóstica.
terapéutica, siendo el porcentaje menor en
aquellos los casos con neutropenia o que pre- APROXIMACIÓN TERAPÉUTICA
cisaban ventilación mecánica; este porcenta- La actitud ante un paciente inmunocom-
je baja al 29% en la serie de pacientes some- prometido con infiltrados pulmonares es algo
tidos a trasplante pulmonar publicada por compleja. La aproximación diagnóstica expues-ta
Weill et al.(54). en los apartados previos permite habitual-mente
En resumen, la realización de la BPA se circunscribir las posibilidades etiológi-cas; sin
debe individualizar valorando la morbimorta- embargo, debido a la gravedad de las infecciones
lidad de la técnica, si va a suponer un cambio pulmonares en este tipo de pacien-tes, al bajo
en el tratamiento, y si va a aumentar la super- rendimiento de las técnicas no inva-sivas y a la
vivencia del paciente. presencia de contraindicaciones para la realización
de técnicas invasivas, en algunos casos es
Algoritmos diagnósticos necesario realizar un tratamiento empí-rico (2,3).
En el mayor estudio publicado sobre bron- Estos casos son principalmente:
coscopia en pacientes inmunodeprimidos con 1. Enfermos con SIDA muy avanzado o
infiltrados pulmonares por Rano et al. (55) se des- en recaídas de leucemia mielogénica
criben 3 variables independientes a la hora de aguda, con expectativa de vida reducida
predecir la mortalidad: la mayor severidad de la por la gravedad del proceso primario.
enfermedad, la necesidad de ventilación 2. Leucemias que no se han manejado con
mecánica y el retraso en el diagnóstico; los dos quimioterapia y en los que la probabilidad de
primeros puntos no sorprenden, pero sí el ter- una infección oportunista es baja.
cero, siendo un hallazgo significativo que el 3. Trastornos de la coagulación no
retraso en el diagnóstico conlleva un mayor rie- corre-gibles.
go de muerte, con las consiguientes implica- 4. Paciente con función pulmonar
ciones que esto tiene. Puesto que las posibili- límite lo que hace que no puedan tolerar
dades etiológicas son múltiples establecer un exploraciones invasivas.
tratamiento eficaz y efectivo de entrada es difí- 5. Rechazo del paciente a
cil, por lo que es necesario realizar a la mayor exploraciones invasivas
brevedad posible las exploraciones diagnósti- El tratamiento empírico si el infiltrado
cas que reduzcan las posibilidades, siendo en radiológico es focal incluiría antibiótico para
muchos casos dudoso cuándo realizar las téc- cubrir la posible etiología bacteriana (pipe-
nicas invasivas. Hay diferentes algoritmos racilina-tazobactam o cefalosporinas de ter-
publi-cados (proponemos los algoritmos de las cera o cuarta generación con actividad antip-
figu-ras 3 y 4) sobre el manejo de este tipo de seudomona más un aminoglucósido),
pacientes y en la mayoría de ellos se aconse-ja añadiendo diferentes antibióticos en función
realizar de entrada las exploraciones diag- de si hay sospecha de determinados micro-
nósticas no invasivas pertinentes e iniciar un organismos: azitromicina o fluorquinolona
(levofloxacino por ejemplo) si se sospecha
Legionella, vancomicina para el S. aureus (o
173
B. STEEN
Realización de Rx tórax
Infiltrado focal Infiltrado difuso Normal
Antibióticos Antibióticos
específicos empíricos
Seguir algoritmo Plantear otras
(LBA/BTB) o PATT
Completar tratamiento 14-21 días Diagnóstico No diagnóstico
linezolid en aquellos casos resistentes), tuber- entrada cotrimoxazol para cubrir el PCJ; según
culostáticos para micobacterias, anfotericina se sospechen otros agentes etiológicos se aso-
B para Aspergillus, cotrimoxazol para PCJ y ciarán otros fármacos. En ambos casos, si el
ganciclovir para CMV)(56). En caso de infil- paciente evoluciona mal a las 48-72 horas de
trado radiológico difuso se iniciaría trata- iniciado el tratamiento y si los métodos
miento con antibioterapia para cubrir bac- diagnósticos realizados no proporcionan un
terias similar a lo descrito anteriormente y, si diagnóstico etiológico, se asociará al trata-
el paciente es VIH positivo, se asociaría de miento anfotericina B y vancomicina si no se
174
NEUMONÍA EN EL INMUNODEPRIMIDO
Antibioterapia empírica
– Piperacilina-tazobactam ó cefalosporina de tercera ó
cuarta generación + aminoglucósido
– Cotrimoxazol (sobre todo en VIH positivos)
– Azitromicina
Tratamiento específico
Valorar evolución en 48 horas
{
Buena Mala Broncoscopia con LBA/BTB
Diagnóstico
habían administrado desde el inicio. La dura- ciosa Pulmonar. Barcelona: Cuscó Arts
Gràfi-ques SA 1996. p. 47-62.
ción del tratamiento varía en función del agen-te
hallado, siendo la evolución desfavorable entre 4. Organización Nacional de Trasplantes.
http:// www.ont.es.
el 15 y el 50% de los pacientes.
5. Jemal A, Murray T, Ward E, Samuels A,
Tiwa-ri RC, Ghafoor A, et al. Cancer
BIBLIOGRAFÍA statistics, 2005. Ca: a Cancer Journal for
1. Zalacaín R, Gómez A, Bárcena I. Clinicians 2005; 55(1): 10-30.
Infecciones pulmonares en enfermos 6. Shorr AF, Susla GM, O’Grady NP. Pulmonary
inmunodeprimidos. En: Villasante C. infil-trates in the Non-HIV-Infected Immunocom-
Enfermedades Respirato-rias. Madrid: promised Patient. Chest 2004; 125: 260-71.
Ediciones Aula Médica 2002; 1: 367-76. 7. Rano A, Agustí C, Jiménez P, Angrill J,
2. Aspa FJ, Nieto MB, Espinosa MJ. Patología Beni-to N, Danes C, et al. Pulmonary
infecciosa pulmonar en el enfermo inmuno- infiltrates in non-HIV immunocopromised
suprimido y en el SIDA. En: Caminero JA, patients: a diagnostic approach using
Fer-nández L. Manual de Neumología y noninvasive and bronchoscopic
Cirugía Torácica. Madrid: Editores Médicos, procedures. Thorax 2001; 56: 379-87.
SA 1998; 2: 1451-77. 8. Hirschtick RE, Glassroth J, Jordan MC, Wilcosky
3. Aspa FJ. Infección en el paciente inmunosu- TC, Wallace JM, Kvale PA, et al. Bacterial pneu-
primido. En: VI Curso SEPAR. Patología Infec- monia in persons infected with the human
175
B. STEEN 21. Yale SH, Limper AH. Pneumocystis carinii
pneumonia in patients without acquiered
immunodeficiency virus. N Engl J Med 1995; immunodeficiency syndrome: associated
333: 845-51. ill-ness and prior corticosteroid therapy.
Mayo Clin Proc 1996; 71: 5-13.
9. Pizzo PP. Fever in immunocompromised
patients. N Engl J Med 1999; 341: 893-900. 22. Byrd JC, Hargis JB, Kester KE, Hospenthal
DR, Knutson SW, Diehl LF. Opportunistic
10. Manifestaciones pulmonares de la infección
pulmo-nary infections with fludarabine in
por el virus de la inmunodeficiencia humana.
previously treated patients with low-grade
En: Fraser RS, Müller NL, Colman N, Paré
lymphoid malignancies: a role for
PD. Diagnóstico de las enfermedades del
Pneuomocystis cari-nii pneumonia
tórax. Cuarta Edición. Editorial Médica
prophylaxis. Am J Hematol 1995; 49: 135-
Panamerica-na 1999; 3: 1617-73.
42.
11. Rubin RH. Pneumonia in the immunocom-
promised host. En: Pulmonary diseases and 23. Israel HL, Gottlieb JE, Schulman ES.
Hypoxe-mia with normal chest
disorders 2d ed 1988. New York: Ed Alfred
Fis-hman. Mc Graw Hill, 1745-60. roentgenogram due to Pneumocystis
carinii pneumonia. Diagnostic errors due
12. Bodey G, Bueltmann B, Duguid W, Gibbs to low suspicion of AIDS. Chest 1987; 92:
D, Hanak H, Hotchi M, et al. Fungan 857-9.
infections in cancer patients: an
international autopsy survey. Eur J Clin 24. Shanley JD, Jordon MC. Viral pneumonia
Microbiol Dis 1992; 11: 99-109. in the immunocompromised patient. Semin
Res-pir Infect 1986; 1: 193-201.
13. Wald A, Leisenring W, Burik J, Bouden RA.
Epidemiology of aspergillus infections in a 25. Tamm M. The lung in the immunocompromi-
large cohort of patients undergoing bone sed patient. Respiration 1999; 66: 199-207.
marrow transplantation.J Infect Dis 1997; 26. Goodrich J. A comparasion of
175: 1459-66. cytomegalovi-rus and community
14. Paterson DL, Singh N. Invasive respiratory ciruses in
aspergillosis in transplant recipients. immunocompromised patients. Am J Med
Medicine 1999; 78: 123-38. 1997; 102: 37-41.
27. Sternberg RI, Baughman RP, Dohn MN, First MR.
15. Características generales de la infección pul-
monar. En: Fraser RS, Müller NL, Colman N, Utility of bronchoalveolar lavage in assesing pneu-
Paré PD. Diagnóstico de las enfermedades del monia in immunosuppressed renal transplant
tórax. Cuarta Edición. Editorial Médica Pana- recipients. Am J Med 1993; 95: 358-64.
mericana 1999; 2: 689-723. 28. Torres A, Ewig S, Insausti J, Guergue JM, Xau-
16. Miller RF, Mitchell DM. Pneumocystis bet A, Mas A, et al. Etiology and microbial pat-
carinii pneumonia. AIDS and lung. Thorax terns of pulmonary infiltrates in patients with
1995; 50: 191-200. orthotopic liver trasnplantation. Chest 2000;
117: 494-502.
17. Hoover DR, Saah AJ, Bacellar H, Phair J, Detels
R, Anderson R, et al. Clinical manifestations of 29. Chin DP, Hopewell PC. Mycobacterial compli-
AIDS in the era of Pneumocystis carinii cations of HIV infection. Clin Chest Med 1996;
prophylaxis. Multicenter AIDS Cohort Study. N 17: 697-711.
Engl J Med 1993; 329: 1922-6. 30. American Thoracic Society. Diagnosis and
18. Delmas MC, SchwoebeL V, Heisterkamp tre-atment of disease caused by
SH, Downs AM, Ancelle-Park RA, Brunet nontuberculo-sis mycobacteria. Am J
JB. Recent trends in pneumocystis carinii Respir Crit Care Med 1997; 156: S1-S25.
pneumonia as AIDS-defining disease in 31. Singh N, Paterson DL. Mycobacterial tubercu-
nine european coun-tries: coordinators for losis infection in solid-organ transplant reci-
AIDS surveillance. J Acquir Immune Defic pients: impact and implications for manage-
Syndr Hum Retrovirol 1995; 9: 74-80. ment. Clin Infect Dis 1998; 27: 1266-77.
19. Beck JM, Rosen MJ, Peavy HH. Pulmonary 32. Campagna AC. Pulmonary toxoplasmosis.
complications of HIV infection. Am J Respir Semin Respir Infect 1997; 12: 98-105.
Crit Care Med 2001; 164: 2120-6. 33. Wallace JM. Viruses and other miscellaneous
20. Tietjen PA, Stover DE. Pneumocystis organisms. Clin Chest Med 1996; 17: 745-54.
carinii pneumonia. Seminars in Respiratory 34. Lessnau KD, Can S, Talavera W. Disseminated
and cri-tical Care Med 1995; 16: 173-83.
strongyloides stercolaris in human immuno-
176
deficiency virus infected patients: NEUMONÍA EN EL INMUNODEPRIMIDO
179
Índice de materias
Absceso pulmonar, 133 no farmacológicas, 115
Anaerobios, 134, 135 Estudios serológicos, 38
Antibioterapia empírica inicial,
122 Antigenuria, 35, 38
Aspiración, 134 Factores de riesgo, 73
silentes, 148
transtraqueal, 40
Hemocultivos, 35
Hidratación, 153
Hongos, 163
Bacteriemia, 36 Aspergillus, 163
BCYE-alfa, 35 citomegalovirus, 165
Biopsia pulmonar, 42 micobacterias, 166
Broncoaspirado, 41 Pneumocystis jiroveci, 164
Enfermedades debilitantes,
148 Envejecimiento, 147 Malnutrición, 148
Enzimoinmunoanálisis, 37, 38 Meningitis neumocócicas,
Epidemiología, 67 Esputo 49
Microinmunofluorescencia,
38 Mortalidad, 77
cultivo, 34
Gram, 34
inducido, 35
Estrategias de prevención
NAC en el anciano, 146
Neumonía
farmacológicas, 117
adquirida en la comunidad, 47, 67
181
asociada a ventilación mecánica,
R adiografía simple de tórax, 30
113 clasificación, 11
Reacción en cadena de la polimerasa
comunitaria: clasificación pronóstica, 15 (PCR), 39
crónica , 23 múltiple, 40
definición, 9 real-time, 40
diagnóstico diferencial, 18 Resistencia a
intrahospitalaria o nosocomial, 113 antibiótica, 47
clasificación, 17 β−lactámicos, 51
necrotizante, 133 macrólidos, 53
neumocócica, 49 penicilina, 47
recurrente, 23 quinolonas, 54
Neumonía nosocomial (NN), 103
asociada a ventilador, 104
Etiologia, 106 Seroconversión, 39
institucional, 104 Serotipos, 48, 49
precoz, 104 Síndrome
tardia, 104 atípico, 31
y mortalidad, 106 Lemierre, 135
No respondedores, 155 típico, 31
Streptococcus pneumoniae, 47